5 minute read

Una masculinidad agresiva en ¡Vámonos con Pancho Villa! (Fernando de Fuentes, 1936)

Next Article
Biographies

Biographies

Iván Brea

La película ¡Vámonos con Pancho Villa! (1936), dirigida por Fernando de Fuentes, es una antiépica1. basada en la novela homónima de Rafael Muñoz (1931) y se centra en la crueldad de Pancho Villa, retratándolo como un machista bruto, cruel e impetuoso. El retrato contrasta fuertemente con el legado que Pancho Villa intentó cultivar para sí mismo como héroe nacional bajo el contexto general de la Revolución Mexicana. La película cuenta la historia de un grupo de amigos conocidos como “los leones” que se enteran de la revolución y de Villa. Enamorados de la perspectiva de luchar por una causa heroica, lo abandonan todo para unirse a él. Luego, sufren la cruel realidad de la guerra bajo el mando de Villa a quien realmente no le importan “los leones” ni sus otros hombres. Después de una batalla exitosa, los soldados de Pancho Villa deciden celebrar su victoria bebiendo alcohol en una cantina donde se divierten. Por superstición, un soldado de Pancho Villa dice que no puede haber trece personas presentes y por lo tanto una persona debe morir. Deciden jugar un juego en el que se disparará un arma en la oscuridad y quien reciba el disparo morirá. También creen que el que sea menos valiente morirá. Melitón Botello es el blanco desafortunado y cuando dispara, decide “terminar el trabajo” y se suicida para demostrar que él fue el más valiente. En Cinesonidos: Film Music and National Identity

During Mexico’s Época de Oro, Jacqueline Avila argumenta que la novela de Muñoz y la película de Fuentes presentan nuevas vías de crítica a la Revolución que van contra la corriente del discurso nacional, pero hay un área en la que tanto la novela como la película ejemplifican la retórica nacionalista: el machismo. Y “according to Max Parra, Muñoz’s narrative focuses on the redeeming qualities of machismo in the lower- and working-class men during the Porfiriato who attempted to regain their masculinity through their revolt against the corrupt administration”

(Avila 209). Contrariamente a algunos análisis académicos de la película, yo argumento con esta escena que Fernando de Fuentes critica la naturaleza masculina de la Revolución Mexicana y el tipo particular de machismo mexicano. La ausencia misma de Pancho Villa de la secuencia de la cantina demuestra que las características fundamentales de la masculinidad tóxica pueden “contaminar” a otros. Así, Fernando de Fuentes logra su crítica retratando a los soldados de Pancho Villa como el epítome de una masculinidad tóxica que conduce a la muerte de forma literal mediante el uso de la narrativa (destacando el carácter complaciente de los soldados y la ausencia de Pancho Villa), los ángulos de cámara y el sonido en la secuencia de la cantina. Se despliegan varios planos durante el comienzo de la secuencia. La escena principal es un plano medio en el que un soldado de Pancho Villa describe el papel del juego y su eficacia. Esta toma neutral o a la altura de los ojos permite ver a un soldado allegado a Pancho Villa al otro lado de la mesa mientras los soldados lo miran y escuchan atentamente. Estos elementos le dan al espectador la sensación de que él también es parte de la escena, que está sentado y debatiendo en la mesa. A través del uso de una visión subjetiva, el espectador se ve obligado a involucrarse e imaginarse a sí mismo en la escena que representa la masculinidad tóxica. Esto permite que el espectador se sienta desempoderado e indefenso, lo que luego se enfatiza por el sentimiento de presión social del grupo. Así, el director obliga al observador a ser parte de una dinámica que es letal. Los elementos de la cámara de la secuencia enfatizan esto ya que “los leones” sirven como la voz de la razón debatiendo con el soldado principal los méritos o el propósito de juego. Cuando uno de los “leones” está hablando, la cámara proporciona un plano medio de ellos seguido de un contraplano del soldado de Pancho Villa seguido de otro león. Esto enfatiza que a pesar de que Pancho Villa no está presente en la escena, y que la escena no tiene lugar en el campo de batalla, la lucha, el espíritu y el deseo de ser valiente en la guerra siguen vivos. Además, su ausencia demuestra que las lógicas de la guerra continúan en los espacios de ocio. Al mismo tiempo, esto enfatiza la crueldad de los soldados de Pancho Villa y cómo las lógicas de la guerra son interiorizadas por la mayoría de sus soldados. Cuando Tiburcio no está de acuerdo con el punto del juego, el soldado principal argumenta que “la pistola disparará al cobarde más grande”. Es importante señalar que los otros hombres no están en desacuerdo con el pensamiento de los soldados de Pancho Villa. Esto demuestra que ellos también son complacientes y están de acuerdo con esta noción de valentía porque la valentía es muchas veces un valor aspiracional que se debe procesar para poder ser visto como masculino. Cuando se establece que llevarán a cabo el juego a la medianoche y esperarán hasta que sea la hora, la escena cambia al utilizar una toma en contrapicado y un plano largo con la cámara moviéndose lentamente. Esto le permite al espectador ver las múltiples botellas de alcohol sobre la mesa. Dado que beber a menudo se asocia con el principio masculino tóxico de desinhibir las emociones para formar una apariencia “dura” o una autosuficiencia extrema, la película enfatiza que todo el juego está conectado con la noción de masculinidad.

Durante la escena en la que se filma a Melitón Botello, el ángulo de la cámara está ligeramente por encima de Melitón Botello, lo que le indica al espectador que no se trata de una escena en la que Melitón Botello tenga dignidad ni poder. Todo lo contrario, indica que Melitón

Botello es humillado al ser visto como el menos valiente del grupo de acuerdo con la lógica del juego. Inmediatamente después, Melitón Botello decide demostrar que no es un cobarde. Charles Ramírez Berg describe esta escena afirmando, “one day in a bar they partake in a Russian-roulette contest of bravery with other dorados. The happy-go-lucky Melitón, nicknamed Panzón (Big Belly, played by Manuel Tamés), is seriously wounded and, to prove his manhood, commits suicide” (Ramírez Berg 70). Al mismo tiempo, es de mucha importancia enfatizar la música y el sonido de la película. “In the film adaptation, music in the form of popular songs and orchestral underscoring feature prominently. While the film visually transforms the Revolution into a moving canvas of violence and degradation, the musical track, functioning both diegetically and non-diegetically, recreates the period and shapes a carefully constructed aural atmosphere of the Revolution” (Avila 210). Inmediatamente después del suicidio de Melitón Botello, se produce una música no diegética, música que es drástica y melancólica a la vez que es inquietante y dramática. Esta música significa que su muerte no es un acto que debe elogiarse ni un acto de valentía sino que es un percance lamentable que en cierto modo no tuvo sentido. Fue el impulso masculino de parecer valiente que causó su muerte. La escena, junto con la música, luego cambia y las acciones de la cantina nunca más se mencionan. Esto permite que el espectador, junto con los personajes de la película, casi olviden lo que sucedió.

A través de esta secuencia de la cantina, se puede argumentar que la película critica a

Pancho Villa y la revolución mexicana en su conjunto como una persona y un conflicto que están conectados con la idea de una masculinidad que mata a través de los elementos cinematográficos y la narrativa en general.

Bibliografía

Avila, Jacqueline. Cinesonidos: Film Music and National Identity during Mexico’s Época de Oro. Oxford University Press, 2019.

Ramírez Berg, Charles. The Classical Mexican Cinema: The Poetics of the Exceptional Golden Age Films. First edition, University of Texas Press, 2015.

¡Vámonos con Pancho Villa!. Dirigida por Fernando de Fuentes, Cinematográfica Latino Americana, S.A., 1936.

This article is from: