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SUPLEMENTO MENSUAL

producción de revista

- publicación del colegio de arquitectos d1 JUEVES 29 DE

JULIO DE 2010 - AÑO 4

Nº44

Las celebraciones conmemorativas forman parte de los rituales que las sociedades establecen para reforzar memorias, identidades, sentimientos colectivos, pertenencias…, de algún modo actúan como un elemento que actúa en ocasiones puntuales, procurando no sólo recordar sino, sobre todo, religar, reunir, reconfirmar los vínculos que la historia de un colectivo social ha ido construyendo a través del tiempo. Los festejos en torno del bicentenario de la Revolución de mayo han tenido un pico de intensidad en los actos desplegados en la capital del país el último 25 de mayo. La ciudad tomada como escenario ha sido un importante y significativo modo de apropiación del espacio público, con gran convocatoria y una repercusión amplificada enormemente por la televisación. El análisis de este evento (junto con el comentario de la restauración del Teatro Colón) ha sido motivo central del suplemento que inicia esta serie dedicada a estos doscientos años de consolidación de una idea de patria. En este número, se presenta una obra de arquitectura, que ha sido asumida como motivo emblemático de estos festejos. Se trata de la rehabilitación del edificio que, a fines del siglo XIX fuera construido especialmente para albergar la sede del Correo Central de la Nación, el que será convertido en un gran centro cultural. Las comunicaciones postales y telegráficas, fundamentales para extender a todo el territorio nacional un modo de llegar a cada argentino en cada rincón del suelo patrio, también lo fueron para afianzar un orden y consolidar políticamente el vasto mapa del país. A fines del siglo pasado, los drásticos cambios producidos en las tecnologías de la comunicación y transferencia de información ocasionaron que el correo postal viera reducida su operatividad a niveles mínimos, con lo que la inmensa sede central quedó sobredimensionada. Por medio de un concurso internacional cuyo primer premio fue otorgado al estudio argentino B4FS, se planteó la necesidad, por un lado, de preservar una obra testimonial del pasado y de gran valor arquitectónico, proponiendo a su vez orientar su uso hacia el futuro, para albergar entonces otro tipo de comunicación, la que se establece a través de las manifestaciones artísticas. El proyecto para el Centro Cultural del Bicentenario tiene por lo tanto tres ejes de atención muy marcados: el de la preservación, el del proyecto nuevo, y el de la reestructuración del espacio público urbano. Acerca del primer aspecto, contamos con la colaboración del grupo de arquitectos asesores que acompañaron la propuesta ganadora del concurso y continúan asociados a la marcha de la obra. Respecto de los dos siguientes, el propio estudio B4FS nos ha proporcionado el material para editar este número. En ambos casos, deseamos expresar nuestro agradecimiento.

CENTENARIOS ESCENARIOS Y REPRESENTACIONES PARTE 2

Por último, analizando el recorrido que se planteó inicialmente en torno de la idea “0-100-200”, y viendo que hay una secuencia de lo general a lo particular, de lo inmaterial a lo concreto, establecida desde la performance callejera a la arquitectura, hemos decidido ajustar un poco más el foco para mostrar este tramo de la vida del país, acercándonos también al contexto local. Por ello, se ha decidido ampliar la serie a un tercer número que será publicado próximamente, esperando que el conjunto contribuya a reflexionar sobre la arquitectura, tanto en sus valores concretos como también sobre sus aspectos simbólicos. Concejo Editor


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EL PROYECTO DE CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN DEL ANTIGUO PALACIO DE CORREOS Y TELÉGRAFOS, EN RELACIÓN A LA REFUNCIONALIZACIÓN DEL EDIFICIO COMO

CENTRO CULTURAL DEL BICENTENARIO por Fernando GANDOLFI, Eduardo GENTILE, Ana OTTAVIANELLI(*)

El edificio y un origen traumático

No resulta novedoso que la vida material de los edificios trascienda la función que les dio origen; esta circunstancia es el leit motiv del reciclaje como práctica proyectual arquitectónica.

La construcción del edificio de Correos y Telégrafos se inició en 18891 bajo la dirección de Norbert Maillart, quien lo había proyectado “inspirado” en el Palacio de Correos de Nueva York. Las obras se detuvieron al año siguiente a raíz de la grave crisis económica desencadenada.

En el caso de la antigua sede del Correo Central, el desarrollo y difusión de nuevos medios de comunicación a lo largo del S XX y con mayor intensidad en las últimas décadas especialmente a partir de Internet- hizo que el tráfico postal tradicional disminuyera su volumen, al límite de resultar el edificio sobredimensionado e inadecuado para las actuales circunstancias.

Superada esa instancia, el Poder Ejecutivo propuso en 1906 retomar la obra, para lo cual se encomendó a Maillart revisar el proyecto sobre la base de un nuevo programa de necesidades, actualizando el esquema de funcionamiento. La nueva propuesta de Maillart implicó desarrollar un edificio mucho más vasto, modificando la orientación del frente principal que en el proyecto previo estaba dado hacia la actual avenida Leandro N. Alem (antiguo Paseo de Julio) “situándola hacia el costado sur, sobre la calle Sarmiento y frente a los jardines, de modo de obtener una perspectiva más extendida”.2 Asimismo el proyecto era mucho mas ambicioso en el plano urbanístico, dado que a la manera de las contemporáneas Grand Central Station de Nueva York (Warren & Wetmore) o la Pennsylvania Station de la misma ciudad (Mac Kim, Mead & White), establecía pasarelas de acceso peatonal sobreelevadas respecto a las calles y organizaba el edificio “como parte de un complejo urbanístico de gran jerarquía”.

(*) Arquitectos. Profesores Ordinarios e Investigadores del HiTePAC (Historia, Teoría y Praxis de la Arquitectura y la Ciudad) Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata. Asesores en conservación y restauración del proyecto de refuncionalización del Palacio de Correos y Telégrafos como Centro Cultural del Bicentenario (CCB) del Estudio BBBBFS, que obtuvo el 1º Premio en el Concurso Internacional, realizado en 2006.

Estas pasarelas –soportadas por porticados y columnatas y dotadas de amplias escalinatas- salvaban la fuerte pendiente entre las calles 25 de Mayo y Alem (unos 6 metros) y permitirían dejar por debajo las vías de tránsito vehicular. Maillart había

La equina de Corrientes y Bouchard en junio de 1917. (Fuente: CICOP)

créditos Editor responsable: Colegio de Arquitectos de la provincia de Santa Fe / D1 - Santa Fe presidente: vicepresidente: secretario: tesorero: vocales titulares:

Arq. Mario Daniel ANSELMI Arq. Francisco Daniel GONZALEZ Arq. Graciela Verónica MANTOVANI Arq. Silvia Mónica MEYER Arq. Hernán BUSANICHE ITURRASPE Arq. Sebastián Ignacio GUZZETTI

Consejo Arq. Mario Daniel ANSELMI editor: Arq.Carlos FALCO Arq. Ruben MARTINEZ LEDESMA Arq. Alberto MAIDANA Arq. Luis A. MÜLLER Dra. Arq. María Laura TARCHINI Compilación y coordinación general: Consejo Editor

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expresado en su memoria de 1908 que su intención era “crear dos pisos bajos, uno al nivel del Paseo de Julio, para la circulación de los carros del correo, y otro a la altura de los puentes, para evitar al público bajar la profunda barranca”. En noviembre de 1911 Maillart se desvinculó de todos los trabajos en Buenos Aires y la DGA (creada en 1907) se hizo cargo de allí en delante de la elaboración del proyecto. Al igual que en el Colegio Nacional, la DGA debió redibujar todos los planos 1- El edificio surgió de la propuesta del director de Correos Ramón J. Cárcano al P.E.N. en 1888, basada en la necesidad de contar con una sede acorde a la importancia y crecimiento de los servicios que brindaba el organismo y centralizar la administración de sus actividades. Para ello solicitó un proyecto al ingeniero Francisco Tamburini, quien estaba a cargo de la construcción de varios edificios públicos – entre ellos la Casa Rosada -. Este rechazó el ofrecimiento por lo que, Cárcano, encomendó el proyecto a Norbert Maillart, quien para conocer y estudiar los últimos palacios de correos realizados en el mundo, viajó a Nueva York, Berlín, Londres, Bruselas y Berna. 2- Nótese que la idea de parque lineal o Parque del Bicentenario que forma parte de la propuesta de reestructuración urbana del trabajo premiado en el Concurso Internacional de Anteproyectos, potencia este concepto al plantear “Un paseo público que integra los espacios verdes existentes, desde la Plaza Roma hasta la Plaza A. P. Justo, con los nuevos jardines y Plaza de la Artes propuestos, conformando un espacio cívico de largas visuales y áreas de programas recreativos. Se trata de una grilla, resignificada por ejes y diagonales, mejor adaptadas al cambio histórico sin perder identidad,…” y, respecto a la Plaza de las Artes “Un espacio neutro y claro destinado a integrar el edificio, con su fachada principal como telón de fondo, con los distintos jardines que componen el Parque del Bicentenario. Esta plaza seca, espacio institucional de acceso al centro cultural esta enmarcada por dos fuentes con cien jabalinas de acero inoxidable de 20 metros de alto cada una que con sus movimientos generan sonidos acampanados que conmemoran la celebración del Bicentenario “. Estudio BBBBFS; Memoria de Concurso, 2006.

Palacio de Correos y Telégrafos Maqueta del proyecto de Norbert Maillart, con pasarelas y podio. y replanteó los entrepisos que pasaron a ser de losas de hormigón, armadas por lo general en una dirección, salvo en el caso de las escaleras (sistema constructivo que con la contemporánea Galería Güemes de Gianotti había acreditado gran suceso). La cimentación primitiva, que se preveía con macizos de hormigón de piedra, fue reemplazada por pilotes de cemento armado y una losa que une las cabezas de los mismos. Asimismo, “produjo modificaciones sustanciales, principalmente vinculadas al reemplazo de la estructura portante de gruesos mampuestos, por un esqueleto metálico, disminuyendo considerablemente la magnitud de las cargas”.3

VIDRIOS.CRISTALES “Siempre presente en las grandes obras de nuestra región”

Hacia 1916 se interrumpieron las obras aproximadamente hasta el final de la Primera Guerra Mundial. La DGA introdujo otra serie de modificaciones importantes: encontrándose muy adelantado el montaje del esqueleto metálico, el Poder Ejecutivo, por razones de economía, hizo suprimir los puentes y calles a alto nivel, por lo que los locales que originalmente eran entradas y vestíbulos en planta baja pasaron a ubicarse en el segundo piso (por ejemplo: los actuales ventanales sobre la calle Sarmiento, habían sido concebidos originalmente como entradas al vestíbulo); se subdividió en altura a estos locales agregándose entrepisos para destinarlos a oficinas; se demolieron los entrepisos para convertir los locales

secundarios del 1er. y 2do. subsuelo en vestíbulos destinados a las entradas principales y a los grandes halls donde se instalarían las ventanillas. Como no se deseaba cambiar la arquitectura exterior, se agregó un nuevo basamento cuya altura abarcó la diferencia de nivel entre la Avenida Leando N. Alem y la calle 25 de Mayo, es decir, el piso bajo y el primer nivel. Este es el motivo por el cual este edificio cuenta con un basamento tan alto y la razón por la cual el orden comienza al nivel del piso 4°. Estas modificaciones fueron realizadas por la Dirección General de Arquitectura, con la colaboración de los arquitectos Juan Comelio Van Dorsser, Gastón Jarry y Moisés Tcherniavsky. La etapa final de los trabajos se

reinició a partir de 1923, al comienzo de la Presidencia de Marcelo T. Alvear, quien impulsó la obra hasta que en 1928 se dió por finalizada. A pesar de todos estos cambios, la expresión arquitectónica del edificio no fue substancialmente modificada. Los exteriores siguieron las líneas establecidas por el arquitecto Maillart en su segundo proyecto y los interiores pueden considerarse como variaciones sobre el estilo Luis XVI, característico de la arquitectura pública argentina –y de buena parte de la privada- del primer tercio del siglo. 3- Tella, Guillermo. (1996), “El Palacio de Correos. Entre lo ideal y lo posible”. Buenos Aires: Revista Vivienda N° 411 (octubre), Sección “Historiando... Arquitectura”, pp.136-140


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El proyecto de conservación y restauración En el marco de una compleja trama de toma de decisiones referidas, entre otros aspectos, a la valoración del bien, a premisas teóricas o aspectos eminentemente técnicos, el proyecto de conservación y restauración contempló el criterio de mínima intervención en aquellos ámbitos de mayor significación –y consecuentemente mayor grado de protección- ubicados en el sector ceremonial, mientras que las transformaciones mas radicales salas sinfónica, ámbitos museológicos y diversas funciones y múltiples espacios ligados al nuevo programa- se insertan en el antiguo sector de servicio, potenciando el contraste con el plano perimetral de fachada, conservado en forma integral. La operación técnica orientada a conservar y restaurar los valores originales del edificio se enmarca en el concepto que en italiano se conoce como riprìstino4 que consiste en un conjunto de tareas específicas en relación a cada componente de la obra que permita recuperar sus valores originales contemplando su autenticidad. Así, el conjunto de acciones de intervención material sobre la obra estuvo orientado no sólo a conservar sus atributos técnicos y estéticos, sino a optimizar sus prestaciones funcionales. De acuerdo a los principios desarrollados en documentos, cartas y recomendaciones avalados internacionalmente para orientar las acciones de planificación, ejecución y control de las obras a desarrollar en los edificios y conjuntos de carácter histórico, nos propusimos que el proyecto de conservación y restauración garantice: a) la autenticidad del diseño, los materiales y la construcción originales dado que es un factor cualitativo esencial en relación a la credibilidad de las diferentes fuentes de información que se tienen tanto del interior como del exterior de una obra que pertenece al patrimonio cultural. En este caso, la autenticidad ha sido afectada a lo largo del tiempo por el reemplazo de componentes originales y la adición de elementos no compatibles. Por tanto, preferentemente las piezas existentes y originales no deben ser reemplazadas -en principio- por otras nuevas, a menos que su deterioro torne en su mayor parte inviable su recuperación, ni aun argumentando que sea del mismo material e igual configuración.

CENTRO CULTURAL BICENTENARIO : Fachada sobre Avda. Corrientes plano del relevamiento de patologías y desajustes coordinado por la Arq. Ana Ottavianelli (Proyecto de restauro) Aun cuando en el propio edificio se habían realizado intervenciones hace pocos años, en un sentido contrario al antedicho, estas no fueron tomadas como un antecedente que justifique acciones futuras. b) la autenticidad se evidencia a través de la legibilidad que significa poder distinguir –prudentemente- los trabajos de intervención realizados respecto a los sectores originales sometidos básicamente a trabajos de conservación. En efecto, el edificio requirió la incorporación de elementos complementarios para adecuar algunos componentes (aberturas, barandas, ascensores, accesos, etc.) a las condiciones del cambio de uso y los estándares vigentes de seguridad y accesibilidad (supresión de barreras arquitectónicas). El proyecto partió de la premisa de contemplar estas exigencias, resolviéndolas con la menor intervención posible y protegiendo la autenticidad del conjunto a través de la legibilidad de los nuevos componentes incorporados. c) esta distinción que permite la legibilidad de lo nuevo, restaurado,

etc. respecto a lo original, en todos estos casos debe contemplar la compatibilización de lo nuevo con los valores originales de la obra. d) las transformaciones introducidas contemplaron la realización de la mínima intervención posible para que los sectores de la obra protegidos se conserven tal como han llegado a nuestros días. e) en los trabajos de integración, reintegración, consolidación y en las transformaciones introducidas, las piezas o materiales que se incorporen deben poder ser retirados, siempre que este retiro sea compatible con la lógica constructiva del conjunto en el que hallaban. Este principio se conoce como reversibilidad. En este caso el límite a las intervenciones de transformación quedó determinado fundamentalmente por no alterar su imagen externa, a excepción de aquellas que fueran estrictamente necesarias para proveer condiciones de seguridad, higiene y confort compatibles con el uso a que se destinará el edificio, e interna (los vestíbulos, halles, escaleras, salones

y galerías) con prácticas tales como realizar nuevos vanos o incorporar nuevos volúmenes o aumentar pragmáticamente la superficie a partir de la construcción de entrepisos. La premisa del proyecto de restauración fue responder al nuevo programa de necesidades de una institución cultural contemporánea brindando condiciones de habitabilidad y confort acordes al desarrollo tecnológico actual, conservando las cualidades morfológicas, tipológicas, espaciales, lingüísticas y materiales originales de la obra.

Final abierto Las obras se encuentran en ejecución y la principal etapa de los trabajos de conservación y restauración ha sido inaugurada en el marco de los festejos del Bicentenario de la Revolución de Mayo. Afortunadamente el Estado asumió la responsabilidad de resignificar un edificio de gran valor patrimonial, iniciando un nuevo ciclo de uso social a partir de un programa que potencia sus características arquitectónicas.

Del valor de la obra como un hito urbano da cuenta el que fuera tomada como referencia al proyectar los edificios de la Aduana y del antiguo Ministerio de Guerra; en este sentido, queda pendiente la materialización de la propuesta urbana ganadora del concurso, orientada a integrar estos edificios, fragmentos significativos del proceso histórico de nuestro país.

4- Regresar un objeto o cosa al estado en que se encontraba al principio. Deriva del latín Prìstinus.

4 de enero 1980 - Santa Fe - cel: 0342-156982727

www.eduardolaporta.com.ar


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CARTAS DEL PASADO HACIA EL FUTURO EL PROYECTO PARA CONVERTIR EL PALACIO DE CORREOS EN “CENTRO CULTURAL DEL BICENTENARIO” Arq. Luis

MÜLLER

Escasas son las oportunidades de intervenir en edificios de tal magnitud y trascendencia. El concurso para realizar una profunda transformación del Correo Central de la ciudad de Buenos Aires, convirtiéndolo en un gran centro cultural, significa el enorme compromiso de trabajar en una escala de dimensiones inusuales (12.500 m2 de terreno y más de 70.000 m2 de superficie construida), sobre una obra que en 1997 fuera declarada Monumento Histórico Nacional, realizada en términos de un refinado academicismo, con una materialidad de elevada calidad y en un entorno urbano altamente significativo. Como si esto no fuera suficiente, a ello se suma su nueva condición simbólica al asumir la representación de la celebración del bicentenario de la Revolución de Mayo y un radical cambio de funciones, incorporando un programa arquitectónico adecuado a las complejidades y requerimientos propios de la industria cultural del siglo XXI. El edificio, proyectado como correo central a fines de la década de 1880 por el arquitecto francés Norbert Maillart (alumno destacado de Julian Guadet, un referente ineludible de la École de Beaux Arts), con una resolución arquitectónica acorde a las expectativas de un país que la clase dominante de esa generación imaginaba, será convertido en sede de organismos culturales, áreas de museo, salas de concierto, espacios para exhibiciones y actividades performativas, entre otras funciones que aspiran a alojar las actuales y futuras acciones que la cultura contemporánea produce, cargadas de una cada vez mayor diversidad de productos y expresiones, y una creciente complejidad tecnológica. Emplazado en la manzana situada entre las actuales avenidas Leandro N. Alem y Corrientes y las calles Bouchard y Sarmiento, su proximidad con el área de la Casa de Gobierno y la Plaza de Mayo -centro neurálgico de la vida política del país, con el que el edificio se relaciona mediante una zona de espacios verdes- confiere al sitio un fuerte sentido histórico y cívico; la cercanía con el área cultural-recreativa de fuerte tradición porteña que se desarrolla en las inmediaciones, constituye un atractivo polo de sociabilidad y recreación en tanto que, en el otro flanco, se perfila el renovado sector de Puerto Madero,

que conjuga aspectos que van desde el mundo de los negocios a la atracción turística. Si a todo ello se agrega que el sector se encuentra problematizado por un conflictivo flujo de tránsito, puede considerarse que estos factores, entre otros, hacen hoy del contexto de situación una provocativa oportunidad para redefinir no sólo el objeto arquitectónico aislado, sino también para incorporar un pensamiento inclusivo y propositivo, que posibilite un nuevo ordenamiento espacial para la ciudad.

El concurso El concurso para refuncionalizar el Palacio de Correos, de carácter internacional, fue organizado conjuntamente por el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, la Secretaría de Cultura de la Nación, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Sociedad Central de Arquitectos; la convocatoria resultó exitosa, a punto tal que fueron presentados cuarenta proyectos, nacionales y extranjeros. El jurado, cuyo fallo se conoció en noviembre de 2006, estuvo presidido por el arquitecto Ramón Sanabria Boix, de Barcelona e integrado además por Carlos Berdichevsky, Javier Fernández Castro, Mederico Faivre, María Teresa Egozcue, Edgardo Minond, Mario Linder y José Ignacio Miguens. El equipo que obtuvo el primer premio estuvo conformado por los arquitectos argentinos Enrique Bares, Federico Bares, Nicolás Bares, Daniel Becker, Claudio Ferrari y Florencia Schnack (B4FS Arquitectos), contando con el asesoramiento de Margarita Charrière en cuestiones urbanísticas, Graciela Silvestri en lo que hace a teoría y, en preservación patrimonial, Fernando Gandolfi, Eduardo Gentile y Ana Ottavianelli, además de los diversos consultores en estructuras, instalaciones, acústica y las diferentes especialidades que un proyecto de esta complejidad y dimensiones requiere. Cabe mencionar que el estudio B4FS se conformó en 2006 con motivo de la presentación de este concurso, mediante la asociación de dos equipos que contaban ya con una importante trayectoria. A partir de esa circunstancia, han continuado desarrollando proyectos y concursos logrando importantes premios y


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reconocimientos, tanto nacionales como internacionales. Por sus implicaciones con el medio local y regional, conviene destacar que el arquitecto Nicolás Bares es profesor de la Maestría en Arquitectura de la FADU/UNL, quien en el próximo mes de agosto estará a cargo del “Taller de Proyecto Arquitectura y Ciudad”.

El programa Las bases y condiciones del concurso hicieron de la cuestión patrimonial un eje central del tema. La consideración sobre la condición de monumento histórico del edificio y la relevancia de su arquitectura fueron determinantes para condicionar fuertemente estos aspectos de la intervención. El programa de necesidades, redactado con precisión, en lo que refiere a funciones destinadas a eventos musicales comprendía una sala de conciertos sinfónicos de gran capacidad, de entre 2.000 y 2.200 localidades, capaz de albergar una orquesta de 120 músicos, un coro de 150 integrantes y un órgano de tubos. A ello se sumaba una sala de cámara de 700 plazas, tres auditorios de diferentes tamaños y una serie de salas de ensayo. Una cantidad de espacios diversos serían destinados a exhibiciones de arte, muestras temporales, performances, etc., en tanto que la historia del Correo estaría representada por un área para el Museo de Correos y Telecomunicaciones. A esta ya de por sí compleja lista de actividades, se les añade una cantidad de sedes para diversos organismos culturales, las necesarias áreas administrativas y los espacios gastronómicos y otros servicios. En suma, una intrincada trama de funciones a ser organizada dentro de una inmensa caja arquitectónica preexistente.

primer subsuelo

planta baja

corte longitudinal

El Proyecto (Texto proporcionado por el estudio B4FS) Las propuestas para revitalizar el entorno urbano El espacio en el que se ubica el edificio está ligado al núcleo cívicopolítico más importante de la ciudad y de la nación, la Plaza de Mayo. Se encuentra, además, limitado por la calle Corrientes, cuya tradición ligada a la cultura popular se intenta revitalizar, y a un paso del área recreativa-turística de Puerto Madero. En esta área se encuentran

corte perspectivado


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segundo piso

sexto piso

Fuerza Bruta en los festejos del Bicentenario - ciudad de Buenos Aires

numerosos edificios públicos y privados cuya importancia fue central en la cultura argentina. Edificios de gran valor histórico ligados al entretenimiento, la cultura, el comercio, la hotelería, la educación y la investigación que en la actualidad hacen de esta zona un lugar atrayente para el turismo nacional e internacional. Se trata de elementos diversos, hoy relativamente aislados, pero que bien podrían potenciarse redefiniendo su entorno urbano, tal como lo plantea esta propuesta. El nuevo Centro Cultural del Bicentenario jugará un papel fundamental en la revitalización del área, convirtiéndola en un nodo cultural convocante. La idea para el área consiste en la creación del Parque del Bicentenario, un paseo público que integra los espacios verdes existentes desde la Plaza Roma hasta la Plaza A. P. Justo, con los nuevos espacios propuestos de jardines y la Plaza de las Artes, conformando un espacio cívico de largas visuales y áreas recreativas. Este parque lineal norte-sur está atravesado en su centro por el eje simbólico-institucional formado por el Congreso, la Avenida de Mayo y la casa Rosada. La propuesta plantea un reordenamiento del sistema de movimientos que contribuye a la necesaria disuasión del automóvil en el centro urbano y al ordenamiento general del transporte público. El Parque del Bicentenario juega un papel regenerador como pulmón para el área micro-centro y un papel didáctico, contribuyendo a la sociabilidad ciudadana, al encuentro con el otro y al contacto con las novedades culturales, artísticas y recreativas, generando un nuevo polo de atracción para la ciudad. ¿Cómo será el nuevo edificio? La propuesta entiende al nuevo Centro Cultural del Bicentenario como una pieza clave en la conformación den nuevo Parque del Bicentenario. El viejo Correo se convierte así en un espacio activo, permeable y vibrante, transformando su condición de edificio-objeto en edificio-ciudad. Un sistema de espacios públicos, las “plazas temáticas” vinculan los programas culturales contemporáneos con las áreas más significativas del edificio histórico. El proyecto comprende esencialmente dos tipos de intervención: la restauración de las fachadas y de las áreas nobles del edificio, declarado Monumento


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IMAGENES EN PRESTAMO PARA PUBLICACION Prohibido alterar, recortar o transmitir las imágenes a terceros sin autorización previa de B4FS fotos actuales: Facundo de Zuviría/B4FS / fotos históricas: Museo Postal y Telegráfico/CeDIAP / foto socios: Fernando Dvoskin/B4FS Derechos reservados. B4FS Arquitectos 2008

Histórico Nacional, que generará un contraste con el segundo tipo de intervención: los programas arquitectónicos contemporáneos. Las fachadas y las áreas palaciegas serán preservadas en su estado original y puestas en valor. El área industrial del edificio será parcialmente horadada para generar el vacío que alojará los nuevos programas. Siguiendo una lógica de objetos análogos, el nuevo espacio estará definido por tres elementos singulares: dentro del vacío que se generará en el área industrial, una “jaula” tectónica definirá una nueva fachada, transición entre el pasado y el presente. Jugando con el paralelo de los grandes candelabros suspendidos en halles y salas teatrales, las grandes salas de exhibición estarán albergadas en el “chandelier contemporáneo”. La Gran Sala Sinfónica estará contenida dentro de un objeto monolítico que carece de aristas, la “Ballena azul”. Por sus dimensiones, este objeto que emerge suspendiéndose en el aire, ocupa un lugar central en la composición. La revalorización de la cúpula convierte un espacio residual en uno de los puntos más significativos del Centro Cultural del Bicentenario. Además de servir de escenario para actividades culturales, este nuevo espacio se transformará en el símbolo del espacio cívico nacional.

Las obras Un ligero repaso por la situación actual de las obras, nos permite mencionar su estado de avance: Han sido realizadas en un 100% y en parte fueron motivo de una inauguración parcial en el marco de la celebración del Bicentenario: - recuperación y puesta en valor de las fachadas sobre calle Sarmiento y Av. Leandro N. Alem. - recuperación y puesta en valor del área noble del edificio (hall de acceso, salón de los escudos y salón Eva Perón) y su refuncionalización para adecuarse a las nuevas funciones del programa de Centro Cultural. - Reciclaje de la cúpula principal y su refuncionalización como espacio para expresiones artísticas. Se encuentran en proceso: - Desmonte y desarme de las áreas industriales. - Demolición de las áreas industriales (zonas de sistemas de transportes verticales, y patio central). - Armado del encofrado metálico de la Sala Sinfónica. Si bien no hay una fecha definitiva de inauguración se están desarrollando las tareas de acuerdo al programa de construcción establecido.

Autores: Enrique Bares, Federico Bares, Nicolás Bares, Daniel Becker, Claudio Ferrari y Florencia Schnack arquitectos EQUIPO General manager: ing. Pedro Miguel Martin / Project manager: arq. Federico García Zúñiga / Cad manager: arq. Gustavo Bennun / Coordinación: arq. Uriel Jáuregui, arq. Carlos A. Ucar / Arquitectos senior: arq. Alejandro Casas, arq. Sergio Cavalli, arq. Raúl R. Liberotti, arq. Inés Loviscek, arq. Darío Tigalo, arq. Mauricio Aguirre, arq. Fernando Belazaras, arq. Marco Macrelli, arq. Nicolás Pinto da Mota / Arquitectura: arq. María del Pilar Boland, arq. Luciana Ferro, arq. María Ibarlucía, arq. Carolina Marchesi Matteazzi, arq. Pedro Peña y Lilio, arq. Flavia Racconto, arq. Facundo López, arq. Lila Scalise, Martín Barreneche, Estanislao Guitiérrez Arranz, Fermín Pereyro / Maquetas: Jorge Aguilar, Matías Cajarabilla, Federico Martín, Juan Sebastián Rivero Soriano, So Young Kuon / 3D: Pablo Dal Pra, Juan Ignacio Derrasaga / IT: Juan Jáuregui / Prensa: Lucas Antich / Administración: lic. Guillermina Stazzone, lic. Luján Hours, lic. Laura Becker, Agustina Stazzone, Lorena De Luca, Pablo Milman Asesores: Estructuras Jaime Lande & asoc. | HVAC ing. Julio A. Blasco Diez | acústica ing. Rafael Sánchez Quintana, ing. Gustavo Basso | iluminación Estudio Diz | circulaciones verticals ing. Roberto Pap | preservación y restauro Gandolfi – Gentile arquitectos | señalética Estudio García Balza | instalaciones sanitarias Labonia & asoc. | cómputo y presupuesto Luis María Grau | carpinterías Estudio Gigli


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