Comercio y Género

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trade policy brief

Comercio y Género

Mayo 2021

l comercio puede afectar de formas distintas a mujeres y hombres, por lo que es necesario E entender mejor los efectos de la política comercial en las mujeres, como trabajadoras, consumidoras y emprendedoras. l comercio reduce los precios, lo cual beneficia a los hogares de menores ingresos, entre los que E las mujeres tienen una presencia desproporcionada. Facilitar el comercio beneficia en particular a las empresas que son propiedad de mujeres, ya que esas empresas suelen ser de menor tamaño y tener peor financiación que aquellas cuyos propietarios son hombres. valuar el impacto de una apertura de los mercados según distintos acuerdos comerciales E requiere buena información sobre los sectores en los que las mujeres trabajan y son propietarias de empresas. os acuerdos comerciales pueden incluir disposiciones que fomentan la participación de L las mujeres en el comercio, lo cual puede generar más crecimiento económico y mejorar la competitividad, además de reducir la desigualdad. a OCDE ha desarrollado un nuevo marco para ayudar a los países a evaluar el impacto de L género de sus políticas comerciales y asistirlos en sus intentos de fomentar la implicación de las mujeres en el desarrollo de esas políticas.

¿Cómo afectan a las mujeres el comercio y la política comercial? El comercio puede afectar a mujeres y hombres de formas distintas, en gran medida por las diferencias en su situación inicial. Por ejemplo, mujeres y hombres trabajan en sectores distintos: en los países de la OCDE, las mujeres tienden a trabajar más en los servicios que en la industria o la agricultura, y muchas veces constituyen la mayoría de la fuerza de trabajo en servicios poco aptos para el comercio, como la salud, la educación y la administración pública. Dicho eso, cuando se tiene en cuenta la participación “indirecta” en el comercio (es decir, cuando se incluyen los sectores que aportan inputs a otros sectores que sí exportan), el porcentaje de mujeres involucradas en el comercio se multiplica por más de 2 (Gráfico 1). Los acuerdos comerciales pueden abrir mercados extranjeros a bienes y servicios de sectores con una gran proporción de trabajadoras o propietarias de empresas, lo cual generaría nuevas oportunidades para las mujeres. A su vez, esos acuerdos también pueden dar paso a una

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nueva competencia de las importaciones en los sectores en los que trabajan más mujeres, lo cual incrementaría la presión para hacer ajustes y lograr una producción más competitiva. En ambos casos, los efectos en las mujeres dependerán también de la medida en que las políticas nacionales promuevan la adaptación o brinden condiciones que fomenten la capacidad de las mujeres para aprovechar nuevas oportunidades comerciales. La política comercial afecta a las empresas con propietarias mujeres de formas distintas que a aquellas cuyos propietarios son hombres, porque las empresas propiedad de mujeres suelen ser de menor tamaño, tener menos trayectoria y contar con peor financiación. Las emprendedoras también tienen menos acceso a redes profesionales que puedan brindarles apoyo y asesoramiento, y suelen tener también menos experiencia en gestión que los hombres, normalmente por el “techo de cristal”. Las pequeñas empresas (en las que se concentran

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las mujeres) tienen menos capacidad para lidiar con procedimientos administrativos complejos y poco transparentes para importar y exportar que las empresas más grandes, que cuentan con más personal especializado o pueden contratar asistencia con mayor facilidad cuando la necesitan. Los procesos burocráticos complejos, por lo tanto, inhiben especialmente la capacidad de participar en el comercio internacional de las empresas pequeñas (incluidas muchas que son propiedad de mujeres). Otra vía por la que el comercio afecta a personas y hogares es la provisión de una mayor variedad de bienes y servicios a precios más bajos. En principio, los precios más bajos tienen un impacto similar en las mujeres y los hombres. Sin embargo, las mujeres tienen una mayor probabilidad de ser pobres (por la brecha salarial de género que se observa en todos los países, por las pensiones más bajas que cobran las mujeres en relación con los hombres y por el menor acceso de las mujeres a préstamos y financiación). Además, los hogares monoparentales tienen una mayor probabilidad de ser pobres que aquellos en los que conviven dos progenitores, y la inmensa mayoría de los hogares monoparentales están encabezados por mujeres. Dado que los hogares de ingresos bajos gastan una mayor proporción de sus ingresos que los hogares con ingresos altos, y que, en particular, gastan una mayor proporción de sus ingresos en bienes esenciales como alimentos y ropa, se benefician más de los precios más bajos que permite el comercio. De hecho, una de las principales ventajas del comercio en las últimas décadas ha sido reducir los precios de bienes y servicios, lo cual ha supuesto beneficios específicos para los grupos más vulnerables.

¿Por qué es importante esto? El empoderamiento económico de las mujeres tiene sentido desde el punto de vista económico: las brechas de género en el empleo y los resultados del mercado laboral son áreas de crecimiento que aún no se han aprovechado plenamente. Lograr la igualdad de oportunidades económicas entre mujeres y hombres podría incrementar el PIB mundial en USD 28 billones en un plazo de 10 años, una cantidad aproximadamente equivalente al tamaño de la economía china y la estadounidense, juntas (McKinsey, 2015). Más concretamente, reducir un 25% la brecha en las tasas de participación laboral entre hombres y mujeres podría incrementar el PIB mundial un 3,9% para 2025 (OIT, 2017). Los países con tasas más altas de empleo entre las mujeres aprovechan más su potencial económico, lo cual tiene un impacto positivo en la competitividad. Además, dado que los empleos en empresas que comercian son más productivos y están mejor remunerados y que las mujeres tienen generalmente menos acceso a recursos, apoyar la presencia de las mujeres en el comercio puede reducir la desigualdad dentro de cada país determinado. Las brechas de género están generalizadas y tienen muchas facetas, y las medidas para reducirlas mediante políticas deben tener también esas características. Aunque suelen priorizarse (muchas veces con razón) las políticas internas, la política comercial también tiene una función que cumplir para fomentar y reforzar el empoderamiento económico de las mujeres (Gráfico 2). Eso se destacó en 2017, cuando 118 miembros y observadores de la Organización Mundial del Comercio

Gráfico 1. Menos mujeres trabajan en los sectores que participan en el comercio Proporción del empleo en sectores que participan directamente en el comercio y en sectores que producen inputs para sectores que exportan 70 60 50 40 30 20 10 0 Mujer Directo

Mujer Indirecto

Hombre Directo

Hombre Indirecto

Nota: Proporción del empleo total de hombres y mujeres, respectivamente, en porcentajes. “Directo” hace referencia al empleo en sectores exportadores; “indirecto” hace referencia al empleo en sectores que producen inputs para sectores que exportan. Los datos son de 2015 y se han ordenado según el porcentaje más alto de mujeres que trabajan para satisfacer una demanda final fuera de su país. Fuente: Estimaciones de la Secretaría de la OCDE basadas en la base de datos de empleo y cadenas de valor mundiales de la Organización, 2019: http://oe.cd/io-emp.

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Gráfico 2. Grandes impactos de una mayor participación de las mujeres en el comercio

Qué significa que haya más mujeres en el comercio:

Fuente: Korinek et al. (2021), Banco Mundial y Organización Mundial del Comercio (2020), Centro de Comercio Internacional (2020). Elaborado por el autor.

(OMC) firmaron la Declaración Conjunta sobre Comercio y el Empoderamiento Económico de las Mujeres en la Conferencia Ministerial de la OMC en Buenos Aires. Los firmantes de la Declaración reconocen que la adopción de políticas comerciales inclusivas puede contribuir a promover la igualdad de género y el empoderamiento económico de las mujeres, que a su vez tiene un impacto positivo en el crecimiento económico. En septiembre de 2020, para dar seguimiento a los compromisos adquiridos en la Declaración de Buenos Aires, un grupo de miembros de la OMC creó un Grupo de Trabajo Informal sobre Comercio y Género, con el objetivo de incrementar la participación de las mujeres en el comercio. Este aspecto ha ido tomando impulso, y cada vez son más los países que incluyen en sus acuerdos comerciales preferenciales consideraciones específicas de género. El número de disposiciones relacionadas con el género en esos acuerdos está en aumento continuo: en julio de 2020, 80 acuerdos comerciales regionales (69 de ellos en vigor y notificados a la OMC) hacían referencia explícita a las mujeres y a cuestiones relativas al género (Monteiro, 2018). Además, en agosto de 2020, los ministros responsables del comercio de Canadá, Chile y Nueva Zelanda firmaron un Acuerdo Global sobre Comercio y Género que se proponía ayudar a “hacer más inclusivas las políticas comerciales internacionales y garantizar que los beneficios del comercio y la inversión se distribuyan más ampliamente, […] especialmente […] dado el objetivo común de lograr una recuperación económica y comercial más sustentable e inclusiva tras la pandemia de COVID-19” (comunicado conjunto en relación con el Acuerdo Global sobre Comercio y Género, 2020).

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¿Qué más se puede hacer para apoyar a las mujeres mediante el comercio? El comercio afecta de maneras distintas a mujeres y hombres, por lo que se deben analizar y medir los impactos diferenciados por género de las políticas y los acuerdos comerciales. Antes de poner en marcha una política o un acuerdo comercial, se deben medir sus efectos en hombres y mujeres (en términos de las oportunidades laborales y, si es posible, del impacto en los salarios y en otras características de los puestos de trabajo pertinentes). Esto puede hacer aportes a las estrategias de negociación y al diseño y la implementación de las políticas internas necesarias para permitir el aprovechamiento de las nuevas oportunidades, así como para hacer frente a cualquier impacto negativo y gestionarlo. Se debe hacer un seguimiento de la participación de las mujeres en el comercio, para entender mejor los obstáculos que deben afrontar. Las barreras para la expansión internacional de las empresas que son propiedad de mujeres (por falta de acceso a financiación, por ejemplo, o por políticas relacionadas con el comercio como la aplicación de procedimientos fronterizos complicados) hacen que las habilidades de esas mujeres obtengan recompensas menores. Eso no es bueno, ni para esas mujeres ni para el crecimiento económico. Generalmente, las políticas que favorecen más el comercio (como la automatización, que puede ahorrar tiempo muy valioso para los emprendedores) benefician a las empresas que son propiedad de mujeres. Una mayor digitalización y un acceso online más barato pueden beneficiar especialmente

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a las empresas cuyas propietarias son mujeres, que tienden a ser de menor tamaño y más vulnerables ante las crisis. Una mayor transparencia en la reglamentación (tanto en materia comercial como en lo que respecta a la apertura y cierre de una empresa, por ejemplo) también beneficia especialmente a las empresas pequeñas. Los acuerdos comerciales son un instrumento importante que emplean los responsables del desarrollo de políticas comerciales y que puede brindar más acceso a los mercados globales para las mujeres trabajadoras y emprendedoras. Esto es particularmente cierto en los servicios, en los que trabaja una mayor proporción de mujeres. Además, los servicios son inputs importantes para muchos sectores activos en el comercio, por lo que liberalizar los servicios puede permitir un mayor comercio de bienes además de servicios. Algunos acuerdos comerciales preferenciales incluyen disposiciones específicas para incrementar la cooperación y la asistencia técnica para las mujeres emprendedoras, de cara a garantizar que estas puedan aprovechar las oportunidades que brindan esos acuerdos. Las estipulaciones de esos acuerdos comerciales preferenciales también pueden reforzar el cumplimiento de otros compromisos vigentes de las partes, como los convenios de la OIT sobre la no discriminación de género y sobre la igualdad salarial, así como los estándares laborales básicos. Algunos acuerdos comerciales preferenciales también aplican cuestiones de género a una amplia gama de aspectos adicionales cubiertos por los acuerdos comerciales (por ejemplo, mediante la promoción de estándares sensibles al género). Por último, es importante que las mujeres participen en el proceso de desarrollo de políticas comerciales, entre otras cosas desde puestos de liderazgo. En la actualidad, un poco menos de un tercio de los ministros de comercio de los países de la OCDE son mujeres. También es importante asegurarse de que haya mujeres en los equipos negociadores y de que esos equipos representen las perspectivas de diversas partes interesadas, incluidas las mujeres. Puede ser necesario dirigir los procesos para lograr la implicación de las partes de tal forma que esos procesos lleguen a las mujeres y a las redes profesionales de mujeres, dado que las mujeres suelen tener una menor participación en las redes profesionales tradicionales. La OCDE ha desarrollado un marco que los distintos países pueden emplear a nivel nacional para entender mejor el impacto de género de sus políticas comerciales en las mujeres, como trabajadoras, consumidoras y emprendedoras, así como para garantizar la aplicación de procesos de consulta inclusivos. Este marco puede ayudar a los gobiernos a diseñar disposiciones y políticas comerciales y a hacer un seguimiento del impacto de estas. Una vez que tienen una idea exacta de la estructura de participación de las mujeres, las personas responsables del desarrollo de políticas pueden decidir la mejor manera de asegurarse de que el comercio fomente el empoderamiento económico de las mujeres. Eso puede requerir que se mejore el acceso a los mercados

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de los productos y los sectores en los que trabajan y son propietarias de empresas muchas mujeres; que se fomente que las trabajadoras y emprendedoras puedan participar plenamente en los mercados internacionales; que se adopten políticas internas complementarias para compensar los efectos negativos; o que se apliquen políticas complementarias de promoción del comercio que ayuden a las mujeres, para que estas puedan aprovechar plenamente las ventajas del comercio.

Más información • Korinek, J., Moïsé, E., y Tange, J. (2021). “Trade and gender: A Framework of analysis”. OECD Trade Policy Papers, n.º 246. París: OECD Publishing. https://doi.org/10.1787/6db59d80-en. • Banco Mundial y Organización Mundial del Comercio (2020). Women and Trade: The Role of Trade in Promoting Gender Equality. https:// www.wto.org/english/res_e/publications_e/ women_trade_pub2807_e.htm. • Centro de Comercio Internacional (2020). Delivering on the Buenos Aires Declaration on Trade and Women’s Economic Empowerment. Ginebra. https://www.intracen.org/uploadedFiles/ intracenorg/Content/Publications/ITC_TIG_ Report_20201209_02_web_pages.pdf. • Acuerdo Global sobre Comercio y Género. Comunicado conjunto de la reunión de ministros responsables de comercio del Grupo de Acción sobre Comercio Inclusivo, 4 de agosto de 2020. https://www.international.gc.ca/tradecommerce/inclusive_trade-commerce_inclusif/ itag-gaci/2020-08-04-joint-communiquecommun.aspx?lang=eng Bibliografía adicional: • McKinsey Global Institute (2015). The power of parity: How advancing women’s equality can add $12 trillion to global growth. McKinsey & Company, septiembre. • Monteiro, J.-A. (2018). Gender-related Provisions in Regional Trade Agreements. División de Estudios Económicos y Estadística de la Organización Mundial del Comercio. Documento de trabajo interno ERSD-2018-15, 18 de diciembre. https://www.wto.org/english/res_e/reser_e/ ersd201815_e.pdf • Organización Internacional del Trabajo (2017). “Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Tendencias del empleo femenino 2017”. Ginebra: Oficina Internacional del Trabajo.

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