LA EXPERIENCIA DEENFERMAR EN PERSPECTN A I
HISTÓRICA XIV CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA DE LA MEDICINA Granada, 11-14 de junio de 2008
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MINISTERIO
DECIENCII\ E
CONSEJERíA DE INNOVACIÓN y CIENCIA
SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA DE LA MEDICINA
ISBN 978-84-338-4858-1
1..4J848581
LA EXPERIENCIA DE ENFERMAR EN PERSPECTIVA HISTÓRICA. XIV CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA DE LA MEDICINA. GRANADA, 11-14 DE JUNIO DE 2008
LA EXPERIENCIA DE ENFERMAR EN PERSPECTIV A HISTÓRICA XIV CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA DE LA MEDICINA GRANADA, 11-14 DE JUNIO DE 2008
COORDINACIÓN TERESA ORTIZ GÓMEZ; GUILLERMO RODRÍGUEZ
OLAGÚE DE ROS; ESTEBAN
OCAÑA; ALFREDO MENÉNDEZ
NAVARRO;
EUGENIA GIL
GARCÍA; MARCO A. LUNA MALDONADO; MAITE SEVILLA OLMEDO; ANTONIO J. GÓMEZ NÚÑEZ
GRANADA 2008
"Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos -www.cedro.org), si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra."
© LOS AUTORES © UNIVERSIDAD DE GRANADA. LA EXPERIENCIA DE ENFERMAR EN PERSPECTIVA HISTÓRICA. XIV CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA DE LA MEDICINA. GRANADA,
11-14 DE JUNIO DE 2008
ISBN: 978-84-338-4858- l. Depósito legal: GR-I.383-2008. Edita: Editorial Universidad de Granada, Campus Universitario de Cartuja. Granada. Diseño de cubierta: Josemaría Medina. Fotocomposición: Taller de Diseño Gráfico y Publicaciones, Imprime: Imprenta Comercial. Motril. Granada. Printed in Spain
S.L. Granada Impreso en España
SUMARIO
7
PRESENTACIÓN
LA EXPERIENCIA
19
DE ENFERMAR EN PERSPECTIVA HISTORIOGRAFÍA
Voces de pacientes en la medicina universitaria Fernando Salmón
medieval
En primera persona. Los acercamientos historiográficos humana de la enfermedad, siglos XVIII-XX. Rosa Ballester Añón
LA EXPERIENCIA
23 a la experiencia
DE ENFERMAR EN PERSPECTIVA CONTEXTOS
La experiencia de enfermar en la perspectiva (Sinaloa, México) en el siglo XVII. Rafael Valdez Aguilar
HISTÓRICA:
27
HISTÓRICA:
histórica de Culiacán 37
La experiencia de enfermarse en Río de Janeiro en la primera mitad del XIX. Tania Salgado Pimenta
.41
Por el "estado personal": conducta corporal del sultán Hassan I (1873-1894) frente a la enfermedad y frente a sus médicos europeos. Francisco Javier Martínez Antonio
.45
10
SUMARIO
Rupturas y apropiaciones en la higiene del cuerpo: el baño público y el temazcal. María José Ruiz Somavilla
149
La primera "rebelión del sujeto": la medicina magnética del romanticismo alemán. Luis Montiel
153
Francotiradoras culturales: el teatro y la performance como herramientas del Movimiento por la Salud de las Mujeres en los Estados Unidos. Marta Fernández Morales
159
La medicalización del malestar: el caso de la anorexia. Eugenia Gil-García; Teresa Ortiz-Gómez
.163
"Da la casualidad de que hay más locas como yo". Una aproximación al fenómeno Ana y Mía de Internet. José Miguel Campos Rodríguez
167
La naturaleza social y subjetiva de las quejas médicas, como respuesta del paciente a experiencias insatisfactorias de atención. Claudia B. Infante
171
MESAS TEMÁTICAS Subjetividad y enfermedad mental, siglos XVIII al XX Cristina Sacristán, coord
179
Caminos de la locura en la Catalunya de la Ilustración. Josep M. Comelles
181
De Théroigne y "yo". Reflexiones sobre la caracterización socio-histórica del enfermo mental y los problemas del punto de vista. José Mohedano Barceló
187
De los privilegios a la igualdad. Modernidad, Cristina Sacristán
191
locura e incapacidad civil.
El Manicomio La Castañeda como sitio de paso para una multitud errante. Algunos casos durante el México posrevolucionario. Andrés Ríos Molina
195
Leonora Carrington. Enfermedad en dos tiempos. Rita Alazraki Pfeffer; Eva Marcovich Gitlin
199
11
SUMARIO
Camille, Pierina, Stella ... : locura, subjetividad de internamiento. Yonissa Marmitt Wadi
y escritura en espacios 205
El análisis histórico del punto de vista de los pacientes. Reflexiones sobre el método Rosa María Medina Doménech y Marco Aurelio Luna Maldonado, coord
211
La recuperación de testimonios orales de los pacientes. La construcción de un archivo "oral". César Hueso Montora; Manuel Amezcua Martínez
213
Voces de pacientes ante el trasplante renal en la prensa democrática (1976-1989). Atina Danet
217
Aproximación metodológica a la dimensión pública y privada de la representación social de la enfermedad a través del dolor. Joana Gabriele Muñiz
219
La literatura como fuente para la historiografía de los pacientes colombianos en la obra de García Márquez. Marco Auretio Luna Maldonado
221
Leer contracorriente. Publicaciones psiquiátricas y consultorios amorosos del franquismo como fuente para conocer el padecimiento y el conocimiento emocional de las mujeres. Rosa María Medina Doménech
227
Salud, enfermedad y nación en América Latina (siglos XIX y XX) María Silvia Di Liscia y Gilberto Hochman, coord
229
Saber médico, economía y Estado en Colombia, el caso de las fiebres. Claudia Mónica Garda
231
1850-1890:
Brasil no es sólo enfermedad: Juscelino Kubitschek y la búsqueda de una nueva representación del Brasil a mediados de los años 1950. Gilberto Hochman
237
País enfermo y despoblado. Debates sanitarios y proyectos de desarrollo en el Perú en la primera mitad del siglo XX. Juan Pablo Murillo Peña; Oswaldo Salaverry; Gustavo Franco
241
12
SUMARIO
Campañas sanitarias y medicalización. La salud en el interior del interior argentino (primera mitad del siglo XX). María Silvia Di Liscia
245
Enfermedad de Chagas, enfermedad y nación (1900-1934). Simone Petraglia Kropf
249
de Brasil: ciencia, salud
Alimentación y políticas de salud en la España contemporánea Josep L. Barona Vilar, Josep Bernabeu-Mestre y Enrique Perdiguero gil, coord
253
L41alimentación como problema de salud: desarrollo histórico de la nutrición comunitaria en la España del primer tercio del siglo XX. Josep Bernabeu-Mestre; Josep Xavier Esplugues Pellicer; María Eugenia Galiana Sánchez; Joaquín Moncho Vasallo
257
La introducción de las fórmulas infantiles y la creación de una nueva demanda en el mercado de la alimentación infantil en España (1900-1950). Ramón Castejón Bolea; Enrique Perdiguero Gil
261
La génesis de una fisiología de la nutrición: el impulso de la Sociedad de Naciones en los años 1930. Josep Lluís Barona Vilar
265
El establecimiento de nuevos límites de calidad para los alimentos en el cambio de siglo (1880- I936). Ximo Guillem-Llobat
271
Entre lo afectivo y lo sensible: la inasible distancia entre el discurso médico y la práctica social Fernanda Núñez Becerra, coord
275
Matrimonio, raza e historia. Laura Cházaro
277
Tiempos de locura: la emergencia del siglo XIX. Frida Gorbach Rudoy
del sujeto. México en los finales 279
13
SUMARIO
El ultraje puesto en duda: el dictamen del perito médico y las estrategias sociales para la comprobación en los casos de estupro y violación. Puebla, 1876-1920. Rosalina Estrada Urroz
281
Entre la utopía médica y las prácticas sexuales femeninas. Fernanda Núñez Becerra
285
Representaciones acerca de la tuberculosis, Adrián Carbonetti, coord Representaciones sociales de la tuberculosis: Ángela Porto
siglos XIX y XX 289 estigma y preconcepto 291
Mundo sanatorial chileno y la voz e identidad del paciente tuberculoso en el siglo XX. Marcelo Alejandro López Campillay
297
La altitud de la ciudad de México y su influencia benéfica sobre el enfermo tuberculoso. Ideas imperantes a finales del siglo XIX. Xóchitl Martínez Barbosa
301
Disputas y tensiones en tomo a la creación del sanatorio Ascochinga para tuberculosos. Córdoba (Argentina) 1925. Adrián Carlos Carbonetti Parola
307
Vivencias personales y experiencias en España (1930-1975) Rosa Ballester, coord
313
colectivas en tomo a la poliomielitis
Corregir la deformidad para devolver la función: la reacción de los traumatólogos y ortopedas españoles frente a la poliomielitis (1930-1950). José Martínez Pérez
317
Los testimonios de los expertos y su participación en las primeras campañas de vacunación antipoliomielítica en España. José Tuells
321
La poliomielitis en la España franquista a través de la prensa general (1940-1975). María Isabel Porras Gallo; María José Báguena Cervellera
325
14
SUMARIO
Actitudes ante la polio en España y Portugal: Estudio comparativo. Joao Rui Pita; Juan Antonio Rodríguez Sánchez
331
Imágenes de la vulnerabilidad: las fuentes radiofónicas de la poliomielitis en España. Rafael Ballester Añón
335
La perspectiva del paciente: memoria e historia de la poliomielitis en España. Juan Antonio Rodríguez Sánchez; Jesús Seco Calvo
341
Medicina y regulación social en España. Discursos y prácticas científicas en torno a grupos subalternos, siglos (XIX y XX) Ricardo Campos Marín, coord
345
Pensamiento subalterno y colonialidad del saber médico en torno al movimiento libertario catalán del primer tercio del siglo XX. Jorge Molero M esa
347
Regular, negociar, resistir: biopoder y lucha por la hegemonía sobre el cuerpo de las mujeres en la España contemporánea. Isabel Jiménez Lucena; Dolores Sánchez; Celia Carda Díaz
349
Locos, criminales y psiquiatras. Discursos, prácticas hegemónicas y experiencias de pacientes judiciales (España 1880-1900). Ricardo Campos Marín
355
El proceso salud-enfermedad como instrumento del discurso hegemónico en el cine español de la posguerra (1939-1950). Carlos Tabernero Holgado
361
Males e infortunios de la esclavitud: visiones sobre las enfermedades de los negros esclavos en América Ángela Porto y Ana María Caldini Raimundo Oda, coord
367
Intersubjetividad, cólera y esclavitud en Cuba colonial. Adrián López Denis
371
HA causa de los disgustos del cautiverio": banzo y muerte voluntaria entre los esclavos de Brasil (siglo XIX). Ana María Caldini Raimundo Oda
375
SUMARIO
15
Fuentes y debates en torno a la salud de los esclavos en el Brasil del siglo XIX. Ángela Porto
381
La farmacopea del manual Erário Mineral: Los cuidados para la población esclava en la minería en el siglo XVIII en el Brasil. Betania Gonralves Figueiredo
385
La peste blanca en los navíos negreros: epidemias de viruela en la Amazonía colonial. Magali Romero Sá
39 1
VARIA La policía médica ilustrada y los tratadistas españoles de la administración pública: Perspectivas de aproximación a las enfermedades contagiosas. Antonio Carreras Panchón; Mercedes Granjel
397
La enfermedad y su tratamiento en tierras extremeñas. del Conde de la Concepción (1791). Mercedes Granjel; Antonio Carreras Panchón
.401
El Interrogatorio
El uso terapéutico del dolor. Javie r Moscoso Sarabia
.405
La experimentación de métodos curativos en la Nueva España del siglo XVIII. Verónica Ramírez Ortega
.407
Los acercamientos antropológicos de finales del siglo XVIII. Guillermo Olagile de Ros
.411
al otomana por los viajeros españoles
El "signo" y el "símbolo" frente al diagnóstico nosológico y la atención a la enfermedad en la Nueva España por los cirujanos de los hospitales. María Luisa Rodríguez-Sala
.415
Autoridades, facultativos y enfermos. Percepción sobre la lepra en Campeche, 1820. Ramón Alcalá Ferráez
.419
SUMARIO
16
Establecimiento de los lazaretos, según el Periódico de la Sociedad Médico-Quirúrgica de Cádiz. Paloma Ruiz Vega
.421
La actividad científica de la Academia de Medicina de Murcia, 1897-1936. José Miguel Sáez Gómez; José López González; Pedro Marset Campos
.425
La lucha contra la mortalidad por tuberculosis en Murcia en el primer tercio del siglo XX. Pedro Marset Campos; José Miguel Sáez Gómez; José López González
.431
Exclusión y vida social: historia de la Colonia Juliano Moreira (Brasil, 1941-1956). Ana Teresa A. Venancio
.437
La economía de la salud: la curación vs. la muerte. Central Romana, 1923-1930. Miriam del C. Lugo Colón
44l
Enseñando a las mujeres a ser madres: Medicina, matemalismo femenina en el Brasil (1910-1930). Maria Martha de Luna Freire; Luiz Otávio Ferreira
445
y prensa
Género y Salud Pública: parteras y profesiones sanitarias femeninas en Brasil, 1930-1960. Luiz Otávio Ferreira; Tania M. De Almeida Silva
449
La aportación de Elizabeth Kenny y su influencia en el tratamiento físico de la poliomielitis en España (1900-1970). José Vicente Toledo Marhuenda
.453
El papel de la prensa de Las Palmas ante la peste de 1906 en Santa Cruz de Tenerife. Miedo a enfermar o pretexto para reavivar el "pleito insular". María José Betancor Gómez; Pedro Marset Campos
.459
Humanidad, inhumanidad y sobrehumanidad de la primera mitad del siglo XIX. Enric 1. Novella Gaya
.463
de la locura en la España
SUMARIO
17
La enfermedad como pretexto. Nervios y pasiones en el Chile decimonónico. María José Correa Gómez .467 Enfermedades mentales en Portugal: Doctrinas, concepciones y terapéuticas en la Primera República (t9lO-1926). José Manuel Morgado Pereira; Jollo Rui Pita; Ana Leonor Pereira .... .473 Enfermar homeopáticamente en el siglo XIX. El caso del London Homcepathic Hospital, 1859-1920. Felix S. von Reiswitz
.479
Fiebre amarilla, teorías biomédicas y nación brasileña: de 1850 a los años 1930. Jaime Larry Benchimol El diagnóstico clínico y los exámenes de laboratorio, el debate de la microbiología al principio del siglo XX en Sao Paulo. Márcia Regina Barros Da Silva
.483
.487
La estrategia de la OMS sobre la promoción y el desarrollo de la medicina tradicional de 1978. ¿Recuperación de los conocimientos autóctonos sobre la salud/enfermedad o difusión del conocimiento biomédico? Antonio Miguel Ortega Martos
.491
La epidemia de gripe en Salvador (1918): acciones defensivas y prácticas de cura. Christiane María Cruz De Souza
.495
El seguro de accidentes del trabajo en España (t 900-1935): análisis de su impacto compensatorio y preventivo. Javier Silvestre; Jeronia Pons Pons
.499
La Cruz Roja española a través de La Caridad en la Guerra en su primer año (abril 1870-marzo 1871). Jon Arrizabalaga Valbuena; Pablo Larraz Andía
503
Innovaciones en el hospital de guerra: una aproximación a las instituciones asistenciales catalanas durante la segunda guerra carlista (1864-1876). Teresa Huguet Termes; Jon Arrizabalaga Valbuena 507 La salud en manos de los ciudadanos. El caso de la protección contra las armas químicas en Cataluña durante la Guerra Civil española. Juan Manuel Sarasua Suárez
509
18
SUMARIO
Medicina, exilio y suicidio: Carlos Díez Fernández (1902-1952). Anastasio Rojo Vega
513
Enfermedades y organización sanitaria en la Almería de posguerra. Porfirio Marín Martínez
517
ÍNDICE DE AUTORES
519
PRESENTACIÓN El estudio de la subjetividad y la experiencia de vida es tema de creciente interés para la historiografía médica actual que se ha centrado, preferentemente, en trazar y analizar las trayectorias laborales y vitales de profesionales de la salud a través de biografías o relatos colectivos de grupos. Más raro es reconocer agencia y protagonismo histórico a las personas que sufren o han sufrido la enfermedad, incorporar sus voces y buscar su perspectiva para explorar y entender la imagen que construyen del propio cuerpo en salud y en enfermedad, las relaciones profesionales y sociales que establecen en su proceso de curación, la forma en que los puntos de vista científicos contribuyen a conformar la percepción individual de la salud y enfermedad; para conocer, también, sus resistencias o asimilación del monopolio técnico, su vulnerabilidad ante los riesgos sanitarios, su capacidad para demandar atención, para cuestionar o transformar la organización sanitaria y para trasladar al cuerpo político sus vivencias personales y colectivas. Para estimular el debate sobre este tema, el equipo encargado por la Sociedad Española de Historia de la Medicina (SEHM) de la organización de su XIV Congreso lanzó una convocatoria con el lema La experiencia de enfermar en perspectiva histórica. Las dudas iniciales sobre su eventual acogida se resolvieron con la llegada de numerosas y atractivas propuestas que, tras la selección llevada a cabo por el Comité Científico y la formalización de la inscripción, se concretaron en 104 comunicaciones, la mitad de ellas sobre el tema de la convocatoria, y 9 mesas temáticas, la mayoría centradas también en el asunto del congreso. Si la excelente respuesta colmó nuestras expectativas, su variada adscripción disciplinar y, sobre todo, su procedencia internacional constituyó una inesperada y grata sorpresa. La SEHM ha potenciado desde antiguo, y especialmente en sus últimos congresos, la discusión interdisciplinar con investigadoras e investigadores de otras áreas interesados en la historia de la salud y la enfermedad. A partir del XII Congreso (Albacete, 2002), se inició la formalización de esta relación mediante la organización de mesas temáticas multidisciplinares, iniciativa que se repitió y amplió en el siguiente congreso (Madrid, 2005). En Granada, 2008, la invitación
20
PRESENTACIÓN
abierta a participar se ha configurado de forma transversal, con comunicaciones que responden a metodologÍas antropológicas, sociológicas, filológicas, de salud pública, historia general, historia de la ciencia o ciencias de la salud, que comparten foro con otras explícitamente histórico-médicas. Tampoco ha sido raro en los congresos de la SEHM la participación de congresistas de otros países, especialmente hispanistas y/o procedentes de América Latina, aunque nunca hasta hoy habíamos alcanzado las proporciones del actual: algo más de la mitad de comunicaciones (57 %) son de profesionales que trabajan en insti tuciones españolas, 21 % vienen de Brasil, 18 % de México y el 12 % restante se reparte entre Argentina, Chile, Colombia, Perú, Puerto Rico, Estados Unidos, Alemania, Portugal y Reino Unido. A la diversidad disciplinar y geográfica ha debido contribuir no solo el carácter emergente de nuestra propuesta temática, sino también, y con toda seguridad, la forma en que los comités organizador y científico hemos difundido la información, principalmente vía electrónica y a través de diferentes redes de contactos y listas de distribución. Las políticas españolas de investigación, que fomentan la organización de reuniones internacionales, fueron un acicate suplementario que asumimos sin dudar. El presente libro recoge resúmenes extensos de los trabajos aceptados para su presentación y debate en el Congreso. Pretende ser un instrumento de trabajo durante las sesiones, pero también una publicación de referencia para quienes después de su celebración se interesen por los temas tratados en el mismo. En su ordenación hemos mantenido la estructura de las sesiones del Congreso, si bien dispuestas en un orden distinto al de su presentación. El primer bloque está dedicado a las dos ponencias historiográficas y a las comunicaciones sobre La experiencia de enfermar en perspectiva histórica, que hemos agrupado en función de su enfoque en: contextos, trayectorias y resistencias. El segundo bloque lo constituyen las 9 mesas temáticas, precedidas de una breve introducción por quienes han estado a cargo de su coordinación y el tercero y último recoge, bajo el nombre de Varia, la totalidad de comunicaciones libres, cuya ordenación sigue la secuencia de su presentación en tres sesiones sucesivas del congreso. Queremos agradecer la colaboración para la organización del congreso del Departamento de A.P. e Historia de la Ciencia, la Fundación Uriach 1838, la Facultad de Medicina y el Rectorado de la Universidad de Granada, el Vicerrectorado de Extensión Universitaria y la Editorial Universidad de Granada, así como las subvenciones recibidas de la ConsejerÍa de Innovación y Ciencia de la Junta de Andalucía, el Plan Propio de Investigación de la Universidad de Granada y el Ministerio de Educación del Gobierno de España. y nuestro más sincero agradecimiento al Comité Científico y a todas las autoras y autores por su disponibilidad y cooperación para el cumplimiento de las normas y plazos que han posibilitado que esta obra haya llegado en tiempo y forma a los congresistas.
LA EXPERIENCIA DE ENFERMAR EN PERSPECTIVA HISTÓRICA: HISTORIOGRAFÍA
VOCES DE PACIENTES EN LA MEDICINA UNIVERSITARIA MEDIEVAL
Historia de la Medicina.
FERNANDO SALMÓN Facultad de Medicina. Universidad de Santander. salmonr@unican.es
A lo largo del siglo XIII, la medicina se convirtió -siguiendo el modelo desarrollado por los estudios de teología, de derecho y de artes- en una de las cuatro ramas de saberes enseñados en los Studia universitarios europeos (21). Desde estos ámbitos se ofreció una nueva forma de entender el funcionamiento del cuerpo en salud y en enfermedad (7,8). Se perfiló además, un nuevo profesional que fue capaz de convencer a los poderes públicos y a la sociedad en general, de la utilidad individual y social de la medicina universitaria y, por lo tanto, de la necesidad de que ésta tuviera en sus manos el monopolio del mercado sanitario (11). En el intento de definir un espacio propio de actuación, la medicina universitaria necesitó, en el campo teórico, separarse de la filosofía natural, y en el terreno práctico, individualizar su oferta frente a la de y adaptaciónde otros sanadores. Para esto fue necesaria la creación -selección un corpus doctrinal propio que, basado en el galenismo y en la filosofía natural aristotélica, permitiera que el médico universitario hablase en el mismo lenguaje que el filósofo natural o que el teólogo al referirse a la naturaleza humana y que fuera capaz de dar explicación racional a los padecimientos concretos de sus clientes. Numerosos trabajos se han centrado en los distintos procesos sociales y culturales implicados en la creación de este modelo concreto de medicina (1,5,9, 12-14). La historiografía ha prestado menos atención a un aspecto del galenismo latino sobre el que me gustaría centrar esta intervención: el peso de la subjetividad del paciente en la construcción de este discurso médico. Sin negar la capacidad de intervención social y simbólica de los discursos hegemónicos y su necesidad de cancelación de las voces de aquellos sobre los que el discurso se predica, me gustaría reflexionar sobre el alcance real de esta pretensión en el desarrollo de la medicina escolástica. El reconocimiento de agencia a las personas
24
FERNANDO
SALMÓN
enfermas así como la suspensión del crédito otorgado al escolasticismo médico como discurso intelectual autónomo, permitirá escuchar en él la intervención de voces no previstas que moldearon y actuaron sobre este discurso. Dos ejemplos, el dolor y la locura, permitirán explorar los procesos de negociación y las estrategias de traducción a un lenguaje médico del sufrimiento de hombres y mujeres tal y como fueron desarrollados en los Studia medievales de los siglos XIII y XIV (3,4,6, 10, 17). La base heurística de la investigación está constituida por las fuentes consumidas y producidas en las aulas médicas del período mencionado. El trabajo se ha centrado especialmente en la actividad académica desarrollada en Montpellier, Bolonia, París, Siena, Padua y Perugia: Comentarios a obras de la Articella de Pedro Hispano (+ 1277), magister Cardinalis (f.1240s), Arnau de Vilanova (c.1240-1311), Taddeo Alderotti (1223-c.l295), Mondino de Liuzzi (1270-1326) y Pietro de Torrigiano (c.1270-c.1350). Comentarios y resumen de obras del nuevo Galeno de Bartolomé de Varignana (c. 1260-c.1321), Gentile da Foligno (+1348), Dino del Garbo (+1327), Alberto de Bolonia (c.1280-p. 1348), Antonio de Parma (f. 1315) Y lean de Saint-Amand (f. 1280). Comentario al Canon de Avicena de Gentile da Foligno. Obra de Bernardo de Gordon (c. 1258-c.l320), Amau de Vilanova y Pietro d' Abano (c. 1250-c. 1315). Los resultados presentados son fruto del proyecto de investigación en marcha que explora el lenguaje del dolor en la medicina medieval europea (HUM2005-03625). Pocos síntomas dependen tanto del relato del paciente para su caracterización específica como el dolor (2) y pocas voces han sido y son tan ignoradas por quienes les escuchan como las de aquellas personas cuyas funciones mentales están alteradas (15, 16,20). Provenientes de personas reales o tomadas de fuentes escritas, las narrativas de los pacientes con dolor y las de los locos, mostraron una disparidad interesante en la manera en la que fueron incorporados al modelo de conocimiento sobre la salud y la enfermedad desarrollado en las facultades de medicina medievales. Una disparidad que puede explicarse teniendo en cuenta la distinta naturaleza de la aflicción, pero sobre todo, el distinto conflicto que para la hegemonía del conocimiento experto supusieron unas y otras. La creación de un discurso médico medieval sobre el dolor incluye un doble proceso que, aparentemente, resulta paradójico. Por un lado, la medicina escolástica mostró un reconocimiento de la experiencia dolorosa individual como fuente de autoridad. Por el otro, se puede detectar un intento de cancelación de la riqueza subjetiva de esa experiencia al reducirla a un lenguaje estandarizado cuyo único fin fue la conversión del dolor en una herramienta diagnóstica. La capacidad desarrollada por la medicina escolástica para monitorizar la experiencia subjetiva del sufrimiento doloroso fue pareja del intento de invisibilizar a la persona enferma como agente en la creación de conocimiento sobre la salud y la enfermedad (18). En el caso de la locura, el diálogo con la persona enferma se reconoció como la principal herramienta que tuvo el médico escolástico para establecer un diagnóstico y, todavía más importante, como el principal medio para obtener conocimiento indirecto de la causa y asiento de la enfermedad mental. Sin embargo, fue precisamente la imposibilidad de monitorización de la narrativa de la persona afecta de locura -sobre todo de locura melancólicalo que llevó a la atomización de esta categoría diagnóstica y a la renuncia a su tipificación (19).
VOCES DE PACIENTES
EN LA MEDICINA
UNIVERSITARIA
MEDIEVAL
25
En el caso de la locura como en el caso del dolor, 10 que los pacientes cuentan fue la fuente principal para elaborar un discurso teórico y práctico sobre sus afecciones. En la locura, el diálogo solo pudo ser sostenido dentro de un sistema de lenguaje y dentro de una lógica impuesta por el propio loco y su traducción a un lenguaje médico normativo se reconoció como imposible. Funcionando dentro del mismo orden simbólico, las experiencias de las personas que sufrieron dolor físico, sí que fueron seleccionadas, transformadas e incorporadas al sistema de producción de conocimiento dominante en las facultades de medicina medievales. El reconocimiento de autoridad a los no expertos, incluso desde su papel de pacientes, como fuente de conocimiento sobre la salud y la enfermedad, fue problemático dentro de este marco. Me gustaría sugerir que las diferencias en la incorporación de la experiencia del dolor y de la locura en la medicina escolástica pueden ser mejor entendidas si pensamos en la amenaza que el conocimiento no institucional sobre la salud y la enfermedad supuso para un sistema médico que luchaba para establecerse como completamente diferente de los otros recursos sanitarios -explicativos y prácticos- accesibles a la población. El dolor, como cualquier otro síntoma, siempre era expresado por el paciente en un marco explicativo amplio que incorporaba distintas ideas sobre la afección y su causalidad. Y aquí es cuando el conocimiento del paciente sobre su propio sufrimiento - físico y emocionalchocaba con el del médico universitario, que reclamaba para sí el único conocimiento verdadero posible sobre el proceso. Los médicos universitarios escolásticos dejaron muy claro este punto a sus audiencias. Fue una recomendación común en las aulas el hecho de que el valor de las experiencias de los pacientes debía de ser limitado, no porque fuera difícil manejar una cantidad de información que, por su carácter intrínsecamente subjetivo, fuera desmesuradamente grande, sino porque el relato del paciente incorporaba un conocimiento equivocado sobre la enfermedad, aquel que tenía el vulgi. El paciente con dolor no se limitaba a relatar sus síntomas sino que ofrecía una interpretación de los mismos. En contraste, las narrativas de los locos no representaron ninguna amenaza como discurso alternativo sobre la salud y la enfermedad. Las ideas explicativas de los locos no se detenían en dar razón de las causas que justificarían su alteración mental, sino en explicar la lógica de las percepciones que sostenían su narrativa delirante. El discurso médico que fue desarrollándose con creciente éxito en las universidades medievales pudo haberse construido sobre los relatos de los enfermos como fuente de conocimiento. Pero eligió centrarse en la tarea de objetivizar sus cuerpos. Sin embargo, como fue reconocido por una larga tradición de comentaristas sobre el hipocrático Vita brevis, un ser humano no era un trozo de madera y la especial naturaleza del sujeto de la medicina, la persona enferma, imponía una relación intersubjetiva donde el diálogo y la negociación fueron inevitables, no solo a la cabecera de la cama del enfermo sino también en las aulas. La lectura propuesta de los textos académicos escolásticos pretende mostrar, con los ejemplos del dolor y la locura, los rastros de esa experiencia poniendo de relieve los límites de la medicina escolástica como un discurso médico hegemónico y señalando su dependencia de las contribuciones de las personas enfermas en la creación de teoría médica.
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FERNANDO
SALMÓN
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EN PRIMERA PERSONA. LOS ACERCAMIENTO S HISTORIOGRÁFICOS A LA EXPERIENCIA HUMANA DE LA ENFERMEDAD, SIGLOS XVIII-XX ROSA BALLESTER
AÑÓN
Dpto. de Salud Pública e Historia de la Ciencia. Facultad de Medicina. Universidad Miguel f/ernández. San Juan de Alicante. rosa.ballester@umh.es
INTRODUCCIÓN El punto de partida de una reflexión historiográfica como la que nos ocupa parte de la base de que el papel del enfermo, del sufriente, en la historia de la medicina, salvo excepciones notables, ha sido marginal y que darle la importancia que tiene ha marcado desde hace décadas una visión que ha sido considerada bien como complementaria de otros enfoques, bien como auténtica alternativa. A explorar algunos de estos caminos, en lo tocante a los estudios centrados en los periodos moderno y contemporáneo, va a estar dedicada esta ponencia. Pese al éxito indudable que en el mundo de la historiografía médica, supuso el campo de trabajo que se circunscribe en torno a la reivindicación de la figura del paciente como protagonista principal y no como actor secundario a mediados de los años 80 del siglo pasado, lo cierto es que, como muy acertadamente subraya Luis Montiel (23,24) la idea fundamental hay que rastrearla mas atrás, en varios de los mejores trabajos de Laín (15-18) y en otros ámbitos geográficos europeos - además del británico habitualmente considerado como pioneroen los puntos de vista de la medicina antropológica del gran historiador alemán Heinrich Schipperges (41, 42) Y algunos de los trabajos de la historiografía francesa reciente (33, 34). La historiografía anglosajona, ha sido, sin embargo, la que ha tenido una mayor repercusión e influencia en este tema a partir del conocido artículo de Roy Porter en Theory and Society en 1985 (35), profusamente citado y objeto de glosas y comentarios posteriores hasta ahora mismo, subrayando su interés y carácter novedoso, hasta tal punto que parecía pudiera servir como acicate para una renovación
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en profundidad de la propia historia de la medicina. Un reciente trabajo de Flourin Condrau (4), desde la atalaya de los veinte años transcurridos, sitúa de forma muy aguda el propio contexto histórico en el que tuvo lugar la aportación de Porter, como las reformas del National Health Service británico con un fortalecimiento del papel del paciente, los proyectos coetáneos de historia social de la medicina con la influencia marcada de la sociología y la antropología, o las discusiones no cerradas sobre los modos cardinales de enfocar la historia del paciente. Asimismo, avanza una propuesta programática que permita hacer realidad esta "historia desde abajo".
LOS PRINCIPIOS
PROGRAMÁ TICOS
y
LAS FUENTES
Una revisión sistemática de las aportaciones de la historiografía al tema que nos ocupa, tiene que pasar por examinar, al menos dos cuestiones iniciales: su justificación y su agenda de trabajo. En el primer caso, las opiniones son coincidentes, la reconstrucción de la medicina en el pasado -y en el presenterequiere tener en cuenta no solo el saber y la práctica del médico, sino también el enfermo y todo el complejo y plural sistema que incluye la familia y la comunidad. Pero además, gran parte del proceso terapéutico en el pasado no ha tenido como referente de ayuda solo al profesional, sino que han intervenido una pluralidad de opciones entre las cuales, muchas veces, el médico ha jugado un papel marginal. Se trataría de explorar esta, todavía en gran medida, terra incognita. El programa de trabajo específico necesario para cumplir estos objetivos incluye, de modo muy prioritario, una fase heurística compleja, por la variedad y dificultad de las fuentes a utilizar: historia oral en todos sus géneros y modalidades en periodos mas contemporáneos, diarios, correspondencia, material autobiográfico, literatura de creación, artes visuales repletas de simbología, entre ellas, el cine y otro tipo de fuentes no directas en las que es el médico quien "interpreta" lo que el paciente siente, como en algunos ejemplos de historias clínicas. Todo ello para introducirse "dentro" de la piel de los pacientes y aprender, en primera persona, las experiencias de enfermar en el pasado y sus significados para los sufrientes, envueltos y matizados por el sentido religioso de trascendencia, ideas sobre el destino o la providencia, sobre la vida y la muerte. Algunos excelentes ejemplos que juegan el papel de modelos de este tipo de análisis se han centrado sobre todo, en el periodo moderno, siendo los siglos XVII y XVIII especialmente privilegiados como objetos de estudio. Sin pretensiones de exhaustividad, habría que encuadrar algunos de los capítulos referidos a este periodo, en dos monografías Patients and Practitioners (36) editada en 1985 y los trabajos incluídos en la reciente obra coordinada por De Blécourt y Usborne (2). Esta última es una aportación pionera en el campo de lo que se ha denominado "mediating medicine", en la que se plantea la mediación como algo esencial en el complejo universo de la asistencia médica, como un asunto de ajuste y negociación más que como una visión lineal, no problematizada, de la subordinación del paciente al médico. Los estudios de casos como el que aborda muy acertadamente Zarzo so para el contexto catalán con fuentes de correspondencia privada (47), dan una idea
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de la fecundidad de este enfoque, lo mismo que los capítulos centrados en esa fuente excepcional que es la correspondencia mantenida por S. Tissot (19, 46) en los que se plantean cuestiones de forma y de contenido muy sugerentes. Aunque no alineados estrictamente en el campo de la historia de la medicina desde el paciente, hay muchos puntos de contacto con la importantísima línea de trabajos sobre popularización, como los llevados a cabo entre nosotros por E. Perdiguero (30-32) y sobre los concernientes al pluralismo asistencial y la realidad de la práctica médica en el periodo moderno, por ejemplo, los resultados obtenidos por l. Pardo y Martínez Vidal cuando analizan las juntas de médicos, que tenían lugar por petición expresa del enfermo o sus allegados (29). La contribución de Michael Stolberg (45) merece una mención especial en la trayectoria del tema que nos ocupa en la ponencia. Y así ha sido considerado en las abundantes reseñas que sobre su Horno patients se han realizado, algunas de ellas espléndidas como las de R. lutte (11) y Luis Montiel (22). El historiador alemán se apoya muy sólidamente en unas fuentes excepcionales: decenas de cartas enviadas a médicos -algunos de ellos de la talla de Albrecht von Hallerpor sus enfermos, con contenidos sobre sus propios problemas de salud y peticiones sobre la forma de mejorarla. Lo más relevante, aún siendo muy importante, no es el tipo de fuentes y su riqueza, o la bibliografía de contextualización en la que se incluyen trabajos antropológicos además de los histórico-médicos stricto sensu, sino el uso y la interpretación que sobre esta matriz realiza y que apunta en la diana de temas tan fundamentales como la experiencia del sufrimiento, la descripción vívida de quienes lo están acompañando, y lo. que con términos actuales denominaríamos "historias de vida". Por méritos propios, hay que adjudicar un lugar muy destacado al conjunto de contribuciones de Luis Montiel (21-27) al tema que nos ocupa y en las que, de forma explícita, se sitúa, con estudios sólidos y brillantes, que hay que entender dentro de una larga trayectoria en la que los acercamientos a la literatura y medicina y a la medicina del romanticismo en los que es un auténtico experto, están estrechamente ligados a sus últimos trabajos en la línea de la historia del paciente. La historia del magnetismo animal que se desarrolló en la Alemania de inicios del siglo XIX, es un excelente banco de pruebas para analizar elementos de la realidad de la práctica médica como la importancia de la palabra del enfermo, la importancia del saber del enfermo sobre su propio cuerpo y, en este marco, la visión de la figura de la mujer como sujeto autónomo y singular en el que se acentúan estos aspectos anteriores (23, p. 125). Precisamente, esta mirada de género también merecería ser mas explorada en relación con la historia del paciente en los periodos moderno y contemporáneo, aunque contamos ya con trabajos de gran interés, algunos pertenecientes al periodo medieval como los de Montserrat Cabré y que, por tanto, se escapan del marco cronológico de nuestro trabajo y otros, cuyos datos precisos y su contextualización están presentes en una de las obras de Teresa Ortiz (28).
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"MIRANDO POR LA OTRA PARTE DEL TUBO". LOS PACIENTES TECNOLOGÍAS
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Una de las dimensiones exploradas en los estudios relativos al periodo contemporáneo, ha sido el análisis de las tecnologías médicas desde el punto de vista del paciente (9), es decir, lo que los profesionales pueden aprender de lo que los enfermos perciben sobre los riesgos y beneficios de una innovación. El referente obligado es muchas veces la literatura de creación: en La montaña mágica, de Thomas Mann, están muy presentes los rayos X y allí está magistralmente reflejada el significado y la metáfora de la imagen radiológica o de las pruebas analíticas desde el punto de vista del profano que lo está viviendo en primera persona (39, 22). En palabras de Howell, es necesario considerar no solo lo que desde una parte del endoscopio ve el médico, sino lo que el paciente "ve" desde el otro extremo del tubo (9, p. 12; 138). Otras fuentes como los magazines populares que ofrecen elementos divulgativos de aparatos y otras tecnologías, se han mostrado también útiles como indicadores de lo que son las percepciones sociales frente a estos artefactos, aunque hay que considerarlas con ciertas cautelas pues en ocasiones se ha buscado explícitamente mostrar el efecto mas dramático y llamativo de los medios diagnósticos o terapéuticos innovadores en una u otra enfermedad, pero que no reflejan necesariamente las experiencias vitales de la mayor parte de la población, y el momento en que dichas tecnologías entró a formar parte de sus vidas de forma rutinaria. Las historias clínicas constituyen en sí mismas todo un reto como fuentes históricas para analizar esta dimensión que estamos explorando (7, 38). La idea más extendida es que pueden ser de una gran utilidad si somos los historiadores capaces de leer las patografías desde el punto de vista del enfermo. Esta fuente, sobre todo a partir de los cambios experimentados por el hospital en las primeras décadas del siglo XX, nos dará muy raramente la experiencia directa del sufriente en sus propias palabras, pero sí que allí podemos detectar el momento en el que las innovaciones fueron introducidas y llegaron a ser rutinarias y de esa información podemos inferir algunos aspectos de la experiencia del enfermo. La toma de muestras de sangre para las pruebas di agnósticas en los inicios de la medicina de laboratorio era un acontecimiento que causaba ansiedad. Cuando dichas pruebas pasaron a formar parte de lo usual, la actitud ya no podía ser la misma, al quitarle ese halo de algo nuevo, desconocido y que podía "descubrir"males escondidos (9, p. 187-190). En realidad, el nuevo hospital contemporáneo era, en sí mismo y en su organización, una nueva tecnología, en la que los pacientes recorrían diferentes espacios (la sección de radiología, la del ECG, la de endoscopias ... ) donde habían aparatos sofisticados y eran vistos por varios profesionales, lejos de la mucho más "familiar" sala donde estaba su cama en el hospital. Cada visita a los nuevos espacios y el contacto con las nuevas máquinas, era un evento significativo y una nueva experiencia. En periodos mas recientes, ha sido también estudiada, desde este enfoque, la relación de los enfermos con procedimientos como la diálisis renal (20) y los respiradores -en especial los pulmones de acero de los que eran subsidiarios y totalmente dependientes los enfermos de poliomielitis en las formas clínicas que afectaban a la musculatura respiratoria (8, 40, 44).
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Otro ámbito de trabajo es aquel que se refiere a lo que Blume denomina "endpoints" históricos (3) que cerrarían la polémica sobre uno u otro método de actuación di agnóstica o terapéutica, debido al consenso alcanzado en un determinado momento y que tendrían una validez universal e incuestionable. Sin embargo, tomando como base varios ejemplos prácticos procedentes de la historia (la implantación coclear en los niños sordos o la vacunación antipoliomielítica), se puede ver como no puede existir esta universalidad en el consenso, y uno de los elementos que hay que tener en cuenta en la evaluación de las innovaciones son los datos cualitativos basados en la experiencia del enfermos, en sus expectativas, en sus deseos, en sus esperanzas. Algunas veces, las recomendaciones sencillamente no se pueden aplicar porque no influencian las decisiones de la gente, pese a que sean correctas desde el punto de vista de la lógica y éticamente impecables. Los caminos por los que las personas experimentan la enfermedad, sus valores y sus conceptualizaciones, están basados, como nos enseñan los antropólogos, en sus culturas particulares y en las circunstancias socioeconómicas en las que viven. Es decir, en este tipo de cuestiones, muchas veces se muestra la tensión entre la retórica de la "evidencia" y las expectativas de las personas que en las sociedades occidentales actuales consideran que las posibilidades de la biomedicina son potencialmente ilimitadas.
LOS DEBATES HISTORIOGRAFICOS:
INFLUENCIAS, IDEAS, LIMITACIONES
La influencia de las ciencias sociales en este tipo de planteamiento historiográfico ha sido fundamental en tanto en cuanto se han producido préstamos teoréticos, que han resultado decisivos para los análisis historiográficos, como algunos de los hallazgos de Kleinmann (12,13), en especial su clarificadora distinción entre disease y illness, la noción de sistemas culturales de la salud y la enfermedad o su forma de abordar las narrativas de enfermedad. Otro tipo de préstamos procedentes de esos campos del conocimiento, son metodológicos y no nos referimos solamente al modo de plantear entrevistas y otro tipo de técnicas con las fuentes orales, sino el modo de interpretar los datos. Solo un ejemplo, la útil y refinada distinción entre las diferentes categorías de la etnografía de la experiencia, la propia delimitación del término "experiencia" y su aplicación al sufrimiento humano (14). Desde el punto de vista conceptual, Condrau (4, p. 4-5) señala como hay diferencias significativas en la forma como el rótulo común del "punto de vista del paciente" ha sido enfocada desde algunos sociólogos como Amstrong (1) con una clara influencia de la obra de Foucault -cuya actualidad para la historia de las ciencias humanas ha sido bien analizada por R. Huertas (10)- frente a la forma de entenderla desde la historia en sentido estricto, al menos en los debates de hace veinte años. Lo cierto es que una atenta lectura del trabajo de Armstrong es bien significativa. El paciente es visto como un constructo médico basado en la información que llega al médico desde el enfermo pero claramente gobernada por las percepciones, las categorías y el lenguaje del médico, es un artefacto más que una entidad propia. En el segundo, se trata, por el contrario, de darle la palabra, de conferirle una identidad. Situándonos en la actualidad, la cuestión sería si todo el abundante material y enfoque sobre
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"la tesis de la esterilización es muy discutible, incluso en medicina. Pero ningún grito, entre los que la contrarían, me parece tan elocuente como el del profesor Roquette Pinto cuando manifiesta sus recelos sobre que esterilizar al anormal sea suprimir los genios" (3).
Estas discusiones traen a la superficie una serie de cuestiones en que se imbrican política y ciencia, en las que está en juego desde las discusiones sobre la formación del pueblo brasileño y las políticas de inmigración hasta la consolidación de la antropología en Brasil. Para terminar, quisiera destacar el hecho de que en una discusión, a primera vista, tan puntual sobre la insanidad de Nietzsche y de grandes nombres de la filosofía y de las artes hay, en realidad, un debate más amplio sobre los caminos de la nacionalidad y la formación del pueblo brasileño.
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MANUEL RIVERA CAMBAS y SU VISIÓN DE LOS ENAJENADOS EN MÉXICO áSCAR Universidad
FLORES
de Monterrey. ofiores@udem.edu.mx
"Entremos á la mansión de los sufrimientos; estamos con los dementes y los idiotas cuyas largas horas de dolor no tienen ni el consuelo de un próximo fin, ni el alivio del llanto, ni el bálsamo de la resignación; ha llamado siempre la atención pública tan duro y excepcional padecer y se ha querido que el demente sea ó un ser privilegiado inspirado por el cielo, ó un poseído por el espíritu maligno, y aun se les ha calificado de brujos, herejes y hasta de criminales" (Manuel Rivera Cambas)
CAMBAS Manuel Rivera Cambas (1840-1917), científico, historiador, militar, empresario, ingeniero topógrafo de minas y diputado entre otras labores, legó numerosas obras que reflejan un México de segunda mitad de siglo XIX que se debate entre tradiciones y notables cambios (1 y 8). Uno de los temas que más le interesó fue la higiene pública (4). y con ello, la pesquisa a fin de mejorar el nivel de vida de la población y por consiguiente de la población más desprotegida: los enfermos, en especial los dementes o enagenados (sic). Este trabajo versa sobre su percepción, causas y paliativos de la locura.
ANTECEDENTES
EN MÉXICO
Suprimidas las órdenes mendicantes, por decreto de las Cortes españolas, el Ayuntamiento de la ciudad de México recibió en 1821 los bienes que pertenecieron a las comunidades religiosas, incluyendo los respectivos hospitales, entre ellos el
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Hospital de Dementes y exconvento e iglesia de San Hipólito. Tras varios avatares, fue hasta enero de 1877, en que se estableció la Dirección de Beneficencia Pública, a cuyo cargo quedaron los hospitales, hospicios, casa de corrección y demás establecimientos (2). El establecimiento mencionado fue visitado innumerables veces por nuestro personaje y la descripción del mismo es de indudable valía. Cambas estuvo atento a los congresos internacionales sobre medicina e higiene pública que se desarrollaron en París (1867) y en Viena (1873). Es sobre este conocimiento -y de los hospitales europeos para dementes que conocióen el que basó su análisis de este mal en México (4). En sus descripciones sobresalen detalles acogedores que buscan la raíz del mal. Por ejemplo, el enfermo que más lo impresionó -en 1881- fue Perfecto Blanco, originario de Oaxaca, quién: "está enfermo de ilusiones y alucinaciones verdaderamente extraordinarias: la torre de Catedral se desprende de su base y hediendo el espacio -frases
ve que que él
empleaviene a posarse sobre su cabeza y agobiándole tan enorme peso permanece Blanco horas enteras con la cabeza inclinada y sostenida entre las manos, como quien soporta una inmensa mole; otras veces es el PopocatepetI el peso que carga y llega a ser uno de los polos lo que ese infeliz soporta; suele consistir la alucinación en sentir que el badajo de la torre de Catedral -no de una campanase le introduce en la boca y entonces por tal causa se le producen verdaderos accesos de sofocación, pues dice que el badajo le impide respirar. Lo más singular de esa enfermedad consiste en que el enfermo conserva bien una parte de su razón, pues comprende que sus alucinaciones son una sensación puramente virtual; pero sostiene y da inequívocas pruebas de que él las siente real y positivamente, circunstancia extraordinaria que le hace sufrir mucho y pedir al director del establecimiento que le ministre morfina, estricnina o alguna otra sustancia que le quite una existencia que no soporta ya. Cuando le cae la mole en la cabeza o en los hombros, se queda en la actitud del que sostiene un gran peso y comienza el delirio en el que, para quitarse la carga de encima, tiene que pedir en una oración perdón de sus pecados y dirigirse a Dios, pero ha de colocar las oraciones entre las vocales de las palabras del Ave María y luego otras entre ciertas palabras de las mismas oraciones" (4).
LA CIVILIZACIÓN
EXIGE VÍCTIMAS
La civilización, a juicio de Cambas, es el objeto principal del esfuerzo de todas las sociedades, y esta se adquiere al precio de sufrimientos (7). Una selección natural donde los débiles sucumben y los fuertes sobreviven (3,5 y 6). La industria, la desintegración familiar, las tabernas y la prostitución son causas de una desmoralización precoz que produce hábitos que viene a determinar la locura acompañada de la epilepsia. Estas causas se pueden dividir a juicio de Cambas en herencia alternativa (alcohol y placeres carnales) y causas morales (pesares que debilitan el cuerpo y matan el espíritu: duelos, amores y decepciones) (4).
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RIVERA CAMBAS
y
SU VISIÓN DE LOS ENAJENADOS
LA LOCURA Y SU CLASIFICACIÓN
(INTELIGENCIA
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Y VOLUNTAD)
Son recogidos allí los dementes, idiotas, maniáticos, epilépticos y algunos con "otras imperfecciones además de las desorganización cerebral". Hay también enfermos de "epilepsia, con maní y melancolía; demencias agudas, crónicas, intermitentes, remitentes; alcohólicos maniáticos, dementes y melancólicos; otros atacados de locura circular, paralítica, delirium tremens e idiotismo, siendo imposible hacer exactas (sic) y determinadas clasificaciones" (4). Para Cambas se distinguían claramente los imbéciles -aquellos en que el habla es monótona y defectuosade los idiotas, esto es, aquellos en que el habla es monótona y defectuosa y los que poseen la palabra profundamente confusa o completamente nula. Los idiotas revelan su enfermedad cerebral por defectos físicos, principalmente en la cabeza cuya forma es irregular, muy pequeña o muy grande, la frente casi siempre estrecha, las facciones irregulares, sin expresión, los labios caídos y los ojos afectados de estrabismo; la mayor parte de los idiotas son mal conformados y a menudo se balancean y ejecutan movimientos automáticos, se golpean la cabeza o la cara, hacen gestos y la inmovilidad no les es posible; comen sin demostrar preferencia por los alimentos por diverso que sea el sabor de estos, no se molestan por el mal olor, quedan indiferentes a lo que pasa delante de ellos y sus sentidos no guardan equilibrio; el idiota epiléptico es el más generalizado; pocos idiotas propiamente tales llegan allí a una edad avanzada, al contrario de los imbéciles que alcanzan larga vida bajo las condiciones ordinarias de existencia (4).
BREVE RESPLANDOR
DE UNA MENTE SIN RECUERDOS
Hay en los corredores y dormitorios del hospital "sombras de inmensa tristeza y de amargura", excepto en un nuevo salón construido con todas las reglas de la ciencia médica; el silencio interrumpido por gritos o aullidos e imprecaciones de los furiosos, la triste resignación con que todos observan las reglas del establecimiento, los insomnios en que delirantes pasan las noches, con dolores y tal vez recuerdos de una vida menos infeliz, pues de cuando en cuando tiene los dementes "ráfagas de inteligencia", momentos en que comprenden "toda la enormidad de su situación"; todo ese conjunto de dolores, concentración de los sufrimientos de la humanidad, "comprime aun al corazón más duro"(4).
LOCURA Y DIFERENCIAS ÉTNICAS: EL DELIRIO ES CRIOLLO Y EL IDIOTISMO ES INDÍGENA El delirio no se observa generalmente entre los indígenas que están más propensos al idiotismo; la causa física que determina generalmente la locura entre los enfermos de San Hipólito es el frecuente uso de bebidas alcohólicas, uso que va tomando un desarrollo alarmante, "sin que se pueda explicar la causa, pues nuestro clima
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no excita a beber"; felizmente -a juicio de Cambaslos abusos del alcohol aún no se desarrollan entre las mujeres y esta circunstancia sirve para contener el mal. Mientras existen muchos que su locura se debe a sus vicios y a la insolación, no hay ningún demente cuya enajenación provenga del uso del opio, o la "belladona" (planta narcótica poseedora de atropina). Para el pensamiento positivista todo es clasificable: dementes, idiotas, maniáticos, epilépticos y algunos con "otras imperfecciones además de las desorganización cerebral". Hay enfermos de "epilepsia y melancolía; demencias agudas, crónicas, intermitentes, remitentes; alcohólicos maniáticos, dementes y melancólicos; otros atacados de locura circular, paralítica, delirium tremens e idiotismo, siendo imposible hacer esactas (sic) y determinadas clasificaciones" (4). Cambas va más allá: el delirio es criollo y el idiotismo es indígena.
LOS TRATAMIENTOS Los tratamientos empleados con la mayor parte de los idiotas son paliativos, buscando cuales son las facultades del paciente que existen en el estado rudimentario, se procura sacar el mayor partido posible de los que se descubre y por medio de la educación mejorar la mente de esos desgraciados, en este trabajo podrían servir de modelo las escuelas establecidas en Francia, en Bicetre y la Salpétriere, o la de Earlswood, cerca de Londres. Ocúpanse algunos dementes en ciertos trabajos, ya de albañilería, ya en hacer a veces aventadores, puntas de hilo, cintas, redes para pájaros, otros remiendan, trabajan la hojadelata y aun los hay que se ocupan en escribir, algunos barren el establecimiento y muchos nada pueden hacer por las enfermedades que sufren (4).
UN EDIFICIO
SALUDABLE
En conclusión, Cambas refiere que el edificio -Hospital de Dementes en México- no solamente estaba bien atendido, sino que se procuraba hacer en él reformas importantes que lo elevarían en algún momento al nivel de los más notables de Europa; poseía amplios dormitorios y terreno para que algunos dementes puedan cultivar hortalizas; pero el mismo Cambas sugiere que sería mejor llevar a cabo el proyecto de construir el nuevo manicomio fuera de la ciudad. Esto debido a que algunas celdas carecían de luz y ventilación y a que el barandal del corredor era peligroso para los dementes que "en momentos de delirio se pueden arrojar desde la altura" (4).
MANUEL
RIVERA
CAMBAS
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SU VISIÓN DE LOS ENAJENADOS
EN MÉXICO
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