Apuntes del encuentro con Julián Carrón en Paraguay
Una humanidad conmovida por la correspondencia de la fe A continuación se publican parte de lo conversado con los miembros del movimiento.
Carrón. A ver qué es lo que ha hecho germinar el Señor en estos años entre nosotros. Porque es eso lo que tenemos que mirar, amigos. Porque nosotros somos como el Centurión (Mt. 8, 5-15). No somos capaces, tenemos que mirar lo que Él hace y dejarnos sorprender de lo que Él hace, porque es eso lo que nos fascina. Antonio. El diálogo muy fuerte con la realidad, me ayuda a darme cuenta que Dios no se conforma con menos de todo. Dios me pide todo. Carrón. No es que Dios no se conforme con menos de todo. Es que nosotros no nos conformamos con menos de todo. No es Dios. Nosotros siempre nos equivocamos en esto y pensamos que Dios es el que es tan cruel, que lo quiere todo. No. No es Dios, amigos, no es Dios, pensadlo bien, daos cuenta, reconoced lo que me pasa. Es que nosotros no podemos menos que desearlo todo. Les doy un ejemplo: suponed que estáis todos sanos, todo vuestro cuerpo esté sano y sólo os duele una muela, ¿por qué no os conformáis? Si sólo es una muela; una milésima parte del cuerpo. La existencia es exigencia de totalidad y sin esa totalidad, aunque sólo falte una muela que no funciona, nosotros no estamos contentos. No es un problema de contentarnos. Y esto sucede con todo. La exigencia que tenemos es una exigencia de totalidad, pero no Dios. Dios está allí y es la totalidad. Para nosotros Dios, no nos cuesta, no entra en nosotros con violencia, Dios no hace nada sino simplemente estar allí, esperando a que nosotros, que lo deseamos todo, tomemos todo. Tomemos todo. No que nos pida todo. Si no lo entendemos así, nosotros, de Dios, nos defendemos. Si nosotros pensamos que Dios nos quiere atraer; si pensamos que Dios es el que quiere arrebatarnos todo, y por eso tantas personas se alejan de Cristo mismo, porque piensan que Dios es tan cruel que quiere todo, y en vez de considerarlo como un bien, lo consideran una amenaza. Cuando en realidad, somos nosotros los que queremos todo, y en vez de una amenaza, es un bien que está ahí. Mira que lo único que es todo, lo único que es todo, es Dios y, por tanto, lo único que te podrá satisfacer plenamente, es Dios. Si no lo tomas todo, no te bastará. Si no lo dejas entrar totalmente, no te bastará. El es el bien para cada uno de nosotros. Si no lo vemos así, nosotros de Dios nos defendemos. (Perdón por la interrupción). Antonio. Entramos a la sala de terapia. Pude ver claramente que lo que Dios quiere para mí, para mi hija y para todos sus hijos, es infinitamente más grande, más bueno y más correspondiente que lo que mi pobre amor de padre puede desear darle a mi hija. Carrón. Ves qué bueno es que Dios exista, porque ni siquiera con todo tu amor de padre puedes responder a la necesidad de tu hija. Antonio. En ese momento pude ofrecer literalmente a mi hija. Al día siguiente pude ofrecer a mi hija. El que me niega a su hijo no es digno de mí. Esta intuición se convirtió para mí en Soy un elegido amado por Él y una gratitud inmensa hacia todos los amigos.