LA FUENTE DE DONDE BROTA LA GRATUIDAD

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Página Uno La fuente de donde brota la gratuidad Julián Carrón Apuntes de la Asamblea con la Asociación Familias para la Acogida Milán, 19 de mayo de 2012 Marco Mazzi. Queridos amigos, nos encontramos aquí en un momento central de nuestra historia. Un día como ayer, el 18 mayo 1982, se constituía en Milán la Asociación Familias para la Acogida. Y treinta años son un largo tramo de camino, cientos de gestos, de historias, de personas acogidas y de testimonios, de intentos, de dolores y de milagros. Nuestros ojos están llenos de hechos en los que la gratuidad y la acogida han sostenido la conversión a la que hemos sido llamados también recientemente: vivir la fe como una experiencia. Ante todo, damos las gracias a don Julián Carrón por estar aquí. Esta historia nació del corazón de don Giussani, y bajo su paternidad profundizó y caminó en la conciencia de su valor, y ahora, en la pertenencia al carisma del movimiento y en el seguimiento a quien lo guía, nuestras personas siguen encontrando vigor y luz. Por eso este encuentro quiere ser hoy un momento de confrontación en el que ser corregidos y relanzados. Intervención. Soy una hija acogida. Después de ser acogida junto con mi hermano, después de peleas y caos con los padres acogedores y los asistentes sociales, a los dieciocho años se me permitió volver con mi madre, con la que pensaba que sería por fin libre de hacer todo lo que quisiera. Después de algunos años, sin embargo, había algo que no funcionaba: mi vida era un caos y estaba perdida, no quería hablar con los demás y me preguntaba: ¿alguien me escucha allá arriba? A los veintidós años mis padres de acogida me proponen participar en un documental para contar la experiencia de acogimiento compartido con mi hermano. Delante de las cámaras me pongo a llorar. El director y mi familia de acogida me plantean mil preguntas: «¿Cuál es tu casa? ¿Cuál es tu punto de referencia, el punto en el que encuentras un bien para ti?». ¡Qué incordio de director! Mi barraca soy yo, no tengo necesidad de otros. Aproximadamente un año después, el documental fue montado y proyectado. Después de la proyección, daba testimonios por todas partes, y ahí es donde he conocido verdaderamente los rostros de Familias para la Acogida. Muchos me decían lo genial que era yo, pero en realidad yo aprendía de ellos. A raíz de estos encuentros, mi vida ha cambiado mucho, y poco a poco he recuperado toda mi historia. He vuelto a casa con mis padres de acogida. En mi habitación hay un montón de libros de don Giussani, entre los cuales está El milagro de la hospitalidad (Encuentro, Madrid 2006). Yo no conocía nada de Comunión y Liberación, pero este libro me llenaba de curiosidad, sobre todo porque quería saber qué había movido a mis padres de acogida y a las personas de Familias para la Acogida que he conocido. Cuando leí el libro, me pareció que superaba por completo mi razón, porque pensaba que yo no conseguiría ser tan acogedora, ser libre del resultado como ellos, y al final me conmoví. En estos últimos tiempos, llevo mi testimonio por Italia y por el extranjero; aprendo mucho de las personas que me acogen y que plantean preguntas, aprendo otro estilo de vida: tengo sed de humanidad, de comprender mejor qué les mueve y qué les hace tan felices y sonrientes. Pido a las familias acogedoras que me cuenten su experiencia, y aún hoy las recuerdo todas, no por sus nombres, sino por su sonrisa y sus historias conmovedoras.


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