·Gaceta gratuita·
· Centro de Catecismo “La Sagrada Familia”
Noviembre 2015
Nº. 2 ·
¡Evangelio! Cristina Arriaga
E
vangelios del mes: (Mt 5, 1-12) En este evangelio nos habla Jesús de las dichas que nos enseña. Jesús dice: “dichosos son ustedes cuando digan cosas por causa mía. Alégrense porque su premio será grande en el cielo” (Mc 12, 38-44) En este evangelio, Jesús nos enseña en que no hay que dar en abundancia sin amor, sino dar poco con bondad, aunque no tengas para vivir. (Mc 13, 24-32) En este evangelio Jesús nos dice: que el hijo del hombre está cerca y viene con gran poder. Nadie conoce el día, ni la hora ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sólo el Padre.
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(Jn 18, 33-37) En este evangelio Pilatos le preguntó a Jesús que si es el rey de los judíos y él le contestó: “si, soy Rey, yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad”. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.
B
ienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Las Sagradas Escrituras nos dicen que no todo termina con la muerte, sino que ella, es el principio del camino; Nos duele perder físicamente a nuestros seres queridos y por más que oramos para que se encuentren hacia la Gloria de Dios y tengamos confianza en ello, nos es muy difícil entender ese pro-
el tema de matar a los demás, de una manera que acostumbramos a diario: la muerte en las personas no es sólo física. Cuando hacemos menos a alguien, cuando lo ignoramos o nos burlamos de esa persona; cuando no nos preocupamos por los demás estamos matándolos en vida. ceso, así que nos ponemos en manos de nuestra oración y la de nuestros seres queridos. En noviembre nos acordamos de aquellos que nos han dejado, y es muy común escuchar lamentos de personas que desaprovecharon la oportunidad de compartir su amor y amistad “en vida”. En esta ocasión pienso en
Jesús se hizo hombre para conocer nuestro sufrimiento, vivir esos abusos, esas burlas y esa arrogancia de los demás en carne propia, él quiso demostrarnos que los humanos somos fuertes como rocas, y que por más que nos desprecien, si tenemos amor para dar, podemos cambiar las cosas. Nuestro Señor murió, conocemos la historia, pero aún no logramos comprender que nuestra fe no se basa en su muerte, sino en su resurrección.
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