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ODS 14
Ciudades sostenibles
Rankin internacional
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Cintya Jazmín Hernández Nieto
hernandezcintya64@gmail.com Ingeniera en Energías Renovables, con especialidad en energía solar y eficiencia energética.
Entendemos por ciudades sostenibles a aquellas que logran la estabilidad de los derechos de sus habitantes, incluyendo el acceso a la vivienda, el acceso al agua potable y saneamiento, la seguridad alimentaria, la salud, la educación, la infraestructura, la movilidad y el derecho al ambiente sano, para el desarrollo humano armonioso y respetuoso con la naturaleza que habita e integra. Un territorio donde se logra la igualdad de género y se aseguran condiciones de participación efectivas para las mujeres y acceso a la toma de decisiones en todos los niveles y actividades. Una ciudad que disminuye el impacto ambiental de sus actividades y promueve modalidades de consumo y producción sostenibles y acordes con sus propias condiciones territoriales, geográficas, sociales, económicas y culturales. Según Intermón Oxfam, “una ciudad sostenible es aquella que ofrece calidad de vida a sus habitantes sin poner en riesgo los recursos, ya que vela también por el bienestar de la humanidad futura y procura la justicia social”. Esto es importante porque, de hecho, conseguir que las ciudades sean sostenibles constituye el número 17 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Las ciudades sostenibles actualmente son:
Oslo
Se llevó el primer puesto en la clasificación general por su plan estratégico para impulsar la sostenibilidad, se basa en transporte, sus espacios verdes, el uso de energías renovables y grandes oportunidades para reducir los gases de efecto invernadero.
Estocolmo
La segunda posición global del índice que se sitúa en los primeros puestos en cuanto a conexión Wi-Fi, transporte sostenible, facilidad para hacer negocios y finanzas verdes, así como la reducción de la desigualdad salarial o de la contaminación atmosférica. Por lo que respecta al pilar ambiental.
Copenhague
La tercera posición global del índice que se sitúa en los primeros puestos en cuanto al plan de reducción de emisiones de carbono de su gobierno para hacer de la capital de Dinamarca un lugar habitable y con alta calidad
de vida a nivel social medioambiental y económico.
Tokio
La cuarta posición global del índice que se sitúa en los primeros puestos es la única ciudad no estadounidense en colarse entre las veinte primeras del índice económico. Debido a una buena posición en transporte, conectividad, finanzas verdes y buenas condiciones de empleo que, a su vez, llevan la ciudad hasta la prosperidad. Por lo que respecta al aspecto social y medioambiental. Se ha lanzado una iniciativa nacional conocida como “Sociedad 5.0”, cuyo objetivo es lograr una sociedad basada en datos, centrada en el ser humano y que utilice tecnología como la inteligencia artificial. Esta visión permite que todos los habitantes reciban los beneficios de la innovación y tecnología.
Berlín
La quinta posición global del índice que se sitúa en los primeros puestos son los espacios verdes, la exposición ambiental o la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, presenta un buen desempeño en la dimensión
de la protección del medioambiente, Berlín, logra un buen desempeño en movilidad y transporte. Cada uno de los planes establecidos por estas ciudades son líneas de acción que tienen en cuenta los criterios de sostenibilidad de Naciones Unidas —social, medioambiental y económico—, y que cada año analiza el Sustainable Cities Index de Acardis, una de las principales firmas de diseño y consultoría de patrimonio natural y edificado del mundo. Basándose en estos tres pilares. De esta manera, las ciudades procuran que las políticas públicas que se implementan resulten de procesos inclusivos que atiendan a estas características propias de cada ciudad, población y proceso histórico, para progresar a nivel social, medioambiental y económico.
ODS 14
Violeta Ortega Navarrete violeta@oem.org.mx Licenciada en Letras Hispánicas y en Diseño Integral, activista ambiental.
El objetivo de desarrollo número 14, tiene como meta conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos. Ya que los océanos son fuente de vida y equilibrio y un motor económico importante que nos brinda alimentos, son fuente de trabajo y productos variados. Además de que lógicamente es base del equilibrio ambiental. No solo de los ecosistemas cercanos a los litorales sino del ciclo del agua y de la composición de los gases de nuestra atmósfera. El fitoplancton y los bosques de algas del océano son los productores de entre el 50 % y el 80 % del oxígeno que existe en el planeta, por lo que su conservación es fundamental para el equilibrio de la temperatura global. Las emisiones de dióxido de carbono masivas han sido absorbidas por las aguas oceánicas cambiando su composición y volviéndolas ácidas, este fenómeno es conocido como acidificación de los océanos y ha sido reportado a partir de la década de los años ochenta. Este proceso químico en los mares del planeta trastorna las condiciones del hábitat y causa cambios en los ciclos naturales como son: predominio de algunas algas como el sargazo; favorece la población de microbios nocivos para las especies; dificulta el proceso de la formación de ostras y caracoles con lo que esta fauna queda desprotegida ante sus depredadores; peces y otros animales pierden su orientación con las altas concentraciones de dióxido de carbono; lo que les dificulta llegar a sus hogares o destinos y pueden morir perdidos. Actualmente los océanos enfrentan diversos peligros: acidificación, elevación de las temperaturas, la sobreexplotación, contaminación por desechos plásticos y químicos; fenómenos que pueden poner en peligro la seguridad alimentaria y los empleos directos e indirectos que los océanos proveen. Otras consecuencias de estos importantes daños a ecosistemas como manglares, arrecifes bosques marinos y humedales son los eventos extremos como tormentas, inundaciones, que si seguimos con el ritmo actual de emisiones de gases de efecto invernadero, se volverán cada vez más habituales, provocando pérdidas económicas y humanas importantes. En cuanto a la contaminación por desechos sólidos plásticos, si seguimos en
la dinámica actual, en el año 2050 habrá más plásticos que peces y otros tipos de fauna marina. Por lo que es de vital importancia, implementar urgentemente políticas y estrategias de economía circular, para asegurar que la producción y el desarrollo económico no acabe con nuestras fuentes de vida y riqueza naturales. Y también alertar y asegurarse de que la explotación de los océanos se da de acuerdo con los ciclos de vida, reproducción y equilibrio de los mares. Así como, educar y promover el menor uso posible de plásticos y productos que incluyan residuos plásticos. La solución tiene que estar articulada entre: Gobierno: Promoviendo la investigación y creando legislación que proteja y conserve las zonas costeras y oceánicas con respecto a la industria y la explotación pesquera y turismo. Industria: Apegándose a las normativas vigentes e implementando sistemas de producción circulares, con menos residuos y energéticamente eficientes. Sociedad: Cuidando las playas y los hábitats marinos, utilizando menos plásticos. Academia: Colaborando para proporcionar y medir el impacto de las soluciones de protección y conservación. La ONU recomienda, para América Latina y el Caribe: Que los Gobiernos de la región identifiquen las áreas de mayor riesgo y las estrategias de adaptación más integrales y eficaces en función de los costos. • Las áreas marinas protegidas deben ser administradas de manera efectiva y contar con recursos suficientes y regulaciones que ayuden a reducir la sobrepesca, la contaminación y la acidificación de los océanos. • Los servicios de protección de manglares y arrecifes de coral frente a fenómenos extremos y al cambio climático son importantes. Tal como debe hacerse con los ecosistemas terrestres, es necesario priorizar la protección de los ecosistemas marinos, equilibrando el uso sostenible y la conservación de la biodiversidad y los hábitats. • Se debe promover la generación de información científica y mejores datos, así como el desarrollo de mejores prácticas. La elaboración y aplicación de instrumentos de gestión de zonas marinas ha de combinarse con otras medidas de conservación para evitar efectos negativos en otros ámbitos.