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Descarbo nización

OEM y la transición 2/2

¿Hacia dónde vamos?

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El rápido desarrollo de nuevas tecnologías para la generación de energía solar y eólica, así como su integración como principales generadores de energía serán clave para revertir este curso de acción. Tan solo en 2020 aumentó un 23 % la oferta de energía eléctrica generada con energía solar y un 12 % con energía eólica según la IEA. Existe además un potencial socioeconómico de las energías renovables para garantizar una mejor distribución de los costos y beneficios del desarrollo de proyectos energéticos, garantizando procesos justos y la participación activa de todos los actores involucrados. Por mucho tiempo los altos costos de entrada al mercado debido a la necesidad del desarrollo de infraestructura, limitaciones geográficas y técnicas, y la subsecuente existencia de economías a escala creó monopolios naturales. Un recurso vital en la vida moderna acaparado por unos pocos es una historia de lo más común, pero además el desarrollo y funcionamiento de proyectos se ha visto plagado por violaciones a derechos humanos, un acceso desigual a energía, prácticas predatorias contra los consumidores finales, etc. Las energías renovables aunque no están exentas de caer en los mismos patrones tienen también el potencial de cambiar esta situación. Las energías renovables han permitido la descentralización del sector dando cabida a proyectos en una escala más pequeña que tiene más en cuenta las necesidades y el contexto local. No solo esto sino que han permitido esquemas de funcionamiento que dejan la

Las energías renovables han permitido la descentralización del sector dando cabida a proyectos en “ una escala más pequeña que tiene más en cuenta las necesidades”

generación, distribución y transmisión en manos de la comunidad y no de agentes externos. Estas comunidades pueden volverse independientes en su consumo de energía, permitir su participación en el mercado energético o reducir los costos de sus actividades económicas. Además, ofrecen la garantía del acceso a la energía en zonas marginadas o de difícil acceso por medios convencionales. Esto por supuesto, debe venir acompañado de una transformación de la legislación y de las instituciones que regulan el sector y sus prioridades. Aunque esta transformación ha proliferado principalmente en Europa el resto del mundo está desarrollando ya sus propios sistemas que permitirán estas nuevas formas de relacionarnos con la energía al cimentarse en nuestras sociedades y sistemas económicos. Estos cambios se insertan en una necesidad más amplia de abordar nuestra crisis actual siguiendo principios de justicia. Avanzar la conversación más allá del discurso de reducción de emisiones y el desarrollo tecnológico para garantizar que aquellos que se encuentren en las posiciones de mayor vulnerabilidad se encuentren al centro de la reconceptualización del sector energético. El cambio climático y las soluciones que propongamos pueden perpetuar o incluso acrecentar las desigualdades existentes, a menos que las tengamos siempre presentes en el proceso de toma de decisiones. 2/2

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