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Alemania
Se despide de la energía nuclear
José Hugo Carmona
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hugo@oem.org.mx Maestro en ingeniería, con experiencia en mercados de energía, modelación de escenarios y prospectivas del sistema energético mexicano, evaluación de cadenas de valor del sector hidrocarburos y su transformación.
El gobierno de Alemania rechazó las propuestas de la Unión Europea de incluir la energía nuclear en los planes e inversiones del bloque centrados en el clima para el futuro. En cambio, la nación europea planea apoyarse en gran medida en el gas natural como fuente de energía hasta que pueda hacer la transición a otras fuentes que no contaminen el medio ambiente. La UE trató de etiquetar la tecnología nuclear como “verde”, pero el portavoz del gobierno alemán, Steffen Hebestreit, dijo a los periodistas en Berlín el lunes que la consideran “peligrosa”, informó Reuters. “La posición del gobierno sobre la energía nuclear se mantiene sin cambios. El gobierno sigue convencido de que la energía nuclear no puede clasificarse como sostenible”, dijo Hebestreit. “Para el gobierno alemán, el gas natural es una importante tecnología puente en el camino hacia la neutralidad de los gases de efecto invernadero en el contexto de la eliminación gradual de la energía nuclear y la generación de energía a base de carbón”, comentó. Después de eliminar gradualmente las fuentes de energía contaminantes, el gobierno podrá reemplazarlas por otras fuentes alternativas, como el hidrógeno producido con energía renovable, para 2045, fecha que Alemania estableció como fecha límite para alcanzar la neutralidad climática. Alemania no es el único estado miembro de la UE que rechaza la energía nuclear como fuente de energía, Austria y Luxemburgo también se oponen a la tecnología, pero otros estados de la UE como la República Checa, Finlandia y Francia consideran que la energía nuclear es esencial para dejar atrás la energía proveniente de combustibles fósiles que emiten dióxido de carbono, informó Reuters. Alemania está en camino de apagar sus tres centrales nucleares restantes a fines de este año y eliminar el carbón para 2030, mientras que su vecino Francia apunta a modernizar los reactores existentes y construir otros nuevos para satisfacer sus necesidades energéticas futuras. Los caminos opuestos tomados por dos de las mayores economías de la UE
han resultado en una situación incómoda para la Comisión ejecutiva del bloque. Un proyecto de plan de la UE visto por Associated Press concluye que tanto la energía nuclear como el gas natural pueden, bajo ciertas condiciones, considerarse sostenibles para fines de inversión. Hebestreit señaló que la cuestión de qué hacer con los desechos radiactivos que durarán miles de generaciones sigue sin resolverse. Añadió que Alemania “rechaza expresamente” la evaluación de la UE sobre la energía atómica y ha manifestado repetidamente esta posición hacia la comisión. Alemania ahora está considerando sus próximos pasos sobre el tema, dijo. Por su parte, los grupos ambientalistas han criticado el énfasis de Alemania en el gas natural, que es menos contaminante que el carbón, pero aún produce dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero, cuando se quema.
La transición energética: implicaciones I
Las distintas caras que hay que tomar en cuenta
Violeta Ortega Navarrete
violeta@oem.org.mx Editora, Diseñadora multidisiplinaria por el INBA, activista ambiental.
La transición energética es un proceso que debe ocurrir a nivel global. La mayor parte de las naciones están poniendo esfuerzos para pasar de energías fósiles contaminantes a energías menos contaminantes o de transición como el gas natural. Dentro de las fuentes de energía más comunes y usadas en la historia, encontramos el carbón. Se ha datado que el carbón fue utilizado desde hace 2000 años por la cultura china, también por los romanos y los hopi en Arizona. Sin embargo, como sabemos fue durante la revolución industrial que inició al rededor de 1750 que se masificó el uso del carbón en Europa, desplazando la combustión de madera para calefacción, cocción de alimentos; se comenzó a utilizar en transporte, que hasta entonces había sido por medio de fuerza animal, y en la industria. Posteriormente a partir de 1800 se comenzaron a explorar pozos de petróleo y a refinar distitos productos, al día de hoy casi todas las industrias procesan y utilizan materiales o derivados de hidrocarburos. Actualmente muchos países del mundo siguen utilizando carbón e hidrocarburos para la generación eléctrica, sin embargo es innegable que el fin de este tipo de generación se acerca –y cuanto antes mejor– pues es una de las acciones que se deben llevar a cabo para limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2°C. No obstante el fin de la explotación del carbón y otros hidrocarburos puede poner en una situación complicada a empresas y a gobiernos, pues implica cambios en las comunidades productoras, que necesitarán apoyo de las políticas públicas locales. Para llevar a cabo esta transición es necesaria la inversión en nuevas fuentes de energía renovables como la eólica, la solar y la hidroeléctrica, o menos contaminantes, como el gas natural que es un combustible de origen fósil que tiene menos impacto ambiental y se presenta como un combustible viable para calefacción y producción de energía eléctrica con menos impacto para el medio ambiente, en comparación con el carbón.
La inminente inversión y desarrollo de nuevas tecnologías más limpias para la generación eléctrica tiene varias implicaciones a resolver dependiendo de los ámbitos, entre ellas: · la escasez de minerales y materiales utilizados en su elaboración que provoca desequilibrio en los mercados y aumento de precios; · la actual situación de acaparamiento de los yacimientos de litio, mineral que se utiliza en prácticamente todas las baterías, desde autos eléctricos, hasta teléfonos celulares; · la necesidad de inversión en desarollo de tecnologías para almacenamiento de energía de forma más eficiente; . la urgente acción de los gobiernos para diseñar políticas públicas que promuevan la figura del prosumidor. · la generación de capacidad de respaldo para las fuentes que no están disponibles todo el tiempo, con el fin de obtener seguridad energética para el usuario final. Se prevé que la demanda de electricidad seguirá creciendo y con el aumento de autos eléctricos y la conversión de procesos industriales a la electricidad, habrá la necesidad de reestructurar la red, lo que implica otra inversión importante por parte de gobiernos y empresas privadas.
Hay otra cara de la transición que se debe tomar en cuenta y es el acceso a la energía justo e incluyente, pues aún existe una gran brecha entre países desarrollados y países en vías de desarrollo. E incluso hay grandes diferencias en acceso y asequibilidad dentro de los mismos países, como es el caso de México donde se calcula que aún existen 2 millones de personas sin acceso a energía eléctrica. En la siguiente entrega nos adentraremos un poco en las implicaciones de la transición energética de índole social. 1/2