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ODS 10 Reducción de las desigualdades
Violeta Ortega Navarrete violeta@oem.org.mx Licenciada en Letras Hispánicas y en Diseño Integral, activista ambiental.
La desigualdad es la falta de equilibrio, en el ámbito del desarrollo humano, no se trata solo de bienes o de ingresos, la desigualdad tiene muchas dimensiones, entre las cuales la ONU engloba las siguientes: Desigualdades económicas: Distribución inequitativa de la riqueza, que conlleva a las personas a carecer de acceso a bienes, servicios y recursos. En este rubro se ubica la falta de acceso a la energía y se enlaza con el ODS 9 que tratamos la semana pasada, pues para que estos bienes y servicios se brinden, debe previamente existir la infraestructura necesaria. Desigualdades sociales: Discriminación o trato diferenciado como consecuencia de su posición social, origen étnico, religión, discapacidad, enfermedad, preferencia sexual, entre otras muchas condiciones.
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Desigualdades educativas: Tiene su origen en las desigualdad social y económica, ya que personas en situación de desigualdad tendrán menos oportunidades y posibilidades de acceder a la educación. Desigualdad de género: Cuando personas de un género no tienen acceso a las mismas oportunidades, derechos o salarios, que otras personas del género opuesto. Desigualdad legal: Se da en los casos en que personas refugiadas o inmigrantes no tienen acceso a servicios básicos como la salud, la educación o la vivienda porque las leyes favorecen a unos individuos frente a otros. En cuanto a la desigualdad económica, nos sirven los siguientes datos de la ONU para imaginar la situación (antes de la pandemia) el 82 % de toda la riqueza creada en 2018 fue a parar al 1 % más rico, mientras que la mitad más pobre de la población mundial permaneció igual. Naciones Unidas indica que la desigualdad ha aumentado a nivel global en los últimos treinta años. Desafortunadamente Latinoamérica, si bien no es de las zonas más pobres, sí es de las más desiguales en el mundo y esto afecta con mayor crueldad a poblaciones indígenas de la región, que además pueden padecer más de un “tipo” de desigualdad. Como podemos imaginar las desigualdades tienen consecuencias individuales como la pobreza, el hambre, la desnutrición, la baja esperanza de vida,
rechazo y discriminación. Entre las consecuencias como país se encuentran: el aumento de enfermedades, la destrucción del medio ambiente, incremento de la violencia, tensiones sociales y conflictos. Señalamos anteriormente que uno de los pilares que pueden proveer un techo igualdad es el acceso a la energía, especialmente a energías limpias (tan limpia como el contexto lo permita) y electricidad, con lo que se asegura la conectividad a internet, ya que esta condición puede encauzar el desarrollo, por medio de la educación o el trabajo a distancia y el acceso a información. Igual que en el panorama del cumplimiento de los demás Objetivos de Desarrollo Sostenible, el COVID ha hecho que se desanden los pequeños pasos avanzados, sobre todo para las poblaciones que ya eran vulnerables. Como sabemos a nivel mundial se cerraron muchas industrias lo que incrementó la tasa de desempleo de los países y/o disminuyeron los ingresos de los trabajadores. Lo cual abrió la brecha de desigualdad que las economías buscan resarciendo poco a poco. Algunas de las recomendaciones de la ONU para el logro de este ODS son: Potenciar y promover la inclusión social, económica y política de todas las personas, independientemente de su edad, sexo, discapacidad, raza, etnia, origen, religión o situación económica u otra condición. Adoptar políticas, especialmente fiscales, salariales y de protección social, y lograr progresivamente una mayor igualdad. Facilitar la migración y la movilidad ordenadas, seguras, regulares y responsables de las personas, incluso mediante la aplicación de políticas migratorias planificadas y bien gestionadas.