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Editorial • Ambición y talento
No son asuntos comparables, pero recuerdo que, tras la declaración de guerra de la rueda de prensa en Malasia 2015, en el rifirrafe entre VR46 y MM93, salió beneficiado ante la opinión pública el de Tavullia. Hoy, tras su cambio de equipo y los resultados de Rossi; probablemente los peores de su carrera en la élite; su imagen ha caído en picado y es el de Cervera quien, con su reaparición, copa los titulares y las frases épicas de los cronistas mas prestigiosos trufan sus columnas y artículos tras lo visto en Portimao. Pero lo que mas sorprende es el anonimato en el que Valentino recorre el corto tramo que le lleva desde las cámaras a su box, mas acostumbrado a gritos y tumultos que al silencio. Es cierto, el COVID19 no ayuda y le falta el calor de su público, pero baste ver la puerta del garaje de ambos para intuir que algo ha cambiado. El primero apenas deja entrever que dentro hay un piloto, no hay sonrisas; el otro a duras penas deja ver a Marc, tapado por cámaras y fotógrafos, todo emociones.
¿Estamos viviendo la última temporada de Il Dotore? Creo que ha de ser lo bastante inteligente como para no destruir su leyenda, aunque ello suponga abandonar algo que ha hecho de él un mito de nuestro deporte. Solo espero que, por una vez, su talento sea mayor que su ambición.
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