Artium

1ra Edición. 11/06/2021

Hiperconectados Covid-19:

Una inesperada prisión para la juventud

Teleeducación y COVID-19

Los universitarios:

Víctimas psicológicas de la pandemia

Artium

Nota del editor

Mi nombre es Nina Narváez, estudiante de 3er. semestre de Diseño Gráfico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, la creadora de esta revista, Artium.

El concepto de esta revista es “Pintando los colores de la virtualidad” y va dirigida a jóvenes y adultos. Contiene temas relacionados a la pandemia del Covid-19 que, a pesar de no ser la mejor situación, fueron expuestos de manera original, para que las personas puedan ver el lado positivo y creativo que trajo consigo la pandemia que nos encerró pero, al mismo tiempo, nos permitió liberar nuestra mente y dejar fluir la creatividad en distintos ámbitos.

Quiero dar especiales agradecimientos a Leonela Calisto, Doménica López y Wendy Nájera, quienes proporcionaron dos de los artículos que contiene esta revista, y a mis profesores, quienes fueron la guía para poder tener el resultado final de este proyecto.

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ÍNDICE Los universitarios:Víctimas psicológicas de la pandemia 4-12

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Hiperconectados 14-18

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Teleeducación y COVID-19 20-23

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Covid-19: Una inesperada prisión para la juventud 24-28

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Los universitarios:

Víctimas psicológicas de la pandemia

Por: Doménica López y Wendy Nájera

L

a libertad que se sentía en la universidad, era un asunto de importancia para muchos, ese sentimiento de topar con la punta de los dedos el peldaño de la adultez que varios encontraban en su lugar de estudio. Todos los días al dirigirse hacia aquel lugar donde el único que manejaba su vida era uno mismo, una libertad que se vio arrebatada por la pandemia. Lo que en su día fueron prevenciones y pensamientos momentáneos sobre una situación que pasará muy pronto, se convirtió en una historia sin un final cercano a la realidad.

La personalidad y estabilidad emocional de la mayoría de los estudiantes universitarios se ha visto afectada por trastornos mentales como la ansiedad y la depresión a causa de problemas dentro del entorno familiar, social, laboral y académico durante el periodo de cuarentena por COVID-19. Esto se ha podido notar tras la realización de un análisis con algunos estudiantes de la Universidad Central del Ecuador, Pontificia Universidad Católica del Ecuador y del Instituto Tecnológico Superior de la Cruz Roja Ecuatoriana.

La pandemia que inició el 12 de marzo, con el anuncio del cese de actividades presenciales para centros de estudio como escuelas, colegios y universidades. La situación del país se ha visto muy afectada con las decisiones del Gobierno, las que han causado un gran impacto en la educación y la estabilidad económica de los hogares ecuatorianos. Esto ha provocado grandes problemas en la comunidad universitaria con alteraciones psicológicas que desencadenan una gran variedad de trastornos mentales tras la preocupación por un futuro prometedor y estable para ellos y su familia.

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“La ansiedad y la depresión son emociones que están dentro de nosotros y de alguna manera debemos convivir con ellas, hasta cierto límite, ya que son elementos que conforman nuestra psiquis” (Alex Romero)

Las afectaciones psicológicas se pueden presentar en las distintas etapas de la vida, en el caso de los jóvenes que se encuentran cursando la universidad, existen factores como la familia, las relaciones interpersonales y la educación, los cuales son grandes provocadores de estrés y preocupación que en conjunto con el nivel de resiliencia de cada persona puede llegar a ocasionar graves trastornos mentales en algunos. La ansiedad y depresión son estrellas entre las problemáticas de salud mental y los trastornos que más se presentan entre los jóvenes actualmente. Un hecho que se ha incrementado debido al aislamiento, causante de esto ha sido la convivencia continua con los miembros del hogar y la falta de espacios de liberación de sus problemas; uno de estos espacios, la universidad.

Artium Los trastornos psicológicos se relacionan con problemas en la conducta a partir de variaciones en los pensamientos, sentimientos, emociones y sensaciones que influyen en el estado y felicidad de los seres humanos. El miedo, la preocupación y el estrés son respuestas normales de nuestro cuerpo en momentos en los que nos enfrentamos a la incertidumbre, a lo desconocido o a situaciones de cambios o crisis. Varios de los desequilibrios emocionales conllevan a trastornos de ansiedad, depresión e ira; tres estados conectados entre sí que pueden afectar seriamente al individuo, provocando incluso intentos de suicidio o agresión física a sí mismo o personas a su alrededor.

Las afectaciones psicológicas Según el doctor, experto en psicología gestáltica, Alex Romero, la salud mental es aquella esfera del ser humano que involucra la percepción y manejo de nuestros sentidos y emociones; elementos que forman nuestro aspecto psicológico, personalidad y conducta.

Romero menciona que uno de los problemas psicológicos que más se han presentado durante el periodo de encierro son la ansiedad, ira y depresión; emociones relacionadas entre sí, que se encuentran implícitas en el ser humano, pero que cuando dejan de ser controladas pueden desencadenar varios tipos de trastornos como los TOC (Trastornos Obsesivos Compulsivos) y distintos grados de depresión que pueden involucrar acciones que ponen en riesgo a la persona.

Por otro lado, el psicólogo clínico, Fernando Torres, explica que los trastornos psicológicos dependen de la situación que el ser humano esté viviendo. Sin embargo, se puede agrupar por edades para procesar la información de mejor manera. Por ejemplo, los niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad; estos 4 grupos van a presentar diferentes sintomatologías dependiendo de cómo sean sus experiencias personales durante el encierro. El hecho de que la mayoría de personas no están acostumbradas a estar en una situación que obligue a mantenerse encerrados en sus hogares ha generado grandes desventajas para algunos ciudadanos y se presenta con cuadros similares a la ansiedad. Por lo que, la intensidad en la que muchos viven desencadena acciones y

pensamientos negativos o fatalistas como son el planteamiento de posibles suicidios y demás acciones que atenten contra la integridad física del individuo.

Los universitarios se presentan como un grupo de alta vulnerabilidad, ya que no son parte de la adolescencia, ni de la adultez como tal; estos, según el profesor de Psiquiatría Infantil adolescente de la Universidad de Manchester, Richard Harrington, señala que los universitarios se encuentran cursando la adolescencia tardía. Estado en el que personas que biológicamente ya superan la adolescencia aún mantienen manera de pensar y actitudes similares a las que surgen durante la adolescencia, como la búsqueda de identidad y el cuestionamiento de la existencia.

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Artium “En la adolescencia tienden a emerger con particular intensidad algunos problemas de salud mental que no se presentan con tanta frecuencia en etapas previas, como los trastornos del estado de ánimo y ansiosos” (Harrington, 2002) El psiquiatra chileno, Ramón Florenzano, señaló que en la adolescencia se ven acentuadas varias actitudes de riesgo como el alcoholismo y la drogadicción, además, de conductas antisociales que pueden originar trastornos de personalidad o alimenticios.

Un estudio realizado en la Universidad de Malasia demostró que los principales factores asociados con los trastornos mentales son las dificultades económicas y relacionales. Sin embargo, estos factores de estrés pueden aumentar o disminuir sus expectativas de logros académicos. Actualmente, la población joven significa un importante reto para la salud pública debido a que son

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más propensos a sufrir afectaciones psicológicas, debido a la etapa por la que se encuentran atravesando. Estas afectaciones se manifiestan con la ansiedad ligera, llanto fácil, bajo estado de ánimo, irritabilidad, entre otros factores que al principio solo son percibidas por la propia persona que vive este desequilibrio emocional, y se vuelve más sensible para quienes se encuentran a su alrededor a medida que estas afectaciones se vuelven más severas.

Un estudio realizado en la Universidad de Malasia demostró que los principales factores asociados con los trastornos mentales son las dificultades económicas y relacionales.

Artium Es el estado de aprensión y miedo producido por la antipación a una situación o amenaza.

Es un problema cuando se siente en ansiedad en situaciónes donde no hay peligro, esta alerta puede provocar un ataque de pánico.

Preocupación excesiva.

Expectativas irracionales de los peores resultados.

Incapacidad para relajarse.

Irritabilidad Insomnio Fatiga Dolores de cabeza Tensión muscular La ansiedad no es dañina y puede llegar a ser controlada.

Es una enfermedad que adecta al estado de ánimo, penamientos y conducta.

Es un trastorno cerebral que perdura más allá de un sentimiento pasajero de tristeza.

Tristeza Falta de autoestima Sentimientos de culpabilidad Trastoros de sueño o apetito Desconcentración Perdida de interés o placer

La depresión puede afectar negativamente la calidad de vida, pero se puede tratar con ayuda.

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Artium La universidad: Un factor de alteración

La situación actual por la pandemia ha llevado a las Instituciones de Educación Superior ha pasar de un modelo presencial a la modalidad de clases virtuales, acción que si bien protege a los estudiantes del virus también ha provocado un gran impacto en los mismos debido a que muchos de ellos no consideran que están aprendiendo lo suficiente.

Además, el exceso de tareas y horas frente a una computadora han aumentado los niveles de estrés en los estudiantes, lo que ha provocado que muchos universitarios que antes no sufrían de trastornos como la ansiedad y depresión ahora los sufran; y en algunos que ya padecían de estas alteraciones psicológicas, empeoren. Bajas emocionales que afectan el desempeño de los universitarios durante sus actividades curriculares; trastornos que en ocasiones se presentan por el sentimiento de falta de aprendizaje.

Montserrate Rivera, estudiante de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador (UCE), menciona que los problemas psicológicos generados en ella durante la pandemia se han dado a causa de peleas intrafamiliares y escasez económica. Además, menciona que uno de los factores que más le han afectado son las clases en línea, debido a los conflictos con varios profesores y compañeros, la falta de una educación de calidad que le provoca un sentimiento de frustración tan grande que, en ocasiones ha pensado en abandonar sus estudios. También, alega que prestar atención a clases con tantos distractores a su alrededor ha dificultado su desempeño académico, lo que le provoca más estrés e incrementa su cuadro de ansiedad y depresión.

Otro de los temas que afectan a los estudiantes es la falta de acceso y realización de prácticas pre profesionales, un requisito considerado fundamental para los estudiantes de pre grado, ya que esta actividad es su primer paso a la vida profesional. Sin embargo, debido a la situación actual, encontrar lugares donde realizar pasantías se ha vuelto muy complejo a causa de la falta de certificaciones para la universidad del establecimiento. Así mismo, hay que tomar en cuenta que a pesar de que ya no sea un requisito al momento de graduarse, no hay que dejar

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Artium de lado la importancia que las prácticas preprofesionales tienen en el desenvolvimiento dentro del campo laboral; ya que estas son fundamentales a la hora de buscar empleo.

Nathaly Nájera, estudiante de la Carrera de Emergencias Médicas en el Instituto Tecnológico Superior de la Cruz Roja Ecuatoriana (ISTCRE), comentó que la educación virtual no ha sido de su preferencia, ya que su carrera necesita más práctica para poder desenvolverse en el ámbito laboral y así poder ayudar a los pacientes de ambulancias. Agregó, que existe una gran diferencia en la realización de actividades académicas prácticas presencialmente, a que realizarlas a través de una pantalla, o la otra opción, es no realizar ninguna práctica du-

rante todo el semestre virtual. La falta de tiempo para dedicarse a sí mismo es una más de las variantes que causan estrés, ansiedad y depresión en el diario vivir de los estudiantes, ya que al no tener un espacio de relajación y desconexión de las actividades académicas pueden entrar en una crisis existencial y emocional que los lleven a plantearse nuevas dudas en cuanto a su desarrollo profesional, social y académico.

El confinamiento prolongado junto al incremento de la tasa de desempleo aumentan el riesgo de un consumo elevado de sustancias psicotrópicas como el alcohol y otras sustancias. Esto desencadena maltrato a la pareja, infantil, abuso sexual o discordias familiares.

El entorno familiar El contexto en el que se desenvuelve el estudiante universitario afecta a sus emociones, desempeño y manera de percibir el mundo en mayor medida, la preocupación por el bienestar y estabilidad económica de la familia se relacionan con las emociones, sentimientos, personalidad y deseos del joven universitario.

Un informe publicado por el Centro para la Salud Mental de Reino Unido (Center for Mental Health) sobre la salud mental de los estudiantes universitarios, reveló que el periodo entre los 16 y 25 años presenta más probabilidad de afectar a la salud mental de los jóvenes. Con ello, según explica este informe, los periodos de transición requieren de un proceso de adaptación a una nueva forma de vida, ya que un cambio repentino e inesperado puede afectar a la salud mental y el bienestar emocional del universitario. El 65% de los estudiantes sufren de es trés, la sensación de ansiedad, soledad e incapaci-

dad para desenvolverse solos en las actividades académicas y en un mundo independiente es del 43% de los alumnos, el 33% de los mismos sufren de depresión y nostalgia y el 8% tiene pensamientos suicidas frente a su nueva vida juvenil.

El aumento de responsabilidades, tanto académicas como familiares incrementa los trastornos mentales, en parte debido a la etapa que atraviesan, ya que al ser mayores de edad, las responsabilidades incrementan y existen factores que pueden poner en situación de ansiedad al individuo como pensamientos sobre la búsqueda de trabajo, el posible fracaso estudiantil, la preocupación por ayudar en el hogar; los cuales causan pensamientos de irritabilidad y frustración que elevan los niveles de ansiedad de los jóvenes al ser un mecanismo de actuación en el que el individuo pasa a un estado de constante miedo y autodefensa.

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El confinamiento afecta a todos, mucho depende de la estabilidad social y económica, en donde se debe mantener trabajando duro a diario para poder tener una sostenibilidad emocional y sentimental. Las circunstancias particulares de cada persona pueden desencadenar actitudes de violencia, dirigidas en mayor medida a otros miembros de su círculo familiar o con quienes conviven.

El psicólogo, Fernando Torres, expresó que la mayoría de la población ya está adaptada a esta situación de la virtualidad en el trabajo y educación. Agregó, que al inicio de la cuarentena muchas personas estaban aisladas, estresadas y frustradas por la situación que estaban viviendo. Incluso, muchos adultos llegaron a maltratar a sus hijos, debido al nivel de estrés en el que se encontraban, situación que en varios hogares se mantiene. He indica que en los adultos o cabezas de familia que han tenido problemas con su trabajo han sido quienes han presentado más conflictos con su estabilidad ansiosa y depresiva.

La falta de recursos económicos, se convierte en una amenaza en los estudiantes ya que la escasez de dinero puede provocar la interrupción de los estudios de pre grado de quienes aún dependen económicamente de sus familiares. Es el caso de Belén Cervantes, estudiante de comunicación de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), quien indica que la precariedad económica ha generado más problemas intrafamiliares, además del estrés y la ansiedad por el futuro. Cervantes agregó:

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“Algo con lo que luchamos en mi familia fue el despido de mi papá, ya que a causa de eso él ha desarrollado depresión, lo que me afecta a mí y me ha causado lapsos de depresión y crisis de ansiedad ya que debo estar más atenta a mí papá que antes. Tengo que pararme fuerte para ser un soporte para él en este momento, pero hay ratos en los que me cuesta mucho”.

Existen otros casos en los que el principal problema y causante de este tipo de trastornos es el clima familiar conflictivo, las discusiones, peleas entre madres, padres e hijos que llevan a varios jóvenes a caer en depresión. Para Miguel Ángel Gálvez, estudiante de la PUCE la relación con su madre no es la mejor, un hecho que lo ha llevado a sufrir de depresión a causa de no poder encontrar un lugar de escape de su hogar.

“En mi caso tengo una relación complicada con mi madre y al momento de no poder salir tengo que pasar más tiempo en casa y el hecho de convivir con mi familia, muchas veces genera más problemas intrafamiliares”.

Añadió, que actualmente la sociedad se ha vuelto más egoísta y cada uno ahora se preocupa más por sí mismo y dejan de lado a quienes necesitan ayuda. Miguel Ángel indicó que su depresión ha incrementado durante la

Artium pandemia a causa de la falta de contacto con sus amigos, los conflictos en su hogar y la falta de distractores que lo hacían poder sobrellevar su condición; no obstante, trata de manejar sus emociones con la ayuda de un psicólogo y del tutor designado por su universidad.

Una investigación realizada por Elsevier Public Health Emergency Collection menciona que la familia ha sufrido cambios inesperados e impactantes durante la pandemia. Además, el confinamiento prolongado junto al incremento de la tasa de desempleo aumentan el riesgo de un consumo elevado de sustancias psicotrópicas como el alcohol, drogas, entre otras. Esto desencadena maltrato a la pareja, infantil, abuso sexual o discordias familiares.

Fernando Torres, señala que antes la ansiedad y el trastorno depresivo podía manejarse de una u otra forma. Por ejemplo, un chico que presentaba rasgos depresivos, al estar en contacto con sus amigos le ayuda-

ban a dejar a un lado esas emociones. Sin embargo, en la actualidad los chicos no ven una salida para sus rasgos psicológicos y lo único que han hecho es visibilizar la problemática que existe en el país. Hay muchos casos de abuso intrafamiliar e infantil por lo que la familia se mantiene encerrada en un solo lugar y no pueden salir a despejar la mente. El aislamiento de una u otra forma, ha hecho exacerbar la violencia dentro del hogar, esto puede ser parte del proceso de adaptación a la situación de la pandemia y al mundo virtual durante el encierro.

Aquellas personas que trabajan se sienten más frustrados y menos tolerantes a las actitudes de los hijos o de su pareja y ven como forma de desahogo tratar mal a las personas que los rodean. Una actitud muy marcada en personas que son hostiles y lo vienen siendo desde antes del encierro. El periodo entre los 16 y 25 años presenta más probabilidades de afectar a la salud mental de los jóvenes.

Una ayuda para los alumnos Algunas universidades del país han brindado a sus alumnos la opción de tener tutores de acompañamiento, quienes se encargan de guiar al estudiante con el objetivo de ayudarlo en el campo académico y emocional. El doctor en literatura latinoamericana y docente de la PUCE, Carlos Aulestia, a la par de tutor encargado de toda la carrera de Comunicación Social de esta Institución, mencionó que la idea de recibir tutorías o acompañamiento es beneficioso para el estudiante, ya que muchos de ellos tienen conflictos familiares que conllevan a problemas emocionales y psicológicos que causan un declive en el desempeño académico de los alumnos.

Aulestia, indicó que en el manejo de estas tutorías se da a partir de un análisis y evaluación del estado del estudiante para discernir cuándo realmente es una problemática psicológica o una actitud desapegada a los estudios. Para esto, se realiza un informe sobre el estudiante que pasa a la Dirección de Bienestar Estudiantil y de ser el caso, es transferido al centro de psicología aplicada a la Universidad. Agregó, que las tutorías han aumentado a partir de la pandemia, ya que es un factor negativo y no permite la relación entre profesores y alumnos que en muchos

casos disminuye los problemas externos a la universidad. Además, señala que los principales conflictos por los que atraviesan los estudiantes son: Problemas familiares, seguido por el abandono de los padres de familia, el consumo de sustancias psicotrópicas o ilícitas, padres que consideran un estorbo a sus hijos, presión por que el estudiante sea alguien importante profesionalmente, entre otros.

El Doctor Aulestia, indicó que al analizar este tipo de actos: “uno se da cuenta que también hay una infantilización de los estudiantes universitarios , ya que a pesar de tener más de 18 años aún se consideran adolescentes y no adultos; jóvenes en estado de transición ya que aún existen aspectos de la vida que les resultan complicados de resolver, una dependencia del círculo familiar, ausencia de proyectos de vida y de carrera pensados a largo plazo”.

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Artium Carlos Aulestia comentó que desde una perspectiva macrosocial, la cultura trata de que la juventud perdure lo más que se pueda y que pese a que existan quienes realizan actividades laborales para generar ingresos económicos, aún no son capaces de cometer ciertas actividades de la vida cotidiana, como el recorrer la ciudad sin un dispositivo tecnológico de guia. Alegó, que debido a la dependencia a los aparatos modernos, los jóvenes

ya no pueden vivir y sobrellevar distintas situaciones sin sus celulares, un hecho que, Aulestia señala como un fenómeno en el que la juventud busca siempre una guía o apoyo para poder vivir, ya que necesitan de modelos o tutorías debido a la falta de capacidad de deducción y resolución de problemas. Argumentando que en la actualidad los jóvenes la mayor parte del tiempo buscan una salida fácil e inmediata a sus problemas.

¿Cómo cuidar de la salud mental?

“Al menos el 80% de la población que ha estado en aislamiento se le ha alterado el ciclo del sueño. Por ejemplo, la gente que duerme a las 3 a.m. se levanta a las 10 u 11 de la mañana. Estos, son indicadores de que algo en nuestro plano psicológico no está funcionando de la mejor manera.”

(Doctor Torres Fernando) Para empezar, el adolescente debe darse cuenta de sus errores y las consecuencias que sus acciones han causado en su personalidad y forma de ser. Con ello, vendrá el deseo de buscar un cambio por beneficio propio y de quienes nos rodean y así, evitar transaccionar sus emociones negativas en sustancias psicotrópicas y buscar la manera de adaptarse a la nueva modalidad virtual de la mejor manera posible. Sin embargo, cuando los cuadros de ansiedad y depresión son incontrolables, la violencia tendrá sus repercusiones.

El psicólogo clínico, Fernando Torres, explicó que actualmente, una de las soluciones para tratar estos problemas psicológicos son las terapias online, ya que son canales más específicos y que con el desarrollo de este tipo de terapias se saca un análisis exhaustivo sobre las soluciones para tratar de mejorar las emociones y sentimientos de la persona afectada. Torres añadió, que para poder evitar los ataques de ansiedad o depresión, se recomienda tomar en cuenta las alteraciones del ciclo del sueño. Señaló, que se pueden realizar algunos ejercicios de respiración y meditación para tratar de mantenerse en calma.

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Hiperconectados

Por Xavier Gómez Muñoz.

Fotografía: Shutterstock | Xavier Gómez M. Edición 456 – mayo 2020.

Tres escenas:

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Suena el celular y empieza a titilar esa luz diminuta que indica que tiene un mensaje por revisar.

Usted la mira de reojo, pero la ignora porque está en otra cosa y sabe que si fuese una emergencia le llamarían.

Más tarde se encuentra con que se trata de una amiga o un compañero del trabajo a quien ha dejado en doble visto y, claro, aunque nadie dice nada, ambos piensan que ha sido una conducta descortés de su parte.

Respondió varios emails, interactuó con los grupos de WhatsApp del trabajo, los vecinos del conjunto, los amigos del colegio y la guardería del perro. Posteó, indignado, su opinión sobre la última noticia de corrupción, tres memes, una queja sobre algún servicio. Además, le puso like a las fotos del despacho donde su amigo Juanito hace teletrabajo, se entretuvo con los comentarios del matrimonio de la prima de su compañera Diana, a quien no conoce en persona, y estuvo pendiente de los likes, compartidos y comentarios que suscitaron sus publicaciones. Al otro día, apenas despierta, estira la mano para coger el celular del velador y volver a conectarse.

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Los medios de comunicación y usuarios de redes sociales publican minuto a minuto contenido, digamos sobre el paro nacional, el conflicto Estados Unidos-Irán o la pandemia del coronavirus, y usted, con el hambre del ciudadano digital que intenta estar informado, comparte el mismo espacio físico con varias personas durante todo el día, pero está mentalmente en otro: con la atención en Internet y las redes sociales.

He ahí la hiperconexión en tres momentos del día. Un estado de atención excesivo a las tecnologías de comunicación, y en especial a los celulares que el estudioso de los medios estadounidense Henry Jenkins comparó con una navaja suiza conectada a la web, y que conduce al descuido de la vida offline.

Pero para explicarlo mejor tal vez convengan algunas cifras: en un mundo de alrededor de 7,5 mil millones de personas, 4,5 mil millones son usuarios de Internet y pasan conectados un promedio de seis horas con 43 minutos al día.

Es decir, más de cien días al año, según el informe Digital en 2020, publicado por las agencias especializadas en plataformas digitales We are social y Hootsuite. Ese mismo estudio señala que el acceso a Internet ocurre en el 92 % de casos mediante teléfonos móviles.

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Artium Pero que las tecnologías achicaran las distancias y el tiempo y cambiaran la forma en que nos comunicamos no es malo. Sobre sus beneficios en el comercio y la economía, la educación y el intercambio cultural e informativo ya se ha hablado bastante. El problema ocurre cuando el acceso inmediato que permite, por ejemplo, un servicio de chat (escena 1) hace que nos sintamos en la obligación de atender varios asuntos al mismo tiempo —conexión 24/7 no significa capacidad de respuesta 24/7 ni ubicuidad del usuario—, lo cual nos mantiene mentalmente sobreocupados.

En países como Francia ya se reconoce el derecho a la desconexión digital de los trabajadores desde 2017. En el ámbito personal aquello siempre dependerá de cada uno. Sin embargo, quedan en el aire algunas preguntas: ¿Las tecnologías actuales y su filosofía “todo a un clic de velocidad” han hecho de nosotros personas menos pacientes? ¿Toda comunicación deber ser inmediata, “para ayer”?

Las formas de perder el tiempo también han cambiado con la tecnología (escena 2). No es que antes la gente no procrastinara a gusto con la televisión o la radio —por ejemplo—, sino que con el auge de Internet cada vez hay más donde. Además de la información y entretenimiento casi ilimitados que existen en la red, los magnates de Silicon Valley entendieron que los humanos somos seres sociales y que nuestro cerebro funciona mediante estímulos, algunos liberadores de dopamina, un neurotransmisor responsable del placer y las adicciones. ¿Alguien se ha quedado esperando (ansiedad) un pulgar arriba, comentario o compartido (aprobación) que cuando no llega genera tristeza (depresión, angustia, baja autoestima)?

Eso ocurre, según explica la docente y experta en neuropsicología infantil ohanna Bustamante, porque la dopamina actúa sobre las vías asociadas al sistema de recompensa del cerebro y, mientras más interacción

o aprobación recibe una publicación, el usuario seguirá publicando para sentirse satisfecho. Aunque en la psicología no se logran poner de acuerdo sobre si considerar el uso excesivo de Internet como una adición, los cambios emocionales y sociales son evidentes. Sobre esto último, continúa Bustamante:

“la persona presenta cuadros de obsesión y necesidad imperiosa de revisar las redes sociales, generando angustia si no revisa su celular o no recibe likes”; mientras que, a nivel de comportamiento social, “las personas tienden a aislarse y a comunicarse por medios digitales” ya que por esa vía resulta más fácil expresar pensamientos o emociones, incluso por medio de emoticones.

Respecto a cómo Internet ha alterado el cerebro humano, el neurocientífico de la Universidad de Barcelona David Bueno le dijo a un medio español que

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Artium “los nativos digitales tienen menos conexiones en la zona de gestión de la memoria… porque parte de esta función la han externalizado hacia los aparatos digitales: ya nadie recuerda el número de teléfono de sus amigos”.

Y lo dicho sobre redes sociales por el expresidente de Facebook, Sean Parker, refuerza los aspectos negativos:

“Solo Dios sabe lo que estarán haciendo al cerebro de nuestros hijos”.

Pero lo cierto es que el miedo o rechazo a las tecnologías de comunicación ha existido desde los tiempos de Sócrates, quien criticaba la escritura por considerarla artificial y perjudicial para la memoria: la verdadera fuente de conocimiento en la Grecia antigua era el habla y, sin embargo, hoy en día, ¿quién se atrevería a hablar mal de la escritura?

Por último:no hay imagen más solitaria que la de una persona ensimismada leyendo un libro en un rincón, escribió el argentino Alberto Manguel. Aquello se repite todos los días y en diferentes espacios con los celulares, y al parecer aumenta o es más recurrente según el impacto de ciertos contenidos (escena 3). Desde los libros impresos a la televisión e Internet —y el arte, por supuesto—, siempre han existido formas de aislarse de la realidad, aunque nunca han estado tan presentes ni han sido tan efectivas como ahora. La necesidad de estar constantemente conectados a Internet y las redes sociales se debe, según Bustamante, a que de esa manera nos sentimos “dueños de la información de primera mano” y eso (la información y el conocimiento) nos permite anticiparnos a lo que ocurre en nuestro entorno.

La paradoja está en que esa misma búsqueda de anticipación y conocimiento, si no es bien manejada, puede conducir a “dificultades de atención, que provocan problemas familiares, laborales, sociales (por ejemplo, mientras se conduce y se utiliza el celular, o cuando se desatiende el trabajo o la familia), ansie-

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dad y angustia (que generan miedo y preocupación excesiva), y estrés emocional”, concluye la experta.

El desarrollo de Internet ha puesto en marcha un debate sobre el modo en el que la comunicación afecta las relaciones sociales. Internet libera al individuo de las restricciones geográficas y une a las personas en torno a nuevas comunidades de interés que no están atadas a un lugar concreto.

Vivimos en una nueva sociedad en red y globalizada, unida a través de las nuevas tecnologías. Internet es nuestra herramienta de interacción.

El docente universitario y experto en tecnologías digitales Christian Espinosa está de acuerdo en que la sociedad vive un nivel de

“intoxicación digital acelerado por la mecánica de las redes sociales y los principales servicios de consumo de Internet, como Netflix, Facebook, Twitter y otras redes”.

En un mundo en el que muchos, en mayor o menor medida, necesitamos estar conectados, ¿cómo saber cuándo esto resulta excesivo? Para Espinosa, una de las claves no tiene que ver necesariamente con la cantidad de horas que una persona pasa en la red, pues eso depende del tipo de trabajo o actividades de cada uno, sino con reflexionar sobre cómo se utiliza ese tiempo.

“Es muy fácil que con una notificación o estímulo las plataformas nos atrapen para terminar haciendo actividades en línea que no teníamos planificadas, y ese es el tiempo que estamos perdiendo —explica—. Otro síntoma aparece cuando dejamos de hacer actividades básicas, como comer (a sus horas) o dormir (el tiempo necesario)”.

O cuando en la mañana, apenas nos levantamos, sentimos el impulso de repetir un hábito que interfiere con otras actividades de nuestras vidas,

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Artium como pasar mucho tiempo en Internet (escena 2, otra vez). Espinosa agrega que redes como TikTok, una aplicación para editar y compartir videos cortos muy popular entre jóvenes y adolescentes, ya tienen sistemas de alerta que recomiendan a sus usuarios cuándo hacer pausas.

“Eso es algo que otras plataformas deberían implementar —dice—, pero las personas también deberíamos ser conscientes de cómo estamos utilizando nuestro tiempo. Si te quedaste cuatro o cinco horas en una plataforma, por más que la utilices para trabajo, ya es algo para reflexionar”.

Para enfrentar esta situación, Espinosa aconseja fijarse horarios de uso de Internet durante el día (por ejemplo, una hora luego del trabajo o las clases para revisar redes y correos), eliminar noti-

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ficaciones de teléfonos y otros dispositivos (que no sean las notificaciones las que agenden nuestras vidas), en períodos noticiosos intensos o de crisis abstenerse de estar todo el tiempo conectado (muchas de las noticias etiquetadas como “urgentes” en verdad pueden esperar) y buscar mecanismos para medir del tiempo en pantalla.

Después de todo, somos sociedades —incluso los nativos digitales— que han aprendido casi intuitivamente a utilizar Internet, y cuya educación digital parece estar más entusiasmada con el 5G y el manejo de ciertos aparatos, que en el uso saludable de Internet. Además, si hemos de ser sinceros, ¿en verdad necesitamos estar todo el tiempo conectados?

TikTok, la app que se convirtió en un fenómeno global Si no eres adolescente o no eres padre, probablemente nunca hayas escuchado hablar de TikTok. Sin em-

bargo, es la app furor del momento, con 500 millones de usuarios a nivel global. Hay personas que se hacen famosas a través de TikTok, con cientos de miles de seguidores. Los jóvenes —especialmente los adolescentes— pasan horas usando esta aplicación.

Antes conocida como Musical.ly — una app de videos que en noviembre de 2017 compró una empresa china, ByteDance—, es una de las apps más descargadas de los últimos años.

Comenzó a crecer su influencia con el tiempo y hoy se posiciona como la favorita entre los centennials.

TikTok aún no tiene publicidad, pero algunas marcas la han usado para campañas de marketing o para publicar sus propios videos. La app cuenta con una herramienta de Bienestar Digital, que da a los padres la opción de limitar el tiempo en pantalla y filtrar contenido inapropiado. También se pueden filtrar los comentarios ofensivos, palabras claves específicas y bloquear cuentas.

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Teleeducación y COVID-19 Marco Pérez1, Alex Tufiño2 1 Área de Posgrado Universidad Tecnológica Indoamérica. Ambato-Ecuador. Correo: marcoperez@uti.edu.ec 2 Universidad Central del Ecuador. Quito-Ecuador. Correo: alex.tufino@evaluación.gob.ec Fecha de recepción: 12 de mayo de 2020.

Fecha de aceptación: 18 de mayo de 2020

E

n diciembre de 2019 se identificaron en Wuhan (China) una serie de casos de neumonía originados por un nuevo coronavirus.

Este nuevo coronavirus tiene distintas denominaciones: 2019nCoV según la OMS y SARS-CoV-2 según el Comité Internacional de Taxonomía de Virus. La enfermedad que lo causa se ha denominado 2019-nCoV1. El 7 de enero de 2020, el nuevo coronavirus fue anunciado oficialmente por las autoridades chinas como el agente causal de dichas infecciones.

En Ecuador se confirma la presencia del primer caso de Covid-19 por parte de una ciudadana ecuatoriana que llegó desde España el 14 de febrero, la cual no tenía síntomas. Días posteriores presentó malestar y fiebre, razones por las que fue hospitalizada y se le realizaron las pruebas respectivas para la enfermedad Covid-19, la cual dio positiva.

Con este antecedente las autoridades de gobierno a partir del 12 de marzo del 2020 suspenden actividades educativas presenciales en todo el Ecuador, esto frente a la declaratoria de emergencia sanitaria,

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con la finalidad de precautelar la salud de toda la comunidad educativa. Hasta ese momento las instituciones educativas en su gran mayoría no contaban con espacios de educación virtual o formación alguna para la generación de procesos de enseñanza, de la misma manera no se definía el tiempo preciso para retomar nuevamente las actividades académicas presenciales, el 14 de marzo MINEDUC presenta el Plan Educativo Covid-19, que contiene los lineamientos para que docentes, directivos, Departamentos de Consejería Estudiantil-DECE y las Unidades Distritales de Apoyo a la Inclusión-UDAI, con la finalidad que continúen con las actividades pedagógicas a través de plataforma virtual, mientras dura la emergencia sanitaria declarada por el Gobierno Nacional.

Han pasado alrededor de 51 días de confinamiento, y con ello el desarrollo de las clases a través de espacios informáticos, esta situación puso al descubierto diversas carencias, una de ellas la capacidad de nuestro sistema educativo para la adopción de un nuevo espacio laboral a través del teletrabajo, en el caso de los docentes adaptarse a condiciones totalmente distintas a las tradicionales trasladando todos sus procesos a un entorno en línea, los estudiantes adaptarse a nuevos horarios de clase y desarrollo de tareas, los padres de familia o representantes a realizar su actividades laborales en casa y al mismo tiempo, supervisar el desenvolvimiento de sus hijos en horas programadas para video-

conferencias y cumplimiento de trabajos.

Toda esta amalgama de situaciones convoca a realizar un análisis sobre las diversas brechas que afectan a la calidad del aprendizaje y los procesos de enseñanza, debido a factores que inciden tanto para aprender como para desempeñarse profesionalmente a través del teletrabajo.

Considerando que es una modalidad en la cual se desarrolla la labor profesional en una empresa o institución desde el hogar, o cualquier sitio a distancia, donde se tengan los medios tecnológicos apropiados para desempeñarse eficientemente en la responsabilidad encargada.

Una tercera brecha de la teleeducación En época de COVID-19 tiene que ver con la capacidad escolar, es decir habilidades del profesorado, disponibilidad de recursos y adecuación de plataformas online para el apoyo a la enseñanza, sin embargo, para su ejecución efectiva los docentes deben estar capacitados para integrar los dispositivos digitales en la enseñanza; de la misma manera los centros educativos en todos sus niveles deben contar con una plataforma online eficaz. Donde se desarrolle un proceso de adaptación educativa integral tomando en cuenta:

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Artium Currículo: Propuestas vinculadas con la reformulación y ajuste del curricular.

Evaluación: Orientaciones sobre la evaluación final del año lectivo en este caso Sierra e inicio de ciclo Costa, tomando en cuenta además la educación infantil o preescolar, situaciones de repetición de curso y los casos especiales que impliquen finalización de etapa.

Programas: Propuestas de diferentes programas específicos orientados a dar respuesta a necesidades educativas derivadas de la situación de emergencia sanitaria.

Ajustes del calendario escolar: Propuestas de modificaciones del calendario escolar de acuerdo con el nivel o ciclo escolar en todos los niveles educativos.

Provisión de recursos: Medidas en relación con el suministro de recursos materiales a través de elaboración de materiales, préstamo de dispositivos tecnológicos, conexión y apoyo educativo externo.

Medidas sanitarias, educativas anticipatorias y preventivas: Acciones que integran medidas sanitarias vinculadas con el retorno a los centros educativos, protocolos socios sanitarios y propuestos dirigidas a la anticipación de posibles escenarios educativos que contemplan un nuevo cierre de los centros educativos por rebrote de la pandemia.

De acuerdo con lo mencionado, muchos docentes y estudiantes de Ecuador al inicio de la teleeducación presentaron dificultades en aspectos como temporalización y distribución de tareas, planificación de clases y desarrollo de las mismas, debido al proceso forzado en el uso de medios tecnológicos por el aislamiento generado por la pandemia, sin duda esta situación, será uno más de los factores que influirá en el aprendizaje de los educandos en todos sus niveles, el reto actual del sistema educativo en nuestro país y el mundo se ubica en cómo enfrentar este momento, a través de medidas que permitan frenar

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Artium brechas de desigualdad a nivel educativo.

Para ello la capacitación y la comunicación efectiva con todos los miembros de la comunidad educativa permitirá la generación de competencias ciberpragmáticas, las cuales aportarán de manera significativa en el análisis y la generación de inferencias para asignar sentido a los mensajes en el ámbito virtual y los agrupamientos sociales en la cotidianidad de la web, en este caso a través de los entornos educativos virtuales, incidiendo en la identidad personal y pertenencia a cierta comunidad (grado, curso o nivel educativo), así mismo la adscripción a determinadas comunidades epistemológicas y la interacción con sus semejantes o demás grupos de interés, ampliando a futuro la conformación de grupos académicos locales, regionales e internacionales.

Otro dato importante de la teleeducación se ubica en la capacidad de mediar la diversidad áulica, es decir el conocimiento efectivo de los ritmos de aprendizaje de los estudiantes y el uso de estrategias digitales eficaces para la mediación de la información, hacia la construcción del conocimiento con base en el currículo, estándares y demás componentes que representan al sistema educativo.

Finalmente, la pandemia por COVID-19 hizo que los sistemas educativos de todo el mundo se adapten a una condición que la brecha gene-

racional exigía, es decir, trasladar las escuelas al ciberespacio de manera acelerada, sin importar la condición socioeconómica, geográfica o cultural, hecho que significa un cambio en la gestión educativa sus planes y programas.

La teleeducación en Ecuador debe ser un proceso de análisis y discusión a nivel estatal, con el avance de ciencia y la tecnología el aprendizaje debe desconcentrarse a diversos espacios para generar ubicuidad, donde los momentos síncronos y asíncronos son necesarios en la construcción del conocimiento, sin embargo, para garantizarlo es preciso empoderar y formar a los docentes de todos niveles académicos en el uso eficiente de las TIC, TAC y TEP. Es preciso establecer medidas de prevención y protección ante el retorno a la educación presencial tomando en cuenta aspectos de bioseguridad, uso de implementos de protección e higiene personal con todos los miembros de la comunidad educativa, así mismo mantener espacios mixtos de trabajo, es decir, tanto virtuales a través de la teleeducación como presenciales en las instituciones educativas garantizando en los dos casos el uso eficiente de los recursos y espacios, evitando saturar a la comunidad educativa haciendo de esta emergencia una oportunidad para aprender y generar conocimientos.

En 2017, la razon principal de uso de Internet tanto para hombres como para mujeres es “Obtener informacion” 5,0%

6,3%

4,5%

4,6%

4,2%

4,4%

4,1%

5,0%

3,1%

4,3%

3,9%

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2012

2013

2014

2015

2016

2017

3,8% 3,6%

2012

Obtener informaciòn

Educación y aprendizaje

Comunicación en general

Razones de trabajo

5,7%

4,4%

3,7%

3,2%

3,5% 3,0%

2017

4,7%

2,8%

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3,4%

2013

2014

2015

2016

Otro

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Artium

Covid-19: una inesperada prisión para la juventud

A

nsiedad, depresión, preocupación y pensamientos suicidas son algunas de las consecuencias que ha traído el aislamiento por la pandemia del coronavirus en los jóvenes ecuatorianos. Según cifras del ECU 911, se ha presentado un incremento de llamadas de auxilio en torno a dichas problemáticas, a lo que se le suma el grito de ayuda provocado por la violencia intrafamiliar.

Reflejando el rostro oculto de la pandemia.

Dulce, dedicada y decidida, así se muestra Lizbeth Pereira con sus amigos y familiares, pese a eso, sus sentimientos y emociones internas no encajan con su imagen exterior. Pensamientos negativos, baja autoestima e inseguridades son algunas de las afectaciones mentales que han llegado a corromperla debido a los meses de aislamiento forzado por el covid-19. En el caso de Lizbeth, ella solía ir con regularidad a un psicólogo debido a sus fuertes crisis depresivas, sin embargo, tras la llegada de la pandemia, aquellas sesiones médicas se vieron interrumpidas de repente; causando una constante batalla interna dentro de ella.

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Artium “Mi malestar emocional empezaba a reflejarse en mi cuerpo; había días en los que amanecía con alergia en la piel, gripe o con dolor de garganta, amanecía tan enferma que llegue a pensar que tenía covid” explica Lizbeth, sin embargo, aquello era tan solo una voz de socorro camuflada; la manifestación de su cuerpo irradiaba todo lo que ella ocultaba en sus adentros, y de lo cual, no estaba lista para hablar más profundamente.

Según la psicóloga Francisca Barros, docente de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) y de la Universidad de las Américas (UDLA), los trastornos mentales son un conjunto de síntomas físicos, fisiológicos y mentales ante alguna determinada situación, estos son intensos, frecuentes y generan alguna alteración en distintas partes y ramas de la vida de la persona que los padece. Para que estos se desarrollen dentro de una persona, se necesitan factores internos como la genética, la crianza, entornos y ambientes de crecimiento alterados, a la vez factores externos, que son acontecimientos extremadamente fuertes que sacan a la persona de su zona de confort, alterando su realidad y cotidianidad.

“El covid se presta como un acontecimiento de peso para fomentar trastornos mentales” manifiesta la psicóloga Barros, y en el caso de la juventud, al ser seres en edad de total exploración, además de ser sociales, terrenales y apasionados, el distanciamiento no ha sido solo físico, sino también emocional.

Secuelas en los jóvenes El comportamiento de Lizbeth Pereira con sus amigos y familiares no delataba signo alguno de las fuertes crisis depresivas con las que ha tenido que lidiar durante el aislamiento, pese a eso dentro de ella se disputaba una lucha constante entre sus pensamientos y emociones. Y es que, según la OMS, la depresión es un trastorno mental caracterizado por la pérdida de interés o placer, sentimientos de culpabilidad, falta de autoestima, trastornos del sueño o apetito, sensación de cansancio y falta de concentración y según los registros, se ha convertido en un padecimiento que afecta a más de 300 millones de personas alrededor del mundo.

La psicóloga Francisca Barros explica que “todos podemos pasar por momentos que nos generan tristeza, desgano o falta de motivación para realizar tareas. No obstante, cuando estos episodios se prolongan y se vuelven crónicos debemos tomar medidas de intervención.” Se cree que al ser jóvenes y estar conectados por plataformas digitales, el peso del confinamiento no va a ser grave, sin embargo no es así, ya que las limitaciones con el exterior durante la pandemia hicieron que la mayoría de los jóvenes ecuatorianos se sientan acorralados, sin poder desahogar sus impulsos y emociones, ya que el ser humano es un ser social por naturaleza y necesita el contacto de otros pares como el, en donde pueda conversar, hablar y tocarse, por lo que todo se altera al no tener la frecuencia normal del contacto físico.

Dicha limitación se ha convertido en una de las razones por la que Lizbeth, y la juventud en general, llegan a presentar afectaciones mentales, y las que al no ser tratadas debidamente y a tiempo, pueden traer graves consecuencias.

Aquel intento de suicidio se vio interrumpido gracias a la imagen y recuerdo de la pequeña sobrina de Lizbeth, Sofía, quien se ha convertido en el único impulso y motivación para ella. Fue su memoria y su instinto de tía lo que hizo que recapacitara ante su decisión. Y no se equivocó. Ahora Lizbeth ha superado poco a poco sus crisis, ha tratado de aprender a estar sola, lo que le ayudó a lidiar con sus pensamientos negativos, pues al sentirse bien con uno mismo, la autoestima crece, y eso es justo lo que se necesita para madurar y avanzar. Como explica la doctora Barros, siempre existieron y existirán motivos para no estar bien, sin embargo, aquello no es suficiente para quedarse estancado. Uno tiene en su poder la decisión de sentir lastima propia o salir adelante y ser un guerrero. Los espacios de dificultad y de alteración, les dan la oportunidad a las personas de mostrar su capacidad de resiliencia, el cual es un camino de fortaleza y enriquecimiento personal. Con una sonrisa melancolica Lizbeth manifiesta :

“Siento que todos hemos cambiado durante esta pandemia, ya no somos los mismos y nunca lo seremos”

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Artium El amor virtual La juventud se caracteriza por ser una etapa en la que se presenta un gran despertar sexual y necesidad de contacto físico, esto se debe al auge de las hormonas y de los neurotransmisores como la dopamina y serotonina, encargados de liberar felicidad, placer y deseo sexual, tanto en hombres como en mujeres.

“En cuanto a relaciones de pareja, estas se han visto afectadas debido a la falta de contacto físico, volviéndose dañinas y toxicas.

Las parejas tienden a terminar sus relaciones debido a la crisis que genera la falta de tacto y la limitación del acercamiento sexual” expresa la doctora Cristina Crespo, psicóloga y docente de la Universidad San Francisco de Quito. En este ámbito, en comparación a las mujeres, los hombres son quienes se han visto más afectados, ya que poseen la parte sexual mucho más desarrollada debido a que el hipotálamo (parte pequeña del cerebro) ordena la producción constante de testosterona. Por el confinamiento dicha necesidad básica se ha visto obstruida, generando frustración, agobio, desesperación y conflictos internos.

Daniela de 21 años empezó una relación amorosa a través de internet. Conoció a “Mateo” por la aplicación de Facebook, y tras conversar por algunos meses y solo reconocerlo por fotografías, por fin se conocieron en persona bajo la presión de él.

“Mi relación fue muy difícil e irreal, no fue sincera, ni tampoco supo llenarme en lo sentimental.”

Comenzaron a crecer las inseguridades, dudas y confusiones; con el tiempo, Daniela, al no entender las necesidades de su novio, por la falta de comunicación, empezó a sentirse culpable por los errores que se iban presentando en la relación. La desconfianza, debido a la privación del contacto real, causó la ruptura de la pareja. Daniela manifiesta:

“Es difícil para los jóvenes mantener una relación amorosa en tiempos de pandemia.

Siento que ahora conocer a alguien por internet es tan solo para pasar el rato, para no aburrirte y para no sentirte sola” La mayoría de jóvenes han optado por consumir pornografía. Según datos de la página web de videos para adultos Pornhub, el consumo de su contenido sexual ha aumentado un 60% desde el mes de marzo que inició la etapa de confinamiento, además, se ha evidenciado un incremento en vistas en el contenido sexual de mujeres con un 17,4%.

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Una falsa percepción en el mundo digital “Las redes sociales tienen influencia para cambiar el comportamiento de las personas. Actualmente, las redes han sido testigos de cómo la pandemia por coronavirus ha ocasionado profundos cambios en el funcionar de la sociedad, y el comportamiento humano no ha sido la excepción” (Kouzy, Abi Jaoude, & Kraitem, 2020).

Según el portal de We Are Social, ya son 3.8 mil millones de personas las que están conectadas a través de las Redes Sociales, cifra que creció considerablemente a partir de la prohibición de salida a las calles para evitar los contagios masivos de Coronavirus.

“Los jóvenes al verse tan inmersos en las redes sociales tienden a compararse, provocando problemas de autoestima, situaciones de estrés y pánico; desencadenando una alteración en nuestro cerebro y emociones” explica la doctora Cristina Crespo. Las redes sociales son una utopía llena de falacias, los jóvenes al no tener un crite-

Artium rio propio forjado tienden a ser mucho más manipulables creyendo que, ese mundo virtual es real.

Emilia (21) y Paula (19) son dos jóvenes universitarias, quienes, como muchos, ocupan las diversas plataformas digitales de interacción. Redes como Instagram, Facebook, YouTube y Tiktok, se han convertido en las más usadas por la juventud. Ellas comentan que su experiencia en el mundo de aquellas redes ha sido negativa, ya que, al estar aisladas por el covid, estas se han convertido en su única forma de comunicación con el mundo exterior, dándoles la potestad a aquellas aplicaciones, de crear estereotipos en torno a la imagen corporal, a la personalidad, al estilo de vida, etc.; reflejando una falsa percepción de perfección. Ellas relatan: “Varios perfiles en Instagram y Tiktok, han hecho que me sienta mucho más vulnerable. Mi autoestima se ha visto afectada y constantemente tengo luchas internas con pensamientos de comparación, no solo por el físico, sino también por lo material y económico. Diversos creadores de contenido muestran que su confinamiento no es difícil o duro, ya que viajan, salen con amigos de fiesta o incluso compran ropa, reflejando una realidad contraria a la mía y a la de muchos” Además, las redes sociales en estos últimos meses, se han convertido en medios de desinformación. La OMS ha utilizado el término infodemia para referirse a la práctica de difundir noticias falsas o información incorrecta relacionada a la pandemia, dado que en el contexto actual, la desinformación representa un problema más grave al tener la capacidad de poner en riesgo la salud e integridad de las personas. Paula comenta:

“Al tener tanta información negativa y exagerada, llegue a sentir pánico, angustia y estrés. Me convertí en una persona

hipocondriaca ya que todo en torno al virus, me generaba demasiado miedo. Las redes sociales se robaron toda mi atención debido a la rapidez con la que se esparcían las noticias, al igual que las fake news” Los datos de la encuesta realizada por ESET Latinoamérica en el mes de Mayo, concluyó en que más del 70% de los participantes recibió o tuvo contacto con noticias falsas relacionadas al COVID-19 durante la pandemia; principalmente a través de redes sociales (72%), aunque también a través de WhatsApp (51%) y en portales de noticias poco confiables (36%).

Doménica de 19 años, vivió una fuerte crisis familiar que la llevó a abandonar su hogar durante un mes. Ella ya no supo manejar la presión y conflictos que aumentaban en su casa durante la pandemia. Las peleas con su madre eran constantes y a esto se le suma los problemas económicos, las preocupaciones al no conseguir universidad pública y las cargas familiares, causando el acto de rebeldía que ella cometió.Cristina Crespo, psicóloga de la Universidad San Francisco explica: “No todo el mundo tiene una buena relación con la familia, es decir que las relaciones entre padres, hermanos etc., no siempre son positivas. Comúnmente ha existido el estigma de que al ser nuestros padres debemos quererlos y llevarnos bien, sin embargo, hay ocasiones en la que la realidad es otra y ese vínculo y cariño no existe de la manera en la que la sociedad espera. Suena muy fuerte, pero pasa, y mucho más en el contexto de la pandemia, ya que si no se posee una buena relación con los miembros de la familia, el tiempo que se conviva con ellos va a ser un infierno en la tierra.”

Fotografía propia

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Artium Una luz al final del túnel A pesar de que la salud mental se ha visto gravemente afectada debido al tiempo de aislamiento forzado, causando en los jóvenes cuadros de depresión, ansiedad, perfeccionismo, desmotivación, comparación, exigencia toxica de ser productivos todo el tiempo y de querer aparentar una imagen que no existe; no todo es obscuridad. Según relata la doctora Francisca Barros, en base a lo que ha observado en sus estudiantes de la carrera de psicología de la Universidad San Francisco y en sus pacientes dentro de su consultorio privado, los jóvenes debido al cambio tan repentino de sus vidas, han presentado crisis mentales, pero también hay quienes se han vuelto más responsables, agradecidos por su salud y por lo que tienen. Han demostrado ser capaces de tomar control sobre si mismos, aceptando su realidad, convirtiéndose en personas que a pesar de la situación complicada toman y sacan lo mejor de esta. Existen jóvenes que han empezado a trabajar en sí mismos, han

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ido a terapia, han hecho una introspección, modificaron ciertos aspectos de su vida, y por ende han logrado conocer cosas nuevas de su entorno, desarrollando su capacidad de resiliencia y creatividad.

La salud mental no es un juego, si algo falla o no está bien dentro de nuestra cabeza, nada funcionara como debe ser. La gente debe normalizar ir al psicólogo y el autocuidado ya que solo de esta forma aseguraremos nuestro bienestar. La pandemia por el coronavirus fue un acontecimiento extremadamente fuerte, sin embargo, hay que respirar lentamente, como un ancla en medio de una tormenta emocional; el ancla no hará que la tormenta se vaya, pero nos mantendrá firmes hasta que pase, pues la esperanza significa que uno no se rinde ante la ansiedad, el derrotismo o la depresión, cuando tropieza con dificultades y contratiempos, sino que es el momento para levantarnos y seguir adelante.

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