Mariam Núñez
Este centro se erigió como uno de los símbolos que, dentro de la política surgida en España a partir de la década de 1980 para promover el desarrollo de plataformas culturales, favoreció la entrada de Galicia en el circuito artístico internacional.
La visita al centro ofrece la posibilidad de acceder a sus áreas colindantes, con jardines que guardan hallazgos arqueológicos y antiguos senderos. El edificio construido refleja la admiración de Siza por los racionalismos y el movimiento moderno. La línea, la luz y el volumen son los elementos que se combinan para dar paso a una arquitectura austera y serena. Para concebirlo, se sirvió de un elemento tan tradicional como la piedra. Por eso el diálogo con los edificios circundantes mantiene un fino respeto por la de historia que pervive en Compostela.
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ARTE • NUEVOS MEDIOS
Además de un espacio expositivo, el CGAC es un centro dinámico y multidisciplinar en el que se celebran ciclos de conferencias, talleres impartidos por artistas e incursiones en el campo de la música, las artes escénicas y el cine, y donde la implicación del público ha favorecido el intercambio de ideas a escala social.
El edificio y las áreas que alberga el CGAC fue proyectado y construido entre 1988 y 1993 por el arquitecto portugués Álvaro Siza (Premio Pritzker 1993). Su ubicación en una zona alta del extenso circuito monumental tiene, además, otra función: delimitar la ciudad histórica y aportar un acceso más coherente al área urbana ubicada al lado de la antigua puerta de entrada del Camino Francés.
CGAC
Centro Galego de Arte Contemporánea, Santiago de Compostela
Fotografía: Javier S. Lara
ARTE • NUEVOS MEDIOS
Desde su inauguración hace más de 17 años, el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) es uno de los espacios de difusión cultural más activos y reconocidos en el contexto nacional y en el propio entorno de una ciudad prolífica en hitos culturales: Santiago de Compostela.
Es ese el principal rasgo de estas imágenes, actitudes espontáneas que parecen tratadas por lo insólito de su manifiesto. El ojo de García Rodero siempre listo para captar y eternizar momentos importantes en la vida de personas anónimas. Todas esas fotografías son testimonio y causa. Testimonio porque dejan una estela de costumbres, ceremonias, fiestas, tradiciones que el paso de tiempo ha ido transformando, y causa porque desde el presente siguen provocando reflexiones sobre el pretérito cercano. Reflexiones verdaderas tratadas con un detenimiento del que apenas queda rastro en la aspereza atrofiante de los actuales medios de comunicación.
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ARTE • NUEVOS MEDIOS
a Galicia remota emerge intacta en esta exposición, como si del presente se tratara. Sin artificios ni florituras, este conjunto de fotografías renueva el pasado a través de la personalísima mirada de Cristina García Rodero. Y es precisamente el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC), la institución encargada de trasladarnos a una Galicia intemporal donde la religión y los ritos paganos se entrelazan en un relato que atraviesa varias generaciones. Más de tres décadas de trabajo y cientos de kilómetros recorridos le llevó a la artista terminar esta serie de imágenes que ahora comparte bajo la profesional tutela de la Agencia Magnum Photos. Las primeras fotografías datan de 1974 y abarcan décadas de creación regresiva. Una suerte de viaje cámara en mano que comenzó siendo aún una becaria de la Fundación Juan March. Esos sucesivos retornos de la artista a una zona rural tan conocida como desconocida han generado un extenso archivo que primero integró el elocuente libro “La España profunda”. Lo que ahora se muestra es una selección exquisita del enciclopédico volumen de imágenes contenido en la colección original.
Respecto al afán estético resalta la pericia de la artista con los negros, los blancos y los grises, también con el equilibrio visual que produce cada fotografía. Sólo la magia creativa puede trascender a cualquier artificio exuberante, y este es el caso. En medio del tupido bosque de imágenes al que estamos expuestos permanentemente desde que se inventó internet, he aquí un respiro sensorial. No hay evocación sino hechos consumados. Las sorpresas forman parte de la escena en si y no de la mediación entre el suceso y la artista, paradójicamente así es como se manifiesta la condición artística en esta serie.
La Confesión, Nuestra Señora de los Milagros, Saavedra (Lugo), 1980 Cristina García Rodero/Magnum Photos
Una de las fotografías que mostramos en esta breve reseña: La confesión. Nuestra Señora de los Milagros, Saavedra, 1980, es quizás el resumen del espíritu sincero de la creadora. Es posible imaginarla tranquila, discreta, acechando una escena sin interrumpir, sin influir en el suceso. Durante una romería, con un cementerio de fondo, un sacerdote atiende desde el interior de un improvisado confesionario a una mujer que acaba de llegar o se dispone a partir. Sus ropas revelan que se trata de una fecha importante para el pueblo. Su cuerpo evidencia una vida expuesta a los oficios duros del campo. No adivinamos si se trata del momento de la penitencia o de la absolución, sin embargo, al mirarla desde el presente se despeja la incógnita principal: esa escena habría tenido lugar con o sin la presencia de la cámara.
Esta exposición es, por lo tanto, otra forma de viajar desde el presente a unas liturgias que desentrañan realidades de un pasado reconocible. Galicia, en el punto de mira esta vez, más que catedrales y rias es oralidad y fruición de lo intangible. La sensación de pérdida y recuperación se encadena una y otra vez entre fotografía y fotografía. Cada imagen ofrece material suficiente para una un guión literario, pero también se desvanece cuando ella misma sigue siendo más elocuente que su interpretación. Tan sutil es esa línea en el fotoperiodismo que tampoco sabremos cuándo otro museo o espacio expositivo nos dará la oportunidad de volver a atrapar lo inasible. Hasta el 13 de Febrero de 2011
Ventana al aire, Amoeiro, 1986. Cristina García Rodero/Magnum Photos