Conmemoración del 30 aniversario de los Acuerdos de paz
La paz se construye cada día 16 de enero de 2022
Birgit Gerstenberg
Coordinadora Residente de las Naciones Unidas en El Salvador y Belice
La primera vez que llegué a El Salvador tuve el privilegio de vivir uno de los momentos más esperanzadores de su historia reciente: el fin del enfrentamiento armado. Finalizaba un período trágico y doloroso para El Salvador. La firma de los Acuerdos de paz, el 16 de enero de 1992, no implicaba que de la noche a la mañana el país viviría un cambio repentino. Significaba la oportunidad de construir una nueva realidad democrática, la oportunidad de reestablecer el respeto por la vida, los derechos humanos y alcanzar más bienestar para todos. Es cierto que la paz es más que la firma de un documento, pero el valor que tiene lo ocurrido hace treinta años, radica en lo que posibilitó esa firma: el punto final a un conflicto cruento que había cobrado la vida de 75,000 salvadoreños. Naciones Unidas apoyó decididamente este proceso. Los objetivos perseguidos en el mismo fueron plasmados en el Acuerdo de Ginebra de 1990: resolver el conflicto mediante el diálogo, impulsar la democratización, garantizar el respeto irrestricto de los derechos humanos y (re)unificar a la sociedad. Estos fines requerían y requieren de esfuerzos diarios para consolidarlos con el objetivo de que la paz sea una realidad cotidiana constante. Sigue siendo fundamental contar con mecanismos que garanticen justicia, favorezcan la reconciliación de la sociedad, aseguren el derecho a una reparación integral, pongan fin a los patrones de violencia y promuevan la educación para la paz. Treinta años más tarde, cuando tengo la fortuna de estar nuevamente trabajando en este bello país, la firma de los Acuerdos de paz es ya un acontecimiento lejano. Por ende, es tarea difícil recuperar el sentimiento nacional de ese entonces y la importancia que tuvo aquel anuncio de paz tenía para la generación de salvadoreños que vivió el conflicto. Principalmente, persiste la necesidad de dar respuesta a las víctimas de graves violaciones a los derechos humanos, y particularmente sus derechos a la verdad, justicia, reparación y no repetición. El Informe de la Comisión de la Verdad jugó un importante papel en este esfuerzo. Sin embargo, la Ley de Amnistía General para la Consolidación de la Paz obstaculizó la posibilidad de verdad y justicia para las víctimas. Aunque es tarde para muchas, es importante saldar esta deuda causada por las heridas que el conflicto ha dejado en el tejido social y en las vidas de familias enteras. La adopción de la normativa de justicia transicional pendiente y una política pública, con su respectivo presupuesto y compromiso institucional, serían el camino para finalmente responder a las legítimas demandas de las víctimas. Especialmente para las generaciones posconflicto, la conservación de la memoria histórica es clave para avanzar en la consolidación de la paz superando las brechas y desafíos que aún quedan y marcan a la sociedad salvadoreña. A tres décadas de la firma de los Acuerdos de paz estaremos marcando este año con actividades parar subrayar la importancia de continuar afianzado la paz, la democracia y el respeto a los derechos humanos.
El contenido de este suplemento es responsabilidad exclusiva de sus autores y no refleja, necesariamente, la postura de las Naciones Unidas.
San Salvador (con otra oficina en Chalatenango), San Miguel (con otra oficina en Usulután), Santa Ana y San Vicente. Cada región contaba con funcionarios políticos, de derechos humanos y militares que trabajaban juntos. Nuestra primera reunión con el gobierno fue con el entonces presidente Alfredo Christiani. El equipo salvadoreño era aproximadamente tres veces más numeroso que el de la ONU. En la reunión se discutieron las líneas generales del modus operandi de la misión y se precisaron los entendimientos. Antes de levantarnos de la mesa le dije al Presidente que al día siguiente iríamos a reunirnos con los líderes del FMLN. El Presidente dijo que eso no se podía permitir. Le recordé amablemente que el mandato de la misión exigía que trabajáramos con ambas partes y la reunión terminó con esta nota incierta. Una tarea importante de ONUSAL fue facilitar y supervisar la concentración de fuerzas por parte de los dos bandos, cada uno en sus propias bases que estaban en todo el país. En algunas regiones los depósitos de los dos bandos estaban bastante cerca el uno del otro. Fue un motivo de orgullo para los militares salvadoreños y los guerrilleros del FMLN –y para ONUSAL– que durante el año que estuvieron en sus depósitos no se disparara un solo tiro.
Iqbal Riza
Jefe de la Misión de las Naciones Unidas en El Salvador 1991-1993
Bajo la autoridad del Secretario General, Javier Pérez de Cuéllar, las negociaciones entre el Gobierno de El Salvador y el FMLN fueron conducidas por el Subsecretario General Álvaro de Soto. El 20 de mayo de 1991, el Consejo de Seguridad había autorizado una misión de observación de los derechos humanos: la Misión de las Naciones Unidas en El Salvador (ONUSAL) que posteriormente recibió el mandato de apoyar en la implementación del Acuerdo entre el Gobierno y el FMLN firmado en la Ciudad de México el 16 de enero de 1992. Se envió una misión preparatoria para evaluar las necesidades operativas en el terreno. ONUSAL, con sede en la capital, se desplegó en cuatro regiones:
Se trajeron tropas adicionales de otros países latinoamericanos para la destrucción de grandes cantidades de armas, un procedimiento que fue supervisado por oficiales militares de ONUSAL. De acuerdo con las exigencias de los Acuerdos de paz, algunos batallones militares que tenían reputación de excesiva violencia fueron disueltos bajo la observación de los militares de ONUSAL. Uno de ellos, el Atlacatl, había matado entre 800 y 1,000 habitantes de El Mozote en diciembre de 1981, la peor masacre de civiles desarmados durante el conflicto. La tarea más difícil y complicada de los Acuerdos de paz fue el programa de reforma agraria, que no fue bien recibido por los grandes terratenientes. Altos funcionarios de la ONU de Nueva York se esforzaron por desenredar este complejo asunto, pero fue el tema más difícil durante las negociaciones y no pudo finalizarse antes de que terminara el mandato del Secretario General, Pérez de Cuéllar, por lo que el tema quedó muy diluido.
Una última historia sobre el regreso del FMLN a El Salvador. El convoy de sus comandantes viajó desde el aeropuerto escoltado por personal militar y policial de ONUSAL, por militares y policías salvadoreños y, sin duda, por su propio personal de seguridad. Ofrecí a la Comandancia la opción de ir a nuestra sede para que pudiera reunirse con sus partidarios de San Salvador. Al cabo de un par de horas pensé en bajar para asegurarme de que todo iba bien. En la escalera oí el inconfundible sonido de un disparo. Me mortificó que esto pudiera ocurrir en nuestras oficinas y, francamente, me aterrorizó la posibilidad de que uno de los comandantes pudiera resultar herido o muerto. Me apresuré a entrar en el vestíbulo, que estaba desordenado porque la gente había sido tomada por sorpresa, y vi a Schafik Handal sentado en una silla y con la mano frotándose la pantorrilla derecha. Me aseguró que estaba bien, pero que no sabía cómo se había hecho daño. Un médico se puso a su disposición y comprobó que una bala había atravesado superficialmente el músculo sin causar ninguna lesión importante. Esa bala atravesó una fina pared y provenía de una pistola que llevaba uno de los guardaespaldas del Comandante, ¡que la estaba limpiando! Durante mi estancia de más de dos años en El Salvador visité con regularidad al Arzobispo Arturo Rivera y Damas, principalmente para preguntarle sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado en El Salvador, y cada vez que nos encontrábamos obtuve mucho de su conocimiento. Un rasgo extraordinario de mi salida de Centroamérica es que viví en estos países durante casi tres años y ni una sola vez escuché un comentario o una pregunta sobre qué hacía un musulmán en un país católico. Fue muy reconfortante. Tengo los más gratos recuerdos de este bello país, El Salvador, con su notable y resistente gente que lo ama aún a pesar de las penurias a las que ha sobrevivido. Me gustaría expresar mis más cordiales saludos a los amigos (algunos de los cuales, lamentablemente, ya no están en esta tierra) que adquirí durante mi estancia en El Salvador.
Sin la paz no podrían tener una perspectiva de futuro Entrevista a
Dong Nguyen Huu
Coordinador regional de ONUSAL en San Miguel y Usulután
Dong Nguyen Huu es doctor en economía, máster en sociología y licenciado en ciencias políticas. En El Salvador fue el Coordinador Regional en San Miguel y Usulután de la Misión de Observadores de las Naciones Unidas (ONUSAL), que inició con un mandato de verificación del cumplimiento del Acuerdo de San José sobre derechos humanos en 1991. Además, ha participado como funcionario de las Naciones Unidas en diferentes misiones, en países como Nicaragua, Haití, Sudáfrica y Eritrea, en este último fue jefe adjunto de la misión.
En el 30 aniversario de la firma de los Acuerdos de paz, ofreció esta entrevista en la que plantea la importancia de la paz para que los jóvenes puedan tener una perspectiva de futuro, así como el reto de profundizar en la justicia social para sostenerla. ¿Por qué entró en ONUSAL? En 1989 me llamaron de Nueva York para decirme: te hemos seleccionado para ir a Nicaragua. Al finalizar esa misión, seguí en conexión con el jefe de la misión de Nicaragua, Iqbal Riza y me dijo que prepararían una misión en El Salvador esperando la decisión, por supuesto, del Consejo de Seguridad y la negociación entre los partes del conflicto. Este es la primera cosa que yo quiero insistir: la llegada de la ONUSAL fue por una invitación de los actores salvadoreños. ¿Qué elementos ayudaron a que el proceso de paz no tuviera retrocesos? La misión de la ONUSAL era, en primer lugar, observar el respeto de los derechos humanos y esa era una forma de control del conflicto armado.
La ONU ajustó luego su mandato para observar el respeto de los Acuerdos de paz, la desmovilización de una parte del Ejército y de las fuerzas del FMLN, incluyendo un proyecto de reintegración en la vida civil y económica para pudieran trabajar y mantener sus vidas, eso era una forma de consolidación de la paz. Y luego se organizó la observación electoral para 1994, porque a través de una elección aceptable, creíble, libre y justa habría una estabilización de las instituciones. Estos pasos: observación de los derechos humanos; del acuerdo de paz, con un programa de reinserción de las fuerzas combatientes; y de las elecciones para estabilizar las instituciones, son los elementos que explican la sostenibilidad. Y en ese proceso ¿qué dificultades tuvieron y cómo lograron enfrentarlas? La primera fue ¿cómo reconstruir una economía devastada por la guerra? Puedes construir un hospital en uno o dos años, pero un hospital sin doctores ¿para qué sirve? Los
doctores se forman en 7 u 8 años. Entonces, precipitarse a construir sin pensar en la educación es ineficaz, y la reflexión de la política económica es esa: sin desarrollo, es más difícil sostener la paz, reducir la brecha entre los que tienen y los que no tienen. La segunda, es ¿Cómo reconciliar a las personas? Después de El Salvador ayudé en la organización de las elecciones del presidente Mandela, y asistí a las discusiones sobre la comisión de reconciliación y de verdad. La explicación que escuché fue: necesitamos la verdad para que haya justicia, pero tenemos también que encontrar una fórmula para liberar a los que confiesen su crimen. Los que no confiesen y los escondan, los sancionamos. Este es una forma inteligente: reconocer la acción, perdón en nombre del interés superior del país, pero si no lo reconoces es que eres capaz de volverlo a hacer. La dificultad mayor es construir una cultura de reconciliación, de paz y del interés público nacional. ¿Cuáles son los elementos que consolidan una sociedad después de un conflicto armado? Yo creo profundamente en la importancia de la justicia política, de la igualdad legal, y de la justicia social. Hablamos de un Estado de Derecho. La ley debe asegurarte la justicia. Y la justicia social es la idea de que tenemos derechos sociales, económicos, que son constitucionales
en todos los países que conozco. Con el derecho de votar, por ejemplo, hay un Tribunal que te protege, pero los derechos sociales ¿quién los protege? Además, lo que da una gobernabilidad sostenible, durable, es la construcción de una administración pública sólida, incluida la justicia, y una policía fuerte. En su opinión ¿qué le heredó el proceso de paz a El Salvador? Hay una cosa muy clara: si podemos hablar hoy sobre la situación del país es porque se firmó el Acuerdo de paz. Esa es una condición fundamental, sin paz no hay libertad de pensar en el futuro porque el futuro era la guerra. Entonces yo creo que los jóvenes toman la paz como algo ya dado, porque ya nacieron en la paz, ¿para qué hablar de la guerra?, no se dan cuenta de que sin esta paz no podrían tener una perspectiva de futuro y tampoco una conciencia de que la violencia es fatal para la sostenibilidad de la comunidad nacional.
Aprendiendo del pasado, diseñando el futuro José María Pardeiro Gutiérrez
Catedrático universitario y Oficial de derechos humanos de ONUSAL en 1992
El 16 de enero de 1992 se firmaron los Acuerdos de paz en México. ¿Dónde estaba ese día? Lo recuerdo perfectamente, ya era oficial de derechos humanos en ONUSAL y estaba en Perquín (Morazán), uno de los puntos de desmovilización del FMLN, establecido así en los acuerdos que se firmaban ese día. Cientos de personas abarrotaban las carreteras agitando banderas nacionales y blancas, en menor medida los banderines de ARENA y del FMLN. Un ambiente festivo. ¡Había estallado la paz! Ese recuerdo me retrotrae a 1987 cuando trabajaba como Oficial del ACNUR en Honduras: Mesa Grande, Colomoncagua, y San Antonio de Intibucá. Años duros para miles de refugiados. Tiempo después, sucedieron las repatriaciones, se creó la Comunidad Segundo Montes, entre otros destinos para los refugiados. Después de los Acuerdos, las Naciones Unidas y el pueblo salvadoreño comenzaron el trabajo de asentar la paz. En mi caso, la cooperación con el Poder Judicial, con la nueva PNC y con la sociedad civil. Y, poco después, ante una serie de muertes violentas que afectaron a miembros del nuevo partido FMLN, ONUSAL estableció el proyecto del “Grupo Conjunto para la Investigación de Grupos Armados Ilegales con Motivación Política”, en el cual se detectaron las primeras maras en el país, pero esto es otra historia.
con El Salvador. Sin embargo, han sido necesarios tres acuerdos más para intentar acabar con las confrontaciones que seguían dándose en el país, y, para colmo, un nuevo enfrentamiento abierto en el norte del país con fuerzas de ISIS. ¿Cuál es la diferencia más significativa? En El Salvador sí llegó a una paz efectiva que no ha sido posible en el país africano, y esto es una experiencia terrible que no habría que vivirla para entenderla. Desde un punto de vista más doméstico, le hice ver a mi alumno que gracias a aquel esfuerzo colectivo de hace treinta años, él hoy tiene el derecho de vivir en democracia, de opinar, de participar en política, de criticar, de asociarse, de un debido proceso, de votar, de ser votado, y en general de gozar de todas las ventajas del Estado de Derecho. Los tiempos cambian y las personas también, pero es de justicia valorar los efectos de un trabajo bien hecho y del que se han beneficiado generaciones pasadas y lo harán las venideras. Y son esas nuevas generaciones las que tienen en sus manos encauzar la convivencia, la integración y el estado del bienestar.
David Escobar Galindo
Jurista, escritor y firmante de los Acuerdos de paz
Sin entrar en profundidades, sigo apegado al lado humanista del proceso. En la perspectiva de treinta años, me lleva a sintetizar mi reflexión sobre lo que sucedió entonces. Primero, el esfuerzo conjunto realizado para superar diferencias y lograr una paz duradera, tanto por los políticos como por toda la sociedad. Esfuerzo, que con sus incidencias, pudo restañar las secuelas de la guerra. Segundo, la entereza con la que la sociedad salvadoreña asimiló los cambios. Y, en tercer lugar, la consolidación del Estado de Derecho.
Para poder calar en la verdadera naturaleza de nuestro proceder histórico reciente es preciso enlazar debidamente las experiencias de la guerra y de la paz, que se escenificaron durante más de una década en el terreno, a partir de 1980. ¿Por qué pudo emerger e instalarse la guerra en el ámbito de los hechos? En resumen, porque la inconsciencia de los liderazgos nacionales fue cerrando las posibilidades sostenibles de viabilizar la convivencia pacífica y evolutiva en el país. ¿Y por qué fue posible llegar a la paz cuando las dos fuerzas en pugna parecían muy capaces de lograr lo que anhelaron desde el inicio: ¿la solución militar? A todas luces porque la voluntad ciudadana, mucho más clarividente y responsable que ellas, impidió seguir en las mismas.
Ahora, en el año 2022 tengo la suerte de estar en contacto con las nuevas generaciones universitarias, que son parte de las que no vivieron el conflicto ni los Acuerdos de Paz. Un alumno me preguntó ¿De qué han servido los Acuerdos de Paz, aparte de terminar la guerra? Le puse como ejemplo lo que sucede en otro de mis destinos con Naciones Unidas: Mozambique. Este país tuvo una prolongada guerra civil, firmó su primer acuerdo de paz en Roma en 1992, coetáneo
Hay aquí una muestra muy patente de que los salvadoreños sabemos responder cuando las circunstancias empujan a ello, en función de las visiones y los impulsos positivos. Eso es lo que no hacen los liderazgos establecidos, y por eso el sentir ciudadano se va haciendo sentir cada vez más, cumpliendo así con el rol que la misma naturaleza de la democracia le determina. Para continuar en esta línea, que es la que al país y a todos legítimamente nos conviene, hay
que proceder desde hoy como el sujeto colectivo que somos, con convicción, determinación y proyección. Hagamos siempre y a cada instante causa común con el destino nacional, y que cada quien ponga lo suyo, independientemente de la posición y del nivel en que se halle, para que la conflictividad no prospere y la paz eche raíces. Cuando se habla de “diseñar el futuro” a lo que aquí se está haciendo referencia es al imperativo de no dejar que la improvisación lleve la delantera, como ha sido el proceder común en el ambiente desde que tenemos memoria vivida o referida. Tal diseño requiere por supuesto una estrategia de acción y de avance, lo cual se hizo aún más determinante al finalizar el conflicto interno con un Acuerdo que dejaba una gran labor por hacer. Por desgracia, en los 30 años posteriores dicha labor no se asumió a fondo, y por eso hemos llegado hasta aquí con esa misma tarea apenas esbozada. En tales condiciones es ya totalmente insoslayable y urgente acudir a las estrategias que dibujen la ruta, ordenen las acciones y vislumbren los resultados. Y esto sólo puede hacerse si la sociedad lo planea en conjunto. En todo este trayecto hay que hacerse muchas preguntas, sobre todo porque hoy las antiguas seguridades se han venido convirtiendo en incertidumbres. Y en esa línea hay dos interrogantes inevitables: ¿Qué es lo que tenemos que aprender del pasado y qué es lo que debemos diseñar para el futuro? En cuanto a la primera hay tres cosas esenciales: la relatividad de todo lo existente, la imposibilidad de avanzar si no hay plan para ello y la limpieza y actualización constante de las visiones sobre la realidad. Y en lo tocante a la segunda surgen cuestiones como: tener el destino de la Patria como horizonte prioritario, moverse integradamente en todas las direcciones del proceso, y funcionalizar las reacciones y las acciones de todos en razón de lo que al país y a sus diversos integrantes corresponde. Lo que nos ha dejado y nos sigue dejando esta experiencia es, en resumen, una tarea que debe ser integral e integradora, permanente y progresiva, visionaria y realista. Por fortuna, los estereotipos heredados ya no tienen capacidad de imponerse, como lo hicieron por tanto tiempo, y eso debe servirnos para construir normalidad y modernidad que merezcan realmente llamarse así.
Cronología del proceso de paz en El Salvador 1984
Según el Informe de la Comisión de la Verdad, en El Salvador, entre 1980 y 1983, “La instauración de la violencia de manera sistemática, el terror y la desconfianza en la población civil son los rasgos esenciales de este período”.
8 de octubre
El presidente de la República, José Napoleón Duarte, en la Asamblea General de las Naciones Unidas convoca al FMLN a dialogar y propone como punto de reunión La Palma, Chalatenango.
1980
15 de octubre
14 de mayo
Masacre de El Sumpul (Las Aradas).
23 de febrero
Asesinato del Procurador General de la República, Mario Zamora.
4 de abril
El Gobierno de El Salvador y el FMLN se reúnen en Ginebra, Suiza, con la participación de la ONU, y establecen los objetivos de la negociación: a) terminar el conflicto armado por la vía política; b) impulsar la democratización del país; c) garantizar el irrestricto respeto de los derechos humanos; y d) reunificar a la sociedad salvadoreña.
21 de mayo
30 de noviembre
26 de julio
24 de marzo
27 de noviembre
1985
2 de diciembre
1985 - 1988
Secuestro, tortura y ejecución de dirigentes políticos del FDR.
1990
Se reúne una delegación gubernamental, incluido el Presidente de la República, con dirigentes del FMLN-FDR en La Palma, Chalatenango, con la mediación de la Iglesia Católica. Se produce una segunda reunión de diálogo en Ayagualo, La Libertad.
Asesinato de Monseñor Romero.
De 1989 a 1991, Inicia la intervención directa del Secretario General de la ONU, favoreciendo la mediación entre el Estado salvadoreño y el FMLN, dando lugar a un conjunto de acuerdos cuyo cumplimiento paulatino pone fin al conflicto armado.
Secuestro, tortura y ejecución de cuatro religiosas estadounidenses.
Política de ejecución de Alcaldes por parte del FMLN.
1981
Masacre de la Zona Rosa en el departamento de San Salvador.
3 de enero
10 de septiembre
Asesinato de dirigentes del ISTA y asesores del Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre.
Secuestró de la hija del Presidente de la República, su compañera de clases, y asesinato de su escolta de seguridad.
28 de agosto
19 de junio
Se produce una reunión en Caracas, Venezuela, en la que se establece la agenda general de las negociaciones y se crean las comisiones por cada parte (Gobierno y FMLN). Se firma el Acuerdo de San José sobre derechos humanos y se establece la misión de verificación de las Naciones Unidas para que garantice el cumplimiento de este acuerdo.
1991 2 de enero
Un helicóptero militar fue derribado por el FMLN en San Miguel, y los sobrevivientes fueron ejecutados.
27 de abril
1987
Los ministros de Asuntos Exteriores de Francia y México emiten una declaración en la que reconocen a la guerrilla del FMLN - FDR como una fuerza política representativa de El Salvador y proponen un diálogo para poner fin a la guerra.
Se firman los Acuerdos de México que entre otros temas abordan lo relacionado con la reforma de la Fuerza Armada, la creación de la Policía Nacional Civil, reformas constitucionales para mejorar el sistema judicial, la creación del Tribunal Supremo Electoral y el establecimiento de la Comisión de la Verdad.
4 y 5 de octubre
26 de julio
10 - 13 de diciembre
Asesinato de Herbert Anaya Sanabria, Presidente de la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador (CDHES).
Masacre en El Mozote, La Joya, La Ranchería, Los Toriles, Jocote Amarillo y Cerro Pando.
1982 17 de marzo
Ejecución de cuatro periodistas departamento de Chalatenango.
holandeses
en
el
3 de agosto
Se firma el Pacto de Apaneca donde se anuncia la creación de una comisión de paz en un intento de convencer al FMLN-FDR de entregar las armas y participar en las futuras elecciones.
22 de agosto
Masacre de El Calabozo en el departamento de San Vicente.
1983 9 de enero
Se realiza otro esfuerzo de diálogo en la Nunciatura Apostólica de San Salvador.
26 de octubre
De 1987-1989 se abrió un espacio para el retorno de dirigentes del FDR. En ese periodo se atacaron los movimientos laborales, grupos de derechos humanos y organizaciones sociales; por otra parte, el FMLN también dirigió campañas contra civiles asociados o simpatizantes del gobierno. Se estancó la negociación y se lanzó la ofensiva “Hasta el Tope”
1989 15 de marzo
Asesinato del filósofo Francisco Peccorini Lettona.
Los cancilleres de México, Colombia, Venezuela y Panamá se reúnen en la isla Contadora de Panamá para impulsar una iniciativa conjunta de paz en Centroamérica.
19 de abril
22 de febrero
27 de julio
Secuestro, tortura y ejecución de campesinos de la Cooperativa Las Hojas y Hacienda San Antonio en el departamento de Sonsonate.
9 de septiembre
El Grupo Contadora firma con los cinco países de Centroamérica un documento con 21 objetivos entre los que están promover la paz, respetar de los derechos humanos, continuar la ayuda humanitaria a refugiados y desplazados, e impulsar programas económicos y sociales en la región.
Según la Comisión de la Verdad, entre 1983 y 1987 hubo “una reducción numérica relacionada con una mayor selectividad " en las violaciones a los derechos humanos. El FMLN “usa indiscriminadamente minas” y coloca como objetivos militares a funcionarios estatales y bienes económicos. La Fuerza armada mantienen la política de “quitarle el agua al pez” y “visualiza a la población civil en las zonas de conflicto como ‘objetivos legítimos de ataque’ (…)” se incrementa el desplazamiento y refugio.
Asesinato del Fiscal General de la República, José Roberto García Alvarado. El Consejo de Seguridad de la ONU emite la resolución 637 respaldando los procesos de paz en Centroamérica y su apoyo al Secretario General para asistir a los gobiernos de la región en sus esfuerzos por alcanzar la paz.
1 de septiembre
El Secretario General de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, designa a Álvaro de Soto como representante para el proceso de pacificación en Centroamérica.
31 de octubre
Atentado con explosivos en las sedes del Comité de Madres y Familiares de Presos, Desaparecidos y Asesinados Políticos de El Salvador (COMADRES) y de la Federación Nacional Sindical de Trabajadores Salvadoreños (FENASTRAS).
11 de noviembre
El FMLN lanza la “Ofensiva Hasta el Tope”.
16 de noviembre
Asesinato de 6 sacerdotes jesuitas y dos personas más en la UCA.
Se establece formalmente la ONUSAL.
25 de septiembre
El Secretario General de la ONU se reúne con las delegaciones negociadoras para acordar garantías mínimas de seguridad para el cese del fuego y la creación de la Comisión Nacional para la Consolidación de la Paz (COPAZ) que verificaría el cumplimiento de estas garantías.
31 de diciembre
Se firma el Acta de Nueva York que declara de forma definitiva el alcance de un acuerdo para la paz y fija la fecha para su firma.
1992 16 de enero
Se firma en el Castillo de Chapultepec, México, el texto completo de los Acuerdos de paz en un acto solemne con la presencia de Jefes de Estado y delegaciones oficiales.
1993 15 de marzo
Se presenta el Informe de la Comisión de la Verdad denominado "De la Locura a la Esperanza: la guerra de los Doce Años en El Salvador” que registró más de 22 mil denuncias de graves hechos de violencia ocurridos en El Salvador de enero de 1980 a julio de 1991. Más del 60% corresponden a ejecuciones extrajudiciales, alrededor del 25 % a desapariciones forzadas, y aproximadamente el 15% a prácticas de tortura. No obstante, estos elevados números, la propia Comisión de la Verdad reconoció que tales denuncias no representan la totalidad de los hechos de violencia.
20 de marzo
La Asamblea Legislativa de El Salvador aprobó la Ley de Amnistía General para la Consolidación de la Paz que concedió una “amnistía amplia, absoluta e incondicional” a favor de todas las personas que hayan participado en delitos políticos, comunes conexos con estos y en delitos comunes cometidos antes del 1 de enero de 1992.
Septiembre
Se establece la división electoral de ONUSAL para garantizar elecciones libres y justas.
1995 28 de abril
Concluye el mandato de ONUSAL.