Poeta de Caña y Sal

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Hersilia Ramos de Argote

Biografia Ilustrada



Hersilia Ramos de Argote

Biografia Ilustrada


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Era el año 2010 y se conmemoraba el centenario del nacimiento de mi abuela Hersilia (Chilia, como le decíamos de cariño). En ese entonces se creó el compromiso de publicar su biografía, escrita por Héctor Collado décadas atrás y quien, al mismo tiempo, lanzara ese 2010 el concurso de literatura infantil que lleva su nombre, organizado por la Universidad Tecnológica de Panamá. El proceso ha tomado más tiempo del planeado, por diversas razones. Pero, así como vale la pena esperar por lo bueno, finalmente llegamos al momento de su publicación. Decidimos lanzarlo en formato digital y con licencia Creative Commons (CC), porque creemos en la distribución gratuita del conocimiento y que todos tienen derecho a conocer de manera libre los contenidos que forman parte del patrimonio cultural de una sociedad - nuestra sociedad-. La literatura panameña tiene protagonistas de destacada importancia; la poesía panameña, autores de gran calidad y sensibilidad. Hersilia Ramos de Argote cuenta con una prolífica carrera literaria, así como educativa. Maestra de vocación, amante de los niños, supo transmitirle a varias generaciones los primeros conocimientos de su idioma de manera creativa, aplicando herramientas innovadoras - como rimas, poesías y canciones - para enseñarles a leer y escribir sus primeras palabras. Fue ese el método que conocimos sus nietos y, a través de él, descubrimos el placer de aprender jugando. Fue natural crecer rodeadas de poesía y de sensibilidad, tanto estética como de contenido. Aprendimos sus poemas de primera mano; su voz tranquila y pausada los recitaba. Así, mientras crecíamos, crecía nuestra apreciación por su arte. Comenzamos a ver a la mujer detrás de la poesía, al leer sus poemas más adultos y maravillarnos con su rima y ritmo…. y su sensibilidad poética. Recuerdo cuando, ya en sus últimos años y acostada en su hamaca, nos recibía al llegar de la escuela siempre con una sonrisa y un beso, esperando que le contáramos las anécdotas del día escolar… ¡cómo disfrutaba nuestros cuentos! Esta biografía está escrita para un público joven, para que conozca un poco de la vida de esta poeta en un lenguaje sencillo. Creada originalmente para ser ilustrada, esta primera versión digital cuenta con fotografías y está acompañada de fragmentos de algunos de sus poemas. Deseamos que este sea el comienzo de un camino donde podamos compartir más de su creación literaria, tanto la ya publicada como la inédita y, de esa manera, perpetuar el legado de Hersilia Ramos de Argote para las nuevas generaciones.



Era la madrugada del día siete de abril de 19l0… Los gallos cantaban. El viento correteaba por los llanos y la luna llena jugaba a las escondidas entre las nubes viajeras. En el pueblo de Aguadulce, mientras soñaban con surcos de miel y zanjas de sal, había una casa despierta con una luz dentro: la de la Familia RamosÁguila. De repente, un llanto rompió el silencio… Afuera el viento detuvo su paso y la luna quedó sorprendida, sola, sin nubes…

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-¡Es niña! ¡Es niña! -gritó una voz jubilosa… Había nacido Hersilia Ramos Águila… y la mañana se llenó de sol y de pájaros, y los cañaverales, poco a poco, se poblaron de machetes y salomas. El paisaje fue amarillo y azul y verde, oloroso a mar y trajín de pescadores. El viento fue salado en Aguadulce y, después del fuego, la caña elevó sobre los ingenios sus cometas de humo. Abril se repitió en los calendarios y Hersilia, paso a paso, afirmó sus pies sobre la tierra; trazó sus primeros garabatos y supo el nombre de las cosas. De la voz de su tía abuela, Titamama, conoció historias de duendes y hadas, de princesas y dragones; de brujas y reinos y de otros lugares maravillosos. Aprendió canciones de la boca de su padre, quien noche a noche la acunaba en su regazo y la arrullaba con voz y guitarra, hasta que llegaba el sueño. Abril, a golpe de reloj, se repitió en los calendarios… ya era hora de ir a la escuela.

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La escuela era una amplia casa con grandes ventanales. por donde se colaba el sol, el olor de los jardines. El viento, a veces, se paseaba de banca en banca, hojeando cuadernos o formando pequeños remolinos de polvo-tiza. Fue allí donde, entre alfabeto o abecedario y números, Hersilia comenzó a elaborar sus primeras preguntas. Una vez, cuando cursaba el tercer grado, un suceso detuvo sus juegos: Aurita, su amiga más entrañable y querida, había muerto. Golpeada por la noticia, Hersilia escribió su primer poema en el margen de un periódico: “Aurita era mi amiga mi mejor amiga era esa y se ha muerto, pobre niña; ¡ay, qué grande es mi tristeza! Felizmente, en la tarde de ese mismo día, en medio de las lágrimas, se vislumbró la verdad: la noticia era falsa. Y la vida continuó su curso de rondas y alegrías. Los deberes escolares se tornaban cada vez más complejos. Pero Hersilia contaba con su padre, quien mediante explicaciones simples, juegos y -4-


trucos, despertaba admiración en ella y le ayudaba a afianzar el conocimiento adquirido. Así aprendió a analizar y a resolver los problemas y tareas más difíciles. Don Ramón acostumbraba corregir las composiciones que Hersilia redactaba en verso. Sus observaciones motivaban a la niña para que escribiera con vocabulario adecuado y con claridad. En cierta ocasión, la maestra solicitó de tarea una composición sobre tema libre. Hersilia, con su ingenio e imaginación, se inspiró en un cuadro japonés que colgaba de una de las paredes de su casa y escribió: “En un paisaje florido donde reina la hermosura y entre peñas busca asilo un torrente de agua pura; una choza se divisa frente a un espeso mural formado de hermosas plantas y de un bello naranjal.” Don Ramón que la observaba se aproximó y, tomando lápiz y papel, escribió los siguientes versos: -5-


“A la luz del sol poniente se convierte en densa bruma la blanca y brillante espuma que va formando el torrente.” Desde el portal de la casa, Hersilia divisaba la llanura extensa, verde, el cielo azul y el horizonte pleno de pájaros. Allí se balanceaba en su hamaca y convertía los sonidos y las imágenes de la tarde en palabras. A veces, mientras hilvanaba sentimientos, la sorprendía la noche a la luz de la vieja lámpara que alumbró su nacimiento. En verano interrogaba al sol sobre el por qué de su luz y en el invierno conversaba con la lluvia y se preguntaba si ella alimentaba el río y si éste le daba de beber al mar. En las tardes de lluvia, Hersilia chapoteaba por las charcas y convertía el río diminuto, que se formaba en la calle, en un mar donde navegaban sus barcos de papel.

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Alguna vez, recordando, escribió: “En las calles de la aldea cuando acaba de llover los niños llenan las charcas con barquitos de papel. Los barquitos de papel navegan, suben y bajan señalando itinerarios a la inquieta muchachada. ¡Chapoteo, chapoteo, salta el cristal de las zanjas! ¡Lluvia, lluvia, algarabía! Se han abierto los paraguas… Y soñando que tripulaba aquellos barcos, jugando a la rayuela, la ronda o a las muñecas, entre maestros distintos y deberes escolares, Hersilia terminó su educación primaria. Ingresó a la secundaria de Aguadulce… El profesor Pablo Velásquez, motivado por las inquietudes literarias de la alumna, le dedicó cierto tiempo para enseñarle algunas reglas de métrica y rima. En Hersilia fue creciendo la sed de ser maestra y, en pos de aquel sueño, se lanza al descubrimiento -8-


de la ciudad de Panamá, dejando atrás el Aguadulce de su infancia. En la Escuela Normal de Institutoras continuó sus estudios de magisterio. Tres años más tarde, concluidos sus estudios, volvió al hogar para enfrentarse a su misión: “de conducir, de abrir caminos… de forjar en las fraguas del esfuerzo la voluntad, el alma y el talento de tantos y tantos niños que se acogen confiados a los predios humildes de la escuela.” Y labrará… “-abeja y alfarerocon miel de aromas y arcillas de luceros el precioso panal que han de libar sus almas, colmenas de inquietud, núcleo, crisálida, donde duerme la Patria del mañana.” Ejerció el magisterio en Aguadulce y después extendió el beneficio de su vocación a otros pueblos vecinos. -9-



El tiempo volvió a repetir su presencia en los relojes. En los ingenios, a una zafra siguió otra y otra y otra más… Un primero de diciembre de 1930 se organizó un hoemenaje al maestro Sebastián Sucre, querido y respetado Inspector de Instrucción Pública del distrito de Aguadulce. Hersilia fue invitada a participar y lo hizo con el poema Mi Ofrenda que, en una de sus partes, dice así: “Venerado maestro, por los punzantes dardos que en vuestra noble senda encontrásteis doquier por la lucha constante, por los ratos amargos por los hilos de plata que adornan vuestra sien por la fe que pusisteis al forjar vuestra obra hemos venido todos, oh maestro, ¿nos veis? a poner cada uno a vuestras dignas plantas tributos de cariño, de gratitud y fe.” El pueblo de Aguadulce, en pleno, ovacionó los sentidos versos de la joven maestra. En aquella ocasión fue declarada la Poetisa Salinera.

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Entre los asistentes a ese acto se encontraba la fundadora de la Escuela Profesional, Isabel Herrera Obaldía, quien consideró las posibilidades de superación de Hersilia y le propuso un nombramiento como Inspectora Interna en aquel centro docente de la capital. Hersilia aceptó y por primera vez se separó de su labor como maestra rural para dedicarse a aquel nuevo cargo. En aquel plantel, ubicado en el lugar que hoy ocupa el edificio de la Lotería Nacional, conoció a una niña que diariamente la obsequiaba con un ramo de heliotropos; este gesto se lo devuelve, en alas de canción, un poema que dice así: “En la mañana una niñita me trae heliotropos y ante el conjuro de su perfume, va despertando tiernas escenas de otros años ya olvidadas y al ver las flores en la ventana yo me pregunto ¿Por qué esta niña me trae heliotropos en la mañana? Pero no importa, mi amada niña, sigue trayendo tus flores inmaculadas y sean siempre tus ilusiones tersas y blancas como las flores con que me obsequias en las mañanas…” - 12 -


En el ir y venir de los días, conoció al educador Benigno Tomás Argote, con quien contrajo matrimonio en la ciudad de Panamá el 26 de octubre de 1933. Luego vinieron los hijos y, con ellos, las responsabilidades. Y la maestra Hersilia, por atender más de cerca a Mercedes, Judith, Benigno y Ramón, abandonó nuevamente los predios escolares para dedicarse íntegramente al hogar. Fue así como se mantuvo diez años alejada de la escuela. Sus hijos conocieron el alfabeto de su mano, reconocieron números y colores y, como todos los niños, trazaron garabatos y tuvieron sus primeros asombros cuando se enfrentaron con el mundo y sus fenómenos. De sus hijos, Hersilia dijo muchas veces: “son mi mejor poema y mi más grande inspiración”. En 1943, renovada con el sol de la palabra, retornó a las aulas. El conocimiento del mundo de sus hijos le permitió una mayor comprensión del universo de los niños.

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Esta doble característica de madre y maestra se reflejaría en el desarrollo de su labor profesional y en el trabajo literario. Al mismo tiempo la afirma como ser humano y su preocupación por la enseñanza fue más allá de la jornada escolar reglamentaria. La experiencia le hizo conocer las necesidades de los niños en cuanto al aprendizaje y comprendió que la poesía, el cuento, las rondas y las dramatizaciones tienen un lugar en la enseñanza. Afrontó esa urgencia y, decidida, dio la cara. Ensayando nuevas técnicas, introdujo aquellos géneros literarios en las aulas y enriqueció las clases diarias. Consciente de la gran importancia que para la enseñanza entraña la literatura infantil, desarrolló valiosas iniciativas para el progreso de la lecturaescritura en los grados iniciales de la escuela primaria. Esas iniciativas consistían en aprovechar los contenidos literarios, la sonoridad de los vocablos, la fantasía y la imaginación presentes en la literatura creada por ella para que los niños de su grado aprendieran a leer y a escribir; así crecían dramatizando, recitando, cantando rondas al sol, recreando la canción de los gallos, el bramar de los corrales o el silbo apacible con que el viento recita sus versos transparentes. - 14 -



El éxito didáctico alcanzado repercutió inicialmente en otras aulas de su escuela, porque la maestra Hersilia supo compartir las bondades de su iniciativa. Más tarde, en muchas escuelas del país se enseñó y se aprendió a leer y a escribir a la manera de Doña Hersilia. Ese esfuerzo docente traería consigo un compromiso… Conocedora de la escasa producción bibliográfica creada especialmente para niños, publicó en 1950 su libro: Versos para niños y por los caminos de un apostolado. La poesía se convirtió en necesidad y respuesta que creó más allá de las fronteras del cansancio. Sus obras “Alma y Mundo” y “Tregua”, ambos galardonados con el Premio Ricardo Miró en 1950 y 1956, respectivamente, fueron el resultado de esos esfuerzos. Por ser la primera maestra que obtuvo el Premio Ricardo Miró, el Centro de Colaboración “Cirilo J. Martínez”, el Magisterio Panameño Unido y otros gremios de educadores le ofrecieron un homenaje en el que le fueron concedidas la Orquídea y el Arpa de Oro.

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El tiempo siguió dándole cuerda a los calendarios y en 1950 Hersilia se traslada con su familia a Boquete donde su esposo, hombre visionario y de gran inteligencia, preocupado por la historia y por las letras del país fundó, junto a otros educadores, el Instituto Doraz. La estancia de la familia Argote en Boquete fue breve, pues a los tres años de fundado el Instituto falleció el Profesor Benigno. El Doraz se clausuró y Hersilia regresó a Panamá. Pero de aquella semilla surgió lo que hoy se conoce como el Instituto Benigno Tomás Argote. Ya de vuelta a la ciudad, Hersilia continuó, abnegadamente, su labor docente. A la creación habitual de versos, sumó la composición de himnos. Su producción en esta rama consta de más de 40 himnos, entre los que figuran los de algunos de los colegios, institutos y organizaciones cívicas más importantes del país. En 1958, debido a sus ejecutorias, fue llamada a brindar sus servicios en el Departamento de Textos Escolares y Material Didáctico del Ministerio de Educación de Panamá. Allí iniciaría una nue- 17 -



va faceta en su labor educativa. En esta ocasión compaginó la experiencia adquirida en la Práctica Docente con su oficio de escritora de versos para niños. El tiempo que le dedicó a este Departamento se caracterizó por la fluidez de la producción literaria que generó, lo cual le permitió triunfos y satisfacciones personales. En su momento, ese aporte bibliográfico resultó significativo para las letras del país. Durante la década comprendida entre 1958 y 1968 publicó Alegría para Niños, Buenos Días, Vamos a Jugar, El Sapo y la Rana, así como el poema a la Flor del Espíritu Santo, galardonado por la Biblioteca Nacional en Concurso Especial organizado para destacar la flor nacional. Más tarde aparecieron Poesías de la Infancia, Símbolos de la Patria, Panamérica Viva y Rosales al Viento. Este último le mereció Diploma de Honor en la Semana del Libro 1964, por sus méritos literarios. Después de dedicar 32 años de su vida a la educación panameña, se jubiló en septiembre de 1968, pero continuó escribiendo; participaba en recita- 19 -


les, concursos, homenajes y publicaba sus poemas y anécdotas en diarios y revistas locales. El Municipio de Aguadulce, en ocasión de celebrar su 131 aniversario de fundación, el 19 de octubre de 1979, la declara Hija Meritoria y le confiere una placa conmemorativa. En reconocimiento a su labor docente y por sus valiosos aportes literarios, el Ministerio de Educación condecoró a Hersilia en 1979, “Año Internacional del Niño”, con la más alta distinción que otorga el gobierno nacional a los educadores destacados del país, la Orden “Manuel José Hurtado”. En 1980, la Asociación de Estudiantes de la Escuela de Español de la Universidad de Panamá le hizo un nuevo reconocimiento por ser “la más alta representante de la literatura infantil en Panamá”. Ese mismo año publicó su Antología de Poemas para Niños y Adolescentes, donde trata temas del hogar, la escuela, la naturaleza y la patria, y la relaciona con los quehaceres y aspiraciones de la infancia. Más tarde, en 1982, la serie Aguayo de Lecturas Universales Nº6, editada en España, incluye un poema suyo en representación de la literatura infantil de Panamá. - 20 -


En 1984, el Ministerio de Educación prepara una nueva antología de poemas para niños. En esta nueva compilación aparecen once de sus poemas más representativos. Algunos de sus poemas han sido musicalizados por el músico chiricano Gonzalo Brenes. El tiempo tocó a sus puertas tantas veces y Hersilia las supo abrir… Entró al mundo y se hizo joven desde el corazón de la niña; fue madre y maestra, maestra y madre, y desde el centro de los sueños se llenó de nietos la corona de la abuela. Su vida plena de sobresaltos y soledad creativa es un homenaje a lo que significa ser maestra o madre o poeta: Dar, que enumera en su poema del mismo nombre: Cuando yo era luz, oh vida, te di mi lumbre toda, mi risa, mi alegría y me quedé en la sombra. Y cuando era cáliz, oh amor, te di toda mi esencia, mi brillo, mi ternura, y me quedé olvidada. Fui ave - 21 -


y di mis grandes alas, mi nido y mi canción; fui árbol y di retoños, savias y verdores; fui ensueño y di también mi aureola. Mas cuando fui dolor guardé mi espina. Por eso, ahora, comprendo la tristeza de la tarde y el desaliento de la hoja mustia próxima a desprenderse de la rama Y, sin embargo, qué dulzura tan grande y qué honda satisfacción me causa haber podido dar, dar siempre, darme toda entera en alas, en canción, en luz y en esencias, en savias, en verdores, en risa y alegría, al amor, a la vida y al deber. Sólo he guardado para mí esta espina para hacerme con ella una cruz y dársela a la muerte como postrera ofrenda.

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Los días seguirán volviendo, porque el sol lo quiere así… Quizás, un día de esos, con lluvia o con sol, encuentren respuestas las preguntas de la infancia. Y cuando la tarde vuelva a caer y la sorprenda meciéndose en su hamaca mientras teje recuerdos al ritmo de la aguja, su pensamiento vuele y entre el ir y venir de las hebras de seda vaya oscureciéndose el paisaje.(*)

Fin * Hersilia Ramos de Argote falleció el 6 de marzo de 1991. Sus restos reposan en el Jardín de Paz y en su lápida se puede leer lo siguiente:

( )

Hersilia Ramos de Argote abril 7, 1910 – marzo 6, 1991 Madre amante, maestra consagrada, amiga sincera y generosa.’

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Hersilia Ramos de Argote “Supo como pocas maestras de su generación ser protagonista de importantes cambios en la instrucción pública desde el

Departamento de Textos del Ministerio

de Educación, y mucho más desde su obra poética , sobre todo, desde aquella que hace fulgurar su estética, la dedicada a la infancia”.

- Héctor Collado


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