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La parábola del árbol

Los arpegios de Juanjo Corbalán

Paraguay cuenta con muchos arpistas, sin duda alguna. Prueba de ello es el Festival Mundial del Arpa, por donde desfilan un gran número de artistas nacionales de gran trayectoria. Esta realidad se puede ilustrar mejor contando la historia del arpista Juanjo Corbalán, quien subió a los escenarios de los Miércoles Culturales.

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Corbalán, recientemente, fue galardonado con el primer premio en el Dutch Harp Festival, en Países Bajos, Europa. Esto sin contar los muchos escenarios que pisó, también a nivel regional. Su prolífica carrera se inició a los siete años, de la mano de su hermano y primer profesor, Sixto Corbalán, arpista, además de compositor y productor musical. Así se fue abriendo camino hasta que a los 13 años ya despegó en forma profesional y no paró más. Actualmente lidera el cuarteto integrado por Lara Barreto, en el saxo; Víctor Álvarez, en el piano, y Seba Ramírez, en la batería.

El grupo fusiona sonoridades de la música popular paraguaya con influencias latinoamericanas, además del jazz, logrando una globalización de sonidos, movimientos y ritmos, con un lenguaje musical más libre que incluye composiciones propias. «Escuchando a arpistas paraguayos y de la región, nació nuestra búsqueda por unir varios géneros musicales, pero dando prioridad a la sonoridad del arpa paraguaya», cuenta para la Revista CC.

Con este cuarteto es que sueña introducir y posicionar la música paraguaya, en especial el arpa, a otras culturas y así mostrar nuestro país al mundo. «Tuvimos una época dorada de músicos en la década de los 60, que situaron al Paraguay en la cúspide. Queremos lograr eso y, a la vez, fortalecer nuestras raíces, en nuestra tierra. Tendemos a valorar más lo extraño que lo propio y lo que hay que buscar es, justamente, lo contrario».

Juanjo Corbalán, junto con Lara, Víctor y Seba, está allanando un nuevo camino, al tomar su formación clásica en música y generar un nuevo sonido y alma, usando su arpa y otros instrumentos. De esos arpegios disfrutaron los socios el día miércoles 8 de junio, entre ellos el presidente de la Comisión de Hacienda, Rafael Aníbal Heisecke Gómez, y la presidenta de la Subcomisión de Cultura y Cine, Ana Martini, quien presentó a los artistas y realizó una reflexión sobre la cultura en el Paraguay, resaltando, precisamente, el fortalecimiento y la valoración de nuestra identidad, de nuestra música.

No está de más recordar que la cultura se hace, el ser humano no nace con cultura. La cultura se aprende. Aprendamos o enseñemos a amar lo nuestro.

Armados con la voz y el cuerpo

Con la confianza en sus habilidades y talentos, subieron al escenario de los Miércoles Culturales, el 15 de junio, los comediantes de pie, Juanse Buzó, Diana Frutos y Sergio Leoz.

Momentos antes, la presidenta de la Subcomisión de Cultura y Cine, Ana Martini, realizó la presentación de los monologuistas, explicando que el stand up es un estilo de comedia donde hay un monologuista que directamente se dirige a una audiencia en vivo. «Es una comedia de autor, por tanto, se basa en la forma de pensar, sentimientos, puntos de vista y experiencias, expresados en un lenguaje directo, osado y muchas veces irreverente».

Sus orígenes se remontan a las décadas de 1930 y 1950. Impulsados y controlados por la mafia se generalizaron en Estados Unidos los night-club, que incluían espectáculos de entretenimiento, números de comedia, entre otros. Así nació y se propagó una nueva forma de hacer reír: solo, frente al público, sin interpretar un personaje ni utilizar un vestuario dramático, pero sí con un lenguaje provocativo y directo.

Fue lo que demostraron los standaperos, Juanse, Diana y Sergio, quienes con su habitual capacidad de hacer reír, sin censura, irreverentes, interactuaron con el público y hablaron de situaciones cotidianas, familiares, de los apodos, de sus vidas futuras (con hijos incluidos), de la vida en pareja, la religión, hasta se atrevieron a enfocarse en temas como la marihuana o el sexo, sin tapujos, con una mirada punzante, divertida, haciendo cuestionar a los espectadores sobre sus valores predeterminados, ¡y no se quedaron sin recursos en el escenario!

Los actores ya llevan años mostrando fragmentos personales y de la sociedad, cada uno dando su visión del mundo, sin filtro, con movimientos de pies a cabeza, utilizando el cuerpo para graficar diferentes momentos, lo que hace que el humor tenga mayor sustancia.

Son dueños de un humor ácido, cómico, preciso, directo, irónico, interactivo, de opinión crítica, ingeniosos, atrevidos y ¡divertidos! Pesos pesados de la comedia nacional.

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