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Introducción

El Presupuesto General de la Nación que se proyecta para el año 2021 tiene una relevancia en dos dimensiones. Una, en la eventual capacidad del gasto público para impulsar la reactivación económica luego de un año complicado para la economía paraguaya a raíz de las medidas sanitarias tomadas a nivel local e internacional para contener la pandemia del Covid-19. Y la otra, para conocer el compromiso de la clase política para ajustar las pretensiones de la burocracia pública a las necesidades y demandas ciudadanas de moderación, eficiencia y racionalidad en el manejo del dinero aportado por el contribuyente.

Parece que aquella primera dimensión tiene cierto consenso, al menos en la clase política paraguaya, y ha fundado todas las medidas tomadas por el Ejecutivo, con apoyo casi unánime del Congreso, que ha decidido seguir tomando deuda para apalancar aquella capacidad. No entraremos a hacer un análisis exhaustivo en esta dimensión.

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Sí nos interesa como ciudadanos, como asociación y contribuyentes revisar si el Presupuesto de Gasto cambia en algo la lógica que se construyó en las últimas décadas: priorización del gasto corriente, expansión constante de la burocracia pública, desorden y poca profesionalización en el servicio civil, ausencia de medidas de contención del gasto de ineficiente, y, al fin, un presupuesto ideado para sostener edificios, empleados públicos e instituciones, pero poco para satisfacer demandas ciudadanas o sociales.

El Club de Ejecutivos realiza estas reflexiones en el ánimo de colaborar con la agenda del debate político, consciente de que es un deber cívico participar de él y colaborar con todas las instancias de decisión del gobierno en la presentación de las distintas visiones sobre la realidad de nuestro país, para que con la legitimidad que poseen los representantes de elección popular, tomen decisiones razonadas y con evaluación de distinto matiz.

Noviembre - 2020

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