MARIO FLORES
CIENCIAS OCULTAS
.:: THE DEER HUNTING ::. MARIO
FLORES
El hombre del hacha ya está aquí también llegaron nuestras cabezas.
Wang Yin
Hoy en este despertar caníbal de inteligencias artificiales que arman con estos restos torpes siluetas falsas. Priscilla Hill
No. Yo no soy ningún tesoro criticando al sistema desde adentro para hacerlo caer. Maira Rivainera
I
Un texto del poeta chino Wang Yin se titula “Ya no hablemos de la depresión” y dice que “no hay remedio para los dientes caídos menos aún para el espíritu empantanado”, imagino el pantano, sus verdes marcando el límite de la cordura que tanto nos costó conseguir que tanto nos cuesta mantener, un débil equilibrio sobre los cables de alta tensión, no busco amar a las criaturas que habitan en lo profundo del pantano, sus verdes naturalezas corrompidas por el sabor de la sangre y el hambre que también es borde y frontera, recién acabo de llegar de las voces: dicen que ya saben de vos dicen que ya saben todo de nosotros y que no tendrán piedad con nuestra tristeza, después se acallan, pero siempre vuelven siempre estamos regresando del territorio que es carne y lejanía.
A veces me siento como Michael Fegan rompiendo los vidrios en la noche del palacio solamente para decir lo que ya saben: que las calles son más grises de lo normal que son cada vez más tristes las largas filas de gente triste un desfile interminable de hombres armados la llovizna eterna, pátina de otoño permanente la abolición de nuestro derecho a ser frágiles, sabías en qué nos estábamos convirtiendo pero de todos modos las pesadillas no alcanza el oxígeno ni el espacio ya somos demasiados en este barrio colmena, la pintura corroída de las paredes y los caballos flacos hambrientos se multiplican las ventanas sombrías del otro lado no vive nadie.
Quise advertirte a tiempo: cien jaguares en llamas me persiguen huir o atacar, huir o atacar dicen que dedicamos demasiado tiempo a rompernos, el secreto consiste en tenerlo siempre presente, no supe cómo emerger de la laguna congelada que me resguarda en su fondo y el fondo de tus ojos, se ha hecho tarde y debemos emprender este viaje que es un círculo rumiante, ahí vienen las luces: dibujan mensajes en la piel del mundo perdido.
Están muy caras las pastillas por eso ando hablando solo, las fuerzas del Imperio miran con desconfianza, acaso yo soy el hacha, la cabeza y el tajo que corta para siempre, frontera: este debe ser el adiós que nunca revela su forma y yo no pude ver a tiempo el humo que ascendía, vos decías que mejor me dedicara a soñar con otras cosas.
Si me preguntaran qué clase de película podrían hacer con los vestigios de mi vida: un documental sobre animales en extinción se devoran los unos a los otros.
No sabía qué era lo que pensaba sobre la vida y la muerte. Sólo podía recordar un sueño extraño que tuve varias noches seguidas. Había un velorio en mi casa mucha gente lloraba a los gritos, un sahumerio eterno dejaba aroma a flores secas quién es toda esta gente no puedo ver de quién es el cuerpo por el que lloran qué feo es no saber sentir un dolor obligatorio no conmoverse con los halos de luz muerta todos miraban hacia abajo clavaban la vista en el suelo yo miré hacia arriba un avión a chorro dejaba una línea de humo en el cielo.
Acaso fue una fuerza indescifrable la que permitió encontrarnos al borde de la normalidad, contemplarnos en el precipicio como quien observa su propia piel en búsqueda de cielos estrellados tentando al vacío inexplicable, no saber qué decir, tampoco creer en designios, arcanos de la magia destinos aleatorios que colisionan en una carretera digital… tan falsa como los colores de la última tarde gota de sangre, el animal herido cruzaba por la oscuridad de la ruta lo atropellamos en un cruel impacto hicimos como si nada, sin mirarnos y lo dejamos ahí, pensando que tal vez en aquel mañana llovería y nadie nos haría preguntas.
La fiesta ya había terminado y seguíamos bailando sin música sin pista sin luces sin ecos sin nosotros.
Por favor ya no hablemos de la depresión boca que viene directo al cuello, el hambre y todo lo que está en llamas, su fuego indemne lo único que me queda por hacer es buscar cuerpos entre los escombros.
Ahora que la realidad se dobla en tus manos podemos darnos el lujo de ser un poco más que dos personajes secundarios en el borde que retiene este silencio, recuerdo primitivo en los confines de la razón el sol implosiona, ya viste de lo que es capaz este vínculo precario corremos a escondernos entre la niebla aunque las palabras todavía no terminen de matar.
Mario Flores (Tartagal, Salta: 1990) es escritor y DJ de música electrónica. Publicó Hikaru (Novela, Editorial Nudista, 2018), Necrópolis (Cuentos, Fondo Editorial de Salta, 2019), Tu fuerza primitiva (Poesía, Gerania Editora, 2021), Queridos terrícolas (Novela, Kala Ediciones, 2022), Cacería (Novela, Editorial Nudista, 2022) y Hikaru: el poder de los elementos (Novela, Editorial Nudista, 2022). Participó en la residencia ENCIENDE de la Bienal de Arte Joven (Centro Cultural Recoleta, 2017) y en el Festival Internacional de Poesía de Buenos Aires (Centro Cultural Kirchner, 2018). Recibió el Premio Literario Provincial en Categoría Cuento (Secretaría de Cultura de Salta, 2018) y la Beca Creación del Fondo Nacional de las Artes (2019, 2021 y 2022).
Se diseñó y publicó en diciembre de 2022 Año del Tigre