El libro de los Misterios LIBRO SEGUNDO Quinta parte
El ala del mago
Las tres partes de la iniciación del neofante son homólogos antitéticos a las tres caras del tiempo: el esquema ascensional, el arquetipo de la luz uraniana y el esquema diairético, y son son el contrapunto de la caída, las tinieblas y el compromiso animal o carnal. El hindú Diaus, el itálico Júpiter, el heleno Zeus, así como el dios germánico Tyr-Zio son formas históricas, de esa divinidad celeste primordial a la que el iniciado llama el Cielo Estrellado, cuyo nombre fue SilikMulu-Khi y posteriormente Maduk, y que revelan hasta en sus nombres el binomio original “luz (día)” – “sagrado”. La Madre tierra, Deméter o la antigua Dera, se combinan con la Isis egipcia de los misterios isíacos para conformar a la diosa de las estrellas, de Venus, Ishtar, que al haber descendido voluntariamente se ha convertido en Madre Tierra. Has recordado, como mago, como iniciado, como neofante, quién eres, ahora debes erguirte. Imagina cuáles pudieron ser las consecuencias principales del erguirse para el ser humano. Ante el abismo que el hombre encuentra al erguirse no tiene más remedio que orientarse. Y esto lo hace, como reproducen múltiples culturas, a partir de las siete direcciones primordiales del mundo: las cuatro horizontales, las dos verticales y una especial, el centro.
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