Aldebarán / Gorka Lasa

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ldebarán El vértigo de la eternidad

Gorka Lasa Poesía



ldebarán El vértigo de la eternidad

Gorka Lasa Poesía


Aldebarán © Gorka Lasa, 2018 ISBN 978 - 9962 -716 - 13 - 6 REVISIÓN DE TEXTOS Roberto Luzcando DIRECCIÓN EDITORIAL Manuel Orestes Nieto DISEÑO, MAQUETACIÓN Y CUBIERTA Salomón Vergara Zárate FOTOGRAFÍA DE LA BIOGRAFÍA Daniel Mordzinski IMPRESIÓN Impreudelas Panamá 2018

La Editorial UDELAS es parte del Sistema Editorial Universitario Centroamericano


A la memoria del primer Sol.

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6


Mirfak

16

Arcturus

20

Alcíone

24

Espiga

28

Aldebarán,

32

Régulo,

38

Adhara

42

Cástor

46

Nunki

50

la vieja reliquia

ÍNDICE

la roca de las edades el faro de los peregrinos la diosa de la noche el vértigo de la eternidad

el cuadrante oscuro

la primera virgen la ofrenda poética

la proclamación del mar eterno

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8

Sirio

52

Shaula

58

El-Nath

62

Alnilam

66

Alnitak

70

Vega

74

Polaris

78

Rigel,

82

Proción

86

el árbol de los eones la jauría de la sangre guardián de los últimos templos los pensamientos oceánicos el magisterio solar el sueño infinito la sed de eternidad

el horizonte de lo perdido el mar de las centurias


Alioth

90

Girtab

92

Altair

96

el pilar del abismo el ángaro estelar el águila de los mil años Capella

100

Antares

104

Alhena

la edad del silencio

108

Póllux

112

Algol

116

Deneb

120

el mensajero de la aurora

el sol del infortunio

el recuerdo de los avernos la antorcha endemoniada

los hijos de otras lunas

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Canopus

centella del antiguo norte

124

Saiph

126

Hamal

130

Alamak

134

el hambre de los siglos mรกs allรก del horizonte del tiempo

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el que late con dos corazones


Sobre mi tumba, Aldebarán, derrama tu luz de sangre, y si un día volvemos a la tierra, te encuentre inmoble, Aldebarán, callando del eterno misterio de palabra. ¡Si la verdad suprema nos ciñese volveríamos todos a la nada! De eternidad es tu silencio prenda. ¡Aldebarán! Miguel de Unamuno

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Through pain and trial of the tears, Lead up the host, O Star! Lead up, lead up, until the years Have glorified the scar That burns upon the brow of man, Aldebaran, Aldebaran! Robert Norwood.

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Aldebaran! Clarté de l’insondable grève, Tu n’es pas seulement, dans les gouffres vermeils, Un de ces inconnus que nous nommons soleils, Tu n’as pas seulement, comme le kéroubime, Une face splendide et sombre sur l’abîme, Ô spectre, ô vision, tu n’es pas seulement Au fond du ciel sinistre un éblouissement. Victor Hugo.

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Aldebarรกn

Mirfak, la vieja reliquia

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Gorka Lasa

I

Fue aquí, en estos valles desérticos, Luego del ardor de los imperios inútiles, Donde aconteció el milagro que nadie olvidaría. Y aunque después vuele la sal en vientos de olvido, Y ya no importe quién encienda las hogueras, Y no haya nadie que cruce los portales, Y los ídolos arcanos palidezcan, Se deformen y mueran. ¿Recordarán los habitantes del miedo que una vez en el tiempo El caminante de los abismos dio de sí la máxima ofrenda?

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Aldebarán

En el antiguo ritual de la tierra y su noche, En el dulce extravío que nacía de su tristeza, Sus visiones del futuro eclosionaron para evocar la muerte De todas las miradas que aún no nacían. II En el alto cielo sembró símbolos de luz y defendió la semilla, Lloró en duelo silente, cargó con la culpa de su pueblo, Vio el templo roto por la ávida turba de los ciegos, Vio a la madre muerta y abrazada al hijo. Sufrió el despojo de la tierra En reinos torcidos de acero y sangre. Aquella huella de óleo ácido, Costra de hambre que marcó sus cuerpos, Secando las fuentes de la ofrenda, Condenando a la espera a los hijos de la Luz. Aquella trampa de miedo fecundó mil prisiones de silencio, Aquel fuego de los traidores cercenó con odio la palabra, La antigua promesa del origen y la última libertad.

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Gorka Lasa

Y la muerte reinó sobre el bosque maldito de la vida impura, Su sombra, su estigma, el sello calcinado, su negra mácula, Como un buitre de luna en viaje infernal hacia la nada. III Solo quedaron algunos, Derrotados por el sueño de los días. Refugiados en reinos proscritos, Habitaron fríos laberintos, Protegieron con su último aliento La vieja reliquia estelar. Así se aferraron al paso de los eones evocando tormentas, A los rumores de salvación que nacerían de la duda, A los fiordos indolentes de los hielos perpetuos. Fue aquí, en estos valles desérticos, Luego del ardor de los imperios inútiles, Donde aconteció el milagro que nadie olvidaría.

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Aldebarรกn

Arcturus, la roca de las edades

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Gorka Lasa

Templo ancestral, Sangrada tierra, Caminantes azules. Mi historia esculpida en la roca de las edades, El viaje doloroso, La ignota forma, El sello oscuro, La iniciación. Algo perdí en la travesía hacia el lindero oculto. Algo reclama el retorno a su altar de abismos. Algo arcano me espera en la séptima estación.

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Aldebarán

¿El delirio de nombrar las cosas? ¿Terquedad de evocar lejanos atardeceres de un sueño ya muerto? Y por siempre condenado, En mi vieja herida de frio, Esta visión que no cesa, Este dolor que no es mío.

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Gorka Lasa

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AldebarĂĄn

AlcĂ­one, el faro de los peregrinos

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Gorka Lasa

¿Es esta la señal que por milenios aguardamos en penumbras? ¿Habremos de romper otra vez los vasos ceremoniales? ¿Quedará al fin la esfera rendida a sus ciegos dioses? ¿Se agotó acaso la llama que clama desde templo de Polaris? ¿Se secó la fuente antes de su ocaso de veintiséis mil años? ¿Se apagó al fin el faro de los peregrinos en olvidadas estrellas? Agrio de esperar y luego de tanta sangre, ¿Cesó el fuego verde del hierofante? ¿Es esta la señal que hemos esperado por incontables edades oscuras? ¿Qué nos espera ahora que el lucero cruzó raudo sobre la piedra solar? ¿Moriremos al fin en el infernal intento de recobrar lo perdido?

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Aldebarán

Solitario, exilado de mil lunas errantes, Retorno azul a las bóvedas del Duat, Aguardo la señal del astro inmóvil, El ocaso de las constelaciones, El sueño proscrito, pleroma, Mi vieja muerte estelar.

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Gorka Lasa

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Aldebarรกn

Espiga, la diosa de la noche

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Gorka Lasa

Diosa de esta tierra, Aguarda a que mi lágrima esconda su vergüenza, No me permitas caer en la batalla de los siglos. En esta eternidad ominosa, Cual escudo que brota de mi sangre, Sé la consigna de mi hermandad perdida, Sé la llama que consume el yugo de mi carne. ¿Caeremos condenados, vencidos para nacer de nuevo, Como halcones en un desierto de abismos? ¿Prisioneros de tu indiferencia cósmica, de tu distante gloria, No fue esto lo que al nacer dulcemente nos prometiste?

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Aldebarán

Diosa de la noche infinita, Dígnate a mirar a tu herido centinela, Tropa perdida en olvidadas guerras estelares. Mira que el frío fue dejando huellas en mi alma. Intercede por mí ante los indolentes mensajeros de Ra. Diles que aún espero en la soledad de una tierra sin nombre, Con la llama azul casi extinta y el mensaje en la mano sangrante, Sin memoria, diezmado guerrero, abandonado en los salares sin luz, Cautivo de los soles negros y los terrores míticos de las últimas galaxias. Mírame, aquí estoy, desafiante todavía, Aguardo terráqueo, pleno de mi mismo, En el cepo cruel de la sangre de los dioses, Con la carga injusta del silencio de otra edad. Diosa de la esfera profunda, Ayúdame a sanar mi corazón de fuego, Cuéntales que espero leal en infinito naufragio, Atento a la señal que permitirá el ascenso del abismo. Diles que el tiempo tornó en añoranza mis últimos poemas, Que mi viaje, en oscuros eones ha perdido su rumbo,

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Gorka Lasa

Que los peregrinos amotinados, tomaron otra ruta, Que olvidaron la señal y renegaron del origen. Diosa de la herida abisal, Aguarda por mí, perdona a este cansado navegante, Déjame reposar en tu lácteo templo de estrellas. Cuéntales que aún aguardo en el eje del norte, Cuéntales que no he olvidado la consigna, Que mis viejos ojos aún buscan la casa polar, Que solitario y hermético, aún arde en mi, El primer sol, cuadratura de los antiguos.

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Aldebarán

Aldebarán, el vértigo de la eternidad

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Gorka Lasa

Atardeceres terribles colmaron mi alma de silencios, Aldebarรกn. Las horas de la sangre sobre el final, La pausa, el errรกtico exilio de la estirpe, La lluvia eterna sobre las tierras innombrables, La soledad de tristes campos de olvidadas batallas. En los senderos de un planeta muerto, Anidaron los ciclos del devenir Acunando mares negros.

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Aldebarán

Atardeceres terribles colmaron mi espíritu de nostalgia, Aldebarán. Este viaje de símbolos ya concluye su ira, Inequívoca nema por siempre oculta, En los áureos cantos admonitorios, En el vértigo de la eternidad, Sello atávico del clan solar. Allí donde fuéramos arrastrados, padecimos, Llevamos en nosotros la tara de la luz, El epitafio de los soles insurrectos, Los fríos horizontes sin final, Saña de manos asesinas. ¡Míralos! pueblos desterrados en el viento de las eras, Aldebarán. Y sufro esta búsqueda de esferas y caminos, Añoro el retorno al templo de los orígenes, El ansia voraz de una tierra virgen, núbil, Para colmarla de ríos, poemas, bosques,

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Gorka Lasa

Para labrar mi tedio en sus espasmos, Para arrancar la vida a sus entrañas, Y luego, muerta, volverla a poseer. Atardeceres terribles colmaron mi tristeza de futuros, Aldebarán. El ciclo inútil de los dragones tristes, Tormentas de mares primordiales, Crearlos de la nada tomó eones. Esta es la venganza del soplo original, Impaciencias, crípticas premuras, La angustia de los tiempos. Y al final, cuando encontramos planetas habitables, Estábamos tan cansados de los viajes sin retorno, Tan irremediablemente derrotados por la osadía, Que las leyendas que nacieron de nuestros ecos, Solo serían eólicas cárceles, templos rotos, Trenas del dolor, la mentira y la muerte.

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Aldebarán

¿No es acaso esta creación el más terrible de los legados? Aldebarán. Tanto dolor vertimos en los mundos, tanta negra rabia, Indolentes, asesinamos a la Madre que los protegía, Sus dioses melancólicos, cantan débiles, huidos, En atardeceres invisibles de soledades atávicas, Los últimos tiempos, los siglos ya olvidados, Los grises finales, en sus ocasos inertes. Somos nosotros, los últimos errantes, Poetas del gnomon, viajeros de la esfera, Evocadores de la vieja herencia del dolor, Del castigo, la vieja culpa y su estigma silente. Terribles soledades nos aguardan en el tiempo. Terribles crepúsculos colmarán nuestros silencios. Solitario será el retorno del sol hacia la nada, Aldebarán.

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Gorka Lasa

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Aldebarán

Régulo, el cuadrante oscuro

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Gorka Lasa

Despierta guerrero del sol, Tensa el arco de los mil años y libérala. Es tiempo de reescribir la saga de los dioses derrotados, De abordar las naves de un nuevo hemisferio, En rumbo hacia olvidadas rutas celestes. Es tiempo de regresar a las estrellas, cuna de nuestros padres, Remontar los océanos de luz en la noche galáctica, Hacia la antigua estrella, el faro de las distancias. Es tiempo de navegar hacia el abismo, puerta nebular, Trono del dragón, guardián del cuadrante oscuro, Serpiente bifásica que porta el cetro de las auroras.

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Aldebarán

Toma el escudo ígneo, perdido lenguaje de los antiguos, El proscrito sueño arcano de los astros rebeldes, La centella indómita del sol primordial, Y emprende el camino del retorno. Despierta guerrero del sol, Tensa el arco de los mil años y libérala.

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Gorka Lasa

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Aldebarรกn

Adhara, la primera virgen

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Gorka Lasa

I En los abismos, hace milenios, en estaciones ingrávidas, Puse mis labios en el ardiente beso de Adhara, En su noche conocí el fuego de los últimos pulsares, Sentí sobre mi lengua las constelaciones de su cuerpo. Extraño sabor de astros y de mundos, No puedo ya arrancarme su recuerdo, La sal de sus lágrimas, agrio vino, Su piel de lunas, su terca huella. Hoy mi deseo es esclavo de su cuerpo de diosa, Nada se compara al fulgor de sus ojos inasibles, Al lamento de edades sobre su cuerpo de bruma, Al galáctico elixir que brota de su seno hinchado.

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Aldebarán

Puse mis manos ávidas sobre el cuerpo de Adhara, En lo invisible, ansioso de sus voluptuosas formas, Soñé excesos en sus curvas, sus piernas, sus destellos. ¿Es acaso el árbol de la sabiduría, en su sexo, Inmortal ofrenda, savia esmeralda de amargo fruto? Náufrago de los abismos del rutilante cuerpo de Adhara, ¿Habré agotado el fuego de mi vida buscando su matriz, Intentando penetrar las eternidades de su vulva infinita? II Todo quedó en silencio luego de cien mil años con Adhara, Ebrio de su néctar de galaxias, mi espíritu enmudeció, Así destiló su recuerdo sobre mí, su norma secreta. Su rostro es ahora sombra de la luna, De misterios, de rojos cometas perdidos, Olvidados templos, oráculos de su cuerpo-luz, Silentes umbrales a su terrible gesto concupiscente.

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Gorka Lasa

Hace milenios, poseso de estaciones ingrávidas, Puse mis labios en el ardiente beso de Adhara, Conocí el fuego de sus últimos luceros, Sentí sobre mi alma su lejana estrella, Testigo cautivo de su locura divina, Amé sin principio sus espasmos. Abrazado a su cuerpo de luz, Yo, guerrero del tiempo, Me perdí para siempre, En el néctar áureo de su sexo.

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Aldebarán

Cástor, la ofrenda poética

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Gorka Lasa

Sombra inagotable que emana de mi azul melancolía, Delirio de las edades en su negra permutación sin fondo. Hermes me dijo que el mensaje quedaría codificado en la sangre. El atardecer perdido, su horizonte, será la única prueba infernal, Al encarnar la añoranza, la clave inasible dará su ofrenda poética. Solo el despierto soñará lo que la nueva aurora dará a sus imperios, Atisbos de una edad dorada para destronar los temores de la rueda, Nostalgia de los profundos orígenes, sin latitud, sin dimensiones, sin ley. Hermes me dijo que el mensaje quedaría codificado en la sangre.

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Aldebarán

Así quedarán derrotados los últimos peregrinos estelares, Testigos latentes del frio fulgor de los soles finales, Aguardarán a que las distancias ahoguen su dolor, Despertarán entonces en la matriz primordial, Y sus ecos perdidos agonizarán en silencio. Gestados en destellos de fuego astral, Rendidos, tornados hacia sí mismos, Romperán el sueño rojo y morirán. Hermes me dijo que el mensaje quedaría codificado en la sangre.

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Gorka Lasa

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Aldebarรกn

Nunki, la proclamaciรณn del mar eterno

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Gorka Lasa

¿Qué haremos cuando llegue la estación terrible Y se desaten las tormentas del mar eterno? El misterio de lo infinito, El axis cósmico, la fuga, ¿Volverá todo a su reverso? ¿Qué haremos cuando perdamos el refugio? ¿Cuando la estrella clame su venganza? ¿Cuando el sol se rinda a su destello? ¿Qué haremos cuando llegue la estación terrible Y se desaten las tormentas del mar eterno?

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Aldebarรกn

Sirio, el รกrbol de los eones

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Gorka Lasa

I

Caen las lluvias del futuro sobre los templos estigios, El silencio y su noche me aguardan indolentes, El sol es gema inútil en mi mano cansada, El último dios ha muerto en la mente. Habitaré este espacio unas cuantas edades, Luego partiré a otros sueños y universos, A la profunda inmensidad, A los eternos abismos, A su solar lamento. Por un instante se disipará la nostalgia del retorno, La dolorosa estación de la vida y su sangre, La añoranza de los mundos heridos. 53


Aldebarán

Perdido y solo en el eterno océano cósmico, Sufro el destierro de los vientos azules, La ígnea locura de una vieja raza, La antigua tormenta solar.

II La batalla de los soles rebeldes duró eternidades, Agotado, el canto de mi voz enmudeció, Deserté de las legiones luminosas, Llevé el peso de la visión, Caí en el tiempo. Hoy recuerdo los naufragios en los océanos astrales, El castigo de la memoria y su plasma inmortal, La visión de luz contenida en el misterio. En la corona de Sirio agité el vuelo de mi credo rebelde, Allí aún aguarda el arca estelar, los códigos del futuro, La promesa olvidada de las galaxias insurrectas, Sonda del alma atada a las fuentes del origen. Y ahora, anclado en el alma de la noche, sufro y espero. Atado al templo rojo, vago por tierras deshabitadas.

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Gorka Lasa

La sentencia cósmica desciende al recinto interno, Allí habita mi estrella, la que gesta el vuelo, El marcador, el núcleo, su fulgor terrible, El faro olvidado de la primera edad, El antiguo germen, primera fuente, El innombrable vórtice sizigio. III En la claridad de incontables atardeceres soñé otros mundos, Sus horizontes de fuego en mí, clamaron pactos de luz, Aturdido y en solitario, lloré mi canto prisionero, Mi delirio heliocéntrico, mi fallida misión. ¿Anclaré aquí por mil años, condenado a esta tierra maldita? ¿Soltaré al fin el cepo de los cielos, su estrella, sus rondas flamígeras? ¿Quedaré en silencio luego del fulgor antiguo de las deflagraciones celestes? Ebrio de inmensidad, viajero del frío, errante ardió mi pecho. Así aprendí a llevar incontables universos en mí mismo, Tornado en aprendiz de los viejos sembradores, Mi mano se trocó en gesto del rito interno.

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Aldebarán

En el perdido canto del vigía solar, El hilador de estrellas, el último, El que sembró en los cielos, El árbol axial de los eones. Donde el templo se funde con la noche galáctica, Donde el centinela del enigma, nostálgico poeta, Herido por la traición de los arcontes, En la cuarta morada de Sothis, Aguardará por siempre, En el timón del oeste, La nueva edad Solar.

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Gorka Lasa

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AldebarĂĄn

Shaula, la jaurĂ­a de la sangre

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Gorka Lasa

En la temible solarización, Los astros se replegarán al sueño interior, Condenados, Los portales colisionarán con el vórtice de Andrómeda, Y en el absoluto desapego, Se pondrá a prueba la lealtad de los que lograron llegar. Solo perduraran aquellos que lleven con honor la marca equinoccial, Unidad primordial cual contraseña inequívoca de linaje y universo. Los planetas agonizarán por el lucero al que se entregan, Y en el cenit de la noche atávica, morirá el custodio de la tierra.

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Aldebarán

Y ya no habrá más tiempo para evocar los mares del recuerdo, Será muy tarde para mantener la esférica apertura una ronda más, La mente se someterá a su espejo, redimida entregará su holocausto, nacerán entonces titánicas tormentas en los viejos semilleros galácticos. Si la estirpe crepuscular no despierta de su letargo celeste, Si el antiguo centinela no se encuentra con lo divino y renace, Si la mente no escapa de su engaño vital como el halcón invicto, En espirales se despeñarán los dioses sobre sus planetas malditos. Será el final de los giratorios mundos, Y otra vez será liberada de su trena, La roja jauría de la sangre.

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Gorka Lasa

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Aldebarán

El-Nath, guardián de los últimos templos

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Gorka Lasa

Causa primera, latitud eterna, Huella estelar, rueda de los días. ¡Escúchame! Dragón solar, rojo emisario, Guardián de la estrella muerta, ¡Escúchame! Sello secreto, lucero inmóvil, Pétreo centinela de arcanos templos. ¡Escúchame! Lejano vigilante del grávido silencio, Devuélveme la memoria de la esencia,

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Libérame del crepúsculo de mi certeza, Permíteme blandir la espada del abismo, Portar otra vez, orgulloso, la centella de Ra.

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Aldebarรกn

Alnilam, los pensamientos oceรกnicos

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Gorka Lasa

El eterno ir y venir de antiguas sombras vencidas, Tiende sus garras en el viento de los mundos, Y funde su antiguo dolor con el mío. Sagrado oscilar de la existencia, vastos pensamientos oceánicos, Marea recurrente contra las rocas de mil vuelos taciturnos, Tribus perdidas en el sueño ancestral de los desiertos solares, Y el dolor de las edades sobre el peso de la vieja promesa. Se debilita el cascarón del ovo original, El temido día en que el cazador etéreo, Despierte de su sueño sin nostalgia, Y lleve a otros el terrible mensaje.

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AldebarĂĄn

EsfĂŠrica mitad iluminada, Reservorio de nubes y misterios, Gema de viento en el aliento de los increados, Testigos del despertar del Hombre-Luz, Altar que siempre ha sido Uno, Eterno, Sagrado, Sin pausa.

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Gorka Lasa

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Aldebarรกn

Alnitak, el magisterio solar

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Gorka Lasa

La luz del eclipse, Los cuatro tronos, La bóveda de acero mercurial. El sol negro, La estrella alógena, De esto no nos está dado hablar. De la noche en el viento, Soledad, eras cósmicas, Lejana energía estelar. Y por este Arte sea el tiempo, Solo la huella maldita de su intento.

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Aldebarรกn

El nuevo cosmos ha sido gestado, fijado al vaso en un lapso imposible, Es por esto que lo que he dicho sobre el magisterio solar, estรก incompleto.

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Gorka Lasa

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Aldebarán

Vega, el sueño infinito

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Gorka Lasa

Negro horizonte, guardián solar, Rojo plasmador de mundos, peregrino, Viejo giróvago de la caravana de los teúrgos. Espada de silencio que laceró los valles de la vida, Rasgada piel de los siglos que miró adentro de sí misma, Y en su tormento estelar, lloró sistemas cíclicos y agonizantes. Aguardó edades moliendo en sus entrañas el sol de sus criaturas, Pactó con la antigüedad soltando la atadura de los sueños sin alma. Fragmentos de la voz de Ra, Esquirlas del viaje de Ra, Cenizas del sueño de Ra, Poetas del odio de Ra.

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Aldebarán

En lejanas costas, otros amaneceres aguardaron silentes el retorno. Arden hoy en la memoria las visiones de mil tierras olvidadas, Nada queda ya de los gigantes pétreos, su gesta rebelde, De los mundos devastados por las máquinas del dolor, Del pacto de silencio y sus viejos credos elípticos. ¿Quedaron rezagados los arcontes entre las filas de los puros? ¿Quedará la llama perdida para siempre en las bóvedas del cielo? No queda ya rastro de los bosques boreales y su luz primigenia, Del tembloroso manar de un tiempo gris que todavía nos aguarda, Para enterrar los silencios en el ocaso polar de un sueño interminable. En esas latitudes no habrá cabida para los pueblos vencidos, Los mundos fallidos solo conocerán la simple compasión, Ese es el regalo de los antiguos dioses, su dulce castigo, El terrible precio del recuerdo en su añoranza inútil. Curtidos por el llanto de la espera, En la vieja tragedia sin pausa, En la oscuridad de los días, Los desterrados aguardan.

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Gorka Lasa

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Aldebarรกn

Polaris, la sed de eternidad

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Gorka Lasa

Solo quería hablarte de mi dolor antes de que los astros se oculten. Contarte que en las montañas de Alnilam tracé círculos secretos, Símbolos únicos marcados en mi frente por la mano azul, Para que no pueda unirme a otra hueste y mentir. Dentro del viaje de los días, atado a la rueda del tiempo, Recordé los futuros de las razas dormidas, Perdidas ánforas de Luz, cometas fríos, Antiguas cadenas de navíos cósmicos, Vuelos ancestrales, épicos poemas, Señales etéreas del faro del eón.

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Aldebarán

¿Tienes acaso tú la vieja llave que nos liberará de las mazmorras de Alnilam? ¿Encontraste el cubo estigio que fue entregado en juramento cerca de Polaris? ¿Y en la elipsis de aquella venganza, perdiste acaso la gema que te nombra? ¿Te has dado cuenta que los milenios perdidos se han tornado en eones? Y ahora que los astros se ocultan, dime; ¿Qué tormentas solares podrán apagar nuestra sed de eternidad?

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Gorka Lasa

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Aldebarรกn

Rigel, el horizonte de lo perdido

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Gorka Lasa

En la espera del ocaso, Surgió de mí una idea terrible. Sitiada la ciudad, roto el juramento, creí morir. Solo, sobre rojos cielos de lejanos tiempos, Entregué mi vida a un sueño extraño. Renací otra vez de la antigua Luz, Padecí la sequia, la cruel mordaza, Engendré mundos de mis lágrimas. Así existí en el único instante posible, Así fue la guerra que congeló mi sangre, Allí reposa el recuerdo de mi heredad perdida.

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Aldebarán

Solo quedaron reflejos de la muerte, La híbrida voz de lo inconmensurable, El oblicuo lamento de otros horizontes. En la espera del ocaso, Surgió de mí una idea terrible.

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Gorka Lasa

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Aldebarรกn

Prociรณn, el mar de las centurias

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Gorka Lasa

En las ruinas perdidas de la primera edad solar, En la tierra donde encallaron las últimas naves de Rigel, La luna ofrendó su tiempo y nos negó la visión de los orígenes. Este es el suplicio de mi alma, ánfora rota, guerrero cansado, Esclavo del vino amargo que nos embriagó de atardeceres. ¿Y dónde están ahora los crepúsculos de la tierra fundacional? ¿Dónde están los milenios que soñamos en la ignorancia? ¿Adónde fue la nostalgia de los albores prometeicos? ¿Acaso perdimos para siempre el gnomon estelar? Ahora que el ciclo toca a su fin, Y la cuarentena termina inevitable;

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Aldebarán

El pacto del retorno aguarda silente, En el sello oscuro de su arcana promesa. Es hora de cruzar el mar de los dragones y regresar, Arribar al templo de lo infinito y fundir la sangre, Tomar por asalto el último bastión y morir, Con la mirada fija en el último cielo.

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Gorka Lasa

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Aldebarรกn

Alioth, el pilar del abismo

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Gorka Lasa

Ignota razón, altares de cristal, ritual y grito, Ofrenda oscura sobre el cadalso de los antiguos. Allí murió la aurora, Rendida a su soledad, En el portal del abismo. Río eterno, océano infinito, distancias sin nombre, Llaga solar, estigma de mis soles moribundos, Allí también, inútil, Murió mi esperanza.

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Aldebarรกn

Girtab, el รกngaro estelar

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Gorka Lasa

Señal oculta, Precio vítreo de los soles tardíos, En lo recóndito, La sangre recuerda la estrella indómita, La geometría, El bastión, acertijo de la cuna estelar, Latido oculto, El negro fluir de los universos, Arcano guerrero, Numen de las constelaciones rebeldes. En lo más oscuro del sextante, En el pozo de la edad de hierro, En los albores de la primera edad,

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Aldebarán

Como un puente inmemorial, Usarán la estrella dextrógira, Alzarán sus viejos espíritus. Clave, almenara que señala los orígenes del tiempo, El cisne, la llave ígnea, la ruta del laberinto de fuego, El llamado irrevocable de los ancianos de Girtab. Perdido en las eternidades, Débil y olvidado, aún late, En cada uno de sus hijos, El ángaro estelar.

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Gorka Lasa

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Aldebarán

Altair, el águila de los mil años

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Gorka Lasa

En este cúmulo fue arrojada mi semilla, En los abismos de espacios nebulares, En los reservorios de lejanos astros, En los yermos castillos del tiempo, En los tormos de esferas ateridas. Somos luz pensada, Náufragos de la mente, Plasmas en ávida espera. Somos creación, Húmeda reserva, Sueños huidos de la nada.

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Aldebarán

Y otra vez, Y otra vez. La ronda de vidas y sus ciegos dioses imposibles, Los albores iniciales, los crepúsculos crueles, La gestación en el negro cenote embrionario, El rutilante drama del alma en lo profundo. Caí, cometa errante, raudo, Oráculo de mundos marginales, Viajante elíptico de la estrella negra, Pendí fulgurante de un cielo perdido, Vientos solares azotaron mi espíritu, Por mil edades sin nombre, Vagué girando en el umbral. Dolor y sangre me clavaron al frío, Agua y fuego atraparon mi viaje. Así fue traída hasta aquí, Mi semilla.

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Gorka Lasa

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Aldebarรกn

Capella, el mensajero de la aurora

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Gorka Lasa

I ¿Cuánto dolor ha destilado desde el hemisferio que sueña el corazón? ¿Cuántas noches se perdieron en las costas de mares olvidados? ¿Cuántas eternidades transcurrirán para colmar el sacrificio, Y olvidar el secreto que se nos negó como ofrenda? Solo quise ser el mensajero del silencio, Ser centella de los espacios infinitos, Surcar apacible las edades solares. Quise del mundo una mirada febril, Un minuto de auténtico vacío, Un segundo de amor puro, De atemporal olvido, De paz eterna, De Luz.

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Aldebarán

II Agitados, Los océanos de la noche cósmica atizaron mis poemas de fuego, Pues aún queda por salvar el desierto del tiempo, sus edades crueles, Y ya no hay retorno de la noche estigia, ni hay salida del laberinto. El ocre cuerpo de la Madre cósmica me invocaba, Ven a mí, me decía desde su canto de bruma, Ven a mí, y crece en mí tus generaciones, Planta en estas tierras tu semilla estelar, Es hora de despertar a los muertos. Ven a mí, detente, habítame. Me decía… III Fui el cometa errante que se negó a partir de los oscuros abismos. Torné mi luz en rebeldía contra las altas deidades de soles vencidos. Busqué saciar mil voces infinitas, olvidando que el sol quemaría mis sueños. En un remoto futuro, Quise ser el mensajero de la aurora, Pero olvidé que un viejo dolor dormía, En el rojo hemisferio del corazón.

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Gorka Lasa

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Aldebarรกn

Antares, el sol del infortunio

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Gorka Lasa

I En honor a su nombre tracé círculos prohibidos, Y para que la sangre no olvidara el oscuro lenguaje, Dibujé centellas, glifos y coluros con el cálamo espectral. En el vértigo de la eternidad tendí mi vuelo febril, Y aguardé en la piedra líquida el sol de mi infortunio. Luego dejé que los espacios intemporales ardieran, Como crepusculares pautas de mil latidos solares. Canté entonces mi lamento huraño, mistagógico, Y renací de mí, solo, como un halcón de fuego. Así di geométrica clausura al ciclo de Antares, Y ofrendé mi sangre en la noche transpolar.

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AldebarĂĄn

II Murmullo de profundidad surcando las inmensidades, Llanto antiguo en la cara oculta de la nueva estrella, Se ahoga la creaciĂłn en su naciente carne agitada, He caĂ­do de nuevo a estos mundos perdidos. Y ya es muy tarde, No puedo recordar.

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Gorka Lasa

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Aldebarรกn

Alhena, la edad del silencio

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Gorka Lasa

I Todas las meditaciones del Ser, Bรกlsamos de luz y de noche, Gestos de lo eterno, No son sino Uno. Todas las miradas y sus horizontes, La contemplaciรณn, su tarde, La guarida y su estrella, No son sino Uno. Todos los espacios y sus horas, Las aperturas solares,

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Aldebarán

Los atisbos terribles, No son sino Uno. Porque la mente única, Diluida en el abismo, Aún fragmentada, No es sino Uno. II Por los ríos subterráneos discurría el temor, El falso tiempo se derramaba de la mano de Urizen, En abisales secuencias, atrapadas en órbitas sin destino, Contenidas en sus esferas de miedo, clamaban sin respuesta. ¿De qué mundo giratorio tu espíritu perdido decidió prendarse? ¿En qué grietas del cosmos creció tu amor silente y sin reflejo? Y no importa que la sangre, necia de vivir, se seque sobre su mito. Y que la carne, ávida letanía de hiel, se corrompa en sus deseos. Solo hay presente en la única edad del silencio, Solo hay unidad detrás de la unidad trascendente,

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Gorka Lasa

Solo el testigo liberado mira la reliquia y se detiene, Despierto y en llamas, frente a sĂ­ mismo; mira. Y no ve sino Uno.

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Aldebarรกn

Pรณllux, el recuerdo de los avernos

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Gorka Lasa

Delirio de navegantes azules, Sidéreos espejismos inmortales, Cavilaciones de mil dramas lejanos, Viajeros del convulso mar de los tiempos. Hace tanto del naufragio, De la afrenta que vino luego, Que ya no puedo recordar, Todo lo que trajimos del sol, Todo lo escrito en el tiempo, Cada canto, cada símbolo, Cada número y lamento.

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Aldebarรกn

Permutaciones infinitas, Recolecciรณn de tormentos, Pues no es tarea del Hombre, El recordar los avernos. Pero algunos desertores, Unidos en pacto eterno, Regresamos del olvido, Para fundar universos. En soledad caminamos, En rebeliรณn contra el tiempo, Custodiando lo perdido, Erguidos entre los muertos.

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Gorka Lasa

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Aldebarรกn

Algol, la antorcha endemoniada

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Gorka Lasa

Una razón esférica para fundar nuevas edades. Un diminuto punto para redimir el dolor solar. ¿De qué cielo cayó raudo el centauro de fuego? ¿Qué desafío aguarda en la trampa de Cronos? Esta eternidad, Llanto de Casiopea, Pleroma del gran silencio, Arqueado y babélico cautiverio. ¿Quién será el guerrero que recuerde el poema del origen? ¿Quién será el trovador que descifre la clave del amor perdido?

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Aldebarán

En el filo de la historia aguardamos, Viejos náufragos de los mundos, Los que despertamos, Giróvagos de la estrella, Los pocos que aún quedan, Enemigos del dragón antiguo.

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Gorka Lasa

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Aldebarรกn

Deneb, los hijos de otras lunas

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Gorka Lasa

He tenido otra visión, una de abismos y auroras, Que nacen de mi pecho y claman en los siglos, Cual lluvia ácida sobre el mármol de los años. En un gélido pasado he vagado solitario, Como un lobo perdido en inviernos boreales, Vislumbré otro horizonte en los cielos del ayer, Busqué en sus eclipses el rastro de mi estrella perdida, Y otra vez el mensajero me ordenó morir en tierras de otra luna. ¿Qué mano abarcará el cosmos en su afligido silencio esférico? ¿Qué espíritu visionario traerá las duras sentencias del septentrión? ¿Qué pueblos de la noche se abandonarán a la suerte de un nuevo sol? ¿Renegarán de los atávicos temores al recordar el trueno de lo invisible?

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Aldebarán

¿Olvidarán su primordial misterio, se perderán en bélicos rituales? ¿Qué imperios de carne y roca recordarán la herencia de mi voz? He tenido otra visión, una de abismos y auroras, Que nacen de mi pecho y claman en los siglos, Cual lluvia ácida sobre el mármol de los años.

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Gorka Lasa

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Aldebarรกn

Canopus, centella del antiguo norte

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Gorka Lasa

En la mutación solar, axis de un nuevo hemisferio, Más allá de la agitación del doloroso despertar, Quedan intactos, en un desierto de mundos, Solitarios, estoicos, combatientes eternos. Sin otra guerra, Que la guerra interior. Sin otra búsqueda, Que la Luz eterna. Viajeros de los albores cósmicos, Desertores del yugo centrífugo, Mensajeros de una nueva edad.

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Aldebarรกn

Saiph, el hambre de los siglos

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Gorka Lasa

Memorias de viejos amaneceres, Eterno retorno, bastión atemporal, Eclíptico camino de un sueño agitado. Hambre de los siglos, Edades giratorias, Pulsar del cuarto universo. Trece invencibles lunas, Siete fallidos intentos. No hay refugio donde sanar la herida de la tribu solar, Atrapados en el tiempo, la fatiga de la sangre acontece. Surco, semillero cósmico, jardín exhausto de ser mito, Evolución, consciencia que dará forma al barro, Trasmigración, lento fluir hacia el silencio. 127


AldebarĂĄn

Solo soy un viajero de los mundos grises, Un cansado navegante de lejanĂ­as celestes.

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Gorka Lasa

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Aldebarรกn

Hamal, mรกs allรก del horizonte del tiempo

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Gorka Lasa

He cabalgado sobre las llanuras del horror y del silencio, Armado de acero sobre bestias sin nombre conocí la venganza, He visto imperios arder en el equinoccio de la gesta primordial, Mundos ateridos de gritos, desgarrando arquitecturas en la madrugada. Errante, más allá del horizonte del tiempo, He llevado la armadura, blandido la espada ígnea. He visto océanos de sangre, montañas de cuerpos, He arrojado fuego y brea sobre ciudades indefensas, He ordenado a ejércitos marchar hacia su muerte, He sido el mensajero de mil deidades terribles.

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Aldebarán

He visto al aire tornarse en cruel castigo, He visto al agua trocarse en ácido veneno. He muerto millones de veces, he nacido otras tantas, Solo para volver a morir en paz, o violentamente, Perdido, ciego de dolor por mil eones oscuros, Mi mano fue el puño de una voluntad temible. Exilado en las muertas lunas de Hamal, En el cansancio de estaciones oscuras, Aún aguardo, alquímico prisionero, Más allá del horizonte del tiempo.

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Gorka Lasa

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Aldebarรกn

Alamak, el que late con dos corazones

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Gorka Lasa

Doble emana la fuente del fulgor herido, la hoguera espectral, Frontera donde el caminante perdió el rumbo de sí mismo, Y emprendió la travesía eterna de la noche sin límites. En ansiosa calma nace la flama que aflora de su vieja voz, Sus soles cruzan las estaciones del llanto y del hambre, Mientras contempla sus manos envejecer de sequías. Y vio su sangre tornarse hierro y caer rendida en la arena. Y vertió su llanto sobre los ríos de una tierra desolada, Construyendo templos a celosos dioses olvidados. Pero de toda aquella flama, De su poesía, de su viaje, Hoy nadie sabe…

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AldebarĂĄn

Algunas leyendas cuentan que en lejanos mundos,

Vieron las velas de su navĂ­o izarse hacia el umbral.

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GORKA LASA (Panamá

1972)

Escritor, poeta, artista visual. Ha publicado los libros: El Equilibrio de los Hemisferios (2013), La Claridad, Cuentos, sueños y memorias del despertar (2011), Cantos de la Legión Arcana, Nova Astra Natura (2010), Viaje a la Lejanía (2007) y forma parte de numerosas antologías y volúmenes colectivos. Realizó estudios humanistas y de psicología con posteriores estudios de literatura, mitología y simbología. Su trabajo literario y visual figura en publicaciones y páginas especializadas de internet de diversos países. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, portugués, rumano y ruso. Ha sido jurado en certámenes literarios, recibido premios, menciones honoríficas, e invitado a exponer su obra literaria en festivales y congresos internacionales.

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gorkalt@gmail.com www.gorkalasa.com



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