Exposición "MEZCLA-2"

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En el antiguo Hospital San Juan de Dios (siglo XVII) de Orihuela, la gran sala de enfermos convertida hoy en espacio para el arte, se transforma como por arte de magia en un crisol alquímico en el que se “mezclan”, en busca de la “piedra filosofal”, las obras de dos artistas empeñados en descubrir los secretos senderos que conducen hacia esa “sustancia extraordinaria” que es el “arte”. En este espacio compartido concurren dos experiencias llenas de audacia, complejidad y diversidad, que dialogan entre sí dejando evidentes muestras de cierta complicidad en sus planteamientos estéticos. María Dolores Mulá y Javier Rojo a través de sus propias experiencias espirituales, buscan sorprendernos e intentan, sobre todo, transmutar nuestra mirada para convertirla en ingrediente fundamental en esa mezcla primordial que el alquimista (el artista) conjura en su obra con la intención de conseguir lo imposible. Para lograr ese “milagro” de la transmutación de la mirada, el público, todavía cómodamente instalado en un régimen escópico convencional, debe adaptarse al “nuevo” lenguaje estético, tanto visual como conceptual, cuando definitivamente el artista pierde la fe en la figuración y nos exige cierto grado de implicación con su obra; y esto no es en absoluto un asunto fácil: hace más de cien años que se intenta adecuar la mirada del público al arte moderno sin conseguirlo; tampoco es fácil en un “atanor” transmutar los metales en oro y conseguir la “panacea” de la vida eterna. El arte que surge con la modernidad ya no produce placer, ya no satisface la “antigua” mirada, sino todo lo contrario, la frustra y la incomoda. Atrás queda lo que para muchos ya no es arte y se podría calificar como formas artísticas con una función práctica. Como consecuencia de este cambio, el arte rompe con su función tradicional y se desconecta trágicamente de una mayoría del público aún poseída por la antigua mirada, Hoy, la ceguera es general, sobre todo ante las manifestaciones artísticas que van más allá de la abstracción; se necesita urgentemente conseguir la transmutación de la mirada.


MARÍA DOLORES MULÁ

María Dolores Mulá muestra claramente el camino que tiene que recorrer el público que está en transición hacia esa nueva mirada. Su obra extrae de la naturaleza y de los objetos cotidianos todo un universo plástico de gran sensibilidad hábilmente expresado en diferentes soportes hasta conseguir la pura abstracción. Para conseguirlo utiliza con gran delicadeza el collage y la instalación, combinando papeles, telas, alfileres, hilo de algodón, vidrio, etc. La imagen fotográfica es interpretada en clave poética, y es descompuesta en variadas geometrías que se subliman a base de sutiles pigmentos naturales. María Dolores es una artista multidisciplinar que está “poseída” por una visión apasionada de la naturaleza que le lleva a establecer con su obra una comunicación directa entre arte y vida, no solo a base de ideas, que son felizmente llevadas a la práctica, sino de ideales. Su arte no requiere espectadores sino observadores con una nueva mirada que convierta su arte en reflexión.


El artista alemán Joseph Beuys (1925/1986), miembro del movimiento neodadá Fluxus, estableció también con su obra una comunicación directa entre arte y vida. En la polémica sobre el papel del arte y la creatividad en la sociedad, se lamentaba de que la mayoría del público que asistía a las exposiciones de arte contemporáneo, estaba ligado exclusivamente a la tradición pictórica y al placer visual, es decir: era absolutamente incapaz de rebasar esa estética y padecía una ceguera general ante la presencia de una obra que rebasara los límites de la estética convencional, más allá de la consistencia del “cuadro pintado”. Beuys reclamaba del público la transmutación de la mirada. Javier Rojo, participando del espíritu y la obra pictórica de Beuys, y “declarando la guerra” a la reproducción naturalista de la realidad, como defendía Apollinaire a principios de siglo XX, requiere ya la nueva mirada, la que demanda la mayoría de los planteamientos estéticos contemporáneos desde hace ya más de cien años. Javier desafía los límites espaciales de sus cuadros con mínimas intervenciones de manchas de color y líneas que demuestran poseer una especial percepción sensorial de las cosas; sin embargo, y con el mismo espíritu desafiante, a base de texturas diferentes y el empleo del collage, también interviene con acierto en ambientes densos e inquietantes haciendo uso de gran habilidad en el tratamiento de las superficies y una manera muy personal de ordenar el espacio. Su obra rebasa los límites de la estética convencional, es decir: las “formas artísticas con una función práctica”; en su trabajo solo hay sentido, no significado. Es la pura abstracción.

JAVIER ROJO



María Dolores Mulá y Javier Rojo, “mezclados”, requieren la nueva mirada, esa urgente transmutación de la mirada para volver a conectar al artista y al público, sus obras nos reclaman no como espectadores sino como observadores, y nos piden que participemos en esa mezcla primordial que intenta conseguir el prodigio alquímico: la “panacea”, esa “sustancia extraordinaria” que llamamos arte. Pepe Rayos Otoño de 2012, Orihuela


Del 31 de octubre al 2 de diciembre SALA SAN JUAN DE DIOS C/ Hospital, 3-5. Orihuela (Alicante) Horario: martes a sรกbado: 10 - 14 h | 17 - 20 h Domingo y festivos: 10 - 14 h +info en: www.culturaorihuela.es

/oricultura

Excmo. Ayuntamiento de Orihuela


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