Libro "Pintada está mi casa... Murales del Barrio de San Isidro en Orihuela. 2012-2015"

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PINTADA ESTÁ MI CASA Entrevista a Rosa Martínez


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PINTADA ESTÁ MI CASA Entrevista a Rosa Martínez


Pintada está mi casa. Murales del barrio de San Isidro en Orihuela. 2012-1205. 1ª edición NO VENAL: marzo de 2015. Coordinación: Revista de poesía LA GALLA CIENCIA y Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Orihuela. Diseño y maquetación: MARÍA SIMÓ www.mariasimo.com © de los textos, ilustraciones y fotografías, sus respectivos autores. ©de la presente edición: Asociación Cultural LA GALLA CIENCIA {www.lagallaciencia.com} y Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Orihuela.

DEPÓSITO LEGAL: A 221-2015

Impreso por Imprenta QdH (Pol. Ind. Cabezo Beaza-Cartagena) en papel procedente de bosques gestionados de forma responsable y sostenible.

Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright.


Edición Especial

PINTADA

ESTÁ

MI CASA MURALES DEL BARRIO DE SAN ISIDRO EN ORIHUELA. 2012-2015.


CONTENIDOS


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Unas palabras de

Museo al aire libre

Orihuela, año 1976

Rosa Martínez

La Galla Ciencia

José Rayos Menárguez

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Orihuela, marzo de 2012

Miguel Hernández: el poeta de la libertad

Muros que no separan

José Aledo Sarabia

Patricio Peñalver

Alberto Chessa

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Como el buen vino

La continuidad de un sueño

San Isidro a principios de marzo

Javier Catalán

Jose Luis Zerón Huguet

Kike Payá

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Cómo mirando un muro se ve la libertad

Murales del barrio de San Isidro

Unas palabras de

Roberto Almansa

Eva Ruíz

Aitor Larrabide

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De lo ético a lo emético

La cita es cada marzo en Orihuela

Desdoblamiento

Jesucristo Riquelme

Joan Castejón

Ada Soriano

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Anexo I

Anexo II

Anexo III

Paneles

Carteles

Murales ayer y hoy



EN PALABRAS DE

Rosa Martínez, Concejala de Cultura del Excmo. Ayto. de Orihuela: “Miguel Hernández es el mejor embajador del pueblo de Orihuela en todo el mundo” Rosa Martínez Martínez (1965) es licenciada en Ciencias Químicas y profesora de Enseñanza Secundaria. Es Concejala del Ayuntamiento de Orihuela desde el año 2007, ocupando desde el 2011 el cargo de Concejala Delegada del área de Educación, Cultura y Turismo en el Ayto. de Orihuela.

¿Por qué recuperar el proyecto de los murales en 2012? Porque el pueblo de Orihuela no podía dejar en el olvido aquel acontecimiento político y cultural que vivió en 1976 con el “Homenaje de los pueblos de España a Miguel Hernández” en el barrio de San Isidro. Era una deuda con los que hicieron posible este homenaje, con el barrio y con Miguel Hernández.

Los Murales de San Isidro conforman un enorme, único y exclusivo Museo al Aire Libre dedicado al poeta que en esta cuarta edición llegará a un total de 175 murales.

Y ¿qué supuso, para el barrio, aquella primera fiesta de Homenaje de los pueblos de España en 1976? El barrio se vistió de pintura, poesía, música y democracia. Llegaron más de mil personas a este barrio popular que prestó sus fachadas y calles para rendir homenaje al poeta, y en unos tiempos difíciles, en los que dar permiso para pintarlas ya era motivo de sospecha. Supuso un aire de libertad y democracia en una sociedad en la que la represión era todavía una de sus señas de identidad.

Concejala de Cultura, que apostó firmemente por crear un vínculo indisoluble entre Orihuela y su poeta, apuesta que solo podía nacer de una opción política progresista. Son el núcleo aglutinador del homenaje a Miguel Hernández que comprende decenas de actividades todas relacionadas con el poeta durante todo el mes, los Murales se realizan durante un fin de semana alrededor de la fecha de su fallecimiento el 28 de marzo de 1942.

Con esos antecedentes, ¿qué objetivos persigue este acto anual que ya alcanza su cuarta edición?

Por otra parte, los Murales de San Isidro conforman un enorme, único y exclusivo Museo al Aire Libre dedicado al poeta que en esta cuarta edición llegará a un total de 175 murales.

Los Murales de San Isidro se enmarcan en el Marzo Hernandiano que organiza la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Orihuela desde 2012, siendo entonces Ana Mas

Pero los Murales también representan la reivindicación de los derechos y libertades a través de la cultura colectiva que año tras año llega con la poesía de Miguel Hernández, la pintura, la músi-

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La Casa Museo Miguel Hernández es el museo de la ciudad que más visitantes recibe. Más de 35.000 personas visitan anualmente la casa venidas desde todos los lugares del mundo en busca del reencuentro con el poeta.

ca, el teatro y las actividades que se realizan. Y, por último, los Murales han puesto bonito el barrio, se han arreglado sus fachadas, y sus calles se han convertido en una explosión de luz y color. Y lo más importante, se ha dado visibilidad a un barrio popular oriolano, a sus gentes y su cultura.

¿Cómo valora, entonces, el resultado de los encuentros hasta el día de hoy? La valoración es muy positiva. Estos encuentros se convierten en un hervidero cultural en el que la actividad artística y social durante el fin de semana es impresionante. Decenas de actuaciones poéticas, musicales y sociales; centenares de pintores, y un nutrido número de asociaciones y colectivos hacen posible que los Murales sean en la actualidad un referente cultural y social en torno a Miguel Hernández que año tras año incrementa el número de participantes y visitantes. Los Murales han conseguido generar una actividad colectiva y participativa que moviliza a cien-

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tos de personas, integradora y lúdica en la que conviven las gentes del barrio, con artistas, asociaciones de mujeres, de discapacitados, de inmigrantes que plasman en los muros sus gritos de indignación, el dolor de las injusticias o una sonrisa a la esperanza.

Con todo lo dicho, deberíamos pensar que los Murales han contribuido a la transformación del barrio de San Isidro, ¿este razonamiento es correcto? Aún más: los Murales sitúan al barrio de San Isidro como un referente cultural y social, no solo durante el fin de semana que se realizan Los Murales sino a lo largo de todo el año. Sus gentes cuidan los murales, mantienen limpio el barrio y acogen y guían al que allí se acerca en su visita. Se sienten orgullosos de su barrio. Es la prueba más evidente de cómo la cultura puede dignificar a un barrio.

Y a un nivel más institucional, ¿qué supone, para el Ayuntamiento de Orihuela, la figura de Miguel Hernández? Un referente cultural y turístico.

Miguel Hernández es el mejor embajador del pueblo de

Orihuela en todo el mundo. La Casa Museo Miguel Hernández es el museo de la ciudad que más visitantes recibe. Más de 35.000 personas visitan anualmente la casa venidas desde todos los lugares del mundo en busca del reencuentro con el poeta.

Pongamos el ojo en el futuro: ¿qué otros esfuerzos se están llevando a cabo para poner en valor la obra del poeta? La Concejalía de Cultura, además de actividades que se realizan durante todo el año, organiza en marzo y octubre un calendario completo con multitud de actividades culturales durante todo el mes para conmemorar, en octubre el nacimiento del poeta, y en marzo su fallecimiento. Además ofrece al visitante y ciudadano la Ruta Hernandiana -el paseo teatralizado contando su vida y obra- y la Ruta del Museo al Aire Libre de los Murales de San Isidro. También organiza la salida de la Senda del Poeta.


Rosa Martínez frente al mural realizado por Sealtres en 2014 en recuerdo del guitarrista Paco de Lucía. Imagen de Joaquín Baños.

Porque Orihuela sí le debe y mucho a Miguel Hernández.

Y por último, ¿qué opinión le merece su obra? No solo desde la perspectiva del cargo público que ocupa, también como lectora y como vecina de Orihuela. La obra del poeta fue en mi adolescencia el descubrimiento de la belleza de la poesía y mi nacimiento a la lucha por la libertad y la justicia social. Ya, a lo largo de mi vida, la obra del poeta lleva la marca ideológica con la que me identifico y su vida fue un ejemplo de dignidad humana y compromiso que admiro enormemente. Como vecina de Orihuela, me siento muy orgullosa de vivir y gestionar culturalmente el pueblo del poeta. Es una obligación de este Ayuntamiento rendir el merecido homenaje e impulso a su obra para que ya nunca más se vuelva a repetir la historia,

para que ya nunca más ningún representante político diga públicamente que Orihuela no le debe nada a su poeta, y para que ya nunca más se vuelva a abrir una nueva herida en la vida y obra del poeta, la del olvido.

¿Qué nos espera en esta cuarta edición de 2015? Pues una explosión de luz y color, una primavera cultural que año tras año se consolida y crece con 38 murales nuevos y la recuperación de murales pintados en ediciones anteriores. Además este año los murales se internacionalizan ya que contaremos con Marco Adami, reconocido muralista de Trento (Italia). El Mural Colectivo correrá a cargo de la pintora Eva Ruiz y hace referencia al primer libro de Miguel Hernández, Perito en Lunas. Entre los colectivos contaremos con centros escolares, como el colegio “Jesús María” de San Isidro, que todos los años realiza los actos de inauguración, los Institutos de Secundaria de la ciudad y la Escuela de Arte EASDO. También asociaciones diversas que abarcan a colectivos de inmigrantes, mujeres, o discapacitados,

colectivos de pintores de Elche, Alicante, Cartagena, Guardamar, Albatera, Redován, etc. Entra las actividades contaremos con la edición del libro “Pintada está mi casa…” Los Murales del barrio de San Isidro de Orihuela. 2012-2015; teatro, la Ruta Turística Hernandiana, recitales, exposiciones y conciertos como el de Pablo Milanés y “Con la música a la calle”, conciertos simultáneos en plazas del Barrio entre los que destaca un merecido homenaje al cantautor Imanol, que exiliado del País Vasco al ser amenazado por ETA por defender la libertad de expresión, pasó sus últimos años en nuestra tierra. Para dar protagonismo a la “palabra” contaremos con Ada Soriano, que dará lectura al Manifiesto de Poetas, y con Joan Castejón, que ya estuvo presente en el Homenaje de los pueblos de España en el 76 y en las ediciones de 2012 y 2014, para la lectura del Manifiesto de los Pintores. Porque Orihuela sí le debe y mucho a Miguel Hernández.

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REVISTA DE POESÍA LA GALLA CIENCIA

Museo al aire libre (Introducción) En la imagen, Alfonso Albacete durante los murales de 1976. Fotografía de Saturnino Cebrián (Nino).

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Museo al Aire Libre. Con ello se denomina de manera rápida cualquier acumulación más o menos arbitraria -a veces- o pretendidamente organizada de obras de arte –las más de las ocasiones. Responden por tanto más a la figura de un museo “sin techo”, es decir, un espacio donde se exhiben piezas de destacados artistas en una superficie relativamente amplia,

en su mayoría esculturas –obviamente-, y que en ocasiones terminan siendo un elemento dinamizador de la vida cultural de la ciudad. Un esfuerzo por acercar el arte a los ciudadanos, podríamos pensar. Ejemplos hay de ello en el barrio de San Bernardo de Salamanca, el Museo al Aire Libre de Palomeras Bajas (Vallecas) o el de la Castellana, también en Madrid;


el Museo de Escultura al Aire Libre de Leganés, el más largo de Europa, con dos kilómetros de recorrido urbano con 58 esculturas. Habría que buscar similitudes con otros museos donde el protagonismo está en creaciones artísticas buscando crear un proyecto de arte urbano: las calles Sa Gerreria y Canamunt en Palma de Mallorca, o el Museo a Cielo Abierto del barrio de San Miguel en Santiago de Chile –lo más parecido que podríamos encontrar a San Isidro-, o la calle Caminito en el barrio de La Boca de Buenos Aires, el más conocido y popular de todos. Al margen quedan ciudades como París o Berlín, donde el arte callejero okupa lugares de manera aparentemente salvaje y que es objeto ya de visitas temáticas guiadas ante el numeroso despliegue gráfico. El caso del Wynwood District de la ciudad de Miami representa la versión más comercial de estas iniciativas: el graffiti que empezó invadiendo los paredes blancas de los hangares de una zona industrial al norte de la ciudad, terminó transformando un barrio que hoy alberga más de doscientos murales, con obras emblemáticas de artistas que forman parte ya de los museos más importantes del mundo, y que conviven en sus calles con galerías de arte, los restaurantes más innovadores de la ciudad, apartamentos de lujo y estudios de moda. Pero el Barrio de San Isidro y sus Murales representan otra cosa: se trata de que entre las moles de cemento surja el talento estético. Que la arquitec-

tura se manche de un impacto visual arrollador frente a la insensibilidad en un barrio castigado por todas las plagas que destruyen el tejido social, familiar y urbano. La práctica continuada de estos murales desde 1976, y en este 2014 como tercera edición dedicada a su recuperación y ampliación hasta sumar un total de 135 obras, se ha consolidado como

Se denuncia la injusticia gracias a los mensajes y el ejemplo vital de Miguel Hernández.

” el impacto más positivo en un barrio y un sector de la sociedad oriolana condenados a la invisibilidad del resto de sus ciudadanos. Aquí se funden las técnicas muralistas con el grafiti, o formas de expresión más relacionadas con el mosaico o el cómic, un verdadero museo al aire libre de arte urbano lleno de colorido y motivos gráficos sobre la superficie de los bloques, dotando de sentido a plazas y espacios para el encuentro alegre con los visitantes y los habitantes. Se trata de regenerar un paisaje urbano, de recuperar determinadas zonas de la ciudad que sometidas a las tensiones inmobiliarias unas, o socioeconómicas otras, se convierten en espacios

propicios para tolerar y generar creaciones artísticas en la calle. Pero también se convierte en un lugar de visita obligada para aquellos que deseen disfrutar y ser testimonios de lo que allí está pasando. Creados siempre desde la contracultura, impregnados de un arte beligerante y donde se manifiesta la evolución del arte urbano más reciente. Se utilizan procedimientos artísticos más elaborados que el simple spray, aunque termine siendo la base de muchas de las intervenciones. Una forma de arte que cada vez se acerca más al resto de las disciplinas artísticas, o quizá sea al contrario: el “Arte” y sus “artistas” terminan apoderándose de modos de expresión alejados en primera instancia de los lenguajes tradicionales. Se mejora así la arquitectura del paisaje por medio del arte y se integran nuevos paradigmas en la vida del barrio, al desarrollar una visión positiva e integradora de la sociedad, al tiempo que se denuncia la injusticia gracias a los mensajes y el ejemplo vital de Miguel Hernández. Aquí no se trata solo de alegrar las calles, es un llamamiento a la imaginación colectiva, al espíritu crítico y a la convivencia.

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PINTADA ESTÁ MI CASA Introducción


2013

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2014

Logotipos y chapas realizados para la celebraci贸n de los Murales 2012-2015.

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El artista Javi Agulló pintando a Paco de Lucía en la edición de 2014 (superior). Fotografía de Herminio Real. Kikelín a la sombra del “Ícaro” de Joan Castejón (inferior). Fotografía Roberto Almansa.

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Foto de Javier García (derecha). Pablo Ibáñez visitó los murales en 1976, y asistió a la edición de 2012. Aquí le observamos durante la restauración del mural de José María Párraga. Acompañan a Paco Ibáñez la ex-Concejala de Cultura Ana Mas y el pintor Enrique Barcala, restaurador del mural.

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JOSÉ RAYOS MENÁRGUEZ

Orihuela, año 1976 José Rayos Menárguez (Orihuela, 1948) Suboficial del Ejército del Aire, Licenciado en Historia del Arte y Máster Universitario en Cultura Contemporánea. Formado como pintor y grabador, participó en la realización de los murales de Albacete y Orihuela, en homenaje a Blas de Otero, García Lorca y Miguel Hernández (1976). De entre las diferentes exposiciones en las que ha participado, individual y colectivamente, destacar que fue comisario de los Murales de San Isidro en sus ediciones de 2012 y 2013.

1. Ver programa de actos Homenaje del 76, de 17 al 27 de mayo, publicado en el libro/catálogo Murales de San Isidro, 1976-2012, Orihuela Marzo Hernandiano. ed. Concejalía de Cultura del Exmo. Ayto. de Orihuela (Alicante), 2013, Págs. 22,23,24 y25 2. Ibídem Págs. 27 a 71, Además de los artículos relacionados con el

Tanto Guadalupe como yo estábamos informados de la organización y los preparativos del Homenaje de los Pueblos de España a Miguel Hernández. Vivíamos en Albacete y desde nuestra casa de la colonia militar tratábamos de buscar el modo de colaborar con nuestros amigos de Orihuela en lo que creíamos iba a ser todo un acontecimiento cultural y político a celebrar en nuestro mismísimo pueblo. El programa era muy ambicioso, aquel fin de semana era solo el comienzo de lo que estaba previsto que ocurriera durante varios días. A partir del lunes diecisiete de mayo se celebrarían conferencias, mesas redondas, teatro, recitales, actuaciones musicales y otros actos en Orihuela y Alicante, también en diver-

sos lugares de la provincia y en otras capitales, incluida Madrid. Muchos de ellos se celebraron bajo vigilancia policial y otros fueron suspendidos o simplemente prohibidos1. Eran tiempos difíciles, Guadalupe militaba en el Partido Comunista de Albacete y yo disimulaba todo lo que podía mi condición de militar demócrata; era Suboficial del Ejército del Aire y no podía manifestar mis aspiraciones democráticas de libertad frente a la dictadura de Franco. En la casa militar que habitábamos había una bandera republicana escondida detrás de la puerta de entrada, en el comedor una reproducción del Guernica de Picasso y sobre la mesa de camilla alternaban

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Homenaje de 1976, se pueden consultar y ver los carteles anunciadores del homenaje y las fotografías de los murales; también algunas fotos de la intervención policial y de los actos organizados. Para más información del homenaje ver el libro de CERDÁN TATO, “Enrique, La lucha por la democracia en Alicante”, ed. Casa de campo, 1978, donde se da amplia información de la represión policial y la manifestación popular de Elche. Ver también “La transición a la Democracia en Alicante, 19741982”, catálogo de la exposición comisariada por Francisco Moreno y Carlos Mateo, Universidad de Alicante, 2006. 3. Ver “Homenaje de los Pueblos de España a Miguel Hernández, 1976-2010”, ed. Museo de la Universidad de Alicante, Coordinación Francisco Sáez Moreno, Alicante, 2010. Una historia documentada del Homenaje en la que se informa de los avatares organizativos de la comisión gestora formada en Alicante, incluidos los manifiestos y las adhesiones de organizaciones y particulares. Se incluyen los textos de los poetas y escritores que apoyaron el Homenaje, trabajos que iban a ser incluidos en un libro que no llegó a publicarse. Participaban en aquel frustrado intento: Vázquez Montalbán, Salvador Espriu, Juan Agustín Goytisolo, Adolfo Celdrán, etc. 4. Consultar el pequeño catálogo de la exposición “Murales de San Isidro, Homenaje a Miguel Hernández 1976-2012”, organizada por la Concejalía de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Orihuela (Alicante) en la sala de exposiciones “El Santo Sepulcro”, octubre 2012. Se expusieron casi todas las serigrafías que se publicaron durante el homenaje: la carpeta de Madrid, seleccionada por Arcadio Blasco, las dos carpetas de Valencia editadas por Pepe

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una ikurriña y una bandera republicana utilizadas como manteles; en aquellos días estaba totalmente cubierta de carteles, programas y pegatinas relacionados con el Homenaje. En nuestro tocadiscos sonaba música de Paco Ibáñez, Serrat, Víctor Jara, Quilapayún, Lole y Manuel, La Bullonera, Bob Dylan, Beatles, Rolling Stones…etc. etc. y en nuestra pequeña librería había algunos libros comprometidos como Réquiem por un campesino español de Ramón J. Sender o Los vencidos de Antonio Ferres en edición de Librerie du globe, París 1965. También algunos libros de Miguel Hernández y Gabriel Miró publicados en la editorial Losada. Tan solo hacía unos meses que se habían producido los últimos fusilamientos del Régimen, así como la muerte de Franco, el “ogro” que firmó las sentencias y nos mantuvo tantos años bajo la dictadura de la cruz y la espada. Dos meses antes del Homenaje, en el mes de marzo, juzgaron y condenaron a los militares de la UMD. Guadalupe, nuestro hijo José Luis y yo partimos hacia Orihuela el viernes por la tarde. A nuestra llegada aún pudimos asistir a los últimos preparativos del evento que abría los actos programados: la pintada de murales en el barrio de San Isidro. Nuestros amigos tenían una gran tarea por delante y nosotros nos propusimos colaborar con ellos en la medida de nuestras posibilidades. Recuerdo que mi padre me aconsejó que tuviera mucho cuidado por mi condición de militar, pero no me decía que no participara; sin embargo mi madre se puso muy nerviosa al conocer nuestras intenciones; no le gustaba nada lo que había oído por ahí acerca de que la policía y la Guardia Civil “patrullaban” las calles de Orihuela. Mi padre perteneció a las Juventudes Socialistas y guardaba el carnet en alguna parte, pero mi madre un día lo encontró y lo destruyó para evitar disgustos; su miedo estaba más que justificado. Muchos oriolanos, entre ellos mis padres, formaron parte de la generación de los humillados, una sofisticada condena basada en el miedo impuesta a todos los re-

publicanos que no fueron fusilados, encarcelados o exiliados después de la guerra. Cuando llegamos al barrio de San Isidro vimos a mucha gente concentrada en el terraplén de la cuesta del Oriolet. La pintada de murales no había comenzado todavía, el pintor oriolano Miguel Ballesta iba de un lado para otro organizando e intentando adjudicar paredes a los artistas, grupos o asociaciones que deseaban participar. Jaime Casanova, que había conseguido de los vecinos su aprobación para pintar las paredes de sus casas, todavía andaba solucionando conflictos de última hora; los propietarios no comprendían por qué había tantos guardias a las puertas de sus casas tratando de convencerles para que no ofrecieran sus paredes. A pesar

Creo que la mayoría de la gente que asistió a aquella acción cultural y política del Homenaje, con su mirada y su lectura poética, fue capaz de sentir esa sutil energía capaz de cambiar el mundo.

de la policía, durante el fin de semana se consiguieron pintar todos los murales y algunos más según la gente se iba animando; todo se desarrolló en un ambiente festivo y reivindicativo de la poesía y la persona de Miguel. En un rincón apartado, lejos de las “fuerzas del orden”, se pintó el Guernica con la colaboración de todo el que se acercaba por allí. Mientras pintábamos y los guardias nos pedían el DNI- a nosotros y a los dueños de las casas-nuestros amigos, Alfredo, Mercedes, José Luis, Manolo, Lourdes y Santi entre otros, además de resolver conflictos negociando con la policía local, organizaban pasacalles en los que se cantaban canciones y se recitaban poemas; también


se improvisaron reuniones al aire libre para hablar de Miguel Hernández, de poesía, del sentido del homenaje, de educación, de cuestiones políticas y sociales, de cultura, de asociacionismo, etc. Asuntos “muy peligrosos” que motivaron la movilización de las fuerzas de orden público durante todo el fin de semana y los demás días de celebración del Homenaje. Para vigilar la “peligrosa rebelión” se controló el acceso a Orihuela al mismo tiempo que los coches de la Policía Nacional patrullaban la ciudad- sobre todo por el Paseo de los Andenes y la Glorieta- para evitar que se celebraran actos o concentraciones espontáneas. También se practicaron algunas detenciones y de milagro no hubo lesionados2. La idea del homenaje surgió de Orihuela. Pepe Martínez y Alfredo Santo Juan, ambos con responsabilidades en el PCE, lanzaron el proyecto con el apoyo y la colaboración de personas particulares, la Asamblea Democrática de Orihuela y el Club Miguel Hernández. Algún tiempo después, gracias a la mediación de Enrique Cerdán Tato, se formó en Alicante una comisión gestora del Homenaje y se diseñó un ambicioso programa que contaba con el apoyo de diversas organizaciones políticas y sociales, además de artistas, poetas y escritores3. Imposible olvidar la participación de artistas como Arcadio Blasco, Mario Candela, Pepe Azorín, Castejón, Sixto Marco, Alfonso Albacete, Gilabert, Manzanaro, Díaz Padilla, Antonio Ballester, Alcorlo, Pepe Gutiérrez, Ramón Garza, Trenado, Párraga, etc. Fue todo un espectáculo ver como pintaban sus murales ante un público atento y emocionado. También se editaron varios carteles anunciadores del Homenaje, entre ellos los de Alfonso Albacete y Martí Quinto, pegatinas como la de Carmelo Trenado, y además cinco carpetas de serigrafías, tres en Valencia, una en Madrid y otra en Murcia. En las serigrafías participaron artistas de la talla de Arcadio Blasco, Canogar, Caballero, Equipo Crónica, Genovés, Juana Francés, Serrano, Lucio Muñoz, Párraga, etc.4

Estos recuerdos rememoran brevemente aquel inolvidable fin de semana del mes de mayo de 1976. Guadalupe y yo nunca nos habíamos sentido tan cerca del arte y la poesía utilizados como “armas de futuro”5, y fue emocionante sentir que sí se puede cambiar el mundo si los artistas contribuyen a la solución de los males sociales, y la mirada del público se esfuerza en “leer” y comprender su lenguaje. Con la poesía ocurre lo mismo, no es suficiente el sutil y acertado verso del poeta, esto no cambia nada, se requiere la reacción y el compromiso del lector del verso, esa es su verdadera utilidad y su fuerza. Creo que la mayoría de la gente que asistió a aquella acción cultural y política del Homenaje, con su mirada y su lectura poética, fue capaz de sentir esa sutil energía capaz de cambiar el mundo. En el Barrio de San Isidro se pudo experimentar algo así, se creó una emocionante simbiosis entre arte y poesía que mezclaba miradas y lecturas en un ambiente de clara protesta política contra la dictadura y la cultura oficial. La experiencia que vivimos fue algo más que una ilusión. Lo que se pintó y escribió en las paredes no fueron simples graffitis realizados de forma ilegal y con diferentes técnicas para protestar o expresar los sentimientos particulares de sus autores, tampoco fueron los originales e imagina

Azorín, y la carpeta editada en Murcia por la Galería Zero. 5. Alusión al poema de Gabriel Celaya “La poesía es un arma cargada de futuro” que forma parte del poemario Cantos íberos publicado en 1955 y reeditado en 1977, por la editorial Turner. Celaya y Blas de Otero- que estuvo en Orihuela durante el Homenaje-, defendieron la idea de que la poesía podía transformar el mundo. 6. Ver catálogo de la exposición “Encuentros de Pamplona, 25 años después”, Edificio Sabatini, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y Caja de Ahorros de Navarra, 1997, y el catálogo de la exposición “Encuentros de Pamplona 1972; fin de fiesta del arte experimental”, 2009/2010, Edificio Sabatini, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. 7. BOZAL, Valeriano, “Historia de la pintura y la escultura del siglo XX en España”, tomo II, 1940-2010, Colección “La Balsa de la medusa” ed. Machado Grupo de Distribución, Madrid 2013. Pág. 295. En contraposición a lo que manifiesta el autor: “Nada parecido a los Encuentros de Pamplona se celebró en los

Fotografía cedida por Lourdes Cayuelas.

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PINTADA ESTÁ MI CASA Entrevista José RayosaMenárguez Rosa Martínez


últimos años del franquismo”. Afirmación con la que no estoy en absoluto de acuerdo. Sí hubo una y fue el “Homenaje de los Pueblos de España a Miguel Hernández” del año 1976. 8. El Ayuntamiento de Orihuela y la comisión Nacional del Centenario de Miguel Hernández no consideraron importante el Homenaje de los Pueblos de España a Miguel Hernández del año 1976. En el 2010, el consistorio de Orihuela ni lo menciona, y el catálogo publicado por el Ministerio de cultura y la Biblioteca Nacional, “Miguel Hernández, la sombra vencida” 1910-2010, Tomo I y II, ed. por la Comisión Estatal de Conmemoraciones Culturales, solo publica en el apartado de “Homenajes y censura” Pág. 341 y 342 dos informes de la Guardia Civil redactados los días 18 y 19 de mayo de 1976 relacionados con los actos organizados en Orihuela, Elche, Sax, Jijona y Elda. No se dice nada de la pintada de murales del Barrio de San Isidro de Orihuela. 9. Durante la semana de Homenaje a Miguel Hernández, celebrada en Orihuela del 22 al 27 de marzo del año 1971 en el cine Riacho, se organizaron conferencias, recitales poéticos y teatro. Participaron José Guillén, E. Cerdán Tato, E. Contreras, el grupo de teatro “La carátula”, etc. La Asociación Cultural Tháder editó un boletín extraordinario,”Homenaje a Miguel Hernández, con un poema inédito”. Pepe Cases y Manolo Bas fueron los coordinadores de la publicación. La revista fue editada en facsímil por “La Lucerna” en el 50 aniversario de la muerte del poeta. El facsímil se puede consultar en Internet, “Biblioteca Virtual de Prensa Histórica del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes.

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tivos textos espontáneos que se escribieron en las paredes y muros de la Sorbona, Nanterre y el Barrio Latino de París durante las revueltas de mayo de 1968. En Orihuela se pintaron versos y se dibujaron sueños de libertad contra la dictadura, fueron poemas pintados dirigidos al corazón de todos los pueblos de España, también de Orihuela. Versos disparados contra el Régimen de Franco desde el poderoso arsenal poético de Miguel Hernández; arte y poesía contra la sinrazón en los muros de la “caverna” fascista. Una verdadera insurrección del símbolo y la palabra. Los artistas que participaron rebasaron los limites del mundo del arte para hacerlo realidad en la vida concreta de las personas; durante unas horas la imaginación transformó el mundo real, quizás solo fue un instante, pero mereció la pena vivirlo. No esperábamos ningún milagro, el prodigio era que todo estaba ocurriendo en Orihuela, su pueblo. Después, de nuevo el olvido. Algunos han afirmado que aquel Homenaje fue el evento cultural más importante de la transición política española. No es ni mucho menos una exageración, yo la comparto y la comparo, salvando las distancias, con los Encuentros de Pamplona”6 del año 1972 celebrados en plena dictadura, en mi opinión son muy similares en sus intenciones y en sus dificultades. En la ciudad navarra se organizó una especie de festival internacional de gran importancia artística, una acción que duró ocho días y se celebró, con muchos impedimentos y prohibiciones- como en Orihuela-, en las calles de una ciudad tomada, no solo por la policía, sino también por el arte conceptual, el teatro y la música; también se celebraron exposiciones y conferencias sobre música, arquitectura y arte contemporáneo. El acontecimiento, totalmente subversivo, fue una acción cultural contra el régimen. La vanguardia española e internacional hizo acto de presencia y se manifestó contra la cúpula intelectual franquista, no solo para reclamar las libertadas democráticas sino también para protestar por la manipulación del

arte contemporáneo y los límites establecidos a la cultura. En Orihuela, importantes figuras del arte contemporáneo pintaron murales y publicaron obra gráfica sobre el poeta y su legado poético; se realizaron conciertos, recitales y conferencias sobre poesía y cultura; se representaron obras de teatro en las calles, y hubo actos y manifestaciones reprimidos por la policía. Fue una acción cultural y política contra el régimen. El Homenaje no tuvo el apoyo económico ni la trascendencia de los actos que se organizaron en Pamplona pero el espíritu fue el mismo. Sí hubo algo parecido a los Encuentros de Pamplona en los últimos años del franquismo7. Dos años después del Centenario del poeta, celebración que no le dio ninguna importancia al Homenaje de los Pueblos de España a Miguel Hernández del año 1976,8 y tampoco al que se le tributó en el cine Riacho en el año 19719, el Ayuntamiento de Orihuela, gobernado circunstancialmente por una coalición progresista después de muchos años de gobierno conservador y retrógrado, reconoce el valor cultural, social y político de aquellas memorables jornadas. En el año 2012, después de treinta y seis años de olvido, la Concejalía de Cultura organizó una acción similar en el mismo Barrio de San Isidro donde aún quedaban restos de los murales del año 1976 que fueron restaurados. Pepe Aledo y yo fuimos los comisarios de aquella rememoración; con su buen trabajo de organización y con mis recuerdos se pudo realizar un emotivo Homenaje. En Pamplona se vivió el arte de vanguardia en la calle, en Orihuela también; pero en las calles del Barrio de San Isidro, además de arte también hubo poesía, la de Miguel Hernández. Estamos hablando de cultura…, y de política, claro.


JOSÉ ALEDO SARABIA

Orihuela, marzo del 2012 José Aledo Sarabia (Orihuela, 1951). Licenciado en la especialidad de Historia Antigua y Arqueología, ejerce como profesor de Enseñanza Secundaria. Colaborador asiduo de la revista cultural La Lucerna, de la que fue director adjunto, y de la revista de creación Empireuma, ha publicado varios libros sobre arte y patrimonio, y es pintor y dibujante de vocación; desde 1976 ha realizado diez exposiciones individuales y doce colectivas. Ha publicado carteles, portadas e ilustraciones, y colaborado en múltiples manifestaciones culturales de su ciudad. Comisario de los Murales en 2012.

La creación, el arte, es un proceso solitario. Poetas y pintores son dioses en sus universos, deciden hasta el mínimo rasgo de sus creaciones. Disfrutan y sufren el proceso creativo, pero al quinto día se sienten solos. En este punto envidiamos a los directores de cine, de teatro, de orquesta, a los comisarios de eventos creativos, que dirigen y armonizan tantas sensibilidades. Siempre rodeados de artistas, de técnicos, de colaboradores. Disfrutan y sufren con sus obras, pero nunca están solos. Cuando Pepe Rayos me pidió que le ayudara a organizar la campaña de recuperación, restauración y nuevos murales de MURALES DE SAN ISIDRO 1976-2012, no pensé que me lo pasaría tan bien. Las reuniones en la Concejalía de Cultura con Amparo Pomares y Ana Mas (Concejala de Cultura), en casa de Pepe o en la mía, las visitas al barrio, con la Alcaldesa pedánea Ana Lizón, y el buen recibimiento del patriarca Juan Navarro, la amabilidad de los vecinos que abrieron puertas y fachadas, las reuniones con los pintores, el reparto de murales, motivos y restauraciones, fue una experiencia humana muy divertida y muy gratificante. Pepe Rayos participó activamente organizando y pintando en el homenaje originario, en 1976. Él aportó al nuevo documentación, materiales plásticos y sobre todo sus contactos y su

amistad con los viejos pintores y promotores del lejano 76. Pepe fue imprescindible para esta nueva reedición, su pasión y su cortesía nos trajeron la posibilidad de reencontrarnos con ellos. Lo mío fue más la logística. Diseñamos el recorrido y asignamos espacios a los pintores, talleres e institutos participantes. Recuerdo las primeras visitas al barrio de San Isidro con mi hijo y mis amigos José Luis Zerón, Sesca y el mismo Pepe Rayos, de las que me gustaría dejar constancia con la publicación de estas fotos. Fueron mañanas de risas, sol y cerveza. En la semana del homenaje, Marzo Hernandiano 2012, la Concejalía de Cultura programó conferencias, obras de teatro, exposiciones, etc. Nos visitaron personajes de la política y las artes suficientemente reseñados y aplaudidos. Queda constancia documental en la magnífico libro MURALES DE SAN ISIDRO 1976-2012, coordinado por Amparo Pomares y Pepe Rayos. Me gustaría destacar el trabajo anónimo de los voluntarios, y homenajear a ese grupo de colaboradores de la Concejalía que con su trabajo hicieron posible, y siguen haciéndolo, que estas semanas de Marzo Hernandiano sean un éxito. Las políticas culturales son siempre un objetivo personal, una idea de lo que debe ser la cultura, según Orihuela 2010,

La Lucerna, Empireuma o la Concejalía de Cultura que gobierne, todas con sus luces y sus sombras. Desde mi punto de vista las políticas culturales nunca se equivocan si crean patrimonio, crean tradiciones o promocionan a los autores locales. Las pinturas de San Isidro cumplen a mis ojos todos estos objetivos. Las campañas -2013 (comisariada por Pepe Rayos y Kikelín), 2014 (comisariada por Ana Mas y Kikelin), y 2015 (comisariada por Eva Ruiz y Fabiola Andreu)-, han mejorado en cantidad y calidad el nivel inicial, se han asentado en la programación cultural de Orihuela y movilizan a pintores, centros de enseñanza y talleres, crean patrimonio y ya son una tradición cultural. En este año de cambios votamos desde aquí para que esta tradición en torno a los murales, homenaje a Miguel Hernández en San Isidro, sea un objetivo común de todas las corporaciones locales. Por último recordar lo conveniente y divertido que es implicar a colectivos e institutos en estos trabajos murales. Recuerdo y agradezco desde aquí la participación de mis compañeros del curso 2011-2012 del IES Tháder, a la profesora Matilde Pons, con la que reconstruimos la obra de Mario Candela. Muchas gracias a todos.

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PINTADA ESTÁ MI CASA Entrevista a Rosa Martínez


Mural de Antonio Bellester en 1976 (superior). Fotografía cedida por Pedro Díaz. Pepe Aledo con sus alumnos del IES Tháder.

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Que vienen, vienen... Mural de Antonio Ballester restaurado en 2013. Fotografía de Joaquín Baños (superior). Fotografía de Roberto Almansa (inferior).

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PATRICIO PEÑALVER

Miguel Hernández: el poeta de la libertad

En la primavera de 1976 un grupo de jóvenes de Orihuela y otros municipios de Alicante decidían sacar del pozo del olvido la voz del poeta silenciada, vetada y prohibida durante varias décadas por el régimen franquista, y desamordazarla para siempre con diez días de actos culturales que denominaron: “Homenaje de los Pueblos de España a Miguel Hernández”, con motivo del 34 aniversario de su muerte. Lo que comenzó como un sencillo homenaje muy pronto tomó la fuerza arrolladora de una gran bola de nieve que comenzó a crecer tomando proporciones multitudinarias con las consiguientes prohibiciones por parte de los Gobiernos Civiles de Murcia y Alicante de la mayoría de los actos previstos. Más de 100 actos se habían programados del día 17 al 27 de mayo en la provincia de Alicante, entre un radio de 80 kilómetros, en los siguientes municipios: Novelda, Torrevieja, Sax, Villena, Elche, Alicante, Altea, Jijona, Petrel, San Vicente del Raspeig, Redován y Elda, así como otras poblaciones de la Vega Baja del Segura, cuenca del Vinalopó y la costa alicantina. Durante esos días doce grupos de teatro, un cuadro flamenco, quince cantautores, seis poetas, grupos de danza, una extensa lista de pintores, exposiciones de fotografías, y diez conferenciantes, entre las que destacaban las intervenciones de Enrique Cerdán Tato con “El regreso de Miguel”, Félix Grande con “Miguel Hernández, mayoral” y la de Carlos Álvarez, “Palabras para un homenaje”, intervendrían en los diversos municipios mencionados, siempre pendientes de la pertinente autorización gubernativa.

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Las prohibiciones muy pronto llegarían, al ver la autoridad el carácter multitudinario que tomaban los actos programados; ya en la portada del diario La Verdad del día 21 se informaba: “Homenaje a Miguel Hernández: denegados los permisos para los actos de Altabix y Rico Pérez. Con una nota del Gobierno Civil en la página 3”. Sin embargo, a pesar de las prohibiciones, más de 3.000 personas se concentraron en Elche el día 24, aunque no pudieran escuchar a Raimon, Elisa Serna y Adolfo Celdrán, trayendo en jaque durante todo el día a las fuerzas antidisturbios: desde Alicante se habían desplazado tres autobuses de policías y tres jeep, que se complementaban con los miembros de la Policía Municipal y las fuerzas de la Guardia Civil, que controlaban los accesos de la carretera 340 a Elche por Alicante y Murcia. Después de varias concentraciones, durante la mañana, al grito de “Miguel Hernández, cultura popular” reprimidas por las fuerzas del orden, los manifestantes se dispersaron a la espera de que llegaran varios autobuses, que procedían de distintos puntos de España, con personas que se sumaban al homenaje. Al llegar la tarde, con más de tres mil manifestantes, se produjo una nueva concentración que era de nuevo dispersada por la Policía Armada, para posteriormente reagruparse en otro par de ocasiones, hasta las nueves de la noche que cesaron las revueltas. Horas antes la actriz Lola Gaos se personó en el retén de la Policía Municipal interesándose por los detenidos, que se encontraban en la comisaría. Entre saltos y nuevos reagrupamientos de los manifestantes, no pocos incidentes ocurrieron durante esa jornada.


Patricio Peñalver Ortega nació en Espinardo (Murcia) en 1953. Desde muy joven compaginó diversas ocupaciones laborales, con los estudios de Graduado Social que terminó y de Filosofía y Letras que abandonó. Desde comienzos de los ochenta se dedica al periodismo (Diario 16-Murcia, agencia EFE, La Verdad y La Opinión de Murcia; Onda Regional de Murcia, Onda Cero, Canal 7…). Ha publicado tres novelas: Una novela sin nombre (2000), El murmullo de las estaciones (2002), y El tiempo de la transición (2014).

A las cinco de la tarde, cuando salía el poeta José Agustín Goytisolo del bar Pepe, antes de llegar al palmeral llegó un grupo de policías y desde el jeep le preguntaron al vate que por qué no corría. El poeta les dijo: “Yo no corro nunca, sobre todo cuando voy por la calle paseando como cualquier ciudadano”. En esos instantes los policías comenzaron a golpearlo. José Agustín Goytisolo, que tenía como testigos a Enrique Cerdán Elisa Serna y Araceli Ahí estaba la voz del Tato, Banyuls, manifestó que poeta de la libertad, a su llegada a Barcelona la voz de Miguel que pondría una denuncia, como efectivamente hizo resurgía del centro al día siguiente. Durante aquella jornada de domingo de la tierra como se realizaron más de veinte un ave fénix. detenciones, quedando retenidos Alberto Asencio (de Elche) y el estudiante de Medicina Antonio Sánchez (de Cieza) que quedaron el lunes en libertad condicional a disposición del Tribunal de Orden Público (TOP), después de pagar una fianza de 10.000 pesetas.

La Democracia y la Libertad no cayó por la ventana ni la trajo la cigüeña. Se arrancó palmo a palmo, día a día, acorralando al anciano régimen, primero con unos cientos y cientos de opositores y más tarde con miles y miles ciudadanos que exigían ser libres. Como cantaran, muchos años después, Ana Belén y Víctor Manuel: Todos los tiranos se abrazan como hermanos/ exhibiendo a la gente sus calvas indecentes/ manadas de magantes doscientos estudiantes/ inician las revueltas son los años sesenta/ y ahí está la Puerta de Alcalá/ ahí está viendo pasar el tiempo la Puerta de Alcalá. Las revueltas ya venían de atrás. Y

ahí estaba la Puerta de Alcalá y ahí estaba la voz del poeta de la libertad en la primavera del 76, la voz de Miguel que resurgía del centro de la tierra como un ave Fénix. Aquellos actos de homenajes se propagaron como la pólvora a otros municipios como Cartagena o Yecla. En la Facultad de Medicina de Murcia actuaba Elisa Serna, inaugurando su salón de actos abarrotado, antes cientos de centenares de estudiantes y profesores. Durante la actuación, después o antes de cada canción se repetían los gritos de “¡Amnistía, Libertad” y “Miguel Hernández, cultura popular”. Y durante el descanso la cantautora leía un comunicado de los organizadores contando lo ocurrido en Elche. Más suerte tuvo el grupo Jarcha que sí pudo actuar en Orihuela el 19 de mayo con un lleno total, aunque se denegaron los actos que se tenían que celebrar en la Glorieta Gabriel Miró. Durante esos días no fueron pocas las concentraciones que tuvieron que dispersar las fuerzas de seguridad, mientras la Guardia Civil controlaba la carretera de acceso a Orihuela. Por entonces el periodista y escritor Enrique Cerdán Tato, que tenía que impartir la conferencia “El regreso de Miguel”, ante la imposibilidad de impartirla en el Teatro Circo como estaba programada, no se arredró y megáfono en mano se dirigió hasta un solar, muy cerca de estación, y comenzó a disertar ante los ciudadanos que le seguían hasta que llegaron las fuerzas del orden y disolvieron el espontáneo acto. Hasta Orihuela habían llegado cantaores como Enrique Morente, José Menese o Manuel Gerena, o poetas como José Manuel Caballero Bonald, o Blas de Otero para participar en los

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PINTADA ESTÁ MI CASA Patricio Peñalver


diversos actos. El único acto masivo de Orihuela que tuvo un cierto plácet del Gobernador, con muchos tiras y aflojas administrativos previos, entre Gobernación y Ayuntamiento. Fue para la gran pintada de los murales del barrio de San Isidro, que tomaron después un cariz incordiante por parte de alcaldía, que mandó a los guardias municipales a pedir los carnés de identidad a los vecinos de las casas, en cuyas fachadas se iba a pintar. La bola de nieve del homenaje ya se había agigantado con la llegada de enviados especiales de distintos medios de comunicación españoles, de televisiones holandesas y alemanas, también con las cámaras de RTVE. Durante las emisiones del programa radiofónico “Para vosotros jóvenes” de RNE todas las tarde se informaba de los actos en los diversos municipios, al compás de la mejor música internacional del momento. Los actos previos habían comenzado en Orihuela, mientras en el cementerio de Alicante un grupo de más de cuarenta jóvenes depositaban ramos de flores en el nicho de Miguel, con la gran pintada de más de cuarenta murales. En el diario El País se recogía la noticia: “El pasado fin de semana empezó la fiesta. El primer acto consistió en ofrecerse los pintores a decorar los muros de las casas del barrio de san Isidro, zona donde Orihuela pierde el nombre, habitada por emigrantes, marginados y clases populares. A la entrada del barrio, la feria marca el fondo auditivo. Las canciones de Manolo Escobar, los altavoces de la rifa, la campana del tren oscuro, dan el tono adecuado. Las calles de pura piedra y casas blanqueadas Represión policial en San Isidro. 1976. Fotografía cedida por Lourdes Cayuelas.

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de ladrillo, ofrecen el paseo de los verbeneros. Una pequeña plaza de polvo y hierba en la pendiente, con su tablado para la música y luces en forma de arco. Allí se encuentra los pintores, los intelectuales e inquietos con los vecinos de las casas el domingo por la tarde”. El barrio festejaba a su patrón San Isidro. En aquella tarde de domingo se montaba una gran merienda de connivencia entre los vecinos y los pintores en una plaza improvisada del barrio. Un pintor le espetaba a un vecino: “Lo que dejamos los artistas es patrimonio del pueblo de ahora en adelante. ¿Y qué es el patrimonio?, preguntó el vecino. “Pues que va a ser vuestro, que nadie os lo puede quitar”, le aclaró el pintor. Mientras desde el Ayuntamiento se había mandado a la policial municipal porque le habían dicho que se había reunido un grupo muy numeroso en el barrio. Desde la organización se decía: “El homenaje es una alternativa cultural que hay que presentar al pueblo necesariamente contra cualquier cultura de salón. Miguel representa la cultura del pueblo. Si hay élites que no quieren participar lo sentimos”. Entre los concentrados se encontraba Luis Fábregat Terrés, comerciante de Orihuela, que fue uno de los que sacaron a hombros el féretro del poeta desde la cárcel al cementerio de Alicante, que manifestaba: “A Miguel lo quieren llevar a un terreno en el que solo permaneció en su adolescencia. Fue desprendiéndose de una serie de creencias después, y esto no es aceptado todavía”. En un soberbio reportaje de nuevo periodismo titulado: “Los Murales de Miguel Hernández” que publicaba La Verdad, el periodista Pedro Soler conversaba con los vecinos, uno de ellos decía: “Al que le eche un pegotazo a la pintura, le corto la cabeza y me lo como a bocaos”. Otro vecino, afirmaba: ¿Y a mí qué me importa que es Guernica ni Picasso? Yo sí sé que Miguel escribió eso que han puesto ahí, que me lo he aprendido de memoria: ¡Jornaleros!/ España, loma a loma, es de gañanes, pobres y braceros/ ¡No permitáis que el rico se la coma!/ ¡Jornaleros! Entre los pintores que habían creado un auténtico museo al aire libre, se encontraban: Arcadio Blasco, Candela Vicedo, Sixto Marco, Antonio Ballester, Alfonso Albacete, José Luis Cacho, Elisa Séiquer, Arrendó, Párraga, Garza, Castejón, Gutiérrez, Trenado, Díaz Padilla, Segundo García, Manzanaro, Díaz Azorín… así como diversos colectivos de Alicante,


Los murales de Castejón y Sixto en el año 76. El primero fue sustituido en 2012 por el Ícaro, y el segundo restaurado en 2013. Fotografía cedida por Pedro Díaz.

Valencia y Cataluña. También se contaba con los diseños enviados por Amadeo Gabino, José Caballero y Genovés. El reportaje concluía así: “Orihuela en pleno le debe mucho a Miguel Hernández. La barriada pobre de San Isidro, también; sobre todo, la transformación radical de sus calles deformes y sucias, la humildad de sus casas en un espectáculo artístico de indudable belleza e incalculable valor. Si alguien intentara destruirlo, que la historia de la cultura lo juzgue, para su mal”. Las jornadas del gran homenaje resultaron un auténtico éxito: la voz del poeta de la libertad surgió con una fuerza inusitada. Vicente Martínez Carrillo, coordinador de los actos, daba cuenta de los resultados de gastos que consistían en un 1 millón y medio de pesetas para pagar la estancia, manutención y transporte de todos los participantes. Grupos de teatro y danza, conferenciantes, cantautores y espectáculos flamencos,

que se estaban sufragando con las cuatro carpetas de serigrafías de pintores, entre ellos, Lucio Muñoz, Antonio López, Genovés, Mompó o Arcadio Blasco. Las jornadas tenían su colofón en Madrid: en la Universidad cantaban Aguaviva, Enrique Morente y Pablo Guerrero. Se pintaba en la fachada lateral de Filosofía un mural de 25 x 1,2 m con la participación de Antonio Buero Vallejo. A la que seguía una lectura de poemas de Miguel con la intervención de Celso Emilio Ferreiro o José Hierro que leía: Nanas de la cebolla. Antes el poeta Blas de Otero, probaba el micro, para decir una sola palabra: ¡Amnistía! La reivindicación de la voz libre de Miguel Hernández, en la primavera del 76, se sumaba como el rayo que no cesa, a las miles y miles de gargantas que durante aquellos intensos años, previos a la Transición y a la Constitución, se manifestaban en las calles con gritos de ¡Amnistía y Libertad!

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PINTADA ESTÁ MI CASA Patricio Peñalver


ALBERTO CHESSA

Muros que no separan

Fotografía superior cedida por Pedro Díaz. Fotografía inferior cedida por Lourdes Cayuelas.

Guardo todavía en algún cajón un fragmento del muro que, durante demasiados años, obligó a conjugar en plural el nombre de una sola ciudad alemana. Aunque nunca observé de cerca la cesura (o quizá precisamente por eso), recuerdo bien la emoción, la jovial gratitud y una cándida punzada de estar pisando la Historia cuando, por motivos que no son al caso, cayó en mis manos una piedra de aquella erección que se había descompuesto como un meteorito. Desde entonces, y han pasado ya más de veinte años, otros muros se han levantado, más altos, más disuasorios, más amenazantes: enfangados -se diría- en una obscena competencia entre sí por granjearse un diploma de abyección. Sabemos (todos; también los constructores) que es vano todo empeño: torres más altas cayeron, sí, y no hay barrera que no se pueda, a la postre, franquear. Pero, entre tanto, una noción se extiende como un magma y es la de la separación, la diferencia, el uno y el otro, nosotros y ellos. No es un logro subestimable: lindes de rocallas desmoronadas hace siglos siguen inoculando el veneno de la pertenencia y la desunión. Mural viene de muro, es evidente. Lo que tal vez no lo sea tanto es que es también la cara más venturosa que pueda ofrecer su portador. En Orihuela hay un barrio, San Isidro, en el que los muros son murales. Desde hace unos pocos años, como tributo y recuerdo a lo que unos felices insensatos, con la tumba del tirano aún humeante, llamaron Homenaje de los pueblos de España a Miguel Hernández, cada marzo se

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Alberto Chessa (Murcia, 1976) es escritor y cineasta. Licenciado en Filología Hispánica y diplomado en Cinematografía y Artes Audiovisuales, así como varios másteres profesionales que le han hecho dedicar su vida al cine y el doblaje, y la gestión cultural, aunque también ejerce como traductor. Como poeta mereció el Accésit del Premio Adonáis por La osamenta (Rialp, 2011), y ha publicado En la radiografía apareció LA PIEL (Huerga y Fierro, 2013). Incluido en diferentes antologías de su generación, está esperando la publicación de su tercer poemario, Errancia/TESELAS.

Fotografías cedidas por Lourdes Cayuelas.

reúnen en este damero empinado de casas humildes pintores, poetas, músicos, todos aquellos que quieran darse un paseo contemplando el universo hernandiano que orna las paredes, armoniza las notas y, cómo no, se deja oír de viva voz en los versos que declaman meritorios aedos de todas las edades. Quien esto escribe tuvo la suerte de asistir este año. Me han hablado, y he leído, acerca de aquella gratificante asonada del año 76, cuando en esta barriada se blandieron las primeras brochas ante la suspicacia, el desconcierto y, a ciencia cierta, el temor (el ejercicio de la libertad siempre da vértigo) de los grises. No seré yo, desde luego -no soy quién-, el que brinde una crónica detallada de aquel acontecimiento. Tampoco creo que me corresponda a mí la recensión de esta restauración reciente, que ojalá no haya que revivirla dentro de otras tres décadas, porque eso querrá decir que no ha truncado su compromiso anual. Hoy quiero solamente manifestar mi asombro y mi alegría tras comprobar que el homenaje a un poeta, en su pueblo natal, no ha de convertirse por fuerza en (es fea hasta la locución) un acto institucional; que en aquellas calles bailaban el noble y el villano, quienes querían o tenían mucho -o poco- que decir y a los que nada más que les apetecía escuchar, ver, estar. Entre muros que, esta vez, como si pudieran ser vistos solo en planta, sin alzado ni perfil, no separaban. Tenemos cada marzo una cita en Orihuela.

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PINTADA ESTÁ MI CASA Alberto Chessa


Mural colectivo “Los mil nombres de Miguel”, diseñado por Kikelín para la edición de 2013. Fotografía cedida por Jesús Aledo.

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JAVIER CATALÁN

Como el buen vino

Javier Catalán (Orihuela, 1973) Licenciado en Derecho por la Universidad de Murcia, ha publicado trabajos periodísticos y literarios en distintos medios nacionales e internacionales. Sus poemas han sido incluidos en diversas antologías, y en 2008 y 2010 co-dirigió y realizó dos homenajes a Miguel Hernández en Italia, en las ciudades de Tolentino (Macerata) y Cagliari (Cerdeña). Ha sido finalista en el VII Certamen Literario Ayuntamiento de Benferri (2007), en la modalidad de poesía.

Las ideas se nutren de emociones, de sentimientos fuertemente arraigados en la cavidad remota del deseo más puro. De tal modo engendradas, las ideas se ennoblecen y cristalizan en una realidad poderosa que, como el buen vino, adecuadamente conservado, se reafirma con el devenir de los años. La idea de retomar en 2012, en Orihuela, el Homenaje de los Pueblos de España a Miguel Hernández treinta y seis años después, de recuperar las pinturas murales del barrio de San Isidro, de prolongar anualmente esta cita con el arte, el activismo cultural y la solidaridad ciudadana, ha ido calando en buena parte del tejido cívico oriolano. El hecho de naturalizar lo extraordinario, de fijar cada año el arte en las paredes como si no pudiera ser otro su destino, de construir un sueño colectivo con trazo firme y ajustado, en perfecta sincronía el pueblo con sus dirigentes, sin gran inversión pública ni mayor aspiración personal que la felicidad y el orgullo que genera el trabajo bien hecho, es algo que merece ser destacado siquiera por infrecuente.

Y todo esto, en tiempos de desolación y de profundo desarraigo entre la sociedad civil y la clase política dirigente, incorpora al hecho cultural una singular nota de romanticismo en clave de mensaje cifrado, que los dirigentes deberían ser capaces de interpretar correctamente. Al margen de la original en 1976, desde 2012 son tres las ediciones que se llevan celebradas de esta peculiar cita con el arte y la convivencia ciudadana, en torno del recuerdo a Miguel Hernández. Y como el buen vino, se aprecia una progresiva mejoría. Las paredes, a modo de lienzo para los pintores, se han ofrecido en esta última edición inmaculadamente perfectas. Además, como el pasado año, los trabajos de acondicionamiento de los muros han sido realizados (de forma remunerada) por los propios vecinos del barrio, lo que tiene un valor simbólico incuestionable. También como novedad este año, toda la actividad cultural desarrollada de forma paralela a la realización de los murales, se ha ubicado en el mismo epicentro de este curioso museo pic-

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PINTADA ESTÁ MI CASA Javier Catalán


Los trabajos de acondicionamiento de los muros han sido realizados (...) por los propios vecinos del barrio, lo que tiene un valor simbólico incuestionable.

tórico al aire libre, lo que supone otro acierto que especialmente los pintores agradecen. Música, teatro, recitales poéticos, una edición especial de Mercadearte (mercado de productos artesanales, arte y coleccionismo), enmarcado todo ello en la celebración anual del “Marzo Hernandiano”, han completado una oferta cultural de gran riqueza en un clima de cercanía y complicidad entre artistas y público asistente que, desde luego, resulta destacable no solo por su originalidad. La pintora Eva Ruiz dibujó con palabras precisas la magnitud exacta del sueño poliédrico vivido y realizado por el colectivo de pintores. Por su parte, el escritor e investigador Jesucristo Riquelme, con ajustada erudición, se llevó el corazón a la boca para arengar a los poetas en la más pura clave hernandiana de solidaridad y compromiso. Sorprende, como se ha dicho, la respuesta ciudadana creciente a esta convocatoria anual en el barrio de San Isidro, la perfecta simbiosis antropológica entre lo social y lo creativo, entre lo institucional y la espontaneidad popular. Pero sorprende especialmente la gratitud mostrada por los vecinos de este humilde barrio periférico, situado en una de las zonas más “deprimidas” de la levítica y monumental ciudad de Orihuela; sorprende el respeto y el cuidado con el que van envejeciendo las pinturas en la sencillez de sus muros. Y resulta tremendamente emocionante para quienes hemos acudido cada año a esta cita, comprobar cómo ni uno solo de los más de cien murales que conforman ya esta singular pinacoteca ha sufrido un solo acto vandálico, lo cual podría ser objeto de otra profunda reflexión.

Imágenes de las obras de Eva Ruíz “Luná I” (superior) y “Miguel y Josefina, sobre una panorámica de Orihuela” (inferior).

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Las ideas, como el buen vino, se proyectan en el umbral de lo posible; y luego de sustanciarse en la arquitectura de un sueño se emancipan con vuelo decidido, pero siempre amenazadas por la imprevisibilidad que acecha a la vuelta de cada esquina del futuro incierto.


JOSE LUIS ZERÓN HUGUET

La continuidad de un sueño

José Luis Zerón Huguet nace en Orihuela el 28 de octubre de 1965. Miembro fundador y director de la revista literaria Empireuma. Autor de siete libros de poesía, su obra ha sido publicada por numerosos medios. Ha obtenido, entre otros, los siguientes galardones literarios: Premio Nacional de Poesía “Nicolás del Hierro”(Ciudad Real), 1999; Premio Nacional de Poesía Ciudad de Callosa, 2000 y finalista del Premio Nacional de Poesía Miguel Hernández 2000, y fue seleccionado para el Premio de la Crítica del año 2004.

Sin lugar a dudas, la recuperación de los murales de San Isidro en 2012 ha sido la iniciativa cultural más ambiciosa y fructífera que ha realizado el actual equipo de gobierno del Ayuntamiento de Orihuela, una propuesta de arte total con vocación de continuidad. Este año, en su tercera edición, ha superado todas las expectativas de participación. Miles de personas de Orihuela, de la Vega y de varias ciudades de España tomaron las calles del histórico barrio el pasado fin de semana. Todo empezó en 2012 con la decidida propuesta de la entonces edil de Cultura, Ana Mas de Sanfélix: aprovechando la conmemoración del 70 aniversario de la muerte de Miguel Hernández, acometió la tarea de recuperar los murales del Barrio de San Isidro realizados durante el célebre Homenaje de los Pueblos de España al poeta oriolano en 1976, y para ello elaboró un proyecto colectivo en el que participaron más de cien pintores que plasmaron sus obras en 43 fachadas ( algunos pintores, como Pepe Azorín o Joan Castejón, ya estuvieron en el 76), los habitantes del barrio, los profesores

y alumnos de colegios e institutos, así como diversos colectivos. Este que os escribe también intervino. Ana Mas – siempre le agradeceré la confianza que depositó en mí- me encargó el manifiesto de los poetas y acepté complacido, consciente de que iba participar en un hecho histórico. Escribí el texto ilusionado y lo leí ante una multitud concentrada en la Plaza de San Isidro. Superadas todas las expectativas, la Concejalía de Cultura decidió darle continuidad a este evento artístico, reivindicativo, lúdico y festivo, añadiendo nuevas propuestas. El resultado no ha podido ser más satisfactorio este año. Pasé la tarde del pasado sábado con varios amigos: los compañeros de la Galla Ciencia y los poetas Alberto Chessa y Javier Catalán. Mientras caminábamos por las calles y callejones del barrio mezclándonos con la multitud de visitantes y con los propios artistas que pintaban en las fachadas , en una liturgia creativa que mi amigo Pepe Rayos (comisario junto a Pepe Aledo en 2012) llamó “la insurrección de las paredes”, mientras caminábamos y charlábamos

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PINTADA ESTÁ MI CASA José Luis Zerón Huguet


Mural de María Dolores Mulá. Fotografía cedida por Sergi Soriano.

animados, sentíamos la relevancia de este espectáculo artístico al aire libre “que atesora el valor de lo auténtico, de lo insobornable, de lo que no se compra ni se paga con dinero ni falta que hace”. (Javier Catalán dixit). Era un momento emotivo para disfrutar del arte: del proceso de gestación en vivo de los murales, de la música en directo, del recitado espontáneo de los poetas, también del encuentro con amigos y conocidos a los que uno aprecia pero no ve habitualmente. Pintores, grafiteros, poetas, músicos, cantaores, fotógrafos, actores, colectivos escolares, sociales y universitarios participaron en este evento. Nuevos lienzos han quedado plasmados en las empinadas y estrechas calles de San Isidro, 47, que junto a los pintados en ediciones anteriores suman un total de 135. El humilde barrio de san Isidro

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se ha convertido en el único museo hernandiano al aire libre. En las paredes puede encontrarse prácticamente una biografía del poeta a través de la pintura y su simbología. La Concejalía de Cultura ya está pensando en la siguiente edición que se me antoja difícil de superar. Quisiera acabar felicitando a Ana Mas de Sanfélix y a Kike Payá, comisarios de la tercera edición de los murales de san Isidro, a la edil de Cultura, Rosa Martínez y a todo su equipo de asesores, a Jesucristo Riquelme y a Eva Ruiz (el escritor leyó el manifiesto de los poetas, la artista el de los pintores), a los responsables de la plataforma de vecinos del barrio, a los artistas y a todos los que han contribuido a la realización de esta hermosa obra colectiva que forma parte de nuestro más preciado patrimonio cultural.


KIKE PAYÁ

San Isidro a principios de Marzo Kike Payá “Kikelin” nació en Alcoy (Alicante) en 1965. Estudió ilustración, diseño gráfico editorial, técnicas artísticas caricaturescas y pintura al óleo.Es caricaturista y cartelista por encargo desde hace 25 años y trabaja para todo el mundo a través de la web kikelin.com, y ha expuesto su obra en diferentes ciudades. Ha sido comisario de los Murales de San Isidro (Orihuela) en las ediciones 2013 y 2014, y ha diseñado y pintado los murales colectivos “Guernica 1976-2012” (2012), “Los mil nombres de Miguel” (2013) y “Mujeres en la vida de Miguel Hernández” (2014). Publicó en 2014 “NO HAY COLOR. Personajes de cine en blanco y negro”, con caricaturas de personajes famosos con textos de 24 escritores y poetas.

1. Principios de marzo de 2012 Los comisarios de los murales de San Isidro, Pepe Aledo y Pepe Rayos, nos han invitado a una visita guiada con la intención de identificar las paredes disponibles para realizar nuestros murales y mostrarnos in situ los escasos restos de los murales pintados en 1976. 36 años no pasan en balde. Tras dos reuniones preparatorias entre pintores y organizadores, es necesario pasar de las frías fotografías a la cálida realidad. Es sábado y hace calor. Tengo mucha curiosidad por conocer la pared en forma de sección de medio cilindro en la que me he comprometido a pintar una réplica gigantesca del Guernica de Picasso. Es la primera vez que visito el barrio. Solo hace 2 años que vivo en la Vega Baja. Es un conjunto de casas bajas, humildes, casi como de pueblo, unido y a la vez separado de la ciudad. Imagino que en casi todas las urbes más o menos grandes hay una zona así que acaba siendo engullida y recatalogada por los intereses políticos y/o económicos. Pero la orografía de San Isidro la convierte en un caso especial,

que no ha sufrido demasiados cambios durante todo el boom inmobiliario. Por otro lado, parece como si lo ocurrido en marzo de 1976 hubiera hecho temblar los catedralicios cimientos de la muy católica y conservadora Orihuela. Las autoridades no podían borrar los murales pero si podían olvidarse del barriodonde fueron pintados, hacer como si no existieran. Y curiosamente este hecho lo había conservado, evitando que se convirtiera en una aglomeración de casas adosadas más. Lo que más me llama la atención son las miradas de sus vecinos. Me impresionan los ojos que nos observan, casi de soslayo, con desconfianza, prevención y curiosidad ¿Qué hacen aquellos extraños midiendo, tocando y calibrando sus casas? ¿Por qué miran sus paredes como si les perteneciesen? San Isidro no es para pasear. Sus empinadas cuestas y su falta de servicios no facilitan las cosas. Y qué decir de su fama entre los habitantes de la ciudad, que solo se acercan hasta el bar Diego (en la entrada de acceso al barrio) a probar sus famosas empanadillas. Se teme lo que no se conoce y el temor impide que se conozca.

Justo frente al “Diego” debo pintar el enorme Guernica. Pepe Rayos me ha dicho que me echará una mano y que seguro que tendremos muchos ayudantes. Espero que sea así. Son más de cincuenta metros cuadrados de pared en el primer mural que pinto en mi vida. Un reto demasiado importante para afrontarlo solo.

2. Principios de marzo de 2013 Ha pasado un año y estoy en la misma tesitura, pero esta vez quien hace de guía soy yo. Desde la Concejalía me han pedido que acompañe como comisario a Pepe Rayos (con un pie roto). Empiezan a acudir personas de diversa índole a visitar los murales pintados o recuperados. Los treinta y nueve murales realizados el año pasado no solo han cambiado el aspecto exterior del barrio sino también el interior. La luz de los colores y la sonoridad de los poemas emanan aires de libertad, vientos de revolución que alegran las casas y las caras de los vecinos. Incluso va a tener impacto económico sobre sus frágiles economías. Serán ellos quienes arreglen,

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PINTADA ESTÁ MI CASA Kike Payá


reparen y luzcan sus calles, contratados por el Ayuntamiento. Se empieza a respirar confianza. Empiezo a identificar a algunos vecinos por sus nombres y varios ya me reconocen a mí. Mis visitas para preparar la 2ª edición son continuas y a muchos de ellos ya los conocí en la maravillosa y populosa fiesta en la que se convirtió la pintada del Guernica. Hay peticiones, quejas y alguna que otra pega. No todo es perfecto. Pero también hay bromas, comentarios y chascarrillos. Las miradas son más francas y abiertas. Todos saben qué hacemos allí. Incluso hay quién se atreve ya a dar opinión sobre la calidad artística de murales y pintores. O, al menos, sobre sus gustos personales. Si algo tenemos claro en la organización es que la participación de los vecinos es imprescindible. Es absolutamente necesario que los propietarios de las viviendas consideren como propias aquellas pinturas y la mejor de las fórmulas es que tomen parte en su realización. He diseñado un mural con el que los vecinos se sientan identificados, que sea algo propio, una parte de ellos mismos. Ya tengo clara la pared en la que se pintará “los mil nombres de Miguel”, que incluirá los nombres de cerca de 1000 vecinos y visitantes (todos los que quieran inscribirse) formando la imagen de Miguel tal como lo retrató Buero Vallejo en la prisión. Un gran mosaico realizado con plantillas de letras con los colores de la bandera republicana. Va a ser complejo y voy a necesitar mucha ayuda en la infraestructura pero, en esta ocasión, estoy convencido de que no me faltará.

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3. Principios de marzo de 2014 Llevo varias semanas subiendo a San Isidro. En realidad, no he dejado de pasear por sus calles durante todo el año. Unas veces solo y otras acompañando a pequeños grupos que me piden que les guíe y les comente. Conozco ya a gran parte de sus habitantes (a muchos de ellos por sus nombres) y me siento casi como en casa. Un año más como comisario. El barrio ha cambiado profundamente. Hay paseantes por sus estrechas calles casi todos los días. En ocasiones acuden autobuses con docenas de admirados visitantes. Los vecinos empiezan a acostumbrarse, e incluso se prestan a responder a los curiosos sobre este o aquel mural o sobre tal ocual pintor. El barrio se ha organizado para dar soporte a una nueva edición. El año pasado se pintaron cuarenta y siete nuevos murales y este año repetimos número. En el núcleo del barrio apenas quedan paredes disponibles. Al acabar esta edición estará prácticamente completo. Es llamativo el peso que las mujeres han tenido en estos profundos cambios: desde la Concejala que se atrevió a iniciarlo y que este año me acompaña como comisaria (Ana Mas) hasta la actual e implicada Concejala (Rosa Martínez) pasando por la incansable Coordinadora de Cultura (Amparo Pomares) o la luchadora Pedánea de San Isidro (Ana Lizón). Este año tenía previsto realizar un mural que me ronda desde el año pasado pero Amparo me ha hecho cambiar de opinión. El año próximo, tal vez. Es justo homenajear a estas mujeres atrevidas y soñadoras. Y a tantas mujeres, invisibles por una visión machista del mundo, de la

sociedad y de la cultura. Un mural sobre las mujeres en la vida de Miguel Hernández será mi muestra de sincera admiración. Por supuesto, necesitaré mucha ayuda... El último fin de semana de Marzo, San Isidro se revoluciona, se llena de cultura, de gente y de bullicio. Pero la fiesta y la aglomeración que se produce durante esos días no forma parte de la esencia


Boceto para los Murales 2015 realizado por la artista Vanessa Castaño.

del barrio ni de sus habitantes. A principios de marzo, sus calles son silenciosas, con una quietud que solo rompe el casi constante canto de los gallos, el balido de alguna cabra o las risas de los niños. Sus vecinos son tímidos, humildes y un poco brutos pero sinceros, directos y generosos. Ya hace calor y humedad

en sus estrechos rincones. Las paredes cambian sus colores a medida que transcurre el día. Una parte de mí vive en San Isidro.

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ROBERTO ALMANSA

Cómo mirando un muro se ve la libertad Roberto Almansa Vives. Educado fotográficamente en la EPA de Orihuela, ha expuesto en varias agrupoaciones fotográficas siempre formando parte de las mismas (AFOTO, Grupo CEPA, colectiva RETAZOS). Sus fotos han sido premiadas en diferentes certámenes y forma parte de los autores escogidos con el grupo Vegafoto para participar en la exposición “Murales de San Isidro. Homenaje a Miguel Hernández. (1976-2012)”. Participante en la exposición organizada por la Concejalía de Cultura “Mírales”, sobre los murales de San Isidro en 2014

Tan difícil es dar con la palabra necesaria para iniciar un relato como plasmar en unas pocas imágenes todo lo sentido en el barrio de San Isidro con motivo de sus Murales. Tal vez la palabra que mejor lo defina sea CONTAGIO, por esa capacidad de hacer que los que suben perciban que vale la pena realizar el esfuerzo, y comprender que con tan solo una fina capa de pintura, -con solo QUERER- los muros se desvanezcan en una calcografía de imágenes. Desde hace unos pocos años recuperamos la memoria de unos días –de un mayo del 76donde se buscaba la libertad “a brochazos” en las praderas de los muros del barrio mientras por las calles corría la voz del Compromiso, de la Poesía, del Teatro, de la Canción… La belleza de los murales no era más que sentir la emoción esperanzadora de una vida en libertad. Hoy muchos -casi todos- de aquellos lienzos se han ido desluciendo, despintándose víctimas del Tiempo, donde casas y vecinos se han ido renovando. De aquellos años en blanco y negro y algo de gris, tan solo quedan “polaroids

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desteñidas” de aquellas pinturas y de sus gentes. Apenas quedan restos de lo que fue fiesta de libertad en una Orihuela “cerrada” en sus caminos pero no por sus campos y huertas, en sus calles y plazas. Donde “comprar” un pincel era “pagar” con la tarjeta del DNI… donde una cámara fotográfica era un arma y su disparo un certero testimonio. El fotógrafo se detuvo y paró el tiempo para todos, -los de ayer y los de hoy- visando que los sueños pueden hacerse realidad. El fotógrafo es puente entre el ayer y el ahora, y sus fotografías un “ojo de cerradura” por donde escudriñar el pasado. Si ayer subimos al barrio de San Isidro “por la libertad”, ahora subimos “en libertad” para engrandecer y propagar lo conseguido: un Museo al aire libre. Si ayer tan solo existió un francotirador con una “superocho milímetros”, y unos valerosos armados con la Kodak de carrete o la Polaroid familiar…. hoy “una multitud de fotógrafos” luchamos codo con codo para conseguir la mejor instantánea y compartirla en la red. Si ayer fueron una treintena de fotografías,

las de hoy se cuentan por miles… pero todas cuentan una misma historia “lo que pasó entonces, lo que pasó ahora”. El fotógrafo está presto a mirar con sabiduría lo que sucede, pero de vez en cuando hay que abandonar el gesto pulsátil del dedo para reencontrarse rodeado de vecinos, y transformar su tiempo , fusionando “visión y vida”, pixelizando los muros digitales del sensor fotográfico con píxeles armónicos de color o en blanco y negro…, de retratos personales o colectivos, de vida social y de costumbres, de paisaje o de calles…, a la búsqueda de imágenes que den validez a la página en blanco de nuestra vida, de nuestras vidas. Sembrando una imagen como semilla de nuestros recuerdos, de nuestra memoria.


EVA RUÍZ

Murales del barrio de San Isidro. Manifiesto de los pintores 2014

Eva Ruiz. Pintora oriolana, realizó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Orihuela, así como en el taller del pintor Federico Chico. Discípula de los pintores Antonio López, Golucho y Eduardo Naranjo. Desde principios de los 80 ha participado en una multitud de exposiciones colectivas e individuales y en su haber tiene numerosísimos premios, entre ellos el “Premio Caja Madrid” del certamen Europeo de Pintura Antonio López en Pinto (Madrid). Su obra forma parte de colecciones públicas y privadas de todo el país, y su última exposición, “El amor que no cesa”, la realizó en el Ateneo de Madrid. Comisaria de los Murales de 2015.

Volvemos los pintores a este barrio humilde y honesto de San Isidro, del que nunca nos hemos ido, como tampoco la poesía de Miguel, que hoy sigue más vigente que nunca, con su canto a la libertad. Volvemos, “Por las aladas alas de las rosas del almendro”, por tercer año consecutivo, recordando a los pintores que en la primavera del 76, homenajearon al poeta en este mismo barrio. Un barrio que ya se ha transformado en el mayor museo al aire de libre de Orihuela.

Panorámica del Barrio de San Isidro. Imagen cedida por Roberto Almansa.

Y tengo la certeza de que a Miguel, que pintaba versos con bellos colores, le gustarían estos murales. Ahora recuerdo, aquellos dibujos coloreados que el poeta le pintaba a su hijo, mientras estaba en la cárcel. También el poeta amaba el arte. Otro año más, hemos compartido todos los pintores unas hermosas jornadas, que ya pasan a formar parte de nuestra memoria. Gracias a todos por vuestra generosa participación. Así como a los colectivos, colegios, y asociaciones. Gracias por estas jornadas de color, de poesía y arte.

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PINTADA ESTÁ MI CASA Eva Ruíz


EN PALABRAS DE

Aitor Larrabide. En conversación con La Galla Ciencia. En otras ciudades que albergan museos de este tipo se destaca siempre el papel que ostenta el asociacionismo en el barrio, que suele organizarse para llevar a cabo propuestas específicas con el fin de dinamizar las calles. ¿Sucede aquí? Desde la experiencia, creo que siempre hay que destacar el asociacionismo si éste ha influido de una manera u otra, esporádica o continua, en la difusión de Miguel Hernández, sea como

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Aitor L. Larrabide (Bilbao, 1969) es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Deusto y doctor por la de León con la tesis Miguel Hernández y la crítica. Ha publicado numerosos artículos sobre Miguel Hernández, Ramón de Basterra, Pedro Garfias, Emilio Prados, José Herrera Petere, Juan José Domenchina, Gerardo Diego y otros autores. También ha editado libros y catálogos relacionados con estos y otros autores españoles de los años 30. Es director de la Fundación Cultural Miguel Hernández, donde trabaja desde 2002.

escritor o como ciudadano comprometido con su momento histórico. En el caso de Orihuela, la propia Fundación es producto de las justas reivindicaciones de un movimiento ciudadano que reclamó a todas las instituciones (locales, provinciales y regionales) la creación de una fundación que velara por el más universal de los oriolanos. Y los propios Murales de San Isidro nació de lo colectivo, de un grupo de personas que se implicó en algo tan bello como necesario: sacar la cultura a la calle. Actualmente, es puntual o esporádica la implicación de las asociaciones en la difusión de Miguel Hernández.

¿Qué papel tiene el apoyo institucional en el desarrollo de cada año de actividad de los Murales? Y nos referimos no solo a la Fundación. La Fundación, desde el principio, se ofreció al Ayuntamiento para colaborar en esta actividad, al menos sumarnos a ella. Y el primer año yo mismo, con otras personas que me acompañaron aquel hermoso sábado de marzo primaveral de 2012, me puse manos a la obra con el “Guernica”, pueblo de mi tierra natal en el que mi abuelo paterno me hizo jurar defender los fueros. Pero aparte de nuestra propia


que nuestro barrio tiene respecto a otras iniciativas. Ya he destacado el carácter de esfuerzo colectivo y de recuperar el barrio como lugar de convivencia e integración. Al principio de la actividad se destacó cierta nostalgia, imprescindible para reconocerse en el trabajo inicialmente realizado en mayo de 1976, pero luego, creo que acertadamente, se ha ido por un camino de actualizar ese mensaje de estar orgullosos del barrio, primero los propios vecinos y leugo el resto de oriolanos, porque se ha conseguido ofrecer una imagen del barrio más real y más arraigada en Miguel Hernández.

Colegio Jesús-Mª de San Isidro inaugurando los murales. Fotografía cedida por Jesús Aledo.

implicación, modestísima, creo que la Concejalía de Cultura, la pedánea del barrio y todos los vecinos, han sabido unirse en algo que les trasciende y que hace recuperar un tiempo en que el poeta representaba, como ahora, la esperanza de un mañana mejor. Todo ese esfuerzo ha merecido la pena, y hay que reconocerlo en las personas de los responsables políticos municipales que desde 2012 lo han entendido así, también los comisarios, artistas, voluntarios culturales del Ayuntamiento, vecinos, medios de comunicación, visitantes, etc.

Hay un esfuerzo importante por asegurar el carácter de “museo al aire libre” del barrio de San Isidro. Pero nos gustaría que abundases en esta idea, y en las particularidades

Se habla muchas veces de MH como un poeta “fallido” por su temprana muerte pero también se le consideró en su momento un poeta de la “modernidad”. ¿Sigue vigente su mensaje en la actualidad? ¿Y cómo se podría resumir ese mensaje para aquellos que aún duden de su poesía?

Al acto inaugural de la primera fase de construcción de las viviendas de Palomeras Bajas, en el barrio madrileño de Vallecas, acudió el entonces Alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, y se dirigió a sus vecinos diciendo: “Hay que embellecer la ciudad no solo con arquitectura, sino también con esculturas, hay que hacer no solo viviendas dignas sino también ciudades dignas”. ¿Qué te sugiere esta idea relacionándola con la evolución del Barrio de San Isidro gracias a los Murales? Que con el esfuerzo colectivo se ha sido capaz de cambiar, no solo la cara de un barrio sino, lo más importante, sin perder su esencia, sentirse orgulloso de sí mismo. Y eso es gracias, en primer lugar, a los vecinos y luego a quienes apostaron por ello.

Ahora son más necesarias que nunca su esperanza y su lucha por un mundo mejor. No puede calificarse de fallido con 31 años de edad. Supo como nadie en las duras circunstancias vitales e históricas que le tocó vivir asimilar lecturas y acercarse a su propio pueblo y hablarle en su lenguaje, sin edulcorarlo como otros poetas. Lo resumiría en unos versos que me han acompañado siempre: “Querer, querer, querer. Esa fue mi corona. Ésa es”.

No leo a MH, no soy grafitero y tampoco pinto, ¿merece la pena visitar el barrio? Sí, porque en él palpita el orgullo de todo un barrio que, como sus paredes, rezuma verdad e historia.

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PINTADA ESTÁ MI CASA Aitor Larrabide


JESUCRISTO RIQUELME

De lo ético a lo emético. Manifiesto de los poetas 2014

Jesucristo Riquelme, de la Academia Internacional de Ciencias, Tecnología, Educación y Humanidades, es autor de Miguel Hernández. Obra exenta (Madrid, EDAF, 2012), cuya introducción ha retocado para La Galla Ciencia. Sus últimas aportaciones al estudio del poeta oriolano, al que ha dedicado su vida, han sido: Bodegongorismo y poiesis: Perito en lunas (Orihuela, Codex-Fundación Cultural Miguel Hernández), Poesía de amor y libertad, para espíritus jóvenes: Miguel Hernández (Valencia, Micomicona), ensayo biobibliográfico completo, riguroso y didáctico para estudiantes, y Epistolario inédito de Vicente Aleixandre a Miguel Hernández (Madrid, Espasa Calpe).

Quitémonos el pavo real y suficiente, la palabra con toga, [...] Abandonemos la solemnidad.

” Así llamaba Miguel Hernández a los poetas: «Quitémonos el pavo real y suficiente». Y así nos convocaría a nosotros en un día de fiesta como hoy: «Vamos a hablar del día, de la emoción del día». La cultura extraoficial siempre ha tenido un territorio propio para manifestarse: el espacio de la plaza pública, el del mercado, el de las tabernas o cafés teatro... o el barrio de San Isidro. La cultura que despierta nuestro interés es la cultura de la libertad, la libertad que inquieta, la libertad que incomoda a casi todos. La libertad del buen escritor es un don y un látigo, defendía Truman Capote. Nuestro Miguel Hernández ya había sentenciado la antítesis: «Me siento cada día más libre y más cautivo». «No existe poema sin provocación». A veces, sin insurrección. Como postuló Pere Ginferrer: «La poesía nos

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dicta el santo y seña de una insurrección cósmica y moral». Nos interesa la poesía de los insurgentes, de los transgresores: la poesía de la libertad de los goliardos, la del Libro de buen amor escrito por un arcipreste, o la sublime libertad del autor de don Quijote..., la libertad de los nuevos poetas sin miedo, sin proselitismo: sin pontificado. No demandamos un arte fácil. Demandamos arte para vivir. La literatura del futuro inmediato nos conduce a una transformación del escritor, a la exigencia de un nuevo lector-ciudadano, un lector cultivado. «En el fondo, un poema no es algo que se ve, sino la luz que nos permite ver. Y lo que vemos es la vida». Del ojo que ve hemos pasado al ojo que vive y observa, que observa y que vive. Hoy, vivimos enfrascados en la evolución del arte: abandonado el arte por el arte, solo nos incumbe el compromiso del arte ético, y desde el arte ético hemos vuelto a dar un paso, un paso al arte emético. La poesía de lo emético es la que da protagonismo a lo vomitivo: es la poética del realismo excesivo, es la poética de lo feo: la estética del feísmo. El escritor no está a gusto con lo que hay


que decir, pero sabe que hay que decirlo: y lo dice con palabras gruesas. Sin embargo, el compromiso de la poesía que preconizamos consiste en decirlo no con palabras gruesas o esdrújulas, sino con palabras agudas, sin faltar al respeto de lo políticamente incorrecto. Lo que hoy valoramos, más allá de la estética, pero con la estética de la mano, es la poesía que suscita emoción lírica, la que reta a la inteligencia, la que mueve y conmueve conciencias: y todo a la vez. Hay que domeñar la estética del feísmo: existe, pero seamos políticamente correctos para tirar a luz, a la luz del poema, lo políticamente incorrecto. Nos lo profetizó Fernando Pessoa: «Ya que no podemos extraer belleza de la vida, busquemos al menos extraer belleza de no poder extraer belleza de la vida». Contra el neorrealismo imperante, tachado ladinamente de realismo sucio, arremete el conservadurismo institucional (lo «oficial»). El conservadurismo oficial termina siendo el de toda la clase dominante –no lo olvidemos–, aquella clase que tiene algo que conservar: algo que conservar como es el dominio, o como es el poder. No nos interesa la literatura enajenada. Quienes osan descender al nivel del ciudadano de a pie, en crisis económicas y sociales, revelar angustias y deseos... sufren persecución por la justicia, o el ninguneo cultural y editorial del establishment: hablar del mundo y de la vida carece hoy del caché de decirse inventor de mundos inéditos, venía a confesar R. Gullón. A la relación de la literatura, o del arte, con la realidad sucede como a la paloma de Kant, del filósofo E. Kant.

La ligera paloma, en su libre vuelo, al cortar el aire siente una resistencia tal que podría imaginarse volando todavía mejor sin aire... ¡Qué bien volaría la paloma si no tuviera que combatir la resistencia del aire! Pero sabemos que, para volar, la paloma precisa de la existencia del aire, de su resistencia: de lo contrario, sin aire –sin realidad–, la paloma caería al vacío... Así mismo el escritor necesita sentir una especie de resistencia por parte de la propia literatura y de la realidad: necesita oponerse a algo en su lucha por alcanzar logros, en su necesidad por seguir caminando. Hoy –que «es siempre todavía», en palabras de Machado– la tendencia de la poesía renovadora proscribe la palabra ornamental inútil para la convivencia social. Lo inútil funcionalmente, como el tocado de cabeza de una infanta, no cumple ninguna función práctica, pero sí simbólica: este ornato, la pamela superferolítica, como la palabra alienante, solo sirve –¡ojo!– para diferenciar, para distanciar. Los tentáculos del poder, su tinta negra o su apacible sombra, quieren dominar los campos de la cultura: la cultura como pensamiento, como vivencia y convivencia, y como arte. Cuando la cultura cuestiona el poder, sus representantes se enervan, actúan con desplantes. En El labrador de más aire, la pieza teatral de Hernández, el cacique quiere gobernar incluso en la fiesta popular: quiere poder autorizarla o prohibirla. El peligro es que el poder, también el poder cultural e incluso el poder de la fascinación, siente unas ansias inagotables de fagocitar el espíritu de la cultura, de mermar el significado de los poetas, de dejarlos en meras palabras, que –¡peligro!–

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PINTADA ESTÁ MI CASA Jesucristo Riquelme


El profesor Jesucristo Riquelme dando lectura al Manifiesto de los Poetas 2014, en la Plaza del Pirata. Fotografía cecida por Moisés Ros.

pueden volverse superferolíticas. En los tiempos que discurren, necesitamos nuevos poetas para espíritus nobles y combatientes de una sociedad fétida que contamina lo feraz; necesitamos poetas para hacer, de las utopías de hoy, los derechos de mañana. ¡La utopía! «La utopía nos hace mirar el horizonte. El horizonte es lo que está allá, al alcance de nuestra mirada; si caminamos diez metros, el horizonte se desplaza diez metros –sentenció E. Galeano–. Querer alcanzar el horizonte, la utopía, sirve para caminar». Parte de este camino se inició en un muro premonitorio, en una red social de 1976. Todo esto comenzó con las pinturas murales de San Isidro en Orihuela. No importa nacer a la poesía, o al arte, como un marginal: importa nacer, importa empezar, importa estar, importa ser. Que el lector “no lea, como hacen los niños, para divertirse, o, como los ambiciosos, para instruirse. No, que el lector lea para vivir. Que podamos repetir, con Walt Whitmann, «Esto no es un libro, camaradas: / quien vuelve sus hojas toca

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un hombre». Y, sobre todo, repitamos con Roger Wolfe, «que no se diga [, poeta,] / ... / que no fuiste del todo / un ser humano». «...un pueblo sin poetas es un pueblo amordazado, inconsciente, brutal: es un cementerio poblado [, una selva]. Los poetas hacen los libros para su pueblo, y ¡ay! de los pueblos que desprecian a sus poetas» (Miguel Hernández dixit). Pero no nos dejemos fascinar ni por nosotros mismos. Ésta es la verdad del agua..., porque, compañeros, no hay verdad, solo hay percepción, la diga Agamenón o su porquero. La nueva realidad del arte está en el muro, en los murales. Dejemos los murales pintados, no vacíos; pintados del color de las grandes pasiones... y esperanzas. “Poetas, lectores, sed exigentes, pero sed, al fin. Poetas, provocad la libertad en el lector: y dejadlo libre, más libre. ¡Poetas!, ¡lectores!, ¡pintores!, muchas gracias.” Muchas gracias.


JOAN CASTEJÓN

La cita es cada marzo en Orihuela. Manifiesto de los pintores 2015 Joan Castejón (Elche, 1945). Formado en la escuela de Bellas Artes de San Carlos, lleva exponiendo desde 1966. Encarcelado por antifranquista en diferentes ciudades españolas, su obra no empieza a estar representada en museos y colecciones privadas hasta 1974. Ha expuesto numerosas veces fuera de España y su obra escultórica forma parte en diversas prisiones españolas. La mayor colección pública de su obra está reunida en el Museo de Arte Contemporáneo de Elche, IVAM y Fundación Bancaja, y en la colección privada de la Fundación Lecasse, de Alcoy.

La historia la hacemos a diario, apasionados como el poeta “ciegamente generoso”, y nos atraen cada marzo sus alpargatas de pastor y los vientos de todos sus poemas. Celebrando el compromiso con la vida y con la libertad en su nombre, sin desaliento, hacemos cada año este camino. Ahora ya no hay sombras que intenten apagar la luz que él sembró y que es la nuestra. Ahora cada marzo ¡es una fiesta! Lo que comenzamos en los setenta en el barrio de San Isidro y se retomó con fuerza en el 2012, sigue acumulando experiencias como el que atesora y protege algo maravilloso que nos mejora. Y así las calles se muestran con generosidad abierta a las miradas nuevas. Las paredes son espejos donde se refleja el alma del poeta. Ya lo fueron en el 76 cuando todavía estaban abiertas las heridas del franquismo y Miguel fue la voz por la cual gritamos, reclamando, exigiendo, el final de la larga y trágica noche de la dictadura. Cada uno en su idioma: Caballero Bonald, Goytisolo, Lola Gaos, Cerdán Tato, Morente, Blas de Otero, Raimon… Y también los pintores que cubrimos con formas y colores rotundos las paredes de este barrio. Allí estaban, entre otros, Sixto Marco, Arcadi Blasco, Mario Candela, Ramón Garza y cuesta arriba, hacia las últimas casas, Azorín le daba forma a su primera paloma. Y Miguel, el hombre que dignificó a la tierra y a la gente con su poesía, nos daba el coraje para sortear los obstáculos de las prohibiciones y las censuras. Era lo que había que hacer, y lo hicimos, y así le ganamos otra batalla al miedo y conquistamos otra parcela de libertad. Y lo hicimos desde dentro, con

Las paredes son espejos donde se refleja el alma del poeta.

” decisión política y anhelo por terminar para siempre con lo que había silenciado la voz del poeta que ahora resonaba en cada pared tricolor, en cada verso pintado, en cada mitin poético, en cada gesto libertario y universal. El barrio de San Isidro era una ventana por la que entraba la luz renovada por la voluntad de la cordura y se creaba un puente que el corazón de las siguientes generaciones ha ido cruzando en cada marzo hernandiano y atesorando como un canto de libertad inagotable. Y sentimos todo un agradecimiento profundo por la dignidad de sus humildes vecinos y por las miradas curiosas y emocionadas de los visitantes ante las palomas, los ícaros, aceituneros, yugos, leones y evocaciones de poemas que van creciendo en cada primavera. Grafiteros altivos, pintautores, poetas de las paredes, os pido que no faltéis a la cita del próximo marzo, y del otro. Este es el propósito, asumir la voz del poeta y decirla, desde los espacios blancos de la libertad recuperada, como cada uno sepa y pueda hacerlo. La vida, la historia que hacemos a diario, si le permitimos fluir, nos ofrece regalos como éste. Ya sabéis, la cita es cada marzo en Orihuela.

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PINTADA ESTÁ MI CASA Joan Castejón


El Camino Viejo de Oriolet tras los Murales de 1976 (imagen superior) con el de Castejón en primer plano, y la mujer pintada por Pepe Gutiérrez (inferior izquierda). Fotografías cedidas por Pedro Díaz. Restauración en 2012. Foto cedida por J.Baños (inferior derecha).

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De arriba abajo: fotografías de Miguel Rabasco, Jesús Aledo y José Gálvez. En la imagen inferior, Enrique Barcala restaurando el mural de Gutiérrez pintado en el 76.

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ADA SORIANO

Desdoblamiento.

Manifiesto de los poetas 2015

Pepe Aledo diseñó este “Gallo Crisis” que hermanó a la histórica revista de Ramón Sijé con la actual “Empireuma”.

Mis palabras deben contribuir a honrar la memoria de Miguel Hernández como hombre y como poeta, y con ellas también quiero felicitar a todos los que han hecho posible la recuperación de los murales de San Isidro, realizados en el inolvidable homenaje al poeta en 1976. Miguel Hernández fue el primer eslabón de una cadena que arrastró a Orihuela a otras ciudades, a otros países. Una cadena con buenas pretensiones y amplitud de miradas. Orihuela empieza a ser una ciudad abierta a los cambios que impone el progreso, pero también permanece arraigada a sus costumbres, a sus tra-

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diciones, sin perder nunca el entusiasmo por preservar su identidad cultural; un logro constante que solo puede alcanzarse a través de la palabra. Pienso que así es como verdaderamente avanzamos: con la fuerza de la palabra. Comencé a escribir poemas hace más de treinta años y, en alguna ocasión, he escuchado la misma pregunta: ¿para qué sirve la poesía? La verdad es que nunca he sabido la respuesta. Solo sé que es necesaria. Para algunos es una forma de vida o un acto de salvación. Todas las opiniones me parecen aceptables. Para mí el hecho de escribir es algo inevitable y tengo la seguridad de que la poesía mantie-


Ada Soriano: (Orihuela, 1963). Codirectora de la revista de creación “Empireuma”. Premio Nacional de Poesía “Montesinos 2000” (1995). Ha participado en diversas antologías al tiempo que participa en revistas nacionales y extranjeras. Desde 1987, año de publicación de su primer libro, Anúteba, su obra ha sido traducida al inglés, valenciano y rumano, y ha versificado “El sabio desnudo”, colección de dibujos del pintor José Aledo Sarabia.

ne viva su llama. Prueba de ello es que estamos aquí, esta tarde.

Todas las casas son bocas que escupen, muerden y besan.

Miguel Hernández fue un escritor apasionante y prolífico. Bastante prolífico, teniendo en cuenta su muerte precoz, y tan cruel.

Todas las casas son brazos que se empujan y se estrechan. De todas las casas salen soplos de sombra y de selva. En todas hay un clamor de sangres insatisfechas. Y a un grito todas las casas se asaltan y se despueblan.

He de admitir que me asomé tarde a la obra de Miguel Hernández. Cuando tenía veinte años conocí a un grupo de poetas que empezaban a elaborar el primer número de una revista de creación literaria; y, sin dudarlo, me sumé a aquella aventura. Fue entonces cuando me di cuenta de que ninguno de nosotros habíamos leído a fondo la poesía de nuestro paisano, ya que nos sentíamos atraídos por otros poetas, la mayoría extranjeros. Con el tiempo fuimos conscientes de que en nuestra propia ciudad teníamos a uno de los poetas más universales. Yo conservo con orgullo un hermoso libro que me regaló mi padre el día de mi boda. No es un libro común. En él se halla una parte del inmenso caudal poético de Miguel, y cada poema va acompañado de una ilustración. Lo tengo en la vitrina del salón, abierto para quien quiera contemplarlo y para que sus versos estén presentes en mi casa. Y al pie del libro puse una rosa. La rosa, como es natural, tanto tiempo arrancada de su rama, se fue secando, pero permanece intacta. Y así, en mi casa, por encima de la rosa, se puede leer este entrañable y logrado poema del Cancionero y romancero de ausencias: Todas las casas son ojos que resplandecen y acechan.

Y a un grito todas se aplacan, y se fecundan, y esperan. Asimismo, entre mis libros, conservo toda la colección de las revistas oriolanas Empireuma y La Lucerna. En ellas se publicaron en su día homenajes a grandes escritores y, con toda lógica y afecto, a Miguel Hernández, porque así, con la convicción de que un poeta nunca muere del todo, asistimos al despertar de su memoria. Ahora, después de unos años de silencio, inmersos en una fuerte crisis económica, vamos a tener el privilegio de sacar a la luz un número especial de Empireuma, que servirá para conmemorar el treinta aniversario de su fundación. Será una forma de decirle a Miguel que estamos aquí, a pesar de que la crisis afecta también a la cultura. Los miembros de Empireuma queremos agradecer públicamente a la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Orihuela su apoyo a este proyecto. Y quiero aprovechar este momento para recordar a un hombre que siempre se sintió miembro de Empireuma. A un poeta de Redován, que falleció precisamente un día de marzo, hace ahora

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PINTADA ESTÁ MI CASA Ada Soriano


seis años. Y se llamaba Miguel, Miguel Ruiz. Algunos de los colegas solían decir que era el Miguel Hernández de Redován. Yo he encontrado cierto parecido entre ellos: en el arraigo a la tierra, en algunas de sus expresiones poéticas, en la fuerza vital, en el ímpetu. Escribió Miguel Hernández su conocida y emocionante Elegía a Ramón Sijé, con quien tanto quería. Miguel Ruiz también escribió una hermosa Elegía que dedicó a la muerte de su hermano. Y con este poema, de una intensidad tangible, doy por finalizada mi lectura. Se titula así, Elegía. Al salir de la húmeda penumbra del rincón donde te hallas, me he parado a escuchar tu voz, y me decía que las palabras que, como flores, te he dejado, te cobijan mejor que el llanto mío, y prefieres el sol a los cipreses. Cómo calla la noche, y tu voz, cómo calla agrietándose, aire enrarecido. La luz del viento estalla, aunque no alienta, y su serenidad, qué densa de sentido suena atravesando el cielo de las cosas. La claridad que ahoga la negritud del pino despierta la esperanza y renace mi voz. De tanto hablarte así, ya no me dueles. Hoy me acerco a tu alberca borracho de esa escarcha cosechada en silencios del silencio: escuchar iguales nuestras aguas, el alma de su muerte, hasta crecer la tuya de la mía, sin el sol de este sol invernal. Por la sangre del sueño de nuestras sombras subes cegado de beleño. Quiero quemar tus nubes. Limpiarte de cenizas y lavarnos los ojos en las gotas que tiemblan en las cañas nacientes. ¿En qué te ha transformado la lenta soledad de la disolución? El claustro de la noche se rebela y sus ramas no remedan aún tu osamenta: La música persigue nebulosa

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las límpidas estrellas solo para besarlas: pétalos de estallidos ocultos en los poros de tu tierra, en el tiempo que huye de hora en hora. Que tu tiempo amanse el terror de esta noche oscura que me espera. Sin el mendrugo a secas de mi alcohol, golpearé tiritando sus paredes para volverme loco. ¡O para renacer, tras el delirio calmo de tu luna, por tu amorosa sombra, a un nuevo día! Yo no quiero el raijal de la ceniza más auténtica que trae el amanecer. Quiero palpar tu corazón hasta que estalle nuevamente y deje mi dolor de velar tu materia. Al igual que Miguel Hernández finalizó su conmovedora Elegía con estos versos: Que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero, Miguel Ruiz concluyó su elegía con estos otros: Para seguir hablando como ahora, para seguir sintiendo como entonces.


Boceto del muralista Marco Adami -Trento (Italia)- para la edición de 2015. Fotografía cedida por el propio autor.

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PINTADA ESTÁ MI CASA —


ANEXO I

Paneles de la exposición fotográfica Mírales realizada en octubre de 2014.

Autora: Mª Victoria López Zarco.

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Autor: MoisĂŠs Ros.

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Autor: JesĂşs Aledo.

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Autor: Miguel Rabasco.

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ANEXO II

Carteles publicitarios de las cuatro ediciones

2012. MÂŞ Carmen Riquelme.

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2013. Alberto G贸mez

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2014. MÂŞ Carmen Riquelme.

58


2014. MÂŞ Carmen Riquelme.

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ANEXO III

Murales ayer y hoy Paloma de Pepe Azorín. La primera la pintó en el 76, y volvió en 2012 para restaurarla. Fotografías, de arriba a abajo, cedidas por Pedro Díaz, José Cárceles y Miguel Ros.

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Fotografía cedida por Roberto Almansa (superior). Los Murales en 1976, vistos desde lo alto del Camino Viejo de Oriolet (inferior). Fotografía cedida por Pedro Díaz.

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El pintor Ramón Garza realizó este mural en 1976, y acudió a la edición de 2013 a restaurarlo. Fotografías cedidas por Pedro Díaz, Miguel Rabasco y Roberto Almansa.

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El pintor Sixto Marco en 1976 (superior). Fotografía cedida por Lourdes Cayuelas. Su mural fue restaurado en 2013 por la pintora Mª Dolores Mulá. Fotografías cedidas por Roberto Almansa y Jesús Aledo.

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Restauración en el Camino Viejo del Oriolet. Foto de 1976 cedida por Pedro Díaz (superior), y fotos actuales de Roberto Almansa y José Gálvez.

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Durante el fin de semana las calles se llenan de música. En la imagen superior, El Porras y amigos. Fotografía de J.Baños. En la inferior, el acto de clausura de los Murales 2012. De izquierda a derecha, Antonio Carlos Molina (Director del colegio Jesús- Mª de San Isidro), Ana Mas (Concejala de Cultura), Ana Lizón (Pedánea del Barrio) y Pepe Rayos (Comisario en 2012).

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Cantaores: - En la imagen superior, Antuan Muñoz. Fotografía de Moisés Ros. - Sobre estas líneas, el Porras. Fotografía de Jesús Aledo - A la izquierda, Manuel Gerena. Fotografía de Roberto Almansa.

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Músicos (de arriba a abajo): - Banda Dacapo. Fotografía de Roberlo Almansa. - Vintagers. Fotografía de Jesús Aledo. - Cantautores: Efrén Pamies, Antonio Larrosa y Toni Ortuño, en la Plaza del Pirata. Fotografía de José María Ruiz.

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68


Fotografía central cedida por Moisés Ros. En la página anterior, “Botes de pintura” (de Miguel Bailén), “Flor de color” y “Útiles de pintura” (ambas de Roberto Almansa).

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Amparo Pomares y Ana Mas ( imagen superior) pintando el mural colectivo de 2014 “Las mujeres de Miguel Hernández”. Todas las fotos son de Roberto Almansa y José Luis Gea (niño pintando con sus manos).

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Fotografías de Miguel Rabasco (superior) y José Cárceles (inferior): mural realizado por las integrantes de Proyecto Alondra, en la C/ Arriba.

71


Fotografías de Herminio Real (superior) y Emilio Pastor (inferior). En la página siguiente, fotografías cedidas por Sergi Soriano (superior) y Emilio Pastor (inferior).

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Fotografía central de José Cárceles. En las fotos de 1976, cedidas por Lourdes Cayuelas, se aprecian dos momentos de las actividades de aquel año, una de las muchas lecturas que se realizaron y la actuación del grupo JARCHA en el Teatro Circo, un símbolo, con sus canciones, de la libertad que se reclamaba en la España de la época.

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75


FotografĂ­as de Amparo Pomares.

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Fotografías de Amparo Pomares (superior) y Fran Giménez (inferior).

77


Fotografías cedidas por Roberto Almansa (superior) y Emilio Pastor, que retrató al pintor Alfonso Ortuño frente a su obra. En la página siguiente, fotografías de J.Baños (superior) y Amparo Pomares (las dos inferiores).

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Mural restaurado que realizó en 1976 el artista José María Párraga. Fotografía central de Jesús Aledo, y fotografías antiguas en esta página cedidas por Pedro Díaz.

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Uno de los carteles de 1976. Original propiedad de Jesucristo Riquelme.

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Mural colectivo “Mujeres en la vida de Miguel Hernández” diseñado por Kikelín para la edición de 2014. Fotografías cedidas por Jesús Aledo (superior) y Pérez Basanta.

84


Mural colectivo realizado en la primera edición (2012). Fotografía superior de Miguel Raymundo e inferior de José Luis Gea.

85


Sobre estas líneas, detalle de mural realizado por la pintora Mª Dolores Mulá. Fotografía cedida por Miguel Bailén. A la izquierda, Rosa Martínez, Ana Mas y Amparo Pomares. Fotografía de José María Ruiz.

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Bocetos para los murales de 2015 de los artistas Ximo Canet (superior) y Le贸n (inferior).

87


Boceto de Sealtres en colaboraci贸n con Roberto Almansa Vives.

88


Bocetos para la edici贸n 2015 de Rate L贸pez (superior) y el del alumnado del IES Th谩der, dirigidos por su profesora Matilde Pons.

89


Dos instantáneas de los Murales 2014. Fotografías de J.Baños (derecha e inferior). Bajo estas líneas, retrato de Luis Calero, pintor de todos los murales colectivos. Fotografía de Joaquín Marín. En la página siguiente, Murales 2014. Fotografías de J.Baños.

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PanorĂĄmica del Barrio de San Isidro, de Ajomalba (superior). FotografĂ­a inferior de Roberto Almansa.

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FotografĂ­as de Roberto Almansa.

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Bocetos para la edición 2015: Sobre estas líneas, boceto de Ezequiel Galindo. A la izquierda, bocetos del grupo el Garaje de los Guijarros (superior) y del grupo Cuadernos Viajeros (inferior). En la página siguiente, bocetos de Rubén Hernández Sánchez (superior) y de Jaime Rodríguez (inferior).

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Voluntarios culturales, sin los que los murales no habrĂ­an sido posibles. FotografĂ­a de Amparo Pomares.

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Agradecimientos

Este libro es un pequeño homenaje a todas y todos los que han hecho posible una utopía. Un barrio periférico y marginal, se ha convertido en un auténtico museo al aire libre para homenajear a nuestro poeta universal, Miguel Hernández. Ejemplo claro de cómo se puede dignificar un barrio de la mano de la cultura. GRACIAS a Ana Mas que como Concejala de Cultura, apostó por recuperar este barrio de la mano de los artistas locales, de una forma colectiva y participativa abriendo las puertas a todos aquellos que tenían buenas ideas que aportar, proyectos interesantes que realizar, ganas e ilusión. GRACIAS a Rosa Martínez, actual Concejala de Cultura por apostar y continuar con este proyecto que ha asumido como propio. GRACIAS a los Comisarios de todas las ediciones, que han sabido dar coherencia y sabios consejos a los artistas y participantes. Pepe Rayos, Pepe Aledo, Kikelín, Ana Mas, Eva Ruiz y Fabiola Andreu. Mención especial merece Kikelín, por ser el diseñador de los murales colectivos de las tres primeras ediciones. GRACIAS al colegio Jesús- Mª de San Isidro, que representado por su Director Antonio Carlos Molina, nos abrió sus

puertas de par en par para realizar múltiples actividades como: exposiciones, presentaciones de libros, conferencias, sede de encuentros entre artistas y vecinos y que año tras año, ha tenido la responsabilidad de inaugurar todas y cada una de las ediciones de los murales desde 2012. Gracias a los profesores comprometidos y al alumnado que con tanto esfuerzo año tras año aprenden los poemas de Miguel para cantarlos al mundo. GRACIAS a la Alcaldesa de Barrio, Ana Lizón, vínculo imprescindible entre vecinos y Concejalía de Cultura, que junto a todos los miembros de la Plataforma de Vecinos del Barrio han hecho fácil lo que es tremendamente complicado, coordinar a miles de personas para que todo resulte una gran fiesta de color. GRACIAS a los Voluntarios Culturales, personas anónimas que velan por el buen funcionamiento de todo, que reparten pinturas, hacen de guías acompañando a pintores y visitantes por las intrincadas callejuelas del barrio y atienden con una sonrisa a todos los que ese fin de semana deciden visitarnos. GRACIAS a los vecinos del barrio que nos han abierto sus puertas para que entremos en sus casas como si fuesen las nuestras. Que nos sonríen, nos ofrecen agua y nos guardan

pinturas y escaleras, que velan por nuestro bienestar y hoy se sienten orgullosos de su barrio. GRACIAS a todos los artistas que han dejado sus huellas de luz y color en las paredes antes grises y desconchadas, a los fotógrafos que han inmortalizado todos y cada uno de los momentos allí vividos, a los músicos que llenaron de notas esas calles y plazas, a los poetas que recitaron las palabras de Miguel, a los actores que representaron sus obras. Hoy San Isidro es un museo al aire libre con más de 160 murales pintados en sus fachadas, visitado por cientos de turistas nacionales y extranjeros, hoy este barrio está más vivo que nunca y es una cita obligada para todo hernandiano que se precie. Y el poeta vuelve a cantar... Pintada, no vacía pintada está mi casa del color de las grandes pasiones y desgracias. M.H. VEN A SAN ISIDRO.

Amparo Pomares Coordinadora de Cultura del Excmo. Ayto. de Orihuela

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PINTADA ESTÁ MI CASA Kike Payá



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PINTADA ESTÁ MI CASA Entrevista a Rosa Martínez


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