Acerca de los rios

Acerca de los RIOS (Tal como los muestra “ENCARTA”) Los grandes ríos, como el Amazonas en América del Sur, llevan inmensas cantidades de agua y sedimentos. El Amazonas descarga entre 34 y 121 millones de litros de agua por segundo y deposita una media diaria de unos 3 millones de toneladas de sedimento cerca de su desembocadura. El caudal anual del río representa una quinta parte de todo el agua dulce que desemboca en los océanos del mundo.

El número de ríos en una región depende en gran medida de la cantidad de precipitación y del agua procedente del deshielo. La selva lluviosa del Amazonas, la llanura tropical más húmeda del mundo, cuenta con centenares de corrientes de agua y ríos. Las regiones áridas como Arabia Saudí, Egipto, el Suroeste de Estados Unidos, y el oeste y centro de Australia, cuentan con pocos ríos, y la mayor parte de ellos están secos durante casi todo el año.

Los ríos pueden tener un elevado número de afluentes. En el caso de los grandes ríos, algunos de los afluentes son ríos propiamente dichos. El Danubio en Europa tiene unos 300 afluentes como los ríos Sava y Drava. Diecisiete de los afluentes del Amazonas tienen una longitud de más de 1.600 km Cuencas de drenaje y divisorias de agua Río Yangtzé Una cuenca de drenaje es el territorio drenado por el mismo sistema fluvial. El Amazonas drena un territorio de más de

6 millones de km² y es la cuenca hidrográfica más grande del mundo. La mitad de esta cuenca se sitúa en Brasil; el resto está en Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia, y Venezuela.

Las zonas de tierras altas que rodean y separan las cuencas hidrográficas se denominan divisorias de agua. En el oeste de los Estados Unidos y Canadá, las Montañas Rocosas forman la divisoria continental de América del Norte. Las aguas al este de la Divisoria continental desembocan finalmente bien en el Océano Atlántico, bien en el Océano Glacial Ártico, mientras que las aguas de la ladera oeste desembocan en el Océano Pacífico.

Pendiente de un río La pendiente o inclinación de un río puede llegar a ser de más de 9 m por km y a menudo es mayor en las cercanías del nacimiento del río, que generalmente se trata de un terreno montañoso. En la parte media de su curso, el río suele discurrir por el lecho de un valle relativamente llano; en este tramo la pendiente suele estar entre 38 y 189 cm por km.

Cerca de su desembocadura, un río suele pasar a través de una ancha llanura de inundación formada por material sedimentario depositado por el río. En este tramo de su curso, un río puede tener un gradiente tan suave como 19 cm por km. El río Guadalquivir, desde Sevilla hasta su desembocadura, tiene un gradiente de 2 cm por km.

Erosión Los ríos son uno de los principales agentes que causan la paulatina erosión de las montañas y otras masas de tierra firme. La fuerza del agua arrastra partículas de roca de los márgenes y lecho del río, especialmente en los rápidos de gran turbulencia, cascadas, cataratas, y caídas de agua. Las partículas de roca suspendidas en el río golpean las paredes del cauce y arrancan partes de las mismas.

La rodadura de los cantos y guijarros los rompe progresivamente en granos más pequeños. Los procesos químicos de meteorización, como reacciones ácidas y disolución, causan la erosión de la roca dura de un cauce y son efectivos sobre rocas calizas, difíciles de erosionar de otro modo.

La carga de un río se puede transportar de tres formas: disolución, suspensión y rodadura o deslizamiento, dependiendo del tamaño de la misma.

Los ríos de apariencia turbia contienen grandes cantidades de sedimento en suspensión y material orgánico. El Huang He (Amarillo), al norte de China, debe su nombre a las enormes cantidades de limo amarillo que transporta.

Los ríos excavan valles de laderas escarpadas y en forma de V en las montañas; los valles profundos se denominan barrancos o cañones. El río Colorado, al oeste de los Estados Unidos, formó el Gran Cañón, uno de los paisajes más espectaculares de mundo. Este

cañón tiene una longitud de unos 446 km, una profundidad de más de 1.600 m, y alcanza una anchura máxima de 29 km.

La acción humana puede ser la causa del aumento de la erosión natural al permitir el pastoreo excesivo, el arado del suelo y la destrucción de los bosques. Sin vegetación para absorber el agua y sujetar la tierra, la escorrentía aumenta y arrastra el suelo a los ríos.

El sedimento eleva el lecho de los ríos, lo que puede causar su desbordamiento, el ensanchamiento de su canal, o la modificación del cauce. Los embalses también pueden verse obstruidos por un exceso de limo, quedando reducida su vida útil.

Depósitos sedimentarios Los ríos, al descender de los escarpados valles y cañones a zonas de menor pendiente o a una llanura, pierden gran parte de su capacidad para transportar el sedimento. El sedimento se deposita y, en algunos casos, se distribuye para formar un abanico aluvial. Estos abanicos pueden alcanzar un gran tamaño, como los de las faldas al sur del Himalaya. Al depositarse los sedimentos en el abanico aluvial, el lecho del río se eleva, con lo que la corriente del río se divide en determinado número de corrientes de agua y cambia de sitio.

Los deltas son grandes depósitos de limo, barro, arena o grava, que se forman cuando un río desemboca en una masa de agua como un océano, lago o en otro río más lento. Los deltas se forman por la pérdida de velocidad de la corriente al penetrar en otra masa de agua

y presentan formas muy variadas. Al igual que los conos aluviales, los deltas pueden causar la bifurcación o migración de un río a causa de la acumulación de sedimento. Los deltas suelen tener suelo muy fértil. El delta de los ríos Ganges y Brahmaputra en Bangladesh e India, y el delta del Nilo en Egipto, son algunos de los más grandes del mundo.

Inundaciones El aumento del caudal de un río, debido a las fuertes lluvias o nieve derretida, provoca el desbordamiento, que causa graves daños por inundación de las zonas colindantes. Amplias zonas de la cuenca del Amazonas tienen frecuentes y fuertes inundaciones durante los meses de mayor cantidad de lluvia. En Brasil, la anchura del Amazonas oscila entre 1,6 y 10 km cuando el nivel está más bajo, pero aumenta hasta 48 km durante el periodo de crecida.

Intervención humana Desde la antigüedad los seres humanos han sufrido los peligros de los ríos y empleado diferentes técnicas de ingeniería para controlar las inundaciones. No todos los esfuerzos han tenido éxito. Los chinos han intentado controlar el Huang He (Amarillo) mediante diques durante siglos, pero el río sigue produciendo graves inundaciones, haciéndolo merecedor del sobrenombre de "la tristeza de China".

La construcción de diques y canales en los márgenes de un río obliga al curso a seguir un rumbo definido y suele evitar inundaciones en la zona donde se sitúan los diques. Pero los diques pueden causar inundaciones aguas abajo en aquellas regiones que no disponen de ellos o si las aguas aluviales se desbordan y los rompen.

Al tiempo que se intenta controlar la inundación de los ríos con el fin de minimizar los daños, los legisladores de hoy día empiezan a entender que la prevención y previsión son la mejor solución.

Algunos ejemplos de prevención son la protección del bosque y la vegetación en las laderas, y la reforestación de las áreas deforestadas. Ejemplos de previsión son impedir la urbanización de las zonas más altas con el fin de favorecer la absorción de agua en el suelo y no permitir la instalación de construcciones en las llanuras de inundación.

Los hombres han construido grandes presas, como la de Itaipú en Paraguay y la Presa de Asuán en Egipto, para regular el caudal de los ríos, almacenar agua para el riego y otros usos, y para aprovechar la fuerza del agua para la generación de energía hidroeléctrica.

Las presas, a pesar de sus ventajas, también tienen efectos perjudiciales. La creación de embalses inunda extensas zonas de la Tierra, haciendo necesario en ocasiones la evacuación de hogares.

Existen lugares y monumentos arqueológicos inundados bajo embalses nuevos. En el caso del Lago Nasser de la presa de Asuán, los ingenieros tuvieron que trasladar los templos de Abu Simbel a terrenos más altos.

La gran superficie de las presas produce una importante pérdida de agua por evaporación. Las presas influyen de forma negativa en la vida animal de los ríos; algunas presas impiden que los peces naden aguas arriba para desovar, como una especie de salmón de la zona del Anillo del Pacífico. Sin embargo, los ingenieros pueden diseñar estructuras, como escalas para peces, para que éstos puedan migrar salvando las presas.

Asimismo, la utilización a gran escala del agua para regadío puede incluso vaciar de agua a un río. La generalización del regadío en el Suroeste de Estados Unidos deja casi seco el río Colorado antes de desembocar en el Golfo de California. El riego excesivo también puede provocar altas concentraciones de sal. Finalmente, varias presas han sufrido rupturas causadas por terremotos así como por la construcción y mantenimiento inadecuados, que ha dado lugar a terribles inundaciones aguas abajo.

Contaminación Los contaminantes que perjudican a los animales acuáticos, plantas y al ecosistema en su totalidad proceden de muchas fuentes. Los más comunes son: pesticidas, herbicidas y fertilizantes procedentes de tierras de cultivo; aguas fecales y desechos de núcleos urbanos; residuos de petróleo de las carreteras; y productos químicos tóxicos y agua excesivamente caliente procedente de complejos industriales.

El agua de los ríos contaminados no se puede utilizar para beber,

pescar o regar y puede favorecer la propagación de enfermedades transmitidas por el agua.

Importancia de los ríos Históricamente, los ríos han sido vitales en los patrones de asentamiento humano. Las civilizaciones antiguas prosperaron en las riberas del Nilo en Egipto y cerca de los ríos Tigris y Éufrates en el territorio del Irak actual. Muchas ciudades europeas, como Londres, París, Viena, Budapest, Praga, y Belgrado, se desarrollaron en las orillas de los ríos, al igual que las capitales africanas Kinshasa en la República Democrática del Congo y Niamey en Níger.

Los ríos tienen gran importancia económica. En algunas zonas, como las orillas del río Ubangui en la frontera de la República Centroafricana, los ríos constituyen la principal forma de transporte así como la frontera natural entre países.

Los ríos tienen significado religioso para muchas culturas. Los hindúes en India, por ejemplo, consideran sagrado el Ganges. A pesar de la grave contaminación del río, millones de creyentes se bañan ceremoniosamente en sus aguas.

Los ríos han inspirado incontables obras de arte, poesía, y música.

Por ejemplo, el compositor checo del siglo XIX Bedrich Smetana compuso la sinfonía Moldau en honor del río así denominado (Moldava) que pasa por su Bohemia natal. Para Smetana, el Moldava representaba un aspecto esencial de su país. En muchas sociedades los ríos juegan un papel clave en la provisión del agua

vital, suelo fértil, rutas de transporte y oportunidades de esparcimiento. El río Jordán, entre Israel y Jordania, forma parte de la cultura y religión cristianas.

Los grandes ríos, como el Amazonas en América del Sur, llevan inmensas cantidades de agua y sedimentos. El Amazonas descarga entre 34 y 121 millones de litros de agua por segundo y deposita una media diaria de unos 3 millones de toneladas de sedimento cerca de su desembocadura. El caudal anual del río representa una quinta parte de todo el agua dulce que desemboca en los océanos del mundo.

El número de ríos en una región depende en gran medida de la cantidad de precipitación y del agua procedente del deshielo. La selva lluviosa del Amazonas, la llanura tropical más húmeda del mundo, cuenta con centenares de corrientes de agua y ríos. Las regiones áridas como Arabia Saudí, Egipto, el Suroeste de Estados Unidos, y el oeste y centro de Australia, cuentan con pocos ríos, y la mayor parte de ellos están secos durante casi todo el año.

Los ríos pueden tener un elevado número de afluentes. En el caso de los grandes ríos, algunos de los afluentes son ríos propiamente dichos. El Danubio en Europa tiene unos 300 afluentes como los ríos Sava y Drava. Diecisiete de los afluentes del Amazonas tienen una longitud de más de 1.600 km END