Papa Francisco: Dios pide amor y libertad no esclavitud l

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La ley de Dios es ley de amor, de libertad y no de esclavitud... En el libro del Éxodo dice Dios: Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de

Egipto, de la esclavitud. No tendrás otros dioses… y va explicando los 10 mandamientos de la ley de Dios. Una vez que un chico de 16 años quiso hacer la primera comunión, su madre fue a ver al sacerdote y dijo que en su casa no rezaban y contaba que ella, de joven, fue rebelde: “cuando me hablaban de mandamientos, yo quería hacer lo contrario… cuánto más me hablaban de ellos, más me los quería saltar: ¡quería saltármelos todos! Después de muchos años de sufrir desengaños, veo que los mandamientos son el camino para ser feliz… tendríais que hablar más de eso, los curas”, dijo. Hay muchos jóvenes que saben lo que Dios nos pide para ser felices, pero en su casa no van a Misa, y pueden juzgar mal a los padres: no, quizá ellos han olvidado o no saben lo que es bueno, pero pueden devolverles un poco de lo mucho que han recibido: los padres les han dado lo mejor y por eso van a ese colegio, donde ellos han aprendido formación religiosa y pueden ayudar en esto a los padres que no saben, como ese hijo que cuento, que ayudó a la madre y toda la familia, para volver a Dios. Recordé aquel ejemplo de un libro, en que una madre le habló al hijo de no salir de los límites del jardín, pero el niño salió y un coche que pasaba estuvo a punto de atropellarlo… sufrió el miedo de pasar los límites… son límites “no harás tal cosa…” que impiden el mal, como un niño al que su madre le prohíbe que meta los dedos en el fuego o en el enchufe eléctrico… si obedece y se fía, evita el mal, pero también si no obedece y se quema, pega un bote y no volverá a hacerlo: son las dos maneras de aprender, fiarse o escarmentar, aprender a las duras o a las maduras. Aún otro ejemplo: una señora puso el gato a secar en el microondas, y éste explotó; ante esa desgracia reclamó a la empresa no poner en las instrucciones del aparato que no convenía poner gatos a secar… Tenemos nosotros un folleto de instrucciones, que es la lista que hoy leemos de los 10 mandamientos,

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instrucciones para ser feliz. Por ejemplo, el domingo es un día para pensar en Dios y disfrutar del amor en familia, con amigos… el descanso será libertad de obligaciones (escuela, trabajo…) pero será liberarse del egoísmo y la pereza, y para esto hay que rezar, así vencemos la tristeza del egoísmo con la alegría de la generosidad en detalles de servicio, el aburrimiento de no saber qué hacer, con planes para hacer con los demás…, como dice el Salmo: La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma … Los mandatos

del Señor son rectos y alegran el corazón … dan luz a los ojos… Más preciosos que el oro… más dulces que la miel de un panal que destila. Jesús habla en parábolas casi todas tomadas de la "naturaleza". ¡Todo lo bello le "hablaba", le hablaba del Padre!, el domingo es bonito para salir de la ciudad y gozar de la vida "al sol", o por la noche ver las estrellas: "¡La obra de las manos de Dios!", ¡y el silencio!: ahí parece escucharse el susurrar de Dios: ¡Dios "no levanta la voz!" A veces decimos que Él se calla, porque no sabemos escucharlo… habla en el silencio… en el amor, cuando nos esforzamos por hacer las cosas bien. Me parece que los niños pequeños pueden jugar solos, con su imaginación, pero para desarrollar un trabajo necesitan ser mirados por los mayores, y también en sus juegos sociales necesitan ciertas normas, por ejemplo los de 8-10 años, necesitan la presencia de una persona mayor, que marque normas, si no, ellos se desorganizan enseguida en sus juegos, se pelean y van hacia el caos… Sentirnos mirados por Dios, aceptar ciertas normas, es fundamental en nuestro actuar con los demás. San Pablo nos dice que los judíos exigen signos, los griegos sabiduría. Pero nosotros predicamos

a Cristo crucificado…: fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Hay algunos que quieren saber el futuro con horóscopos o espiritismo, con curiosidad morbosa para adivinar el futuro, y esto es ir contra la confianza de hijos de Dios, quererlo manipular, como los que rezan para decir: “te rezo un padrenuestro y a ver si apruebo el examen”, y si no “sale” dicen: “me has fallado, ya no rezo más”. Dios no es una máquina de coca-colas donde pones una moneda y sale una lata, Él busca lo mejor para nosotros que puede que no sea aprobar ese examen, sino que aprendamos a estudiar que, a la larga, es mejor que la “suerte” de que nos toque la pregunta que sabemos. Jesús nos

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enseña que está con los débiles, crucificado con ellos: es la sabiduría de Dios que no parece muy “razonable” a algunos, como decía Juan de la Cruz: “Entré donde no supe y me quedé no sabiendo toda ciencia trascendiendo. Yo no supe dónde entraba, pero cuando allí me vi, sin saber dónde me estaba, grandes cosas entendí; no diré lo que sentí, que me quedé no sabiendo toda ciencia trascendiendo. Este saber no sabiendo es de tan alto poder, que los sabios arguyendo jamás lo pueden vencer; que no llega su saber a no entender entendiendo, toda ciencia trascendiendo”…

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El Evangelio nos habla de cómo Jesús echó del templo a los cambistas y esparció las monedas y les volcó las mesas y les dijo: no

convirtáis en un mercado la casa de mi Padre , y él hablaba del templo de su cuerpo: Jesús es el verdadero templo, donde se da el encuentro de los hombres con Dios, y por eso es bueno rezar juntos, pues donde hay dos reunidos en nombre de Jesús, allí está él en medio de ellos.

Jesús sabía lo que hay dentro de cada hombre. Vamos a ver con él, en la oración, lo que hay dentro de nosotros: Jesús que nos dice que está como en su casa dentro de nosotros, que quiere hacer todo junto a nosotros, como el que va en una bici, y que le hemos de dejar conducir, que Él nos llevará a hacer lo que es bueno para ser santos: cumplir los mandamientos: sonreir, ser sinceros… y aceptar las cosas, si no hacemos lo que debemos nos quedamos tristes, y si lo hacemos, contentos. Recuerdo uno que quería amaestrar un saltamontes, y le cortó una patita y dijo “¡salta!” y saltó, le cortó otra y también, y cuando le cortó las dos de atrás y dijo: “¡salta!” anotó en la libreta de investigador: “cuando le cortas las patas, el saltamontes se queda sordo”. Parece que es verdad, que los saltamontes tienen las orejas en las patas, pero que no nos hagamos los sordos a lo que Jesús nos dice por dentro. La hermana de Santo Tomás le preguntaba: “¿Cómo puedo ser santa?” le dijo su hermano: “-basta que quieras: querer es poder".

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