Sacerdocio, matrimonio y vocación (dr Pou)

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¿Por qué el sacerdote no puede optar por el matrimonio en su vocación? Acerca de la polémica surgida estos días en algunos ambientes, quisiera comentar estas tres ideas. Una, que el sacerdote ya està casado. La segunda, hablar de la conveniencia de este “matrimonio”. Y la tercera, sobre la actitud ante otros enamoramientos. 1) Cuando se sabe que un obispo o sacerdote tiene relaciones de tipo conyugal, dimite de sus cargos. Esto viene de antiguo, pero cuando hay crisis de fe, cuesta perseverar: donde es débil la fe, también lo es la continencia.... Opiniones de moda mantienen que una persona no puede ser madura ni realizarse si no es sexualment activa: esto resulta poco tolerant, y basta ver la proliferación de desamor que hay entre parejas e hijos. La realización personal es un tema complejo, unido a la felicidad. No depende de la búsqueda del placer, si no de tener un corazón enamorado, saber lo que se quiere (tener un ideal) y fortaleza para perseverar a pesar de las dificultades. 2) Cualquier persona puede decidir ser célibe. De entre los que lo deciden, la Iglesia latina escoge sus sacerdotes. Como Jesús esposo de la Iglesia, el sacerdote se debe a todos, no a la atención diaria de una única mujer, de unos hijos en exclusividad. Cristo instituye en Su Persona un sacerdocio nuevo y algunos lo siguen para estar con El y asimilar su vida, pero esto no todos lo pueden entender. Así como la unión conyugal obliga a cada uno de los cónjuges a amar al otro en forma exclusiva y excluyente, como Crist a la Iglesia, así se compromete también el sacerdote. El sacerdocio no es una profesión sino un estado de vida. Un sacerdote ya està casado y no puede entregarse a una mujer, pues tiene un solo corazón y un solo cuerpo. Necesita el corazón libre para amar a todos como Jesús ama a la Iglesia, con disponibilidad, generosidad en el amor, amplitud y transcendencia. Me decía una persona que Jesús no habría podido sacrificarse en la cruz por amor a nosotros si dejaba esposa y un par de hijos. ¿Nos imaginamos a Jesús casado? El sacerdote ha de ser para todos, de modo que, igual que El, también podrá decir: “Mi familia son ellos”. 3) Esto tiene muchos momentos de gozo, pero efectivamente comporta una cierta soledad. Ser pájaro solitario puede resultar difícil, pero aquí está la libertad. Siempre se puede volver a reconstruir el nido. No hay que juzgar a nadie. Todos pueden rehacer su vida: volar de otra manera. En resumen, todos en la Iglesia, sacerdotes y laicos, han de buscar la santidad en su estdo, pero sin ser sentimentales. Es preciso reposar los afectos para


encontrar el fondo del corazón: el hombre cauto medita sus pasos en la oración. Casado o sacerdote, siempre habrá que cuidar el corazón. Luciano Pou Sabaté


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