Templanza 1 (Fz.Carvajal)

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Templanza 1 A. Definición y objeto. 1. Definición: Hábito humano fortalecido y elevado por la gracia, la templanza tiende a moderar los placeres sensibles, de acuerdo con el recto orden de la razón y con la ordenación del hombre al fin último sobrenatural, a la luz de la fe. 2. Vivir templadamente es fomentar la armonía entre los sentidos y la razón. La templanza procura un equilibrio capaz de garantizar el desarrollo integral del ser humano, como corresponde a su dignidad de persona destinada, además, a gozar de dios en el Cielo. La templanza impone a los actos humanos una medida basada en el orden al fin último. En definitiva, esta virtud encamina al hombre al desarrollo pleno de las virtualidades contenidas en su propia humanidad. "Un hombre moderado es el que es dueño de sí mismo... las pasiones no consiguen superioridad sobre la razón, ni sobre la voluntad, ni tampoco sobre el corazón. ¡El hombre sabe dominarse a sí mismo¡..... Ella es justamente indispensable para que el hombre sea plenamente hombre. Juan Pablo II. B. Virtudes derivadas. De la virtud de la templanza se derivan, como embelleciendo su personalidad, otras virtudes: la castidad, el pudor, la humildad, la sobriedad y la buena educación C. Castidad 1. Definición: Virtud moral, parte de la templanza, que inclina prontamente y con alegría a vivir rectamente el uso de la facultad generativa. La castidad no es la virtud más importante, pero es condición necesaria para la santidad. "Precisamente entre los castos se encuentran los hombres más íntegros por todos los aspectos. 2. La castidad nace del Amor a Dios (por el afán de seguir el ejemplo de sus virtudes y su vida dentro del estado de cada uno) y del amor a la persona a la que se debe fidelidad por el compromiso matrimonial. 3. Sujetar las pasiones y vivir la castidad exige lucha interior para vivir la lealtad conyugal y amar a Dios. Esa lucha conduce a encauzar y regular la tendencia sexual conformándola a una norma dada por Dios. Virtud a desarrollar con sentido positivo no sólo a neutralizar el desorden: "Tu castidad no se puede limitar a evitar la ocasión..., no puede ser de ninguna manera una negación fría y matemática.... como tal virtud debe crecer y desarrollarse" n. P. Usar los medios sobrenaturales. Presencia de Dios, Eucaristía, Penitencia, devoción a la Virgen, la humildad para huir de las ocasiones y considerarse frágil, mortificación y penitencia, trabajo intenso y constante, sinceridad. 4. La santidad a través del matrimonio. Para lograr la perfección en la virtud de la castidad hay que partir del convencimiento de la llamada universal a la santidad, y que, por tanto, el matrimonio no


es un camino de mínimos o de segundo orden que permita vivir una vida cristiana con menos exigencias. "Al tratar de armonizar el amor conyugal y la transmisión responsable de la vida, la moralidad de la conducta no depende solamente de la rectitud de intención y Templanza I "Al tomar los esposos cristianos decisiones sobre la regulación de su fertilidad matrimonial sepan que no pueden proceder arbitrariamente, sino que siempre deben seguir su conciencia, formada según la ley divina y ser dóciles al Magisterio de la Iglesia, que interpreta auténticamente aquella ley" Gaudium et Spes, 50. 4. La paternidad responsable: La Iglesia entiende por paternidad responsable una exigencia del amor conyugal, que consiste en la cooperación con Dios en la transmisión de la vida de manera inteligente y libre. El Magisterio de la Iglesia enseña en la Humanae vitae dos modos de vivir una paternidad responsable: estar abiertos a la vida y recibir con agradecimiento todos los hijos que Dios mande o, recurrir a los métodos naturales para espaciar los nacimientos cuando haya graves motivos o causas justas. 5. "El hombre no puede hallar la verdadera felicidad, a la cual aspira con todo su ser, más que en el respeto de las leyes grabadas por dios en su naturaleza y que debe observar con inteligencia y amor" Humanae vitae, 31. D. Pudor Reconoce el valor de la intimidad propia y de los demás. Mantiene la intimidad a cubierto de extraños, rechazando lo que pueda dañarla, y la descubre únicamente en circunstancias que sirvan para la mejora propia o ajena. Lo íntimo es lo personal. Es el mundo interior, el santuario de lo humano, un lugar donde sólo uno puede entrar uno mismo, del que uno es dueño. Lo íntimo es tan central al hombre que hay un sentimiento natural que lo protege: la vergüenza o pudor es la protección de la intimidad. Se refiere a todo lo que propio de la persona tanto material como espiritual: el cuerpo, la ropa, el armario, la habitación, la casa, las ilusiones e ideales , etc. E. Sobriedad 1. Vivir templadamente se concreta en estar profundamente desprendido de los bienes materiales, disfrutándolos, pero sin considerarlos necesarios para la salud, el descanso o la misma vida espiritual. "Buscad lo suficiente, buscad lo que basta. Y no queráis más. Lo demás es agobio; apesadumbra, no levanta" (San Agustín). 2. Resulta particularmente importante esmerarse en la templanza y sobriedad de vida en una sociedad consumista como la actual donde un


desenfrenado afán de comodidades alimenta a diario la codicia de la gente. Casi todo el mundo aspira a tener más, a gastar más, a conseguir el mayor número de placeres posible. La eficacia se mide en términos económicos y los valores del espíritu pasan a un segundo o tercer plano, cuando no han desaparecido del horizonte de no pocas personas. Ese afán por la comodidad, los caprichos y las falsas necesidades se puede dar en cualquiera sino se vigila. 3. Los respetos humanos. La falsa naturalidad. No es razón suficiente para no privarse de nada la naturalidad, el deseo de ser como los demás. Quienes tenemos la suerte de tener los medios para saber iluminar acertadamente nuestra vida no nos podemos dejar llevar por los respetos humanos y hemos de impregnar de sentido cristiano la vida de quienes nos rodean: desde las comodidades domésticas, a los modos de descansar y divertirse. Parábola del sembrador: "lo que cayó entre espinas son los que oyeron la palabra, pero en su caminar se ahogan a causa de las preocupaciones, riquezas y placeres de la vida, y no llegan a dar fruto. "conténtate con lo que basta para pasar la vida sobria y templadamente"(s Josemaria). 4. La sobriedad distingue entre lo que es razonable y lo inmoderado en el uso de la comida y de la bebida. La gula es el desordenado apetito de comer y beber. El hombre sobrio modera el uso de los alimentos. Evita comer a deshora y por capricho, buscar siempre los alimentos más exquisitos, con gastos desproporcionados, el consumo excesivo, etc. Para adquirir y desarrollar la sobriedad hay que ser mortificados en las comidas, y saber prescindir de vez en cuando de gustos y placeres lícitos. Lo mismo cabe decir de las bebidas, especialmente de las alcohólicas. El uso de drogas también es contrario a la sobriedad, incluso en el caso de las drogas blandas, que suponen un abandono de las propias responsabilidades. F. La buena educación Entretejida de muchos pequeños vencimientos, la templanza revela atención y respeto por la dignidad propia y ajena. Las buenas maneras son, en parte, convencionales, pero resultan necesarias para la grata convivencia, y denotan dominio de sí: moderación de los impulsos, de la curiosidad, de la lengua; en resumen orden y medida en el uso de los sentidos internos. Nada tiene que ver esta mesura con la afectación y la untuosidad. G. La Humildad 1. "La humildad nace como fruto de conocer a Dios y de conocerse a sí mismo" n. P. ; "Andar en verdad" Sta. Teresa. Está en la base de todas las virtudes humanas y sobrenaturales: El humilde reza para obtener auxilio de Dios en todo, no se sorprende de sus miserias: las reconoce con sinceridad y pide


perdón con sencillez. Convencido de su limitación, sabe pedir ayuda a otras personas para su vida interior. El soberbio tiene a la autosuficiencia, se engaña, pensando que no necesita ayuda. Cuenta poco con Dios para sacar adelante sus quehaceres. 2. Manifestaciones de humildad y soberbia: Humildad: saberse instrumento en manos de Dios. "Eres lo que un pincel en manos del artista. - Y nada más" n. P. Docilidad, dejarse ayudar en la vida espiritual. hacer y desaparecer: trabajar como tres mil y hacer el ruido de tres. Atribuir a Dios todo lo bueno que hay en nuestra vida. No hacerse imprescindible. Soberbia. Ostentación en las relaciones sociales y fiestas; en los bienes de consumo: automóviles, viviendas, vacaciones, etc. La búsqueda y exaltación de la propia imagen. Sencillez de presentarnos ante los demás como somos. No querer ser el centro de atención por gustara los demás o quedar bien. La humildad es muy necesaria para que la convivencia sea grata. No es fácil soportar a los orgullosos, fanfarrones, a los que todo lo saben, los que resuelven las discusiones con sarcasmos o ironías, los que siempre llevan la razón, a los tienen la susceptibilidad a flor de piel, etc. H. Frutos o bienes de la templanza La templanza confiere un sello particular de madurez a manifestaciones muy normales del trato corriente, y atrae a los demás con el suave atractivo de la modestia. Ofrece una magnífica defensa frente a la agresividad de los bienes materiales, y dispone para gustar los bienes del espíritu. Hace así al hombre más libre, porque el dominio de sí mismo, de los propios impulsos y apetitos, es el primer escalón para ser persona de carácter. Sabe no vaciarse en lo que es simplemente entretenido o simpático, sino que mantiene los límites de la propia intimidad y sabe respetar la ajena. El cristiano entrenado en esta lucha está bien dispuesto para corresponder a la gracia divina, progresar en la vida interior y el apostolado.


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