Trabajo Noción básica del trabajo y fines ..Trabajo es: "Cualquier acción, acorde con la dignidad de la persona, que responda a un proyecto de eficacia (de alcanzar el proyecto que se procura) y se realice con intención laboral (pone desvelo en su ejecución para que el resultado de la acción sea eficaz)". Naturalmente que esta definición lleva implícito que el trabajo tiene un carácter libre y transeúnte (que es un proceso cuyo fin está fuera de la acción en sí). .Los fines del trabajo del hombre son: Conseguir la perfección del mundo y desarrollar sus talentos para el perfeccionamiento personal. Lograr el propio sostenimiento y colaborar con el de los demás. Originar y fortalecer la solidaridad entre los hombres. { Dimensiones del trabajo en la vida del hombre El t. crea un entramado de relaciones interpersonales y sociales amplísimo. Hasta el extremo de poder afirmar que el trabajo configura la sociedad. Precisamente por esto, en orden a lograr un nuevo orden social, el trabajo adquiere un relieve capital. -Dimensión personal. Dios creó al h. para que, trabajando, perfeccionara al mundo. Se trata de una realidad típicamente humana, inscrita en el h. como vocación propia y natural. El t. distingue al h. radicalmente del resto de los seres existentes. Sólo el h. es capaz de trabajar porque sólo él transforma la naturaleza, en razón de su espiritualidad (inteligencia y voluntad). Desde otra perspectiva superior, el trabajo es una vocación natural del h., que adquiere el carácter de vocación sobrenatural, medio de santificación. Así lo destacó el Beato Josemaría Escrivá, pionero en la espiritualidad del trabajo. -Dimensión social. El ttanajo en cuanto realidad humana no se agota en el hombre. El trabajo construye la sociedad, sirve a la sociedad y está ordenado al bien común, realidad derivada de la naturaleza social del hombre El hombre edifica y mejora la sociedad transformando la naturaleza mediante el trabajo, al tiempo que se perfecciona a sí mismo. El trabajo estructura las diversas relaciones interpersonales. De la triple relación persona-trabajo-sociedad se deducen las correspondientes relaciones de justicia, exigibles coherentemente en favor de cada individuo y ente social y de las que se derivan las consiguientes responsabilidades. -Otras dimensiones. El trabajo es un bien porque es actividad típicamente humana -realizada por el hombre, ser racional, inteligente y libre-, que engrandece al hombre
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Porque se trata de un “acto del hombre”, el reabajo tiene intrínsecamente una naturaleza y trascendencia moral; el trabajo tiene una realidad susceptible de valoración ética. Debe ser expresión de su dignidad espiritual, que se ordena al servicio del hombre. Es un acto de amor y solidaridad del hombre. para con el hombre y la entera sociedad. El trabajo sirve a la familia, determina la vocación natural del hombre constituir una familia. -La riqueza de dimensiones que abarca el trabajo se extienden a toda la persona a sus relaciones con los demás y a la sociedad entera. Cristianismo y trabajo -La dignidad del trabajo del hombre. El cristianismo ha conferido al trabajo humano su verdadera y plena dignidad (no así las concepciones materialistas, que lo consideran como “mercancía”, o medio para la “lucha revolucionaria”), puesto que ha despejado las corruptelas que lo degradaban y su mensaje moral lo ha positivizado hasta conferirle la categoría de “medio de santificación”. Por otra parte, el mensaje de Cristo ha inspirado el trabajo humano como acto de amor entre los hombres, y por medio de él realiza la justicia a través de la solidaridad. w Juan Pablo II: “De conformidad con la dignidad humana y cristiana, todo trabajo honrado, intelectual o manual, debe ser realizado en honor de Dios, y con la mayor perfección posible. Hecho así por humilde e insignificante que parezca, contribuirá al bien del h., a ordenar cristianamente las realidades temporales y a manifestar su dimensión divina”. La Iglesia, con su mensaje quiere humanizar el trabajo humano. -
El espíritu del Opus Dei en relación con el trabajo Desde el primer momento, san Josemaría ha enseñado que el espíritu del Opus Dei viene a subrayar un aspecto del mensaje cristiano que en transcurso de los siglos había quedado olvidado: el hecho de que cualquier trabajo humanamente digno y honesto puede convertirse en tarea divina, es decir, en ámbito para amar y servir a Dios y, por tanto, para santificarse. Esta concepción del trabajo ha influido en el Concilio Vaticano II y particularmente en la nueva visión del laicado (Illanes). -Trabajar no es fruto del pecado, sino parte integrante del proyecto de Dios sobre el hombre y sobre el mundo: "el hombre nace para trabajar, como el ave para volar" (Job V, 7). El pecado original introduce la fatiga y otras connotaciones. w En el espíritu del Opus Dei, todo hombre que quiera seguir la propia naturaleza y perfeccionarse, ya sea en el sentido humano o sobrenatural, debe trabajar. -El trabajo -con ciertas condiciones- es connatural al hombre. -Una característica intrínseca a la naturaleza humana es que a través del trabajo se desarrolla ella misma y desarrolla las relaciones con los demás y con el mundo. -san Josemaría, en esta línea, afirma del trabajo que: es medio de participación en la obra de la creación, y que
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es medio para corredimir con Cristo, ya que ha asumido, con la Redención realizada por Cristo, una connotación nueva en cuanto que ha pasado a ser lo que antes no podía ser: medio para corredimir con Cristo -La santificación del trabajo La expresión con que san Josemaría sintetiza el núcleo de la espiritualidad del Opus Dei se condensa así: Santificar el trabajo, santificarse en el trabajo y santificar a los demás con el trabajo. Santificar el trabajo: -Significa trabajar con la máxima perfección posible, tanto en el plano humano (competencia profesional) como sobrenatural (por amor a la divina voluntad y al servicio de los hombres). Con otras palabras, es divinizar las actividades ocupaciones elevándolas al orden de la gracia, ¿Cómo?: persiguiendo la perfección de la obra en sí y ordenándola Dios y a los hombres. Bien hecho. Como condición indispensable para llegar a la contemplación (al trato en Dios) el mismo trabajo, aun naturalmente considerado, ha de reflejar las perfecciones divinas. Ha de expresar que está hecho con calidad humana, con la mayor perfección humana posible en los aspectos materiales, intelectuales, en las soluciones aportadas, etc. "No presentaréis nada defectuoso, pues no sería digno de El" Por la unión del cristiano con Cristo, el trabajo se convierte en obra de Dios. De este modo, las estructuras de la sociedad pueden ser informadas desde dentro con el espíritu de Cristo. Santificarse en el trabajo: -Significa encontrar a Cristo en el trabajo en cuanto lugar de vida ordinaria y en cuanto materia que se debe santificar de modo inmediato y directo. Santificarse quiere decir dos cosas: Trabajar de un modo éticamente recto, que tenga en consideración la honradez, la lealtad, la justicia y las demás virtudes; y descubrir ese "algo divino" que está en el corazón mismo de la actividad laboral. a) Rectitud de intención o éticamente recto: es necesaria para purificar la voluntad y ser capaces de recibir el amor de Dios: ha de tener rectitud moral, hombría de bien, nobleza, lealtad, justicia. De este modo vuestro trabajo profesional no sólo será recto y santo, sino que, también por este título, será oración. Honestidad: moralmente aceptable, con esmero por obrar bien a pesar de que reporte incomprensiones o menos beneficios, sin escudarse en las corruptelas que otros cometen. Todas las profesiones tienen cuestiones propias de moral profesional. No permanecer en la ignorancia para evitarse complicaciones. Formarse, preguntar a quien tenga criterio. b) Las demás virtudes: Constancia. Acabar: últimas piedras. -Anécdota última piedra en Roma Reciedumbre: resistir ante la adversidad con buen ánimo. Espaldas anchas. Mortificado. Sonreír y evitar traducir las contrariedades hiriendo a los demás. Tenacidad: enfrentarse a la dificultad. Lealtad: cumplir el compromiso adquirido y ser fiel con quienes estamos comprometidos.
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Humildad: saber estar en el lugar y nivel que nos corresponde. No atribuirse los méritos de otros. Aprender de los errores personales. Compañerismo: ayudar y enseñar. Reconocer los méritos de otros. No criticar. Cof. Orden: jerarquizar los asuntos. Importancia y urgencia. Orden de valores: Dios, los demás, nosotros. No tomar el tiempo de Dios y de la familia. c) Convertir el trabajo en oración: Ofrecer el trabajo a Dios antes de empezar. Convertir el trabajo en oración considerando que es el altar donde ofrecemos todo (preocupaciones, afanes, alegrías, servicio a los demás, medios económicos, etc.). Convertir el trabajo en oración. No se expresa por medio de palabras, sino con los hechos y las actitudes que corresponden a la realización de un trabajo hecho de acuerdo con la dignidad de un hijo de Dios. No es decir jaculatorias u oraciones vocales, aunque estas pueden ser incisos en la actividad. Santificar a los demás con el trabajo: -Significa abrir el trabajo a su dimensión interhumana (apostólica). El trabajo bien realizado supone un testimonio activo que se traduce en una ayuda concreta y eficaz a las personas que colaboran o que ven el resultado del trabajo. Tal testimonio, lejos de ser una simple presencia pasiva, comporta una relación de amistad y confidencia por medio de la cual es posible propiciar el encuentro de los colegas de trabajo con Cristo Teniendo sentido fraterno y apostólico en las relaciones profesionales -Apostolado del ejemplo. Prestigio profesional: el que trabaja bien y tiene virtudes humanas arrastra a los demás con naturalidad. -Ocasión para acercar a Dios a los demás empezando por los más próximos. -La dimensión apostólica de la tarea profesional, nos lleva a ejecutar el trabajo con deseos de ganar almas, santificando las relaciones humanas que lleva consigo -El diálogo y la amistad abren el camino para exponer la fe católica y acercar a la vida cristiana.
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{ Trabajo y derechos de los trabajadores El trabajador es persona humana, dotado de unos derechos naturales que por definición son inviolables, irrenunciables e intransferibles. Al hombre del trabajo corresponden, además de los derechos comunes a todos los hombres, otras especificaciones en razón de su función social, de la tarea que realiza. Estos derechos radican en su dignidad de persona humana, no son concesión del Estado. Los derechos de mayor relevancia son los siguientes: w El derecho al trabajo. Es el primero y principal puesto que es deber común de todo hombre y condición necesaria para que se perfeccione en su humanidad. El derecho al t. debe ser entendido como derecho que corresponde a la dignidad del h. Este derecho debe brindar la posibilidad de trabajar en una tarea honesta, con las condiciones de salubridad e higiene requeridas. Por otra parte, el h. no puede sufrir coerción e imposiciones arbitrarias al trabajar: el trabajo es un acto del hombre y, como tal, debe realizarse desde la libertad y la elección personal. w El derecho al salario. El t. no es una mercancía que venda el trabajador, ya que en cuanto acto de la persona humana el salario jamás satisfará su pleno valor. Pero el trabajador tiene derecho a un salario, como condición necesaria para poder desarrollarse como persona inserta en la sociedad. El salario debe ser justo, en razón de la prestación laboral, de necesidades familiares, etc. La sociedad debe valorar más la actividad que presta el trabajador. Él empeña en su realización toda su persona, todas sus capacidades, incluso a veces la salud y la vida. Es justo, pues, que el trabajo sea más valorado -como acto que es de la persona humana- incluso por encima de la aportación de capital (bienes materiales) que aporta el empresario. La inversión económica supone un riesgo, ciertamente, pero en el orden de los valores es más valioso el acto que realiza la persona a través del trabajo. w El derecho de sindicación. Los trabajadores en uso de su derecho natural de asociación constituyen los sindicatos en orden a la promoción y defensa de sus derechos. La tarea propia de los sindicatos comienza y acaba en la esfera de materias que atañen a la persona humana en cuanto trabajador; por tanto, las orientaciones y decisiones políticas pertenecen a otra esfera: en ella actúan los partidos o agrupaciones políticas, de lo contrario estos acabarían desvirtuando la naturaleza y finalidad propia de los sindicatos. La estructuración de un nuevo orden social requiere la existencia de sindicatos libres y autónomos. w Derecho a la huelga. Dada su repercusión social debe entenderse la huelga como una medida extraordinaria, para llevar a cabo las justas reivindicaciones sociales. 5
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El desempleo y el subsidio de desempleo. El desempleo es un fenómeno nuevo, que -por lo menos a corto plazo- no parece que vaya a ser regresivo. Todo lo contrario, la tendencia al desempleo va en aumento. El trabajo es hoy un bien escaso. Sin embargo el h. necesita trabajar para vivir y realizarse como persona. Si el t. es un derecho de toda persona humana, el desempleo es una calamidad, una catástrofe social, que fomenta arrastra el abstencionismo social, la delincuencia, etc. El paro laboral debe ser combatido por la sociedad con todos los medios a su alcance. La solidaridad debe llevar a la lucha contra el paro. El subsidio de desempleo es el medio que tiene la sociedad para ayudar a los que -queriendo trabajar- no tienen trabajo. Esta ayuda es necesaria e imprescindible, pero no ha de ser la principal ni la más importante: la sociedad debe comprometerse eficazmente en la creación de nuevos puestos de trabajo, y en una mejor distribución de los existentes. Por otra parte, el beneficio del subsidio no satisface la necesidad de trabajar que el hombre tiene, de sentirse útil, etc. Derecho de participación: La empresa es el conjunto de factores humanos y materiales que se ordenan a la realización de una actividad productiva, en función de unos determinados fines económicos. La empresa no equivale, por tanto, al capital; más todavía, si algo debe ser primado es precisamente el trabajo humano, aunque sin aquél tampoco sería posible. Por tanto, en la empresa debe haber cauces de participación para todos, tanto de los que aportan capital como de los que contribuyen con su trabajo. La empresa es una comunidad de personas que aportan diversos servicios, pero que se necesitan recíproca y solidariamente. El ideal dista mucho de la realidad. Sin embargo es necesario asumir este compromiso en orden a una “sociedad nueva”. Para ello es condición primera y esencial que en la empresa se valore más la dignidad de la persona humana, en particular de parte del propietario del capital, de modo que se reconozca en el trabajador al hombre y sea valorado como persona (salario digno, espíritu comunitario, corresponabilidad, participación en los beneficios, etc.). A raíz de estos principios, la empresa y la actividad económica deben transformarse en función del bien del hombre, en lugar de orientarse en función del lucro económico. ——————————— "atecismo de Doctrina Social", Juan Luis Cipriani, Libros MC "Doctrina cial de la Iglesia", Pedro J. Lasanta, Libros MC "39 cuestiones doctrinales", AA.VV.Libros MC
"El significado del trabajo en la investigación sociológica actual y el espíritu del Opus Dei". Donati, P. Romana nº22.
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