Un Indicador histórico - Tasa de Divorcio en Costa Rica

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UN INDICADOR HISTÓRICO PARA COSTA RICA Por Orlando Madrigal FamilyLife Costa Rica y Red Nacional de Matrimonio y Familia ACAD 16 de marzo de 2020

En los últimos diez años, hemos venido observando de cerca uno de los indicadores más significativos para la salud de los matrimonios de Costa Rica: La tasa anual de divorcio. Pese a que, históricamente ésta no nos ha dado motivos de celebración, al ser su promedio cercano al 45%, no nos esperábamos que para este 2019 la misma experimentara un pico, por demás histórico, de 62.8% [1]. El análisis de esa cifra debiera pasar del frío cálculo matemático –que ya de por sí dice mucho- a la revisión de las variables que intervienen en ella y de las condiciones propias del entorno de nuestros matrimonios en la línea del tiempo de los datos.

Comportamiento de los matrimonios inscritos La primera variable significativa es, la tendencia a la baja de la intención de casamientos en nuestro país. Así vemos que en el período de 2016 a 2019, la cifra de matrimonios habidos disminuyó en un 25%, pues pasamos de casi treinta mil parejas que se casaron en 2016 a poco más de veintidós mil en 2019. Creemos que esta disminución obedece, en gran medida, a la decisión de las parejas a la no formalización de su estado civil, [1] Boletines Estadísticos del TSE de los años 2010 a 2019

optando por la unión de hecho, situación que les permite vivir con la sensación de poco compromiso y mayor libertad. No obstante esta es una verdad en nuestra sociedad del Siglo XXI, la realidad de muchas de estas parejas de hecho es que experimentan con mayor facilidad los procesos de quiebre de sus relaciones, trayendo con ello los mismos daños colaterales que ocasiona un divorcio entre los cónyuges y sus hijos.

Aumento significativo de los divorcios en el país. El otro elemento a considerar es la tendencia al alza del factor divorcio. Solo en 2019, la cantidad de divorcios inscritos superó en tres mil a su inmediato antecesor, para un 27% de incremento relativo. Vemos entonces como el costarricense ha perdido la sensibilidad de lo que realmente significa el matrimonio y aceptamos, ya no tan pasivamente, ingresar a este estado con una puerta de escape sin saber que esta, en muchísimas ocasiones, no es realmente un escape a un estado mejor.

Amor libre y tolerancia cero Lo que nuestra sociedad ve hoy como amarras que coaccionan nuestro ejercicio soberano de la voluntad individual es realmente un atentado frontal a la institución que sostiene las bases de la sociedad misma. No hemos entendido que las regulaciones que la ley –y el sentido común- han puesto sobre esta preciada relación buscan no solo la preservación de la institucionalidad del matrimonio, sino que en su ADN está la preservación misma de ella como sociedad activa.


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Lo irónico es que hoy en día, tenemos especialistas en arbitrajes, resolución de controversias y negociaciones en muchas áreas de nuestra vida pero en aquellas donde realmente son vitales hacemos caso omiso de manera negligente. Hoy nos da igual si nuestros hijos –o aún nosotros mismos- pasan a conformar familias en la informalidad de una unión de hecho y celebramos como de valientes el que nuestras parejas esgriman sus egoístas pensamientos para dar fin a sus matrimonios. Hemos dejado de lado, esa parte del evangelio que es poder para salvación, no solo del individuo, sino de todo aquello de lo que el Señor prometió redimir[2].

[2] Romanos 1:16

Un reto poco celebrado Ante esta realidad, la iglesia de hoy, tenemos el desafío de no solo instruir a nuestras parejas sobre los principios de Dios para esta valiosa relación, sino que debemos entender que somos llamados a ir más allá de lo que tradicionalmente hemos estado haciendo. Ser intencionales en nuestras acciones para la ayuda, mejoramiento y preservación de nuestros matrimonios ya no debe ser vista como una opción. No debiéramos cuestionarnos el costo o la incomodidad que ello conlleva, el “peligro” de sacar a flote las dificultades que los matrimonios de nuestras congregaciones están atravesando, a fin de hacer actos explícitos que busquen el mejoramiento de sus relaciones.


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Nuestras acciones pastorales deben ir en dirección al rescate de los que están en dificultades y no en la aceptación negligente de decisiones que no han pasado por los tamices apropiados. Hoy más que nunca debemos ocuparnos de educar a las generaciones que vienen para crear anticuerpos y verdaderos blindajes en sus conciencias, para que al decidir ingresar en el honroso estado de matrimonio, lo hagan con conocimiento de causa de que la idea es hacer de su relación, un

compromiso permanente, capaz de dejar bendición a las siguientes generaciones y no morir en el intento. Hoy, como esposos, padres y ministros del evangelio, deberíamos estarnos preguntando ¿Qué puedo hacer para revertir esta situación país? ¿Cuál será el legado que dejaremos a la siguiente generación? Pensemos que de nuestra respuesta, dependerá el futuro del matrimonio en nuestro país y en nuestra propia familia.

Matrimonios y Divorcios en Costa Rica (2010-2019)

Tasa Anual de Divorcio (2010-2019) 75

50

25

0

2019

2018

2017

2016

2015

2014

2013

2012

2011

2010


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