Mensaje por las Fiestas del Nacimiento, Circuncisión y Bautismo de nuestro Señor Jesucristo en la carne
Arzobispo Metropolita Chrysóstomos
Muy queridos Hijos, Hermanos y amigos: Hoy más que nunca es necesario hacerles llegar nuestro saludo y bendición, tras haber vivido un 2020 que ciertamente será inolvidable por esta situación de la pandemia, para los creyentes, más allá del dolor y de las vivencias dolorosas y complejas que nos deja, debemos volver los ojos a Dios, y aceptar esta oportunidad para mejorar y trascender en una vida cristiana ortodoxa auténtica, que nos refuerce y haga de nosotros, personas más y más capaces de llevar una vida que cada día nos prepare a aquella verdadera vida que vendrá solo después de esta. Nuestro mensaje por las Fiestas de la Natividad, Circuncisión y Bautismo del Señor, debe entonces recordarles a todos, que la revelación divina hace entender una realidad que transciende cualquier mente: el amor entre las Personas divinas asombra la mente humana, es la Existencia en eterna sintonía. El Padre, revelando al Hijo en el Espíritu, no hace nada más que revelarse a sí mismo. Por eso se comprende el silencio impresionante del Hijo, el cual sabe que su voluntad es la del Padre. Extrañamente, son pocos quienes afirman que el fin del obrar de Dios Padre, de Dios Hijo y de Dios Espíritu, a lo largo de la historia de la salvación, acontece realmente con su eterna colaboración armoniosa.