Mujeres ordenadas en el cristianismo primitivo

Page 1

Kevin Madigan y Carolyn Osiek (eds.)

Mujeres ordenadas en la lelesia orimitiva


Consejo de redaccion de

a l e t h e ia

Direccion y coordinacion: Carmen Bernabe Ubieta, Universidad de Deusto (Bilbao) Consejo asesor: Elisa Estevez Lopez, Universidad Pontificia de Comillas (Madrid) Marta Lopez Alonso, Instituto Superior de Ciencias Morales (Madrid) Aurora Salvatierra Ossorio, Universidad de Granada Carme Soto Varela, Madrid Marta Zubia Guinea, Universidad de Deusto (Bilbao)


Mujeres ordenadas en la Iglesia primitiva Una historia docum entada

K EV IN M A D IG A N y C A R O LYN O SIE K (eds.)

e v c t


Editorial V erb o D iv in o A ve n id a de Pam plona, 41 312 00 Estella (N avarra), Espana Telefono: 948 55 65 11 Fax: 948 55 45 06 Internet: http://w w w .verbodivino.es E-mail: evd @ ve rb o d ivin o .e s

T itu lo orig in al: O rd a in e d W o m en in th e E a rly C h u rch . A D o c u m e n ta ry H isto ry T rad u ccio n : Teresa Aristegui A g uirre

D ise h o de c o le c c io n : Francesc S a la

Š 2 0 0 5 The Johns H op kins U n iversity Press. A ll rights reserved. Published by arrangem ent w ith The Johns H op kins U n iversity Press, Baltim ore, M arylan d . Š Editorial Verbo D ivin o , 2006. Im presion: G ra fica s Lizarra, V illatu erta (N avarra). D e p o sito Legal: N A . 2.769-2006 IS B N 84-8169-375-8 - 978-84-8169-375-1 Im preso en Espana - P rin te d in S pa in


i' n d ice 7 Presentation de la edition espanola 9 Prologo 13 Abreviaturas de lasjuentes 17 Capltulo 1 INTRODUCCI0N 31 Capltulo 2 TEXTOS DEL NUEVO TESTAMENTO Y SUS COMENTARISTAS PATRISTICOS 33 Romanos 16,1-2 42 1 Timoteo 3,8-11 46 1 Timoteo 5,3-13 51 Capltulo 3 MUJERES DlACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS, REFERENCIAS LITERAR1AS, INSCRIPCIONES 52 Textos literarios 116 Inscripciones 161 Capltulo 4 MUJERES DlACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: CANONES Y COMENTARIOS SOBRE LA PRACTICA ECLESlASTICA 162 Didascalia de los Apostoles y Constitutiones Apostolicas 176 Otras fuentes previas al siglo VI en orden cronologico 188 Justiniano, Novellae 199 Capltulo 5 MUJERES DlACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS POSTERIORES 209 Capltulo 6 MUJERES DlACONOS EN LA IGLESIA OCCIDENTAL 209 Textos literarios


212 Inscripciones 215 Canones y comentarios sobre la practica eclesiastica 221

Capitulo 7 MUJERES DIACONOS: TESTAMENTUM DOMINI NOSTRI JESU CHRISTI YTEXTOS RELACIONADOS

239 Capitulo 8 MUJERES PRESBiTEROS 239 En oriente 239 Textos literarios, canonicos y leyendas 248 Inscripciones 251 En occidente 251 Esposas de clerigos 255 Tres norteafricanos contra las mujeres presbiteros 270 Canones y cartas episcopales 286 Inscripciones 297 Capitulo 9 CONCLUSION 303 303 305 306 308

Apendices

A. Ubicacion de las inscripciones de las diaconos B. Ubicacion de las diaconos en las fuentes literarias C. Ubicacion de las presbiteros D. Parentescos de las mujeres identificados en las inscripciones

309 Indice de nombres antiguos 314 Indice de diaconisas, presbitemsy episkopas 317 Indice de autores contemporaneos


P R E S E N T A C I0 N D E LA E D I C I 0 N E S p A N O L A

E

stamos muy complacidos de presentar este estudio al publico his panohablante, gracias al interes de Carmen Bernabe y la editorial Verbo Divino. Otros han hecho gran parte del trabajo preliminar sobre el que nosotros hemos construido, cspecialm ente Ute Eisen y Giorgio Otranto, a quienes agradecemos su dedication. Gracias a su cuidadosa investigation, nos ha sido posible avanzar y ampliar la panoramica para realizar la presente obra. Esperamos que ustedes gocen leyendo este libro tanto como no足 sotros hemos disfrutado trabajando en el. Kevin Madigany Carolyn Osiek

11 de octubre de 2006



pRO LO CjO

E

n la siguiente recopilacion creemos haber incluido todos los testi­ monies conocidos sobre mujeres diaconos y presbiteros, al menos en el mundo grecolatino. Los testimonios existentes aparecen publicados en muchas fuentes; algunas son accesibles para el publico en gene­ ral, y otras, sin embargo, han sido publicadas en informes antiguos y oscuros. Un numero considerable no han sido traducidos de sus lenguas originales. Las fuentes son muy diversas e incluyen ordenaciones eclesiasticas, decretos conciliares, inscripciones funerarias y dedicatorias, cartas, biografias y otro material literario. En aquellas ocasiones en las que somos conscientes de que un mismo texto aparece en mul­ tiples publicaciones, ofrecemos todas las referencias que conocemos, pero no hemos tratado de registrar todos los lugares en los que una misma inscription aparece publicada. Lo que nos ha sorprendido ha sido la gran information existente acerca de mujeres diaconos, especialmente en testimonios epigraficos funerarios. Muchos de estos tes­ timonios aparecen recopilados aqui por primera vez. Kevin Madigan es el maximo responsable de las entradas latinas y Carolyn Osiek de las griegas y del material complementario, aunque los dos hemos leido todas las entradas. Todas las traducciones son ori­ ginales. Ninguno de los dos somos expertos en siriaco cristiano, y como esta coleccion contiene unos pocos textos e inscripciones siriacos, traducidos por otros como hemos mencionado in situ, no alegamos haber presentado una coleccion exhaustiva en este campo. Si hemos pasado por alto algun testimonio, nos alegraria recibir los ejemplos adicionales que los lectores pudieran conocer.


Este proyecto comenzo hace varios anos cuando impartimos conjuntamente un curso sobre «La mujer en la Iglesia primitiva» en la Catholic Theological Union de Chicago. A pesar de que ya se habian hecho varios estudios exhaustivos sobre el oficio eclesial de la mujer en los primeros anos del cristianismo, caimos en la cuenta de que nadie habia tratado de recopilar todos los testimonios. Hoy en dia Kevin trabaja en la Harvard Divinity School de Massachusetts y Carolyn en la Brite Divinity School de Texas. No obstante, desde la distancia hemos culminado este proyecto comun. Esta ha sido una labor agradable e incluso placentera a medida que ibamos examinando minuciosamente los textos y disfrutando de los nuevos descubrimientos, especialmente aquellas reminiscencias personales mostradas en inscripciones funerarias de mujeres reales que raramente son conocidas por el publico en general. Este libro lo dedicamos con nuestros mayores respetos a todas las mujeres diaconos y presbiteros que prestaron sus servicios a sus comunidades eclesiales y a todas aquellas que intentan hacer lo mismo hoy en dia. Damos las gracias a todos aquellos que nos han ayudado con el material siriaco, cuya labor la reconocemos in situ. Agradecemos a Giorgio Otranto, de la Universidad de Bari, ya que fue el quien, en su investigacion sobre las mujeres presbiteros de 1982, recopilo las fuentes e hizo la mayor parte del trabajo preliminar en este campo. Fue el quien gentilmente nos proporciono la ilustracion de la inscripcion de Flavia Vitalia. El reciente libro de Ute Eisen ha supuesto un trabajo de investigacion decisivo para esta recopilacion. Ademas, Kevin Madigan querria dar las gracias a su ayudante de investigacion, Andrew MacCarron, y a su asistente administrativo, Eric Unverzagt. Carolyn Osiek agradece a Laurie Brink, de la biblioteca de la Universidad de Chicago, su gran ayuda a lo largo de todo el proceso. Asimismo, que­ rria dar las gracias a su entonces ayudante de administration en la Brite Divinity School, Kim Bell, por su incalculable ayuda en la prepa­ ration de la version electronica, asi como a su ayudante de investiga­ cion, Nancy Smith, por las referencias de ultima hora y los mapas. Su mas sincero agradecimiento, no obstante, es para J. J. Leese, quien


anos atras, y con objeto de aprender sobre la mujer en la Iglesia primitiva, se ofrecio de manera voluntaria a ayudarle en la investigation. Aprendio mucho reuniendo los primeros textos y haciendo las traducciones preliminares para este proyecto.



A B R E V IA T U R A S D E LAS f U E N T E S

AASS Acta Sanctorum, J. Bollandus et al. (eds.), Victorem Palme, Paris 1863-

ACW Ancient Christian Writers, Newman Bookshop, Westminster, MD, 1946AE L’Annee Epigraphique, Presses Universitaires de France, Paris 1888BCH

Bulletin de Correspondance Hellenique

BE

Bulletin Epigraphique

CA

Constituciones Apostolicas. Didascalia et Constitutiones Apostolorum, F. X. Funk (ed.), 2 vols., F. Schoeningh, Paderborn 1905 Corpus Christianorum, Series Latina, Brepols,Turnhout 1953Corpus lnscriptionum Graecarum, August Boeckh (ed.), G. Olms, Hildesheim 1977 Corpus lnscriptionum Latinarum, Deutsche Akademie der Wissenschaften zu Berlin (ed.), G. Reinerum, Berlin 1862-

CCL CIG C1L

CSEL Corpus Scriptorum Ecclesiasticorum Latinorum DA

Didascalia Apostolorum, F. X. Funk (ed.), 2 vols., F. Schoeningh, Pader­

born 1905 DACE Dictionnaire d’archeologie chretienne et de liturgie, 15 vols., Paris 1907-

1953 Epigraphica Graeco IV, Margherita Guarducci (ed.), Istituto Poligrafico dello Stato, Libreria dello Stato, Roma 1978 Fisen, Women Officeholders: Eisen, Ute, Women Officeholders in Early Christia­ nity: Epigraphical and Literary Studies, Liturgical Press, Collegeville 2000.Traduccion de Amstragerinnen imfriihen Christentum. Epigraphische und literarische Studien, Vandenhoeck & Ruprecht, Gotinga 1996

EG


Elm, Virgins of God: Elm, Susannah, Virgins ofGod:The Making oj Asceticism in Late Antiquity, Oxford University Press, NuevaYork 1994 Feissel, Recueil: Feissel, Denis, Recueil des inscriptions chretiennes de Macedoine du Ilf au VI‘ siecle. BCH Supplement 8, Depositaire, Diffusion de Boccard, Paris 1983 Funk, Didascalia: Funk, Francis Xavier (ed.), Didascalia et Constitutiones Apostolorum, 2 vols., F. Schoeningh, Paderborn 190S GCS Griechischen Christlichen Schrijtsteller, J. C. Hinrichs, Leipzig - De Gruyter, Berlin 1879GRBS Greek, Roman, and Byzantine Studies Gregoire, Recueil: Gregoire, FI. (ed.), Recueil des Inscriptions Grecques-Chretiennes d’Asie Mineure,A. M. Flakkert, Amsterdam 1968 Gryson, Ministry of Women: Gryson, Roger, The Ministry of Women in the Early Church, Liturgical Press, Collegeville 1976.Traduccion de Le ministere desfemmes dans l ’Eglise ancienne, Recherches et syntheses, Section

d’histoire 4, J. Duculot, Gembloux 1972. HermasVis.: Pastor de Hermas, Visiones IG Inscriptiones Graecae, De Gruyter, Berlin 19811LCV Inscriptiones Latinae ChristianaeVeteres, E. Diehl et al. (eds.), Wiedmann, Berlin 1925-1985 JECS Journal of Early Christian Studies JFSR Journal of Feminist Studies in Religion JTS Journal i f Theological Studies Kraemer, Women’s Religions: Kraemer, Ross S. (ed.), Women’s Religions in the Greco-RomanWorld:A Sourcebook, Oxford University Press, Oxford 2004 Lampe, Lexicon: Lampe, G. W. (ed.), A Patristic Greek Lexicon, Clarendon,

LCL

Oxford 1961 Loeb Classical Library

The Lausiac History of Palladius, J. Armitage Robinson (ed.), Texts and Studies 6,2, Cambridge University Press, Cambridge 1904 MAMA Monumenta Asiae Minoris Antiqua, 8 vols., American Society for Archeological Research, Manchester University Press, 1928-62 Mansi, Sacrorum conciliorum: Sacrorum conciliorum nova et amplissima collectio, editio novissima, G. D. Mansi (ed.), H. Welter, Paris 1901-1927 LH


Martimort, Deaconesses: Martimort, Aime George. Deaconesses: An Historical Study, Ignatius Press, San Franciscol986.Traducci0n de Les Diaconesses. Essai Historique, Edizioni Liturgiche, Roma 1982 Mayer, Monumenta: Monumenta de viduis diaconissis virginibusque tractantia, Jose­ phine Mayer (ed.), Florilegium Patristicum 42, Peter Hanstein, Bonn 1938 MDAI Mitteilungen des deutschen archaologischen lnstituts,AthenischeAbteilung

Meimaris, Sacred Names: Meimaris, Yiannis E., Sacred Names, Saints, Martyrs and Church Officials in the Greek Inscriptions and Papyri pertaining to the Christian Church of Palestine, MEAETHMATA 2, National Hellenic

Research Foundation, Centre for Greek and Roman Antiquity, Atenas 1986 MGH Monumenta Germaniae Historica, G. H. Pertz et al. (eds.), Impensis Bibliopolii aulici Hahniani et al., Hannover 1826New Docs: New Documents Illustrating Early Christianity, G. H. R. Horsley (ed.), Ancient History Documentary Research Centre, Macquarie Univer­ sity 1981 Otranto/Rossi, «Priesthood»: Rossi, Mary Ann, «Priesthood, Precedent, and Prejudice: On Recovering the Women Priests of Early Christia­ nity», JFSR7:1 (1991) 73-94. Traduccion e introduccion de Georgio Otranto, «Note sul sacerdozio femminile nell’antichita in margine a una testimonianza di Gelasio I», Vetera Christianorum 19 (1982) 341 360 PG Patrologia Graeca, J.-P. Migne (ed.), Migne, Paris 1857-1866 PL Patrologia Latina, J.-P. Migne et al. (eds.), Garnieri Fratres, Paris 1844-1891 PNPN Padres nicenos y postnicenos PO Patrologia Orientalis PW Real-Encyclopddie des klassischen Altertumswissenschaft, A. Pauly, G. Wissowa,W Kroll (eds.), J. B. Metzler, Sttutgart 1894-1972 Rahmani: Testamentum Domini, I. Ephraem II Rahmani (ed.), F. Kirchheim, Maguncia 1899 RB

Revue Biblique

R(f

Romische Quartalschaft


SC

Sources chretiennes, Editions du Cerf, Paris 1941-

SEG

Supplementum Epigraphicum Graecum, J. J. Hondius et al. (eds.), A. W.

SIG

Sylloge Inscriptionum Graecarum, Wilhelm Dittenberger (ed.), 4 vols.,

Sijthoff, Lyon 1923S. Hirzel, Leipzig 1915-1924 Swete, In Epistolas: In Epistolas Beati Pauli commentarii:The Latin Version with Greek Fragments, Η. B. Swete (ed.), 2 vols. (Gregg, Farnborough 1969) TA Hipolito, La tradicion apostolica TAM Tituli Asiae Minoris TD Testamentum Domini

TS TU

Texts and Studies lexte und Untersuchungen

ZPE

Zeitschriftfir Papyrologie und Epigraphik


IN T R O D U C T IO N 1

A

pesar de que recientemente se han llevado a cabo muchos estudios sobre el oficio de la mujer en la Iglesia, nadie ha tratado de recopilar todos los testimonios, tanto literarios como epigraficos. Este es el objetivo del presente volumen. Amplia y complementa la coleccion de textos literarios de Josephine Mayer, los exhaustivos estudios de Gryson y Martimort, y las colecciones de inscripciones parciales que se mencionan o se tratan en los trabajos de Susannah Elm, Giorgio Otranto y Ute Eisen. De esta manera, se pretende que este volumen sea una fuente exhaustiva de todos los testimonios textuales —literarios, canonicos y epigraficos—del mundo grecolatino asi como de parte del material procedente de las Iglesias orientales, que mantuvieron relation con el mundo citado. El presente volumen proporciona al lector interesado no versado en las lenguas originales todos los testimonios de las mujeres con titulos y funciones reconocidas como oficios eclesiales. La mayoria de los testimonios provienen de textos y colecciones epigraficas accesibles en bibliotecas especializadas teologicas y clasicas. Todo lector que desee consultar los textos originales los encontrara lacilmente alii. Otros testimonios, sin embargo, provienen de publicaciones muy antiguas y cripticas, de dificil acceso excepto para los expertos. En esos casos, proporcionamos el texto original en una nota. I o mismo sucede con las inscripciones latinas clave de los presblteros, .unique aparecen publicadas en el Corpus Inscriptionum Latinarum (CIL). Puesto que los textos y contextos dejan claro que el papel de los profetas y el orden de las virgenes no eran considerados como oficios eclesiales y estaban fuera de la ordenacion, no se incluyen aqui. En la


A LE T H E IA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

18 mayoria de los casos, lo mismo se aplica a las viudas. Pero encontramos algunas excepciones: unos pocos textos sobre viudas insimian que estaban ordenadas y /o que eran miembros de unas iglesias especificas. En otros pocos casos, se les confunde con diaconisas. Solo hemos incluido estos textos sobre viudas. La fecha limite es el ano 600 d.C., aunque hemos incluido algunos documentos clave posteriores a ese ano, ya que ayudan en la interpretation de textos anteriores. Se incluyen, por ejemplo, comentaristas tardios como Atto deVercelli, que da por sentado que existieron mujeres diaconos o presbiteros en fechas mas tempranas, aunque el no tenga constancia de ninguna en la iglesia occidental de su tiempo. Los estudios diacronicos anteriores de Gryson y M artimort demuestran que la institution del diaconado de las mujeres siguio existiendo y se desarrollo muchos siglos despues del ano 600, mas extensamente en oriente, pero tambien hasta cierto punto en occidente. Desafortunadamcntc, una dc las inscripciones diaconales occidentales mas deliciosa y sugerente ha resultado ser una falsification. Se publico por primera vez en 1749 y Henri Leclercq seguia creyendo que era autentica en 19201.

Estudios p revios El estudio sobre el ministerio de las mujeres en la Iglesia primitiva no es nuevo. Hay muchos estudios importantes y minuciosos publicados en el siglo XX y antes incluso, concretamente sobre mujeres diaco-1 1Vease Martimort,

D ea co n esse s,

220. Este es

C IL

5,180:

DACIANA DIACONISSA QUE V AN XXXXV

M III ET FUIT F PALMATI C O S ET SO R O R VICTORINI PRESBRI ET MULTA PROPHETAVIT CUM FLACCA ALUMNA v A XV DEP IN PACE III ID AUG [La diaconisa Daciana, que vivio 45 anos y 3 meses, e hija de Palmacio, consul, y hermana de Victorino, presbitero, y profetizo mucho con Flaca, nina adoptiva que vivio 15 anos. Sepultada en paz, agosto 13]. Publicado por primera vez por Francesco Scipione Maffei, en M u s e u m V e ro n e n se h o c e s t A n t i q u a r u m I n s c r i p t i o n u m a t q u e A n a g l y p h o r u m C o lle c t io c u i T a u r in e n s is a d j u n g i t u r e t V in d o b o n e n s is , Seminary Press, Verona 1749, p. 179; incluido como autentico por Henri Leclercq en ÂŤDiaconessesÂť, D A C L 4 (1920) 733. Palmacio es descopocido en las listas consulares, pero aparece en las tardias A c t a s d e C a li x t o ( A A S S 54, pp. 439-441, 14 de octubre).


nos2. La coleccion mas temprana de textos, Monumenta de Mayer en 1938, comienza con el Nuevo Testamento y se extiende hasta la Edad Media, reuniendo textos literarios, historicos, canonicos y legales en griego, latin y traducciones latinas de algunos textos siriacos. No incluye ninguna inscripcion. La coleccion es muy exhaustiva con los textos legales, no asi con el resto, pero no ofrece ninguna definition del oficio o analisis del material y no hace distincion de oficios en organizaciones reconocidas, por lo que incluye a las virgenes y viudas consagradas junto con las mujeres diaconos. En este aspscto, es util dado que la coleccion es completa, pero quiza lo hubiera ado mas si Mayer hubiera incluido titulos como profeta o maestro, como hizo Eisen. Roger Gryson, respaldandose en testimonios epigraficos, ofrece cn su obra Ministry of Women un estudio interpretativo exhaustivo de textos literarios y canonicos. Comenzo, con la ayudade un estudiante del seminario, a recopilar una coleccion completa de inscripciones pero abandono su labor antes de acabarlah Georges Martimort, en su obra Deaconesses, llevo a cabo el estudio mas exhaustivo exclusivamente sobre las mujeres diaconos, pero el tampoco pretende recopilar todas las fuentes. Virgins of God, de Susannah Elm, trata sobre el desarrollo del ascetismo de las mujeres en el contexto mas amplio del movimiento ascetico, pero contiene discusiones muy buenas y algunas referencias epigraficas provechosas sobre las mujeres diaconos4. El pioih t o articulo de Giorgio Otranto acerca de las mujeres presbiteros en occidente (Otranto/Rossi, «Priesthood») recopila y trata sobre todas Lis inscripciones conocidas de mujeres presbiteros que pueden ser mterpretadas como referidas a oficios eclesiasticos. Por ultimo, el ieciente y magnifico libro de Ute Eisen, Women Officeholders, reune la

’ Vt'asc, por ejemplo, Henri Leclercq, «Diaconesses», D A C E 4 (1920)725-33 y Adolf KalsI»·»« li, D i e a l t k i r c h l i c h e E i n r i c h t u n g d e r D i a k o n i s s e n b i s z u ih r e m E r l o s c h t n (Herder, Friburgo I 926). Para una bibliografia de los estudios mas importantes vease Gryson, M i n i s t r y o j W om en, 121-123. Las extensas bibliografias de Eisen no incluyen ningina coleccion especiIha sobre este tema. ‘ Vr.ise su n otal58,p p. 153-54. ’ Vr.ise su discusion en, V irg in s o f G o d , 170-183.

il.V

INTRODUCCI0N


A L E T H E IA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

20

mas amplia, pero aiin incompleta, coleccion hasta la fecha de inscripciones. Sin embargo, y dado el amplio ambito de su estudio, algunos de esos testimonios aparecen resum idos. Su coleccion es mucho menos minuciosa con las fuentes literarias. Con objeto de tratar mas detalladamente los oficios especificos de los diaconos y presbiteros, no hemos intentado abarcar los asuntos mas complejos sobre los apostoles, profetas, maestros y obispos, como hace Eisen.

Suposiciones falsas Examinando los testimonios hemos encontrado varias suposicio足 nes que resultan ser falsas. La primera de esas falsas suposiciones es la de que nunca hubo mujeres con oficios eclesiasticos en occidente. A pesar de que es en oriente donde claramente se da una preponderancia de testimonios de mujeres diaconos, occidente no carece de ellos, siendo normalmente prohibiciones conciliares, presumiblemente promulgadas para controlar o suprimir la practica existente. Existen inscripciones en occidente, aunque son mucho menos habituales que en oriente. Muchos de estos testimonios se pasan por alto normalmente y se deben tomar en serio. En especial Otranto y Eisen han llevado parte de este material a primer piano. Uno de los factores mas intri足 gantes es que los testimonios de mujeres presbiteros son mas comunes en occidente que en oriente. La segunda falsa suposicion es que el titulo de diaconisa sustituyo al de mujer diacono a finales del siglo III. A pesar de que los testimo足 nios sobre la funcion de esas mujeres son poco precisos, el titulo de diakonos para las mujeres existe durante el siglo VI. Este es un tema que se tratara mas extensamente mas adelante. La tercera falsa suposicion es que todas las mujeres con oficios eclesiasticos eran celibes, bien virgenes o viudas. Una vez mas, la mayoria de los testimonios canonicos, literarios y epigraficos insinuan esto y muchas de estas mujeres fueron enterradas solas en sus tumbas (Atanasia en Delfos yTetradia enTesalia amenazaron con imponer un castigo escatologico a cualquiera si no se les mantenia solas en sus


INTRODUCCI0N

tumbas) o algunas de ellas junto con otras ascetas (Posidonia,Teodosia). Otras muchas fueron enterradas en agrupaciones familiares que no dicen nada respecto al estado civil de la mujer con oficio eclesiastico. Sin embargo, hay excepciones y ambigiiedades. Parece que en algun tiempo y lugar esta no era una norma que se cumplia tan a rajatabla. Muchas de ellas tuvieron hijos que arm vivian, pero podrian haberse ordenado siendo viudas. Unas pocas enterraron a sus esposos, como es el caso de Basilissa, Domna o Eistrategis, y nos preguntamos si pudieron haberse ordenado en tan poco tiempo tras la muerte de sus maridos, aunque siempre puede ser que el monumento se instalara anos mas tarde. Agathe de Filipo podria haber estado casada cuando fallecio. Leta, la presbitero de Calabria, lo estaba; de hecho, fue su marido quien la conmemoro. Dada la tendencia general de que hombres mayores se casaran con mujeres mas jovenes, son mas frecuentes las viudas que los viudos en ese tipo de poblaciones funebres. A pesar de que en muchos casos se requeria que la mujer fuera virgen o viuda para su ordenacion diaconal, no se puede suponer que algunos de cstos estatus fueran requeridos en todos los lugares y en todas las ocasiones. La cuarta falsa suposicion es que para los siglos V y VI el titulo de diaconisa solo se expedia a las superioras en la vida monastica. Otra vez mas, a pesar de que si es cierto que muchas de las que eran supe足 rioras de los conventos en este tiempo poseian el titulo de diaconisa, no todas lo tenian. A veces habia en las comunidades, al parecer, diatonisas que no eran superioras (p. ej. Lampadion en el monasterio de Macrina, o Elisantia, Martiria y Paladia en el monasterio de Olim足 pia), y muchas diaconisas en estos siglos no pertenecian a comunidadrs monasticas, como por ejemplo aquellas que ejercian el ministerio en la gran Iglesia de Hagia Sofia bajo el reinado de Justiniano y aque足 llas conmemoradas por sus hijos y hermanos. Es mas, muchas mujei es diaconos estaban enterradas dentro de sistemas familiares, como evidencian sus tumbas en los sepulcros familiares (vease el apendice I sobre los parentescos de las diaconos). Eisen observo que ninguna de las conmemoraciones de Palestina indicaba relacion familiar

<


A LET H EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

22 alguna!. El caso de Palestina es quiza demasiado insignificante, pero la razon de esta ausencia podria haber sido tambien el caracter ascetico de la iglesia alii, que fue para finales del siglo IV un centro monastico muy importante. La mayoria de las relaciones familiares conocidas de mujeres diaconos se encuentran en Asia Menor Central, pero esta es tambien la zona de donde provienen la mayoria de las inscripciones. Tampoco fue conocida como un centro importante de vida monastica, como si lo fueron Palestina y Egipto, por ejemplo. Henri Leclercq indico en su articulo DACL de 1920 que el diaconado de mujeres derivo del orden de las viudas567.Despues de incluir a las diaconisas entre aquellas que tenian ordenacion (cheirotonia) y una posicion privilegiada en el clero, Leclercq equipara su ordenacion a una bendicion, porque no compartian el papel sacramental de los dia足 conos. Mientras se discute la naturaleza de su ordenacion, esta tam足 bien claro que las viudas siguieron existiendo en la iglesia como un grupo diferenciado al mismo tiempo que el orden de las mujeres dia足 conisas estaba floreciendo. Asimismo, Elm supone que para el siglo V el papel de las diaconisas ya subsumia (incluia) el de las viudas y de las virgenes, y que era sinonimo de abadesas de un monasteriobTodos los testimonies demuestran que estas dos suposiciones son incorrectas.

Problem as m eto d o lo gico s Hay varios problemas metodologicos que han de considerarse. El primero de ellos es que la referencia a Febe como diakonos en Rom 16,1 nos advierte de que, independientemente de la funcion de un diakonos en la Iglesia paulina del siglo I, en los primeros anos cualquier referencia a diakonoi como grupo no se ha de referir necesariamente solo a hombres. No hemos recopilado todas las menciones que se hacen a los diaconos donde esto pudiera ser el caso, como es el caso en

5 Women Officeholders, 162. 6Vease nota 1. 7 Virgins of God, 180-182.


Flp 1,1 o las Cartas de Ignacio, pero tenemos que tener presente esta ambiguedad. Es solo en el siglo III, con el florecimiento del diaconado expresamente de mujeres, cuando es mas probable que el termino diakonos se refiera exclusivamente a hombres, e incluso mas adelante el titulo se sigue usando para referirse a las mujeres. El segundo problema es la tendencia por parte de algunos escritores modernos a suponer que todos los personajes femeninos importantes de la Iglesia primitiva eran diaconos, a pesar de no haber una mencion especifica de su ordenacion. Esto es especialmente cierto en personajes asceticos significativos como Paula, las dos Melanias o Macrina8. Ninguno de sus biografos hace referenda a tal ordenacion. Hemos omitido estas referencias debido a la ausencia de pruebas firmes que no se basan en suposiciones posteriores. El tercero y mas importante problema metodologico es, por un lado, la posible discrepancia entre el concepto antiguo y moderno de ministerio ordenado y de clerigo, y, por el otro, las variaciones cronoIogicas y geograficas. Se han de hacer algunas distinciones que normalmente son ignoradas por historiadores y comentaristas modernos. Es necesario tener presente las diferencias entre tres aspectos del liderazgo eclesiastico que afectaba a las mujeres: ordenacion, pertenencia al clero y estatus de un grupo especial. En ocasiones estas tres designadones se solapan, pero normalmente no sucede asi. Las viudas deTertuliano de Cartago, por ejemplo, por lo visto no estaban ordenadas, aunque parece que se les consideraba miembros del clero, ya que se sentaban junto con los presbiteros en asambleas formales y acudian con ellos a las audencias disciplinarias. Las viudas y presbiteras del Testnmentum Domini probablemente no estaban ordenadas tampoco, aun­ que jugaban un papel importante en las asambleas litiirgicas. En algunas ocasiones no hay duda de que las diaconisas estuvieran ordenadas (DA, CA), aunque no tuvieran una funcion sacramental en el altar. Pero

Por ejemplo, Kyriaki Karidoyanes Fitzgerald, «The Characteristic and Nature of The < )rder of the Deaconess», en Thomas Hopko (ed.), Women and the Priesthood, St. Vladimir’s Seminary Press, Crestwood, NY, 1983, pp. 75-95.

A LET H EIA

INTRODUCCI0N


AL

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

los comentaristas facilmente asumen su ausencia en el altar como carencia de toda funcion liturgica, sin hacer distincion alguna entre lo liturgico y lo sacramental. Occidente, que, excepto en las tradiciones monasticas, esta muy empobrecido liturgicamente, con su fijacion en el Sacramento y en la predication, puede olvidar con facilidad que la recitation del Oficio Divino es un componente esencial de la liturgia. Hay abundantes testimonios que demuestran que las mujeres diaconos ejercian liderazgo en esta funcion, y de hecho, como documenta Otranto, tambien existen testimonios sugerentes de mujeres presbiteros que parecen haber ejercido el ministerio en el altar, incluso en oriente.

^O rdenacion sacram ental? La cuestion de si la ordenacion de mujeres diaconos estaba considerada como «sacramental» esta llena de problemas de interpretation anacronica. Martimort duda de la naturaleza sacramental de la orde­ nacion de las mujeres hasta en las Constituciones Apostolicas. Gryson la acepta sobre la base de la secuencia de los ritos de ordenacion: secuencia en la que las diaconisas se encuentran entre los diaconos y subdiaconos y lectores, entendiendo estos dos liltimos como ordenaciones verdaderas. Martimort hace todo lo posible para hacer encajar los tes­ timonios antiguos en «los conceptos de la teologia moderna», mientras que Gryson quiere ver los testimonios antiguos en terminos propios9. Un autor expuso que cheirotonia era el termino general para nombramiento y que cheirothesia tenia un significado mas especifico para ordenacion sacramental10. Otro experto, sin embargo, argumenta todo lo contrario: es decir, que cheirotonia quiere decir ordenacion mediante la imposition de manos, reservado solo para los obispos, 9 La discusion se expone en un apcndice de Gryson, en Ministry of Women, 115-120 y 156, nn. 1-2, en respuesta a la recension de Martimort a la edicion francesa del libro de Gryson. 10 C. H. Turner, «Cheirotonia, cheirothesia, eipthesis cheiron (and the Accompanying Verbs)», JTS 24(1922/23) 496-504.


presbiteros, diaconos v diaconisas, mientras que las ordenes inferiores recibian solo una bendicion o reconocimiento". Gary Macy ha most rado que bien entrado el siglo XII la terminologia de la ordenacion en la Iglesia latina no era tan precisa y que las diaconisas y abadesas se consideraban igual de ordenadas que el clero masculino incluso en occidente. Se esperaba que las abadesas desarrollaran ciertas funciones sacramentales, como por ejemplo predicar y escuchar las confesiones de sus monjas12. No hay duda de que en algun tiempo y lugar la ordenacion de las inujeres diaconos se consideraba sacramental, a pesar de que no tuvieran exactamente las mismas funciones que los diaconos varones. La Sociedad de Derecho Canonico de America llego a esa conclusion en 1995 e hizo propuestas para la reintroduccion contemporanea de esta ordenacion13. En contraste, el documento sobre el diaconado de la t'omision Teologica Internacional delVaticano de 2002 reconoce que en un tiempo las diaconisas eran miembros del clero, pero hace hincapie en las diferencias entre su ordenacion y la de los hombres, absteniendose ademas de juzgar el caracter sacramental de la misma14. Entonces, ;cual era la labor de las diaconisas? Una vez se hubo desarrollado la identidad del estado clerical, es decir, para principios del siglo III, queda bastante claro que las mujeres ordenadas o del clero habitualmente no tenian las mismas funciones que sus homologos varones. Las funciones de las mujeres diaconos como un ministerio especial para las mujeres se describen brevemente en Didascalia y de manera mas extensa en las Constituciones Apostolicas, que dependen de ella. Estas funciones son la asistencia al bautismo de

Cipriano Vagaggini, «L ’ordinazione delle diaconesse nella tradizione greca e bizantina», 40 (1974) 146-189. ' Gary Macy, «The Ordination of Women in the Early Middle Ages», T h e o l o g i c a l S t u d i e s 61 (2000) 481-507. I h e C a n o n i c a l I m p l i c a t i o n s o f O r d a i n i n g W o m e n t o t h e P e r m a n e n t D i a c o n a t e , informe de un ( omite a d h o c de Derecho Canonico de America presentado en el LVII Encuentro Anual, ( anon Law Society of America, Washington, DC, 1995. " l^ iia e s tio n e s d e D i a c o n a t u , Comision Teologica Internacional, julio de 2002. ( h i e n t a l i a C h r is t i a n a p e r i o d i c a

A LET H EIA

INTRODUCCI0N


A LET H EIA

MUJERES ORDENADAS ΕΝ LA IGLESIA PRIMITIVA

26

mujercs, que incluye la uncion del cuerpo de la mujer bautizada, visitas pastorales y ensefianza religiosa con mujeres, acogida y mantenimiento del orden entre las mujeres en una asamblea, y viajes y repre­ sentation autorizada de la iglesia. Ellas eran el vinculo entre las mujeres y el obispo, y acompanaban a las mujeres que lo visitaban Pero estas descripciones canonicas no explican todas las referencias textuales, como por ejemplo la funcion de la diaconisa Lampadion en la obra Vida de Macrina, de Gregorio de Nisa, que sin duda fue una especie de lider pero no la superiora de la comunidad monastica (titulo reservado a Macrina); o la referenda que se hace en Novellae 6,6, de Justiniano, a la aparente participation de hombres y mujeres en ritos sagrados (aporretoi, sebasmiotata mysteria) y en la administration del bautismo (y no en la asistencia a ellos). Un estudio mas exhaustivo de algunas de las fuentes literarias desarrolla mejor esa description. Las mujeres diaconos preparaban a las mujeres para el bautismo y les ofrecian hospitalidad durante el periodo de transition antes y despues (Manaris, Romana). Acogian y protegian a mujeres socialmente vulnerables (diacono anonima de Cesarea). Defendian y representaban a las mujeres laicas en la iglesia (Susana). Viajaban con mujeres peregrinas (Teofila). Emprendian peregrinajes (Severa de Jerusalen). Algunas eran superioras monasticas (Eugenia, Jana, Olimpia, Teodula, Vale­ riana). Algunas eran maestras fidedignas (diacono anonima deTeodoreto). Otras eran miembros de comunidades monasticas, pero no eran superioras (Lampadion, Elisantia, Martiria y Paladia). Otras supervisaban importantes centros de peregrination (Martana, Matrona de Cosila). Otras vivian en su propia casa (Eusebia). Supervisaban las funciones liturgicas de las mujeres y les guiaban en la oration liturgica (Elisantia, Martiria y Paladia). Algunos textos canonicos aseguran que en la Edessa de los siglos V y VI las superioras religiosas de las mujeres, que eran diaconisas, llevaban a cabo una serie de funciones liturgicas,15

15 Las Constituciones Apostolicas amplian las labores de las diaconisas, pero al mismo tiempo intentan reducir su autoridad en ciertos sentidos. Vease discusion en Gryson, Ministry of Women, 54-63. *


hasta el punto de verter el vino y el agua en el caliz en la Eucaristia y hacer otras labores en el santuario en la ausencia de un sacerdote o diacono. Tambien leian el Evangelio y otras Escrituras en asambleas de mujeres16. A1 menos una de ellas crio a una nina adoptiva (Atanasia de Corycos). Algunas veces poseian esclavos (Irene deTebas). Ellas, al igual que otros en la iglesia, dedicaban pavimcntos de mosaicos (Agrippiane, Andromaca, Matrona de Stobi, Zoe), columnas (Arete, Celerina) y mamparas de los altares (ZaOrtha). Algunas estan enterradas en ambitos eclesiasticos, otras en ambitos familiares. Algunas proceden de familias con muchos miembros del clero, otras no. En ocasiones las mujeres superioras de los monasteries eran diaconos, y en otros casos, una o varias mujeres diaconos residian en los monasterios pero no ocupaban el puesto de superiora. Curiosamente, dos textos que no identifican sus personajes femeninos como diaconos nos podrian dar una pista sobre algunas de las actividades litiirgicas de las mujeres diaconos. En la obra de Cirilo de Escitopolis Vida de Teodosio (236,19-237,1; el tiempo de narracion es alrededor de 4S0 d.C .) el autor relata que el superior de Teodosio, siendo este ultimo aspirante a monje, palestino y principiante en la vida ascetica, le mando a donde una santa mujer llamada Hikelia (a la cual no se le da un titulo) que estaba construyendo la Iglesia de Kathisma de la Madre de Dios entre Jerusalen y Belen para que le ayudara en el oficio y ministerios de la iglesia. Seguramente alguna de las labores de Hikelia eran actividades caritativas. Pero Cirilo relata tam足 bien que Hikelia, utilizando velas, introdujo la celebracion de la fiesta de la Presentation de Jesus en elTemplo. Recibio a Teodosio y le promulgo cantor en la iglesia y miembro del grupo ascetico bajo su autoridad. Cuando Hikelia fallecio, Teodosio fue nombrado encargado de la iglesia, cuya labor, como deja claro el relato, no era la misma que la del superior de la comunidad ascetica.

Resumido con varias citas parciales en Martimort, Deaconesses, 139-143. Los textos son de Kabula (412-435), Juan bar Qursos (538) yjacobo de Edesa (683-708).

v iaH JL aT v

INTRODUCCI0N


A L E T H E IA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

La Vida de Ciriaco (233,27-28) de Cirilo tambien menciona una mujer cantora de la Iglesia de la Anastasis, en Jerusalem A pesar de que ningun texto dice que las mujeres en cuestion fueran diaconos u ocuparan una position oficial en la iglesia, ambas mujeres ejercian claramente un liderazgo liturgico. Hikelia fue tanto una innovadora como coordinadora litiirgica. Esas son las funciones que las mujeres diaco­ nos, estuvieran o no ordenadas, podrian haber desempenado en oriente por aquel entonces. Al contrario de lo que habitualmente sucedia con las esposas de los presbiteros, las esposas de los diaconos no poseian el titulo de diaconisas. Esto se ve claramente, por ejemplo, en dos inscripciones de Adrianopolis, en Frigia, en las que las esposas conmemoran a sus difuntos maridos diaconos y no se hace mention alguna de los titulos de las esposas17.

^Diaconos o diaconisas? El titulo mas temprano, utilizado ya en Rom 16,1-2 de Febe, es diakonos con el articulo femenino. Aunque no se sepa con certeza, la mayoria asume que las ministrae de Plinio son sus equivalentes. El termino posterior diakonissa aparece por primera vez en un texto griego en el canon 19 de Nicea. Ese termino se utiliza en la traduccion latina de Didascalia, pero se desconocen la fecha de la traduccion y el ter­ mino que aparece en el texto griego original18. Tambien aparece en las Constituciones Apostolicas, que normalmente se cree que datan de finales 17M A M A 7,175: «Aurelia Domna Papados a su querido esposo Claporinio (Calpurnius), diacono, lo construyo en su memoria mientras ella aun vivia» (p. 35); M A M A 1 ,176: [Presumiblemente una diferente o casada por segunda vez] «Aurelia Domna construyo este monumento a su esposo Gayo, diacono, en su m em oria» (p. 35). Vease, sin embargo, Brian Brennan, «“Episcopae” : Bishops’ Wives in Sixth-Century Gaul», C h u r c h H i s t o r y 54.3 (1985) 311-323, sobre las esposas de los presbiteros ( p r e h y t e r a e ) y de los obispos ( e p i s c o p a e ) , que adoptaron el celibato con la reciente ordenacion de sus esposos pero que seguian viviendo con ellos y, en ocasiones, tuvieron una gran influencia en la iglesia merovingia. 18Martimort especula que el termino original en griego en D i d a s c a l i a era h e d ia k o n o s ( D e a c o ­ n e sse s, 41).


del siglo IV ( CA 3,11,3, un pasaje independiente de la Didascalia). El libro octavo utiliza siempre el termino diakonissa, excepto en una ocasion en la que utiliza el termino alternativo diakone (8,13,14). Esto indica que el uso del titulo estaba ya generalizado. De ahi en adelante se utilizan los dos terminos en la literatura y en las inscripciones, sin percibir ninguna diferencia en tiempo o espacio. En latin empieza a utilizarse otra version de este termino: diacona. Eisen, en Women Officehol­ ders, intenta sacar conclusiones acerca del uso regional, pero las muestras son tan escasas que no se puede asegurar nada. Aparte de las pocas pruebas encontradas en algunas regiones, existe tambien la dificultad anadida de que algunas de las inscripciones abreviaran el titulo del oficio a di, diak o similares, lo que puede querer decir diakonos o diakonissa. En los textos literarios autores diferentes se han referido a la misma persona con titulos distintos. Juan Crisostomo se referia a su tia Sabiniana como diakonos, mientras que Paladio la llamaba diakonissa. Olim­ pia, la amiga de Juan, es siempre diakonos. Incluso en algunos de los ultimos textos canonicos se usan los dos terminos tanto en occidente como en oriente (p. ej., en los Concilios de Orange, 441 d.C., y de Epaon, 517 d.C., y en la Vida desanta Radegunda, alrededor de 600 d.C.: diacona; en el epitafio deTeodora deTicini, 539 d.C.: diakonissa; en las regulaciones de Justiniano se usan los dos terminos, intercambiandolos en el mismo articulo, Novellae 6,6). Unicamente basandonos en los testimo­ nies de hoy en dia podemos concluir que los terminos eran intercambiables. Las traducciones inglesas tienden a ser inexactas en cuanto a esto se refiere y en ellas se asume que «diaconisa» es el termino apropiado para referirse a la mujer (jincluso en ocasiones para referirse a Febe en Rom 16,1!). En la traducciones hechas en este libro hemos intentado aclarar las diferencias presentando «diacono» por diakonos o diacona y «diaco­ nisa» por diakonissa, mencionando la duda ante la abreviatura diak.

Presbiteras Existen sin duda muchos menos testimonies de mujeres presbiteros que de diaconos, a pesar de que esta claro que algo en esta linea

A LE T H E IA

INTRODUCCI0N


AL

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

30

sucedio en determinados tiempos y lugares; quiza bajo la influencia del montanismo en oriente a comienzos del siglo hi y bajo el movimiento priscilianista en occidente. Heresiologos comoTertuliano, Epifanio y Agustin quieren dar la impresion de que solo en estos grupos «desviados» existia esta practica. Ann asi, los testimonios existentes no se limitan solo a miembros de estos movimientos. Documentos como el Sinodo de Nimes y la Carta de Gelasio estan destinados a su propio pueblo y obispos. Se desconoce en que consistlan exactamente sus funciones. Lo que si se puede asegurar con certeza es que la afirmacion de que las mujeres nunca ejercieron como presbiteros en la Iglesia «ortodoxa» es simplemente falsa.

Conclusion La mayoria de los estudios previos sobre las mujeres diaconos se han centrado en la naturaleza de su ordenacion y en su funcion sacra­ mental o falta de la misma. Hemos estudiado esta cuestion, pero esperamos poder ir mas alia de estas cuestiones jurfdicas, y, aportando mas testimonios, poder comprender mejor quienes fueron y que hicieron realmente estas mujeres. No hay duda de que existen muchos menos testimonios de muje­ res presbiteros, pero no se restringen a grupos marginales o hereticos. Lo que resulta intrigante es el hecho de que la cantidad de referencias es mayor en occidente que en oriente, a pesar de los grandes esfuerzos de varios concilios para eliminarlos.


T E X T O S D E L N U EV O T E ST A M E N T O Y SU S C O M E N T A R IST A S P A T R IS T IC O S om 16,1 -2 y 1 Tim 3,11 son los textos del Nuevo Testamento mas frecuentemcnte entendidos como referentes a oficios eclesiales de las mujeres y que han sido comentados favorablemente respecto a las mujeres diaconos. Aunque hoy en dia existe discrepancia entre los expertos sobre si las mujeres en 1 Tim 3,11 son diaconos o esposas de diaconos, antiguamente, en un mundo en el que las mujeres diaconos eran conocidas, se creia que eran diaconos. Esta claro que los autores abajo mencionados entendian los textos segun su propio contexto. Pelagio y Ambrosiaster no conocian el oficio de las diaconisas en occidente, pero Pelagio admitia la existencia de las mismas en oriente. Juan Crisostomo estaba muy familiarizado con las mujeres en el diaconado. La discusion acerca de la inscription de las viudas en 1 Timoteo 5 conlundio a autores como Pelagio, que mezelo los oficios o funciones de las viudas y diaconos. 1Tim 2,11 -15, un pasaje que rechaza la autoridad de la mujer para ensefiar, fue tambien entendido en todas partes contra el liderazgo de la mujer, especialmente en contra de los grupos «hereticos» que lo practicaban mas ampliamente. Los gnosticos y marcionitas fueron muy criticados en este punto'. Flp 1,1 tambien necesita una breve mention. Aqui, al contrario de su habitual costumbre de dirigirse a «la iglesia» o a «los santos» de un ileterminado lugar, se dirige en la carta a los Filipenses a «todos los san-

R

' P. ej., Epifanio, Panarion 49,3, donde contra el uso montanista de Gal 3,28, cita Gn 3,16b; I Tim 2,12; 1 Cor 11,9 (fuera de contexto); y 1 Tim 2,14.


A LET H EIA

MUjERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

32 tos en Cristo Jesiis» en Filipo con los episkopoi y diakonoi. La traduccion de estos terminos usados en una asamblea predominantemente paganocristiana a mediados del siglo I es problematica. En ocasiones se traducen como «obispos y diaconos», a pesar de que el termino episkopos no tenia ninguna de las connotaciones que tiene hoy en dia el termino «obispo», o incluso despues de Ignacio de Antioquia. Es un termino que se ha tornado prestado de las funciones de la administracion, cuyo significado es supervisor o inspector2.Tampoco el termino diakonoi comporta las connotaciones que adquiriria el siglo siguiente. Lo que si esta claro, sin embargo, es que estos terminos en Flp 1,1 no se han de entender como referidos al grupo formado exclusivamente por hombres, a la luz de Rom 16,1-2, donde Febe posee el mismo titulo. Ademas, la importancia de Evodia y Sintique en Flp 4,2, cuando la carta hace un llamamiento a la unidad, sugiere que estas dos mujeres se encuentran entre los episkopoi y son probablemente lideres de las iglesias de casas locales3. Es interesante apuntar queTeodoro de Mopsuestia entiende Flp 4,2 como una lucha de las mujeres por el poder4. Pero no hay ninguna referencia directa a las mujeres en Flp 1,1 y no sabemos las funciones que tenian los diakonoi, incluida Febe, en aquel tiempo. Lo mas seguro es que el oficio incluyera scr agente o representante de la comunidad, quiza en negocios o en las relaciones con otras iglesias5. El uso del termino diakonia en otros textos del Nuevo Testamento debe tambien tenerse en cuenta para captar el desarrollo del significado contextual del campo semantico en el siglo I. Se han de considerar en especial Lc 10,40 y Hch 6,1-6. En cl primero, en el famoso incidente entre Maria y Marta, Marta practica la diakonia y se queja de que su hermana le ha dejado sola para diakonein. Dado el uso del mismo vocabula-

2Vease, por ejemplo, Frederick W. Danker, A G r e e k - E n g li s h L e x ic o n o f th e N e w T e sta m e n t a n d o th e r E a r l y C h r i s t i a n L i t e r a t u r e , University of Chicago Press, Chicago 32000, pp. 379-380. 3 Para mas datos, vease Carolyn Osiek, P h i l i p p i a n s P h ile m o n , Abingdon New Testament Commentaries, Abingdon, Nashville 2000, pp. 100-113. 4 P e ri p r o t e i o n 4,3. Swete, I n E p i s t o l a s , 1,245. Gracias aYancy Smith por esta referencia. 5Vease John N. Collins, D i a k o n i a : R e - in t e r p r e t in g th e A n c i e n t S o u r c e s , Oxford University Press, NuevaYork 1990.


rio en Hch 6, la funcion de Marta parece que va mas alia de servir la mesa. En el pasaje de los Hechos, los Doce caen en la cuenta de que no puede abandonarse la diakonia diaria a las viudas (Hch 6,1), por lo que delegan la labor de servir la mesa (diakonein trapezais) a otros siete varones (andres). De ese modo, los Doce se pueden dedicar a la diakonia de la palabra y oracion (Hch 6,4). Asi, el termino diakonia en el contexto cristiano no se limita solo a servir la mesa, sino tambien a predicar. Sin embargo, el termino sc hace mas confuso en el siguiente pasaje cuando Esteban, uno de los elegidos para servir la mesa, predica. A1 contrario de lo que se puede esperar, en este pasaje no se nombra a nadie como diakonos. El significado exacto sigue sin quedar claro.

ROMANOS 16,1-2 Febe, Rom anos 16,1-2 Pablo concluye su carta a los Romanos mencionando a todos aque1los a los que les manda saludos. Pero primero escribe una recomendacion de la que probablemente sea la portadora de la carta, Febe. Se ha dudado de si el capitulo 16 de la carta no era en un principio parte de la carta de Pablo a los Efesios, ahora perdida, dado que algunos de los nombres (p. ej. Prisca y Aquila) estan en esta etapa tardia de la vida de Pablo asociados a esa ciudad, y dada la supuesta inverosimilitud de que Pablo conociera a tanta gcnte en una ciudad que nunca habia visitado6. Sin embargo, el destinatario —Roma o Efeso—no repercute en los datos y carece de importancia para nuestros propositos. Os recom ien d o a n uestra herm ana, Febe, d ia co n o (diakonos) de la iglesia d e C encreas, para q u e la recib ais en el Senor de una m anera dign a d e los santos y la asistais en cu alq u ier cosa q u e n ecesite de vosotros, p o r haber sid o b enefactora (prostatisj de m uchos e jincluso de m i m ismo!

Karl P. Doniried, «Α short Note on Romans 16», en The Romans Debate, Karl P. Donfried (rd.), edicion revisada y aumentada, Hendrickson, Peabody, MA, 1991, pp. 44-52.

.TV

TEXTOS DEL N U EVO TESTAMENTO Y SUS COMENTARISTAS PATRISTICOS


AL

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

34 El lenguaje del pasaje es tipico de una carta de recomendacion. Febe es primeramente llamado diakonos de la iglesia de Cencreas, el puerto maritimo del este de Corinto. Pablo se refiere a si mismo y a otros misioneros en sentido figurado con este titulo (p. ej. 1 Cor 3,5; 2 Cor 3,6; 6,4), pero Flp 1,1 nos muestra que este era tambien un titulo de algiin tipo de funcion u oficio en iglesias locales (vease tam­ bien 1 Tim 3,8-13). La labor exacta de un diacono en esta epoca no esta clara, pero podria haber incluido no solo servicios ministeriales locales sino tambien una especie de representacion oficial de la comunidad. Este parece ser el caso aqui, ya que Febe esta a punto de emprender un viaje, siendo este el motivo que impulsa a Pablo a escribir la carta. Febe podria haber viajado por motivos personales o por asuntos de las iglesias de Cencreas y Corinto. No hay ningun indicio que indique que su ministerio fuera un ministerio de mujeres en particular, la clase de ministerios que se desarrollarian mas tarde en las iglesias sirias. Aqui se utiliza el titulo masculino, que no se ha de confundir con la institution de las diaconisas del siglo ill. A pesar de ser incorrecto, la traduction que se hace habitualmente de diakonos en este pasaje es «diaconisa», basandose en la suposicion de que el titulo apropiado para la mujer diacono es siempre diaconisa. Como veremos mas abajo, ese no es siempre el caso, incluso hasta el siglo VI. Febe es la unica diacono que conocemos dc una iglesia del siglo I. (Los siete hombres designados por los Doce en Hch 6,1-6 son llamados para la diakonia de la mesa, pero nunca se les llama diaconos.) A Febe tambien se le llama prostatis, benefactor o patron de Pablo y de muchos otros. Esto le sitda en el sistema social del patronazgo como un personaje de un estatus relativamente elevado, con quien Pablo esta en deuda por la ayuda economica prestada. Es decir, es rela­ tivamente adinerada y probablemente tenga un rango social mas ele­ vado que Pablo. Una comparacion plausible es JuniaTeodora del Corinto del siglo I, originariamente de Licia, quien proporciono un centro hospitalario y de ayuda a los licios que estaban de paso por esta ciudad comercialmente estrategica. Su patronazgo consistia en pro-


porcionar hospitalidad en su propia casa a los lidos que viajaban y en predisponer a las autoridades romanas a su favor. Es dedr, sus favores no solo iban dirigidos a los lidos, sino que tambien influyo a su favor ante las autoridades politicas. El decreto de la dudad licia deTelmessos habla de su prostasia en el contexto de hospitalidad y mediation78.

Origenes, Comentario sobre Romanos 10,17 sobre Rom anos 16,1-2® Origenes (18S-253), exegeta biblico y teologo preeminente de su tiempo, fue lider de la famosa escuela catequetica en Alejandria dcsde prindpios del siglo III hasta el afio 231. En ese momento, fue ordenado en Palestina, cuyo obispo local, Demetrio de Alejandria, le privo de su sacerdocio debido a la irregularidad de su ordenacion (y posiblemente tambien por envidia). Entonces Origenes marcho a Cesarca, dondc fundo otra gran escuela teologica. Alii continuo escribiendo, ensenando y predicando durante alrededor de dos decadas. Durante la per­ secution deciana (249-251) fue torturado y quiza como consecuencia de ello fallecio en el ano 253. Muchos de sus voluminosos trabajos se perdieron porque contenian opiniones que mas tarde se considerarian erroneas. Otros, incluido este texto, sobreviven en la traduccion al latin del monje Rufino de Aquileya (345-410). «O s reco m ien d o a F eb e...» Este p asaje en sen a con au to rid a d apostolica qu e las m ujeres tam bien estan con stituidas (consti­ tu te en el m inisterio de la Iglesia (in ministerio ecclesiae), oficio en el que se establecio a Febe en la iglesia de Cencreas. Pablo, con gran des elogios y alabanzas, enum era incluso sus m agnificas o b r a s... Y p o r ello este p asaje en sen a d o s co sas d e ig u al m anera y su sign ificad o se ha de in terp retar, com o ya hem os d ich o , com o q u e las m u jeres han d e c o n sid e rarse m in istras 7 Roz Kearsley, «Women in Public Life in the Roman East: Junia Theodora, Claudia Metrodora, and Phoibc, Benefactress of Pablo», A n c ie n t S o c ie t y : R e s o u r c e s f o r T e a c h e rs IS (1985) 124-137; N e w D o c s 6.3, pp. 24-25. 8 D e r R o m e r b r i ^ o m m e n t a r d e s O r ig e n e s , Caroline P. Hammond Bammel (ed.) (Herder, Friburgo 1990-1998), 3,832-833; Mayer, M o n u m e n t a , 8-9.

A LETH EIA

TEXTOS DEL NUEVO TESTAMENTOY SUS COMENTARISTAS PATRISTICOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

36

(haberi...Jem m as ministras) de la Iglesia, y que se debe adm itir en el m in isterio (tales debere asumi in m inisterium ) a qu ien es han p restad o sus servicios a m uchos; p o r sus bu enas ob ras se m erecen el derecho de recibir alabanza apostolica.

Martimort argumenta que aqui Origenes queria insinuar que se convocaba a las mujeres para servir a la iglesia de igual manera que Febe lo hacia —en actos de caridad y hospitalidad esencialmente—y que dichos actos se deberian alabar9. El «ministerio» que aqui se cita «es, por tanto, la consagracion por parte de la Iglesia de los actos caritativos efectuados por el bien de los hermanos cristianos de uno». Martimort argumenta a continuation que cuando Origenes declara que «“hay mujeres diaconos en la Iglesia” es inadmisible inferir de esta afirmacion que estuviera hablando de una institution existente en la iglesia de Alejandria de su tiempo o, incluso, en cualquier otra iglesia determinada de aquella epoca». Martimort concluye que «ni las viudas ni las diaconisas estaban [para Origenes] incluidas en la sagrada jerarquia»101. Gryson, con quien Martimort se muestra explicitamente de acuerdo, ya habia argumentado que Origenes «nunca incluyo a las diaconisas entre los ministros de la iglesia» y que, «en todos los casos en los que los alejandrinos mencionaban a las diaconos o viudas, se referian al pasado, no al presente»11. Es una pena que el texto se haya conservado solo como traduction latina, ya que es mas dificil hacer una interpretation definitiva. Ademas, es evidente que el estatus juridico de las mujeres ministras, su relation con la jerarquia de los hombres, institution ritual y cualificaciones (aparte de las referentes a la caridad y a la asistencia) no quedan claras en el texto. Incluso no queda claro si ministra se deberia traducir aqui por «ministra» o por «diaconisa», asi como si ministerium podria significar «diaconado» en vez de «ministerio». Aqui ofrecemos la tra9 Deaconnesses, 82-83. 10 Ibid., 83. Vease tambien Anonimo, «On the Early History and Modern Revival of Deaconesses», en Church Quarterly Review 47 (1898-1899) 302-341, que argumenta lo mismo categoricamente en las pp. 308-309. 11 Ministry of Women, 32.


duccion mas literal por prudencia. Pero no es imposible, pace Martimort, que Origenes tuviera en mente la institution de las diaconisas y el ministerio del diaconado de las mujeres.

Ju an Crisostom o, Homilia 30 sobre Rom 16,1-212 Juan Crisostomo (c. 347-407), ciudadano muy culto de Antioquia, fue ordenado diacono y presbitero de esa ciudad en 381 y 386 respectivamente. Se hizo tan popular como predicador que le dieron el sobrenombre de Crisostomo («boca de oro»). Fue tal su fama que le nombraron obispo de la capital de la parte oriental del Imperio, Constantinopla, en el ano 398, momento en el que comenzo su decadencia. Gran orador, carecia del sentido de lo «politicamente correcto» y pronto se gano la antipatia de algunas de las personas poderosas de la corte del Imperio, especialmente de la emperatriz Eudoxia. Al mismo tiempo, otros amigos —entre los que se encontraban las diaconisas Olimpia, Pentadia y Procla—lo defendieron incondicionalmente. Finalmente fue juzgado, derrocado y enviado al exilio, donde fallecio cuatro anos mas tarde. Juan Crisostomo es considerado el mejor orador de la [glesia patristica y es uno de los cuatro doctores de la Iglesia oriental. «O s recom ien d o a n u estra h erm an a Febe, una d iaco n o d e la iglesia d e C encreas.» M irad com o la distingue entre todas las dem as, ya qu e la nom bra antes q u e a n ingun a otra y la llam a «h erm ana». Por si fuera p o co nom brarla herm ana d e Pablo, le eleva el e sta tu s lla m a n d o la « d ia c o n o » . «Q u e le r e c ib a is de u n a m a n e ra d ig n a d e lo s s a n t o s .» Es d e c ir , p o r c a u sa d e l Senor, ella deb e ser h onrada p o r vosotros. A quel qu e es recib ido p o r cau sa del Senor, a p esar de no ser m uy im po rtan te, sera recib id o con m ucha aten cion. Puesto q u e es santa, pen sad cuan ta es EL aten cion q u e m erece. Por esto an ade q u e le deberian recib ir de una m anera «d ign a d e los san tos». Hay un d o b le m otivo p o r el q u e d eb e ser c u id ad a p o r vo so tro s: p o r tener q u e ser recib id a p o r causa del Senor y p o r ser san ta»...

" PC, 60,663-664.

A LE T H E IA

TEXTOS DEL NUEVO TESTAMENTO Y SUS COMENTARISTAS PATRISTICOS


viaHxaiv

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

38 ^Como no va a ser ben d ita, d isfru tan d o de tal testim on io de P ablo, a q u e lla q u e es c a p a z d e a y u d a r a q u ie n se d ir ig e al m undo entero? Este es el extrem o de sus buenas obras, ya que va hasta el p u n to de decir «e incluso de m i m ism o» (p. ej., que ella es patron a, prostatis). ^Que significa este «e incluso de m i m ism o»? D el m ensajero del m undo, del que su frio tanto, del q u e sa tisfiz o a in n u m e ra b le s p e r so n a s .T o d o s, h o m b re s y m ujeres, |im item os a esta santa!

En este breve comentario sobre la carta a los Romanos, Crisostomo reconoce el rango de diacono de Febe, probablemente equiparandolo con el oficio de las diaconisas existente en su tiempo, con el que estaba muy familiarizado (vease, por ejemplo, su relacion con Olim pia). Subraya con elocuencia el caracter divino de Febe de manera un tanto inusual pero seductora, con objeto de atraer a sus oyentes, tanto hombres como mujeres. Desafortunadamente, entre las citas del pasaje que aqui se ofrecen no hace ningun comentario acerca del termino prostatis con el que Pablo designa a Febe.

Teodoreto de Ciro, Comentario sobre Romanos 16,1-313 Teodoreto (c. 393-460) fue criado en Antioquia y educado en escuelas monasticas. Despues ingreso en un monasterio, de donde salio en el 423 para convertirse en obispo de Ciro, en Siria. Se vio involucrado en la controversia cristologica entre Nestorio y Cirilo de Alejandria, siendo mas partidario de los argumentos nestorianos. Por este motivo entro en conflicto con Cirilo y con su sucesor Dioscoro. Teodoreto fue derrocado en el «latrocinio» de Efeso en el 449 y en el 450 fue elegido de nuevo por los nuevos gobernantes: Pulqueria y Marciano. En el 451 tomo parte en el Concilio de Calcedonia. Un siglo mas tarde, sus escritos en contra de Cirilo fueron condenados en el II Concilio de Constantinopla del 553. Se han conservado muchos de sus escritos, en especial comentarios biblicos.

13P G 82,217; M artim ort, D eaconesses, 117.


«O s rcco m ien d o a nuestra herm ana, Febe, diaco n o d e la iglesia d e C e n c re a s, p a r a q u e la r e c ib a is en e l S e n o r d e u n a m anera d ign a de los santos y la asistais en cu alq u ier cosa qu e n e c e site d e v o so tro s, p o r h ab er sid o p a tro n a de m u ch os ;e in clu so d e m i m ism o! Salu d a a P riscila y A qu ila, mis colabo rad o re s en C risto Je su s.» C en creas es un p u eb lo im p o rtan te de C orinto. Es de adm irar el im pacto qu e tuvo la p redicacion . En un b re v e p e r io d o d e tie m p o n o so lo las c iu d a d e s, sin o ta m b ie n lo s p u e b lo s , e sta b a n lle n o s d e p ie d a d . E ra ta l la im p o rta n c ia de la ig le sia en C en creas, q u e ten ia una m u jer diacon o, h on orable y m uy con ocida. Tantos eran sus talen tos qu e recib io las alabanzas apostolicas. «P o r h ab er sid o p atro n d e m u ch os e in clu so d e m i m ism o .» Intuyo q u e lo q u e el llam a p atron azgo (prostasia) es hospitalid a d (p h ilo x e n ia ) y p r o t e c c io n (kedem o n ia ). La p ie d a d la in u n d a. P arece q u e Febe le h o sp e d o en u n a c asa p o r p o c o tiem po, ya qu e q u ed a claro qu e el perm an ecio en Corinto. El le ab rio el m undo a ella y ella es celeb rada en to d o s los paises y m ares. Ya q u e n o so lo la co n o c e n lo s ro m an o s y g r ie g o s, in cluso tod o s los b arbaros.

Cencreas es de hecho uno de los dos puertos m aritim os de C'orinto, situado en el lado oriental del Egeo. Teodoreto insimia que el tamano o importancia de Cencreas tiene que ver con que la comunidad tenga una mujer diacono. Este hecho dice probablemente mas sobre la iglesia que Teodoreto conoce que sobre la iglesia de Corinto del siglo I. Pero desde luego tiene muchas cosas reveladoras que decir sobre Febe. Teodoreto tambien entiende el patronazgo como la proIcccion que una persona de un estatus social superior proporciona a <>1ra de un estatus inferior.

Am brosiaster, Comentario sobre Romanos 16,114 Ambrosiaster («Pseudo-Ambrosio») es el nombre que se le da al autor del comentario latino mas antiguo sobre las cartas paulinas. CSEL 83 (1966) 476-477.

A LETH EIA

TEXTOS DEL NUEVO TESTAMENTO Y SUS COMENTARISTAS PATRISTICOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

40 Basandose en referencias internas del texto (como la referenda a Damaso [366-384] que preside como papa hodie [«actualmente»]) el comentario se ha datado a finales del siglo IV. Durante la Edad Media se le atribuyo erroneamente a Ambrosio, Arzobispo de Milan (340397), un «doctor de la Iglesia», por lo que el comentario disfruto de una autoridad considerable. En el siglo XVI, Erasmo demostro que la atribucion era falsa y desde entonces el autor es conocido como Ambrosiaster. Segiin Gryson, en la mayoria de los comentarios sobre Pablo, Ambrosiaster es «extremadamente cruel con las mujeres»15. «O s re c o m ie n d o a n u e stra h e rm an a, F eb e, d ia c o n isa d e la ig le sia d e C en creas, p a ra q u e la r e c ib a is en el Se n o r com o c o rre sp o n d e a lo s san tos y la asistais en c u a lq u ier c o sa q u e n ecesite d e v o so tro s, p o r h ab er sid o ay u d an te de m u ch os e in clu so d e m i m ism o.» A m brosiaster d ice q u e Febe es m inistra (m inistram ) d e la ig lesia d e C en creas. Y p o r h ab er ayud ad o a m uch os, d ice qu e a ella tam bien se le d eb eria ayudar en su viaje.

Para Ambrosiaster ministra no es una categoria definida ni reconocida del oficio eclesiastico. Segun el, tampoco ha de enumerarse a Febe entre las «diaconos» de las iglesias. Como Gryson correctamente ha observado, Ambrosiaster entendia el termino ministra «en un sentido no tecnico»16. En lo que a el respecta, eso simplemente quiere decir que Febe era una «ayudante» de muchos y les ha asistido en calidad no juridica o general. Los comentaristas latinos como Ambrosiaster hacian frente solo a la version latina de la Biblia para evitar que algunos entendieran ministra como equivalente de «mujer diacono» o «diaconisa».

Pelagio, Comentario sobre Romanos 16,117 Pelagio es uno de los nombres mas conocidos en la historia eclesiastica. Normalmente se le asocia con la doctrina, con el tiempo

ls Ministry of Women, 92. 15Ibid., 97. 17PL 30,714.


dcclarada heretica, de que la humanidad podria daf el primer paso liacia la salvacion sin el auxilio de la gracia divina. (Este es un resumen tin tanto simplificado de sus ideas fundamentales.) De origen britanico y ascetico, nacio a mediados del siglo IV y se convirtio en lider de un movimiento aristocratico austero y laico en Roma. Desde alii emigre» al norte de Africa. Despues de que se fuera al oriente, dos concilios norteafricanos condenaron a Pelagio y su doctrina en el 416, condenadon reiterada por el papa Inocencio un ano mas tardle. Es probablemente mas conocido por haber criticado (como hiciefon sus seguidores y defensores, en especial el obispo Julian de Eclanai) muchos de los escritos de Agustin acerca del pecado original, el libre albedrio, la gra­ tia y la antropologia. Pelagio fue un escritor prolificto; sin embargo, muchos de sus escritos se han perdido. Otros se han txansmitido bajo la autoria de otros. Por ejemplo, su comentario sobre; el corpus paulino, completado a principios del siglo v, por lo general atribuido a Jeronimo. El siguiente texto es un extracto de su Comentario sobre Romanos (alrededor de 405-409), probablemente comtpletado cuando Pelagio ocupaba un puesto activo en la aristocracia ern Roma a finales del siglo IV y antes de que se viera involucrado en la ctontroversia que boy lleva su nombre. «O s recom ien d o a n u estra herm an a Febe, siertva de la iglesia de C en creas» (R om 16,1). E xactam ente ig u al qjue hoy en d ia en orien te, las d iaco n isas (diaconissae) ejercen un m in isterio en el b a u tism o d e a q u e lla s d e su m ism o sex to o tie n e n e l m in isterio d e la p a la b ra , ya q u e hem os en co n ltrad o m u jeres q u e han en sen ado en p riv ad o (privatim docuissieJem inas invenimus), com o hizo Priscila, esposa d e A quila.

Este texto puede interpretarse de dos maneras. Lai primera inter | a etacion es que Pelagio supone que el diaconado de la i mujer en occi»It nle, en un tiempo y una realidad que ya no existe. Efsto bien podria indicar que ya no existia en Roma. (Sin embargo, otras inscripciones y Irxtos literarios indican que existia en otras partess de occidente itiucho despues de que Pelagio estuviera activo en Rorma). Pero tamlm*n puede interpretarse que Pelagio supusiera que eel oficio nunca

A LET H EIA

rEXTOS DEL NUEVO TESTAMENTOY 5US COMENTARISTAS PATRfSTICOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

42 existio en occidente18. Si esto fuera cierto, el texto podria interpretarse como que Pelagio todavia no era consciente del oficio en occi­ dente. Segun Eisen, esto es debido a que los «testimonios explicitos de las mujeres diaconos comienzan a hacerse [solamente] en el siglo IV » o «solo se convierte en un problema en el siglo IV» y Pelagio, por tanto, ignoraba el oficio y los testimonios que indicaban su existencia. En cualquier caso, es interesante observar como Pelagio comenta que ha conocido mujeres que ensenan en privado. Esto reflejaria, como insinuo De Bruyn, «las costumbres de su tiempo, cuando las mujeres aristocratas instruian y eran instruidas en la privacidad de sus hogares»19.

1TIMOTEO 3,8-11 Los expertos consensuadamente datan 1 Timoteo a finales del siglo I, escrito por un seguidor de la tradicion paulina que, probablemente, tambien escribio la carta a Tito y quiza 2 Timoteo, una o dos generaciones despues de que Pablo falleciera. La carta a Tito refuerza la necesidad de ser fiel a la tradicion y a la estructura de familia propia de la comunidad (vease 5,1-19). Asim ism o, qu e los diaconos sean dignos, hom bres de una sola palabra, que no abusen del vino, qu e eviten las ganancias ilicitas y que guarden el m inisterio de la fe con una conciencia limpia. Que sean prim ero probados y luego, si resultan irreprochables, ejerzan el ministerio del diaconado. Igualmente que las mujeres sean dignas, no m urm uradoras, sobrias, fieles en todo.

No esta claro si las mujeres citadas en el versiculo 11 son mujeres diaconos o esposas de los diaconos de los versiculos anteriores, ya que 18Vease Eisen, W om en O f f ic e h o ld e r s , 185. Eisen tambien comenta que «en siglos anteriores sustentaban el titulo d i a c o n a y eran, por tanto, terminologicamente invisibles dentro del grupo de d i a c o n i » (ibid.), termino que podria haber abarcado tanto hombres como mujeres diaconos. Esto podria tambien explicar por que Pelagio no es consciente dc la existencia de las mujeres diaconos en occidente. 19 Theodore de Bruyn, P e l a g i u s ’s C o m m e n t a r y o n S t . P a u l ’s E p is t le to th e R o m a n s (Oxford University Press, Oxford 1993) 151 n. 2.


el griego no distingue entre «m ujer» y «esposa» ni «hom bre» y «marido». Sin embargo, dos indicios sugiercn que se trata de mujeres diaconos. El primero es la mention a Febe, mujer diacono, en una etapa anterior del desarrollo de las estructuras del ministerio en las iglesias paulinas (Rom 16,1-2). En segundo lugar, la estructura del versiculo 8 sobre los hombres y el 11 sobre las mujeres son paralelos: es detir, las Ires primeras palabras del texto griego son exactamente las mismas, solo que con variation de genero. Si todavia se nombraba a las mujeres diaconos mediante la designation masculina como en Rom 16,1, no liabria ninguna otra forma de diferenciar el genero en el versiculo 11, lubiendo ya usado el termino generico diakonoi en el versiculo 8. Algunos comentaristas modernos op tan por esposas de los diaconos en este texto, pero como veremos a continuation, bastantes comentaristas temIηanos entendian que el texto hacia referencia a las mujeres diacono.

|uan Crisostom o, Hom ilia 11 sobre 1 Timoteo 3,1120 «A sim ism o q u e las m ujeres sean m odestas, n o calum niadoras, so b ria s, fie le s en t o d o .» A lg u n o s ap u n ta n q u e h abla d e las m ujeres en gen eral. Pero eso no p u e d e ser. ^Por qu e q u erria d ecir algo so b re las m u jeres en gen eral en m itad del p asaje? Parece m as bien q u e esta hablando de las m u jeres qu e poseen <■1 rango d e diacono. «Los diacon os han de se r esp oso s de una so la m u je r.» Esto tam b ien se a p lic a a las m u je r e s d ia c o n o s (diakonoi), ya q u e es n ecesario , a p ro p ia d o y c o rre c to , e sp e­ cial mente en la Iglesia.

I I apunte que hace Juan se sigue discutiendo en la interpretation tit I texto deTimoteo (vease la discusion sobre el texto mas arriba). I i i rl.iro cual es la opinion del comentarista en este caso. En las iglei i if Juan en Antioquia y Constantinopla las mujeres diaconos o diai “ m ..is eran una realidad. El hecho de aplicar la norma de un dnico ittiti Inionio a las mujeres diaconos parece indicar que en la Antioquia tM ii'lo IVse les permitia casarse, por lo que no teniain que ser celibes. hi ft

Mayer, Monumenta, 18; referencia en Martimort, Deaconesses, 118.

A LETH EIA

TEXTOS DEL NUEVO TESTAMENTO Y SUS COMENTARISTAS PATRISTICOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

Teodoreto de Ciro, Comentario sobre 1 Timoteo 3,1121 «A sim ism o q u e las m u je re s», es d ecir, las d ia c o n o s ( diako n ou s), « s e a n d ig n a s, n o m u r m u r a d o r a s, s o b r ia s , fie le s en to d o ». Lo q u e p rescrib e a los hom bres, se lo p rescrib e igualm ente a las m ujeres. De igual m od o les d ijo a los hom bres que fu eran d ig n o s, les d ijo lo m ism o a las m u je re s. D el m ism o m odo qu e o rd en o que los hom bres fueran honestos, ord en o a las m ujeres q u e no fueran calum niosas. Y del m ism o m odo qu e o rd en o qu e los hom bres no abusaran d el vino, o rd en o a las m ujeres q u e fueran sobrias.

Teodoreto es otro de los comentaristas de 1 Timoteo que interpreta las mujeres como diaconos. Segun Teodoreto, el autor tiene las mismas expectativas acerca de la conducta virtuosa tanto de los hom­ bres como de las mujeres diaconos.

Teodoro de M opsuestia, Comentario sobre 1 Timoteo 3,1122 Teodoro de Mopsuestia (350-428) fue uno de los comentaristas biblicos griegos mas prolifico e influyente de su era. Despues de estudiar retorica en Antioquia, ingreso en la escuela y monasterio de Antioquia, donde estuvo diez anos. En el 392 fue proclamado obispo de Mopsuestia. Fue condenado en dos ocasiones por dualismo cristologico, en los Concilios de Efeso (431) y Constantinopla (553). Sin embargo, comentaristas modernos han dado buenas razones para creer que esas condenas no estaban fundadas. Solo se han conservado varios fragmentos en griego de sus comentarios acerca de las epistolas menores de Pablo y fragmentos mas extensos en su traduccion latina. «Las m ujeres, asimismo, han d e ser dignas, no calum niadoras, sin o so b ria s, fieles en to d o .» P ablo n o q u ie re d e c ir e sto en este p asaje p o rq u e sea ap ro p iad o q u e ellos [diaconos] tengan e sp o sa s , sin o p o r q u e es a d e c u a d o q u e se e sta b le z c a a la s m ujeres p ara ejercer labores sim ilares a las de los diaconos. 21 PG 82,809; Martimort, Deaconesses, 118. 22 Swete, In Epistolas, 2,128.


Segiin Teodoro, como segiin sus contem poraneos griegos, fxiste un orden de las diaconisas que es paralelo en estatus y funciones a la del diaconado de los hombres. Por consiguiente, coinenta que esas mujeres han de ser discretas (non accusatrices) , capaivs de guardar confidencias con objeto de evitar discusiones y divisiones (divortia) en la com unidad". En su comentario sobre I l im 5 ,9 , aprendemos mas sobre como percibe el su estatus y iugar en la jerarquia.

Ainbrosiaster, Comentario a 1 Timoteo 3,11 «Las m ujeres, asim ism o, han de ser castas, no calu m niadoras, sino so brias, fieles en to d o »... Pero los catafrigios aprovechan c u a lq u ie r o casio n p a ra errar. C om o las m u jeres son c itad as d esp u es d e lo s d ia co n o s argu m en tan con u n a v aga presu n cion q u e las m u jeres d ia co n isas (diacon issas)2S d e b e rian ser ord en ad as (debere ordinari) , a p esar de q u e ellos saben q u e los apo stoles eligieron siete diacon os varones. ^Significa eso qu e no se en co n tro n in g u n a m u jer a p r o p ia d a (idonea) , c u a n d o Icem os q u e, en tre los on ce a p o sto les, h abia m u jeres san tas? Pero —com o es h abitu al en los herejes, los cuales con stru yen sus c re en c ias so b re las p a la b ra s d e la ley en vez d e so b re el sig n ific a d o d e la m ism a—se o p o n e n al A p o sto l u sa n d o su s prop ias palabras. Asi, cuan do ordena a las m ujeres qu e gu arden silencio en la iglesia, ellos, p o r el con trario, tratan de reivindicar la au to rid ad del m inisterio de ellas.

Ainbrosiaster asigna el origen del oficio de las diaconisas a «los <aialiigios» —el nombre mediante el cual el y (como veremos) Agustin v ju.m de Damasco llaman a los montanistas—. Aqui utiliza la santidad dr las mujeres entre los apostoles para subrayar que son inapropiadas para el ministerio diaconal. A pesar de su santidad, su genero les " ililil Ainbrosiaster, Commentarius in Epistulas Paulinas, CSEL 81 (1969) 267-268. ! 1 editor Vogels escribe diaconas entre parentesis despues de diaconissas sin explication

aljRUia.

viaHJLaiv

TPXTOS DEL NUEVO TESTAMENTO Y SUS COMENTARISTAS PATRISTICOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

46

excluyo de tal oficio. Curiosamente, utiliza el mandato apostolico de guardar silencio en la iglesia para sugerir que las mujeres estaban excluidas de una forma de ministerio que no requeria, ni tan siquiera permitia, un discurso por parte de las mujeres alii. En su Comentario sobre Romanos, Ambrosiaster recurre a razones filologicas para negar la institution del diaconado de las mujeres.

Pelagio, Comentario sobre 1 Timoteo 3,1126 Las m ujeres, asim ism o, han de ser castas [pudicas] (IT im 3,11). El o rd en a q u e han d e ser esc o g id as de la m ism a m an era qu e lo son lo s h o m b res. A paren tem en te esta h ablan d o so b re las q u e hoy en d ia (adhuc hodie) se sigu en llam an d o d iaco n isas (diaconissas) en oriente.

Pelagio, que escribio esto alrededor del ano 410, cntiende que hay una fundacion apostolica para el diaconado de las mujeres. Una vez mas, su comentario sugiere que cree que el diaconado de occidente ya no existe, al mismo tiempo que insinua que si lo hace su homologo de oriente. Scgun el, por tanto, hay un vestigio de la practica en oriente que no tiene paralelo en la Iglesia de Roma. Hace refe­ renda a las cualificaciones que esas mujeres han de tener para ser miembros del diaconado —pudica significa «casta» o «pura»—, pero no hace ninguna referenda a la funcion Iiturgica o pedagogica ni al estatus eclesiastico.

1 TIMOTEO 5,3-13 Vease la section anterior para una introduction a 1Timoteo. H on ra a las viu d as q u e en v e rd a d lo son. Si una v iu d a tien e hijos o nietos, a ellos les corresp o n d e en prim er lu gar cuidar de su p ro p ia fam ilia y c o rre sp o n d e r a los b en eficio s q u e de sus pad res han recibido. Esto es agrad ab le a Dios. M as la qu e en v e rd a d es v iu d a y ha q u e d a d o so la, e sp e ra en D io s, y es

26 PL 30.880.


d iligen te en su p licas y o racio n es n oche y dia. Pero la q u e se e n tre g a a lo s p la c e r e s, a u n q u e p a r e z c a v iv a, e sta m u e rta . Inculcales estas cosas p ara q u e sean irreproch ables. Si uno no m ira p o r lo s su y o s, y e sp e c ia lm e n te p o r lo s d e su c a sa , ha renegado la fe y es p e o r qu e un infiel. Para q u e una v iu d a sea in scrita en el g r u p o d e las v iu d as es n ece sario q u e haya c u m p lid o ya lo s sesen ta an o s, q u e haya estad o casad a una sola vez, q u e tenga testim on io d e sus buenas o b ras, q u e haya c ria d o h ijos, e je rc itad o la h o sp italid ad , lavado los pies de los santos, so co rrid o a los afligid os, practicado tod a clase de obras buenas. No adm itas a las viudas jovenes, p o rq u e c u a n d o lo s im p e tu s d e la p a sio n las ap artan de Cristo, quieren volver a casarse, in cu rrien d o a si en condenacion p o r haber faltad o a su p rim er com prom iso. Y adem as, se aco stu m b ran a estar o cio sas y a ir de casa en casa; y no solo o c io sa s, sin o q u e ta m b ie n c h ism o sa s y e n tr o m e tid a s, hablando de lo q u e no debieran.

Aqui parece que se habla de dos requisites diferentes respecto a l.is viudas. En prim er lugar, las viudas que realm ente no tienen nicdios en la familia seran mantenidas por la Iglesia. En segundo lugar, se requieren otras cualidades para ser aceptada en este grupo ‘|vit· suponen servicios adicionales: una carrera ejem plar como posa y madre y una disposition atestiguada para proporcionar lio.spitalidad. Probablemente esto sea una referenda temprana de lo •|U e mas tarde se convertira en muchos lugares en el «orden de viu‘bis», que fue un servicio de la organization de la Iglesia primitiva, Especialmente para obras de caridad a mujeres necesitadas y hospi<alidad a los visitantes. Dada la esperanza de vida en la antiguedad, bO anos era una edad avanzada. Las severas palabras acerca de las mujeres como chismosas ambulantes reflejan la red de comunica’ Ion informal de las mujeres que existia en la mayoria de las cultu1as tradicionales, despreciada habitualmente por los hombres por 1star cxcluidos de ella. Este es un estereotipo que se repite en la bibliografia posterior.

A LETH EIA

rrXTOS DEL NUEVO TESTAMENTOYSUS COMENTARISTAS PATRISTICOS


A LE T H E IA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

Teodoro de M opsuestia, Comentario a 1 Timoteo 5,9 11 « N in g u n a v iu d a se r a p u e s t a en la lis t a a m e n o s q u e se a m ayor de 60 an os, q u e haya sid o fiel a su esp oso , y sea conoc id a p o r sus b u en as o b ras, com o c ria d o h ijo s, e je rc ita d o la h o sp ita lid a d , lav ad o lo s p ie s d e lo s san to s, s o c o r r id o a los q u e su fr e n , y se haya d e d ic a d o a p r a c t ic a r t o d a c la se de o b ras bu en as.» Sobre todo, el A postol creyo que habia d esign ado la edad que tenian que alcan zar aquellas que serian recib idas en el orden d e las v iu d as (in ordinem viduarum ). Sin em b argo, hay gen te q u e , sin c o n sid e ra r su s raz o n e s p o r las q u e q u e ria in d ic ar esta edad, se han pregu n tad o si era ap ro p iad o qu e las diaconisas (diaconissas) fueran ord en ad as (ordinari) antes de alcan­ zar esa edad.

Esta traduccion latina del griego desconcierta. Sin embargo, por lo que sabemos por otros textos sobre las viudas y diaconisas, podemos sacar algunas conclusiones. La prim era es que para Teodoro (a diferencia de para Epifanio de Salamina) las viudas parecian ser miembros de una «orden» y, por tanto, parte del clero. Lo mismo se puede decir sobre las diaconisas. Es mas, estan ordenadas hasta el punto de que Teodoro es consciente de ello; esto coincide, de hecho, con lo que estaba sucediendo en la iglesia oriental a partir del siglo IV.

Pelagio, Comentario a 1 Timoteo 5,928 «N inguna viud a sera elegid a m enor de 60 an os...» (1 Tim 5,9). El q u eria q u e dich as diaconisas fueran elegidas p ara qu e sirvieran de ejem plo de vida p ara todos.

Aqui Pelagio identifica a viudas y diaconisas, y considera que su papel es ejemplar en la comunidad.

Swete, In Epistolas, 2,128. PL 30.883.


Conclusion I’or lo general, alii donde las mujeres diaconos son ya conocidas y areptadas, los textos blblicos se han interpretado como apoyo a la practica que ya se ejerce. Juan Crisostomo,Teodoreto yTeodoro conoi i'ii y aceptan a las mujeres diaconos. La posible excepcion aqui es ( Irigcnes, ya que se ha argumentado que, con excepcion de este pasaje, hay una carencia absoluta de testimonies de mujeres diaconos i n ligipto y, por tanto, podria no haberse referido a la iglesia de Alej.mdria. Sin embargo, hay muchas mas probabilidades de que conoriera el auge del diaconado de la mujer en Cesarea o en otros lugares que visito en sus numerosos viajes. Sea como fuere, es el quien reivindlea con mas vehemencia la «autoridad apostolica» para la institution. Pelagic es conocedor de ello, pero solo en oriente y se muestra neu11 .11 al respecto. Pero mezcla las viudas y las diaconos en 1 Timoteo. \ml>iOsiaster, nunca conocido como favorecedor de las mujeres, prelien· considerar Romanos 16 en el marco general del ministerio y se ic istc a ver mujeres diaconos en 1 Tim 3,11. Pero los textos biblicos mm solo el primer paso.

AL

II XTOS DEL NUEVO TESTAMENTOY SUS COMENTARISTAS PATRISTICOS



M U JE R E S D IA C O N O S Ε Î? LA IC jLE SIA O R IE N T A L

TeKtos literarios, referencias literarias, inscripciones I-1' s evidente que el oficio de las mujeres diaconos o diaconisas estaba IL_/ mucho mas presente en oriente que en occidente. Probablemente podemos suponer que Febe y otras mujeres diaconos anonimas como clla pertenecian, en el siglo I y quiza en el siglo II, a un oficio o funcion <|ue no diferenciaba entre sexos (vease discusion en el capitulo 2). El oficio de Febe en el siglo I, fuera cual fuera, no tenia nada que ver con el oficio de las diaconisas posteriores. En oriente, el nuevo oficio exclusivamente de mujeres aparece por vez primera en la Didascalia a principios del siglo ill. Sin embargo, ninguno de los testimonios literarios o cpigraficos de mujeres diaconos verdaderas que realmente pertenecian a cste oficio se puede datar antes del siglo IV; con la obvia exception de Febe y 1 Timoteo 3,11, como ya se ha discutido en el capitulo 2, y las dos referencias en Pastor de Hermas y en la Carta de Plinio aTrajano. Aqui incluimos a Grapte (HermasVis. 2,4,3) porque su papel corresponde a la labor de las diaconisas posteriores, a pesar de que no se le concede tal titulo. Se desconoce el papel que jugaban las ministrae de la csclava de Plinio y se cuestiona si el nombre, quiza traducido por el mismo Plinio, es realmente equivalente a diakonoi. Sin embargo, estos dos textos del siglo II podrian describir las labores de las mujeres, las que en el siglo siguiente se desarrollarian en el oficio de las diaconisas. El panorama que resulta tras la observation de las referencias a verdaderas mujeres diaconos historicas, ya sea en referencias literarias o inscripciones, puede luego complementarse con textos prescriptivos y comentarios. Pero es mas prudente tener en cuenta la realidad intes de examinar la legislation y las consideraciones del clero oficial.


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

52

Los testim onies abarcan desde el siglo siglo VII, desde Armenia hasta la Galia.

III

hasta por lo menos el

TEXTOS LITERARIOS En primer lugar consideramos los textos sobre Grapte y las ministrae de Plinio, ya que son claramente anteriores al resto. Grapte, la mujer a la que Her mas confla su revelacion en Roma para que la comunique a las viudas y huerfanos (HermasVis. 2,4,3), en teoria deberia considerarse de occidente, no de oriente. Pero, dado que las referencias que claramente proceden de occidente son muy posteriores (siglo V i), la incluimos aqui porque a Grapte no se le da realmente un titulo, ya que se supone que la comunidad grecoparlante de la clase marginada de Roma era originariamente de oriente y porque parece que Grapte ejerce un ministerio con las mujeres y ninos que presagia el de las diaconisas posteriores. La alusion a ancillae ministrae en la carta latina de Plinio normalmente se supone que hace referencia a las mujeres diaconos que eran tambien esclavas. Como veremos, dicha identificacion es bastante posible, pero no segura. Despues de estos dos textos, el resto se ordenan alfabeticamente, ya que unos son mas dificiles de datar que otros. Algunos son legendarios (p. ej., Eusebia [Xene] y Justina), pero la mayoria son relatos sobre diaconos historicas. Estos testimonios y los textos legales incluidos en los capitulos 4 y 5 son fundamentales para conocer lo que hicieron y como funcionaron las mujeres diaconos.

Grapte HermasVis. 2,4,3' El pastor de Hermas es un largo documento apocaliptico y parene-

tico probablemente escrito en o cerca de Roma en varias ediciones ' Shepherd of Hermas, Molly Whittaker (ed.), GCS ApostolischenVater, Akademie-Verlag, Berlin 1967, p. 7; Carolyn Osiek, The Shepherd ofHermas, Hermeneia, Fortress, Minneapolis 1999, pp. 58-59. Ed. esp.: El pastor de Hermas, BAC, Madrid61993.


durante la primera mitad del siglo II d.C. Este pasaje es parte del prini ipio de la primera de tres secciones y hace referenda a la primera parte de la ensenanza reveladora dictada a Hermas, su destinatario, por una andana mas tarde identificada como la Iglesia. Por tanto, tu escrib iras d o s p eq u en o s rollos y enviaras u n o a C lem ente y uno a G rap te. C lem ente [lo] en viara a las ciu d ades extran jeras, p o rq u e este es su deber. Pero G rapte am onestara a las viudas y huerfanos.

A Hermas se le ordena hacer dos copias escritas de la revelacion t|ue ha redbido, mientras que da a conocer el mensaje de forma oral a la Iglesia y a sus presbiteros. Una copia es para Clemente, que probablemente se pueda identificar, historicamente o como referencia literarla, con el autor de la primera Carta de Clemente, un lider prominente en l.l Iglesia romana de finales del siglo I. La otra copia es para una maestra | k>r lo demas anonima que era la responsable de la instruccion del desarrollo espiritual de un grupo identificable de viudas y sus hijos. A pcsar de que en el texto no se le da ningiin titulo a Grapte, ejerce una funcion importante como lider pastoral y maestra de un grupo de viu­ das y sus hijos, funcion que mas tarde desempenaran las diaconisas.

Plinio el Joven, Epfstola a Trajano 10,962 Alrededor de 110 d.C. varios cristianos fueron ejecutados por el legado del imperio, Plinio Secundo, en Bitinia y Ponto (provincias del imperio al sur del mar Negro) por ser cristianos. Tras la ejecucion, Plinio procedio a prohibir por decreto todas las asociaciones voluntarias (hetaei hie). A pesar de que la publicacion del decreto restringio algunas actividades cristianas (en especial la comida comiin), «el crimen», como lo llamo Plinio, «seguia extendiendose». Al de poco tiempo recibio una acu.11 ion anonima que contenia los nombres de muchos cristianos. En resVease R. C. Kukula (ed.), C. Plini Caecili Secundi. Epistularum Libri Novem, Epistularum ad Imlanum Liber Panegjricus, Teubner, Leipzig 1912, p. 317; Pliny, Letters and Panegyricus, trad. Hrttty Radice, LCL, Harvard University Press, Cambridge, MA, 1969, pp. 2,284-291; Mayer, Monumenta, 5.

A LET H EIA

MUIERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LE T H E IA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

54 puesta, Plinio exigio a los nuevos acusados que rezaran a los dioses y que hicieran una ofrenda de incienso y vino a la imagen del emperador Trajano (98-117). Tambien les obligo a anatematizar a Cristo. Sin embargo, Plinio queria descubrir mas acerca de las practicas de culto de la asodacion prohibida. En su celebre Carta a Trajano, Plinio relata como hizo esto. Creia q u e era n ecesario descu b rir p o r m edio d e d o s esclavas (ex du abu s a n c illis ) a la s q u e se le s lla m a b a d ia c o n o s (m inistrae) \ q u e era c ie rto —y d e sc u b rirlo p o r m ed io de la tortu ra (per tormenta).

Este es el texto latino mas temprano que parece referirse a las mujeres diaconos como una categoria diferenciada del ministerio cristiano. Solo por csa razon resulta de gran interes. Observese, sin embargo, que el texto no dice nada acerca del estatus y funcion de estas mujeres en la 5Eisen, siguiendo el argumento de A. N. Sherwin-White, experto en las cartas de Plinio, cree que m in is tr a es una traduccion literal del termino griego d ia k o n o s . Vease Sherwin-White, T h e L e t t e r s o f P li n y : H i s t o r i c a l a n d S o c i a l C o m m e n t a r y , ed. rev., Clarendon Press, Oxford 1985, pp. 691ss. Eisen tambien argumenta que esta traduccion se confirma en el comentario de Ambrosiaster sobre Rom 16,1 ( C S E L 83,476-477). Aunque no deberiamos confiar en un texto escrito mas de dos siglo despues de Plinio para confirmar el significado del uso en el siglo II. Eisen, W om en O ffic e h o ld e r s (173) tambien observa una «formula griega paralela al latin de Pli­ nio» en A p o l o g i a 1,65.5 (c. 150) de Justino. En esta los diaconos (presumiblemente tanto hombres como mujeres) administraban la Eucaristia. Eisen concluye: «Los diaconos, por tanto, ejercieron claramente funciones sacramentales. No hay motivo para pensar que este servicio no lo llevaran a cabo tanto hombres como mujeres» (173). Sin embargo, esto des­ cribe una situacion unos cuarenta anos despues de Plinio y en occidente; por lo que seria arriesgado decir que la situacion descrita por Justino se refleja en Asia Menor alrededor del 110. Martimort, D e a c o n e s s e s , esta a este respecto mucho mas cerca de la verdad y comenta: «No sabemos absolutamente nada por Plinio o por algun otro testigo sobre cual podria haber sido el papel o funcion de estas m i n is t r a e en la comunidad de Bitinia» y «traducir la palabra sencillamente como “diaconisa” es forzar excesivamente el sentido del texto y caer en un puro anacronismo»(26). Por lo tanto, no podemos estar totalmente de acuerdo con Eisen cuando afirma que «la carta de Plinio es un testimonio temprano de las mujeres diaconos en el noroeste de Asia Menor», ya que la verdad sobre esto solo podria determinarse si supieramos lo que quiere decir exactamente con «diaconos». De este modo, podria caer en el anacronismo del que Martimort advierte. Como veremos, especialmente en el exegeta de Ambrosiaster (cuyos escritos, como sostiene Eisen, no abogan tajantemente por la traduccion de «diacono» en este caso), la palabra latina m i n i s t r a seguira planteando dificultades para su traduccion e interpretacion porque no es tan precisa como los terminos griegos «diacono» o «diaconisa».


(’omunidad cristiana. Por tanto, seria arriesgado relacionar estas ministme con alusiones a «diaconisas» o «diaconos» o «mLijeres» en cualquier otro icxto de la literatura cristiana temprana. Es posible que estas mujeres di.iconos fueran iguales a las mujeres referidas cn 1 Tim 3,11 con respecto a su funcion y estatus. Pero esto no se puede asegurar con certeza. Quiza es mejor concluir que ministra significa un papel bastante bien definido y reconocido en la comunidad y aceptar que no podemos decir nada concreto sobre ello. El hecho de que las dos mujeres se designen eomo «esclavas» (ancillae) es interesante, aunque cualquier significado i clacionado con esto debe estar dentro del contexto de la afirmacion que mas adelante hace Plinio en la carta. Plinio comenta que los cristianos en rslas provincias provenian de todas las clases y anade, que eran de todas las cdades, ambos sexos, de la ciudad y del campo. En cualquier caso, el icxto sugiere el origen in nuce de la mujeres diaconos en Asia Menor.

Amproukla

ju an Crisostom o, C artas 96.103.1914 Juan Crisostomo (347-407) fue uno de los oradores mas elocuentcs y uno de los maestros de la Iglesia primitiva educados en la cultura 1 1,'tsica. En la politica, sin embargo, no tuvo tanto exito. Nacio en Siria ill rdedor del ano 347 y fue bautizado en el 368, tras haber estudiado ilurante un tiempo en Antioquia con Libanio, el orador mas famoso de la epoca. Despues de estudiar el cristianismo, se refugio varios anos en la vida eremitica y cultivo la soledad. Para el ano 386 era presbitero de la iglesia de Antioquia, haciendose famoso por sus sermones sabios y siigcstivos. Debido a ese punto fuerte, se convirtio en arzobispo de ( ' iiislantinopla en 398 (contra su voluntad), y a partir de entonces la situaeion le sobrepaso. Su caracter honrado no podia sobrellevar las i ■ miplejidades de la politica imperial y pronto aumento la oposicion iintra el, no solo por parte del clero y otros obispos, sino tambien pot parte de la emperatriz Eudoxia. Para el ano 404 estaba ya por l· stns: PC 52,659-660.662-663.718-719; discutido en Martimort, Deaconesses, 137.

A LETH EIA

Ml IIERES DIACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

56 segunda vez y para siempre en el exilio, en algun lugar al oriente de Antioquia, donde fallecio tres anos mas tarde. Su correspondencia desde el exilio es abundante y muchas de sus cartas van dirigidas a mujeres. Su seguidora mas fiel fue Olimpia. Para mas informacion sobre Juan Crisostomo vease Pentadia mas abajo. Carta 191: «Para la diacono A m proukla» Cartas 96 y 103: «Para la diacono A m proukla y aquellas con ella» En la Carta 103 le llam a «m i m as honorable y venerada dam a» En la Carta 191 le llam a «m i mas honorable y flam ante dam a»

No sabemos nada mas sobre esta diakonos aparte de su aparente ubicacion en Constantinopla y su apoyo incondicional a Juan. Las cartas de Juan a Amproukla son afectuosas y de confianza. En ellas Juan teologiza sobre su situacion y le agradece a Amproukla su correspondencia y apoyo, y le pide que le escriba pronto sobre su salud y situacion gene­ ral. Los encabezamientos en las Cartas 96 y 103 que incluyen a «aque­ llas con ella» parece que se han de entender como que ella es la superiora, o por lo menos miembro de un monasterio. Sin embargo, en las cartas Juan desea tener noticias sobre toda la casa (oikos), lo que podria referirse a los parientes y esclavos. Esta referenda nos hace pensar que no esta en un monasterio, a no ser que este en su propia casa. Luego se dice de nuevo que Olimpia reunio a muchos de sus parientes y cincuenta de sus camareras en su monasterio ( Vida de Olimpia 6). Amprou­ kla podria ser la misma que la diacono Procla en el Dialogo 10,50 de Paladio (veanse las fuentes sobre Pentadia y Olimpia mas abajo).

Anastasia

Severo de A ntioquia, Cartas 69, 70, 71, 72 s Severo (c. 465-538) fue educado en Alejandria y Beirut, bautizado en el 488 y mas tarde se hizo monje. Para el ano 508 actuaba5 5 Texto siriaco y traduction: A C o lle c tio n o f th e L e tte r s o f S e v e ru s o f A n t io c h , E. W. Brooks (ed.), PO 14.1, Firmin-Didot, Paris 1920, pp. 75-118; M. Chaine, U n e le tt r e d e S e v e re d ’A n tio c h e a l a d ia c o n e s s e A n a s ta s ie , Oriens Christianus n.s. 3 (1913) 36; discutido en Martimort, D e a c o n e s s e s , 135.


t*n Constantinopla a favor de los monjes monofisitas perseguidos. I r nombraron obispo de Antioquia en el ano S 12 despues de la des­ titution de Flaviano II de ese oficio, pero fue destituido por el c-mperador Justino en el 518 debido a sus creencias monofisitas. Se t xilio en Egipto, donde fue form alm ente excom ulgado por un •■ Inodo de Constantinopla en el ano 528. Severe fue un importante teologo de la tendencia monofisita moderada. Sus multiples escritos ■·<■ siguen editando. Se conservan por lo menos 125 homilias y 400 i art as, la mayoria en traducciones siriacas de los textos griegos originales. Las cuatro cartas a Anastasia fueron probablemente escritas despues de exiliarse de Antioquia. No se sabe con exactitud donde vivio Anastasia, pero habia adoptado la vida monastica6. La Carta 69 es muy In ga. Comienza por pedir una explication sobre la parabola de la petii ton nocturna de hospitalidad (Lc 11,5-1 3). Le sigue una larga exege­ sis alegorica que lleva a una discusion acerca de las recompensas del as· eticismo, todo ello enriquecido con muchas citas y referencias de textos biblicos, Gregorio de Nisa, Basilio y Sozomeno. Tambien conl lent' una alusion a laVirgen Maria sacada de un Evangelio apocrifo, que estaba recluida en el Templo. Casi al final Severo comenta la declaration que habia hecho anteriormente Anastasia de que creia que para ser perfecta deberia sentirse desprendida de su hermano Inocente v ile sus «hermanas de la fe», quiza su comunidad monastica. Sin i inbargo, el le anima a no pensar de ese modo, sino a continuar siendo afectuosa hacia ellos y hacia el. Las otras cartas son comentarios mas Li eves de varios pasajes de las Escrituras y de la vida ascetica, y no . ontienen inform ation contextual, probablemente porque dicho material se elimino en la edition.

ΛI contrario que el texto original griego, la traduction siriaca de la historia de Anastasia, al»adt\sa enTabennesi en el Medio Egipto, identifica en el ciclo de historias sobre Abba I Mnii l a esta Anastasia como la misma persona, pero «probablemente esto no sea mas que una conjetura», segun Sebastian P. Brock y Susan Ashbrook Harvey, HolyWomen of the Syrian t b if/i/, l Iniversity of California Press, Berkeley y Los Angeles 1987, p. 143.

A LETH EIA

Ml IILRES DlACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

58

Las cuatro cartas se dirigen a: «La diacono Anastasia» La palabra siriaca para diaconisa es mshamshanita, el termino normal. Solo la alusion a que se preocupe de sus «hermanas de la fe» en la Carta 69 podria sugerir que Anastasia es una superiora. No hay nada mas que indique esto. Como tambien vemos en el caso de Lampadion en Asia Menor dos siglos antes y las diaconisas en cl monasterio de Olimpia contemporaneo de este texto, una diaconisa en un monasterio no es necesariamente la superiora. Esto es mas evidente cuando se considera la carta de Severo a Eugenia (vease mas adelante), que especifica que es tanto dia­ conisa como superiora. En ese caso, Severo cree necesario dirigirse a ella con los dos titulos, lo que podria indicar que no son sinonimos7.

Axia

Teodoreto de Ciro, Carta Patmos 48 (44)8 Teodoreto (c. 393-460) nacio en Antioquia y se convirtio en obispo cerca de Ciro en el ano 423. En las controversias con respecto al concilio de £feso su cristologia hizo contribuciones importantes a la postura antioquena, razon por la cual fue depuesto del episcopado en el «latrocinio» de Efeso en el 449, donde prevalecieron los intereses alejandrinos. Sin embargo, en el 451 fue de nuevo elegido en el Con­ cilio de Calcedonia.

A Axia, diacono La carta es un breve mensaje de condolencia a una diakonos por la muerte de una mujer llamada Susana, de la que Teodoreto dice que era famosa por su sabiduria, bondad y sus atencioncs. No se sabe nada mas 7Agradecemos a McCarron su ayuda con el texto siriaco. 8Texto: Theodoret de Cyr: Correspondence, YvanAzema (ed.), SC 40 (1955) 118; discutido en Gryson, Ministry o j Women, 89, 153 n. 140. Las cartas de Teodoreto se encuentran en tres colecciones diferentes, todas ellas editadas por Azema en SC, vols. 48, 98 y 111. Esta carta proviene de una coleccion de cuarenta y siete publicadas en 1885 por Sakkelion a partir de un manuscrito sobre Patmos. De ahi que las cartas en esta coleccion se identifiquen normalmente con ese nombre.


ni tie Susana ni de Axia y se desconoce la fecha de la carta. Para otras i >1 1 1as deTeodoreto, vease Casiana y Celerina.

Ikisilina

< irilo de Escitopolis, Vida de Ju a n el Hesicasto 218,21-219,7; •I 9 ,19-220,49 ( 'irilo nado alrededor del afio 525 en Escitopolis, el nombre heletihlico-bizantino de la antigua ciudad de Bet Shean al sur de Galilea en > I v.ille del Jordan. Su primer encuentro con san Sabas fue en su ciu=lid natal en el 531. En el afio 543 se fue de casa para abrazar la vida 11' mitica, y tras su conversion a dicha vida viajo a Jerusalen y vivio dt spues como ermitafio a orillas del rio Jordan. Ya para el afio 544 ! si alia en el monasterio de san Eutimio en el desierto de Judea. Esa "immidad se disolvio por disputas teologicas producto de la contro' » '*t.i origenista, pero en el 555 Cirilo participo junto con los monjes a tndoxos en su refundacion. Dos afios despues, se traslado al cercano maslerio de Sabas, que hoy en dia sigue existiendo. Antes de escribir 1* \ i<las, lue ordenado presbitero. Cirilo escribio las vidas de siete famosos lideres monasticos palestinos, las cuales son importantes in* tiles para la historia del monacato en Palestina desde el 405 al 558. |uan el Hesicasto, o el Silencioso, nacio alrededor del 454 en Nicop "li , Armenia. Despues de la muerte de sus padres, y cuando contaba ■n 18 afios, adopto la vida ascetica. Para el afio 481, y en contra de su "liiutad, era obispo de Caolonia en Armenia. Viajo a Constantinopla y in' i''i a Jerusalen, donde residio en un hospicio como monje laico y τ " a ίο a san Sabas, quien le convencio para ir a su nuevo monasterio. Oli lii/o labores de poca importancia durante afios. Cuando Sabas, con‘ it In <le cjue Juan debia convertirse en obispo, le llevo ante el obispo1

1" " l.tluard Schwartz, K y r i l l o s v o n S k y t h o p o l is , Hinrichs, Leipzig 1939. Las referencias a 1' i'Agiiiin .-η el titulo son de esta edicion. Una traduccion disponible de todo el texto es la i* M I'tiee y John Binns, C y r i l o f S k y t h o p o l i s :T h e L iv e s o f t h e M o n k s o f P a le s ti n e , Cistercian *' I*· itlinns, Kalamazoo 1991, pp. 237-239.

A LE T H E IA

It II III RES DlAcONOS EN LA ICLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

60 Elias de Jerusalen para su ordenacion, Juan confeso que ya era obispo y pidio que se respetara su secreto. Despues vivio en el desierto durante siete afios hasta que Sabas le convencio de que regresara a su monasterio, donde fallecio alrededor del 558.Tanto Juan corno Sabas conocian personalmente a Cirilo y tuvieron gran influencia sobre el. C ierta m u jer d e C ap ad o cia, llam ad a B asilin a, d ia c o n o d e la g r a n ig le sia d e C o n sta n tin o p la , v in o a Je r u sa le n c o n un sobrino de alto rango que era devoto pero no en la com union de la Iglesia catolica, ya que p erten ecia a la secta severina. La diacono estaba haciendo gran des esfuerzos para hacerle cambiar de opinion y llevarle a la union con la Iglesia catolica. Con ese objetivo, p id io a to d o hom bre honrado qu e rezara p o r el. H abiendo oido sobre la gracia qu e rodeaba a san Ju an , Basilina deseaba ponerse a sus pies. Pero cuando oyo que no les estaba perm itido a las m ujeres entrar en la laura, se dirigio a su discip u lo T e o d o ro y le ro g o q u e lle v a ra a su so b r in o al san to anciano, convencida de qu e p o r m edio de su oracion D ios Ie elim inaria la desh on estid ad de su corazon y le verxa m erecedo r de estar en union con la Iglesia catolica. A si q u e el d is c ip u lo le lle v o a d o n d e el a n c ia n o y t o c o la p u e r t a c o m o d e c o stu m b re . C u a n d o el a n c ia n o e sta b a a pu n to de ab rir la p u erta, los d o s se paralizaron . El d iscip u lo dijo : «B en d igan o s, Padre». El an cian o ab rio la p u e rta y dijo: «Α ti te bendigo, p ero a este no le doy mi bendicion ». El disci­ p u lo d ijo : «N o p e r m ita s q u e e so se a a si, p a d r e » . P ero el a n c ia n o c o n te sto : «D e sd e lu e g o q u e n o le voy a b e n d e c ir hasta qu e no se aleje de los pensam ientos apostatas y confiese su com union con la Iglesia cato lica». C uando el jov en escuch o e sto , q u e d o a to n ito p o r el d o n d e p e r s p ic a c ia d e l an cian o y, d e b id o al m arav illo so su ceso , a c c e d io a e sta r en com pleta com union con la Iglesia catolica. Luego el anciano le b en d ijo, le alzd y co m p artio con el los m isterios sagrad os, p o r haber elim inado po r com pleto toda desh onestidad de su corazon. C uando B asilina se enterd de lo o cu rrid o , lo qu e m as deseaba era ir a ver al santo con sus p ro p io s ojos y tram d vestirse con


una vestim enta d e hom bre p ara p o d e r visitarle en la lau ra y a si e x p o n e r su alm a a n te el. P ero e sto le fu e r e v e la d o al a n c ia n o p o r u n a v isio n a n g e lic a y le en v io u n m e n sa je , d icien do : «Q u e sep as q u e si vienes no me veras. No lo intenles, p erm an ece d o n d e estas. Yo ap arecere en un suen o tuyo, cscuch are lo q u e m e q u ieras d ecir y te dire to d o lo q u e D ios me inspire d ecir». Escuchando esto y creyendoselo, recib io la vision claram en te. El se le ap a re c io en su en os y d ijo : «M ira, Dios m e ha en viado a ti. D im e lo q u e q u ieras». Ella hablo de su alm a y recib io una respu esta ad ecu ad a. Se d esp erto dando gracias a D ios y cuan do el discipu lo llego le con to la form a y aparien cia del anciano. Yo escuche esto d e la p ro p ia d iaco n o Basilina, y a si lo n arro aq u i en el texto.

I 'sta encantadora historia demuestra la actitud compasiva de los Hiotljes santos, incluso cuando se atenian a las normas sobre la com pa ιϊί.ι de las mujeres. Basilina esta lejos de su casa, quiza en Jerusalen » upandose de asuntos de la iglesia. Sus fuertes convicciones con resI" i to a la ortodoxia asi como su fe firme completan la historia que 1 it do escucho directamente de boca de quien lo experimento. El grupo severino, al que pertenecia el sobrino, se entiende que es ‘ I de Severo deAntioquia (vease Anastasia).

Casiana

ieocloreto de Ciro, Sirm. Carta 1710 leodoreto fue obispo y teologo de Antioquia a principios del Para mas informacion sobre el, vease Axia y Publia.

M g lo V.

* ( " / 11aodoret de Cyr: Correspondence, Yvan Azema (ed.), SC 98 (1964) 62-64; discutido :: 1ί» ywm, Ministry of Women, 89, 153 n. 140. Las 232 cartas deTeodoreto que se conscrvan • n· in lit ran cn tres colecciones; 142 fueron editadas y publicadas por primera vez por h- «pit's Sit mond, S.J., en Paris en 1642. Esta carta y la dirigida a Celerina provienen de esa ί« <. inn, con numeracion propia y normalmente precedida por la abreviatura «Sirm.». La : 1 1 a \ hla rs dc otra coleccion, llamada «Patmos».

A LETH EIA

Ml IM RES DlACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

62

A Casiana, diacono Esta segunda carta de condolencia a una diakonos (vease Axia) le recuerda a Casiana que ya esta acostumbrada a vivir segtin las Escrituras. Ella deberia darles tanto a las mujeres como a los hombres un ejemplo de «fdosofia», es decir, una actitud y conducta virtuosa.Tenemos, diceTeodoreto, una viva imagen en nuestra memoria del nino que estaba entre nosotros. A pesar de que no se conocen la fecha y lugar de la carta ni la ubicacion de Casiana, esto indica que el motivo de la carta es la muerte de un nino.

Celerina de Constantinople

Teodoreto de Ciro, Sirm. Carta 10111 Esta carta se puede datar en o alrededor del ano 448. A diferencia de las otras dos misivas de Teodoreto a las mujeres diakonoi, esta no es una carta de condolencia. Es parte de una serie de cartas escritas por el obispo a personajes influyentes de Constantinopla con motivo de una delegation representativa de obispos sirios, quienes se arriesgan a los peligros e inconvenientes de viajar en invierno para ir a la capital con el fin de discutir sobre la situation de los obispos-teologos de Antioquia contra sus poderosos oponentes politicos del partido alejandrino. Teodoreto parece todavia no saber que el 22 de noviembre del 448 su postura fue vindicada en la condena de Eutiques. A1 ano siguiente, Teodoreto fue derrocado de su obispado en el «latrocinio» del 449 en Efeso, triunfando de este modo los alejandrinos, pero en el ano 451 fue reinstaurado en su cargo por el concilio de Calcedonia.

A la diacono Celerina Esta carta va dirigida a una mujer diacono politica y teologicamente influyente en Constantinopla. Teodoreto hace referenda a la urgencia que ha provocado que varios obispos abandonaran sus iglesias "Texto: Theodoret de Cyr: Correspondence, Yvan Azema (ed.), SC 111 (1965) 18-20; discutido en Gryson, Ministry of Women, 9, 153 n. 140.


y viajaran en invierno. Teodoreto explica brevemente su cristologia .mtioquena, luego cesa, recordandose a si mismo que no necesita conlarle estas cosas. Le ruega a Celerina que haga todo lo posible para promover la verdadera fe y la paz de la iglesia. Esto sugiere que tenia 1.1 posicion de recibir e influenciar a los obispos que estaban indecisos rii sus puntos de vista teologicos y ponerles de su lado.

Dionisia, madre de san Eutimio

Cirilo de Escitopolis, Vida de san Eutimio 8,20-9,9; 10,5-14; 10,22-11,212 Eutimio (377-473) nacio en Melitene, Armenia, donde fue ordeuado presbitero. Para el ano 405 estaba en Palestina, donde vivio 11 imo ermitano en diversos lugares alrededor de Jerusalen y luego en 1.1 comunidad que fundo en el desierto de Judea, entre Jerusalen y |eric0. Esta laura, o agrupacion de solitarios con algunos aspectos de vida comunitaria, se hizo muy conocida despues de su muerte, tanto que se vio involucrada en la controversia origenista del siglo VI. Otreyo fue obispo dc Melitene en Armenia durante los anos 374184 y fue uno de los defensores de la ortodoxia nicena. Fue uno de los que mantuvieron correspondencia con Basilio el Grande (Carta 181) y . sinvo presente en el Concilio de Constantinopla (381), donde se at lararon mejor la cristologia nicena y la teologia trinitaria. Para mas informacion sobre Cirilo, vease Basilina.

Iil divino ciudadano Eutimio tenia como progenitores a Pablo y Dionisia, no provenientes de un linaje disting uido, p.ero los mas nobles y dotados con todas las virtudes divinas. Su patria y hogar era Melitene, la metropoli mas grande de Armenia. I,a bendita Dionisia, despues de haber convivido con su esposo durante muchos anos, no habfa parido ningun hijo, ya Ιγκ Ιο: Eduard Schwartz (ed.), Kyrillos von Skythopolis, TU 49,2, Hinriichs, Leipzig 1939, L M) 9,9; 10,5-14; 10,22-11,2; traduccion completa al ingles de R. M. Price, Cyril o j -4f (Iwpolis: The Lives of the Monks of Palestine, Cistercian Publications, Kalamazoo 1991, pp. f ft; disrutido en Gryson, Ministry of Women, 153 n. 138.

A LET H EIA

MUJERES DIACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LET H EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

64 q u e era esteril, m otivo p o r el cu al estab an los d o s m uy desan im ad o s y su p lic a ro n a D ios d u ra n te m u ch o tie m p o p a ra q u e les d ie ra un h ijo. F u ero n al sa g r a d o san tu a rio d e l glo r io s o y v ic t o r io s o m a r tir P o lie u c to , s itu a d o en el m ism o b arrio, do n d e estuvieron m uchos dias rezando, de m od o que la p a la b ra d e sc e n d io so b re n o so tr o s com o en lo s tie m p o s pasados. Una de esas noches, m ientras estaban rezan do solos, u n a visio n d iv in a se les a p a re c io y les d ijo : «A n im ao s. Anim aos. M ira, D ios te ha o to rg ad o un hijo, qu e se llam ara “ buen an im o ” » (euthym ia), ya q u e co n su n acim ien to , el q u e os lo con cede prom overa sus iglesias» (8,20-9,9).

Cuando el nino nace, sus padres lo ofrecen a Dios. D e sp u e s d e tre s an o s, su p a d re , P ablo, fa lle c io . La b e n d ita D io n isia te n ia u n h e rm an o c u lto lla m a d o E u d o x io , q u ie n ocu p ab a un cargo de au to rid a d com o co n sejero del ob ispo. Ella lo co n v irtio en su ase so r e in te rm e d iario , d e m o d o q u e llevo a su h ijo al gran Otreio, en aq u el entonces su p erio r de la santa iglesia de M elitene y p erso n aje destacado en el sagrado Concilio de C onstantinopla. A si cum plio lo que habia prom etido , o frecien d o a su hijo com o un sacrificio o p o rtu n o para D ios, com o la con ocida Ana hizo con Samuel (10,5-14).

El obispo Otreio escucha la historia sobre la conception y naci­ miento del chico y lo acepta en su iglesia y casa, bautizandolo y nombrandolo lector (jeon dos anos!). A partir de entonces Euti mio vive en la casa del obispo. Pero la b e n d ita D ion isia, sien d o tan dev ota d e D ios y d e las cosas de D ios, fue ord en ad a diaco n o de la santa iglesia (10,2211, 2 ).

La viuda Dionisia, que ya no tiene deberes familiares ya que se lc ha proporcionado el cuidado de su hijo, es ordenada diacono (echeirotonesen diakonon). Nada mas se sabe de ella en la vida de su hijo. Se repite la misma information en un texto posterior” :13

13L. Surius, De Probatis Sanctorum historiis, Col. Agrippinae 1570, 1:454; Mayer, Monumenta, 11.


O treyo, q u ien p re sid ia (praeerat) la ig lesia d e M eliten e [en A rm enia]... ord en o (ordinat) a su (de Eutimio) m adre D ionisia d ia co n isa (diaconissam) d e su ig lesia, p a ra q u e sirv ie ra a las cosas divinas asiduam ente.

Se repite esencialmente la misma informacion en la muy posterior uln a Vida de Eutimio, excepto que se anade la razon de su ordenacion. I’airee implicar una especie de funcion liturgica. El tema del hijo milal'i iiso nacido de padres de avanzada edad y dedicados a Dios desde la infuncia se basa, por supuesto, en 1 Samuel 1.

Elisantia, M artiria y Paladia Vida de Olimpia 7 14 Para mas informacion acerca de la Vida de Olimpia, vease Olimpia. i i contexto de estc pasaje es que Olimpia transfiere al obispo de la iglesia, Juan Crisostomo, todas las propiedades que le quedaban. Juan ■ ntonces ordena mas mujeres diaconos para el monasterio de Olim­ pia I lisantia fue la segunda sucesora de Olimpia como superiora del monasterio, despues de la nieta de Olimpia, Marina. lam bien ord en o (cheirotonei) diacon os (diakonous) de la santa Iglesia a tre s d e sus p a rie n te s, E lisan tia, M a rtiria y P aladia, p a ra el m o n a ste r io , d e m o d o q u e c o n tin u e n el p r o c e d im iento estab lecid o m ediante los cu atro serv icios diaconales (diakonia ).

Juan ordena a tres diaconos mas para el monasterio aparte de

1 Munpia, quien habia sido ordenada por su predecesor. El parrafo suitei ior (6) describe su inclusion en el monasterio, siendo las tres hertnaii.is de la misma familia. Con ellas entro la sobrina homonima de < llitnpia, pero no se le nombra en el pasaje de la ordenacion. Al pare1 1 1 se creia que cuatro era la cantidad de diaconos adecuada para el It Mu; Anne-Marie Malingrey, Vie anonjme d’Olympia, SC 13bis (1968) 420; Mayer, MonuMfWii, 28; Martimort, Deaconesses, 137 n. 99; discusion en Malingrey, 421-422 y en MartiI 17.

viaHiaiv

Ml III RES DlACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


AL

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

66 monasterio. El lenguaje de la segunda parte del texto es muy oscuro. Desconocemos cual era el «procedimiento establecido» que se llevaba a cabo en el monasterio, pero se le llama diakonia, por lo que tendria algo que ver con la liturgia. Se ha sugerido que, ya que eran cuatro, cada una habria tenido un turno de cuatro horas en alguna actividad que se llevaba a cabo ininterrumpidamente. Puesto que parece que algunas mujeres diaconos han sido las directoras del coro monastico (vease Lampadion), quiza era el Oficio Divino o alguna forma de canto liturgico. Se ha de recordar que, tanto en la tradition monastica de oriente como en la de occidente, el Oficio Divino es tan liturgico como lo puede ser la celebration de la Eucaristia.

Eugenia

Severo de A ntioquia, Carta 1101516 Para mas information sobre Severo de Antioquia, vease Anastasia. Esta carta es un brevisimo desarrollo alegorico de Prov 23,1-2 de los ascetas. No contiene ninguna information contextual, probablemente habiendo sido suprimida en la edition.

A Eugenia, diaconisa y superiora monastica En la traduction siriaca a Eugenia se le llama mshamshanita y ή shat dayra, los equivalentcs siriacos habituales de diakonissa y archimandrite, o superiora monastica. Aqui los dos oficios aparecen combinados en una misma persona, aunque Severo cree que ambos titulos son nccesarios para dirigirse a ella, serial de que los puestos no iban automaticamente unidos. Igualmente, a Anastasia, diaconisa a quien Severo dirigc cuatro cartas, no sc le llama superiora monastica, por lo que probable mente no lo fuera. No se sabe nada mas sobre Eugenia. Para mas infor­ mation sobre otras dos diaconisas que eran superioras monasticas, a quienes Severo escribe, vease Jannia y Valeriana'6. 15Texto siriaco y traduccion: A Collection of the Letters of Severus of Antioch, E. W. Brooks (ed.), PO 14,1 (Firmin-Didot, Paris 1920) 273-274. 16Agradecemos a Richard McCarron su ayuda con el siriaco.


Eusebia de Constantinoplei

Sozomeno, H istoria eclesidstica 9,217 Para mas information sobre Sozomeno, vease Olimpia. C ierta m u jer con el n om b re de Eusebia, d iaco n o d e la secta de M acedon ia, tenia una casa y un jard in fren te a la m uralla de C onstantinopla.

Como con las referencias a Olimpia, Sozomeno mantiene aqui t.wnbien el termino original diakonos en su forma masculina. La «secta hiaccdoniana» dio comienzo con un rival del episcopado de Constantinupla alrededor del ano 340 y estuvo luego asociado a la negation de l,i divinidad del Espiritu Santo. El resto de la historia trata sobre como *" ulta Eusebia las reliquias de los cuarenta santos martires en la tumba ■ !c su propiedad a principios del siglo v. Por tanto, Eusebia fue duena y di lerminaba la disposition de su propiedad funeraria.

Eusebia o Xene de M ilasa

Cana, Vita Sanctae Eusebiae's i ista vida legendaria de Eusebia se ubica en el siglo I pero fue prolublementc escrita en elV, con miiltiples anacronismos, por un autor aiiunimo. Otro personaje principal es un obispo, san Efren, a quien se li distingue como «el sirio». El relato hace referencia en dos ocasiones .1 la historia de Pablo yTecla, pero como senala el editor, las dos histot i i . Iienen pocas similitudes. Segiin la historia, Eusebia era una virgen romana que huye a Cos para evitar casarse. Alii vive con un grupo de virgenes, conoce a Pablo i lc suplica que les enseiie el camino hacia la salvation. Pablo es el Mayer, M o n u m e n t a , 28. Traduccion completa de Sozomeno disponible en E c c l e s i a s t i c a l H i s ->/ S o z o m e n , trad. EdwardWalford, Henry G. Bohn, Londres 1855. i ih i s a n c t a e E u s e b i a e s e u X e n a e , T. Nissen (ed.), A n a l e c t a B o l l a n d i a n a 56 (1938) 111-112, n°. ! I; /'(I I 14,981-1000, col. 989, n°. 8; traduccion al latin en A A S S 3,212-216; discutido en Mai tlmort, D e a c o n e s s e s , 124.

■■■■> i

A LETH EIA

Ml III RES DlACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

68

lider de un grupo de hermanos en un monasterio del apostol san Andres en Milasa. Pablo les lleva a ella y a sus companeras hasta alii, donde Eusebia vuelve a fundar su monasterio y un sepulcro de san Esteban protomartir. Se desconoce la procedencia de Eusebia y siempre que se le pregunta contesta que su nombre es Xene, «viajera» o «peregrina». D espues de m ucho tiem po d e q u e m uriera el ob ispo Cirilo en el Senor, la c iu d ad eligio en su lu gar al ilustrisim o Pablo, y fue ord en ad o o b isp o de esa ciu d ad . Entonces, fue al m on asterio d e las m u jeres, con ven cio a la sen o ra X en e y le o rd e n o diacon o ( diakonon).

La bistoria continua con la description de la gran virtud y el heroico ascetismo de Xene. Ja n n ia

Severo de Antioquia, Carta 7,219 Para mas information sobre Severo de Antioquia, vease Anastasia. El editor data esta de carta antes del episcopado de Severo, que comenzo en el ano 512. Por ello, podria haber sido escrita en Egipto, donde previamente habia vivido.

A Jannia, diaconisa y superiora monastica En el texto siriaco a Jannia se le llama mshamshanita y rishat dayra, los terminos habituales para diaconisa y superiora monastica o, en griego, archimandrite. El hecho de que se utilicen ambos titulos indica que no son sinonimos. Veanse los antecedentes en Anastasia, Eugenia y Valeriana. En la carta se le exhorta a Jannia que continue siendo misericordiosa con una hermana de su monasterio que ha cometido algun tipo de fallo

19Texto siriaco y traduction completa al ingles:

T h e S i x t h B o o k o f th e S e l e c t L e t t e r s o f S e v e r u s

E. W. Brooks (ed.),Text and Translation Society? Williams and Norgate, Londres 1904, 1,2,415-418; 2,2,368-371; discutido en Elm, V ir g in s o f G o d , 178 n. 124; Martimort, D e a c o n e s s e s , 135. P a t r i a r c h o f A n t io c h , in t h e S y r i a c v e rs io n o f A t h a n a s i u s o f N i s i b i s ,


t|uc no se especifica —a no ser que la falta corrompa al resto, en cuyo deberia ser expulsada—. La carta finaliza recordandole que ante todo debe dar buen ejemplo de la forma dc vida que ensena20. im s o

Justina

I cyenda del siglo iv: Vidas de los santos Ciprianoy Ju stin a ' Las Vidas de los santos Ciprianoy Justina es una recopilacion de liistoi las que puede —o no—tratar sobre personajes historicos. Segi'in varias vrrsiones, Cipriano es un mago de Antioquia contratado para hechizar i una virgen llamada Justa. Sin embargo, ella le convierte a el al cristlanismo y el le cambia el nombre a ella, Ilamandola Justina. Cipriano ilcga a ser obispo y ambos son juzgados y ejecutados juntos, bien bajo i-l mandate de Decio en Damasco (249-2S1) o bien bajo el de Diocle1 1,mo en Nicomedia (a principios del siglo IV). En algunas versiones, a i ipriano se le confunde con san Cipriano de Cartago, ya que el mago i nnvertido de Antioquia sobrevive a la persecucion y se muda a Cari.igo, donde se convierte en obispo. Gregorio Nacianceno (Disc. 18 124]) crea esta confusion y habla cxtensamente sobre su dia festivo, sin mencionar a Justina. La re alm e n te d istin g u id a v irg e n Ju s t a , a q u ie n el le d io el nuevo n om b re d e Ju stin a , h ab ien d o le in clu id o en el g r u p o dc las diaconos, le confia el lid erazgo de las del m on asterio y la n om bra com o su m adre.

Justina es una diakonos. Aunque este relato no tiene valor historico, <s una leyenda temprana que de nuevo atestigua la existencia de las tmijeres diaconos y la frecuencia con la que la superiora del monastet in de mujeres poseia el titulo. A pesar de que todas las versiones de la Irycnda dicen que ella le convirtio a el, en este caso es el quien asume

Agradecemos a Richard McCarron su ayuda con el siriaco. /'(» I 15,868; Martimort, D e a c o n e s s e s , 135-136; D i c t i o n a r y o f C h r i s t i a n B i o g r a p h y : L it e r a t u r e , -· is, a n d D o c t r in e s , William Smith y Henry Wace (eds.), John Murray, Londres 1877; reim(irrsu.N.f., 1,755; 3,536.

A LETH EIA

Ml III RES DIACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

70 el papel de superior eclesiastico que le ordena y le nombra a ella. En el momento de su martirio con la espada, Cipriano pidc que se le mate prim ero a ella, ya que «dcsconfia de la debilidad femenina» (PG 115,880). Es decir, teme que ella transija si el no esta a su lado para fortalecerla. Despues de matarla, le toca el turno a el.

Lampadion de Anesi

G regorio de Nisa, Vida de Macrina 2922 Gregorio de Nisa (c. 330-c. 395), hermano menor de Basilio el Grande y Macrina, es junto con Basilio y su amigo Gregorio Nacianceno uno de los «teologos capadocios» que influyeron en el desarrollo de la teologia trinitaria del siglo IV. A diferencia de los otros dos, Gre­ gorio cstaba casado y no habia estudiado en un importante centro intelectual. Basilio lc ordcno obispo cn el 372 en un episcopado de un pequeno pueblo, Nisa, donde permanecio durante poco tiempo, ya que nunca tuvo exito como administrador y lider pastoral. Su virtud fue mas bien la erudicion y los escritos teologicos y misticos, y fue un personaje importante en el Concilio de Constantinopla en el 381. Despues viajo y escribio abundantemente hasta su muerte algo poste­ rior al 394. En su camino de vuelta a casa tras un sinodo en Antioquia, poco despues de la prematura muerte de su hermano mayor Basilio en el 379, visito a su hermana Macrina, superiora de un monasterio de Anesi en Ponto, al norte de Asia Menor. Poco despues Gregorio presencio la muerte de su hermana. Macrina, hermana mayor de los santos Basilio y Gregorio de Nisa, junto con su madre y otros, inicio en la segunda mitad del siglo IV un doble m onasterio en una propiedad familiar de Anesi en Ponto. Macrina era la superiora, la figura venerada. Su hermano Gregorio narra los hechos de su muerte y debate con Vetiana, una persona 22 Vie de Sainte Macrine, Pierre Marval (ed.), SC 178 (1971) 236; traduccion al ingles del texto completo en Fathers of the Church (Catholic University Press, Washington, DC, 1967, pp. 58.161-197.


Importante del monasterio, si vestir a Macrina en su entierro con mejor vestimenta que las humildes prendas que acostumbraba a vestir. H abia una del ran go d iacon al, lid er del c o ro de las virgenes, de n om b re L am pad ion , q u e d ecia sab er exactam en te lo q u e M acrina deseab a para su en tierro. C uando le pregu n te sobre csto, resu lto ser de gran ayuda en nuestras deliberaciones.

Lampadion es miembro del estatus o rango diaconal (en to tes diakonias bathmo), por lo que no es posible saber con exactitud cual era su tltulo. El hecho de que una de sus labores fucra dirigir el coro de las virgenes (ella es protetagmene, situada en primer lugar) implica algun tip» de tarea litiirgica, a pesar de que Gregorio utiliza siempre el mismo termino solo para referirse al grupo de mujeres ascetas sin nint'lina connotation liturgica. Lampadion cjercia algun tipo de liderazgo, pel'» no queda claro cual exactamente. No es «abadesa», ya que Grei'·trio llama a su hermana hegoumene.Vea.se Justiniano, Novellae 59,4, sobre la existencia de un grupo musical de virgenes que acompanaban la liturgia dos siglos dcspucs. Λ medida que cl relato contimia, Lampadion emerge como una iulima confidente de Macrina que conocia sus deseos para su funeral. 1 .is funciones de Lampadion como diacono podrian haber sido la insti wecion y la supervision liturgica, como en Cd 3,15,1-4. Quiza habia sido ordenada diacono antes de entrar en la comunidad monastica. El i. I,ito revela que la labor de los diaconos en una comunidad monastica d r mujeres era distinta a la de la superiora.

Magna de Ancira

Nilo de Ancira, C arta 23 Nilo de Ancira (a veces llamado de Sinai) estudio en ConstantinoIAt como discipulo de Juan Crisostomo y mas tarde fundo un monasII i |o ccrca de Ancira, desde dondc cjcrcio una gran influcncia cn cl

n , /‘i,968-1060.

A LETH EIA

Ml )|ERES DlACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

72 movimiento ascetico por medio de sus escritos. Fallecio alrededor del ano 430. Leyendas posteriores apuntan que el y su padre profesaron la vida ascetica en el monte Sinai y con el tiempo fueron ordenados presbiteros, de ahi que se asocie su nombre al Sinai.

Sobre la pobreza voluntaria, a la mas distin guida diacono Magna Un largo tratado sobre la pobreza religiosa (aktemosyne) esta dirigido a una diakonos llamada Magna, de la que no sabemos nada mas excepto su supuesto nivel de cultura literaria. Sin embargo, es probablemente la misma persona que se cita en la siguiente fuente.

Paladio, H istoria Lausiaca 6724 Vease Olimpia para mas informacion sobre el contexto de Paladio. En esa c iu d ad de A ncira vivian m uchas otras virgen es, q u iza d o s m il o m as, q u ie n e s p r a c tic a b a n el a u to c o n tr o l y eran ex cep cio n ale s. Entre ellas, la m as d estacad a en alab an zas, la mas d istin gu id a m ujer llam ada M agn a. No se com o llam arla, virgen o viud a. Su m adre le o b ligo a casarse con un hom bre, p e r o m u c h o s d ic e n q u e e n g a n a n d o le y d is u a d ie n d o le , se m an tu vo in ta c ta . Poco d e sp u e s d e q u e el fa lle c ie ra , ella se ded ico p o r com pleto a D ios y cu id o al m axim o de su p ro p io hogar, llevando una vida ascetica y sobria, com po rtan d o se de tal m an era q u e h asta los o b isp o s la resp e tab an p o r su g ran v irtu d . A yudo sin cesar en las n ece sid ad es de los h o sp icio s, asistio a lo s p o b re s y a los o b isp o s q u e viajab an , h acien d o lo sin a la rd e a r y co n ay u d a de lo s esclav o s de co n fian za d e la casa, y nunca ab an don o la iglesia a la noche.

Esta es probablemente la misma Magna a quien Nilo dirigio su carta, pero no podemos estar seguros. Aqui no se le da ningiin titulo clerical, pero si obtenemos un poco mas de informacion sobre su vida, aunque esta escrito en un lenguaje estereotipado. El rumor de que, a

ULH 163.


JifHar de estar casada, se mantuvo virgen se aprecia tambien en la la eve description que Paladio hace de Olimpia.

M anaris de G aza

M«ircos el D iacono, Vida de Porfirio, obispo de G aza 10225 Porfirio nacio enTesalonica alrededor del ano 347, fue ordenado picsbitero en Jerusalen en el 392 y obispo en el 395. Siendo obispo de * iaza, fue representante de una minoria cristiana que lucho contra una inilavia mayoria pagana. Uno de sus triunfos fue conseguir que condenai'an y destruyeran elTemplo de Marnas en Gaza. Falletio en el 420. El diacono Marcos fue de Asia a Palestina, donde fue ordenado « »l»re el 397. A1 ano siguiente Porfirio le envio a Constantinopla con la mision de conseguir el decreto de condena contra elTemplo de Marii.is. Su biografia es practicamente la finica fuente de information . ibre su obispo, Porfirio. El manuscrito fue descubierto en 1556. Ya casi al final del relato, Porfirio se encuentra con una nina huerlaua de 14 anos que quiere ser bautizada junto con su anciana abuela. I i abuela es bautizada inmediatamente debido a su mala salud y la ulna, Salafza, poco despues. En aqu ellos dias sucedio que le llego la hora de descansar a la an ciana y fue al Senor. Luego, llam ando a la chica, la envio a la diaco n o M anaris, cuyo n om bre en g rie g o significa Foteine |lu z ]. El le e n tr e g a a S a la fz a , d a n d o le el v e stid o d e u n a kanonike y, encom endandolas a Dios, las d ejo m archar en paz.

Manaris es una diakonos encargada del cuidado de la nina. El nombir de Manaris deriva quiza de una raiz siriaca que significa «brillante» " luminoso»26. El texto describe luego la vida ascetica que Salafza

Henri Gregoire y M.-A. Kugener, M a r c le D i a c r e , Vie d e V o r p h y r e E v e q u e d e G a z a , d ’Edition «Les Belles Lettres», Paris 1930, pp. 78-79, con traduccion francesa. Una ti ddiiccion muy arcana al ingles es la de G. F. Hill, T h e L if e o f P o r p h y r y B i s h o p o f G a z a b y M a r k ■he Deacon, Clarendon, Oxford 1913, discutido en Gryson, M i n is t r y o f W om en, 90, 153 n. 145. ' Vr.ise Gregoire y Kugener, M a r c l e D i a c r e , 78 η. 1. IfX to:

μictr

; A LETH EIA

' II III KPS DIACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


AL

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

74 adopta, indicando una relacion entre el estatus de kanonike y el ascetismo27. Sin embargo, la funcion de la diacono Manaris no es practicar el ascetismo, sino responsabilizarse de la iglesia. Existen otros contextos que indican que una de las funciones principales de las mujeres diaconos es la instruccion de las mujeres para el bautismo (vease Komana). Pero en este caso se trata de la proteccion y el patronazgo de una chica joven sin familia.

M artana

Egeria, Peregrination a los Santos Lugares 23,328 Hay mucho escrito sobre esta fascinante peregrinacion a los Santos Lugares. El texto fue descubierto a finales del siglo X IX , aunque la fecha de su composicion, la audiencia a la que esta destinado y el autor no estan del todo claros. Los expertos estan generalmente de acuerdo, sin embargo, en que el texto fue escrito a principios del siglo V, desde luego no mas tarde del afio 417 d.C. (Sin embargo, se desconoce la fecha de la peregrinacion.) La autora fue posiblemente una monja, abadesa o una virgen consagrada que escribia a otras mujeres religiosas. Hay indicios que sugieren que era la hija de un oficial espanol de la corte imperial, quiza la deTeodosio (379-395), por medio del cual podria haber conseguido una escolta para ir aTierra Santa. En cualquier caso, la peregrinacion la emprendio una mujer devota que visito Jerusalen, asi como lugares santos en Egipto, Palestina, Siria y algiin sitio mas. Durante su peregrinacion hace un viaje especial a Seleucia en Isauria (hoy en dia Silifke, en las costas turcas), unos 10 kilometros al suroeste deTarso. Seleucia era el emplazamiento del sepulcro de santaTecla, una legendaria discipula de Pablo, que fue inmortalizada en los Hechos de Pabloy Tecla del siglo II (vease Tertuliano, Sobre el bau足 tismo 17,4) y en la Vida de santa Tecla, tradicionalmente atribuido a Basi 27 Se sabe muy poco sobre la funcion de las kanonikai en esta epoca; para una breve discusion vease Eisen, Women Officeholders, 179-180. 28Texto: Pierre Maraval, Journal de voyage:Itineraire/Egerie, SC 296 (1982) 226-228.


!in do Seleucia29. En el sepulcro deTecla encuentra una comunidad de t rldas monasticas para hombres y mujeres y a una vieja amiga. Alii e n co n tre a u n a q u e r id a v ie ja am ig a lla m a d a M artan a, una santa diaconisa (diakonissa) a quien con oci en Jeru salen , d o n d e fu e a re z a r y cu y a fo rm a d e v id a p u e d e n a te stig u a r (o dos en orien te. G ob ern ab a (regebat) estas celd as m on asti­ c s de apotactitas o virgenes (apuctatitae vel virginum).

Martana es la linica contemporanea que se menciona en toda la prn'grinacion. El termino apuctatitae es quiza una transliteracion latina di I lermino griego apotaktitai. Un comcntario mas adelante en el mismo ■ ipilulo y otro en el capitulo 28 del diario indican claramente que ella gubernaba (regebat) tanto a hombres como a mujeres, por lo que el ter­ mini >apotaktitai, transliterado como apuctatitae, era probablemente el it i tnino nativo para un clase concreta de monje y monja. Se ha arguniciitado, de hecho, que el termino hace referenda a monjes y monjas que lienen un regimen especialmente estricto de ayuno y de autodiscip lin .iE n latin antiguo vel no distingue necesariamente dos categorias (Ir msas, por lo que resulta dificil asegurar si aputactitae representa una i stlcgoria distinta a la de las virgenes. En cualquier caso, lo que si esta III o es que Martana era una especie de abadesa que presidia lo que | midiiamos denominar un «doble monasterio» de hombres y mujeres.

Matrona de Cosila, cerca de Calcedonia

So/.omeno, H istoria eclesiastica 7,2151 Este capitulo de la Historia eclesiastica de Sozomeno relata el descuImImiento y el traslado a Constantinopla en dos fases de la cabeza de Juan el Bautista. Como narra la historia, la cabeza fue descubierta niilagrosamente por varios monjes de la secta de Macedonia en Sicilia,

h , 85,618; G. Dagron y M. Dupre la Tour, Vie et miracles de sainte Thecle. Texto, traduccion * tmiriitario, Subsidia Hagiographica 62, Societe des Bollandistes, Bruselas 1978. Vf α·ιγ A. Lambert, «Apotactices et Apotaxamenes», e n DACL 1,2604-2626. \b%UK PG 67,1482-1485.

A LETH EIA

'·.IIIILRES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

76 en el sureste de Asia Menor (para mas information sobre los macedonianos, vease Eusebia). El emperadorValente (328 378 ) dio ordenes dc que se llevara la reliquia a la capital, pero cuando el carro estaba en el distrito de Pantiquio, cerca de Calcedonia, las mulas que lo empujaban se negaron a seguir adelante. Esto se entendio como un signo divino y la cabeza fue entonces depositada en el pueblo de Cosila. Mas tarde, el emperador Teodosio I (379-95) quiso llevarla a Constantinopla. Para mas information sobre Sozomeno, vease Olimpia. La u n ic a q u e se o p u so al tra sla d o fu e M atro n a, u n a v irgen santa, que era su diacono y guardian. D ejando a un lado el uso d e la fu erza, el tra to con to d a s su s fu erza s, y p o r m ed io de siip licas fln alm en te ella, re ac ia, lo c o n sin tio p o rq u e record a b a lo q u e h a b ia su c e d id o c u a n d o V alente lo in te n to . El rev istio la c a ja regiam en te y la llevo al lu g ar llam ad o H ebdom a en los suburbios de C onstantinopla, donde le erigio una gran y herm osa iglesia. A unque el em perador lo intentara con siip licas, n o con ven cio a M atro n a d e q u e ro m p ie ra su ju ram ento, ya q u e perten ecia a la secta de los m acedonianos.

El relato contimia con la historia contrapuesta de un presbitero macedoniano llamado Vicente, que era el capellan de la reliquia. El, como otros macedonianos, habia prestado juramento de que nunca cambiaria sus creentias, pero dijo que si Juan el Bautista podia seguir al emperador esta vez, el tambien lo haria. La historia termina asi: Pero M atro n a se q u ed o en el p u eb lo d e Cosila h asta el final, v iv ie n d o c o n g r a n sa n tid a d y sa b id u r ia c o m o lid e r de un g r u p o d e v irgen es. In cluso hoy en d ia se d ic e q u e su s vidas virtu osas son dignas de su m aestra.

El titulo de Matrona es aute (dativo singular) diakonos, es decir, es su diacono (de la reliquia). Por tanto, es posible que el termino diakonos se haya utilizado en un sentido mas amplio como ministro o guardian de una reliquia. Pero dado que se utiliza el termino mas comiin de diacono —un termino con un sentido eclesiastico definido en esa cpoca—, es mas probable que fuera una mujer diacono con una responsabilidad especial. Es tambien la superiora de un grupo de virgenes, lo que probablemente


era antes de que la cabeza llegara. Es, por tanto, en el monasterio donde vivian Matrona y las virgenes donde residia la reliquia. El hecho de que Matrona perteneciera a los macedonianos, al igual que lo hacia probable inente todo el monasterio, y que, por tanto, la cabeza de Juan el Bautista fueraconfiada a ellas, no parece haber molestado a los emperadores.

Nectaria

Sozomeno , H istoria eclesidstica 4,2432 Nectaria y todas las personas asociadas a ella tenian dudosa reputaΐ'ίόη. Elpidio, obispo de Satala en Armenia, fue acusado de abusar de la autoridad y de crear escandalos. Una de las razones que contribuyo a su deposition fue el hecho de que restablecio a un presbitero llamado I useliio. Para mas information sobre Sozomeno, vease Olimpia. Eusebio h ab ia sid o d e p u e sto p o r q u e c o n sid e ro a N ec taria digna del d iacon ad o, a pesar de qu e habia sid o excom u lgada por q u eb ran tar acu erd o s y com eter p erju rio . Esto ib a claraniente en con tra de las leyes de la Iglesia.

No se dice quien ordeno a Nectaria y tampoco se le da ninghn litulo. Solo esta claro que, despues de haber sido excomulgada, Euse­ bio trato de readmitirla como miembro del diaconado. Si sus seguidoi es fteron depuestos, podemos estar seguros de que ella tambien lo Iik- yque tenia un estatus social suficiente como para estar tan implic.xla on la politica eclesiastica.

ISicarete

Sozomeno, H istoria eclesidstica 8,2333 [Nicarete, una n ob le sen ora de B itin ia resid en te en Constantinopla] intento disim ular sus m odos virtu o so s con su hum ilirxto PG 67,1193;GCS SO, 181.16-18; Ecclesiastica Historia, Robert Hussey (ed.), Oxford Univiisity Yrss, Oxford 1860,pp. 1.411; discutido en Gryson, Ministry of Women, 89,153 n. 135. Mayer, Monumenta, 27; PG 67,1576.

iiv

MUJERiS DIACONOS ΕΝ LA IGLESiA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

78 dad . Por tan to, se co n sid erab a a si m ism a in dign a d el honor del diaco n ad o asi com o de ser n om b rada lid er d e las ÂŤvirgen es e c le s ia s t ic a s Âť , a p e s a r d e q u e Ju a n le h a b ia in sta d o a m en udo p ara q u e aceptara.

El contexto del pasaje son una serie de historias sobre la persecucion de los seguidores de Juan Crisostom o despues de que luera depuesto de su cargo de obispo y fuera expulsado de Constantinopla. A pesar de su avanzada edad, Nicarete fue una de las que huyo voluntariamente de la ciudad porque no se sentia a salvo en medio de los ataques y saqueos militares. Habia jurado virginidad perpetua y alcanzo renombre por su virtud y generosidad para con los pobres. Aun asi, rechazo la ordenacion al diaconado (axioma diakonou, la dignidad de ser diakonos) u otra funcion eclesiastica con el grupo de las virgenes consagradas. Otras fuentes dan fe de este ultimo grupo como una comunidad de mujeres que, en un principio, vivieron en privado en sus hogares, pero que para esa cpoca muchas de ellas ya vivian en comunidad en asentamientos urbanos como alternativa a la vida monastica en el desierto. Olimpia presidia una de esas comunidades en la monasterio urbano que habia fundado. Este pasaje, entre otros, muestra que la labor de las diaconisas no era simplemente la de presidir comunidades de esc tipo.

Olimpia Nacida alrededor del ano 36S en el seno de una familia noble, Olimpia fue una de las mujeres mas adineradas, poderosas y populares de su tiempo. Su abuelo fue Ablabio, prefecto pretoriano y consul en el 331, perteneciente a la nueva nobleza cristiana creada por Constantino. Siendo joven, Olimpia conocio a Gregorio Nacianceno durante su breve permanencia en el episcopado de la capital en el 381. Fue posteriormente invitado a la boda de Olimpia, aunque no asistio, enviandole como regalo un poema. Alrededor del 385 estaba casada con Nebridio, que probablemente era mucho mayor que ella, porque este era para el su segundo matrimonio. Nebridio se convirtio en prefecto de Constan­ tinopla en el 386, pero fallecio poco despues. Cuando contaba mas o menos con veinte anos, Olimpia era ya viuda. Desde entonces, rechazo


1 casarse de nuevo, a pesar de la presion incluso por parte del emperador Teodosio I, quien al principio le privo del derccho dc administrar sus inmensas propiedades hasta que cumpliera los treinta con la intention de disuadirla. Sin embargo, Olimpia adopto la vida ascetica y fundo un monasterio de mujeres al lado de la catedral de Constantinopla, que se convirtio en un centro de vida espiritual, obras de caridad y, debido a su elevada position y contactos, centro de la vida politica. El obispo Nectario ordeno diaconisa a Olimpia cuando rondaba la Ireintena, a pesar de que la ley canonica especificara una edad minima de sesenta. (Alrededor de cincuenta anos mas tarde el Concilio de Calcedonia reduciria la edad minima a cuarenta.) Esta exception podria liaberse debido a su extraordinario patronazgo del obispo y a su puesto cercano como su conscjera personal y politica. Olimpia fue muy genemsa con otros obispos, sacerdotes y ascetas de ambos sexos, por lo que era muy popular. Gregorio de Nisa le dedico el comentario sobre el Cantar de los Cantares. Su amigo mas conocido fue Juan Crisostomo, sucesor de Nectario, y clla fue su seguidora mas fiel, por lo que se vio involucrada en el conflicto que llevo a Juan al exilio en el 404. Desde entonces hasta su muerte, en el ano 407, de las cartas que el le escribio •so conservan diecisiete.Tras el exilio de Juan, Olimpia fue tambien juzgada y exiliada por apoyarle. Murio en el exilio, probablemente en ( 'izico o Nicomedia, entre el 407 y el 419. Olimpia es una santa de la Iglesia oriental, pero tambien se le nornbra en el martirologio romano. El autor anonimo del siglo V de la Vida de Olimpia podria haber sido tin contemporaneo y testigo ocular de los acontecimientos de su vida. fxiste otro texto sobre ella, la Narration referente a santa Olimpia, de Nergia, sucesora de Olimpia como superiora del monasterio, proba­ blemente sobre el ano 630. Su documento cuenta los milagrosos sucesi is en torno al traslado de los huesos de Olimpia desde su lugar origiii.il de entierro fuera de la ciudad, hasta su destino de descanso final en « I monasterio. No hace ninguna alusion a su oficio como diaconoi+.

introcluccion y traduction en Elizabeth A. Clark, Jerome, Chrysostom, and Friends: Essays and h.inslations, Edwin Mellen, NuevaYork 1979, pp. 117-119.145-157.

AL

MUJERES DIACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

Vida de Olimpia 6 33 Luego la v o lu n tad divin a la o rd en o d iaco n o (diakonos) de la san ta y g ran Ig le sia d e D ios y c o n stru y o un m o n aste rio en la escjuina sur de esta. Para ello, todas las casas situadas cerca de la santa Iglesia y todos los talleres de la esquina fueron derruidos. Construyo un pasadizo desde el m onasterio hasta el nartex de la san ta ig le sia. En la p rim e ra sec c io n e n c e rro a su s cincuenta cam areras, todas ellas puras y virgenes. Luego Elisantia, su pariente, viendo todas las buenas obras que satisfacen a Dios que la gracia divina le habia ayudado a conseguir, siendo ella tam b ien v irg en , q u iso im itar su sa g ra d o fe rv o r y ren u n cio , junto con sus dos hermanas virgenes M artiria y Paladia, a todas las cosas efim eras y vanas de esta vida. Las tres entraron ju n to con las dem as, despues de haber m andado mover todas sus pertenencias al m onasterio. De igual m anera Olim pia, sobrin a de O lim pia, ju n to con m uchas otras m ujeres de fam ilias nobles, segiin la g ra c ia y vo lu n tad d e D ios q u e desea la salvacion de to d o s, estan d o in sp irad a p o r el am o r divino, e lig io el rein o de los cielos, d esprecian d o tod as las cosas terrenales qu e nos a r r a stra n , p o r lo q u e el n iim ero d e m u je re s re u n id a s en el rebano sagrado de Cristo p o r la gracia de Dios eran ciento cincuenta, todas dotadas con la corona de la virginidad y viviendo la vida sublime apropiada para los santos.

La ordenacion de Olimpia como diacono mientras era superiora del monasterio puede llevarnos a la conclusion, en ocasiones ya sacada, de que cn siglos posteriores diacono o diaconisa era simplemente otro titulo para designar a la superiora monastica. Sin embargo, en una fecha posterior sus parientes, las tres hermanas, fueron tambien ordenadas por el sucesor del obispo Nectario, Juan Crisostomo (vease Eli­ santia, arriba), y en el momenta del exilio de Juan habia otras dos dia conos en el monasterio: Pentadia y Procla (vease mas adelante).

}5Textos: Anne-Marie Malingrey, Vie anonyme d’Olympia, SC 13 (1968) 418-420. Traduccion completa y discusion en Clark, Jerome, Chrysostom, and Friends, 117-119, 145-157; Kraemer, Women’s Religions, 227-236.


Jaladio, Dialogo sobre la Vida de Ju a n Crisostomo 10,50-67“ Paladio (c. 365-425) nacio en Galacia, y estudio y practico el nonacato en Palestina y Egipto, en especial con Evagrio de Ponto, uno le los grandes escritores monasticos. Finalmente Paladio se convirtio ■n obispo de Heliopolis en Bitinia y mas tarde de Aspuna, en Galacia. scribio el Dialogo alrededor del 410 con objeto de defender la nemoria de Juan Crisostomo y su mas famosa Historia Lausiaca (alreledor del 419), una importante coleccion de i*elatos sobre la historia lei monacato y de sus personalidades. En el relato, en form a de dialogo entre Paladio y un diacono oinano, se le acaba de decir a Juan Crisostomo que la sentencia de ■ ondena se acaba de emitir y que ha recibido la orden del emperador le abandonar Constantinopla. Abandona el palacio episcopal entre imentaciones de sus seguidores. Es importante recordar que no es un iil’orme de los hechos, sino una reconstruction de Paladio. D irig ie n d o se al b a p tis te r io , el [Ju a n C r iso sto m o ] llam o a O lim pia, q u e siem pre estab a en la iglesia, y a Pentadia y Procla, es decir, las tres d iaco n o s (diakonoi) , y tam bien a Silvina, esp osa del b en d ito N eb ridio, ad o rn ad a con d istin cio n en su v iu d ed ad , y les d ijo : «V enid aq u i, h ijas, y escu ch ad m e. “ Veo q u e el fin de m is asu n to s esta cerca. H e h ech o m i cam in o y, a sim ism o , n o v o lv e r e is a v e r m e ” ” . P ero e sto es lo q u e o s p id o : q u e n in gu n a d e v o so tras in te rru m p a v u estra h abitu al d ev o tio n a la iglesia. Pero al q u e sea o rd en ad o (cheirotonia), p o r su p ro p ia volu n tad, con el con sen tim iento d e tod o s y sin haberlo plan ead o, in clin adle vu estras cabezas com o lo hicierais a Ju a n , p o rq u e la ig le sia n o p u e d e e sta r sin un o b isp o . D eseo q u e re c ib a is la g r a t ia . R ec o rd a d m e en v u e stras orac io n e s». V encidas p o r las la g rim a s, se p o stra r o n a su s p ies. I.uego, llam ando la aten cion de uno d e los d istin g u id o s presb iteros, d ijo : «L levatelas d e aq u i, no vaya a ser q u e la m ultilUillogue sur la Vie de Saint Jean Chrjsostome, Anne-Marie Malingrey (ed.), 5C341 (1988) 207. 1 1 22,37; 2T im 4,7; Hch 20,25.

A LETH EIA

>11JIERES DlAcONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

82 tu d se subleve». Asi, d esp u es de ag arrarse a sus p ies un rato, cedieron.

Parece que se reconoce a Olimpia, Pentadia y Procla, las tres diakonoi del monasterio, como lideres y portavoces del monasterio. De Olimpia seria totalmente comprensible, dada su position social y especial relation con Juan, pero el hecho de haber llamado a las tres a la vez indica que ejercian una especie de liderazgo compartido.

Paladio, Didlogo sobre laVida de Ju an Crisostomo 16,179-190“ El diacon o dice: «A hora, si no es m ucho problem a, cuentanos algo sobre O lim pia, si es qu e sabes algo de ella». El ob ispo: «^Quien de ellas? Hay varias». El diacon o: «La diacon o de C onstantinopla, esp osa d e Nebridio, el an terior prefecto». El obispo: «La con ozco bien». El diacono: «^Que clase de m ujer es?». El obispo: «No digas “ m ujer” , sino “ tal persona” ( anthrdpos) , ya que era un hom bre (aner), a pesar de su apariencia flsica». El diacono: «^Como es posible eso?». El o b isp o : «D e b id o a su v id a, su ascetism o y sa b id u ria , y su pacien te resistencia en las pru eb as».

Este dialogo socratico reconstruido alaba a Olimpia por su coraje y virtud. Es tipico del genero retorico de la epoca que la mayor alabanza que se le pudiera hacer a una mujer fuera llamarla hombre. «Mujer» simbolizaba debilidad de la carne; «hombre» simbolizaba coraje y fuerza. La palabra griega anthrdpos significa gramaticalmente una per sona humana de cualquiera de los sexos, mientras que aner es un varon, pero se solian solapar los dos terminos debido al predominio del pen samiento androcentrico. Comparese 1 Cor 7,1, donde se dice que «es bueno para un anthropos no tocar a una mujer»3839. El pasaje narra a con

38 SC 341 (1988)2,318-320. 39 Se ha escrito mucho sobre este fenomeno en los inicios del cristianismo. Vease, por ejem plo, Elizabeth A. Clark, «Ideology, History, and the Construction of “Woman” in Late


A LETH EIA

MUJERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS

Iinuacion un incidente en la vida de Olimpia en el cualTeofilo, obispo de Alejandria, habla sobre ella de manera ofensiva, acusandole de esconder a unos monjes que el habia expulsado de su iglesia.

I'aladio , Didlogo sobre laVida de Ju a n Crisostomo 17,122-13040 La labor de Olimpia en dar cobijo a los monjes maltratados por leofilo se resume en el capitulo 17. Son estos los despreciado s p o r los sacerdotes y levitas, y para v e rg iien za d e lo s h o m b res, una m u jer varo n il (an dreia) les d io c o b ijo , y p ara vergu en za de los o b isp o s, una m u jer diacon o (diakonos) les p ro p o rcio n o h o spitalidad . Ella, cuya alabanza resuen a en las iglesias p o r m uchas otras razones, a imitacio n de ese S am aritan o , q u ie n q u ie ra q u e fu era. Yendo a J e r ic o , e n c o n tr o un h o m b re g o lp e a d o p o r lo s la d r o n e s y m edio m uerto, le m onto en su p ro p io caballo hasta la po sada, m ezclan d o el a c e ite d e la c o m p asio n con el v in o q u e san a, curan do asi sus heridas.

Esta comparacion de Olimpia con cl Buen Samaritano aparecc tambien en al capitulo S de la Vida de Olimpia. Aqui el t(;xto pasa a narrar su nm prana viudedad, el propuesto matrimonio con Elpidio y su rechazo ( n lavor de una vida ascetica, detalles tambien narrados en la Vida. Pala­ din dice que su matrimonio con Nebridio duro veinte meses pero que la creencia popular era que permanecio virgen (17,137). Esta idealiza1ion dc la virginidad era tipica de la epoca. Se dice en muchos sitios que •in patronazgo incluia la manutencion absoluta del obispo de Constantiimpla, tanto Nectario como Juan, y que fue tambien una generosa Imu-factora de muchos otros obispos, entre ellos Basilio y los dos Greyoi ios. En la Historia Lausiaca 56, escrita alrededor del 419, Paladio *i d>ln de ella como una figura ilustre del pasado y le da el termino de la ■ pnca martirial, «confesora», anteriormente reservado a aquellos que

'll.

lent Christianity», J E C S

2

(1994) 155-184; Gillian Cloke, T h is F e m a le M a n Routledge, Londres 1995.

Sfu r i t u a l P o w e r in t h e P a t r is t i c A g e A D 3 S 0 - 4 5 0 ,

S( Ml (1988) 2,342-344.

o f G o d : W om en


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

84 habian sufrido por la fe, puesto que Olimpia habia sufrido por su lealtad a Juan. Aqui la duracion de su matrimonio se limita a varios dias, probablemente para ajustarlo mejor a la creencia de su sempiterna virginidad. En este corto pasaje se alaban su generosidad para con los necesitados y apoyo a los obispos y se dice que es venerada como confesora en Constantinopla. Este texto no menciona que su oficio fuera el de diacono, como tampoco lo hace otra referencia a Olimpia en la Historia Lausiaca 61,3, donde se la elogia por haberse deshecho de sus lujosas prendas como regalo a la iglesia, como lo hizo Melania la Joven.

Sozom eno, H istoria eclesidstica 8,941 Sozomeno fuc un historiador laico nacido cerca de Gaza, en Palestina. Llego a la corte real en Constantinopla despues del 425 y escribio una historia sobre la Iglesia del siglo anterior, basada fundamentalmente en fuentes previas de los afios anteriores. Ya q u e esta m u jer [O lim pia] p roven ia d e una fam ilia prom inente y a pesar de ser una viuda joven que llevaba una vida virtuosa segun la ley de la Iglesia, N ectario [la] ordeno diacono.

Nectario, predecesor de Juan, fallecido en el 397, la ordeno (cheirotonein) diacono (diakonos), sin atender a la limitacion de edad canonica, que probablemente era sesenta. No esta claro cual era la funcion de una mujer diacono monastica en la catedral de la capital del Imperio. Ella y su monasterio eran conocidos por su caridad hacia los pobres, y esta podria haber sido parte de su funcion como diacono. Sozomeno, mas adelante en su relato, nos da mas informacion acerca de su ordenacion en el momento en el que la oposicion a Juan Crisostomo, sucesor dc Nectario, iba creciendo en Constantinopla. Una de las razones de esta oposicion era el resentimiento de un archidiacono de Egipto llamado Serapion por el consejo que Juan le dio a Olimpia. Segun Juan, ella se habia deshecho de parte de sus propiedades de manera imprudente dandosela a aquellos que no lo necesitaban. ÂŁ1 le aconsejo que lo dejara a su

GCS 50,361; Mayer, Monumenta, 27; PG 67,1537.1540.


dlsposicion y el vigilaria que llegara a quien realmente lo necesitaba. 'H’giin la Vida, ella hizo esto de buena gana. Como es de suponer, esta • nucentracion de inmenso poder y riqueza en manos de Juan causo el i i-.sc'iitimiento de aquellos que anteriormente se beneficiaron de ello.

Sozomeno, H istoria eclesidstica 8,2442 lin esta situacion dificil la diacon o (diakonos) O lim pia dem os-

tro tener co raje varonil (andreia). Vease el comentario, mas arriba, de Paladio, Dialogo sobre la Vida de luan Crisostomo 179-180 sobre la atribucion a una mujer del coraje varomI Lomo un cumplido. La situacion a la que se alude es la consecuencia del exilio fuera de Constantinopla de Juan Crisostomo. Sus seguidores \ delractores llegaron a las manos en la catedral, y en medio de tal conΙιι ιόη, la iglesia se incendio y ardio. Cada uno de los bandos culpo al • »lro de haberla quemado. Muchos de los seguidores de Juan fueron • xiliados, se les confiscaron sus propiedades o se les castigo de otra nt.mcra. Muchos, como Nicarete, huyeron. Uno de los lectores de la i it<Ural fue torturado hasta morir. A Olimpia se le trato violentamente i ii los interrogatorios y se le acuso de incendiar la iglesia. Desdefio al 11 ilmnal y no se defendio, negando tener algo que ver con el sucesor de |ii.m, Arsacio, muy al contrario de lo que supuestamente le aconsejo Ju.in, por lo menos segun lo redactado por Paladio en Dialogo 10, ( ii.tdo arriba. La mayor parte de sus propiedades fueron confiscadas y i llimpia abandono la ciudad, por voluntad propia o exiliada, a Cizico, i r n a de Constantinopla, donde murio a los pocos anos.

Pcntadia

ju.in Crisostom o, Cartas 94.104.18S43 Para mas informacion sobre Juan Crisostomo, vease Amproukla.

Muycr, Monumenta, 28; PG 67,1577.1580. It kIon: PG 52,657-659.663-664.716; discutido en Martimort, Deaconesses, 137 y Gryson, Hfiihlti of Women, 89, 153 n. 133.

A LETH EIA

Ml MI KES DlACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

86

A Pentadia, diaconisa Antes de que Juan accediera al episcopado de Constantinopla, a Pentadia se le conocia como la esposa de un consul exiliado, Timasio. Sozomeno relata que cuando Timasio fue desterrado a Egipto, donde mas tarde fallecio, Pentadia intento refugiarse en una iglesia de la capi­ tal, pero Eutropio, el eunuco del imperio responsable del problema, se lo denego y la saco fuera de la iglesia, como parte de su politica de no honrar el asilo en las iglesias (Sozomeno, Historia eclesiastica 8,7). Durante su exilio (404-407), Juan Crisostomo escribio varias cartas a esta mujer —quien para entonces era una diakonissa—de las que se conservan tres. En ellas, Juan se muestra muy compasivo por los esfuerzos de Pentadia de mantenerle informado y apunta que ha oido que ella, asi como su casa (oikos) y aquellos que estan con ella (no se especifica el genero; vease discusion en Amproukla) gozan de buena salud y prosperidad. Esto no significa necesariamente que Pentadia este en un monasterio. La breve carta 18S incluye un lastimcro: «;Por que no he sabido ultimamente como estas?». En el Dialogo sobre la Vida de Juan Crisostomo de Paladio, las dos diaconos, Pentadia y Procla, son convocadas en la iglesia con Olimpia antes de que forzaran a Juan al exilio (Dialogo 10,50). Esta es probablemente la misma Pentadia. Puede que Paladio confundiera el nombre de su companera Procla con Amproukla, o bien podria tratarse de una persona diferente.

Publia

Teodoreto de Ciro, H istoria eclesiastica 3,14” Teodoreto (c. 393-c. 466), nativo de Antioquia, fue consagrado obispo de Ciro en el 423. Siendo obispo, se vio involucrado en la controversia cristologica que en aquella epoca dividia las iglesias de oriente. Probablemente era partidario de las ideas hereticas nestoria-

Texto: PG 82,1109-1112; traduccion al latin cndylS5 52,995-996, 9 de octubre.


nas hasta por lo menos el ano 435, razon por la cual fue depuesto en el segundo Concilio de Efeso (449), aunque parece que abandono esa ideologia algiin tiempo despues de que el Concilio de Calcedonia anaIrmatizara a Nestorio en el 451. Algunas de sus obras fueron condenadas por el segundo Concilio de Constantinopla (553). Entre los pocos cscritos que se han conservado de Teodoreto se encuentra la Historia eclesiastica, la cual, en cinco libros, contimia la famosa historia de Euse­ bio hasta el ano 428. En el tercer libro,Teodoreto habla sobre Publia (o Poplia), una diacono de alto rango de Antioquia, que presidia un monasterio en su casa durante el reinado de Juliano el Apostata (361lb 3). Una vez se convirtio en emperador, Juliano intento debilitar la iglesia volviendo a poner en vigor el culto de los antiguos dioses, sccularizando la education, retirando muchos de los privilegios con los que Constantino y sus sucesores habian colmado a la Iglesia e incluso rncarcelando a los cristianos por el mero hecho de practicar su reli­ gionEn la Historia eclesiastica de Teodoreto se identifica a Publia como Tacono (diakonos) solo en el titulo, al inicio del capitulo. Puede que leodoreto haya deducido el estatus de diacono de Publia por haber ado la directora del coro de su comunidad (didaskalos: latin, magistra). larnbien puede ser posible que Teodoreto, que escribio alrededor de medio siglo despues de la muerte de Publia, estuviera reflejando una l radicion local (muy posiblemente basada en la realidad) segiin la cual I'ublia era una diacono. Como indican otros textos de esta coleccion, no era atipico que las lideres de las comunidades de virgenes en Siria y 111ros lugares de oriente fueran consagradas diaconos. T itu lo d e l c a p itu lo : « S o b r e el o fic ia l A rte m io y la d ia c o n o Publia y su devota osadia (parresia)»

Tras exponer brevemente la oposicion de Artemio a la idolatria: A q u i an ad ire a la n a rr a tio n la h isto ria d e co m o una distin gu id a y loable m ujer, para las m ujeres, d o ta d a de entusiasm o divino, desden o su [de Ju lian o ] furia. En aq u el en tonces, habia una tal Publia, p o p u la r y celeb rad a por su excepcion alm ente virtuosa persona y obras. H abiendo

[ TV

MUIERES DlACONOS ΕΝ IA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LE T H E IA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

88 llevado el yugo del m atrim onio durante p o co tiem po, ofrecio su m ejor fru to a Dios, del cual salio Juan , al qu e d io a luz y fue d u ran te m uch o tiem p o el lid e r d e los p re sb ite ro s d e A ntioq u ia. Era h ab itu alm e n te e le g id o p o r v o tac io n p a r a la Sede A postolica45*, honor que siem pre rechazo. Esta m ujer tenia a su cargo un g ru p o de virgenes, qu e habian p ro fesad o la v irg in id ad p erp etu a. Solian alab ar a D ios Cread o r y S a lv a d o r a sid u a m e n te . En u n a o c a s io n en la q u e el e m p e ra d o r p a sa b a p o r a h i, to d a s e llas c a n ta ro n m as alto , d icien do del p ersegu id o r qu e era despectivo y ridicu lo. Can­ taron so b re to d o los Salm os d o n d e se rid icu liza la deb ilid ad d e lo s fa lso s d io se s y d ije ro n co n D avid : «L o s id o lo s d e la nacion son de p lata y oro, hechos p o r la m ano del h o m b re»41’. D esp u es d e h ab er e x p u e sto la e stu p id e z d e lo s id o lo s, anad ie ro n «a q u e llo s q u e los creen seran com o ello s y a si seran los qu e confien en e llo s»47. C uando Ju lian o les oyo, se en furecio y les m ando callar mientras que el pasara p o r alii. Pero ella, sin con sideracion alguna de sus leyes, anim o al coro de virgenes a can tar con m as entusiasm o. M ientras el em perad or p asaba p o r ahi, ella les ordeno cantar p o r segu n d a vez: «Q ue D ios y sus enem igos se disperse n »48. C uando esto o c u rrio , Ju lian o m on to en colera y o rd en o quo le llevaran a la m aestra (didaskalos) del coro. A pesar de ver la ed a d ven erab le d e la m ujer, no re sp e to sus can as ni el gran c a ra c te r d e su alm a y o rd e n o a u n o d e su s g u a r d a e sp a ld a s q u e le a b o fe te a ra h asta h a ce rla san grar. Ella, sin em b argo , tom o este in sulto com o el m ayor honor y volvio a su casa. Lo 4S Es decir, al obispo de Antioquia, la primera «sede» del apostol Pedro. Se ha dicho que estr hijo era Juan Crisostomo, ya que fue realmente presbltero de Antioquia durante algunns anos, pero otras fuentes apuntan que el nombre de la madre de Juan Crisostomo era Anthusa.Teodoreto, que escribio despues del 428, sin duda lo habria dicho si hubiera creidip que se trataba de Crisostomo, el quien mas tardc se convertiria en obispo de Constantino pla. Crisostomo fallecio en el 407. 18Sal 135,15. 47 Sal 135,18. 48Sal 67,2.


ex p u lso con m iisica espiritu al, de igual m anera q u e el au tor y m a e stro d e esa m u sic a sile n c ia b a el e sp ir itu m a lig n o q u e estaba atorm en tan do a S au l49.

A1 parecer, Publia fue una mujer de alto rango y una diaconisa que goberno una comunidad monastica en su casa. Swan argumenta que, ademas, «en la comunidad habia varias diaconisas»50. En ocasiones se dice que fue una martir, quiza porque fallecio en el 362-363 durante el rcinado de Juliano y tras haber recibido el castigo de uno de sus hombres. Su dia festivo es el 9 de octubre y todos los que escriben sobre <lla la loan por su valiente oposicion al malvado y apostata emperador. Incluso hoy en dia organizaciones de viudas la recuerdan con espe­ cial afecto.

Romana l a vida de san ta Pelagia, la p rostitu tasl Esta obra, pieza exquisita y profundamente conmovedora de la Hiligua literatura cristiana, fue muy probablemente escrita en el -agio V por un diacono llamado Santiago, del cual no sabemos mas que irvio al obispo Nonno (diocesis desconocida), uno de los principales pci sonajes de la historia. Santiago escribio en griego, pero la historia solo se conserva en siriaco52 y latin. El relato trata sobre la conversion dr una popular prostituta de Antioquia que vivio a finales del siglo IV. Sr Irata posiblemente de la mujer anonima a la que Juan Crisostomo I I Sin 16,14-23.

! un a Swam, T h e F orgotten D e se rt M o th e rs: S a y in g s, Lives, a n d S to r ie s o f E a r ly C h ristia n Women, * auli .1, Mahwah, NJ, 2001, p. 123. No hemos encontrado ningun indicio sobre esto ni en ίι M.loreto ni en ninguna otra fuente que hemos consultado. Swam no ofrece ninguna docuHlarion, pero quiza haya alguna fuente que ignoremos. No cabe duda de que habia - π. Ii.is otras diaconisas ilustres en la iglesia de Antioquia a finales del siglo IV; lo que se •r =i Kma es si habia otras que vivian en la comunidad de Publia. h, f.N,016-637.

! u a una traduccion completa de la version siriaca, vease Sebastian P. Brock y Susan tehbrook Harvey, H o ly Women o f th e S y r ia n O rie n t, University of California Press, Berkeley 1^87, pp. 40-62.

ΊΥ

MUJERES DIACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LET H EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

90

hace referenda en una homilia sobre Mateo. Su Vida fue muy popular en el ocddente latino medieval y fue un modelo literario influyente en los textos hagiograficos de la epoca. A1 comienzo de la historia, la guapa (y a medio vestir) Pelagia pasa en burro ante una asamblea de obispos. Segun la version siriaca del texto, era tal su aspecto que hizo que todos, incluso el obispo Nonno, se enamoraran de ella. Nonno tambien la acusa de ser el motivo de lujuria y de tropiezo para muchos. Por medio de un acto de «misericordiosa providenda», Pelagia aparece en la iglesia un dia que Nonno estaba predicando acerca de la sentenda escatologica de los pecadores. Ella se conmueve hasta el llanto. Pronto le escribe a Nonno para que la reciba en una audiencia con otros obispos y su peticion es aceptada. A1 llegar a ellos, se tira inmediatamente al suelo en sincera y obvia agonia de culpabilidad y penitencia y ruega a los obispos (en esta ocasion son ellos los que Horan) que la bauticen.Tras vacilar un poco, Nonno accede, pero manda antes a su diacono, Santiago (es decir, el autor), a buscar a una diaconisa. Con la ayuda de un obispo de la zona, Santiago regresa con «la senora Romana, la primera de las diaconisas» (dominam Romanam primam diaconissarum). Despues, el obispo exorciza y bautiza a Pelagia. Y su p ad rin o (pater spiritalis) fue la santa sen ora R om ana, la prim era de las diacon isas, q u e la co g io y la su b io al lu gar de los catecum enos.

Romana esta presente para preservar el decoro. Asi, cuando el texto dice que «cogio» a Pelagia, se ha de entender que la recibio a la salida de las aguas bautismales. Observese que padrino en este caso, a pesar de ser el equivalente de «madrina», esta en masculino. Es decir, se dice que Romana es, literalmente, el «padre espiritual» de Pelagia. El hecho de haberla llamado domina indica que pertenecia a un elevado estatus social. Despues del bautismo, Satan grita por la perdida de Pelagia, que se santigua y aniquila al demonio echandole el aliento. Al cabo de d o s dias, estando du rm ien do con su m adrc cspiritu al, la san ta R o m an a (sancta Rom ana commatre sua), en su habitacion, el dem on io ap arecio en la n oche y d e sp e rto a la sierva de Dios, Pelagia.


De nuevo, Pelagia reprende al diablo y este desaparece. Observese que la diaconisa acompana constantemente a la recien bautizada Pelagia. Al dia siguiente, Pelagia hace una lista de todos sus bienes mundanos que quiere dar a la Iglesia. Ella in m ed iatam en te h izo llam ar a N on no, el san to o b isp o , p o r m edio de su m adre espiritual, la santa Rom ana.

Romana le hace saber este mensaje al obispo, no solo para preservar el decoro, sino porque, como cateciimena, Pelagia debia de estar confinada cn su cubiculo hasta el octavo dia de su bautismo. En el octavo dia, Pelagia se levanta en medio de la noche y, sin nadie saberlo, ni siquiera Romana, se pone la tunica de Nonno y no se la vuelve a ver en Antioquia. La san ta R o m a n a llo r o la s la g r im a s m as a m a r g a s, p e r o el santo Nonno solia con solarla dicien do: «N o llores, hija, regocijate de alegria. P elagia ha e le g id o la m ejo r p a rte , com o lo h izo M aria, a q u ie n D io s p r e fir io en vez d e a M a r ta en el E van gelio ». Ella, sin em b arg o , se fu e a Je ru sa le n y se co n stru y o u n a c e ld a en el M o n te d e lo s O livos, d o n d e el Sen o r oraba.

La version siriaca cuenta que Romana proporciono de su propio bolsillo alimento y todo lo que Pelagia requirio. Se convirtio rapidamente en una madre carinosa y consideraba a Pelagia su propia «hija querida». Por eso, le inundo la pena y, seghn la version siriaca, se preguntaba desesperada e incesantemente sobre el paradero de Pelagia. Al final del texto, Santiago va a Jerusalen con la bendicion de Nonno con objeto de preguntar por un tal hermano Pelagio, «monje y eunuco». Santiago se encuentra accidentalmente con Pelagia en Jerusalen antes de descubrir que «Pelagio» habia muerto. Cuando sacaron a «Pelagio» de su celda para que su cuerpo fuera ungido, descubren que «Pelagio» es realmente una mujer, la que fuera la prostituta Pelagia. Pelagia es enterrada ceremoniosamente, con la presencia de decenas de virgenes de Jerico y del Jordan.

A LET H EIA

MUJERES DlACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LET H EIA

MUIERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

92

En la version latina no se sabe nada mas de Romana una vez que el obispo Nonno trata de consolarla. La historia de Romana es una repre­ sentation interesante del patronazgo religioso de una mujer de alto rango que se convierte en un carino intenso y maternal a una hij.i joven en la fe, asi corno de la continua labor de las diaconisas en el de sarrollo espiritual de las mujeres a las que han asistido en el bautismo.

Sabiniana

Ju an Crisostom o, Carta 13 [6a a O lim pia]53 Juan, exiliado en Armenia, escribe a Olimpia, exiliada en Cizico: M i sefiora la diacono (diakonos) Sabiniana llego el m ism o dia que nosotros, agotad a y abrum ada p o r la fatiga, ya qu e esta en una edad en la qu e es dificil hasta m overse. Pero es joven en su vo lu n tad e in sen sible al su frim ien to. D ijo q u e estab a prepn r a d a p a r a v ia ja r a E sc itia, ya q u e el ru m o r d ic e q u e es ahi donde serem os llevados. Dice qu e esta dispuesta a no regresai nunca jam as y vivir alii donde estem os. La gente de la iglesia l<· recibio afectuosam ente y con m ucha atencion y cuidado.

Esta es probablemente la misma Sabiniana, tia de Juan, sobre la cual Paladio tambien hablo.

Paladio, H istoria Lausiaca 4154 Paladio enumera una serie de mujeres virtuosas que ha conocido Para mas information sobre Paladio, vease Olimpia. M e e n co n tre en A n tio q u ia con u n a d istin g u id a m u jer qm c o n v e rsa b a co n D io s, la d ia c o n isa S a b in ian a, tia d e Ju a n , ob ispo d e C onstantinopla.

Al mencionar a Sabiniana en la carta, Juan (arriba) no dice que es su tia ni tampoco le da el titulo que se le da aqui, diakonissa, por lo quo <n ocasiones se duda de si estas dos mujeres son la misma: «Es muy poco “ Texto: S C 13bis (1968) 130. 54Texto: L H 41,129. Vease tambien ACW 34.118; Gryson, M inistry o f Women ,89, 153 n. 134


probable que Crisostomo hubiera hablado sobre ella con Olimpia simplnnente como “mi senora Sabiniana, la diaconisa”» 55. Por cl contrario, ft'ii seria como Crisostomo hubiera hablado de ella, tratandola de manera oficial, a alguien que ya conociera su parentesco. Paladio la sitiia ■ π Antioquia, de donde vino Juan. Estaba muy interesado en el y com| *i is< i el Dialogo sobre la vida deJuan Crisostomo (vease Olimpia) . A1 considei ii conjuntamente estas dos referencias, se puede interpretar que los titnlcis diakonos y diakonissa se usaban indistintamente para las mujeres.

Severa de Jerusalen

I v.tgrio Pontico, Cartas 7,2; 8,2; 19,2; 20“ Evagrio de Ponto (346-399) fue ordenado diacono de Constantiliopla por Gregorio Nacianceno en el ano 379. Pocos anos despues fue i i busca de los asentamientos monasticos de Judea y Egipto, pasando mi ticmpo con Melania y Rufino en su monasterio del Monte de los * Jlivos en Jerusalen. Para el ano 383 estaba en el desierto de Nitria, en i ipio, donde vivio el resto de su vida, desarrollando una espirituali•Ud ascetica basada en la teologia de Origenes. Estas cartas, por tanto, halt de datarse despues de su estancia en Jerusalen. Melania la Anciana (c. 342-c. 410) era una adinerada aristocrata miti.uia que, tras la muerte de su esposo en el 365, adopto la vida . · lica. Alrededor del ano 372 abandono Roma para visitar los mofiasterios de Egipto. Despues se afinco en Jerusalen, donde, junto hi Rufino, construyo xm doble monasterio en el 381 en el Monte de joe Olivos. Sobre el 400 regreso a Italia, donde estuvo unos pocos

f limuiul Venables, D ic tio n a r y o f C h r is tia n B io g ra p h y , L ite ra tu re , S ects, a n d D o c tr in e s, William v I Irnry Wace (eds.), 4 vols., John Murray, Londres 1911; reimpreso en AMS Press, out vi York 1984, pp. 4,573. j; dn liv a g r iu s P o n tik u s, W. Frankenberg (ed.), Abhandlung der Koniglichcn Gesselschaft j. ; VViNsenschaften zu Gottingen. Philologisch-historische Klasse n.s. 13,2, 1912-1914; • t j,|rmann, Berlin 1914, pp. 573.579; traduccion al aleman de Gabriel Bunge, E v a g r io s ..uikos h ricfe a u s derW u ste, Paulinus,Trier 1986, pp. 220-221.232-233; discusion y traduci ,n pin ial en Elm, V irgins o f G o d , 277-279.

A LE T H E IA

: H 'll KES DlACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LET H EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA 1GLESIA PRIMITIVA

94 anos, regresando a Jerusalen antes de la invasion goda de Italia. Mela nia la Anciana fallecio en Jerusalen. Fue venerada por los circulos monasticos cristianos primitivos por su ascetismo y piedad, a pesar de estar involucrada en las conspiraciones pollticas entre Jeronimo y Rufino, su companero monastico. Rufino de Aquileya (c. 34S-410) fue amigo y companero de estu dios de Jeronimo en Roma. Sobre 373-380 vivio en los monasterios de Egipto, donde conocio a Melania y fue alumno de Didimo el Ciego, quien le dio a conocer las ensefianzas de Origenes. Cuando su viejo amigo Jeronimo llego y establecio otro doble monasterio con Paula en Belen, Rufino y Jeronimo se vieron implicados en una amarga y larga disputa a cuenta de la ortodoxia y la correcta interpretacion de los escritos de Origenes. Rufino regreso a Italia en el 397 y fallecio cn Sicilia durante la invasion goda de Italia. Estas cartas se pueden datar, por tanto, entre el 383 y 397 y presu miblemente se escribieron todas al mismo tiempo. La situacion que parece estar detras de las cuatro cartas es que un.i mujer diacono llamada Severa, de la comunidad de Melania en Jerusa len, queria emprender una dura peregrinacion a alguno de los lugarc路. santos mas remotos, como hizo Egeria sobre esa misma epoca. Eva grio escribe para convencer a los que la podrian disuadir de hacerlo, ya que temia por su vida y la de aquellos que le acompanaran. La Carta 7, destinada a Rufino, dice lo siguiente acerca de la situacion. R esp ecto a la casta diaco n o Severa, alabo su in tencion, pero no p u ed o acep tar el hecho. No en tiendo qu e p u ed e gan ar de este largo viaje, de tan co sto so itin erario. Pero p o r el Senor, p u ed o en sen arle a ella y a los q u e la acom panan cuan to dano pu eden sufrir. A pelo, pu es, a tu san tid ad para qu e deten gas .1 q u ien es h an a b a n d o n a d o el m u n d o a fin d e q u e no con ti n uen tan d ific il cam in o, ya q u e es un m ila g ro q u e en tod.i esta d istan cia n o beban el ag u a del Guijon 57ni en su m ente ni

57El manantial de5Guijon se encuentra al sur de Jerusalen. Aparentemente la expresion sim bolizaba atravesar el mundo (Bunge, E v a g rio s P o n tik o s, 336).


en su s a c to s. A q u e llo s q u e v iv en en c a s tid a d d e sc o n o c e n cstas cosas.

La Carta 8, destinada a Melania, parece referirse a la misma situa( inn, aunque de manera indirecta. Ensena a tu s herm anas e hijas a no em pren der larg o s viajes por lu gares deserticos y a no acom o d arse en em plazam ientos du do so s.T od o esto es un com portam ien to extran o para toda alm a qu e ha renunciado al m undo.

La Carta 19 esta nuevamente destinada a Rufino. D eseab a d a rle a la c asta v irg e n a lg o u til p a ra su salvacio n , p e r o e l tie m p o n o lo p e r m it io , p o r lo q u e tra n sm itim o s to d o lo q u e ya le h a b ia m o s d ic h o : q u e d e b e r ia r e z a r p o r este d eseo m en talm en te sin cesar, m ed ian te la m o d eracio n n e c e sa ria p a r a r e p r im ir su d e s e o c o n la r e n u n c ia y la ira co n la m a n se d u m b re . Por e sa s id e a s [co m o la s d e ella] se ah o g a la p alab ra d e D ios, p e ro p o r el p o d e r q u e en n o so tro s r e s id e se c u m p le y q u ie r e q u e se m u e str e en n o s o tr o s m edian te n u estras o b ras o c u ltas y m u estre n u e stro secreto Padre y Creador.

Por ultimo, la Carta 20 esta destinada a la propia Severa. Habla si ilire la situacion solo en terminos generales y la mayoria del tiempo al.iba la vida monastica oculta. Quiza para cuando Evagrio compuso «ita carta ella ya habia renunciado a sus planes. El documento al que i vagrio hace referencia es supuestamente su Tratado a una virgen, el que podria, por tanto, haber sido escrito expresamente para ella como i ni.suclo tras haber cancelado su peregrinacion. He sabid o de tu intencion esp iritu al y m e he m aravillado p o r lu d eseo d e ap ren d er y m e re g o c ijo d e tu p ro g re so , p o rq u e h abien d o pu esto tu m an o en el arad o y n o m iran d o atras al m undo m ortal y a las cosas transitorias, luchas la buena lucha

■‘W sc· interpreta en la traduction de Bunge. Sin embargo, la edition critica de Franken* tg dice realmente «hijos» (h u io u s), lo que se aplicaria tambien a los miembros varones del =HMiuisterio de Melania.

A LET H EIA

Ml JJERES DlACONOS EN LA ICLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LET H EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

96 para ser co ro n ad a con la co ro n a de la ju stic ia 59 y b u scas a tu conyuge elegid o m ediante buenas obras. Esta es la verdadera b u squeda: buscar al Senor m ediante buenas obras. N adie que h ace el m al b u sc a ju stic ia , co m o ta m p o c o u n o q u e o d ia al p rojim o hace el bien, asi com o tam p oco un m en tiroso busca la v e rd ad . Esto es b u scar al Sen or: seg u ir los m an dam ien tos c o n a b s o lu ta fe y r e c o n o c e r la v e r d a d . El e je m p lo p a ra lo grarlo lo encontraras en el docum en to qu e te envio, el cual te ensefia el cam in o estrech o y d ific il60 q u e lleva al co n o cim iento del cielo m ediante buenas obras.

Si las cuatro cartas estan relacionadas, como creemos que estan, se pueden senalar varios aspectos. Severa es miembro de la comuni dad de Melania y una diakonos. Nunca se dice que Melania estuviera ordenada, por lo que, como sucede en la comunidad de Macrina, la superiora no necesitaba estar ordenada, pero puede ser que otras lo estuvieran. Es interesante el hecho de que solo se le prohibe explici tamente emprender la peregrinacion en la Carta 7 dirigida a Rufino. Se podria pensar que Melania era la unica candidata posible para hacer esto, pero, teniendo en cuenta el gran alcance que tenia el lide razgo de la mujer en los monasterios de mujeres, parece que el lider varon mas cercano dominaba la estructura de autoridad; o quiza Melania tomo el camino mas facil delegando en Rufino o Evagrio. Sin embargo, y a pesar de que Evagrio utilizara el lenguaje de prohibition (koluein), y solo en esa ocasion, el enfoque principal sigue siendo el d< la disuasion. No sabemos si convencieron a Severa. En el caso de haber ido, no lo habria hecho sola. Otras mujeres, como Egeria, emprendieron tai­ gas peregrinaciones a los lugares santos en esta epoca.

592Tim 4,7-8. “ Mt7,14.


Susana eta Sanctorum6' Segdn la tradicion, Susana nacio a finales del siglo III en Palestina. i padre, Artemio, era pagano, y su madre, Marta, judla. Susana se /.o cristiana, regalo sus riquezas, libero a sus esclavos, se disfrazo de milire y vivio como monje en un monasterio de Jerusalem Cuando la monja se enamoro de clla, pidio al obispo Cleofas de Eleutherollis62 que convocara a dos diaconisas y a dos virgenes consagradas, a iienes les revelo su sexo. La aclamaron por su virtud, fue ordenada aeonisa y le hicieron encargada del monasterio. Murid en prisidn imo confesora en la breve persecucion de los cristianos bajo el nperador Juliano (361-363). LI texto trata del momento en el que es acusada de seducir a una imja. Severa se arrodilla ante el obispo. L e v a n ta n d o se d e l su e lo le d ijo a l o b is p o : «L e r u e g o en el Senor, senor, qu e llam e rap id o a d o s diaconisas y a dos virge­ nes. Tengo algo que ensenarles qu e le con ciern e a liste d tambien». El o b isp o envio in m ediatam en te a E leutheropolis que le e n v ia ra n r a p id a m e n te d o s d ia c o n is a s y d o s v irg e n e s. Cuando llegaron, la santa Susana las recib io y fue al diakonikon del m on asterio y desvistiendose ante ellas les ensend qu e era m u jer p o r n atu raleza y virgen com o ellas d e sd e el nacimiento. Con o b jeto de salvar su alm a, se habia vestido con el liabito an gelical y habia cam biado su n om bre a Ju an , a pesar d e q u e su n o m b re v e r d a d e r o fu e r a S u sa n a . Esas m u je re s lio n o rab les, al e sc u c h a r y ver eso, g r ita r o n co n a so m b ro y d ije ro n en voz alta: «jG ran d e es D ios, q u ien te d io este don y perseverancia!». C uando los ob ispos, los m onjes y los laicos q u e estaban con ellos oyeron estos g rito s, se p reo cu p aro n y

stos: AASS 46,151-160, esp. 157, caps. 9 y 10, 19 de septiembre; discutido en Swan, jolten Desert Mothers, 125. Irutheropolis era el nombre bizantino para Bet Guvrin, en las colinas del sur de Judea, id su propio obispado.

A LETH EIA

I III KES DlACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

98

c o rrie ro n p ara sab er p o r q u e habian g ritad o , ya q u e pen saban qu e les habia o cu rrid o algo vergonzoso. Luego las diacon isa s y la s v ir g e n e s fu e r o n a d o n d e el o b is p o y d ije r o n : ÂŤjR ealm ente hem os visto a una nueva Susana!Âť.

Las cuatro mujeres luego le contaron al obispo lo ocurrido. C uando escucharon todas estas cosas de las veneradas diacon isas y v irg e n e s, se m arav illaro n p o r la g ran fe, m o d e stia y p u re z a d e la san ta Susana y alab aro n al san to D ios con canc io n e s d e v ic t o r ia p o r q u e n o h a b ian e n c o n tr a d o n ad a m aligno en ella.

Pero sus companeros monjes no estaban contentos y se prepararon para lapidar a la falsa asceta. Susana, sin embargo, les disuade tirandose al suelo. Luego el obispo Cleofas le da cobijo. D e sp u e s d e t o d o e sto , el tre s v e c e s sa n to o b is p o c o g io a Susana y la llevo a Eleutheropolis y la con virtio en su periora d e l m o n a ste r io d e v irg e n e s, a si c o m o d ia c o n o d e la san ta Ig le sia ya q u e era v e n e rad a, p ia d o sa y v irg en . E sto se hizo c o n o c id o en to d a la re g io n y fu e h o n ra d a y v e re n a d a p o r todos. El Senor euro a m uchos q u e tenian varias enferm edad es y d o le n c ia s, y tam b ien lim p io lo s e sp iritu s im p u r o s y po sesio n es dem o n iacas de m uch os m ediante sus san tas oraciones. C uido especialm ente de los po bres y brillaba intensam ente cual estrella brillante enviada p o r Dios a esta tierra.

Hay algunos elementos en la historia que son sin duda legendarios. El tema de una mujer asceta que se disfraza de hombre es habitual en las historias monasticas tempranas, aunque normalmente su sexo sc descubre tras su fallecimiento. Mientras que las dos testigos ordenadas son diakonissai, a Susana se le ordena diakonos. Quiza en esta ocasion, como en las demas, los dos terminos son intercambiables. No queda claro por que Susana pide cuatro testigos, dos diaconisas y dos virge nes consagradas que no estaban ordenadas, cuando tradicionalmentc bastaban dos testigos. Puede ser que las dos testigos ordenadas tuvie ran una autoridad especial, mientras que las dos virgenes tenian cl mismo estatus que Susana; es decir, ascetas no ordenadas. No hay nada


ALi

MUJERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS

que indique que las dos diaconisas ocuparan algun puesto en el monastcrio. Es mas probable que sirvieran en la iglesia del obispo en Eleullieropolis, mientras que las virgenes vivian en un monasterio. Sin embargo, para esta epoca, la superiora de un monasterio de mujeres rstaba normalmente —aunque no siempre- ordenada, como lo estuvo nias tarde Susana. La secuencia del liderazgo del monasterio y ordenarinn en este texto, sin embargo, muestra junto con otros textos que la superiora dc un monasterio no tenia que ser necesariamente diacono, indicio de que ambos puestos no eran el mismo.

Teodula lida de san ta E u frasia 63 Eufrasia era pariente deTeodosio el Grande. Vivio alrededor del 180-410. Tras la muerte de su esposo Antigono, su homonima madre ubandono Constantinopla con su hija de siete afios y se retire a su finca i ii laTebaida de Egipto, cerca de un monasterio de mujeres. Lo visil.iba frecuentemente y ofrecia dinero a las monjas a cambio de sus orai itmes por su difunto esposo y su hija huerfana. La diacono Teodula, portavoz y superiora del monasterio, aparece por vez prim era en 2,7 para decirle a la madre que no necesita hacer ninguna ofrenda por sus oraciones. Luego sigue participando y b.iblando a lo largo de la historia. Se le llama alternativamente diai olio, diaconisa, la grande (he megale), abbatissa, archimandrites y hegoutncue (superiora religiosa) y despoina (senora). Aunque esta exquisita historia legendaria recibe el nombre por Eufrasia, trata realmente sobre la cada vez mas estrecha relation entre Eufrasia y su diacono si iperiora Teodula. Un d ia la d ia c o n o T eo d u la le d ijo am ab le m e n te a la ch ica: «S en o ra E u frasia, ^quieres a este m o n asterio y a sus herm anas?». Ella contesto: «Si, mi senora, os q u iero en todos los senli’xto: A A S S 8,261-270, 2 de marzo; discutido en Gryson, M in is tr y

o f Women ,

90, 153 n.


A LET H EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

100 tid o s » . E n to n c e s la d ia c o n o le d ijo a m a b le m e n te : «S i n os q u ie re s, q u e d a te co n n o so tra s en el h a b ito m o n a stic o ». La chica le respo n d io: «Sinceram ente, si no apenara a mi sefiora m adre, nunca aban don aria este lu g ar» (2,7).

A1 escuchar esto, la madre objeta que es muy joven, ya que solo tiene siete anos. Intenta hacer que su hija saiga. La chica le dice: «M e q u ed o a q u i con la sen ora d iaco n o ». La diacon o le d ijo a la chica: «Vetc, sen ora, no pu edes perm an ecer a q u i ya q u e n ad ie p u ed e q u e d a rse a q u i a no ser d e qu e este u n id o a C risto». La chica le dijo : «^Y do n d e esta Cristo?». La d ia co n o le en sefio am ab lem en te la im agen d e C risto. La nifia se d irig io a ella y la beso y al d arse la vu elta le d ijo a la diacon o: «V erdaderam ente me unire a C risto y no me alejare n u n c a m as d e m i se n o r a » . La d ia c o n o le d ijo : «N o tie n e s d o n d e dorm ir, nifia, y no p u ed es p erm an ecer aq u i». La chica le re sp o n d io : «A lii d o n d e tu d u e rm a s, m i se n o ra, d o rm irc yo» (2,8). Com o estab a an o ch ecien d o , su m adre y la d iaco n o hicieron g ra n d e s e sfu e rz o s [p a ra c o n v e n c e rla d e q u e se m a rc h a ra | p e ro no lo g r a r o n sa c a rla d el m o n asterio . D u ran te m u ch os d ias, la m adre y la d iaco n o in ten taron ab lan d ar su determ inacion, p ero no con siguieron convencerla. La diacono le dijo a la chica: «Si q u ieres perm an ecer aq u i, tienes que apren der a leer y a rezar el Salterio y a ayunar com o todas las herm anas». La chica d ijo : «A yunare y ap ren d ere todo. Solo dejam e quedarm e aq u i». La diacon o se d irig io a la m adre de la nina: «M i senora, d eje a la chica aqui. Yeo qu e la gracia de D ios la ha ilum inado y las ob ras ju stas de su p ad re y su santa vida y las oracion es de am bos han con segu ido una vida eterna para ella». E ntonces E u frasia, la m ad re, se le v an to , c o g io a su h ija y la llevo hasta la im agen del Sefior y ex te n d ie n d o su s m an os al cielo grito en tre lagrim as: «Senor Jesu cristo , cuidaras de esta nina p o rq u e ella te desea y se ha en tregado a ti». Volviendose a la n in a d ijo : «Q u e D io s, q u ie n p u so lo s c im ie n to s d e las m ontafias inam ovibles, te fo rtalezca en tem or hacia el, hija». H abiendo dich o esto, en trego la nifia a la diacon o y salio del


inonasterio llo ran d o y go lp e an d o su pech o, hacien do llorar a todo el g ru p o reu n id o alred ed o r de ella (2,9). Λ la m anana sigu ien te la d iaco n o llevo a Eufrasia a la capilla, y tras o rar le vistio con el h abito m on astico (2,10).

I lespues la madre la ve vestida con el habito monastico y alaba a 1)ios, aceptando asi la llamada de su hija a la vida monastica. I’asaron doce anos hasta que se hizo suficientemente fuerte para la prueba. A1 principio, comia solo una vez al dia, al atardecer, luego cada dos dias, luego cada tres... Si cu alq u iera d e las herm anas sufria al ser p ro b ad a p o r el mal m ientras dorm ia, se lo in form aba inm ediatam ente a la diaconisa de form a qu e ella p u d iera su p licar entre lagrim as a D ios qu e m an tuviera el m al a p artad o de aq u ella. M andaba qu e se prepararan p iedras y se p u sieran d eb ajo de la cam a de la herinana, d eb ajo d e la estera, y cenizas p ara esp arcirlas sobre la piel y q u e la herm ana d u rm iera encim a du ran te diez dias.

1iufrasia es probada a la noche y deposita las rocas y cenizas sobre su cama sin decirselo aTeodula. La d iacon o, al ver las cenizas sobre la cam a de Eufrasia, sonrio v le d ijo a una d e las h erm an as: «R ealm en te la ch ica ha sid o prob ad a p o r el m al». Y la diaco n o rezo, dicien do: «O h, D ios, qu e la creaste y la m andaste vestir este habito m onastico, fortalecela p a ra q u e te rev eren cie». Llam o a E u frasia y le d ijo : «;P o r qu e no m e d ijiste n ada sobre la p ru eb a del mal sino qu e m e lo o c u ltaste?». Se ech o a lo s p ie s d e la d ia c o n o y le d ijo : «Perdonam e, m i sefiora, p ero m e avergonzaba de d ecirtelo ». La d ia c o n o le d ijo : « H ija m ia, h a z te fu e r t e [lite r a lm e n te andrizou, actu ar com o un hom bre], y p o d ras con q u istar y ser co ro n ad a» (3,14).

( liras historias tratan sobre las tentaciones de Eufrasia y la ayuda y mediation de las demas hermanas del monasterio. Todas ellas liaccn referencia a la fuerza y sabiduria deTeodula. Han de informarle sobre todas las tentaciones y, en todas las ocasiones, ella proporciona la oration apropiada y la orientation. Julia, una her-

A LETH EIA

Ml III KES DlACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LET H EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

102

mana, le cuenta a Eufrasia que Teodula sabe tanto acerca de las tentaciones porque cuando fue joven soporto muchas. Por enton ces, Eufrasia tenia ya veinticinco anos. Solo Teodula puede ayunar toda la semana, pero Eufrasia pide per miso y lo hace, para el asombro de todas (3,19). En una ocasion, el mal aflige a Eufrasia de un modo tan severo atacandola con un hacha que se cree que esta muerta. La su perio ra le echo agua en la cara y u ngien dola y abrazando la le dijo: «M i h ija Eufrasia, ^por q u e no respondes? Levantate y habla a tus herm anas». Ella, alzan do la vista, le d ijo a la su p e rio ra : «N o llo re s, m ad re m ia, m i alm a sig u e en m i». La su p e rio ra le hizo la sen al d e la salvacion en la fren te y rezo asi: «S en o r Je su c r isto , c u ra a tu sie rv a, q u e su fre p o r ti». Y c o g ie n d o su p ie d o lo rid o , la lev an to , y d a n d o le la m an o la gu io hasta el m on asterio (4,23). T od o s los d e la c iu d a d y d e lo s a lr e d e d o r e s lle v a ro n a sus h ijo s en ferm o s al m o n a ste rio d o n d e e sta b a la d istin g u id a m ujer, y la G rande [Teodula] les llevaba a la cap ilia y rezaba a D ios en su n om b re y to d o s lo s n inos se c u rab an in m ediatam ente de to d a en ferm edad y sus m adres los recibirian sanos, regocijan d ose y alaban do a Dios. Llevaron a ese m on asterio a una m ujer q u e su fria desde su ju v en tu d con la esp eran za de q u e la san aran. Tenia un e sp iritu q u e la c o n tro lab a, y atand o le las m an os y lo s p ie s se c o m p o rta b a com o u n a lo c a , le chirriaban los dientes y chillaba tan alto que tod o aq u el que la oia se encogia de m iedo. En m uchas ocasiones, la G rande y las herm anas ancianas rezaron para q u e se curara, p ero no lo consiguieron.

Mas tarde (5,31), despues de haber curado tambien a un nino enfermo, Eufrasia exorciza a la mujer poseida como un acto de obo diencia a las ordenes de la superiora. Un dia,Teodula esta muy preo cupada y, aunque al principio no quiere decirselo a sus hermanas, al final les cuenta que ha sofiado con la muerte de Eufrasia (6,32). La d ia c o n o v in o y p e r m a n e c io fu e ra d e las p u e r ta s [d e la c ap illa] y les c o n to a su s h erm an as el su en o d e la sig u ien te


manera: «Vi a dos hom bres distinguidos que llegaron en busca de Eufrasia para llevarsela. M e dijeron : “ D espid ela p o rq u e el rey la esta b u scan d o ” . De nuevo, otros vinieron hacia m i y me d ije ro n : “ C o g e a E u frasia y lle v a la h a sta el S e n o r” . La c o g i in m ediatam en te y n os fu im o s con ellos. C u an d o llegam o s a unas p u ertas q u e eran m as glorio sas de lo q u e p u ed o describir, se ab rieron y entram os y vim os alii una glo ria in com para­ ble, un p a la c io p a r a d isia c o , u n n o v io e te rn o , un a p o se n to nupcial no hecho con las m anos. Yo no fui capaz dc continuar mas adentro, p ero los santos llevaron a Eufrasia hasta el Senor y ella beso sus inm aculados pies. Vi qu e alii habia una m iriada de angeles y un num ero incontable de santos, y tod o s perm an ecieron a lii o b se rv an d o la escen a. Y la m ad re del Senor le enseno a Eufrasia el palacio, el novio, el apo sen to nupcial y la coron a p re p a ra d a p ara ella. U na voz le h ablo a si a Eufrasia: “ C ontem pla tu recom pen sa y tu descan so. A hora vete y d es­ pues de diez dias volveras para disfru tar de to d o esto eternam en te” . H oy es el n oven o d ia d e sd e q u e vi la visio n , lo q u e qu iere decir qu e Eufrasia m orira m anana» (6,33).

A1 dia siguiente Eufrasia tiene fiebre y fallece, a la edad de treinta. Es enterrada en la tumba con su madre (6,36).Tres dias despues, su amiga Julia, quien le enseno a leer y a rezar el Salterio, anuncia que ella tambien va a morir; previamente le habia pedido a Eufra­ sia antes de morir que se la llevara consigo. Cinco dias mas tarde Julia fallece y es enterrada en la misma tumba. Treinta dias d esp u es, la d iaco n o hizo reu n ir a to d as las herm an as d e sta c a d a s d e l m o n a ste rio y le s d ijo : « E le g id a u n a m adre y p o n ed la en mi lu g ar p ara qu e sea cap az de gu iaro s». Ellas le p r e g u n ta ro n : «^Por q u e , se n o ra ? N u n ca has d ic h o e sto a tu s s ie r v a s» . E lla d ijo : «Ε1 S e n o r m e h a lla m a d o . La sen ora E ufrasia ha rezad o p o r m i y m e ha en sen ad o m uchas pru eb as en las oracion es, p ara q u e sea d ign a d el novio celes­ tial. Ju lia ha recib id o su p arte gracias a Eufrasia y ha en trado en ese p alacio no hecho con las m anos y ah o ra se ha u n id o al c o ro , aiin n o g o b e r n a d o . A h o ra m e a p r e su r o p a r a q u e m e

A LET H EIA

MlJJERES DlACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LET H EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

104 vean d ig n a d e estar con ellas». C u an d o las herm an as su pieron so b re la glo ria en la qu e estaban Eufrasia y Ju lia, se rego c ija ro n y re z a ro n p a ra q u e ellas tam b ien fu eran d ig n a s de ese novio. E ligiero n a u n a d e su s h e rm an as, T eogn eia, p ara q u e las g o b e rn a ra . L u ego la G ran de [Teodula] la llam o y le dijo : «T odas han d ad o fe de ti y te han con vertid o en gu ia y lid er p a ra q u e te en carg u es d e las tra d ic io n e s y d e la su cesion del lid erazg o del m onasterio.T e con juro p o r la inm acula d a y h o m o u sia T rin id a d , q u e n o a d q u ir ir a s p a r a e ste m on asterio din ero ni p ro p ied ad . No desvies la m irada de las herm anas a cosas terren ales ni a in q u ietu d es in utiles, ya que solo d esp rec ian d o las cosas tem p o rales p o d ran fijarse en lo c e le stia l» . Y n u e v am en te d ir ig ie n d o s e a las h e rm an as les d ijo : «Ya q u e c o n o c e is b ien la v id a y a c titu d d e la sefio ra E u frasia , a p r e su r e m o n o s a im ita r la y e sfo r c e m o n o s d e la m ism a m a n e r a p a r a se r d ig n a s d e c o m p a r t ir su p a r t e » . C uando to d as habian dich o «A m en » las reunio, fue a la capi11a y c erro las p u ertas, an un cian do q u e n adie d eb eria entrar h a sta la s a lid a d e l so l.T e m p r a n o a la m a n a n a s ig u ie n te , cu an do en traro n , la en co n traron d o rm id a en el Senor. Cantandole a D ios, la dep ositaro n en la tu m b a de Eufrasia. D esde a q u e l d ia n in g u n o tr o c u e r p o h a s id o e n te r r a d o en esa tum ba (6,37). Luego m uchos sim bolos y curaciones sucedieron en esa tumba y los d em o n io s eran e x p u lsa d o s, g rita n d o : «jD e sp u e s d e su m uerte, Eufrasia nos ha dom inado y nos persigu e!». A si fue la vida de Eufrasia, qu e fue digna de la noble asam blea del cielo. A p re su re m o n o s n o so tr a s tam b ien en la m ism a d isc ip lin a , h u m ild ad , su m isio n , tra b ajo , d o c ilid a d , la rg o su frim ien to, p a ra q u e p o d a m o s d isfr u ta r d e l m ism o p a so y a le g r ia con nuestro gran rey y Salvador Jesu cristo , de quien es la glo ria y el p o d er ahora y para siem pre y p o r los siglos de los siglos. Amen.

Como la historia no se centra en Teodula, su papel en el relato es de lo mas interesante. Muchas superioras de mujeres en esta epoca estaban ordenadas e incluso algunos comentaristas han pensado, sin


A LE T H E IA

MUJERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS

examinar adecuadamente los testimonios, que para esta epoca la ordenacion de una mujer diacono era sinonimo de gobernar un monasterio. Mediante este relato hagiografico podemos ver algunas de las funciones de la superiora monastica de mujeres, que habitualmente era ima diacono: discernir y admitir nuevos miembros, hacer de guia espiritual, de intercesora y de modelo ascetico, ademas de estimular el consenso y la disciplina en la comunidad. Todos en el monasterio le deben absoluta obediencia y en ocasiones ella hace pruebas especiales de obediencia ordenando tareas dificiles. Cuando antes de morir la comunidad elige otra superiora que le sustituya, no se dice nada acerca de la ordenacion a diacono de su sucesora, por lo que no esta claro que aspectos del papel de superiora, si habia alguno, surgian de su ordena­ cion. Lo mismo ocurre en Vida de Macrina, donde la superiora no es diacono, sino otro miembro de la comunidad: Lampadion.

Teojlla de Quersoneso Vida de san Partenio 64 San Partenio fue obispo de Lampsaco en Crimea, en el lado asialieo de Helesponto, durante cl reinado de Constantino. La breve Vida, escrita por su discipulo Crisipo, narra sus virtudes y poderes milagro, Este relato fue probablemente ampliado por Simeon Logothetes ( a . k .a . Metafrastes), autor bizantino del siglo IX ο X, que escribio las vldas de varios santos. A Partenio se le conmemora el 7 de febrero. En mitad de la narracion, se cuentan sus milagros siendo obispo: n o s

Cierta m ujer diaco n o (diakonos) llam ada Teofila, de A serm os, un pu eb lo d e Q uersoneso, ju n to con Rufina, una nina perpetua (aeipais) del m ism o pueblo, qu e estaba paralizad a p o r un e sp ir itu im p u r o , fu e r o n lle v a d a s h a sta e l h o m b re sa n to . D u ra n te u n o s p o c o s d ia s, el la s r o c io c o n a g u a y r e z o , y, m ediante el p o d er del Senor, se curaron y se fueron.

f<i I 14, 1357, n°. 8; traduccion al latin tambien en AASS 5,37-42, texto en n°. 17,

•ihe utido en Martim ort, D eaco n e sses, 124.

p. 40;


nv

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

106

El relato de la curacion esta en plural pero no se menciona quc Teofila estuviera enferma. Lo mas probable es que acompanara en la peregrinacion a la mujer poscida. Quiza sea esta otra de las funciones de las mujeres diaconos: acompanar a los enfermos en la peregrina cion hasta los lugarcs de curacion o hasta los curanderos. Su acompanante enferma es una aeipais, literalmente una ÂŤnina pcrpetuaÂť. Esta es otra forma dc hablar de una aeiparthenos, es decir, persona consagrada a la virginidad perpetua.

Valeriana

Severo de A ntioquia, Carta 7,165 Para mas informacion sobre Severo de Antioquia, vease Anastasia. El nombre del destinatario es probablemente Valeriana, lo quc seria muy comun, o Valieriana, una forma menos corriente. Severo exhorta a Valeriana a que supervise a sus hermanas en la practica del ascetismo y que compartan los bienes en comfin. Las esclavas de las mujeres que han ingresado en el monasterio, en el caso de mostrar un sincero interes, podran ser admitidas aunque sin contacto alguno con sus anteriores amas, quienes no podran tener servidoras para su uso personal. El editor data la carta en el periodo del episcopado de Severo, por lo que quiza el monasterio al que la carta esta destinada estaba en o cerca de Antioquia.

AValeriana, diaconisa y superiora monastica Los titulos son los terminos habituales en siriaco (vease Anastasia, Eugenia y Jannia). Valeriana es tanto diakonissa como archimandrite, dos funciones distintas en el monasterio.

65Texto siriaco y traduccion: The Sixth Book of the Select Letters of Severus Patriarch ofAntioch, in the SyriacVersion of Athanasius (fNisibis, E. W. Brooks (ed.),T ext and Translation Society (Williams and Norgate, Londres 1904) 1,2,411 -413; 2,2,364-368; mencionado en Elm, Vir gins of God, 178 n. 124; Martimort, Deaconesses, 135.


II Κ Ι IIIACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS

A LE T H E IA

μ

107

D ia co n isa a n o n im a

> lllin ic o s , V ida d e H ip a c io 8 ,1 3 -1 7 “

I lipacio nacio probablemente en Frigia sobre el ano 366 d.C. ϋ gun este relato, se marcho de casa a los dieciocho para profesar la

• id,i ascetica. Despues de vivir en muchas otras fundaciones monasti)·. liic ordenado presbitero cn el 406 y esc mismo ano volvio a fundai, junto con algunos companeros, el monasterio de Rufinianes cerca di i .ilcedonia, en el Bosforo. (La primera fundacion llevada a cabo j" π I lavio Rufino, consul y prefecto pretoriano en el 392, fue abando­ ned.i poco despues de la muerte del patron. Aqui se habia celebrado cl 1 niieilio de la Encina, donde se decidio el exilio de Juan Crisostomo η cl 403.) Debido a discrepancias por el liderazgo, Hipacio se marcho nluntariamente durante un tiempo a otro sitio, pero en el momenta i. ,ii muerte, en el 446, Hipacio era superior del monasterio, al lado I. 1cual se habia consagrado una iglesia en el 395 dedicada a los santos I1· dm y Pablo, con reliquias de los mismos traidas desde Roma. ( 'alinico, probablemente de origen sirio, ya era monje del mismo monasterio para el ano 426. Podria haber sido el segundo superior A piles de Hipacio, pero no esta claro. Lego su trabajo, escrito entre ϊ 1447 y el 450, al tercer superior67. j La cap illa d el m on asterio ] era g ran d e y n o e stab a san eada, p o r lo q u e en in viern o estab a llena d e nieve. U n d ia q u e no tenian su ficien te p ara com er, d o s [de lo s tres ah i presentes] fu eron a la c iu d a d p ara c o m p rar lo q u e n ecesitab an . C ierta mujer, adin erad a y m uy cristiana, estaba rezan d o en [la iglesia de] los A postoles. Pasando p o r ahi oyo qu e habia un m onje en el m on asterio. D ejan d o a su s esclavos fu era, en tro so la p ara p ro b a r al asceta —ya q u e ella m ism a era u n a d ia c o n isa muy a sc e ta —y tira n d o se a su s p ie s d ijo : «O h , h o m b re c ristian o , b e n d ic e m e y re c ib e m e p a r a e sta r c o n tig o » . P ero el g r ito , i

i allinicos, Vie d’Hjpatios, trad, y ed. G. J. M. Bartelink, SC 177 (1971) 102-104.


ALi

M U JERB ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

108 en fad ado: «jA lejate de mi, Satan! ^Has venido p a ra ech arn os de aq u i? No estarem o s m uch os d ias. C oge lo q u e hay a q u i y q u e d ate tan to tiem p o com o q u ie ra s». Y se m arch o ra p id a m ente. L u ego ella h izo una serial a su s esclavos p a ra q u e lo detuvieran diciendo: «Te he p ro b ad o para ver si eres un buen m onje». Com o sabia q u e eran tres, m an do buscar inm ediatam ente provisiones que abastecieran sus necesidades.

La historia se narra para mostrar como se les dio milagrosamente comida cuando lo necesitaban. La diakonissa, aparte de ser rica, es panu chistiane y asketikotate, combinacion habitual en los siglos IV y V cuando mujeres adineradas, al cstilo de Melania u Olimpia, profesaban la vida ascetica y usaban sus riquezas para mantener los monasteries y a los pobres.

H ijas anonimas del conde Terencio

Basilio de Cesarea, Carta 10568 Basilio el Grande (330-379), hermano de Gregorio de Nisa y Macrina, pertenecia a una ilustre familia cristiana del Ponto. Dos hermanos suyos mas se convirtieron en obispos y su hermana mayor en superiora de un monasterio. Como presbitero y mas tarde obispo de Cesarea, en el 370, fue un administrador eficaz, pastor y teologo. Basi­ lio, junto con su hermano Gregorio y su amigo Gregorio Nacianceno, los otros dos «teologos capadocios», fueron responsables del irnportante dcsarrollo de la teologia trinitaria. Es a el a quien se le atribuye la ley monastica suprema que existe todavia en la Iglesia oriental. Esta carta data del 372.

A las diaconos, hijas del condeTerencio Terencio fue gobernador de Capadocia, despedido del puesto al ano siguiente por malversation, momento en el que Basilio hizo de

68Texto: Saint Basil:The Letters, Roy J. Deferrari, LCL, Heinemann, Londres 1930, 2,199; discutido en Gryson, Ministry of Women, 889, 153n. 137.


A LET H EIA

MUJERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIAORIENTAL:TEXTOS LITERARIOS

patron, escribiendo asi tres cartas a hombres influyentes en su defensa. Las hijas son diakonoi, pero no sabemos cuantas eran en la lamilia. Basilio les escribe una breve carta animandolas a conservar su teologia trinitaria, en un momento en el que se cuestionaba y se dudaba sobre la divinidad del Hijo y del Espiritu.

Mujer didcono anonima

Teodoreto de Ciro, H istoria eclesidstica 3,1469 Para mas information sobre Teodoreto, vease Publia. Esta historia es una de las muchas que Teodoreto relata sobre la resistencia cristiana al emperador Juliano (361-363), que intento restablecer la religion grecorromana y acabar con el cristianismo. Era demasiado tarde. Los cristianos entendieron su muerte en la batalla, despues de dos anos cn el trono, como una vindication divina. C ierto jo v en , h ijo de un sa c e rd o te [p ag an o ] e d u c a d o en la im p ie d ad , q u iso en to n ces co n v ertirse a la p ie d a d [es decir, con vertirse en cristian o]. U na m ujer, d istin gu id a p o r su pied ad y qu e habia sid o digna del carism a (charisma) del diaconado (diakonia), era m uy am iga de su m adre, a la que visitaba habitualm ente cuan do el era un nino, la aten dia y la anim aba en la fe. C u an d o la m ad re fa llec io , el jo v en so lia ir a d o n d e ella p ara beneficiarse de sus ensenanzas (didaskalia) . Cuando h abia a c e p ta d o el co n sejo q u e le fue d ad o , le p re g u n to a su m aestra (ten didaskalon) q u e h acer y com o p o d ia h u ir de la su p erstitio n de su pad re y p articip ar en la v erd ad p red icad a p o r ella (kerut tom ene) ".

’’Icxto: GCS 19,190-192; discutido en Gryson, M i n i s t r y o f W o m e n , 89, 153 n. 136.Traduc<ion completa al ingles disponible en: H i s t o r y o f th e C h u r c h ,f r o m A .D . 322 to th e D e a t h o f T h e o ylorc o f M o p s u e s t ia , A .D . 427, b y

T h e o d o r e t, B i s h o p o f C y r u s, a n d f r o m A .D .

431

to A .D .

594, b y

Eva-

fP his, Bohn’s Ecclesiastical Library, Henry G. Bohn, Londres 1854; no se especifica el hnmbre del traductor. "1:1 manuscrito varia en el adjetivo posesivo: «ellos» y «ti» son otras variantes, pero «ella» (Mi ree correcto.


AL

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

110 A medida que la historia contimia, ella le responde que deberia abandonar a su padre y mudarse a otra ciudad para evitar al emperador mientras que ella se encarga de la situacion. (La historia se situ a en Antioquia. Dafne, abajo mencionado, era un suburbio de esa ciudad.) El joven contesta: «Vendre y te en tregare mi vida».

Poco despues hay un festival religioso en Dafne que dura siete dias, en donde el padre, el joven y su hermano van a realizar una function oiltica. Despues del primer dia, el joven se va y regresa a la diacono, pidiendole que mantenga su promesa de protegerle. Ella le lleva a donde un hombre santo llamado Melecio, que le esconde en su casa. El padre registra todo Dafne y despues Antio­ quia. Cuando esta en el barrio donde vivia Melecio, mira hacia arriba y ve que su hijo le esta observando desde la verja de un balcon alto. El padre entra en la casa, le agarra, le lleva a casa, le golpea severamente, le tortura con un instrumento al rojo vivo, le encierra en la casa y regresa a Dafne. El joven hombre hace pedazos todas las imagenes paganas de la casa y, luego, temiendo el regreso de su padre, le pide a Dios —por quien habia sufrido—que le ayude, con lo que los cerrojos se caen y se abre la puerta. (Teodoreto anade que escucho la historia de boca del joven cuando este era mayor.) La historia contimia en primera persona. C orri hasta mi m aestra (ten didaskalon) , qu e me vistio con un v e stid o d e m u je r y fu e c o n m ig o en un c a r ru a je c u b ie rto a d o n d e el san to M elecio . El me llev o al o b isp o de Je ru sa le n [Cirilo, que estaba en A ntioquia p o r aq u el entonces] y desde alii partim os a la noche apresuradam ente a Palestina.

Despues de la muerte de Juliano, el joven hombre regresa a dondesu padre y le cornier te a la verdadera fe. Esta historia es extraordinaria, tanto por su contenido como por el lenguaje utilizado. Las descripciones hechas en Didaskalia y en Constitu ciones apostolicas iηfluyen en la idea general sobre el papel de las mujeres diaconos, quienes limitan su trabajo al ministerio de mujeres. Pero en


esla ocasion estamos ante Lina mujer diacono que instruye de manera privada a un joven, sin una aparente desaprobacion por parte de nadie. leodoreto, a quien no se conoce por ser mas partidario de las mujeres que sus contemporaneos, la llama dos veces por el titulo oficial (masculino) de maestro, didaskalos, y denomina su labor como «ensenanza»71 (didaskalia). Esta es la terminologia que se utilizo al prohibir a las mujeivl cnsenar, a partir de 1Tim 2,1272, aunque esta prohibicion se entiende goncralmente como ensenanza publica y en esta ocasion se hace de manera privada. Ademas, a la instruccion que ella ha hecho se le llama t.unbien verdad que es «predicada» (keruttomene, que usa la raiz atica en cl participio pasado). Estahistoria atestigua indirectamente que quiza la labor de las mujeres diaconos como se da en las ordenanzas de la iglesia cs mas prescriptiva que descriptiva.

Mujer diacono anonima de Cesarea

Paladio, H istoria Lausiaca 70,373 I’aladio (vease Olimpia) narra la historia de un lector inocente que liabia sido acusado falsamente y que es milagrosamente reivindicado. Sr descubre que una joven soltera de Cesarea, en Palestina, esta embarazada y su amante le dice que acuse a cierto lector de la iglesia. En una asamblea de obispos y presbiteros el lector mantiene su inocencia lust a que es presionado severamente por el obispo para admitir su culpnbilidad. El lector continuo diciendo que no era verdad, pero como1 1I · la no es la unica referenda a una mujer como maestra que se conoce. Eisen, Women Offiifholdcrs, 89-100, presenta a la maestra Kyria de un papiro del siglo IV; el titulo dado a Amina Syncletica, una Madre del Desierto; una inscripcion funeraria de la maestraTeodora dr Koma, datado en el 382; Marcela y Melania la Joven, de Roma, siglo IV; una inscripcion dr nlraTeodora, maestra en Beroea, Macedonia, del siglo v ο VI y otras, junto con discusion. !‘<mo sc puede saber del alcance de sus ensenanzas por las inscripciones funerarias, pero por it*s textos literarios sabemos que mujeres como Syncletica, Marcela y Melania ensenaron Iante» a liombres como a mujeres. Vease discusion en Eisen, Women Officeholders, 100-103. Este pasaje sigue creando gran - nnlmversia entre los circulos eclesiasticos conservadores. Icxto: LH 165-167.

A LE T H E IA

Ml HI RES DlACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LE T H E IA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

112 el obispo queria oir lo contrario, el acusado dijo haberlo hecho. Des足 pues de ser depuesto del oficio, el lector sugiere que le ofrezcan a la chica para casarse. Entonces el o b isp o le entrega la chica al lector, pen san do que el joven se q u ed aria con ella y n o seria capaz de ren u n ciar a su union con ella. En cam bio, el joven se la llevo del o b isp o y d e su pad re a un m on asterio de m ujeres y pid io a la diacon o d e la h erm an d ad (he diakonos tes adelphotes) q u e c u id ara de ella hasta q u e llegara el m om ento de d ar a luz.

A medida que la historia continua, la mujer esta de parto durante muchos dias pero no puede dar a luz al nino. Ella interpreta esto como castigo por haber denunciado a un hombre inocente y, entonces, confiesa su mentira. Cuando el lector y el obispo rezan conjuntamente por ella, el nino nace inmediatamente. Textos como este se interpretan como que el titulo de diacono o diaconisa en esta epoca se usaba simplemente para referirse a la superiora monastica. Algunas superioras monasticas, como Olimpia, eran diaconos; sin embargo, otras no lo eran. En este texto, la diacono no es necesariamente la superiora. Era la funcion de una mujer diacono proporcionar cuidado pastoral y proteger a las mujeres que lo necesitaban y esta podria haber sido la funcion de la diacono en el monaste rio con respecto a las mujeres del exterior (vease Romana para un texto similar). Los monasterios de mujeres eran probablemente el refugio de madres solteras.

Mujeres diaconos anonimas

Pseudo-Ignacio, A los Antioquenos 1274 Ignacio, obispo de Antioquia, en Siria, fue arrestado y llevado bajo vigilancia a Roma para ser martirizado sobre el 110 d.C. En el camino 74 Mayer, Monumenta, 33, en parte; James Barbour Lightfoot, The Apostolic Fathers, MacMi llan, NuevaYork 21889-1890; reimpreso, Baker, Grand Rapids 1981, segunda parte, 3,241 242.


escribio varias cartas a las comunidades que enviaron delegados para visitarle mientras que le llevaban a traves de Asia Menor occidental. I ιινίό una carta a la comunidad romana pidiendo que no intentaran obtcner su libertad. Las cartas son una fuente rica de informacion sobre l.i Iglesia de aquella epoca y sobre la teologia del propio Ignacio. Mas l.irdc se escribieron varias cartas mas bajo su nombre y fueron agrupa(l.is en una coleccion de trece que circularon en la Iglesia primitiva y el [K'riodo medieval. En el siglo XIX, gracias al trabajo meticuloso de los cxpertos, en especial de J. B. Lightfoot, se logro establecer una «breve Hi 'elision» de siete cartas originales. La Carta a los antioquenos pertenece ■ la «larga recension» y no es del propio Ignacio. Lightfoot argumenta (|ue este conjunto de cartas fue escrito a finales del siglo IV, posibleiiicnte por un recopilador de las CA, ya que parecen reflejar una organi/.lcion y un pensamiento eclesiasticos similares. Despues de saludar a Ins presblteros y diaconos, el texto contimia de la siguiente manera: Saludad a los su b diaco n o s, lectores, salm istas, p o rtero s, exorcistas y p red icad ores. Salu dad a las gu ard ian as de las pu ertas sag rad as, a las [m ujeres] d ia co n o s (tas diakonous) en Cristo. Salu dad a las virgen es in fundidas de Dios, en las qu e go zo del Sen o r Je su s. S a lu d ad a las v iu d a s d istin g u id a s. S a lu d ad a la gcn te del Senor d esd e el m en or hasta el m ayor y a tod as mis herm anas en el Senor.

Todos los oficios enumerados en primer lugar los ocupan presuimblemente hombres. Luego el autor comienza una nueva lista de ofitlos de mujeres, enumerando primeramente a las diaconos, luego a las virgenes y viudas y finalmente saluda a todo el laicado, pero en espei i.il a las mujeres. Esto esta de acuerdo con los saludos afectuosos que I I propio Ignacio enviaba a las mujeres que conocia (ej.Tavia y «las virI't nes llamadas viudas» [A los esmirneos 13,1-2] y Alee [A Policarpo 8,2]). I'ero la creacion de muchos de los oficios eclesiasticos datan de una lerha posterior. Una de las labores de las mujeres diaconos en oriente til el siglo IV era la de acomodar a las mujeres, observar su entrada en U iglesia, vigilar a aquellas que habian entrado y supervisar si estaban vvitadas de forma ordenada (vease CA 2,57-58; 8,28).

AL

Ml III RES DlACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


AL

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

114

Mujeres didconos anonimas

Juan M osco, Pratum Spirituale 375 Juan Mosco, conocido tambien como Eucratas, nacio sobre el S50, probablemente en Damasco. Adopto la vida monastica en el monastc rio de SanTeodosio, al sureste de Jerusalen, entre Belen y San Saba. En algiin momento, bien aqui o en retiro en un lugar mas remoto del desierto de Judea, conocio a Sofronio, quien se convertiria en su mejor amigo y futuro patriarca de Jerusalen. Juntos visitaron los monasteries de Egipto y Sinai para recopilar historias de los ascetas del desierto y despues volvieron a Palestina con la misma mision. En el 602 abando naron Palestina y viajaron hacia occidente, llegando finalmente a Roma, lugar donde Juan fallecio en el 619. Su fiel amigo llevo sus restos a sanTeodosio para su entierro. Su coleccion de la tradicion popu足 lar ascetica, el Prado espiritual, fue muy popular y fue editado muchas veces despues de su muerte. El capitulo 3 trata sobre Conon, presbitero del monasterio de Pentucla cerca del rio Jordan. Juan atribuye la historia a un monje 11a mado Atanasio del monasterio de San Saba. Conon, ciliciano de naci miento, fue nombrado para bautizar a todo aquel que lo deseaba. Bau tizo y ungio a todos pero encontro sumamente dificil ungir a una mujer porque no estaba seguro de su propia castidad. Quiso, por tanto, retirarse a una vida mas solitaria, pero siempre que pensaba en hacerlo se le aparecia san Juan Bautista pidiendole que permaneciera y prometiendole su ayuda. Un dia vino una chica persa a b au tizar se. Era muy gu ap a, pol足 io q u e el p re sb ite ro no fu e cap az d e u n g irla con aceite. Ella e sp e ro d o s d ia s y c u a n d o el a r z o b isp o P edro su p o esto , se e n fa d o p o r lo su c e d id o y q u iso q u e u n a m u jer d ia c o n o lo

,5Texto: PG 87,2853; Mayer, Monumenta, 4 0 .Traduction al ingles disponible en JohnWoi tley, The Spiritual Meadow of John Moschus, Cistercian Studies 139 (Cistercian Publications, Kalamazoo, MI 1992).


hiciera. Pero n o lo hizo p o rq u e no era la costu m b re establecida.

La historia contimia contando que Conon sale del monasterio pero Juan el Bautista le hace frente. Conon le reprocha a Juan haberle hecho promesas y no haberlas cumplido. Juan hace la serial de la cruz «bajo su ombligo» y j Conon no vuelve a tener tentaciones sexuales al bautizar a una mujer! El bautismo por inmersion exigia retirar, si no toda, la mayor parte de la ropa. Despues de la inmersion se ungian varias partes del cuerpo. El aprieto en el que se vio Conon fue exactamente la razon por la cual se empleaba a las mujeres diaconos en el bautismo, como se describe en DA 16 y C/l 3,16,1-4, donde un obispo o presbitero unge solo la cabeza de la mujer que esta siendo bautizada mientras que la diaconisa unge el resto del cuerpo. La frase de «no era la costumbre cstablecida» es, por tanto, abstrusa si interpretamos que solo se tenia que llevar a cabo la uncion, no el bautismo completo, ya que sabemos (|ue en muchas partes de la Iglesia oriental era una costumbre y testiinonios de inscripciones muestran que habia mujeres diaconos en I’alestina. En la historia no queda claro si Conon habia llevado a cabo cl bautismo pero no habia acabado el ritual de la uncion o si no habia ui tan siquiera empezado con el rito. Parece que era esto ultimo lo que quoria decir Juan Mosco, razon por la cual el arzobispo queria que una mujer diacono respondiera a la necesitad pastoral y llevara a cabo todo cl bautismo. Nuevamente vemos que habia siempre cierta resistencia, pero el mero hecho de haberlo discutido podria significar que las mujeres diaconos llevaban a cabo los bautismos de las mujeres por si olas (vease DA 15 y CA 3,9,1). «No era la costumbre» es una respuesta mucho mas liviana respecto a la idea del bautismo efectuado por las mujeres que, por ejemplo, la deTertuliano en Sobre el bautismo 17,4 o Remedio de los herejes 41,5. Vease tambien Justiniano, Novellae 0,6, cronologicamente mas cercano, donde el lenguaje ambiguo p.u cce tambien sugerir que habia gente que se presentaba a las diaconisas para recibir el bautismo.

A LET H EIA

MUJERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LE T H E IA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

116

INSCRIPCIONES Las siguientes 61 inscripciones, ordenadas alfabeticamente, se extienden por el area del Mediterraneo oriental e incluyen tanto mujeres ascetas celibes como mujeres que estan muy insertas en estructuras familiares. Las inscripciones proporcionan poca informa­ tion acerca de lo que realmente hatian estas mujeres, pero atestiguan la expansion del oficio, especialmente durante los siglos IV, V y VI.

A eria767 Inscription sobre una roca con una cruz en el medio, originariamente encontrada en 1885 en el barrio armenio de un pueblo cerca de Amisos. A q u i d escan sa la siem pre m em orable sierva de Cristo, Aeria, diacon o de lo s santos, am iga de todos. D escanso en la decim a In d ic c io n en el m es d e en ero , c u a n d o c o n ta b a co n tre in ta anos, en el ano 594. P ortadora de D ios [gayuda?]

Aeria fue una diakonos de la que se dicen cosas convencionales, pero bonitas. Un editor anterior leyo la fecha 6594, lo que corresponderia a 1086 d.C., fecha demasiado lejana para las particularidades de esta ins cripcion. Por ejemplo, el editor apunta que «amiga de todos» (panton phile) es una expresion comun en los siglos V y VI pero no en el XI. La fecha debe leerse como 594 de la era de Amisos, la cual corresponde al 562 d.C. Para mas information sobre las Indicciones, vease la nota 86.

A galiasis11 Inscription funeraria de una familia de principios del siglo IV, pro cedente de la isla de Melos en las Cicladas, mar Egeo. 76J. G. C. Anderson, Franz Cumont y Henri Gregoire (eds.), Recueil des Inscriptions grecques cl latines du Pont et de VArmenie, Studia Pontica 3.1 (H. Lamertin, Bruselas 1910), 22; discutido en Martimort, Deaconesses, 144. 77Texto: CIG 4,9288; Gregoire, Recueil, 1,209; EG 4,368-370, n°. 2; Eisen, Women Officehol ders, 174-175; mencionado en NewDocs 4.122.3, p. 240; Gryson 91, Ministry of Women, 1 5 1 n . 157.


A LET H EIA

MUJERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: TEKTOS LITERARIOS

117 01 n p e C B O I T e P O I O I T T A C h C M N h M h C A I I O I A C K A h n i C

5

Κ Α ίε λ π ιζ ω Ν κ εΑ εκ λ Η τ π ε Α ε τ εε κ εΑ Γ Α Κ ί a c i c Nh AIAICOWOCKAI&YTYXI ΑΓ AP0CN£YCACAICGkKAYAiIA nAPeeNevcAC ΑκΑίεΥΤΥχίΑΗΤΟΥτωΝΜΚΤΗΡ ε Ν β Α κ ε ι Ν τ ε κ Α ΐ ε π ι re μ ί τ ο θ ρ κ ι ο ν τ ο υ τ ο λΟΝ έ Ν ο ρ κ ιζ ω Υ Η Α ο τ ο Ν ϋ ^ ε ε Φ ε ο τ ω τ Α ίλ Μ Γ ε MhTlCnOTGTOAlYH£NSA-3eTINAi<ATA©ecee Ϊ ihC0YXP£lCT£BOHe€ITUfPATANT1 TTANOIKI

I igura 1. Agaliasis. Finales del siglo III o piincipios del IV.

C 1G

4,9288

En el Senor: los p resb itero s dign os d e to d a con m em oracion, A sc lep io y E lp izo n y A sk lep io d o to y la d ia c o n o A galiasis y E u tiquia y C lau diane, virgenes, y su m adre Eutiquia descansan a q u i. C om o la tu m b a esta lle n a , os ju r o p o r el a n g e l situ ad o an te ella q u e n ad ie o sara en terrar a q u i a n ad ie mas. Jesu cristo , ayuda a aq u el que escribe esto y a to d o su hogar.

Aqui una familia eclesiastica entierra a muchos de sus miembros |iintos.Tres hijos son presbiteros, dos hijas son probablemente virgenes ronsagradas y otra de las hijas diaccno (diakonos). La mezcla de nombres en la familia derivados del nombre de una diosa griega (Asclepio y Asklepiodoto) y otros probablemente con connotacion cristiana (Elpi/nn, «esperanza», y Agaliasis, «jiibilo») indican una epoca temprana en i I elesarrollo de la cultura cristiana, en la que los nombres derivados de dioses tradicionales no estaban todavia considerados inapropiados para Ins cristianos. Los nombres Eutjchia («buena suerte») y Claudiane (un nombre comiin romano) no nos dicen nada excepto la mezcla de immenclaturas griega y romana enla misma familia. El tercer nombre, t.il y como se lee en CIG, es «Asklepisaetes», interpretado por el editor i'omo Asklepis deuteros (segunda vez) o heteros (otro). La incertidumbre ile este nombre de uno de los hernianos de Agaliasis no es relevante en eslcl caso. Aunque el nombre de la diacono se escribe solo con una «I» ■ η la inscripcion, el nombre es una palabra griega comiin, agalliasis (vease Lc 1,47). No se menciona al padre, que probablemente todavia vive y es seguramente el que los conmemora.


A LET H EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMIT1VA

118

Los angeles guardianes de tumbas son conocidos en todas partes en la zona del Egeo (vease inscripcion de Epicto presbytis), como tambicn lo son las advertencias solemnes en contra de la reutilizacion de las tumbas y las invocaciones personales de la persona quc las dedica. Para las advertencias solemnes, vease la inscripcion de Atanasia de Delfos.

A g ath e s Inscripcion funeraria procedente del cementerio «extramuros» (fuera de los muros) de la basilica cristiana del siglo V en Filipos, Macedonia. L u gar de d e sc a n so d istin g u id o de la d ia c o n o A gath e y del tesorero y tejed o r de lino Juan.

Esta breve inscripcion documenta probablemente el entierro de un matrimonio. El titulo de ella es diakonos. Los terminos utilizados para describir al esposo crean controversia. Puede haber sido tesorero o guardian de la iglesia (hypodektos) asi como trabajador o mercader de lino (othonetos), pero ninguna de las funciones esta clara. Parece que no estaba ordenado. Esta inscripcion es un raro testimonio de que no todas las mujeres diaconos eran virgenes o viudas.

Agathokleia 7 89 Inscripcion procedente de Edesa, en Macedonia, entre los siglos V y VI. La primera palabra de la inscripcion es un prestamo griego del latin, memorion. Para otra inscripcion funeraria procedente del mismo lugar y con el mismo termino, vease la de Teodosia mas adelante.

78Texto: Charalambos Bakirtzis, «Exposition des Antiquites Paleochretiennes au Musee des Philippies», Athens Anals ojArchaeology 13 (1980) 90-98, en 95; Valerie Abrahamsen, «Women at Philippi:The Pagan and Christian Evidence» ,JFSR 3 (1987) 17-30, en 23 n. 22; texto y discusion parcial en Eisen, Women Officeholders, 180; discusion en Abrahamsen. 79Texto: J. H. Mordtmann, «Inschriften aus Edessa», MDA118 (1893) 415-419, en 416-417, n°. 3; Feissel, Recueil, 21, p. 40.


A LET H EIA

V1UJERES DlACONOS ΕΝ LA ICLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS

119

M HMOPI°N A ΓΑΘ ^ K / L I !ACTTA ΡΘ6Ν 1 nor I K Λ1Δ

tfI*

Figura 2. Agathokleia. Siglos V-VI. Feisscl, Rccueil 21, p. 40.

M onum ento conm em orativo de A gathokleia, virgen y diacono

A la diakonos Agathokleia se le llama tambien virgen; es, sin lugar a ludas, una virgen consagrada. Ambos titulos sc le atribuyen tambien a I heoprepeia, tambien de Macedonia (vease mas adelante). Eisen Women Officeholders, 181) supone que el orden de los titulos aqui sigulica que la consagracion a la virginidad precedio a la ordcnacion mtio diacono, pero esto no tiene por que ser el caso. De todas maneas, esta inscripcion y la de Theoprepeia muestran que los dos titulos, por tanto las dos funciones de virgen y diacono, eran considerados listintos, pero, aun asi, se podian combinar.

A grippiane 80 Inscripcion votiva en mosaico procedente de Patras, Grecia, prinipios del periodo bizantino. La d ia c o n o A g r ip p ia n e , la m as q u e r id a d e l Sen o r, h izo el m osaico en cum plim iento de su voto.

Agrippiane es una diakonos que ejercio su patronazgo pagando un nosaico en el suelo tras haber hecho algun tipo de promesa a Dios : lexto: BCH 98 (1974) 625-626, fig. 116; BE 89 (1976) 288; NewDocs 4.122, p. 239 n. 2 ill'll. Women Officeholders, 175-176; traduccion, Kraemer, Women’s Religions, 259; discutido b NewDocs 1.79, p. 121.


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

120

cuyos detalles se desconocen. El patron habitual, normalmente practicado por los creyentes en la Iglesia primitiva, era prometer hacer algo especifico si Dios les concedxa una petition. Tanto el clero como el laicado podian hacer esos votos y estaban obligados a cumplirlos. La denomination «la mas querida del Senor» (theophilestate) se conoce en otros contextos como una description de los oficiales de la Iglesia. A lejandra de E liss' Esta inscription del siglo iv fue descubierta en 1910 en Elis, en cl Peloponeso. Esta parcialmente restaurada tras volver a reunir ocho fragmentos de una placa de marmol que en algiin tiempo estaba pegada a una pared; aun asi, falta la mejor parte del texto superior. A qu i yace [---- ] hija unica, veintitres anos, hija de [---- ] y la d ia c o n o A le ja n d ra , e d u c a d a y r e c ib id a p o r mi p a d re Ereniano envuelta en ro p a, en d o lo r y suplicas, en terrad a p o r m i en la e sp e ra n z a . C om o D ios d e se o , yo re a lic e e ste cam in o para ella en la decim ocuarta In diccion , 13 de sep ticm b re.81823

El significado completo de la inscription esta muy lejos de sci seguro. Jeanne y Louis Robert hicieron una enmienda a la primera let tura de -driasdia[m] al final de la segunda linea, con una lectura mucho

81 Publicado por vez primera por R. Fleischer, «Epigraphisches aus Elis», ja h re sh e fte des O str rreich isch en A rch ao log isch en In stitu ts 46, 1961-1963; Beiblatt, 1965, pp. 76-94, en col. 87-HH, con foto; con comentarios adicionales y correction de Jeanne y Louis Robert, B u lle tin lip ! g r a p h iq u e , R evu e des etu d es grecqu es 79 (1966) 381-382n. 213; discutido en Martimort, D euce nesses, 145. 82 Para mas information sobre las Indicciones, vease n. 86. El inicio del texto griego csl.i muy fragmentado, pero las ultimas tres lineas estan relativamente intactas: ΕΝΘΑ[----------------------- ]ΝΟΓΕΝ[— ] ΕΤ(ΩΝ) Κ Γ ΘΥΓΑ[------------------]ΔΡΙΑΣ ΔΙΑ[Κ] ΑΝΑΘΡΕΨΑΜΕΝΗ Σ[-------------- ]ΑΛΙΦΘΙΣΑ[— ]ΠΟ ΤΟΥ ΕΜΟΥ Π (Α Τ)Ρ(0)Σ ΕΡΕΝΙΑΝΟΥ ΕΝ ΤΟΙΣ ΣΠΑΡΓ ΑΝΟΙΣ ΜΟΧΘΩ ΚΑΙ ΕΥ Χ Ε Σ ΕΛΓΤΙΔΙ ΤΟ Υ ΥΠ Έ Μ Ο Υ ΤΑΦΗΝΕ ΩΣ Δ Ε Ο Θ(ΕΟ)Σ ΗΘΕ ΛΗΣΕΝ ΤΗΝ ΟΔΟΝ ΤΑΥΤΗΝ ΠΡΟ ΑΥΤΗΣ ΕΠΛΗΡΩΣΑ ΙΝΔ ΙΔ ΣΕΠΤΕΜ ΒΡΙΟΥ ΙΓ


ALi

MUJERES DlACONOS ΕΝ LA ICLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS

121

mas probable: drias diak, identificando a la supuesta madre de la fallei ida como diacono o diaconisa83. El inicio del nombre no es legible, por lo que podria ser otro, aunque parece que Alejandra es el mas pro­ bable. Pero si la fallecida era adoptada, como apuntan Jeanne y Louis Roberts, quiza Alejandra no sea su madre, sino otra figura, quiza una bija de Ereniano que habia dado cobijo a la fallecida y, por tanto, hermana adoptiva de la fallecida. Desafortunadamente seguira siendo conjetural, ya que faltan partes clave de la inscription que aclaran la i elation entre las distintas personas. Alejandra de Pontosi Breve inscripcion funeraria procedente de Apolonia, Ponto (Tracia). S u b d ia c o n o A le ja n d r a

El oficio de subdiacono es conocido para los hombres pero descoitotido para las mujeres. El titulo hypodiakon en la inscripcion griega es ima abreviatura bien de hypodiakonos o de hypodiakonissa, por lo que i u.ilquiera de los dos terminos podria haber sido realmente su titulo. Anastasia de PalestinaK Inscription funeraria del periodo bizantino, de las cuevas sepulcraI. ηi-n id monasterio de San Jorge de Coziba, Deir el Qilt enWadi Kilt, i ul11 - Jerusalen y Jerico. A qui yace la d iaco n o A n astasia, en el 27 del m es de febrero, en la 1l a In d iccio n .86 * "iiimlaron que Fleischer habia publicado el conjunto de inscripciones avec une grande •v ■ ■ nifdicnce («con una gran incompetencia»). h *'«" /{/: (1963) 152; tratado en NewDocs 1.79, p. 121. Ιμ »π: Alphons Maria Schneider, «Das Kloster derTheotokos zu Choziba im Wadi el Kelt», ή ()uartalschrift 39 (1931) 297-332, en 328 n. 197; parcial, Meimaris, Sacred Names, l ;Hn. 886; Eisen, Women Officeholders, 161. i * IimIit i ion eran una serie de anos calculados a proposito de los ciclos de las tasas. ■ ■ ■ i·· u non en el 287 d.C. en ciclos de cinco anos, se convirtieron en ciclos de quince anos • lit del 112 y dc uso obligatorio a partir del 537. «La 1 l a Indiccion» significa realmente * iittilr«imo ano de una Indiccion indeterminada o ciclo de quince anos. Hay diecinueve


ιΊΥ

MUJERES ORDENADAS ΕΝ LA IGLESIA PRIMITIVA

122 Despues del nombre de Anastasia aparece la abreviatura de cuatro letras diak, por lo que no es posible saber si su titulo era diacono o diaconisa. Esta es una de las por lo menos dos, y posiblemente cuatro, inscripciones de sepulturas de mujeres de un total de 211 inscripciones funerarias descubiertas en un famoso monasterio del desierto. Sc encuentra en la tercera de tres cuevas funerarias a unos 100 metros del emplazamiento del monasterio. Un editor anterior (Cleofas Koikylides en 1901) leyo dos de las otras inscripciones como nombres de mujeres, pero Schneider las lee como nombres de varon. Solo uno de los otros monumentos conmemorativos a mujeres (Basilis) contiene un titulo de oficio. El monasterio proporcionaba hospitalidad a los viajeros, mujeres incluidas. Esta hospitalidad a mujeres se explicaba mediante una leyenda segun la cual la Virgen Maria Theotokos ordeno que una mujer adinerada de Bizancio debia de ser llevada alii para ser curada. Anastasia debio de fallecer mientras estaba de peregrinacion.

Andromaca 87 Inscripcion en un mosaico del siglo VI, situada en la parte izquierda del altar principal de la basilica de Santa Leonidas, Clauseio, Acaya, entre las dos bases del norte del cimborrio sobre el altar prin cipal. Santa Leonidas fue una santa local popular en los siglos V y VI, con otro santuario en Lechaion, al norte de Corinto.

anos posibles entre el 312 y finales del siglo VI. Para precisar la fecha, deberiamos saber no solo la fecha del mes sino tambien el dia de la semana, que es lo que falta aqui. El uso parti cular del genitivo en este caso puede datarse de finales del siglo V. Para mas informacion sobre fechas, vease William Tabbernee, Montanist Inscriptions andTestimonia: Epigraphic Sources Illustrating the History of Montanism, Mercer University Press, Macon, GA, 1997, pp. 495 496; Wilhelm Kubitschek, «A era», PW 1,606-652; Elias J. Bickerman, Chronology of the AncientWorld, Cornell University Press, Ithaca, NY, 21980. Agradecemos a William Tabbernee su ayuda con el sistema de las fechas. Π ΟΛΥΓΗΡΟ Σ Ο I Ε Υ Λ Β Ε Σ Τ Α Τ (0 )Σ I A N ΑΓ(ΝΩ ΣΤΗ Σ) K E ΑΝΔΡΟΙΜΑΧΑ Η Θ ΕΟ Φ ΙΛ (Ε)Σ|Τ(Α ΤΗ ) Δ ΙΑ Κ Υ Π Ε Ρ ΕΥ ΙΧ Η Σ Α Υ Τ Ω Ν Ε ΙΚ Α Λ ΙΕ Ρ ΓΗ Ρ Α Ν . como fue publicado por Emmanuel Hatzidakis, Praktika tes Archaiologikes Hetaireias 1958 (1965) 61; presentado por Jeanne Robert y Louis Robert, Bulletin epigraphique, Revue des clu desgrecques 79 (1966) 386 n°. 229,2; discutido en Martimort, Deaconesses, 143-144.


Polygeros, el le c to r m as rev e re n d o y A n d ro m aca, la d iaco n [risa] de D ios, cum plien do su voto, em bellecieron [el lugar].

Nd se trata de una inscription funeraria, sino de una dedicatoria erigidi por o en honor a los dos patrones que hicieron algo considera­ ble para adornar la iglesia, probablemente la donation del pavimento. I,os titulos de ambas personas estan abreviados. El titulo de Andromaca,diak, podria ser tanto diacono como diaconisa. No se especifica la relation que unia a ambos donantes. Normalmente cuando se hace una tlonadon a una iglesia «por un voto», el compromiso es que, si se ivcibecierto favor, el destinatario dedique algo en la iglesia. Arete88 Inscription votiva de una mujer diacono, relacionada de alguna nianeia con un talTeodoro, el personaje principal que cumple el voto. I’roceiente de Afrodisias en Caria, Asia Menor, en la columna de un ti inpb usado como iglesia. [En cum p lim ien to de] un vo to d eT eo d o ro y A rete [su] hija, diaconisa.

Sclo se ven las tres ultimas letras del nombre de la mujer, con espa<in para tres letras anteriores, de ahi que se restaurara Aretes en el caso r< nitbo. Sin embargo, el initio del nombre podria ser otro. El resto de la inscription es ambigua, a pesar de que la relation de Arete yTeodoro η·' l.i cs. Lo mas probable es que sea como se ha dado en la traduction, aunqui' la siguiente lectura podria ser posible: «...Teodoro y Arete, hija it mu diaconisa». Se conserva su titulo de diakonissa. La inscription, tal \ com) la tenemos es completa, con cruces que marcan el inicio y el fin.

Atanasia de Corycos89 l inplazamiento de varios monumentos conmemorativos de mujef rs, ci ( 'orycos, Cilicia (vease Caritina, Teodora y Teofila). Las lineas 3 y !< *ln:( iregoire, R e c u e il 1,258; discutido en Gryson, M in istry o f Women, 90-91, 153 n. 155. l· hIh: MAMA 3,212b, p. 133; Eisen, Women O fficeh o ld ers, 163; discutido en Elm, Virgins o f ·/. I An I 15.

A LETH EIA

MUJERE! DIACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LETH EIA

______________________ __________ MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

4 que siguen a las aqui dadas no son legibles. La linea 3 contiene las palabras philo... prikes..., ambas entre barras (tachaduras). La linea 4 contiene unas pocas letras completamente tachadas (vease ilustracion). [Tumba] de la diaco n o Atanasia y de M aria su hija adoptiva...

■ + ■A <9A NA C i A C A l A k QMOV + k M A Pu te p iirrH C A Y T H c Φ I A(0/////irPI κ wViilU H lH llim illUltlf

KIUIl //////////iiuUU if//a in ill if nu Figura 3. Atanasia de Corycos. M A M A 3,212b, p. 133; dibujo (esbozo), p. 135.

Esta diakonos habia adoptado auna nina (threpte) que esta enterrada con ella. Maria pudo haber sido huerfana o una nina abandonada. Esta es una de las varias inscripciones que Elm supone que son de viudas, pero no hay ningun indicio del estado civil de Atanasia, salvo que no se le entierra con mas familiares. Tampoco sabemos la edad de Maria. La conmemoradora no escribio su nombre o no se ha conservado en las siguientes dos lineas ilegibles, aunque podria ser la misma Atanasia, su hija adoptiva Maria o una tercera parte. Esta y otras muchas inscrip ciones de diaconos muestran que las mujeres diaconos tenian en oca siones relaciones familiares normales.

A tanasia de Delfos 90 Inscripcion en una tumba del siglo V procedente de Delfos, Grecia. 90Texto: EG 4,345-347 n°. 4 (fig.99); J. Laurent, «Dclphes chretien», BCH 23 (1899) 206 279, en 272-278; Feissel, BCH 104 (1980) 469-470; NewDocs 4,122.3, p. 240; Eisen, Women Officeholders, 176-177; discutido en Gryson, Ministry of Women, 90, 153 n. 150; Kraemer, Women’s Religions, 258.


1 La devota diaconisa Atanasia, quien llevo una intachable vida d e c o ro sa m e n te , e sta b le c id a d ia c o n isa p o r P an tam ian o, el ob ispo m as santo, erigio este m em orial. A qui yacen sus restos m o r ta le s. Si a lg u n o tr o se a tre v e a a b r ir e ste m o n u m en to d o n d e se ha p u e sto a la d ia c o n isa , c o r r e r a la m ism a su e rte qu e Ju d a s el [traidor] de nuestro Senor Jesu cristo...

El titulo de Atanasia aparece en tres ocasiones en la inscription; una vez como diakonissa y dos veces como diakonisa. Esta es la unica inscription de una mujer diacono que habla de su establecimiento como diaconisa (katastathisa) y que da el nombre del obispo que la consagra, probablemente por su importancia. Este verbo (kathistemi) normalmente no se utiliza para la ordenacion y en ocasiones se contrasta con ordenacion. Connota mas bien el nombramiento para un oficio o luncion. El monumento contiene ocho lineas mas, cuyo significado es iucierto. Hacen referencia a un grupo del clero cuyo sexo no queda claro.

Aurelia Fau stin a 91 Conmemoracion funeraria del siglo IV procedente de Laodicea l ombusta, Frigia oriental, Asia Menor. En este caso, la diacono es la que conmemora a su hijo Appas. A q u i y ace el le c to r A p p as, el m en or, h ijo b ien e d u c a d o de Faustino, a quien su m adre la diaco n o A urelia Faustina erigio este m onum ento en su m em oria.

l^sta es una de las pocas inscripciones en las que la diacono (diakonos) es la conmemoradora, en este caso de su difunto hijo. Su padre no t true

ningiin titulo, por lo que no es clerigo. Lo mas probable es que el I-dleciera antes, pues de lo contrario hubiera sido el conmemorador. I ·< este modo, Aurelia es probablemente viuda, cuyo hijo ha fallecido .uiles que ella.

I* sto: MAMA 1,194, p. 104; Eisen, Women Officeholders, 168-169; tratado en Gryson, Ministry of Women, 90, 153 n. 152; Elm, Virgins of God, 176 n. 115.

AL

MUJERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

126

Basilike 929 3 Una placa de marmol encastrada en una pared de Lina iglesia procedente de la region de Neoclaudiopolis en Ponto. La parte superior de la inscription esta rota. El dibujo y la inscription indican que la parte inferior de la piedra contiene dos nichos arqueados para lam pa­ ras de aceite u ofrendas, llamados loculi por los editores. Segun la ilustracion, sin embargo, son mas largos que anchos y el tamano de la pie­ dra (60 cm por 35 cm) no permite que sean muy grandes. A qui yace la [diaco]nisa Basilike.

Solo se conservan las cuatro ultimas letras de su titulo: nisa. Es posible, aunque poco probable, que sean el final de la primera parte de su nombre. Se trata mas bien de su titulo.

B asilis9i Procedentc de las cuevas funerarias del monasterio de San Jorge Choziba, entre Jerusalen y Jerico. Vease Anastasia para la historia del monasterio. La diacono Basilis, que fallecio el tres de m arzo de la decim oquinta Indiccion.')+

Schneider (n°. 78, p. 321), por razones que no qucdan claras, no lee esta inscripcion del siglo VI en femenino. Schneider es consciente de otras cuatro sepulturas de mujeres en el cementerio de este monas­ terio de hombres (n°. 16, 39, 103 y 197, la diacono Anastasia). Basilis es un sustantivo o un adjetivo femenino similar a Basilissa, que signi fica «reina» o «real». El titulo aparece abreviado en diako, lo quo puede leerse bien como diakonos o como diakonissa. Otro difunto con 92 J. G. C. Anderson, Franz Cumont y Henri Gregoire (eds.), Recueil des inscriptions grecques cl latines du Pont et de d’Armenie, Studio Tontica 3, H. Lamertin, Bruselas 1910, p. 57 n. 44. Los editores apuntan que la inscripcion fue copiada por F. Cumont el 17 de abril de 1900, y nue- j vamente por H. Gregoire en 1907. Discutido en Martimort, Deaconesses, 144. 93Alphons Maria Schneider, «Das Kloster derTheotokos zu Choziba imWadi el Kelt», Rdmis che Quartalschrift 39 (1931) 297-332, en 321 n. 78. 99 Para la interpretation del sistema cronologico de las Indicciones, vease n. 86.


el mismo nombre y sin titulo de oficio en el mismo cementerio (n°. 177) se lee como masculino.

B asilissa 95 Inscription funeraria de fecha indeterminada procedente de Iconio en Licaonia, Asia Menor. Q uinto, h ijo de H eraclio, p rim er h om b re del p u eb lo , con su e sp o sa M a tro n a e h ijo s A n ic e to y C a tilla y acen a q u i en la tu m b a . La e sp o sa d e A n ic e to , la d ia c o n o B a silissa , e r ig io la lu jo sa tum ba ju n to con su hijo N um itorio, todavia un nino.

El titulo de Basilissa se escribe deiakonos, una variante poco habitual. Ella fue quien erigio la tumba para su familia politica y para su esposo, por lo que claramente era viuda con un hijo pequeno en el inomento de erigir la tumba, momento en el que probablemente l.illecio su esposo. Desconocemos si Basilissa era diacono cuando su esposo vivia. Parece ser la linica de la familia que ocupaba un oficio eelesiastico.

C aritina96 Inscription funeraria sobre la tapa de un sarcofago, procedente de i orycos, Cilicia, Asia Menor. Tumba de la d iaco n p isa?] Caritina, Sam aritana, hija de Epifanio.

Id titulo de Caritina aparece abreviado simplemente a di y esta al Iit inI <le una linea, por lo que no podemos saber si era una diakonos o diakonissa. Como se da su filiation, es probable que no estuviera i tt'i.ida. Se le llama Samarissa (mal deletreado Sanarissa) en vez de el lei mino mas correcto Samaritis. Se desconoce la fecha de la inscrip-

l> \i<»: MAMA 8,318 p. 56; Eisen, Women Officeholders, 167-168; discutido en Elm, Virgins of § */, 176 n. 115. |P|^Mt(>: MAMA 3,758, p. 209, con dibujo, p. 207; Eisen, Women Officeholders, 164; discutido »' I Itn, Virgins ojGod, 176 n. 115.

A LET H EIA

MUJERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


ALETHEIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

128

+ ΘΗΚΗΧΛΡΙΤΥΜ '

CAMAtPKCAC ΘΥΓΑΤΕΠΙφλ

m

Figura4. Caritina, M A M A 3,7S8, p. 209; dibujo, p. 207.

cion, pero se ha dicho que Caritina estaba entre los que huyeron diSamaria cuando Justiniano reprimio la sublevacion de los samaritanos en el 529. Vease Teofila para una inscripcion similar procedente del mismo lugar.

Celerina de Novae 97 Inscripcion dedicatoria en la parte inferior de una columna de marmol en la basilica episcopal de Svistov, antigua Novae, probablemente procedente de la epoca de la reconstruction de la basilica bajo el mandato de Justiniano (S27-S6S). D e la d ia c o n is a C e le rin a

En este caso no se trata de una inscripcion funeraria, sino de una conmemoracion del donante de la columna. Celerina era, por tanto, suficientemente adinerada, con control independiente de sus medios y probablemente sin familia directa en el momento de la dedicatoria.

Celsa ( ? ) 9S Inscripcion funeraria procedente deTyriaion, unos 70 kilometre al noreste de Antioquia de Pisidia, en Frigia oriental. 97Texto: SEG 45 (19i>5)945;4£ 1977,1311,p. 439. ’’ Texto: MAMA 7,120, p. 23; discutido en Elm, Virgins ofGod, 176 η. 115.


La d ia c o n isa [C e ]lsa a S e p tim io P o m p o n io M n esith eo [su] cspo so y a Septim io Pom ponio M nesitheo [su] p ad re y a Sep­ tim io T rofin o y... y p ara si m ism a m ien tras to d av ia vivia, en m em oria.

Faltan las dos primeras letras del nombre de la diakonissa. Celsa es iina reconstruction probable. Erigio el memorial para su esposo y para dos o tres mas mientras todavia vivia. Lo mas probable es que el segundo liombre, al que llama padre, fuera su padre politico. De no ser asi, entonivs su esposo habria sido adoptado por el padre de la diaconisa y, por t.uito, habia recibido su nombre, un patron comiin en las adopciones. Los nombres de los hombres son nombres romanos conotidos, con la excep­ tion de Mnesitheus, que aparte de un nombre propio podria tambien tral.irse de un epiteto: «Ε1 que recuerda a Dios». Sin embargo, el hecho de haberlo repetido para los dos hombres hace probable que se trate de un tOfjnomen o el nombre familiar de un hombre. Se desconoce la relation de ( Visa con Septimio Trofino. El nombre Trofino esta partialmente reconst it lido. Hay varias letras poco claras y espacios despues de su nombre, por lo que es probable que hubiera otro nombre en la inscription que no I conserva. La mujer era viuda en el momento de la erection del monumento y se desconoce si era diaconisa mientras estaba casada.

D ija 99 Inscription sobre el canto de una cornisa de una losa de marmol blanca pulida, bajo el cual hay una superficie muy angulosa que crea una forma trapezoidal. Procedente del pueblo de Kuyucak, entre I iorylaeum y Nacolea, unos 300 kilometres al noroeste de Iconio, en I t igia oriental. La fecha de la inscription es probablemente entre los alplos IV y V i. | Por un vot]o y la salvatio n de la diacon o Difa.

No se trata de una inscription funeraria sino mas bien de la dedii aloria de un monumento, quiza originariamente en una iglesia.

IMAM S, 191, p. 89.

ALETHEIA

MUJERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

130

D om na 1001 0 Inscripcion funeraria sobre una piedra aspera (desigual, no pulida) de Bulduk, Asia Menor. Fecha desconocida. La d ia c o n o D om n a, h ija del p r e sb ite r o T e o filo , e r ig io esle m em orial a su p ro p io suegro M iros y a su esposo Patroclo.

La diakonos era viuda en el momento de la conmemoracion. Es poco habitual que no se nombre al esposo antes que al suegro, por lo que este ultimo podria haber tenido un estatus mas elevado. Se cita su filiacion tal vez por su relation clerical a traves de su padre, que o vivia en el momento de la conmemoracion o bien habia sido conmemoracl路 > en cualquier otro lugar. En inscripciones como esta, en las que la dia cono era viuda en cl momento de la conmemoracion, la teoria de que solo las virgenes y viudas estaban ordenadas presupone que la ordena cion ocurria entre el fallecimiento de su esposo y la conmemoracion funeraria. E is t r a t e g is '"

Piedra inscrita hallada en la pared de una mezquita en Goslu (Axy* los), Frigia oriental. El texto se encuentra dentro de un marco con la parte superior arqueada coronada por una cruz decorativa dentro de un circulo. La diacono Eistrategis, ju n to con mi hijo Pancracio, erigieron [el m o n u m e n to ] en m em o ria d e m i e sp o so M e n n e as, mi cunada A lejandra y mi hijo D om no.

El titulo de Eistrategis aparece abreviado como diako, por lo que se desconoce si su titulo era diakonos o diakonissa. Elm supone que en tales textos la diacono era viuda, es decir, que no podria haber sido orde nada diacono mientras estaba casada. Esta mujer era sin lugar a dud,e<

100Texto: MAMA 7,471, p. 102; traduccion en Kraemer, Womens Religions, 259; discutido rti Elm, Virgins of God, 176 n. 115. 101Texto: MAMA 1,324, p. 171; Eisen, Women Officeholders, 168, 191 n. 74; discutido 芦It Gryson, Ministry of Women, 90, 153 n. 151; Elm, Virgins of God, 176 n. 115.


viuda porque estaba enterrando a su esposo. Pero lo que no esta claro i s cuando fue consagrada diacono. Como sucede con otras conmemol aciones que hacen las mujeres diaconos a sus esposos, se presupone que la ordenacion a diacono ocurrio entre el fallecimiento del esposo y la dedicatoria del monumento, presumiblemente un oeriodo mas bien breve. E l a f i a 102

Inscription en dos partes sobre piedra caliza de finales del siglo IV procedente de Nevinne, Laodicea Combusta, Asia Menor. Ambas par­ t e s estan una al lado de la otra, enmarcadas por marcas triangulares quo convierten la lapida en una tabula ansata. En la parte izquierda: A urelio A ntonio, hijo de M iros, ju n to con su tia Elafia diaconisa d e las Encratitas... [el texto se in terrum pe]

! n la parte derecha: Yo, Elafia, d iaco n isa de los en cratitas, he e rig id o este m onum en to en m em o ria d e l p r e sb ite r o P ed ro y d e su h e rm an o Polychronio.

No sabemos si la inscripcion de la izquierda es una conmemorai ion luneraria u otra cosa. Puede ser que el texto continuara tres o i iulro lineas mas, donde se conservan unas pocas letras pero no sufi• in lies como para reconstruir el texto. Sin embargo, la diakonissa ElaIi-ι es en ambos textos agente activo. En la inscripcion de la derecha solo ella conmemora a un presbitero y a su hermano y desconocemos I* relation que les unia. Como no se cita ninguna relation entre ellos, ( s posible que Elafia estuviera actuando como oficial de la iglesia para i onmemorar a dos hermanos, uno de ellos clerigo, que no tenian Ismilia superviviente que lo hiciera. El nombre del sobrino de Elafia, Miros, es conocido en otras partes de Asia Menor (vease Domna).

I· \iu: MAMA 7,69, pp. 12-13; Eisen, Women Officeholders, 170-172; tratido en Gryson, Wifthtry of Women, 90, 153 n. 153.

A LETH EIA

MUJERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


TV

MUJERES ORDENADAS ΕΝ LA IGLESIA PRIMITiVA

132

Existe otra inscription procedente de la misma zona en la que apa rece involucrada una mujer llamada Elafia. La inscripcion esta dedi cada por un tal presbitero Sisino a si mismo y a su esposa Elafia (MAMA 1,xxx). No hay manera de saber si se trata de la misma mujer, pero las tres inscripciones no se contradicen. A esta segunda Elafia no se le da un titulo. Los encratitas eran una secta de ascetas conocidos a partir del siglo II en oriente. El celibato era una parte importante de su prac tica, lo que hace que sea poco probable que esta segunda Elafia, casada, fuera la misma. En caso de serlo, era diaconisa mientras estaba casada, ya que fallecio antes que su esposo. E l l a d i s 103

Inscripcion en sarcofago sin fecha, procedente de Umm Qais, Jordania. D ia c o n isa E llad is

Esta breve inscripcion no ofrece information social. El titulo de Elladis aparece abreviado a diaknisa. E n e o n 104

Inscripcion fragmentada sobre la entrada de una camara funeraria en el pueblo de Silwan (Siloam), al sur de la antigua Jerusalem Inscrip­ cion sin fecha sobre una piedra reutilizada en una pared. La inscripcion es intrincada y cada lector la lee de manera diferente. La primera lec tura, de J. Germer Durand, destaca a una mujer diacono con un nom bre poco habitual.

""Toxto:

32 (1983) 1,504; Meimaris, S a cre d N am e s, 178 n. 891; Michele Picirillo, C h in e (Jerusalem: Franciscan Printing Press, 1981), 31 (ilus tracion 19, foto 24); Eisen, Women O fficeh olders, 161 . '“ Texto: J. Germer Durand, «Epigraphie chretienne de Jerusalem», R erue Biblique 1 (1892) 5f>() 588, en 566 n. 10; Peter Thomsen, D ie lateinischen und griechischen Inschrfften der S tad t Jerusalem and ihrer ndchsten Um gebung (Lepzig: Hinrichs, 1922), 79-80 n. 119; Meimaris, S acred N am es, 178 n, 887 (trascripcion parcial de 17 letras); discutido en Gryscn, Ministry oJW om en , 90, 153 n. 149. SEG

e M o sa ici d e lla G io r d a n ia S e ttm trio n a le


...Tumba de Eneon, hija de N eoiketes, diaconisa en este h o sp i­ tal...

Aunque la reconstruction es posible, no es del todo certera. No hay constancia de los nombres de Eneon y Neoiketes en las prosopografias estandarcs105. El inicio y final de la inscription estan incompletos. Sin una fotografia de la piedra no es posible saber si hay sitio para otras letras a los lados, lo que permitiria hacer nuevas configuraciones dc palabras. Lo que si es seguro es que estan presentes las palabras nosokomeion (hospital), en dativo, seguida de diakonis, posiblemente queriendo decir diakonissa, probablemente en genitivo. Germer Durand sugiere que el nombre de la diakonissa puede ser una version femenina de Aeneas, en cuyo caso deberia escribirse Aineon. Se conocen otros ejemplos de la sustitucion de la e por ai. Asi como los diaconos varones eran en gran medida los responsables de llevar a cabo las obras caritativas de los obispos, lo eran tambien las mujeres. Esta puede ser la razon por la que se le conmeraorase de esta inanera. Quiza desempeno tambien algiin tipo de funcion liturgica en el hospicio. Era habitual que los monasteries del campo tuvieran casas en la i tudad que funcionaban como refugios de peregrinos y de los enfer, especialmente en Jerusalem Tales hospicios para peregrinos eomenzaron a funcionar enTierra Santa a principios de la era bizantina. Atender a los enfermos era tambien una labor muy importante -illi, por lo que no se distinguian claramente el hospicio y el hospital. Muchos monasteries de los desiertos los tenian en el emplazamiento del monasterio en conexion con sus casas de huespedes y algunos de Itis monasterios de Palestina dirigian hospitales en Jerusalen en el centi n de la ciudad. No esta clara la funcion que desempenaban las diaconi'.,is cn tales hospitales. Quiza asistian espiritualmente a las pacientes i i i d s

han atestiguado tres nombres similares, pero deletreados de manera diferente: Enion ( 'l*eta helenistica; Ennion en Chipre en el siglo I d.C. y Enneon en Arcadia, siglo IV a.C. Sin embargo, todos ellos parecen ser nombres masculinos; vease P. M. Fraser y E. Matmi vvn, A Lexicon of Greek Personal Names, Clarendon, Oxford 1987, vol. 1. Hi la

ALi

MUJERES DIACONOS ΕÎ? LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


AL

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

134 enfermas. El hecho de que la inscripcion se sitiie sobre una camara funebre, probablemente con otros nombres aparte del de ella, indica que la camara se uso para varias personas del hospital. J. Leclcrcq acepto esta lectura en 1920106, pero siete anos mas tarde F.-M. Abel la rechazo107 en la misma publication afirmando que la lectura de Germer Durand era erronea. La traduction de Abel es totalmente diferente: «Tombeau de la nouvelle grotte (?) et de l’hopi tal qui s’y trouve du diacre Philete» (tumba de la nueva gruta y del hospicio alii, de la diacono Filetus). J. T. Milik ofrecio una version un tanto diferente de esta lectura108. Esta inscripcion es un caso real de que todo el mundo hace lecturas diferentes. E p ifa n e ia ( 7 ) 109

Placa de marmol partida por ambos lados, procedente de Daldis en Lidia, Asia Menor, probablemente del siglo IV. Voto d e l d e v o to d ia c o n o A s te r io ... [y] d e su m a d rc [Epifa]n[e]ia diacon isa de C risto y d e su hijo [de el] A sterio y de tod o su hogar. C um plido...

Tres generaciones de una familia juntas —madre, hijo y nieto—eri gieron una placa dedicatoria que, con probabilidad, estuvo situada ori ginariamente en un edificio publico o en algiin lugar de una iglesia. La madre y el hijo formaban parte del clero: ella diakonese (variante orto grafica de diakonissa) y el presbitero. Juntos hicieron un voto de erigii

106«Diaconesses», DACL 4,733. 107«Jerusalem», DACL 7,2363. 108 «Tombeau du Nouvel-Eleona et de l’hopital qui s’y trouve» (tumba de la Nueva Eleona y del hospicio que se encuentra alii), siendo la Nueva Eleona aquellos monasterios que fueron reconstruidos en el Monte de los Olivos tras la invasion persa del ano 613; «La topographic de Jerusalem vers la fin de l’epoque byzantine», Melanges de l ’Universite Saint-Joseph \ J (1961) 149. Martimort, Deaconesses, 145, excluye el nombre de la lista de las diaconisas, a I igual que Abel y Milik. Milik incluye dos borradores de posibles reconstrucciones, uno nuv. elaborado que el otro (3a ilustracion). 109Texto: JAM 5,643; Gr£goire, Recueil 1,341; Eisen, Women Officeholders, 169.191-192 n. SO con alguna discusion.


■ llgiin monumento o edificio y lo cumplieron con esta conmemoraι ίόη. Desafortunadamente, el deterioro de la piedra lace que el texto se parta en el lugar donde la inscripcion daba probablemente la fecha. I;l nombre de la diaconisa esta reconstruido en el texto griego a partir de cuatro letras, por lo que podria haber sido otoo distinto. Sin embargo, su titulo si esta claro. Ella es probablementeviuda ya que no sc menciona a su esposo. E p i f a n i a 110

Procedente de la zona entre Filadelfia y Magnesia, en Lidia. Hay varios errores tipograficos en la inscripcion, que esta rota al final des­ pues de cinco letras del nombre, que probablemente sea Marcellus o Marcella. La fecha es 507, 518 ό 5911,!. En m em oria y com o lu gar de descanso de la mas bendita d ia­ con isa Epifania. Esta o b ra fue llevada a cabo con la ayuda de to d o s en la p r im e r a In d ic c io n , an o 518, p o i v o to d e M arce ll[u s/a ],

Se desconoce la relacion de Epifania, diakonissa, o n Marcellus/a, como tam poco queda claro quien esta implicadc en el «tod os» (synhypourgesanton panton). E u g e n ia d e B i t i n i a 112

Inscripcion sobre un sarcofago de marmol procedsnte de Topallar, ■ *rrca de Nicomedia, en Bitinia, norte de Asia Menor central. Reutilizado i (imo abrevadero de agua en un pueblo cercano. Fecha desconocida. YIIEP MNHMHC K [E I ΑΝΑΠΑΥΟΕΩΟ [TlHC Μ ΑΚΑ ΡΟ ΤΑ ΤΗ [Σ I ΕΠΙΦΛΝΙΑΟ A IA O K O IN IC C H C Ε Γ Ε Ν Ε Τ Ο I TO ΕΡΓΟΝ Τ Ο Υ Τ Ο I 1 ΥΝΥΠΟΥΡΓΗΟΑΝΙΤΩΝ ΠΑΝΤΩΝ I ΙΕΝ Δ(ΙΚΤΙΩ Ν Ο Σ) A' ET O Y C ΦΙΗ' I \ IIEP EY X H C ΜΑΡΚΕ-, como viene en BCH 1 (1883) 502; ledura erronea en SIG 4 29 n°. 8624, corregido en BCH. Vcase discusion en los textos publicados en BCHy SIG. I· xlo: TAM 4 /1,3 5 5 ; BE 684 (1976); Eisen, Women Officeholders, 172-174 con discusion y Sriuvr Sahin, «Neue Inschriften von der bithynischen Halbinsel», ZPE18 (1975) 27-48, en In n". 141; discutido en NewDocs 1,79, p. 121.

viaHxaiv

MUJERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

136 En m em o ria d e la d ia co n o E u gen ia, n o so tro s, lo s p o b re s de Geragathis, restauram os el sarcofago que habiam os decorado.

El lugar de enterramiento de esta diakonos parece haber sido consi derado lugar de veneration de este grupo anonimo de gente que so identifica como «los pobres de Geragathis». Este nombre propio sc conoce en otra inscription como nombre de persona (se desconoce si de varon o de mujer). El grupo podria ser de un lugar concreto o per teneciente en cierto sentido a una persona. Eisen sugiere que se trata del lider de una casa para los pobres donde Eugenia habria trabajado. E u g e n ia d e N ic 0 p o lisni

Un monumento de marmol hermosamente esculpido procedente de Nicopolis enTracia, roto en la parte superior derecha. En la parti· inferior, dos pavos reales enfrentados sujctan con sus picos una pal meta. Estadatado el 12 dejunio, 538 d.C. A q u i yace Eugenia, de adm irable m em oria, d... [piedra rota], quien con struyo la casa (domo/n j, es decir, la capilla) del glor io so a p o sto l A n d res d e un m o d o san to , y fa lle c io el 12 de ju n io de la prim era Induction, en el rein ado de nuestro pio y reveren do go b ern an te (despoftouj) Flavio Ju stin ian o, eterno A u gu sto y em p e rad o r, en el d u o d e c im o afio del co n su lad o (hypatia) del n oble Flavio Juan .

A la mujer o a la que dedica este monumento le preocupa mas que las referencias politicas sean correctas que su propia vida, salvo decii que era mecenas de la construction de un centro conmemorativo de san Andres. Solo se conserva la primera letra de su titulo. “J +Ενθαδε κατκ[ιτε] I Ευγενία η της· ευ[λαβους] I μνημης γεναμενη δ[ιακο νισσα] Iοκοδομησσα δομο[ν του] I ένδοξου αποστολου Α[νδρε]Ιου κ(ε) εν σεμνή πολιτια [τε]| λεσασα τον βιον μ(ηνι) Ιουνιω βι’ ινδ(ικτιωνι) α βα[σλι]|ας του θιοτ(ατου) κε ευσεβ(εστατου) ηίμωνί I δεσπο(του) Φλ(αβιου) Ιουστινιαν[ου| I του αιωνίου Αγ(ουστου) κ(ε) Αυτοκρ[α]Ιτορος έτους βι’ υπατιας Φλ(αβιου) I Ιωαννου του λαμπρ(θτατου)+; asi Ιο leyo V. Besevliev, S p d t g r i e c h i s c h e u n d s p a t l a t e i n i s c h e (Akadcmic Verlag, Berlin 1964), 164-166 n°. 231, tabla de fotos 99; discutido en Martiraort, D e a c o n e s s e s , 144. n°. 1S 10 en el Museo Arqueologico de Sofia.

In sc h rifte n a u s B u lg a r ie n


Filogonis 114 Una inscripcion procedente de Galacia, cerca de Ankara, posibleinente del siglo VI, con seis llneas en la parte superior y once en la inferior separadas en la mitad por ana cruz y dos pajaros difcrentes, dibujados de una manera un tantodescuidada (segun el editor). Se aprecian muchas irregularidades ortograficas y omisiones de palabras. Asi lo ha reconstruido Jerphanion: A q u i yace el honorable (itimeios?) y reveren do geraros?), el m as p ia d o so p re sb ite ro Ju lian o, cuyo m em o rial lo e rig io su prop ia esposa A gousta y el presbitero H ipacio y la diacono Filo­ gonis se lo erigieron a su propio padre, en carinosa mem oria.

En este caso se revela una familia eclesiastica: el padre y el hijo i ran presbiteros, la hija una diacono (he diakonos esta muy claro en la trascripcion del editor). Parece que la madre era la unica que no tenia tango eclesiastico. G oulasis 115 Un bloque suntuosamente decorado con una inscripcion de fecha desconocida, dentro de una tabula cnsata, decorada con vid, guirnaldas, pajaros y una cruz latina, pro:edente de £esm e en la antigua I icaonia, Asia Menor Central. A urelio L ucio y A urelia Vaca en m em oria de su m as encantado ra herm ana la diacon isa Goulasis.

Dos hermanos conmemoran a su hermana fallecida, que era una diakonissa. Los nombres poco habituales de Vaca y Goulasis son conoci-

dos en otros lugares de Asia Menor. IH ΕΝ Θ ΑΔΕ K [A ]|T A K ITE Ο T[I]M [EIO ](Γ)ΕΡΑ[Ρ]ΟΘ I EYAA BE(C)TA||TO C II P(E)CB YTEIP(O C) IO Y A IA N O C ΙΟΝΠΕΡ A N E C T H lC E N Η ΙΔ ΙΑ ΓΥΙΝ Η Λ IO YCTAIIK E Ο Π ΡΕ(ΟΒ YTElPOC ΥΠΔΤΙΘ K E I Η ΔΙAK O N O C IΦΙΛΟΓΟΝΙΘ AINECTHCANII ΤΩ ΙΔΙΩ ΠΑΙΤΡΙ MNHMHC IXAPIN , como lo leyo y corrigio gramalli almente P. G. Jerphanion, «Inscriptions grecques de la region d’Alishar», Melanges de VUniver'■iic Saint-Joseph (Beirut) 19 (1935) 94-95 n°. 25; diszutido en Martimort, Deaconesses, 143. "'Texto: MAMA 8,64, pp. 12-13 e ilustracion 4;Eisen, Women Officeholders, 170, 192 n. 88, • un una breve discusion.

[TV

MUJERES DlACONOS ΕΝ LA 1GLESIA ORIENTAL: TEXOS LITERARIOS


A LE T H E IA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

Iren e"6 Hallada en 1910 en el pueblo costero de Nea Ankhialos, cerca de Volos,Tebas,Tesalia, en la casa de Constantino Daskalopoulos. Se trata de una piedra blanca en la pared situada en la parte derecha de la entrada, rota por arriba y por abajo. La inscripcion data probable mente del siglo IV. [Lu gar de en te rram ie n to de] la d ia c o n o Iren e y m i esclava Zoe, a quienes el S[enor llevo ]

El inicio y el final de la inscripcion no se conservan. Como apunta el editor, la primera linea podria leerse como sepulcro (oiketerion) o memorial (mnemorion) o algo con un significado similar. Eirene es una diakonos que ha decidido no solo enterrar sino conmemorar a su esclava junto a ella, practica inusual en las inscripciones cristianas que se han conservado. Normalmente se enterraba a los esclavos en criptas familiares o solares de enterramiento, pero rara vez se les conmemo raba como tal. Hay muchos indicios que atestiguan que los cristianos poseian esclavos hasta bien entrados los siglos V y vi y posteriormente.

Kyria de Licaon ia 117 Este fragmento de un monumento funerario sobre piedra azul se encontro en 188S como apoyo en la jamba de la puerta de una me/ quita en el pueblo de Armutlu, cerca de Konya (Iconio), en la antigu.i15 115 [ΚΟΙΜΗΤΗΡΙΟΝ] I E]IPHNHC ΔΙΑΙΚΟΝΟΝ ΚΑΙ ΖΩΗΙΟ THC ΔΟΥΛΗΚ ΜΟΥ ΗΝ K[YPIOC] I ΠΑΡΕΛΑΒΕΤΟ], Ν. I. Giannapoulos, «Chistianikai Epigraph ii Thessalias», B/zantinische Zeitschrift 21 (1912) 1S2; discutido en Martimort, Deacone« η , 144. El editor estima que las inscripciones cristianas publicadas en esta coleccion datan 4 entre los siglos III y vi. Esta inscripcion la asigna al siglo IV. Esta inscripcion la establecc en 1 1 siglo IV, debido principalmente al auge de las mujeres diaconos en esta epoca.

»7 ...ΓΟΝΕΩΝ Α ΪΤ Ο Υ ΚΟΝΩΝΟΟ ΠΡΕΟΒΥΤΕ[ΡΟΥ] Κ(ΑΙ) ΚΥΡΙΗΣ ΔΙΑ ΚΙ) NIOYCHC Κ(ΑΙ) ΤΗ(Σ) CY[N]BI(OY) ΑΥΤΟΥ MAPKAC (?) ΜΑΤΡΩΝΗΟ, ι.,ι , como Ιο interpreta J. R. Sitlington Sterrett, The Wolfe Expedition to Asia Minor, Papers nl (111 American School of Classical Studies at Athens 3 [1884/1885], Damrell and Upham, Boslufl 1888,p. 198 no. 326; no se dan las lineas rotas. Ref., Elm, Virgins of God, 176 n. 116.


region de Licaonia. No se conoce nada de su localization original o su contexto. De sus (de el) padres, Cono p resb itero y Kyria diaconisa y de su m ujer M arkas (?) M atrona.

La inscription esta rota en el comienzo y el fragmento restante recoge en la mitad la dedication a o d e u n hombre innominado y desconocido. Las personas cuyos nombres se mencionan pueden ser los que la dedican, pero normalmente en ese caso van en nominativo, mientras que estos estan en genitivo. Tambien puede ser el hombre innominado el que ha sobrevivido a sus padres y mujer y les dedica un memorial, pero entonces los nombres que quedan deberian estar en dativo. Lo que es mas interesante para nuestro objetivo es que ambos padres de la persona innominada tienen oficios eclesiales, y ambos pueden estar aim vivos. La mujer es una diakonissa. En la mayoria de los casos en que una diaconisa tiene hijos, no esta claro si esta aim i asada o es viuda, y a menudo se piensa que las mujeres que permane<Ian casadas no podian ser diaconos. Este no parece ser el caso de Kyria. Si la prim era alter nativa es cor recta, que los padres dediquen nn monumento a su hijo, ellos estan casados y ambos tienen un oficio π lesial a la vez. Aqui, claramente, Kyria no lleva su titulo como mujer dr alguien, que podria ser una interpretation posible si su marido lurra un diacono. Como el es un presbitero, ella man tiene su titulo pur derecho propio.

Lam padia de E sm irna 118 Inscription sobre un bloque de marmol reutilizado como peldano d« l.i cntrada dc una casa en un pueblo cerca de Esmirna. I )c la virgen Lam padia, hija de Pactolio, diacono. H ola, H ola, v <u tam bien.

I .unpadia es una diakonos. Hay cuatro palabras, todas ellas en geni­ tivo, .11 initio de la inscription: Lampadia, virgen, Pactolio, diacono, ’ U trjtu iiv ,

Recueil

, 1,67; Elm ,

VirginsofGod,

178 n. 125.

A LETH EIA

MUJERES DIACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

140 por lo que la relacion entre estas es ambigua. Habitualmente, la estructura gramatical en la que se nombra a una mujer seguida del nombre de un hombre en genitivo significaria que ella es la esposa de Pactolio, pero es obvio que este no es el caso aqui, ya que se la llama «virgen» (parthenos). Puede ser que Lampadia no fuera diacono, pero que su padre, Pactolio, si lo fuera. Pero no es el primer caso en el que se coloca el titulo de la persona fallecida despues de su filiacion y asi <\s como lo interpreta Elm119. La segunda parte de la inscripcion es tipica de los comentarios satiricos que frecuentemente se hallan en las lapidas: chere, chere (noi malmente deletreado chaire) kai su, queriendo decir: «td, el transeuntr que estara algun dia en la misma situation».

Magna de Laodicea Combusta 120 Un monumento funerario de piedra caliza con cruz latina proee dente de Frigia oriental. El texto y la relacion de las personas nombi .i das no estan claros. Aurelia Nestoriane y mi hijo Dom no erigieron esta inscripcion a mi mas encantador esposo Euethio, com o memorial. Magn.i I » diacono m as piadosa. Ahora yo tam bien significo m uerte; con sum ido junto con Paulo y Crisanto, deje atras el final de la vi< I.».

Resulta bastante complicado establecer las relaciones entre las 11 λ ses de la inscripcion. La primera de ellas esta clara: una viuda y su liiji > erigen un memorial para su esposo y padre respectivamente. Pero im se explica la relacion de ambos con Magna. El significado de la |>i i mera parte de la tercera oracion es poco clara: semeno de kai ton tlnmi ton eisphagis (-eis). Podria tambien leerse como «Mediante [esta| scnal, me consumo». Sin embargo, el hablante en esta ultima oracion i , tjn hombre, por lo que no puede tratarse de Magna. Debe tratarsc tli Euethio.Tambien queda sin aclarar la relacion entre Paulo y Crismiln 1,9 Virgins of God, 178 n. 125. 120Texto: MAMA 7 ,7»5, p. 14. Agradecemos a Edward Krentz por ayuda con esta tan dificil.

i n ,m i i | *-


A LETH EIA

MUJERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS

Es posible que Magna ni tan siquiera estuviera enterrada aqui, pero que fuera la representante de la iglesia en el entierro.

M aria de A rquelaida 121 Una inscripcion sobre marmol gris, decorada con una cruz y hieilra en el centra. La inscripcion esta escrita bajo los brazos de la cruz. I’rocedente de Capadocia, siglo VI. A q u i yace la d iaco n o de p ia d o sa y b en d ita m em o ria, quien , segun las p alab ras del A po sto l, crio n inos, e je rc io h o spitalid a d , lav o lo s p ie s de lo s san to s y r e p a r tio su p a n en tre los n ecesitados. R ecuerdala, Sefior, cuan do entre en tu reino.

La inscripcion contiene referencias biblicas a 1 Tim 5,10 en la mil ad y a Lc 23,42 al final. La alusion a la labor de las viudas en 1 Tim '•,10 hace casi seguro que Maria era viuda al fallecer. El titulo de «el Apostol» suelen usarlo los autores de esta epoca para referirse a Pablo, b i d o el mundo sabia a quien se referia. El titulo de ella es diakonos y es poco habitual que no se mencione a ningun pariente. Puede significar ■ pu no tenia ningun pariente superviviente o puede indicar su nivel de importancia para la comunidad eclesial. Quiza fue la comunidad la que ‘ itgii) su memorial. I )esde el periodo cristiano mas temprano se sabe que las viudas se " umian en grupos sociales y que eran una especie de organization al st i xit'io de la Iglesia. La description que se da aqui procedente de i I imoteo enumera las labores tipicas que podrian haber desempeflailn ( riar ninos no solo puede significar los suyos propios, sino ninos tt i Ιι.ι/ados o huerfanos de otros. La hospitalidad implicaba lavar it is pu s en serial de bienvenida y no se veia solo como labor de los fc liv o s ' ;. Dar de comer a los necesitados era una labor necesaria de iat id.id que se esperaba de todos. La mention de estas actividades

s/ (, (1977) 948 A; B E (1939) 451 (1978) 498; texto y discusion, N e w ί } \ I’M; Hisen, W om en O ffic e h o ld e r s , 164-167; discusion, Gryson, M i n i s t r y o f ΒίκΗ ^ϊόιι, Kraemer, W o m e n ’s R e l ig io n s , 258. "Yiast n Irruncias en Eisen, W omen O f f ic e h o ld e r s , 166.

D ocs

2,109 90;

W om en ,


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA 1GLESIA PRIMITIVA

142 especificas es una referenda hiblica y no significa neccsariamente quc Maria solo destacara en estas. La alusion a Lc 23,42 da un giro inesperado, ya que originaria mente sc le dice a Jesus, ya fallecido, que va a entrar en su rcino y no se reficrc, como en este caso, al otro que va a entrar.

M aria de M oab 1 23425 Una inscription sobre piedra procedente de Mahaiy, Moab, hoy en dia Jordania central, zona cerca de Karak. A qu i yace M aria hija de Valente, diaco n o , qu e vivio trein ta y ocho an os y fallecio en el ano 538 [643-644 d.C.]

En la inscripcion dice que la fecha del lallecimiento es el ano 53811 Canova establece la fecha correspondiente de 643/644 d.C. La fecha de la inscripcion es de la era de la provincia romana de Arabia, erigida el 22 de marzo de 105 125. El titulo de Maria aparece abreviado en ilk por lo que no podemos saber si era diakonos o diakonissa. Ya era diacono a la edad de treinta y ocho, a pesar de que cuarenta era el limite de edad mas bajo impuesto en el Concilio de Calccdonia para la ordenacion d r las mujeres diaconos (vease tambien Olimpia). Estas frecuentes discrc pandas muestran que la legislation podria estar promulgada, aunque ese hecho no significaba que se cumpliera.

M a sa 126 Inscripcion sobre piedra caliza azulada, reutilizada como escah'm de una casa en la zona de la antigua Laodicea Combusta, Frigia, Asia

123Texto: D. Geninetta Canova, Isc riz io n i e m o n u m en ti p ro to c ris t ia n i d e l paese d i M oab, Sussidi alio Studio dell’Antichita Cristiana 4, Pontificio Istituto di Archeologia Cristiana, Ciudad delVaticano 1954, p. 383, n°. 391 (fig. 426); Meimaris, S a c re d N a m es, 178 n°. 888; Eiseftj Women O fficeh o lders, 160-161. 124En Eisen, Women O fficeh o lders, 116, se data erroneamente al ano 548. 125 Canova, Iscrizio n i e m on u m en ti, xciv-xcv. ,26Texto: M A M A 1,178, p. 96; Eisen, Women O ffic e h o ld e r s , 170; mencionado en Grysofl, M in is tr y off Women, 90, 153 n. 152; Elm, Virgins o f G o d , 176n. 115.


1 Mt'nor. La piedra tiene una parte superior acabada que incluia una ( ruz latina. La parte superior esta rota, por lo qtie solo se conserva la parte inferior de la crrrz. El p resb itero Frontino, la d iaco n o M asa, [y] A urelio M am as, hijos de R h odon , p resb itero, erigim os este m onum ento para nosotros m ism os en vida y con p rop osito . En m em oria.

LI titulo de Masa aparcce abreviado en diak, por lo que no sabemos i era una diacono o diaconisa. Era hermana e hija de presbiteros. La inscription que erigieron se llama titlos, una transliteration de la palaIha latina titulus, que significa serial o letrero. Erigieron el monumento i ii vida (zontes), expresion no inusual en las lapidas, pero tambien phroinmutes, que normalmente connota intencionalidad o conciencia. *,hliza sea el equivalente del contemporaneo «en pleno uso de sus Lii ultades». La palabra para «nifios» es generica, masculina y esta mal • erila (huiu), por lo que no es seguro que sea plural. Sin embargo, pndiia liaberse pronuneiado como la palabra en plural, por lo que lo in.is probable es que Frontino, Masa y Aurelio Mamas fueran hermaII·' Injos de un padre difunto.

Matrona de Axylos '11 I Ina losa de piedra caliza o de marmol basto reutilizada en la pared ■ If una mezquita en Frigia oriental. Eugenis, d iaco n o , con mi h ijo M enn eas, erig im o s [el m onumento] a m i esposaT ecla y m i m adre M atrona, diaconisa, y mi h e rm an a L e o n tia n a y m is h ijo s M a tro n a y E p ik te th e , en mem oria.

I n rste caso la diakonissa Matrona es tambien madre de un diaouo. I’ucde que fuera viuda, ya que no se menciona a su esposo. El o' onlοt- <le la esposa,Tecla, fue muy conocido en el periodo bizantino, pm slo (pie santaTecla era la santa mas popular.

!· >iln • otn.

M AM A

1,383, p. 199; Eisen, W o m en O f f ic e h o ld e r s , 169, 191 n. 78; mencionado en 90, 153 n. 151; Elm, V irg in s o f G o d , 176 η. 115.

]liu i\(r y o fW o m e n ,

AL

Ml )|ERES DIACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


ALE

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

144

Matrona de Stobi 128 Inscripcion en una zona publica pavimentada en Stobi, Macedonia, que data probablemente de los siglos IV Îż V. Una exedra es una pequena area de descanso publico con asientos. En c u m p lim ie n to d e un v o to d e M a tro n a , la d ia c o n o m as reverenda pa vim en to la exedra.

Es dificil identificar a la mujer, ya que la palabra matrona puede ser un nombre propio o simplemente la palabra matrona, por lo que el texto podria referirse a una o incluso dos mujeres anonimas: una matrona, cuyo deseo era el de cumplir un voto, y una diaconisa que lo llevo a cabo. Sin embargo, lo mas probable es que tanto la que cumplr el voto como la diaconisa sean la misma, que podrian (o no) haberse llamado Matrona. Lo que si es seguro es su titulo, que aparece abreviado en diak, pero hay espacio suficiente en la parte derecha danada de la piedra para el titulo completo diakonissa. Su titulo podria haber sido tambien el termino mas corto diakonos.

M esalina'29 Un monumento funerario sencillo a unos 130 kilometros al nor oeste de Antioquia de Pisidia, en Frigia oriental. La persona conme morada no es Mesalina, sino una mujer llamada Nexis, a quien sc It¡ elogia en las primeras seis lineas por su sabiduria y buena vida. La parte superior derecha de la piedra no se conserva y ha sido recons truida por el editor. La inscripcion que comentamos es a partir de la linea siete. La palabra diakonissa se conserva en su totalidad. D io tr e fe s, h ija s tr o [?] y s a c e r d o te , c o n str u y o e sto co m o m em o rial, con [^su?] h e rm an a la d ia c o n isa M e salin a y sun [^de el?, ^de ella?] hijos legitim os, y lo erigieron. ,28Texto: Feissel, R e c u e il , 275, p. 231; James Wiseman, S to b i:A G u ide to th e E x cav atio n s, Nat i<i nal Museum of Titov Veles, Belgrado - University ofTexas Press, Austin 1973, pp. 59-(>l; N ew D o cs 2,194-195 n°. 109; Eisen, Women O ffic e h o ld e rs , 176; traduccion al ingles en Krai mer, W om ens R e lig io n s, 259. 129Texto: M AM A 7,585, p. 122; discutido en Elm, Virgins o f G o d , 176 n. 115.


A LETH EIA

Ml l|l KES DlACONOS EN LA ICLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS

145 N ΥΓΜ NKpy N eilM T°Y N *A\

HKAMICTCJtd\

Χ6Ρ£Α£ΝΜ€ΓΑ 8 1c>TordTre'/or ^ ΜΑΜθΤ?£ΦΗοΰΡ<\ ( P&rC£TeTY\CTooi MM6T<2-tseCYNAb.£^

MAKONICCHX£CAXlN\ K4NHCIYCT6 KNYCTi/' C T Η λ Η Η € Τ Ι6 © Η Κ .Α I1

Figura S. Mesalina. dibujo, p. 146.

MAMA

7 ,5 8 5 , p. 122;

I,a palabra «hijastro» (progonos) esta reconstruida a partir de las 11 > · primeras palabras. Mesalina era una diakonissa y hermana de un himvs (sacerdote). Los hijos eran probablemente de Diotrefes, por lo ijiir sc desconoce el estado civil de Mesalina.

N ikagora 130 I’rocedente del monasterio de Karea en el monte Himeto, Atenas. Yu la diaconisa N eikagore yazgo acjui.

Nilcagore (escrito en la lapida de manera alternativa Nei-) era una ilhikonissa que erigio su propio memorial para ella sola antes de su milt i to.

Nonna de G alacia 131 Inscripcion en un panel longitudinal rectangular enmarcado. I* >i<*: /(,' 3,2,3527; CIG 4,9318; Eisen, Women Officeholders, 177; Charles Bayet, «De tituii Ml it ac christianis antiquissimis commentatio historica et epigraphca», tesis doctoral, Huh · i sidad de Paris, 1878, n. 105; mcncionado en Gryson, Ministry oc Women, 91, 153 n. }l6 j New Docs 4,239 n. 122. Ι< nIn: ). G. Anderson, «Exploration en Galatia Cis Halym», Journal tf Hellenic Studies 19 : S2-1 34, en 130 n°. 155; MAMA 7,539, p. 113, ilustracion p. 143; Eisen, Women Offi-ftf/./t 11 , 191 n. 79; tratado en Elm, Virgins (fGod, 176 η. 115.


A LE T H E IA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

146

/LAejANdP ο CriPfSTH ΓΛ Τ Κ Υ Τ Α Γ

HA fYOTVlH T PIN O

ΝΜΗ

4 ΙΛΚ ° Μ Η

CHANέί! THC £ΝΝΝ HHWC+A

PIN

Figura 6. Nonna de Galacia.

MAMA

7 ,S 3 9 , p. 113;

dibujo, p. 143.

El p r e s b ite r o A le ja n d r o e r ig io [e ste m o n u m e n to ] en memoria d e su q u e rid isim a m ad re la d ia c o n isa N on n a.

Nuevamente vernos mas de un miembro del clero en dos genera cioncs de una misma familia. El titulo de Nonna es una variante orto grafica, diakonesa. Probablemente era viuda, ya que no se nombra a su esposo, el padre de Alejandro. N o n n a d e P a le s t in a 132

En una coleccion de inscripciones procedente del lado oriental del rio Jordan en la provincia bizantina de Palestina Tertia, la seccion mas al sur de Palestina. A q u i se e n te rro a la b e n d ita d ia c o n o N on n a, el d ia v ein titres del m es d e D aisio , en la p rim e ra In d iccio n .

Nonna era una diakonos que fallecio en Palestina en el periodo bizantino. Para informacion sobre las Indicciones, vease nota 86.13

13’ Albrecht Alt, Die G riech isch e n Inschrij'tcn dcs P a la e s tin a t e r tia Gruyter, 1921), 23 n°. 37; Eisen, Women O fficeholders, 161.

ivestlich der ‘A ra b a

(Berlin: cI,


N y n e 133

Inscripcion del siglo V ό vi copiada porW illiam M. Calder en Karadilli, Axylos, antigua Frigia oriental, en 1911 e incluida cn una Hi ila sobre otra inscripcion. Por u n v o to y p o r la s a lv a c io n d e l p r e s b ite r o C a sto r, q u ie n e rig io [^el m on u m en to?] [a] san C y rico y p o r N yne d ia c o n isa , hija d e C a sto r y p o r D e m etrio B o u sio s.

Se trata de un monumento conmemorativo y no funerario, quiza oltiado originariamente en una iglesia o en algun edificio publico. Se i onstruyo en cumplimiento dc un voto hecho por tres personas a un onto local: un presbitero y su hija diaconisa y un tcrcer hombre, I icmetrius Bousios, cuya relacion con los otros dos no csta clara. Este i s otro ejemplo de dos generaciones de la misma familia con oficios i I"lestales. El titulo de Nyne cs deakonnuse, variante ortografica de diahimlssa. Puede ser quc su nombrc fuera tambien Nynes.

P au la 134 Inscripcion rectangular hermosamente grabada y enmarcada, en forma de hexametros poeticos, procedente de Laodicea Combusta,

I I Igia. Habla la piedra. P au la, la d ia c o n o m as b e n d it a d e C r isto . E lla m e c o n s tr u y o co m o tu m b a d e su q u e r id o h e rm a n o H e la d io , fu e ra d e la tierra n a ta l, c o n s t r u id a d e p ie d r a s c o m o g u a r d ia n d e l c u e r p o liasta q u e el te rrib le so n d e la tr o m p e ta d e sp ie r te a los m u er(os co m o D io s ha p ro m e tid o .

1a inscripcion no es para el entierro de Paula, sino para el de su hermdrto, y aunque dice poco sobre la diakonos Paula, podemos inferir su alto nivel de education y la lealtad de la familia y su riqueza, suficiente it s ίο: MAMA 1,323b, p. 170; tambien MAMA 4,120b, p. 38; discutido en Gryson, Ministry I fftmicrj, 90, 153 n. 151; Eisen, Women Officeholders, 193 n. 112; Elm, Virgins of God, 176 ti 1 donde se data a principios del siglo IV sin explicacion alguna. it sin; MAMA 1,226, p. 120 con foto; Eisen, Women Officeholders, 169-170; mencionado en : -* t son, Ministry of Women, 90, 153 n. 152; Elm, Virgins of God, 176 n. 115.

A LETH EIA

MUIERES DlACONOS ΕΝ LA ICLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A L E T H E IA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

148 para poder permitirse un costoso memorial. Su difunto hermano estaba fuera de su tierra natal, por lo que probablemente ella tambien lo estaba. Quiza estaban viajando juntos cuando la muerte sorprendio inesperadamente al hermano. La ultima linea recuerda a 1 Cor 15,52.

Posidonia'33 Estela de marmol del siglo IV ο V procedente de Filipos, Macedo nia; registrado por vez primera en 1889. Fue copiado y posterior mente el original se perdio. Ilu stre s se p u ltu r a s d e P o sid o n ia d ia c o n o y P an ch are ia, la m enor d e las canonesas.

Este lugar de entierro incluye a dos mujeres con titulos eclesiasti cos diferentes. El titulo de Posidonia se abrevia a diak, por lo que podia haber sido diacono o diaconisa. Su companera, Panchareia, era utia kanonike, miembro de un grupo de mujeres que vivian juntas en cornu nidad y llevaban a cabo la vida ascetica y obras de caridad, aparentc mente sin votos for males u ordenacionl36.

#1 !+ K o lM Α Ι Κ φ έ Ρ o N TA TT O C

N [AC Μ Α £ I r A /axAPlAci Λ A * KANON 1 K

Figura 7. Posidonia. Siglos IV-V. Feissel, K e c u e il, 241, p. 204. (Los acentos sobre la M en la linea 1 y la X en la linea 4, asi como el punto sobre la K en la linea 3, parecen indicar que se trata de abreviaturas.)

,JSTexto: Feissel, Kecueil, 241, p. 204; Louis Jalabert y Rene Mouterde, «Inscriptions (in c. ques Chretiennes», DACL 7,1 (1926) 623-694, en 652; referencia a L. Fleuzey y H. Dauma·, Mission Archeologique de Macedoine, 95 n°. 50; Eisen, Women Officeholders 179-180. li6Vease discusion y referencias en Eisen, Women Officeholders, 179-80. Las cartas 52 y 171 He Basilio estan destinadas a mujeres con este titulo pero no dan informacion alguna solu r ell papel. Una fuente indica su responsabilidad en los entierros (Gregoire, Kecueil, 1,108).


A LETH EIA

MUJERES DlACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS

La cuestion intrigante es por que se enterro juntas a estas dos mujeres con diferentes funciones eclesiasticas. A los diaconos y a los presbiteros se les enterraba normalmente con sus propias familias. No tenemos suficientes testimonios sobre las kanonikai como para saber cual era la costumbre de sus entierros. Puede ser que estas dos mujercs fueran amigas, o quiza Posidonia desempeno algun tipo de funcion ministerial para el grupo de las kanonikai.

P ribis 137 Inscripcion en piedra caliza gris, encabezada por una cruz. La piedra esta partida en la cuarta linea. Procedente de Axylos, Frigia oriental. A u re lia L e o n tian e co n m i m a d re P rib is d ia c o n o y m i h ijo A nencleto erigieron [el m onum ento]...

Se juntaron tres generaciones para erigir este memorial. La per­ sona principal que lo dedica es la hija, Aurelia Leontiane, pero a esta se !<’ sumaron su madre, la diakonos Pribis y su hijo. Pribis podria haber sido viuda, ya que no se menciona a su esposo en el texto que se consorva. El texto esta partido de tal manera que no se sabe si el memoi ul es para ellos mismos o para alguna otra persona, posiblemente el padre o esposo. El nombre poco usual de Pribis tambien aparece en UAMA 1,376, procedente de la misma zona.

/ΑΤΡ<λ£οΜ-ΓΙ

HC y n TH s

At t P X ο V Π Ρΐ&ΙΔΙΑΚΟΜΟίοΥ, CAK £T C J Y e ICJ/A O YAN “ ΑΗΤΟ YA W £ C T H j

Figura 8. Pribis.

MAMA

1,326, p. 172

hxto: MAMA 1,326, p. 172; Eisen, Women Officeholders, 191 n. 77; mencionado en Ofyson, Ministry of Women, 90, 153 n. 151; Elm, Virgins of God, 176 n. 115.


A L E T H E IA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

150 Calder, el editor de la inscripcion, considera que Pribis era la dia cono, «a pesar de la gramatica». Las palabras diakonos ousa estan en nominativo despues del nombre de Pribis y deberian estar en dativo para referirse a Pribis. Eisen sugiere, por tanto, que la diacono es Aurelia Leontiane, puesto que su nombre, como la persona principal que dedica el monumento, esta en nominativo. Cualquier interpretation es posible.

Severa 138 Procedente de Adrianopolis, Frigia oriental, hallada en el pueblo de Urus, 30 kilometres al sureste de Antioquia de Pisidia. ...a la diaconisa Severa, m adre...

Estamos ante una inscripcion que esta muy fragmentada, con sietc letras en la segunda linea que no se pueden reconstruirli9. Solo se conser van las tres primeras letras del nombre, pero el titulo de Severa, diako nissa, esta perfectamente claro. No se puede saber nada mas de ella, salvo que era madre de al menos un hijo. Por tanto, estaba casada o era viuda.

Sofia, «la segunda Febe» 140 Cre (1904) apunta que la piedra fue hallada por unos obreros bajo laTumba de los Profetas en el Monte de los Olivos en Jerusalen cl 8 <]<■ diciembre de 1903, rota en cinco trozos y sin la parte inferior. Actual mente se encuentra en el museo de la iglesia de Santa Ana, en Jerusa len. Probablemente data del siglo IV. Las seis primeras lineas sc con servan en buen estado. A q u i y a ce la sie r v a y n ovia d e C r isto S o fia , d ia c o n o , la segunda Febe, quien descanso en p az el veintiuno del mes d< m arzo en la undecim a Indiccion... el Senor Dios...

,38Tcxto: MAMA 7,186, p. 37; discutido en Elm, Virgins of God, 176 n. 115. 139 Las letras son PROHKOU. El editor sugiere la enmienda PROOIKOU. l40Texto: L. Cre, KB 13 (1904) 260-262, con foto;Alt, Griechische Inschriften,\8 n°. 17; / (. 4,445, fig. 132; NewtDocs 4,122, pp. 239-244; Eisen, Women Officeholders, 158-160; discuticln en Gryson, Ministry of Women, 90, 153 n. 148; Kraemer, Women’s Religions, 257-258.


A L E T H E IA

Ml HIKES DlACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS

151

Figura 5. Inscripcion de Sofia «la segtnda Febe», hallada en 1904 er el Monte de los Olivos. Actualnente en la iglesia de Santa Aia, Jerusalen. Fotogrcfia cortesia de William Tabbenee.

Era habitual en el lcnguaje cristiano primitive que uno se llamara rsrlavo o siervo de Cristo o Dios (vease, por ejemplo, Rom 1,1; 1 Cor 1,5; Flp 1,1; Gal 1,10), y el uso de la imagen nupciil, aplicada anteriormente solo a la iglesia, se empezo a usar en esta epjca para las virgenes t i msagradas. Sofia era la diakonos de una iglesia de Jerusalen. La parte πi,is sorprendente de la inscripcion es donde se le epela como «segunda Irlie», una referenda a Rom 16,1-2, donde Febe, fortadora de la carta di· Pablo a Roma, es recomendada a los destinatar os de la carta como diakonos —el uso mas temprano de ese termino, junto con Flp 1,1, donde i> n liere a un oficial de una iglesia concreta—y prosatis, patrona o benel.n tora (vease Febe). La comparacion con Febe pnbablemente no sea d r Iiido a su condicion de diacono, lo que era comm en muchas mujeres iir la epoca, sino a su funcion como patrona y benefictora. (!. H. R. Florsley propone comparar esta inscripcion con muchas nil as en las que se aclama a los hombres como«nuevo Homero», iuirvoTemistoclcs». «nuevo Teofanes» y «nuevo Dionisio». En todos i *l i is casos, el motive para el titulo es que fueron importantes benefactni cs en su propia ciudad o en su ciudad adoptiva Los titulos podrian liabrr comenzado como aclamaciones populares que les acompanaron It r.la lamuerte141. Esemismo podria ser el caso de Sofia.

NewDocs 4,241.


AL

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

152 Teodora d e C orycosHl

Un sarcofago procedente de Cory cos, en Cilicia, con un altar en relieve. Existen otros similares. En opinion del editor, estos son sarco fagos precristianos reutilizados de forma que el relieve del altar no tiene un significado cristianoI4:. Por tanto, en el caso de Teodora no puede suponerse que implica un servicio en el altar143. Lim pieza [?] d e Teodora... diacono

λαΥΤΡΛ 0

[ πAuJ PA

AUKPNDY Figura 10.Teodora de Corycos. MAMA 3,395, p. 158; dibujo, p. 157

La primera palabra, loutra, es ambigua. La palabra singular loutron («lavado») se usaba comimrnentc como una referencia al bautismo en muy diversos contextos. Ya que se trata de una inscription funeraria, quiza se utiliza el bautismo como alusion a la muerte. Teodora era una diakonos. Entre su nombre y la palabra diakonos hay un amplio fragmento que esta borrado, el cual se prolcnga mucho mas a la derecha de las trcs letras que se conservan, que estan verticalmente alineadas. El frag mento borrado puede ser debido a un uso anterior del sarcofago. T eo d o sia 144

Tres mujeres que se dedicaron al servicio divino fueron enterrad.i juntas en una de las tumbas de un gran cementerio del monasterio de

1+1Texto: MAMA 3,39, p. 158; Eisen, Women Officeholders, 163-164, 189 n. 45; discutiilo on Elm, Virgins iff God, 176 n. 115. m MAMA 3,p. 121. K3Vease discusion en Eysen, Women Officeholders, 163-164. ,i4Texto: Feissel, Recueil 20, pp. 39-40; Eisen, Women Officeholders, 181-182.


I lagiaTriada (SantaTrinidad), del siglo V-VI, en Edesa, Macedonia. El trinenterio fue descubierto en 1865. De las veintiocho inscripciones lulladas, diecinueve eran cristianas, agrupadas muy cerca alrededor de la iglesia. Un buen numero de estas inscripciones son de personas con tin puesto en la iglesia: presbiteros, diaconos, virgenes, un lector, un cantor. Otra inscripcion del mismo lugar conmemora a las virgenes Icodosia y Aspilla. A1 parecer eran nombres locales populares. M em orial d e la diaco n o Teodosia y A spilla y A gathokleia, vir­ genes.

riHM°Pl°N0£O

Δ0ΠΑΓΔ1ΑΚ0Η8 KAIAFJ1HAIAC ΚΛΙΛΓΑΘΟΚΧΗ A C Π A 'P Θ EM°N

Figura 11 .Teodosia de Macedonia. Siglos V-VI.

Feissel, Recueil 20, pp. 39-40

Icodosia era una diakonos y las otras dos eran indudablemente virgciu's consagradas. Se desconoce el estatus civil de Teodosia, pero es pusible que ella tambien fuera virgen, ya que no fue conmemorada IΜa su esposo o hijos. leo fila 145 Breve inscripcion sobre la tapa de un sarcofago procedente de i i n ycos, Cilicia. I )e Teofila diacono

Icolila era una diakonos. No se puede saber nada mas de ella. !« *iin: MAMA 3,418, p. 161; discutido en Elm, Virgins of God, 176 n. 115; Eisen, Women 189 n. 47.

<}!fhGuilders, 164,

ALi

Ml IJERES DIACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

T e o p r e p ( e )ia 14614 7

Procedente de Bonitsa, Macedonia, finales del siglo IV. A q u i yace la sierva del Senor, T eoprepeia, virgen p e rp e tu a y diacon[^isa?] d e C risto, q u ien ha llev ad o una v id a ascetica, ferviente y distinguida en el Senor Dios

Esta inscripcion contiene mucha informacion. El nombre que apa rece en la inscripcion esTeoprepia, peroTeoprepeia es tambien un nombre conocido. El titulo de «sierva del Senor» es tradicional (veasi So/ia). Teoprepeia era aeiparthenos, termino que habitualmente sc refiere a una virgen consagrada que es aclamada por su vida ascetica Era tambien una diak, abreviatura comiin que podria significar diakonos o diakonissa. No es inusual la combination del papel eclesiastico de di.i cono con el ascetismo, que siempre incluia el celibato. Otras inscrip ciones incluyen a Agathokleia y Sofia, y aquellas diaconos que erait superioras o miembros de monasterios. T etra d ia de Volos '47

Una placa completa de marmol bianco descubierta en 1935 cn l.i parte sur de la ciudadela de Volos, enTesalia, cn la fabrica de la Asoci.i cion de Destileria deTesalia (Panthessalike Hetaireia Oinopneumatopoiin) La inscripcion esta hermosamente rotulada, pero contiene mucli.v. discrepancias ortograficas. Hay dos o tres cruces en la parte superioi y una en la parte inferior central. Tum ba de la d iaco n o T retadia. Si algu ien ex c ep to yo la abl e, le costara el castigo del fuego eterno.

146Texto: Mastrocostas, «Palaiochristianikai basilikai Drumou Bovitses», Athens Anals ofAtchaetM logy 4 (1971) 185-195, en 188-189 (fig. 6); E. Popescu, «Griechische Inschriften», en Qiiillen zur Geschichte desfriihen Byzanz (4.~9.Jahrhundert). Bestand und Probleme, F. Winkelmann y W. Ill -di des (eds.), Gieben, Amsterdam 1990, pp. 81-105, en 95; Eisen, Women Officeholders, 178.

147 ΚΟΙΜΗΤΗΡΙΟΝ I TETPAAIAC I ΔΙΑΚΟΝΟΥ HlTIC ΑΥΤΟ ΑΝΙΥΞΙ ΙΙΛΡΡΪ ΕΜΙΟΥ ΔΑΠΑΝΥΙΟΙ ΑΥΤΟΝ I ΠΥΡΟΟ ΕΩΙΝΙΟΥ ΔΗΚΗ. Ν. I. Giannapoubii] « Palaiochristianike epigraphe», Epeterias etaireias Byzantinon spoudon 12 (1935) 26 con !<»(<>, M cutido en Martimort, Deaconesses, 144.


I + + > KOinHTHPlON,/ T £ T p A A JA C A l AKONOYH

T1CAYT6AN Y S in A P e ^ e h

Υ Α Α ,ΓΤ Α Ν Η I

Cl Λ Υ Τ Ο Ν

(

n v p o c e u )

Figura 12.Tetradia. N. I. Gianaprulous, «Valaiochris-

Μ 1<57T Η K H

tianike epigraphs», Epeterias etaireics Byzantinon spoudon

-— ._______ T 1 _ J

12 (1935) 26.

Son comunes las amenazas contra los ladrones detumbas, aunque ii'innalmente se amenaza con el castigo legal de ana importante Hiulta.Tetradia va mas alia en su amenaza, hasta la condenacion escatobtgica. El comentario que hace sobre que nadie salvo ella puede al'iirla (pareks emou) es probablemente un comen Lark) humoristico o iiii.i expresion de fe en su venidera resurreccion. Peio quiza tambien Mj'nitica que la tumba fue erigida mucho antes de sumuerte y que la 'I'liere preparada para cuando llegue. Π m o t e a 1+8

Inscripcion sobre la entrada de una camara sepulcral en Corycos, 1 ilicia. C am ara d e la s e p u ltu r a d e T im o te a d ia c o n o d e l s a g r a d o m onasterio...

I’.irece queTimotea fue lo suficientemente importante —o adine: "l,i i!omo para tener su propia camara sepulcral. Su titulo aparece dii r\ ί,κίο en diak, por lo que es imposible saber si era una diakonos o luikfiiissa. Las siguientes dos palabras (nomes a) podriai significar simtbilto: MAMA 3,744, p. 208; Eisen, Women Officeholders, 163; discutido en Gryson, Ministry Homen, ‘X), 153 n. 154; Elm, Virgins of God, 176 n. 115.

A LETH EIA

MUJERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

156 plemente algo sobre una «vivienda sagrada», pero lo mas probable es que se refiera a un monasterio, del cual ella podria haber sido la supe riora o guia liturgica. Z o e 149150

Dos inscripciones en mosaico de una iglesia procedentes de Rihab, Transjordania, en la provincia de Arabia, diocesis de Bostra, bajo el patriarca de Antioquia. Datadas en el 594 d.C. En frente del altar: Por la salvatio n de Zoe, diac...

En el suelo frente al altar, debajo del escalon y de la reja de la cancela: ...De Zoe diac...

En la primera inscripcion el oficio de Zoe aparece abreviado en dik, seguido de un espacio ilegible. En la segunda, el titulo es diako. Ambos podrian haber sido abreviaturas de diakonos o diakonissa. Obvia mente Zoe fue una mujer con medios para haber podido dedicarse dos inscripciones en mosaicos, lo que probablemente significa que pago el pavimento del mosaico alrededor del altar y el de debajo del escalon. No se sabe nada mas de ella. Z ‘o r t a 'S0

Una serie de inscripciones, unas en griego, y otras en siriaco, fue ron descubiertas en los paneles del presbiterio de una basilica des truida del cristianismo primitivo en Zebed, en la zona norte del centra de Siria. Esta es una transliteration griega del siriaco: Zadrtha samastha, Se cree que esta y otra inscripcion similar de un tal Rabula, situada d(>s

149 Texto: Michael Avi-Jonah, Quarterly of the Department of Antiquities in Palestine 13 (1947) 69 n°. 3-4; Meimaris, Sacred Names, 178, n°. 889-890; referencia y dibujo, Michele Piccirillo, The Mosaics ofJordan, American Center of Oriental Research Publications 1 (American Cen ter of Oriental Research, Aman 1992), 311. 150Ζαωρθα σαμασθα, por Emno Littmann, Semitic Inscriptions, Publications of the Amei l can Archaeological Expedition to Syria in 1899-1900, Part Four, Century, NuevaYork 1904, p. 55, dibujo, 46; discutido en H. Leclcrcq, «Diaconesses», DACL 4 (1920) 734 n. 3.


p.ineles a la izquierda, son contemporaneas. Este podria ser el obispo Kabula de Edesa15', que era originario de la zona de Zebed. Alrededor del 385 distribuyo todos sus bienes y se retiro al desierto de Palestina, comirtiendose mas tarde en obispo de Edesa (412-435). Esta inscrip­ tion podria conmemorar el regalo a la iglesia de Zebed. Si nuestra insn ipcion es contcmporanea, dataria de finales del siglo IV y atestiguaria l,i pronta interaction entre el griego cristiano y el siriaco. _as letras se situan en la parte superior y tres letras en el lado derecho del panel con un dibujo central en forma de X. Z a o rth a d ia c o n isa

La palabra «diaconisa», que esta transliterada al griego como uimcsha, es el termino siriaco shamashta, no mshamshanita, la palabra

habitual siriaca. El significado de la raiz del termino es el mismo, •siervo» o «ministro», y se desconoce si se trata de una variante regio­ nal. Eampoco se sabe nada mas sobre la diaconisa Z ‘orta. No estamos ante una conmemoracion funeraria, sino ante una dedication de un 11 ozo del presbiterio por una ofrenda piadosa a la iglesia. Era, por tanto, una persona con medios, probablemente una patrona en la romunidad. Ella, junto a la diaconisa, a quien Severo escribio, son teslimonio de la existencia del oficio en las iglesias siriacas152.

Diaconisa anonim a 153 inscription fragmentada procedente de Asia Menor, 80 kilometros al noroeste de Iconio, en Frigia oriental. ·· [y] la [··· dia] c o n e s[a...]

La palabra «la» esta clara, en acusativo femenino singular (ten), por !■ i cjue la palabra que le sigue es probablemente diaconisa. No se puede ih i ir nada mas de la inscription.I

I I mismo nombre se deletrea a menudo Rabbula; la doble consonante desaparecio en el -it i.ii ) occidental (Littmann, Semitic Inscriptions, 52). Ap .idccemos a Richard McCarron su asistencia con este texto. tr*lo: MAMA 8,91, p. 16.

ALi

Ml IIEP.ES DIACONOS ΕΝ LA ICLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


[TV

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

D ia c o n isa a n o n im a d e Tasos 154

Una tumba compuesta de tres huecos descubiertos en 19S0 contra los cimientos de la pared norte del nartex en la basilica del agora de los siglos V-VI. Las inscripciones estan pintadas en negro sobre fondo marron cerca de cada tumba. La tumba del centro es de un martir 11a mado Acacio, la del norte de una diaconisa y la del sur no es legible Algunos creen que el tal Acacios era un martir de Constantinopla y que, en vez de una tumba, lo del centro era un relicario. El estado en el que se encuentran los restos no permite dar una respuesta definitiva. La inscription de la tumba del norte dice: ... ane..is + diakonis...

La palabra situada a la derecha de la cruz central es el comienzo de la palabra diakonissa. Una diaconisa enterrada al lado del que lo mas seguro es que fuera un celebre martir local. La palabra a la izquierda es probablemente su nombre, pero no se conserva suficiente del misnn > como para saber cual era. M u je r d ia co n o a n o n im a , p a r ie n t e de S im p licio , d e Ic o n io '

Texto reconstruido con al menos tres lineas no conservadas al ini cio y probablemente algunas mas al final, por lo que la traduction ( s muy inexacta. ... [si q u ereis sab er] q u ien yace en p a z a q u i, de v id a distiu g u id a y m o d o s b r illa n te s, q u e v iv o lo n g e v a m e n te [o que vivio p len am en te], im pecab le en ju ic io , d erram an d o gra< ia divina, com pletam ente reverente, de habitos honorables, qur obtuvo el honor del diacon ad o (diakonia) con brillante repu tacion. Sim plicio es el nom bre [del q u e la situd aq u i], con su [de el] herm ana e hijos q u erid o s de m uchas m aneras. Nos a If gram os eternam ente...

ls4Texto: BCH 75 (1951) 158-160; Feissel, Recueil, 256B, p. 214; Eisen, Women OfficeholderÂť, 196 n. 149. '“ Texto: MAMA 8,321, pp. 56-57.


(Iran parte de la reconstruction es hipotetica y no se especifica la t r lad on de esta mujer anonima con Simplicio y con el resto de su (amilia, pero lo mas seguro es que fuera su madre o esposa. Lo que si esta claro es que la mujer pertenecia al diaconado.

( onclusion l ista extensa presentation de material sobre mujeres diaconos en Mi iente ha demostrado que aparecen en todo tipo de contextos: funerat ms, dedicatorias, como destinatarias y sujetos de cartas, guardianas de MliUiarios, heroinas de conflictos eclesiasticos, superioras y seguidoras .....nasticas, lideres de coros, e incluso en contextos en los que se preo• uparon por otros y en los que ellas mismas fueron motivo de preocup,irion para otros. Provenian de la nobleza y de la poblacion de a pie. 11i m s estaban sometidas a la autoridad eclesiastica y otras eran mas Independientes, como la mencionada guardiana de reliquias, Matrona dr Cosila, quien mantuvo su lealtad a la iglesia resistiendo incluso la pi esion del emperador Teodosio, u Olimpia, quien, en su devotion a jii.iii Crisostomo, desafio a la autoridad de su sucesor episcopal. Como λη emos en el siguiente capitulo, no faltaba legislation sobre ellas.

IV

Ml l|l RES DlACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS LITERARIOS


*


M U JE R E S D IA C O N O S Ε Ν LA IQ L E S IA O R IE N T A L

cdnones γ comentarios sobre la practica eclesiastica espues de haber visto algunos de los testimonies reales acerca de las vidas y actividades de las mujeres diaconos, pasanos a ver algunos de los textos prescriptivos para asi poder comparar ais funciones en la Iglesia. La Didascalia de los Apostoles es el texto mastemprano de ordenanzas de la Iglesia que describe el oficio de las mujffes diaco­ nos. El Concilio de Nicea fue el primer concilio eclesiastico cue legislo sc>bre ellas y el canon 19 trata solo de un problema concreto no de las diaconisas en general. Las ConstitucionesApostolicas, del siglolV, incluyen la description mas completa sobre las actividades de las diaconisas antes de Justiniano. Despues, las Novellae de Justiniano nos proportio­ nal! la information mas atractiva sobre como funcionaron las diaconi­ sas en la Gran Iglesia, Hagia Sofia de Constantinopla, cuya disposition, indudablemente a mayor escala que en ningun otro sitio, er< presumiblemente el modelo liturgico que seguian otras iglesias a meiiados del siglo VI. El decreto deTeodosio, el canon 15 de Calcedonia, los «CanoIH 'S arabes» de Nicea y Novellae 6,6 de Justiniano tratai sobre la re lad minima establecida para la ordenacion de mujeresal diacoiiiido. Sus dudas y discrepancias indican variaciones en lapractica. <Jlimpia y Maria de Moab (vease capitulo 3) son excepcioaes cono• Idas de mujeres ordenadas a, incluso, la edad minima de cuarenta anos. En este caso, como en toda legislation de la epoca. el lector n o deberia suponer que lo que estaba legislado era sienqxe lo que a hacia.


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMI11\

DIDASCALIA D E LO S A P 0ST O LE S Y CO N STITU CIO N ES APOSTOLICAS D A 9 = CA 2,26,3.5-8' La Didascalia de los Apostoles es uno de los textos de ordenan/.r eclesiasticas mas desarrollados de la Iglesia primitiva, escrito i n griego durante la prim era mitad del siglo III en Siria. Solo se con si i van una traduccion completa al siriaco y una parcial al latin. Las Coin tituciones Apostolicas, conservadas en el original griego, son un esbo/n de una recopilacion de ordenanzas de la Iglesia que incluyen la /) I > que datan de finales del siglo IV. Ambos textos reflejan iglesias p.u .1 entonces muy centradas en la autoridad episcopal y con una divei m dad de funciones ministeriales que incluyen viudas y mujeres diacn nos. Las CA incluyen las vlrgenes como un grupo diferenciado. La / 'I esta incorporada en dos libros, 1-6, de las CA. En el siguiente toxin, las palabras en cursiva no estan escritas en la DA, pero estan incluid.t en la version editada de las CA. 3. Para estos [ob ispos] son tus sum os sacerdo tes y los presbl tero s son tu s sa c e rd o te s y tu s lev itas son los d ia c o n o s y lus lectores y can tores y p o rtero s, tus mujeres diaconos, tus v i u d a s y virgenes y h uerfanos, p ero el sum o sacerd o te esta por encinia de todos estos...

5. Q ue el d ia c o n o se situ e al la d o d e el [el o b is p o ] com o C risto al del Padre... 6. Q ue las m u je r e s d ia c o n o s sean ta m b ie n h o n o ra d a s poi vosotros de igual m odo que al Espiritu Santo, no haciendo of d icien do n ada in dependientem en te del diacono, igu al que </ Pardclito no hace ni dice nada excepto glorificar a Cristo, mat lit niendose conforme a su voluntad. Y de ig u a l m anera que nail路路 puede creer en Cristo sin las ensenanzas del Espiritu, que ninguna mujer se acerque al diacono o al obispo sin la mujer diacono.

Funk,

Didascalia,

1,105; M ayer,

M onum enta,

18.


7. Y q u e los p re sb ite ro s sean e stim ad o s p o r v o so tro s com o una esp ecie de n uestros apostoles... S. Y q u e las v iu d a s y h u e rfan o s sean c o n sid e ra d o s p o r v o ­ sotros com o una especie de ofren d a sacrificial.

I .1 primera frase de esta section de las CA refleja las reivindica(oiirs deliberadas de la Iglesia primitiva para reemplazar las estruciin .is religiosas de Israel. Por ello, a cada grupo de ministros se le 3signa una correspondencia con algiin aspecto del servicio delTemjtln israelita. En la segunda parte de la selection, la teologia trinitat i.i pasa a prim er piano: al igual que Cristo esta a la derecha de l Hus, el diacono varon se situa al lado del obispo en la liturgia. La imi)iT diacono representa al Espiritu Santo, que, de acuerdo con la teobigla ac|ui presentada, actiia en armonia con Cristo. El hecho de que !·> presbiteros, el consejo del obispo, correspondan a los apostoles fill· ntras que el diacono representa a Cristo, muestra el proposito btndamentalmente tipologico del pasaje y quiza tambien la crei' IIte importancia de los diaconos como agentes personales del •blspo. La tipologia de los diaconos y presbiteros (sin mujeres dia"iins) la utilizo por primera vez Ignacio en Magnesios 6 y aqui se I. ο rolla. En esta iglesia, las mujeres diaconos estan presentes (tint11 con las viudas y virgenes consagradas. El hecho de que solo se si nj.iii las mujeres diaconos como participantes en la tipologia tri!til.ii i,i , mientras que las viudas son relegadas a la ofrenda, indica q(M los diaconos de ambos sexos tenian un papel oficial. En las dos ■ -li rencias que se hacen a las mujeres diaconos, la palabra diakonos Utiliza junto con el articulo femenino.Todavia no se ha introdui<ln I.i palabra posterior para «diaconisa» (vease CA 3,11,3 mas •b »)<>). El prudente procedim iento de que una m ujer diacono ■ i un pane a cualquier mujer que se acerque a un diacono varon u ’•‘bpo, presumiblemente para una conversation confidencial, cointit i mi el decoro caracteristico del Mediterraneo oriental y mues:> t un,i luncion adicional de las mujeres diaconos, como una especie 1 ' -it .ibina.

A L E T H E IA

Ml III Kl S [)IACONOS ΕΝ LA ICLESIA ORIENTAL: CANONES Y COMENTARIOS


A LET H EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

DA 12 = CA 2,57,10.122 10. Y que los porteros se situen en las entradas de los hombres para vigilarlosy que las mujeres diaconos se sitiien en las de las mujeres... 12. Y que las virgenes y las viudas y las ancianas sean las prim eras de tod o s en perm an ecer de pie o sentarse.

La mention de las diferentes entradas al lugar de asamblea para hombres y mujeres se hace despues de la description de sentarse sepa rados (parrafo 5 del mismo capitulo). Los porteros varones controlan la entrada de los hombres porque los diaconos varones estan ocupados con el ministerio de la liturgia, mientras que las mujeres diaconos vigilan las entradas de las mujeres. En ambos casos supervisan que aquellos que entran vistan atuendos adecuados y lo hagan de manera ordenada. Nuevamente se designa a las mujeres diaconos con el ter mino masculino y los articulos femeninos, como en 26,3,5-8. El con texto del v. 12 es la disposition sobre sentarse y permanecer de pie en la asamblea. Mientras que los ninos y las mujeres mas jovenes se senla ran o permaneceran de pie, dependiendo del espacio disponible, a las mujeres ancianas se les da la prioridad al sentarse. Las CA incluyen a las virgenes en este grupo, tal vez por el honor concedido a las virgc nes consagradas. El termino para ÂŤmujeres ancianasÂť (presbytides) cs una forma femenina de presbitero o anciano y en ocasiones bien puedr referirse a las mujeres presbiteras. Sin embargo, esto es improbable en este caso, ya que se les ha enumerado despues de las virgenes y viudas (pero vease el canon 11 del Concilio de Laodicea).

DA 12 = CA 2,58 ,6 3 Si cualqu ier perso n a po bre viene [a la asam blea], ya sea local o visitan te, o an cian a o joven en ed ad , y no hay sitio , qu e rl diacono con to d o su em peno encuentre un lu gar p ara quicnci so n c o m o e sto s, p a r a q u e su r e sp e to n o se a m eram en le hum ano, sino qu e su m inisterio sea satisfactorio para Dios. 1 ’ I unk, I link,

Dldascalia, Diliisailid,

1,163; Mayer,

M onum enta M onum enta,

1,169-171; Mayer,

, 19.

19.


que las mujeres didconos hacjan lo mismo con las mujeres a medida que vayan viniendo,ya sean ricas o pobres.

Tradicionalmente se ha concedido una atencion especial a los pobres (vease Santiago 2,1-4-, que posiblemente inspire este pasaje). Aparte del hecho de que en las CA se incluye a las mujeres, existe una dlf’erencia significativa entre ambos textos: la DA ordena al obispo, no al diacono, buscar un lugar donde sentar a los pobres, jaunque el obispo sc lenga que sentar en el suelo!

ΠΑ 15 = CA 3,6,l-24 No es ni a p r o p ia d o ni n e c e sa r io q u e la s m u je re s en sen en , sobre to d o acerca del nom bre de C risto y la R edencion de su pasion . Ya qu e v o so tras no habeis sid o d esig n ad as (constitutae) para ensenar, vosotras m ujeres, y especialm en te vosotras viudas, sino p ara rezar (ut oretis) y su plicar al Senor Dios.

I I lexto de las CA es mas breve: No perm itim os qu e las m ujeres ensenen en la iglesia, solo que recen y escuchen a los m aestros.

Ambos textos nombran despues a Maria Magdalena; Maria, esposa dr Santiago (jhija en la DA\), y la otra Maria, con objeto de usarlas i (imo ejemplo de mujeres que podrian haber sido, aunque no lo fueton, enviadas por Jesus para ensenar. Las CA incluyen a la madre y las In I manas de Jesus, a Marta y Maria hermanas de Lazaro y a Salome. La Dukscalia, como sugirio Gryson5, parece dejar abierta laposibilidad de que las mujeres ensenen al menos los «rudimentos» de la fe aunque la irnTian/a de asuntos dogmaticos mas profundos este proscrita. Las CA ban lambien 1 Cor 11,3, «La cabeza de la mujer es el varan», concluyt'iuli) que no es correcto que el resto del cuerpo gobierne la cabeza. i I usn de esta cita muestra la estrecha relacion hecha en la Iglesia priniMiv.i entre ensenar y gobernar. El contexto es la supresion de la acti-

i Mnl . I )ulascalia, 1,190; Mayer, Monumenta, 2 1. Wifm/n of Women, 37.

A LETH EIA

MUJERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: CANONES Y COMENTARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

166

vidad de la ensenanza de las viudas, a quienes se les dice quc no vavan de casa en casa. El hecho de que se le de tanta importancia a la discusion indica que algunas mujeres, en especial las viudas, estaban cjer ciendo el ministerio de la ensenanza en casas privadas. La palabra latina constituo —designar - puede tambien significar quc se esta dotado de algo innato. Asi, la segunda frase puede interpretarsc como que las mujeres no son capaces de ensenar por naturaleza, idea en coherencia con aqucllas que se hablan ido extendiendo por las cada vez mas definidas comunidades cristianas ortodoxas. El linico papel que les quedaba era el de rezar (por los donantes de limosnas y por la Iglesia universal). Por otro lado, y mas positivamente, el hecho de ser «desig nadas» podria sugerir que constituian un ordcn eclcsiastico diferen ciado, un orden reconocido y estimado por tener un lugar especifico en las asambleas litiirgicas. Aunque este texto no menciona expresamentc a las mujeres en el oficio eclesiastico, muestra la sensibilidad respecto al liderazgo de las mujeres en las iglesias de Siria de los siglos III y IV. D A 15 = CA 3 ,8 ,l- 3 6

1. Por tanto, las viu d as han d e ser serias y han de o b ed ecer a los ob ispos y a los presb iteros y a los diaconos e incluso mas u las mujeres didconos con pied ad , reverencia y tem or, sin usur p ar su au to rid ad ni desear hacer n ada con cern ien te a la ins tru ccion ap arte del con sejo del didcono (varon) [DA: ob ispo |, com o p o r e je m p lo d e se ar ir a la c asa de a lg u ien a co m er <> b eb er o recib ir algo de algu ien . Pero si hace algu n a de estas cosas sin q u e se lo hayan m an d ad o , q u e se la c astigu e con cl ayuno o con la separacion, com o uno q u e esta infectado. 2. ^Que sabe ella, de qu e clase de m u jer esta recib ien d o o de que m inisterio esta ap artan d o com ida?... 3. Asim ism o, qu e las viud as ob ed ezcan a lo qu e se les ha sido ord en ad o p o r los su periores y qu e obedezcan las ensenanza· del obispo com o a Dios.

6 Funk,

Didascalia

, 197-199; Mayer,

M onum enta

, 22.


1 Nuevamente se usa la palabra masculina diakonos con el articulo li’incnino. El tema del pasaje es la sumision de las viudas a los cuatro I't upos que ejercen autoridad en la Iglesia: obispos, presbiteros, diacoiii is varones y mujeres diaconos. El problema parece que es el abuso de las viudas al aceptar invitaciones a cenar sin una supervision apropiada. Sr conoce por otros textos esta practica de caridad y algunos de los pmblemas resultantes (p. ej. Hipolito, Tradition Apostolica 30) 1. En cl texto paralelo de la DA se concede mia autoridad mas centra li/ada al obispo —en vez de al diacono—, siendo este el superior al que his viudas han de rendir cuentas.

/M 15 = CA 3,9,1s CA: A hora, en cu an to a las m u jeres q u e llevan a cab o el bautism o, os asegu ram os qu e no su p o n e p o co rie sg o p ara aq u ellos qu e lo asum en. Por eso, no lo acon sejam os ya qu e es peligroso, m uy p o co habitual e irreverente. A 4:N o aprobam os que las m ujeres bauticen ni ser b au tizados por m ujeres p o rq u e es ilicito y un gran riesg o tan to p ara los que bautizan com o p ara los qu e son bau tizados.

Ya a finales del siglo II Tertuliano habia hablado en contra de la pi ai iica del bautismo por parte de la rnujer entre grupos que el consiiln aba hereticos (De praescriptione Haereticorum 41,5). Aqui, mas de un »lglo despues, se vuelve a plantear el problema, lo que solo puede signlficar que la costumbre sc mantuvo en algunos lugares y circunstani ias (,os dos textos son tan diferentes que damos ambas traduccioncs. I a /U advierte del peligro para las dos partes, mientras que las CA solo Sib ierten a la persona bautizada. Ademas, las CA, mas de un siglo despui que la DA, desaconsejan su practica pero no la prohiben, como es i i ί ο de la DA. Por lo que sabemos accrca de las costumbres oficiales Ί. I bautismo en esta epoca, el ritual solo tenia lugar en presencia del

Vi vu discusion en Charles A. Bobertz, «“The Role of Patron in the Cena Dominica of Hipj - 1!\ tus” Apostolic Tradition», JT S 44 (1993) 170-184. ! uni . DlJascalia, 1,199-201; Mayer, Monumenta, 22.

AL

MUIE RES DlACONOS EN LA 1GLESIA ORIENTAL: CANONES Y COMENTARIOS


A LET H EIA

MU)ERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

168 obispo como presidente principal y administrador. Parece que la objecion a que las mujeres bauticen corresponde a estas iglesias; no es un problema del exterior o de los grupos heterodoxos, como sucedia con Tertuliano. ,;De que se esta entonces hablando y cual es el peligro percibido? A lo largo de las CA 3,16,4 el obispo bautiza y luego el diacono o diaconisa unge el cuerpo desnudo, segun el sexo respectivo. Quiza esta objecion alude a mezclar los sexos, es decir, que una diaconisa ungiera el cuerpo de un neofito varon. Existe tambien la probabilidad de que el bautismo creara una especie de relation patronal, en la que la persona que llevaba a cabo el bautismo ocupaba una especie de position de superioridad y responsa bilidad con respecto a la persona bautizada. Eso tambien habria sido desaconsejado para las mujeres.

CA 3,11,39 Pero nosotros no perm itim os a los presbiteros ordenar didconos, diaconisas, lectores, asistentes, cantores o porteros, sino solo a los obispos. Este es el orden y la armonia de la iglesia.

Este pasaje no tiene un texto paralelo en la DA, pero esta complc tamente insertado en las CA. Aqui aparece por primera vez en el texto de las CA la palabra «diaconisa» (diakonissa) como termino espe cifico para las mujeres diaconos. Solo se permite a los obispos orde nar los oficios y funciones eclesiales. El termino para «ordenar» (cbci rotonein), literalm ente «im poner las m anos», antes significab.i simplemente «elegir» o «nombrar». Para esta epoca puede referirse al nombramiento imperial o divino (p. ej. CA 5,20,11), pero parec < tener mas bien el significado especifico de ordenacion al minister in como miembro del clero. Este pasaje es uno de los indicios mas clan is de que las diaconisas o mujeres diaconos eran ordenadas como miem bros del clero.

Funk,

Didascalia,

1,201; M ayer,

M onum enta,

23.


CA 3,15,510 Ya q u e el o b isp o ha de p reo cu p arse p o r todos, p o r el clero, las virgenes, las viu d asy por el laicado.

El obispo es el principal pastor de la Iglesia y su preocupacion pasloral se extiende a todos. Como sabemos por textos anteriores a las (Ά que hay mujeres diaconos o diaconisas en la Iglesia, el hecho de no liaberlas nombrado con las virgenes y viudas solo puede querer decir que estan incluidas entre el clero (klerikoi).

DA 16 = CA 3,16,1-2.4" 1. Por tan to, oh obispo, nom bra a tus colab o rad o res de vida y rectitu d, d iaco n o s qu e sean agrad ab les a D ios, q u e tii apru ebes p o r d estacar entre to d o el pu eb lo y bien p rep arad o s para serv ir com o d ia co n o s. Y n o m b ra tam b ien a una m u jer diaco n o p u r a y digna de confianza p a r a se rv ir a las m u jeres. Ya qu e a veces, en ciertas casas, no p u ed e s enviar a u n d iaco n o v aro n a la s m u je r e s d e b id o a lo s in c r e d u lo s . P o r ta n to , y debido a las actitudes de los perversos, envia una m ujer diacono. 2. Ya q u e necesitam os a una m ujer diacon o p o r m uchas razones, la p rim era en los b au tism os de m u jeres, el diacono varon u n gira solo su sfren tes con el ac eite sag rado ,y despues de el la m ujer d iaco n o las u n gird; ya q u e no es n ecesario q u e los hombres vean a las m ujeres... 4. Por tanto, oh obispo, unge la cabeza de aquellos qu e se van a bautizar, ya sean hom bres o m ujeres, con aceite sagrado como una especie de bautismo espiritual. Luego, cu alq u iera de vosotros, el obispo o el presbitero decid la form ula sagrada sobre ellos invocando al Padre, H ijo y Espiritu Santo, y bautizadlos en el agua. Y que los diaconos varones reciban al hombre y las m ujeres diaconos a la m ujer, para qu e la distrib u cion de los beneficios del sello del b au tism o se haga con so b rie d ad . Y despues de esto, que el obispo unja con aceite a aquellos que han sido bautizados.I I link, Didascalia, 1,209. Ilii'l., 1,209-211; Mayer, Monumenta, 23.

A LET H EIA

MUfERES DIACONOS ΕÎ? LA IGLESIA ORIENTAL: CANONES Y COMENTARIOS


A LE T H E IA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

170 Mientras que la traduccion al latin de la DA utiliza la palabra diako nissa, las CA en griego conservan el termino diakonos con los atributos gramaticales femeninos. La DA preve un posible caso en el que no exista ninguna mujer para ungir el cuerpo de una mujer que va a ser bautizada. Las CA asumen la presencia dc una mujer diacono. Eslc texto ilustra las dos funciones principales de las mujeres diaconos en la iglesia de las CA: visitas pastorales a las mujeres en sus casas y ungir a las mujeres en el ritual del bautismo. Mientras que el texto de las CA limita su papel a esas dos funciones, la DA anade la funcion de instruii despues del bautismo para mantener el caracter sagrado del mismo durante la vida. Tanto las visitas pastorales como la instruction presu ponen una movilidad y responsabilidad considerable de la mujer dia cono para con las mujeres de la comunidad.

CA 6,17,412 Y qu e la d iaco n isa sea una virgen pu ra; y si no, p o r lo menus una viuda casada solo en una ocasion , fiel y honorable.

Este texto y su contexto no tienen un paralelo en la DA. Aqui la palabra diakonissa se utiliza en el texto griego como en las CA 3,2,3. 1 a preferencia de que las mujeres ministras sean virgenes hace mas difusa la distincion entre estas y las virgenes consagradas, otro grupo en la Iglesia, pero no es de extranar dada la creciente estima de la virginidad en esta epoca. La univira, mujer casada solo en una ocasion, era ya un ideal en la vida familiar del Imperio romano. Ella personificaba la fide lidad y el decoro (vease 1Tim 5,9)13. El interes por el estado sexual d< las mujeres ministras y el rechazo a que las mujeres casadas desempc fiaran tales labores fue continuo en la Iglesia. El contexto resulta muy

12Funk, Didascalia, 1,341; Mayer, Monumenta, 25. 13 M. Lightman y W. Zeisel, ÂŤ Univira: An Example of Continuity and Change in Roman SocietyÂť, Church History 46 (1977) 19-32; Suzanne Dixon, The Roman Mother, Routlcdgt , Londres 1988, pp. 6.22. Ironicamente, el ideal se mantuvo mientras la legislacion sobiv rl matrimonio de Augusto estuvo muy a favor de volverse a casar. Vease tambien 1 Tim 5,11 y los inicios de la extension cristiana del ideal a los hombres en 1Tim 3,2.


lulcrcsante. Para entonces ya se habia extendido el ideal de 1 Tim 3,2 tie <|ue el obispo estuviera casado solo una vez. En el pasaje anterior ( I 7,1-3) se dice que un obispo, presbitero o diacono solo pueden casarse una vez, hayan o no fallecido sus esposas, y, si han sido ordenados solteros, no se les permite casarse despues (v. 1). De igual manera Ins asistentes, cantores, lectores y porteros solo pueden casarse una vez, aunque ese unico casamiento puede tener lugar incluso despues dr haber entrado en el clero (eis kleron parelthSsin, v. 2). Sin embargo, a nadie del clero (en to klerd) se le permite tener una concubina, una rsclava amante, una viuda o una mujer divorciada (v. 3).Tras este, y 1 1 mio versiculo final del parrafo, esta el pasaje sobre las diaconisas que Indica que ellas tambien son miembros del clero. I U 19 = CA 3 ,1 9 ,1 - 2 14

Y que los d iaco n o s sean in ocen tes en tod as las cosas com o lo es el o b is p o , p e r o in c lu so m as a c tiv o s, en p r o p o r c io n al tam ano de la iglesia, con ob jeto de qu e sean capaces de servir a los n o p o d e ro so s com o « o b re ro s d e sv e rg o n z a d o s» (2 Tim 2,15). Y qu e la m ujer en cargad a de las m u jeres se ap resu re a d ar c u id ad o , am bos m edian te la p ro clam acio n , lo s viajes, el m inisterio (hyperesia), servicio (douleia) , com o Isaias tam bien hablo respecto al Sefior d icien d o «Para ju stificar al ju sto que sirve a m uch os» (Is 53,11). 2. Por tanto, qu e cada uno en tienda su p ro p io lu gar y que lo cum pla adecuadam ente, con consenso, con un solo entender, sabien do la recom pensa del m inisterio (diakonia) .

Aqui se hace hincapie en las labores de las mujeres diaconos y de Ins diaconos varones en el cuidado pastoral bajo la supervision del obispo. Los diaconos son la extension del ministerio del obispo. CurioMincnte, no se les da ningun titulo a las mujeres, siendo literalmente mujer de las mujeres» en las CA y mucho menos especifico en la DA. Mientras que la DA hace hincapie al final del pasaje en la armonia que

' I link,

Didascalia

, 1,213-15; Mayer,

M onum enta,

24.

A LE T H E IA

Ml l|l RES DlACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: CANONES Y COMENTARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

172

deberia caracterizar la interaction del ministerio de los hombres y mujeres, las CA preven un ministerio activo para ambos, que incluyc predicar y viajar para llegar a aquellos que requieran de sus servicios.

CA 8,13,14-15 Y despu es de esto, que los ob ispos reciban su parte, lu ego los p resb itero s y lo s d iaco n o s y los su b d iaco n o s y los lecto res y los cantores y los ascetas, y entre las m ujeres, las m ujeres d ia­ con os y las virgenes y las viudas, lu ego los ninos, y lu ego toda la gente segun un orden establecido con reverencia y d iscre­ tio n sin tem or.

Aqui se hace referencia al orden de la reception de la comunion en la liturgia. La lista es la de los grupos eclesiasticos reconotidos, comen zando por los hombres y mujeres con responsabilidades ministeriales asignadas. Los «ascetas» varones se corresponden probablemente con las mujeres «virgenes», como aquellos que estaban consagrados a la oration y al ascetismo, pero no al ministerio. El hecho de haber nom brado a los ninos despues de las viudas significa que se refiere probable mente a sus propios hijos, no a los ninos en general, ya que la Iglesia mantenia tanto a las viudas como a los huerfanos (es detir, los hijos de las viudas). Aqui se introduce un nuevo termino para referirse a las mujeres diaconos: diakone, una forma femenina de diakonos.

CA 8,19-20: ordenacion de la d iaco n isa16 19.1 Y a h o r a , c o n r e sp e c to a u n a d ia c o n isa , y o B a rto lo m e enseno lo siguiente. 19.2 Oh ob ispo, im pondras las m anos sobre ella en presencia de los presb iteros y de los d iaco n o s y las diaconisas y diras: 20,1 «O h D io s E te rn o , P ad re d e n u e stro S e n o r Je s u c r is lo , C reador de hom bres y m ujeres, q u e llenaste con el Espiritu a M iriam y D ebora y Ana y H ulda, q u e no desden o qu e tu Uni

15Funk, DidascaliayA,516; Mayer, Monumenta, 25. 16Funk, Didascalia, 1,524.


gen ito n aciera de una m ujer, q u e tam b ien en el tab ern acu lo del testim on io y en elT em plo n om b raste a los g u ard ian es d e las p u ertas sagrad as (Ex 38,8; 1 Sm 2,22), 20.2 ah ora, m ira hacia tu sierva q u e va a ser elegid a al diaconado y dale el Espiritu Santo y lim piala d e toda in decen cia de la carn e y esp iritu p ara q u e p u ed a llevar a cabo dignam ente la labor qu e se le confia a tu g lo ria y la alabanza en tu Cristo, con cuya g lo r ia y c u lto sera p ara ti y p a r a el E sp iritu San to po r siem pre. Am en.»

La oracion para la ordenacion de la diaconisa (diakonissa) es paralela y sigue a la del diacono (caps. 17-18) que empieza: «Con respecto .t la ordenacion (cheirotonia) de los diaconos». El comienzo de la orai ion para la diaconisa no repite el termino «ordenacion», pero la colo« u'ion paralela con la del diacono implica que es tambien una ordenai Ion. El posterior resumen de las CA, el Epitome 19-2017, utiliza el lllnlo «Sobre la ordenacion ( cheirotonia) de la diaconisa» en el capitulo. iqualmente, el canon 14 del Concilio deTrullo del 692 especifica los IImites de edad para la cheirotonia de los diaconos (veinticinco) y diacoi u s .is (cuarenta)18. Se considera a la diaconisa como las profetisas biblii .is, y como tal se le invoca el Espiritu Santo. La oracion para la limpii /.a y la alusion a la carne y al espiritu son los tipicos comentarios .imbiguos que muestran la preocupacion acerca de las funciones sexuali's de las mujeres (vease C4 6,17,4).

( A 8,24,2; CA 8,25,2-3’9 24.2 No se ha de ord en ar a una virgen p o rq u e no tenem os una orden del Senor... 25.2 N o se h a d e o r d e n a r a u n a v iu d a , p e r o si p e r d io a su esp oso hace m uchos an os y ha vivido de m anera m od erada e irreprochable cuidan do bien de su hogar, com o las distinguidas Ju d it y Ana, qu e sea elegid a para el ord en d e las viudas. I l . l d . , 2 , 81 . MtiytT, Didascalia, 1,524. I imk, D i d a s c a l i a , 1,528; Mayer, M o n u m e n t a , 25.

A LET H EIA

Ml MERES DlACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: CANONES Y COMENTARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

174 25.3 Pero si ha perdido a su esposo recientemente, no confleis en ella. En ambos pasajes el termino para ÂŤordenadaÂť (cheirotoneitai) es probablemente un termino tecnico en este documento, a pesar de que se usan libremente muchos otros terminos similares, todos ellos con el significado de elegir o nombrar por imposition de manos. Al contrario de las diaconisas, ni las virgenes ni las viudas desempenan labores ministe riales, por lo que su ritual de election es diferente. La duda sobre acepta ro n o a las viudas recientes se hace eco de la sospecha en 1 Tim 5,11 12 de que no se mantendran firmes en su decision de no volverse a casar. El hecho de que se declare claramente que las virgenes y las viu das, asi como los exorcistas (26,2), no se ordenan, dcja mas que claro que aquellos que les preceden en el texto, concretamente obispos, presbiteros (8,16), diaconos (8,17-18) y diaconisas (8,19-20), a lo estaban. CA 8 ,2 8 ,4 -8 20

4. Un diacon o no bendice ni da una bendicion, sino que la recibe de un obispo o presbitero. No bautiza ni hace la ofrenda, pero cuando el obispo o el presbitero hacen la ofrenda, el se la da a la gente, no com o sacerdote sino como asistente de los sacerdotes. 5. No se le permite al resto del clero ejercer una labor como la del diacono. 6. Una diaconisa no bendice, ni hace nada que hagan los presbiteros o diaconos, sino que ha de vigilar las puertas y asistir a los presbiteros en el bautismo de las mujeres para preservar la decencia. 7. Un diacono puede separar a un subdiacono, un lector, can­ tor o a una diaconisa si la situation asi lo requiere y si no sc encuentra disponible ningun presbitero. 8. No es licito que un subdiacono separe a nadie, ni a un lector, ni a un cantor ni a una diaconisa, tampoco que separe a un cl< rigo o a un laico, ya que ellos son asistentes de los diaconos. 20 Funk,

Didascalia

, 1,530; Mayer,

M onum enta

, 26.


Solo el obispo y los presbiteros pueden pronunciar bendiciones sobre las ofrendas y la gente y hacer la ofrenda de la Eucaristia. El versH'ulo 6 deja claro que las diaconisas (diakonissa) no ejercen un papel litLirgico en el altar como lo hace el diacono. Como sucede en DA 16/ CA 3,16,1-4, el papel principal de la diaconisa es supervisar a las mujercs en la asamblea y asistir en el bautizo de las mujeres. El diacono, en virtud de su funcion directa de representar al obispo, tiene la autoridad <le imponer ciertos castigos a aquellos que desempenan otras labores ministeriales, incluyendo a la diaconisa. La palabra que aqui se traduce como «separar» (aphorizein) probablemente signifique en este contexto una exclusion temporal de la asamblea como penitencia. Sin embargo, el v. 5 deja claro que las diaconisas y posiblemente tambien los subdia11 >nos, lectores y cantores (vv. 7-8) son miembros del clero (kleros).

CA 8,31,221 De acu erd o con el ju ic io del ob ispo o de los presb itero s, qu e los d iaco n o s distribu yan las ofrendas sobran tes d e los misterios entre el clero: al obispo, cuatro p artes; al p resb itero, tres p artes; al d iaco n o , do s p artes; y al resto, a los su b d iaco n o s o lectores o cantores o diaconisas, una parte.

Las porciones de la distribution representan obviamente grados honor, no de necesidad. Ea colocation de las diaconisas (diakonissai) al final, como sucede i μ las G4 8,28,7, sera debido al orden por genero en vez de por rango, \ a que en el resto de los casos se les enumera antes que a los lectores y i antores. ile

I'aaaje 1 de las CA 19-2222 19. Por lo q u e el o b isp o unge so lo la cab eza d e la m u jer que e sta s ie n d o b a u tiz a d a , p e r o el d ia c o n o u n g e la b o c a y el | >echo y la diacon isa unge el cu erp o entero. 1 1link, Hidascalia, 1,532-534; Mayer, Monumenta, 26. I nnk, Didascalia, 1,140; Mayer, Monumenta, 27.

A LETH EIA

MLJJERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: CANONESY COMENTARIOS


A LET H EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

176 20. C on r e sp e c to al b au tism o , lo s d ia c o n o s re c ib ira n a lo s hom bres y las diaconisas recibiran a las m ujeres. 21. El la ic a d o n o b au tizara, o fre c e ra sa c rific io , o rd e n a ra ni bendecira. 22. Las m ujeres no haran nada, ni bautizar ni ensenar.

Este texto, cuya procedencia y fecha son inciertas (jen cualquier momento entre los siglos IV y XI!23), repite las costumbres y reguiacio nes litiirgicas ya presentes en textos anteriores. La diaconisa juega un papel en el bautismo de mujeres, bien durante la ceremonia como en el «recibimiento» de las mujeres, lo que probablemente incluya la ensc nanza antes y despues del bautismo; funcion de las mujeres lideres testificada en muchos otros contextos. En vista del v. 21, que interfierc entre la funcion de las diaconisas y la de las mujeres, las mujeres en cl v. 22 se han de entender como mujeres laicas, y no diaconisas, una mayor especificacion de genero de la afirmacion que inmediatamentc le precede (comparese la descripcion de los diaconos en 1 Tim 3,8-1 3, en la que «las mujeres» del v. 11 no son mujeres en general sino mujc res diaconos o posiblemente esposas de diaconos). Esta y similares pr< > hibiciones a que las mujeres ensenen se refieren a la instruction en publico de grupos mixtos, no a mujeres que ensenan a otras mujeres.

OTRAS FUENTES PREVIAS AL SIGLO VI EN ORDEN CRONOLOGICO Clemente de Alejandria, Stromata 3,6,5324 Tito Flavio Clemente, maestro y escritor prolifico, nacio alrcd< dor del 150 y fallecio sobre el 215 d.C. Su busqueda para la corrects instruccion comenzo en Grccia, lo que finalmente le llevo a la escueli «catcquetica» de Pantano en Alejandria, cscuela que mas tarde dirigl ria. Segtin Eusebio, Clemente fue erudito cristiano, un hombre casadu

23 Funk, Didascalia, 1,xxxiii-xxxiv. 24 GCS 15,220; Mayer, Monumenta, 7-8.


c ANONESYCOMENTARIOS

y probablemente no era un presbitero, sino un maestro laico. Sus obras mas importantes son el Protreptikos o «Exhortation», Paidagogos o «Pedagogo», y Stromata o «Antologia». Pero p o r el o tr o la d o , e sto s [es d e c ir , lo s a p o s t o le s ], de a c u e rd o al m in iste rio , se d e d ic a ro n a p r e d ic a r sin d istr a c ­ tion ; tom aron a las m ujeres, no com o esp osas sino com o herm anas, co m p an eras m in istras d e los h o gares d e la s m ujeres. M ediante ellas, las ensenanzas del Senor entraron sin escandalo tam bien en los alojam ien tos de las m ujeres. Ya q u e tam ­ bien sab em o s m u ch o re sp e c to al m in isterio d e la s m u jeres, que el m ism o Pablo ensefio en la otra carta aTim oteo.

En un contexto en cl que Clemente defiende el bien del matrimonio, apunta que los apostoles varones iban acompanados de acompanantes femeninas (cf. 1 Cor 9, 5). La expresion de Pablo «unahermana mujer» o «una hermana esposa», lo que probablemente quiera decir tina mujer que es creyente, es interpretado por Clemente como una n lacion celibc, una especie de equipo ministerial de hombres y mujeics (diakonia), en la que las mujeres son co-ministros (syndiakonoi) de los hombres para el ministerio de las mujeres. Esta necesidad de sepai η los generos en el ministerio refleja mas las expectativas de la epoca V lugar de Clemente que las de Pablo. Aunque la iglesia alejandrina de * lomente no parece haber tenido diaconisas, Clemente extrapola su tirccsidad desde las iglesias paulinas. El pasaje deTimotco al que Cleiin nle se debe estar refiriendo no es de la «otra» carta (cs decir, de la irgunda), sino de 1 Tim 3,11.

Concilio de Nicea, Canon 1925 Id Concilio de Nicea se celebro en el 325 d.C. a instancias de 1 onslantino para acabar con la controversia arriana. El Concilio, adehms del pronunciamiento trinitario, emitio doce decretos disciplinaFios o canones. TIiMtn: Mansi, Sacrorum conciliorum, 2,675-678; Mayer, Monumenta, 10-11; traduccion con tflitMitiirio, PNPN n.s. 14,40-42.

A LETH EIA

MUJERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL:


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

178 Los paulinistas de los que se habla en el texto son probablementc seguidores de Pablo de Samosata, obispo de Antioqula (260-268). En el 268 u q sinodo episcopal le depuso por sus ensenanzas trinitarias heterodoxas, pero Pablo se nego a abandonar la iglesia episcopal (el complejo residencial del obispo) hasta que, tras el llamamiento de los obispos al emperador Aureliano, fue expulsado por las tropas del Imperio. Esta fue la primera vez que se usaron las fuerzas del Imperio contra un grupo cristiano a peticion de otro. Ante la duda de si el ban tismo de Pablo fue completamente trinitario, se decreto que se vol viera a bautizar para asegurar su validez. R e sp e c to a lo s p a u lin ista s, q u e han h u id o a r e fu g ia r se a la Iglesia cato lica, se ha d ecretad o q u e to d o s ellos han de vol verse a bautizar, p ero si alguno se le ha enum erado an terior m en te en tre el c lero , si de h ech o p a re c e n in o cen te s e irre proch ables, cu an do hayan sido b au tizad o s, qu e el o b isp o d<la Iglesia catolica les ordene; p ero si en la pru eb a se descubre que no son aptos, entonces se les d eb eria rechazar. Del misnio m odo, en lo q u e re sp e cta a las d iaco n isas y a to d as aq u ellas que han sido exam inadas en las norm as de la fe, se deb e cum p lir el m isn io p a tro n . Pero p o r d ia c o n isa s n os re fe rim o s ,i a q u e lla s q u e h an sid o fo rm alm e n te se le c c io n a d a s, ya qm ellas no tien en im p o sicio n de m an os. Por esta razo n , se han de enum erar exclusivam ente entre el laicado.

La Iglesia paulina tenia diaconisas (diakonissai), pero los padres del concilio no consideraban que tuvieran ordenacion (cheirothesia) y, pof tanto, estimaban que pertenecian al laicado. Es importante apunl.ii que el concilio no rechazaba la ordenacion de las diaconisas medianle este canon, sino que legislaba el caso concreto de aquellas procedentt's de una Iglesia cismatica que, al parecer, no las ordenaba. Los legisladn res nicenos estaban familiarizados con las diaconisas y no sabian qut otro nombre podian dar a estas mujeres ministras. Por lo que, si habian recibido la imposicion formal de manos (cheirothesia), se con a deraban entre el clero. Ademas, sabemos que otras mujeres diaconds si la recibieron (p. ej. CA 8,19-20).


Basilio de Cesarea, Carta 199,44 Para mas informacion acerca de Basilio, vease capitulo 3, hi]as am'mimas del conde Terencio. La m u je r d ia c o n o q u e fo r m e d c o n el g r ie g o d e b e r ia ser adm itid a a la pen iten cia. Que sea adm itid a a la com u nion en la ofren d a en el septim o ano, siem pre qu e p erm an ezea pura. Pero el g r ie g o q u e vu elva a c o m eter sa c r ile g io d e sp u e s de liaber a c e p ta d o la fe, r e g r e sa a l v o m ito (P rov 26,11). D ado q u e el c u e rp o d e la m u jer d ia c o n o esta c o n sa g r a d o ya, n o perm itim os q u e tenga uso carnal.

Este pronunciamiento pertenece a una serie de regulaciones eclei.isticas que en ocasiones se conocen como los Canones de Basilio. I omo es habitual en la epoca, lugar y regulaciones de Basilio, el casl ij'O por el pecado sexual es mas severo para la mujer que para el hombre. Parece que aqui el caso es un hombre pagano que mantuvo Ii l.uiones sexuales con una mujer diacono (diakonos), que entra en la lr y renuncia a la relacion y mas tarde intenta volver a retomarla. No s< sabe nada mas de la situacion. El texto es otro testimonio del espei i<lo celibato de las mujeres diaconos (vease CA 6,17,4) y quiza de la UMiorancia de la edad minima para la consagracion como mujer dia......(vease Sozomeno sobre la ordenacion de Olimpia en el capitulo t), un minimo de edad que fue gradualm ente disminuyendo de ‘ senta a cuarenta. Gryson cree que la penitencia de siete ahos impucsta a la mujer diacono indica que los del orden de la Iglesia de lu idio no estaban considerados m iem bros del clero, ya que los tliiembros del clero que cometian el pecado de fornicacion eran !■puestos, y no excomulgados27.

h r i ,730; Mayer, Monumenta, 14; Saint Basil: The Letters, Roy J. Deferrari (ed.), LCL, * Mrirmann, Londres 1930, 3,130.

* iryson, Ministry of Women, 51.

A LETH EIA

Ml III RES DIACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: CANONESY COMENTARIOS


A LET H EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

Teodosio, Codex 16,2,2728 El codigo de leyes que promulgo el emperador oriental Teodosio (379-39S) revela lo estrechamente unidas que estaban las esferas impe riales y eclesiasticas. Este codigo muestra lo interesado que estaba el emperador en la salud de la Iglesia y el poco miedo que tenia en inter venir directamente en los asuntos eclesiasticos. El Codex incluye una serie de leyes con relacion a las viudas y a las diaconisas, y el siguientc texto, datado el 21 de junio del 390, es un ejemplo de ello: Segiin el p r e c e p to d e l A p o sto l, n o se tra sla d a ra a n in g u n a m ujer a la asociacion de diaconisas (diakonisarum consortium) a no ser qu e haya vivido sesenta afios y cuya progen ie deseada (votiva proles) este en casa.

Segun Sozomeno (siguiente entrada), esta ley fue promulgada con objeto de que las mujeres no fueran aceptadas en el diaconado hasta l.i edad de sesenta para prevenir un escandalo como el ocurrido en Cons tantinopla, donde una mujer aristocrata que estaba rezando en la iglt sia fue violada por un clerigo29. Observese que aqui se enumeran los mismos requisitos para pertenecer al grupo de las diaconisas que los que se citan en 1 Tim para ser admitidas en el grupo de las viudas Sin embargo, parece que hay otro motivo para la promulgation de la ley, ya que a continuation se pide que no se permita que las diaconisas nombren herederos de su propiedad a ninguna iglesia, clerigo o pci sona pobrc (nullam ecclesiam, nullum clericum, nullum pauperem). I’m tanto, la razon principal para que se promulgara la ley no fue el dcseo de evitar un escandalo, sino mas bien el evitar que la riqueza del diaco* nado cayera tan facilmente en manos de los eclesiasticos, coma lu sugerido Gryson30. (Mas tarde el emperador Marciano abolio la ley ) En cualquier caso, la ley es un testimonio no eclesiastico de la exist i n cia de las diaconisas y del reconocimiento por parte del Imperio de li 28 Codex Theodosianus, Theodor Mommsen y Paul Meyer (eds.), 2 vols., Weidmans, 1905,2,843. 29Vease Historia eclesiAstica 7,16,1-10. 30 Gryson, Ministry of Women, 70.

Berllfl


Icgitimidad de su estatus, funciones y prerrogativas, asi como los limiles de su libertad.

So/om eno, H istoria Eclesiastica 7,1631 Para mas information acerca de Sozomeno, vease Olimpia en el f .tpitulo 3. Esta referenda a una regulation sobre la edad para la ordenacion di.icnnal de las mujeres procedente del Codigo deTeodosio 16,2,27 se i luuentra al final de un fasdnante capitulo en el que Sozomeno cuenta ϊΐι version —a pesar de que admite que hay otras versiones en circulai ion sobre el motivo del cese de la confesion individual y de la penii' neia individual en la iglesia de Constantinopla. Sozomeno insiniia que anteriormente era una costumbre establecida que el obispo encar• a a a un presbitero de incuestionable virtud y sabiduria quedarse en la Iglesia para escuchar en privado las confesiones de los penitentes. Pei o bajo el obispo Nectario, predecesor de Juan Crisostomo, una tmijer distinguida que permanecio en la iglesia para rezar despues, Irnuncio haber sido violada por un diacono. El diacono fue inmediataniente depuesto y se ceso con la practica de la confesion privada. jSu/omeno lamenta que en el sistema antiguo la gente pecaba menos P*>t su temor a confesar sus pecados! Luego comenta que el emperal"i Ifodosio tenia lo mismo en mente al promulgar lo siguiente, lo (Η. piusumiblemente significa queTeodosio estaba intensificando las uni mas. f ue p o r e sta ra z o n , c re o , q u e el e m p e ra d o r T e o d o sio , con in tention de prom over el renom bre y la distin cion de la Igled e c r e to q u e n o se le s tu v ie r a p e r m itid o a la s m u je re s < ntrar en el m in isterio d ia co n al de D ios a n o ser q u e hubiei .111 tenido hijos y q u e fueran m ayores de sesenta anos, segtin el precepto del ap o sto l Pablo.Tam bien decreto q u e las m uje• i s q u e se habian rap ad o la cab eza d eb erian d e ser exp u lsa-

/'(» 67,1457-1464; GCS, 50, 322-324; traduccion completa del capitulo en Ecclesias■ I ffhtory of Sozomen, trad. Edward Walford, Henry H. Bohn, Londres 1855, pp. 334-339.

flMltOi

A LET H EIA

Ml l|l RES DlACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: CANONES Y COMENTARIOS


A L E T H E IA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

182 d a s d e la I g le s ia y lo s o b is p o s q u e la s h a b ian a d m itid o dep uestos d el episcopado.

No estaba perm itido que las mujeres sin hijos y m enores dr sesenta fueran admitidas a la diakonia. Por tanto, esto es un buen testi monio de que en muchos lugares y epocas la virginidad no era un requisito para la ordenacion. Parece que aqui incluso se excluye tal requisito, aunque resulta dudoso, ya que probablemente se da por sen tado que las virgenes pueden ser diaconos. Dada la esperanza de vida media, muchas mujeres no sobrevivian a la edad de sesenta, y quiza por eso el Concilio de Calcedonia (451) y Justiniano (mediados del siglo VI, Novellae 123,13) redujeron la edad requerida a cuarenta. La alusion a Pablo es a 1 Tim 5,9, donde se dice que para que una viuda sea inscrita para ser mantcnida por la Iglesia ha de tener lo menus sesenta, estar casada una sola vez, tener pruebas de haber criado bicn a sus hijos y de probada virtud. Es interesante ver como Sozomeno y lo:. legisladores deTeodosio mezclan a las viudas en 1Tim con las diacono· de su propia iglesia. No esta clara la alusion a las mujeres con cabezas rapadas. Quiza se trataba de tonsura monastica o alguna otra practica ascetica. Para una prohibition similar, vease el canon 17 del Concilio de Gangra (en la·, decadas de 340 ό 360 en Paflagonia).

Epifanio, obispo de Salamina, al obispo Ju an de Jerusalem, Carta 51, traducida p or san Jero n im o 32 Los obispos Epifanio y Juan habian estado enemistados por una serie de conflictos de caracter teologico y canonico. Entre otras cos.r., eran los lideres antagonistas en la controversia origenista33. En osla carta, del 394, Epifanio explica por que habia ordenado irregul.it mente, primero como diacono y mas tarde como sacerdote, a Pauli niano, hermano de Jeronimo y monje que Juan creia tener bajo su 321. Hilberg (ed.), Sancti Eusebii Hieronymi Epistulae, Epistola 51 en CSEL 54 (1996) 395 41 ), 33Vease J. N. D. Kelly,Jerome, Harper and Row, NuevaYork 1975, pp. 195-209 y 227 26 k para una buena discusion de la controversia.


jurisdiction. Epifanio explica que, como monje, Pauliniano no estaba dentro de los limites de la jurisdiction de Juan. Epifanio pasa a declarar en su propia defensa: Yo nunca he ord en ad o (ordinavi) diaconisas (diaconissas) para enviarlas a las provin cias de otros.

Esta carta solo se conserva en la traduction del griego al latin de Jeronimo34. La intention de Epifanio no es indicar que no ordena diai <misas —practica extendida en oriente a finales del siglo IV—, sino mas Men insistir en que no las ordena con el proposito de dejarlas ejercer mis ministerios en diocesis que no son la suya (alienas provincias). El texto sugiere que Epifanio, como obispo que era, estaba siguiendo la practica habitual de oriente respecto a la ordenacion de diaconisas en u propia provincia. (Puede tambien insinuar que Epifanio crcia que | nan habia ordenado ministras para el ministerio en diocesis que no i ran la suya.) En todo caso, el texto sugiere que Epifanio consideraba a las diaconisas parte del clero y que su estatus clerical se indicaba por induction en un rito de ordenacion. Sin embargo, dado que solo tenenios una traduccion, tal interpretation no es segura.

I ibispo de Edesa, Canon de Rabula 1d siguiente canon fue conservado en un volumen del siglo XVIII Mil ire los escritos de la Iglesia siria monofisita por el distinguido Mbliotecario y orientalista delVaticano Joseph Simeon Assemani I (>87-1V68)35. A mediados del siglo xvm fue reimpreso por John Pitiius (1740) en un tratado sobre diaconisas36. El canon fue emitido a pi incipios del siglo V por el obispo Rabula de Edesa (412-435), apoilado por el clero local «el tirano de Edesa»37. Muy involucrado en la

S* lia cuestionado la fidelidad de la traduccion. Vease J. Labourt, trad. S a i n t J e r o m e : L e tt r e s , ? i .>h (Les Belles Lettres, Paris 1951) 2,203. t U \ \ r i s m o n o p h y s i t i s d i s s e r t a t i o (Roma: Sacred Congregation Propaganda Fide, 1730); Mavn. M o n u m e n t a , 18.

enddSS 1 de septiembre, v-vi. f : I! i rs la ciudad contemporanea de Urfa,Turquia.

h u t t .il u s d e E c c l e s ia e D ia c o n is s i s ,

A L E T H E IA

MUJERES DIACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: CANONESY COMENTARIOS


A L E T H E IA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

184

controversia cristologica del siglo V, apoyo fervientemente a Cirilo de Alejandria, quien le dirigio su tratado Sobre lafe ortodoxa. A principios del siglo V, en el sinodo de Edesa, ratified el siguiente decreto sobre la relacion en el Oficio Divino, del que deberiamos llamar el clero regn lar y secular. Q ue los m o n je s n o p ro c e d a n a las v ig ilia s sin el p re sb ite ro , asi c o m o ta m p o c o la s m o n ja s sin la d ia c o n isa (diaconissa), p a ra q u e a s i el p r e s b ite r o p r e c e d a (praeest) a lo s m o n je s y la d ia ­ c o n isa a las m o n ja s en el O ficio D ivin o.

En este texto vemos que la funcion y estatus de la diaconisa, <■ incluso el significado de la palabra, eran diferentes en esta zona del Imperio a principios del siglo V. La diaconisa tenia la misma relacion para con las monjas que el presbitero con los monjes en el ejercicio del liderazgo liturgico en la recitacion del Oficio Divino. La diaconisa podria tambien haber sido la superiora de una comunidad de monjas (como parece que lo fue, de hecho, la diaconisa Martana en el relate del Itinerario de Egeria.) De hecho, podria ser que el termino «diaco nisa» aqui sea sinonimo de «abadesa». No se menciona ninguna fun cion sacramental en la Eucaristia ni en el bautismo. Por tanto, Marti mort esta en lo cierto al observar que la diaconisa «era una mujer qn< ejercia una funcion de autoridad en la comunidad religiosa»38, pem que tal autoridad incluia tambien una especie de liderazgo liturgim, no sacramental. En esta funcion concreta en el Oficio Divino, lo que el presbitero era para los monjes, lo era la diaconisa para las monjas. la I conexion entre diaconisa y superiora de una comunidad religiosa comenzo a hacerse no mas tarde de finales del siglo IV con Olimpia en Constantinopla. Sin embargo, tal conexion no siempre se observe en todos los lugares, ni entonces ni despues.

38 Deaconesses, 139:

v e a s e t a m b i e n la d i s c u s i o n d e l o s t e x t o s d e l s i g l o VI p r o c e d e n U \ s d r l i

m i s m a r e g i o n , q u e p r e s u m e n q u e la d i a c o n i s a l i d e r a u n a c o m u n i d a d d e m o n j a s ( i b i d . ) .


Concilio de Calcedonia, Canon 1539 El Concilio de Calcedonia, en 451, creo la formula cristologica mas importante sobre la total e indivisible humanidad y divinidad de ( Yisto que ha dominado desde entonces las Iglesias de oriente y occidente y que causo el gran cisma oriental de los coptos, sirios y armenlos en los siglos V y V I. Los obispos que se reunian en los concilios para debatir cuestiones teologicas aprovechaban siempre la oportuniilad para decidir sobre algunas cuestiones disciplinarias. Aqui mostramos una de ellas. N o se o r d e n a r a a u n a m u je r d ia c o n is a a n te s d e la e d a d d e c u a r e n t a y e s t o s o lo tr a s u n e s t r ic t o e x a m e n . P e ro , si t r a s h a b e r r e c ib id o la o r d e n a c io n y h a b e r e je r c id o d u r a n te un tiem p o el m in iste rio (leitourgia) se ca sa, e n to n c e s e sta ra d esd e fian d o la g r a c ia d e D ios. A n ate m a tiza d la a e lla y al h o m b re a ella u n id o .

A pesar de que varios pronunciamicntos conciliarcs sugirieron que las diaconisas no estaban realmente ordenadas, el Concilio de Calce•luiiia asume la ordenacion (cheirotonia) de las diaconisas (diakonissai) pero determina un limite de edad inferior para la ordenacion (cf. 1 I mi 5,9, donde se dice que una viuda no sera inscrita en la organiza• ιήιι del servicio de la iglesia de las viudas antes de la edad de sesenta). 1 I minimo de edad para las diaconisas diferia tambien en epocas y iugares distintos. Scgun las CA 6,17,4, las diaconisas tenian que ser o ' ii genes o viudas, situacion que aqui se presume. La palabra para «ministerio», leitourgia, no se suele utilizar al referirse al ministerio de It mujer, ya que en esta epoca connotaba habitualmente un ministerio >u <1 altar aqui previsto, no asi en las G4, donde las mujeres quedaban ■ u luidas de tal ministerio. Pero el Oficio Divino es tambien leitourgia \ en este sentido existen muchos testimonios del liderazgo de las mujeres. El modo del que se habla sobre el posible casamiento de

i* sin Mansi, Sacroru m co n cilio ru m , 7,363-364, Mayer, M o n u m en ta , 28; todo el texto ingles " i n mnentario se encuentra en P N P N n.s. 14,279.

iH V

MUIERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: CANONES Y COMENTARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

186 las diaconisas sugiere un hecho consumado, quiza una boda secreta sin el conocimiento del obispo. El anatema como castigo es probable mente la excomunion de la Iglesia.

D idascalia Arabe 38,2140 Este documento, presumiblemente del siglo IV-V, existe en dos versiones: arabiga y etiope. La version etiope esta mayormente inspi rada en las CA, mientras que la que aqui mostramos, la arabiga, se ins pira sobre todo en el TD. Por tan to , q u e el o b isp o lleve a cab o la litu rg ia con el velo corrid o .T ras de el estan los p resb iteros, diacon os, subdiaconos, lectores y viud as, a las qu e se llam a diaconisas (diaconis sae), y aq u ellos qu e tienen dones espirituales.

El orden liturgico tiene un gran parecido al imaginado en TD 1.23, del que depende. En ambos textos se corre un velo que rodea .il clero. Al contrario que en el TD, aqui se identifica a las viudas y a l.r diaconisas, por lo que el autor de esta Didascalia ciertamente imagi naba a esas mujeres como parte del clero. Mucho mas problematica < la cuestion de si este texto refleja la practica real en Egipto o Etiopi.i La dependencia de este texto del TD y la carencia de otros testimonin·. nos lleva a estar de acuerdo con la conclusion de Martimort: «este tipo de texto... ha llevado a algunos historiadores a pensar que la inst i tucion de las diaconisas existia, despues de todo, en Egipto. Sin embargo, este tipo de textos fueron importados de oriente y, de hecho, no tuvieron una influencia en la practica de las instituciones locales ni en Egipto ni en Etiopia»41.

40 Funk, Didascalia, 2,132. No existe bibliografia sobre los manuscritos arabes y etiope,'. -i> este texto. Vease tambien la introduccion, 2,xxviii-xxxii. Funk conserva los unicos fragmctM tos de la version arabe traducidos al latin, 2,120-136. Vease tambien F. Nau, La Didascalia -k-= douze Apotres, Lethielleux, Paris 21912, pp. ix-x.xxii-xxiii; J. M. Harden, The Ethiopic Didcisem lia, Macmillan, Londres* 1920, y T. Pell Platt, The Ethiopic Didascalia, Londres 1834. 41 Deaconesses, 96.


MUJERES DIACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: CANONES Y COMENTARIOS

Canones arabes de Nicea 74/7942 Los ochenta «Canones arabes de Nicea» no fueron redactados por los Padres en el prim er concilio ecumenico de Nicea (32S). Los expertos generalmente coinciden en que produjeron solo veinte cano­ nes. No obstante, la epoca y el lugar de estos «Canones arabes» son confusos, aunque son posteriores a Nicea (algunos de los canones se cogieron de los codigos posteriores deTeodosio ό Justiniano). Gryson ha sugerido que se produjeron en o alrededor de Antioquia en el agio V 43. En cualquier caso, se conocen dos versiones latinas desde la I'gunda mitad del siglo XVI. La primera la tradujo el jesuita Francisco Ibrres, quien tambien intento demostrar que los Canones nicenos excedian los veinte en mimero. La segunda de las versiones la tradujo cl maronita Abraham de Hekel, que tenia ochenta y cuatro canones en .a coleccion y traduccion latina, aunque no creia que fueran de origen niceno. Los dos canones que aqui son objeto de consideration tratan i(ibre las diaconisas. Canon 74 (T o rres)

Estas [d iac o n isas] ( diaconissae)... h an d e te n e r sesen ta a n o s d e ed ad , co m o o rd e n o el b e n d ito Pablo. Q ue las d iaco n isas d e este tip o e sten so lo p r e p a r a d a s p a r a e sto : r e c ib ir a las m u jere s en el b au tism o . Canon 79 (H e k e l) Q ue e stas [v iu d as] sean n o m b ra d a s, q u ie n e s h an p r o b a d o ser ir r e p r o c h a b le s ... q u e te n g a n p o r lo m e n o s s e s e n ta a n o s d e e d ad , c o m o o r d e n o el b e n d ito Pablo, en e sp e c ia l p a ra a sistir a las d ia c o n isa s en el b au tism o .

Sea cual sea la diferencia entre ambos textos, los dos canones coinliibnen que las diaconisas han de haber alcanzado la edad de sesenta y que su unico papel es la asistencia en cl bautismo de mujeres.

Mansi, Sa cro ru m c o n cilio ru m , 2,978.1008. Vease discusion en G ryson, M in is tr y o f W om en,

i1 <l! Vsoil, M in istry o f Women, 63.


AL

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

188

JUSTINIANO, NOVELLAE 44 Tras su carrera militar, Justiniano (482-S65 d .C ., empcrador bizantino, 527-565) sucedio a su tio Justino (518-527) cn el trono de Constantinopla. Bajo su mandato, florecio la era dorada del poder y cultura bizantinas. Despues de los disturbios en la capital de Nika con足 tra el (532), Justiniano reconstruyo el palacio imperial y la gran iglesia Hagia Sofia, que todavia se mantiene en pie. La iglesia de Santa Cata lina en el monte Sinai y la iglesia de la Natividad en Belen son otros de los edificios que se conservan. Uno de los logros de Justiniano que todavia se conserva fue la codification de todas las leyes romanas ante riores, junto con su propia legislation en el Codex, Digestum, Institutes y las nuevas leyes o Novellae. De esta ultima coleccion provienen los siguientes articulos de la legislation, que tratan sobre las mujeres dia conos en el contexto de las regulaciones clericales. Es conocida la gran influencia que la emperadoraTeodora tuvo sobre el, y fue ella la responsable de mejorar el estatus legal de las mujeres en la legislation. N o v e lla e 3,1

Mientras que en algunos articulos las mujeres diaconos no estan consideradas como miembros del clero (klerikoi), en otros la distincicm no esta tan clara. Ejemplo de esta ambiguedad es el siguiente articulo, escrito con el proposito de controlar el mimero de personal eclesias tico dependiente de la Iglesia. En la primera frase se hacen tres clasili caciones: clerigos, mujeres diaconos y porteros. Sin embargo, en el segundo parrafo las mujeres diaconos estan incluidas en el clero y los porteros son los linicos excluidos de el. D e c re ta m o s q u e a q u e llo s q u e a h o ra estan en la san tisim .i gran iglesia [H agia Sofia en C on stan tin opla] y el resto en las ^Texto: Mayer, Monumenta, 34-37; Corpus luris Civilis, vol. 3, Novellae, Rudolf SchocII s William Kroll (eds.), Weidmann, Berlin 1954, pp. 18-23.43-45.604.608-611.616.62 1 624.661-662. Traduction disponible al ingles en Enactments of Justinian, S. R Scott (ed.), I 1 vols., Cincinnati 1832?reimpr. AMS Press, NuevaYork 1973, resulta de ayuda pern no es fiable en cuanto a los terminos tecnicos.


o t r a s c a s a s [ r e l i g i o s a s ] , y l o s c l e r i g o s y m u je r e s d ia c o n o s (gynaikas diakonous) y lo s p o r t e r o s m as p io s d e b e ra n p e rm a n ec er d o n d e se le s h a a sig n a d o . N o r e d u c im o s la d istrib u c io n a c tu a l, sin o q u e la p re v e m o s p a r a el fu tu to . En el fu tu ro , q u e n o se o rd e n e (cheirotonia) h asta q u e se a lc a n c e el n u m e ro d e l r e v e r e n d o c le r o e s t a b le c id o a l p r in c i p io p o r a q u e llo s q u e fu n d a ro n las ig lesia s. D e cre ta m o s q u e n o se p u e d e n a sig n a r m as d e sesen ta p re sb ite ro s a la m as san tisim a g r a n ig le sia , cien h o m b re s d ia c o n o s, c u a re n ta m u jere s d ia c o n o s, n o v en ta su b d ia c o n o s, c ie n to d ie z le c to re s y v e in tic in c o c a n to re s, p a r a q u e el n u m e ro to ta l d e l r e v e r e n d o c le r o d e la m as s a n t a g r a n ig le s ia n o e x c e d a lo s c u a t r o c i e n t o s v e in t ic in c o , m a s c ie n d e a q u e l lo s lla m a d o s p o r te r o s.

La lista de los funcionarios asignados nos da una idea de las celebraciones masivas llevadas a cabo en la gran iglesia de Hagia Sofia durante la epoca de Justiniano. La gran disparidad entre el numero de hombres y mujeres diaconos (cien y cuarenta respectivamente) indica c|ue aqui tambien, como en la mayoria de los casos, los hombres diaconos tenian un campo mas amplio de responsabilidades. Novellae 3,2

El siguiente articulo prohibe el movimiento del clero de una iglesia a otra y rcpitc que no sc permiten nuevas ordenacioncs hasta que el personal eclesiastico sea menor que el numero establecido (determinado en 3,1). Especifica ademas que esto es con respecto a la gran iglesia. C on re sp e c to a las o tra s ig le sia s q u e estan a p o y a d a s fin an cier a m e n te p o r la g r a n ig le s ia , d e c r e t a m o s q u e a q u e llo s q u e e stan a lii, d e b e n p e rm a n e c e r c o m o se e sta b le c io y q u e n o se p e rm ita o r d e n a r a n a d ie m as h asta q u e se a lc a n c e el e sta tu to 45 d e te rm in a d o p a r a c a d a ig le sia p o r su s fu n d a d o r e s d e p re sb ii

palabra griega statouton, prestamo de la palabra latina statutus, significa «fijado» o «esta-

1Ίι i id<»>.

A L E T H E IA

MUJERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: CANONES Y COMENTARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA ICLESIA PRIMITIVA

190 teros y d iaco n o s, hom bres y m u jeres, su b d iaco n o s, lectores, cantores y p o rtero s, y no se an adira ni uno mas.

El mismo decreto pasa a decir que aquellos que se van a ordenar seran enviados al obispo por el mismo emperador. El patriarca de Constantinopla ha de rechazar todas las peticiones, incluso si proceden de palacio, so pena de una multa. Este articulo nos ofrece una interesante information sobre el grado de control que ejercia la autoridad imperial en las actividades eclesiasticas, asi como el grado de influen cia que tenian algunas personas de alta position en las ordenaciones. N o v e lla e 6,6

El articulo 6,6 trata integramente sobre las mujeres diaconos, a las que en la primera parte se les llama diaconisas (diakonissai) y diakonoi despues. Legisla la edad y cualificaciones para la ordenacion y las penas por abandono del deber. Aqui nuevamente parece que no se incluye a las diaconisas entre el clero. Todo lo d ich o so b re el reveren do clero (klerikoi) q u erem os q u e se h aga con re sp e c to a las d ia co n isas am ad as p o r D ios, para que no hagan nada fuera de las regulacion es apropiadas. Prim ero, deberan tener la edad correcta, ni muy jovenes en la plenitud de la pasion, vulnerables a d ar pasos en falso, sino ya entradas en anos, alrededor de cincuenta anos, de acuerdo con los c an o n es sa g ra d o s. E n ton ces, p o d ra n lle g a r a la sag rad a ordenacion (cheirotonia) , ya sean virgenes o hayan estado casadas con un solo hom bre. No perm itim os a aquellas qu e hayan estad o casadas en d o s ocasion es o aq u ellas qu e hayan tenido una vida n o to ria o b ajo so spech a alcan zar el d iaco n ad o (ten hieran... diakonian) , adm inistrar (hyperetein) el bautism o a quicnes se presen tan (m asculino plural) y p articip ar (pareinai) en otros ritos sagrados (aporretoiJ y en los mas sagrados misterios (sebasmidtatois mysteriois) que acostum bran a practicar. Pero si es n e c e sa r io o r d e n a r a a lg u n a d ia c o n o m en o r a la ed ad m encionada, qu e se le ordene en algiin m onasterio en el qu e deba vivir, ya q u e no ha de m ezclarse con hom bres o elc g ir su p ro p io m o d o d e vida, sin o q u e d ara bu en testim on io


A L E T H E IA

MUJERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: CANONES Y COMENTARIOS

m ed ian te u n a v id a re tr a id a y m o d e ra d a . Q u e re m o s q u e a q u e lla s o rd e n a d a s c o m o d ia c o n o s, ya sea n v iu d a s o v irg e n e s, n o v iv an c o n « h e r m a n o s » o p a r ie n t e s o c o n a q u e llo s lla m a d o s agapetoi 46. C o n e s o s , su v id a e s t a r a lle n a d e s o s p e c h a . Q u e vivan so las o so lo co n su s p r o g e n ito re s o h ijo s, o h erm an o s o tio s v e r d a d e r o s , d e lo s q u e si a lg u ie n se a tr e v e a s u g e r ir e l p e c a d o , ese a lg u ie n se ra ju z g a d o im p io e irre v e ren te. Si se h a d ic h o a lg o s o b r e a lg u i e n q u e q u ie r e a c c e d e r a la o r d e n a c io n c o m o d ia c o n is a q u e h a v iv id o d is fr a z a d a b a jo u n a b u en a a p a rie n c ia y p o r ta n to e sta b a jo so sp e c h a d e l m al, d e n in g u n a m an e ra a c c e d e r a ta l m u je r a la o rd e n a c io n d ia c o n a l. Si h a s id o o r d e n a d a y l u e g o h a c e t a l c o s a y v iv e c o n a lg u ie n b a jo u n n o m b re falso o d isfra z a d a , q u e sea e x p u lsa d a d e l d ia c o n a d o , y b ien ella co m o el h o m b re im p lic a d o e staran su je to s a n u e stra s leyes y seran c a stig a d o s d e la m ism a m an era q u e a q u e l q u e co m e ta el crim e n d e la se d u c c io n (cf. Novellae

123,43). T odas las re v e re n d a s d ia c o n isa s o rd e n a d a s, en el m o m e n to de su o rd e n a c io n , d e b e ra n ser a m o n e sta d a s y d e b e ra n escu ch a r las sa g r a d a s e n se n an z a s en p r e se n c ia d e las o tr a s re v e re n d a s d ia c o n isa s p a r a q u e re v e re n cien a D ios y co n fie n en las s a g ra ­ d a s e n s e n a n z a s , se a v e r g iie n c e n d e a p a r t a r s e d e l m a n d a to sa g r a d o (hiera taxis), s a b ie n d o q u e si se a tre v e n a d e sh o n ra r su o r d e n a c io n o a a b a n d o n a r e l m a n d a t o s a g r a d o p a r a c a s a r s e o p a r a e le g ir c u a lq u ie r m o d o d e m a la v id a , e sta ra n su je ta s a la p e n a d e m u e rte y se co n fisc a ran su s p e rte n e n c ia s p a ra las ig le sia s sa n ta s o p a r a lo s m o n a ste rio s en lo s q u e h an

" Sr hace referenda a la practica ascetica de hombres y mujeres que viven juntos en celibato,

muy atestiguada en la Iglesia patristica. Esta podria ser la referenda de

1 C or 7,36-38. Es

tllfh il especificar lo extendida que estaba esta costumbre, pero no parece haber tenido el I rupaldo oficial de la Iglesia, puesto que la mayoria de las referendas de los obispos y de la Irglslaoion eclesiastica son intentos de elim inarla. Sobre «m atrim onio espiritual» vease Eli: shrill A. Clark, «John Chrysostom and the Subintroductae», Church History 46 (1977) 171I Id ; Ascetic Piety andWomen’s Faith: Essays on Late Ancient Christianity, Edw in M ellen, Lewiston I 'Άΐι, pp. 265-290; y Reading Renunciation:Asceticism and Scripture in Early Christianity, Prince­ ton I Iniversity Press, Princeton 1999.


AL

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

192

estado. A quellos qu e se atrevan a corrom perlas o casarse con ellas, estaran su jeto s a la esp ada, y su p ro p ie d a d sera confisc ad a p a r a el te so ro p u b lic o . Ya q u e si en las leyes an tig u a s para aqu ellas llam adas virgenes la m uerte era el resu ltado de su erro r cu an d o eran c o rro m p id as, tan to m as aq u ellas realm ente ded icad as a D ios deberan de ver qu e la m odestia ha de ser p ro te g id a d e tal m an era q u e se co n serv e lo q u e es adecuado para la n aturaleza y para el clero (hierosyne).

La edad para la aceptacion en la asociacion oficial de viudas se determine) en los sesenta en 1Tim 5,9. La edad canonica para la orde nation dc las mujeres diaconos se fijo en cuarenta anos en el canon 15 de Calcedonia, aunque en ocasiones variaba en otras epocas y lugarcs. Aqui es cincuenta. En el articulo 123,13 la edad ha sido reducida a cuarenta, mientras que el siguiente parrafo de ese mismo articulo preve una serie de excepciones, que probablemente fueron muchas. (Vease el caso de Olimpia en el capitulo 3, a la que se ordeno a finales del siglo IV en Constantinopla cuando estaba muy por debajo de la edad canonica.) La prohibition de liderar la iglesia a aquellos que se han casado por segunda vez se hace ya en 1 Tim 3,2 y 5,9. El articulo anterior del codigo (6,5) rechaza un segundo matrimonio para el clero masculino y no toma en consideration a aquellos casados por segunda vez para la ordenacion al episcopado. Sin embargo, no se les penaliza de una manera tan severa como a las mujeres. El segundo parrafo pasa a dar detalles sobre el verdadero papel litiirgico de las diaconisas. Asi como en las DA/CA se especifica tin papel en el bautismo. Pero, sorprendentemente, aqui no parece que el papel se limite a la asistencia en el bautismo de las mujeres. El lenguaje es mas general y sorprendentemente no se diferencia en cuanto a genero. El resto de la description de sus deberes utiliza un lenguaje general sobre ritos secretos y sagrados, intrigantes y sin especificar. Sin lugar a dudas, tendran alguna conexion con la celebration de la Eui aristia y quiza con otras funciones sacramentales o casi sacramentales. ^Por que podria ser necesario ordenar a una mujer diacono con edad inferior a la requerida? Esto nos podria decir algo sobre la fun


cion del estatus social. Podria ser que la ordenacion era considerada un honor que cn ocasiones podria no serle negado a las mujeres de alto estatus si asi lo requerian. Tambien podria referirse a una situation de necesidad pastoral. La legislacion cn este articulo nos dice bastante entre lineas sobre la relativa libertad social de las mujeres en general para elegir como vivir —a cambio de su reputation, claro esta—. La antigua fijacion sobre la castidad de las mujeres tan comiin en las culturas mediterraneas Lomo un signo de una sociedad bien ordenada se exagera en estas legislaciones en el caso de mujeres publicamente dedicadas al celibato 0 virginidad. Las «antiguas leyes» sobre la pena de muerte a las virgenes que quebrantaban su virginidad mcncionadas en el ultimo parrafo es una referencia a las virgenes vestales de la antigua Roma; mujeres jovenes especialmente seleccionadas de las familias prominentes para servir como sacerdotisas en el ternplo de la diosa Vesta en el Foro roniano durante treinta afios, periodo durante el cual la violation de su virginidad era castigada con la muerte. Esta es una interesante alusion a la consciente continuidad del imperio bizantino con la legenda1ia gloria de la antigua Roma.

Novellae 123,5 La siguiente legislacion permite que los presbiteros, diaconos y ubdiaconos acepten responsabilidades familiares como albaceas del patrimonio. Puesto que no se especifica el genero de los diaconos nombrados y dado que es sabido que las mujeres diaconos poseian pmpiedades y a menudo tenian hijos y que las mujeres tenian adminis­ tration independiente de sus propiedades bajo ciertas condiciones, es i az,enable pensar que aqui estan incluidas. No p e rm itim o s q u e lo s o b is p o s o m o n je s q u e r id o s p o r D io s scan , b a jo n in g u n a ley, n o m b ra d o s g u a r d ia n e s o c u sto d io s d e n ad ie en a b so lu to . P ero p e rm itim o s q u e lo s p re s b ite r o s , d ia ­ co n o s y s u b d ia c o n o s sean g u a r d ia n e s y c u sto d io s d e u n a p ro p ie d a d si tie n e n u n a r e la c io n a p r o p ia d a y n e c e s a r ia , y le s a u to riz a m o s a q u e asu m a n e sta re sp o n sa b ilid a d (leitourgia).

A L E T H E IA

MIJJERES DlACONOS ΕΝ LA ICLESIA ORIENTAL: CANONES Y COMENTARIOS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

Novellae 123,13 Mientras que anteriores legislaciones citadas mas arriba especifican la edad minima de cincuenta anos, aqui se fija en cuarenta; testi monio quiza de la diversidad de fuentes de las que se conforma esta legislation. No perm itim os qu e nadie sea presbitero con m enos de treinta an os ni n ingiin d iaco n o o su b d iac o n o con m enos d e veinticinco, ni un lector con m enos d e diecioch o anos. No se orden ara (cheirotoneisthai) a ningun a d iaco n isa qu e ten ga m enos de cuarenta o qu e haya estado casada p o r segunda vez.

Novellae 123,21 Si a lg u ie n in te r p o n e u n a d e m a n d a 47 c o n tr a un c le r ig o o m on je o d iaco n isa ( diakonissaj o m on ja ( m o n o stria) o m ujcr asceta (asketria), q u e esa p erso n a in fo rm e p rim eram en te al o b is p o al q u e a m b a s p a r t e s e sta n su je ta s y q u e el o b is p o decid a el caso.

El articulo pasa a especificar que despues de diez dias la parte agredida, si no esta satisfecha, puede dirigirse a un magistrado, y si la decision de este ultimo es diferente a la del obispo, puede ir a un tri bunal supremo. La legislation muestra que las mujeres, incluso aquellas que profesaran estilos de vida eclesiasticos o asceticos, estaban sujetas a procedimientos legales. Por supuesto, el demandante podia tambien ser una mujer.

Novellae 123,30 Las diaconisas juraban mantener el celibato. El castigo por que brantamiento era la deposition, relegacion a un monasterio y confisca cion de la propiedad. Esta legislation nos muestra que la iglesia soste nia a las mujeres de buena position, pero que podian vivir de manera independiente, tener su propia casa y legar su propiedad a sus hijos. 47Agoge, una accion legal.


D e n in g u n a m a n e ra p e r m itim o s q u e u n a d ia c o n isa viva co n u n h o m b re d e ta l m an e ra q u e lev an te la so sp ech a d e u n a v id a in d e c o ro sa . Si e lla h ace c a so o m iso d e esto , el o b is p o li! al q u e ella e sta su je ta le n o tific a ra c la ra m e n te q u e h a de e x p u ls a r a ta l h o m b re d e su casa. Si ella d u d a en h a c e rlo , se le p riv a ra d e su p u e s to (hyperesia) y d e su s u ste n to d ia r io y se le lle v a ra a u n m o n a ste rio p a r a el re sto d e su v id a. Si tie n e hijos, sc d istrib u ira su p r o p ie d a d e q u ita tiv a m e n te e n tre e llo s y el m o n a ste ­ r io re c ib ira la p a r te d e ella p a r a p a g a r su m an u ten cio n . Si n o tien e h ijo s, su p r o p ie d a d se d istr ib u ir a eq u itativ am en te en tre el m o n a ste rio al q u e h a sid o d e stin a d a y la ig lesia q u e p rev iam en te le fu e a sig n a d a .

La «sospecha de una vida indecorosa» puede ser la institution dc las agapetae. Vease la discusion en Novellae 6,6.

Novellae 123,43 Si alguien viola, sed u ce o co rro m p e a u n a m u jer asceta o d ia co ­ n isa o m o n ja , o c u a lq u ie r o tra m u je r d e v id a beata o q u e lleva u n h a b ito r e lig io so (schema echousan), o rd e n a m o s q u e , c o m o c a stig o , su p r o p ie d a d y la d e su s c o m p lic e s e n la p r o fa n a tio n sea n e n tr e g a d o s a l lu g a r sa n to d o n d e la m u je r vivid, p o r lo s s a n to s o b is p o s y su s e n c a r g a d o s a s i c o m o p o r los g o b e r n a d o r e s d e c a d a p r o v in c ia y su s c o n tin g e n te s .T a n to a q u e llo s q u e y e r r a n en e s te s e n t id o c o m o a q u e l lo s q u e p a r t ic ip a n se ra n c o n d e n a d o s a m u e r te . Se in v e stig a ra co m p le ta m e n te a la m u je r y se le d e stin a ra co n su p r o p ie d a d a un m o n a ste rio en el q u e p o d r a se r v ig ila d a co n s e g u r id a d p a r a q u e n o o cu r r a el m ism o h e c h o . Si ta l d ia c o n isa tu v ie r a h ijo s le g itim o s, la p a r t e l e g a lm e n t e e s p e c i f i c a d a h a b r a d e d a r s e la a lo s n in o s. 1

1.i palabra aqui es h ie r e u s («sacerdote») pero no se ha de entender como presbitero, a •|*lien no se le llamaba «sacerdote» en esta epoca. Mas bien es el obispo quien ejerce el oficio sacerdotal, vease N o v ella e 131,13.

A L E T H E IA

MUJERES DIACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: CANONES Y COMENTARIOS


A L E T H E IA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

196 La frase introductoria supone un amplio abanico de formas de vida que las mujeres que quieren practicar el ascetismo o sirven dentro del contexto eclesiastico pueden elegir. El habito religioso parece haber sido bastante distinguible. El siguiente articulo (123,44) prohibe a cualquiera con una profesion mundana, especialmente actores y prostitutas, usar o imitar el habito de hombres y mujeres bajo pena de un castigo corporal y el exilio. No es dificil imaginar como gustaba en el teatro comico hacer uso de el. No parece que se haga distincion alguna entre la violacion y la seduction. El castigo es el mismo, aunque desde luego mucho mas severo para los hombres que para las mujeres. Incluso se autoriza a los obispos a llevar a cabo la action civil de incautar la propiedad del delincuente para darselo al monasterio que se le ha asignado a la mujer. La siguiente declaration parece suponer que tal violacion o seduction no la puede llevar a cabo un solo hombre, sino que necesitaria ayuda. En el texto solo se preve que fuera la diaconisa la que tuviera hijos, puesto que podria ser viuda, mientras que se supone que las otras mujeres ascetas no habian estado casadas.

Novellae 131,13 No se permitia a los obispos que dieran a su familia o a cualquier desconocido la propiedad que habia recibido despues de la ordenacion episcopal, aunque podia usarla en su propia iglesia y en obras caritativas. Por tanto, tenian una responsabilidad financiera de usar sus bienes para su ministerio. Sin embargo, se les autorizaba a dar a su familia la propiedad adquirida antes de la ordenacion episcopal. Lo mismo se aplicaba a los administradores de orfanatos, de los albergues para los pobres, de los hospitales, geriatricos, hospicios para los viajeros y de las otras instituciones piadosas durante el tiempo que los administraban. La mention de tantas obras caritativas da la impresion de que los intentos de ayudar estaban bastante bien organizados, por lo menos en la capital. No se especifica el rango clerical o social de esos administra dores, aunque eran presumiblemente miembros del clero, diaconisas o


el laicado. (Vease capitulo 3, donde se nombra a Eneon [si la lectura es correcta] administradora o liturgista de un hospital de Jerusalem) Despues la legislacion pasa a especificar lo que sucede cuando alguien con oficio eclesiastico fallece sin testamento. Si un o b isp o o clerigo o eclesiastico de cu alq u ier rango o diacon isa de una iglesia fallece sin testar y sin un h eredero legal, la herencia ira destinada a la iglesia en la q u e el o ella fueron orden ados.

Conclusion Desde la Didascalia del siglo III hasta la legislacion de Justiniano del siglo VI, las mujeres diaconos fueron objeto de regulation junto con otros miembros del clero. Las discrepancias entre las legislaciones, aunque procedan todas ellas de la Iglesia oriental, muestran el desarrollo de la autocomprension de varias iglesias en relation con otras y con la vida de fc cn sus asambleas y cn su vida cotidiana. Las estructuras evolucionaron para dar respuesta a las nuevas necesidades y la cstructura del diaconado era parte de esa evolution.

A LETH EIA

MUJERES DIACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL: CANONES Y COMENTARIOS



M U JE R E S D IA C O N O S Ε Ν LA IQ L E S IA O R IE N T A L T eR tos p o s t e r io r e s r e la c io Q a d o s co n t e s t im o n io s a n te r io r e s as siguientes discusiones en la Iglesia oriental del siglo VII y posteriores arrojan luz sobre nuevas interpretaciones de algunos de los textos presentados en el capitulo anterior. Muchas de estas discusio­ nes, por ejemplo, atestiguan la creencia en su dia de que, a pesar de (|ue las diaconisas no desempenaban ya un papel liturgico, fueron en un tiempo miembros completamente ordenados del clero, encargadas iticluso de alguna clase de ministerio en el altar.

L

Juan de D am asco, Sobre h erejias 4 9 1 Juan de Damasco (c. 676-c. 749) es normalmente considerado el ultimo de los Padres de la Iglesia oriental. Un «doctor de la Iglesia», Juan es tal vez mas conocido por defender las imagenes en la controversia iconoclasta. Su obra mas conocida es L a f u e n t e del c o n o c im ie n to , y la mitad de la misma es un tratado Sobre herejias, que se conserva. Sin pretension de comentar su originalidad, el libro de Juan tenia un ( aracter enciclopedico. El tratamiento que hace de herejias conocidas depende en gran medida de la obra Panarion de Epifanio. Es mas, de las alrededor de cien herejias que discutc, ochcnta las copia textualmente de Epifanio y el material restante consiste en la discusion de nuevas herejias (y del islam). Mientras que la obra se conserva integramente en siriaco, solo se conservan fragmentos en griego y la traduccion que aqui damos proviene de una version latina. En el capitulo 49 del tra-


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

200 tado, Juan discute sobre el papel de las mujeres en la herejia de los pepucianos. Los pepucian os, tam bien llam ados quintilianistas —quien es se parecen a los A rtotyritae—son do s herejias distintas. A unque se les incluye entre los catafrigios, los pepucian os creen cosas diferentes q u e ellos no creen. C onceden un rango divino a Pepuza, una poblacion deshabitad a entre G alacia y C apadocia, y dicen que Frigia es Je ru sa ­ le m .. p e r m ite n a las m u je re s se r m a e str a s y s a c e r d o tis a s (m agistrates et sacerdotia deferen tJ. C elebran rito s sa g ra d o s p erforan d o a un nino con agu jas d e m etal —com o tienen p o r costu m b re lo s catafrig io s—. U na vez q u e la h arin a esta mezclad a con san gre (sanguini fa r in a adm istaj, hacen el pan y lo distribuyen en el sacrificio.

Aunque Juan afirma que los pepucianos constituyen una herejia distinta, parecen casi iguales. Todos los grupos nombrados tienen conexiones teologicas y disciplinarias con el montanismo. Como los montanistas, los pepucianos permitian a las mujeres tener funciones significativas, autoridad y estatus, aqui explicitamente sacerdotal. I .a obra llamada Praedestinatus2, falsamente atribuida a Agustin, tambien hace referenda en el capitulo 27 a los catafrigios (a los que identifica con los montanistas) y los distingue de los pepucianos, que, segim el, se creen mejores que los catafrigios. (Tal vez sea esta la unica diferen cia significativa.) Estos ultimos, afirma tambien el autor, conceden el liderazgo a la mujer y honran a algunas como sacerdotisas. Recorde mos que la realization de la Eucaristia con la sangre de un nino se at 1 1 buye tambien a los catafrigios en Agustin, Sobre herejias 27. Leyend.r. sobre practicas similares fueron atribuidas anteriormente a judio.s v cristianos.

2Vease PL 53,58ss. Algunos argumentan que el autor fue Arnobio el Joven. Vease, p. r j., I Gori (ed.), 11 Praedestinatus di Arnobio il Giovane, Institutum Patristicum Augustianum, Roma 1999.


Canones 14, 15 y 48 del Sinodo T rullano3 El Concilio o Sinodo Trullano se celebro en el 692 en el vestibulo abovedado (trullus) del palacio imperial de Justiniano II en Constantinopla con objeto de completar cl trabajo disciplinar de dos concilios anteriores, numerados quinto y sexto en el 553 y 680-681, de ahi su otro nombre de «quinisexto» o «quinto-sexto». Sus canones trataban sobre todo sobre cuestiones de la vida clerical y no fueron aceptados en occidente. Canon 14 Que se conserve el canon de nuestros pad res en la fe, concretam ente, qu e no se ordene a un p resb itero antes de los treinta au n q u e este com p letam en te cu aliflcad o , sin o q u e se le contenga. Ya qu e N uestro Senor Jesu cristo fue bau tizado en el trigesim o ano y com enzo a serm onear. A1 igual qu e a un diacono antes de los veinticinco, tam poco se ord en ara (cheirotoneinj a una diaconisa (diakonissa) antes de la ed ad de cuarenta.

Se reafirma el limite de edad para la ordenacion diaconal de las mujeres acordado en Calcedonia. Canon 15 No se ordenara a un su b diacon o antes d e los veinte ancs. Si se o rd en a a a lg u ien en c u a lq u ie r ran g o sa c e r d o ta l (hieratike) antes de la ed ad establecida, que sea depuesto.

La primera parte de este canon sigue tratando simplemente sobre las limitaciones de edad para el clero. El resumen que comprende la itigunda parte considera a las diaconisas parte del clero, ya que se les iiirluye en la lista de arriba. Canon 48 La esposa de uno qu e haya ascen did o al ran go episcopal, con el n orm al co n se n tim ie n to d el e sp o so co n q u ie n ha e sta d o viviendo, d eb era ser sep arad a con an terioridad , y despu es de la ordenacion del esp oso q u e ingrese en un m on asterio lejos de la residencia episco pal, y qu e se beneficie de la providenIt *''»: Mansi, Sacrorum conciliorum, 11,949.965-966; Mayer, Monumenta, 40-41.

A LETH EIA

MUJERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS POSTERIORES


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

202 cia episcopal. Pero si se la con sidera digna, se le ascen dera al estatus diacon al (diakonia).

Aqui se refuerza el celibato de los obispos, incluso los que previamente estaban casados, mediante la separation involuntaria de sus espo sas. El canon exigc un consentimiento comun, pero la eleccion era pro bablemente separarse o renunciar al cargo episcopal. La ex esposa debera abandonar el lecho conyugal antes de la ordenacion e ingresar en el monasterio una vez se haya celebrado la ordenacion —,;quiza para que pudiera estar presente en la ceremonia?—. La unica eleccion que se le da a la mujer es su manutencidn con los fondos de la iglesia. La ordenacion diaconal de la mujer es consecuencia de una decision posterior y no parece estar estrechamente relacionado con el nuevo estatus del esposo. F o c io , Coleccion ca n o n ica 1 ,3 0 +

El nombre de Locio (c. 810-895) es muy conocido en la historia de las relaciones y posterior deterioro dc las mismas entre oriente y occidente. Fue nombrado patriarca de Constantinopla en el 858 tras la deposicion de su predecesor, quien se nego a abdicar. El consiguiente cisma implied en la pelea al obispo de Roma y a muchos otros. Tras la m uerte de su rival, en 877, Focio asumio el cargo de patriarca. Durante todo el periodo estuvo muy involucrado en las controversias teologicas y disciplinares entre oriente y occidente, y fue defensor dc la autonomia de la Iglesia oriental respecto a Roma. Segun el m od elo del Senor H eraclio, en la gran iglesia habia ochenta p resb iteros, cincuenta diacon os, cuarenta diaconisas (diakonissai), seten ta su b d iac o n o s, cien to sesen ta le cto res, veinticinco cantores y setenta y cinco po rtero s.

Heraclio, emperador bizantino entre 575-641, comenzo areinar diez anos despues de la muerte de justiniano I, quien construyd la nueva Hagia Sofia en Constantinopla, la «gran iglesia» a la que Focio sc refiere y la que todavia se yergue en marchito esplendor. En cualquici

4 PG 104,556; Mayer, Monumenta, 63.


caso, la cantidad es menor a la que se da en Novellae 3,1 de Justiniano, 10 que implica una reduction desde la epoca dorada del gran Justi­ niano. Se trata de una cuestion eccnomica: todos estos clerigos Servian exclusivamente a la Iglesia y estaban mantenidos por la subvention del Imperio (vease Justiniano ). Aun asi, las cantidades que aqui se dan implican un servicio importante con personal abundante.

Teodoro Balsam on, Com entario sobre algunos canones eclesiasticos Teodoro Balsamon (c. 1140-1195), canonista griego y comentarista de la ley eclesiastica y civil en Constantinopla, fue nombrado patriarca de Antioquia, aunque jamas ocupo el cargo porque los cruza­ dos latinos estaban en posesion de la ciudad y de la region, por lo que tuvo que permanecer en Constantinopla.

Sobre el canon 19 del Concilio de N iceas Esto es lo que sucede con las diaconisas (diakonissai). Las virgen es venian a la ig le sia y con el estim u lo d e l o b isp o , se les m an ten ia p o r d e d ic a rse a Dios p e ro con el atu en d o del laic a d o . D e e sta m a n e ra fu e c o m o se e s ta b le c io . H a b ie n d o alcan zad o los cuarenta anos de edad, eran dignas de la orden acio n (ch eirotonia) c o m o d ia c o n isa s, si se le s c re ia to ta lm ente m erecedoras. Si se averiguaba qu e algu n a estaba entre los paulinistas, se les trataba igual qu e a los hom bres.

Balsamon aiiade mas de lo establecido en el canon de Nicea, ya que pasa a especificar la edad de ordenacion, information sacada del canon 15 de Calcedonia. Insimia que cl oficio de las diaconisas empezaba con las virgenes consagradas y que surgia de este grupo. Como voremos en alguno mas de sus comentarios, Balsamon asume tambien tin ministerio sacramental original para ellas. El comentario final esta i clacionado con la integration de los seguidores de Pablo de Samosata1

11 xto: PG 137,304; Mayer, Monumenta, 63 (pircial).

A LETH EIA

MUJERES DIACONOS ΕΝ LA IGLESIA ORIENTAL: TiXTOS POSTERIORES


AL

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

204 en la Iglesia catolica: sus ordenaciones, llevadas a cabo antes de la reconciliation y el (re)bautismo en la Iglesia, no se consideraban validos (vease canon 19 de Nicea).

Sobre el canon 15 del Concilio de C alcedonia6 Balsamon comienza por citar el canon: Las cuestion es con resp e cto al p resen te canon han recib id o m ucha aten cion [o, estan com pletam en te obsoletas; panteescholasam ]. H oy en d ia u n a d ia c o n is a (d ia k o n issa ) n o esta o r d e n a d a , a p e s a r d e q u e a a lg u n a s m u je re s a sc e ta s se las llam e sin excesivo rig o r diaconisas. Ya q u e hay un canon que d elim ita q u e las m u jeres n o p u e d e n en trar en el san tu a rio (bema) . ^Como p u e d e algu ien qu e n o p u ed e acced er al altar ( thysiasterion) d esarro llar la funcion de los diaconos? Leed los c a n o n e s c a t o r c e y q u in c e d e l S in o d o T ru lla n o , d o n d e se d e p o n e a u n a d ia c o n isa o rd e n a d a an te s d e la e d a d d e cuarenta. ^No an atem atiza el presen te canon al q u e se casa des­ pu es de la ordenacion? O fende la gracia de Dios.

Aqui Balsamon mezcla dos cosas. El primer comentario confirma que la ordenacion de las diaconisas es una cosa del pasado, aunque algunas mujeres monasticas todavia portan el titulo en la Constantino pla del siglo XII, sin una funcion ministerial. La razon por la que las mujeres son excluidas del altar se da en su Respuesta a la pregunta 35 de Marco: ÂŤla afliccion mensualÂť. Sin embargo, el comentario final se refiere al Sinodo Trullano (692), que si presupone la existencia de las diaconisas pero estableciendo una edad minima. De hecho, el canon 15 habla exclusivamente de los subdiaconos, afirmando despues que todo el clero arriba mencionado (presbiteros, diaconos, diaconisas y subdiaconos) deberfan ser depuestos si son ordenados antes de la edad requerida. Por tanto, Balsamon es testigo de la interpretation que consideraba a las diaconisas miembros del clero. (Vease texto v comentario sobre el Sinodo Trullano.) 6Texto: T G 137,441; Mayer, M o n u m en ta , 64 (parcial).


Sobre el canon 48 del Sinodo Trullano7 N o es cierto q u e solo las legas esten cualificadas p ara el oficio d iaco n al (diakonikonj. Las m onjas (monazousai) tam bien estan cualificadas.

El canon 48 del Sinodo Trullano (692) estipula la ordenacion diaco­ nal de ex esposas de obispos cualificadas que han ingresado en el monasterio, y que, por tanto, eran previamente legas. Quiza la confusion de que las mujeres monasticas no podxan ser diaconisas surgio de este canon, ya que existen muchos testimonios del periodo anterior de mujeres monasticas asceticas que si lo fueron. La conexiorr entre este comentario y el anterior es sorprendente, ya que en el anterior Balsa­ mon dice que en su epoca solo las mujeres monasticas por tab an el titulo.

Respuestas a las preguntas de Marcos, 35 s En esta section el interrogador plantea una serie de, preguntas especificas sobre las leyes canonicas para el clero: P rcgunta 35: El canon divino m enciona a las d iaco n isas (diakonissai). Entonces, querem os saber cuales eran sus, funciones litu rgicas (leitourgema). R espuesta: En el pasado, las ord en es (tagmata) de la s d iacon i­ sas estaban recon ocid as y tenian acceso al san tu a rio (bema). Pero la a flic c io n m en su al9 le s a p a r to d e l d iv in o y sa g ra d o santuario. En la santa iglesia de la sede de C on stan tin ople, las diaconisas eran nom bradas para el oficio sin ninguma p artic i­ p a tio n en el san tuario, pero o cu p an d o se de m u cb as fu n cio­ n es e c le s ia s t ic a s y d ir ig ie n d o la a sa m b le a d e m u je r e s de acu erd o con el procedim iento de la Iglesia.

Aqui Balsamon sugiere nuevamente que la ordenacion de las diaconisas se practico en su dia y que entonces ejercian una especie de 'Toxto: P G 137,688; Mayer, M o n u m en ta , 64. iexto: P G 138,988; Mayer, M o n u m en ta , 4 (parcial). K a k o s is ,

palabra que connotaba el mal hecho a alguien, por lo que podia entenderse como

■ Irsastre» o «catastrofe».

A LETH EIA

MUJERES DIACONOS EN LA IGLESIA ORIENTAL:TEXTOS POSTERIORES


A LET H EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

206 ministerio sacramental, de ahi que pudieran acceder al santuario. Sin embargo, Balsamon piensa, que una vez que la liturgia se establecio en Constantinople en el siglo IV, ya se habia puesto fin a esta practica. Podemos preguntarnos si establecer el minimo de edad para la orde nation en cuarenta afios no fue ya un intento de tratar el problema que suponia la Menstruation para el culto. Sin embargo, Balsamon atri buye la restriction de las mujeres al santuario no a una inferioridad inherente, sino a un asunto de la pureza del culto.

M ateo Blastares, Coleccion Alfabetica 11101 Mateo Blastares fue un monje y un recopilador canonico en Tesa lonica a principios del siglo XIV. Se cree que su coleccion alfabetica de canones fue escrita en 1335. El texto es un testimonio importante de las memorias posteriores sobre mujeres diaconos en siglos anterio res. Obviamente Blastares no tuvo experiencia directa de ellas. A nteriorm ente habia un orden (tagma) de m ujeres diacon os (diakonoi g jn a ik a i) y o tro d e v iu d as. Los p ad re s ord en ab an (cheirotonein) a aq u ellas diaco n o s q u e elegian la d ign id ad do la v irgin idad y llevaban una vida casta y tenian al m enos cua足 renta anos. Para estar fuera de tod a sospecha de su tendencia a e n g a n a r c o n fa c ilid a d y a d e c a n ta r s e al m al, e llo s [lo s padres] pen saron que esta edad era necesaria, ya qu e el apostol determ ine) q u e aq u ellas q u e eran a c e p tad a s en el orden de las viudas deberian tener com o m inim o sesen ta", com o es razo n ab le. P o rq u e aq u ellas q u e no han sab o read o el placer m undano no seran tan facilm ente arrastradas a el despu es tie tanto tiem po. Pero las viudas, acostu m b radas al lecho conyu gal, ten d eran a in clin arse m as a la p asio n , con sus actitude.s carn ales h abitu ales m as d esp iertas. Por ello establecieron l.i ed ad de sesenta p ara las viud as, p ara q u e, al ser ya m aduras, la llam a de la pasion se hubiera extinguido.

l0Texto: PG 104,1173; Mayer, Monumenta, 65. 11 1Tim 5,9.


A LETH EIA

MUJERES DlACONOS ENLA IGLESIA ORIENTAL: TEXTOS POSTERIORES

207 Pero algunas q u e no habian alcan zad o los sesenta an os y que h abian vivid o m o d erad am en te, e lig ie ro n el a tu e n d o la ico . Puesto qu e la m ayoria de los p ad res se p reo cu p ab an p o r ellas, p riv adas de esposos y m antenidas p o r la iglesia a cau sa de su n ecesid ad , buscarian n ecesariam en te un seg u n d o m atrim on io cu an d o los viu d o s se lo p ro p o n ian p ara p ro p o rcio n arles una v id a segura en m uchos sen tidos. En la p rim era c a rta del g ra n P ablo aT im o te o , se d ic e c laram e n te c u a n ta a te n c io n m erecen las viudas p o r p arte de la ig le sia 12. D espues las m ujeres diaconos desem penaron ciertos servicios en tre el clero (kleroi), lo q u e hoy en d ia casi to d o s d esco n o cen. Hay unos qu e dicen qu e bautizaron a m ujeres p o rq u e no era adecu ad o q u e los hom bres vieran desn u das a aq u ellas de cierta edad que estaban siendo bautizadas. O tros afirm an qu e se les p erm itia a c c e d e r al a lta r sa g r a d o y llev ar a c a b o c asi tod as las funciones qu e desem penaban los diaco n o s varones. Los Padres po steriores p roh ib ieron el acceso y la realizatio n d e esas labores d e b id o a su flu jo m en sual, q u e n o p u e d e ser c o n tro la d o . Por tan to , en tie m p o s a n te rio r e s fu e le g itim o q u e las m ujeres acced ieran al altar sag rad o y, d e h ech o, q u e m uchas otras cuidaran d e el, especialm en te segun la o ra tio n funeraria que el gran G regorio hizo para su herm ana. Sin em b argo a m i no m e p arece p lau sib le q u e una m u jer sea diacon o del sagrado e in cru en to sacrificio. No es una p o litica segura [literalm ente: una p alab ra restrictiva] q u e a aq u ellas a las qu e no se les perm ite ensenar publicam en te se les p erm ita el rango de diacono, cuya labor es la de lim piar m ediante sus ensenanzas a los no creyentes qu e se acercan a b au tizarse.

Blastares, al igual que Balsamon, reconoce que en la Iglesia primiliva las mujeres diaconos pertenecian al clero y admite que, segiin ilgunos, ejercian un ministerio sacramental. Blastares da tres razones, todas ellas tipicamente misoginas, para el cese de esta practica: la inclination de las mujeres hacia el mal y la pasion, la menstruation y l,i prohibition de la ensenanza en phblico (vease 1 Tim 2,11-12). LaI I Tim 5,3-8.


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIM1TIVA

208 referencia a la atraccion de las mujeres al mal estaba sin duda alimen tada, no originada, por las interpretaciones de Genesis 3. La creencia de que las mujeres eran sexualmente mas apasionadas era corriente y perduro hajsta la epoca victoriana. La idea de que las mujeres bautiza ban a las rrjujeres puede haberse sacado de la Didascalia y de las Consti tuciones A'postolicas, donde un obispo o presbitero comienza el ban tismo pero la mujer diacono unge el cuerpo de la mujer bautizada. La alusion a la hermana de Gregorio es a la Oiacionjunebie 8 de Giv gorio Nacianceno a su hermana Gorgonia, una madre casada que para Gregorio ejemplificaba el ideal de la maternidad cristiana en su virtud, ascetismo y conocimientos. En el parrafo 18 el Nacianceno cuenta que, estando afligida por una enfermedad de fiebre y paralisis, se dirigio a l.i iglesia a la noche, tomo la Eucaristia, pidio remedio, jy lo obtuvo! El juego de palabras en el ultimo parrafo sobre la sangre y l.i pureza pone implicitamente a las mujeres, a la sangre y a la impure/,i en un lado y a los diaconos varones y a la pureza en el otro; un mode de pensar sobre las mujeres que no es atipico en esta cultura.

C onclusion Incluimos esta breve selection de textos posteriores para moslrat las opiniones de algunos de los autores eclesiasticos posteriores acen .i de que las mujeres diaconos ejercieron en los primeros siglos de la iglesia. Esos comentarios eran, en gran medida, un ejercicio de esoft autores para narrar lo que una vez sucedio. Sin embargo, demuestran que la Iglesia seguia recordando lo que una vez existio. El tema de l.i sangre como impureza indigna de la pureza del altar, como lo expuso Mateo Blastares, fue una de las razones que mas corminmente sc die ron para la exclusion de las mujeres del servicio en el altar una vez qiu , la celebration de la Eucaristia se relaciono con la pureza cultica qur acompano a la creencia de que sustituia al sacrificio del Templo.


M U JE R E S D IA C O N O S Ε Ν LA IQ L E S IA O C C ID E N T A L

o hay ningun testimonio de mujeres diaconos en occidente hasta el siglo v, sobre la epoca en la que, curiosamente, aparecieron las inscripciones de las mujeres presbiteros. Las objedones a que las muje­ res sirvan en el altar, sin embargo, son del siglo anterior, probablemente bajo la influencia de Prisciliano (vease capitulo 8, Primer Sinodo dc Zaragoza).

N

TEXTOS LITERARIOS Los dos textos que tenemos de occidente datan de finales del siglo y ambos hacen referencia a mujeres monasticas. A partir del siglo iv el monacato tlorecio en la Galia. Durante los siglos V y VI, se establederon distinguidos y nobles conventos de rnonjas en los importantes pueblos romanos de Tours y Poitiers, asi como en (o cerca de) otras i iudades francas. Las mujeres que habitaban y presidian en estas casas •.olian ser aristocratas y accmodadas. Como consecuencia, solian pedir 0 les era concedida la protection directa del papado, lo que dejaba al ordinario del lugar un poder de supervision limitado. La Carta de Gregorio Magno a Respecta no especifica un titulo u uficio y la Vida de santa Radegunda es muy legendaria. Teniendo en ■ iu-nta la practica que se conoce de la epoca y de los siglos posteriores, se puede suponer que la ordenacion de Respecta fue al orden de las di.iconisas, como se especifica en la Vida de santa Radegunda. Este ultimo texto ha de compararse detenidamente con las condcnas pre■ 1.1.1 y contemporaneas de esta practica hechas por varios concilios y modus, los que damos mas abajo. VI


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

210

G regorio a la abadesa Respecta, 15 de noviem bre de 5961 Uno de los cuatro «doctores de la Iglesia», el papa Gregorio Magno^S 90-604), es comiinmente conocido, y con razon, como «el padre del papado medieval». Su influencia en la historia de la Iglcsi.i medieval —no tanto por el ejemplo de su vida—puede decirse, y sin exagerar, que fue enorme. Entre las areas en las que ejercio una influencia mas efectiva y profunda fue en la promotion del monacal n. Aparte de haber fundado siete monasterios y de haber sido monjr antes de diacono, diplomatico y mas tarde papa, Gregorio tambien escribio la Vida de san Benito, dandole asi al santo y a su Regia el consi derable patrocinio de su nombre. Mucha de su abundante correspon dencia aborda el tema de la regulation de la vida monastica. Como indican sus cartas, Gregorio participo activamente en la concesion dr ciertos privilegios a los monasterios, tanto de hombres como de muj< res. Aqui, en una carta a la abadesa Respecta del monasterio de S.m Casiano en Marsella, Gregorio, mientras describe los privilegios qm le ha concedido al monasterio que Respecta preside, explica el pro ceso mediantc el cual se debera seleccionar y designar a las abadesas. Por con siguiente, al m on asterio co n sagrad o en h on or de sail Casiano para cuya presid en cia tu has sido elegido... le hemo p ro p o rcio n ad o estos p riv ileg io s q u e, cu an do la ab adesa del m onasterio arrib a m encionado m uera, se ha de ordenar netur) no a una extrana, sino a aquella que haya sido elegida dr entre las de la con gregation . Si se le ha considerado digna del m inisterio, le ordenara (ordinet) el ob ispo del m ismo lugar.

Algunos d e los monasterios del siglo V I estaban exentos, poi l.i action papal, de la jurisdiction del ordinario del lugar. Este es un burn ejemplo de ello. Como consecuencia, el monasterio de San Casiano al que aqui se hace referencia queda bajo la autoridad del papa Gregoi in Aqui, por tanto, no solo resulta interesante que se diga que la abadrs.i1 1 Mayer, Monumenta, 49-50; Gregorii I Papae Registrum epistolarum. Libri I-VII, C. RcxlcnbuEg (ed.), Monumenta Germaniae historica (MGH). Epistolae saeculi XIII e regestis, Weidemanns, Η» t lin 1883-1894, 1,454; PL 77,866.


csta «ordenada», sino el hecho de que sea el mismo papa quien utiliza este lenguaje y que se siga usando incluso hasta cerca del 600.

R adegunda, D iacono, Yenancio Fortunato, Vida de santa R adegunda 2 Nacido alrededor del 540 en Treviso (cerca de Venecia), Venancio Fortunate fallecio sobre el ano 600 en Poitiers, la ciudad donde presi­ dio durante mucho tiempo como obispo. Fue uno de los ultimos grandes poetas y compositores de himnos galo. Ademas de escribir unos once libros de poesia, proporciono parte de la letra y metrica del lamoso himno Pange Lingua. Tambien escribio una vida poetica de San Martin y una Vita para conmemorar la vida de Radegunda (nacida c. 5 16), cuya santidad le impresiono tanto que decidio hacerse sacerdote. En los capitulos que preceden al duodecimo, aqui citados, RadeI'linda era la reina consorte de Clotario I (51 1-558), de cuyo matrinionio no tuvo hijos. Al principio del capitulo se dice que al hermano de Radegunda lo matan en una batalla; desgracia que, junto con sus ci i*cun stan d as m aritales, le impulso a «vivir en religion:». En el siguiente episodio (c. 550-555) Radegunda, habiendo abandonado al Hey, se dirige a Medard, obispo de Noyons yTournaib Los nobles francos intentan evitar que el obispo ordene a Radegunda y el obispo duda. Sin embargo, Radegunda le exige que la consagre. D irig ie n d o se al b e n d ito M e d a r d en N oyon, le su p lic o con vehem encia (instanter) qu e le perm itiera cam biar sus vestiduras y fu era c o n sa g ra d a (consecraret) al Sefior... La san tisim a inujer, e n tran d o en la sa c r istia y p o n ie n d o se la v e stim e n ta m onastica (monachica veste), avanzo hasta el altar y habllando al bendito M edard, le d irig io estas palabras: «Si du das en consagrarm e (consecrare)... Pastor, se te pediran cuantas p o r el alma de su oveja». Im presion ado p o r ese argum ento, p u so la mano sobre ella y la con sagro (consecravit) diaconisa (di a con am j . Ipthinti Honori Clementiani Fortunati presbyteri italici Opera pedestria, Bruno Kruisch (ed.), Mi il I Antiquissimi,Weidcmanns, Berlin 1885,4,2.41.

Vitise Gregorio de Tours, History of the Franks, 4,19.

ALi

MUJERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA OCCIDENTAL


A LETH EIA

MUjERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

212 Como hagiografia que es, no se han de creer todos los detalles de este texto. Sin embargo, esto es probablemente un indicio de que las anteriores prohibiciones canonicas sobre la consagracion y ordenacion de las diaconisas eran, desde hacia mucho, leyes en desuso en la Galia y que, como mas tarde, a finales del siglo VI, todavia se nombraban mujeres para el oficio —a pesar de todas las prohibiciones canonicas que hemos considerado—mediante un ritual de consagracion. Este texto es tambien un buen testimonio del puesto de poder que ocupa ban algunas mujeres en la sociedad franca4. Ademas, sugiere una rela­ tion, conocida ya en Constantinopla a finales del siglo IV, entre el esta tus de las mujeres diaconisas y la comunidad religiosa. En el texto se dice explicitamente que Radegunda se viste el habito monastico. Algu nos de los detalles de su historia, asi como la estrecha relation entre su estatus y la vida religiosa, son notablemente analogos a los de la vida de Olimpia de Constantinopla.

INSCRIPCIONES Los testimonios epigraficos de Occidente son escasos, quiza por que rara vez se conservaron las inscripciones debido a los esfuerzos do los concilios de los siglos V y VI por eliminarlas. Deberian tambien compararse los canones y cartas episcopales sobre el acceso de las mujeres al altar que mas abajo mostramos. El hecho de que se hicieran tantos esfuerzos para su elimination indica una mayor costumbre que la que revelan las pocas inscripciones y referencias literarias.

Accepta 5 Inscription procedente de Rukuma, en el Africa proconsular. Est a gravada en una losa de piedra caliza local y en la actualidad esta rota. A ccepta la diacon[isa].

4 Para un docto tratamiento de ese tema, vease S. F. Wemple, Women in Frankish Society, Uni versity of Pennsylvania Press, Filadelfia 1981 .Wemple menciona a Radegunda en la p. 14.’ . SAE 1981,881, p. 249.


A LETH EIA

MUJERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA OCCIDENTAL

213

Esta inscripcion, gravada en una tumba, data de finales del siglo VI o prineipios del siglo vn. Todo lo que sabemos de Accepta es su nombre y su titulo. Ella es la unica mujer diacono atestiguada en Africa.

A na6 La siguiente es una inscripcion votiva del siglo VI procedente de Roma. En ella se describe un voto ofrecido por un funcionario papal de alto rango y por su hermana. Por el d o n d e D ios y del B en d ito A po sto l Pablo, D om ecio, el d ia c o n o y te so re ro d el d in e ro d e la san ta y a p o sto lic a sed e p a p a l, ju n to co n A na la d ia c o n [isa ], su h e rm an a h izo este voto (hoc votum) al ben d ito Pablo.

Tanto a Domecio como a Ana se les describe en esta inscripcion usando la misma abreviatura latina: DIAC. No hay duda de que Dome­ cio era diacono, pero es imposible saber con certeza el titulo de Ana. Eisen (Women Officeholders, 182-183) traduce DIAC como «diacono», pero luego reconoce, correctamente, que «el titulo del oficio de Ana aparece abreviado, por lo que no podemos saber si se le llamaba diacona o diaconissa. Ambos titulos aparecen en occidente atestiguados uno junto al otro a partir del siglo V en adelante». Igual de ambigua resulta la inscripcion de Ausonia (vease abajo), del siglo vi, puesto que sc utiliza la misma abreviatura.

Ausonia 7 Esta inscripcion del siglo VI, procedente de Doclea, Dalmacia, es otro de los pocos testimonios epigraficos en latin que se ha conservado

Icxto en C. M. Kaufmann, Handbuch der altchristlicben Epigraphik, Friburgo 1917, p. 294; linen, Women Officeholders, 182-183. Vease la breve y poco reveladora discusion en Martiinort, Deaconesses, 202. li'xto en CIL 3,13845 e ILCV 1,1239, tambien con discusion y bibliografia en Eisen, Women Ojjiceholders, 183-184; Gryson, Ministry of Women, 91 y 153 n. 158; y una breve alusion en Marlimort, Deaconesses, 202.


MUJERES ORDENADAS ΕΝ LA IGLESIA PRIMITIVA

sobre la existencia de mujeres diaconos o diaconisas en el mundo mediterraneo latino en la Antiguedad tardia. A usonia la dia< ;on[isa] (diac) p o r su voto y p o r el de sus hijos (jitiorum ^J

La abreviatura latina diac es por si misma traducible mediante dos terminos: diacono o diaconisa. Eisen lo traduce como «diacono»; Gryson, sin embargo, como «diaconisa»8910.En cualquiera de los caso.s, la inscripcion «da fe», como ha observado Gryson: «de la diaconisa en esta [es decir, mediterranea] cultura». Teodora d e T ic in i'0

Inscripcion procedente deTicini, en Santa Trinidad, la Galia. A qui yace en p az la diaconisa (diaconissaJ Feodora de bendita m em oria, qu e vivio en el m undo unos 48 anos. Fue enterrada aq u i el 22 de ju lio d e 539.

Esta inscripcion, junto con los varios decretos sinodales y concilia res desde el siglo IV hasta el VI, atestiguan la existencia y actividad <l> las diaconisas en la Galia, a pesar de los intentos por parte de los con cilios de erradicarlas, limitar sus actividades o prohibit- su ordenacion Como demuestra esta inscripcion, estos decretos permanecieron, al rnenos hasta cierto punto, en desuso. Esta inscripcion es interesante en comparacion con la de Auso nia en el sentido de que su titulo no aparece abreviado. Qucda claro, por tanto, que Teodora portaba el titulo de «diaconisa», no «diacono».

8 + Ausonia diac. 9 Gryson, Ministry of Women, 91; Eisen, Women Officeholders, 183. 10 CIL 5,6467; 1LCV 1,1>238. Discusion en Eisen, Women Officeholders, 184; Gryson, Ministry of Women, 91, 153 n. 158, y una breve alusion en Martimort, Deaconesses, 202.


c An o n e s y c o m e n t a r i o s

SOBRE LA PRACTICA ECLESIASTICA Las referencias mas tempranas sobre mujeres diaconos en occidcnte aparecen en los decretos de los concilios eclesiasticos que intentaban suprimir la practica, probablemente procedente de oriente, donde estaba floreciendo en esta epoca. Despues de dos condenas, el Segundo Concilio de Orleans (533) reconocio la existencia de las mujeres diaconos, pero quiso poner fin a la practica. Incluso en siglo XI un papa no solo reconocio sino que confirmo la practica en Portugal.

Concilio de Orange, Canon 26" El Concilio de Orange fue convocado en noviembre de 441. (No ha de confundirse con el mas famoso Sinodo de Orange, en el ano 529, que trato casi cxclusivamente sobre aspectos del libre albedrio y la gracia.) A el asisticron diecisiete obispos de tres provincias y redactaron treinta canones sobre muy diversos temas. Muchos de estos canones tratan sobre el estatus y la conducta de las mujeres con oficios consagrados. Por ejemplo, uno de ellos decreto que las viudas debian hacer una profesion de castidad y llevar el atuendo apropiado. Otro recomendo que aquellas que habian incumplido su profesion de virginidad deberian de ser obligadas a hacer penitencia. Por ultimo, el canon 26 trata sobre las diaconisas, en especial sobre la cuestion de si deberian o no ser ordenadas. De n in gun a m an era (omnimodis) se o rd e n ara (ordinandae) a las m u jeres d ia c o n o s ( Diaconae ) . Si hay alg u n as q u e ya han sido o rd en ad as (si quae iam sunt), qu e som etan sus cabezas a la bendicion (benedictioni... capita submittant) qu e se oto rga al laicado (quae populo impenditur).

Este canon es tan fascinante como frustrantemente atractivo. En primer lugar, al igual que ocurre con otros canones d c los siglos IV y v,1

11 Concilia Galliae, 314-506, en CCL 148 (1963) 84.

A LETH EIA

MUJERES DlACONOS ΕÎ? LA IGLESIA OCCIDENTAL


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

216

no es seguro si la irregularidad que condena esta siquiera sucediendn (si....). Aun asi, lo mas probable parece ser que la practica prohibid.i habia existido a principios del siglo V en la Galia. Eso explicaria tanto l.t razon por la que se habia promulgado el canon como su contundencia de ninguna manera se ordenara a las mujeres diaconos n. Obviamente, In s obispos reunidos en Orange estaban ansiosos por preservar la distindon entre el clero de hombres y el laicado, del cual, segiin ellos, las mujen · diaconos constituian una parte. Por tanto, la recomendacion de recibii la bendicion que se da al laicado como un ritual se hace con el proposito de eliminar su elevacion al clero y de volverlas a situar entre el pueblo, al que pertenecen. El interes central del texto es el estatus de las viud.is y como esta simbolizado; no dice nada sobrc su funcion. Resulta de especial interes la prohibicion de ordenaciones en esta provincia de occidente porque queda inequivocamente claro por otra.s fuentes que, en el oriente, las mujeres diaconos estaban siendo ordcnn das pdblicamente en esa misma epoca mediante la imposicion de manos y oraciones del obispo, oraciones similares a las que se usaban en otro tipo de ordenaciones. En otras palabras, en oriente a las mujr res diaconos se les consideraban completamente como parte del cleri i en el siglo V , lo que probablemente indica que los padres reunidos en Orange estaban intentando por todos los medios evitarlo en occidente

Concilio de Epaon, Canon 211213 Este concilio franco fue convocado en el ano 517 bajo la presiden cia del obispo Avito de Viena (m. 520), justo seis afios despues de que se hubiera escrito una carta redactada por tres obispos galos. El canon promulgo un decreto que prohibia la consagracion de altares construi

12Vease el comentario de Martimort: «Υ mientras el Concilio de Nimes parecia hacer reft· rencia a una practica propia de otro lugar y no declarada claramente, los obispos del Com i lio de Orange estaban desaprobando un abuso mucho mas cercano al pais y quiza existentr en su propio territorio. Un abuso, ademas, en el que estaba involucrado un miembro de l.t jerarquia, ya que se trataba de una ordenacion» (Deaconesses, 193-194). 13CCI 148a (1963) 163-165.


A LETH EIA

MlJIERES DlACONOS EN LA IGLESIA OCCIDENTAL

217 <lns de cualquier material que no fuera piedra. Este decreto podria li.ibcr indicado una nueva oposicion para la ordenacion de mujercs dia<olios. El concilio tambien prohibio que los cristianos cenaran con judios (nuevamente, un indicio de que esto probablemente estaba sucediendo). Ademas, abordo el modo en el que los hereticos dcbian volver a ser recibidos en la Iglesia, en cuyo contexto se discute la Imposition de manos. Para nuestros propositos, es esta la discusion mas interesante porque es la dnica manera de bendicion que los obispos alii reunidos querian que recibieran las diaconisas. Como resulta aparente, los obispos se mostraban incomodos con el propio termino diaconisa». A b olim os co m p letam en te en to d a n u e stra r e g io n la con sag rac io n (consecrationem) d e las v iu d as, a las q u e se les llam a diaconos (diaconas) ; si desean convertirse, qu e recib an solo la bendicion penitencial.

Este canon indica que el canon 26 del Concilio de Orange mediante el cual quedaba prohibida la ordenacion de las mujeres diaI'onos y se requeria que se sometieran a la bendicion que se le daba al laicado—no fue del todo exitoso. Evidentemente, ocho decadas mas tarde se seguian ordenando mujeres en la Galia, por lo que el termino consecratio que aqui se utiliza es probablemente el equivalente a ordinatio usado en Orange14. Ambos terminos indican la bendicion mediante un solemne ritual que convertia a las mujeres en parte del clero y les daba el reconocimiento de diaconos. Aqui los obispos solicitan que recibieran solamente la bendicion dada por aquellos que deseaban piiblicamente abrazar (o «convertirse a») la vida ascetica o penitencial y que recibieran la bendicion mediante la imposicion de manos. En este sentido, parece que quieren abolir tambien el diaconado de la mujer y, por tanto, excluir a las mujeres del clero.

" Sin embargo, Martimort no esta de acuerdo y cree que el concilio evito el termino ordinatlo intencionadamente (Deaconesses, 198). Gryson esta mas acertado al apuntar que «los ter­ minos benedictio y consecratio, y sus correspondientes verbos, aparecen frecuentemente como ilnonimos de ordinatio y ordinare en los textos de esta epoca» (Ministry of Women, 107).


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

Segundo Concilio de Orleans, Canones 17 y 1815 Este fue el segundo de seis concilios nacionales en el periodo merovingio celebrados en Orleans. En el se reunieron veinticinco obispos en junio de 533 bajo la presidcncia de Childeberto. Este con cilio, como otros convocados en la Galia en los siglos V y VI, abordb diversos temas. Entre otras cosas, prohibio el matrimonio entre judios y cristianos (como siempre, indicio de que probablemente era un.i practica existente) y dejaba fuera de la comunion eclesiastica a todo aquel que comia carne sacrificada a los idolos. Dos de los canones tra taban asuntos referentes a las mujeres diaconos. Canon 17 Las m ujeres q u e hasta este m om ento hayan recibido, en con ­ tra de la in terd iccion de los canones, la bendicion del diacon ad o (benedictionem diaconatus), si se d em u estra q u e se han casado de nuevo, se les proh ibira la com union. Canon 18 Se ha d ecid id o que, de ahora en adelan te, no se le conceder.i a ninguna m ujer la bendicion d iaco n al (diaconalis benedictio) deb id o a la fragilid ad de su sexo.

Eso de la «interdiccion de los canones» se refiere presumiblc mente a los decretos de Orange y Epaon, los cuales han sido clara mente ignorados. Los obispos aqui reunidos se muestran especial mente preocupados por las mujeres que han sido consagradas a I diaconado y lo han abandonado para casarse por segunda vez, razon por la cual se les excomulga. De hecho, toman tan en serio la «fragil tendencia de las mujeres a huir del diaconado para volver a casarse, que en el canon 18 acabaron completamente con la bendicion diaco nal. Segun la opinion de Gryson, aqui no se intenta solo eliminar un rito, sino que los obispos estan tratando de abolir en su totalidad uffla categoria u oficio eclesiastico16. La debilidad a la que hacen referencu

CCL 148a (1963) 64-71. Ministry of Women,107.


MUJERES DlACONOS ΕΝ LA IGLESIA OCCIDENTAL

219

significa, por tanto, la dificultad de vivir fuera de la vida consagrada en cl mundo en vez de en el convento, lo que presumiblemente les protegia de la «tentacion» del matrimonio.

Cl papa Benedicto VIII a Benedicto, obispo de O p o rto 17 Esta carta fue escrita en 1017 por el papa Benedicto VIII (10121024) al obispo de Oporto, en el noroeste de Portugal, ciudad conocida por su vino tinto. La carta confirma algunas concesiones (p. ej. dos pescadores, una isla con dos igiesias, etc.) y ciertos privilegios al obispo, entre los cuales se encuentran los siguientes: D el m ism o m od o, os con cedem os y co n firm am o s a ti y a tus sucesores p ara la etern idad toda ord en acion ep isco p al (ordinationem episcopalem) , no solo de presbiteros, sino tam bien de diaconos o diacon isas (diaconissis) o su bdiaconos.

A pesar de todos los esfuerzos anteriores de los concilios de occidente de eliminar a las diaconisas, es sorprendente encontrar a un papa, a principios del siglo XI, que no solo reconoce el oficio de las diaconisas, sino que admite que el rito de la iniciacion es una ordenacion.

Conclusion A pesar de que los testimonios de las mujeres diaconos en occi­ dente son escasos y tardios, debende representar, en cierta medida, solo una pequena muestra de lo que en realidad estaba sucediendo, como atestiguan los decididos intentos de los concilios de poner freno a cualquiera que fuera esa practica. No parece que el diaconado de las mujeres en occidente tomara una forma definida. Probablemente consislia en adaptaciones locales de lo que la gente de la epoca y del lugar conocia sobre el ofido en oriente, en ocasiones confundido con el orden <lc las viudas. Sin embargo, un papa confirmo el oficio en el siglo XI, eli ΙΊ. 139,1921; Mayer, Monumenta, 52. La cancesion fue afirmada por el papa Leon IX ( 1049-54) practicamente con las mismas palabras.Vease PL 143,602.


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

220

minando cualquier duda en lo que respecta a su propiedad. Aparentc mente el oficio del diaconado de las mujeres existla definitivamente cn occidente en el siglo V , aunque no gozaba de una aceptacion general i zada.


M U JE R E S D IA C O N O S

Testamentum Domini Nostrijesu chfisti γ tentos relacionados if 1 1 TD es una ordenanza de la Iglesia cristiana primitiva que litera11_1/ riamente depende de alguna manera de la Tradicwn Apostolica de Hipolito, asi como de un apocalipsis y otras fuentes'. Pretende incluir las instrucciones que Cristo dio a los Doce despues de la Resurreccion sobre asuntos de ordenaciones eclesiasticas, arquitectura, oration diaria y otros asuntos. La fecha, motivo, autoria y origen de este texto son un tanto inciertos. Escrito probablemente en griego a finales del siglo IV o (como sugirio Harnack) del siglo V 2, en la actualidad se conserva en siriaco, etiope3y arabe. El lugar donde se escribio es incierto pero los expertos han propuesto que fue en Siria, Egipto y Asia Menor, siendo esta ultima la posibilidad mas probable. A finales del siglo XIX fue editado y traducido al latln por el distinguido orientalista y patriarca catolico siriaco Monsenor Ignacio Efren II Rahmani4. Los 1T c s ta m e n tu m D o m i n i N o s t r i J e s u C h r i s t i , ed. y trad. Ignatius Ephraem II Rahmani, F. Kirchhdm, Maguncia 1899, p. 27. Rahmani utilizo tres textos siriacos y la edicion siriaca que pre­ pare» se incluye tambien en paginas enfrentadas con el latin. Al interpretar textos como el TD u otras ordenes de la Iglesia primitiva, no hay que olvidar, como advirtio Bernard Botte, que esos documentos reflejan los ideales de los recopiladores por lo menos como, y proba­ blemente mas, que la realidad eclesiastica contemporanea. Cf. V O r i e n t S y r i e n : R e v u e tr im e s I r ie ll e d ’ e t u d e s e t d e r e se r c h e s s u r le s E g l i s e s d e l a n g u e s y r i a q u e , vol. 5, Paris 1960, p. 346. « Vorlaufige Bemerkungen zu dem jiingst syrisch und lateinisch publizierten “Testamentum I )omini nostri Jesu Christi”», en S i t z u n g b e r i c h t e d e r B e r li n e r A k a d e m ie d e r W is s e s c h a f t e n (1899) 878-891. De forma poco conveniente, Rahmani propone una fecha mucho mas temprana ( T e sta m e n tu m D o m i n i , xliii, xlviii). 'T c s ta m e n tu m D o m in i e t h io p e n , ed. y trad. R. Beylot, Peeters, Lovaina 1984. ' Rahmani propuso que el T D se escribio en el siglo II. Sin embargo, su propuesta no ha lenido gran aceptacion entre los expertos.


A LETH EIA

MUjERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

222 nueve textos del TD que aqui presentamos estan traducidos del lalin de esta edicion del siglo XIX5. Estos textos no encajan en ninguna otra categoria. El TD menciona a las diaconisas, viudas y mujeres presbiteros, y en el todos los grupos se distinguen claramente uno del otro. Al contrario que en cualquier otra ordenanza eclesiastica, el TD les concede a las viudas la mayor res ponsabilidad y honor. Los otros dos textos que incluimos guardan cierta relacion con el TD. T estam entum D o m in i 1,19

En el siguiente texto, sacado de la parte del primer libro que trat.i sobre la constitution de la Iglesia, se discute como se sentaran y coloca ran las viudas y diaconisas en relacion a los otros oficiales en la liturgia. Q ue la p o sitio n (aedes) del o b isp o este cerca d el lu g a r 11am ado atrio (atrium). A sim ism o, q u e el sitio de las v iu d a s6, de qu ien es se d ice qu<tienen p rec ed e n c ia al sen tarse (praecedentian sessionis), este'­ en el m ism o lu gar (ibidem). Q ue el lu g a r d e lo s p r e sb ite r o s y d ia c o n o s este d e tr a s del baptisterio (post bapisterium). Q ue las d ia c o n isa s7, sin em b argo , p erm an eze an cerca de la p u erta prin cip al de la iglesia (apud portam domus dominicae).

En este texto, como en otros del TD, las viudas gozan de un papel prominente en la comuni dad eclesiastica y, es mas, son veneradas pen ella. Gryson ha observado correctamente que ÂŤningrtn otro docn mento atribuye a las mujeres un rango tan alto en la jerarquia eclesias

5Ni esta ni otra edicion cumplen el estandar de una edicion critica moderna. El texto arafai no esta editado. Vease la traduccion al ingles de selecciones del siriaco y griego con hi m introduction excelente y actualizada y las notas de Grant Sperry-White, T h e T e sta m e n tu m D o m i n i : A Text J ot S tu d e n ts , w ith I n t r o d u c t i o n ,T r a n s l a t io n , a n d N o te s , Grove, Bramcote 1991. Sc Im contrastado el latin de todas las traducciones con el siriaco con la ayuda de J. F. Coaklcy del Department of Near Eastern Languages and Civilization, Universidad de Harvard. 6 Siriaco: a r m l a t h a . 7Siriaco: m s h a m s h a n ja t h q .


TESTAM EN TUM DO M ININO STRIJESUCH RISTI

tica como el de las viudas»8. Aqui su rango se expresa por su ubicacion rn la asamblea liturgica. Al contrario incluso que los presbiteros hombres, ellas se colocan y se sientan en el atrio de la iglesia. Las diaconisas, en cambio, no tienen apenas papel en el TD. Como ha observado Martimort, «las diaconisas ocupaban un lugar muy humilde en este lipo de asuntos»9. Se situan en la puerta principal de la iglesia y parece que su funcion se limita a saludar y vigilar la entrada de las mujeres congregantes a la iglesia. Por tanto, resulta muy instructivo hacer una comparacion global con las CA. De hecho, la situacion que en esta iiltima se describe con respecto a las mujeres y el ministerio, es la conIraria a la descrita en el TD. Este dltimo presta mucha mas atencion a las funciones, estatus y cualidades requeridas de las viudas.

Testamentum Domini 1,2310 En el Sabbat q u e [los obispos] ofrezcan tres pan es com o simb o lo de la T rin idad; el d o m in go, cu atro p an es com o im agen del Evangelio. C u an d o o frezc a el sacrificio , c e rra d com p letam en te el velo del san tu ario com o signo del an tigu o p u eb lo erran te, y q u e lo distribu ya con el velo c o rrid o entre los p resb iteros, diaconos, viud as canonicas (viduis canonicis), su bdiaconos, diaconi­ sas (diaconissis), lectores [y] aq u ellos qu e tengan dones espirituales (charismata). Que el o b isp o se situe el prim ero en el m edio y los p resb ite­ ro s in m ed iatam en te d e tra s d e el, a am b o s la d o s; las v iu d as (v id u ae) d e t r a s d e lo s p r e s b it e r o s q u e e sta n en el la d o izqu ierd o; los diaconos detras de los presb iteros que estan en el lado derech o; y detras de estos los lectores; y detras de los lectores los su bdiaconos; y detras de los su b diacon os, las d ia­ conisas (diaconissae).

M in is tr y o f W o m e n , 66. 1D e a c o n e s s e s , 49. Uahmani, T e sta m e n tu m

D o m in i,

35, 37.

A LETH EIA

MUJERES DlACONOS:


AL i

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

224 Durante el sacrificio de la Eucaristia, el TD imagina que se corrci ,i un velo. Detras del velo se sitiian todas las categorias y miembros del clero. Se menciona tanto a las viudas como a las diaconisas y, de heclm, ambas son consideradas miembros del clero. Hay, sin embargo, una jerarquia vertical estricta en la oblacion y parece que las viudas sufren un «rebajamiento». Mientras que en 1,19 ocupan una posicion conli gua al obispo, en esta ocasion ocupan un lugar detras de los miembros de los tres ordenes de hombres mas importantes. Parece, por tanto, que su lugar en la jerarquia va cambiando a lo largo de la celebracion de la Eucaristia. Al mismo tiempo, la diaconisa, que practicamente no tiene mas funcion que la de saludar a las mujeres en la puerta de la iglesia, se situa detras del velo y, aunque se le menciona la ultima, experimenta un cambio «a mas» en la jerarquia por asi decirlo y se le incluye explicitamente entre la penumbra del clero. Todos ellos estan claramente separados del laicado.

Testamentum Domini 1,23 [2]11 Que el clero (clem s)'2 reciba prim ero en el siguiente orden: O b isp o , lu e g o p re sb ite ro s, d e sp u e s lo s d ia c o n o s, lu e g o las viudas, luego los lectores, luego los subdiaconos, luego aqu< llo s q u e g o z a n d e d o n e s e sp ir itu a le s, y lo s re c ie n te m e n lr b au tizados y lu ego los ninos. El laicado (populus) en este orden: los an cianos, los hombrt virgenes, lu ego el r e sto l!. Las m ujeres: p rim ero las diaconisas, lu ego las otras.

Aqui nuevamente se incluye a las viudas —mas explicitamente que en ningiin otro lugar en el TD—entre el clero (clems). Sin embargo, l.i reciben solo despues de los miembros de los tres ordenes de hombres principales, pero se les situa antes de los lectores, subdiaconos y carl·, maticos. Curiosamente, parece que este texto excluye del clero a las

" Ibid., 47. 12Siriaco: kahne. 13Es decir, el resto de los hombres.


TESTAM EN TUM DO M ININO iTRIJESUCH RIST!

<liaconisas y, aunque son las primeras en recibir la Eucaristia entre las mujeres, se las incluye entre el laicado. Esto quiza concuerde con el papel limitado que generalmente tienen en comparacion con sus homologas en las CA. Sin embargo, parece estar en conflicto con la decision de incluirlas entre el clero en la oblacion descrita en 1,23.

I'estamentum Domini 1,3414* En la iglesia, qu e se designen (noti sint) d o ce p resb iteros, siete d iaco n o s, cu atro su bdiaconos y tres viu d as, con p receden cia al sen tarse ( praceden tiam sessionis).

El TD especifica el mimero de presbiteros y diaconos. El hecho de indicar tambien el niimero de viudas es una muestra de su importancia en la comunidad.

I'estamentum Domini 1,35 (La oracion del d iaco n o )ls R ogu em os p o r los ob ispos... R ogam os p o r los presbiteros... R ogam os p o r los diaconos... R ogam os p o r las m u jeres presbiteros (presbyteris [feminis]) l6, q u e el Senor escuche sus siiplicas y, p o r la gracia del Espiritu, g u a r d e p e rfe c ta m e n te su s co razo n e s y les ay u d e en su trabajo. R ogam os p o r los subdiaconos, lectores y diacon isas (diaconissis) , q u e el Senor perm ita que reciban la recom pen sa ( merced e m ) de su paciencia.

Eisen argumenta que el termino presbyterae en este caso hace refe­ renda a las mujeres presbiteros17. Puede ser cierto, como sugiere I iscn, que en el siglo V en occidente «las mujeres presidian comunidades como presbiteros o presbiteras». Pero ni este texto ni ningun otro

14 Kahmani, Testamentum Domini, 83. ’ ll»id., 85.87. Siriaco: qashishatha. IVomen Officeholders, 125-127.

A LETH EIA

MUJERES DlACONOS:


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

226 del T D permiten respaldar tal conclusion. Tanto todo cl contcxto del T D como la estructura particular del texto que aqui es objeto de con sideracion sugieren claramente quc el T D no imaginaba a las mujeres con estatus y poderes presbiterales (cs decir, poderes presidenciales y liturgicos). Sin embargo, las mujeres presbiteros son miembros del clero, situadas (aqui, como en T D 1,34) en el cuarto peldano de la jerarquia clerical (por dcbajo de los obispos, presbiteros y diaconos). En todo el T D se considera la oracion su principal tarea. En la congre足 gation se les ha de distinguir de las viudas, como esta especialmente claro en T D 2,19, donde durante la fiesta pascual rezan y descansan junto al obispo hasta el amanecer mientras que las viudas permanecen en el templo.

Testamentum Domini 1,40 (Sobre la ordenacion de las viudas) 1S Q ue sea o r d e n a d a 189 u n a v iu d a (ordinetur) q u e h a sid o e le g id a (eligitur), q u e d u ra n te m u ch o tie m p o haya e stad o sin e sp o so , y q u e h a y a s id o p e r s u a d i d a p o r m u c h o s h o m b r e s p a r a ca sarse; p e r o q u e a ca u sa d e su fe n o haya d e se a d o e sta r u n id a a u n h o m b re . P or el c o n tr a r io , q u c n o se e lija to d a v ia (non d u m eligenda est), sin o q u e sea p o r u n tie m p o (sed ad tempus probetur), si h a sid o p ia d o sa , si h a e d u c a d o a sus h ijo s en san tid a d , si n o le s h a e n se n a d o la sa b id u ria d e l m u n d o , si le s ha e d u c a d o e n e l a m o r d e la le y s a g r a d a y d e la I g le s ia , si ha o r a d o c o n a s id u id a d , si se h a m o s tr a d o h u m ild e , si h a ayu d a d o g u sto sa m e n te a lo s a flig id o s, si to d o e sto c o n c e rn ie n te a e lla lo h a n c o n o c id o lo s s a n t o s , si n o h a d e s a t e n d id o a lo s san to s, si h a se r v id o co n to d a su fu e rz a , si es d ig n a d e llev ar y s o s t e n e r e l y u g o (iugum). En s e g u n d o lu g a r , q u e r e c e sin c e sa r y se a p e r fe c ta en to d o s lo s s e n tid o s, fe rv ie n te en espi r itu y q u e te n g a lo s o jo s d e su c o r a z o n a b ie r to s a to d a s las c o sa s. Q ue se a a g r a d a b le en to d a o c a s io n , a m a n te d e la sim

18Rahmani, Testamentum Domini, 95, 97. 19 Siriaco: tettasrah.


TESTAM EN TU M DO M ININO STRIJESUCH RISTI

p licid ad , q u e no posea n ada en este m undo, sin o qu e p o rte y lleve continuam ente la cru z, q u e elim ina todoi m al, perseveran te en el a lta r dia y n och e, d ev o ta en su tra b a jo g u sto sam ente y en secreto. Si tiene uno, o d o s o tres coiin pan eras qu e se m an ten gan unan im es, yo e stare en tre ellas.. Q ue sea perfecta en el Senor, com o uno q u e es v isita d o p o r el E spiritu . Q ue re a lic e esas cosas q u e se le han e n se fiad o con tem o r y diligencia. Que exhorte a las m ujeres d esob ed ien tes (mulieres inobedientes), q u e in struya a las ig n o ra n te s’", co n v ie rta a las culpables, y q u e ensene a aqu ellas a ser castas, y q u e exam ine a la s d ia c o n isa s d e te n id a m e n te . Q ue h a g a sa b e r a las q u e e n tran c o m o y q u ien d e b e n ser, y q u e e x h o r te a a q u e lla s q u e p e r m a n e c e n fu era. A a q u e lla s q u e e sc u c h e n , q u e le s ofrezca pacientem cnte con sejos respecto a esas cosas que son b u e n a s. Q u e n o h able a la d e s o b e d ie n t e d e s p u e s d e tr e s adm o n icio n es (admonitiones). Que aco ja a aq u ellas qu e viviran m ucho tiem po en virgin id ad o pureza. Que c o rrija m odesta y pacificam ente a aq u ellas qu e son contra ria s. Con to d a s, que sea p a c ific a . Q ue re g a n e en p riv a d o a a q u e lla s q u e digan co sa s su p e rflu a s y v an as. Si se n iegan a escucharla, qu e lleve con sigo una m ujer de avanzada edad o q u e le h a g a al o b is p o (a d au res episcopoi) c o n o c e d o r d e l asunto. Que sea silenciosa en la iglesia y asidu a en la oracion. Que visite a las m ujeres enferm as y lleve cad a d o m in go a uno o d o s diacon os p ara qu e le ay u den . Se aceptaran sus suplicas a D ios y seran el sacrificio (holocaustum) y a lt a r 2’ d e D ios. A q u e lla s q u e eje rz a n c o rre c ta m e n te (probe) seran g lo rific a d a s p o r los arc an g e le s. P ero aq u ellas q u e sean in clem en tes, lo c u a c e s, c u rio sa s, fu r io sa s, b eo d as, m alvadas, o dem asiado aficion adas a los p lace re s (vehementer diligentes delectationes), la sem ejanza ( simulacra ) de sus almas, qu e se m antienen en p resen cia del Padre de la Luz, perecera y sera llevada p ara que m ore en la oscu ridad. Hs decir, mujeres ignorantes. '' Es decir, las mujeres enfermas. υ Siriaco: madbha.

A LETH EIA

MUJERES DlACONOS:


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

228 Sus obras q u e, d e hecho, son visib les, ascien den al suprem o, son em p u jad as facilm ente al abism o, p ara q u e d esp u es de la tra n sfo rm a tio n y d e str u c tio n d e este m undo, la sem ejanza de sus alm as suban para testificar en su con tra y para im ped ir q u e m iren h a cia a rrib a . De h ech o , la im agen o c a r a c te r de todas las alm as perm an ecen en presen cia de Dios antes de la creation del m undo. Por tan to , e le g id a la q u e p u e d a ir en c o n tra d e las ph ia la s sa g ra d a s23. De ellas son los d o ce p resb itero s (presbyteri) que alaban a mi Padre en el cielo, q u ien es recib en las oracio n es de todas las alm as pu ras y las ofrecen al m as Suprem o com o si fueran un d u lce arom a.

Este es un capitulo entero del TD. Trata solamente sobre los critc rios para la ordenacion o nombramiento y sobre los papeles conteni plativos y dedicados a la oration que las viudas han de asumir y ejeni plificar (algunos tornados de 1 Tim 5). En prim er lugar, se diet explicitamente que las viudas estan «ordenadas» en su oficio. Como h.t observado Gryson, el TD no distingue (al contrario que las CAT) entn «ordenar» y «designar». Ademas, se dice que las viudas estan «orden.i das» precisamente de la misma manera que lo estan otros clerigos importantes. En el capitulo anterior, por ejemplo, se «ordena» al clia cono de la misma manera que a la viuda24. Como ha apuntado Gryson, el hecho de que se «eligiera» a las viudas implica casi con seguridad (como lo hace con obispos, sacerdotes y diaconos) «una election correcta y justa, que supone un interrogatorio y una prueba»25. En segundo lugar, aqui el ideal de la casada solo en una ocasibn ( univiram), como en otros textos de esta coleccion, se loa con el cocli cilo de que la futura viuda ha de haber rechazado explicitamente ol’ri tas de matrimonio «por la fe». De esta manera, demuestra su dedio.i

23 Rahmani especula que el traductor siriaco confundio aqui dos terminos griegos —φΐίχλΐ] y φυλή—, y que, por tanto, la frase deberia leerse no como obviam ire phialis sanctis sino ire turmis sanctis—»ir en contra de los sagrados escuadrones» ( Testamentum Domini, 97 n. ? ) 24Ibid., 91 -95 . Lo mismo observa Gryson en Ministry o j Women, 64-65. 25Ministry of Women, 66.


TESTAM EN TUM DO M ININO STRIjESUCH RISTI

cion a su ministerio pastoral. En tercer lugar, el texto es inusualmente ivceptivo a la nocion tanto de la comunidad como de la propia viuda, <|ue funcionan como portadores de la revelacion del Espiritu Santo. I )e hecho, la revelacion a «los santO'S» parece ser un criterio de nombramiento y un signo de la aprobacion de la comunidad, y se cuenta ran que la misma viuda sea «visitada» por el Espiritu Santo, quien, de nuevo, la considera la favorita entre las mujeres de la comunidad. Aqui sus labores coinciden con las de las diaconisas de las CA. Ellas son, por asi decirlo, un obispo auxiliar para las mujeres. Por liltimo, el texto detalla minuciosamente su papel ejemplar como asceta y contemplaliva, y supone que no sera una labor facil. Debera ser apta y capaz de sostener un yugo pesado y llevar constantemente una cruz de pobreza e incesante oracion. En esta conexion final, se la relaciona tanto fisica como simbolicamente con el altar.

Testamentum Domini 1,41 (O racion de la viudas que se sientan delan te)26 Como ya hemos mencionado, el TD incluye oraciones para la ordenacion de todo el clero, incluyendo la de las mujeres. El siguiente Icxto son las instrucciones para la ordenacion de una viuda y la ora­ cion que el obispo dice al ordenarla. La ord en acion (ordinatio)27 d e una v iu d a sera d e la siguiente m anera. M ientras qu e ella este rezan do en la en trad a del altar y m iran do h acia ab ajo , q u e e l o b isp o d ig a en voz b aja (submisse), de m anera q u e solo p u ed a n oirlo los sacerdotes: «D io s san to y su b lim e, q u e v e s a las m u jeres h u m ild es, q u e has elegid o a los d eb iles y a lo s p o d e r o so s28, q u e has creado, oh Venerado, in clu so a estos q u e son d esd en ad o s, transm ite, oh Senor, un esp iritu de p o d e r sobre esta sierva tuya ", y for-

Kahmani, Testamentum Domini, 99. Siriaco: mattasrhanuta. « Debil» y «poderoso» estan en masculino plural en siriaco. I a palabra siriaca en este caso se traduciria al espanol como «sirvienta».

A LETH EIA

MUJERES DlACONOS:


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMIII' '

230

talecela en tu verdad de tal m anera que, cum plien do tu man dam iento y trab ajan d o en tu san tuario, sera p ara ti una hon rad a vasija y dara gloria en el dia, oh Senor, en el qu e glorili caras a tus pobres. D ale p o d er p ara qu e p ractiq u e felizm ente las ensenanzas p<>· ti descritas en la norm a de tu sierva. D ale, oh Senor, un espi ritu de h u m ild ad , d e p o d e r y p ac ie n c ia y am ab ilid ad , par.i q u e p u e d a , lle v a n d o tu c a r g a c o n a le g r ia in e fa b le , seg u ii hacien do sus labores. Sinceram ente, Senor D ios, qu e c o n o o nuestra d eb ilidad , perfecciona a tu sierva para la glo ria de III casa; fo rtalec ela p ara q u e e d ifiq u e com o un b rillan te ejem plo. D ios, san tificala, hazla sab ia y con su elala, p o rq u e , Dion nuestro Padre, tu reino es ben d ito y glorio so...» La gente: «A m en».

Se utiliza la misma palabra siriaca para ordenacion, mettasrhanuhi, para los obispos, presbitcros, diaconos y subdiaconos. Este texto i otro testimonio de la elcvada consideracion de que gozan las viudas en la comunidad. Sin embargo, vease la opinion de Martimort, quirn apunta que es un «error hablar de la ordenacion de las viudas», ya qm la imposicion de manos, bajo su punto de vista, esta limitada solo pai .1 los tres ordenes sacerdotales3". El enfasis en «cosas desdenadas·· parece un tanto contradictorio con el papel venerado del que gozan la viudas en el resto del documento. Aqui se enfatizan su papel e ideal, asl como cualidades que ya nos eran conocidas: capacidad de rezar en el altar; llevar la carga de la pobreza, de la soledad y de la oracion in< < santc; y servir con una capacidad cjemplar a la comunidad.

Testamentum Domini 1,423 031 Este capitulo, que sigue al que da las instrucciones sobre la ordc nacion de las viudas, describe como se han de comportar al comenz.n su nucva vida y ministerio.

30D e a c o n e s s e s , 51. 31 Rahmani, T e sta m e n tu m

D o m in i,

101.


1UIERES DlACONOS:

TESTAM EN TUM DO M ININO STRIJESUCH RISTI

D e sp u e s d e q u e la v iu d a h aya s id o e s ta b le c id a d e e sta m anera, q u e no solicite nada: sino qu e este ella sola (solitaria) y que se o cu p e de las su plicas de piedad. Ya q u e la fu n dacion de la san tidad y de la v id a de las viudas consiste en la so led ad (in solitudine), p a ra q u e no am e a o tro q u e n o sea e l D ios de los dioses, el Padre qu e esta en el cielo. En las h oras estab lecid as, q u e ofrezca so la sus alaban zas, a la noche y al am anecer. Si tien e la m e n stru ac io n (menstrua), q u e p e rm a n e z c a en la nave y q u e no acced a al altar, no p o r estar con tam in ad a (non quasi sit polluta) sino d eb id o al honor del altar (propter honores altaris); y d esp u es de q u e haya ayun ado y se haya lavado, q u e p ersev ere en el altar. En los dias d e P en tecostes, q u e no ayune. En la fiesta P ascu al, q u e de a lo s p o b r e s d e las co sas qu e po sea, y q u e se lave y rece d e esa m anera. C uando de las g racias y ofrezca sus alabanzas, si tien e com pan eras q u e son v irg e n e s d e un m ism o sen tir (unanimes) con ella, seria m ejor qu e recen con ella respo n d ien do: A m en. Si no, q u e rece sola bien en la iglesia bien en casa, en especial a m edia noche (media node). Los m om en tos en q u e es n ece sario q u e ella o fre z c a sus ala­ b an z as son lo s sa b a d o s (sabbatum), el d ia d e l Se n o r, ya sea Pascua, Epifania o Pentecostes. El resto del tiem po, q u e de las g ra c ia s en h u m ild ad con salm os, can ticos y m ed itacio n e s; y qu e ob re de esta m anera. De h ech o, el A ltisim o les san tific ara [a las v iu d as] y p e rd o n ara to d o s los p ecad o s q u e se les hayan im p u tad o y su ignorancia. M i celestial Padre les con fo rtara e ilum in ara sus caras, com o las caras de las vasijas sagradas, y b rillaran en mi gloria el dia de la recom pensa.

Queda claro por este texto que la funcion principal de las viudas es la de orar solas, para lo cual necesitan la capacidad de perseverancia en el altar. Rahmani observa que el fragmento sobre la menstruacion no aparece en la version copto-arabe32. Aunque en el texto prevalezca Ibid., 100 n. 2.

A LETH EIA

K


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

232 la preocupacion sobre la pureza de las zonas del altar, es significative) el hecho de que no se considere contaminada a la viuda que tiene la menstruacion. Y lo que es mas importante: el texto parece indicar que la edad canonica de sesenta era discutible y que se imaginaba a viudas mas jovenes casadas en una sola ocasion para esta comunidad. Este texto es uno de los pocos del TD que enumera las recompensas con las que se colmara a las viudas, lo que incluye (a pesar de la cruel referen­ d a a la ignorancia que, nuevamente, parece ser contradictoria con el papel pedagogico que se espera que las viudas adopten para con las mujeres) la remision del pecado y la promesa de la gloria eterna. Nue­ vamente, estos son indicios claros del elevado estatus de estas mujeres en la comunidad.

Testamentum Domini 2,4” Este texto proviene de un capitulo sobre las instrucciones y conducta de los catecumenos que estan a pun to de ser bautizados. Q ue las m ujeres no se adorn en ... p ara qu e los hom bres jo v e ­ nes y la ig lesia no caigan en la tram p a; sino q u e actu e n con m odestia y sabiduria (scienter): de lo con trario, qu e sean castigad as p o r las viudas qu e se sientan enfrente (a viduis habentibus praecedentiam sessionis).

En este texto se vuelve a enfatizar el papel pedagogico y exhortativo ejercido por las mujeres que ya hemos visto en mas ocasiones (p. ej. 1,40). Ademas, da fe del inmenso respeto con el que se trataba a estas mujeres ordenadas y del papel particular que ejercian con las mujeres congregantes y las catecfimenas.

Testamentum Domini 2,834 Este texto, del que se desconocen sus fuentes, esta incluido por el autor del TD. Como ha apuntado Martimort, el hecho de que este

3i Ibid., 119. 34Ibid., 129.131.


TESTAM EN TUM DO M ININOSTRI]ES\JCH RISTI

texto no se encuentre en la DA y si este incluido en el TD podria reflejar que es una practica real en su comunidad35. Que las viudas qu e se sientan enfrente u njan (ungantur) a las m ujeres [a las q u e se va a b au tizar], m ien tras q u e los presb iteros recitan la form ula sobre ellas. Y en el bautism o tam bien qu e esas viud as reciban a la m ujer envuelta en un velo m ien­ tra s q u e el o b isp o les d a la s fo rm u la s d e la p ro fe sio n : y d e nuevo cuando el ofrezca las form ulas d e la renuncia.

Aqui es obligatoria la presencia de las mujeres ministras —en este caso viudas, no diaconisas—y se senala en especial la preocupacion por el decoro y la decencia. Como correctamente observa Martimort, este es uno de los textos en los que el TD revela su especial preocupa­ cion «por los problemas de decencia y modestia que surgian con relacion al bautismo de las mujeres». En este caso, sin embargo, las provisiones son «mucho mas estrictas» que, por ejemplo, en la DA tanto en el compromiso de las viudas como en el uso del velo36. Apreciese que en este caso el ministerio le es confiado a la viuda y no a la diaconisa, como en la DA.

Testamentum Domini 2,19 (Orden de destitucion durante la Fiesta P ascual)37 Q ue lo s c re y en tes, h a b ie n d o sid o d e s p e d id o s, se vayan de acu erdo con sus ordenes. Que las m ujeres se vayan con sus esposos... Q ue la s v i u d a s 38 p e r m a n e z c a n h a sta el a m a n e c e r (tem pus matutinum) en el tem plo, d o n d e tendran com ida. Que las m ujeres presb itero s (presbyterae)39 perm an ezcan con el ob ispo hasta el am anecer, rezan do y descansando.

!5Deaconesses, 47. !S Ibid., 47-49. 17Rahmani, T e sta m e n tu m D o m in i , 141. '* Siriaco: a r m l a t h a . *9 Siriaco: q a s h i s h a t h a , literalmente «mujeres ancianas»; ni viudas ni presbiteros.

A LETH EIA

MUJERES DlACONOS:


1 AL

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

234

Aqui es evidente que todo lo referente a la liturgia pascual se orquesta y organiza cuidadosamente, incluso la despedida, que procede de manera ordenada y regular. A las viudas (claramente diferenciadas de las mujeres del pueblo) se les provee con comida y no abandonan el servicio, sino que permanecen en la iglesia orando. Como sucede en el TD 1,35, las viudas se diferencian de las mujeres presbiteros. Estas ulti­ mas tienen un puesto mas elevado en la jerarquia de la congregation y se sientan en un lugar prominente durante la liturgia. En un contexto como este, presbjterae se traduciria simplemente por «mujeres ancianas», pero su papel especial al lado del obispo implica un estatus y fundon especial. Como sucede en el TD, han de rezar, su principal responsabilidad como mujeres presbiteras en la congregation.

Canon de Clemente Este texto tan misterioso fue traducido al latin por J. A. Assemani de un texto siriaco llamado Nomokanon de Bar Hebreo40 —compuesto probablemente entre finales del siglo III y principios del siglo V—, cuya fecha se desconoce. Por tanto, y solamente por razones lingiiisticas, queda claro que no lo escribio Clemente, presbitero romano del siglo I que, de haberlo escrito, lo hubiera hecho en griego41. En una section de un capitulo dedicado a la constitution de las diaconisas, el autor siriaco atribuye los canones de su trabajo a los apostoles Pedro y Andres, y aqui a Clemente. Este es solo uno de los muchos textos de la Iglesia primitiva atribuidos a Clemente de Roma con objeto de aumentar su autoridad.

40 El texto siriaco fue editado por Paul Bedjan, N o m o c a n o n G r e g o r ii B a r h e b r a e i (Paris, 1898). Hay razones por las que pensar que la traduccion del siriaco de Assemani no es adecuada. Vease «Bar Hebraeus», en D i c t i o n n a i r e d e d r o i t c a n o n i q u e 2, donde Carlo de Clercq la dcs cribe como «assez defecteuse». Agradecemos esta informacion, asi como otros detalles pro vechosos sobre este texto a William Monroe de la Universidad de Brown. Agradecemos tambien a J. F. Coakley de la Universidad de Harvard por su ayuda al contrastar el latin con el siriaco de la edicion de Bedjan. 41 Sin embargo, Mayer'identifica inequivocamente a Clemente como el autor y como cl cuarto papa de Roma ( M o n u m e n t a , 5 η. 1).


TESTAM EN TU M DO M ININO STRIJESUCH RISTI

Q ue se elija a una v iu d a q u e haya e sta d o m ucho tiem po sin esposo, a p esar de haber sid o co accion ad a (compressa). Si no lo ha con sen tido y ha perseverado en oracion y castidad, que sea o r d e n a d a ( ordinetur) , c o n stitu id a en lo s e sc alo n es d el altar; y q u e el o b isp o re c e la o racio n ad e c u a d a en sile n c io sobre su cabeza. C u ando haya sido estab lecid a, qu e rece sin cesar. Y si esta m en stru an do, que p erm an ezca en la nave (in templo) y q u e n o a c c e d a al a lta r , n o p o r se r im p u ra (immunda), sino p o r el honor del a lta r". D espues de que haya ayun ado y se la hayan llevado, qu e sea asid u a a la fiesta pascual, q u e se lave y de esta m anera que rece. Que no ayune en los dias de Pentecostes.

Queda tambien claro por motivos no linguisticos que este documento no data del siglo I. Como apunta Mayer, guarda cierto parecido con un documento monofisita del siglo V titulado «Constituciones de la Iglesia egipcia»4243. Sin embargo, guarda tambien un parecido incluso mas impactante (quiza incluso dependencia) con TD 1,40 y 1,42. Por tanto, existe cierta relacion literaria compleja y una dependencia entre estos textos, aunque tal dependencia no sea probablemente directa. Es posible que este texto tambien dependa de alguna version de la TA. Lo que complica esa hipotesis (entre otras cosas) es que en la TA 11 se afirma explicitamente que cuando se designaba a una viuda, «no se le ordenada» sino que se le elegia. Aqui lo mas probable es que este orde­ nada, como lo esta en el TD, mediante la imposicion de manos que se reserva a los tres ordenes de hombres mas importantes en el TD. La ansiedad respecto a la aproximacion de las viudas menstruantes al altar, visto tambien en el TD, implica que no se tenia en cuenta la edad canonica de sesenta y que, por tanto, se ordenaba tambien a viudas mas jovenes.

42Vease Scriptorum veterum nova collectio e vaticanis codicibus, Angelo Mai (ed.),Typis Vaticanis, Roma 1825-, 10/2.7,7, que contiene parte del texto sobre la viuda menstruante que Mayer no incluye en su edition. " Mayer, Monumenta, 5 η. 1.

A LETH EIA

MUJERES DlACONOS:


AU

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

236 Constituciones de la Iglesia egipcia 3 7 ,1 -6 44 La procedencia, autoria, genealogia literaria y otros aspectos de esta ordenanza de la Iglesia egipcia son dudosas. Parece que se origina ron en comunidades monofisitas en algun momento del siglo V. Se duda tambien de si dependen de ordenanzas eclesiasticas anteriores. Parece que guardan algun tipo de relacion literaria con alguna forma (version, variante) de la TA de Hipolito, quiza los coptos Canones dc Hipolito, asi como con el TD y con el Libro 8 de las CA. Aunque proba blemente se escribiera originariamente en griego, en 1900 se descu brio una traduccion arcaica al latin del documento. Los siguientes canones incluyen instrucciones sobre el nombramiento, caracter y funciones de las viudas designadas. 1. Si se design a (constituitur) a una viuda, q u e no se le ordene (ordinetur), sino qu e se le elija (eligatur) p o r el nom bre. 2. Si su esposo fallecio m ucho tiem po antes, qu e se le designe. 3. Si, p o r el c o n tr a r io , n o ha t r a n s c u r r id o m u ch o tie m p o desde qu e su esp oso fallecio, no dep ositeis confianza en ella. 4. A pesar de qu e sea de avanzada ed ad (aetate provecta), prob adla du ran te algun tiem po; norm alm ente esas pasiones crecen con aq u el q u e les d a c o b ijo d en tro se si. Que se design e so lam en te p o r p a la b ra (verbo tantum ) a una v iu d a y q u e se u n a a la s o tr a s [v iu d a s d e s p u e s ] , y q u e n o se le b e n d ig a m edian te la im p o sicio n de m anos (nec vero manus ei imponatur) po rq u e ella no ofrece el sacrificio, ni lleva a cabo la liturg ia (quia non oblationem ojfert neque liturgiam facit). 5. El clero esta o rd en ad o (ordinatio f i t in clero) . Sin em bargo, q u e la viud a se design e (constituatur) p ara la oracio n , lo que es connin para todos.

Una de las principales diferencias entre estas Constituciones y la 7.1 es el modo gramatical. Lo que era indicativo en Hipolito se convierte en este texto en subjuntivo yusivo. Dicho de otro modo, lo que se des

44 D ie a llg e m e in e K irc h e n o rd n u n g , fru h c h ristlic h e L itu rg ie n u n d k irch lich e U b e rlie fe ru n g , Theodor Schermann (ed.), F. Schocning, Paderborn 1914-1916, 1,52-53; DA 2,105-106.


TESTAM EN TUM DO M ININO STRIJESUCH RISTI

cribe en TA, aqui se ordena. «Que no se ordene» (TA: «no se ordena»); «que se designe a la viuda» (TA: «se designa a la viuda»). No es facil cxplicar el porque de este cambio gramatical: quiza la intention del autor era simplemente subrayar mas enfaticamente que Hipolito que las viudas no se ordenaban, o su intention era, tal vez, acabar con la practica de la ordenacion de las viudas que quiza se estaba llevando a cabo en esa comunidad. Estas Constituciones difieren tambien de TA en que, en el canon 6, indican explicitamente el fundamento para la ordenacion del clero y no de las viudas, mientras que en TA Hipolito hace referencia a ello implicitamente. A las viudas unicamente se les nombra y se les designa —no se les ordena—y no se les ordena porque no ofrecen el sacrificio de la Eucaristia ni tienen una funcion litiirgica. En todo el texto hay una notable distincion entre ordinatio y constitutio (es decir, entre ordenacion y designation), y la diferencia tiene que ver con su implication en el oficio y servicio liturgico. Por tanto, sea cual sea el ritual que indica la introduction en la lista dc las viudas, no es la imposition de manos. Para el autor de estas Constituciones la unica fun­ cion de las viudas es rezar y, como apunta en el sexto canon, esta es una funcion que comparte con todos los cristianos, con la diferencia de que ellas lo hacen mas intensamente.

C onclusion Es sorprendente encontrar discusiones sobre viudas ordenadas tan tarde en el desarrollo del oficio eclesiastico. El Testamentum Domini y otros pocos textos relacionados han de considerarse independientes de una legislation anterior, e incluso contemporanea, porque atestiguan la inhabitual costumbre de un grupo de Iglesias de oriente que tenian varios y diversos tipos de oficios para mujeres —entre las que se incluian las viudas, presbiteros y diaconisas—, por lo que probablemente estaban relacionados de alguna manera a las estructuras eclesiasticas reveladas en los Hechos de Felipe y el Martirio de Mateo (vease capitulo 8). Otro aspecto inusual es que en estos textos las viudas gozan de un mayor estatus que las diaconisas. Como se dijo en el capi-

AL’

MUJERES DIACONOS:


MUJERES ORDENADAS ΕÎ? LA IGLESIA PRIMIIIVA

tulo 1, se ha de distinguir entre pertenencia al clero, ordenadon, ministerio liturgico y ministerio sacramental. Parece que ninguna d< estas mujeres ejercio un ministerio sacramental, pero claramenti algunas de ellas pertenecieron al clero y estuvieron ordenadas.


I M U JE R E S P R E S B IT E R O S

ir-' 1 titulo de presbitero esta siempre sujeto a interpretaciones conJl_/ textuales. Ya sean hombres o mujeres, puede hacer referenda a una persona adulta, como por ejemplo los presbyteroi y presbyterai en 1 Tim 5,1-2, mientras que los presbyteroi del 5,17 ocupan probablemente derto cargo de autoridad. Ademas, el titulo femenino de presbytera puede a veces hacer referenda a la esposa de un presbitero varon. Aunque, como veremos a continuation, en ocasiones no es el caso.

EN ORIENTE A pesar de que los sinodos y concilios tanto de oriente como de occidente condenaron en repetidas ocasiones la practica de las mujeres presbiteros, los testimonios epigraficos y literarios insimian que seguian existiendo, si bien en pequeno mimero. De las pocas referendas que aqui presentamos, son mas las que proceden de occidente que de oriente. En estos ejemplos, no se puede trazar claramente el llmite entre «ortodoxia» y «herejla», excepto en aquellos en los que se iden(ifica a un grupo conocido (p. ej. los montanistas de Epifanio y Agustin). TEXTOS LITERARIOS, CANONES Y LEYENDAS El Concilio de Laodicea y el Padre de la Iglesia Epifanio condenaron el establecimiento de mujeres presbiteros, mientras que los Hechos de Felipe y el Martirio de Mateo no argumentan a favor de las mujeres


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

240 presbiteros, sino que mas bien asumen su existencia. ^Fue de estas comunidades de donde otras estaban tomando ejemplo?

Concilio de Laodicea, Canon 11' Hay dos posibles concilios de Laodicea (Frigia), ambos de fechas inciertas. El primer concilio, del cual proviene el siguiente decreto, sc celebro probablemente a finales del siglo IV o principios del V. Sin embargo, hay expertos que piensan que sus canones representan una coleccion de decretos formulados durante varios anos. El segundo con cilio, cuyos decretos no se han conservado, se celebro posiblementc entre el 478 y 481, y fue convocado para juzgar el caso de Esteban, obispo de Antioquia, que fue absuelto del cargo del nestorianismo. Con respecto a aqu ellas a las qu e se llam a presbiteras o mujeres presid en tes (prokathemenai) , no esta perm itido designarlas en la Iglesia.

Presbytides, el primero de los dos terminos dificiles que en este texto se utilizan, lleva consigo la misma ambigiiedad que su homolo gos masculino presbyteros, lo que puede significar tanto hombre anciano como «anciano» en oficio; es decir, un oficial o presbitero. El contexto nos deberia especificar su significado, y aunque es escaso, lo poco que hay sugiere algun tipo de funcion u oficio eclesiastico; quiza, «mujci anciana» o presbitera. El segundo termino, prokathemenai signifiea mujeres que ocupan los asientos de delante, o el puesto de lider o pre sidenta. La palabra connota honor, privilegio y estatus. El termino que se utiliza para la designation, kathistasthai, difiere del lenguaje habitual de la ordenacion (cheirotonia o cheirothesia). El resultado es confuso, ya que mientras que los terminos para las mujeres implican oficios eclesiasticos, el termino para su designacion no lo hace. Es evidente que el canon pretende acabar con la practica, fuera cual fuera. Una posibilidad es que el decreto hable sobre las dia

'Texto: Mansi, S a cro ru m c o n c ilio ru m , 2,565-666; Mayer, M o n u m e n ta , 11; texto completo en ingles con comentario, PNPN n.s. 14,130-131.


A LETH EIA

MUJERES PRESBiTEROS

conisas superioras que portan un titulo y responsabilidad especial con respecto a otras diaconisas y mujeres en la Iglesia en general, quiza la de presidir los grupos de mujeres y asumir una especie de f’uncion casi presbiteral. Otra posibilidad es que estas mujeres ejercieran algun papel presbiteral autentico con una especie de ordenacion en la Igle­ sia, con la que el decreto queria acabar. Una manera de hacer eso es menospreciar al oficio mediante el uso de un termino que niegue su ordenacion reduciendolo simplemente a «designation». Ε·1 canon 45 de la misma coleccion parece tener un objetivo similar: «Las mujeres no deberan acceder al altar». Dicha legislation se promnlga unicamente para intentar acabar con una practica consolidada2.

Epifanio, Panarion (Caja de m edicinas) 49,2,1-3 (En co n tra de los q u in tilia n ista s... a los q u e se les h an su m ad o los a r to tir ita s )! Epifanio (c. 315-403), nativo de Palestina, fue obispo de Salamina en Chipre y un incansable combatiente de la fe ortodoxa. Su obra principal es el Panarion o Caja de medicinas, que contiene el diagnostico y tratamiento contra todas las herejias.Tambien se conoce c;omo Adversus Haereses o En contra de los herejes y es una obra polemica y en ocasiones descuidada, que depende de anteriores catalogos de Herejias, en especial de la de Hipolito. Cuando se refiere a los quintilianistas, realmente esta hablando de los montanistas, un movimiento carismatico que nacio en Frigia en la segunda mitad del siglo II y que pronto se extendio por gran parte del mundo mediterraneo. Usan tan to el A ntigu o com o el Nuevo T estam ento y tam bien hablan d e igual m anera so b re una re su rre ctio n de los muerto s. C o n sid e r a n a Q u in tilla y P r isc ila su s fu n d a d o r a s, lo m ism o q u e los c a ta frig io s. Llevan c o n sig o m u ch os testim o ­ n ies inutiles y atribuyen una gracia especial a Eva porq u e ella

’ Vcase discusion en Eisen, Women O fficeh o ld ers, 116-123. ‘Tcxto: P G 41,879-882.Traduccion completa disponible en FrankWilliams (td.), rio n o f E p ip h a n iu s off S a la m in a , vol. 2 , Brill, Leiden 1994.

The P a n a ­


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMiTIVA

242 fue quien com io prim ero del arb ol del conocim iento. Consideran a la h erm an a d e M o ise s p r o fe tisa , p a ra r e sp a ld a r su p ra c tic a d e d e sig n a r m u jeres p a r a el clero. A d em as, seg u n ellos, Felipe tuvo cu atro h ijas q u e p ro fetizaro n . Es h abitu al qu e en sus asam bleas entren siete viu d as vestidas d e b ian co p o rta n d o lam p aras p a ra p ro fe tiz a r a la gen te. Engafian a la gente qu e esta presen te, d an d o la im presion de ex tasis; fingen llorar, com o si estu vieran m o stran d o el d o lo r d el arrep e n tim ie n to d e r r a m a n d o la g r im a s y, p o r su a p a r ie n c ia , lam entando la vida hum ana. Las m ujeres entre ellos son obispos, presb iteros y el resto, com o si no existiera d iferen cia de n atu raleza. «P o rq u e en C risto Je su s no hay d iferen cia entre varon o m u jer» [Gal 3,28]. Estas son las cosas qu e hem os escuchado. Se les llam a artotiritas p o rq u e en sus m inisterios utilizan pan y qu eso y de este m odo llevan a cabo sus ritos.

Este pasaje aporta un interesante testimonio sobre el uso dc los textos biblicos como «documentos de autoridad» por parte de los grupos que argumentaban a favor o en contra de los roles de liderazgo de las mujeres en la Iglesia primitiva. Este texto ofrece tambien la unica description de un excepcional ritual litiirgico montanista. No se conocen mas testimonios del uso del pan y del queso como elementos sacramentales. Se puede sospechar que si Epifanio fue el unico cn narrar este extrano suceso, tal vez fuera debido a que se dejo llevar por la imagination. Sin embargo, la afirmacion de que estos grupos tenian mujeres obispos y presbiteros esta bien fundamentada, ya quo sabemos que estos grupos aceptaban el liderazgo de las mujeres.

Epifanio, Panarion ( Caja de medicinasj 78,23,2.79,3,6-79,4,1' O tros sostienen este sin sen tido so b re la santa V irgen p e r p e ­ tual actuando asom brados y de form a disparatada han estado y estan deseosos de ponerla en el lu g ar de Dios. Ya qu e se ha d ic h o q u e a lg u n a s m u je re s en A rab ia, p r o c e d e n te s d e la re g io n d e T rac ia, p ro p u sie ro n esta estu p id a id ea: p rep aran +Texto:?G 42,735-746.


una especie de tarta en nom bre d e la siem pre V irgen, se reunen y, en nom bre de la santa Virgen, intentan em pren der una obra q u e es irreveren te y b lasfem a in co n m en su rab lem en te: ejercen de sacerdotas de m ujeres en su nom bre.

Es evidente que Epifanio denigra totalmente la practica que se le ha contado, de la cual no sabemos nada mas. Luego pasa a defender comedidamente el honor legitimo de Maria. Repasa las referencias en las Escrituras hebreas y cristianas, argumentando que ninguna mujer fue nombrada sacerdotisa, ni tan siquiera las cuatro hijas de Felipe o ni la propia Maria, que ciertamente fue elegida. Cristo podria ineluso haber sido bautizado por ella, pero, en cambio, eligio que le bautizara Juan. Esta c la ro q u e e x iste un o rd e n d e d ia c o n isa s en la Ig le sia , pero n o p ara la funcion del sacerd o cio (h iera teu ein j ni p ara nada p o r el estilo qu e se les vaya a confiar, sino p o r el bien de la conveniencia de las m ujeres ya sea en el b au tism o o al exam inar alguna enferm edad o problem a y cuan do se ha de desvestir el c u e rp o de una inujer, q u e no ha d e ser v isto p o r el sacerd o te varon (anSr hierargon), sino p o r la m in istro m ujer que ha sid o n om brada para la ocasion p o r el sa c e rd o te para que ella p u ed a hacerse cargo d e las n ecesid ad es d e la m ujer cuyo c u e rp o se ha de desvestir. De este m od o, se p ro p o rc io nan debidam en te la regu larid ad y el ord en segun la costum bre. Esto es tam bien el m otivo p o r el q u e la p a la b ra de D ios no perm ite qu e una m ujer hable en la ig le sia 5o g o b iern e a un hom bre'. Se p o d ria decir m ucho mas al respecto. Sin du da se necesitaba el ord en d e las diacon isas en la Iglesia, pero tam bien se m enciona a las viu d as y, en tre ellas, a m u je­ res m ay ores o «a n c ia n a s», p e r o n o se m en cio n a en n in g u n lu g a r a las m u jeres p r e sb ite r o s o a las m u je re s sa c e r d o te s. C iertam ente, ineluso ni a las diacon os en el o rd en de la Ig le­ sia se les confia la proclam acion del m isterio, sino so lo asistir una vez los m isterios se hayan realizado. 1

1 Cor 14,34. 1Tim 2,12.

A LETH EIA

MUJERES PRESBtTEROS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIM IIIVA

244 Esta afirmacion la hace Epifanio al tratar el tema de las coliridi.i nas, un grupo de mujeres de Arabia que ejercen una especie de liturgi.i eucaristica feminista en honor a Maria. Esta practica no se conoce rii mas lugares en este periodo. Despues de reafirmar el honor que se le debe a Maria y el sacerdocio de los varones del AntiguoTestament!>, Epifanio proporciona uno de los testimonios mas tempranos del argi i mento de que si Jesus hubiera querido sacerdotes mujeres, hubier.i ordenado a Maria. Todo el pasaje tiene un tono condescendienU i insultante (p. ej.: «El sexo femenino es erroneo, falible y pobre en inteligencia... Venid ahora, siervos de Dios, utilicemos una mente varonil y dispersemos la locura de estas mujeres»). Esto reitera la exclusion de las mujeres del ministerio en el altar y limita su papel a la asistencia en el bautismo de las mujeres. La palabra diakonissa se usa para referirse a la diaconisa. Las muj< res presbiteras son presbytides (vease canon 11 del Concilio de Lao( 11 cea) y las mujeres sacerdotisas son presbyterides, termino que se apro xima mas a la palabra masculina presbyteroi. Hechos de Felipe 1,12,8-97 Los Hechos de Felipe datan probablemente de finales del siglo IV o principios del V y proceden de un grupo ascetico que fue perseguidn por la Iglesia mayoritaria. Podria haber surgido de entre los encratil a··. conocidos por haber defendido la abstinencia del matrimonio, la carin y el vino como esencial para la practica del cristianismo por los π < yentes que debian mantenerse pur os. Algunos expertos sugieren <|ii< el periodo del texto es inmediatamente posterior al 381-383 d.C . cuando Teodosio I promulgo los decretos condenando a los disidenl· asceticos, y apunta que provenian de la Frigia rural, donde habia tin historial de cultos de fertilidad conducidos por mujeres. El contexto del pasaje es que el apostol Felipe se ha encontrado cn su camino desde Galilea a una mujer llorando la muerte de su hi jo 7Texto: A c ta P h ilip p i , Francois Bovon, Bertand Bouvier y Frederic Amsler (eds.), BrepuU, Turnhout 1999, p. 385 (comentario en frances de F. Amsler, pp. 515-516).


b'elipe resucita al joven de la muerte y este recita lo que ha experimenlado mientras estaba muerto: una visita al infierno, similar en forma a otros del mismo genero (p. ej. Apocalipsis de Pedro). Alii vio a varias personas con diversos tipos de atuendos y el angel Miguel, su guia durante el viaje, o los propios sufridores le ensenaron que mal habian liecho para merecer tal tormento. El mayor pecado parecia haber sido intentar corromper o incluso desdenar y tratar con desprecio a los «puros» (es decir, miembros de esta comunidad). Aquellos que mejor siinbolizan y personifican esta pureza son la gran variedad de oficiales en la Iglesia. El contexto del siguiente pasaje es que Miguel le ha dicho al joven que se le ha convocado para regresar al mundo. La presencia de Cerbero es una combinacion interesante de temas cristianos y clasicos. C uando escuche esto, m e ap resu re a irm e, y salien do vi en la p u e rta un hom bre y una m ujer y el gran p e rro llam ado Cerb ero, d e tres b o cas q u e estab a atad o a la p u e rta con fu ertes cadenas. Estaba devoran do al hom bre y a la m ujer y tenia sus h ig a d o s en las p a ta s. Y e llo s, m e d io m u e rto s, e stab an g r ita n d o : «[Ten p ie d a d d e n o so tr o s! ;Ayuda!>> P ero n a d ie les ay u d o . E n to n ces yo fu i a a p a r ta r al p e r r o , p e r o M igu el me dijo : «D ejales, p o rq u e tam bien blasfem aron co n tra los presbiteros varones (presbyteroi), m ujeres presbiteras (presbytides) , e u n u c o s, d ia c o n o s , d ia c o r iisa s (d ia k o n issa i) y v ir g e n e s, m ed ian te falsas acu sacio n es d e im p u reza y ad u lte rio , y una vez hicieron esto se cn con traro n conm igo, M igu el, asi com o con R afael y U riel, y se los dim os a este p erro com o alim ento hasta el gran dia del ju icio ».

En mas lugares del libro primero de los Hechos de Felipe hay listas de los oficiales de la Iglesia: en todas ellas, episkopoi, presbiteros, virgencs y eunucos (1,6,8; 7,8-9.17.22-23; 8,23; 10,10-11). Solo aqui esta la lista completa, incluyendo mujeres presbiteros, diaconos y diaconisas. Aqui el termino presbytides no puede solo significar «mujeres adultas», como en otras ocasiones (p. ej. 1 Tim 5 ,2 ;Tit 2,3), ya que esta incluido en una lista de otras funciones eclesiasticas reconocidas. Ha

A LETH EIA

MUJERES PRESBITEROS


IV

MUJERES ORDENADAS ΕΝ LA IGLESIA PRIMITIVA

246 de referirse a una especie de ministerios eclesiasticos oficiales. Debido tambien a la existencia de las diaconisas para desarrollar funciones dia conales, lo mas probable es que la labor de las presbytides sea de algfin modo liturgica y complementaria a la de los presbiteros varones. El comentarista de la edition critica apunta que quiza estos encratitas habian preservado «la tradition antigua cristiana» de la presencia de las mujeres en los ministerios, a pesar de que la presencia de los pres biteros mujeres podria haberse visto influenciada por el clima reli gioso de Asia Menor, donde los testimonios arqueologicos y literarios parecen indicar una mayor prominencia de mujeres en puestos religio sos de liderazgo en las religiones grecorromanas.

M artirio de Mateo 2 8 8 Se desconocen el origen e incluso la forma original de este docu mento. La historia de los manuscritos es complicada y se conservan muchos manuscritos griegos de la era medieval primitiva y traduccio nes al latin, eslavo antiguo y armenio. Hay numerosas posibilidades do interpolation literaria con otras tradiciones apostolicas apocrifas anli guas. Aunque aqui parezca que el evangelista Miguel es el martir en cuestion, hay otras posibles relaciones con los Hecbos de Andres y Mateo (vease Hch 1,26). Los nombres de Mateo y Matias se han confundido en ocasiones en las tradiciones posteriores. Debido a que los manus critos que se han conservado son tardios, no se puede decir mucho sobre la epoca y lugar de origen. A Mateo le acompafia su condiscipulo Platon. Cuando Mateo es martirizado, quemandolo sobre un ataiid funerario, se le ve ascendei al cielo. Despues, le habla a Platon y le da indicaciones para la celebra cion de la Eucaristia. Platon ve a Mateo sobre el mar, acompanado d< dos hombres con atuendos brillantes y un hermoso nifio. El rey que

8Textos en griego y en latin en Maximilian Bonnet (ed.), Acta Apostolorum Apocrypha (Wisscitf chaftliche Buchgesellschaft, Darmstadt 1959), 2.259; discusion de las tradiciones ms., ibid . xxxiii-xxxv; discusion.del documento de Aurelio de Santos Otero en NewTestament Apocrypha, Wilhelm Schneemelcher (ed.), Westminster/John Knox, Louisville, KY, 1992, 2,458-460.


viaHj.aiv

MUJERES PRESBITEROS

247

ordeno la ejecucion tambien es testigo de la vision e inmediatamente so arrepiente y se convierte. Platon lo bautiza y sobre ellos aparece Mateo y les da nuevos nombres al rey, a su esposa, a su hijo y a su hija politica. Bonnet da tres versiones diferentes. 1. G riego ms. PF:Y en ese m om ento M ateo designo (katestesan) p resb itero al rey (basileus), de treinta y siete afios, y design o d iaco n o al h ijo del rey, d e d iecisiete an os, y d esign o p resb itera (presbytida) a la e sp o sa del rey y a la m u jer de su h ijo la design o diaconisa (diakonissa), con diecisiete anos. H abia una a le g ria en orm e en la ig lesia y to d o s se d ecian u n o s a o tro s: «;Am en! A labado sea el sacerd o cio (hierosyne) y la b en d icio n 9 en Cristo. Am en». 2. G riego ms. VUE: El b en d ito M ateo o rd en o (echeirotonSsen) al rey presb itero, a su hijo diacono, y tam bien a su esposa y a su n o v ia 10 d ia c o n is a s ( d ia k o n issa i) . L u e g o lo s a la b a ro n diciendo: «La alabanza y la gracia de nuestro Senor Jesu cristo este siem pre con vosotros». 3. L atin m s. EQ: En e se m ism o m o m e n to n u e str o b e n d ito M ateo o rd en o (ordinavit) al rey (im perator) presb itero: tenia treinta y siete. Y ord en o a la esposa del rey d iaco n isa (diako­ nissa): tenia treinta. Y al hijo del rey lo ord en o diacono: tenia d ie c isie te . Y a su m u jer la o rd e n o d ia c o n isa (diakonissa) y ten ia d iecisiete. D espu es h abia gran ale g ria en la ig lesia del Sen o r y to d o s d ec ia n : «A lelu y a, am en . Je ru sa le n es g lo rificada en el nom bre de C risto».

Segun el interes clerical, el texto adopta una forma u otra. Las versiones 1 y 3 estan relacionadas de manera mas estrecha, aunque la esposa del rey es presbitera en la version griega y diaconisa en la latina. Solo se le asigna una edad en esta ultima version. Es interesantc el cuidado a la hora de especificar las edades, dado que diecisiete anos era muy joven en cualquiera de las listas como requisito de edad para la ordenacion. Las Novellae 123,13 de Justiniano establecen los treinta

'Texto: en lo gism o s, en vez de eu lo gism o s (Lampe, L ex icon ) con referencia a este pasaje. 10El texto no especifica quien es cada mujer.


AL

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

248 aims para la ordenacion presbiteral, veinticinco para los diaconos y cuarenta para las diaconisas. La edad para la ordenacion de las diaconi sas variaba de una epoca a otra y de un lugar a otro, pero diecisietc hubiera sido demasiado joven en cualquier parte. La segunda version griega cita las edades de todos. El termino para la ordenacion en la version 1 es menos claro, mientras que en las otras dos se utiliza la ter minologia generalmente aceptada. El titulo de presbitera para la esposa del rey que se da en la version 1 posiblemente no se le haya dado por ser la esposa del presbitero, ya que se utiliza el mismo lenguaje de constitution para los cuatro y el titulo de diaconisa es rara mente utilizado —si es que alguna vez se ha utilizado—para referirse a las esposas de los diaconos. En las tres versiones es evidente la tendon cia de evitar sugerir la ordenacion presbiteral de las mujeres.

INSCRIPCIONES A pesar de que la primera inscription, la de Ammion, ha sido nor malmente entendida como montanista debido a su epoca y lugar, no es seguro. Las otras es poco probable que sean montanistas y, por las razones mas abajo expuestas, es poco probable que se refieran simplemente a una mujer anciana.

La presbitero Ammion 11 Inscription funeraria de la primera mitad del siglo III procedentc de LIcalc, en Frigia, Asia Menor. Es una de tres inscripciones que nom bran a un tal obispo Diogas. En otra inscription, Diogas dedica el memorial de un obispo llamado Artemidoros, que ha sido costeado por los fondos de la iglesia. La otra es el memorial del mismo Diogas, erigido por su esposa Aurelia Tatiane, que aim vivia cuando el fallecio.

"Texto: Elsa Gibson, «Montanist Epitaphs at U 9 ak», G R B S 16 (1975) 433-442, esp. 437-418 y T h e « C h ristia n s J o r C h ris tia n s» In sc rip tio n s o f P h ry g ia . G reek Texts, T ranslation a n d C o m m en ta ry , Harvard Theological Studies 32, Scholars, Missoula 1978, p. 136; hiew D ocs 4,122,7, p. 240; Eisen, Women O fficeh o lders, 116-117; traduccion en Kraemer, W om ens R e lig io n s , 256-257.


I o s editores suponen que estas tres inscripciones se refieren a la misma persona y, por tanto, datan aproximadamente del mismo periodo. Tambien se ha sugerido que los textos provienen de una comunidad montanista porque se hallaron en Frigia, la cuna del montanismo, y porque Epifanio da fe de la existencia de mujeres presbiteras montanistas (vease arriba, Panarion 49,2), contraria a la presunta ausencia de mujeres presbiteras en la iglesia «ortodoxa». Sin embargo, no hay olras caracteristicas tipicas del montanismo en estas inscripciones y hay quien ha dudado de este argumento12. El o b is p o D io g a s en m e m o r ia d e A m m io n la p r e s b it e r o

Ammion es un nombre comiin de mujer en Asia Menor central. Sin embargo, <;es el titulo de Ammion, presbytera, un titulo de oficio o su designation de mujer anciana? No hay un factor comparativo en la inscription, es decir, no se la compara con alguien que es mas joven (jue ella. Ademas, ^por que querria el obispo local, en vez de sus parientes, ser el que la conmemora si el significado del titulo es solo «mujer anciana»?Y si Diogas fuera un pariente suyo, ^no lo hubiera dicho en la inscription? En otra de las inscripciones, Diogas conme­ mora a otro obispo. Parece, entonces, que el obispo era la persona apropiada para conmemorar a aquellos en el oficio eclesiastico. Artem idora, presbitero 13 Procedente de una inscription de una momia en Egipto, siglo II o III. (M om ia) de A rtem idora, hija de M ikk alos y m adre Paniskiaine, presbitero, d escanso en el Senor.

El titulo pres’b’ en ocasiones se entiende como «anciana» en el sentido de edad avanzada, pero normalmente se trata mas bien de un

12Discusion minuciosa en Eisen, Women Officeholders, 116-123. nTexto: F ran cis Baratte y Bernand Boyaval, «Catalogue des etiquettes de momies du Musee du Louvre (C.E.M.L.)—texts grecs», Cahiers de Recherches de l ’lnstitut de Papyrologie et d’Egyptologie de Lille 5 (1979) 237-339, en 264 n°. 1115; NewDocs 4.240, n°. 122.6; Eisen, Women Officeholders, 125-126.

A LETH EIA

MUJERES PRESBITEROS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

250

titulo de oficio. El orden de las palabras sigue la forma habitual en este tipo de inscripciones: nombre, padre, madre, edad, origen, titulo y fecha14. Aqul no aparecen la edad, ni el origen, ni la fecha. Esta es la lectura mas probable, aunque los tres nombres aparecen en genitivo, por lo que es posible (pero menos probable) otra lectura de la inscrip cion: que Artemidora es la esposa de Mikkalos y madre de Paniskiaine. En este caso, podria ser posible que Paniskiaine fuera la presbitero de la familia. Se desconoce su funcion como presbitero, pero tales ins足 cripciones deberian entenderse en el contexto del canon 11 del Concilio de Laodicea a finales del siglo IV, cuya intencion era la de abolir precisamente lo que estaba haciendo esta mujer. Epikto P r e s b y t is 151 6

Breve inscripcion procedente de la isla de Tera, una de las islas Cicladas del mar Egeo.

El angel de la presbitero Epikto Existen unas cuarenta y siete inscripciones procedentes de Tera que comienzan por la palabra angelos, seguida en la mayoria de los casos de un nombre propio en genitivo. Se discute si las inscripciones son paganas, judias o cristianas, aunque la mayoria apunta a que son cristianas. La idea de un angel guardian de la tumba se encuentra en mas lugares (vease Agaliasis, de la isla cercana de Melos) pero es mas pronunciada en esta coleccion procedente deTera. El termino para presbitero, presbytis, podria significar simplemente mujer mayor, pero esto es poco probable en una tumba conmemorativa, donde se utilizan los titulos funcionales y honorarios (para los antecedentes, vease el canon 11 del Concilio de Laodicea, arriba) '6.

14Eisen, Women O fficeh olders, 126. l5Texto: Gregoire, R ecu eil 167, p. 58; discusion, Eisen y Denis Feissel, B C H 101 (1977) 209 228, en 210, 212 (fig. 2, p. 211). 16Mas discusion en Eisen, Women O fficeh o lders, 123-125.


A LETH EIA

MUJERES PRESBITEROS

K a le P r e s b y t is 17

Inscription procedente de Centuripae, Sicilia, probablemente del siglo iv o v. A q u i y a c e K a le , p r e s b ite r o , q u e v iv io c in c u e n ta a n o s d e m an era in ta c h a b le . F a lle c io en la d e c im o n o v e n a k a le n d a de octu bre [14 d e septiem bre].

El titulo de Kale aparece abreviado en preb; abreviatura de «presbi­ tero» que aparece en mas lugares de las inscripciones tanto griegas como latinas. La abreviatura podria referirse a presbytis o presbytera, dos formas con mas o menos el mismo significado. Ambos podrian significar «mujer mayor», pero Manni Piraino y Eisen apuntan que no apa­ rece tal designation para ese tipo de mujer en ningun otro lugar en las inscripciones de Sicilia. El termino podria significar tambien esposa de un presbitero, option poco probable en este caso dado que no se menciona ni se da titulo alguno a ningun esposo. La expresion de «Aqui yace...» (enthade keitai) es comiin en Italia, especialmente en las ins­ cripciones judias procedentes de Roma.

EN OCCIDENTE Algunos de los mejores testimonies tanto literarios como epigraficos de mujeres presbiteros provienen de occidente. La mayoria de ellos, debido a la naturaleza de la dinamica de su supresion, son circunstanciales y estan sujetos a multiples interpretaciones.

ESPOSAS DE CLERIGOS Con titulos tales como presbytera, existe siempre la posibilidad que se refiera a la esposa de un presbitero varon. De hecho, esta era la cos-

17Texto: AE 1957.454, p. 114; Eisen, Women Officeholders, 128-129, con discusion; Maria Teresa y Manni Piraino, Iscrizioni greche lipidarie del Museo di Palermo, S. F. Flaccovio, Palermo 1972, 36-37, n°. 13 (ilustracion 7); traduction en Kraemer, Womens Religions, 256; mencionado en NewDocs 1,79, p. 121.


A LE T H E IA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

252 tumbre incluso en occidente en ciertas epocas; asimismo se utilizaba el titulo de diaconisa para referirse a la esposa de un diacono18. Ejemplo de ello son el canon 19 del Segundo Concilio de Tours, el Sinodo de Auxerre y el posterior Sinodo de Roma (743). Estos se incluyen aqui para contrastarlos con el material que sigue, donde es muy poco probable que ese sea el caso.

Segundo Concilio de Tours, Canon 1919 Este concilio, al que asistieron nueve obispos, se reunio en noviembre de 567 en la basilica de San Martin. Se emitieron veinti siete canones, algunos de los cuales tratan sobre las relaciones entre el clero varon casado, obispos incluidos, y sus esposas. El canon 12 ordena a los obispos casados vivir en el celibato, rodeados de su clero y separados de sus esposas. El canon 19 comienza poniendo en duda que muchos arciprestes rurales, asi como diaconos y subdiaconos, «estan bajo sospecha de seguir con las relaciones sexuales con sus esposas». Luego pasa a declarar lo siguiente: Si se ha en co n trad o a un p resb itero con su p resb itera (presbyteria jo a u n d ia co n o con su d ia co n isa ( diaconissa j o a u n su b d ia c o n o c o n su su b d ia c o n isa (su b d ia c o n issa ), q u e sea ex co m u lg ad o (excommunis) p o r un an o en tero, d ep u e sto de to d o oficio clerical y sea pu esto entre el laicado.

Tanto el lenguaje de este canon en particular como el alcance global de los canones en el Concilio indican que las presbiteras, diaconisas y subdiaconisas son las esposas de los presbiteros, diaconos y subdiaconos respectivamente. Por tanto, el canon esta hablando sobre las esposas de los hombres que estaban casados antes de la ordenacion. No se exigia que los hombres se separaran de sus esposas cuando eran ordenados, sino que se mantuvieran celibes. El hecho de que los obispos se vieran

18 Para mas discusion, vease Brian Brennan, «“Episcopae”: Bishops’ Wives Viewed in Sixth Century Gaul», Church History 54,3 (1985) 311-323. El articulo trata sobre las esposas dr obispos y muestra como ellas tambien ejercieron funciones de liderazgo importantes. 19Concilia Galliae, C. de Clercq (ed.), CCL 148A (1963) 184.


obligados a emitir el decreto y que comenzaran anunciando que el requerimiento de la continencia estaba siendo ignorado, indica que esos liombres no estaban absteniendose de las relaciones conyugales. En cualtquier caso, una vez casados, sus esposas eran llamadas presbyterae (o, como en este caso, presbjteriae), diaconissae o subdiaconissae, segun el caso. Sin embargo, no es suficiente decir, por ejemplo, que las diaconisas en esta epoca son simplemente «las esposas de los diaconos», como sugiere Martimort20. A pesar de ser cierto, no va lo suficientemente lejos, ya que seguro que habia alguna diaconisa que para esta epoca se hubiera consagrado a la virginidad. Sin embargo, Martimort esta en lo cierto cuando apunta que aqui estamos realmente hablando de una nueva categoria al utilizar el termino «diaconisa». Segun este documento, las dia­ conisas y las presbiteras y las obispas han de ser celibes consagradas que no mantienen relaciones sexuales con sus esposos ordenados. Se da por hecho que no tienen un papel litiirgico o un estado clerical.

Sinodo de A uxerre, Canon 2121 Este pequeno sinodo diocesano estuvo presidido por Anacario, el obispo de Auxerre, en el 578 y a el asistieron siete abades, treinta y cuatro sacerdotes y tres diaconos. A pesar de su reducido tamafio, el sinodo emitio cuarenta y cinco canones. Uno de ellos prohibio que las ninas interpretaran coros o canciones en la iglesia. Otro, el canon 22, prohibio que las viudas de un sacerdote, diacono o subdiacono se volvieran a casar. El canon 36 prohibio que la mujer que tuviera la mano al descubierto recibiera la Eucaristia. Dada la cantidad de abades presentes, no es extrano que varios de los decretos traten sobre la disci plina monastica, incluyendo el canon 24, que prohibe a un abad o monje huir del claustro para casarse. El canon 21 demuestra que en ocasiones el titulo de presbytera no indica un oficio eclesiastico. No le esta p erm itid o a n in gun p resb itero , d esp u e s de haber rec ib id o la ben d icion de la ord en acio n , d o rm ir en la m ism a 20Deaconesses, 201. 21 En Concilia Gallia, C. de Clercq (ed.), CCL 148A (1963) 268.

A LETH EIA

MUJERES PRESBiTEROS


A LE T H E IA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

254 cam a con su p resb itera (presbyteraj o unirse en p ecad o carnal (in peccato ca rn a li m iscere); co m o ta m p o c o a un d ia c o n o o subdiacono.

Este sinodo se celebro mas o menos una decada despues del Segundo Concilio de Tours. Ambas asambleas francas utilizan el ter mino presbytera en el mismo sentido. En este caso, como en Tours, el termino se refiere a la esposa de un sacerdote que ha sido ordenado despues de haberse casado. El y su esposa estan obligados a vivir en castidad e incluso a dormir separados (aunque bajo el mismo techo) tras su ordenacion, y esta obligation se aplica tambien a aquellos con ordenes menores. De nuevo, la necesidad de promulgar el decreto probablemente indica que esas parejas no estaban llevando una vida casta tras la ordenacion sacerdotal o diaconal. Lo que si es seguro es que la presbytera aqui no se refiere a una mujer presbitero con funcio nes sacerdotales.

Sinodo de R om a22 En el 743 se celebro un sinodo en Roma bajo la presidencia del papa Zacarias (741-752), al que asistieron sesenta obispos. El sinodo se convoco para considerar una serie de asuntos relacionados con la disciplina eclesiastica. Se emitieron catorce canones en relation a esos asuntos, que incluian cuestiones sobre matrimonios en cuarto grado y ofrendas a dioses paganos. El quinto canon nos resulta especialmenli interesante. N adie deberia presu m ir de unirse fisicam ente a una abom ina ble con sorte, com o a una p resb itera (presbyteram), diaconis.i (diaconam), m on ja (nonnam) o m ujer (monacham) o matron.i esp iritu a l (espiritu ales commatrem) . C u alq u iera q u e cornel.i un ac to de este tip o , d e b eria sab er q u e esta d estin ad o a In* grilletes del anatem a (anathem atis vinculo) y con den ado pm el ju ic io de D ios y ex clu id o del cu erp o y sangre sagrados del Senor Jesu cristo. 22Mansi, Sacrorum conciliorum, 12.383; Mayer, Monumenta, 50.


Ironicamente, la formula para la excomunion fue redactada por el propio papa Zacarias. Distinguia tres tipos de excomunion, de las cuales el anatema era la pena reservada para las ofensas mas graves contra la disciplina eclesiastica. Al promulgar la sentencia, el papa tenia que estar vestido de manera solemne, sentarse frente al altair y entonar la formula del anatema: «Privamos a N., a el mismo y a todos sus com­ plices e instigadores, de la comunion del Cuerpo y Sangre de Nuestro Senor; le separamos de la sociedad de todos los cristianos; le excluiinos del seno de Nuestra Santa Madre Iglesia en el Cielo y en la tierra, le declaramos excomulgado y anatematizado; y le juzgamos a estar condenado al fuego eterno con Satan y sus angeles y con todos los reprobados, hasta quc no reviente los grilletes del diemonio, haga penitencia y satisfaga a la Iglesia; lo entregamos a Satan para que mortifique su cuerpo, para que su alma se salve el dia del juicio». Se envia una nota escrita a los obispos y sacerdotes de los alrededores avisandoles de que no den la comunion al anatematizado. Esta es la pena severa que aqui se preve. Las presbiteras y diaconisas en cuestion eran las esposas de los sacerdotes y diaconos que estaban casados antes de ser ordenados y eran posteriormente obligados a la castidad. TRES NORTEAFRICANOS CONTRA LAS MUJERES PRESBITEROS Tertuliano creia firmemente que las mujeres poseian el don de la profecia, pero no el derecho de acceder al altar. En ocasiones identilica a las que ataca como «hereticas», aunque no es asi en el caso de la liistoria deTecla (Sobre el bautismo 17,4). Al mismo tiempo, es evidente en Sobre la modestia 13.7 y A su esposa 1,7 que miembrois del orden de las viudas, aunque no ejercieran funciones sacerdotales,, eran considei atlas miembros del clero en su iglesia catafrigia. La carta de Firmiliano en la coleccion de Cipriano indica probablemente la presencia de la influencia montanista, aunque se podria pensar que para mcdiados del siglo III habia ya una clara delineation en Asia Menor entre montanistas y otros, y que condenar algo como parte de «la N'ueva Profecia»

A LETH EIA

MUJERES PRESBITEROS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

256

seria suficiente. Firmiliano no traza ese limite en este texto. Agustin simplemente repite las descripciones de las practicas igualitarias mon tanistas en la selection del clero (vease Epifanio).

Tertuliano, De praescriptione haereticorum 41,523 Nacido en Cartago, norte de Africa, Quinto Septimio FloroTertu liano (c. 160-225) fue uno de los Padres latinos mas influyentc y bri llante. Fue muy critico, en especial con las mujeres, a pesar de que la mayoria de esos comentarios abusivos han de ser cuidadosamente con textualizados e interpretados24. Converso del paganismo,Tertuliano sc convirtio en un apologeta prolifico y efectivo del cristianismo. En sus obras teologicas hizo un gran esfuerzo (junto con la Biblia latina, segu ramente disponible ya a finales del siglo Ii) por aumentar y desarrollar el vocabulario teologico de la Iglesia. De hecho, se empleo tanto en ello que normalmente se le llama «el padre de la teologia latina». A pesar de su moral rigorista, se ha exagerado la influencia que en cl tuvieron la Nueva Profecia o el movimiento montanista. Aunque probablemente no fuera —como se ha dicho en ocasiones—el editor de la Pasion de Perpetuay Felicitas, tiene mucho que decir sobre las mujeres y su ejercicio del ministerio (a pesar de que no dijera nada sobre las dia conisas). En su obra antiheretica De praescriptione haereticorum, escrita sobre el 200, cuando el autor se encontraba en lo que los expertos llaman su «periodo catolico» (es decir, antes de que su pensamiento manifestase signos de la influencia montanista),Tertuliano expone su famoso argti mento de que los herejes no tienen derecho a interpretar las Escritu ras porque no son suyas. Al final del tratado, narra el comportamicnto 23 D e p r a e s c r i p t i o n e h a e r e t ic o r u m , R. F. Refoule (ed.), C C L 1 (1954) 221. 24 Segun un estudio reciente, «las opiniones de Tertuliano acerca de las mujeres, consideran dolas dentro de su propio contexto cultural y teologico, no eran inusualmente negatives sino relativamente positivas»; y «hay varias declaraciones [en sus escritos] que respaldan la idea de que el consideraba a las mujeres ontologicamente iguales a los hombres». Vc.i.s# Daniel Hoffmann, T h e S t a t u s o f W om en a n d G n o s t ic is m in I r e n a e u s a n d T e r t u l l i a n , Mellen, Lewis ton, NY, 1995, pp. 148.152.


A LET H EIA

MUJERES PRESBITEROS

de sus oponentes, considerando la actividad ministerial de las mujeres i'll estas sectas. E stas m u je re s h e re tic as: jq u e d e sc a ra d a s (procaces) son! Se atreven a en sen ar (audeant docerej, a d eb atir, a lle v a r a cabo ex o rc ism o s, a in te n tar curar, q u iz a in clu so a bau tiz:ar (fortasse an et ting ere).

Aislandolo de su contexto, parece que el objetivo prioritario de este texto es el de relatar las irregularidades del ministerio de las mujeres en las sectas hereticas a las que Tertuliano deplora. Sin embargo, dentro de su contexto, queda claro que la queja principal de Tertuliano va dirigida contra la disciplina de las sectas hereticas en si, y en especial contra las desviaciones de los hombres hereticos. Con rela­ tion a esto, las practicas «descaradas» de las mujeres sirven como ilusIration de la irregularidad, capricho y arrogancia de los hombres here­ ticos, cuya incapacidad para controlar a las mujeres en las sectas es prueba suficiente de mayores defectos. A pesar de que el texto no vaya principalmente dirigido contra las mujeres hereticas, resulta valioso para indicar inequivocamente que iunciones ministeriales, segun Tertuliano, no se les permitia asuimir a las mujeres. La proscription de ensenar apareccra de nuevo en los escritos deTertuliano (vease el texto de Adversus Marcionem 5,8,11, mas abajo), que la basa tambien en un texto paulino (1 Cor 11,5) y ahi se aplicara tambien a mujeres que son impecablemente ortodoxas. En cuanto a la proscription de exorcizar y curar, es significativo queTertulianio parece permitir siempre a los varones cristianos ortodoxos laicos llevar a cabo estas funciones. En su Apologia, por ejemplo, dice que el exorcismo puede llevarlo a cabo a quolibet Christiano, es decir, «cualquier eristiano»25. En otras palabras, estas actividades no eran, en la medida en que Tertuliano lo veia, la prerrogativa de los sacerdotes o de cualII niera de las otras categorias del clero. (De hecho, los exorcistas no llegaron a ser miembros del clero eristiano hasta mucho despues de que Tertuliano acabara esta obra.) Por tanto, uno se ve forzado a concluir

■Apologeticum , CCL 23.4,

1 (1954) 131.


AU

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

258

que, por lo menos en este caso, cl estatus no ordenado de una mujer no era lo que la excluia de sacar los demonios y curar, sino su sexo. Si no le estaba permitido exorcizar ni curar, no le estaba permi tido, ajortiori, ensenar. Esta idea yace implicitamente en este texto, al igual que lo hace explicitamente en todos los comentarios de Tertu liano sobre los pronunciamientos paulinos de guardar silencio y de no ensenar en 1 Cor 14,34-35 y 1 Tim 2,12. A la luz de la prohibicion de ensenar resulta tambien significativa la opinion comprensiva de Tertu liano sobre las mujeres que profetizan (vease el texto de Adversus Mar cionem 5,8,11, mas abajo), que la basa tambien en un texto paulino ( I Cor 11,5). El lenguaje que utilizaTertuliano al describir el bautismo llevado a cabo por las mujeres sugiere no solo que considera esto como una de las ofensas mas graves que aqui discute («incluso» bauti zar), sino ademas que no puede estar seguro («quiza») de que sean las mujeres realmente las culpables de ello.

Tertuliano, De cultufem inarum 2,12,126 La obra que actualmente conocemos como De cultu feminarum (c. 200) estaba compuesta originariamente por dos obras distintas escritas por Tertuliano y que ahora aparecen unidas. Como consecuen cia, los dos libros que componen Sobre el atuendo de las mujeres no son coherentes ni continuos. Sin embargo, en ambas obras,Tertuliano trata sobre los mismos temas, centrandose en algunos detalles sobre el peinado, pigmentos, tintes de pelo, vestimentas elaboradas, excesos en la vestimenta y temas similares, amonestando a las mujeres a recha zar todo esto tanto por su origen diabolico como por ser signos ext π nos de la castidad interior. (Tertuliano tambien advierte a los hornbres [2,8] de que no estan exentos de estos comentarios.) En el penultinm capitulo de la obra, utiliza la palabra «sacerdotisa» con relacion a las mujeres, aunque lo que Tertuliano tiene en mente es un tipo especial de sacerdocio.

26De cultufeminarum 2.12.1, E. Kroymann (ed.), CCL 1 (1954) 367.


AL

MUJERES PRESBlTEROS

D eseem os solam ente n o ser m otivo de la blasfem ia. Que gran m otivo de blasfem ia (blasphemabile) es si tu , de quien se d ice q u e eres la sa c e rd o tisa de la c a stid a d (sacerdotes pu dicitae), ap arecieras en p u b lic o v estid a y m aq u illad a (cultae et expictae) com o las no castas.

Este texto indica claramente el linico papel sacerdotal que Tertuliano quiere conceder a las mujeres. Si no se les permite ensenar, debatir o bautizar, ni incluso curar ni exorcizar, podrian servir como «sacerdotisas» de la castidad. Al utilizar este termino Tertuliano presumiblemente no imagino que «sacerdotisa» fuera realmente un papel social o una categoria eclesiastica como lo era «viuda», e incluso menos atm como un oficio que fuera reconocido en un ritual de ungimiento u ordenacion. Parece mas bien que lo utiliza para sugerir que las mujeres, en especial con relation a su vestimenta y su papel social, ejemplificaban y «hacian de mediadoras» de la virtud de la castidad. Obviamente, este papel se expresa implicita y silenciosamente, y no dc forma piiblica y explicita, a menudo a traves de los hechos expresivos del presbiterado. En este sentido, tenian un papel «apologetico» que ejercer en el sacerdocio, en la medida en que manifestaban al mundo romano la gran virtud moral caracteristica de la Iglesia cristiana. En otras palabras, no ejercian el ininisterio de la oration o ensefianza que las convertiria en mediadoras sacerdotales en el sentido estricto de la palabra. El termino sacerdotes pudicitae nos recuerda sin duda a las virgenes vestales de la antigua religion romana, aunque deberiamos cuestionar si Tertuliano relaciono estas sacerdotisas cristianas con aquellas antiguas virgenes romanas. Sin embargo, y en mas ocasiones en su obra Exhortacion a la castidad 13, las utiliza como simbolo de castidad a imitar por las viudas cristianas.

Tertuliano, De baptismo 17,427 Valiosa como testimonio para la historia del rito dc initiation, la obra de Tertuliano Sobre el bautismo (c. 200) fue, al parecer, propiciada

'Debaptism o,

J. Borleffs (e d .),

CCL

1 (1954) 291-292.


AL'

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

260 por las criticas de una tal Quintila, una «vibora de la herejia cainita» (De Bapt. 1), una secta cuya obra «venenosa» trato de abolir el bau tismo. En respuesta,Tertuliano escribio un conjunto de piezas breves sobre los inicios, significado y adecuada administration del rito bautis mal, cuestionando al final tanto el derecho de las mujeres a instruir como a bautizar, aunque los cainitas habian rechazado el Sacramento. Aparentemente,Tertuliano reacciono ante la practica de algunas muje­ res que, siguiendo el ejemplo del bautizo deTecla a si misma en el agua de la acequia del anfiteatro de Antioquia (Hechos de Pabloy Tecla 34), estaban reivindicando el derecho a bautizar. Sin em bargo, la petulancia de esa m ujer (petulantia mulieris), q u e e r r o n e a m e n te ha a d o p t a d o el d e r e c h o a e n se n ar, no en gen drara tam bien el derech o a b au tizar (tinguendi ius)2\ a n o ser qu e viniera una nueva serpien te, de fo rm a qu e, com o la prim era [es decir, Q uintila] d estru y o el bautism o, asi otra d eb eria p o r su p ro p ia a u to rid a d (p er se) con ferirlo . Pero si los escritos qu e erroneam ente se dicen que han sido escritos p o r Pablo [es decir, Hechos de Pablo] afirm an el e jem p lo de Tecla de perm itir que las m ujeres ensenen y bauticen, qu e se sep a qu e en A sia, el sacerdote qu e falsified ese escrito (com o au m e n tan d o el p r e stig io d e P ablo p o r el su yo p r o p io ) fu e d escu b ierto y, au n qu e confeso qu e lo hizo p o r am or a Pablo, p e rd io su pu esto. ^Como se p u ed e creer qu e algu ien q u e no ha perm itid o a una m ujer ni siq u iera ap ren d er p o r derecho, le diera el p o d er de ensenar y b au tizar a la m ujer? «Q ue guarden silen cio », d ice, «y qu e p regu n ten en casa a sus esp o so s» [1 Cor 14,34-35].

Una vez mas,Tertuliano cuestiona el derecho de ensenar de las mujeres. Si, segun la orden apostolica, la mujer no puede ni aprender, entonces por consiguiente (de nuevo a fortiori) no puede legalmentr ensenar ni bautizar. (Aunque, sin embargo, aTertuliano le parece posi ble que algunas podrian haber estado haciendolo). Ademas, no es sim28 28 En sus escritos Tertuliano solia utilizar el termino legal ius, que significa un derecho a cjci cer algun privilegio.


A LETH EIA

MUJERES PRESBITEROS

plemente que ha ensefiado lo que a Tertuliano le parece problematico, sino que hava declarado su autoridad personal y la de una obra evidentemente apocrifa en contra de la autoridad apostolica explicita. Por tanto, la cuestion no es tanto que una mujer este ensenando la doctrina heretica, como que sea una autoridad magisterial. Tertuliano no queria que la mujer ensenara en absoluto, aunque su labor fuera estrictamente la pedagogia ortodoxa del bautismo.

Tertuliano, Adversus Marcionem 5,8,1129 Escritos sobre el 206-212, los cinco libros contra Marcion constituyen el trabajo mas extenso de entre todas las obras de Tertuliano. Son tambien algunos de los testimonies mas importantes sobre el pensamiento de Marcion. Despues de tratar la doctrina de Dios y el pensamiento cristologico de Marcion en los tres primeros libros del tratado, en los dos ultimos libros Tertuliano pasa a comentar la Antitesis de Marcion y su intcrpretacion de la Biblia en general. El siguiente texto trata de la discusion de los dones del Espiritu que se habian presagiado en «La Ley», es decir, en el Pentateuco, y, mas en general, en otras partes de la Biblia hebrea. Aqui Tertuliano esta decidido a demostrar que «el Apostol» (es decir, Pablo) esta en conformidad con los profetas hebreos (uno de los puntos que Marcion trato de negar por todos los medios en la Antitesis) y hace uso de ellos como autoridad al hablar de los dones espirituales (especialmente en 1 Corintios). Una de las intenciones de Tertuliano, ademas de demostrar la permanente autori­ dad de las Escrituras hebreas, es la de desafiar a Marcion a citar hombres y mujeres que hubieran profetizado, porque esto hubiese sido para Tertuliano signo de autoridad y autenticidad. A sim ism o, al p re sc rib ir (praescribens) a las m u jeres g u ard a r sile n c io en la ig le sia , q u e n o h a b le n c o n el p r o p o s it o de apren der [1 C or 14,34-35] —au n q u e el [Pablo] ya ha m ostrado q u e in clu so ellas tien en d e re c h o a p ro fetizar, c u a n d o po n e un velo so b re la m u jer q u e p ro fetiza [1 Cor 11,5-6]—, u tilizo

AdversusM arcionem ,

E . Kroym ann (e d .),

CCL

1 (1954) 688.


MUJERES ORDENADAS ΕΝ LA IGLESIA PRIMITIVA

su a u t o r id a d p a r a s o m e te r a la s m u je r e s (subiciendate fe m inae) a la ley (ex lege)... q u e [M a rc io n ] ta m b ie n m e m u e stre a m i a lg u n a d e esas m u je re s e sp e c ia lm e n te san tas d e su c o m u n id a d q u e haya p ro fe tiz a d o ...

Una vez mas, la cuestion de los derechos y limitaciones de las mujeres a hablar en la iglesia conlleva al tema central bajo discusion. Durante una discusion mas extensa sobre la duradera validez de la Ley y de la posesion del Espiritu,Tertuliano vuelve a hacer alusion a la prohibicion apostolica de que las mujeres hablen en la iglesia, al menos con relacion a la ensenanza y el aprendizaje. Ademas, haciendo referenda nuevamente a Pablo, y quiza reflejando la influencia de su apego al montanismo,Tertuliano concede explicitamente a las muje­ res el derecho a profetizar (cf. 1 Cor 11,5: «Pero cualquier mujer que ore o profetice con su cabeza descubierta deshonra su cabeza»). La «ley» a la queTertuliano se refiere es posiblemente Gn 3,16. Aqui, como en mas ocasiones, Tertuliano no permite que las mujeres ense ben o ejecuten un acto sacramental, pero si les permite profetizar. De hecho, lo considera como un signo de posesion del Espiritu y, por tanto, de autoridad.

Tertuliano, De virginibus velandis 9,130 Tertuliano consideraba el asunto del velo de las virgenes tan importante que no solo lo abordo en De virginibus velandis (< . 207?) sino tambien en dos de sus otras obras latinas y en una griega. En el curso de una larga discusion sobre este tema,Tertuliano considera cua les son las leyes generales que rigen la actividad de las mujeres en la Iglesia. En especial pregunta si se deberia permitir que las mujeres ensenen, bauticen o ejerzan como sacerdotes. j c

N o se p e rm ite q u e u n a m u je r h ab le en la ig le sia (Non perm itti tur m ulieri in ecclesia lo qu i).T am p o c o p u e d e e n se n ar (docere), b a u tiz a r , o fr e c e r (offere), n i a d o p t a r p a r a s i (sibi uindicare)

30D e

v ir g in i b u s v e l a n d is ,

E. Dekkers (ed.),

CCL

2 (1954) 1218-1219.


ninguna fun cion propia de un hom bre (nee ullius uirilis muneris), en esp ecial el oficia sacerdotal (nedum sacerdotalis officii).

Este texto es uno de lo; listados mas completos en las obras de Tertuliano acerca de las fundones sacerdotales que no les estaban permitidas a las mujeres. Aunque Tertuliano escribiera este texto en la epoca en la que estaba bajo la influencia del montanismo y, por tanto, a favor de que las mujeres profetizaran, seguia sin querer permitir a las mujeres ejercer cualquier fuicion sacerdotal u oficio. Ademas, afirma claramente que las mujeres no han de desarrollar labores sacerdotales porque estas son adecuadas solamente para los hombres. Con el termino fffere, Tertuliano quieredecir celebrar la Eucaristia.

Tertuliano, De virginibus velandis 9,231 En el mismo texto, Tertdiano ofrece la description mas detallada sobre el orden de las viudas. ÎžΡ ella se incluyen detalles con respecto a su emplazamiento fisico en li reunion cultica, requisitos para la admision en el orden y los ministerios que ejercian sus miembros. Debian tener al menos sesenta anos de edad, estar casadas en una sola ocasion, ser conocidas por haber educado bien a sus hijos, y sabias y suficientemente experimentadas paradar buenos consejos. El siguiente texto hace referencia a la decision equivocada de un obispo de introducir a una virgen en el orden de las viudas. Se a ciencia cierta qu e m cierto lugar (alicubi) se in tro d u jo a una virgen en el ord en d e las viudas (in viduatu). Si el ob ispo habia estad o o b ligad o a p ro p o rcio n arle algu n a ayuda, seguram ente lo p o d ria h ab;r hecho de alguna otra m anera, para h aber p re se rv a d o el respeto a la d iscip lin a, p a r a q u e no se sefiale en la Iglesia tal n ilagro (no dire m on struo) com o una virgen -viuda (virgo vidia).

Este texto demuestra laexistencia del orden de las viudas en la Iglesia norteafricana. Quedaclaro que la objecion de Tertuliano no va

0 7 .2 (1 9 5 4 ) 1219.

A LETH EIA

MUJERES PRESBITEROS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

264 dirigida al deseo del obispo a proporcionar ayuda a una virgen necesi tada, sino a su decision de iniciarla en un orden cuyos criterios para el ingreso —en esta ocasion, lo mas probablemente el criterio de edacl no se habia cumplido. El resultado no es simplemente la embarazosa indisciplina eclesiastica, sino una falta del respeto que bien se merecv el orden de las viudas. La «virgen-viuda» podria ser facilmente identi ficada por el lugar donde se sienta en la iglesia, normalmente reser vado para las viudas. Es evidente, por tanto, que Tertuliano estaba decidido a preservar el estatus definido y especial del orden de las viu das en Cartago.

Tertuliano, De exhortatione castitatis 10,5 12 Tertuliano insta a un amigo a no casarse de nuevo y le recomienda una vida de continencia. En el decimo capitulo del tratado, Tertuliano hace hincapie en las ventajas de la viudedad. Recurriendo a ejemplos de las Escrituras hebreas y de Pablo acerca del atractivo de la pureza, Tertuliano habia sobre lo que fue revelado en un oraculo de la profetisa montanista Prisca. De nuevo m ediante la santa p ro fetisa (prophetidem) P risca se p r e d ic a el e v an g e lio d e esta m an era [es d ecir, m ed ian te la profecia], qu e la santa m inistra con oce para servir a la santidad. «La pu reza», d ice ella, «trae arm on ia, y ellos ven visiones y, volvien do sus ro stro s al suelo, tam bien oyen voces claras, qu e son tan saludables com o m isteriosas».

Aunque generalmente Tertuliano se opone con vehemencia a que una mujer ejerza un papel magisterial, aqui reconoce (como lo hace en Sobre el alma 9,4) que algunas mujeres (como Prisca), bajo la inspira cion del Espiritu Santo, si pronuncian profecias autoritativas. Tertu liano considera el oraculo de Prisca una autoridad junto con las Escri turas hebreas y el Apostol, ya que la accion del Espiritu Santo ha tenido un efecto sobre todos ellos.

De exhortatione castitatis, J.-C. Fredouille (ed.), enSC 319(1985) 106.


Tertuliano, D e monogamia 11,133 Escrito sobre el 213, este es uno de los tres tratados que Tertuliano escribio —probablemente bajo la influencia del montanismo— sobre el matrimonio y sobre segundas nupcias, que decididamente repudia. De hecho, las considera moralmente equiparables al adulterio. Aqui, en el primer capitulo del tratado, Tertuliano pregunta como alguien puede pedir al clero monogamo santificar un segundo matrimonio cuando ellos mismos estan comprometidos a un linico ma­ trimonio. Esta claro que la monogamia implica la obligation de casarse en una sola ocasion en la vida (no mas de un matrimonio simultaneamente). ^Com o so lic ita is la b en d icio n d e un m atrim o n io si a aq u ello s m ism os a lo s q u e se lo p e d is n o les esta p e rm itid o tener, co n cretam en te a lo s o b isp o s m o n o g am o s, a lo s p re sb ite ro s y d ia c o n o s, o b lig a d o s a la m ism a p r o m e sa , y a la s v iu d a s cuyos m o d o s (sectam) habeis re c h az ad o p a r a v o so tro s m is­ m os?

Este texto demuestra mediante paralelismo gramatical (como lo hace en De pudititia 13,7, mas abajo, en el enfasis sobre el emplazamiento de las viudas en las asambleas liturgicas) que Tertuliano consideraba a las viudas parte del clero34.

Tertuliano, D e pudititia 13,735 ^Por que... gu iais al penitente ad u ltero a la m itad de la iglesia y le m andais arro d illarse, en saco y cenizas... an te las viudas, an te lo s p r e sb ite r o s ( ante viu das, ante p re s b jte ro s), im p lo ra n d o las la g rim a s d e to d o s, b e sa n d o las h u e llas d e to d o s, apretan do las rod illas de todos?

33D e m o n o g a m ia , en S C 343 (1988) 178, y E. Dekkers (ed.), C C L 2 (1954) 1-5. 34 Expertos contemporaneos estan de acuerdo. Vease Danielou, M i n is t r y o f W om en in th e E a r l y C h u r c h , trad. G. Simon,The Faith Press, Londres 1961, p. 17, y Gryson, M i n is t r y o f W om en, 20. 35D e p u d i c i t i a , C. Munier (ed.), S C 394 (1993) 2,208.

A LETH EIA

MUJERES PRESBITEROS


MUJERES ORDENADAS ΕΝ LA IGLESIA PRIMITIVA

266 Este pasaje, compuesto entre los anos 217 y 222, es otro de los c|ue indica que las viudas en Cartago se sentaban separadas del laicado y junto a los presbiteros; disposition tambien sugerida en las CA y el TD. En este pasaje un penitente esta pidiendo el perdon de todos los alii reunidos, clero segregado, presbiteros y viudas. La colocation de las viudas en la iglesia y su agrupamiento con los presbiteros sugiere, como Daniel Hoffman ha apuntado, que «esta practica reconoce que estas mujeres estaban involucradas en ministerios importantes. No eran meras destinatarias de caridad»36. T e r tu lia n o , A d u xorem 1 ,7 37

De entre los varios trabajos sobre el matrimonio y las segundas nupcias que Tertuliano escribio, Ad uxorem es probablemente el mas conocido y con seguridad el mas significativo para nuestros propositos. En su mayoria, el tratado incluye consejos (u ordenes) que la esposa de Tertuliano ha de cumplir despues del fallecimiento de su esposo. El siguiente texto resulta de interes por su referencia a la orden paulina (1 Tim 5,9) con respecto a la admision a la viudedad e, incluso mas, por la explicita conviction de Tertuliano de que «las viu­ das» constituian un «orden» (ordo), es decir, una clase especial y oficial dentro de la sociedad eclesiastica. Es mucho menos explicito (hasta el punto de no hacer referencia alguna) en cuanto a los ministerios ejer cidos por este ordo, si es que habia alguno. En la m e d id a q u e p o d a m o s, am em o s la o p o r tu n id a d d e la continencia. C uando se presente p o r p rim era vez, decidam os acep tarlo , p ara q u e lo qu e no p o d em o s ad o p tar en el m atri­ m onio lo ab racem os en la v iu d ed ad (in viduitate). La ocasion ha de a b ra z a rse , c o n clu y en d o a si lo q u e la n e ce sid ad so lia o rd e n a r. Q ue p e r ju d ic ia le s p a r a la fe, y q u e im p e d im en to p ara la san tid ad son los segu n dos m atrim onios, com o decla-

36The Status of Women and Gnosticism in Irenaeus and Tertullian, Mellen, Lewston, NY, 1995, p. 164. 37Ad uxorem, E. Kroymann (ed.), CCL 1 (1954) 381.


ran la d isciplin a d e la Iglesia y las restriccio n es (praescriptio) d el A p o sto l, ya q u e el n o p erm ite q u e lo s h om b res c asad o s p o r segunda vez presid an [1 Tim 3,11] y cuan do no p erm itio a una m u jer en trar en el ord en de las viu d as (in ordinem) a no se r q u e h u b ie r a e sta d o c a s a d a so lo c o n un h o m b re (univiram )... De hech o, es ad e cu ad o q u e el altar de D ios sea presen tado p u ro (m undam ).3*

Tertuliano utilizo el termino oido para describir una categoria social oficialmente reconocida dentro de la Iglesia. A1 aplicar este termino a las mujeres, Tertuliano sugiere que las viudas son parte del clero cristiano, aunque no haya una profesion explicita de viudedad. De hecho, en la epoca en la que Tertuliano escribio esto las viudas estaban reconocidas por toda la comunidad cristiana como una clase especial de los cristianos, espacialmente simbolizadas en la asamblea litiirgica mediante la ocupacion de un lugar aparte y por los pecadores penitentes que buscaban la reconciliation ante ellas y ante los presbiteros. Incluso para la epoca de Tertuliano, las condiciones para la admision a la categoria —que las mujeres tuvieran al menos sesenta ahos de edad, que hubieran estado casadas en una sola ocasion y hubieran educado bien a sus hijos—estaban bien establecidas y reco­ nocidas.

Cipriano de C artago, Carta 75, de Firmiliano, obispo de Cesarea en C ap adocia39 Pagano de nacimiento y versado en retorica, Cipriano se convirtio al cristianismo sobre el 246. En el periodo de dos anos, fue consagrado obispo de Cartago, el puesto eclesiastico de mas poder en el norte de Africa. Durante muchos anos estuvo involucrado en una agria disputa con el obispo Esteban de Roma (f 257) sobre la posibilidad de reconciliation de los apostatas (lapsi) en la persecution deciana

58 Sobre las viudas como altar, vease C. Osiek, «The Widow as Altar: The Rise and Fall of a Symbol», Second Century 3 (1983) 159-169. 39 CCL 3C (1996) 590-592.

A LETH EIA

MUJERES PRESBITEROS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

268 y luego sobre el asunto de si los herejes (en este caso, los misioneros novacianos en el norte de Africa) podian legitimamente bautizar. La opinion de Cipriano era que dichos herejes debian volverse a bautizar. Esteban no estaba de acuerdo, tachando a Cipriano de un «falso Cristo». La correspondencia entre ambos hombres fue siendo cada vez mas virulenta, lo que condujo a afirmaciones contrarias de dos episco pados poderosos y tradiciones antiguas, la cartaginense y la romana, dos eclesiologias y dos puntos de vista sobre la teologia sacramental. Cipriano se las arreglo para asegurarse el apoyo de la Iglesia de Capa docia, especialmente del obispo Firmiliano de Cesarea, quien habia adoptado una opinion rigurosa y «ciprianica» acerca de los montanis tas en Frigia. En la carta que Firmiliano escribio, sobre el 256, a Cipriano identifica a los herejes con los falsos profetas. Despues, da cl ejemplo de cierta mujer anonima activa en Capadocia que se habia proclamado profetisa unas dos decadas antes. A lii ap arecio c ie rta m u jer q u e, en e stad o d e ex tasis, se p r e ­ senter com o una p ro fe tisa (propheten) y a c tu o com o si estuv iera llen a d el E sp iritu Santo... Pero esa m ujer, q u e p rev iam en te m e d ian te las ilu sio n e s y tra m p a s d e l D em o n io con intencion de enganar a los creyentes... tam bien se habia atrevido a esto... a san tificar el pan y p reten d er realizar la Eucar is t ia y h a ce r el s a c r ific io al S e n o r... y tam b ie n b a u tiz o a m uch os, u su rp an d o el habitual y legitim o m od o d e pregun tar, p a r a q u e p a r e c ie r a q u e n a d a se h a b ia d e s v ia d o d e la n orm a eclesiastica.

La profetisa que Firmiliano tenia en mente era probablementc montanista, pero resulta interesante que la tache no como miembro de un grupo desviado sino como una desviada dentro de la propia Igle sia. El papel principal que asume en la administration de los sacra mentos concuerda con la elevada consideracion y estatus de las mujc res profetisas en el montanismo. Este texto es un buen testimonio de­ que, antes de que se definiera la frontera entre la Iglesia «cateSlica» y la «ortodoxa», algunas comunidades permitian que las mujeres adoptaran un papel significativo y, en este caso, presbyteral (y profetico).


A LETH EIA

MUJERES PRESBITEROS

269

Agustin, Sobre las herejias 2740 En el 427 ό 428, Quodvultdeus, diacono (y mas tarde obispo) de Cartago, pidio a Agustin que escribiera un tratado sobre las herejias para el uso del clero. En el 428-429 Agustin procedi ό a recopilar un manual de las herejias, aunque no pudo acabarlo porque fallecio en el 430. La obra es esencialmente un registro y una description de las herejias desde la epoca de Simon el Mago hasta Pelagio. (Casi una sexta parte de su libro se dedica a discutir sobre los maniqueos.) Agustin se inspiro especialmente en un compendio del Panarion de Epifanio, como resulta evidente en la discusion sobre los pepucianos en este capitulo. Los pep u cian os o quintilianistas reciben su n om bre de cierto lugar, del cual Epifanio dice ser una ciu d ad del desierto. Ju zgan d o lo com o algo divino (divinum aliquid), la Hainan Je ru sa ­ lem C on ced en ta le s p u esto s d e lid e ra z g o (tantum p rin cipa tum) q u e en tre e llo s algu n o s son h o n rad o s in clu so en tre el sa c e r d o c io (sacerdotio). D icen q u e en la m ism a c iu d a d d e Pepuza se ha revelad o C risto en form a de m u jer (specie fe m in a e j a Q u in tila y P risc ila , d e a h i q u e se la s llam e tam b ien q u in tilia n ista s. T am bien h acen con la san g re d e un n in o lo q u e m as a rrib a hem os dich o q u e hacen los c atafrig io s, p o r­ qu e dicen qu e han su rgid o de ellos.

Segun Agustin en Sobre las herejias 26, Montano fue quien dio comienzo a los catafrigios41. El ritual al que aqui se refiere es un «Sacramento truculento» en el que se dice que los catafrigios confeccionan la Eucaristia perforando el cuerpo de un nino y mezclando la sangre de las heridas con trigo42. Este extrano (e imaginario) ritual

40R.Vander Plaetse y C. Beukers (eds.), CCL 46 (1969) 302-303. 41 Los partidarios del movimiento al que llamamos montanismo se hacian llamar «la nueva profecia». El termino «catafrigios» se lo pusieron sus enemigos con intencion de ofenderles. Vease D. Powell, «Tertullianists and Cataphrygians», Vigiliae Christianae 29 (1975) 33-54. 42 Sacramenta perhibentur habereJunesta: nam de infantis anniculi sanguine, quern de toto ejus corpore minutis punctionum vulneribus extorquent, quasi eucharistiam suam conficere perhibentur, miscentes eumjarinae, panemque indejacientes: qui puer si mortuusJuerit, habetur apud eos pro martyre; si autem vixerit, pro magno sacerdote (CCL 46 [1969] 302).


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

270 que se parece al medieval libelo de sangre es atribuido a los catafrigios por Epifanio en Panarion 48,14 y 15,743. De hecho, todo este capitulo depende en gran medida del epitome de Epifanio. En Panarion 49, Epi fanio mantiene que estos grupos afines tienen «mujeres obispos, mujc res presbiteros y todo lo demas» lo que, asegura, basan en el texto paulino, «En Cristo no hay ni varon ni mujer» (Gal 3 ,2 s)44. Si el mate­ rial sobre el uso de la sangre de ninos puede considerarse con certeza como vilipendio antiheretico, Agustin mantiene el reconocimiento genuino de que los montanistas destinaban un lugar especial para las mujeres profetas y lideres, aunque, al contrario que Epifanio, no dice' nada acerca de las mujeres obispos. La aparicion de Cristo en specieJeminae es muy poco frecuente en la literatura cristiana antigua45. c An o n e s

Y CARTAS EPISCOPALES

Desde finales del siglo IV en adelante, comenzo un movimiento en occidente, estimulado en parte por el movimiento de Prisciliano, que abogaba por papcles de mayor lidcrazgo para las mujeres. La carta de Gelasio a finales del siglo V requiere cierta contextualizacion. No solo Gelasio, sino tambien los tres obispos de la Galia pocos anos despues y Fulgencio Ferrando en Africa, medio siglo despues, sugieren que la prac tica de las mujeres que sirvieron en el altar habia tenido lugar en algunas epocas y lugares en occidente. Fulgencio relaciona el oficio de las mujeres presbiteros con las de Grecia oriental, quienes tuvieron gran influencia en el sur de Italia, lugar a donde Gelasio remite su carta. Finalmente, damos la opinion posterior --siglo x—de Atto de Vercelli que dccia que en la Iglesia primitiva las mujeres eran ordenadas presbiteros. 43 Como tambien por Pseudo-Jeronimo, I n d i c u l u s 32,20 ( P L 81,641). 44 Jurgen Dummer, E p i p h a n i u s , I I . P a n a r i o n H a e r . 3 4 - 6 4 , GCS 31, Akademieverlag, Berlin 1980, 49,2,2-5.49,3,2, pp. 244ss. 45Vease C. Osiek, «The Social Function of Female Imagery in Second-Century Prophecy», V etus C h r is t i a n o r u m 29,1 (1992) 54-74. La description de Agustin sobre los catafrigios, pepti cianos y quintilianistas probablemente influencio otro manual sobre herejias escrito no mucho despues de su muerte: el P r a e d e s t in a tu s de Arnobio el Joven (C C L 25B [2001]), caps. 26-27.


Prim er sin odo de Z arag o z a46 Segiin Sulpicio Severo (363-420), contemporaneo de Jeronimo, y Agustin y hagiografo de Martin de Tours, se celebro un sinodo en el 380 en Zaragoza, al que asistieron obispos de Espana y Aquitania (vease Historia Sagrada 3). El sinodo se convoco principalmente para combatir los errores del priscilianismo, movimiento nacido en Espana sobre el 370, que se expandio rapidamente por todo el pais hasta el sur de la Galia. Entre sus adeptos se encontraban Instancio y Salviano, dos obispos. Un grupo estrictamente ascetico, los priscilianistas tcnian marcadas similitudes con los maniqueos, con los que podrian haberse confundido en estos canones. Una serie de objeciones a las practicas y creencias de la secta por parte del obispo de Cordoba a su metropolitano, al papa Damaso, al sinodo de Zaragoza (380) y finalmente el recurso a la Corte imperial enTreveris dieron como resultado la decapitacion de Prisciliano. Fueran cuales fueran las intenciones del emperador, la ejecucion produjo la conversion de Prisciliano en martir y la radicalizacion del movimiento que llevaba su nombre. De hecho, se hizo mas heterodoxo, como apunto, para su horror, el sinodo de Toledo (c. 398). En cualquier caso, ninguno de los herejes, a pesar de estar invitados, acudieron a Zaragoza. Sin embargo, el sinodo los condeno y amenazo con excomulgar a cualquiera que estuviera en comunion con ellos. Agustin, en su Epistola 237, hace referencia a la asistencia a los conventiculos priscilianistas de aquellos interesados en la interpreta­ tion tanto dc las Escrituras apostolicas como apocrifas, a las que parece aludir el siguiente canon. Que to d a m ujer creyente q u e perten ezca a la Iglesia catolica se a u se n te d e la s r e u n io n e s y c o n v e n tic u lo s d e h o m b re s e x tra n o s, y d e las m u jeres q u e d an ch arlas, fu e ra tan to del afan d e en sen ar com o d e ap ren d er, ya q u e esto es lo q u e el A p o sto l ord en a. [1 C or 14,34-35; y 1 Tim 2,12: N o con sien to qu e la m ujer ensene...]

6 Mansi, Sacrorum conciliorum, 3,633-634.

AL

MUJERES PRESBfTEROS


AL'

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLES1A PRIMITIVA

272 Los «hombres extranos» a los que el canon hace alusion son claramente miembros de la secta priscilianista. Lo mas seguro es que hubiera mujeres catolicas que asistian a las reuniones priscilianistas. Quiza resulte mas importante la insinuation de que eran las propias mujeres las que organizaban y daban las charlas con el proposito dc ensenar e instruir. Segiin Sulpicio Severo, estos conventiculos eran especialmente populares entre las mujeres47 y el emperador condeno a Prisciliano en parte porque el y sus seguidores fueron acusados de organizar estos conventiculos todas las noches con mujeres «disolutas».

Sinodo de Nunes, Canon 248 Segiin una referencia en los escritos de Sulpicio Severo (Dialogos 2,15), alrededor del 294 se celebro un sinodo nacional galo en Nimes (apud Nemausum). A pesar de la cercania a su sede episcopal, Martin de Tours no asistio. Este sinodo se olvido practicamente hasta el siglo XVIII, cuando se publicaron finalmente sus actas. Estas revelan que, aunque el obispo de Tours no asistio, si lo hicieron por lo menos otros diecisiete obispos galos (dos de los cuales firmaron los canones por otro companero) procedentes de siete provincias. Promulgaron solamente siete canones breves, mayormente dirigidos contra los maniqueos (de ultimis Orientis partibus venientes, como les describe el primer canon) y, en especial, contra los priscilianistas. De entre todas las practicas heterodoxas observadas, la que mas alarma causo entre los obis­ pos reunidos en Nimes, solo unos pocos anos despues del sinodo de Toledo, fue la ascension de las mujeres a oficios clericales, ya que, segiin ellos, estos puestos estaban reservados a los hombres. A lgu nos in d iv id u os su giriero n lo sigu ien te, qu e c o n trario a la ensefianza ap o stolica (apostolicam disciplinam), p arecia que m ujeres descon ocidas habian asu m ido el servicio levitico (in ministerium... leuicitum videantur adsumptae ) en algiin lu g ar qu e otro (necio quo loco). La disciplin a eclesiastica no perm ite +7Vease C h r o n ic le 2.46.6 (■C S E L 1,99.31-100.2). 48 C o n c i l i a G a l l i a e , C C L 148A (1964) 50.


esto p o rq u e es in ap rop iad o (indecens), y tal ordenacion deberia disolverse (distruatur) cu an d o se ha efectu ado en con tra de la razo n (contra rationem ) . D e b e ria o b se rv arse p a ra q u e nadie p resu m a eso en el fu tu ro .'

Este breve texto es fascinante tanto por los detalles que aporta como por lo frustrantemente tentadores que resultan los que omite. La nocion de que las mujeres habian asumido un servicio «levitico» resulta, sin duda, de interes significativamente primafacie, aunque sea en un grupo que haya sido tachado de heretico por las autoridades ortodoxas. Nos gustaria saber lo que implicaba este servicio. Gryson ha apuntado que el «servicio levitico» implicaba actividad diaconal, pero incluso el reconoce que no se usan los terminos «diaconisa» o «diaconado»4950. Martimort traduce la frase clave de in ministerium... leuicitum videantur adsumptae como «ascendida al ministerio de los diaconos»5152. En efecto, tal traduccion es posible, pero no es seguro que el «ministerio levitico» deba ser presentado como «ministerio diaconal». A finales del siglo IV en occidente, «levitico» y «sacerdotal» podian usarse, y normalmente se usaban, como sinonimos” , por lo que hay razones filologicas para pensar que estas mujeres priscilianistas estaban funcionando como presbiteros. Elay solidas razones historicas para pensar lo mismo. La actitud priscilianista acerca de la materia y el cuerpo hacia que el genero fuera indiferente en muchos sentidos. Por tanto, es muy posible que las mujeres ejercieran los mismos roles sacerdotales y disfrutaran del mismo estatus sacerdotal que el sacerdocio de los hombres del grupo.

49Agradecemos a Carol Neel de la Universidad de Colorado su ayuda en la traduccion de este texto. 50M i n is t r y o f W om en ,101. 51D e a c o n e s s e s , 193. 52Vease, por ejemplo, C o m m e n t a r i i in E z e c h ie le m 14 de Jeronimo: q u i v id e n tu r l a i d n e c p e r v e n ir e a d s a c e r d o t a le m e t l e u i t i c u m g r a d u m , F. Glorie (ed.), C C L 7 5 (1964) 737. Vease tambien la tra­ duccion de Jeronimo en laVulgata de 2 Esdras 13.29: q u i p o l l u n t s a c e r d o tiu m i u s q u e s a c e r d o t a le e t le v itic u m .

AL i

MUJERES PRESBtTEROS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

274 Quiza sea, sobre todo, esta conducta indecens e irrazonable la que mejor explica el vigor con el que responde el concilio, como tambien ha apuntado Gryson. No obstante, nos vemos de nuevo frustrados por la imprecision filologica de un termino clave, y quiza sea mejor no precisarlo mas de lo debido. Resulta tambien de interes la ambigiiedad geografica necio quo loco, aunque sin duda el priscilianismo se habia extendido hasta el sur de la Galia para cuando se celebro el sinodo. Este se muestra muy poco ana litico en su rechazo del sacerdocio de las mujercs, apuntando solo que no es tradicional, debido a la indecens, y que eso es irracional. Finalmente, la energica recomendacion de que tales ordenaciones han de ser disueltas suma al debate (cosa que estaba ocurriendo casi en la misma epoca en el norte de Africa) la permanencia de la ordenacion sacerdotal y de la consagracion episcopal. La postura ortodoxa que desarrollo Agustin en el conflicto con los donatistas es que tales orde­ naciones no podian ser disueltas. Academicos de la Edad Media desarrollaron esta postura, dotandola de un mayor fundamento filosofico, ya que esos teologos insistian en que la ordenacion imprime un caracter en el alma de la persona ordenada que no puede ser revocado ni borrado. Los obispos aqui reunidos creian no solo que se podia, sino que se debia revocar.

Papa Gelasio I, Carta 14, a los obispos del sur de Italia53 En su breve pontificado (492-496), el papa Gelasio causo un gran impacto en muchas esferas de la vida eclesiastica, especialmente en cl ambito de las relaciones entre las Iglesias de oriente y occidente, y entre el emperador y la Iglesia. Fue un escritor muy prolifico de cartas y un gran defensor de lo que el considero tradicion eclesiastica antigua e inalterable. El siguiente extracto esta sacado de una carta muy extensa fechada el 11 de marzo de 494, consistente en veintisietc canones. La carta, dirigida a los obispos de las provincias de Lucania y

53A.Thiel, Epistulae Romanorum Pontificum Genuinae, E. Peter, Braunsberg 1874, pp. 360-379.


Bruttium al sur de Italia y de la provincia de Sicilia, aborda diversos asuntos organizativos y disciplinarios. Cuatro de los decretos tratan sobre las virgenes y las viudas. El canon 26 trata sobre la noticia que le ha llegado a Gelasio acerca de que hay mujeres sirviendo en el altar en el sur de Italia con el supuesto conocimiento de los obispos de alii. H em os oido, para nuestra con sternacion, qu e el d esp recio de las co sas d iv in as ha lle g a d o h asta tal p u n to q u e las m u jeres so n a n im a d a s (firmentur) a s c r v ir en lo s s a g r a d o s a lta r e s (ministrare sacris altaribus) y desarro llar todas las dem as labores (cunctaque) qu e son asignadas solo al servicio de los hom bres (non nisi virorumfamulatui sexum), y p ara las q u e ellas [las m ujeres] no son ap ro p iad as (cui non competuntJ.

Este texto es de crucial importancia para formular las preguntas de cuando, donde, como, sobre que base y si funcionaban las mujeres como presbiteros en el cristianismo latino primitivo. Sin embargo, su significado y sentido no son del todo claros, ya que, debido a varias ambigiiedades textuales y omisiones, queda sujeto a mas de una inter­ pretation. Como es logico, los expertos se encuentran polarizados acerca dc su significado. Lamentablemente, algunas interpretaciones parecen no basarse en razones historicas. Jean Danielou, por ejemplo, ha llegado a la conclusion de que «nunca se ha mencionado que ninguna mujer haya desarrollado oficios puramente sacerdotales. Nunca hemos visto a una mujer ofreciendo el Sacrificio de la Eucaristia, u ordenando, o predicando en la Iglesia»54. Enfatizando quiza demasiado la ambigiiedad del texto, Gryson declara que «es dificil imaginarse la situation a la que se oponia el papa Gelasio» y apunta que «es lamenta­ ble» que no se dispongan de «mas detalles». No obstante, al igual que Danielou, Gryson esta convencido de que «nunca se han conocido mujeres obispos ni sacerdotes en la Iglesia catolica»55. Por otro lado, Giorgio Otranto, mas cerca de la verdad, lee el texto como testimonio del argumento de que «a finales del siglo V,

54Ministry of Women in the Early Church, 7. 55 Gryson, Ministry of Women, 105.112.

AL'

MUJERES PRESBlTEROS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

276 algunas mujeres, habiendo sido ordenadas por obispos, estaban ejerciendo un sacerdocio verdadero y propiamente ministerial en gran parte del sur de Italia, como quiza tambien en otras regiones anonimas de Italia»56. Aunque esta conclusion sea sensata, algunos de los argumentos que la respaldan no lo son. Por ejemplo, Otranto traduce muy a la ligera ministrare como «oficiar» y afirma, sin argumentarlo, que corresponde a la palabra griega leitourgein. En efecto, podemos estar de acuerdo con Otranto en que esto «implied indudablemente un servicio liturgico en el altar»; sin embargo, el verbo ministrare por si solo no es suficiente para indicar que las mujeres estaban oficiando en un puesto sacerdotal en los altares. Esto es el caso cuando recordamos, como lo hace Otranto57, que ministra podia utilizarse, como lo fue posiblemente en la Carta de Plinio aTrajano, para referirse a las mujeres diaconos, quienes no habrian asumido un servicio sacerdotal en los altares58. Ademas de eso, una carta del papa Zacarias (741-752) a Pipino y a las autoridades eclesiasticas francas escrita en enero de 747, donde invoca explicitamente la carta de Gelasio, interpreta sacris altaribus ministrare como «servir en los altares divinos». Con esto se refieren a leer la Biblia en publico durante la Misa, cantar en la Misa u ofrecer un Aleluya o una cancion antifona. Nunca se le ocurrio a Zacarias creer que el ministrare podria significar oficiar como presbitero59. Una

56 Otranto/Rossi, «Priesthood», 84. 57 Ibid., 81. 58 Observese, sin embargo, que Otranto/Rossi argumentan que Julian Pomerio, un escritor norteafricano del siglo V que emigre) a la Galia, habia utilizado m in is tr a r e como «oficiar en los altares» (ibid., 81). Vease D e v it a c o n te m p la ti v a 2,7,3: q u i a u t p r o p r i i s i l l u d c o n f e s s i o n i b u s p r o d u n t , a u t n e s c ie n t ib u s a l i i s q u a le s o c c u lti s u n t , ip s i in s e v o lu n t a r ia e e x c o m m u n ic a tio n is s e n t e n t i a m je r u n t , et a b a l t a r i c u i m i n i s t r a b a n t , n o n a n im o , s e d o f f ic i o s e p a r a t i , v it a m s u a m t a n q u a m m o r t u a m p l a n g e n t . .. ( P L 59,452B). Una traduccion inglesa ha vertido la frase critica simplemente de la siguientc mancra: «Que o lo revela en sus propias confesiones o que, si los otros no saben lo que son en secreto, se sentencian voluntariamente la excomunion propia; separandose no en corazon sino en las labores del altar en las que a y u d a b a n . . . » . Julianus Pomerius, T h e C o n t e m p la tiv e L if e , trad. Sr. M. J. Suelzer, Newman, Westminster, MD, 1947, p. 70 (la cursiva es nuestra). 59 Papa Zacarias, C a r t a 8, P L 89,933.


:1V

MUJERES PRESBITEROS

111 carta posterior de los obispos francos al emperador Luis el Piadoso (o Ludovico Pio), que tambien invoca el decreto de Gelasio, interpreta «servir» en lo que podriamos llamar terminos diaconales: entrar en el santuario, llevar las vasijas consagradas, entregar las vestimentas sacerdotales a los sacerdotes y administrar los elementos consagrados a la congregation60. Por tanto, el termino ministrare es, por si mismo, insuficiente para indicar actividad presbiteral de las mujeres. El factor determinante de la interpretation de Otranto es la palabra latina con el enclitico cunctaque: «Υ todas las demas cosas» (enfasis afiadido) que hacen los presbiteros varones y para las que, segiin Gela­ sio, las mujeres no son competentes. Otranto capta el significado de cuncta muy bien: esta palabra, como apunta correctamente, implica «todos los atributos de los servicios de los varones: litiirgico, juridico y magistral». Una vez explicado el sentido filologico de esta palabra, podemos estar de acuerdo con Otranto en que «las funciones ejercidas por las mujeres en los altares, por consiguicntc, pucdcn referirse linicamente a la administration de los sacramentos, al servicio litiirgico y al anuncio piiblico y oficial del mensaje evangelico; todas las cuales constituyen las labores del sacerdocio ministerial... Por tanto... Gelasio... no trato de estigmatizar y condenar el ejercicio del servicio litiirgico de las mujeres, sino un abuso que le parecia mucho mas grave: el de las verdaderas y autenticas presbiteros que estaban llevando a cabo todas las labores tradicionalmente reservadas solo para hombres»61. Como veremos, existen algunas inscripciones procedentes del sur de Italia unas cuatro decadas antes de que Gelasio escribiera, que refuerzan la interpretation de Otranto de que las mujeres estaban funcionando como presbiteros, en el sentido completo de la palabra, en Bruttium a finales del siglo V. En su carta, Gelasio pasa a censurar con dureza y tono amenazante a los obispos del sur de Italia. Para hacer esta condena, Gelasio recurre especialmente a la tradition y los cano-

60 Carta tomada de H. van der Meer, «Priestertum der Frau? Eine theologiegeschichtliche Untersuchung», en Quaestiones Disputatae 42, Herder, Friburgo 1969, p. 118. 61 Otranto/Rossi, «Priesthood», 82.


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

278

nes de la Iglesia: las «ordenanzas eclesiasticas» y los canones que, segiin su argumento, los obispos del sur de Italia no respetan62. Luego pasa a advertir a los obispos de manera apocallptica que, si tal situation no se corrige, no solo peligran sus puestos, sino que incluso el destino de la Iglesia universal se vera afectado63. La advertencia es ejemplo del profundo conservadurism o que, como ya han observado varios comentaristas, era tipico en la correspondencia de Gelasio. Otranto concluye que Gelasio intento tambien condenar «que se otorgara el Sacramento del sacerdocio a las mujeres», un «mandato que algunos obispos otorgaron a las mujeres para que ejerderan el ministerio sacram ental»64. Otranto califica esto como una «hipotesis» y declara, algo debilmente, «estar convencido» de que los obispos habian autorizado y legitimado el presbiterado de la mujer65. Su argumento puede verse reforzado al observar que la misma carta declara (aunque en voz pasiva) que las mujeres son «animadas» (firmentur) a servir en los altares. ;Quiencs las animan? ;Los obispos? Realmente es posible, pero, sobre la base del texto, esta lejos de ser cierto, sobre todo porque Gela sio insiniia que algunos de los obispos simplemente condenaron esta conducta en vez de fomentarla. Sea como fuere, este texto, sobre todo al contextualizarlo con los testimonios de inscripciones contemporaneas, constituye un solido testimonio de que algunas mujeres estaban funcionando como presbiteros en ciernes con el conocimiento de los obispos en las diocesis del sur de Italia. Es crucial observar que estas mujeres no eran miembros de sectas hereticas, sino de iglesias que afirmaban ser «catolicas» o estar en comunion con la Iglesia de Roma66.

62 «...sine ullo respectu regulae Christianae praecepitiajunesta sectentur.» (Thiel, Epistulae Romanorum Pontificum Genuinae, 377). 63 « . . .quae non solum ipsos videatur obruere, sed et ecclesiis universis mortiferam, si non sanentur, inferreperniciem» (ibid.). 64 Otranto/Rossi, «Priesthood», 83. 65 Ibid. 66 Otranto sugiere de manera inoportuna que «Gelasio probablemente trato de mencionar problemas que no eran exclusivos de las regiones mencionadas» (ibid.). Sin embargo, si esc fuera el caso, ,;por que dirigir una carta papal solo a tres provincias italianas?


A LETH EIA

MUJERES PRESBITEROS

279

Carta de tres o b isp o s g a lo s 67 Escrita en el 511 por tres obispos de las diocesis de Tours, Rennes y Angers del norte de la Galia, esta carta esta dirigida a dos sacerdotes bretoncs. Los cinco clerigos son nombrados en la primera frase de la carta, la que reprende una situacion (segiin ellos una abominacion) muy parecida a la descrita por Gelasio menos de dos decadas antes. Los o b isp o s L icin io , M elan io y E u sto q u io a lo s sa c e r d o te s Lovacato y C atihernio, n uestros m as b en d ito s sen o res y herm anos en C risto. H em os sab id o p o r el sacerd o te Sp erato , un hom bre venerable, qu e no h abeis d e sistid o d e llev ar cierto s altares (tabulas) p o r los dom icilio s d e algu n o s c iu d ad an o s y p re su m ir d e d e c ir m isas a lii con m u je re s, a las q u e llam ais conhospitae, q u ien es se em p lean (a d h ib itis m u lieribu s) en el sacrificio divin o; p o r lo qu e, m ien tras v o so tro s estais distribuyen do la E u caristia, ellas su jetan los calices y se atreven a adm inistrar la san gre de C risto a la gente d e Dios. Esta noved ad y su persticion insolita n os entristece no p o co , com o una se c ta tan e sp a n to s a , q u e d e n in g u n a m a n e ra ha e x is t id o jam as en la Galia, parece estar em ergiendo en n uestros tiemp o s. Los p ad re s d e o rie n te llam an a esta secta la p e p o d ia n a p o rq u e P e p o d io fu e el fu n d a d o r d e este g r u p o c ism a tic o . D ebido a qu e esta secta se atrevia a tener m ujeres aso ciad as al sa c rific io d iv in o , lo s p a d re s p r e sc r ib ie r o n q u e c u a lq u ie r a q u e d e s e a r a e sta r in v o lu c r a d o en e ste e r r o r d e b ia se r e x c lu id o (extraenus) de la com u n ion ec lesiastica. Por con sig u ien te, creem os q u e V uestras C arid ad es d eb erian se r am on estad as, en p rim er lugar, p o r am o r a C risto p ara la u n id ad d e la Ig lesia y de la fe c ato lica. Les ro g am o s, p o r tan to , q u e c u a n d o las p ag in a s de e sta c a rta os llegu en , c o r r ija is inm ediatam en te lo a rrib a m en cion ad o: es d ecir, lo s alta re s m encion ado s, que... no du d am o s de q u e estu vieran co n sag rad o s p o r sacerdotes; y lo de estas m ujeres, a las q u e llam ais conhos-

67 Mayer, Monumenta, 46-47.Texto y traduccion francesa en P. de Labriolle, Les sources de l ’histoire du montanisme, Leroux, Paris 1913, pp. 226-230.


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

280 pitae, cuyo te rm in o n o se n o m b ra n i se e sc u c h a sin c ie r to

peligro p ara el alma, ya qu e trae infam ia al clero y p o rq u e tan detestab le n om bre prov oca vergiicnza y h o rro r p ara la re li­ gion sagrada. Por consiguiente, siguien do los estatutos de los pad res sag rad o s, exh o rtam o s a Vuestras C aridades, no solo a q u e este tip o de ton tas m u jercillas (huiuscemodi m ulierculae) no con tam inen los divinos sacram en tos p o r su ayuda ilicita, sino tam bien a cu alq u iera qu e q u iera tener b ajo el tech o de su pequ en a celda a alguien —ex cep to a su m adre, tia, herm ana o nieta—para coh ab itar deb eria, p o r decreto canonico [prob a b le m e n te c a n o n 3 d e N icea I] a p a r t a r s e d e lo s lim ite s sacrosantos (sacrosantis liminibus) de la iglesia. Por tanto, nos parece c o rrecto , q u crid o s herm an os, que si es cierto lo qu e hem os o id o re sp e c to a este asu n to , h agais ra p id a m e n te un cam bio, p o rq u e lo c o rre c to p ara la salvacion de las alm as y p ara la con stru ccion de la gente es q u e tales practicas depravadas sean rapidam ente corregid as, p ara que la ten acid ad de esta o b stin acio n no os cree m ayor con fu sio n , y p ara q u e no nos sea n ecesario ir alii con un cetro apo stolico [1 Cor 5,5], si rechazais nuestra carid ad sereis en tregados a Satan en la destru c c io n d e la carn e, p ara q u e v u estro esp iritu sea salvad o. Ser en tregados a Satan significa lo siguien te: cu an do algu ien se ha sep arado del rebano de la Iglesia p o r un erro r suyo, que no du de qu e sera devorado p o r los dem onios y los lobos.

Esta carta esta dirigida a dos sacerdotes bretones que construyeron altares portables con objeto de ir por el campo y celebrar Misa en las casas de los campesinos. Distribuian la Eucaristia con la ayuda de mujeres, aqui llamadas «cohabitantes» (conhospitae), que viajaban y vivian con ellos. El termino conhospita'"'' parece ser sinonimo del primitivo termino subintroducta, que se refiere a la practica en los siglos II, III, IV y quiza I, en los que una mujer vivia celibemente con un hombre,6 8 68 El titulo hospita aparece en una inscription cristiana enTreveris (ILCV2,3082B; CIL 13,3795) y dos en Roma: lnscription.es Christianae Urbis Romae, n.s., R Silvagni (ed.), Pontifitio Istituto di Archeologia Cristiana, Roma 1922, 6,1595 y 9,24780. Se desconoce el significado de este termino, pero puede estar relationado. Gracias a JanetTulloch por esta referencia.


incluyendo clerigos varones. Esta practica fue condenada explicitamente en el terccr canon del Concilio de Nicea (325). A1 parecer, es este canon el que los tres obispos galos tenlan en mente al referirse a «los estatutos de los santos padres», ya que lo citan casi literalmente. Ni este canon ni los canones que reiteraban la condena de csta practica consiguieron erradicarla completamente. Pepodiana es probablemente una nominalizacion del eponimo Pepuza, un pueblo en Frigia cerca del cual Montano, acompanado de dos mujeres profetisas llamadas Prisca y Maximila, profetizo a finales del siglo II que el reino de los cielos descenderia dentro de poco'’\ Por tanto, los obispos temian la nueva aparicion en la Galia del montanismo extatico, profetico y apocaliptico, que habia sido condenado como heretico por varios sinodos de oriente. Por esta razon, y debido a su enfado por la contamination de los espacios sagrados por la presencia de mujeres, reprenden a sus hermanos sacerdotes con notable vigor. El tono amer.azante con el que concluye la carta es signo de su profunda indignation.

C anon d e F u lgen cio F erran d o d e C a rta g o 6970 Fulgencio, diacono de la Iglesia de Cartago, fue una lutoridad teologica y canonica conocida de la epoca. Justo al final de su vida, quiza en el ano en el que fallecio (547), recopilo una lista de 232 canones llamada Breviatio Canonum. En esa obra, trato de resumir la ensenanza de los concilios griegos y africanos anteriores. El siguier.te canon trata el asunto de las viudas y la ordenacion. Que no es ad e cu ad o q u e las m ujeres q u e en tre los grie go s se Hainan p resb iteras (presbyterae) , y q u e en tre n osotros se Ha­ inan viudas, o ancianas (seniores), casadas una sola vez (uniuirae), y las in scritas (m atriculae), sean design adas com o ordenadas (tanquam ordinatas) en la Iglesia.

69As! Io ha sugerido Gryson, Ministry of Women, 106. Observese que Juan de Damasco (De haeresibus, 49) se reficre a los «pepucianos», a los que tambien llama «quintilianistas». Vcase breve discusion en Martimort, Deaconesses, 195-196. 70 Breviatio Canonum, C. Munier (ed.), CCL 148 (1 974) 305.

v ia H x a iv

MUJERES PRESBITEROS


AU

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

282 No se puede hacer una interpretacion definitiva de este texto, ni de ninguna coleccion de canones, precisamente porque es una recopilacion de otras colecciones canonicas reunidas hasta dos siglos antes en un contexto cultural y eclesiastico muy diferente al del norte de Africa en el siglo VI. Sin embargo, Fulgencio era muy selectivo con su material y el hecho de que decidiera incluir este canon en la coleccion podria indicar la cada vez mas vehemente oposicion a la ordenacion de las viudas y diaconisas, especialmente acentuada en occidente, en especial en la Galia en el mismo siglo.

A n tigu os can o n es d e la Ig le sia 71 Una serie de colecciones canonicas publicadas a principios del periodo moderno se refieren a un «C uarto Sinodo de C artago», supuestamente celebrado en el 398 y en el que, al parecer, los 214 obispos alii reunidos promulgaron 104 canones. A lo largo de los siglos XIX y X X , una serie de expertos han dado muy buenas razones para dudar de si el sinodo tuvo lugar ese ano. Otras colecciones de decretos contienen los mismos (o casi los mismos) 104 canones, pero los agrupan, con mas exactitud, bajo el titulo general de Statute Ecclesia Antique. De hecho, esta coleccion de 104 canones no se origina de ningun sinodo, sino que es mas bien una recopilacion de un desconocido sacerdote galo llamado Genadio de Marsella, quien reunio los canones parte de sinodos africanos y parte de testimonies orientales, en espe­ cial de las Constituciones Apostolicas. (De ahi que los manuscritos italianos de la coleccion se titulen Statuta Orientis.) Los canones tratan, entre otros asuntos, sobre varias herejias, incluidas la pelagiana y la monofisita. Estas referencias constituyen la prueba posible mas solida de que los canones fueron promulgados mucho despues del ano 398, aunque las referencias internas del texto apuntan tambien que la coleccion se complete» antes de finales del siglo VI. Al parecer, al final 71 Statuta Ecclesiae Antiqua, en Concilia Galliae, CCL 148 (1963) 172-173. Estas prohibiciones se repitieron de forma casi identica en posteriores colecciones canonicas. Vease, por ejemplo, Concilia Africa sec. trad. Coll. Hispanae, C. Munier (ed.), CCL 149 (1974) 3S2.


tuvieron una influencia considerable al ser incluidos en los Falsos Decretos de Pseudo-Isidoro, logrando asi que se incluyeran en el Decretum de Graciano en el siglo XII. Aunque los canones tratan sobre asuntos relacionados con las herejias, abordan ademas una gran variedad de cuestiones, en especial sobre la conducta del clero varon. Unos diez tratan sobre las mujeres y el oficio consagrado. Los canones 37 y 41 tratan asuntos de los oficios de las mujeres. 37. U n a m u je r, a u n q u e se a d o c ta y sa n ta (qu am u is docta e sancta) , n o d e b e r a a tre v e rse a e n se n a r en u n a re u n io n de hom bres (virosin conuentu)... 41. U n a m u jer n o ha de atre v e rse a b a u tiz a r (b a p tiza re non praesumat).

Desgraciadamente, la ambigiiedad cronologica y geografica de esta coleccion occidental, ademas de su fuerte dependencia en un texto siriaco del siglo IV, nos permite sacar muy pocas conclusiones concretas de estos documentos, en especial sobre el cristianismo de Europa occidental y sobre las mujeres en el siglo V. Sin embargo, los canones, si bien no son locuaces, no son del todo mudos. En primer lugar, el hccho de que los dos se promulgaran y repitieran indica que la practica prohibida estaba siendo practicada en algiin lugar y epoca en contextos de Europa del sur, africanos u orientales entre los siglos IV y VI. La especificidad del canon 37, en particular la prohibition de ense足 nar en una reunion de hombres, parece indicar que la ensenanza por parte de las mujeres estaba ocurriendo precisamente en esos contextos. En caso contrario, ;por que prohibirlo? De igual manera, el prohibir que las mujeres bautizaran parece indicar que las mujeres estaban realmente llevando a cabo dicha practica. Es habitual en la historia eclesiastica que los canones se promulgaran de manera reactiva y no prospectiva. Si se aplica este principio de interpretation a este caso, entonces parece que, efectivamente, las mujeres estaban ensenando a los hombres y bautizando en algunos lugares del mundo mediterraneo en el periodo antiguo tardio. Quiza el mas probable sea el contexto sirio del siglo IV, ya que ambas prohibiciones aparecen en las ConstitucionesApostolicas (3,6; 3,9). Si Genadio las reprodujo mecanicamente o

A LETH EIA

MUJERES PRESBITEROS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

284

para combatir las irregularidades observadas en la Galia, es una cuestion mas dificil de contestar, siendo imposible decir con seguridad, basandonos solo de este documento, si las mujeres estaban ensenando y bautizando en la Galia en los siglos V y VI.

C arta de Atto, o b isp o d e Vercelli, a A m brosio el sa c e rd o te 7273 Atto fue un experto abogado en canones y obispo de Vercelli, un pueblo en el Piamonte a principios del siglo X . Entre sus escritos hay un comentario sobre las epistolas de Pablo, colecciones de varios canones y muchas cartas. El siguiente extracto esta sacado de la Carta 8 y va dirigida a un sacerdote (aparte de esto desconocido) llamado Ambrosio, que al parecer habia escrito a Atto para preguntarle el significado de losterminos presbytera y diacona en los canones antiguos. Atto responde que los terminos podrian referirse a mujeres que se habian casado con sacerdotes y diaconos antes de su ordenacion. Pero Atto tambien dice lo siguiente: Porqu e tu p ru d e n c ia te ha llev ad o a p re g u n tar com o deb eriam os en tender «m u je r sa c e rd o te » (presbyteram ) o «m u je r d ia c o n o » (diaconam ) en lo s can o n e s: seg d n mi p are c e r, en la Iglesia prim itive, de acu erd o con la p alab ra del Sefior, «la cosecha era abundante y los trabajadores p o c o s»7i; las m ujeres relig io sas (religiosae mulieres) solfan tam bien ser o rd en ad as com o cu id ad o ras (cultrices ordinabantur) en la san ta Iglesia, com o san Pablo m u estra en la c a rta a lo s R o m an o s, c u a n d o dice: «O s recom iendo a mi herm ana Febe, que esta al servicio d e la iglesia d e C en creas»74. De a q u i se entiende q u e no solo los hombres, sino tam bien las m ujeres, presidian en las iglesias (sed etiam fem inae praeerat ecclesiis) p o r su gran utilidad. Pues a las mujeres, acostum bradas desde hacia m ucho a los ritos de los paganos e instruidas tam bien en las ensenanzas filosoficas, 72 PL 134,114-1 1j . Para com entario, vease M artim ort, Deaconesses, 209-210, y Otranto/Rossi, «Presthood», 90-92. 73 Lc 10,2. 74 Rom 16,1.


p o r esta razo n , se les con vertia m as facilm en te y se les ensenaba mas librem ente en el culto de la religion. El canon 11 del C o n cilio de L a o d ic e a 75 p ro h ib e esto c u a n d o d ic e qu e n o es a p r o p ia d o q u e esas m u je re s a las q u e se le s llam a m u jeres presbiteros (presbyterae) o presidentes (presidentes) sean ordenadas en las Iglesias. Creem os realm ente q u e las m ujeres diaconos han sido m inistros de esas cosas. Ya q u e decim os qu e un m inistro es un diacon o (diaconum), de lo q u e percibim os que han d eriv ad o m u jeres d iaco n o s (diaconam ). Finalm ente, leem os en el d e c im o q u in to can on del C o n cilio d e C alced o n ia qu e no se ha de ordenar a una m ujer diacon o antes de los cuarenta anos, y esto era lo mas grave. Creem os qu e se les encargaba a las m ujeres el oficio del bautism o para que trataran los cuerp os de otras m ujeres sin ningun p rofu n do sentim iento de vergiienza... al igual que aquellas a las qu e se llam aba m ujeres presbiteros (presbyterae) asum ian el oficio de predicar, liderar y cnsenar, d e igu al m an era las m u jeres d iaco n o s habian asum ido el oficio del m in isterio y del b au tism o, una costu m b re qu e ya no es conveniente.

Atto cree firmemente que, antes del siglo IV, las mujeres habian sido ordenadas lideres de las iglesias, las habian dirigido y presidido y habian predicado en ellas. Atto piensa que estaban ordenadas por su idoneidad para el ministerio y tambien por la escasez de presbiteros varones; solo el Concilio de Laodicea en la segunda mitad del siglo II puso fin a esta practica. Esta carta es un raro testimonio de principios de la Edad Media de la creencia entre algunos clerigos varones (incluso, como en este caso, un obispo) de que las mujeres ejercieron en un tiempo el oficio presbiteral en la Iglesia primitiva. Sin embargo, debido en parte a que el documento fue escrito unos seis siglos des­ pues de los acontecimientos que parece describir, no constituye un testimonio claro de la existencia de mujeres presbiteros en la Iglesia primitiva. Aim asi, echa por tierra sin duda la nocion de que la tradicion es unanime al negar la existencia de las mujeres presbiteros. 75 Siglo iv.

A LETH EIA

MU)ERES PRESBITEROS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

286

INSCRIPCIONES Incluso en las inscripciones de Leta y Flavia Vitalia, no quedan claras cuales eran las funciones que desempenaban estas presbyteiae. En la mayoria de los casos, parece que no habian llevado a cabo un ministerio sacramental pero posiblemente sirvieron como agentes en los negocios oficiales de la iglesia. Sin embargo, al comparar estas inscrip­ ciones con la ansiedad expresada en los documentos contemporaneos arriba citados, no estamos tan seguros. Episkopa QJ6 Esta inscripcion versificada en una lapida de marmol fragmentada proviene del cementerio de la basilica de San Pablo en Roma. Debido al deterioro del marmol, la primera linea del texto no esta clara. La segunda linea dice asi: A qu i yace la m u jer venerable, o b isp o Q (uenerabilis fe m [in a ] Episkopa Q j, E nterrada en paz hace cinco [anosj... +O librio.

Son muchos los datos sobre esta inscripcion que son inciertos, empezando por la fecha. No resulta imposible, como indico Muratori, que la lapida fuera dedicada a finales del siglo V o a principios del VI. Pero esa sugerencia es dudosa7677. La fecha podria ser, y quiza es mas probable que sea, anterior. La fecha consular escrita en la ultima linea podria situar la inscripcion a finales del siglo IV, ya que en esa epoca existio un Anicio Olibrio que sirvio, a muy temprana edad, como con­ sul de occidente en el 395 y fallecio en el 410, cuando los vandalos saquearon la ciudad. Jeronimo se refiere a el en su Epistola 130,3 a Demetrias, la virgen noble e hija de Olibrio78. Si este es el Olibrio al que alude la inscripcion, la fecha de la muerte de Q puede fijarse

76 CIL 11.4339, ILCV 85; Anthologia Latina, sive Voesis Latinae supplementum, F. Buecheler y A. Riese (eds.), Hakkert, Amsterdam 1964, 2.3, n°. 2026, p. 64. 77Vease breve analisis en CIL 11.4339, donde se apunta que otros expertos han dejado la fecha de la inscripcion simplemente in ambiguo. 78PL 2 2 ,\ 108.


AL'

MUJERES PRESBITEROS

287 exactamente en el ano 390. (El hijo de Olibrio fue emperador durante pocos meses en el 472.) Por lo que Q podria haber sido la madre o esposa del papa Siricio (384-399). Solamente por ocupar tal posicion podria haber tenido muchas posibilidades para el ministerio, quiza sobre todo de mujeres. Dada la feroz oposicion de Siricio al priscilianismo, en la que las mujeres parece que jugaban un papel pedagogico y de liderazgo importante (vease el canon del primer Sinodo de Zara­ goza), es muy poco probable que Q ejerciera responsabilidades similares en la Iglesia de Roma. Sin embargo, una mujer como ella podria haber estado probablemente entre las lideres eclesiasticas mas prominentes de la comunidad. L e ta la p r e s b it e r a 79

Sagrada en su buena m em oria. Leta la presbiter[a] vivio cu arenta anos, ocho m eses y nueve dias. Su esposo hizo [esta lapida].

N\

'\w ! 1(

!

M\UV1

im'im

! \ Μ \ Ϊ \ \ ' ) V-,

) i n \ i\ c i r Kinu i / %

>

Figura 13. Leta Presbytera ( C1L 10.8079; I L C V 1.1192). Fotografia cortesia de Gior­ gio Otranto, I t a l i a m e r i d i o n a l e e P u g l i a p a l e o c r i s t i a n e . S a g g i s t o r i c i , Edipuglia, Bari 1991, p. 110.

WC/I 10,8079;/ICF 1,1192. BMS LETA PRESBITERA VIX1T ANN. XL MVIII DVIIII QVEI BENE FECIT MARITUS PRECESSIT IN PACE PRIDIE IDUS MAIAS


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

288 Ella le p reced io a el en paz el d ia antes de el idus de m ayo.80

Esta es una inscripcion del siglo IV ο V deTropea, Calabria. El consenso sobre la interpretation de esta inscripcion, hasta el pionero articulo de Otranto81, habia sido que Leta era la esposa de un presbitero82. Un comentarista observa que se registro en una inscripcion la memoria de un presbitero llamado Monsis, deTropea, sobre la misma cpoca cn la que se hizo la lapida de Leta y sugiere que Leta fue su esposa83. Pero seria arriesgado, por decir poco, relacionar a Monsis y Leta como marido y mujer. Eisen esta mas en lo cierto cuando advierte que no debemos concluir tan rapidamente que «toda referen­ d a a una preshyterci, diaconissa o subdiacona es la esposa de un hombre que ocupa el correspondiente oficio»84. Mas recientemente los expertos, encabezados por Otranto, han argumentado —correctamente en nuestra opinion—que esta inscrip­ cion ha de ser interpretada a la luz de la carta de Gelasio. Si llegamos o no hasta el extremo al que llega Otranto al concluir que Leta era «una verdadera y autentica presbitera» (una vera e propia presbytera) 85 es otra cuestion. Pero muchos testimonies parecen apuntar en esta direction. Los dos testimonies son aproximadamente sinonimos. Ambos provienen de la misma zona de Italia. Ademas, segun Otranto, lo habitual en las inscripciones es que «siem pre que un presbitero prepara una tumba para su esposa, se refiere a ella mediante el termino coniux

80Es decir, el 14 de mayo. 81Vease comentario sobre la Carta 14 del papa Gelasio, mas arriba. 82Vease, por ejemplo, Carl Kaufmann, Handbuch der altchristlichen Epigraphik (Herder, Friburgo 1917), 256; Ana Crispo, «Antichita cristiane della Calabria prebyzantina», en Archivo Storico per La Calabria e La Lucaina 14 (1945) 127-141.209-210; y Antonio Ferrna, «Note su Tropea Paleocristiana», en Archivo Storico per La Calabria e La Lucaina 23 (1954) 9-29. 83 Ferrua, «Note su Tropea Paleocristiana», 11. La inscripcion se puede encontrar en ILCV 1150. 84 Eisen, Women Officeholders, 131. Aqui Eisen comenta el canon 19 del Concilio de Tours (567), donde, implicitamente reconoce, que el canon se esta refiriendo a las esposas del clero varon. 85 Otranto, «Sacerdozio femminile», 352; Otranto/Rossi, «Priesthood», 86.


A LETH EIA

MUJERES PRESBITEROS

289

(‘‘esposa”) o amantissima (“mas querida”) » 86. Por ύΐΐίηιο, Eisen observa correctamente que el esposo de Leta aparece identificado, pero no como alguien con oficio87. El testimonio expuesto por Otranto y Eisen es, como minimo, intrigante. La coincidencia de tiempo y espacio del testimonio literario y de la inscripcion es especialmente sugerente. Aun asi, la informacion es escasa y exigua como para llegar a las, extensas y radicales conclusiones de Otranto. A1 fin y al cabo, estam os hablando de dos testimonios procedentes del sur de Italia y la inscripcion es, desafortunadamente, especialmente ambigua. Ademas de la reducida cuantia de testimonios, existe el hecho molesto de que presbytera puede, como reconoce Eisen, referirse a la esposa de un sacerdote en los documentos eclesiasticos latinos de la Antigiiedad tardia. Finalmente, podemos concluir que sin duda es posible, aunque poco seguro, que Leta fuera «una verdadera y autentica presbitero». Una mayor labor arqucologica reforzaria posiblemente el caso descrito por Otranto y Eisen. La inscripcion sobre una «sacerdota» de Salona, en Dalmacia, proviene, por asi decirlo, de la misma orbita cul­ tural y eclesiastica que la de Tropea y aproximadamente de la misma epoca, lo que podria arrojar mas luz al asunto. \ M a rc ia la p r e s b ite r a f ?] 8889

Este es un grafito hallado cerca de Poitiers, en la Galia. Se desconoce la fecha. Podria datar de finales del siglo IV o principios del V, aunque otros testimonios, incluyendo los escritos conciliares y epistolares considerados en este volumen, lo datan en el siglo VI. M a rc ia la p r e sb ite r a (p resb y teria ) h izo ( f e r i t y 9 la o fre n d a (obblata) ju n to con O librio y N epote.

86 Otranto/Rossi, «Priesthood», 87. 87Women Officeholders, 131. 88 Martia presbyteria/Jerit obblata Olebri/o parfiter] et Nepote (CIL 13,1183; ILCV 1191). Sobre las fechas, vease breve discusion en la nota CIL 13,1183. 89 = tulit.


<! w K H ω <i

MUJERES ORDENADAS ΕΝ LA IGLESIA PRIMITIVA

290 La interpretation del grafito ha de comenzar con la fecha y con un analisis filologico de presbjteria. Desafortunadamente ambas cucstio nes, en especial la primera, son bastante ambiguas. Mientras que algunos expertos determinan que data del siglo V, otros lo establecen mas tarde. Luego esta la pregunta sobre el significado de presbyteria. Algunos expertos lo consideran como un adjetivo que modifica a obblata («ofrendas sacerdotales», es decir, los elementos eucaristicos no consagrados). Otros, incluyendo Otranto, lo consideran como un sustantivo y como un titulo90. Nosotros estamos de acuerdo con Otranto. En primer lugar, el Concilio de Tours (S67) utilizo presbyteria como titulo aproximadamente en la misma epoca en la que se hizo este gra­ fito; de igual manera lo hizo el Concilio de Auxerre (S78), celebrado un poco mas tarde que el anterior91. Estos tres testimonios provienen de la Galia. Estamos de acuerdo tambien con Otranto en que «Olibrio y Nepote son casi con seguridad dos presbiteros que ofician en la comunidad a la que pertenecia tambien Marcia; y es probable que esta mujer colaborara con ellos durante la celebration de la Eucaristia»92. Sin embargo, discrepamos parcialmente con el razonamiento de Otranto. Otranto quiere interpretar este grafito a la luz de los dos concilios galos mencionados. Los tres textos se refieren a «presbiteras», pero esta bien claro, aunque Otranto parece no darse cuenta, que las presbiteras mencionadas en los concilios galos se refieren a las esposas de los sacerdotes que no tienen un papel litfirgico o diaconal concreto. Otranto se situ a en terreno mas solido al discutir sobre la intencionalidad del autor del gra­ fito: «Ε1 hecho de que hubiera un deseo de registrar una labor llevada a cabo por Marcia durante una celebration litiirgica, significaria no el servicio habitual de la persona creyente en el momento de la ofrenda, sino mas bien una labor habitualmente desarrollada por un diacono u otro miembro del clero». Otranto hace bien al interpretar este texto a la luz

90 Otranto/Rossi, «Priesthood», 89. 91 Otranto indica incorrectamente que se utiliza el mismo termino en el grafito y en los dos concilios (ibid.). 92 Ibid.


A LE T H E IA

MUJERES PRESBlTEROS

de la carta de tres obispos galos (vease el texto mas arriba)93. Ambos textos fueron ballados aproximadamente en el mismo periodo; am­ bos se refieren a las actividades en la Galia; ambos hacen referenda a la participation de las mujeres en la celebration de la Eucaristia. A la luz de los testimonios literarios contemporaneos y de la existencia del grafito, parece probable que Marcia ejercia un papel importante como ministra en la celebration del servicio eucaristico en Poitiers.

Flavia Vitalia, presbytera 94 Esta inscription, datada en el 425, fue hallada en Solin, hoy en dia Croada, y despues Salona en la provincia colonial romana de Dalmacia en el Adriatico. Ironicamente, Salona, un importante centro cristiano primitivo, podria ser el lugar de nacimiento de uno de sus perseguidores mas severos, el emperador Diocleciano (284-303). De hecho, se hizo tan importante que el obispo de Salona se convirtio en obispo metropolitano de la provincia. En los siglos V y VI la ciudad fue destruida por los invasores barbaros y todavia hoy permanece arruinada. Decadas antes de que se redujera a ruinas, Flavia Vitalia, una lider de la comunidad cristiana, vivio y fallecio alii. Una lapida comprada por un hombre llamado Teodosio nos dice muchas cosas interesantes sobre ella. \B ajo nuestro SenorTeodosio, consul p o r undecim a vez, y Valentin ian o , el hom bre m as n o b le d e C esar, I,T eo d o sio , c o m p ro [una tum ba] de la m atrona (matron) Flavia Vitalia, la santa presbiter[a] (presbytera sancta) p o r tres solidos dorados.

,;Que podemos decir con seguridad sobre Flavia? En primer lugar, su description como matrona nos indica que fue libre de nacimiento y estuvo casada. En segundo lugar, el titulo presbytera nos indica, con

” Ibid.

94D o m in is n o stris T h aeo d o sio

co n sile X I e t V alen tin ian o viro n ob elissim o C a e sa re . E go T h aed o siu s em i a

3.14900; F. Bulic, «Iscrizioni Inediti. Salona (Solin)», B o lletin o di A rc h a e o lo g ia e S to r ia D a lm a t a 21 (1989) 141-148, en 147 n. 2428. Vease tambien discusion en O tran to/R ossi, «Priesthood», 87-88, y en Eisen, F la v ia V ita lia p resb yte ra s a n c ta m atro n a a u r i so lid is III. S u b die, C IL

Women O fficeh o ld ers,

131-132.


AL i

MUjERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

292

toda probabilidad, que ocupaba un lugar oficial y reconocido como lider en la comunidad eclesiastica de Salona. Desafortunadamente no podemos saber lo que esto implicaba exactamente. Para los siglos IV y VI, las ventas y la administration de los solares de los enterramientos en Roma habian pasado a estar en manos de los oficiales eclesiasticos, incluidos los presbiteros95; practica que parece reflejada aqui por la compra de Teodosio de un terreno en Salona por tres solidos de oro. No podemos decir con seguridad lo que el titulo presbytera implicaba, en particular si abarcaba todo el espectro de las actividades sacerdotales, incluyendo el liderazgo en la liturgia y los rituales. Aun asi, el testimonio emerge de un entorno eclesiastico-cultural similar al que reprendio el papa Gelasio, y Flavia estaba ejerciendo como presbytera sobre la misma epoca en la que actividades como la suya tanto enfurecieron al papa. A la luz de esto, es igualmente imposible concluir que Flavia Vitalia no fuera un presbitero —con el estatus y todas las funciones del oficio sacerdotal—en el sentido pleno y autentico del termino.

Una sacerdota de Solin 96 Otro testimonio epigrafico importante tambien sugiere, quiza incluso mas energicamente, que las mujeres estaban funcionando como sacerdotisas en Salona en el siglo V. ... d e /p a ra [?] una sacerd o tisa97...

El epigrafe en esta lapida esta fragmentado. Es la forma genitiva o dativa de sacerdota, que significa «sacerdotisa». El otro pedazo de epi­ grafe que se conserva es una cruz, lo que indica que la persona enterrada era una sacerdotisa cristiana, no pagana. Obviamente, como la lapida procede de Solin se ha de interpretar a la luz de la inscription de Flavia Vitalia y viceversa. Si las consideramos conjuntamente, indi95Vease P.Testini, Le catacombe egli antichi cimiteri cristiani in Roma, Bolonia 1966, pp. 221 -226. 96 C1L 3,4900; vease tambien Bulic, «Iscrizioni Inediti. Salona (Solin)», 141-148; discusion en Otranto/Rossi, «Priesthood», 88, y Eisen, Women Officeholders, 132-133. 97([SAC]ERDOTAE+).


MUJERES PRESBITEROS

can una gran posibilidad, por lo menos, de que las mujeres estuvieran funcionando como presbiteros en la comunidad. Eisen sugiere incluso que «es posible que la sacerdota a la que se nombra en el epigrafe fuera el obispo» de la comunidad98. Eisen esta en lo cierto. Es posible. Esa posibilidad se ve reforzada filologicamente por el uso del termino sacerdota en vez de presbjtera. Claramente no se trata de la esposa de un sacerdote, ni es solo una anciana dc la comunidad. Se trata de una «sacerdotisa», una mujer con un estatus oficial elevado y una especie de funcion oficial importante en la comunidad de Solin. El fragmento de una unica palabra, cuando se interpreta conjuntamente con los testimonies de inscripciones contemporaneos, puede tener mucho peso historico.

Guilia Kuna, presbitera de H ipona 99 Esta inscripcion proviene de un medallon de mosaico de la iglesia de san Agustin en Elipona, norte de Africa, del periodo de la ocupacion vandala, despues del 431. G u ilia R u n a la p r e sb ite r a (p resb iterissa ), d e sc a n se en p az, vivio cincuenta anos.

98 Eisen, Women Officeholders, 133. 99 «Guilia Runa presbiterissa quiebit [sic] m pace, vixi[t] an[nos]L>> (AE 1953,107, p. 36; 1958,290, p. 72; 1962, p. 81).


AL

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

294

Parece que Guilia, por el nombre, es vandala. Esto es importante, ya que podria haber sido bautizada como cristiana arriana. Justiniano (527-565) habia reconquistado todo el norte de Africa para el 5 34. Muchos clerigos huyeron y muchos de los vandalos supervivientes fueron capturados y llevados a oriente para servir como csclavos. Justiniano, que no era cn absoluto tolerante con las herejias, devolvio a la ahora reestablecida Iglesia catolica todos los derechos y privilegios que habia tenido antes dc la ocupacion vandala y gasto grandcs sumas dc dinero en la renovation y construction de nuevas iglesias. Es imposible saber si Guilia murio arriana o «convertida», debido al escaso vestigio de los cristianos vandalos en el cristianismo catolico tras la reconquista de Justiniano. El titulo preshiterissa indica que tenia algun papel reconocido como lider en la comunidad. Parece que por lo menos ocupo un estatus y un papel parecido al de las viudas o diaconos. Aunque es improbable que ejerciera funciones «presbiterales» rutinarias, lo mas seguro es que se encontrara entre las principales mujeres ministras de la comunidad.

Conclusion Como suele ser habitual en la historia eclesiastica, las fuentes no nos dicen lo que nosotros mas deseamos saber. Las prohibiciones conciliares o episcopales existen junto a los testimonies de exactamente la misma practica que prohiben y normalmente los testimonios de la continuada existencia de la practica son posteriores a las prohibicio­ nes. Parece que en algunas epocas y lugares habia mujeres presbiteros en la Iglesia, incluso en circulos «ortodoxos», tanto en oriente como en occidente, aunque mas claramente en occidente. Siguen sin quedar claras las labores exactas que llevaron a cabo, con la exception de Flavia Vitalia, que fue agentc por derecho propio para vender propiedad de la iglesia. El celibato no era siempre un requisito, ya que Lcta fallccio antes que su esposo. Guilia Runa es un fantastico testimonio del oficio eclesiastico en las Iglesias arrianas, de las que sabemos muy poco.


La Carta de Gelasio y la dc los trcs obispos de la Galia indican el conocimiento de que las mujeres Servian en el altar, al menos en un servicio casi diaconal de la adniinistracion del caliz. El mero hecho de que las mujeres estuvieran en el altar constituia para esa cpoca una ofensa para los prelados varones, conscientes de la pureza y del cstatus. Al contrario, el escritor dd siglo X Atto de Vercelli fue mas receptivo en sus estimaciones sobre el oficio eclesiastico a principios de los anos apostolicos y posapostolicos, y no tuvo ningun reparo en reconocer el liderazgo presbiteral total que ejercian entonces las mujeres, aunque sabia que esa practica va no existia en su propia iglesia. Quiza le invadia la nostalgia al pensaren <dos buenos tiemposÂť. Los testimonios no nos de an ir mas alia de estas insatisfactorias y dispares afirmaciones.

AL

MUJERES PRESBfTEROS



C O N C L U SIO N

E

n las paginas precedentes, hemos presentado lo que creemos que son todos los testimonies existentes en latin y en griego de mujeres que ocupaban el oficio de diacono y presbitero en la Iglesia tanto de oriente como de occidente. Tambien hemos incluido las pocas referencias procedentes de las Iglesias siriacohablantes de oriente que conocemos, aunque no alegamos haber recogido todas ellas. La referenda mas temprana a una mujer diacono aparece en las car足 tas paulinas: Febe, en Rom 16,1. En ese momento, no se hacia distincion de sexo. Las pocas referencias del siglo I y II son ambiguas por varias razones. Ya para el siglo II, el oficio especial de las mujeres diaconos o diaconisas se habia desarrollado en oriente, previsto en especial para el ministerio de las mujeres. Esta claro que en la mayoria de las iglesias en los siglos IV, V y VI las diaconisas eran consideradas miembros ordenados del clero con labores especiales. Algunos de los textos literarios que se refieren a las mujeres diaconos o presbiteros indican que, para algunas labores (p. ej. representation de la iglesia en negocios o contextos politi足 cos), su papel se solapaba con el de los diaconos varones. El titulo diakonos no dio paso al mas nuevo diakonissa, sino que el termino original diakonos siguio existiendo conjuntamente con el termino posterior diakonissa despues del siglo IV, normalmente en con足 textos que parecen indicar la posibilidad de un total intercambio de ambos titulos. En aras de la exactitud, hemos mantenido la distincion de cada titulo en las traducciones. La aplastante preponderancia de testimonios sobre las mujeres diaconos proviene de Grecia oriental. Aqui presentamos aproximada-


ALi

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

298

mente sesenta y una inscripciones de oriente y cuatro de occidente de mujeres diaconos conocidas, ademas de cuarenta referencias literarias de oriente y cuatro de occidente de mujeres reales que desempenaron el oficio1. En oriente, despues de una interruption entre el Nuevo Testamento y Plinio el Joven por un lado y la Didascalia en el siglo III por el otro, las mujeres diaconos empezaron a aparecer en gran niimero y continuaron a lo largo del periodo de nuestro estudio y posteriormente. Los comentarios de algunos pocos escritores posteriores muestran que aceptaban totalmente la existencia de las mujeres diaco足 nos ordenadas en una epoca anterior, si bien no reconocian la continuidad del oficio en sus dias. El presente libro es una fuente de information amplia y profunda sobre mujeres diaconos que ejercian funciones litiirgicas, supervisaban la vida de las mujeres creyentes, proporcionaban cuidado a las mujeres que habian sido bautizadas, y que fueron vistas en peregrinaciones y relacionandose con sus propias familias y la poblacion de diversas maneras. La cantidad de viudas que conmemoraron a sus esposos pone en duda la suposicion de que en todos los sitios y en todas las epocas las mujeres diaconos habian de ser celibes, aunque la mayoria atestiguan que se requeria la virginidad o la viudedad. La mayor parte de las inscripciones y otras referencias sobre diaconos provienen de Asia Menor central, de donde provienen tambien los mejores testimonies de la relation con las propias familias de los diaconos. Quiza en esta region geografica, sustancialmente influenciada por el montanismo, se probaron variantes en cualificaciones y practicas que rara vez se llevaron a cabo en otros lugares. En occidente, la institution de las mujeres diaconos no parecio surgir hasta el siglo V , mucho despues de que estuvieran activas y fueran 1Una enumeration exacta es dificil y esta abierta a interpretaciones. No queda claro si la diaconisa siriaca Zaortha y la referencia en el Canon de Rabula (conservado en latin) deberian incluirse en Gretia oriental y si se deberian contar las inscripciones dudosas. Ademas, tres de las historias mas maravillosas sobre mujeres diaconos, las de Eusebia Xene, Justina y Teodula, son muy probablemente legendarias. Por tanto, los numeros aproximados son mas significativos que los exactos.


muy conocidas en oriente. Quiza fue en ese momenta cuando la costumbre de oriente empezo a influir en ciertos circulos eclesiasticos en occidente, quiza por el asunto de las mujeres presbiteros, que parece haber surgido antes. Aun asi, la impresion definitiva que se le da al lec足 tor es que la mayoria de los concilios episcopales de occidente no aceptaron ninguna de esta practica. Sin embargo, esto no impidio que cier足 tos grupos respetados ordenaran mujeres diaconos, como lo muestran las cuatro inscripciones y las dos referencias literarias de occidente, todas ellas del siglo V I. Las dos referencias literarias a mujeres diaco足 nos, ambas en mosaicos, indican una estrecha relation entre la profesion monastica y la ordenacion diaconal. En el caso de Respecta, el papa Gregorio Magno utilizo el lenguaje de la ordenacion para la abadesa de cm monasterio. Sin embargo, en el caso de santa Radegunda, la otra referenda de occidente, la naturaleza legendaria de la historia no esconde el hecho de que se trata de su profesion monastica, y no el oficio de liderazgo, la que ocasiona su ordenacion diaconal. Sc desconoce la historia completa de las mujeres diaconos. Desgraciadamente, la amplia distribution geografica de los testimonies y la pequena cantidad en ciertas areas no nos permiten sacar conclusiones claras sobre la aparicion de ninguna clase de patrones regionales. En Asia Menor existen mas contextos familiares para los diaconos que en ningun otro sitio. En Palestina no hay ninguna referencia a las familias de las diaconos. ,;Quiere esto decir que las mujeres diaconos de Palestina nunca vivieron o nunca tuvieron un contacto significativo con sus familias y que las de Asia Menor si? Dado lo que sabemos acerca de la popularidad del monacato en Palestina a finales del siglo iv, es posible que ninguna de las mujeres diaconos de Palestina cuyo testimonio se ha conservado tuviera su origen alii, sino que mas bien llegaron de otro lugar para ingresar en la vida monastica. Esto podria explicar la ausencia de los contextos familiares, aunque la cantidad es demasiado pequena como para llegar a conclusiones solidas. La historia de las mujeres presbiteras es incluso mas elusiva. Sorprendentemente hay mas testimonios de ellas en occidente que en oriente, si bien la cantidad sigue siendo tan escasa que no hay manera de

/IV

CONCLUSION


A LET H EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

300

saber si son representativas. Las de oriente podrian haber estado bajo la influencia del montanismo. En occidente, el tema de las mujeres presbiteros surgio por primera vez a finales del siglo IV, probablemente debido a la influencia de Prisciliano, cuyo movimiento, con base en Espafia, favorecio el ministerio de las mujeres. Es posible que las inscripciones de Episkopa Q y de Priscila derivaran de ese movimiento. Guilia Runa era probablemente una arriana vandala de Hipona posterior a la invasion vandala. No se puede decir lo mismo de Leta o Flavia Vitalia en Bruttium y la Galia a finales del siglo V. El testimonio de sus vidas, ademas de la carta del papa Gelasio a sus propias iglesias del sur de Italia, indican un movimiento mas cercano a circulos ÂŤortodoxosÂť. Los ecos de mujeres con oficios clericales continuaron hasta el periodo medieval tanto en oriente como en occidente. Asi lo testifican los simbolos y poderes sacramentales de las abadesas medievales primitivas, quienes llevaban elementos de la vestimenta sacerdotal en las procesiones, daban bendiciones y recibian las confesiones de sus monjas. Aun asi, en la mayoria de los casos, el nivel mas elevado del oficio eclesiastico de las mujeres habia disminuido ya para el siglo VI. Los expertos sugieren varias razones. Sin duda, fue un factor clave el aumento del sacramentalismo cidtico que destacaba la pureza del culto como requisito para acceder a la cada vez mas sagrada celebracion sacramental. Estudios antropologicos muestran de manera bastante coherente que en varias culturas las normas de la pureza del culto han estado controladas por los hombres, quienes excluian a las mujeres de lo sagrado debido al miedo atroz de contamination asociada con la sangre de la menstruation y del parto, proyectando ese miedo de impureza a las propias mujeres. La pureza del culto viene asociada con los hombres; la impureza, con las mujeres. Este era el mayor argumento contra las mujeres presbiteros. Ya para el siglo IV en el Concilio de Elvira (Espana) se cuestiono, desde esta perspectiva, la actividad sexual marital normal de los presbiteros y obispos varones. Por esta razon, la virginidad o celibato del clero femenino fue un requisito en casi todas las epocas y lugares, incluso aunque fuera ignorado o solo aconsejado para el clero varon.


Otro de los motivos que habitualmente se daba para rechazar los oficios de las mujeres en la Iglesia era que el diaconado de la mujer fue establecido ante todo por la costumbre de bautizar a los adultos por inmersion, lo que requeria una total desnudez y la uncion de todo el cuerpo por parte del clero que llevaba a cabo el bautismo. Por consiguiente, se pedia al clero femenino que continuaran el rito para las mujeres recien bautizadas despues de que el obispo o presbitero hubiera ungido discretamente la cabeza de la mujer. Cuando el bau足 tismo de los ninos pequefios fue lo habitual y cesaron los bautismos de los adultos por inmersion, ya no se necesito a las diaconisas. De hecho, en la legislation de la Didascalia y las Constituciones Apostolicas se enfatiza esta parte del papel de las diaconisas. Sin embargo, su papel iba mas alia: las diaconisas eran el vinculo entre el obispo y los diaconos y las mujeres creyentes, proporcionando alguna ensenanza bautismal y posbautismal, haciendo visitas pastorales a mujeres enfermas y acompanando a mujeres en su trato con los diaconos y el obispo. Todo esto ha de considerarse en el contexto de las culturas tradicionales, mas tipico en oriente que en occidente, en las que la mas estricta separa足 tion de los sexos y el retiro de las mujeres en sus casas hacian claramente inadecuado que los diaconos varones llevaran a cabo la instruc足 tion o hicieran esas visitas. El problema de este argumento es que el modelo de la exclusion y de la separation cultural no ceso con el paso de los siglos. Sin embargo, si explica quiza la ausencia de mujeres dia足 conos en occidente en el momento en el que prosperaban en oriente, ya que las costumbres occidentales nunca fueron tan estrictas en cuanto a la exclusion y la separation. Mientras consideramos los testimonies que tenemos y esperamos a que emerjan mas del polvo de los siglos para completar l;a estampa, estamos agradecidos por los restos de material en manuscritos y piedras que nos han permitido vislumbrar las vidas de estas mujeres cristianas de hace tanto tiempo.

A LET H EIA

CONCLUSI0N



A p E N D IC E S

A. U bicacion de las inscripciones de las diaconos ORIENTE Niimero total: 61. Dos inscripciones (Alejandra de Elis, Eneon) son inciertas y han sido interpretadas de manera diferente por diferentes editores.

Asia Menor

Eistrategis Matrona de Axylos Nyne Pribis Severa

Capadocia

Maria de Arquelaida Caria

Arete, deAfrodisias Cilicia, Corycos

Atanasia [ Caritina Teodora Teofila Timotea Frigia Laodicea Comhusta

Anonima Aurelia Faustina Celsa Elafia Magna Masa Mesalina Paula Otros lugares de Frigia

Difa

Galacia

Domna Nonna Filogonis Licaonia

Anonima Basilissa, de Iconio Goulasis Kyria Lidia

Epifaneia Epifania Lampadia, de Esmirna Ponto-Bitinia

Aeria Alejandra Basilike Eugenia


A LETH EIA

304

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA


A LET H EIA

APEN DICES

305 Grecia E geo

Agaliasis Anonima, de Tasos P e lo p o n e so

Alejandria, de Elis Andromaca, deAcaya P e n in su la

Agrippiane, de Patras Atanasia, de Delfos Irene, deTesalia Nikagora, de Atenas Tetradia, deTesalia Macedonia

Agathe, de Filipo Agathokleia Matrona de Stobi Posidonia, de Filipo

Teodosia Teoprepeia

Tracia Eugenia, de Nicopolis

Baja Moesia Celerina

Palestina Anastasia Basilis Elladis ^Eneon? Maria de Moab Nonna Sofia Zoe

Siria Zaortha

OCCIDENTE Numero total: 4

Africa proconsular Accepta

f6

almacia Ausonia

Roma Ana

Galia Teodora deTicinii

B. Elbicacion d e las d iaco n os en las fu en tes literarias ORIENTE Numero total, incluyendo a Febe (Rom 16,1-2), Grapte (H 'e r m a s V is . 2,4,3) y a las dos hijas del condeTerencio (ntimero real desconocido): 40

Armenia

Celerina

Dionisia ^Nectaria?

Elisantia, Martiria, Paladia

Asia Menor

Nicarete

C o n s ta n tin o p la

Amproukla (^Procla?) Basilina

Eusebia Olimpia Pentadia Sabiniana


A LET H EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

306 Egipto

Capadocia

Hijas del conde Terencio (al menos dos; niimero desconocido)

Teodula (^legendaria?)

Palestina Anonima de Cesarea, por Paladio Manaris de Gaza Severa de Jerusalen Susana

Caria

Eusebia Xene (legendaria) Cilicia

Martana Area de Calcedonia Matrona de Cosila Anonima, por Callinicos

Siria, en su mayoria Antioquia Anastasia Anonima, porTeodoreto Axia Casiana Eugenia Jannia Justina (legendaria) Publia Romana Valeriana

Quersoneso

Tcof'ila Galacia

Magna de Ancira Ponto

Lampadion

OCCIDENTE Niimero total: 2

Galia Radegunda Respecta

C. U b icacio n d e las p resb itero s ORIENTE Y OCCIDENTE Niimero total, incluyendo Episkopa Q: 11

Egipto Artemidora, momia

Frigia Ammion, inscription

Capadocia

Sacerdota anonima, inscription

Bruttium Episkopa Q, inscripcion Leta, inscripcion Roma

Profeta de Firmiliano (description en la carta de Cipriano)

Sicilia

Egeo

Africa (Hipona)

Epikto, inscripcion

Dalmacia FlaviaVitalia, inscripcion

Kale, inscripcion Guilia Runa, inscripcion cn mosaico

Galia Marcia, inscripcion


A LETH EIA

APENDICES

307

'ι


A LET H EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

308

D. P arentescos d e las m u jeres con m em o rad as id en tificad o s en las in scrip cio n es DIACONOS DE ORIENTE Agaliasis, hermana e hija, procedente de las Clcladas Agathe, esposa (?), procedente de Filipo Alejandra, madre (?) procedente de Acaya Anonima, madre (?), hermana (?), procedente de Iconio Arete, hija, procedente de Afrodisias Atanasia, madre adoptiva, procedente de Corycos Aurelia Faustina, madre, procedente de Frigia Basilissa, esposa y madre, procedente de Licaonia Caritina, hija, procedente de Corycos Celsa, esposa e hija, procedente de Frigia Domna, esposa y nuera, procedente de Galatia Eistrategis, esposa, madre y cunada, procedente de Frigia Elafia, tia, procedente de Frigia Eneon (?), hija (?), Jerusalen Epifaneia, madre y abuela, de Lidia Filogonis, hija, procedente de Galacia Goulasis, hermana, procedente de Licaonia Lampadia, hija, procedente de Esmirna Maria, hija, procedente de Moab Maria de Arquelaida, madre, procedente de Capadocia Masa, hija y hermana, procedente de Frigia Matrona de Axylos, madre y abuela, procedente de Frigia Mesalina, madre y tia, procedente de Frigia Nonna, madre, procedente de Galacia Nyne, hija, procedente de Frigia Paula, hermana, procedente de Frigia Pribis, madre y abuela, procedente de Frigia

DIACONOS DE OCCIDENTE Ana, hermana, procedente de Roma Ausonia, madre, procedente de Dalmacia

PRESBITEROS DE ORIENTE Artemidora, hija, procedente de Egipto

PRESBITEROS DE OCCIDENTE Leta, esposa, de Bruttium


IN D IC E D E N O M B R E S A N TIC jU O S

Ablabio (prefecto pretoriano y consul), 78 Agathokleia ( p a r t h e n o s y companera de la diacono Teodosia), 119 Agousta (madre de la diacono Filogonis), 137 Agustin de Hipona 30, 40, 45, 200, 239, 256,269-271,274, 293 Alejandra (cunada de la diacono Eistrategis) Alejandro (presbitero e hijo de la diaconisa Nonna), 146 Ambrosio (arzobispo de Milan), 40 Ambrosio (sacerdote), 284 Ambrosiaster, 31,39-40,45-46,49, 54 Amma Syncletica ( d i d a s k a l o s y Madre del Desierto), 111 Anacario (obispo deAuxerre), 253 Anastasia (abadesa), 57 Andres elApostol, Santo, 68,136, 234 Anencleto (nieto de la diacono Pribis), 149 Aniceto (esposo de la diacono Basilissa), 127 Anicio Olibrio (consul), 286 Antigono (padre de santa Eufrasia), 99 Appas (lector e hijo de la diacono Aurelia Faustina), 125 Arnobio cl Joven, 200, 270 Arsacio (obispo de Constantinopla), 85 Artemio (padre de Susana), 97

Asclepio (presbitero y hermano de la dia足 cono Agaliasis), 117 Asklepiodoto (presbitero y hermano de la diacono Agaliasis), 117 Aspilla ( p a r t h e n o s y eompaiiera de la dia足 conoTeodosia), 1.53 Asterio (nieto de la diaconisa Epifaneia), 134 Atanasio (monje de San Saba) 114 Atto, Obispo deVercelli, 18, 270, 284285,295 Aurelia (hermana de la diaconisa Goulasis), 137 Aurelia Leontiane (hija de la diacono Pri足 bis), 149-150 Aurelia Nestoriane (se desconoce el parentesco con la diacono Magna), 140 Aureliano (emperador), 137 Aurelio Antonio (sobrino de la diaconisa Elafia), 131 Aurelio Lucio (herntano de la diaconisa Goulasis), 137 Aurelio Mamas (hermano de la diacono Masa), 143 Avito deViena (obispo), 216 Basilio de Cesarea, i>7, 63, 70, 83, 108109,148,179 Basilio de Seleucia, 74-75 Basilio el Grande, r e a l * Basilio de Cesarea BenedictoVIII (papa) ., 219


A LET H EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

310 Callinicos, 107 Castor (presbitero y padre de la diaconisa Nyne) 147 Catilla (cunada de la diacono Basilissa), 127 Childeberto (obispo), 218 Cipriano de Antioquia, Santo (obispo), 69-70 Cipriano de Cartago, 69, 267-268 Cirilo de Alcjandria, 38, 184 Cirilo de Escitopolis, 27, 59-61,63 Cirilo de Jerusalen, 110 Claudiane (p a r th e n o s y hermana de la dia足 cono Agaliasis), 117 Clemente de Alejandria, 176-177 Clemente de Roma, 53, 234 Cleofas (obispo de Eleudieropolis) Conon el presbitero, 114-115 Constantino (cmpcrador), 87, 177 Crisanto (se desconoce el parentesco con la diacono Magna), 140 Crisipo, 105 Damaso (papa), 40, 271 Decio (emperador), 69 D em etrio Bousios (se desconoce el parentesco con la diaconisa Nyne), 147 Demetrio de Alejandria, 35 Didimo cl Ciego, 94 Diocleciano (emperador de Roma), 69, 291 Diogas (obispo), 248-249 Dioscoro (obispo de Alejandria), 38 Diotrefes (sacerdote y hermana de la diaconisa Mesalina), 144-145 Domecio (diacono y hermano de la dia足 cono Ana) ,213 Domno (hijo de la diacono Eistrategis), 130 Domno (sc desconoce el parentesco con la diacono Magna), 140

Efren (obispo), 67 Egeria, 74, 94, 96 Elias (obispo de Jerusalen), 60 Elpidio (obispo de Satala), 77 Elpidio dc Constantinopla, 83 Epifanio (padre de la diacono C a n 足 tina), 127 Epifanio de Salamina, 30, 48, 182-183, 199, 239, 2 4 1 ,2 4 2 -2 4 4 , 249, 269270 Epiktethe (nieta de la diaconisa Matrona), 143 Ereniano (padre de la diacono Alejandra),

120-121 Esteban, Santo (martir) 68 Esteban (obispo de Roma) 267 Eudoxia (emperatriz), 37, 55 Eudoxio (hermano de la diacono Dionisia), 64 Euethio (se desconoce el parentesco a la diacono Magna), 140 Eugenis (diacono e hijo de la diaconisa Matrona), 143 Eufrasia, Santa, 99-104 Eufrasia (madre de santa Eufrasia). V ease Eufrasia, Santa Eusebio (obispo de Cesarea), 87 Eusebio el presbitero, 77 Eustoquio (obispo). Vease Licinio (obispo) Eutimio, Santo, 63-65 Eutiques, 62 Eutiquia (madre de la diacono Agaliasis), 117 Eutiquia ( p a r t h e n o s y hermana de la dia足 cono Agaliasis), 117 Eutropio de Constantinopla (cunuco imperial), 86 Evagrio de Ponto, 81,93-96 Evodia, 32 Faustino (esposo de la diacono Aurelia Faustina), 125


viaH xaav

INDICE DE NOMBRES ANTIGUOS

311

Felipe (apostol), Santo, 244-245 Felipe (profeta), 242, 243 Firmiliano (obispo de Cesarea en Capadocia), 267-268 Flaviano II (obispo deAntioquia), 57 Flavio Juan (consul), 136 Flavio Justiniano (emperador), 136 Flavio Rufino (consul y prefecto pretoriano), 107 Focio, 202 Frontino (presbitero y hermano de la diacono Masa), 143 Fulgencio Ferrando, Diacono, 281-282 Gelasio I (papa), 274-278, 288, 292, 295, 300 Genadio de Marsella, 282-283 Graciano (experto en derecho canonico), 283 Gregorio de Nisa, 26, 5 7 ,7 0 ,7 9 , 83, 108 Gregorio de Tours, 211 Gregorio Magno, 207-208, 299 Gregorio Nacianceno, 69, 70-71, 78, 83, 93,208,210 Heladio (hermano de la diacono Paula), 147 Fleraclio (emperador), 202 Hermas, 51-53 Hijas de Felipe (profetisas), 243 Hipacio (presbitero y hermano de la dia足 cono Filogonis), 137 Hipacio (superior monastico), 107 Hipolito, 167,221,236-237,241 Ignacio (obispo de Antioquia), 112-113 Inocendo (papa), 41 Instancio (obispo), 271 Jeronimo, 94, 182-183, 286 Juan (esposo de la diacono Agathe) ,118 Juan (obispo de Constantinopla), 83 Juan (obispo de Jerusalen), 182-183

Juan Crisostomo, 29, 33, 37, 4 3 ,4 9 , 55, 56, 65, 7 1 ,7 8 , 79-86, 88, 89, 92-93, 107, 159,181 Juan de Antioquia (obispo), v e a s e Juan Crisostomo Juan de Damasco, 45, 199, 200 Juan el Bautista, 75-77, 115 Juan el Hesicasto, 59 JuanMosco, 114-115 Julian de Eclana (obispo), 41 Julian Pomerio, 276 Juliano (emperador), 87, 97, 109 Julianos (presbitero y padre de la diacono Filogonis), 137 JuniaTeodora, 34 Justiniano II (emperador), 201 Justiniano (em perador), 26, 128, 161, 182, 188-197,202,247,294 Justino (emperador), 188 Justino, Martir, 54 Kyria (didaskalos) Leon IX (papa), 219 Leontina (hija de la diaconisa Matrona), 143 Libanio, 55 Licinio (obispo), 279 Lucas el Evangelista, 32 Luis el Piadoso (emperador), 277 Macrina, 21, 26, 70-71,96, 105, 108 Marcela de Roma ( d id a s k a lo s ) , 111 Marcellus/a (se desconoce el parentesco con la diaconisa Epif'ania), 13 5 Marciano (emperador), 38 Marcion, 261-262 Marcos el Diacono, 73 Maria (discipula de Jesus), 32 Maria (esposa del apostol Santiago), 165 Maria (hija adoptiva de la diacono Atanasia), 124 Maria (madre de Jesits), 57, 122, 243


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

312 Maria Magdalena (discipula de Jesus), 16S Marta (hermana de Lazaro y discipula de Jesus), 32-33, 16S Marta (madre de Susana), 97 Martin do Tours, 271,272 Mateo Blastares, 206-208 Mateo el Evangelista (apostol), Santo, 246 Matrona (madre politica de la diacono Basilissa), 127 Matrona (nieta de la diaconisa Matrona), 143 Maximila (profetisamontanista), 281 Medard (obispo de Noyons yTournai), 211 Melania laAnciana, 23,93-96, 111 Melania la Joven ( d id a s k a lo s ) , 23, 84, 111 Melanio (obispo). V ease Licinio (obispo) Melecio de Dafne, 110 Menneas (esposo de la diacono Eistrategis), 130 Menneas (nieto de la diacono Matrona), 143 Metafrasetes. V ease Simeon Logothetes Mikkalos (padre de la presbitero Artemidora), 249 Miros (padre politico de la diacono Domna), 130-1 31 Monsis de Tropea (presbitero y posible esposo de la presbitero Leta), 288 Montano, 269, 281 Nebridio (esposo de Silvina), 81 Nebridio (prefecto de Constantinopla), 78,82 Nectario (obispo de Constantinopla), 79, 80,83-84, 181 N eoiketes Cpadre de la diaconisa Eneon?), 133 Nepotc (presbitero y companero de la presbitero Marcia), 289-290 Nestorio, 38, 87

Nilo de Ancira, 71 Nonno (obispo), 89-92 Numitorio (hijo de la diaconisa Basilissa), 127 Olibrio (presbitero y companero de la presbitero Marcia), 289 Origenes, 35-37,49, 93-94 Otreio (obispo de Melitene), 64 Pablo (esposo de Dionisia la Diacono, padre de Eutimio), 63 Pablo de Samosata (obispo de Antioquia), 178,203 Pablo el Apostol, 33-34, 67-68, 74, 107, 1 41,262,264,284 Pactolio (padre de la diacono Lampadia), 139-140 Paladio, 29, 56,72-73, 81-83, 85, 87, 9293 Panchareia ( k a n o n i k e y companera de la diaconisa Posidonia), 148 Pancracio (hijo de la diacono Eistrategis), 130 Paniskiaine (madre dc la presbitero Arternidora), 249 Pantamiano (obispo), 124 Papados, Aurelia Domna, 28 Partenio (obispo de Lampsacus), 1050 Patroclo (esposo de la diacono Domna), 130 Paula, 23, 94 Pauliniano (hermano de Jeronimo), 182183 Paulo (se desconoce el parentesco con la diacono Magna), 140 Pedro, Santo (apostol), 234 Pedro (arzobispo), 114 Pedro (presbitero, conmemorado por la diaconisa Elafia), 131 Pelagio, 31,40-42,46,48-49 Platon (discipulo lcgendario de san Mateo), 246-247


A LETH EIA

INDICE DE NOMBRESANTIGUOS

313 Plinio el Joven, 28, 51-55, 276, 298 Polychronio (conmemorado por la diaconisa Elafia), 131 Polygeros (lector), 123 Porfirio (obispo de Gaza), 73 Prisca (profetisa montanista), 264, 281 Prisciliano (hcreje), 270-272 Pseudo-Ignacioq 112-113 Pseudo-Isidoro, 283 Pulqueria (emperatriz), 38 Quintila (supuesta hcreje), 260, 269 Quinto (padre politico de la diacono Basilissa), 127 Quodvultdeus (obispo de Cartago), 269 Rabula, Obispo de Edesa, 156-157, 183 Rhodon (padre de la diacono Masa), 143 Rufino deAquileya, 35, 93-96 Sabas, Santo, 59-60 Salafza (k a n o n ik e ), 73 Salome (supuesta hija de Herodes Antipas), 165 Salviano (obispo), 271 Santiago el diacono, 89 Septimio Pomponio Mnesitheo (esposo de la diacono Celsa), 129 Septimio Pomponio Mnesitheo (padre de la diacono Celsa), 129 Septimio Trofino (se desconoce el parentesco con la diacono Celsa), 129 Serapion de Egipto (archidiacono), 84 Sergia (superiora monastica), 79 Severe deAntioquia, 56-58,61,66,68,106 Silvina (esposa de Nebridio), 81 Simeon Logothetes, 105 Simplicio (fam iliar de desconocido de Iconio), 158-159 Siricio (papa y posible esposo o padre de Episkopa Q), 287 Sisino (presbitero y esposo de diaconisa [?] Elafia), 132

Sofronio (patriarca de Jerusalen), 114 Sozomeno, 57, 67, 75-77, 84-86, 179182 Spcrato (sacerdote), 279 Sulpicio Sevcro, 271-272 Tecla (companera legendaria de Pablo), 67 ,7 4 -7 5 ,2 5 5 ,2 6 6 Tecla (nuera de la diaconisa M atrona), 143 Teodora (emperatriz), 188 Teodora de Beroea, 111 Teodora de Roma ( d id a s k a lo s ), 111 Teodoreto de Ciro, 26, 38-39, 4 4 , 49, 58-59,61-63,86-89, 109-111 Teodoro (padre de la diaconisa Arete), 123 Teodoro Balsamon, 203-207 Teodoro de Mopsuestia, 4 4 -4 5 ,4 8 ,4 9 Teodosio I (emperador de Bizancio), 74, 7 6 ,7 9 ,9 9 , 114, 159, 161, 180-182, 187, 244, 291-292 Teodosio el Grande, 99 Teodosio el Monje, 27 Teofilo (obispo de Alejandria), 83 Teofilo (presbitero y padre de la diacono Domna), 130 Terencio (gobernador de Capadocia y padre de diaconisa anonima), 108 Tertuliano, 23, 30, 74, 115, 167-168, 255-267 Timasio de Constantinopla (consul), 86 Trajano (emperador), 54 Valente (diacono y padre de la diacono Maria), 142 Valente (emperador), 76 Venancio Fortunato, 211 Vetiana de Annesi, 70 Vicente el Presbitero, 76 Zacarias (papa), 254-255, 276 Zoe (esclava de la diacono Irene), 138


IN D IC E D E D IA C O N IS A S , p R E S B I T E R O S Y E p iS K O p A S

Diaconisas: reales, supuestas, posiblesy legendarias Accepta 212, 305 Aeria 116, 303 Agaliasis 116-117, 2S0, 305, 308 Agathe 21, 118, 305,308 Agathokleia 118-119, 153, 154, 305 A grippiane, procedente de Patras 27, 119, 305 Alejandra de Elis 120, 303 Alejandra de Ponto (subdiacono) 121,303 Amproukla (/_= Procla?) 55, 56, 85, 86, 305 Ana 213, 305, 308 Anastasia 56-58, 61,66, 68, 126, 305 Anastasia de Palestina 121-122 Andromaca 274, 122-123, 305 Anonima de Cesarea 26, 111-112, 306 Anonima de Eleutheropolis 97-99 Anonima de Iconio 157, 308 Anonima de Frigia (cerca de Iconio) 107, 303 Anonima deTasos 158, 305 Anonima, por Callinicos 107-108, 306 Anonima, por Cirilo 27-28 Anonima, por Juan Mosco 114-115 Anonima, por Plinio 54-55 Anonima, por Pseudo-Ignacio 112-113 Anonima, porTeodoreto 109-111, 306 Anonima, V id a d e H i p a c i o 107-108

Arete 27, 123,303,308 Atanasia de Corycos 27, 123-124, 308 Atanasia de Delfos 20, 124-125, 303, 305 Aurelia Faustina 125, 303, 308 Ausonia 213-214, 305, 308 Axia 58-59, 306 Basilike 126, 303 Basilina 59-61,305 Basilis 122, 126 Basilissa 21, 127, 303, 305, 308 Caritina 127-128, 303, 308 Casiana 61-62, 306 Celerina de Constantinopla 62-63, 305 Celerina de Novae 27, 127-128, 305 Celsa 128-129, 303, 308 Daciana (inscripcion falsificada) 18 Difa 129, 303 Dionisia 63-65, 305 Domna 21, 130,303,308 Eistrategis 2 1 ,3 0 3 , 308 Elafia, esposa de Sisino 131-1 32, 303, 308 Elisantia 2 1 ,2 6 , 65, 305 Elladis 132, 305 Eneon 132-133, 197, 303, 305, 308 Epifaneia 134, 303, 308 Epifania 135, 303 Eugenia deAntioquia 26, 58, 66, 306


A LETH EIA

INDICE DE DIACONISAS, PRESBITEROSY EPISKOPAS

315 Eugenia de Bitinia 135-136, 303 Eugenia de Nicopolis 136, 305, 306 Eusebia (tambien llamada Xene) 52, 6768, 306 Eusebia de Constantinopla 26, 67, 305 Febe 22, 28, 29, 32, 33-41,43, 51,297, 305 Filogonis 137, 303, 308 Goulasis 137, 303, 308 Grapte 51-53, 305 Hijas anonimas del conde Terencio 108109, 305 Hikelia 27-28, 303 Irene 27, 138,305 Jannia 68, 306 Justina 52, 69, 298, 306 Kyria 138-139 Lam padia de Esm irna 1 3 9 - 1 4 0 ,3 0 3 , 308 Lampadion deAnesi 21, 26, 58, 70-71, 105, 306 Magna deAncira 71-72, 306 Magna de Laodicea Com busta 71-72, 140-141,303 Manaris de Gaza 26, 73-74, 306 Maria de Arquelaida 141-142, 303, 308 Maria de Moab 142, 161, 305, 308 Mariana 26, 74-75, 184, 306 Martiria. V e ase Elisantia Masa 142-143, 303, 308 Matrona de Axylos 143, 303, 308 Matronade Cosila 26, 75-77, 159, 306 Matrona de Stobi 27, 144, 305 Mesalina 144-145 Nectaria 77, 305 Nicarete 77-78, 85, 305

Nikagora 145, 305 Nonna de Galacia 145-146, 303, 308 Nonna de Palestina 146, 305 Nyne 147, 147, 303, 308 Olimpia 26, 29, 37, 38, 56, 65, 73, 788 6 ,9 2 ,9 3 , 108, 112, 159-161, 184, 212,305 Paladia. V e ase Elisantia Paula de Laodicea C om busta 2 3 , 9 4 , 147, 303, 308 Pentadia 37, 8 1 ,8 2 , 85-86, 306, 316 Posidonia 21, 148-149, 305 Pribis 149-150, 303, 308 Procla 3 7 ,5 6 ,8 1 -8 2 ,8 6 ,3 0 5 Publia 86, 8 7 ,8 9 ,3 0 6 Radegunda 211-212, 2 99,306 Respecta 209-210, 299-306 Romana 26, S9-92, 112, 306 Sabiniana 29, 92-93, 306 Severa 150, 303 Severa de Jerusalen 26, 93-96, 306 Sintique 32 Sofia 150-151, 154, 305 Susana 26, 97-99, 306 Teodora de Corycos 152, 303 Teodora deTicini 29, 214, 305 Tetradia de Volos 20, 154-15 5, 305 Teodosia 21, 152-153, 305 Teodula 26, 99-104,298, 306 Teolila 153,303 Teofila de Quersoneso 26, 105-106, 306 Teoprepeia 154, 305 Timotea 155, 303 Valeriana 26, 106, 306 Xene. V e a se Eusebia (tambien llamada Xene) Zaortha 27, 156, 157, 305 Zoe 156,305


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

316

Mujeres presbiteros Ammion 248-249, 306 Artemidora 249-2S0, 306, 308 Epiktc.250, 306 Firmiliano, Profetisa de 255-256, 267268 FlaviaVitalia 286, 291-292, 294, 300, 306

Guilia Runa 293-294, 300, 308 Kale 251, 306 Leta 21,286-289, 294, 300, 306 Marcia 289-291,308 Sacerdota anonima 292-293, 306

Episkopa Episkopa Q 286, 300, 306


IN D IC E DE AUTO RES M O DERNO S

Abel, F.-M. 134 Abrahamsen, Valerie 118 Anonimo 36 Assemani, J.A . 183, 234

Elm, Susannah 14, 17, 19, 22, 68, 93, 106, 123, 124, 125, 127, 128, 130, 138, 139, 142-145, 147, 149, 150, 152, 153, 155

Bartelink, G. ]. M. 107 Bickerman, Elias J. 122 Bobertz, Charles A. 167 Botte, Bernard 221 Brennan, Brian 28, 252 Brock, Sebastian P. 57, 89

Feissel, Denis 14, 118, 119, 124, 144, 148, 152, 158,250 Ferrua, Antonio 288 Fitzgerald, Kyriaki Karidoyanes 23

C’alder,William M. 147, 150 Canova, D. Geninetta 142 Clark, ElizabethA. 79, 80, 82, 191 Clercq, Carlo de 234 Cloke, Gillian 83 Collins, John N. 32 ComisionTeologica Internacional Cre, L. 150 Crispo, Ana 288 Danielou, Jean 265, 275 Danker, FrederickW 32 Dixon, Suzanne 170 Donfried, Karl P. 33 Durand, Gerrner 132, 1 33, 134 Eisen, Lite 7, 10, 13, 17, 1 9 ,2 0 ,2 1 ,2 9 , 42, 5 4 ,7 4 , 111, 116, 118, 119, 136, 137, 141-150, 152-155, 213, 214, 225, 2 4 1 ,2 4 8 -2 5 1 , 288, 289, 291 293

Giannapoulos, N. I. 138, 154 Gori, F. 200 Grcgoire, H. 7 3 ,1 1 6 , 123,126 Gryson, Roger 14, 17, 19, 24, 26, 36, 4 0 , 58, 61 -6 3 , 7 3 , 77, 85, 92, 99, 108, 109, 116, 123, 125, 130, 132, 141-143, 145, 147, 149, 150, 155, 165, 179, 180, 187, 213, 214, 217, 2 1 8 ,2 2 2 ,2 2 8 ,2 6 5 ,2 7 3 -2 7 5 ,2 8 1 Harden, J. M. 186 Harnack, Adolf von 221 Harvey, Susan Ashbrook. Sebastian P. Hoffman, Daniel 256, 266 Horsley, G. H. R. 151

V e a se

Brock,

Kalsbach, Adolf 19 Kaufmann, Carl 213, 288 Kearsley, Roz 3 5 Kelly J. N .D . 182 Kraemer, Ross 14, 80, 119, 124, 130, 141, 144, 150,248,251


A LETH EIA

MUJERES ORDENADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA

Kubitschek, Wilhelm 122 Kugener, M.-A. V e ase Gregoire, Henri

Platt,T. Pell 186 Powell, D. 269

Labourt,]. 183 Lambert, A. 75 Leclercq, Henri 18, 1 9 ,2 2 , 156 Leclercq,J. 134 Lightman, M. 170

Rahmani, E. Ephraem II 15, 221, 223, 225,227-231,233 Robert, Jeanne y Louis 120, 122 Rossi, Mary Ann. V e a se Otranto, G ior足 gio

Macy, Gary 183 Maffei, Francesco Scipione 18 Malingrey, Anne-Marie 65, 80, 81 M artim o rt, Aime G eorge 15, 17-19, 24, 27, 28, 36, 37, 3 8 ,4 3 ,4 4 , 54, 55, 56, 65, 67, 68, 85, 105, 106, 116, 120, 122, 126, 134, 136, 137, 138, 156, 184, 186, 223, 230, 232, 2 3 3 ,2 5 3 ,2 7 3 ,2 8 1 ,2 8 4 Mayer, Josephine 15, 17, 19, 235 Milik, J.T. 134 Muratori, Ludovico 286

Santos Otero, Aurelio de 246 Schneider, A lphons M aria 121, 122, 126 Sherwin-White, A. N. 54 Sociedad de Derecho Canonico de Ame足 rica 25 Swan, Laura 89, 97 Swete, H .B . 1 6 ,3 2 ,4 4 ,4 8

Nau, Francjois 186 Osiek, Carolyn 32, 52, 267, 270 O tranto, G iorgio 15, 17, 19, 20, 24, 275-278,284,287, 292

Tabbernee, William 122, 151 Turner, C. H. 24 Vagaggini, Cipriano 25 Venables, Edmund 93 Wemple, S. F. 212 Zeisel,W.

V e ase

Lightman, M.



E t i m o l o g i c a m e n t e ,

e l

t e r m i n g

g r i e g o

a l e t h e i a

,

« V E R D A D » , P R O C ED E DEL V ER B O L a vG o i V O J { « OC U LTARS E » , « E S T A R O C U L T O » , « P A S A R I N A D V E R T I D O » , « P A S A R P O R ALTO Ο EN

SILENCIO»),

G-UI ENTE,

CON UN

EL S I G N I F I C A D O

AL GO Q U E D E PERC1B10O

OCULTO

O

SE

AL F A P R I V A T I V A . DE

«VERDAD»

POR

ES

E VI TAR

O SEA O C U L T A D O , Q U E

OLVIDE,

QUE

CAIGA

EN

CONSI-

EL

PASE

QUE

DESA-

SILENCIO.

Kevin Madigan y Carolyn O sie k (eds.)

Mujeres ordenadas en la Iglesia primitiva Una historia documentada

a obra de Kevin M adigan y Carolyn Osiek es un estudio riguroso de una coleccion de textos e inscripciones de los siglos n-v en los que aparecen m encionadas m ujeres junto a sus oficios eclesiales: diacono, diaconisa, presbitero... Los autores hacen un analisis ponderado de las fuentes sin abandonarse a faciles relaciones o deducciones, teniendo siem pre en cuenta el contexto y el m om en to historico en el que deben ser interpretados el texto o la inscripdon. El resultado es una obra seria y rigurosa que avanza en la direction iniciada por algunos estudios m en os conocidos por el gran pdblico, a la vez que los amplia. El libro esta Uamado a ser una obra de referencia no solo para los estudios sobre los origenes del cristianism o o la teologia, sino tam bien para otras areas com o la historia antigua, los estudios de genero, la historia de las m ujeres, el derecho antiguo, la filologia, etcetera.

I

I

L i b r e r ia P a u l i n a s V a l e n c i a Tftuio

Mujeres Ordenadas En La I

Ubicacion

14


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.