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REVISTA SEMANAL DIRECTOR: A. VALERO DE BERNABÉ Año I L - N ú m . 61.-Madrid, 10 de Noviembre de 1935.
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fiestas cinematugmíicas otro acento: el del nexo de cordialidad que ellas encaman entre nuestros distintos elementos cinematográficos. Sabido es que muchas veces la desconfianza y Ja incomprensión han creado en nuestras zonas cinematográficas divisiones y renco res. Quizá muchos pasos en falso dados en otro t i e m p o por la producción española se deben a esa falta de cordialidad entre los distintos elementos y los diversos sectores que integran el frente del cinema nacional. E^a producción nuestra—^lo hemos afirmado otras veces—está hoy en un momento crítico, en una gran fase que necesita—bajo un común denominador de cordialidad y de entusiasmo—de todas las colaboraciones, ain desconfian-
ÍIQCLOÍJO El sentido de las fiestas cinematofiráfieas
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A crónica cinematográfica recoge frecuen_J temente de algún tiempo a esta parte la celebración de fiestas que con distinto origen y forma diversa vienen a encerrar un mismo sentido. U n dia, en la inauguración de irnos nuevos E^studios; otro, el término de un rodaje; otro, el homenaje a una figura destacada d e l a producción... Bajo la fórmula distinta y en la distinta ocasión, late, sin e m b a j go, tma emoción común y i m idéntico signif icado:el amor al cinema, la exaltación de im arte que cada día cuenta entre nosotros con más apasionados fervores. Esta frecuencia de las fiestas cinematográficas es también un índice del ritmo progresivo y c r e c i e n t e d e nuestro cinema. H a y actutdmente una auténtica v i t a l i d a d cinematográfica e n España, de la que esos actos son el reflejo lógico. P e r o nosotros, adeníás, hallamos en esta»
estrellita Castro, cuya actuacióo en «Rosario, la Cortijera» merece eonsideraria romo una nueva estrella de la pantalla española
Félix de Pomés y José María Lado en una escena de «liombres contra hombres», realizada por A . Momplet
zas mutuas, sin rencores sordos, sin obscuros designios. En la gran tarea que a todos aguarda caben todos los matices, todos los acentos. P e n » sin que las notas de esta escala sean división, sino tmión, aportación diversa al esfuerzo común. Este es el sentido de las fiestas cinematográficas que aliora frecuentemente se celebran. E n ellas, elementos a veces alejados, con distintos puntos de vista—por otra parte legítimos—sobre el cinema, se acercan, se conocen. H a y c o m o un acortamiento de distancias. Comprenderse es empezar a amarse, se ha dicho muchas veces. D e este conocimiento y este acercamiento de las fiestas cinematográficas ha de aalir el gran nexo cordial que una a todos en la gran tarea d e crear y amar el cinema español. Unos nuevos Estudios cn Madrid
Lina Yegros ) .Alfunso Albalat eii un momento escénico de tKI secreto de Ana María», la gran producción españoja editada por Selecciones Capitolio. Esta importante editora ha puesto a contribución todos los más valiosos elementos para conseguir una verdadera superproducción que honre al cinema nacional
Con una de estas fiesta.s se celebró la semana última la inauguración oficial de los nuevos Estudios Ballestert)S Tima Kiims, cn Madrid. Kigu-
- de auténti(;a calidaíl (íinematográfif a, litera. l i l y peridística, a.'^istieron al arto, on que ae celebraba al mismo tiempo el término del rodaje de una nueva cinta eapañola: Una mujer en peligro. Para nuestro cinema tiene una gran importancia e«te hecho de contar con irnos nuevos Estudios, porque ello siornifica, naturalmente, una m a y o r actividad linematográfica. l/>s tudios tihora inaugurados son de una j)erfeota instalación. Se ha tenido en cuenta lo más reciente en materia cinematográfica, a fin de ([ue el director no pueda echar nada de menos durante su tarea. Tf>do se ha estudiiido cscrujmlosamente, y además de la amplitud y la excelencia de los Rstudios se cuenta cf>n una a.si»tencia técnica de verdadero valor. Cuantos recorrieron los Estudios en el dia de la inauguración—y entre el público habia verdadera.s autoridades en arte y ciencia de la pantalla—pudieron comprobar la perfección de las instalaciones y la absoluta modernidad de todo lo allí reimido bajo una certera dire<íción técnica. Rstudios Ballesteros T o n a F'ilms acrecen el rango cinematográfico de Madrid. De la producción ahora iniciada con J^na mujer en peligro han de salir indudablemente creacicmes de verdadero interés. .Vguardemos esperanzadamente esas producciones y destaquemos hoy con iúbilü la inauguración oficial de l(»s nuevos Rsiidios madrileños. IJOS
Casimiro. Ortas en la divertida produrrión rspañola al'na aventura oriental», editada por ll>érica Film»
Tres nuevas salas de films en nuestra ciudad N u e v o s palacios para el cinema; casi coincidentes en la inauguración, tres nuevas salas: Salamanca, í í o n g , H o l l y w o o d . Y para fecha y a próxima se anuncia la inauguración de otro nuevo local, en uno de lt)S mejores sitios de .Madrid. IxK'ales todos de vm a/lmirable cfmfort y de una auténtica modernidad, a tono con el espíritu de nuestro t i e m p o . N a d a refleja tanto el .Madrid moderno y cosmopolita como esas luievas sala-s <iiie embellecen la v i d a en nuestra ciudad. lüBf) IX la materialidaíl de la cifra, sino t o d o lo ^.ic ésta quiere decir- i-stá inteeraíiienti" cn esos palacios del cinema. l i e aqui un dato l)ien expresivo de la uiarciía que sigue la d e v m i ó n popular hacia el «ineiua. N o se crearían tü<ias esas salas si no hubiese un j H i b l i c o capaz de sostenerlas, ('on un hecho interesante: el del lujo con que esos nuevos hn-ales están instalados. Antes, al hacer un teatro emplazado íuera del centro, nunca se ponía en él
t o d a u n a e n t i d a d productora, hay en la fiesta otro signo que conviene recoger: la enonne palpitación vital, dinámica, apasiona<la, que allí se reflejó. ( \ i a n d o de tal m o d o se expresan juicios, deseos y propósitos; cuando en tomf» a un hombre, a ima labor y tma idea se congregan personalidades e intereses de tal relieve; cuando .se ven jimtos al ministro, y al productor, y a la actriz, y al |)oeta, y al periodista, y a cuanto es v i v a c i d a d , ]»en8amiento y acción; cuando en t o m o al gran tema d d cinema .><e tejen palabra.<5 con temblores de fervor y de polémica; cuando todo e s t o — v i d a , dinamismo e inquietud-—se produce y se exi)resa en un acto, hay que rendirse ante la evidencia feliz de que nuestro cinema está en pie, de que y a no os simplemente el balbuceo de antes ni el pa.so falso de otro tiempo. ¿Que mejorará, que reítificará matices, q u e r e c o g e r á consejos y orientaciones, que perfilaró cuanto no tiene en él todavía, l ó g i c a m e n t e , madurez? Indudablemente. Pero hay y a un hecho que la
Kafael Duran. Kniili» l'urle> > Vlfredo Corcuera en una divertida escena de «Hosario. la Cortiiera>, estrenada ron gran fxito rn Hollywood Cinema
'ujo ni rimfort. Venían a ser teatros de segimdo onlen, de <-ategoría subalterna. V e d , en cambio, la» nuevas salas para <;inemat,ógrafo construidas en las distintas b a r r i a d a s madrileñas: lujo y confort auténticos. Decir un teatro de barrio era dar a entender una inferioridad. Decir, en cambio, un cine de barrio—quizá no es ésta la expresión justa—equivale a nombrar un cine igual a l o s del centro. Alguna de esas inauguratñones recientes es una magnifica prueba de ello. Alberto Romea en su arAle» de «lina mujer en pelif^ro», realización de José Santugini para Atlantir Films
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('elia l-^udero y Pedro Fernández Cuenra en un escena de aKI ^liño de laa Monjaa», reaiixada por ioar Buscb para l-jiclusiva» Diana
banquete a un hombre, a una labor y a una idea
T o d a la cinematografía española, a través de sus figuras más salientes, desfiló ante don Vicente Casanova en el banquete del martes último. .lusto el homenaje y e x a c t o el sentido que se le ha querido dar: afirmación del cinema español y fe en sus destinos. Aplauso y aliento a la labor de Cifesa y signo de confianza en las creaciones de nuestro cinema. N o hubo sector cinematográfico, no hubo opinión ni tendencia que no estuviasen representados en el acto de aquella noche. Junto a lo que esto significa de adhesión personal y de felicitación y estimulo por la labor de
fiesta del martes expresó, simbólicamente, de (no<lo perfe<to: nuestro «inema está cn pie. I A » rótulos españoles en las pelieulas extranjeras Hemos escrito desde nuestras j>áginas en otras sobre este mismo tema. Pero hay q u e insistir en él. L a v o z del periodismo, por tradición, tiene que ser siempre una v o z de insisteni-ia. Re<!ordad las viejas palabras de Larra, hace im siglo: «Escribir en Madrid es llorar, es buscar voz sin encontrarla...» H o y , c o m o hace un siglo, a diario se buscan voces que no se encuentran. Insistamos, por tanto. N o se ha hecho aún nada eficaz contra los atentados gramaticales de los rótulos e s p a ñ o l e s en las p e l i c u l a s extranjeras. Seguimos leyendo en las pantallas los mismos absurdos, los mismos disla¿e8j,idénticoe atrope«Mtasiones
Una espectacular escena del nim naeional «¡Abajo los hombres!», editada por Febrer y Blay
líos al.idioma. N o se trata d e hacer literatura en los epígrafes de las escenas cinematográficas, sino simi)lemente que su redacción sea corre<ta. ¿Tan difícil es c o n s ^ u i i esto? Dichos rótulos deben hacerse en España, para e v i t a r ese continuo atentado, nt> y a a la gracia y la belleza de nuestro idioma, sino a su simple <;orrección. Y a anterioi mente hem<is solicitado la inter\'ención oficial en este asunto. I l o y insistimos en ello, como insistiremos más adelante ha.sta lograr que, por lo menos cn este tema de los rótulos cinematográficos, dejen de tener razón aquellas melancólicas palabras qur Fígaro escribió hace un siglo... Hacia la primera Exposición Internacional de Cinemaiografia en España Siguen en marcha los trabajos preliminares de organización <le nuestra Exposición Internacional d^l Cinema, (^ue ha de celebrarse, como hemos expuesto y a , en Barco-
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! . « gentilísima ' Ma Charito l ^ o niB en una escena de «Amor en maniobras»
.Miguel Kleta en una escena de «El últi-' mo c o n t r a b a n d i a tai», nuera película nacional, e d i t a d a por Repertorio M. de Miguel, y qu<seri presentada . en breve ^
José Baviera y Amalia de Isaura, intérpretes de «La farándula», paseando con Antonio Momplet. director de dicho fílm, e n el que figura como protagonista Marcos Redondo, y que actualmente ae eati rodando en Barcelona
lona. H e m o s recibido nuevas e importantes adhesiones, de las que oportunamente hemos de (lar cuenta. Poner en marcha una iniciativa de esta clase supone, como y a se supondrá, una compleja y minuciosa organizatñón, a fin de asegurar el é x i t o del propósito. C I N E D R A M A S pone en esta labor todo su empeño, por creer que rinde con ello un servicio a la causa del cinema. E n plazo muy b r e v e hemos de dar los nombres de las personalidades que formarán el Comité Ejecutivo, y hemos de publicar los primeros detalles y proyectos de esta primera Exposición Internacional del Cinema en España. ANTONIO
VALERO DE B E R N A B É
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Ese gesto triste de la despedida, cuando yo el otro le ha dicho que to siente mucho, pero que no le puede dejar los cinco duros (Warner) móviles, le abrió las puertas de la pantalla y se divorció de su mujer. Después de
todo e s t o . Mona Barrie ] — sonrisa encantaílora , financiera temible — , s e sale ahora reclamándole a J o h n ' una cantidad de miles d e ' dólares que mete miedo. VJA para volverse loco. "l' eso, exactamente, es lo (jue le ha pasado a John Barrymore.
Jomes Cagney y Frank Me Hugh acaban de descubrir lo que hizo Morgorel lindsoy con oquel mantel r^el restouronle... (Warner)
Itecionlemeiile, Mae West ha celebrado su aniversario misterioso, .\adie sabe cuántos años ha cumplido la rubia desbordante, ni nadie se ha atrevido a prcjiunlársplo. Ni ella, pur supuesto, ha tenido el menor iiilerés en saberlo tampoco. ^
D o s c i e n t o s m i l dólares (2()0.(K)0) es la c a n t i d a d exacta (lue percibirá .Jean Kiepura por c a n t a r cn Kl conde de Luxemburgo y en otras películas. A pesar de todt», se sigue hablando de la crisis de H o 1 ly wood. Crisis a.si son las que le están haciendo a uno falta.
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(ieorfie (iroxs, direetor del Sl lidio 28, de París, acaba de realizar un hoiiilo negoeio. Monsieur <iross. durante sus vacaeione.s, tuvo ocasión de ver nn qran drama de la panlalla, rodado en 1!>0!>. Kl film "1.a virtud reeonipensada"^—se exhibía en una b a rraca de feria de un pueblo, y monsieur iiross se dio eueiila inmedialamenle del éxilo (jue esle film obtendría anie r\ público del Studio '2i'>. Monsieur (iross quiso comprar la copia. Pero cl fcrianle se resistía, (instaba mucho "*I.a virtud recompensada" |i«r lo<* pueblos de la campiña francesa. .\l cabo se avino a ceder el viejo film -de veinte riiinuins dc duración a cambio de do«i films nuevos, es d e c i r , realizados recientemente. O n este hecho, pues, el ciiieiiia es desde ahora nn arle
v e r d a d e r a m o n t e liislórifo, puesto que ya enipif/.an a «-«tizarse las anli{)iiedades. Pola \egri eslá de eiiliorahuena. Y .Mae .Murray, no mos.
De .Mille. cuando c>taba realizando L a s Cruzndas, dijo a los reporteros ((ue su intención era hacer im film de factura extraordinaria. ¡ Y tan extraordinaria!... ¡Como que es el fihn más caro que ha salido de los Estudios de I l o l l y w o . d!
Itusicr Kcalon ha salido ya del iiiaiiiconiío. Ahora ciiciila a sus H i n i y o s sus recuerdos de loco. Cuando lo peruiilicroii salir aj jardín. Huster se asomó a la verja. Cerca del manicomio pasa lili río. l'n hombre oslaba pescando. Buster lo llamó: —¡Eh!, ¿qué hace usted ahi? —Ksloy peseando. ,-.Y cii.nnio licnino lleva? l.« n i o M o s i r o s horas. Y. O lié ha pcsciido? -Hasta ahora, nada.
1,^ de o\i i n t a d a gratis, la salida a palos», acaba de dejar de ser un chiste para entrar en el terreno de las realidades, gracias a la audacia publicitaria dc los yanquis. ~ -„
la tragedia de Eddie Cantor, cuando descubrió que lo viudo tonta marido. (Artistas Asociados) Kntoiices coja sus trastos \ culre aquí. Lo que demuestra que Buster no ha perdido la razón en iiinyún iiioinenin.
P e r o Buster sale y John i B.urymore entra. En efecto, i el famoso John Per/i7 acaba' de ingresar en una casa de^ salud, víctima del más agu-' do ataque de neurastenia) que registran las crónicas, j Y todo ello por culpa de su i protegida Mona Barrie. John • tenía por esta muchacha una^ especial predilección. La pa<('x o\\ v n t c . le ri'i^itló auto-'
El director Lowell Sherman explica a Floríne Me Kinney cómo se cazón los gatos en Australia, l o qu© no se explica uno es qué hace ohl el caballero de lo chalino. (M.-G.-M )
Irene Horvey ha inventado uno ensalada a base de piño, tomate, espárragos, requesón, berros, tfoie-gras» y aceite de hígado de bacoloo, y hoce pocos días invitó a sus amigos. Todos están ya mejor, muchas gracias. (M.-G.-M.)
y asi fué cómo él tropezó con el farol. (Warner)
En efecto, un circuito de cinematógraJfos ha instituido recientemente, con el titulo de honor system, uu m é t o d o , jx»r demás elegante, que los empresarios de aqui, si se decidieran a implantarlo, podrían titular «pague usted a la salida». Los espectadores son admitidos gratuitamente. A la salida, si el film ha sido de su agrado, abona usted su butaca, y a otra cosa. Si el film no es de su agrado, se debe exclamar: « ¡ V a y a birria!», y nada más. l i a pasado usted un mal rato; pero, al menos, no ha tenido usted que pagar encima. El sistema no puede ser más justo. A n o t e m o s , sin embargo, una noticia aparecida poco t i e m p o después de la anterior. Dice así;
Así es el amor en el cine. Suspiros profundos, tiernas miradas... El le había dicho a ello; «Vémonos ol jardín, almo mía; allí estaremos solos>. Y ya lo ven ustedes. (Columbio! «IJOS espectadores se vuelven cada día más exigentes.»
Haee diez años que Greta Garbo llegó a Hollywood. El productor Louis B. Mayer la había vislo un in.<dantc el film "GosUi Berling". —Hagan venir a esta j o ven—dijo simplemente. Poco tiempo después. Greta cobraba su primer cheque en la Metro-Goldwyn-Mayer. Un cheque de trescientos dólares. El último cheque que ha
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Acaba de llegar a Londres Fay Wray. Y, naturalmente, lo primero que ha hecho es ir o buscar o un guardia para retratarse con él, como es obligación en todos Tos estrellas do lo pantalla. iGainsborough Studios) cobrado Greta en lo^ misinos Esludios es de 300.000 d ó lares. He aqui lo que va de ayer a hov: 299.700 dólares.
J A .
Este ¡ovencito ha recorrido 4.800 kilómetros con el único y exclusivo objeto do visitar a Greta Gorbo, su artista favorita. Resulta que Greta no estaba on casa. Entonces, el hombre se encogió de hombros y dijo: «Bueno, es igual. Me iré a vor o Magde Evans.» Y ahí lo tienen ustedes. IM.-G.-M.I
U n a gran firma británica ha realizado una encuesta entre el público para averiguar cuáles son os autores cuyas oliras prefiere v e r en la pantalla. I I . G . Wells figura a la
cabeza de la lista, con 8.253 votos; Noel Coward ha obtenido 2.567 v o t o s ; Somerset M a u g h u n , 1.932; R u d y a r d K i p l i n g , 1.487; George Bernard Shaw, 1.343; A g a t h a Christie (que no sé quién e s ) , 302; el humorista Che.sterton, 205; I v o r N o v e l l o , 236; Carlos D i c k e n s . . . , 78; Liara O ' F l a h e r t y (que tampoco sé quién os), 66, y Vicki Baum, la autora de Grand Hotel, 63. Ese novelista español que íresume de internacional no l a obtenido ni un solo v o t o . Injusticias de la v i d a . R. M . G .
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Las reminiscencias bizarras y varoniles que la moda impone en los atavíos de la mujer no deben masculinizarse N modisto vienes, cuyo nombre omitimos porque no parezca reclamo, ha hecho notar la curiosa circimstancia de que a medida que los trajes de estilo tailleur, en fuerza de espiritualidad y depuración, v a n despojándose de su prístina apariencia varonil, la nueva modalidad aportada por la m o d a de otoño tiende a prestar a los indumentos femeninos el perfil militarista que refleja ios acentos bélicos del m o m e n t o actual. Y como consecuenI \ ^
Oirá vez Naiioy C a r r o l l . l'.ll cs(H f o l o v i s l f un o r i g i nal a b r i g o d r p a ñ o g r i s , avalorado ron adornos dr «lirrilKcliwant/o d r l mismo color
cia, señala el peligro de que la deliciosa femini- i dad de nuestras mujeres, sufra el quebranto i que hubo de advertirse cuando advino a la liza i de las elegancias, triunfante y avasallador, e l ! tailleur, cuya boga subsiste aún, bien que con • modificaciones felicísimas que le prestan nuevos ¡ atractivos. ¡ P a r a nasotros, ese decantado feminismo, c u y o • auge nadie puede negar, debería llamarse, con ' m a y o r justeza, «feminidad», porcjue la i n t e r v e n - ' ción de la mujer en las actividades del hombre" no significa otra cosa que el triimfo de la «femi- • nidad», con su deliciosa secuela de delicadezas' y espiritualidades... L a v i d a , por la mujer, h a ;
(•i)brado perfiles inéditos, colmados de seducción, acentos de ternura, aun cn ¡Kjiiella.s discijJinas donde parecía iiupd-ihlc que el delicado alient" de la iniijci ¡ludicravisentarsc del modo triunfal y luminoso qne lo ha hecho...•Esc os el auténtico «feminismo», merece apoyo corrlial y ciilor pnijiicio. Kl otro, el de aquellas famosas sufragistas de los albores «lo la pretendida emancipación femenina, do las mujero(pío so visten como los hombros y ox chivón (lo sus atavíos todo atisbo coquotería, do las quo so lanzan biziirras a las manifestaciones calle,ioras y it ros excesos análogos, os sencillamenlo ridículo. ¿Quién en estos mudables tiempos podría oponerse a quo la mujer, como ol hombro, (>on el mismo (íere(;ho, con idéntico afán, se enrole en la cada voz más copiosa falange do seres que, unds [xir necesidad y otro.s por prudente ¡irovisi(')u, so aprestan a luchar por la vida, ptignando )>or conquistarla noblement» por el esfuerzo de su inteligencia y de su actividad? Nadie. La vida actual, nutrida do dolorosas sdiprosas, (lo liocatoiulx^s insólitas, puodo, do la n<Kho a la niañana, trocar cn indigentes a l(js que ayer fueron potentados. Es preci.so, pues, templar desde la infan(;ia ol corazón de las niujerc para (pie. si la ocasit'm se presenta, ol pdsiblo descalabro do .su hacienda, la ruina de su hogar, no la coja desprevenid a . L a actual tendencia de la moda acutal v e z con demasía, a nuestro jui l i l ) , nna marcada orientación hacia 1» linca varonil, en detennhiadas toUelies: peni cualquier mujer, por muy esclava <{ue .sea del demier cri, sabrá hallar siempre nna nota, un detalle, nn matiz personal o inconfundible de femenil coquetería, ({UO anulo, o atenúo al menos, l i apariencia hombruna del atavío adojitado o n arreglo a l a - iiltinias normas do la elegancia. Do todas suertes, nn nos parece inútil la advertencia del costurero viení'.(pie ha hecho notar su alarma. T a l v e z su inquietud hallo eco propicio en otro^ magnates de la moda, y ello marqui una <>volución en el n i m b o iniciado. Evolución que, por otra parte, serían on extremo saludable, singulannente en lo qtie so refiere a los atavios de influencia militar, a los cuales, por mucha quo soa su estilización, es difícil despojar dol aire bélico y marcial que dice de guerras, de armas mortíferas y de arteraemboscadas. Es decir, precisamente dt ;()(!(» aquello que debe estar—que está, sin duda alguna—más lejos, psicológicamente de la mujer. El aspecto que ofrecen las mujercitas que han adoptado con denuedo excesivo las creaciones de aire bizarro que la inventiva, acaso un poco desmedrada, de los modistos ha lanzado, jtor feliz que sea su depuración, |)()r mucho que se haya pretendid o dosj)oseerlos de cuanto hay de impetuoso, de violento, de áspero, en los uniformes militares, siempre conservarán im algo adusto y viril que nunca podrá armonizar bellamente con cuanto hay de perfumado, do sutil y de tierno en la mujer (pie lo es plena y totalmente. Sólo un snobismo denia-siado pueril, V en todo caso censtirable, puede levarla a la aílopciím de una nioda que pugna dianief raímente con su delicada psicología. Así al menos opina .MIOSOTYS Kn U H cuatro fotoH que ilustran esU página, actúan a modo de «mannequins» Mona Barrie, Glenda Farrell. Margare) Lindsay y Francés Drake, que exhiben sendas «toilettes» de gran moda e indiscutible distinción
MAÑANA MIENTO
LUNES, ACONTECIC I N E M A T O G R Á F I C O
VALERIANO
L E Ó N
cm m^1ád CARMEN ^ RICARDO NUNH. UNA mu
CIFESn
LA ANTORCHA DE LOS ÉXITOS
REALIZACIÓN
ESPAÑOLA
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BENITO PEROJO
El cinema español avanza..
LA IIESTA I)L LA LNAL ÜLÜACION DE LOS NUEVOS ESTUDIOS
ALLES nufvos Ksludios y la película acabada
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puerta de un decorado, se v e el bar poi- Perico Chicote.
instalado
El orgullo legítimo dc una lolal mano cspuñola en los Estudios Ballesteros Tona-Film
ASiLiiOS, cuartos de vestir, despachos, la-¿Contentos?—pregunto a don Serafín BaBajo el embrujo del "cock-tail".- -Risas, charlas lioratorios... El pluteav, y sobre él, la ar llesteros y a dou Federico Gomis en un liiKÓn y brindis en el -plateau" mn'/Ám de unos detora<ios... F Í J O O S , focos, un p<»co alejado del bullicio del platean. foccíS... Y en ttido, esa senaaíióu de cosa inacaba—Contentos, desde luego—^rae responden, ruTras el recorrido de los Estudios, los invitado.da, fragmentaria, que dan siempre los Estudios bricando el uno las palabras del utrv, y recíprose congregan de nuevo en el plateuu.Se v a a r(»dar de cine. Estancias incompletas, muros que por su reverso muestran el esquelet o de madera, trozos de calle... L'n mundo artificial e inacabado, que luego, sobre la pantalla, tendrá, sin embargo, una soq>rendente emoción de realidad. Es el día de la inauguración oficial de los nuevos Estudios Ballesteros T o n a - F i l m . Coincide esta inauguraí'ión oficial con las etapas finales del rodaje de Una mujer en peligro, la nuev a producción española, que ha dirigido un escritor de tan fino espíritu y de tan ágil modernidad como .José Santugini. —Falta tan sólo una escena, que haremos mañana. En cuantos han intervenido en la cinta se refleja el cansancio dc la.s duras jornadas pasad a.'^. —Días enteros, noches enteras aquí, en los P i t u d i o s . Llevamos un mes trabajando con una inten.sidad verdaderamente extraordinaria. Estamos rendidos. Sería conveniente que el público -al que no llega, como es natural, toda esta parte íntiSerafín Balirsirros. ilimtrr v entusiaiita propulsor dr la cinenialografía española, ron Catalina Barrena. Crrgorio Martínrz Sirrra ma y anterior del cinema — se y algunos invitados a la inauguración de los nuevos l-^studios Ballesteros Tona-Film, verificada días pasados FOT. cetras asomara en \m día de traliajo a los Estudios, para que viecamentc- . ¿ Y sabe usted, sobre todo, por qué? se cuánto esfuerzo, cuánln ilusión y hasta un momento de la inauguración. Se encienden P o r q u e en estos Estudios todo se ha hecho con cuánto dolor l);n ov. I ' l-i' I. .Tof nii!' IX' unos focos. Bajo su luz blanca y ardiente deselementos españoles. F"l hecho do que hubiese filan los invitados: sonrisas de rostros <^onocido8, lícula. que cudir, casi siempre, a elementos extranjegestos alegres, caras que jxa primera v e z , curos tenía por fuerza que herir nuestro sentimienriosa e ilusionadamente, ro<iben et^e deslumbraRostros conocidos del einema y del teatro t o dc españoles. P o r eso tuvimos desde el primiento de los soles de cinema. mer momento el afán de que en la instalación IJOS primeros cork-tails. Perico (Tiicote—cl m Van U f a n d o a los Fstudios rostros conociti.' de estos Rstudios, en su jmesta en mardia, sólo sustituíliie, tíMlo un momento de la vida y el del cinema: E<Igar Neville—que v a a dirigir manos españolas intervinioí^en. Y asi ha sido, ambiente inadrileñus enciende alegrías y optiahora, eu estos F>(tudios, L a señorita de Trévefelizmente. Nuestros Estudios, además, han sido mismos en cl público. Cork-tad y jerez. Ijo que lez—, Ontañón, Antonio Vico... construidos en un plazo ra})idí(«imo. Y esjwrahaata aliora fue diálogo tranquilo, v o z prudente -(iiic guapa está la 1tomeriU>.—se o y e . mos. con ánimo optimista, que puedan servir y circunspei't a, se ha hií<'ho y a alegria nii«lo>: Y , en efecto, pajja la fina belle/a morena-^ -muy las realidades, cada día m a y o n * , de la prodi risa y brindis. de raza—de Elisa Romero. Cerca de ella, Mary ción < inematográfica española. Tras Una mvjn Hablan en un r i m ó i i Florián Rey y Enrique del fina, espigada, con cara recortada en peligro, argumento y dirección de .losé SanRodiño Rodiño: magnífico capitón de cinema, de iiiuñtKa, con gorro y traje Bonita dc tugini, rodaremos IJO señoriia dr Trerelez, de A inteligencia de .selección, todo un espíritu de verdad la c h i i p i i l l H . nichos, dirigida por Edgar N e \ i l l e . magnífico dinamismo, de modernidad y capaciRostros del teatro: María Gámez, María LuidadSuena, en otro grupo, la v o z maravillosa sa M(meró, Rafael Mario Victorero, Gaspar Cam—gracia y <-anción--de Catalina Barcena. O r El adiós a los nuevos Estudios Alberto Periodistas de cine: A r ea, Martínez Sierra habla dc Noel Coward. turo Pérez Camarero -continua sonrisa cordial. ÍJiipieza a haber claros en el público. L a aleBrindan, bajo nn foro, por la vida próspera hebra.« dc plata en el pelo, que tiene aún como gría es menos niidosa. lx)s últimos cix-k-tail.^. A n —que hoy comienza bajo augurios felices- d e un desgaire romántico—, Micón, Cabero... Flottinio de Obregón, es|M>ctador rezagado, pasea, los FiStudios, don Serafín Ballesteros, el prorián R e y . elegante y g r a v e . María Réndala, escucha y s<mrío. H a y menos luz en el plateau. pietario; don Federico (íomis, cl ingeniero d ¡ que hani los figurines dc la nueva película. Lula IJA penumbra se agazapa en algunos rincones. rw^tor de los Estudios; Javier de Salas, el de Lara, que ha actuado como srriptfcoman en V l í i m a s conversaciones, últimas enhorabuenas... pnMiuctor de esta primera cinta, y Jost* San la nueva película. Después, la callo: primera hora ya de una tarde tugiui, su director. Alegría roin^in v v.>t.-^ recíSe inicia la visita a los Estudios. I J O S de la soleada de otoño. A la espalda queda el mundo procos por la futura tarea. Casa—Serafín Ballesteros y Gomis, GuzmAjí artificial e incompleto de los Estudios, con sus El pioteoM desborda, de annu.Kiuij } u» Ji.sas. Salazar—dirigen los grup"-^ ^ calles a medio hacer, sus estancias inacabadas Pasan de mimo en mano bandejas de cock-tails. sas h)Stalaciones. y sus muros, que dejan ver el esqueleto de nSe o y e una v o z de mujer. El público v a perdiénduse ¡mr ese dédadera... — H e tomado y a cinco... N i uno más... E m lo complicado quo son unos Estudios de cine-
(yarmen:
po.s,
rusos.
Hornea...
Rosa
cxi''!! :in 'i- >]''\ loáii
ma. El plateau queda casi solo. En él, t r a í
piezo a no ver...
PRÓXIMAMENTE E5TREN0
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PKEMIADA COMO LA MEJOf; PRODUCCIÓN IN&LESA
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B U I D A
M:at£antíc
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CREACIÓN
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^ISUnS'
vertir sus ensueños en realidad?... Mira, hoy v o y a contarte en un tono intimo de velada otoñal—el piano cerrado, el café humeante y im gracio.so reloj de «cuco» alerta'—la historieta increíble de I^oretta Y o u n g , la muchacha que acaso se parece a ti y que ha llegado a ser famosa y envidiada por pura casualidad... Escucha: Estos eran tres hermanos y un padre. Mejor dicho, dos hermanas, un hermano y el autor de sus dias, habitantes de L o s Angeles (California). Habrás oído baldar de lx)s A n g e les—con mayúscula—, tan cercano a la quimérica ciudad d. H o l l y w o o d . Bueno, pues alli, tan cerca de lo que tú ansias conocer por t o d o y sobre tado, como la Meca maravillosa de tu ideal, v i v í a L o r e t t a Y o u n g con su hermana P o l l y A n n y su hermano W i l l i a m . Del padre no nos ha llegado el nombre. Y de su madre, tan juvenil y hermosa que parece hermana de sus hijos, no hemos hablado antee porque ella no intervino para nada en la historia que t e narro... ( N i de otra hermana, la menor, que pone un gesto huraño a todo lo que huele a celuloide... Pues bien: Polly Ann t u v o la suerte de intervenir en algunas películas, desempeñando modestos papeles. Bella y distinguida, pero sin personalidad, trabajaba con muy poca gloría, que a L o r e t t a le parecía deslumbradora... El padre, hombre recto y práctico, consideraba que lo que no i)udiera conseguir P o l l y A n n , mal iba a conseguirlo L o r e t t a , menos bella y , por lo que podía apreciarse en simples ensayos teatrales, menos dotada para el arte de la interpretación, por su falta de experiencia de la v i d a . Las facilidades que encontró P o l l y en el hogar paterno para desarrollar su afición perjudicaron a I^oretta. ¡ Y a e.staba bien, para botón de mue.stra, una «peliculera» en casa!... Muchas noches en blanco le costó a la nena soñadora la de<*idida oposición de su padre. Y su ambición re<'óndita t u v o que pasar por el tormento de tocar de cerca el ambiente propicio, al ser nombrada secretaria de su propia hermana... Aunque no tan sugestiva como P o l l y A n n , I^oretta se parecía a ella físicamente—en el tipo, sobre todt»—, hasta el extrem o de ser confundidas por el personal de los Kstudios cinematográficos. IV.'ihacer el error le parecía a Loretta mtichas vet!es un verdadero crimen... La arístocritica elegancia de Loretta Young, en una de las películas en que mis se destacó la bella ariríz
Tres heriuanos y un padre
L
ECTORA, y o disculpo que sientas inquietudes por este arte llamaJ t i v o del cine, pecado de imaginación de nuestro tiempo... Perdono, porque comprendo que al v e r t e bella y j o v e n en los espejos y en las pupilas de tus muchos admiradores t e asalte el deseo de v e r t e en la pantalla rodeando con tus brazos de perdición'—como diría el lírico Guido da Verona—el cuello del más gallardo galán, del más amado por todas las muchachas románticas del mundo. L • sonrisa d e Y o comprendo, digo, tus ilusiones de arte y de forLoretta Y o u n g , tuna, que llenan de imágenes felices tu sueño soltela sonrisa q u e desde todas las ril. Y no cometeré la ligereza de desanimarte, porpantallas d e l que—escúchame bien—no hay razón ninguna para mundo ha hecho suponer que no puedes llegar a ser estrella... v i v i r instantes ¿ P o r qué nt), si otras muchas como tú, tan disfelices a las multitudes tantes del ambiente (ñnematográfico, han podido con-
" ¡ A l ó ! . . . " Una voz habla a distaneia W i l l i a m , el hermano mimdo conveniMonal y
indiferente al —según é l —
U n a d e l i c i o s a expresión d e la g r a n creadora de «Muer-
ees! Lo iba mejor el personaje vaítante. Había (pie hacer una prueba en el acto. I^oretta, maquillada y ,. ,
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vestida para su pajM?l, hizo un esfuerzo y domino su emoción, imimada jxir la sonrisa del diretítor y ]ior la calma imperturbable de su hennano. Y fué admitida y contratada. A l salir del t r a b a j o - unas horas de fiebre bajo los f<K'08—cul)rió de besos el rostro de W i l l i a m . ¡A él le ilebiu su ingr(*o en el cinema, su fama y su fortuna tal v e z ! ( A c a b a b a de nacer una estrella por casualidad...)
ranos de Budapest»
Dos cuentos de hadas T e he dicho una estrella. N o . Era un lucero lo que b r o t ó en el firmamento de H o l l y w o o d . Piuipie todavía hubo de interjtretar L o r e t t a muchos j)a|)eles de secundaria importancia hasta llegar a ese mentido pero brillante estrellato (jue iú misma—jxirque eres bonita, inteligente y sentimental—apeteces con todah las efusiones de tu alma. L a despierta l.,oretta Miplantó, [irimero, aunque sin <{uerer, a su hermana. Casi se rambiaron las t o m a s , pues P o l l y .Ann le sirvió de secretaria en el F^studio algunas veces. Y , poco a |)oco, al par (pie aquélla iba subiendo los pelihtños de la celebridad, Polly desr-endía, viémlose relegada al olvido. Sin embargo, jamás pa.só por .su frente una sombra de envidia. .Vmaba tanto a su hermana (pie, viéndola encaramada en la fortuna, no sentía la menor tristeza jH»r su fracaso de artista. ¡Podían cumplirse los deseos de su buen ^ padre, «que noijuería más (pie una «peliculera» encasa»!... ^ ¿Qué más daba que fuera una u otra? Y además, recono\ cía noblemente (pie L o r e t t a sentía el cine c(m más pasión que ella, ({uizá porque era más d&smedida su afición y porque lo fortuito de su comienzo le obligó a entregarse enteramente, con todas las reservas ilusionadas de su arte. X o compadezcas a Polly Ann, lectora. La v i d a es bella bajo miles de aspectos. Y aunque tú no cifres tu dicha sino en un objetivo, debes reconocer que una mujer puede ser feliz, aunque no llegue a posar ante ! 1 cámara cineniíitográfica, o aunque, liabiéndolo ¡1'grado, se h a y a queilado en la estacada-—como tantas otras—, que fué el caso de P o l l y . ¿Cuento de hadas? N o suspires, lectora mía. Tiunbicn lo fué el de L o r e t t a , a partir de su triunfo en Huérfanas de
neurastén ico il e Cinelandia, descolgó el luiicular del teléfono una noche— hace siete años^—en el domicilio de sus padres, coquetón chalel de las afueras de I^)s Angeles... Una v o z imperativa habló a distancia, desde H o l l y w o o d : -¡Aló! ¿Está la señorita Young? La, necesito inmedia1 iunente para un papel que requiere su silueta y su distinción para mi film en rodaje. Comprobó desolado W i l l i a m que «la señorita Y o u n g » , o sea P o l l y A n n , no estaba en casa. El director no pudo disimular su v i v a contrariedad a través de los hilos telefónicos. L a ausencia de la muchacha le ponía en un compromiso, pues habia contado con su aí;tuación... Entonces, W i lliam se ])re8tó a resolver el conflicto con la serenidad que da terciar en un M.sunto que se juzga fríamente, sin pasión ni coacción alguna. .Vlli estaba su hermana L o r e t t a , exactamente del mismo tij>o de Polly A n n y i o n grandes f í e s e o s de probar fortuna en la pantalla. El director se agarró a la flesesperada al cable tendido pur el sentido conuin de William: «¡Que v e n g a Loretta!» Y l a y a resignada muchacha, ({ue se di.syionía a ponerse el pijama junto a su lecho, recibió la inespera<la e increíble noticia d e su debut ante la cámara. Se vistió más aprisa que nunca y corrió al Estudio, acompañada j)or su hermano. En el camino le asaltó un punzante desaliento. ¿ Y si uo servía? Porque hasta entonces le había parecido muy fácil imitar a («reta Garbo o .loan Crawford delante de las amigas, boquiabiertas; pero..., ¿sería capaz de actuar «de v e r d a d » , bajo la mirada inquisitiva del director y de todo el personal del net? Casi se arrepintió de la loca confianza en sí misma al aceptar aquella prueba tan precipitada, que podía decidir de su porvenir en unos minutos, sin tiempo de rectificar i:' primera impresión. El flirector, que se le había antojado im ogro, sin saber por qué, miró a L o r e t t a y <lió una palmada de satisfacción. ¡A<iuella chica era, incluso, más fotogénica que Polly A n n , cuya belleza un poco fría le había desesperado algunas v e -
Budaf>est, y é s t e , desde l u e g o , s e acomoda más con sus a s p i r a c i o n e s . Claro que ha halad o uu m o m e n t o . ( uando te he e v o cado la seiuálla felicidad matrimonial de Polly . \ i m Young, en (jue tus aitsiaa aventureras d e f u t u r a estrella d e la p a n t a l l a se detuvieron, dudosas de un porvenir que r e q u i e r e tantos factores y hasta tantas «casualidades». S e r r e i n a d e un hogar feliz es b e l l o , no cabe duda. ¿Qué mejor horizonte para una muchacha s o l t e r a y sin compromiso, como tú? Pero el diablo las carga... Y tu duda sólo .se ha m a n t e n i d o uu i n s t a n t e . ¡Prefieres la suerte de L o retta, (jue llegó a e s t r e l l a — ai desl u m b r a n t e límite de tu ambición de hoy—por una pura casualidad!...
SANTIAOO
AGLILAR
Loretta Young—sonrisa y ensueño - en una d e sus últimas creaciones cioematográficaa
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L j
A fantasía
de
los a n i m a d o res, la imagi-
n a c i ó n de l o s que
Las atrevidas
crean e x t r a ñ o s temas y extrañas personalidades
en
la
fantasías
pantalla, es infinita. Casi en los tiempos heroicos del cinema v i m o s aparecer a la famosa bailarina Stasia
Na-
pierkowska en la f i gura de Antinea, la
y wood
mujer que desde el fondo de las arenas ardorosas
vigilaba
el desfile de las caravanas
perdidas,
aprisionando a
los
oficiales j ó v e n e s y ofreciéndoles sus labios sedientos
de
amor. U n a v e z habían besado esta b o c a
subyugadora,
desaparecían
para
siempre en el panteón donde la muert e les arrullaba en su sueño eterno. T o d a la
fantasía
descriptiva de Fierre Benoist la captó el cinema, y cuando, más tarde, el no-
Helen Gahagan, protagonista «La diosa del fuego»
ble elemento de la voz
humana
y
la
s o n o r i z a c i ó n llegaron a la
pantalla,
Antinea, e n c a m a d a
He len Gahagan y Randolph Scott en diosa del fuego»
por B r i g i t t e H e l m , v o l v i ó al celuloide. Brigitte
Helm,
hermosa, estatuaria, t o m a d a bajo ángu-
Una fantástica v i s i ó n d e dioaa del fuegoa
los de esfinge abismática, fué el eterno enigma
femenino
m i s t e r i o s o e irreal
que con m a y o r realismo y depuración cinematográfica había llegado a nuestros ojos. Cuando Antinea, la soberana de la A t l á n t i d a , y a ha pasado por nuestra retina de una manera rauda y fugaz; cuando y a insensiblemente v a olvidándose su a t r a c t i v o misterioso, latente, aparece de n u e v o este misterio y esta feminidad en otra mujer, que aun siendo otra en el fondo, es la misma. H o y el lienzo americano nos p r o m e t e un nuevo film que ha de revelar una esfinge nueva. Y esa esfinge viene de H o l l y w o o d , el país de las grandes fantasías, donde un Cari L a e m l e tiene el mal gusto
de crear seres
humanos he-
chos de cadáveres humeantes
atin
sobre la mesa de la sala de disección, da v i d a profanando la muert e en el cementerio pavoroso, parodiando i\si de tma manera ab-
surda la ultramoderna idea, plena de originalidad, expuesta en la obra checoeslovaca Rasons Universal Rabbots. H o l l y w o o d acusa acentuadamente la fantasía q u e podríamos llamar atrevida, intrépida o temeraria.
t
IJO demostró en King Kong; hoy esta fantaíiia, enfocada bajo el tema enigmático, crea La diosa del fuego, una realización magna inspirada en la novela de H . Ridder H a g gard She (Ella). Eüa es, más que un film, un símbolo. El secreto de la eterna juventud, la mujer que
Un magnífiro p r i m e r plano de Helen Cahagan y Randolph Srott en <La diosa drl fuego»
llrirn Cahagan. la gran actriz de la pantalla, a quien ha sido encomendado el difícil <r¿le» de la protagonista de «La diosa del fuego»
posee la llama de la vida, ignorando que más fuerte es la llama del amor. La diosa del fuego es una fantasía; pero para llegar a esto no se habrán limitado los americanos a la técnica fria y futuri.sta de Pabst, el realizador de La AÜántida; no habrán tomado esos ángulos semejantes a finas aristas de la visión, sino que habrán entrado de pleno en el tema con ima crudeza tan sincera, paralela en algunos momentos a la ingenuidad. Níeriam C. Cooper, el creador de L o diosa del fuego, prefiere la técnica grande, irreal; el cataclismo, la catástrof< los elementos desencadenados, son su especialidad. En La diosa del fuego, por la información recibida desde América \ por los datos que acusa el film, se reproduce este matiz d. Cooper quizá de ima manera grande, profunda, inmensa, inenarrable. La diosa del fuego presenta cataclismos, elementos desencadenados y monstruos, porque no deja de ser un monstruo esa mujer misteriosa cuya vida lleva qu i nientos años de existencia sobre la tierra, porque su fascinadora juventud es el fruto de un secreto que ella sola posee, y porque H . Ridder Haggard, al hablar en su novela de esa mujer eternamente j o v e n , demuestra que su organismo está tan fuerte como su aspecto estético. La diosa del fuego es el concejito que de
ese personaje enigma tienen los animadores americanos. Té^ nica imponente, titánica. Conceptos hollywoodenses, enfocados o b j e t i v a m e n t e hasta lo i n f i n i t o , mientras el realizador europeo cincela y e tudia la p e r s o n a l i dad. La diosa ¿leí fuego será, indudablemente, H o l l y w o o d , que se lanza a ese aspecto atrevido presentam' al mismo tiempo a una nueva actriz, bí bella Helen Galiagm Esperemos a Holl; wood y a bu genialidad grande revelada en este film. Será un nuevo curiosismo cinemático q u e , sin duda alguna, habrá de t r a d u c i r s e por éxito. CECILIA
A. M A N T U A
Helen Mark, dama joven de gran belleza y rostro escultural, que tiene destacada intervención en «La diosa del fuego»
A
LBERNI
^TOCKFIELD
(LUIS)
O
Nació en Barcelona, de cuya Audiencia era magistrado su padre, en 1885. A los diez y seis años, recién concluidos sus estudios de Bachiller, 7 movido por irresistible impulso de su ánimo aventurero, escapóse de su casa, marchó a Francia e ingresó en una Cpmpañta de circo ambulante, con la qiÉrtecorrió casi toda Europa. Tres años | ^ p u é s tornó al hogar, y a instancia adre cursó la carrera de DerechOjí, llegó A ejercer, para dedicarse Isu máxínaa aspiración. Hizo su U Compañía de Borrás; cosechó laureles en diversos escenarios españoles y de la América del Sur, y en 1914 se trasladó a los Estados Unidos con la idea de dedicarse al cine. Pero la suerte le fui adversa, y hubo de acogerse a una modesta Compañía teatral, en la que, por su escaso conocimiento del idioma inglés, representó papeles de extranjera, Trabajó en provincias durante cinco , ^ o s , y al cabo pudo aparecer en B I A L J I Í I I ay con éxito rotundo. En 1927 fué a Hollywood, y esta vez las cosas salieron mejor. Su primera tarea en los Estudios de cine fué como asesor en algunos films de ambiente español: enseguida obtuvo su papel inaugural, junto a Richard Arlen y Rosita Moreno, en «Camino de Sant%.^e». Ha interrenido cn numerosas pell bladaa en castellano y, sobre ta glés, encarnando casi siemprel nos. En 1919 se casó con C o n s ^ ^ de la que tiene tres hijos. Es •ftai^erto cocinero; su distracción f a v o i i ^ K Jugar al «póken, y aiempre pierde. flBk espaAol, inglés, itl4>^"°> francés jflp|B iigués. Eatatura, 1,68 metros, (^«¿'pardos, negro. |
PeUeula»
que ha
interpretado:
En espaúol: La buenaventura, W i lliam McGann. Asegure a su mujer. Lew Seiler. En inglés: Camino de SanUt Fe (Santa Fe trail), Otto Brower. Svengali, Archie Mayo. Confiaba en ii (I believed in you), Irving Cummings. Volando hacia Riojaneiro (Flying down to Rio), Thomton Freeland. Sobre las nubes (Above the clouds), Roy William Neil. Vivamos esta noche (Let's Uve tonight), Víctor Schertzinger. El capitán odia el mar (The captain hates the Sea), Lewis Milestone. El conde de Montecristo (The Count of Monte Cristo). Rowland V . Lee. El lirio dorado (The gilded Lily), Wesley Rouggles. Una noche de amor ( One night of love ) , Víctor Schertzinger. Quiéreme siempre (Love me forever, Víctor Schertzinger. Robería, William A . Seiter.
(WILLY)
Nació en Kattowitz (Alemania) el 27 de Enero de 1901. Pasó su infancia en la Alta Silesia, en donde su padre tenía una factoría importante: hiso allí sus primeros estudios, y Mi'trasladó con su familia a Munich, en ^Va Universidad obtuvo el grado de Bacbuier. Por voluntad paterna empezó a s « g | ^ L A carrera de Ingeniero, que abandoa^f poco, sedÉrido por L A voitervinMtoB acierto en
de afi^^BÉ|^ que le
entrada en u i u ^ R I V Í F T F A prot la que permaneció unos meconseguir la gran aspiración de en Alemania: trabajar a las Max Reinhardt, A emineatc escénico. En B e r i ^ ^ a n ó sus itos resonantes^^^buvieroB eco el pais; su e ^ ^ ^ H D A D por en' la i n t e r p r e t a ^ H ^ ^ r s o n a jes de ia clásica. £^1935 tuvo . cto con el ciAe, y tal J M ^ I P< ITA salida iniciad. triunfo L A S para coni donó I 1 Urea en ición idios. Aunque le lleva .papeles icularmente dramái está en prestigio SU] los tipos • e Lilian ledia. Fué n< Harvey, y l e c h a de a anuncii la boda, qt no se celebre [p8Í haberse dado cueni dos de' Q O E { sa amaban lo suficiente pntal unión, a la tr Su dificu! los idioa el di mas extran: ijW fuera le impide de las ve alemanAa] ^ l i i . fUms. • metros. Ojos
GRISES.
Nació en Sydney (Australia) el 15 de Enero de 1905. Vino a Europa cuando aun tenía muy pocos años: se instaló con su familia en Inglaterra en una propiedad campestre, en la que vivió algún tiempo al cuidado de una «nurse» bretona, que le enseñó a hablar perfectamente el francés. Un cambi9 brusco: de la vida libre en plena Natut&leza, a la disciplina recoleta de un PeaÉ^Dnado para Duara stfioritas. sffiori en i t l ^ u n a alumfué T Á H B Ü Í im poco el Liceo parisino, al que se ra perfeccionar su cultura, en unos negocios dieron al holgada situación jfeonómica Hay que trabajj^kara ga-
elisia
narse el sustento, y Betty teatro, por ser su pcación más <•. belleza y año de 19a ente un pi _ aseguran kndon Calling» en la obra i D u k e of Yor presenta Imperio, de la cai en revistas a poco, nalogrado acti 5erald musical* [ ayuda genera : en la du Mauf ' dominar su ofi Con la díficult ^lot's Revue» rec I el país. célebre |ira por los Estai Unidos: y hace primera oport ad cineallí Ci I con un papelito 1 menudo mat« era figura en 1 repartos, que nT [lita designada no «parteEn 1930 Kiepura en si rimer film naire» de ; el corazón». I después «Cuando |ia, contratada la Parapasó a Ft cho films in y franmount. ceses. i||||||ro EsU azules. Cabdl»
s
TlITSCH
Ca-
Pelieulas
que ha
interpretado:
La fiebre de la danza (Der Tanzer meiner Frau), Alexander Korda. El rápido del amor (Blitzzug der Liebe), Ji^annes Guter. El sueño de un vals (Ein Walzertraum), Ludwig Berger. Melodía del corazón (Melodie des Herzens), Hanns Schwarz. Spione, Fritz Lang. El Congreso se divierte (Der Kongress tanzt), Erik Charrell. Yo, de día: tú. de noche (Ich bei Tag und Du bei Nacht), Ludwig Berger. Ronny, Reinhold Schunzel. Sueño dorado (Ein blonder Traum), Paúl Martin. El encanto de una noche (Die Tochter ihrer Exzellenx), Reinhold Schunzel. Guerra de valses ( Walterkrieg ) , L u d wig Berger. Dijame quererte (Fines prinzen juuge Liebe), Arthur Robinsón. Los dioses se divierten (Amphytrion), Reinhold Schunzel. Rosas negras (Schwarze Rosen), Paul Martín. .^
(BETTY)
''"h'-ula,
que ha
interpretado.
En América: El precio de la gloria (What price gloryP), Raoul Wal.sh. En Inglaterra: Cuando canta el corazón (City of Song), Carmine Gallone. El muchacho (The Lad). F.l hombre que cambió su nombre (The Man who changed his ñame), Henry Edwards. En Francia: Monsieur Albert, Rene Guissart. El abate Constantino (L'Abbée Constantin), Julien Duvivier. El 96 de Caballería (La garnison amoreuse), Max de Vaucorbeil. La batalla (La bataille ) , Nikolas Farkas. El viaje imprevisto (Le voyage imprivu), Jean de Limur, Tres de la marina (Trots de la marine). Charles Barrois.
HEARER (NORMA)
Nació en el barrio de Westmount, de Montreal (Canadá) el 10 de Agosto de 1904. Tiene una hermana, Athole, j a sada con el realizador cinematográfico Howard Hawks, y un hermano, Douglas, ingeniero jefe dftJflUHficios de sonido de los YN-Mayer. Norma h E S T U D I O I H | L A Escuela comunal FONTREAL y ei^BJCOLEGIO superior de nount. Le ^ H | M d C I N E , Y en su defi el teatro; P H R O J | F a que no podía pees hacer pyculas, a L O S catorce IZÓ A I R T I F L K E N I R en represen tiicas infantiles. En 1920 hal UveJIcido A su madre p t f L que le itiese buscar trabajo e n ^ H Estudio^ I ella Y su hermana M A R C H A a Nueva Fueron seis meses D E P R Í vaciones, D E miseria; la s t M | ^ N O S * les moi (>ropicia. Al R E sultó una ELEGIR! ; • doce mu entre más fsesenta pa U N I V C . , sitarlo, en que actu res DÍAS. irantejM Poco de i se le confió en una cinta de Iballistas, coi dólares de que Loui sueldo, lyer le tirtrato para I mó un ios de HoJH conoció, t II de su lie. 'ing Thalberg, gada, de producla Metro-Gold ción lyer, con años más quien^ I 39 de re de 1927 - , c Sep matri£n 1929 ganó la lla de la de Artes y Cié Cinematosra la mejor in' ción del 1 labor en «La di TieToca el piano di ira no(deportes preferidos' la natenis. ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ metros. Ojol ; azules.
fia^^Kfc
PeUeula»
que ha
interpretado:
I El circo del diablo (The devil's cir^eus ) . Benjamín Christiansen. La dama de la noche (Lady of the Night), Monta Bell. La secretaria (His Secretary), Hobart Henley. Amor de padre (The tower of Lies), Víctor Sjostrom. Hollywood Revue (Hollywood Revue of 1 9 2 9 ) . Charles F. Reisner. Vidas íntimas (Private Uves ) , Sidney Frankiin. La divorciada (The divorcee), Robert Z. Leonard. Alma libre (Free soul), Clarence Brown. Extraño interludio (Strange interlude ) , Robert Z. Leonard. El fin de Mrs. Cheney (The last of Mrs. Cheney), Sidney Frankiin. La llama eterna (Smiling's through), Sidney Frankiin. Deslices (Riptide), Edmond Goulding. Las vírgenes de Wimpole Street (The Barretts of Wimpole Street), Sidney Frankiin. ^_ ^ .^.^
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Es interesante s a b e r que d i f e r e n t e s C o s o s p o c o e s c r u p u l o s a s , c o n e i fin d e o b t e n e r un m a y o r b e n e f i c i o c o n la v e n t o , intentan sugestionar o l c l i e n t e o f r e c i é n d o l e p r e p a r a d o s d e p e r f u m e r í o d e baio precio y e s c a s a o nula e f i c a c i a m e d i c a l , l o cual se a d v i e r t e e n b e n e f i c i o d e ios p r o p i o s i n t e r e s a d o s . Exijo s i e m p r e o su p r o v e e d o r GELÉE-MITZA, e i único p r o d u c t o q u e n o d e f r a u d o n u n c o .
ladot (Sección C 5), Contejo d e Ciento, 303, Barcelona, merced ol cual p o d r á comprobar ti «ut proporcio- j Pida el interesante folleto, que se remite gratis, a Loborotorios Viladot n « * son lot q u e reqwior* to tolla. Precio: 18,75. Contro envío d e 19,55 19,5' por giro postal a Loboratoríot Vilodot (Sección C. 5), Consejo d e Ciento, 303, Barcelona, te reenite/ soto eo lot prinopalet conteos d o eepeoificot y perfumeriot « l e fctpoiw. ,1 por corroo certificado. 0 « vento
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LO MAS ESPECTACULAR LO MAS GRANDIOSO.. LO A/IAS INTRIGANTE.....
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MAIMtlIl-l'AlUS "Oira primal era" I
NA sencilla comedia con rasgos de humorismo. Gente humilde y buena, maltratada por la vida do la ciudad. Se unen, se ayudan mutuamente y, al cabo, se libran del doble desastre que les amenazaba: la ruina moral y materia). L a direcíción de Henry K i n g atiende más a poner de relieve estados espirituales de sincera emoción, matizada con leve ironía, que a imprimir a las escenas fuerza y b r í o {)ropiamente cinematográficos. Janet G a y n o r y W a m e r Baxter son los protag<mistas; lo que quiere de<'ir que la interpretación es excelente, aunque ni la Gaynor ni Baxter sujjeren ni igualen siquiera sus aciertos de otras voces. Sobre todo, ella, por el tono medio del film, está bien lejos de la presión artística de FA sl"ptimo cielo, de Amanecer o de El ángel Ae la calle.
los gangsters. Y la realización de John Ford, más fecundo de los directores americanos, qiu düiá como una obra maestra del género, junto a las realizaciones de Howard Hawks, Mamouli y Mervyn Le K o y . John Ford, en Pasaporte a la fama, remoza el estilo admirable de cinema puro que aplaudimos en Tres lumibref nudos, en ¡MI ¡Hitrulla perdida y en El delatan-. Desfile de imágene.- con viila propia; poema para los ojos; cinc lleno de resonancias emotivas, que podría ser mudo sin perder por ello ninguna de sus cualidades; acción en marcha viitoriosa; motivos sonoros que pasan en apretada fila bajo el arco triunfal levantado a la imagen. FMward G. K<»biiison, el de Hampa dorada, el de Pasto de tihunmes y el de El pequefto gigante -parñ el que no tiene secretos ei difícil arte áe v i v i r ¡tasiones ajenas y varias en cada jieliculti, como si, en realidad, dispusiera de un almacén di' almas- , ha superado en Pasa]>orte a la fama sus creaciones anteriores. Aquí elige dos caracteres opuestos, juega a la vez con dos corazones humanos, se viste ah(>mativaniente.
PALACIO DE L A MITSICA "Pasaporte a la fama"
da en los o j o s .
Realización magistral, con una fotografía berbia y una interpretación ascmibrosa. Pasaporte a la fanuí, si l o s americanos se de<iden a cerrar con él un c i c l o ya agoladíi e inactual, .será el últim o gran fihn d e gangsters. CAPÍTOL "Xido de áyuila»" Proezas de aviación, ca]>tadas por un ol>j»'t\\ que pare<e tener más alas que los aviones. Momentos interesantes para los deportista.-; y para los que sienten ln e m o c i ó n (i.l p(>ligi' ajeno. S e n t a d o en su butaca, el espe<tadorpuede contemplar tranquilameni cómo las águilas lm manas desafian a lanubes o entran en barrena para estrellarse en el suelo. ¿Em<KÍón dramática pro))iamente d i cha, c o n su poquito de humanidad y de poesía? De eso, ni rastro. El ruido de los motores no deja oír el jade<i de los e.ipíritus. Buena realización. Cine verdadero, si por taí^ se entiende la acción extema y mecánica. ¡ Pero allí e.stá Wallaee Beerv, con su enomiel simpatía y .«u aparente rudeza, que 1(> sir\-e para^ disfrazar, por pudor, una sensibiliílad exquisita;' él presta a la pelicula el calor de pasión humana que le falta al asunto. Con Wallaee Beery colaboran eficazmente Robert Young, Maureen O'Sul l i v a n y l^ewis Stone.
Pasión y muerte del gángster. Después de este «pasaporte» firmado y nibricado en mitad del pecho por la.s ametralladoras, el émulo de Al Capone, contrabandista y malhechor, ca<' para no levantarse más. El gángster desapare<>e arrollado por el policíía y por el triunfo do los «hiimedos». Su existencia e.«taba vinculada a la «ley seca». Ella trajo al gángster, ella se lo llevó. Ivo.s héroes de Hamjm dorarla, do Scarface y de IJOS calles de la ciudad tenían una razón de vida: la prot e s t a c o n t r a una prohibición absurd a E n el fondo— m u y e n el f o n d o , claro es—, resultaban simpáticos. El pueblo asi lo enten- ^ dio y exaltaba lo . que había de auda- ] cia en el gángster, ' sin reparar eu lo que tenía de facinero.Mi. l í n a | triste glorificación jwpular, que re<'ordaba aque- ] Ua otra de los bandidos legendarios. j H o y . suprimido el m o t i v o de rebeldía, el j gángster deja de .ser héroe de un drama violento , para convertirse en un pistolero vulgar. N o tiene | salvación. Más que las batidas<le la Policía, le ha barrido el despre<Mo dol pi'iblico. El diálogo dramático de voluntades o, por lo mcn<is, de majeza, se convirtió en tm miserable diálogo de pistolas. Y conviene registrar Pasajtorte a la fama, porque será tal vez la última gran película de gangsters, la que señale el ocaso de un tema que, cinematográficamente, ha producido obras magníficas, t o d " ; \- í . l d i - i i i ' I i i ' i . i í l e la imagen. El film ' ' tu el l'illiu l o r ^ La, postrer esl ima luz que se aj imc do el resplandor cinematográfico del cicle
luo un Frégoli genial, con dos psicologías, la ' l v l tímido y la d e l violento, y en ambas llega a tan impresionante verismo que desconcierta al público y le hace sosi)echar si uno de aípiellos Robinsones no .será el «<loble» del otro. Y todo ello sin caracterización e»pe<nal, con el mismo | traje e idéntico gesto, a fuerza de pulso de b u e n ' actor que fia su triunfo a uu ge.-<to momentáneo, • a un ademán huidizo. » un rictus impciceiitible! de los labios o a un cabrilU-o <ie la ironía agazafni-"
PKKNSA ••.Miperslieión"
Doloreí* del Rio. prutagonitita d<- la gran producción W a m e r - B r o « «Por uno» ojos negros», c|ue ge estrena mañana en el Palacio de la Música
T r a m a original, comicidad y ternura; nni. exteriores y limpia fotografía son las notas lientes de este film, bien interpretado, atlnu rableinente dirigido, y en el que, con dono.sura sin igual, se desacrcd i t a n algunas supersticiones populares. N o hay tesis dogmática ni religiosa, como podría S O S ] M ' charsc p<»r el títul' H a y buen htimor > un profundo sentido de lo que ha de ser "1 cinema, aun en obras que sol i.Lspiran a entretencí \ , M Í'.-ÍIÍI, sin recurrir a los grandes recursos de la t é i : cinem a. AnTONio G U Z M A N M E R I N O
El éxito y su seerelo
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Gable, ídolo de A"'^3di"'t'^^* romántica de las mujeres? ¿Clark (iable con ima reputación de gi»T"''w>r que aventaja al prestigio que obtuviera en ese orden el inolvidable ' l Así es. Y el hecho y a ¡lerdur* i Qe varios años, aunque nadie podía creer en la persistencia de este prestigio, v' ijj"**^'^. el propio Clark Gable. ¿Recela algún secreto el fon*' .1 °> q « e contra toda previsión mantiene una desconcertante lozania? ¿Qué esp*í J'^,^?^^ contiene esa personalidad, que, a semejanza de Greta, de Mariéne, ^ í^'^ que en el orden masculino puedan mencionarse otros ejemplos), ha H , ^ proverbial vei-satilidad del público cinematográfico, reteniéndolo atento y ^ P ^ c i o de varios años, a su figura? Si no secreto, hay, cuando ^ « 0 ? "l^e admite explicación. Clark Gable llegaba a la pantalla encamando un persoiijL'"tal. y , sin embargo, extrañamente sugestivo. Habíase iniciado el declive d e f ^ conjunto de galanes guapos, sanos y deporLARK
tivos, que indefectiblemente trituraban al «malo» en los últimos metros del film. Clark Gable, en cambio, subrayaba una personalidad bien distinta, sobre todo al presentarse en contraste con el galán inofensivo caído en decadencia. Aquel tipo de canalla elegante y de tranquila insolencia empezó a parecer irresistible, y aun le añadía sabor el que poseyese todas la seducciones del pecado. P e r o este éxito inicial, basado en su coincidencia con un especialísimo complejo del público femenino, tampoco se hubiera mantenido por mucho tiempo si Clark Gable no fuese, ante todo, un formidable actor capaz de producirse con una incalculable suma de matices. En pleno triunfo, la. m o d a v o l v i ó a cambiar bruscamente. Llega un moment o en que el viejo puritanismo yanqui se despabila de su tolerancia y entra en un nuevo solsticio de pudibundez y de rigor moralista, reaccionando contra aquellos personajes indeseables que el estilo de Gable ha generalizado, Clark, amenazado de pleno en su típico estilo, le hace un soberbio quite a la andanada y cambia a su v e z . Refina su juego, recorta los flecos «indeseables» de su arte, y crea un nuevo t i p o , donde las violencias se transforman en una ironía encantadora y en una soltura democrática y de buen tono. L a duración de su triimfo queda a s e r r a d a .
Lm sonrisa d r CAmrk C a ble en un papel de galán mundano
La felieidad íntima, en peligro Y claro está que en razón misma de su triunfo de artista, cae sobre su v i d a íntima un aluvión de indiscreciones y de curiosidad popular. ¿Cómo es el nuevo «seductor» en sn v i d a privada? ¿Qué hace? ¿Qué mujer o mujeres evolucionan en la órbita pai-ticular de este prestigioso Don Juan, que con tanta desenvoltura «castiga» en la pantalla a Claudette Colbert, a Jean Harl o w , a Greta Garbo, a Joan Crawford, a las mujeres más hermosas del mundo? Y es un verdadero calvario para Clark, pues resulta que el protagonista de tanto personaje buscón, iviano y de pocos escrúpulos es, en su v i d a privada, un dechado de maridos, un padre de familia ejemplar. Su esposa, R i a Frankiin Langham, es una respetable señora de cuarenta y cinco años (diez más que su marido), y que al contraer matrimonio en segundas nupcias con Clark Gable ha llev a d o al hogar a dos simpáticos hijos, y a adolescentes. L a ventilación de estos detalles produjo un paradójico escándalo entre las admiradoras de G a r k Gable. Clark estaba verdaderamente aterrado. L a sección publicitaria de los Estudios donde trabaja manifestaban cierta inquietud. ¿Cóm o hacer en tales condiciones la propaganda de una figura cuya reputación de .seductor habia adquirido tan enormes proporciones? ¿Como extraer de aquella intimidad bui^uesa los elementos románticos necesarios para dorar una leyenda que mantuviese v i v o eJ fervor apasionado de las admiradoras? Herolea defensa de su mujer y de "sus" hijos d a r k resistió a todo, sin embargo. Y no se limitaba a reiterar públicamente su inquebrantable temura hacia la esposa, defraudando con ello a los reporteros, que y a se habian puesto a calcular con la mayor seriedad el tiempo que la señora Gable lograría retener a su marido. Pues, además, declaraba: — L o s hijos de mi mujer son mis hijos, si no por la sangre, al menos por el corazón. L a pobre señora, actosada por centenares de cartas que le aconsejaban el divorcio, envenenada por las descorteses alusiones de la Prensa e incluso por la impertinente atención de la gente que la detallaba con aire desdeñoso cuando apa-
r e c i a en p ú b l i c o en compañía de su marido, sufría lo indecible. Clark saltó irritado: —^No v e o la necesidad de que los años de ^ mi mujer aparezcan en la primera plana de los diarios. P e r t e n e z c o a ^ mi público. L e debo mucho. Puede exigirme un buen estado físico, un trabajo constante, incesantes esfuerzos de perfeccionamiento, el respeto a sus gustos y deseos. P e r o todo ello a condición de que pueda y o disponer de m i v i d a privada. Con mis esperanzas, mis ambiciones, mis flaquezas, mis coetmnbrefi, mis antipatías, mis goces, mis penas y mis amores. P e r o la lucha no había terminado. E n cierta ocasión, y durante un viaje que hizo a N u e v a Y o r k , Clark Gable t u v o que sufrir un brioso asalto de sus indiscretas admiradoras. L e arrancaron el pañuelo, los guantes, hasta el forro de la chaqueta. Algunas, olvidadas de toda dignidad, incluso llegaron a irrumpir en los aposent e » que el ídolo tenía reservados en el hotel. N o se produjo, al parecer, ningún estropicio irreparable. Ria Langham t u v o que ausentarse de H o l l y wood para encontrar un ambiente respirable, lejos de las crueldades y de los envenenados rumores de Cinelandia. La apoteosis de la honestidad Y al fin, la paz, sin deefallecimientoe y hiu perjurios. Después de la larga y angustiosa prueba, el hogar de Clark Gable, con su esposa del alma y sus hijos «del corazón», aparece incomnovible en un triunfo donde tienen su apoteosis las virtudes burguesas más «extravagantes» de nueetroe dias. Las incidencias de esta curiosa pelea no le han restado popularidad ni admiradores. Y es bien justo, sin ironías, que el corazón do las muchedumbres permanezca fiel al ídolo de América, en análoga medida, cuando menos, a la gallardía con que d a r k Gable ha mantenido siempre su peculiar sencillez y su simpática m o destia. EMILIO GASCO
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fj último /itillaz^o del riiieino es esta (idmirahle Luisa ¡faitier, actriz i'ieticsa, que en la /tantalla fobra ana extraordinaria calidad, y cuya aparición en el Jilni se anuncia ron caracteres de i'erdaflero acontecimiento. La e.vpreslón alcanza en Luisa liainer matices mafíníjicos, (¡ue hacen (¡ue su l(t^ f)or en el rinema sen a<íU(n-d(idn ron aiitcnfira e.rpertaci(')n
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consideraciones y respeto) que los amateurs hacen un cinema que no será perfecto, pero que es cinema. Y no es perfe<;to, entre otras razones, por la falta de elementos para realizarlo, y también por su corta edad: hay que tener en cuenta que sólo hace cuatro años de su pública aparición. Pero los amateurs han llevado al lienzo bellísimcfe díx;umentales y r e p o r t a j e s magníficos, en los que lograron lo que ningún director español ha con.seguido hasta ahctra: pintar un ambiente. .\demás, en los films que han realizado nuestros «aprendices cinemáticos» h a y un anhelo de superación, una ansiedad cultural y algunos ensayos psicológicos que los hacen dignos del respeto y la admiración de los demás. Los que crean que los amateurs realizan sus films a m o d o de sport y sin preocupaciones técnicas y e s p i r i t u a l e s , están en un profundo error. El amateur (por lo menos, en España) tiene una gran vocación por el cine y siente la necesidad de manifestar esa vocación, no reparando para ello ni en las dificultades que habrá de vencer ni en los sacrificios que tendrá que realizar. Sólo siente la noble aspiración de vencer y no se aparta por nada de la senda emprendida, que ha de conducirle al logro de sus aspiraciones. N o colocan la cámara, como muchos creen, ante el esplendoroso marco de la Naturaleza y recogen sus aspectos más seductores. El amateur siente en su frente el «sublime cosquilleo de las ¡deas», y al filmar lo hace con tanto sentido espiritual y estético, que las bellas vistas panorámicas y los alegres fotograma» de pueblos, montañas, rios y valles, (piedan convertidos en bellos poemas cinematográficos que cantan un himno a la Naturaleza, al ser proyectados en luminosa procesión de imágenes. Y si esto no bastara, la labor que actualmente realizan los amateurs es más que suficiente para merecer lo estimación de todos. Porque no .sólo se realizan documentales y films humorísticos, sino que se cultiva el folklore y todas las fiestas
tradicionales de nuestro país, así como también se realizan films de los grandes artistas y hombres de ciencia de nuestra época, cuyo valor será reconocido cuando pase el tiempo. Se filman también películas c e enseñanza y vulgarización científica; de enseñanza propiamente dicha, general o especializada; [)elículas geográficas, agrícolas y de asuntos técnico-industriales. O sea, que los amateurs realizan una obra de gran valor pedagógico para la enseñanza en general, al mismo tiempo que ellos se capacitan para poder figurar dignamente en los cuadros de directores profesionales de España. CAKKASCO DE L A KUBIA Barcelona.
Noticiario ^amateur» Con el fin de estimular y animar la producción de films amateurs, recordamos a cuantos interese nuestro «Concurso de Debutantes», que el plazo de admisión ha sido prorrogado hast.i ei día 25 del mes actual. Nuestra entidad organiza este Concurso exclusivamente para aípiellos aficionados que todavía no han querido valorizar sus producciones en los diversos Concursos cjue anualmente se celebran en nuestro país. P o r si no han querido tomar parte en ellos por considerarse en condiciones de inferioridad con resjjecto a los amateurs y a iniciados desde mucho tiem})o, ofrecemos esta oportunidad de un Concurso reservado para los (lue nunca han obtenido premio ni presentado ningún' film. Esperamos que estos amateurs, la mayoría de ellos desconqcidos, querrán tomar parte en el mencionado Concurso, cuyas bases fueron publicadas oportunamente, y nos consideraremos muy satisfechos si conseguimos que se revelen nuevos valores en nuestro m o v i m i e n t o amateur.
Del film « I h i z a » , de Juan Serra y Oller
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IERTO es que el einema amateur v a conquistando adeptos en todas partes, siendo cada día más numeroso el importante núcleo de admiradores. De su obscuro rin<'ón de pasatiempo hosiareño ba saltado a la cima brillante de la actualidad, captando la atención de todos. Mientras nuestros d i r e c t o r e s profesionales van dimdo tumbos |)or el accidentado camino de la desorientación, unos aficionados, provistos de pequeñas cámaras cinematográficas, ban señalado un camino liso y hm)inoso. N o obstante, esos directores soberbios y desdeñosos que acudieron con sus producciones a Venecia, juntos con los amateurs, siendo derrotados, mientras éstos traían a E.spaña la raá.xima re*<anpensa concetlida a la producción anuúeur, liguen diciendo que es un arte inferior, y además de no guardarle la menor consideración, hablan de él irrespetuosamente. Tengan en (!uenta estos señores ( a los (jpe guarnían nuestros jóvenes aficionados toda clase de
«Bajo el cielo mallorquín», de Eusebio Ferrer
l>el film « l ' n paiUalón para dos», del Cinemalic Club «.\ma(eur>
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1^ figura ariKiocrálica f y elegante de Llissa ' i^ndi resalla doblemente ante el sencillo fondo que ella misma ha elegido romo delirado estuche para su belleza
raialina Barrena tiene siempre una « o n risilla aferluosa para ruante la rodea. Ahí, rn la intimidad de su ruarto de Holly. wood, en pir junto a su rama, nos la muestra hoy esta tolo, romo un regalo de simI palia y un rerurrdo gráfiro más de su I estancia rn la Mera del eine i
Loretta Voung parere aqui ronfirniar nuestro desruhrimiento. Su bella imagen tiene tal dulzura, que no queremos pensar . que sea ficción \
D e entre todas las habitaciones de esas mansiones de espeí tacular belleza decorativa, ten g o hoy que seleccionar las cámaras, verdaderamente regias, d stinadas a dormitorio. Una v e z en ellas, en invisible visita, recorreré la estancia en busca del dato o la confideii cia interesante, y os lo ofreceré ion m i mejor deseo.
Saltemos por esta ventana. V a está. Despacito, no v a y a Marlene a descubrir nuestra llegada. Luce hoy tm precioso pijama y abandima su cuerjio de V e nus moderna sobre el decorat i v o fondo de unas pieles rayadas, en-su c a m a turca; sólo apoya su cabeza contra un cuadrado almohadón de finísima y brillante piel roja. -Marlene Dietrich wn ha >odido jamás prescindir en .su labi tación de ese lecho cómodo acogedor. « M e parece como si en él mis sueños fueran un plac e l ilel parai.so», dijo en una
allí para dormirse v i e n d o aquel símbolo que la recuerda su triunfo en el ingrato país del celuloide... ¿Su cama?... Pues es... el lecho de una española que duerme soñando con su arte y su patria.
Anna Lee, la estrella «Ir l « British, posee un Irrho instalado ron un «confort > moderno y decorativo—^
Pero nuestro deseo no es sólo presentar una fase más del sex-appeal, tan reconocido a las rutilantes estrellas del firmamento del séptimo arte, y especialmente de la cinematografía americana, tan pródiga en crear nuevas diosas de la bellez a Nuestro empeño es descubrir, en lo posible, el íntimo refugio nocturno de algunas aitLstas, y reseñar las curiosas costumbres de ellas en esos instantes que permiten a t o d o mortal realizar las más descabellad i s aventuras, en alas del dio? Morfeo. En esas ciudades de ensueño y maravilla, un poco creada por la pluma exagerada de los departamentos de publicidad de las Casas productoras, hay también su poco de verdad; y si bien no es cierto todo cuanto se lanza a los cuatro vientos, en enonne propaganda mimdial, hay que tener en cuenta que debido a los importantesueldos que disfrutan las artis tas, es posible v e r v i v i e n d a que parecen decoradas por arte de magia, ctm riqueza de cuento de Las mil y una nadies.
Kl iiidoleiile geolo de Carole Lombard paree irece denio»trar ku eapricho§a predilección por la 'haiiBioca...
ONDE dueiTiien las estrellas? V a y a preguntita la que m e acaba de hacer una peqwcentrometiday preguntona, de ojos m u y expresivos y grandes, que m e recuerdan los «ojos cariñosos» de Shirley T e m p l e , la muñecjuita más deliciosa de la pantalla americana. —-Pues, mira, las estrellas duennen... en el cielo. Cuanilo la noche se vuelve obscura, hasta cdiivcitit'^c cn negro iiumto, salen de su lecho azul... N o tengo necesidad de continuar m i t x p l a ai i o n . .Mi curiosa interrogadora acaba de dejarme plantado, sin atender a mi contestación. Demuestra tener y a muy buen sentido. N o quiere antigualla^. Ella se refería a las o t r ? » «estrellas». A las que fulguran con destellos de luz eléctrica en la fachada de los palacios del cinema, en las grandeavenidas del mundo entero. Quería conocer, como infinidad de muchachitas bellas, dónde duermen las artistas de ese fantástico mundo de Cinelandia, imaginándose imposible que sus atioradas preferidas reposaran, en dulce sueño reparador, entre sábanas similares y parecidos lechos que los que acogedores reci- ; ben sus cuerpos cada noche, entre las cuatro paredes de sus ; dormitorios blancos, de soñadoras impenitentes. Comprendiendo mi notorio error, he prometido a m i pe(pieña amiguita A n a María lanzarme a la busca de datos sobre tan interesante tema, ya que creo (pie no sólo ella m e lo agradecerá, sino que habrá muchas, muchísimas mujercitas que les gustará conocer detalles de tan í i i t i n n información sobre sus admiradas artistas. Creo que también no faltaiá algiín v a i u i i i | U e .-c s c i u u a atraído por la idea de poder conocer en qué dirección tiene K a y Francis su cama, t) de qué manera se v a a dormir Carole L o m b a r d , aunque y a lo h a y a v i s t o muchas v e c e s . . . .
il la pantalla de su cine favorito. N o hay duda que i m a silueta de Jean H a r l o w , vi.sta a través de un vaporoso salto de cama, de fina y transparente blonda, combinadacon sedarosa-—cuanto menos seda, mejor...-—, tiene insospechados atractivos para cualquier buen admirador de la más famosa de las rubias platinadas.
La más perfecta creación de Joseph von Sternberg. Si a Marlene hubiese que com. pararla ron una flor, podríamos decir 4. que personifica la orquídea...
ocasión Marlene. Así es que y a lo sabes, lectora amiga, no todas las artistas duermen en una vulgar cama...
• •
¿Vulgar cama he dicho? Pues bien: Elisa Landi, en sus confidencias, se nos confía con la siguiente confesión: « M i cuarto es y será siempre el reflejo exacto de mi sencillez. N o quiero complicaciones. Un mobiliario sin ningím adorno extremado. Líneas simples y madera de tonalidad obscura, que resalten sobre el blanco de la decoración general de mi habitación. Sobre mi mesita de noche encontraréis, invariablemente, la prueba palpable de mis dos vicios: libros y cigarrillos...» Si seguimos adelante con nuestra temeraria empresa d e importunos intrusos, veremos por el ojo de la cerradura de su lindo cuarto a Ijoretta Y o u n g , m e d i o sentada en u cama—una blanca c a m i t a como la tuya—, con los ojos abiertos, perdida la dulce mirada en el vacío, buscando en el ensueño el pensamiento querido que le rememoró la lectura de unas bellas páginas... Indiscreción. L o r e t t a tiene un defecto. U n defecto casi corregido y a . L e afluye demasiada sangre a las manos, y eso se las enrojece. E l l a encontró remedio sencillo para evitarlo; procura dormir con los brazos puestos en alto, a la altura de la cabeza... N o fué inútil la invisible visita. Descubrimos un pequeño secreto,
• •
.Muy difícil era obtener información de las habitaciones particulares de nuestra eximia actriz Catalina Barcena. Pero al fin nos hemos colado { w r el agujero de la chimenea... Buenos nos hemos puesto... N o s recibe con im batín de pequeños topos blancos sobre un fondo de intenso azul Una artística reproducción de carabela española nos recuerda la conquista de .\mérica... T a l v e z Catalina la colocó
Su a n t í p o d a Carole L o m b a r d . L e gusta dormir al raso. A la sombra de los floridos árboles de su jardín. Allí tiende ella su riquísima hamaca, verdadera obra de arte, regalo de un ferviente admirador, que conocía su caprichoso gusto y quiso testimoniarle así su adhesión. Medio tumbada en ella, sueña despierta, y así espera la caricia dulcísima del sueño que llega entre los v a i v e n e s de su querida hamaca.
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POR PRIMERA VEZ EN ESPAÑA. UNA PELÍCULA NACIONAL RfUNE ^UtfPARTO.
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MARCOS RíoéNDO 4r AMALIA <^ ISAURA tlLAK . TOR%ES ¡9 ÜNTONIO PALACIOS JOSÉ 8AVIERA
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FILAA T A M O S O S COMPOSITORES E S P A Ñ O L E S : PA8LO LUIÜ «ANCISCO ALONSO^ JOSÉ TORRES PASCOAL G O D E S # R.MARTINCi VALLS Qcúufxúiaojii carv -Htfinma. Cb^ Cdíidüiui, rmAAMxxxJi oU^
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DIRECCIÓN
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ANTONIO MOMPLET
«::atalÍDa Barcena l e y e n d o loi. v e r s o s de ICduardo Marauina rn el homenaje a 4 M I Vicente Caaanova, celebrado en Madrid, eoa la asistencia y la adhesión de numerosos elementos c i »
El banquete en honor de don Vicente Cásanosla
A la derecha, en el rírculot Don Vírente f l a s a n o v a r n la prrsidrneia del ban4|urte. Abajoi I J I srñora dr Hrrujo. rl mí nislro de Obras Pubncas y Rdnardo atarquina, rn Ik nirsa presidrnriaL - A la í z q n i m i B . rn la síhirta: Don V i m H i Casanova, a quien s r ha rendido rn Madrid u n rordialísimo homrnajr POTJ. COSTES
E n la noche del martes se celebró en Madrid un banquete en honor de personalidatl tan destacada en la cinematografía española como don Vicente C a s a n o v a , nropulsor entusiasta de nuestra producción, a la que viene consagrando esfuerzos tle toda indol»> con el propósito de dignifícar la industria cinemato^rafíca nacional y elevarla hasta la categoría que legítimamente le corresponde. E n tomo al agasajado se reunieron varios centenares tle comensales: es4TÍtores, artistas, directores, colaboradores, cuantos representan un valor en el mundo cinematográfico, y numerosos amigos y simpatizantt^ tle la «>bra tpie el señor (.asanova viene realizando con tanto acierto. A los postres intervinieron «liversí)s oradores, (catalina Barcena leyt>, como ella sabe hacerlo, unos versos tlel gran E d u a r d o Marquina. Hablaron Martínez Sierra, Rodiño. Ligero, y , finalmente, el ministro tle (Comunicaciones, señor L u c i a , (lon frases entrecortadas por la emoción, habló don Vicente (Casanova para agradecer atpiella uuit\stra tl«aliento v de cariño que se le rendía. L a fiesta tuvo en todo mt)mento una magnífica «-ortlialirlad. . ^ -
lililí [iiiisuiiivii ii[ mi DEL
ATUNTK-FllN/ MAOCA
REGISTRADA
MIL PESETAS EK PKEiUIOS En la imposíbilidoci de contestar individualmente los millares de consultas recibidas por ATLANTIC FILMS sobre su original y apasionante Concurso de C A B E Z A S DEL C I N E , I recurre a la enorme difusión d e C I N E G R A M A S p a r a proporcionar o los señores Concursantes lo información que p u e d a serles m á s útil p a r a facilitarles lo solución del popular Concurso.
/a PELÍCULAS
DEL REPERTORIO
de A T L A N T I C F I L M S , entre las cuales pueden hollarse las que forman el ALBUM-CONCURSO: El misterio d e i C u a r t o Amarillo La B r i g a d a Móvil d e S c o t l a n d Y a r d Rasputin El rey d e los H o t e l e s Un hijo e n A m é r i c a Tenorio de sleeping Y o he sido e s p í a El R e s u c i t a d o ninfa constante Crisis mundial Chu Chin C h o w P a t r i c i o miró a u n a e s t r e l l o La
Siemprevivo hombres y u n a mujer Cedo gabinete Ambición N o c h e s moscovitas Ei D u q u e d e H i e r r o Hombres de Aran La c a n c i ó n del crepúsculo hombre que sobía demasiado 39 escalones
Doce
•
El
PRIMERA
RELACIÓN
de Comercios de Madrid donde se hallan a lo venta las Galletas PATRIA que llevan los foto-sellos para el A L B U M - C O N C U R S O : Manuel Vicente, Alberto Aguilera, 3 C a s a A n c a , Alberto Aguilera, 37 M o n u e i L ó p e z , c a l l e d e A t o c h a , 110 C a s a V i l l o t a , c a l l e d e A t o c h a , 118 C o s o Llórente, calle de Atocha, 120 C a s a A y u s o , p a s e o d e A t o c h a , 13 C a f é s «El s o b r e v e r d e >, r o n d a d e A t o c h a , 8 Emilio S o n z , A l c a l á , 113 Pío G ó m e z , A l c a l á , 1 7 9 Ventura López, Ayaio, 60 S e ñ o r a d e C a r i , A l c a l á , 3 9 , 4." p i s o Jiménez Hermanos, Blasco Ibáñez, 2 Ramón G i l , Blasco Ibáñez, 47 j . G o n z á l e z , Blasco Ibáñez, 49 Leandro Gil Olivar, Blasco Ibóñez, 57 C a s a L ó p e z Hermanos, Bravo Morillo, 1 2 Toribio Martín, Bravo Muriilo, 3 2 C a s a G o n z á l e z , Bravo Muriilo, 4 8 E m i l i o Ñ u ñ o , B r a v o Muriilo, 5 4 Faustino G i m é n e z , Bravo Morillo, 125 Á n g e l Domínguez, Bravo Muriilo, 107 H. A r r o y o , C a r r a n z a , 7 C a s a G a r c í a , C a s t e l l ó , 10 (SEGUIRÁ.)
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BIE» MIL PESETAS EK l*ltEMIOS A d q u i e r a u s t e d h o y m i s m o e l A L B U M - C O N C U R S O i^ 50 C T S . Pida a s u p r o v e e d o r 6ALLETAS PATRIA c o n e l f o t o - s e l l o ATLANTIC FILMS ATLANTIC
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Esla « g i r l . no es sólo una bellísima mujer, sino, además, una bailarina admirable, que ha logrado hacer destarar su arte del montón anónimo dr los «rhoru8>... En fsta foto ha adoptado una difícil y cariicteríslira «poses coreográfica
sino la consecuencia de un desequilibrio glandular, cuyo remedio decisivo corresponde a los médicos. Y , finalmente, no falta quien opina que esa desecación de la piel no es otra cosa que el resultado lógico dc la frecuentación que, llevada de sus aficiones deportivas, hace la mujer del campo, del mar y de la montaña. Sea ello como quiera, el hecho es cierto, y ciertos también sus deplorables resultados en el doble aspecto sanitario y estético. Se hace preciso, pues, combatir esa tara que la vida de esta época impone a la mujer, proporcionándola medio de conservar en toda su integridad la belleza del rostro, sin que ello la obligue a prescindir de lo que constituye su recreo y su placer. ._ .
Gladys bwarihont... Todavía esle nombre no es familiar rn los oídos de los amantes drl séptimo arte, porur está recién incorporado al muno de la pantalla. Prro lo será pronto por cmiss» SwartIionI; romo purde vrrsr, tiene inmrjorabirs condiciones para el triunfo.^ ^
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Klurrncr Ricr ha s i d o sorprendida por rl fotógrafo rn rl prrcíso instante rn qur prorrdía a la « t o i l r t t r » d r SUN diminutos pirN
^
Algunas breves y sencillas indicaciones para combatir la sequedad de la piel del rostro
L
A ép<x;a actual produce, en el 75 por 100 de las mujeres, una gran sequedad en la piel del rostro ¿Causas? Según unos, débese a que estando recomendada por la ciencia la parvedad en el alimento, la muier come menos, y ello merma la acumulación de grasas en todo el cuerpo, y má.s sensiblemente en la piel de la cara. Otros afirman <)uo ello no es J
Kn las fotos d<- a r r i b a a p a r r c e Mary Astor en dos fases del maquillaje a que somete su rostro para actuar ante la cámara. En la de abajo. .Miriam March, bella y deliciosa como siempre, .se ha dejado retratar con ese arbitrario pero sugestivo indumento
tas propiedades básicas para la crema de hormonas. L a aplicación de esta pasta, para que sus resultados sean rápidos y seguros, ha de hacerse teniendo el rostro bien limpio y libre de residuos de maquillajes o de jabonaduras. Los efectos maravillosos de su aplicación se advierten enseguida, y en cada caso la propia interesada, según las características de su piel y su aspiración de dar a su epidermis una más o menos gradación grasienta, deberá medir el tiempo que ha de conservar la substancia sobre el rostro. A l principio, nunca deberá conservarse menos de diez minutos y en ningún caso más de media hora. Para hacerla desaparecer rápida y cómodamente, sin que la delicada epidermis del rostro sufra el menor quebranto, debe emplearse, preferentemente a las mechas de algodón, un trozo de papel secante o varios, si después de la primera vez se advierte que aun quedan restos de la substancia en el rostro. Conviene comprobar muy bien, tras un largo examen ante el espejo, que la crema ha desaparecido totalmente y que no queda de ella ni la menor huella, pues si la limpieza no es absoluta, se corre el riesgo de acentuar, exagerada e involuntariamente, el tratamiento, con lo cual lo>
¿Cuáles son esos medios? N o , ciertamente, el de aumentar la dosis de alimentación; pwrque si bien es cierto que el método proporcionaría a la piel las materias grasas de que ahora carece, daría también al cuerpo un volumen reñido totalmente con los actuales cánones de la belleza y de la plástica. ¿Esquivar el rostro a la acción del aire y del sol, permaneciendo recluidas en casa, como en tiempo de nuestras abuelas? ¡De ningún modo! Ninguna de las dos soluciones, por excesivas, debe adoptarse. Se hace necesario, por tanto, hallar un sistema racional y de eficacia indudable. Volvamos, para ello, la vista atrás y recordemos que antiguamente las mujeres solían emplear para SUS toilettes—sumarías en algunas épocas y refinadas y perfectas en otras—ciertas mezclas grasientas, obterudas con aceite animal, preparadas y utilizadas en plena fragancia y fácilmente renovables, lo que hacía imposible que la acción del tiempo esterilizara sus beneficiosos efectos. E n nuestros días, los fabricantes de productos de belleza no suelen ofrecer a sus clientes, por regla general, sino mixturas hechas a base de aceites vegetales o minerales, de difícil o imposible asimilación. D e ahí que nos permitamos aconsejar, por su evidente eficacia, las cremas a base de lanolina, pues aparte de servir insustituiblemente para el fin perseguido, posee cier-
anhelados resultados beneficiosos se convertirían en nocivos, pudiendo llegar a determinar un engrasamiento excesivo de la piel, tan difícil de combatir o más que el defecto que oríginó el régimen de la crema lanolinada. Pero—diréis—¿es que un tratamiento tan sencillo, tan simple, tan al alcance de la mano, basta para que la epidermis del rostro alcance el grado de perfección • que todas apetecemos? N o , desde luego. Existe, además, otro sistema de eficacia indudable y tan sencillo o más que el anterior, y que es, en realidad, su complemento lógico. Trátase del cepillado del rostro. Sí, sí; no han leído ustedes mal: hemos escrito «el cepillado del rostro», y al hacerlo, hemos citado el tratamiento de más reciente implantación por los higienistas y profesores de cosmética, y cuyos resultados, casi milagrosos, comprobado en casos innumerables, nos mueven a poner en antecedentes a nuestras lectoras de su sistema de aplicación. Pero ello será en uno de nuestros próximos números, porque en el de hoy se nos ha agotado el espacio disponible.
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MACHATY, realizador d e
ÉXTASIS'^ hará el a ñ o próximo una
película
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MARLENE
MARÍA RAY. /
SU nueva estre a
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ile aquí a María Ray. el ú l t i m o ilesrubrimirnto d e .Marhaty. La nueva estrella del realizador de «Kxtasis» interpretará el «role» prinripal del próximo rdm del audaz director
Gustavo Marhaty, el (jran director que llevó al lienzo «Éxtasis», afirma que -según él—el f r a c a s o de Stemberg, d é b e s e más qur nada, a su afán d r I r a b a j a r siempre con la misma estrella
E
li magnífico [fotei Explanada, de Praga, .-¡nej le estar frecuentado por las gentes de cine: productores, distribuidores y , principalmente, directores y artistas. En el íiscensor tropeziunos con Machaty, autor de Entre sábado y domingo, Erotikcm y Éxtasis, tnás célebre realizador checo. ¿Podrííunos vernos esta tarde?—le pregunto. — A las ocho, en el bar. Machaty tiene prisa; sus manos están ocupadas por una voluminosa correspondencia. Si le encontrásemos en la calle de Alcalá, su tipo no
nos revelaría un extranjero. Una modestia propia de las gentes que valen, una franca amabilidad que cautiva, que cautiva desde el primer momento. Ha producido y a o(;ho films, pero dos le han bastado para adquirir un nombre interna<;i(>nal. Ahora caba de rodar uno en la Sacha, de Viena. Si los acontecimientos lo permiten, hará otro en Italia, y hiego partirá para Norteamérica. Puntualmente acude a nuestra cita. En el hall le encontramos cuando entrega a un botones un caucho qtie contiene el traje de baño, - l i e m o s pasado una hora en ia piscin..
N a d a como la natación para distender los músculos—comenta. U n a hermosa y elegante persona le aguarda en el hall. .Machaty me la presenta: —María K a y , el personaje principal dc mi nuevo film; es mi último descubrimiento. Machaty explica (complacido las peripecias que determinaron su elección. Para la pelíeula Nocturno pretendió hallar una británica, pues, segiin mi interlocutor, el inglés constituye el verdadero lenguaje del cine. Después de muchas experiencias hubo de renunciar: — L a s inglesa.s no son artistas. Marionetas sin alma. Prefiero kis rostros continentales, pletóricos de expresión, aun cuando haya de hacerles aprender el inglés. Machaty tiene la csyiecialidad de no utilizar dos veces la misma artista, acaso para que después de uno o dos films se retiren a la v i d a pacífica del hogar. L a j)rotagonista de Estasis se ha casado con un inilh)nario, y Machaty, que conoce su temperamento, cree que no habrá divorcio antes de dos o tres años. N a d a presdestinaba a María K a y |)ara <(>nvertirse en una artista célebre. Entre la derniída ari.stoí'racia vienesa figuraba como un elemento discreto. Se había casado burguesamente, y fué su pe«|ueña hija la (jue sedujo a Machaty. Inmediatamente jtropuso a su madre que Ic jicrmitiese confiarle el pai)el infantil de su film en proyecto. P o r carambola, el director artístico se encontró con que la uiadre podría, a su v e z , representar el personaje para quien no encontraba
una artista a su gusto. IMS primeros ensayos fueron excelentes. Machaty no vaciló en firmar el contrato, y de golpe hizo entrar a María R a y y a su hijita Donata por la puerta principal. d(> los Estudios. —.Machaty se ha portado admirablemente con nosotras. Donata se ha encariñado de tal manera, que ahora sólo le llama «el tío G u s t a v o » . L a diminuta artista tiene y a cuatro años, y su mamá acaba de cumplir los veintitrés. Maria R a y se ha divorciado y parece decidida a proseguir la carrera cinematográfica. Actualmente estudia el inglés, y y a tiene contrato para trabajar con una Compañía de I.«ndres. Ix)s diamantes que brillan en sus dedos son indicio de evidente prosperidad. María R a y ha triunfado en su primer film, y , generosa, ofrenda t o d o el é x i t o al realizador. G u s t a v o M a c h a t y debía comenzar este mes im film en Italia sobre la v i d a de Eleonora Duse. Vencida la oposición de D ' A n n u n z i o , el incendio de la Cines, y el otro de Abisinia, ¿permitirán la realización del proyecto? ¥JI t o d o caso, el director checo nos confia qne en 1936 debe rodar con Marlene Dietrich l a Sonata de Krevzer, de Tolstoi, que y a habia filmado en mudo.
U
n u e v . Marlene,
—Sternberg ha fracasado con Marlene, c o m o fracasan todos cuantos repiten el trabajo con la misma artista. IJOS coch--tai¡s del Explanada incitan a nuestro interlocutor a explicamos su concepción del arte, que acaso podamos exponer en otra ocasión. P a r a él, todos los directores necesitan inspirarse en la técnica rusa, pues en los Estudios , soviéticos se realizan experiencias que ningún! director puede llevar a cabo en los Estudios europeos. i A pesar de lo que cree.la gente, M a c h a t y no es un especialista de los films eróticos. — E l erotismo dosificado puede constituir incluso un atractivo espiritual. P e r o convertirlo en la base misma del film, ello representa un capricho o una conveniencia del productor, como me ha ocurrido en dos de mis producciones, en las cuales he t r a t a d o por todos los medios de estilizar los momentos más escabrosos. Su actividad creadora la resume asi: — U n film supone un trabajo intelectual antes de llegar a la elaboración plástica. Acostumbro a emplear de cuatro a geis meses para preparar el manuscrito. L a ejecución m e lleva entre cincuenta y sesenta dias. Antes hacia un film cada año. Ahora haré dos. Desde m i punto de
vista, la producción en serie la desposee de personalidad, le quita todo valor. D e sus consideraciones sobre los artistas destacaremos la siguiente: , — U n director puede malograr t o d o el talento de un intérprete. Es indispensable conocerlos,' v i v i r con ellos, única manera de sacar partido ¡ del talento y , por lo tanto, que se identifiquen' con el film. P a r a Machaty, H o l l y w o o d será desplazado dentro de poco por N u e v a Y o r k , que se convertirá en el primer centro cinematográfico de N o r t ( américa, al igual q u e Londres en Europa. T a m b i é n opina que la evolución del cine se prosigue a un r i t m o acelerado. T a n t o la técnica como los artistas envejecen de un año para o t r o . N i aun los directores se salvan de esa f v o l u ción continua. H a pasado la hora del aperitivo; llegaremos con retraso a otra cita. P e r o los momentos agradables e instructivos escuchando a Maria R a y y Gu.stavo Machaty nos compensan de la deplorable reputación que ganaremos por nuestra falta de [)untualidad. ALVAR
J-V"""' «lí" " » f de Norte.n.¿rie., bien d i t ó n U de l « o f r . . , u e el objetivo e . p . . b . b . j o ei ojo sombrío de Strenberg, «u e , di rector. Ahora, Marlene va a actuar bajo las órdenes de Machaty. De ambos es lógico esperar una gran obra cinematográrica
999-999 ELIS-IA
ADMIRAI>ORÍ;S
LANDI...
Y
YO
DI (Ma
drid).—Hay algunas que no es tan mal pensadas, y tal vez si realicen. L o del número extraordinario es cierto. DESEAN
CAMBIAR
PONDENCIA
CORRES
CO.V L E C T O R E S
«CINEGRAMAS»:
Don
J.
OL Luí-
.\izpuru, buque porta-aviones Dédalo (Cartagena); <lon Pedro Sáez, Toledo 37 duplicado, .Manzanares (Ciudad Keal); don .\n tonio Paz Iglesias, plaza di Falla, 6, Cádiz. TOMÁS
AMORÓS
(Callosa
J>
Segura).—Escriba a Antoñita Colomé a Ufilm, Antonio Maura, 11; a Jeán Harlow, a Metro-Goldwyn-.Mayer, Culver City (California), y a Valeriano León, a C. E. . \ . , Ciudad Lmeal (Madrid). Carlos Gardel había neicido en Francia. ÁNGEL
FF.RRERAS
(Valen-
cia).-—Le doy los repartos ([ue ni(- pide con tanta amabilidad: hueros humanos. Director, I i.ink Borzage. Hill: Speneer Tracy; Trina: Loretta Y o u n g ; Fay L a Kue: Glenda Farrell: Y r a : W a l t e r Connolly; Hrag: Arthur Hohl; Flossie: Marjorie Kambeau; El niño: Dickie Mf)ore. Noche de Mayo. Director. Gustav Ucicky. Barón Neuhans: Fernand Graverv; Christel Palm: Kate de Nagy; Stockel: Luci n Baroux; Señora Stockel: Margucrite Templey; Toni: Monette Dinay; .María Teresa: .\nnie Ducaux: figelserter: L u cien l>ayle; Kl jefe del alumbrado: Morton; Kl proveedor: .Mexandre Kignault; Sikora: .Vimos; El sargento: Raúl Marco. Este
reparto es el que corresponde a la versión francesa. Boliche. Director, I". EHas. Boliche: Agustín frusta; El Pinta: Kobert Fugazot; A r mando, el ciego: Lucio Demare; L a novia de Boliche: A m paro .Aliaga; T')on Baldo: R a fael .\rcos; Kl sargento: Alady: El abogado: Buscjuets. MANIKI.
IÍNRIQCE
(Cádiz).
Son innumerables lo i films interpretados (K)r Stand Laurel y Oliver Hardy, entre ellos, los siguientes: Libertad, l'n negocio que produce. Politiquerías, Radiomania, ¡Ladtones!, En el hospital. En cada puerto un terror, ¡Salvad a las mujeres.', De bote en bote, ¡ Fuera!, Héroes de tachuela, Fra Diavolo, Fl abuelo de la criatura, ¿Por qué trabajar.>, Compañeros de juerga, Dos
veces, dos, ¡'/esta en Hollywood y La estropeada vida de Oliverio Vil, etc , etc. F a y W r a y nació en .\lberta (Canadá). Sus principales films son: Cuatro plumas. La horda ctmqwstadora. La legión fronteriza. Dirigible, Tacones de punta, i.a legión de los condenados, Fl secreto del abogado. Los crímenes del museo, King Kong, El malvado Zaarnff. El arrabal. ¡ Vtva Villa!, etc., etcétera. Pasadas las demás preguntas a las secciones correspondientes ^ UN
ANDALUZ
MORENO
(.M-
cira).—El reparto de .Sucedió una noche es el siguiente: Poter Warne: Clark Gable; Filie A n drews: Claudette Colbert; A l e -xander Andrews: Walter Connolly; Shapeley: Roscoe K a m s ; King Westiev: Jameson T h o -
S e A o r l I a s , S e A o r a s : ( U n b a n conscio q a « agradcccTÉITL N o pr(tcn<Uls c m b t l U c c r o s s6Io t o » producto! d t tocador; debáis también reconstituir Tucstro organismo; para tilo precisa tomáis E U P A R T O L , Tlgoriíador á n k o para el sexo {emenlno. Con el E U P A R ^H^L T O L dcsaparecerin manchas, granos. rojeces, espinillas, arrugas prematuras; btendréis un cutis limpio. E U P A R T O L endurecerá Tuestros senos, dcsaparey V tiendo la flacldet y caimiento de éstos. / l E U P A R T O L , secreto de Tuestra belle^ ^ B ^ ^ tal E U P A R T O L cura molestias y d e s ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ r arreglos mensuales, d e r o l r l é n d o o i sa• ^ ^ ^ ^ ^ V lud 1 hermosura. M a d r e s , no i b a n d o I^^^^^V la edad critica..., la pubertad d c ^ ^ ^ ^ ^ ^ vuestras hlfilas; a f u d a d l e s con E U P A R T O L Futuras madres, debéis tomar E U P A R T O L desde el quinto mes; tendréis un r i p i d o y '<lli parto, hl)os sanos y robustos (mejoraréis la raza). Mucíias ya conocéis innumerables serTiclos prestados por este gran preparado; sl lo Ignoráis, probadlo y os cosTenceréls.
mas; Danker: A l a n Hale; B u s Driver: W a r d Bond; Bus Driver: Eddie Chandler. Dirigida p o r Frank ("apra. Estrenada en Madrid el ¿q de Octubre de 1034tengo la «letra de la canción «Pebeta de mi barrio», dc la película titulada Fl tango en Broadway. Esas señas ipie le interesan no las tengo, y, además, no se las podría dar sin el con-
sentimiento de dicha señorita UN
BOQUERÓN
MALAGITESO
(Málaga ) . —Como seguramente habrá usted leído ol número s'' de C I N K O R A M A S , la contestación sobre Rosita Díaz queda .sati.sfecha. El reparto de La bien pagada es el .siguiente: Carola y Piedad, la d e los brillantes: Lina Yegros; l'ernando Jorda: .\ntonio Portago; Carlos: José M a ría Linares Rivas; Gabriel: José Isbert; \'ictoria: Mercedes Prendes; Don Jorge: .Mberto Romea; Luis: Alfonso .Mbaiat; MariRr>sa: Rosarito de Castro; Doña Laura: Carmen Jiménez; L a criada: Josita Hernán. Dirigida por Eusebio l-crnández . \ r d a vín. Este lector desearía fotografías de Ramón Pereda y Carlos Gardel, pagando su importe en sellos de Correos. Escribid a Salvador I .atorre del Castillo, Lagunilla.s, y 60, Málaga. I'N
KSPASOL
KN
TÁNGER.—
Completamente al género masculino. Este amable lector desearía conocer algunas de las canciones de las películas Ir por lana y Vidas rotas. .Muv agradecido aquien me las envíe. C. C o c i S o D E L L A N S Ó (Mures ).—Envía para Marianne las canciones que solicitó de la f>elícula Fl novio de mamá, que tienen las siguientes letras * Blanca Rosa*: Blanca Rosa
la lla^nan a ella;—Gahrielillo se llamaba t'l: —su cariño, al decir de la gente,—fué milagro df amor y fe. — Cierto día, el dolor de la ausencia — Blanca Rosa, infeliz, lloró. —Marchito de cruel desconsuelo, —porque el mozo jamis ya volvió.— V la niña, al perder su ventura, —de rodillas se acerca al Señor, v le pide consuelo v ayuda,—repitiendo con dulce fervor:—¡Dame ayuda. Señor de los Cielos!, que muy pronto tu esposa seré,—y prometo quererte yo tanto ... RA<T! tanto como quise a él. (Plegaria.) ¡Virgen .Muría. ven a mí! — ¡Luz de ¡as almas. Madre del Divino .Amor, -ten piedad de mi dolor! —¡Dame la paz! - , Ven a mi. - Paz! ¡.Madre del Divino amor, ten piedad de mi dolor! «.Sueña» (vals). Si es cruel vivir,—es mejor soñar.—Sólo es ilusión la vida;—mt«v cerca de ti—siempre me tendrás.— Porque en mí soñatuio estás.—.Sueña, canta, -- ríe. —• Sueña con locuras,—ansias de vivir.— Sueña, — canta, — ríe. — Sueña que soy tuya, -que estoy junto a ti.- -Sl la realidad nos da desilusión, hav que alimentar de sueños el amor. - Sueña,canta, —rie. No tengo las señas de ese señor; pero si verdaderamente le interesa usted tanto escribirle, pondré su nombre: .\ntonio Carretero Morales, Valencia. Y si lo lee en el «Consultorio», con seguridad me enviará su direcf-ión ¡Ah' Muchas gracias por ?>víf> de las canciones, que ' 1 agradezco mucho, v creo ya no tendrá quejas por el espacio que doy a su r o n t o s t a ción.
P R O D U C C I Ó N N A C I O N A L . -Ertrellita Castro y «Niño de Utrera, en un interesante momenlo de la pelicula española .Rosario, la Cortijera-, que ha obtenido un éxito extraordinario. Con esta producción de Ernesto Gonzálea ha sido inaugurado el magnífico cine Hollywood Cinema.
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