Revista Cinegramas - Nº.50

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REVISTA SEMANAL DIRECTOR: A. VALERO DE BERNABÉ Año 11.—Núm. 50.-Madrid, 25 de Agosto de 1935

ENTORNO

AL

CINEMA.NACIONAL

en los propósitos de sus impulsores. Ese y no otro fué el inot¡v<i de su desaparición. Y tememos que ahora pueda presentarse de nuevo el mismo peligro, ponpie los productores de hoy siguen pensando—salvo raras excepciones—igual. T o do lo supeditan a la probable expansión comercial dol film: el asunto, los actores y hasta la realización, las más de las veces llena de latiguillos y efectos de relumbrón. Su contení' artístico los importa un bledo. Y están equivocados, completamente equivocados. Nhiguna industria cinematográfica se ha prestigiado, mejor dicho, se ha consolidado con éxitos de )úblic(j, con películas lejos del arte y cerca de a complacencia servil dedicada a un ! or (MU hoy es pequeñísimo, poríjue el esp<

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i:snK haee más de veinte ¡uios la producción española pudo cuajar eii una auténtica industria dos o tres vecejs, y siempre malograron el intento nuestros productores con un ma! entendido deseo de hacer a toda costa cine ("omercial. Un exceso de ambiciones hizo invitiles todos los esfuerzos, y uua rotunda ineptitud artística derribó con estrépito el débil tingladillo del cine español, que se deshizo por falta de base vigorosa en que apoyarse. Hubo ausencia de artistas y exceso de cinnorciantes. Se quiso asentar sobre hipotéticos cálculos financieros, descuidando su calidad, y el resultado fué el que en realidad la empresa merecía. T'na industria que como el cine necesita desarrollarse bai > la dirección de elementos artísticos, pretendió crearse sin artistas. De ahí su fnica-o ni lod.i^ intentonas. Por eso se v M U r ^ ' U u vi; iliU' i-

lona hace años cuando se imita ban las «series» lunericanas y ln comedias italianas, y fracasó ei Madrid cuando se buscaban coi ahinco y sin recato fáciles éxi tos de público, dejando al margen inquietudes y valores de ai te que no contaban para nada

tador de cine afina roas de lo que ellos pueden suponer. Alemania no alcanzó su Solvencia mundial como potencia cinematográfica hasta que un grupo de artistas—Dupont, Murnau, Lubitseh y Lang—, discípulos de ese genio de la escena que se llama Max lieinhardt, consiguieron para el cine éxitos tau perdurables como Varíete, Fausto, Metrópolis y El sueño (le un vals, arranque éste de toda una racha dt oj)eretaj? alenuinas que aun duní Al igtial eu Estadol'nidos, donde a pesar di tener conquistado el mercado con sus «series», su caballistas y sus comedias amables, el cine yanqui no había conseguido el prestigio y el rango artístico que le era neci^ario ])ara consolidni-sc do íinítivamente hasta qu^ hombres artistas llegavou a él y crearon obras tan


obras fuertes, emotivas, de alta calidad artística, no se consolidará jamás. Ellas son las que han de darle robustez, prestigio y altura, no las otras de v i d a efímera y de nula repercusi6n en los mercados cinematográficos. Además, haciendo cine artístico se puede hacer también cine comercial. L a virtud y el acierto están en fundir ambos, cosa difícil, cierto es, pero no imposible, como lo demuestran nmchas obras que pasaron triunfales por todas las pantallas del mundo, entre las que se cuentan Catalina de Rusia, Amanecer, Metrópolis, Los Nibelungos, Vuelan mis canciones, Varíete, Wolga,

admirables como Intoleraiwia, Sacaramouche, El gran desfile. Amanecer y El mundo mucha. En Inglaterra ocurrió e x a c t a m e n t e lo mismo. N o se afirmó su industria con éxitos fáciles—la frontera ora ])ara ellos im tope que los volvía ;i punto de partida—, no con auténticos filmde arte, corno Catalina de Rusia y La vida pri'•<iñn de Enrique VIH. lo mismo en Fran.<!, donde después de los éxitos estrepitosos de Parisetle, Las dai niñas de Paris, Barrabás, etc., vino para ella el alborear artístico con Rene Clair y su gran obra Sous le toits de Pnris. Servirá esto de en-I lianza a nuestros elementos cinematográficos? Seguramente, no, porque ignoran tales antecedentes y desconocen en absoluto el desarrollo v las características de una produrción que se di,xponen a atacar con pensamientos de é x i t o . Ellos ciuieren films co-

Cliarilo l.eonÍM. <|iie inoorporn *u j i i x ' i i l i i d y MI

grari» de arliMa, muy <íe hoy, al cinema. Vcilla H(|iii en >.\mor en maniobras . «jiie moHtrarií ante el (lúliliro ta Iravesura y el eneanlo Je eat» nueva artÍHla cinemato^rárM'» roí. rxNió

Olly (>el>aner en un momen to eseénieo ile «Poderoso r» haltero-'. produeeión lliérira I' ilms

es, sea c o m o sea. Y D O saben o no quieren saber que una película e.Kclu.^ivamente comercial paraliza a toda la industria, obligándola a hacer un alto en su evolución para acomodarse al ritmo que aquélla marca, por el afán irresistible en todos los }»roductores de mirar con exceso a líi taquilla. Y al fin la industria nuiere por una razón }>aradójica: por exceso de éxitos de público, como ocurrió arpií en la c|)oca del cine mudo, donde éstos se daban por docenas. Véase: Diego Corrientes, Carceleras, Los chicos de la escuela. La reina mora, La casa de la Tnrya, Currito de la Cruz, El Niño de las Mmjas, ¡ Viva Madrid, que es mi pueblo!, Nobleza baturra. Estudiantes y modistillas. Boy y La hermana San Sulpicio. Todas estas película,s fueron entontes éxitos apote/isicos. Se llenaban los cines día tras día, las Empresas hacían recaudaciones elevadísúnas, y el cinema español arrastraba cada vez una vida njás mísera. El laurel de esas glorias le sirvió de corona mortuoria, en lugar de glorificación, al triunfador. Y es porque allí no existía gloria ni triunfo alguno, sino viejos procedhnientos, llamados a morir. Y murieron, en justicia, con la esperanza - p o r muchos abrigada—<lc que nacieran a otro rnmido mejor. Parece que este momento era el numdo ¡upiel por todos dasen do; i)ero otra vez se vuelve a insistir en el error, luchando i)or crear un cine e.\ elusivamente conmrcial, divorciado de toda incjuietud artística; nuevamente se quiere v(tlver a aquellos días, para obtener, al fin, el mismo resultado. l'odrán conseguirse -ya .se han conseguido- -muchos éxitos ruidosos en estas horas en que el cine csj)añf)l pugna jM>r elevarse hacia un logro total; |)ero si no se crean


Wolga, CriMina de Suecia, lien Hur, rida ¡nrivadn de Enrique VIII, Cui bón. El milión y inurha.s máa, sin influir l(is filnis de ÍTliarlie Chaplin, verdttderos motlelos de este arte-indiLstria que < el cinema. El cine español, pues, está necesif tidu de arte. Para afirmarse definitivamente le es imprescindible. Algimos objetarán que aquí no estaraos preparados para conseguir filins como los cittidos. ¿ P o r qué no? ¿Son los artista.s españoles, por ventura, tan torpes que no se creen capacitados para tritmfar en el cine cuando extendieron por el mundo el nombre d e España, brillando en todas la.s formas del arte? X o . Hombres ctm talento, con entusiasmo, con fuerza creadora I (in ímpetu artístico sobran. ^' estos elementos se encuentran dispuestos a colaborar en el cinema, arte nuevo que tiene para ellos un horizonte amplísimo, con toda intensidad. I / ) que falta es que los productores lo entiendan a-sí, (jue fonfíen en su aptitud, porque los tínicos capaces de hacer llegar el cine español fuera de nuestras fronteras son ellos, afirmando, de paso, esta industria, que los productores sueñan «on s o s t e n e r desligándose de su colaboración. Dejen, pues, llegai los artista.s al cine, porq u e en sus cerebros traen, a más tie nuevas formas y días de gloria, el secreto de que la industria española pros- ' pere y se eleve. Elijan, pues, el camino. Ahora es tiempo todavía. N o queremos sentar plaza (le profetas, peni sí deseamos grabar aquí esta concltisión: el día que en F^spaña se realice el primer film artístico habrá comenzado a prestigiarse su nombre cinematográfico en nuestro suelo >• fuera de él.

Rosita Larasa \ Manolo Parí* en una et.rcna dp la película f 20.000 d u r o » , realización de Willv R o -

Castel Rudriffo, Chari-—^ ta Leoní« y Rafael Labra en una e«cena de <Anior cn maniobra**, película que M- rueda en Barcelona, bajo la dirección de Mariana Ijtpevtm ror.

fAJoó

F- Hemindet-Gtrbal

Aurora Carrialonao, « r ^ i r » prinripal femenino de « H a ciendo rl indio-, título provisional de ia próxima película de CaMimiro OHas, cuyo rodaje comieuza Ibérica •*— Filmi* la próxima semana fOT. MASANA

OonHUcto N i r v a , que «e h a r e v r l a d o c o m o «vampircNaa de nuriitro c i n e , y Mario ( . a b a r r ó n , e n u n a escena de «Uon <^uintín, e l auiargao»


viinque uno lia perdido ya i.i c lienta de las veces que se ha casado Lily Damita, no por eso v a a dejar de consignar que olla no está fatiga.ia todavia. H a c e unas semanas L i l y ha contraído matri;nonio en Yuraa, Estado de Arizona, cou el actor irlandés Errol F l y n . Uno nuevo más a la colección, y hasta la próxima.

tl<' aquí un houihrf (|u<* se tía pasado varioí« niosi-s para liaeer an déseubriniieiilo tan sensa<-ionai como inútil. Un ruso llamado Molivski ha ínvpntado un aparato con fl cual es posihio proyectar películas cinenialoiiráficas a plena lux. Ksto de fastidiar » los r n a uiorados no es de ahora. H a ee alguno'^ años, otro invenlor, no sabiendo en qué perder el tiempo, resolvió tamiiién este problema y obtuvo, id tratar de llevar a la prát— liea su invención, un fracaso •emejante al que espera a VIotivski. La obscuridad eoulribuye a -oneenUar ia ateneión del es^ .tectador. Ruena prueba de ello es que eu «1 leairo ^ue

Cory Gront, Genevieve Tobin y Helén Mock interpretando la trágica t)istoria del hombre que dentro de poco recogeró uno ombulancia »OT. rABAHouHT

puede representarse a plena luz ^e deja la sala en una discreta penumbra. Pero aunque no hubiera más motivos, el empresario unnea se deeidirá a adoptar un sistema que va contra su bolsillo, porque acelera la marcha del contador y porque aleja de las taquillas a esas personas que ven los films eoqidas de la mano. Ann Ovorok hociendc Oposiciones o uno oloza en coolquier monicomio a e los Estados Unidos fOI. WAS.M

En H o l l y w o o d se considera que el mejor realizador es aquel que transforma una novela psicológica en vm film policiaco.

uien, muy bien... levóniese usted, señorita Roct>elle Hodson, que el fotógrofo ha terminado ya. roí. ros nui

tes. Para ellos sí que va a ser i una mujer fatal. <

Ijupe Vélez v a a emprender ima toumée por la A r gentina. L o s hoteles donde v a a hospedarse se han apresurado a asegurar la vajilla y los muebles. Weissmuller se quedará, encantado, en H o l l y w o o d . L a perspectiva de poder salir a la calle sin sujetarse con el pañuelo la perra gorda contra el chichón, no es para menos.

Las memorias d e V.o n Stroheim continúan siendo la sensación cinenuitojjráfica de l>a Sout (jiliforuia l'niestos días. El hombre del m o versity ha acordado uonibrar nóculo se defiende y termina a (¡reta (iarbo doctor "lionodiciendo que él es todavía ris ausa", y Ureta, en el soKrieh von Stroheim, trinidad leuine aelo de ser recibida, de escenarista, actor y d i tendrá que leer una tesis de rector. orden cultural y lodo. "Yo espero el porvenir a Compadezcamos a los o y o i - .


Erich, para terminar la discusión, no tuvo más remedio que decirle al señor cónsul: —Els usted un perfecto imbécil. \

fama es la fama y no se puede i m o desprender de ella así como así. Los productores estaban asombrados de esta economía de Stroheim. Hasta que uno encontró la razón: —Ha gastado t a n poco para podemos pedir diez mil dólares por dirigir otra película.

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\ preyunta Krich por qué en ésta eonu> en otras ocasiones ie han de venir a él con las protestas, siendo asi que eu el film trabajan, y en papeles más importantes, Itichard y .Mary Astor, Lo más eursioso es que el

Todavía no han terminado las sensacionales revelaciones en torno a Carlos (iardel. Des-

Frances Gront demuestra cómo se tiene que poner el dedo para que no se lo metan o uno en el ojo. De este modo, ya le pueden dar en ei codo ror. rox film pie firme. Mi pa.sado no es un libro cerrado. Hstá abiertt» para que Hollywood y el mundo entero puedan leerlo eu voz alta." ilueuo. hombre, bueno.

Wallaee Beery el de la gorro de plato—se refroto junto o uno de los efefantes que aparecen en su próxima película roT.H.-a.-u.

Esperemos que entre esa uioutaña de celuloide venya alqinia película también. IJO que pasa es que la tienen tomada con él. Véase Tres bellas coristas que aparecen en ia próxima comedia mu sical de Ruby Keeler y Dicl< Powell. iBuenc, niñas, que os den cordilla! ror. w a i n c * b i o s

L o mejor del cine sonoro es que ha suprimido 'aquella señora gorda que invariablepues de averiguar que el rey mente se sentaba junto a del ianyo era francés, abora nosotros y se jxíiiia a leer en resulla que tenía cuarenta y voz alta ios letreros. ocho años. li. M . G. Todavía otra desilusión p a ra sus admiradoras. ¡ Qué triste es la vida!

Joe Brown indicando al muchacho el señor colvo de lo primera fila, a quien debe apuntar con el tiro-gomas ror. w a m i i i « i o s si no: Otando rodó CiuUro de aviación fué a verle el cónsul general de .\lemimia en San Francisc»». El cónsul iba a protestar. Von Stroheim no debía trabajar en un film de i n s p i r a c i ó n antialemana. Stroheim respondió q u 6 Í él se había limitath) a aceptar un pajMíl, que tic haber rehusado, hubiera sido acept a d o inmediatamente (x)r cual(piiera de los trescientos actores germánicos que v i ven en Hollywood. l'or lo demás, siendo austríaco de na(ñmiento, él no tenía por qué halagar a Alemania. El fi'mfiul insistió, y entonces

(ihu tuvo un gran éxito en Alemania.

Claro. De un muchacho ton fr'volo como Dick Powell, ¿qué se va o esperar? Esto y nada mós que esto... fOT. * » « N E » « Í C »

Sombra de su sombra, M n r\- Pickford se esfuerza p<ir separarse d e su fantasma. Mar\' quien» volver a trabajar, sin darse cuenta que ella pertenece y a a ese museo cinematográfico (pie quieren fundar los Rockefeller. Mary v a a volver al teatro con Coqueta. El espectador de cine no tiene aún, pues, nada q u e temer.

En cuanto a sus famosas dilapidaciones, Kr\c\\ se defiende tíunbién. El tiltimo film que hizo para la F o x exigió tres días más de realización d e lo que so había liensado; pero, en cambio, se \M produiH-ióii yanqui paraj gastaron ochenta mil franla próxima tentpurada se ele—í cos menits de lo quo se ha- va a cualrocieulos Ireinta y ; bia presupuestado, l'ero la nueve films.

Olivia de Haviland, nuevo actriz i e lo Warner, no teme a los coco drilos- Sobre todo si, come *-ste. son de cartón-piedra VOT.

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cinemaicqn Breve elogio de lu suprema

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ción y el incopiable ^chic» de-la mujer francesa

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o es de ahora, sino de siempre, la pugna mantenida entre Paris—sede máxima e indiscutible de las elegancias'—y los demás centros de la moda europea, como son—por no citar sino los más principales—^Viena, Berlín y Londres, sin que hasta el momento actual haya podido ser, no y a vencida, sino ni siquiera ' 'i^curecida, la hegemonía que en tal sentido ostenta desde hace siglos la Viüe JAimiére. "rente a las creaciones más audaces, a las innovaciones más revolucionarias, Paris supo siempre mantener enhiesto su pabellón triunfal, y en la lucha salieron victoriosos en todo momento los célebres costureros de la capital de Francia. Su inspiración inagotable, su peculiar e inconftmdible sentido de la verdadera elegancia, del auténtico f/í/c, siguen gozando del siipremo prestigio y de la máxima autoridad. Ahora bien; ¿es líci-

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t o atribuir esa victoria a la inventiva de los creadores de la moda exclusivamente? ¿ X o es más lógico buscar la razón de ese incesante trimifo en algim otro factor que haya cooperado, que coopere constantemente al éxito de la moda francesa? Admitiendo como hecho axiomático que —salvo insólitas excepciones—la fama no se conquista porque si, hay que convenir en que la hegemonía de las elegancias parisinas ha sido lograda con justicia, en rudo combate con los demás países europeos, que pretendían disputársela, e incluso con el cinematógríiio, cuyo advenimiento ha determinado mta evolución radical eu la moda, rejuveneciéndola, adicionándola un sentido nuevo, un aire distinto, im perfil inconfundible, h c d i o de estilización, de confort, sunvandoalas norm»us clásicas y tradicionales una espiritualidad inédita, plena de sentido piáctico, de desenvoltura, de diniunismo, muy átono con la épcK-a ju^tual.


K D tul sentido, a nadie se o<;nltarA que la r e v o l u c i o n a r i a irrupción de la mo<ia ciueuiatográfica en líuropa ha transformado .sensiblemente el viejo sentido de las eletrancias, no obstante lo cual, Taris, con un admirable c o n c e p t o de las tiuevas inspiraciones, ha sabido t o m a r <ie ellas cuimto encerraban de práctico, de lógicaHiente renoviulor, in. irporando a Í U S concepciones características los detalles y manifestaciones que el cinema ha aportado, infiltrándoles su sutil espiritualidad, su carhet inconfmidible... Pero—insistimos—, ¿es e.vclusivamente privativo de los magnates de la moda francesa ese don de a<,;oplamiento. de acomodación a las nuevas corrientes'? ¿Por qué no [>ensar en alguna otra razón que, además de aquella, haga posible la inmutable soberanía de la moda francesa? X o pretendemos negar, cosa que, por otra parte, i' sultana pretensión estúpida, las facultades excepcionales de los costureros franceses. .\ntes bien, no nosotros, sino el mundo ent«ro, se las reconoce, y se las reconoce del modo que más pudiera halagarles: acatando rendidamente sus iniciativas, aceptando sin discusión sus orientaciones y haciendo de París el centro in<>oumovible de la moda mundial.

Pero hay algo, sin embargo, que sin duda alguna iitfluye decisivamente en eea preponderancia, y ese algo es—digámoslo sin más titubeos—la mujer francesa. L a mujer francesa, na<lie lo discute, es la elegancia misma, que ha convertido el arte de vestir en vma ciencia maravillosa. L a mujer francesa posee, como ninguna otra, el sentido exacto, casi adivinatorio e intuitivo, de la armonía de los conjuntos, del alma de \aa cosas, del perfume, de la espiritualidad, del detalle, de la personalidaid, en una palabra. El lujo, la suntuosidad, la riqueza, no quieren decir siempre elegancia, que es algo muy distinto. El oro, los recamailos, las profusají cataratas de encajes costosos, los brocados espléndidos, los tercio))elos de luminosidades mat«s y aristocráticas, las pedrerias deslurabrMtos, no poseen, vm- s í snldJ ese inmaterial e inaprehenflible «no sé qué» que simboliza la el^iuicia. L a elegancia es mi arte y es, también, una ciencia. Una mujer cfeic, de elegancia señorial y (lersonalísima, con sus manos sabias e inspiradas, puede convertir en una obra d e arte una cinta, un retazo de tela, incluso una prenda anticuada y mordida por el uso. Bastara |>ara ello que la obra esté presidida por la ciencia de la ia, que es, a un tiempo mismo, gracia; ingenio e inspiI .K'iUll.

En un p l i ^ u e oportuno, en un conjunto de colores, en un cort.«í audaz, en un toque gracioso, puede haber arte, distinción y personalidad. Si, como suele afirmarse, no sin cierta irreverencia, la elegancia es un don de los dioses, hay que convenir que éstos han dotado a la mujer francesa de un inagotable caudal de auténtica y quintaesenciada elegancia, que .subsiste en ellas desde épocas remotísimas, y que, a juzgar por stéril de ctíantos intentos han sido hechos para arrebatarle esa supremacía, s ^ u i rá ostentando .eternamente... Laa generaííiones que han sido favore«;idas p<>i i ,>i duu maravilloso, de tal m o d o se haliitúan a servirse de él, que llega a convertirse en una intuición natural y espiiiitánea. Tal le acontece a la mujer francesa... (.Por qué, pues, no atribuirla una buena parte de la preponderancia que en el mundo enten» goza la moda del país vecino? Tal vez ésta y no otra sea la verdadet • razón de la influencia de París en las el(»^ancias imiversales, y acaso también a se deba el hecho de que la rué de la Paix sea como el supremo símbolo de la U l p i a en lodo el mundo...


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í a mas €xtraoi*~ (Miemoika jde í a

teraporada

1935-36


l'AKACU» lU: LA MÚSICA '•Una avriiliira en el sudexpreso'*

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o mejor de esta película son los paisajes au_j tcnticos. sin trampa ni cartón, que desfilan por la? ventanillas del tren. Desde Alemania a Italia, a través de los Alpes nevados, para desembocar cn tierras de sol. El viaje es delicioso y , además, por si alguien, poco amigo de las bellezas naturales, se aburría, se ha improvisado tma intriga en la que todos los pasajeros intervienen más o menos directamente. \ c a m o s : una dama riquisúna en todos conatos, a t a q u e roban sus alhajas: nn camarero que parece primo hermano de Mauricio Chevalier, simpático, irresistible y tal: un conde más cursi que im cuello de pajarita y más ladrón «\ue una ganzúa; un quiromántico, mitad charlatán, mitad sa bio y cien cien infeliz, quo acierta a la última, como los encendedores automáticos; un detectiV e h o n o r a r i o con menos i n t e l i g e n c i a que una t a p i a de adobes, y , en,segundo plajio, policías, ferroviarios y viajeros, con esa cara de asombro que suele ponerse cuando, por casualidad, U Í ) es uno el ladrón, y que quiere decir: « A mí, que me registren».

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Con esta intriga, no diré original, juno sí clásica, en los viajes en celuloide, el tren rinde jornada en Santa Margheiite Ligure, a orillas del Golfo de Rapallo—batios de mar muy c(»icurridos, seimies que t e n é i s j)osil)le.s—, y allí, en aquella edénica ciudad, so resuelvo todo, a satisfacción de la moral, de las buenas costumbres y , sobre todo, de la dama y del camarero, que, como habrán ustedes adiviíjado... Poro no, no lo digo; sería restarle interés a la pelicula. Ba.stc añadir que, al contrario de lo quo ha do pasar el día del Juicio Final que a todos nos espera, los buenos escapan peor que los malos. Pi^irque los buenos so casan y los malos van a la cárcel nada más. El director nt^ comparece; pero es de los buenos. Charlotte Susa y Cari L u d w y , los protagimistas, se portan muy bien; demasiado bien para el fin que les aguardaba.

entre tipos de toda traza y mentalidícl Amantes Jugitirv»s. que, sin sabor j)or (pie -i lo sal)cmos: por su fuerza centrifuga y fior su virtud cspeclaculai-^ nos recuerda los mejores monioiitos do Scarface. la obra mao-^tra do Ihiward Ilawks. Boloslav.skv os mi iit.igi) de lu,'^ pnincro.^ plují' Con ellos entra en un autobús y allí y>ermanf. gran [lartc dol film, glosando gestos, actitud' y inani'i-a.s <lo una abigarrada mezcla de viajen' ( ( U O viene a ser como el compendio irónico de la sociedad. En tan estrecho círculo, Boleslavsk}" halla aliento, variedad, matices e interés de gran comedia humana. Y el autobús se trueca insensiblemente 011 escenario del mundo, o mejor, en nueva arca de Noó, en la (pie se han dado ci' un ejemplar de cada especi<? psicológica. Luego, la terminación inesperada y sensible; echa un borrón final, melodiamátic(j, a este fili tuo. cn toiKi lo demás, os un limpio oxponeír ( e ciiiomu puro. Robert Monigomoiy, Magde Evans y ol sin; pático hombre malo N a t Pendletón se d i s i n guen en la interpretación.

MAl)IUl)-PAinȒ "La oculta l'rovideiicia"

Como segunda pinte del programa se proyc(>ta El reíf de la piíta, una cinta en la que hay aviones, cañera* de autos, novios que se quieren y traidores (pie fracasati. Con estos se ha compuesto ya un milh'm do películas. Esta os la (]uo hace ol millón v pico. \

ingriMliontes

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CAPÍTOL "Amantes fugitivos"

H<iAKO "Padre e hijo" y "El rey de la pista"

nidad. ¿Hecucrdan ustedes ¡No quiero, no quiero!, del maestro Benavente? Pues a l g o así <'n intención -(ís Padre e hijo. Comedia de niños para hombros y esta es la mayor habilidad del escenarista y del director , fiara niños también. Porque tiene toda la ingtíiuiidad, sencillez y transparencia de un film do «la Pandilla», con mi fondo ale<!cionador quo no desmerece del qw a|)laudíamos en Pelirrojo y on La maternal, sin las tintas sombríju; de ellos. Más propi<i del género educativo nos parece ol tono »'inploado por William Heaudinc. director <lc Padre e hijo. que el dramatismo de Duvivier y María Epstein (Jeán Houoit) I^evy, en los dos films antes citados. La realización, profíiamonto dicha, ya es otra cosa. Padre e hijo, on este sentido, no })asa de lo di.screto. Y de ello tiene la culpa el «es(!enario», demasiado respetuoso con la novela original. Por<iuo ol film está inspirado en una novela de Hooth Trakingtón, según nos dice el programa v segtin se desprende do la reiteración d o inott^ y do la escasa rapidez do la acción. I.«wis Stone y el niño León Jarmey son los protagonistas. Del buen arte y la fina sobriedad de Lewis Stone es ocioso hablar. L a que debe subrayarse os la actuación dol pequeño .íaTmey, que en este film se muestra actor consumado, dinámico, cdegre y aturdido, como un pajarillo que escapara de la jaula, no por huir, sino por gusto de volar.

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Si tuviera uno ganas de ponerse /)esadote y , transcendental, diría que Padre e hijo es u n a ] comedia de tesis pedagógica y profunda, que haría las delicias de Pestalozzi y serviría a Rousseau p a r a escribir otn> Emilio. ¿Pero (juién se mete ahora en estas discpnsiciones? Además, Padre e hijo no nos han hec;ho n a d a para que los ahoguemos en pedantería. Al contrario, son dos tipos sniipáticos, quo n o s divierten y , burla burlando, de un tema propicio al sueño hacen una comedia entretenida, liona do ternura y amo-

Richard Boleslavsky vuelve por sus fueros en esto film. P o r .sus fueros do director emincmte- ^ mente dinámico, al modo insuperable do Tempestad al amanecer, y que luego deslustró en El relo fñntado. A(pií, en .-imantes fugitivos, le tenemos otra v e z en la plenitud de sus facultades. La vida le salo al paso c(m sus peripecias dramáticas, grotescas o sim])loiuonto triviales, v él se enfrenta con ellas y les saca t o d o ol jugo, toda la fuerza y toda la emoción q u e tienen. Aparte (le otras cualidades de índole intelectual y poética, Richard B o l e s l a v s k y ]K)SOO en grado sumo la d o la observación. Es un gran maestro del cinema realista. Y lo (^s hasta el punto de que podría llamnrseh» re|>ortero genial de cosas quo han sucedido o pueden suceder, al viento y al .sol, en la agitada realidad de un mumh) de hombres y no do entes imaginarios, l'ji eso no cMo a ningún otro director. N i sitpiicra a Vortof. ol del (lino Glaxs. sistemático, frío c implacable ob.serxador, al <pio, por otra parte, supiera en inventiva. La recoostmcción del atentad<i de Sarajevo, en Tempestad al amanecer, seni siem]>re, f^or su verismo. |>oi su raiiidez, por su color y coiiqtosición do c(mjunto, un modelo de documental... imaginario. Y documental íusombroso de una evasión de )>iosos, de su jierscciición accidentada y de lus pintorescas escenas de un viaje en autobús,

l'-sta es una comedia que George Arli.ss «ha^ muy bien» en el escenario. Por eso, los hombres do cine -igual que ocurre en España—creyeren que debía ser otro éxito en la [)antalla. Se en;, ñaron. George Arliss, indiscutiblemente un gran >. tor, no puedo h;u-or milagros. Pvncpic un milagro o ()oco menos se rtxpiiere para dar vibración cinematográfica a unas escenas teatrales en las todo el dinamismo depende de la frase y en que el público ha do ponerlo todo, «entrando en situación» desde oí primor, f o t o g r a m a . Y es difícil entrar en situación cuando falta brío dv.unático y toda la fuerza del film se basa en un torneo verlial .sobre la desgracia de im piíuiista (pie se (^ueda sordo y no está conformo c o n este regalo de la providencia. ¡Ahí es nada, im luunbre qne es ricu además sordo, }iara no oir a los ]>edigüeiios e iiu pcrtinoiitcs! (•.Puedo una criatura aspirar a nu\s? Pues para (pío ustedes vean: el protagonista do nuestro film, obcivado. increpa a Dios uua y otra vez, como si tm lugar del oído le hubieran (piitado la ciudadanía in<j;losa y el derecho a aplaudir al principo de (;aU\s. Con tan menguados oloiiu>nto.-- dramáticos uo hay poi-sua.sión posible. El público, cu vez de conqirtdecer al pnHagonista. le envidia cordialmente, y las patéticas laiiUMitaciones de George Arliss, ptir más (pío baga ol oxcclonte nctor do IJO ca,sa de liothschild y do Welliufitou. el duque de hierro, lo parcct>n rabiota^ do un niño mal criado <iue está pidiendo a voc(>s uua a/.otaina. Pero el «pie ilc veras merece una azotaina ou este caso es el directtu-, (pie se ha civítlo (pie hacer una pelicula o;- fotografiar, escena f>or oscoiía, el ensayo gcnoval, «con trajes y todo», do una pieza dramática. Rso sí, en ol ]»lano gráfico propia mente dicho, IM oculta Procidencia uicrcce figu rar cn ima exposicii'm do fotografías. A N T O N H ) G I Z M A . N MKIU.NO


más en auge a cada nuevo día, un cinema amable y ligero, que sonríe y se burla: un cinema hecho de esce­ nas frivolas, de cuadros suntuosos, de alardes espec­ taculares, de müsicaa que resbalan suave e intrans­ cendentemente sobre el oído. Parte muy principal de este cinema son esos bailes que hoy, enmarcados en una película alegre, recorren el mundo. A sus compases bailan hombres y mujeres de todas las tierras: en N u e v a York y en París, en Madrid y en Londres. E l cinema se ha convertido en profesor de baile, y esos giros y esos pasos, esas actitudes y esos movi­ mientos de las parejas que bailan en el film, son afa­ nosamente seguidos por la multitud, con la misma atención que si realmente se tratase de lecciones de danza Tenía ya muchas sonrisas el cinema. Esta de dar lecciones de baile es la últiina. El mundo está fatigado, siente sobre sí la enorme pesadumbre de sus desvelos, y por olvidar, aunque Sea fugazmente, esta inmcn.sa tristeza, baila..

L baile, en la pantalla, es una conquista más del j cinema N o se trata ya, simplemente, de escenas de baile, de la reproducción de esos grandes sa­ lones en que la gente danza con música de jazz. Salas de té, cabarets, hoteles mundanos, trasatlánti­ cos... El cinema ha conseguido todo eso y ha dado, en creaciones innumerables, sensaciones magníficas de verdad y realidad de ambiente y de animación. Pero el arte de la pantalla llega más lejos. H a y pe­ lículas que han «lanzado» por todo el mundo algunos bailes. L a carioca, por ejemplo, es creación del cinema, como lo es también el continental. En esas cintas no .se trata, simplemente, de una escena de baile, sino del baile desmenuzado, seguido paso a paso, fase a fase, movimiento a movimiento, como en una lección. En este sentido, el film ha logrado maravi­ llosas realizaciones, ejemplos insuperables de armonía, de gracia y de ritmo. D e tal modo, que esas verdaderas «lecciones de baile» que algunas cintas ofrecen entre sus escenas son seguidas y aplaudidas por el público como un espvectáculo distinto, aparte del resto de la película. Apenas hace falta recordar el ejemplo ex­ cepcional de esa pareja inimitable que forman Ginger Rogers y Fred ,\staire, célebres en todo el mundo por la precisión y la belleza de sus danzas. He aquí hoy a Mary Ellis y a Cari Brisson en varios momentos del baile que interpretan en esa película —con nombre de vals—que se llama Recordemos aquellas horas. L a excelente pareja de artistas acierta a dar al baile una gran elegancia, una distinción au­ téntica. Y esto es, precisamente, lo que da al baile una calidad artística, algo que le sitúa f>or encima de un simple ejercicio físico. Junto al cinema que se preocupa y que medita, junto al cinema que refleja esfuerzo y drama, hay.



i

) •

<íí> Esa pregunta la contesta elo­ cuentemente, sin hablar, el cutis de porcelana de la estrella de lo Paramount. Su jabón es finísimo y puro como el Heno de Pravia, que nutre y embellece la piel. Use usted este exquisito jabón para tener un cutis exquisito. Su espuma suave es como una crema de belleza que limpia los poros totalmente, restablece la suavidad de la tez, da ter­ sura al cutis y lo perfuma con j ( u aromo compestre y sano.

ASTILLA

30

PERFUMERÍA

GAL

M A D R I D

A I R E S

B U E N O S


afUecUdoi

de ¿a vkUt

r\r

% /1 A R Y Pickford, Douglas í"'airbank.s, Grace Bradley, Charles Rogers, baraúnda de nombres y de ultramodernos sentimentalismos hoUywoodeuses. ¿Quién es Charles ( B u d d y ) Rogers, ln crecuerda el lector? ¿ l i a podido olvidarl. la lectora joven? ¿ H a podido borrarse (!• su imaginación aquella agonía del cinema silente, donde Charles interpretó el Icaau moderno, protagonista de Alas? ¿El mismo Charles Rogers de hoy, galán, deportista, ingermo y sentimental, héroe durante largo tiempo de la pantalla, silenciado el día que las sonoras invadieron el mercado? . Charles Rogers ha vuelto al lienzo bajo el pabellón Radio, después de haber pasado irnos años dirigiendo su orquestina frivola en jazz, cantando /oaw y sUms, melodías ritmadas y dulzonas que nacen en América, que dibuja en el penj ^ ^ ^ ^ tágrama Irving Berlín o ^ ^ ^ ^ ^ ¡ ^ ^ V i c e n t Youmaná.

He aquí IH varonil silueta dr Charirü Hog;rrs. cuya historia artística va eiiirrchampnte unida al nombre de Mary Pickíord, de la que estuvo apasionadamente enamorado...

Arriba, a la derecha! Charles Rogeri) y Crace Bradley en una idílica eHccna de «Su amor ifnpo.>iible», film eu el que culmina plenamente el arte dr lo» d o » admirables urtistas

.\bajo:('.harlr)< Koeertt, ron Richard Dix y cl director cinema t o g r i f ico Charle)) Vidor. charlando animadamente en los V'AOidioH Radio

de


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| K i liara l'liarlo-s, iiiiciitruf afutrala los años foliees en cjue era el dueño de la ilusión n)niántiiofinematogrívíica d e lontenares d e mujeres. Charles Rogei^s tiene una h i s t o r i a a r t í s t i c a • iue nace unida al nomle d e Mary Pickíord. • liando ésta era la CÍUSt d i a n a feliz de Pickfair vivía enamorad i d e a es]X)so Douglas Fairlianks, actuando algunas veces por capricho; otras, |M)r curiosidad en el lienzo. Mary Pickford era entonces joven, b o nita e interesante: constituía para Charles R o gers el incentivo de lo prohibido, y éste se enamoró locamente de Mary, con una pasión que traspasó los límites d e las fronteras y que se traslució a t r a v é s del mundo con un estruendo periodístico de gran rédame. Mary Pickford, una vez terminado el rodaje del film, ya no quiso ver más a Charles; se negó a concederle su amistad, y aunque agradeció el homenaje de su amor, segura de su dicha, sin suponer que ésta fuera inesta\ ^ ble, se encerró de nuevo en el castillo califomiaiio c n i p n u n , ^ princesa oi-gullosa Silentes, parlaut»' , i'Xiin.-,. U a r a -os, a-xccnso y de.-ícenso del valor, p o pularidad, anulación de los nombres Pickford - Fairbanks, desavenencias onyugiJes y, al íin, el divorcio. Siury Pickford y a nt> es la novia feliz ni la castellana orgullosa que tenía su reino en Pickfair. Maiy es una di vorciatia más entre la hord femenil quo .Vmérica posee de nuijeres <livon;ia4las. Fna actriz olvidada y un (jrazón femenino roto, destrozado. Cuando se firmó su sentencia d e divorcio y Douglas Fairbanks se retrataba en Saint Moritz con lady Ashelly en magníficos primeros p l a n o s d e amor, M a r y Pickíord, dolorida en su dignidad de mujer, lanzó al mun do una noticia, « V o y casarme con Charles R o gers», y Charlcíi, amable, condescendiente, cariñoso, se prestó a acompañar a Mary, a consolarla, en recuerdo d e aquel gran amor que le había inspirado en otro tiempo lu muñeca del mundo.

...la notiria, lieeha dr <blun> y de desperhu, ronsliluyó una lora « r é r l a m e » pa « i Charles, el simpático C.b ^

I Charles, el simpátii Charle*, c o m p a ñ e r o flirt de la Pickíord. Marzo do lOÜ"), y la Katlio presenta un conI ato en blanc'o para que I 'liarlas Rogei-s pin ' pie su nibrica « I íinne. S<m luios miles de dólares que suenan con scandaloso tintineo alrededor del artista y « I . mieuza el rodaje. Hasta idiora todo v a bien, todo es plácido v nave para Charles Iv gers. E l a m o r , aquel amor de Mary, i » * en lia una reacción de mu.r otoñal que se adhio !• desesperadamente la juventud. En él es uu recuerdo del pa.sa»i(), alg o parecido a una dulcísima lunistad lutiorosa Pero la ruta del celuloi. y del reasceitso al est reí 1 tüsedtisvia de rej>entc p ra diarltw, poniéndose en la mita<l d e su camino la 'ontación, el lunor j o v e n , ' .ina fonua de mujer. Gra Rra<lley, tma tieliiüosa mucl, • lia americana, artista-í/tW quo .ilboica en los veinte afios, q u e tiene itnos ojos claros de pupilas transparentt«, como dos aguas m m i las; ({ue tiene los labios nijos, jugo.y frcíscos, la nariz respingona y unas mejillas gordezuelas coloreadas como una manzana en sazón. Es soltera, es a l ^ r e , como el i mo de la nu'isica de su pais, quiere a Charles con locura irreflexiva de mujer joven <jue no teme la v i d a . H e aquí el dilema. Se tmiai' Se quieren. Pasean su i manee por higai-es ix^ulto», buscando la soliviad, y^a «)Uo liLs dos so sienten inf i n i t a m e n t e desgraciados. .Mientras, M a r y Pickfoni se d a cuenta •pie el amor joven d e (5 race ha podido mucho más que .SILS eni'antos de divorciada popular. ¿Inte el dilema que le colo<'<m estas dos mujeres, se encuentra C h a r k « R o gers en un callejón sin salida, sin saber qué resolución a d o p t a r . Mary Pickford leabriólas puertas <lo la fama; (írace Biiulley es el amor y la exigencia suprema de la I juventud. ¡

Y la notKia, iiccliH <l. bluff y despecho, con tituyó loca reclame p I

... e n r u y » M - I K I » - « • n l i m p i i M l w r r u x ó el a m o r j o v e n \ iiicno \t»sión d e ( ; r a r e K r n d i f y . ln d e l i r i o K a niiir h a r l i a ainiTJrana, c ^ i r l . d e cur<-Of;raríuf. d e f i a r o s o j o s y trans|>aren(es p u p i l a s . »

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F n c o n f l i c t o sentiiiientid d e los astros cuando les miramos a estáis simplemente como liombres, es verdadera mente indiscivto ciuucntarlü, pero tiene cl encanto d e la realidad. H o y les ha tocado a est is cuatro: P i c k í o r d i-y - Rogers - Faii lanks. C E C I L I A A . .MANTl


Lionel Barrymore, Neil Hamilt<m y Mm Mars, (pie eran lo.s tres a.stros más conocidos (]ue asumieron el reparto de Kl nañmiento de una nuciim. En adelante, entusiasmado por el é x i t o y el talento del nuevo actor, Griffith se encargt) de la tutela y de la orientación í;¡nemHt(jgráfica de Raoul Walsh, .Vo .sería actor por mucho tiempo; en él había madera de director, y ésta era una cualidad cn a(iuella época (pie bajo ningún pretexto se debía desaprovechar. Así empezó la carrera cinematográfica y así se orientó en ella Raoul Walsh. En la actualidad tiene y a realizadas cerca de las cien películas. IJOS títuhis de algunas de sus obras, en el idioma original, son los siguientes: Kindred of the. Dust, The Thief of Bagdad, Kast of Suez, The Wanderer, The Lady of the Harén, The Monkey Taiks, Sadie Thomjmm, What Brice Glory, The Lores of Carmen, The Red Dancer of Moscou, In Oíd Arizona, The CockEyed WorU, Hot Fof Paris, The Big Trail, The Man Who Came Back, Women of All Nations, The Yellow Ticket, Wild Girl, Me and My Gal, Sailors Luck, Going Hollytcood, The Boivery, Fast River y Under pressure. En casi todas las pehculas que realizó al jtrincifíio trabajaba como actor; pero im accidente, que le tuvo muy grave en un hospital n\ Febrero de 1929, extinguió en Raoul Walsh para siempre esto que seguía conservando todavía como una afición de los tiempos en cjue le desítubrió (iriffith. Ocurrió este contratiempo, que le imposibilitó para trabajar por algún tiempo, en los alrededores de Cedar City ( U t a h ) , yendo en un automóvil, que conducía su esposa, al sitio en donde rodaban ln Oíd Arizona. El coche volcó; algtmos de los cristales de las puertas hirieron gravemente el rostro y el cuerpo de Walsh, y tuvo (jue ser trasladado enseguida al Hospital de Salt Lake City, donde le hicieron tma cura de urgencia. Como al principio todos los doctores creyeron que iba a pci*der uno de los ojos, la F o x uo aplazó el rodaje de ln Oíd A rizona, y puso en los puestos de actor y director, que, respectivamente, (Xiupaba Raoul Walsh, a Warner Baxter y a I r v i i ^ C^immings. De esta forma azarosa cesó para siempre de ser actor y se consagró exclusivamente a la profesic'm de realizador. Raoul Walsh se divorció de Miiiíun Cooper, y hoy dia

Elcincma yJuJ

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anlmad&icd

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L realizador de Fl precio de la gloria y de Fl arralml nació en Nucv a Y o r k , el 11 de Marzo de 1889. Su padre e r a irlandés, y su míulre,* española; la singularidad del carácter de Raoul Walsh, aseguran (luienes e (X)nocen, es un producto de la mezcla de estas dos razas. T o d o él es imaginación, como su padre, y sensibilidad, como su madre. Es de(nr, posee las dos fuerzas (pie determinan el espíritu del artista, y esto, como más adelante veremos, está muy patente en su obra. Raoul Walsh recibió la primera enseñanza en N u e v a Y o r k , y más tarde marchó a estudiar a la Universidad de Setón Hall, de N u e v a Jersey. AJ terminar la carrera se negó a ejenierla, en contra de la voluntad de sue padres. Prefirió mejor debutar en un petjucño teatro de N u e v a Y o r k como actor. Vista por sus jxtdres la imposibilidad de convencerle, le presentaron a Paúl Armstrong, gran amigo de la familia, para (jue le orientara en el cinema, que era donde más influencia tenía. De esta forma continuó trabajando en el teatro hasta 1912, año en que Paúl Armstrong le consiguió un pe(pieño empleo como acrtor en la Biograph. Al mismo tiempo que Raoul Walsh ingresaron en el cinema .Mary pickford, Owen Moore y las hermanas (Jish. L a carrera artística de Walsh y a estaba dettidida, jjortiue con su ingreso en el cinema se enhebraba su suerte y .su porvenir; esto era lo que su afición había elegido desde hace muchos afíos. Pero a veces no es suficiente elegir un camin<j recto y tener capaíüdad para andar por él. Y esto es lo que le hubiera ocurrido a Raoul Walsh, de no ser [lOr D a v i d Wark Griffith: que jamás hubiese pa.sado <le ser un simjile actor. j

Sin embargo, Griffith lo contrató ¡lara (pie inter{>retase el papel de John Wilkes Booth en su gran película Birth of a Nati*m. Griffith había sido hasta hace [MJCO dire<jtor de la Biograph, y al reparar en la figura corpulenta y saludable de Raoul Walsh, lo elevó eustíguida al nivel de

está casado con Ijoriaine Waiker. V i v e generalmente con su hija y su es- ; posa, en H o l l y w o o d (Beverly Hills); cuando no trabaja, se marcha a su í ycu:ht o a la playa, y las temporadas de verano las pasa en su establo de T í a j Juana. ' * * í n a establecer comparaciones fuésemos, ¿con quién de los directores í yanquis tendríapios que comparar a Raoul Walsh? Y o , por mi parte, en- i .seguida diría sin |)cnsarlo: con nadie más ni mejor que con Howard H a w k s . \ Parecen dos hcrm<mos en arte, (jue piensan y realizan juntos. Entre A '< Girl inevery port (una nxma en cada piierto), de Howard Hawks, y l'he Cock-Eyed World (El mundo al revés), de Raoul Walsh, lasdos películas i n - ] terpretadiis por PMmimd Ixiwe y Víct<u-Me Laglen, no hay ni im miU-] metro de diferencia cn contrastes y en valores cinematográficos. N o se co-^ pian el uno al otro, ni mucho menos; pero siguen una misma ruta. Els un: caso (pie no está repetido en el cinema yaiupii. Donde las dan las toman y j Pasto de tiburones son otras dos obras que parecen salidas de la misma es-; (!uela cinematográfica de El preda de la gloria. El arrabal y Bajo presión. \ Ivos mismos tipos y el mismo lunuiuiisnio brutal y noble, incapaz de ad-1 luitir la menor traición. K\ ]iiiv\Mwro úo Pasto de tiburones os \}ii\v<ú al sol-i duilo de El precio de la gUrria, y el Chuck Ciuuiors de El arrabal, igual iá] capataz de Bajo presión. A través de toda su obra, Raoul Walsh, como ^


líüward Ilawks, e* el mismo, salvo ligerísimos baelies, que son como debi idadcs de su carácter o intenciones frustradas. l'na debilidad puede ser Amores en Hollywood, que no responde en neda absolutamente a su personalidad. En esto estoy con I l o w a r d Ilawks. Este realizador |>roduce de tarde en tarde; pero e « porque quizá no encuentre tan fácilmente los temas apropiados a sus aspiraciones. N o todos los productores de H o l l y w o o d están dispuestos a agradar las tendencias artísticas de un director. L a conducta que emplea un K a r l Laemmle con un Mac Stha es excepcional; no se v e ni se consigue a diario. Por eso, Mac Sthal es el único director en H o l l y w o o d que observa ima trayectoria recta y acertada. Las tentaciones de los capitalistas de Hollywood difícilmente se descartan cuando hay una necesidad por encima de todo, y cuando el carácter

H e ni|ui a « l o » O | > H Í I « le-. ha I i r n «I <>!•<• i'n <'l film lie l l a o u l \ \ alsti cl.os a n i o r r s lU- C a n i i c i i . V p e sar «Ir lixio lo q u e sr <lipa, N\ alsli r s un vniiipii cu r s p í r i l u . y |>ro<-eil<' «-xuctaiiicnlp iaunl ••n una p e lícula il<- t o r o s <|u<- lie n)ii-

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¡iprender la significación que tiene en la historia la tauromatjuia, y de conocer, con la sensibilidad del artista y la justeza del científico, la influencia que ejerció y viene ejerciendo en la vida, en las costumbres y en los hechos más sutiles e imprevist^)s del país. Esto hasta aliora no lo ha captado un español, porque sólo atiende a lo objetivo, a lo vulgar y más frecuente, ni lo puede captar un yanqui. Raoul VValsh declaró que el hacer films sobre España constituía un deseo de su madre. Esto por sí sólo revela una intención llena de promesas, pero una intención frustrada en su obra total. Verdaderos aciertos son, entre todos los films que ha producido: El ladrón de Bagdad, El precio de la gloria. Horizontes nuevos. El mundo d revés. El arrabal. Suerte de marino v Bajo presión.

X. DE . \ M 0 "áLtClAKÁ

l'.<tniun«l l.ovc y \ i r l o r M e Lantén >.ieni|ire se esliiii p r i e a n i l o en los films d e H a o u l \ \ aisli, p e r o sus riñas son p r o d u c t o d e un c a r i ñ o n o b l e y b r u tal, lieloii a q u í e n u n a e s c e n a d r < l { a i o p r e s i ó n »

Kn / A n i o r o d e H o l l y w o o d » u o r e i n o » p o r iiiii):uua parte ni la soiiilira d e * ^ H a o u l W a l s h . N o r s ni su a n i h i e n l e , ni su estilo, ni su tenia....

contrario a la obstinación y a la invulnerabilidad de conducta. En este sentido, lo ni mo que hablamos de Raoul Walsh en Going Hollywood, podemos hablar de otros reali/ dores, que con más reiteración han cometido debilidades artísticas. Intenciones frustradas de Raoul Walsh llamo y o a El español, film interpretado por R i cardo Cortez, Luis Alonso y Jack Castelló, y a. Los amores de Carmen. Hablar de España en el cinema y de su fiesta nacional es una audacia grande y grave que obstaculiza exactamente igual los deseos de im español que de un yanqui. Si ningún director lüspano ha sabido todavía llevar a la pantalla la íiesta del toro, ¿cómo v a a conseguirlo tm yanqui? D e acuerdo que no se puede comparar la inteligencia cinematográfica y el nivel artístico de Raoul Walsh con ningún director hispánico. Pero no se trata de esto aquí. Se trata de


dt, c^icm catfÚJOudobdL,

^

Aíimo

Palacio de la Música AMBIENTE INCOMPARABLE FRESCO Y

DELICIOSO

LUNES/ ESTRENO de la deliciosa revista de gran espectáculo

¿siravsiiisi lie lielle^asi por Jimmy Durante Film de bellas mujeres y música moderna

Producción Metro-Goldwyn-Mayer

íímn»?mo v

MAÑANA

LUNES

EXTRAORDINARIO PROGRAMA DOBLE


3

El gran actor aiáericano^^ho.de j o s í d ^ ^ del púidico del rinenia. que lia muerto ferientemente cn un accidente de aviación. I J » qituerte de este artiat»Ti|Üiiircado una fecha de luto en ln pantalla noneaniericana, eii la que \\"M Uogers tenía una significada personalidad


U n a

A F E R I A efe DE L A ^ V A N I DAD

^|revouicion EN E L CINEMA

es el primer film cn colores n a l u r á l c r ^ - U S méritos de gran película—interés, belleza. pcrít'< i - K H ,< jm a. nn. r i ó n excelente, cuidada interpretación...^—•, La feria de la vanidad tiene esa suprema atracción de la naturalidad vigorosa con que se ha logrado trasladar el color al celuloide. Es ya, en el cinema, el triunfo total y rotmido de la tercera dimensión. Hasta tal ))unto, que un crítico de Nueva Y o r k ha dicho que la llegada triunfal de Becky Slutrp marcaVia, al mismo tiempo, la muerte de los films en Illanco y negro...

El eolor natural en ei einema veces se ha anunciado una temporada cinematográfica con el interés de la que próximamente ha de empezar. Grandes cintas, grandes nombres, promesa de jomarlas triunfales para el cinema. De entre todas esas novedades hay una (jue se ofrece con el rango de lo ex(;epcional: una cinta en (íolores naturales. A n t e ella, en el mimdo del cinema hay un (-oro de expectaciones múltiples y de justificadas impaciencias. Antes de ser estrenada, y a cuenta la cinta con devociones y comen tarios, (;on ehigios y fervores en ese primer ambiente (jue se forma en cuanto las escenas estÁn rodándose. Becky Sharp, primera película de importancia en <-olores naturales, será esta tcm|M)rada la nota culminante del cinema, y durante mucho tiempo sólo se hablará de la gracia, de la belleza y <ie la enuxíión 'OCAS

P

Ambiente, fiyuras y decorados de la nueva einta

Arribaí M i r i a m llopkíns y Sir Cedric llardwirke bailan laa danzas de hace más d e un sig l o , e B uno de aquellos salones rn que hablaba de .Napoleón. — A la iíq u i c r d a ; los dos mismos admirables «rtislas en otro momento de <L4i feria de la vanidad».-F.n el centro de la péf(inai .Miriam llop-

de sus escenas, llamadas a causar \ma verdadera y feíumda revolución en las fórmulas y los gustos cinematográficos. Becky Sharp no es una buena jíelícula más; no es mía de esas siq»eq)roduccione8 que jM>r su calidad se sitúan a la cabeza de las creaciones cinematográficas. Es mucho más. Ks algo (jue destalla a la cinta sobre to<lo lo hecho hasta aliora. Se trata de una verdadera renovación, y más adelante, cuando se haga la historia del cinema, habrá que recordar siempre el nuevo camino abierto hoy por esta maravilliisa Becky Sharp. Esta cinta marca—y en ello no hay la hipérbole de «jue tantas veces se ha abusaílo, sino un sentido exacto de la realidad—una nueva etapa para el arte de las imágenes L'n preeedente: " I J I encaracha'*

mundo entero. J.,a hteratura y el folklore lian re<;< giao mucnaa jMjpulares mejicanos. El cinema, necesariamente, tenia que ai^ercarse también a esos valores típicos de los puebhis, tan rico en contenido racial, animado y pintoiesco, como Méji<;o. Así nació JM cucaracha, peciueña maravilla en tecnicolor, cuya })erfe<!ci6n y cuyo éxito llevaron a l a Empresa editora—la Radio K . O.—a pensar ya en una cinta de envergadura, de mayor vuelo y de más amplia ambición. l.,a orientatíión de la breve cinta ha sido seguida y ampliada cn Becky Sharp. A<{uel j>rimer [laso se ha convertido en una espléndida realidad <pie va a hacer entrar al cinema en una zima basta hoy inédita...

kin» y Olaf llytlon. jífrpretrs de esta rinta. l l a m a d a a marrar una fecha histórica y gloriosa rn et r i n r m a . - A la drrrrhai M i r i a m Mopkins y G. I». Ilunttry Júnior. \ finalmente, a b a j o i m i s m a fstar», eon Alan .Mowray, rn otro de los más b e l l o s pasajes dr <La feria de la vavidad»

alta sociedad inglesa en los comienzos de! siglo x r s , cuando dominaban el mundo las águilas napole(')nicas. Época de un gran interés h¡st(')rico y de una enorme riípieza en m itivd.s de arte y diH-oracióii. de tuiimacii'ui y de ambiente, esos días, en (pie el mundo v i v e bajo la stmibra y la inquietud de Napoleón, han sido llevados a la pantalla en esta jielícula c(m toda su gracia y toda su verdad. El color tenía excehntes «Xíasiones de empleo en el briUo de los uniformes, en la ri(pieza de las trajes, en la suntuosidad de las fiestas, cn el primor de los salones. . l ' n gran dibujímte y decorador lUMiyonpiino, Robert Fídmond .Iones, ha trabajado apasionadamente en la creación de los trajes y los decorados de la cinta, bu.sciindo, sobre todo, el gran lucimiento que permite la nueva modalidad en cohu-. IJO» menores detalles, los más finos colores, las gamas más delicadas, son magistralmente reproducidos cn IM feria de la vanidad. H a y en la cinta muchas escenas que son auténticos cuadros animados como por un arfe mágico, l'na e-scena, ;<vbre todo, es inolvidable, })or la s(»rj)rentlente emoción humana que en ella cobra el color: una carga de la Caballería cn la batalla famosa de Waterloo; una gran c(mfusión de abrigos rojos en aqiuíllas horas dramáticas (jue iban a marcar el o(>aso de la estrella napole/niica... H a y una prueba segura para conocer hasta dónde llega la perfecci<m de IM feria de taranid<ui. De ella se han liecho dos vei-siones una en bhmco y negro; (jtra, en color. L a prinicia da una sensaciíSn de o b r a inconifileta, de creaci«'>n a la (pie algo le falta. La segunda, cn cmnbio, demuestra (pie el cinema ha encontrado y a su rumbo definitivo. ^

Lo que significa el eolor en "La feria de la vanidad" l'na ]>eHcula en color. Pero conviene decir lo ({ue el color significa en IM feria de la vanidad. N o se trata del color creado artificialmente, jiintado con minuciosa paciencia. Como es sabido, esto se ba intentado y a varías veces, y en el recuerdo de t o d ( s estén algunas de esas creaciínes cinematográficas en colores. Pero las escenas de estas peliculas eran, en realidad, estampas iluminadas, y de toda la cinta surgía una enorme sensación de artificio, de c(rsa forzada y antinatural. I^a emocií'm desaparecía, ahogada bajo la falsa vida de aquellos cromos que en ningún momento eran la verdad. N o . IM feria de la vanidad no es esto. El gran prodigio de esta cinta es que sus colores son naturales y (|ue en ellos palpita, deslumbradora, la verdad. Nada de artificio, de crrjmo, de estampa iluminada. Cna asombrosa sensación de realidad v a desprendiéndose de la pehcula, cuy(js colores tienen una auténtica calidad humtma. Jíostros, figuras y ambientes están reproducidos c(m sus tonos exactos, con mía fidelidad, una limpieza y una gracia sorprendentes. Sobre

.M tratar de hacer un film cn color(»s naturales liabía que buscar, lógi(lunente, un ambiente, unas figuras y una época • pie |)erniiticseii realizar . o n total gallardía el in tentó. Esta natural am1 lición de sacar al nuevo procedimiento en color todo el juirtido yxisible. hizo ((ue la Casa (>ditora <»' fijase en una obra del escritor William Makc¡)ea< <' Tliackeray, cuyas páginas evocan la vida, la alegría y la lucha de la

•ja

i..a direi'cióii y los intérpretes l.a dirección de la cinta v a respaldada por un nombre de la autoridad del de Roubén Mamoulián. Y el principal papel femenino- la jiclícula es la liistoria de una mujer—^'stá a cargo de actriz de tan reconocido prestigio como Miriam Hoj)kins, que hace de su personaje una gran creación, llena de travesura, de jiasión, de seducción femenina. Con Miriam Hopkuis i rabajan en la cinta Francés Dee. Nigcl Bruce, George Ha.ssell, Alan Mowray, Alisón Spikworth, Cedric Hardwicke... Cn eípiipo de artistas cuidadosamente seleccionado», a tono con lo que exigía el e x c c f H i o n a l tango de la jielítula. L IM feria de la vanidad tiene hoy <mte si la ex})ectación de todos los ambientes cinematoI gráficos. fea curio.sidad legítima que ha despertado es y a el primer tanto ;i f i v u r . el M Í n u r i n n i b i t e d e l.i grtm batalla que esa cinta se dispone a ganar. El cinema, merced a Lrt/eria rfí/a rflniJad, tiene .ante sí toda la C.-^JH i an/a ,ie un iuaia\ u\u-u > ,iiuino nuevo, magnífico de promesas y posibilidades.


PRODUCCIÓN

Y DISTRIBUCIÓN

DE PELÍCULAS

.......

ClSl

Mmmmmmmm^lilí

r ^ r x ^


Poco» cato* de triunfo tan rápido tabre el público eomo ette de Lina Yegro». La Joven estrella «Mpañola ha conocido la gloria einematográfiea tin ese calvario largo, anguttioto y detalentador que muehat veeet acompaña la primera parte de la vida de lot artittai de cinema, tSor Artgéiieat, la popular cinta etpañola. viene pateando triunfalmente por todas nuestras taiat de cinema el nombre de nuestra joven ttlart. Lina Vegrot patee una gran feminidad, y en etia ternura tuya, en esta gran delicadeza de la actriz, ettá la clave de ese triunf,: r'.tunth. V rápido de Lif' y'-'^-oa


NUEVA5

FIGURA5

D E LA P A N T A L L A

ESPAÑOLA

Valeriano l^ón, el gran comediante, incorporado a la cofradía del cine para interpretar el principal papel de la versión cinematoKráfíra de «Ks mi hombre», conversa, en los jardines de los Estudios Roptence, con el director de dicho film, Benito Perojo

para Valeriano I.<eón. t'na semana leyendo libros y argumentos originales. Y una semana sin cesar de oír la misma cantilena: — N o encontrarás asunto como ía obra de Amiches Es mi htmibre. —Valeriíino l.«ón y Es mi hombre son tma letra a la vista. —Filma Es mi hombre con Valeriano I.«ón, y harás la película de éxito más clamoroso. Y Benito Perojo leyó de nucxEs mi hombre. Y a los pocos días Valeriano l^ón ensaya un <be>o falali. qur p u e d e s e r d r ( a i a i c M o n t i e » e entrevistaba con el eminente euencias si el genial actor pierde rl equilibrio actor. IDISUIO DI CABNictan) —^¿Qué te parece si filmáramos t Es mi hombre? ALRRiAN'o liCÓn y Es mi hombre. Es mi —'Me lo estaba «mascando». hombre y Valeiiano Ijoón. T o d o uno y lo - '¿No te gusta? misino. Guando se nombra al celebrado -Me enajena, que es el summum dd agrado, actor, surge, vinculado a su nombre, el título de l'cro, viunos, a mí me habría satisfec'ho hacer un la famosa tragicomedia de Garlos Amiches. Y papel de esos que se pasan la película di^^tribu cuando se re<;uerda la obra de Aruiches, salta el yendo besos a diestro y siniestro. nombre de su genial intt'irprete: Valeriano León. - Besarás, no te apures. T e buscaré ima El gran actor acaba de ingresar, con toda .so«fatal» que quite el hipo. lemnidad, en la cofradía del cinema, gviiado pi>r -Oye: ¿Por qué no me traes a Greta Gaibo? la ex|X!rta man(^ de Benito Perojo. —^¿Te gustaría hat;er iMue?—^le preguntó en cierta ocasión Perojo. Valeriano Ijcón, ese incomparable a<:tor que —¡Hombre! Si es verdad eso de quprfos act iiu.-. habla con voz de vejete cascarrabias y que rps de cine se ven constantemente a¿^ia«lo8 jxn nos mira con ojos niños, llenos do dulce infantilo más apetitoso del sexo bello, no sólo me guslismo, risueños -amablemente risueños - y entaría, sino que me quitaría veinte años de nn' cendidos en una llama blanca, de honda simpaliad legal. tía y de gracioso candor, se siente tan pueril-Pues tti harás cine. mente feliz en su nueva motlalidad artístic i nnr Y Benito Perojo se d e d n o <l busiar nu í u s u h L u todo en él irradia optimismo y alegría.

V

•IjO ímico que me preocupa es que rae tengo que cortar el pelo. —^¿Al rape? — A l rape rabioso. Nada más que afeitarme la mitaíi de la cabeza. — Y eso, ¿jwr qué? —Porque el papel lo requiere así. En el teatro lo hacía con peluca; pero Benito Perojo dice <^ue el cine no admite estos convencionalismos, y aquí me tienen dispuesto a sacrificar rai blona cabellera. —En efecto. El ojo de la cámara tomavistas es esctindalosaraente indiscreto. I / j descubre todo. —¡Arrea! ¿Pues qué v^a a suceder cuando y o me meta en el fregado de los besos? —Pues sucederá tjue todos nos enteraremos cómo pone los labios para besar a las chicas guapas. — Y o los pongo estupendamente. D e eeo estoy seguro. De lo que no estoy seguro ee que mi esposa aguante el idilio pacíficamente. —^¿No lo aguimta en el teatro? —Es que en el teatro se V>e8a y no se besa. Gomo el ptiblico está tan cerca de irao, pues, claro, «tmo» siente cierto rubor y cierto miedo a que le llamen al orden desde las butacas o a que le tiren las butacas. Pero en la película no es así, y y o rae aprovecho d e la impunidad. Mire, estoy estudiando un beso que lo titulo L o solución, mañana, (jue como no rae falle v o y a necesitar que lo irajiresitmen en una película de serie. —¿Es la primera w? nwr lo ban riH^uerido para hacer cine? — N o . Son muchos k> que mu lian luiblado; pero sólo Perojo ha sabido convencerme. Hace tiempo que le conozco y sé lo que vale.


ral, sin exageraciones grotescas. Habla, y sns palabra.surgen serenas, entonadas, sin estridencias enfáticmsuaves. Valeriano I ^ ' m es el actor que no tiene nc cesidad de «marcar» la letra; le basta c<m baldar lo que dice el pa]>el para ({ue las frases adquieran el relieve deseado. Su palabra es imagen y e.s sonido ^^^k I d a verle en cualquiera obra, cerrad 1OÍ> ojos, ^ ^^^^k en vuestra imaginación .se repriNlucirá el perso ^^^^^^ naje tal como tís, tal como lo ha concebido el ^^^^Bk autor y tal como io v i v e el acttir. ^ ^ ^ ^ V El chiste en labios de Valeriano I.«<')n tien< ^^^^^•jttk melodías extrañas de comicidad reposada risas de sobremesa familiar; historieta ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ pueriles, de abuelo a nieto. Diñase que ln ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ chistes de Valeriano Le/m se engalanan ^^^^^^^^^^ < iin la casaca y la peluca del 170^1, y que. al de.sprenderse de sus labios, liaihm pasos de aristocrático minué. Poniue, observadlo Ijien: en este iiiiiravillo.so actor las palabras no fluyen ni se escapan de sus labios; mejor parece que se desprenden en un mtihín de coquetería. La voz de Valeriano León tiene el encanto de aquci «misterioso» rumor que no acertábamos a definir en nuestros años nii"\os, cuando m u - ' padres n o s hti' \ ^

^^^^^^I^L

Kl genial protap;onista de

«OÍr» el

«Kji mi h o m b r e » . Valeriano l.eón. familiarizándose con el microfono antes de comenzar el rodaje de una escena de dicho fdm, en ta que sr revela romo un excelso actor de cine

en

la

, "«S que aun solc mOS descubrir sobn

las cómodas de al^ún hogar muy liumilde y muy madrilefio. Por eso, la v o z de Valeriano Le^m tiene a veces emociones hondas, tan patéticas que se nos figuran húmedas en llanto y arrancadas de un corazón marchito y bueno, que sólo sabe reír y llorar y v i v i r sumido cn la dulzura de n í a nsignación santa. — L a v o z de Valeriano León no puede dar bien en el micrófono—han opinado muchos. Y contrario a ese parecer, hubimos de elevar el nuestro. L a v o z de este simpático artista registrará maravillosamente. Y como en el teatro—^mejor f[ue en la escena—, emocionará al espectador con emtKiiones de carcajadas y de lágrimas.

^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ lepreocu].! ^^^^^ 8 TI nuevo arte? —Í5i. pero no. Esto parece un acertijo dé niños, ¿verdad? Me preocupa j j o r q u e todo lo nuevo despierta inquietud, sobre t o d o el detalle de los besos. Y no me preocupa porque v o y con un director de los que no fracasan. Con atender todas las indicaciones que me haga Perojo, y a me pongo en plan de alcanzar la oreja.

Posiblemente, en toda la grey teatral no existe otro temperamento más amoldado a la sobriedad y al aplomo que requiere e l cine. Valeriano Ijeón no precisa recurrir a la payasada para hacer reír. Hay im actor cómico de cine—que, por ¡ra todos, no es el g i . i . .¡uu Miguel Ligero^—que decía i n icrta ocasión: - A mí, para hacer reír al público me basta con tirarme al suelo y hacer '-nutro srnnsndas. Valeriano Leun IUH'MI,I imitar a los «tontos» del circo para .suscitar la risa. Vedle en el escenario. Su rostro no acusa otro gesto ni otro carácter que el que corresponde al papel (jue está «viviendo»: gesto sobrio, natu-

mar

concavidad de aquej j ^ caracolas mari-

Dohde qur el );raii arlÍNia V a l t r i a n u I j ó n iledica su-, arlividude!. a ta filniB l i ó n de la nueva película «Kn mi hombre», que dirige Uenilo Perojo, uo hn «jetado de recibir caria» de sus admiradoras pidiéndole nn retrato. Para complacerla», el proUgonista de t - mi h o m b r o se ha herho e»ta sugestiva foto

l'enito Perojo se adelanta hacia el novel actor iKfmatogrAfico. —^\^amos a ver, Valeriano: Ha llegado el momento de recibir el bautismo del cinema. Valeriano l^eón se adelanta al sei. Antes nos ha mirado a t o d t » <'on esa inefable dulzura, risueña y amiga, que sólo él puede expresar sin aytidarse de la ficción. —Vamos a recibir el bautismo, y ¡ojalá ipie no nos rompan el ídem! Y todos los reflectores del Estudio derraman sobre la breve figura del gran actor las caricias de su luz blanca y ardiente, como las aguas de un nuevo Jordán. Y en la inmensa nave se hace un silencio religioso. Y todos, absolutamente todos—técnicos, artistas, obreros—, todos, todos, hemos dibujado en nuestros labios la más pura, la más leal, la más entrai*\able de uuestnts son- \ risas. ¡Bien venido, Valeriano! I Y hasta mirábamos a los reflectores como re- i clamándoles más luz. «¡Más luz! ¡Más luz, que ? hoy nace al cine tm genio de rei-ia estiran? española!» Y los reflectortís pare<'ían atender a nuestra demanda. Eran las diez del día 27 de Junio y estábamos en los nneviis Estudios Kopfcncc, (pie inauguraban sus actividades con cl nu(>YO film de Bonito Perojo F,s mi hombre, inteii>retado por ti inimitable Valeriano Let'm. Esta fecha ¡lasiirá a la historia como una ' a del calendario del cinciua nacional. • -Benito I ' c v u i n , jnai ins )i(>v ln nuevo « K - . lu ¡miento. .MAHUICIO

T(,»KIH'>!


H

IAHTA la fecha, el prin<'jpal inconvc niente con que tre pezaha el cij\e en c(ílorc» naturales cn SUH intentos 1 de aplicación inmediata era el elevado pre<'io que aliíanzaban las copias positivas. T o dos, o casi todos los sistemas aparecidos, tropezaban con esta dificidtad, difít.il de .sortear |H)r ^ todos aquellos procedimientos que exigían, de mía parte, la utilización de varios negativos, y de otra, un tiraje espcí'ial q u e encarecía extraordinariamente la explotación de una película. F'-l sistema Francita, basado tínicamente sobre la óptica, ofrece la ventaja de que el objetivo tomavistas puede colocarse sin ninguna dificultad sobre todos los modelos de cámaras existentes. De otro lado, el objetivo de proye<'ción puede adaptarse con igual faoilifiad .sobre todos los proy«!ctoTeüKtaTuUird. La película utilizada, tanto cji la impresión como en el positivaje, su manipulación y todos sus derivados, puede ser la misma que so utiliza corrientemente ¡lara trabajos sobro blantso y negro. Rste h<H;ho ofrece una ventaja enorm> del prcM'edimicnto Frannta sobro sus competido re», en lo (^ue se refiere a e<;onomía. Sus jirincipios básicos son los siguientes: *FM lugar'de una fíjtografía sobre pelí<uladc H.*) milímetms, se impresionan tres- semejantes, naturalmente- -so>re el mismo espacio: una mcdiaiilo un écraw o filtro a base de azul; la seguuda, a base de rojo, y a base de verde la ten;era. (Juando ol negativo na .sido revelado y el jxisitivo tirado rxmvt para >1 film negro y blanco, del <(ue tiene todas las pariencias dcsfiucs do babor stíguido exactalentc el mismo tratamiento, la imatreii es pro-

l)r izquierda a dereehai Jonseline tiaél y L y n e Ciever», la rubia y la morena de «Jeunes fillpH a marier» (rubia y morena, para q u r r l color se m a n i firote man r i a r a i n r n i r ;

yectada por écram o filtnM como para la toma dr vistas. La superposición de estas tres imágenes reprodiKíc sobro la |)aiitalla el color natural y verdadero». Rsto es lo (pío, |)or lo menos, la Casa Kealita, concí^sionaria exclusiva para Francia de los hreirts FranHta, nos ha dcn-larado como ii troduccióii a la ¡iroyección del film Jeunes fith a marier, que la sociedad l'arís-Color-Filni ac ba de realizar por medio de los pnM'edimient• .«cfialailos. 'le.aneH filies a marier os la adaptación cinematográfica de la comedia Doüars, do liaool I'raxy, cuya acción se desari-olhi casi por ciit' ro cn uua playa de moda <lc la (\>sta Azul. -S comprendo ({iic los productores se hayan dotenido sobre un toma semejante, en su afán de l i i M c a r , no una renovación do los temas cinema láficos, sino de la fonua cn que han do cxpi'

sarse en lo .sucesivo. Este escenario les ofrecía, por lo menos, mía gran variación en el paisaje y un color natural v i v o y fuerte, como para hacer resaltar c<m mayor vigorosidad las cualid; dos técnicas del yirneeilimieii'e utilizaban. Esto (piicrc decu <pic los pioilm i ni e.> meste primer fil/ii francés, de lai-go metraje, en colores naturales, han seguido el mismo procedimiento quo pusieron cn marcha los productores de los primeros films sonoros y parlantes, sin s;i carcons(Hucncias provechosas de susexperiencinAipiéllos supeditaron todo al .sonido, a sus efectoa su desarrollo, a su tócni<'a. <!omo éstos han sup» ditado el autor, el realizador y a los artistas a le colores naturales buscados y a sus efectos posteriores. (Queremos <le(;ir que lo que en los pri meros films sonoros y parlantes había de exce sivo [>ara demostrar que el sonido era una cosa cierta, on este primer film francés en colores hay un exceso do color, procisamonto porque los ()n ductores (interesados seguramente on el sistema) han querido demostrar también tpie el color ya no es una utopía, sino una cosa resuelta. I lechas estas obsen aciones bí'isicas, no creenid necesario dctcuornos iiuís extensamente sobre el carácter de esta película, <pic apenas se diferencia de cualquiera coiuedieta francesa de segund o tercer plano. Se trata de tma comedia vodcv! lesea, en la que intoi-vieiic una serie de persona jes poco originales: ol tío do .América, la sobrina


pensionada por «s?, millonario, que no conoce; el secretario que se h a c e pasar por su jefe porque éste q u i e r e encontrar una aventura auténtica y no una aventura interesada de millonario yanqui; la amiga reconocida que se hace pasar por la sobrina, devenida artista de music-hall, y por lo tanto, impresentable al tío; la madre casamentera y complaciente ante el millonario. T o d o ello en ima serie de situaciones de efectos pur a m e n t e teatrales, que hacen terminar la película c o n ol hapy - end de todos los films intranscendentes y mediocres. U n film de esta c a t e g o r í a , aunque haya podido demostrar que el cine en colores naturales tiene ante sí un gran porvenir, subjetivam e n t e , perjudica más que favorece el sistema u t i l i z a d o . T o d a la película se desarrolla ante nosotros frente a u n cansancio seguro y m a n i f i e s t o . Ciertos espectadores creerán que esta fatiga s< debe al nuevo procedimiento, a quien harán culpable del c a n s a n c i o recibido. Sin embargo, aimq u e en la película h a y escenas en laa que el color se manifiesta en proporciones realmente a l a r m a n t e s , ofroc»' en cambio, otras de nna belleza auténtica y extrama. N o todo lo buenas y abundantes que sería de

•narírr». rn el qur ion rontrasÍ M dr kM vratidos, de las lures y el movimiento del «cabaret», ofreren variadas y distintas tonalidades al riñe en colores iiaturalea

)ule«> Berry y Mady Berry ea una esrena de «Jeuaes filies a marier», que dice bien poco en favor de los valores rinemato((ráficoM de esta primera película francesa rn colores natu- . ralea i

desear, pero ai lo suficientemente demostrativas de que el cine en colores está en vías de llevarse a la práctica, puesto que ayunos de sus pnx'wlimientíKs cajnbiarán apenaíf el sistema de utilización; es decir, no será necesario revolucionar, tan a fondo como se hizo con el sonoro, los aparatos de impresión y de proyección, y , por lo tanto, puede ofrecerse, a travt-s d e él, una especie de salida a la crisis que mina actualmente la industria cinematográfica. Aunque desde el punto de vista cinematográfico, como obra de cine, Jeunes filies a marier es una obra negativa, desde el punto de vista de demostración de posibilidades y de elemento a tener presente como válvula de escape provisional a la situación actual en que se encuentra el cine, la película de Jeán Vallée, supervisada por I l e n r y Roussel, es una película afirmativa. Esta afinnación queda por encima de los que sin pensar (pie Jeunes filies a marier es una película de ensayo, niegan al cine en colores toda posibilidad, y un poco por debaj o de las afirmaciones rotundas que algtmas gentes interesadas han manifestado antes y después de presenciar .su proyección. En co: ia, reiteramos nuestrfis apreciaciones ai s y suscribimos nuestras viejas palabras: La técnica no es hoy un problema más que para aquellas dnematografias incipientes. Para las otras, para laa de primer phmo, el problema no está en la técnica, sino en la forma en que ésta ha de utilizarse. Es decir: en la medido en que se aplique y en los temas a que se someta. JUAN

Paris y Agosto de 1935.

PIQUERAS



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inema - podría 3 e r aplicada a b u lia frase ij Balzae escribió para la novela: Ln novela e-< un ' ~

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¡HiJieadi

lanjo lie un camino. El cinema es. ta: bien, cf"-f''' mente. pejO

)>ii-l,;

a ln laiíio nn lauíino. N o hay iiitjuietinl. no hay p a i je o hecho nuestro tierap<i ipic la pantalla no recoja. Más adelante, la mejor rec< instrucción de n u e s t r o tiempo [lodrá hallarse en la enorme cantidad de films (pie i producen los sentiniiontos y los ambientes nuestra hora. T n o de los más agudos problemas de hoy es el de la juventud (juc sale de las aulas y encuentra ante si el tremendo problema do la vida. En los dias universitarios todo ha sido ilusión y proyecto. Pero cuando ya el título está bajo el bm zo. la realidad se ofrece descarnadamente: dificultades, paro, exceso de cornjiotencia, lucha áspera, angustiosa, por ir venciendo el hambre de cada día. Auténtico y pal[>itante problema de hoy, esi • de la juventud (pie sale de las aulas no podía dejar do ser recogido por el cinema. F n a nueva pel í c u l a - L o s raballeros nacen—refleja este tema: este grau desencanto de los muchachos que chocan liruscamente con la vida y ipie inician una lucha heroica, en la que tantas veces son vencidos. T o d a la ilusión y todo el fervor de los años univei-sitarios se vienen abajo, destrozatlos por la imperiosa necesidad (pie a diario plantea el hambre. (Comienza la )>elícula—bajo la excelente dire('<úón de .\lfrcd E. (lr(!(ín -cuando acaba la alegría de las horas universitarias y empieza el (•ombate con la realidad. T(jdo el film tiene un profundo valor humano. Sus escenas son trozos de la misma vida: sonrisa.s y lágrimas, aturdi-

l l l r u d e las p a r e j a s d e esla eiiila. llena d e rcniíin(iea r m o r i ó n j u v e n i l , es la tpie f o r i n a n la d e l i r i o sa Jeán M u i r v el b u e n aetor Hoss M e x a n d e r

MnrBiirfl l.iiiilsay y Clinrli-s .SlarrrI. la i'xcficiile p a r e j a ile artistas. <|ue reali/.n iiiiu laliur a d m i r a ble en esía n u e v a p e l í e u l a

luientosy desencantos, acosos del hambre y ] dentelladas de la mi.seria. L a necesidad Ua-1 ma una y otra v e z a las puertas de esos muchachos (pie acaban de salir de la Universi- í dad, flamante el título. Mas a pesar de todos ; los golpes adversos, no desmaya su ánimo y j .-obre su rostro canta siempre una sonrisa! confiada. De todas las catástrofes, de t o d a s : las horas nudas, el optimismo sabe obtener. nuevos arrestos y numos alientos,,. Rol), T o m , Fred y Smudgc—tuto do juven- ; tudes^—son los cuatro muchachos que al mis-j mo tiempo reciben su titulo en la Universi-" dad y se dispímon a comenzar la lucha en l a , vida. Fred marcha a trabajar al dos(>aclio do j su padre, (pie es agcnt(> do Rolsa. Smudge—•] (jue tué un gran delantero cn el t^piipo de fiit- i bol de su Facultad—confia en colocarse pron- j


sin el más leve margen de esperanza. Smudge, acosado por la miseria, ha de ir un día a empeñar una prenda de su mujer. N a d a le dan por ella. L a desesperación ciega los ojos y el ánimo del muchacho. Discute con el dueño del establecimiento, le amenaza, coge de la tienda unas monedas para poder llevar algo a su casa... Sale huyendo. Grita, tras él, el dueño. L a Policía acude y suenan unos disparos. Smudge cae herido por un balazo y es llevado al Hospital. A n t e él acude, como periodista tjue v a a enterarse del suceso, Bob. H a y una honda emoción al enfrentarse los dos amigos. Bob sólo puede recoger el íiltimo adiós del que había conipartido con él las alegres horas universitarias... L a vida, en ttmto, sigue zanmdeando a los otros muchachos. Fred v e {)royectarse sobre su vida una tragedia: su padre, al verse envuelto en la quiebra de im Banco, se suicida, por temor al escándalo... Joan, la que ha sido novia de B o b , v a a casarse con Stephen I l o m b l o w , un hombre adinerado. Así se lo dice ella misma a T o m , un día, en el hogar de éste. Joan no quiere v i v i r bajo la angustia de la necesidad, y por eso v a a unir su v i d a a la de aquel hombre con dinero... T o m tiene y a su primer hijo. H a y fiesta en su casa, y entre los amigos que asisten está B o b , el novio antiguo de Joan. I x ) v e ésta, y otra v e z el amor les ime. ¿Qué importan la miseria, el hambre, la angustia de cada día? El amor vencerá a todo y la sonrisa de sentirse felices les haiú ser ojitimistas ante las horas malas. U n beso apasionado vale por todas las dentelladas que la v i d a pueda lanzar...

• t l a y u n a s e r e n a y patética l>clle/.a e n este n i o n i e n l o d e ln p e l í c u l a , niafciiíficaiiienle i n t e r p r e t a d o p o r Jeán M u i r y Koss A l e x a n d e r

En Los caballeros nacen—film de juventud, profimdamente humano—el papel de Bob es intorpretado })<)r el gran Franchot T o n e . Sus tres camaradas son Ri>ss Alexander, N i c k Forán y H e n r y O'Neill. I^>s principales {)ersonajes femeninos están a c a i g o de las admirables Jeán .Muir, Margaret Lindsay y A m i Dvorak. Todos los intérjjretes dan a la cinta una magistral calidad humana, hecha de alegrías y tristezas. L a peUcula es un trozo palpitante de vida, alegre y melancólico al mismo tiempo. Es la gran verdad de la juventud, que dice adiós a sus horas felices y se encuentra ante la puerta in' ita de la v i d a nueva...

T o d a la cinlu está l l e n a d e i l u s i ó n d e j u v e n t u d , d^l v i d a risueñii. H a n<|uí u A n n D v o r a k y N i c k Korái^ en u n o d e esos nionieiitos a m a b l e s d e la p e l í c u l a -

to, como entrenador gimnástico de algima academia. Bob quiere ser periodista. T o m aspira a cinfdearse como auxiliar en las oficúuis de aliTÚn anpiitecto... Y a los cuatro están empleados. Mas lo que ganan no basta a sus necesidadas, aun en lo que éstas tienen de más estricto, de más simple. T o m encuentra una luujercita^—^Trudy T a l b o t — , a la que no le asusta pasar dificultades con él. Kl amor les une, y un día se ca.«an, dispuestos a vencer, a fuerza de besos y sonrisas, todos los gestos hoscos de la realidad. B(»b se ha enamoraflo de Joan Harper. L a familia de ésta se opone a las relaciones; mas la muchacha, verdaderamente ilusionada, quiere casarse con su novio. N o le asustan los posibles días malos, la mi.seria (pie puede un día rondar -11 lio<rai'...

I'ara otro de los cuatro muchachos—Smudla vida es dura. ¿Qué queda de aquellas horas felices de la rniversidad? N o tiene suerte Smudge. L a necesidad no le deja im solo día, hasta que se v e obligarlo a ttceptar un match de boxeo. Su contrincante—luchador profesional—le castiga duramente. Entre el ptiblico que ha visto el combate estaban T r u d y y T o m , que se acercan desjiués a ver al derrotado Smudge, confortándole, invitándole a visitar su casa... Conoce Smudge a Siisán Merrill, una muchacha de la que se enamora ardientemente. Se casan y parece que el matrimonio v a a marcar" viento favorable para Smudge. El ha encontrado una plaza de chófer y ella es bibliotecaria. N o dura, sin embargo, mucho esta situación feliz. P o r falta de trabajo es despedido Smudge. Y Susán, por no ser y a soltera, es despedida también de la biblioteca en que prestaba sus servicios... Y el hambre comienza a hacer su trágica obra en el pobre hogar. Cuesta abajo. Dias sombríos, noches teñidas de desesperanza. T o d o el horizonte está cerrado,

Marfiurel l.iiídsay y l'raiic b o t T o n e en nn p a s a j e d e « l , « s caballeros nacen», u n a n u e v a r i n l a . en la tpie el l i u n i o r d e j u v e n t u d se f u n d e a v e r e s c o n un p o c o d e hiiniuiia t r i s ( e / a


Entre las figuras del cinema, esta de Jimmy Durante es una de las mejor definidas, de las que poseen una gracia más auténtica y más personal. El gran actor es de una magnifica naturalidad, de una simpatía desbordada y contagiosa que le ha hecho triunfar en todas las pantallas del mundo. Un film de Jimmy Durante es una receta de se­ gura eficacia contra la pesadumbre y la melancolia


EL VALOR DE LOS CINEMA

CULTURAL DOCUMENTALES TOGRAEICOS

correo de Europa para Sudamérica. Estamos \,t sobre Suiza. Hemos llegado al valle del Ródtmo. Debajo, la pequeña ciuda<l de ('erest, en Francia. Rumbo a Rspaña. Nos dirigimos a Barcelona. Primero, el aeroplano sigue la cí)sta española. Después, a través de la Península. Bajo nosotro-

la ciudad de Toledo. Volamos sobre el Estrecho de Gibraltar. Despedida de Europa. Ahora, a lo largo de la costa africana, hasta las islas Canarias. El Pico de Teidc. la mayor elevación de la isla de Tenerife. Volamos sobre d cráter del volcán extinto a 3.700 metros. Las corriento de lava petrificadas en el gran cráter. Las montañas di la isla de Gran Canaria. L a capital de la isla: Las Palma.punto de intersección de muchas líneas marítimas. Este era el punto donde terminaban los trayectos de vuelo de loaeroplanos terrestres en g ^ r r j t » " ^^"^^""^ItHKtH

4ici liecluj

hace poco, una carta de Berlin a R i o de Janeiro necesitaba quince dias. Ahora llega en cuatro dias a su destino. Esto es posible por el nuevo servicio . aéreo alemán E u r o p a - S u d a m é r i c a . L a ruta pasa por Stuttgart-Barcelona-Sevilla y la costa africana hasta las islas Canarias. Desde Las Palmas a Bathurat, en la Gambia inglesa y a Sudamérica: R i o de Janeiro y Buenos Aires. Un recorrido aéreo de 14.000 kilómetros. Prontos a despegar están en el aeródromo de T e m pelhof dos aviones rápidos de la Lufthansa. En dos horas, en Stuttgart, A l amanecer toma un aeroplano Junker el [ASTA

1*^^ vuelos de ensayo.

Desde el punto de aterrizaje fuera de la ciudad se lleva el correo al puerto. Y a está preparado el aparato Dornier. L a última pnieba de los motores, antes de 5t' despegar, para el próximo trayecto a Batliurst y de allí al Océano. A los 400 o .500 metros se eleva la máquina, no obstante su peso, sobre el agua. Tras de nosotros q u e d a n Las Palmas. Con ayuda del aparato de radio sondea el radiotelegrafi.sta el nimbo y da al jiiloto las indicaciones necesarias. En medio del Atlántico se encuentra una isla flotante. IXJ que el audaz sueño de un poeta y realizador habia previsto se hace realidad. El problema de la plataforma para aeroplanos se ha resuelto d. lil ni-mi'va más sencilla. Se ti:m-f(itiuado im bar<ío en punto de apoyo que fa<;ilita a lo> aeroplanos la travesía del Atlántico. Es el vapor Westfaliu, de la N o r d d e u t s c h e Lloyd. Debido a la gran profundidad, el barco no está anclado. Las má(piinas funcionan constantemente, y puede sortear el temporal en todo momento. El barco tiene a popa una gran vela tendida en el agua. El a v i ó n q u acuatiza entra en os vela. Y por medio dt una grita se lleva a bordo del Westfalia. Después de tomar combustible y de i m breve control de los m o t o res es lanzado el aeroplano por medio de una cata pulta de aire comprimido. F^ta es una obra especia! de la ingeniería alemana. Apenas se ha deslizado 't' metros cuando el hidroavión tiene y a velocidad de más do cien kilómetros por hora. El hidroavión está dispuesto para ser disparado. FM la sala de máquinas -c da suelta al aire comprimido. Tras de su vuel' sobre el Océano ateniza la máquina en la costa sudamericana. Desde aqui el correo aéreo sigue a través del pais hasta el puerto de R i o de Jn neiro. H a llegado el corroe En cuatro o cinco días se ha recorrido un trayecto para el cual ncíjesitaban mucln)s meses los primeros descubridores de A m c i i í a .


G

eula»

que ha

interpretado:

Kené Hervil Miss Helyell Ditero (L'Argenl). 1¡jif ñutidos (Les B^Xtupont. La taquimeca (Da: Ihelm Thiele. La taquimecu , lactylo se mane), Kené I'ujoi. M. iisKur, madame el fíthi Jeán Bover v Max Neufeld. Kl " ' f Tu seras duche La loca ai-enturo I j . j , . . i , , . ... Cari rrohlirh y A V .\ntoine. La , rora no quiere ' • ^!adame ne leul pus d'enfanis ) , nén. Rumbo .Í; Canadá (Faqui I i Duvivier. El ie\ 'aclée ¡. Jack RaM . - I T V Hanks V 1

pue le produjeron senerebrales. ^W'^ del car trabajo M eNpu

14 e n c o n t r M y gko do periodísi a primera^p^ki suerte en lia comedia «Faír en eséen que era protagonista Fay Warmer; '"nmpton. Tuvo suerte, y en poco tiempo convirtió en uno de los mejores galadramáticos de Inglaterra. En Estudios 1 ^^^cosyr par*^ la 9toll y la Gaumont, iii^^Ks i^Kieras apariciones ante la cám ^ ^ p e v f t i d o s e como un actor de mag^ B a d expresiva. Su fama Ilefó el gran productor Thomas Icontrató poco después par^ IHoUyvvood. Está casado 'la actriz inglesa Mildr > la que tiene dos hijos: Cli Vficionadisimo a la música, fección el violín.

ira, 1,79 metros. Ojos grises, taño.

(iMAKIA)

'elicula*

que ha

interpretado:

ferno Herr (Hell's Héroes Olimpia. CharroÉiÉo/J 4as. Xavier Cugat. trpo del delito Cyril Gardner y ishinRton I'ezet La fuerza del La ley del harén, Lou Seiler. danzan, William Mac Gann •->:o del infierno. Richard Harían i.i i.-vdigo penal. Howard Hawks. Su últiina noche, Chester Frankiin. El Rohinsón moderno (Mr. Robinscm (rusoej. Fdward Sutherland.

Ojos pardos obscuros. Cabello negro.

R

(CLIVE)

pital T e p o n i e n d M c dc las

BA

Nombre verdadero, Maria Casajuana. Nació en Barcelona en una casa de la callede Aribau,el9 de Diciembre de 1910. En la capital catalana se educó todo lo esmeradamente que permitía la modestia de los recursos familiares, y antes de cumplir los quince años empezó a trabajar como mecanógrafa en una oficina. Movida por fuerte vocación, trató de conseguir su ingreso en alguno de los Estudios cinematográficos que entonces funcionaban en Barcelona. Ante la inutilidad tiones, había resuelto renun de gloria cuando, en 1927 oportunidad imprevista: la combinación con el pe: Gráfico», organizaba ti|fc togenia. Envió un r«|iJ^^Kperd paci^^ temente y obtuvo el p A H r premio, junto con Antonio Cumellas. Ar-hos partieron para Hollywood, contratadas por la enti dad aludida. Ya en la Mern del cine, Ma ría Casajuana hubo de cambiar su a^ do por Alba, más fáci! de pronuncias y retenerse en te memoria. Intervino en papeles s e c u ^ W o s de varias películas, sin lograr éxit^plguno de consideri||MMSe consideraba fracasada ciando otro , imprevisto cambió el runtbo de las CI el cine había perdido su mudez, y los ductores y a n q i ü ^ e aprestaba cintas en divaiWsidiomas. M É de lat, pruneras actrices que habló en espafiol para ¡a cámara^osteriormente ha hecho asimismo a M H p films en inglés. Está casada d e s d e . s K e r o de 1931 con Oave Todd, del C J Í ^ B Office de la Fox.

R O o K.

Nació en Londres el l."de Junio de 1891 Estudió en ta Universidad de Dulwich, y por reveses de fortuna hubo de ganarse la vida desde la adolescencia. Ingresó en la Redacción de un diario, y llegó a ser periodista notable. Asimismo, obtuvo éxitos señalados en teatros y reuniones como recitador de fino estilo. Al estallar la guerra se alistó en el regimiento de Rifleros del Rey, Cuerpo integrado por quienes pertenecían a reuniones liberales. Como jefe de una Sección de ametralladoras, distinguióae en las batallas de Vimy 7 últiina (Jimio de 1918) la vokduia de una trinJaró ínvpMe. • pasó Tarios

sililpllj listo todo, seVd

\

(MARIE)

Nombre verdadero, Arlette Genny. Nació en Mortagne (Normandia) el 3 de Marzo de 1903. Desde niña prefería la lectura a los juegos propios de su edad: sin embargo, fué alumna desaplicada en la escuela, no obstante la especial simpatía que la profesora le demostraba. En 1917, mientras su padre estaba en la guerra, se trasladó con su madre a Rouen, y empezó a aprender contabilidad, taquigrafía 7 mecanográTTa. P9C9 después del armisticio, la familia se in>;fa16 en París, y Arlette fué invitada a elegir profesión. Indicó <\MMf°^ su g u s t ^ M B k ^ l a r i n a de U Opera^fcs este p r ^ ^ ^ P R o c ó con la oposición ^ k u s m a y ^ ^ T a quienes hubo de complace^ aceptKido un puesto de aprendiza en un taller df :uodas. No le «itisfiM<4 lo más.mínimo ¡apostura, y en ^algún dinero conBDe indepenpticipó eh'el Concimo de belleza ^en 1922 por «Le Journal». ^ entre las representantes en el certamen eliminatorio ^ró en El Havre, obtuvo el I en la clasUicación definitira porlTjurado de París: el primer puesto conéspondió a Suzy Vemón. Trabajó como maniquí de sombreros para noticiarios doematográficos, e hizo su debut de actriz al mismo tiempo que Marie Bell, Arlette Marcha! y Dolly Davis, en un film de Rané Hervil Este mismo la elevó a estrella en «Miss Helyett», cinU mediocre; enseguida actuó en «Din«f«», cuyo director, Marcd L^Hetbier. le cambió su iMñlbre auténtico por el de líary Glor^^He posterionaette adoptó Isfforma defiolva de Marie Estatli^B,6i metros. Ojos azi bello

B

L

L OR Y

Peliculat

que ha

interpretado:

iras olvidadas ( ¡'orgotlen Faces), Schertzinger. La ley del hampa ti.orid). Josef von Stemberg. \lrí> plumas (The Four Feainest B. Schoedsack, Merián Lothar Mendcs. La vuel^olmes (The relurn of Basil Deán. Vn real (The Scandal ^ e l l . Labios sellaKGasnirr. Fanlas^lan from Yesterel. 24 horas Marión Genghai (Shanon Sternbcrg. ie (.Midnighl II. Cabálgala ón. Toda una Gregorv L a ev (The Die-

O G E RS (WILL^

Nació el 4 de Noviembre de 1879 en Claremore, perteneciente a lo que entonces se llamaba Territorio Indio, y desde 1907, Estado de Okiahoma: muerto en accidente de aviación el 16 de Agosto de 1935, en las cercanías de Point Barrow (Alaska), con el célebre aviador Wiley Post, cuando intentaban un vuelo a Rusia para dedicarse a la caza mayor. A los diez y siete años, Will Rogers cuidaba ganado, y su perfección como jinete y su destreza para manejar el lazo destacáronle entre los mejores «cow-boys» dc la región. Sediento de aventuras, retmió sus humildes ahorros y marchó a 'a R e p M U n Argentina; no pudo reaJi'.IR <:us ^4B^de colonizMior: 5>e q i M ^ ^ i n ^>n céntMKjr reanudó en I' Pamgifliu anticua pror«|dón de vaquei ueldo de cu^^íiólares mensua v o l u n t ^ H y a r a intenrenir ra con loi^^Hr. p e ^ s\} llegada L la ' i i ^ ^ B I> f**- Vuelto a

'se reveló^^»jfcpdor de lazo •"Circo, ganando un ' ^ m i o de cien ares, que no cobró a cambio de un ísto en la Compañía. Se caso ron BetBlake. y siguió una vida teatral nródiga en triunfos. Durante un incendio >>n el teatro en que actuaba ^kió al esonario psra calmar al p ú b l i c o ^ H w se desru) ~l formidable condició^^HÉiilll^ista < Itiempo fué l l a m a d ^ P n n Q d 4 a n o que ^ T s ha hecho reír j ^ u b l i c o de los EstaUnidos». Hizd^arias películas silen•us, y su éxito cinematográfico lleeócon TfiaVladas. En fo».ttlttfno» iM>MB58fehró nbién la actualidadVpHHHj^ y cok-aba mil dólares por ^tem^Vníñ viapado por todo el mundo, y era muy aficíoado a la aviación. tatitfa, 1,7o m e f l | . Ojosgrise. Cacastaño canosoj

t

Pelieulat

que ha

interpretado:

El nsueito (Laughing Bill Hyde). Casi un mando (.ilmosi a husband). Agua por todas partes (Water, water evetyu-here). El cojre del honor (Honest buch). El crimen de medianoche 'Midmighl Crime). l'n novillo tejaTexas Steer). Tip-Toes Un n la CorU del Rey Arturo (A ^rul Yanhee), David Butler. avid Butler. Faír;»' 0/ Li-

james

David Harum), Jame /.t- Juiige Priest. John Ford Andy, David Biitler


Las últimas indica-

práctica del higiéni-

ciones

co y saludable

indispensa-

bles para la mejor

E

XIOKNCIA8 ajenas a nuestra j voluntad hannos obligado a e s t a b l e c e r , modificando nuestrt) propósito, un paréntesis en los trabajos que hemos v e n i d o dedicando en estas páginas al deporte del camping. H o y reanudamos, para terminarla, aquella serie de trabajos con algunas indicaciones de suma utilidad. A u n podríamos añadir algunos datos más a los que v a m o s a consignar aquí; penj como serian puramente estadísticos^—^precios de los útiles esenciales, dirección de las principales entidades d e l camping en Europa, e t « . , etc.^—, vamos aomitirlos, no sin antes ofrecer a aquellos de nuestros lectores a quienes pueda interesarles, facilitárselos particularmente, si así nos l o piden. Pasemos ahora a consignar las indicaciones ofrecidas. Material indispen-iahle para el ' ' c a m ping" ligero La mochila.—Debe elegirse del tipo llamado «noruego», de fácil transporta, en tela fina, pero resistente, con bolsillos exteriores, numerosos compartimientos en el interior, y tirantes para su cómoda colocación sobre la espalda. Uno

de-

porte del «camping» de los detalles más dignos de ser tenidos en cuenta es su ancho, que debe acomodarse exactamente a la espalda y a los ríñones, j que ha de permitir la más razonable distribución del peso de los útiles transportar. Conviene habituarse a colocar metódicamente los mismos objetos en el mismo sitio, lo que permitirá servirse de ellos rápidamente con el menor esfuerzo. H a de tenerse muy en cuenta que los objetos de más fre<mente uso, es decir, aquéllos cuyos servicios puedan ser requeridos durante la marcha, deben acomodarse, indefectiblemente, en la parte exterior de la mochila. IM tienda de campaña.—Debe ser sólida, ligera e impermeable. Sus dimensiones estarán supedita<las a las exigencias de su utilidad. según que haya de servir para una o Kiizabelh Alian más personas. L a ha querido fingiritr g r u m e t e f o r m a llamada para que el foló«canadiense» es la Krafo reeoja esla más cómoda y de bella aelitud de más fácil montala admirable arIríz de ia panUje. En n i n g ú n lla sobre la borcaso la tienda .seda del balandro, rá de ima sola teeon un fvtAo de la, sino de dos, y genlil pirata inofennivo... con doble te<;bo


12

Biblioteca de Uiue^^ircunjoA

LA A V E N T U U A DE I ' \ A XOCIIE

tfUhlíJllliíiíHlMíflI —Tanto como que uo es formal... l'ero, en fin, es víctima de un miserable que le quiere hacer olvidar sus deberes. Pero, ahora que me acuerdo, ¿a qué hora tenía usted que cenar con esa señora? —¿Por qué me lo preguntas? — P u e s bien: porque tengo piedad de ella. ¡Pobrecilla! E l l a esperándole a lo mejor en medio de la calle con el frío tremendo que hace. —¿Te parece? N o te preocupes. Seguramente hace y a bastante tiempo que está en su casa. A menos que no se haya ido a cenar con otro. —¡Sí que tiene usted una opinión bien extraordinario de la mujer que ama! —¿Que amo? ¡Perdón! ¿Te he dicho y o alguna vez que la amo? — E n definitiva, usted ve una mujer, la enamora, y cuando todo está acabado, la manda a paseo. ¿No es eso? A m i g o mío, puede usted ser, sin pretenderlo, la causa de una gran desgracia. —¿Sermón también? ¿Es que formas parte del Comité de Beneficencia? — N o ; pero, la v e r d a d , a mí me parecería bien que usted fuera a buscarla y le dijera: « Y a no te quiero»; solamente eso. Aunque, mire usted: es más íácil decirle: « Y o te quiero». —¿Te han dicho y a a ti acaso esas tres palabras estúpidas?

—Sí . . — ^• respondí, dándole un par de patadas ei» ia espinilla al impertinente: — ¡ Q u é idea más absurda! ¿Y por qué eso? — P o r q u e . . . , porque no me gustaba. — ¡ A h , ya! L a noche se sucedía de un modo agradabUí.simo, De un lado, Arlette y su don Juan bebían a la salud del próximo viaje que ibail a realizar. Del otro, Betty y su flirt reían y gozaban francamente con toda la insolencia que les permitía su poca edad. Hacia medianoche, Betty, que pensaba que su papel estaba terminado, huyó, como Cendrillón, olvidándose, no de una zapatilla, pero si del paragiia.s de Mizzi.

A l día siguiente, la señora Vécart recibió, tan pronto como se dispuso a abrir el estanco, la visita de su yerno, el cual, con su estulticia acostumbrada, empezó a contarla a su manera los incidentes que le habían sucedido a su mujer en su excursión nocturna: —Sí; figúrese usted, querida mamá—-comenzó—: Arlette duerme todavía porque la pobrecilla se acostó tardísimo anoche. Su amiga la llevó al café; después, al cinema, y ella me ha contado toda la película. E s un film magnifico; se trata de una burguesita que está casada con una especie de idiota. Entonce»

. —¿Qué es eso? — E Í S U U . . . Es una... Es para... Y o no sé qué... — H a s t a la vista. — N o ; no se vaya usted todavía; siéntese usted un momento. —Oracias. l/sted es muy amable; pero tengo pn,s.i —Entonces usted me dará alguna cosa para los chiquillos pobres. —Tenga usted. ¿Tengo ya permiso para marchar? — N o , no. T o d a v í a no. —¿Pero qué diablos quiere usted que haga y o aqui? — Y o no sé, pues... Telefonee usted a alguien. ¿Por qué no telefonea usted a alguien? —¿A quién? Si yo pido un número, puede hab<r allí un señor celoso y... Buenas tardes. —¡Escuche, escuche! Mire usted ahí. —¿Qué pasa? —Allí, aUí, un ratón. — ¿ Y por eso chilla usted de ese modo? — N o ; y o he chillado para que usted no se marche. Me aburro extraordinariamente aquí sola. — L e a usted los periódicos. — ¡ O h ! M e fastidian de una manera considerable. — D í g a m e entonces: ¿Qué es lo que quiere usted exactamente? — P u e s y o quisiera... — U s t e d quisiera... — Y o quisiera que usted se estuviera aquí todavía cinco minutos más. Entonces, yo cerraré el estanm y podremos marcharnos juntos. — M u y amable; pero, desgraciadamente, no ten^ii tiempo. Hasta la vista. — ¡ O h ! Y o sé muy bien jx)r qué no tiene usted tiempo. Usted tiene una cena esta noche... —Exactamente. Y entonces usted me dispensará. E s preciso que me v a y a . Pero dígame: ¿Qué es lo que me quiere usted? — P a s a r la noche con usted. — ¿ P a r a hacer qué: una escapada, un paseo? U s ted no se ha fijado en el mal tiempo que hace. — N o , no me he fijado. P e r o eso me es igual. L o que y o pretendo es que usted y yo pasemos toda l.i noche juntos.


Biblioteca de CUtAftCUnOJ^ — T o d o eso es muy lisonjero. ¿Pero qué pensaría yo de todo ello si fuese un hombre fatuo? — N a d a . ¿No se ha fijado usted enseguida que me gustaba? — N o ; yo no he tenido esa impresión en el primer momento. —Naturalmente; en el primer momento yo no sabía quién era usted. — ¡ A h , ahí ¿Así que usted ha esperado a saber quién soy para decirme que le gusto? — A h o r a resulta que todo lo entiende usted al revés. No; me es absolutamente igual saber si usted es el gran turco o el primer advenedizo. — E s usted la que lo dice. —Sí; p>ero es que yo no puedo irme de paseo con un cualquiera. ^', además, nosotros... A nosotros nos gusta mucho la nobleza. El conde Roberto .Marenzi sonrió contra su voluntad. Luego la invitó: —Salga usted un poco de detrás de ese mostrador. —¿Para qué? —Salga, salga. Camine un poco. —¿Pero qué es lo que quiere usted hacer? — H a g a lo que le digo. Obediente, IJetty se puso a p>asear de un extremo a otro del estanco, mientras que el conde Marenzi la miraba con todo detenimiento. — E s usted bonita como un amor. Iremos a cenar juntos. Renuncio a mi otra cena, aunque lo que yo haga esté mal hecho. E n fin, tanto peor; no iré. Pero la prevengo que usted no me hará perder la cabeza. Y o soy mucho más fuerte y mucho más viejo que usted. —¿Entonces, cierro el estanco? —Sí; pero antes dígame cómo se llama. —Betty. —Bettj'. Es un nombre muy gentil. —Pues ande, ayúdeme usted. Vamos a echar los cierres, y luego nos marchamos. —Repare, querida Betty, que está nevando, ¿eh? — E s o no tiene importancia; voy a coger mi p a r a guas. O si no, mire: aquí está el de Mizzi. Llevaré este. Y sonriendo ante su gran aventura próxima, el conde Roberto Marenzi y la colegiala Betty cerraron^ el estanco, se metieron en un taxi y se hicieron llevar a uno de los restaurantes más elegantes de \ iena.

C A P I T l ' L O 111 Cuando llegaron a este restaurante, la fiesta estaba n todo su apogeo. L a fachada estaba iluminada por todas partes, y del interior salían los lánguidos comjiases de un vals romántico Parejas elegantes entraban y salían sin cesar. i4ombres vestidos de frac, mujeres envueltas en \aporosos trajes de seda. A un lado estaba el restaurante elegante; al otro, el bar donde los chóferes bebían alegremente mientras esperaban que sus patronos hubiesen terminado de cenar. E n este momento, una pareja ligeramente extraña acababa de descender de un automóvil elegantísimo. 1^ mujer era Arlette, la cual, para este acto, se había pacsto bajo su espléndido y nuevo abrigo de pieles un encantador vestido de noche. El hombre—no hace falta decirlo—era el conde Marenzi. el padre del nuevo fürt de I3etty. Se instalaron en un reservado, y el conde llamó iiunediatamente al luaUte para pedir la cena

— V a m o s a ver, mi bella amiga—dijo entonces él con una sonrisa de satisfecho don Juan—. ¿Qué es lo que te gusta •para, cenar? ¿Un poco de caviar? ¿Truchas? ¿ITna p>erdiz? O veamos algo más simple: ¿un guiso de ternera? —¡Oh! De ningún modo—-replicó vivamente A r lette—. N a d a de guiso de ternera. Estoy harta de comerla todos los días. —Sí, tienes razón, hija mía: eso es un poco pesado por la noche. Y volviéndose al camarero: « —Entonces traiga usted lo que le he dicho antes, | con una buena botella de Sauterne. j . \ h ! E s encanta- j dor que estemos aquí los dos juntos, amiga mía. ; Mientras les preparaban los platos pedidos, R o berto y Betty descendían a la puerta del restaurante de su modesto taxi, no sin que Bett>' se diera un mag- í nífico resbalón sobre la nieve por haber rehusado la mano que le tendía el joven conde. —Vamos a ver—dijo éste cuando se sentaron a U mesa—. ¿Qué quieres que comamos, pequeña? — Y o creo que nada; debe de ser todo tan caro aquí... —¿Ah, sí? ¿Cuánto te parece entonces que gastemos, vamos a ver? — D o s chelines cuando más. Roberto se rió con las mejores ganas. —¿Dos? Entonces, amiga mía. no nos queda más que para beber. Anda, anda; \ amos al restaurante elegante. Betty protestó perfectamente seria: — ¡ A h , eso sí que no! Y o no quiero vivir por encima de mi condición ^', por otra parte, yo ie aseguro, señor conde, que usted no p>erdería nada por pasar algunos instantes entre la gente del pueblo. E n este momento, el camarero se acercó con la mayor obsequiosidad: —Buenas noches, señor conde. ¿Desea usted un guiso de ternera o un scalop a la vienesa? Betty se adelantó a contestar: —^'o tomaré un guiso de ternera nada más. —Bueno, pues traiga usted dos—confirmó el conde. —Bien, señor; voy a recomendar que se los hagan especialmente para ustedes. Diré (|ue son para el señor conde Marenzi. Betty estaba encantada. Se sentía fehz de encontrarse así, de improviso, con un hombre y en un restaurante tan famoso. El mismo Roberto encontraba deliciosa esta aventura. Pero Betty se hubiera divertido probablemente menos si hubiera sabido que su hermana Arlette se encontraba en un gabinete particular del piso superior con el padre de este hombre que la acompañaba. E n efecto, Arlette acabó por animarse cuando, poco después, llegaron a la mesa las deliciosas truchas y el fresco .Sauterne. Pero lo que ella aguardaba con más ansiedad eran las perdices, por saber si la calidad dc las comidas del restaurante respondían a su precio. Mas en este momento las perdices que se había de comer Arlette fueron a parar a la mesa de Betty y Roberto. Betty protestó inmediatamente: — U i g a , camarero: ¡pero si nosotros hemos pedido dos guisos de ternera! E l camarero sonrió picarescamente: —Señorita, estoy seguro de no haberme equivocado. Estas perdices están preparadas especialmente para el señor conde.

L A A V E N T U R A D E Ü \ A XOCHE —Pues es gracioso—comentó Betty—; nosotros hemos pedido dos guisos de ternera y nos traen perdices. ¿No lo encuentra usted gracioso, señor conde? —Sí; es muy extraño. Pero, ¡bah!, no hagamos caso. Naturalmente, los dos guisos de ternera en cuestión habían ido a parar a la mesa de Arlette y de su viejo acompañante. Este se mostraba encantado, porque los tales guisotes le gustaban de un modo extraordinario. Pero Arlette, imperativamente, le obligó bien pronto a reclamar las perdices. En suma: el error acabó por descubrirse, y el camarero tuvo que pedir excusas a Roberto, explicándole que su padre estaba en el piso superior con una nueva conquista. Betty, en medio de su ingenuidad, creyó qtie se trataba de la condesa Marenzi. — ¡ O h , Dios mío!—dijo toda asustada—. ¡Qué casualidad haber venido a parar al hotel donde están

sus padres! Seria de ver la cara qae pondría su m a dre si nos viera. V en cuanto a su padre... ¡Oh! ¡El recibiria el más rudo golpe en medio de su corazón! — M i padre sabe encajar golpes mucho más fuertes que ése sin acusarlos—comentó néndose Roberto. — E s verdad que con un hijo como usted él debe tener el corazón bastante endurecido. ¡Pero su pebre mamá!... ¿Cómo se puede hacer sufrir así a una madre? Roberto continuó ríéndoae de un modo escandaloso: „....„. 1 —^

11

ncionej

—^Tranquilízate, pequeña mía; te aseguro que y o no he hecho jamás sufrir a mi madre. —Usted creerá eao seguramente; pero es porque no conoce el corazón de su madre. E n cuanto a la mía, me consta que sufre de un modo horrible cuando su hija no se comp>orta formalmente. —¿Formalmente? Entonces, entonces tienes qne corregirte. — N o , no; no hablo de mí; hablo de una hermana mía. — ¡ A h ! ¿Entonces tú tienes una hermana que no es muy formal?


KSTRI:I.I..\ D O R A D A CDuranccj. -Imperio Argentina nació el ->() lie Í>icienibre «le i<)io, en H \ I E N I ) s Aires. Tiene los cabellos y ojos negros. Actuando E N el Teatro Komea, de Madrid, la vio l'liirián Uey trabajar, y (|uedó encantado con S N arte personalísinio. La propuso un contrato para realizar la película Líi hermana Sun Sulpicio, (pie ella aceptó encantada. .\demás de esta película, ha interpretado Los chnt'les </< !ii l'/r^'oj, Cora:ont's • . ' ) > I • ' > ) , ' / > Cnuipolis, Ll pri."

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bo-

i.i !.::iiidiui Sjii Sulpicio r-íión sonora), c t i i t i Está ca,-ada con Florián Key, y desde el 13 de . \ b n l de K)35 es madre de U N niño que se llama l"lorián. P u e d e escribirla a C. I. F. E. S. \ , Avenida de Eduardo Dato, 34, .Madrid. \ ' i K ' l \ a a escribir cuando fuste. C . I K R N Á N O E Z

- MOLINA

. —

Muy agradecido por el envío de la canción. Claro que se puede saber el número de estrellas que trabajan en todos los Estudios del mund • " r o es difícil de hacerlo, . ntaremos. En Xorteamei 11.1 nay, aproximadamente, unas 400, y calcule usted otras tantas en los distintos Estudios del resto del mundo. Mi opinión sobre la producción nacional del año próximo es pesimista, \ a m o s muy despacio en c o n p a ración con otras naciones. L a letra en francés que le interesa es: Je t'aimerai toujours, toujours . — Ville '' >III'111-' Ronjour, monsiettrs, •ts ton firmament—• ii)i ¡'uiuíiií, pour les amants...— Je n'ai ríen lul—Au bord de

BAKt.KLO.NA.

Ihinuhc bien—les amoiireux hi'iienx,—ils t'atmeront 'le d'amour.—Ville / ... i lantc. monsieiiis' I .,1 o t r . i 1 . i n e i i u i i p i e me ])i(lf 110 l.i t i n y o \

1

\

\ I 1 .\sco ("Sandifícil contestar en I t.. . ,1 sus preguntas priiner.i-, i.o otro, desde luego, '! nuicho gusto, l'l reparto de •puerto centra! es el siguiente. Jim: Richard Barthelmess; Jill: Sally ICilers; Neil: T o m Hrown: I.a muchacha rubia: Cdenda Farrell; Darkman: H a rold Hubert; F^ddie: James M u rrav; Mrs. FMaine: Claire Me D o weíl; .Mr. Blaine: Grant Mitchell; W'eatherman: Irvig Bacón; Man Inwrech: Charles Sellón; Jefe: Robert Craig; W a i tress: Lucille Wards; Managers: Willar Robertson y Douglas Dumbrille. Dirigida j w r W'illianí K . Wellman I iari Coo})er nació el 7 de M a \ o (le 1901, en Helena (,Montana). Tiene los ojos azules y el cabello castaño, y t,oo de estatura. F^stá casado con Sandra Shaw. Sus principales películas son las siguientes: El ángel pectutor, .Has, del divorcio. Camino di Nevada, Caravanas / « . ..'s. La legión de los condenados. Calles de la ciudad. Adiós a las armas. Perfidia, Bean Sabieiii, Ma-

rruecos, L'na mujer para do Tres lanceros bengalíes, Nochi nupcial, etc., etc. Co.NCHITA Riiz (Madrid). Escriba a Ricardo Núñez, . \ n toñita Colomé y Antonio Portago a C. F-. . \ . , Barquillo, 10, Madrid; W a r r e n William, Dick Powell y A n n Dvorak, a W a r ner-l-'irst National Studios, Burbank (California); Jack Holt, Jeán .Xrthur, A n n Sothern y Nancy Carroll. a Columbia Studios, 1438 Gower St. Hí)llywood (California); Sir G u y Standing, Elissa Landi, Sylvia Sidney, en l*aramnunt Studios, Hollywood (California). Si no pide usted fotografía no hace falta enviar ninguna cla.se de sellos. C A R M E N L; R O D R Í G U E Z

{Ma-

drid ).—Con mucho gusto le doy el reparto que me pide con tanta simpatía: El pan nuestro de cada dia: Director: King Vidor. Reparto: Mary: Karen Morley; John Sims: Tom Keene; Chris: John T. Qualen; Sally: Bárbara Pepper; Lovie: Addison Richards; L a madre: Madame B<jnita; T í o .\nthony: Harry Holmar; VA padre: Harold Herquist; L a anciana: Marión Ballow; Mrs. l-arse; Alma f^rns; Los niños de Larsen: hermanos Milsfield; E l barbero: Lionel Baccus; El vendedor de cigarros: Herris Gordón; Jew: Bill Engel; líl plomero; Frank Mi-

nor; El carpintero: Henry Hall El sepulturero: Frank H a m nond; Bully: Lyonton Brant; líl político: Henry Burroughs; F^l hombre pequeño: Harry Brown; .\un cuando no le doy el reparto completo—por su gran extensión , puede usted tener la ((inijileta seguridad de <|ue no trabaja el artista que me menciona en su carta. I'n

1 . \ i r s i . \ s T . \ 111. I .\ Kl v i s -

( Barcelona ) . Escriba a G a r y Cooper y Mae W e s t a Paramount Studios, Hollywood (California), y a Clark Gable, a Mctro-GoldwynMaver, Cidver ("ity (California). T.^

«Ci.NKGR.\MASii

I I IS • I Zaragoza ) . — Rosita Díaz ( o m e n o nació en ^tadrid el día 13 de Septiembre •ooS Tiene el cabello rubio lo-, OJOS pardos. ICstatura, 1.58, y pesa 48 kilos. Klstudió la carrera de Medicina, que abandone) ,1 ( . l u s a de su gran afición a la escena. E n calidad de meritoria ingresó en la Compañía de .Martínez Sierra. Más tarde pierteneció a la Compañía de Josefina Díaz y Santiago . \ r tij;as. D e regreso a España de una jira artística por .América del Sur, firmó un contrato con 1.1 Paramount para interpretar películas habladas en español en los E.studios de Joinville. Ahora hace pró.ximamente un año que marchó a Holhnvood, con-

Mariano Lappirs. realizador «Ir « . \ m o r e n maniobras», con Ion elemertlOH técnicos y artísticos que intervienen

tratada por la Casa Fox. Sus principales films son los siguientes: Su noche de bodas, Un caballero de frac, El hombre que se reia del amor. Lo mejor es reír, Susana tiene un secreto. Se ha fufado un preso. La Dolorosa y Angelina o el honor de un brigadier (todavía no estrenada en . etc. (Toledo).—Gracias sus elogios y por el envío de esa canción. Ix) otro puede mandármelo, y si está bien . , ya veremos lo ( | n .V^vvoi.

JKIR

UN

CUBANO

Kl - l i

SABADELL (Sabadell ba a I^ina Vegros y K a u í o i i de Sentmenat a Estudios Cinematográficos Trilla L a Kiva, Barcelona. L a canción que solicita y a se publicó en números anteriores. \l\ki-. - 1 RK.\.Nd (Barcelona). La. letra que solicita de la película El negro que tenía el alma blanca es: La tristeza de <:rr neí'ro yo llevo en el alma.— prendo por qué quieres ,, ' Mel blanca.—Otra piel para srr v e feli: quiero;—ST no l'l

- i- •'i-iitro, mew'i'i-

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nunca f y ,WI l"ll

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alguna mu1 desesperar,—qiu ¡u ¡m una ¿ E C R T de rosa—te habrá de besar.—El amor de un negro no querrás para ti.—Un amor tan triste no te haría feliz.—Negro soy yo.—A'ígro eres tú.—Nunca en mi piel,— Nunca en tu piel—pusieron sus fuegos los labios—de alguna ¡Aujer. L a letra del tango Guitarra mía, de Imperio .\rgentina, no la tengo, y lo siento. R.

LIBRIS

en esta interesante producción española


Envíenos pronto su retrato, porque en breve se terminará el plazo de admisión

OPER

JLa gran afluencia de concursantes nos obligará a cerrar en breve el período I de admisión de fotografías. Por lo tanto, le aconsejamos que se apresure usted a enviarnos la suya, si es que desea que se publique y si tiene interés en optar a los valiosos premios ofrecidos, que son los siguientes:

LUNES, la interesante producción

La c e n a ile Uís a€iisa«losl Por

William

500 500 500 500 500 500

pesetas pesetas pesetas pesetas pesetas pesetas

para para para para para para

DAMA J O V E N ACTRIZ DE CARÁCTER GALAN JOVEN ACTOR DE CARÁCTER A C T R I Z INFANTIL A C T O R INFANTIL

1.000 pesetas, PREMIO ESPECIAL para un GALAN JOVEN, establecido por Estudios Ballesteros Tona Film.

Powell

Myrna Loy y Maureen O'SalIivan

Un film Metro-Goldwyn-Mayeri

Otros premios Entre las personas que no alcancen los premios anteriores se distribuirán numerosos regalos (de los que se publicará una lista oportunamente), donados por las firmas cinematográficas CIFESA, FILMÓFONO, ATLANTIC FILMS, SELECCIONES CAPITOLIO, WARNER BROS, FIRTS NATIONAL, RADIO FILMS, CINE FÍGARO, etc., etc.

47 ingrediente V

diferentes entran en la

A los impacientes

composición de

Hemos de advertirles que el gran número de fotografías recibidas nos impide atender los ruegos que muchos nos hacen de que se publique «enseguida» su retrato. La selección se hace por orden de llegada

A M A M I

ciiinpi' .I y briltrza parn c) e.thi lh< I limpid. lo pt-rtuiTta. aclaru ri color, le <lá ^fflfjo^ naturalc-^ cncantaJori-.s ) lo conserva >;im' y hrnnoso HM- Amami par;» oblviwr v\ toUir '* " „'Jrtiu,-,.^V ' ' natural i laro que tant.i ía%nrt(i- OrpoMfciruM PlíOfl/í/.,S A > pata tMtar qui cl ^abiHo s. /laríü. ISI Harcetona einpafit* y obscurezca. AIIKIHH ^ ^ p ^ ^ "^^S es tol y !*alud para el cabelle

tratamiento

AMAMI

N a d a de grupos ni parejas Como en este Concurso no se publican grupos ni parejas, las fotografías han de ser individuales, buenas y claras (a ser posible, de medio cuerpo y de tamaño postal, por lo menos).

A los distraídos

oitíE Oioai a la

mim

l A A S T K O L O ü l A l « ofrece la « I Q U E Z A . indique in lecha de su nacimienlo y recibirá GRATIS . E L S E C R E T O D E LA F O R T U N A » , que le indicara los números de su suerte p a ra G A N A R A L A L O T E R l A y otros l U E G O S y i n o n f a r en A M O R E S , N E G O C I O S y d e más empresas de la vida. Miles de a g r a d e c i mientos prueban mis p a l a b r a s . Remita 0,50 céntimos en sellos de c o r r e o de su pais, a l

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HKísten conocimientos que pueden proporcionarle lo q u e la belleza. U juventud y el dinero n o lot^ran coitseguir. SI IC interesa sabc-r •Cdrno dfnpertar la pastón ann>rosa~¡M atracción ma^éttcíi de ió» sexos CauiMs del desencanto Cómo conquistar a quit-n nos >íu.s/u u retener a quten amamoH Cómo Ilefíar al i orazón del hombre Cómo inspirar amor a Ul mujer Cómo cfmiHer las horas propicias thcada dia -Cómo desarrollar mirada mofinétict: Cómo intensiticar ¡os atributos dt ¡a juventud, cr I' I T I L I Í M I ) , A p hoy m i s m o p o r inloriiiación gratuita

tado 159. V i g o , Eí»paí)a.

Nermeiadas<

TREVIJANO

Talleres dt Prensa Gráfica, S. A., Hermosilla, iMadc la Spain

73, Madrid

Se les ruega que todas las fotografías deben traer al respaldo pegado un cupón. Si envía varias fotografías, ha de pegar usted un cupón al respaldo de cada una de ellas. Repetimos también que el exceso de trabajo nos impide devolver las fotografías ni sostener correspondencia con los concursantes.

Sí, usted también debe participar Una inleligentísima dama, admiradora de C I N E G R A M A S , nos dice que ella no se alreve a participar en este Concurso de Rostros Fotogénicos, porque no se considera ni joven ni hermosa. Le diremos que tampoco lo son la mayor parle de las estrellas. Además, eso lo dirá el Jurado. Toda persona, sin distinción de edad, puede ganar un premio en esle Concurso/ el cine necesita la estrella tanlo como el galán, la actriz de carácter como el actor infantil. Así, pues, remítanos su fotografía, debidamente franqueada, con la siguiente dirección: t a N E G R A M A S , Concurso de Fotogenia, Apartado 571, Hermosilla, 73, Madrid. I

CUPÓN Concurso de Fotogenia de CINEGRAMAS NOMBRE SEUDÓNIMO (Sl p o M U t c d seudóalmo, rnlendcrcmo»

que no desea que publiquemos su noiubrcl

CALLE

N."

POBLACIÓN ESTAIURA

PESO

PELO: C O L O R ESPECIALIDAD:

OJOS: C O L O R (cll)a «qucUa efl que desee clasificarle y lache U s demás)

D A M A JOVEN

ACTRIZ DE C A R Á C T E R

G A L A N JOVEN

A C T O R DE C A R Á C T E R

ACTRIZ INFANTIL

A C T O R INFANTIL



1.° S e r i e de l o s dibujos

humorísticos

d el o s

dentífricos

Chiorodont D i b u j o N.°

6

11

REGOCIJO

I

APOTEÓSICO"

I I I

; I I I

'apuntos ¡ Q u é satisfacción! N o más dolores: reina l a alegría sin sombra de malestar. Los dientes sanos y blancos s e exhiben sonrientes. Los g n o m o s C h i o r o d o n t , e n c o l a b o -

ración con el dentista, han hecho una o b r a perfecta, "Dientes Sanos y Blancos". Todo un desbordamiento d e gratitud... Baile, música y d e s p e d i d a triunfal.

Y a h o r a , r e c o r t e n p r o n t o é s t e último d i b u j o , m á n d e n l o , c o n los 5 a n t e r i o r e s y 2 t u b o s g r a n d e s v a c í o s , a l L a b o r a t o r i o

A. Klaebisch.

Barcelona, Valencia, 263, y p a r t i c i p a r á n e n e l s o r t e o d e los p r e m i o s s i g u i e n t e s : P R E M I O S O R P R E S A ; Por cada dos tubos vacíos que se entreguen ¡unto con lo anterior, se obsequiará con otro número del referido sorteo. P R I M E R P R E M I O : Un pasaje gratuito para un viaje aéreo, ida y vuelta, a Dresden, en los aviones trimotores de la Deutsche Luff Hansa. Visita o las fábricas «:Chlorodont>, que por primera vez, hace 30 años, fabricaron esta acreditada pasta. S E G U N D O P R E M I O : Un pasaje, ídem, ídem, a Stuttgart. TERCER P R E M I O : Un pasaje, ídem, ídem, a Marsella. P R E M I O S DE C O N S O L A C I Ó N S I N L I M I T A C I Ó N : Un tubo grande de pasto fChIorodont» y una muestra de aceite «UVEí a cada participante. De la primera serie de Dibujos humorísticos de los Dentífricos <Chlorodont> se harán cromos, y todos los que deseen recibirlos pueden dirigirse al arriba indicado Laboratorio, quien muy gustoso tomará noto de las direcciones para enviárselos hasta que se agoten. No olvide de visitar 2 veces oí año al Dentista y de usar 2 veces al dio

PASTA

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