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GRUPO EDITORIAL SÁNCHEZ





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CRÓNICA 21

JUEVES 19 DE ENERO DE 2017 | oyechiapas.com

EL REALISMO MÁGICO EN TUXTLA GUTIÉRREZ JOSÉ LUIS CASTRO A. CRONISTA DE TUXTLA GUTIÉRREZ

¿

Se ha escrito alguna crónica que pertenezca a la corriente literaria del Realismo Mágico? Sí, de 1949 a 1950 Jacob Pimentel Sarmiento (Ocozocoautla 1910– Tuxtla Gutiérrez 1977), como cronista, escribió “Tía Lushi”, “El dueño de los venados”, “Los cheles del perro”, “El hombre perro” y “El tapa caminos”, mismas que forman parte de la corriente literaria del Realismo Mágico, publicadas en el libro “Cuentos Regionales” (UNACH, 1993), en el que se reúnen 34 crónicas costumbristas escritas de 1949 a 1950. Pimentel Sarmiento fue un gran conocedor de los usos, tradiciones y costumbres, creencias, supersticiones y conductas chiapanecas, en particular del imaginario colectivo de los tuxtlecos. A principios del siglo XXI surgieron en Tuxtla Gutiérrez algunas crónicas con elementos del Realismo Mágico. De acuerdo con la crítica literaria, estas crónicas retoman las características, los ideales y el espíritu del Realismo Mágico, movimiento literario hispanoamericano que predominó en las décadas del sesenta y setenta del siglo XX. He aquí cinco muestras: “Los recintos en Tuxtla” [“Tío Meli (Melitón Barrientos) desde niño se dio cuenta que tenía poderes sobrenaturales, pero no fue sino hasta después de los veinte años que le dijeron en la Ciudad de México, en un recinto espiritista, que tenía facultad de Médium y que su protector era su abuelo Salomón Gutiérrez Gómez”, 2010], de Jorge Alejandro Sánchez. “La limpia mediante la pasada de huevo” [“La pasada de huevo se utiliza para curar de espanto a personas de cualquier edad. El espanto es producido por impresiones emocionales desagradables como el miedo, el coraje o la vergüenza”, 2011], de Carlos Hiram Culebro Sosa. “Algo más del Tuxtla de ayer” [“De casas de corrales de piedra, habitadas por indígenas zoques, en donde a medianoche se escondían los brujos transformados en toros o vacas, perros o gatos, puercos o jolotes”, 2014]; “La curación de espanto en Tuxtla Gutiérrez” [“Enfermedá mala, ya salite de esta pobre almita inocente, ya no estés chingando”; ¡Por la santa memoria del Santo Niñito de Atocha, ya andáte, por favor!; ¡Y diay, pues, ¿aquióras te vas a ir desgraciado?, 2014] y “El susto o espanto: síntomas y curación en Tuxtla Gutiérrez” [“Cuando alguien se enfermaba del mal del espanto, los curanderos zoques decían que el animá (alma) se había extraviado o se había quedado tirado en la tierra

CORRALES DE COPOYA

ALTAR CATÓLICO

(lugar) en donde se había espantado (asustado). Con las curaciones de nueve días (limpias o rameadas), el enfermo de mal de espanto se componía al recuperar su alma que se había extraviado”, 2014], de José Luis Castro Aguilar. Crónicas que han sido identificadas como pertenecientes a la corriente literaria del Realismo Mágico por contener (los relatos) algunas características o elementos mágico-fantásticos en hechos sociales o curaciones mágico-milagrosas (de brama, de espanto, de mal de ojo, de azar, de antojo, etcétera), sin ninguna explicación lógica o científica, como producto de las creencias indígenas, populares o religiosas. Relatos que fusionan la realidad con la fantasía en la narración o descripción de la vida cotidiana de las zonas marginales (barrios y colonias populares) del otrora pueblo de Tuxtla Gutiérrez, en donde el mito, la superstición o la fe inquebrantable son hechos reales, verdaderos, omnipresentes, tanto para el narrador protagonista como para los personajes reales y lectores competentes, sin tomar en cuenta la razón; pues, lo irreal, lo extraño o lo fantástico-maravilloso de la vida cotidiana están presentes en la crónica tuxtleca como parte de la cultura de la superstición. Hay pues un retorno de temas del Realismo Mágico en la literatura costumbrista (para algunos críticos efímero), en consonancia con las creencias populares de la época, en la recreación de la realidad que aún pervive en los nativos, realidad que no ha muerto, que no ha desaparecido, que sigue vigente en pleno siglo de las luces en los tuxtlecos que ya son otros… para continuar siendo los mismos.

En muchas ocasiones, algunos cronistas de ciudades, con cuantiosos bagajes culturales (la mayoría de éstos impuestos por usos, tradiciones y costumbres), recepcionan, entienden e interpretan la plurisignificación de su realidad cotidiana y la recrean a través de sus crónicas costumbristas. En este tipo de crónicas, el autor no tiene ninguna intención estética (literaria) ni informativa ni persuasiva; no, el autor se propone comunicar su visión personal del mundo (es decir, de los mundos real, intelectual e imaginario popular), influido por alguna tendencia artística (escuela, movimiento o corriente literaria), con un concepto del universo amplio y plural, de una realidad ni homogénea ni tipificada ni excluyente. Estos cronistas de ciudades escriben relatos sobre hechos naturales, espirituales o mitológicos, de algunos hechos sociales sobrenaturales, absurdos, ilógicos, inexplicables. En estos textos, los autores se liberan de prejuicios racionalistas, académicos o científicos para apreciar lo real maravilloso de las creencias populares chiapanecas. Cuando un cronista realista recrea en una de sus crónicas la realidad cotidiana de su entorno, lo hace de manera parcial, incompleta; pues gran parte de lo mágico y maravilloso de esa realidad queda excluida. Sólo el cronista del realismo mágico es capaz de considerar los aspectos “fantástico-maravillosos” o “mágico-milagrosos”, del mito, la superstición o la fe. Las características del realismo mágico se hacen presentes en cada una de las narraciones. Los fenómenos curativos, de la medicina alternativa de las zonas marginales, no tienen explicación médica ni científica; sin embargo, el misterio de las milagrosas curaciones mágicas son reales, verosímiles. Los enfermos y/o sus parientes tienen fe en este tipo de curaciones, ¡fe ciega! La fe es aquí es un elemento mágico, maravilloso. Lo común, lo ordinario y lo

GRAFITI EN TUXTLA GUTIÉRREZ

MURAL EN EL EDIFICIO DE BANCOMER

cotidiano para los chiapanecos puede ser irreal para otras culturas, pero no para Hispanoamérica. Lo mágico, lo sobrenatural y lo maravilloso es inherente, implícito, en la realidad chiapaneca. Los sucesos sobrenaturales o los acontecimientos extraordinarios ocurren todos los días y a todas horas, y todos son acontecimientos normales, naturales en la vida cotidiana del pueblo tuxtleco.


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