5 minute read

Como activar tu fe

Next Article
Adventist Health

Adventist Health

Por Carlos Camacho

Llega un momento en el que te das cuenta de que tiene que haber más en la fe que simplemente asistir a la iglesia sábado tras sábado. Tal vez desees algo más que simplemente seguir lo estipulado en tu camino espiritual con Cristo, si es que se le puede llamar un caminar. ¿Cómo liberarte cuando se trata de participar en una relación creciente con Dios? La simple participación en la iglesia no está proporcionando la respuesta que tu corazón ha estado buscando. En el fondo, todos deseamos lo que Dios desea: una relación emocionante, creciente y amorosa con Jesús.

No te desesperes. Recuerda, Dios quiere pasar tiempo contigo. La mitad del problema está resuelto. La otra mitad eres tú y si estás leyendo este artículo, también deseas conocerlo, ¿no es así? Entonces, ¿qué estás esperando? Permítanme compartir algunas cosas que he hecho para entablar una relación creciente con Jesús y para reavivar mi caminar con él.

Hay tres acciones que pueden ampliar tu relación con Dios: 1) conectarte con él, 2) buscar oportunidades para servir y 3) compartir intencionalmente tu fe.

Estas son algunas otras sugerencias además de las tres acciones principales.

Deja de pensarlo y simplemente hazlo. El truco más viejo del mundo es la hiperactividad. No tienes tiempo para Dios, reconócelo. Debes hacer tiempo. Debes planificar tu día cuidadosamente. Vas a tener que aclarar tus prioridades. Haz un cálculo. ¿Cuánto tiempo realmente tienes que invertir en reconstruir tu relación con Dios? Es posible que te sorprenda la cantidad de tiempo que encontrarás. Hazlo y sé consistente.

Prepárate con anticipación. Decide qué harás y dónde y cuándo. Encuentra un libro devocional o un comentario bíblico que te ayude a pasar tiempo en las Escrituras. Literalmente tienes miles de opciones. Hay aplicaciones, estudios bíblicos en línea, videos, música, etc. Una cosa importante para recordar es que ir directamente a las Escrituras es tu mejor opción. No estás solo; Dios está contigo, él guiará tus pasos.

Ora. Cierra los ojos y comunícate con Dios.

Lo único que se requiere de nosotros es vivir en una relación creciente con Cristo.

Comparte cada uno de tus pensamientos, temores o deseos y comienza a hablar con él como con un amigo. Hazle saber que deseas conocerlo a un nivel más profundo. ¡La mejor oración es la que pones en práctica! En otras palabras, pon manos a la obra. Hazlo ahora mismo. No te preocupes por tratar de entender cómo funciona la oración, simplemente hazlo. Adopta el hábito de comunicarte con Dios.

Sé amable. Conocer a Jesús y hacer crecer tu relación con él no es una carrera; es un maratón. Mantén el ritmo. Empieza despacio. Haz lo que puedas y hazlo crecer con el tiempo. No te concentres en las ocasiones en que no pasas tiempo con Dios; en cambio, concéntrate en las veces que puedes pasar tiempo de calidad con él a través de las Escrituras y la oración. Evita los pensamientos vergonzosos y el diálogo interno negativo. Identifícalos como los intentos del enemigo de darte por vencido.

Aprende a ver más allá de ti mismo. Si nos consideramos seriamente, todos somos muy egoístas. Es una condición de nuestra raza caída. Es difícil ver más allá de uno mismo, pero eso es precisamente lo que se necesita. Considera lo que Ellen White escribió: «La batalla en contra del yo es la batalla más grande que se ha librado. No es fácil rendir el yo, someter todo a la voluntad de Dios, y revestirse de humildad, poseer ese amor puro, apacible y fácil de tratar, lleno de ternura y buenos frutos. Sin embargo es [nuestro] privilegio y [nuestro] deber el ser perfectos vencedores aquí. El alma debe ser sometida a Dios antes de poder ser renovada en el conocimiento y la santidad verdadera (Testimonies for the Church, vol 6, p. 106).

Busca activamente oportunidades aleatorias

para servir. Considérate a ti mismo como un colaborador con Cristo no sólo para las cosas grandes, sino también para las cosas pequeñas. Tienes que empezar con las pequeñas cosas cotidianas de la vida. Sé de ayuda a los que te rodean. Comienza a notar a las personas y trata de ser útil. Hay poder en ofrecer una mano amiga a aquellos que la necesitan.

Ofrece tus servicios como voluntario en la

iglesia. Haz a un lado la crítica o las quejas de lo que tu iglesia no tiene o no está haciendo bien. Haz algo en cambio. Mantente activo. Averigua que es lo que se necesita y hazlo. No necesitas un puesto o un título para servir a tu iglesia. Haz de tu iglesia un lugar mejor. Influye en los demás no tanto hablando como haciendo.

Ora por una nueva visión de tu prójimo.

Pídele a Dios que te dé oportunidades para testificar acerca de tu amor por él. Está alerta a las oportunidades de servir a tu prójimo, cuando tienen problemas, cuando están preocupados por sus hijos o cualquiera que sea el caso.

Comparte intencionalmente tu fe. ¿Qué significa compartir tu fe? Compartir tu fe significa compartir tu amor por Cristo, compartir tu entusiasmo por lo que él ha hecho por ti y lo que él te ha prometido y a tu familia. Compartir doctrinas también es una parte importante de compartir tu fe, pero viene después de compartir tu pasión por Jesús.

Invita a alguien a estudiar las Escrituras

contigo. Sé que puede ser intimidante o simplemente difícil, así que comienza orando por los que te rodean. A medida que estudies las Escrituras e interiorices las preciosas verdades de Dios, comienza a buscar oportunidades de compartir tu fe, sin ser una molestia. Conviértelo en una experiencia positiva y observa cómo eres bendecido al bendecir a los demás.

Comparte lo que estás aprendiendo. Dar estudios bíblicos puede ser desalentador. La mayoría de nosotros sentimos que no sabemos lo suficiente acerca de las Escrituras para enseñar a otros; sin embargo, no necesitas un doctorado en teología para poder enseñar a otros lo que estás aprendiendo. Concéntrate en compartir las verdades simples que has abrazado y tu amor por Dios, porque eso es precisamente lo que otros necesitan saber y entender.

Lo único que se requiere de nosotros es vivir en una relación creciente con Cristo. La misión que tenemos ante nosotros se cumplirá y Jesús estará aquí pronto. Que Dios nos bendiga en ese esfuerzo.

This article is from: