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Actuar por amor: una responsabilidad cristiana
En el corazón del reino de Dios está el principio de que los demás son tan importantes como tú. De hecho, la naturaleza del pecado se basa en el egoísmo, lo opuesto a ese principio. Dios muestra que su verdadera naturaleza es su amor abnegado. Jesús lo expresó sin rodeos: «Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos» (Juan15:13, NVI).
Entonces, cuando se trata de nuestro comportamiento como seguidores de nuestro amoroso Salvador, quien dio su vida para nosotros, necesitamos practicar lo que predicamos. Tomemos el debate sobre las vacunas contra COVID-19. Gran parte del mismo se centra en «¿qué es lo mejor para mí?» Sin embargo, como cristianos, ¿no deberíamos preguntarnos «¿qué es lo mejor para mi prójimo?»
¿Cómo han considerado los adventistas las vacunas en el pasado?
Respondiendo a una pregunta sobre la actitud de Ellen White hacia las vacunas, uno de sus secretarios escribió: «Esa pregunta puede responderse muy brevemente porque, por lo que tenemos registrado, ella no se refirió a ellas en ninguno de sus escritos. Sin embargo,
le interesará saber que en un momento en que había una epidemia de viruela en las cercanías, ella misma fue vacunada e instó a sus ayudantes, aquellos relacionados
con ella, a que se vacunasen. Al dar ese paso, la hermana White reconoció el hecho de que se ha demostrado que la vacuna inmuniza contra la viruela o aligera en gran medida sus efectos si uno la contrae. También reconoció el peligro de exponer a otros si no tomaban esta precaución».1
Consistentemente, los adventistas han apoyado las vacunas como un beneficio importante para
la salud, no solo para el individuo sino para la comunidad en general. Por ejemplo: «¿deberíamos inmunizarnos? La pregunta merece un estudio serio y reflexivo. Cada
persona puede responder a la pregunta por sí misma, excepto cuando su acción pueda poner en peligro la salud de los demás. Entonces no solo se debe considerar la autoridad del gobierno sino, lo que es más importante, la regla de oro. ¿Seguirá un verdadero cristiano que ama a su prójimo algún curso de acción que pueda causar dolor, enfermedad, incluso la muerte a su hermano,?»2
En cuanto a la cuestión de la «libertad religiosa», una vez más los adventistas siempre han negado que las vacunas tengan algo que ver con la libertad religiosa. De hecho, todo lo contrario. Negamos que alguien tenga la «libertad» de exponer a otros a una mortal enfermedad contagiosa y apoyamos los mandatos estatales de vacunas: «La autoridad [del estado] no se anula simplemente porque un padre basa su afirmación
de controlar el curso de conducta del niño en su religión o su conciencia. Por lo tanto, no puede reclamar la libertad de la vacunación obligatoria para el niño más que para sí mismo por motivos religiosos. El derecho a practicar libremente la religión no incluye la libertad de exponer a la comunidad o al niño a enfermedades transmisibles o a este último a problemas de salud o muerte».3
Así que, en conclusión, «las vacunas están en armonía con el mensaje de salud de la iglesia. Los padres que se niegan a vacunar a sus hijos arriesgan no solo la vida de sus hijos, sino también la salud de su comunidad».4 Necesitamos pensar más allá de nosotros mismos y de nuestra propia salud, y la de nuestras familias. Tenemos la responsabilidad cristiana de amar a nuestro prójimo, cuidarlo y hacer todo lo posible para evitar que se exponga a este virus mortal. Es lo que Jesús haría.
1Elena de White, Mensajes Selectos, Volumen 2, pág. 303. 2Joyce W. Hopp, R.N., M.P.H. Subsecretario, Departamento Médico de la Conferencia General, «Should We Immunize?» Advent Review and Sabbath Herald, Ago. 23, 1962, págs. 4-5. 3Robert W. Nixon, «Faith Versus Medical Treatment», Liberty, 1 de marzo de 1985, p. 8. Itálicas añadidas. Además: «No hay registro en nuestro historial de compromiso con los problemas de libertad religiosa de rechazo de vacunas como una base válida para el reclamo de libertad religiosa», Bettina Krause, Nad PARL Webinar Vaccine Mandates 10/9/21. https://bit.ly/3rtJQBH 4Carolyn W. Achata, «Should Children Be Immunized? The Myths and the Facts», Adventist Review, 23 de julio de 1992, págs. 12-13.