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El proyecto arquitectónico que firmaron los arquitectos palentinos Álvaro Gutiérrez y los hermanos Juan y Carlos del Olmo, no solo le devolvió la vida a un bello conjunto patrimonial, sino que lo cata pultaron al estrellato, y nunca mejor dicho, de la oferta turística y cultural de Castilla y León. La visita continúa, sin perder un componen te lúdico. Y jugamos a que ocho niños y niñas son los planetas, y aprendemos su distancia y comportamiento en relación al Sol. Y también a cambiar de sitio en torno al péndulo para comprender la rotación de la Tierra, y nos estiramos sobre la Línea Me ridiana para observar mejor las constelaciones, entre las que, mira tú, encontramos a Bob Esponja. Carmen logra mantener la atención duran te toda la explicación, y nos confiesa que se siente satis fecha por la respuesta que consigue en los visitantes infantiles. «Es una gozada ver que algunos vienen con el colegio, por ejemplo, y re gresan tiempo después con sus padres, y son capaces de explicar, con sus propias palabras, lo que han apren dido en la visita escolar».

Me quedo con la duda y de camino a casa le pregunto a mi hija Candela, de cuatro años, qué ha aprendido de la experiencia. Y tras comprobar que Carmen tiene razón, le hacemos una concesión con descendiente a la vieja canción planetaria y regresamos cantando: «Plutón, tón, tón...»

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Por Aida Acitores

Durante marzo y abril, a los atractivos de San Pedro Cultural se une una sorprendente exposición de meteoritos, propiedad de la colección de Rafael Cítores, con decenas de ejemplares caídos del cielo en diferentes lugares de todo el planeta, y recopilados por este palentino amante de la astronomía.

1. Almudena, Pablo, Silvia, Daniel, Víctor y Nicolás, palentinos, han aprovechado el puente para acercarse a esta maravilla, al lado de casa. 2. Claudia, Pedro, Pablo y Ana vienen desde Cantabria. 3. Los hermanos Lucas y Abel (vestidos de Mario Bross) son unos fenómenos y saben todas las respuestas, que pronto aprenderán sus hermanos pequeños Darío, Elías y Elba, para orgullo de su madre, Cristina. Han venido desde Guadalajara.

Con Naide Nóbrega

Hace algunos días tuve la oportunidad de subir a la Montaña Palentina con la familia para disfrutar de un paseo único, como es el de la Cueva de los Franceses, en Revilla de Pomar. Su grandiosidad y principalmente la forma en que está preservada y actualmente preparada para el turismo es impresionante.

Adentrarse aquí en las profundidades de la Tierra es como tocar su corazón latiendo. Mirar de cerquita las estalagmitas, estalactitas y aquellas columnas que han tardado millones de años en formarse convirtiéndose en verdaderas obras de arte, nos da la sensación real de que todo en la vida es posible con el paso del tiempo. La preciosa iluminación valoriza lo que es el patrimonio natural.

Los corredores ofrecen todo el confort, incluso para personas con poca movilidad (en nuestro grupo había un señor de 90 años que caminó con nosotros los cerca de 500 metros encantado de la vida), la visita guiada es instructiva y muy divertida, o sea: la Cueva de los Franceses es algo que necesita ser visto y repetido. Incluso si ya la conocéis pero no estuvisteis allí después de la gran reforma, por favor, volved pronto porque se lo merece.

Nada que ver con la visita que se hacía antaño, con el acceso por cuerdas o por una sencilla escalera en un agujero que en aquel entonces era la única po

Una de las cosas más divertidas que podemos hacer en San Pedro Cultural es tumbarnos en el suelo para admirar mejor su ‘firmamento’. Foto: Facebook San Pedro Cultural

sibilidad de acceso. Pero acordaos de llamar antes, porque las plazas son limitadas.

Después de la Cueva -y aprovechando uno de estos días primaverales que llegan a los 20° con sol intenso- estuvimos en la zona más alta del Páramo de la Lora y, desde sus imponentes 1.137 metros de altura, disfrutamos de las espectaculares vistas del Mirador de Valcabado. Valles, montañas y bosques que, especialmente en estas épocas, están preciosos. La inmensidad palentina.

Siguiendo la ruta del día, hicimos un picnic -el primero de la temporada primavera/verano 2020- con la oportunidad de disfrutar algo de senderismo y apreciar lo que son la fauna y flora de la montaña en este momento de despertares intensos de las flores. Sugiero que aprovechéis el deshielo de la temporada para contemplar la belleza de la cascada de Covalagua en todo su esplendor.

Fijo que ya leísteis algo sobre la Cueva aquí en PaCO. Incluso, hace dos meses, en una mención rápida en esta misma columna. Pero es que cada paseo que hago -y son muchísimospor la provincia me acuerdo de vosotros. Y éste no fue diferente. Siempre que veo cosas así me entran unas ganas gigantes de contaros todo.

Y no os voy a ocultar un poquito de mi revuelta por saber que muchos palentinos todavía no conocen sus patrimonios más preciosos. En cierto modo, no se conocen a sí mismos. Admirar el patrimonio es una forma de mirarse al espejo. Ver lo que eres y lo que tienes en manos. Mirémonos. Si es posible, juntos.

EL FOLKLORE ES FUTURO

“L a tradición que no evoluciona, se convierte en arqueología”. Tengo esta frase de Joaquín Díaz, uno de los grandes folkloristas contemporáneos, interiorizada desde hace tiempo, y me ha servido para reflexionar sobre ciertas normas que se llevan a cabo en algunos lugares para mantener sus tradiciones inalterables en el tiempo.

Por ejemplo: si en una localidad tradicionalmente los protagonistas del rito siempre son los hombres, y por tanto los vistosos y aplaudidos por el gentío, y privan de participar a las mujeres que lo deseen, bajo mi punto de vista se le está haciendo un flaco favor a esa tradición. La tradición que evoluciona y es capaz de irse adaptando a los tiempos es la que sobrevivirá.

Siendo pragmáticos, hoy en día, que en muchos de nuestros pueblos la población va menguando, es una ventaja hacer partícipes por igual a hombres y mujeres. Estamos en el siglo XXI: una mujer puede realizar una danza de palos y un hombre bailar una jota castellana, que visto lo visto, hasta

esto está en peligro de extinción. Nuestro folklore, seña de identidad cultural y elemento turístico diferenciador, debe mirar al futuro, con conocimiento, fundamento y rigor histórico, pero con valores sociales actuales como la igualdad entre hombres y mujeres.

Si logramos enseñar con estas premisas nuestro folklore a las nuevas generaciones, y logramos que las personas jóvenes se sientan cómodas, orgullosas e identificadas con lo que hacen, tendremos folklore para rato.

Esta foto, en la que aparecen algunas de las mujeres que danzan en el grupo Jorge Manrique, se la quiero dedicar a ellas y a todas las mujeres que mantienen vivas nuestras tradiciones, y que no cejan en su empeño de participar activamente en cada rito, danza o melodía de nuestra tierra. Su trabajo, menos reconocido de lo que debería, atrae las miradas de miles de visitantes a los que les encanta empaparse de los colores vivos de la tradición de los lugares que visitan.

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