Prefacio
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Cracovia, 2009
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En 2009 fui por primera vez a Polonia. Pensé que serían unas vaca ciones. Mi hermano y su esposa trabajaban para el Departamento de Estado de Estados Unidos y vivieron en Cracovia varios años. Antes estuvieron un tiempo en Breslavia y atestiguaron la integración del país a la Unión Europea y su rápida transformación poscomunista. Sus dos hijos pequeños (gemelos y entonces todavía bebés) apren dían sus primeras palabras en polaco, y mi cuñada era directora de una escuela internacional fuera de la ciudad. Los tres crecimos católicos, aunque creo que ninguno tuvo un interés particular en la religión. A diferencia de Varsovia, Cracovia escapó de ser bombardeada o arrasada por completo al final de la Segunda Guerra Mundial, así que su herencia católica se apre cia en toda la arquitectura de la Ciudad Vieja. Es una urbe hermosa y medieval en algunas estructuras. Pero pocas áreas son tan atmos féricas como el histórico barrio judío de Kazimierz, donde los turis tas hacen peregrinaciones para ver la fábrica de Oskar Schindler y las sinuosas calles donde se filmaron partes de la película de Spielberg: La lista de Schindler. Pero si quieres imaginar cómo se veía el gueto de Varsovia en 1940 no tienes que ir hasta allá, donde sólo queda un por centaje muy pequeño. El gueto fue arrasado en la primavera de 1943. Después del levantamiento de Varsovia, el resto de la ciudad fue destruida y sólo el diez por ciento de las construcciones queda ron de pie. En esencia, Varsovia es una ciudad moderna. 13
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