Cuaderno_Medico_53, Nº3_ Borrador02

CUADERNOS MÉDICO SOCIALES Revista de Salud Pública del Colegio Médico de Chile

CUADERNOS MÉDICO SOCIALES

COLEGIO MÉDICO DE CHILE

ISSN 0716-1336

Salvador Allende a 40 años:

Visión y consecuencia SEPTIEMBRE 2013 · VOLUMEN 53 · Nº 3

La realidad Médico Social chilena. / Dr. Salvador Allende Gossens.

Recuerdo médico del Dr. Salvador Allende Gossens. / Dr. Arturo Jirón Vargas.

Allende y la realidad médico-social, a 75 años. / Dr. Claudio Sepúlveda-Alvarez.

Salvador Allende, médico y luchador social. / Isabel Allende Bussi.

Vivencias cotidianas junto a Salvador Allende / Dra. María Elena Carrera.

El Dr. Salvador Allende Gossens en el Colegio Médico / Revista Vida Médica.

Septiembre de 1970.

COLEGIO MÉDICO DE CHILE A.G Publicación indexada En bases de datos LILACS y LATINDEX 2013, Vol 53, Nº3

Salvador Allende y la salud pública a 40 años del golpe de estado / Dra. Cecilia Sepúlveda C.

Recuerdos de Salvador Allende / Dr. Oscar Soto Guzmán. Ética Médica en tiempos de crisis: el caso del asesinato del ministro del interior José Tohá. / Dr. Sergio Sánchez Bustos.

Colegio MĂŠdico de Chile

COLEGIO MÉDICO DE CHILE (A.G.)

Presidente Vicepresidente Secretario Tesorero Prosecretario

Dr. Enrique Paris Mancilla Dra. Magali Pacheco Méndez Dr. Ricardo García Peñaloza Dr. Sergio Rojas Cornejo Dr. Nelson Díaz Martínez

CUADERNOS MÉDICO SOCIALES Publicación Periódica: cuatro números al año (Marzo, junio, septiembre y diciembre)

Editor / Director

Dr. Sergio Sánchez Bustos, Colegio Médico de Chile, Chile

Comité Editor Dr. Andrei N. Tchernitchin, Universidad de Chile, Chile Dr. Pedro Musalem Nazar, Universidad Federale de Santa Catarina, Brasil Dr. Ricardo García Peñaloza, Colegio Médico de Chile, Chile Dr. Claudio Sepúlveda Álvarez, Ex Director Regional Adjunto, UNICEF Americas

Consejo Editorial Asesor

Dr. Augusto Agudelo Calderón, COLOMBIA, Editor Revista de Salud Pública, Instituto de Salud Pública, Facultad de Medicina, Universidad Nacional de Colombia

Dr. Manuel Bobenrieth Astete, MPH. EE.UU., Master en Administración Hospitalaria (Minn), ex Asesor Regional de la OPS, Profesor de Metodología de la Investigación

Dr. Aníbal Faúndes L., BRASIL, Profesor Titular de Obstetricia, Universidad Estadual de Campinas Brasil, Investigador Senior CEMICAMP, Coordinador del Grupo de Trabajo Prevención del Aborto Inseguro de la FIGO

Dr. Eduardo Rosselot Jaramillo, CHILE, Departamento de Educación en Ciencias de la Salud, Facultad de Medicina, Universidad de Chile

María Cecilia Sepúlveda Bermedo, MD, MPH, SUIZA, Senior Advicer Cancer Control, World Health Organization, Ginebra

Dra. Carolina Teitelboin Henrion, MÉXICO, Profesora Investigdora, Maestría en Salud Social, Doctorado en Ciencias en Salud Colectiva, Univrsidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco

Howard Waitzkin, MD, PhD, EE.UU., Distinguished Professor, Departaments of Sociology, Family & Community Medicine, and Internal Medicine, University of New Mexico

Representante Legal Gerente Secretaria Asesor Comité Editorial

Dr. Enrique Paris Mancilla José Miguel Bettancourt Siggelkow Jessica Cortés Ignacio Ramos Rodillo

Dirección Esmeralda 678, Santiago / Casilla 639 / Código Postal 6500378 Correo electrónico cms@colegiomedico.cl Teléfono (56-2) 2429 4160 Diagramación y producción Palco Comunicaciones / www.palco.cl Impresión xxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

CUADERNOS MÉDICO SOCIALES ISSN 0716-1336 Cuadernos Médico Sociales 2013: vol. 53, N°3 Acceso al texto completo en el sitio: www.colegiomedico.cl

I NDI CE

PORTADA1

MENSAJE DEL PRESIDENTE del Colegio Médico de Chile A.G. 151

Dr. Enrique Paris Mancilla EDITORIAL

Salvador Allende y la Salud Pública como disciplina.

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Dr. Claudio Sepúlveda Álvarez.

ARTÍCULOS

La Realidad Médico Social.

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Dr. Salvador Allende Gossens

Recuerdo médico del Dr. Salvador Allende Gossens. 158

Dr. Arturo Jirón Vargas.

Allende y la realidad médico-social, a 75 años.

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Dr. Claudio Sepúlveda Álvarez.

Salvador Allende, médico y luchador social.

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H. Senadora Isabel Allende Bussi.

Vivencias cotidianas junto a Salvador Allende.

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Dra. María Elena Carrera.

El Dr. Salvador Allende G. en el Colegio Médico.

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Revista Vida Médica septiembre 1970.

Salvador Allende y la Salud Pública a 40 años del golpe de estado.

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Dra. Cecilia Sepúlveda C.

Recuerdos de Salvador Allende.

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Dr. Oscar Soto Guzmán.

Ética médica en tiempos de crisis. Entrevista al Dr. Alfonso Chelén.

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Dr. Sergio Sánchez Bustos.

INFORMACIÓN PARA LOS AUTORES

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La fotografía de la portada corresponde a Salvador Allende en un acto del Partido Socialista, hacia el año 1972. Gentileza de Fundación Salvador Allende. Derechos reservados. 2013.

All titles and abstracts are given in Spanish and English.

Las opiniones expresadas en los artĂ­culos son de responsabilidad de los autores.

Mensaje del Presidente del Colegio Médico de Chile A.G

Las instituciones hacen a una sociedad; su fortaleza y continuidad de objetivos hacen su linaje, tanto por el accionar colectivo, como por la ética y la calidad de sus integrantes, a menudo sirviendo de puente y árbitro entre las distintas ideologías de sus miembros. Así también, el Colegio Médico de Chile es una institución que ha contribuido a forjar la sociedad chilena, en un actuar que, en el proceso, lo ha hecho sólido, constructivo, a menudo a la vanguardia del avance de la salud, siempre en la defensa de los valores adquiridos y el mejor servicio de la ciudadanía, conforme al inmemorial código que heredáramos de Hipócrates.

En tal camino ha habido altos y bajos, momentos de alegría y momentos de profunda congoja. En esta ocasión, es de justicia que el Presidente de la Orden, rinda homenaje a uno de sus miembros más destacados, cualesquiera sea la posición que él sostuviera en la vida nacional, posición que defendiera con su propia vida, haciéndose acreedor a un tributo que, desde la antigüedad más remota, incluyendo la tradición griega que invocamos, siempre se ha rendido a quien así lo hiciese.

El Dr. Salvador Allende Gossens fue fundador y Presidente del Colegio que hoy me honro en presidir, en un linaje que de él emana. Fue un hombre político en extremo, pero también un salubrista de nota. Es aunando ambas dimensiones que inicia su carrera política: Ministro de Salubridad al cumplir 30 años, -en el Gobierno del Presidente Aguirre Cerda, cuya casa es parte de nuestra sede institucional-, diputado, senador, Presidente del Senado y primer médico-cirujano en acceder a la Primera Magistratura de la nación. Su trágica muerte, en defensa de sus ideales, -compartidos o no-, no puede pasar desapercibida para la institución que lo cuenta, a título múltiple que culmina en el de Presidente de Chile, entre sus mejores exponentes. Así lo ha reconocido el Colegio Médico por décadas, puesto que nuestro principal Auditorio lleva su nombre.

A cuarenta años de su prematura desaparición, esta edición de los ‘Cuadernos Médico-Sociales’, título que emula su libro-semilla ‘La realidad médico-social chilena’ (1939), está dedicada, -en la pluma de algunos de aquéllos que fueron testigos de su acción-, a recoger su tradición profesional, inextricable como es de su actuar político.

El Dr. Salvador Allende Gossens fue, es, y seguirá siendo un ejemplo para sus colegas.

Dr. Enrique Paris Mancilla Presidente Colegio Médico de Chile Santiago de Chile, septiembre de 2013

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EDITORIAL

EDITORIAL Salvador Allende y la Salud Pública como disciplina.

Salvador Allende como Ministro de Salubridad durante la Parada Militar del 19 de septiembre de 1940, junto al Ministro del Trabajo, Juan Pradenas Muñoz, durante el Gobierno de Pedro Aguirre Cerda. Gentileza de Fundación Salvador Allende. Derechos reservados 2013.

Este número de ’Cuadernos Médico-Sociales’,-publicación del Colegio Médico de Chile-, es un homenaje al profesional destacado, al salubrista pionero, Presidente de la Orden médica, al democrático y republicano Presidente que fuera de todos los chilenos, Salvador Allende Gossens.

Si la figura histórica del Dr. Allende no estuviese ya suficientemente ratificada, para bien de todos los chilenos, -baste recordar su gesta para dar ‘sueldo’ a Chile, la nacionalización del cobre que hoy, aún mermada, cubre gran parte del auge de la economía nacional-, su contribución señera a la teoría y la práctica de la Salubridad o Salud Pública en tanto disciplina, lo haría con creces: su estudio sobre ‘La Realidad Médico Social-Chilena’, de 1939, cuando era Ministro del sector, su incansable labor legislativa para crear el Servicio Nacional de Salud, en 1952, y

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su vertiente profesional, el Colegio Médico de Chile, lo prueban. La Universidad de Chile y el mundo académico así lo refrendaron al dar su nombre, ‘Escuela de Salubridad Dr. Salvador Allende Gossens’, a la institución rectora que formara, y forma, a los especialistas de Chile y el continente, por ya más de medio siglo.

Esta alianza de conocimiento y política no debe extrañar. De los múltiples planos de complejidad de la realidad física, el plano social, -la noósfera de Teilhard de Chardin-, es el de mayor complejidad y menor certidumbre en su comportamiento; entre sus expresiones, la conducta política, la del poder, es también la más aleatoria, eventualmente de menor correspondencia, si en manos desafectas, con las necesidades, -normales y pato-genéticas-, de una comunidad. Si la Genética molecular, ciencia sólo del siglo XX, informa, pero sólo parcialmente asegura, el comportamiento tangible del bío-fenotipo, humano y biológico, el positivismo de la epidemiología hace lo propio, -pero asegurando aún menos-, la conducta del ser humano sea en salud o enfermedad, incluyendo la propia organización de los servicios de salud que toman a cargo tales estados.

No extrañará entonces, que el Colegio Médico de Chile, fuerte de la tradición de uno de sus líderes fundadores, haya creado hace ya 50 años un órgano específico, -estos Cuadernos Médico-Sociales-, cuya misión es dar cuenta de aspectos ‘feno- y geno-típicos’ de la conducta cultural, social y política de la salud de los chilenos. La tarea es incierta, sus urgencias y prioridades de hoy más cerca de los aspectos menos ‘positivistas’ del conocimiento disponible: cuándo y cómo prevenir o tratar el tabaquismo, los accidentes del tránsito, el embarazo no deseado –o impuesto con violencia-, la degeneración senil -cuando ocurre-, de la edad más avanzada… entre otros, sin ignorar aquéllos que derivan de ‘patología administrativa’, la selección inadecuada de intervenciones, las políticas corto-placistas de generación, formación y distribución de recursos, etcétera.

El Dr. Allende, profesional médico, -salubrista avant-le mot-, así lo demostró, magistralmente, en su ‘La realidad médico-social chilena’. Su libro consta de cinco ‘partes’: las dos primeras abordan los ‘factores socio-determinantes’ de hoy: ‘Geo-demografía’, y ‘Condiciones de vida de las clases trabajadoras’…dicho en 1939, antes de que se fundara la Organización Mundial de la Salud, patrón teórico y práctico de la salud pública mundial, así como antecediendo los trabajos de salubristas chilenos de renombre como Gustavo Molina, Benjamín Viel, Hernán San Martín, Hugo Behm o Francisco Mardones. La tercera ‘parte’ es Epidemiología clásica, la ‘genética’ del entorno de la Salud y la enfermedad colectivas, haciendo uso de tablas de prevalencia, tasas de incidencia y comparaciones internacionales, en formato que presagia ya la moderna presentación epidemiológica y estadística; tanto las afecciones materno-infantiles, como el alcoholismo encuentran, entre otras, análisis especial. La ‘parte’ cuarta describe la institucionalidad requerida para la atención de salud, donde aparecen ya el ‘Servicio Nacional de Salubridad(Sanidad)’ y una sección dedicada al terremoto del ’39, antecedente como si fuera de las ONEMI’s del siglo XXI, …setenta años antes. La parte final, cómo no, es un Plan de Acción inmediato con especial referencia al capital humano, expresiones que sólo se acuñarán décadas más tarde: la planificación de la salud, fruto de los años sesenta del siglo XX, con la contribución también señera de los chilenos Hernán Durán y Jorge Ahumada (economista), y la idea de lo humano como ‘capital’ en el cual invertir, aún más tarde. También aborda la dimensión de formulación de políticas, -hoy llamadas ‘públicas’-, en un espectro que incluye desde …los salarios, la vivienda y el arrendamiento, la medicina preventiva, la alimentación, la producción, propaganda y fijación de precios de los medicamentos, los accidentes del trabajo, …a la reforma del Ministerio de Salud: de qué elaborar un programa de doctorado en salud pública, digno del avance del nuevo siglo, de su ‘Escuela’. O de Gobierno.

A cuarenta años de su desaparición despiadada, en defensa consecuente de su ideario salubre.

Dr. Claudio Sepúlveda Alvarez, Lic. en Salud Pública

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REPRODUCCIÓN TEXTO

La realidad Médico Social chilena.

Dr. Salvador Allende Gossens.2

Nota editorial: A continuación reproducimos el prólogo del libro de Salvador Allende, La Realidad Médico Social Chilena, Santiago, Imprenta Lathrop (1939). También presentamos la dedicatoria que Allende hiciese a su amigo Gustavo Jirón, quien lo sucedió en la presidencia del Colegio Médico, al regalarle el ejemplar presentado. Cortesía Dr. Arturo Jirón.

Dice: “Al Amigo y colega Dr. Gustavo Jirón consejero del Seguro Obrero en el deseo de contar con su valioso apoyo, a fin de impulsar la accesibilidad por los senderos médico sociales. Cordialmente, Salvador Allende (firma) XI/39 PS: Reclamo la opinión autorizada del Prof. Jirón sobre este trabajo.(mini firma)”

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Presidente de la República de Chile entre 1970-1973.Allende G., Salvador, “La Realidad Médico – Social Chilena”, 1° edición 1939, pp. 5 a 8.

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Prólogo “Gobernar es educar y dar salud al Pueblo” Pedro Aguirre Cerda

Nuestro país vive un momento de su historia en que pugna por desprenderse de formas económicas antiguas, autocráticas y de libre competencia, para canalizar su vida social por cauces de cooperación y de bienestar efectivo que abarque a todas las capas populares y clase media. Este es el significado fundamental que para Su Excelencia el Presidente de la República, el Partido Socialista y sus Ministro tiene el gobierno de Frente Popular, que la ciudadanía instauró hace apenas un año; reconquistar la riqueza social y la potencia económica de la nación, controlarla, dirigirla, fomentarla, al servicio de todos los habitantes de la República, sin privilegios ni exclusivismos. Pero además, y como consecuencia, devolver a la raza, al pueblo trabajador, su vitalidad física, sus cualidades de virilidad y de salud que ayer fueran su característica sobresaliente; readquirir la capacidad fisiológica de pueblo fuerte, recobrar su inmunidad a la epidemias; todo lo cual habrá de permitir un mayor rendimiento en la producción nacional a la vez que una mejor disposición de ánimo para vivir y apreciar la vida. Y finalmente, conquistar para todas las capas sociales el derecho a la cultura en todas sus manifestaciones y aspectos. Un pueblo vitalizado, sano y culto, he ahí la consigna a la cual debemos atenernos todos los chilenos que anhelamos ardientemente servir a la patria, y que luchamos sin descanso porque el pueblo supere la etapa de explotación y de ignorancia en que ha vegetado.

Chile, al igual que la mayoría de los demás países sudamericanos, ha vivido a merced del coloniaje económico y cultural que ha obstaculizado el progreso social y el desarrollo de nuestras riquezas naturales. Más aún, estos factores han impedido que el pueblo logre el Standard de vida compatible con el de país civilizado y medianamente culto. Ciento veinte años de vida política independiente no han bastado para incorporar a la vida cívica a las clases proletarias dentro del juego normal del progreso; apenas han sido suficiente para que las capas modestas, en escaso porcentaje, disfruten de una mínima parte de los adelantos económicos, técnicos y culturales alcanzados por la humanidad.

El formidable auge del industrialismo, los progresos de la ciencia, los adelantos realizados dentro el campo de la medicina, los beneficios del acervo cultural, les ha estado prácticamente vedados a la gran masa

de los chilenos, que es en definitiva la forjadora de la riqueza pública. Nuestra economía nacional estuvo, hasta hace poco años, dependiendo exclusivamente de dos o tres productos de exportación principalmente el salitre y el cobre que constituyeron las primordiales fuentes de entrada del Estado; industrias extractivas que no han sido explotadas por capitales chilenos ya que siempre han estado en manos de empresas extranjeras y a merced de los intereses del imperialismo económico internacional. Por el contrario, la agricultura y las industrias fabriles se han desarrollado en la rutina y el empirismo, debido a la imprevisión de los regímenes pasados, al sentido conservador de la casi mayoría de los gobernantes del país, y a que el progreso de la técnica no había logrado infiltrarse en grande escala, en las labores del campo de la industria. Nuestros agricultores continuaron el cultivo de aquellos productos de fácil mercado, que iniciaron los primeros colonos desaprovechando una gran cantidad de terrenos cultivables, explotando más al hombre que a la tierra, carentes de un sistema orgánico y metódico de regadío y de comunicaciones, y utilizando instrumentos y maquinarias anticuadas. Por otra parte, las industrias ligeras se preocuparon del desarrollo de aquellos productos que tenían mercado fácil y seguro, sometiéndose a la condición de consumidores de mercaderías manufacturadas producidas por grandes países industriales. De ahí la razón de que casi el 35 por ciento de los recursos provenían de las actividades del salitre y, en menor proporción, del cobre, que obtuvieron para sí un régimen favorable en el pago de tasas.

La crisis económica mundial del año 1929, determinó una baja súbita en el rendimiento de nuestras dos grandes industrias de exportación, y la economía chilena vió quebrarse los dos pilares que la sostenían.

Las medidas tomadas apenas lograron paliar los efectos producidos por la repercusión de la crisis internacional. Sometida a los acontecimientos, la economía chilena buscó otros caminos, y en diez años recorridos, se ha conseguido desarrollar algunos otros aspectos de nuestra agricultura: se han encontrado nuevos mercados en el exterior y ha crecido, por el empuje de pequeños capitales nacionales, a la producción industrial manufacturada que ha obligado a disminuir, en parte, los porcentajes de exportación. No obstante estos progresos alcanzados, en

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Dr. Salvador Allende Gossens

términos históricos seguimos siendo un país colonial y dependiente.

El progreso obtenido en el rendimiento de la producción nacional no ha dado un margen sensible de bienestar en las capas populares porque al capitalismo internacional –dueño económico y financiero de los grandes centros de producción– le interesa sólo producir para satisfacer la demanda de los mercados, y no más. A las empresas capitalistas no le inquieta que haya una población de trabajadores que viva en condiciones deplorables, que esté expuesta a ser consumida por las enfermedades o que vegete en el obscurantismo.

Lo que mueve se afán de producir es el lucro, la ganancia ilimitada, sin reparar que en esta tarea u pueblo se aniquile o se malogre, ya que ni siquiera se detiene ante el recurso de la guerra en su obsesión de conquistar los mercados mundiales. Este ha sido el deleznable destino de los países semicoloniales, de nuestros países sudamericanos que han sido inagotables emporios de riquezas y de materias primas al servicio del esplendor de las grandes naciones del mundo.

Por eso la acción de nuestros gobiernos no es sólo la tarea reparadora de conducir al pueblo hacia un devenir, sino que tiene además que defenderlo de la absorción y de la explotación de los imperialismos económicos que recorren el mundo. Esta labor reivindicadota, es sin duda, la primera obligación de un gobierno popular que desea devolver a la nacionalidad su riqueza y el usufructo de ella para un mayor bienestar.

Sabemos, pues, que el desarrollo de nuestra economía nacional, está enmarcado dentro de las posibilidades que ofrece el mercado mundial. La solución de nuestros problemas económicos no está, como algunos creen, en el cambio automático del régimen de propiedad de ciertos productos de exportación, sino preferentemente en encontrar para ellos un mercado seguro y ventajoso. La nacionalización de las fuentes productivas para satisfacer el puro sentimiento nacionalista, nada resuelve ni agrega ventaja económica; es menester hacerlo con vista al juego del mercado y la competencia mundial. Naturalmente, el desarrollo de la producción nacional, al crear nuevas fuentes de trabajo, y al incorporar grandes contingentes de obreros y empleados a una actividad remunerativa, ha de elevar la capacidad adquisitiva del conjunto de la Nación; pero por mucho que se modifique la estructura interna de nuestra economía, el verdadero aumento de sus dimensiones está vinculado, sin duda, a la economía internacional. La guerra que se desarrolla en estos momentos, al cerrar para Chile algunos de los merca-

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dos europeos que nos eran habituales, es la prueba fehaciente de esta verdad y de muestra que la buena voluntad de los estadistas tiene su límite en la relación que las leyes de la economía mundial han impuesto a los países secundarios y dependientes.

Las consideraciones anteriores, han determinado al Partido Socialista y a sus Ministros a proceder con otro criterio al abordar las responsabilidades del gobierno. Nuestra primera tarea es descubrir y mostrar en su más clara autenticidad la realidad nacional, las posibilidades de hacer y los recursos de que se disponen. Así se procede objetivamente y se puede medir el volumen de los problemas. Sabemos que nuestro deseo de aliviar la angustia del pueblo chileno está limitado por una frontera infranqueable, pero esa frontera señala también un campo dentro del cual hay mucho trabajo que hacer y muchas conquistas por realizar.

A través de estas mismas consideraciones es fácil darse cuenta, además, del estado de miseria en que ha vivido el pueblo, de la carencia de hábitos higiénicos, de la predisposición para que en él se desarrollen las epidemias y las enfermedades de trascendencia social, del grado de atraso cultural que le había impedido reconocer sus intereses de clase laboriosa. Pero los pueblos crecen y alcanzan su mayoría de edad, y es entonces cuando se agitan y se disponen a conquistar el derecho al bienestar, a la salud y a la cultura. Las clases trabajadoras chilenas reconocieron su destino y la deplorable realidad que vivían y por eso resolvieron quebrar de la historia para instaurar un régimen de gobierno que permitiera la conquista y el usufructo del progreso económico, social, técnico y cultural que sólo ha sido patrimonio de una minoría. Por eso el 25 de octubre es una fecha de trascendencia.

Sabemos que la tarea es enorme para el gobierno del Frente Popular. S. E. el Presidente de la República lo ha comprendido desde el primer instante y ha dedicado sus primeros esfuerzos realizadores a conocer y revisar los problemas urgentes y agudos que se precisa abordar. Sus viajes a través del país obedecen a este propósito; él tiene que comandar la grande empresa de resurgimiento de la Nación y es menester que sepa por observación personal y en contacto con la realidad, cuáles son las necesidades inmediatas que hay que satisfacer a fin de organizar las medidas adecuadas que permitan acelerar el ritmo de la evolución económica y social del país de manera eficaz y vigorosa dentro de un planeamiento justo.

Consecuente también con ese espíritu objetivo, y consciente de la responsabilidad que tiene sobre los

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hombros, el Ministro de Salubridad ha querido comenzar su labor realizando un estudio sereno, documentado y realista, de las condiciones de salud y de higiene en que este Gobierno ha recibido al país. Un examen sucinto y frío de nuestra realidad médico-social es la mejor garantía para poder diagnosticar, y por consiguiente, poder aplicar los remedios adecuados que logren restablecer el vigor y la salud de nuestro pueblo.

Esto es lo que ha movido a exponer ante el país las verdaderas condiciones higiénico-sanitarias de la nación; examinar lo que se ha hecho, bueno malo; anotar las deficiencias y errores y plantear soluciones que ayuden a encontrar el camino de la rehabilitación de nuestra raza.

Debemos lealmente declarar que todas aquellas medidas médicas que se tomen sólo podrán rendir un provecho efectivo si se adoptan resoluciones económicas-financieras que permitan elevar el estándar de vida, condiciones sanitarias adecuadas y amplia difusión de la cultura en los medios populares. Cabe afirmar también que el volumen y la consistencia de estos últimos factores dependen estrechamente del auge económico sin el cual no es posible edificar nada serio desde el punto de vista de lo higiénico y lo médico, como tampoco en lo que respecta a la cultura, porque no es posible dar salud y conocimientos a un pueblo que se alimenta mal, que viste andrajos y que trabaja en un plano de inmisericorde explotación.

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ARTÍCULOS ORIGINALES

Recuerdo médico del Dr. Salvador Allende Gossens.

Dr. Arturo Jirón Vargas. 3 Resumen El último Ministro de Salud(1972-73) del derrocado Gobierno del Dr. Salvador Allende Gossens revisa la vigencia actual de las premisas teóricas avanzadas por el Dr. Allende durante su carrera médica, parlamentaria y presidencial: del diagnóstico y análisis presentado en el libro ‘La Realidad médico-social chilena’, escrito por el Dr. Allende en 1939, cuando era Ministro de Salud (Presidente Aguirre-Cerda), a las principales orientaciones de política y programas en el Gobierno de 1971 – 73. Constata que la vigencia es total.

Palabras clave: Salud - Allende – vigencia – política – participación – ciudadanía.

Abstract Dr. A. Jirón, last Minister of Health in Dr. Salvador Allende’s Government of Chile (1971-73), reviews the current validity, as presented in technical journals, of the theoretical health standings of Dr. Allende during his medical, parliamentarian and presidential career, as already presented in his 1939 book ‘The medical and social reality of Chile’, written when he was Minister of Health in President’s Aguirre.Cerda government (1938-1941). Thirty years before his Presidency, seventy-five years before present day, the coincidence is total.

Key words: Health - Allende – validity – politics – participation - citizenship

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Ex -Ministro de Salud, República de Chile (1972-73). Médico-Cirujano U. de Chile, Cirujano del equipo médico del Presidente Allende. Ministro de Salud en 1972, en reemplazo de J. Carlos Concha. Emigrado a Venezuela donde completa destacada carrera profesional y académica Recibido 29 de junio de 2013. Aceptado 20 de julio de 2013. Contacto Calle Esmeralda # 678-sexto piso. Santiago. Chile.

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El Presidente Salvador Allende, visitando un recinto hospitalario. Gentileza de la Fundación Salvador Allende. Derechos reservados.2013.

Un artículo publicado en la prestigiosa revista “International Journal of Clinical and Health Psychology” resalta la indiscutible relación entre educación, medio ambiente, salud y calidad de vida. Los autores señalan allí que el embarazo precoz, el alcoholismo, uso de drogas, enfermedades de transmisión sexual, desnutrición, polución de las aguas, empleo/renta y otros, son factores de los cuales se habla desde hace años, aún si todavía existe un gran abismo entre lo que se piensa y propone en la discusión teórica, y los obstáculos cotidianos que siguen siendo hoy, los mismos que aquéllos observados hace décadas. Después de leerlo, retomé el libro “La realidad médico social chilena”, escrito en 1939 por el doctor Salvador Allende Gossens, buscando similitudes y acercamientos entre ambos estudios sobre salud, tan distantes en el tiempo pero tan similares en su contenido. Pretendo con ello rescatar la importante labor médica del Dr. Allende, su permanente preocupación por la medicina social y salud pública y la vigencia actual de muchas de sus denuncias, proyectos y logros.

Señalaba él, en 1939: “no es posible dar salud y conocimientos a un pueblo que se alimenta mal, que viste andrajos y que trabaja en un plano de inmisericorde explotación”. “Chile tiene la más alta mortalidad infantil del mundo. Por cada veinte partos, nace un niño muerto. Por cada mil nacidos vivos, mueren doscientos cincuenta”.

Con los escasos medios e instrumentos estadísticos de la época, publicó estudios sobre salarios de trabajadores en diferentes industrias, demostrando que su gasto se consumía casi íntegramente en alimentación (90%), que en capas de extrema pobreza podía llegar al 100%; señaló la preocupante mortalidad por tuberculosis y, ya en 1935, señalaba: “la tuberculosis es una enfermedad social, pues su gestación y desarrollo está íntimamente ligado al estándar de vida y condiciones de trabajo”.

Añadía capítulos dedicados a enfermedades venéreas, especialmente sífilis y blenorragia, en esa época sin tratamiento efectivo, insistiendo en su prevención.

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Dr. Arturo Jirón Vargas

La Organización Mundial de la Salud” (OMS) recalca en los últimos años, la gran mortalidad producida por la contaminación de las aguas; en su libro de 1939 el Dr. Allende dedica un capítulo a enfermedades cuyo origen está en el uso de aguas contaminadas. Desde muy joven entendió que Salud es calidad de vida y para mejorarla las respuestas son sociales y los diversos establecimientos de salud, complemento de éstas.

En 1939, el Presidente Pedro Aguirre Cerda, elegido por el “Frente Popular”, nombra al doctor Allende Ministro de Salubridad, Previsión y Asistencia Social.

Coincide su periodo de Ministro y colaboran con él, entre varios profesores de diferentes credos políticos, los Profesores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, doctores Cruz Coke, Sótero del Río, González Cortés, Corvalán Melgarejo, creadores como él, de las bases de la moderna medicina social en Chile.

De su importante labor ministerial destaco la presentación del proyecto “SERVICIO NACIONAL DE SALUD” (SNS) unificador de las instituciones relacionadas con salud: a) Dirección General de Sanidad b) Dirección general de protección de la infancia y adolescencia c) Departamento médico de la Caja del Seguro Obrero d) Dirección general de Beneficencia y Asistencia Social.

Este importante proyecto que ponía a Chile en líneas avanzadas del manejo integral de la salud, pionero en América latina, que solo fue aprobado en 1952.

En su largo periodo parlamentario lideró un grupo generacional de notables médicos interesados en la salud pública y en las luchas gremiales de los médicos que culmina con la creación del Colegio Médico de Chile y del cual fue su segundo Presidente. El edificio del Colegio Médico, de calle Esmeralda, titula su aula principal, “Auditorio Salvador Allende” homenaje a uno de los creadores de este importante Colegio profesional; uno de los objetivos prioritarios fue la incorporación de la comunidad y sus organizaciones.

Enumero algunas de sus obras médicas y sociales durante sus períodos parlamentarios: - Sociedad pro- ayuda del niño lisiado - Sociedad protectora de la infancia - Creación “Consejo superior de Servicios Médicos de Asistencia y Previsión social”.

- Construcción Edificio Asistencia Pública de Santiago - Estatuto del médico funcionario - Asignación de zona a profesionales afectos a estatuto del médico funcionario - Beneficios personal dirección General de Sanidad - Miembro del Directorio del Laboratorio Chile (estatal) - Reconstrucción Escuela de Medicina Universidad de Chile

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- Escuela de Salubridad (hoy, ‘Dr. Salvador Allende Gossens’) - Colegio Médico y su Departamento de perfeccionamiento científico (financiamiento) Su lucha, su persistencia, su infatigable compromiso social lo llevaron a la Presidencia de la República. En su agitado periodo (Gobierno de 1000 días) con tan trágico y cruel término, el Dr. Salvador Allende continuó su labor como médico. En solo tres años se realizaron iniciativas y logros que demandaban los cambios sociales y científicos producidos en los últimos decenios. Resumo las principales iniciativas diseñadas para el área programática de salud, en torno a un eje de ‘ciclo vital humano’, que incorpora en cada grupo, el conjunto de necesidades bio-psico-sociales y de enfermedad. (ver Anexo): A.- Programas para los distintos grupos etarios: niños, adolescentes, adultos y gerontes (tercera edad). En este programa iban incluidos subprogramas tales como prevención y tratamiento de la desnutrición; detección precoz del cáncer cuello uterino, planificación familiar. Al subprograma de tercera edad se le dio especial importancia.

B.- Programas relacionados con el medio ambiente: Sanidad ambiental, medicina ocupacional, control e higiene de alimentos, control de zoonosis.

C.- Programas de desarrollo socio-cultural: Uno de los objetivos más importantes fue la incorporación de la comunidad y sus organizaciones en las decisiones de salud a través de la democratización, con la creación de los Consejos locales de salud, que incluían miembros elegidos por las organizaciones locales de salud, representantes del Colegio Médico, representantes de la asociación de Profesionales y Técnicos y de los trabajadores de salud no profesionales. Los integrantes de la comunidad, por primera vez, empezaron a tener un rol en la discusión y solución de los problemas de salud que les eran propios: Se incentivó la regionalización docente asistencial, se inició la descentralización del Servicio. Gran desarrollo tuvo el programa de salud mental y control del alcoholismo. Se ampliaron y dotaron de personal médico y paramédico consultorios periféricos para atención primaria de salud, atención ambulatoria, que tuvo un gran impacto en los índices de Salud y en la participación de la Comunidad.

Mención especial requiere el programa de distribución de leche (medio litro de leche diario para todos

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los chilenos de menos de 15 años de edad), requiriendo la importación de leche en polvo a granel y la instalación de una planta de liofilización, tecnología entonces ‘de punta’ para el país. Esto significó la distribución de 39 millones de kilos de leche al año; tres millones de niños y madres, el 70% de las mujeres embarazadas y la población menor, se beneficiaron de este programa. (En 1939 decía el Dr. Allende: “el consumo diario de leche es de tan solo 92.9 grs. por habitante”) Hace pocos años el Ministerio de salud pretendió suprimir este programa, pero la respuesta negativa de la comunidad fue categórica y la medida debió suspenderse.

La Universidad de Chile estuvo íntimamente adherida a los planes de salud; se crearon cupos para carreras de enfermería y tecnología para auxiliares paramédicos(a), estudios de Medicina para hijos de obreros con buenos rendimientos académicos. El Servicio Nacional de Salud aumentó su capacidad de contratación anual, a todos los egresados de esas carreras, ampliando el Programa de Médico General de Zona, a un programa de ‘Equipo de Salud de Zona’, incorporando dentista, enfermera y farmacéutico.

Muchos profesionales, trabajadores de la salud, de distintas generaciones, acompañaron al Dr. Allende en sus proyectos de salud; nombrar a uno solo sería una injusticia y desconocimiento para tantos que dieron lo mejor de ellos en pro de brindar a Chile una medicina acorde con su desarrollo. Muchos de ellos han fallecido, algunos figuran como detenidos desaparecidos, otros fueron asesinados, algunos partieron al exilio y no regresaron.

Las medidas tomadas en salud, sumadas al aumento del ingreso de las clases asalariadas, al incremento en los niveles de educación, permitieron grandes logros: la mortalidad infantil bajó en tres años de 79 por mil

en 1970, a 63 por mil en 1973; la mortalidad en niños de un mes a once meses descendió en un 20%; las muertes por diarreas y por infecciones respiratorias declinaron en 15% y 30% respectivamente; la incidencia de desnutrición infantil descendió en un 17% en tres años.

Periódicamente se organizan conferencias “mundiales” de la salud, a las que concurren autoridades de salud de muchos países; las conclusiones de estas conferencias se traducen en recomendaciones a los distintos países, sobre las líneas o direcciones a tomar para mejorar la Salud de las grandes poblaciones. En 1979, en Alma Ata se recomendó el fortalecimiento de la atención primaria; en 1984, en Brioni (Croacia) para Ministros de sectores relevantes, 1986 en Ottawa, 1988 en Adelaida, Sundswal en 1991, y luego Yakarta y México,D.F. A partir de “Alma Ata” en 1979, se han propuesto varias conclusiones necesarias para el mejoramiento del estado de Salud; siendo las recomendaciones más importantes y reiterativas: - Fortalecimiento de la Participación y acción comunitarias (derecho a voz de las personas y comunidades, esenciales para la promoción de la salud); - fortalecimiento de la atención primaria ambulatoria, - alianzas multifactoriales, - estimular el diálogo entre “saberes distintos”, - “rediseñar” los Servicios de Salud.

Con modestia podemos decir que el Gobierno del Dr. Salvador Allende estuvo, pioneramente, e incluso se adelantó en 1970-1973, a estas recomendaciones y las aplicó con diferentes resultados, consecuencia del clima político que terminó trágicamente. El director y motivador de esta obra fue el Presidente, Dr. Salvador Allende Gossens, gran visionario, gran líder y gran médico.

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Dr. Arturo Jirón Vargas

ANEXO

AREAS PROGRAMATICAS EN SALUD, 1971

Del documento Proyecto de Política de Salud para el SNS* (Junio 1971; p.25-26) (transcripción) 5.3

Rubros para fijación de políticas

A.1 Necesidades de Salud de las personas

- Recien nacido

- Lactante

- Párvulo

- Infante

- Adolescente

- Adulto joven (masc.)

Maternal

- Adulto maduro

- Senescente (3ª edad)

grupos etarios 1 mes hasta 1 año 1 - 4 años 5 - 10 años 11 - 15 años 16 - 44 años 16 - 44 años 45 - 64 años 65 y más años

A.2 Según áreas del conocimiento médico sanitario B. Atención de la Salud

- Infecciosa y parasitarias - Conocimiento e Investigación

- Metabolismo y endocrinología - Administración

- Cardiovascular

- Personal (Recursos Humanos)

- SNC y órgano de los sentidos - R. Materiales:

- Accidentes, violencia y homicidios · Instrumental

- Neumo-tisiología · Edificios

- Gastroenterología · Medicamentos e insumos

- Nefro-urología

- Tumores malignos

- Financieros

- Aparato locomotor

- Organización general

- Odontología

- Ejecución

- Enfermería

- Planificación y Evaluación

- Técnicas de Laboratorio

- Pediatría C. Organización Regional

- Obstetricia y Ginecología

- Psiquiatría y Neurología D. Relaciones Internacionales

A.3 Del medio-ambiente E. Aspectos jurídicos

- Saneamiento ambiental

- Nutrición y alimentación

- Equilibrio ecológico

- Salud ocupacional

- Seguridad del tránsito

- Salud mental - Desarrollo socio-cultural y político en salud

*Servicio Nacional de Salud. Oficina de Planeamiento (Dr. C. Sepúlveda, Jefe).

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ARTÍCULOS ORIGINALES

Allende y la realidad médico-social, a 75 años.

Dr. Claudio Sepúlveda-Alvarez. 4

Resumen A 75 años de la publicación del libro ‘La realidad médico-social chilena’, escrito en 1939 por el Dr. Salvador Allende (Presidente de Chile, 1970-73) en su condición de Ministro de Salud del Presidente P. Aguirre Cerda, se re-visita con detalle, parte por parte, los diferentes capítulos de la Salubridad, vistos por el ojo del especialista que luego dirigiese la República, haciendo una breve relación con su vigencia actual. El articulista concluye que el Dr. Allende debió recibir un grado académico honorario en Salud Pública (no existía entonces en el país) y que su análisis, -con las adecuaciones epidemiológicas y políticas del caso-, podría ser el eje de un nuevo Programa de gobierno en el siglo XXI. Palabras clave: Salud – Allende – pobreza – salarios – trabajadores – desigualdad – lucro – familia - alimentación – madre/niño - medicamentos – adicción - enf. transmisibles, del trabajo, sociales – sistemas de salud – plan de salud –previsión social –compensación laboral .

Abstract 75 years later, a re-visiting of the book ‘The medical and social reality of Chile’, finds that it could still be the back-bone of a government policy and plan for the XXI century, given that suitable epidemiological and political upgradings are introduced. The book, written by Dr. Allende in 1939 when he was Minister of Health for President P.Aguirre Cerda, is a thorough and systematic presentation of all factors involved in the diagnosis and planning of health and medical services. The reviewer concludes that Dr. Allende would have deserved an honorary degree in Public Health ( none existed at the time in the country).

KEY WORDS: Health – Allende – poverty – salaries –workers – inequity – excess profit – family – nutrition –mother and child – health drugs – drug addiction – communicable, labor and social diseases/accidents – health delivery systems . health plans and policies – social security – labor compensation.

Allende publicó ‘La Realidad Médico-social chilena’ en 1939, en tanto: “…el Ministro de Salubridad ha querido comenzar su labor realizando un estudio sereno, documentado y realista, de las condiciones de salud y de higiene en que este Gobierno ha recibido al país” (p.8) Esta obra, -cuya estructura en cinco ‘partes’ se sintetiza en la ‘Editorial’ de este número de CMS-, ha sido profusamente citada, comentada y usada como fuente de pensamiento salubrista, prueba si necesidad hubiese, de su valor político y técnico, las dos vertientes, -inseparables anverso y reverso-, de la Salubridad como práctica y como teoría. Revisar una vez más (el

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popular ‘re-visiting’ anglosajón) sus contenidos obedece tanto a las efemérides del momento (40 años de la muerte de su autor) como al valor presente que muchos de sus conceptos y argumentos continúa teniendo, o han vuelto a tener, evolución paradojal que habla no sólo de avances en el período, sino también de retrocesos importantes y de difícil explicación.

Médico-cirujano; Salubrista; Antropólogo. Universidad de Concepción, Universidad de Chile. Jefe de Planeamiento del SNS y de Planificación y Presupuestos del MINSAL, 1970-73. Post-Golpe, ingresa a la OMS y, luego a UNICEF, hasta jubilar como Director Regional Adjunto (Américas); puestos varios en Tailandia, Turquía, Colombia y Panamá.. csepulvedaal@mi.cl Recibido 10 de julio de 2013. Aceptado 14 de agosto de 2013.

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Dr. Claudio Sepúlveda-Alvarez

Siendo posible hacer tal revisión desde diferentes ángulos, se ha escogido la secuencia temática que el propio Dr. Allende le diera, puesto que ella es técnicamente lógica y pedagógicamente coherente: diagnóstico global, epidemiológico e institucional, y propuesta planificada de políticas: no quisiera mejor un salubrista del siglo XXI, o un clínico intensivista, en su propio dominio. Pero antes, es quizá iluminador un breve análisis bibliófilo: el libro en cuestión es de muy modesta factura, 218 pgs. de pequeño formato (15.5 x 21 cmts), en papel que poco aventaja al de diario, con tapas casi sin diseño, de cartulina naranja o azul-celeste; en el

ejemplar revisado, -de tiraje desconocido-, encontrado en una tienda de libros usados (muy bien protegido…), las puntas están algo dobladas, y 14 de las 218 pgs., más cuadro final, hubieron de ser abiertas con cortapapeles, a la manera de los viejos libros no guillotinados; este ejemplar al menos, no fue todo lo utilizado que debiera. La Casa de Chile (en México), publicó una versión de mejor calidad material en 1984, prologada por el Dr. Arturo Jirón.

Pero el mensaje es otro: el contenido de sustancia, presente y futuro, no necesita contenedor de lujo.

LA INTRODUCCIÓN:

Sin título, la primera página muestra una deslucida foto ‘en situación de calle’, donde dos niños de c. 4 y 9/10 años duermen en un rincón, mientras pasos adultos los bordean; la capción dice: ‘Chile tiene la más alta mortalidad infantil del Mundo’. Las apretadas cua-

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tro páginas siguientes incluyen citas que aún hoy, son vigentes: “[Chile] pugna por desprenderse de formas económicas antiguas, autocráticas y de libre competencia, para canalizar su vida social por cauces de cooperación y

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bienestar efectivo que abarque a todas las capas populares y clase media” “Ciento veinte (…hoy, doscientos…) años de vida política independiente no han bastado para incorporar a la vida cívica a las clases proletarias dentro del juego normal del progreso;” “Nuestra economía nacional estuvo hasta hace pocos años (sic), dependiendo de dos o tres productos de exportación, principalmente el salitre y el cobre, primeras fuentes de entrada del Estado” “Nuestros agricultores … … …continuaron explotando más al hombre que a la tierra, carentes de un sistema orgánico y metódico de regadío y de comunicaciones…”[mientras] las industrias ligeras nos sometieron a la condición de consumidores de mercaderías manufacturadas producidas por los grandes países industriales” “Lo que mueve su afán de producir es el lucro, la ganancia ilimitada…”(p. 5-6) Y dirá también, para desesperación de sus críticos, de izquierda y de derecha: “La nacionalización de las fuentes productivas para satisfacer el puro sentimiento nacionalista, nada resuelve ni agrega ventaja económica; … … …por mucho que se modifique la estructura interna de nuestra economía, el verdadero aumento de sus dimensiones está vinculado, sin duda, a la economía internacional” (p.7) “Las bases fundamentales que determinan el bienestar y el progreso de los pueblos son un buen standard de vida, condiciones sanitarias adecuadas y amplia difusión de la cultura en los medios populares” (p.8) Allende, el estadista, el salubrista, tenía las cosas claras en 1939, aún si los años intermedios, -hasta su Presidencia en 1970-73-, sólo parcialmente sembraron el terreno que tales objetivos requerían. Sólo durante su Presidencia le fue posible aplicar convicciones sostenidas durante tres décadas, iniciando entre otras: la nacionalización, unánime, del cobre, ‘sueldo’ de Chile; una Reforma Agraria de extensión realmente productiva; reajustes salariales de coeficiente inverso, -a menor sueldo mayor porcentaje de aumento-; la iniciativa de tres áreas de la economía, -con un área públicoprivada mixta-; la unificación progresiva del Sistema de Salud (SNS y SERMENA); el proyecto de Escuela Unificada, y otras iniciativas de similar profundidad.

El concepto que signa estas políticas, verdaderamente públicas o de alcance de Estado soberano, es su nivel de impacto: no se las puede hacer ‘a medias’, o sólo en el nombre, ‘cosméticas’. Así, p. ej., cómo es posible que aún hoy no se vea la profunda disfuncionalidad del reajuste de sueldos ‘por parejo’, en un país en que la brecha salarial es de 1 a 40, y quizá, seten-

ta, la peor del mundo? La proporción de la población, mayoritaria, cuyos sueldos son iguales o inferiores al sueldo mínimo de c. $190,000, obtiene, con un 5% de mejora anual, unos $10,000 adicionales, esto es $20 dólares, 5 centavos por día; al tope del escalafón quien gane 50 veces más, recibirá cada mes, $1000 dólares = $500,000, dos veces y media adicionales el sueldo total de quien menos gana; la desigualdad no sólo se perpetúa, se agudiza, que es cómo ha ocurrido en el país. El reajuste salarial de 1971, bajo el Presidente Allende, fue en pirámide inversa: los sueldos tope recibieron 0% de reajuste. Por bien que el lenguaje represente a la realidad, su dominio y transformación no se hace en las palabras, sino en su corporeidad tangible.

El Presidente Allende pagó su consecuencia con la vida; en ello lo siguieron miles de chilenos convencidos de la justeza de su posición, así como un número varias veces superior de desaparecidos, torturados, desplazados y exiliados, muchos de los cuales aún no logran la restitución plena de sus derechos ciudadanos.

Población y condiciones de vida, en especial de las clases trabajadoras.

El análisis geo-demográfico, por grupo etario, regiones, y comparación internacional es el que se esperaría hoy en cualquier documento similar, aún cuando es posible que falten los consabidos histogramas y diagramas de ‘torta’ (que, por lo demás, sí se usan más adelante). Las conclusiones son las que todo demógrafo conoce para la época: altísima mortalidad infantil, proporcional de 50 % bajo los 10 años, nupcialidad ya en declinación, etc...

Los factores condicionantes de la salud, en lenguaje de hoy, se concentran en los rubros de salarios, alimentación, vestuario, vivienda y saneamiento, estableciendo en cada caso sus co-relaciones estadísticas con la patología prevalente en el país, y con la situación de países ricos de la época, centrándose en la salud física o biológica que era entonces el foco predominante, como muestran las cifras de encuestas varias, en que el Dr. Allende llama en su apoyo a los Dres. Gustavo Jirón, A. de Paula, A. Campos, Jorge Mardones, Cruz Coke, A. Tello, E. Hamilton, de Benedetti, De Viado, J. Vizcarra, y las Srtas. Sepúlveda y V. Martínez; hoy, podría echarse de menos referencia a la salud mental y de ambiente colectivo, del tipo violencia intrafamiliar.

Su aproximación al salario podría resumirse en discutir las deficiencias del llamado ‘sueldo vital’, en cantidad y en concepto. En cantidad, porque las diferencias

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Dr. Claudio Sepúlveda-Alvarez

entre salario real y norma van de 1 a 8 (p.29, 31ss; las cifras reales citadas son inútiles, ya que aquéllos $ poco tienen que ver con los de hoy); en concepto, porque el salario vital se fijaba en relación al obrero, mientras que las necesidades son familiares, lo que da por resultado un múltiplo del déficit anotado, por un factor de 3-5; califica a la incipiente ‘asignación familiar’ como de escasa cobertura y magro monto. Si se recuerda el concepto de ‘ingreso ético familiar’ hoy en discusión, se verá que 3/4 de siglo no han abordado el problema, excepto durante los 3 años de gobierno del propio Presidente Allende. En términos de alimentación, analiza en detalle, -en línea con el concepto entonces prevalente de reproducción de la fuerza de trabajo-, la cantidad y estructura de la dieta para niños y para trabajadores de distinto tipo de esfuerzo, estableciendo correlaciones internacionales a su respecto, así como con la dotación de ganado vacuno y producción/consumo de leche; se prefigura así una de sus primeras ‘medidas de gobierno’, en 1971, ‘el medio litro de leche’. En relación al vestuario, de importancia para la prevención de enfermedades respiratorias, dérmicas y, entonces, el tifus exantemático, constata que al trabajador chileno no le queda salario para ello y que la gran mayoría sólo dispone de ‘lo puesto’ … que usa ‘todos los días del año’. Muestra evidente de una miseria generalizada, que se ratifica con las cifras aportadas en relación a vivienda y saneamiento ambiental: en el último caso, la mayoría de las regiones de Chile (excepto la capital y Valparaíso) simplemente no tienen, o las coberturas están por debajo de 50% (p.70); también la construcción de viviendas está por debajo del 50% …de aquéllas requeridas por el crecimiento vegetativo de la población; el déficit de arrastre es de cientos de miles de viviendas.

No hay duda, el Presidente Allende tenía ya las cosas claras en 1939.

Los problemas médicos (esto es, de enfermedad y salud) El Dr. Allende no fue un académico, sino el responsable político del Gobierno Aguirre-Cerda en salud; su descripción no es exhaustiva, pero focaliza las grandes categorías prevalentes en la época: ‘binomio madre-niño’, tuberculosis, venéreas, comunicables, toxicomanías, y enfermedades del trabajo. En cada caso, el autor utiliza cifras al día, destacando de modo crítico su debilidad estadística, y comparando con otras naciones del mundo.

En el caso del binomio madre-niño, señala el alza, a más del doble, de la tasa de mortinatalidad entre 1903 y 1939, y el estancamiento de la mortalidad infantil,

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en torno a 235 por mil n.v., a partir de 1927, destacando su relación directa con la incorporación de la mujer al mundo laboral, ya que también ocurre en los países industrializados que cita (p.79). En tanto etiología, destaca que 2/3 de tal mortalidad corresponde a enfermedades respiratorias altas, digestivas, o meningitis (p.82): su análisis precede en 20 años el clásico análisis del Dr Hugo Behm que data de 1962. Bajo su Presidencia, treinta años más tarde, en 1971, su programa-lanza en contra de esas enfermedades hará bajar, de golpe, en casi 15 puntos tal mortalidad. Para la mortalidad materna, anota que un tercio de ella se debe al aborto, aborto de la mujer proletaria, no aquélla de las clases altas (p. 86)

En relación a la TBC (p.87ss), destacará su contribución técnica ya en 1935, calificándola de ‘enfermedad social’, al mostrar que la incidencia es 6-7 veces más alta en la clase trabajadora. Trágica y paradojalmente el Presidente Aguirre Cerda morirá antes de cumplir su período, precisamente a causa de esta enfermedad. La presentación sobre enfermedades venéreas lo llevará a discutir incluso la incidencia social de la prostitución. Finalmente, al discutir las enfermedades transmisibles, pondrá el acento en el tifus exantemático con sus epidemias de 1919 y 1933-34, así como el incipiente brote del propio año de 1939.

Las enfermedades de transmisión hídrica y aquellas propias de la infancia, como coqueluche y escarlatina, encuentran también una descripción detallada. En la época, se está en una fase pre-vacunación y preantibióticos como métodos socialmente aceptados y técnicamente controlados, de manera que la solución es, todavía, de gran incertidumbre.

Al abordar las toxicomanías o alcaloidismo, -uso de drogas-, el Dr. Allende las define como: ”…el hábito inveterado, ansioso, de ingerir o inyectarse ciertas sustancias que dan al organismo bienestar psíquico u orgánico momentáneo…” (p.115), Subrayando que la ansiedad las caracteriza como dependencia psíquica. Señala además que: “ …los alcaloides son sustancias caras y su adquisición habitual es clandestina, lo que necesita una organización de compra y venta cuya ilegalidad las hace más caras aún”.

El alcoholismo es motivo de trato separado, mostrando su asociación con hechos de violencia en un 10% de los casos, mientras que en términos de oferta, los ‘negocios de alcoholes’, detallados por distrito, alcanzan a unos 3000, 15 veces más numerosos que las escuelas, y 25 veces más que las panaderías… Finalmente dirá: “ …el capítulo más importante de la patología alcohólica es el de los accidentes’, ya que de las defunciones

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que se le asocian, son de naturaleza orgánico-biológica, -como cirrosis hepática o delirium tremens-, apenas unas cuantas centenas, mientras que los accidentes superan decenas de miles” (p.121).

Para los accidentes del trabajo (p.123), subraya que de cerca de 240,000 accidentes, en el período 193438, sólo 439 fueron objeto de alguna indemnización, menos de cien por año.

El perfil epidemiológico se traza con parsimonia y objetividad impactantes, con componentes que, aún atenuados, persisten hasta el día de hoy, destacando que el progreso tecnológico, vacunas, antibióticos, medidas de protección, etc… eran, ya entonces, la mejor esperanza, esperanza que aún hoy, no se ha cumplido en su totalidad, mostrando alzas y bajas durante los 75 años intervinientes entre el documento bajo análisis y la realidad cotidiana del presente (2013).

Los ‘medios de lucha’: la institucionalidad vigente en 1939.

Esta ‘parte’ es la más voluminosa del libro, extendiéndose por unas 75 pgs. que, aunque ilustrativas para la época, son hoy sólo de interés historiográfico, ya que nombres, servicios y presupuestos aritméticos han sido largamente sobrepasados, tanto por la naturaleza de las instituciones que el propio Salvador Allende impulsara como legislador, como por sus equivalencias de hoy. De hecho, las actuales son entidades diferentes, marcando a veces, retrocesos de nota, v.gr. la estructura de la red asistencial, la calidad y equipamiento de los hospitales públicos, la disponibilidad financiera de las horas profesionales contratadas por el Estado, etc…

El análisis se ajusta por tanto a las instituciones entonces en operación: Beneficencia y Asistencia Social, Sanidad Nacional, los Servicios Médicos de las Cajas de Previsión (incluyendo al Seguro Obrero), seguidos de un capítulo destinado a la fusión de todos ellos para la zona del terremoto de 1939 (del Maule al Bío-Bío), que diera ‘prueba de terreno’ de la matriz conceptual que, 13 años más tarde, se constituiría en el Servicio Nacional de Salud, gracias al legislador Dr. Allende Gossens y otros. El capítulo se completa con un análisis del sistema de Previsión Social, -Seguro Social, Medicina Preventiva y Accidentes del Trabajo-, cuya reforma será parte de lamisma ley que creara el SNS en 1952. Los medicamentos, -importación, distribución y fabricación-, cierran el análisis de los ‘medios de lucha’, designación original del autor.

La presentación abre con una referencia a, “…esta evolución que transforma lentamente el con-

cepto caritativo en deber social [que] repercute en la forma de financiamiento y en la organización de la Beneficencia” (p.128), para más tarde (p.158), abordar las instituciones de previsión, recordando que: “ En nuestro país, cuarenta y cuatro instituciones de previsión, organizadas bajo los regímenes más diversos, agrupan a la totalidad de los obreros y empleados. De ellas, interesan particularmente seis, a las que se encuentran afectos el 95% de los asalariados”.

Y expresar en particular, con meridiana claridad, adjetivo muy usado por él, que: “No se puede denominarla con exactitud Ley de Medicina Preventiva, por cuanto el concepto científico de esta denominación involucra la atención integral de la salud” (p.180) Dirá lo propio con respecto a la atomización de las responsabilidades, “La Sanidad Municipal, en manos de 218 (hoy, son más de 300) Municipalidades, es manejada con un criterio caciquista y electoral, que en este caso reemplaza al técnico. Su dispersión determina su absoluta esterilidad”. (p.183) Aquella ley ‘preventiva’ se orientaba, con preeminencia, al examen y pensión de cardiópatas ya declarados, a menudo como consecuencia de arterioeslerosis, afección crónica donde la idea de ‘prevención’ estaba lejos de aplicarse; la municipalización no requiere hoy (2013) descripción adicional, está en la imagen y boca de todos. El diagnóstico pasará a detallar las ineficiencias determinadas por la mezcla de patologías de hospitalización, impugnando las largas estadías, así como la incoordinación en la habilitación múltiple de unidades de atención, dependientes de distintos ‘Seguros’, en una misma localidad, mientras otras carecen de todo, preludiando los conceptos de cuidado progresivo intrahospitalario, y de redes de referencia extra-hospitalaria y regionalizada.

El análisis subsiguiente confirma la asimetría de servicios, de salud y de pensiones así prestados, en que incurre la multiplicidad de tales entidades, amén de demostrar un grado extremo de concentración: 6 de 44 cubren ya la casi totalidad del universo. Como era obvio, el proceso legislativo de los años siguientes hará coalecer estas instituciones en un sistema casi unívoco, aún si la cobertura aún requería compleción. Parece entonces increíble que el proceso de privatización de la seguridad social y de salud, haya vuelto a la multiplicidad de agentes y ‘planes’, de la manera que hoy AFPs e ISAPRES manejan, sujeto de enorme controversia en el período pre-electoral (2013) que el país vive hoy, debido a las arbitrariedades y excesivo lucro que sus ejercicios financieros muestran, mientras la atención de salud es deficitaria

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y las pensiones, una suerte de epitafio cruel a la vida y capacidad de los asegurados. Algo similar puede decirse en relación a la municipalización de la salud, -y, por cierto, de la educación-, como lo han constatado las última décadas.

Diagnóstico y consecuencias previstas en 1939, paulatina corrección en las décadas subsiguiente, pero burladas por el cruento Golpe de Estado de 1973, que muestra así cuál era la verdadera intencionalidad política que lo determinó: el impacto fue la salud, la integridad física, mental y social de gran parte de la ciudadanía chilena; de allí que política y salubridad sean inseparables caras de una misma moneda. Sólo el progreso técnico de la medicina, -y una férrea organización y compromiso de los agentes humanos prestadores de salud, forjada a lo largo de décadas, hoy en vías de extinción-, explica que los índices tradicionales de salud, -mortalidad infantil, materna, incidencia de enfermedades transmisibles-, hayan mejorado a nivel de standard internacionales, para ser reemplazados por déficits, -menos espectaculares, es cierto-, en obesidad juvenil y general, drogadicción, suicidio, violencia intrafamiliar, deyección en la tercera edad, anomia (v.gr. no-participación, en votar p.ej.), corrupción e individualismo generalizados, etc…, mostrando una sociedad muy enferma, aún si los síntomas no son ya bío-físicos, sino psico-sociales. Sin olvidar el enorme aumento en el costo y multiplicidad de ‘acciones’ requeridas (v. gr. imagenología, scanner…) para solucionar cada caso de patología: la demanda de la sociedad de mercado, -sin, o deformada información-, lo explica: son necesarias, no siempre para que el paciente se recupere, pero sí para que el sector genere más retornos económicos, en particular de su subsector privatizado.

Medicamentos: importación, distribución y producción.

Aunque concebido como subcapítulo de la parte 4, esta sección (de sólo 5 pgs.) es de importancia crucial, tanto por amplitud de enfoque y claridad conceptual, como por incidencia en la práctica cotidiana de las personas.

En las décadas siguientes, innumerables estudios en diferentes parte del mundo*, llegarán a determinar que del gasto en salud, -institucional público y privado, así como de bolsillo-, el 50% está destinado a los medicamentos, lo que en el Chile de hoy, puede estimarse, a mano alzada, en un promedio de 5 000 dólares por persona-año, con dispersión entre estratos socioeconómicos, y concentración de uso intrahospitalario, privado en especial.

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Dice Allende, entre otras aseveraciones, para 1939: “Veinticuatro firmas controlan la totalidad de las importaciones de artículos medicinales entre las cuales una, teniendo una venta anual cercana a los $20,000,000 (de la época**), declara en nuestro país un capital de sólo $75,000… [y] que, para burlar los legítimos intereses de sus empleados ‘nativos’, y disminuir sus intereses, facturan sus mercaderías en la casa matriz, extranjera… …considerando en este precio los gastos generales y una buena ganancia. En esta forma saldan sus balances con pérdidas, u obtienen utilidades insignificantes…”(p.187) “ La distribución se hace a 1320 farmacias, que son en su mayoría pequeñas, y que llevan una vida no muy próspera por su excesivo número” (pero sólo un tercio de los locales de expendio alcohólico; nota del articulista) “Nuestra ley de marcas comerciales permite a quien lo desee, dar el nombre que se estime conveniente a una substancia cualquiera, a veces sin relación con su composición química y atribuyéndole con frecuencia cualidades imaginarias. …Éstas, llamadas ‘especialidades’ o medicamentos de nombres registrados se venden a precios exorbitantes; se destinan a su propaganda sumas enormes; sus envases y presentación son lujosas. Se trata en verdad de una explotación comercial, y se especula, en suma, con la credulidad de los pacientes”. (p.189) Allende ejemplifica: la sulfanilamida vale, como ‘Prontosil’ $26.95; como ‘Acetilina’, $6.65. Por fin; “Producción nacional. En el país existen 140 laboratorios, de los cuales algunos se dedican a la producción de drogas, aunque en pequeña escala; la mayoría fabrica especialidades [o ‘formas] farmacéuticas.” (p.190) La p. 215 y final, registra un flujo-grama de materia prima que relaciona madera y derivados que podrían llevar a la síntesis química; ingenuo quizá, pero notable en su concepción de la unidad de acción de una sociedad.

“Suena” todo esto familiar en 2013? Claro que sí. La llamada ‘industria’ farmacéutica (sólo de ‘formas’, no de principios activos) está concentrada en 3 grandes cadenas que coluden sus precios, aunque para vergüenza, la justicia nacional (hasta ahora), no condena realmente a sus responsables sino de manera marginal (deben estudiar ética…); los medicamentos ‘esenciales’ a menudo no están disponibles, pero se venden las ‘especialidades’ …a precios exorbitantes. Las empresas NO declaran utilidades, aunque el caso más agudo está …en la industria del cobre, donde por años, empresas que vendían miles de millones de dólares en el extranjero, declaraban pérdidas en el ámbito nacio-

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nal. El fenómeno descrito por Allende se llama técnicamente ‘transferencia de precios’, habiendo sido estudiado en Chile por Constantino Vaitsos, luego Ministro de Economía en Grecia. La crisis de medicamentos de 1972 y su amistad con Vaitsos, llevó luego (en el exilio) a este articulista (entonces Jefe de Planeamiento, y de Planificación y Presupuestos, MINSAL) a estudiar el fenómeno en profundidad para los países de ASEAN*5, estudios que confirmaron no sólo la tesis de Allende, sino el fenomenal ‘negociado’ farmacéutico a escala mundial, que ‘especula con la credulidad de los pacientes’. Hoy, aún más.

si es difícil establecer con claridad las economías de escala requeridas con la tecnología de hoy. Sin embargo, el comparativo avance tecnológico del que se dispuso en su momento, pudo haber permitido una visión de alcance continental, dando así un mercado suficiente para justificar su desarrollo. Pero ello habría requerido de ‘políticas públicas’, visión de Estado, planes de desarrollo, que es, justamente, como el Dr. Allende termina su libro.

Pero no fue siempre así durante estos 75 años, o 40 si se prefiere, para establecer relación con el Gobierno democrático de Allende y el Golpe militar que lo derribó. Ya en 1966, bajo la administración Frei Montalva, con el Ministro Dr. Ramón Valdivieso, Chile lideró, a nivel mundial, el uso de medicamentos esenciales, también llamados ‘genéricos’, referidos a aquéllos denominados por su principio activo, así difícil sea su nombre. La OMS adoptó este enfoque como política mundial oficial, diez años después, en 1977, a un año escaso de la Conferencia de Atención de Salud Primaria en Alma Ata (URSS). Chile discute todavía hoy, 50 años después, si se los debe prescribir genéricamente o no, una iniciativa que el país mismo inventó…; las diferencias de precio entre ‘especialidades’ y genéricos no son ya de 1 a 4 como en el ejemplo dado por el Dr. Allende, sino de 1 a 20 como la prensa ha registrado no ha mucho (El Mercurio, 2013, números varios).

Como es obvio, el Plan con que el Dr. Allende termina su libro, está orientado al período de gobierno y es por tanto de corto plazo, pero está inmerso en una perspectiva de largo alcance; la ‘fatalidad’ hará ese período aún más corto, dada la muerte del Presidente Aguirre Cerda, precisamente a causa de una enfermedad que planes anteriores podrían haber quizá evitado, a pesar del escaso arsenal terapéutico entonces disponible. Lo prueba que su enunciación empieza con un llamado general y una reflexión sobre el capital humano, esto es, la ciudadanía, propósitos que parecen de extraña pertinencia en el Chile de 2013, setenta y cinco años más tarde. Dice Allende: “El panorama demográfico y sanitario del país debe hacer reflexionar hondamente a todos los chilenos; a ricos y pobres; a izquierdas y a derechas; a gobernantes y a gobernados. La salubridad nacional es uno de aquellos problemas cuyas consecuencias afectan a unos y otros ... … aún si no pocos se resignarán ante el consuelo de que otros países sufren males parecidos” (p. 195) “Nosotros no podemos conformarnos con lamentar.

Es menester que se ponga a prueba la vitalidad del organismo nacional y la capacidad de las masas populares, con el fin de reivindicar las cualidades de la raza y el derecho a vivir como pueblo culto. Es necesario que la nación toda reaccione movilizándose…” (p.195) “El capital humano, base de la prosperidad económica de un país, ha ido subestimado y abandonado a su propia suerte. Ahí radica principalmente la causa de que nuestra población haya aumentado tan escasamente; ella debe ser mejorada y acrecentada a base del número y de la calidad de los habitantes autóctonos…” (p.196)

Si la industria importadora/distribuidora se ha concentrado, no ha sido así con los ‘puntos de venta’, al menos en el centro y municipalidades de altos ingresos de la capital, donde a menudo las cuatro esquinas de cruces de calle están ocupados por farmacias; pero hay comunas, capitalinas y rurales, que NO tienen farmacia alguna; en el pasado, el código sanitario establecía distancia mínima de 300 mts. entre un ‘punto’ farmacéutico y otro, norma que, por cierto, fue derogada por la ideología consumista … donde hay poder comprador; no, donde se necesita.

La incipiente producción nacional, citada por el Dr. Allende, -en el I. Bacteriológico de Chile y los Laboratorios Chile, ambos semi-estatales entonces-, fue desmantelada a lo largo de las últimas décadas, aún

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Perspectivas y Plan de Acción

Sepúlveda, C. y Meneses, E. ‘The Pharmaceutical Industry in ASEAN countries’: NU-ESCAP, 1980, 366 pgs., Informe resumen de ‘estudios de país’ para Thailandia, Indonesia, Filipinas, Malasia y Singapore, c/u c. 500p. **para acercarlo a hoy, habría que ajustarlo por un factor cercano a …un millón, arrojando así unos 20 billones de pesos de hoy, o diez mil millones de dólares; el peso actual equivale a 1000 escudos de los años ’60, y ese Eº, a 1000 pesos de los años ’50.

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Dr. Claudio Sepúlveda-Alvarez

La políticas y estrategias que propone a continuación son, lógicamente, expresión reversa de los problemas detectados. Así, p.ej: “…no hay argumentación posible –ni siquiera aquéllas que invocan los intereses vitales de la producción y la economía del país-, que no nos autorice pedir un reajuste de los salarios, que los eleve al tipo[nivel] que permita la satisfacción de las necesidades mínimas y elementales de los trabajadores, en relación directa con el costo de vida”… Propiciamos el salario familiar en relación con [ese costo]” (p, 200) “Desde luego, en sus funciones indemnizatorias, las prestaciones [de previsión] deberán ser lo suficientemente elevadas para que permitan asegurar la existencia económica de las personas a quienes trata de proteger. Deben ser, por tanto, prestaciones de tipo vital (negrita en original), en que se consideren la cargas de familia del imponente” (p. 209)

país y la crisis de todas las instituciones incluyendo la propia Constitución, el Parlamento, el Poder Judicial, las Universidades, las empresas de comercio y previsión, la ‘negociarización’ de los servicios sociales: -salud, educación, previsión, transporte y circulación, cárceles, etc…-, los estamentos impositivos y aún, los de mero registro estadístico (INE, Censo 2012), corroídos todos por la penetración del pequeño interés grupal o de persona, con pérdida de la solidaridad y sentido de pertenencia nacionales.

Por ello, no es necesario citar individualmente cada una de las medidas incluidas en este Plan, pero, en cambio, destacar el sentido de urgencia y misión colectiva nacionales para las tareas de gobierno, en un país que, además, aparecía especialmente dependiente de las condiciones de guerra, recientemente desatada en Europa, la que amenazaba sus líneas de abastecimiento en todo orden de cosas; de hecho, así lo fue, al extremo que el modelo de desarrollo de ‘substitución de importaciones’, -hoy rechazado como démodé, a la espera quizá de otra guerra que reproduzca tales limitaciones-, fue respuesta colectiva del hemisferio y sus economistas todos.

PRIMERO: Chile es, verdaderamente, ‘un caso de desarrollo frustrado’ como dijera Aníbal Pinto. Pero no una, sino varias veces. Ya lo demostraron Loveman y Lira en su libro ‘Las ardientes cenizas del olvido’ (LOM) pero también el análisis de la realidades descritas por Allende. En 1939, el Frente Popular del Gobierno Aguirre Cerda, -con participación inicial de un muy joven Allende-, a quien sucede Juan Antonio Ríos, -también muerto prematuramente- y llegar a G. Gónzalez V. quien, ‘radical’ en el nombre como sus dos antecesores, pone marcha en reversa y ‘frustra’, literalmente, el proceso de desarrollo iniciado por su antecesores. La ‘solución’ da paso al regreso de un ex-dictador militar, Ibáñez, puente para la asunción de la derecha tradicional con J. Alessandri; el interregno,- ya neo-liberal, con la misión Klein-Sacks y sucedáneos-, es un fracaso.

Un nuevo intento de desarrollo, iniciado por Frei Montalva, con apoyo de derechas, -que ya no contaban con fuerza propia suficiente-, da lugar a un revivir popular que se escapa de manos y lleva al Gobierno de Salvador Allende. La solución, de nuevo, será ‘frustrar’ el desarrollo nacional a manos de un Golpe militar de crudeza inédita. En ésta, como en todas las ocasiones anteriores, el beneficiario es el gran capital nacional que, de paso, empieza su trans-nacionalización, la que alcanza su cima durante el actual Gobierno del Presidente Piñera: cada día reporta una nueva inversión en el extranjero (v. ‘El Mercurio’) El fracaso dictatorial fue compensado sólo a medias por una Concertación que gobernará por 20 años ‘en la medida de lo posible’, esto es, cuando no hay veto, -lo que significa ‘hay permiso’-, de la oligarquía. Allende murió porque sostenía que las medidas de justicia social no podían hacerse a medias, ‘en la medida de lo posible’, sino que

“…no hay argumentación posible –ni siquiera aquéllas que invocan los intereses vitales de la produc-

La siguiente cita valida la conexión de estas dos épocas de Chile, separadas por tres cuartos de siglo: “Recordemos que Chile es en la actualidad un pueblo en tensión, que va tras la conquista de todos sus derechos. Que es un país que jalona su propio destino”. (p.198) La gesta del Presidente Allende ha sido desmenuzada por décadas, a menudo con pasión y casi siempre con prejuicios, a favor o en contra de una figura que, objetivamente, es heroica, consecuente e histórica, aún si no se comparte su ideología o su manejo de la crisis que daba respuesta a los problemas descritos, ya que amenazaba poderosos intereses de grupo: Allende se había propuesto llamar a plebiscito para consultar si la mayoría nacional estaba aún con él. Conocedores de esa intención, que era pública, esos intereses se lo impidieron, desencadenando el Golpe Militar, cuyas consecuencias, cuatro décadas después, se dejan sentir cada vez con mayor impacto, en el desarrollo de una sociedad de consumo, alimentada por el crédito casi irrestricto, el lucro sin freno, la pérdida de una visión-

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Chile es hoy, realmente, ‘un pueblo en tensión’, que DEBE ‘jalonar su propio destino’.

Esta revisita de la visión sustentada por Allende, 30 años ANTES de ser Presidente, subraya dos aspectos de la realidad nacional, incluida la salubridad, que son raramente puestas de relieve:

Cuad Méd Soc (Chile) 2013, 53(3): 163-171

ción y la economía del país-, que no nos autorice pedir un reajuste de los salarios, que los eleve al tipo[nivel] que permita la satisfacción de las necesidades mínimas y elementales de los trabajadores”.

Esas necesidades son el verdadero ‘suelo’ de toda acción política y gubernamental, expresénse ellas en sueldos, educación gratuita, servicios de salud, pensiones de vejez, precio de los medicamentos, o lo que fuese.

SEGUNDO: Allende informó a Chile y su pueblo, con 30 años de anticipación, qué pensaba y qué quería que ese pueblo hiciese para vivir en forma ‘culta’. El libro que aquí hemos re-visitado es suscinto, -y anterior a su experiencia de Ministro, de Senador, de Presidente del Senado-, pero lo confirma de modo brillante, con todo el conocimiento de un salubrista, de un economista incluso, dando un perfil de Gobierno global y no sólo sectorial. Es cierto que los poderes de grupo también le dijeron claramente que estaban en contra: inventaron el candidato ‘Catapilco’ en 1958; apoyaron a Frei, restando su propio candidato, en 1964, evitando así,

por dos veces, que triunfara en las urnas. Allende no se hacía ilusiones y firmó las ‘Garantías constitucionales’ de 1970, -hecho inédito en la historia del país-, para asegurar los votos de la Democracia Cristiana que confirmaría su elección como Presidente. No fue suficiente; tres años después, la oposición, que nunca firmó ninguna ‘garantía’, simplemente lo derrocó a sangre y fuego.

Para Allende no había otra medida que las necesidades de la población, completas. Y aplicaba todo el conocimiento a su alcance de manera equivalente a la de un especialista; sólo que mejor, porque lo balanceaba con su sentido político de las necesidades humanas y ciudadanas. Merece un grado de Doctor en Salud Pública, póstumo y de homenaje. La tragedia de Chile es la soberbia de un sector, minoritario, que no sólo no quiso, ni quiere, renunciar a los privilegios y riquezas ya acumulados, sino que conculca y disputa el derecho de los demás a satisfacer sus aspiraciones de bienestar, dignidad y cultura, inherentes al desarrollo de la Humanidad del siglo XXI, sin intentar acumulación comparable alguna.

‘La Realidad [Médico-] Social Chilena’ es un libro de todos los tiempos y para todos los chilenos.

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ARTÍCULO ORIGINAL

Salvador Allende, médico y luchador social.

Isabel Allende Bussi.6

Este año 2013 se conmemoran en Chile los 40 años del golpe militar del 11 de septiembre de 1973, y Salvador Allende permanece entre nosotros, no sólo por la memoria que de él guardamos, sino también por su perspectiva de futuro y su plena vigencia, en un tema tan sensible para todos como es la salud pública.

Vemos con orgullo como el legado de mi padre permanece y es ejemplo para millones de habitantes del planeta, en los lugares más recónditos, donde se recuerda con cariño y admiración al luchador social consecuente. También entre nuestros jóvenes, que enarbolan su figura como el único político que es respetado por su consecuencia y coherencia de

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toda su trayectoria política, como al entregar su vida por la democracia en el Palacio de la Moneda.

Salvador Allende fue un hombre de profunda vocación pública. Dedicó su vida al servicio del país, buscando y soñando un mundo más igualitario, impulsando lo que él concebía: una sociedad socialista en democracia, pluralismo y libertad.

El programa de gobierno, impulsado por la Unidad Popular, coalición integrada por socialistas, comunistas y otras fuerzas de izquierda, abrió esperanzas y concitó al inicio el apoyo de amplios sectores sociales.

Este programa fue aplicado con gran consecuencia, alcanzando importantes logros en salud, en vivienda,

Senadora de la Región de Atacama. Primera Vicepresidenta del Partido Socialista de Chile. Hija de Salvador Allende Gossens. Correspondencia a iallende@senado.cl Recibido 20.7.13. Aceptado 20.8.13

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Cuad Méd Soc (Chile) 2013, 53(3): 172-174

en educación, en la redistribución del ingreso, en la reforma agraria y en la recuperación de las riquezas mineras a través de su nacionalización.

Al afectar grandes y poderosos intereses de la burguesía industrial, financiera y agraria chilena, unida a los intereses de las empresas transnacionales y al Gobierno de los EE.UU, todos ellos se confabularon para terminar con el Gobierno del Presidente Allende.

Lo anterior, sumado a nuestros propios errores llevo al país a aquel fatídico 11 de septiembre. Chocó contra fuerzas poderosas que si bien pusieron barreras infranqueables a este sueño para transformarlo en una larga noche negra de dictadura, no lograron eclipsar su pensamiento y su histórica lección.

Salvador Allende constituye parte de nuestra identidad cultural como nación, y ha adquirido una dimensión universal por los ideales de justicia que defendió, por los principios que orientaron su vida y por la consecuencia que lo caracterizó. Intentaron sepultar su recuerdo, intentaron difamarlo, borrarlo, omitirlo. No lo consiguieron.

A pesar del sufrimiento de muchos chilenos tanto en Chile como en el exilio, estos infortunios se aliviaron en parte por la generosa hospitalidad que se nos ofreció en todo el mundo. Salvador Allende nos abrió las puertas en todas partes. Su imagen simbólica se convirtió en un vínculo con el país perdido, con la memoria, con la necesidad de recuperar la verdad y la democracia.

Salvador Allende fue un hombre consecuente, con profundo sentido ético de la política y, cuando las circunstancias lo exigieron, con sentido heroico. Fue un defensor de la democracia, la que entendía como un bien superior, aceptando sus imperfecciones, ya que a través de sus instituciones y normas es perfectible cuando existe un alto grado de conciencia social. Sostenía que la sociedad debe ser plural y que cada ser humano debe ser libre y detentador de dignidad y derechos.

Su práctica política fue demostrativa de total desapego por las ortodoxias. En toda su trayectoria, Salvador Allende fue un pedagogo social, con su oratoria elocuente entregó conocimiento sobre la dura realidad chilena y una conciencia crítica que impulsara su cambio. Sin sectarismos, fue un tenaz constructor de la unidad de amplios sectores de izquierda y progresistas que anhelaban, precisamente, profundas transformaciones hacia una sociedad más justa.

Como médico, luchador social y conocedor de las profundas injusticias sociales que predominaban en

nuestro país, tuvo una especial preocupación por las condiciones de salud de la población nacional, y ya en 1939, siendo Ministro de Salubridad, Previsión y Asistencia Social del Gobierno de Pedro Aguirre Cerda, planteaba sobre la salubridad nacional que “…debe hacer reflexionar a todos los chilenos; a ricos y pobres; a izquierdas y a derechas; a gobernantes y a gobernados. La salubridad nacional es uno de aquellos problemas cuyas consecuencias afectan a unos y otros. Ninguna clase social, por muy defendida biológicamente que esté, puede sentirse inmunizada a las epidemias o exenta de pagar tributo a las enfermedades infectocontagiosas. Las condiciones ambientales afectan a todos los seres.”

La mirada visionaria de Salvador Allende lo llevo a plantear, en ese gobierno, medidas que apuntarán a promover mejores condiciones alimentarias para la población, declarando que “apoyaremos una política racional de consumos alimenticios, sobre bases científicas y a tono con nuestra realidad nacional. Propiciaremos una política en torno a una mayor producción y consumo de pescado, para lo cual, además de industrializar los productos y subproductos de nuestros mares, enseñaremos a nuestro pueblo a sacarle el mayor provecho posible a esta sana y nutritiva alimentación”.

En ese mismo período, promovió la generación de una legislación integral de efectiva medicina preventiva, que entre otras cosas “extienda su aplicación a todas las enfermedades que produzcan incapacidad y, en especial a las madres incapacitadas por enfermedad durante el embarazo”. Y así, en 1942, se crea una organización estatal para otorgar medicina preventiva y curativa a niños y adolescentes, que incorpora programas de entrega de leche a los menores de dos años y a los desnutridos que estuvieran bajo control.

Asimismo, una de sus preocupaciones principales estaba puesta en la alta tasa de mortalidad infantil que tenía Chile, para lo cual desarrollo un programa de labor de protección a la madre y al niño, iniciado por la Caja de Seguro Obligatorio. Así, en el año 1944 demostraba sus positivos resultados y reiteraba que este tipo de acciones debían extenderse a un mayor porcentaje de la población, y en esos años declaraba que “uno de los factores más importantes de la mortalidad infantil lo constituye la ilegitimidad. Los hijos ilegítimos tienen generalmente sólo el apoyo de la madre y se encuentran en difícil situación…”

En 1952, promovido por Salvador Allende en el Parlamento, se crea el Servicio Nacional de Salud, que programa sistemáticamente la protección de la salud de la madre y el niño a nivel nacional, con una cobertura que

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Isabel Allende Bussi

alcanzaba al 100% de la población para las medidas de prevención y fomento de salud y atención al 70% de la población en caso de enfermedad a obreros, campesinos y no asegurados y sus familias. Desde 1952 a 1970, el programa de alimentación complementaria entregó desde un millón de kilos de leche por año hasta 12 mil toneladas de leche en polvo a menores de 6 años bajo su control.

Durante el Gobierno de la Unidad Popular se instauró la entrega del Medio Litro de Leche y la primera entrega se hizo en los consultorios de todo el país, el 4 de enero de 1971, a dos meses de iniciado el gobierno. A esta medida se agregan el “Programa de Extensión de Servicios Materno Infantiles y Bienestar Familiar que cubrió el equipamiento y las necesidades de recursos físicos y humanos con énfasis en la protección del recién nacido y el mejoramiento de la atención medica y los servicios de control de natalidad en todos los lugares del país.

A seis meses de la iniciación del medio litro de leche la desnutrición de los menores de un año dejo de ser un problema de impacto sobre los hospitales. Antes del 4 de enero de 1971, el 60 % de los niños hospitalizados era desnutrido. En junio de 1971 se habían reducido al 8%. La mortalidad infantil cayó en 1971 en más de un 8%.

El Gobierno Popular se propuso reducir la tasa de Mortalidad Infantil de 100 a 60 por mil en seis años.

Esa meta histórica se alcanzó incluso bajo la dictadura. ¿Por qué? Porque se mantuvo el Programa del Medio Litro de Leche hasta ahora. Lo mismo que el cuidado del desnutrido, el aumento de las matrículas de las escuelas de medicina y profesiones de la salud.

Es decir la excelencia de la política del Gobierno Popular trascendió a su instalación para convertirse en patrimonio nacional.

Hoy la desnutrición y las defunciones de los niños menores de un año por causa prevenible, las epidemias de diarreas y de bronconeumonía y tuberculosis han sido prácticamente erradicadas, gracias a ese patrimonio histórico organizado en sus inicios por Salva-

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dor Allende como Ministro de Salud del Gobierno del Frente Popular en 1938 y continuó su desarrollo en el parlamento con la creación de Servicio Nacional de Salud chileno. El medio litro de leche, más que una medida social aislada, es la culminación de uno de los aportes más relevantes para la salud de los niños más vulnerables y las madres de Chile.

Gran parte de los chilenos de hoy son hijos del Medio Litro de Leche y herederos del patrimonio en salud que desarrolló la democracia chilena y que culminara con el Gobierno del Presidente Salvador Allende.

Cuando conmemoramos los 40 años del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, celebremos las semillas que plantó Allende y que han ido germinado.

Su legado vigente se inserta en el sueño de todos los que deseamos un Chile sin pobreza ni exclusiones. Un país sin discriminaciones ni abusos. Una nación con oportunidades para todos, con protección y dignidad para los trabajadores, con igualdad entre hombres y mujeres.

Como dijo José Saramago, Premio Nobel de Literatura y miembro del Comité Internacional Centenario del Natalicio del Presidente Allende: “Salvador Allende representa lo mejor del Siglo XX. Los valores que él asumió y que hoy queremos recordar siguen siendo imprescindibles: solo los muy necios querrán ignorarlos. O los muy malos, esos que consideran que los enunciados éticos solo sirven para perturbar y que es mejor vivir ignorando los principios, quizás atentos sólo al interés que cada situación les reporte a sus pequeñas ambiciones. Salvador Allende era un hombre de principios, por eso, lo recordamos como se recuerdan los mejores momentos y las emociones más profundas. “ Gracias al Colegio Médico de Chile A.G., y a su Presidente, el doctor Enrique París, por recordarlo y rendirle un merecido homenaje al Dr. Salvador Allende Gossens, a través de este número especial de los Cuadernos Médico Sociales, y disponer de sus páginas para que, desde distintos puntos de vista y testimonios mantengamos vivo su nombre y su legado, en pleno siglo XXI.

ARTÍCULO ORIGINAL

Vivencias cotidianas junto a Salvador Allende Dra. María Elena Carrera.7

El diputado socialista Salvador Allende sentado tras su escritorio, a fines de los años 30.Gentileza de la Fundación Salvador Allende. Derechos reservados

Conocí a Salvador Allende en 1957. Mi imagen de Salvador Allende era el de un hombre entregado totalmente a la lucha política, -posición y actitud que yo compartía-, honesto y valeroso, ducho en sortear difíciles obstáculos y endurecido por los ataques arteros, - y a veces viles -, de sus adversarios. Tal vez por no ser cercana no percibí entonces su calidez humana.

Aunque mi marido8 dirigió sus campañas presidenciales en 1958 y 1964, mi relación con él fue más bien lejana. Yo prefería trabajar tanto profesionalmente, -como médico-, como políticamente en mi comuna y así lo hacía. En 1964 me designaron jefe de la campaña de mujeres de Ñuñoa donde tuve el honor de compartir ideas y actividades con dirigentes poblacionales y de centros de madres, muchas profesionales destacadas y académicas; entre ellas la primera académica universitaria de América Latina, fundadora del Liceo Manuel de Salas y feminista, Olga Poblete. Me gusta contar esto porque si bien el movimiento popular de la

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época tenía baja votación en mujeres, las más conscientes estaban por la justicia social.

En marzo de 1967, mi marido el senador socialista por O’Higgins y Colchagua Salomón Corbalán, murió en un accidente. Volvía en auto de una huelga de la vendimia con la que los sindicatos campesinos exigían concretar en los hechos la Ley de Reforma Agraria, -impulsada por el gobierno del Presidente Frei Montalva-, que se había recién aprobado en el parlamento.

Una patrulla de carabineros me fue a buscar a mi casa a las seis de la mañana y a decirme que Salomón había tenido un grave accidente y estaba en la posta de San Bernardo. Me preguntaron si quería ir con alguien y yo le pedí a mi madre que me acompañara. La pasamos a buscar y nos dirigimos a San Bernardo. A esa altura yo ya sospechaba que el accidente había sido mortal, especialmente porque había querido avisar al Dr. Valladares –neurocirujano– y me habían dicho que

Ex -Senadora de la República de Chile. Recibido 21.7.13. Aceptado 20.8.13. Correspondencia a calle Esmeralda 678,sexto piso, Santiago, Chile.

Nota del editor: El senador Salomón Corbalán.

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Dra. María Elena Carrera

no era necesario. A la posta ya habían llegado Aniceto Rodriguez, Manuel Mandujano y Salvador Allende. Salían desolados de lo que debe haber sido una pequeña morgue. Pregunté ¿están seguros que es él? Y Salvador, con lágrimas en los ojos, contesto “es él”.

Su muerte fue un hecho muy doloroso no sólo para mí y nuestra familia. El Partido Socialista se sintió muy golpeado y el movimiento campesino que él había ayudado a formar, lo lloró desde el valle del Choapa hasta Tierra del Fuego.

Como militante socialista y esposa de Corbalán, yo había estado muy cerca del movimiento campesino y del proceso en que aprobó la ley de Reforma Agraria.

Quizá por eso el Comité Central del PS me pidió, -a través de mis amigos y compañeros más queridosque fuera candidata en la elección complementaria para reemplazar a Salomón. Acepté, aunque era una tarea emocionalmente muy dura. Lo considere un deber militante, pero también fue un tributo a la memoria del generoso trabajo político de mi marido.

mi gusto. Pero hoy día, a 50 años, lo cuento al pasar a un amigo, y me dice asombrado: “¿Cómo? ¿Allende regalaba ‘El Principito’?” ¡Si! Allende regalaba ‘El Principito’.

Allende fue muchas veces candidato: a diputado, a senador, a presidente, siempre aunando voluntades y una votación creciente que lo llevó finalmente a la Presidencia de la República. Sus campañas estaban centradas en el bienestar de los trabajadores y en lo que llamaba “el binomio madre-niño”. Le iba muy bien en votación de hombres pero muy mal en mujeres, la propaganda en contra hacía mella en el electorado femenino que hacía su debut histórico en las lides eleccionarias: el voto femenino era reciente y la primera mujer-diputado, Inés Enríquez, lo sería sólo a fines de los años ‘40. Durante el gobierno popular, -dos décadas más tarde-, y a pesar de todos los esfuerzos de la CIA y la derecha chilena: acaparamiento, desabastecimiento, mercado negro y atentados explosivos de Patria y Libertad, las cosas cambiaron.

Para enfrentar este desafío inesperado recibí ayuda de todo tipo. La describo en pinceladas en que siento la nostalgia de tiempos en los que tanta gente entregaba tanto, su tiempo, sus bienes, todo su empeño por extender la democracia, la igualdad y la solidaridad.

En esta ocasión, sin embargo, quiero destacar el delicado y acertado apoyo que me brindó Salvador Allende. Además de acompañarme en numerosos actos públicos, puso su auto y su chofer para mi uso en la campaña; lo importante no era el auto sino el chofer, Mario, quien había acompañado a Allende en muchas campañas y aprendido a cabalidad junto a él, las necesidades de un candidato tan multifacético y carismático como él lo fue. Por instrucciones de su jefe, en las frías noches en que había que hablar en plazas o campos y sin que yo se lo pidiera, me traía mantas, bebidas calientes y muchas veces conseguía hasta un guatero. Fue un apoyo humano invaluable.

En las elecciones de marzo del ’73, la Unidad Popular sacó en promedio un 39% de la votación de mujeres y en las ciudades grandes, 45%; en la población en su conjunto, casi el 50%. Este fracaso de la manipulación artera de la opinión pública, aceleró la actividad de los golpistas. La situación era difícil. Por algún problema puntual, Mireya Baltra y yo tuvimos una reunión con el Presidente, quien, en un momento dado dijo: “de la Moneda yo sólo salgo con los pies para adelante”.

Nos dejó heladas. Poco después hubo una reunión de mujeres en una gran sala de lo que es ahora el edificio Gabriela Mistral. Estaba repleta, la mayoría eran mujeres de poblaciones populares. El Presidente les hablo con una singular emoción y de repente, para mi espanto, se le quebró la voz, pero se repuso enseguida y siguió su discurso. Se me apretó la garganta e intuí: “este hombre sabe que si es necesario va a morir por las dignidad de todos nosotros y muy especialmente por las que estamos aquí”.

En una concentración en Rancagua o San Fernando, Salvador se dio cuenta que yo iba con zapatos de cuero muy delgado en pleno invierno. Discretamente se ocupó de que me compraran botas y ropa de abrigo. Que un hombre como él, que tenía el peso de tantas responsabilidades, nacionales e internacionales, fuera el único que se percatara de que yo podía tener frio, me conmueve hasta ahora. A Salvador le importaban las personas, en multitudes, y también una por una. Mucho antes de esto, cuando nació mi hijo Andrés, Salvador llegó a la Clínica con un lindo volumen de ‘El Principito’ de Saint-Exupèry como regalo. No me pareció raro en ese momento, lo encontré muy de

En esos meses tuve que hacer un obligado y largo viaje a China y Viet Nam. Cuando volví, ya había pasado el tanquetazo y el ambiente se sentía espeso y peligroso. El 10 de septiembre (de 1973) fui a La Moneda y en la galería del segundo piso, vi a Salvador de cerca, a unos 10 metros; iba sonriente y tranquilo. Por lo que ahora sé, había decidido llamar a plebiscito para salir de la crisis. Al verme, levantó una mano como saludo y me gritó: “¿cómo te fue en China?” Yo, que había encontrado poco entusiastas a los chinos con nuestro proceso, le conteste: “dame una audiencia, tengo que hablar contigo”. No contestó, desapareció por la puerta de su oficina. Fue la última vez que lo vi.

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ARTÍCULO REPRODUCIDO

El Dr. Salvador Allende Gossens en el Colegio Médico Revista Vida Médica. Septiembre de 1970.9

El candidato triunfante, Dr. Salvador Allende Gossens, en el Colegio Médico, acompañado del Presidente y Secretario General, Dres. Emilio Villarroel González y Mario Lagos Hernández Las Directivas General y Regional Santiago y Consejo General del Colegio Médico de Chile, recibieron en Sesión Solemne celebrada el 22 de Septiembre al candidato triunfante en los comicios del 4 de Septiembre, Dr. Salvador Allende Gossen, ocasión en la que el Presidente del Colegio, Dr. Emilio Villarroel González, le dio la bienvenida, destacando la personalidad del nuevo Mandatario.

El Dr. Villarroel, se refirió al honor que significaba recibir al candidato electo, tratándose de un colegiado de la Institución, que se había destacado no sola- mente como Presidente del Colegio en dos oportunidades, al que aportó su valioso trabajo y, por otro lado, su inquietud y concurso permanente en todo lo que significan los problemas de salud en nuestro país. Hizo

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referencias también a que sería el Dr. Allende el primer médico Presidente de la República, al ser elegido por el Congreso Pleno, ratificándole el grado con que la Orden Colegiada ha visto todo el desarrollo del proceso electoral.

Enseguida, manifestó el Dr. Villarroel el interés del Colegio por tener una visión de cómo se enfrentarán los problemas de salud al mismo tiempo que conectarse con las personas que dentro de la Unidad Popular han preparado los planes correspondientes. Recordó también la participación del Dr. Allende, al frente de la Comisión de Salud del Senado de la República, desde donde estuvo siempre conectado al Colegio Médico.

El Dr. Allende, contestan- do, manifestó que: “nada

Artículo publicado en la Revista Vida Médica Volumen XXII, N° 9, Septiembre 1970, pp. 17 - 18

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Revista Vida Médica. Septiembre de 1970

más grato era para él que este reencuentro con los colegas y amigos dirigentes del gremio, del Colegio Médico de Chile, cuya ley, y aquí no hay vanidad de ninguna especie, yo pre-sentara y luchara durante años”. Recordó que, dio forma al Fondo de Solidaridad Gremial y al Departamento de Salud Pública y buscar financiamiento al Departamento Científico y Docente. Recordó su participación al presentar el proyecto del Estatuto del Médico Funcionario, fruto de una Convención, las re-formas de las Leyes 4054, 4055 y la creación del Ser-vicio Nacional de Salud.

“No fueron iniciativas personales –dijo– fueron esfuerzos en conjunto”.

“Si en algo puedo tener tranquilidad de conciencia –expreso– es que durante mi vida pública nunca me olvidé que era médico, y durante el tiempo que trabajé con ustedes nunca traje al Consejo ni tuve en la Presidencia del Colegio Médico ninguna acción política, sino que una posición auténticamente gremial.

Espero en la Presidencia de la República seguir siendo lo que he sido durante toda mi vida, un médico y un compañero de trabajo en la dura y pesada tarea

de defender lo que más vale en un país, el aspecto específico de la salud”.

Agregó el Dr. Allende que durante su Gobierno se harán más eficaces las Leyes que los médicos han propiciado y a las que él contribuyó como parlamentario y como dirigente. Agradeció la actitud deferente del Consejo “que me permite venir a una reunión de trabajo y decirles que yo en el momento oportuno invitaré a representantes que designe el Consejo, o vendré, porque el problema es lo suficientemente importante y soy un médico más a conversar con ustedes para hacer posible, reitero, la más eficaz protección de la salud en nuestro país”.

Esbozó a grandes rasgos los propósitos de su Gobierno y, finalmente, el Dr. Villa-roel, le manifestó el agrado de haber escuchado al Dr. Allende en sus planteamientos, agradeciéndole la deferencia de haber accedido a la invitación de su Colegio.

El Dr. Allende se retiró de la sala con el aplauso de todos los Consejeros.

Mesa de honor de una convención del Colegio Médico. De izquierda a derecha, Dr. Salvador Allende, Dr. Luis Tisné, Dr. Héctor Rodríguez, Dr. Gustavo Jirón y Dr. Alberto Villarroel.

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ARTÍCULO ORIGINAL

Salvador Allende y la salud pública a 40 años del golpe de estado Dra. Cecilia Sepúlveda C.10

Este año se cumplen 40 años del golpe de Estado ocurrido en Chile el 11 de septiembre de 1973. Con él se puso abrupto término al gobierno de Salvador Allende y hubo que enfrentar las trágicas consecuencias que hasta el día de hoy sufre el país.

Esta fue una de las experiencias políticas más avanzadas que ha vivido nuestro país en toda su historia.

En dicha ocasión, el gobierno del presidente Salvador Allende presentó al país, un programa de gobierno que era muy progresista para los tiempos que vivíamos, tanto en Chile como en América Latina.

Este contempló por primera vez, con la sola excepción de la República Socialista de Marmaduke Grove, realizar profundos cambios a través de reformas políticas, sociales y económicas, cuyo objetivo estratégico era crear las condiciones reales, para avanzar en la construcción de una sociedad más justa y más igualitaria.

Como estudiante y dirigente de la escuela de medicina de la Universidad de Chile, participé como miles de jóvenes lo hicieron, activamente en la campaña presidencial del año 1970 que permitió, después de tres intentos anteriores, el triunfo electoral de Salvador Allende.

Quienes respaldamos dicha campaña electoral, teníamos la convicción más profunda y el anhelo, de que el gobierno del presidente Allende, por el que miles de personas se habían movilizado y desplegado sus mayores energías, por fin se haría cargo del cúmulo de injusticias acumuladas a través de tantos años por políticas que aplicaron gobiernos que siempre privilegiaron otros intereses. Estábamos convencidos también, que era la oportunidad, para que se diera inicio a un proceso político y social amplio, democrático y participativo, que pondría término a la miseria que tantos chilenos sufrían.

El 11 de septiembre fue un día fatídico para quienes nos tocó vivirlo. No lo olvidaremos jamás. Nuestro país fue asediado e invadido por fuerzas militares y por civiles preparados para esa acción, lo que causó muerte, dolor y sufrimiento a miles de familias chilenas.

La Universidad de Chile y su Facultad de Medicina no estuvo ajena a estos hechos de fuerza y también fue duramente golpeada y agredida. Simbolizo este drama en tres destacados profesionales de nuestra facultad y Universidad: el doctor Enrique París, destacado médico psiquiatra, miembro de nuestro Consejo Superior y asesor directo del Presidente S. Allende y que fue detenido y posteriormente asesinado; el doctor Carlos Lorca, joven médico, Secretario General de la Juventud Socialista y diputado por la ciudad de Valdivia, quien fue secuestrado y hecho desaparecer el año 1975; y Pablo Aranda, joven estudiante de 3º año de medicina, militante de las Juventudes Comunistas, quién fue detenido y hecho desaparecer el día 12 de septiembre desde el hospital San Juan de Dios. Mi recuerdo emocionado para ellos y todos los amigos que hoy no están con nosotros.

Recordar a Salvador Allende significa destacar su obra, pero sobre todo significa, recordar al hombre multifacético que fue: político, parlamentario, luchador social, médico, ministro de Estado y Presidente de la República.

Salvador Allende por su obra y su temple, se transformó con el tiempo en un hombre admirado y recordado en todo el mundo. Ya no nos pertenece sólo a nosotros, ha logrado trascender las fronteras de nuestro país y ha pasado a ser símbolo de lucha por la democracia, la libertad y la justicia social en todo el mundo.

Por ello es que este año, seguramente será recordado por todos los demócratas.

El político y el médico Salvador Allende Como médico Salvador Allende muy tempranamente manifestó una gran preocupación por la salud pública y por el bienestar de los chilenos. Consideraba que para que las personas pudieran aspirar a una mejor calidad de vida, era fundamental que el Estado y el Gobierno se hicieran responsables de la salud de sus habitantes, en particular de los niños y los ancianos; y para que ello ocurriera, era imprescindible llevar a cabo profundas transformaciones en la estructura económica del país.

10 Decana Facultad de Medicina. Universidad de Chile. Recibido 16.8.13 Aceptado.19.8.13. Contacto a csepulve@med.uchile.cl

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Dra. Cecilia Sepúlveda C.

Su diagnóstico era que el país vivía una profunda crisis y que esta se manifestaba principalmente, por el estancamiento económico y social, por la pobreza generalizada de la población y por la postergación que sufrían los trabajadores y otros sectores empobrecidos de la sociedad. Por esta razón, es que político y como médico, impulsó un conjunto de acciones e iniciativas que apuntaron a enfrentar decididamente la situación de atraso económico de vastos sectores.

El año 1939 siendo parlamentario y dirigente del Partido Socialista y una vez que triunfó el Frente Popular con Pedro Aguirre Cerda, éste lo nombró ministro de Salubridad, Previsión y Asistencia Social.

Fue durante el mismo año y siendo S. Allende ya ministro, publicó su conocida obra “La realidad Médico Social Chilena”. Interesante ensayo para la época, en que hacía un crudo análisis de cuál era la situación médico social existente en el país en ese momento, describiendo y cuantificando enfermedades como la desnutrición, la mortalidad infantil, una de las más altas del mundo, la tuberculosis, la sífilis, el alcoholismo y la cirrosis. Pero además; junto a esta descripción, proponía un plan de acción para enfrentar esta grave situación. Entre estas presentaba el proyecto para la creación del Servicio Nacional de Salud, el que se crearía finalmente el año 1952, y que ponía a Chile a la vanguardia del manejo integral de la salud en América Latina.

Diversas publicaciones de la época difundieron ampliamente los contenidos de esta publicación. Entre estas la revista “En Viaje” de Ferrocarriles del Estado, se refería a ella en los siguientes términos: “En el estudio que comentamos, se dan a conocer los antecedentes estadísticos indispensables para poder tener una base de acción. Son datos exactos. Que aunque puedan producir asombro, deben ser conocidos por los médicos y la población en general” Entre otros elementos que se señalaban en esta publicación, destacan el análisis de las condiciones de vida de la clase obrera, tanto en lo que se refiere al salario, como a la alimentación, vestuario y vivienda. También se señalaba que la preocupación por la salud, no sólo debía abordarse desde un punto de vista médico, sino que también tenía que hacerse, a partir de la necesidad de que la población alcanzara condiciones globales de su calidad de vida, como por ejemplo, contar con una alimentación adecuada, vivienda, agua potable y red de alcantarillado. En este sentido Salvador Allende fue un gran impulsor de la salud pública.

Como parlamentario también promovió múltiples iniciativas y leyes que han permitido a lo largo del tiem-

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po, mejorar la salud de los chilenos. Muchas de ellas, son reconocidas hasta el día de hoy y han perdurado en el tiempo como logros importantes y que han ido en beneficio directo de los sectores más vulnerables.

Al respecto podemos mencionar la Sociedad Pro Ayuda al niño Lisiado, la Sociedad Protectora de la Infancia, el Estatuto del médico funcionario (para los que trabajan en el sector público), la construcción de la Asistencia Pública de Santiago, la creación del Colegio Médico y el financiamiento de su departamento científico, apoyo a la reconstrucción de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile, la creación del Consejo Superior de Servicios Médicos de Asistencia y Previsión Social, la inclusión de la asignación de zona a profesionales afectos al estatuto médico funcionario, entre muchas otras.

La felicidad de Chile comienza por los niños Este era uno de los tantos eslóganes que resumía de buena manera el pensamiento más profundo del Presidente Allende en relación a los niños. De esta forma manifestaba la preocupación que sentía por ellos.

Siempre insistía, que para hacer las transformaciones que requería la sociedad chilena, era esencial partir este proceso con los niños, ya que ello era lo único que aseguraba un cambio más estructural de las condiciones de vida de la población. Sobre todo de la más vulnerable, de la que había estado marginada por años de sus derechos más básicos, como son la educación, la salud, la alimentación, la vivienda, la recreación y la cultura.

En la celebración del 1º de mayo del año 1971, Allende graficaba bien esta idea cuando señaló: “Para que el niño tenga futuro y el anciano tranquilidad, debemos aprovechar los excedentes que producen economías e invertirlos planificadamente en el desarrollo económico y social de nuestro país”.

Se refiere a ello también en la introducción del programa del Gobierno de la Unidad Popular, cuando afirma que: “Un alto número de chilenos están mal alimentados. Según estadísticas oficiales, el 50% de los menores de 15 años de edad están desnutridos. La desnutrición afecta su crecimiento y limita su capacidad de aprender, de instruirse.”

Queda claro que la preocupación del presidente S. Allende por la salud estuvo siempre enfocada en los más pobres, en los trabajadores; pero muy especialmente en los niños. Para él los niños eran el futuro de la patria y eran quienes estaban llamados a asegurar una continuidad de una mejor vida para los chilenos.

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Otra preocupación permanente que tuvo el presidente Allende fue la atención médico-dental y garantizar el acceso a medicamentos de calidad para la población.

Tenía claro que poco se podía obtener en el estado de bienestar en la salud de las personas, si sólo se accedía a la atención médica y no se tenía posibilidad de acceder a los medicamentos. Es decir, hace ya 40 años, Allende visualizó el drama de los fármacos, tan en boga actualmente a propósito de la colusión de las tres cadenas farmacéuticas que existen en el país.

Todo esto fue expresado con mucha claridad en el programa de gobierno de la Unidad Popular. Ahí se señala, que una de las medidas esenciales será asegurar la atención médico- dental, preventiva y curativa a todos los chilenos financiada por el Estado, los patrones y las instituciones de previsión; y también cuando se señala que, los medicamentos, sobre la base de un estricto control de costos en laboratorios y la racionalización de la producción, se entregarán en cantidad suficiente y a bajo precio. Sin duda una visión de Estado.11 Para el Gobierno Popular la salud pasó a tener preocupación prioritaria. Se crearon consultorios a razón de uno por cada 40 mil habitantes y uno de cada tres consultorios comenzó a atender noche y día a la gente, para lo cual se contrató a los médicos recién egresados y a los internos del último año de medicina. Las consultas externas del Servicio Único de Salud aumentaron de 8 millones 900 mil en 1970 a doce millones 200 mil en 1971, año en el cual crecieron, asimismo, en un 32,2% las prestaciones de los servicios de urgencia. Aumentaron también la atención a los niños y a los enfermos de cualquier edad. Mejoró la alimentación en proteínas y calorías por persona. Bajaron las tasas de mortalidad infantil y de mortalidad en general.

La Universidad de Chile abrió carreras vespertinas de médicos y enfermeras universitarias, se aumentó el número de dentistas, se crearon cargos de odontólogos de zona en el Servicio Nacional de Salud. Durante el gobierno de la Unidad Popular también se aumentó en un 6,6% el personal médico, un 31,5% el número de odontólogos y un 17,8% el de enfermeras. En 1971 se capacitaron 3 mil trabajadores para participar en los Comités Paritarios de Higiene y Seguridad Industriales previstos por la ley. En los consultorios se daban talleres de primeros auxilios, de nutrición y de prevención de enfermedades.

También en el programa del gobierno del presidente Allende, se explicitan un conjunto de propuestas que apuntan a enfrentar globalmente el tema de la protección de la familia y cuyo propósito no es otro que mejorar las condiciones de vida del conjunto del grupo familiar.

En este sentido, una de las medidas emblemáticas fue la entrega de medio litro de leche diaria a todos los niños del país. Según el doctor Giorgio Solimano, “este programa fue la expansión de otros que ya existían en Chile. La idea era darle más leche a una mayor cantidad de población, a todos, sin diferenciar condición social, sin diferenciar si eran beneficiarios del Servicio Nacional de Salud o no. Esto significó un gran esfuerzo económico, en el sentido de abastecernos de toda la leche que era necesaria, porque la producción chilena no era suficiente para las necesidades del programa”. La distribución alcanzaba a los 39 millones de kilos de leche al año.12 Otras medidas complementarias para mejorar la protección social y la calidad de vida de las familias más necesitadas fueron: la creación del Ministerio de Protección Social, la nivelación en forma igualitaria de todas las asignaciones familiares, matricula completamente gratuita, libros, cuadernos y útiles escolares sin costo para todos los niños de la enseñanza básica, desayuno a todos los estudiantes de la enseñanza básica y almuerzo a aquellos cuyos padres no pudieran otorgárselos, instalación de consultorios materno-infantiles en todas las poblaciones, exámenes y medicamentos gratuitos en todos los hospitales, entre otras.

Muchas de estas medidas se mantienen hasta el día de hoy e incluso se ha ampliado su cobertura, mientras que otras sin embargo han sido desmanteladas, como es el caso del sistema público de salud.

No es posible dimensionar y valorar el aporte de un hombre como Salvador Allende. Se caracterizó siempre por su compromiso permanente en la defensa de las personas más humildes y más necesitadas. También fue un comprometido con los valores de la libertad y la democracia. Recordar a Salvador Allende a 40 años del golpe militar, es recordar a un militante comprometido con el pueblo, es recordar al médico que siempre estuvo al servicio de mejorar el sistema de salud y es recordar al político mártir que entregó su vida por los valores en los que creyó firmemente.

11 Programa de Gobierno de la unidad Popular Declaración de “El Arrayán”, Santiago 1969.

12 “Allende 100 miradas”, edición especial del diario La Nación, 29 de junio de 2008.

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Dra. Cecilia Sepúlveda C.

El año 1946 cuando Allende era senador de la República, le correspondió rendir un homenaje al historiador, ex Ministro de Estado y ex Rector de la Universidad de Chile Domingo Amunategui Solar.

En dicho homenaje señaló: “he pensado muchas veces que los hombres y los pueblos nada valen

y nada significan. La vida en su lapso material es corta. Hay vidas que no tienen finalidad y hay vidas que no tienen destino; la vida del señor Amunategui Solar tuvo finalidad y destino. Claramente la vida de Salvador Allende, sin duda tuvo finalidad y destino” 13

13 Dr. Salvador Allende Gossens, Ministro de Salubridad, Previsión y Asistencia social. Septiembre 1939-Abril1942. Editorial TADECH, año 1999.

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ARTÍCULO ORIGINAL

Recuerdos de Salvador Allende14 Dr. Oscar Soto Guzmán.15 “Los hechos no dejan de existir aunque se les ignore”.

Aldous Huxley.

Este relato se publica, después de más de treinta años de producirse los hechos. Se ha ido construyendo en el curso de estos años. Nos hemos basado en iniciales y rápidos apuntes realizados en las primeras horas y días, así como en testimonios orales o solicitados por

escrito a sus protagonistas, tiempo después. Reuniones colectivas, grabaciones incluidas, han recuperado la secuencia de los acontecimientos, ratificado impresiones y enriquecido el relato con los elementos emocionales y subjetivos que cada uno ha aportado.

14 Nota del editor: se trata de la introducción al libro “El último día de Allende” (RBA libros, Madrid, 2008), que gentilmente el autor ha facilitado 15 para su publicación en nuestra revista. A falta de un mejor título, le hemos intitulado de esta manera amplia y apelando a volver al corazón de nuestros lectores. Esperamos que nos tengan a bien entender el sentido del mismo.

Médico-cirujano U. de Chile; cardiólogo del equipo médico del Presidente (con E. Paredes, A. Jirón, P. Arroyo, y otros…); exiliado en México, Cuba y España; médico clínico especialista en cardiología y medicina interna y académico de la Universidad de Chile, Hospital San Borja Arriarán.

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Dr. Oscar Soto Guzmán

La parte colectiva (La Batalla de la Moneda) se basa en los testimonios de ocho médicos: los doctores Patricio Arroyo, Alejandro Cuevas, Patricio Guijón, Arturo Jirón, Victor Hugo Oñate, José Quiroga, Hernán Ruiz y Oscar Soto; de Miria Contreras, secretaria del Presidente de la República; de Osvaldo Puccio Huidobro, embajador de Chile en Austria y República Eslovaca, Brasil, hoy en España y el testimonio escrito y las conversaciones con Juan Seoane, Jefe de la Policía de Investigaciones destacado en la Presidencia. Ellos estuvieron el 11 de septiembre de 1973 en el palacio de la Moneda toda la mañana. También recoge las opiniones de tres mujeres que debieron abandonarlo, minutos antes del bombardeo de la Fuerza Aérea, Nancy Julien, esposa del ex-embajador de Suecia en la República Argentina, de Carmen Prieto, enfermera, y de la periodista Verónica Ahumada. Hemos sostenido también conversaciones no sistematizadas, sobre hechos puntuales con Isabel Allende Bussi, hija del Presidente y con Juan Enrique Garcés, abogado y asesor del Primer Mandatario. También, alcanzamos antes de su prematuro fallecimiento en Alemania a sostener conversaciones con Osvaldo Puccio Giesen, amigo y compañero de Allende de toda una vida.

La coordinación y elaboración lineal de sus relatos y testimonios la ha realizado Oscar Soto. Son también de su entera responsabilidad los capítulos que se refieren a los antecedentes o prolegómenos del golpe militar, así como el relato acerca del destino posterior de sus protagonistas. (Y después...).

Al mirar, con la perspectiva de los años transcurridos, los episodios que contiene este libro, caracterizados por una estricta fidelidad a los acontecimientos, sin que hayamos introducido un ápice de ficción, resulta evidente que ellos representan los últimos y trágicos momentos de la historia republicana, tolerante y democrática de Chile. Son también el inicio de una larga dictadura, que imprimirá rasgos profundos y difíciles de superar a la conocida como transición chilena a la democracia. Estos sucesos, y todos los que ocurrieron en el país, son protagonizados por una gran cantidad de actores que, en forma genérica, llamamos pueblo o ciudadanos chilenos; sin embargo, es, también, el protagonismo de una generación que nació, ha crecido, se ha desarrollado y actuado en el marco de todos los dramáticos episodios que el mundo, Latinoamérica y Chile viven a partir de 1930.

De esa generación formamos parte. Vivimos con intensidad los acontecimientos. Nos comprometimos a fondo en lo que para nosotros era el futuro y la esperanza de la sociedad chilena. Este riesgo o deber ético explica nuestra presencia en el Palacio de la Moneda.

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Nuestra juventud universitaria transcurrió en las aulas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile donde conjugábamos una discreta dedicación a los estudios, que alcanzaba para las aprobaciones académicas, con una intensa y estimulante dedicación a los asuntos políticos y sociales. Fueron años de agitación y efervescencia que estuvieron marcados por la lucha que el país desarrollaba en pro de la derogación de la Ley de Defensa de la Democracia (popularmente conocida como la “Ley Maldita”) que, habiendo sido promulgada por la administración de González Videla, ubicaba a Chile junto a Estados Unidos, en la llamada Guerra Fría. Con el pretexto de la prohibición de las actividades del Partido Comunista, en realidad, se reprimió cualquier actividad de carácter progresista, político, sindical o estudiantil. En estos asuntos la FECH (Federación de Estudiantes de Chile) tenía una posición de vanguardia, al igual que el conjunto de los académicos y trabajadores de la Universidad. También los estudiantes estábamos en la primera línea de los movimientos ciudadanos organizados en contra del incesante incremento de precio de los artículos básicos.

Enrique Paris, Gustavo Horvitz, Patricio Rojas, Arsenio Poupin y otros dirigentes de la FECH, de diversas ideologías políticas, nos transformamos en cabecillas de aquel movimiento que iniciado en el ámbito estudiantil contra el alza de las tarifas de los microbuses urbanos de Santiago, culminó con los acontecimientos del 2 de Abril de 1957. El Gobierno de Carlos Ibáñez llenó de delincuentes y provocadores las calles de la capital y utilizó a Carabineros y al Ejército en la represión de la población. El asesinato de la estudiante de Enfermería Alicia Ramírez, baleada en el centro de Santiago, transformó unas jornadas de griterío callejero en una masiva e incontrolable manifestación civil que hizo temer por la estabilidad del gobierno.

Como estudiantes participamos en todas esas actividades que tenían su correlato en la política general del país. La Izquierda, liderada por Salvador Allende, superaba su inicial división de 1952, en que el Frente del Pueblo, minoritario, casi testimonial, competía con el “ibañismo”. El nacimiento del FRAP (Frente de Acción Popular) en 1956, fue un hito en que los principales Partidos políticos, Socialista y Comunista, con implantación en la clase obrera, establecieron una alianza que sólo terminaría después de 1973. Los jóvenes que nos identificábamos con esas ideologías, veíamos, con esperanza, esa confluencia de objetivos y propósitos.

Teníamos vigente en nuestros recuerdos acontecimientos que el mundo había vivido sólo algunos años antes. Ellos influían en nuestras conciencias y nos motivaban hacia posiciones románticas e idealistas.

La derrota del nazi-fascismo, las heroicas batallas de

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Stalingrado y Berlín, la gesta de la República española y su Guerra Civil, estaban cotidianamente en nuestros pensamientos y discusiones. Compartimos sus poesías y canciones. Neruda, Lorca, Alberti y tantos otros intelectuales comprometidos con la causa de la democracia, lograban nuestra admiración y cariño. Chile había recibido algunos miles de exiliados españoles y ellos daban, con su actividad, un gran impulso a las artes y las letras nacionales. El país había confirmado su tradicional hospitalidad hacia los perseguidos políticos. En nuestras Escuelas Universitarias compartían nuestro quehacer exiliados de las numerosas dictaduras latinoamericanas, que habían elegido a Chile para vivir y completar sus estudios. Muchas veces he pensado en esta actitud solidaria, y en estas personas, cuando obligado al exilio en 1973 recibí junto con mi familia, el afecto generoso de los pueblos de México, Cuba y España. Pocas situaciones hay más dolorosas que la obligación de abandonar tu tierra, tu país y no poder regresar durante muchos años. Se ha dicho y escrito mucho y elocuentemente sobre este antiguo castigo aplicado a rebeldes y disidentes; creo que es casi imposible reflejar con realismo la impotencia, la nostalgia y la angustia que conlleva esta situación impuesta, no buscada, que corta tus ataduras con las personas y cosas más queridas. Yo me había casado con una estudiante de Medicina, Alicia Téllez, hija de un matrimonio exiliado español republicano, y era amigo de numerosas familias en esa situación; conocía de cerca el drama del desarraigo (los “transterrados” de Mario Benedetti), así como, el inmenso cariño y apoyo que encontraban en la sociedad chilena. Jamás, podía haber previsto que el destino nos depararía un futuro de esa naturaleza.

La década del sesenta estuvo caracterizada por hechos que cambiaban nuestra perspectiva ideológica y personal. La revelación desde sus propias filas del carácter dictatorial del régimen estalinista en la URSS, las dogmáticas, violentas y censurables respuestas a las rebeliones de Hungría y Checoslovaquia, fueron demostrando que el ideal de sociedad y de hombre nuevo, no estaba en los países llamados socialistas y que la humanidad progresista necesitaba otras referencias. América Latina vibraba con la proeza de la Revolución Cubana, y Regis Debray nos ilusionaba con “Revolución en la Revolución”. Parecía que ese ejemplo no solamente era válido para Cuba y países de Centroamérica, sino que podría ser un camino para otros que en el Cono Sur se debatían en la pobreza, el subdesarrollo y la explotación extranjera. Había aparecido en 1961 un libro,” La Concentración del Poder Económico”, que mostraba objetivamente en Chile la pavorosa desigualdad de ingresos, recursos y quienes eran los grupos y personas que atesoraban la rique-

za nacional. Ricardo Lagos, su autor, había hecho una importante contribución al conocimiento de nuestra realidad. No tenía yo, aún, amistad personal con Salvador Allende; observaba como este político, en mi definición “tradicional”, sin ocultar su apoyo a la gesta cubana, insistía en una práctica parlamentaria e institucional que yo veía sobrepasada. Lo veía antiguo, incluso desfasado. Lo respetaba, pero no coincidía con su metodología política. Creía que la democracia chilena estaba hipotecada, entrampada y que nada podría lograrse con el habitual proceder de la izquierda.

Cuando a mediados de septiembre de 1967 se supo en Santiago de la muerte del médico peruano (“El Negro”) que acompañaba la aventura del Ché Guevara en Bolivia, varios profesionales nos ofrecimos para su reemplazo aunque yo tenía, en esos momentos, la sensación de que la guerrilla estaba definitivamente derrotada. Durante 1968 hice, con Alicia, un viaje a Europa que nos deparó, por azar, otras experiencias.

Visitamos en Londres a nuestro amigo Claudio Jimeno y en Paris a Luis Alvarado, coincidiendo con el llamado mayo de 1968. No escapó a nuestras impresiones la emergencia de un pensamiento renovador, absolutamente heterodoxo y libertario. Quedó en evidencia lo obsoleto y formalista de la izquierda tradicional que no pudo influir ni controlar un movimiento que escapó a sus métodos habituales. A partir de esa experiencia dejé de creer en la mitología del “Partido” como ente abstracto, certero, poseedor de todas las virtudes.

Chile había sido un país en que los acontecimientos políticos que ocurrían en Europa tenían importante repercusión. Las Universidades más señaladas: la Chile, Católica y Concepción, fueron la base de masivos e insurgentes movimientos de los grupos más radicalizados. Las dos primeras vivieron todo el interesante proceso de Reforma Universitaria. La de Concepción, además, el nacimiento del MIR. Sin duda, esto sucedía al calor del Mayo Francés, pero también reflejaba los profundos anhelos de cambios de toda la sociedad chilena. Allí, en estos centros docentes, se fueron manifestando, en abierta competencia, la Revolución en Libertad, de la Democracia Cristiana, con su Socialismo Comunitario, y la Izquierda, con su ideología transformadora más influida por la vieja tradición laica y marxista. Fueron, probablemente, disputas por la hegemonía y la vanguardia, ya que los fundamentos y los objetivos eran prácticamente idénticos.

Viví con pasión e intensidad esos acontecimientos.

Era médico docente de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile. Trabajaba con los Drs. Francisco Rojas Villegas, Benjamín Viel y Gustavo Molina, y mi dedicación era la Cardiología, manteniendo una profunda motivación por los problemas de Salud Pública.

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Dr. Oscar Soto Guzmán

La Universidad se había dado una dirección ideológicamente bicéfala con Edgardo Boeninger en la Rectoría y Ricardo Lagos en la Secretaría General; pero se había producido un proceso de renovación que permitía la elección de los directivos en Departamentos y Servicios, y que se tradujo en significativos cambios de personas. Fui designado Profesor Asociado de Medicina y asumí la Jefatura del Dpto. de Cardiología de mi Hospital, San Francisco de Borja. En este establecimiento se habían agrupado varios profesionales que en los próximos años jugarían roles destacados, muchos de ellos serían víctimas de la dictadura: José Quiroga, Hernán Ruiz, María Luisa Cayuela, Patricio Arroyo, Iván Insunza, Eduardo Paredes, Claudio Jimeno, René Morales, Gloria Molina y un largo etcétera.

Chile ya había elegido las opciones que competirían en las elecciones presidenciales de 1970. La mayoría de nuestros amigos colaboraban activamente con Salvador Allende, candidato de la Unidad Popular. Atrás quedaban las ilusiones de cambios por la vía violenta.

Era evidente que el país tenía un desarrollo político y democrático tan diferente de otros de América Latina, que impulsar esta alternativa era estar fuera de la realidad. Allende lo había entendido perfectamente, ya que su prolongada experiencia le indicaba que la legalidad chilena, utilizando la voluntad popular y/o el consenso, permitiría realizar los cambios estructurales que la sociedad requería.

A poco de iniciarse la campaña con Allende candidato las circunstancias me llevaron a ser su médico personal. Es un escueto transcribir que no profundiza en los aspectos emocionales de la situación. En mis relaciones iniciales Allende me pareció una persona muy inquisitiva, observadora, quizás arrogante. No fueron fáciles las primeras entrevistas. Quería siempre saber al detalle los motivos de tratamientos o conductas que le indicaba. Muchas de estos derivan de viejas tradiciones, prácticas y experiencias que no siempre resisten un análisis científico, aun cuando son racionales y comprensibles. Cuando más inquieto y azorado me encontraba, Allende era capaz de hacer una broma aguda, que distendía el ambiente. Era exageradamente respetuoso con las personas, incluso en las discrepancias, medía sus expresiones y daba un tono a sus opiniones ante el cual su interlocutor nunca podía sentirse agraviado. El tratamiento de su angina de pecho lo hicimos manteniendo casi todas sus actividades electorales programadas.

Diariamente Vera Weinstein pasaba por la casa de Guardia Vieja y extraía la sangre que procesaba el Químico Juan Varleta en el laboratorio del Instituto de Neurocirugía, y que nos daba la base para el tra-

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tamiento anticoagulante. Felizmente nunca hubo una complicación ni tampoco se repitió el episodio de dolor de junio de 1970. Allende además de su constancia política, que dio origen a bromas que él mismo se hiciera, (en mi lápida se pondrá: “Aquí yace Salvador Allende sempiterno candidato a Presidente”) era muy enérgico y decidido. En la tarde noche del 4 de septiembre de 1970 en su domicilio se seguían con inquietud los primeros resultados de las mesas de votaciones. Cerca de las 22 horas, Aniceto Rodríguez designado por la Unidad Popular en el Ministerio del Interior telefoneó diciendo: “Salvador, creo que hemos perdido. Alessandri nos supera progresivamente en votos.” Este dato era una filtración que Patricio Rojas, Ministro del Interior de Frei, había comunicado a Jorge Alessandri. No era la realidad. Pocos minutos después Juan Enrique Garcés que llevaba un escrupuloso y detallado estudio de la tendencia electoral afirmaba: “ Doctor, Ud. gana la Presidencia por cerca de cien mil votos sobre Alessandri”. Con mucha calma y decisión Allende coge el teléfono, llama a Rojas al Ministerio y le dice: “Ministro he ganado la elección. Le solicito autorice una manifestación de mis partidarios, esta noche en el centro de Santiago”. Afirmación esta que era una mezcla de confianza, decisión y audacia, muy característica de Allende. Treinta minutos después Rojas llamaba a la casa de Guardia Vieja : “Senador, le solicito que sus partidarios no intenten llegar hasta el Palacio de la Moneda para evitar incidentes”. Esa noche el discurso lo hizo Allende, desde los balcones de la Federación de Estudiantes de Chile, en la Alameda.

Nadie intentó violar el compromiso con el Ministro. La Moneda estaba rodeada de fuerzas militares al mando del General Camilo Valenzuela. Algunos días más tarde se comprobaría que este General, como otros uniformados, estaba implicado en las maniobras anticonstitucionales destinadas a impedir que Allende asumiera la Presidencia. ¿No habría sido otro buen pretexto un incidente entre soldados y partidarios de la UP, en la misma noche del triunfo electoral?

Los mil y tantos días de gobierno allendista me fueron permitiendo conocer muchas facetas de la personalidad del Presidente. Sin duda, fue durante los viajes a través de Chile y en el extranjero donde se daban las condiciones para diálogos de mayor confianza e intimidad. Recuerdo con emoción sus gestos de amistad y cordialidad en la visita a Moscú. Llegábamos al aeropuerto después de una breve estancia en Argel.

Cuando aterrizaba el avión le dije: Presidente, quiero romper el protocolo. Poco después de Ud. me pondré en la fila para saludar a los dirigentes de la URSS. Aquí nadie se dará cuenta. Me hizo un guiño de complicidad y aceptación. Vestido con un liviano impermeable blanco, a una temperatura de 20º bajo cero, saludé a

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Brezhnev, Kossigin y Podgorny pocos instantes después de que lo hiciera Allende. Llegamos al Kremlin, donde nos hospedaríamos. Mi habitación estaba contigua a la del Presidente. A los pocos minutos se me acercó. “Doctor.- me dijo, traigo este abrigo que no usaré, y que me parece más apropiado que Ud. lo use, considerando el clima que aquí hace”. Conservo aún esa prenda, pero sobretodo conservo el recuerdo de las circunstancias que la hicieron de mi propiedad.

Igualmente conservamos una máquina Zenit que compré en uno de los grandes almacenes soviéticos, con cien dólares que el Presidente me regaló:” Para.- me dijo.- “llevarle un recuerdo a su esposa, Alicia”.

No fue fácil la negociación en la antigua URSS. El propósito central del viaje era obtener un crédito de 300 millones de dólares que la economía chilena necesitaba para hacer importaciones básicas. Nuestra experiencia política era vista con desconfianza desde las esferas del PCUS. Probablemente un proceso de socialismo en libertad, tolerante y pluripartidario, que pudiera ser un ejemplo para otros países y pueblos de Occidente, no solamente tenía que ser combatido desde Estados Unidos, sino también desde las rigideces y dogmatismos del llamado socialismo real. Allende, político hábil y experimentado, conocía todos los entresijos que funcionaban en esas sociedades. Al día siguiente de nuestra visita, por la tarde, luego de una prolongada reunión con el Politburó soviético, en su habitación, sorprendentemente me dijo:” Doctor, haga sus maletas.

Nos vamos mañana. Nuestros anfitriones no nos entienden y no están por colaborar y ayudarnos a solucionar nuestros problemas. Interrumpimos nuestro viaje”. Me hizo un guiño de complicidad y recorrió con su mirada todas las paredes y techos del dormitorio donde estábamos. Era obvio. No se dirigía a mí, sino a todos los micrófonos que ocultamente transmitirían estas palabras a las altas instancias soviéticas. Creo que las negociaciones marcharon mejor después de esta circunstancia.

Podríamos seguir relatando muchos episodios que vivimos, mis compañeros médicos y yo, en la relación con Allende y que nos condujeron a tenerle un cariño y una admiración enorme. Eran habituales en él gestos de respeto, consideraciones amables, preocupación por nuestros familiares más directos. Sin duda son estas consideraciones las que explican que la gran mayoría de nosotros, sin militancia partidaria aunque no era mi caso, estuviésemos siempre a su lado. Por otra parte, jamás medió en nuestra relación profesional con el Presidente ningún vínculo material. Estuvimos con

Allende durante su gobierno y también el 11 de septiembre en el Palacio de la Moneda por consecuencia, cariño y comprensión hacia un hombre y un proceso que admirábamos y compartíamos.

Cuando me incorporé como médico de cabecera del Candidato a la Presidencia, me llamó la atención el reducido grupo de personas que lo acompañaban y ayudaban. Estaba allí su antiguo secretario personal Osvaldo Puccio Giesen, Rodolfo Ortega, Eduardo Paredes, su hija Beatriz Allende (Tati) y “Payita” Miria Contreras, compañera sentimental y eficiente colaboradora. Era evidente que la agresividad, incluso la violencia, que la campaña electoral adquiría, hacía necesario preocupación por la seguridad personal de Allende.

Esa tarea la cumplirían jóvenes militantes socialistas y del MIR durante los dos primeros años. Sus primeros jefes fueron Fernando Gómez y Max Joel Marambio (Ariel Fontana). Luego serían socialistas los encargados ya que las diferencias tácticas acerca del proceso revolucionario alejarían al MIR de responsabilidades especificas. Los apoyos logísticos en los diversos viajes, mínimas tareas de inteligencia, hicieron necesario aumentar el número de militantes comprometidos.

Allende los definió como Grupo de Amigos Personales (GAPS)los que realizaron un intenso y delicado trabajo, no siempre comprendido por los militantes de la Unidad Popular y que concitó el odio feroz de golpistas y extrema derecha, que se confabularon en asesinarlos a casi todos, en los días y meses posteriores al 11 de setiembre de 1973. Recuerdo a los más cercanos: Daniel Gutiérrez (Jano), Domingo Blanco (Bruno), Jaime Sotelo (Carlos), Marcelo Schilling, etc. En realidad es injusto mencionar sólo algunos, porque todos los que conocimos, fueron unos valientes y heroicos militantes que entregaron sus jóvenes vidas por sus ideales.

Hemos querido dar estas pinceladas gruesas, que explican nuestra relación con el Presidente y los motivos de nuestra última presencia junto a él en los sucesos del día once. Varios, no muchos, sobrevivimos a esos acontecimientos y nuestra historia posterior es de prisión y exilio. Sin embargo, no es esta la razón más importante ni la más significativa. Escribimos está crónica llena de recuerdos y emociones, para nuestros amigos y compañeros cuyas vidas fueron segadas.

Nos duelen aquellos jóvenes que fueron asesinados casi en la alborada de sus vidas. Nos duelen, también, las muertes prematuras de aquellos que nunca pudieron regresar a su patria. La tergiversación, la intolerancia y el odio los calificó de “extremistas” y se han dado múltiples falsas versiones sobre las circunstancias de sus desapariciones. Muchos, a más de treinta años de los acontecimientos, permanecen desaparecidos. No han tenido derecho a la vida y aún no tienen derecho

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a una tumba. Como puede leerse en el relato, se trataba de obreros, estudiantes y profesionales ilusionados en la esperanza de construir una sociedad mejor, más justa, y que, prácticamente inermes enfrentaron con coraje el desproporcionado ataque aéreo y terrestre de las fuerzas armadas chilenas. Queremos rescatar la memoria de sus vidas, para la juventud y el pueblo chileno, para sus familias y también para nosotros que fuimos los últimos en reírnos, asustarnos y llorar con ellos.

antes, durante y después del día 11 de septiembre de 1973. Salvador Allende sabía que sería calumniado y denigrado por los golpistas y sus promotores. Esa ha sido la tónica de la versión que la ciudadanía ha conocido durante todos estos años. Su consecuente ejemplo, que incluye su suicidio, nos ha comprometido a relatar, para las jóvenes generaciones de chilenos, toda la verdad. Darla a conocer es el mejor homenaje que podemos hacer al Presidente,a sus colaboradores y amigos y a todo el pueblo chileno.

Este libro no es una crónica del Gobierno de la Unidad Popular, de sus aciertos y sus errores. Tampoco es el relato de las múltiples intervenciones nacionales y extranjeras que terminaron con la experiencia de un ideal socialista en democracia y libertad y que comprendió los mil y tantos días más participativos, emancipadores y estimulantes de la historia chilena contemporánea. Mucho menos pretende introducir sentimientos de odio y revanchismo en la sociedad de Chile, la cual, con grandes dificultades, avanza, muy lentamente aún, hacia un régimen político de plena soberanía popular, en que el respeto la tolerancia y la solidaridad sean patrimonio de todo el país.

Las primeras ediciones del libro se han publicado en España en septiembre y noviembre de 1998.En septiembre de 1999 se publicó la edición chilena. Esta es una reedición que verá la luz 10 años más tarde. En ella hemos querido precisar la participación de detectives, miembros del GAP, las intervenciones radiales del Presidente, lo sucedido en la Residencia de Tomas Moro y algunos otros detalles significativos. Han ayudado a complementar este propósito los testimonios de Hortensia Bussi, Juan Seoane, el detective Alfonso Fuentes y el Dr. Walter Stein. Durante el tiempo que ha transcurrido, la verdad sobre personas y acontecimientos se ha impuesto. Otras, con la complicidad de autores, ejecutores y responsables políticos y judiciales, aún permanecen en la sombra. Nos hacemos cargo de relatar los hechos hasta hoy conocidos, como un homenaje a los muertos-desparecidos, de la batalla del Palacio de la Moneda.

Este es un relato indesmentible. Todo lo que en él se transcribe corresponde a la verdad. No es una versión subjetiva ni deformada. Los hechos así ocurrieron y así se comportaron personas, partidos e instituciones

El autor agradece a Alicia Téllez, Rodrigo y Marcia Soto, Jimena García Pardo, Patxo Unzueta y Patricio Arroyo su colaboración y estimulo.

Dr. Oscar Soto Guzmán. Madrid, Junio del 2008.

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ARTÍCULO ORIGINAL

Ética Médica en tiempos de crisis: el caso del asesinato del ministro del interior José Tohá.

Dr. Sergio Sánchez Bustos16

El 15 de marzo de 1974, José Tohá, el apresado ministro del interior de la república de Chile muere en dependencias del Hospital Militar del Ejército de Chile. Por aquél entonces, el Dr. Alfonso Chelén, médico cirujano, era perito de la brigada de homicidios de la Policía de Investigaciones de Chile. Ese día, recibe un llamado telefónico para presentarse en la habitación 304 del hospital y realizar el peritaje criminalístico. Al respecto este es su testimonio:

Salvador Allende junto al Ministro José Tohá y el General Carlos Prats.

(Gentileza de la Fundación Salvador Allende Gossens. Derechos Reservados 2013)

Alfonso Chelén: “Era tan clara la situación de José Tohá, que he descrito tantas veces y que fue muy burdo el montaje que se hizo de un presunto suicidio. A mí me tocó ir de pura casualidad, porque había otros criminalistas también. Fui el hombre del momento preciso. Iba llegando a mi casa, a almorzar, y mi hija me estaba esperando en la puerta, del edificio donde vivíamos en “Santa María con Patronato”, frente al puente de calle Miraflores. Me dice, papá te llamaron

urgente para que vayas al Hospital Militar. Inmediatamente supuse que había muerto José Tohá, tanto por las versiones que habíamos tenido, muy pocas por lo demás, sabía que lo sacaban del Hospital Militar casi todos los días, lo llevaban a la Academia de Guerra de la FACH donde lo torturaban, insistían en que diera nombres y denunciara a los militares que conocía. Estas preguntas que le hacían, lo confirmé al leer unos escritos que tenía Tohá en el velador, donde daba las

16 Editor Jefe Cuadernos Médico Sociales. sergiosanchezb@gmail.com Recibido 20 de mayo de 2012. Aprobado 20 de julio de 2012.

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explicaciones con una letra muy elegante y también en una forma muy ponderada y caballerosa, respondiendo a todas las preguntas que le hacían los torturadores.

Tohá, privado de alimentos, a lo que se sumaban torturas físicas y psicológicas llegó a pesar prácticamente 40 kilos, peso que para un hombre de un metro noventa y tantos centímetros, constituía una caquexia clara e irreversible y eso, cualquiera, aún no siendo médico podría haberlo constatado, sin tener conocimientos especiales, y bueno, pasó lo que pasó y ahí empieza la verdadera historia del problema.

En el Hospital Militar, me encontré con un colega, ya fallecido de apellido Yupanqui, preocupado porque era yo el que había llegado allí. Al parecer conocía o sospechaba mi simpatía por el Presidente derrocado y empezó a darme explicaciones, las que escuché en silencio mientras aguardaba la llegada de los planimetristas y fotógrafos, yo no hacía nada, solo observaba la escena del lugar. Cuando llegaron los funcionarios, fijaron todos los detalles del sitio del suceso, y procedí entonces a realizar mi propio exámen. De la cama al ropero había un espacio muy corto. Y don José Tohá aparecía tan delgado, si bien yo había pensado en él, casi no lo reconocí por el estado en que estaba.”

SS: Estaba de perfil apoyado en el closet…

AC: “Sí. Entonces cuando llegó el momento de descolgarlo lo primero que observo es la relación entre el vínculo y el soporte. El soporte era una cañería de agua que pasaba por el medio del maletero del closet que había quedado ahí por defecto de construcción.

A última hora se dieron cuenta que no habían dejado espacio para las cañerías y las hicieron pasar por ahí el vinculo, que era su muy corta correa. Imagínese un hombre tan delgado no usaba una correa de un metro y medio. . Estaba su correa puesta en el cuello y llegaba con mucha dificultad al soporte dando apenas una hemivuelta en él y el extremo se metía debajo del asa anterior, sosteniéndose solo por una superficie de roce de no más de dos centímetros nada más. Eso era todo el nudo de resistencia a la supuesta acción de colgamiento.”

SS: o sea estamos hablando de unos 5 cm, si consideramos la hemivuelta y el segmento por debajo de ella.

SS: o sea solamente jalando se…

AC ”Nada más que eso. José Tohá estaba acomodado. Muy bien acomodado ahí, con el brazo izquierdo apoyado en la bandeja superior del closet con sus pies recogidos, apoyados en el suelo y su brazo derecho en extensión a lo largo de su cuerpo. Nunca colgó su cuerpo y nunca estuvo en suspensión como para provocar el ahorcamiento, pues era imposible, dadas las condiciones descritas.”

SS: Estaba apoyado en el suelo…

AC: “En el suelo y con sus piernas recogidas y apoyado todo el cuerpo contra la estructura del closet y con su cabeza inclinada hacia su hombro izquierdo acomodadito para que justo la correa llegara hasta el vínculo y poderlo sujetar ahí, de esa manera. Entonces lo descolgué, es decir, solté la correa sin ser yo un hombre de fuerza ni un atleta consumado, le tomé en brazos, lo que no me costó nada levantarlo y acostarlo en la cama, para proceder al examen pericial.

En el examen, lo primero que uno debe constatar es si se ahorcó, como consecuencia de una actitud suicida o fue por estrangulamiento, pero antes de revisar la región cervical llamó la atención muchas quemaduras de cigarrillos en sus brazos. Y cuando examino el cuello constato un surco completo, no provocado por una banda ancha (correa) sino por un lazo o cordel .En la región cervical, línea media posterior se observa un quiste sebáceo roto, en correspondencia con un surco completo.

Ese signo, sin duda, confirma la idea de una estrangulación lo que no habría ocurrido si se hubiera colgado solamente en una acción suicida.

SS:”Claro, porque en el caso de los suicidas, el surco es incompleto y no compromete el arco posterior del cuello. Eso revela el punto dónde se efectuó fuerza con un lazo o cordel.

AC:” En efecto. Continuando mi examen le pedí al funcionario correspondiente que tomara fotos de todas las partes que le fuera indicando mientras, una serie de personajes militares pasaban por el pasillo con cara de sorpresa. Algunos, al parecer me conocían, o recordaban porque yo había sido interno en el hospital militar.

SS: mmmm

AC: “Sí. A tal extremo que para descolgarlo no tuve problema. Solo estiré la mano y con un mínimo movimiento de mis dedos se desprendió de la cañería.

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AC: ” Otra cosa, cuando recién llegué, Tohá, tenía en la mesa rodante de la habitación una bandeja llena

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de exquisiteces. Un auxiliar insistía en que ese era el almuerzo, que se le daba todos los días al Sr. Toha, cosa que parecía improcedente. Entonces, pensando en las condiciones de caquexia irreversible desde el punto de vista médico, torturado todos los días, era imposible que José Tohá hubiese tenido fuerzas para levantarse, realizar toda la acción y al final lograr la muerte por ahorcamiento. Era imposible. Hay una versión posterior que dice que él, el día anterior, o dos días anteriores, al levantarse de la cama solo, se había caído al suelo. Lo que es un antecedente muy importante para pensar que era imposible que después de eso, él pudiese haber llegado al ropero, haberse enganchado, haberse puesto así, y lograr de cualquier manera su objetivo sin quedar en suspensión. Era imposible que lo lograra.

Entonces, ya, con ese convencimiento terminé mi tarea, pensé, ¿Iré a salir de aquí,? Veía a tantos oficiales paseándose inquietos que podrían detenerme y conducirme a otro lugar para presionarme, Comencé a prepararme psicológicamente para eso, pero ocurre que pude salir tranquilamente, pasé, quizás…un poco en forma insolente, no creo, porque nunca lo he sido, pero por lo menos con prestancia digamos, es la palabra más adecuada. Caminé por el pasillo con un airecillo medio frío en la espalda, hasta que llegué al patio, dónde estaba mi auto y me fui.

Pasaron los días, yo seguí asistiendo a la brigada de homicidios y de pronto me dicen: “oye tienes algo para firmar ahí”. Yo había pedido las fotos para redactar el informe. Las fotos permiten ordenar y compaginar los datos obtenidos. Y relacionar el informe con las fotos.

Y no me las entregaban. Lo que me pedían que firmara era una hoja con cuatro fotos locas que no mostraban las evidencias y como causa de muerte: Suicidio.

SS : Le estaban pidiendo que firmara una declaración de…

AC: No. El informe.

SS: El informe forense que estaba diciendo causa de muerte suicidio…Sí AC: Sí. Que había sido por suicidio. Como le digo, justificándolo con esas fotos locas. Bueno, no firmé lo que no había redactado y la dejé abandonada en el escritorio. Sin duda, “algo tenía que pasar”. A los dos o tres días, llama el Coronel Interventor y me pregunta: “Dr. Chelén, Usted ¿Cómo llegó a Investigaciones?”.

Le conté la historia, por un aviso en El Mercurio, etc. Y no hubo más postulantes. Yo creo que fui el único “Ah ya, bueno Dr. Chelén”. Pasaron dos días, y me llama

el Sub Jefe de la Brigada de Homicidios, con quién nos habíamos hecho muy amigos, a mi me estimaban bastante, lo puedo decir con sinceridad, por todos las demostraciones de afecto que me hicieron y me informa: ”Dr. Chelén”-Quiero que venga, traiga su placa, su revólver, su identificación y su carnet , porque prefiero que sea un amigo el que le diga estas cosas y no cualquier tal por cual”. Le pregunté, “Como amigo dígame si voy a regresar a casa o no. Tengo familia, e hijos que proteger. Porque así usted me puede dar tiempo para asilarme”. Yo tenía la posibilidad de meterme a la Embajada de México como lo había hecho mi pariente Alejandro Chelén Rojas con su familia. Me contestó: “le doy garantías de que vuelve a su casa”. Conforme con esta respuesta, junté todas mis cosas y partí hacia la brigada. Cuando llegué ya estaba casi toda la brigada de homicidios reunida, entregándome su afecto y lamentando que yo tuviese que irme en estas circunstancias, Se cumplió con el rigor de leerme la orden de exoneración y decirme “mire, por el artículo tanto y tanto de la junta de gobierno usted deja de pertenecer a la Institución, lo que lamentamos mucho todos nosotros”. Bueno, así es la vida. Y como el humor no hay que perderlo, aunque sea negro- pregunto “¿y qué dice el artículo?”. “Que usted no cuenta con la confianza de la Junta de Gobierno”. “¿Y puedo yo apelar diciendo que la junta tampoco cuenta con mi confianza?”- Risas. Bueno, una risa general y se distendió el ambiente. Y así me fui a mi casa tranquilamente.

Eso fue lo que ocurrió. Me echaron olímpicamente, yo prefiero que me hayan echado así y no que me hayan detenido, torturado y hecho desaparecer que era lo más probable.

Hubo un período en que no ocurrió nada, y de pronto me llama el ministro Guzmán, un hombre muy amable, debo reconocerlo, muy caballero.

SS: En qué año es esto?

AC. En un periodo posterior al año 1974. El estaba a su vez protegido por investigaciones, por el peligro de que lo mataran. Me tomó declaración en el Cuartel de Investigaciones, no en un juzgado, ni en la corte, Estuvimos cerca de 5 horas. Me dijo: ”Dr. cuénteme las cosas en la forma en que las recuerde, como me sentía, y eso me basta”. Eso me gustó, porque generalmente los Jueces y/o Ministros tratan de hacerlo caer en contradicciones. Por suerte nunca caí en ninguna contradicción, en ninguna fase de este largo proceso. Después fue otro Ministro y el último el Ministro Zepeda, que es quién tiene la responsabilidad de dar su dictamen, que yo creo que debe tenerlo ya redactado. Después Investigaciones también hizo lo suyo, la brigada de homicidios por su cuenta. El señor Mery,

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que estaba en ese entonces como Director también con mucha caballerosidad, me dijo: “Dr. muchas preguntas van, preguntas vienen…”. Conforme, uno conoce como razona la policía en esos casos, como lo analizan a uno, en la forma como se expresa, en fin.

En todo caso yo no soy actor, fui muy espontáneo en todo lo que yo hacía hasta que llegó el último Ministro el Señor Zepeda quién tiene a su cargo el caso y al parecer en forma definitiva.

El señor Zepeda también se portó muy bien conmigo. Parece que tenía claras las cosas, porque me dijo: “mire hable no más, lamentablemente yo estoy muy ocupado, tengo que redactar un informe, pero cuéntele a ése joven, un estudiante en práctica, todo lo que usted sabe”. O sea, en verdad, ya no tenían necesidad de más antecedentes, salvo de cumplir el trámite de tomarme la declaración y punto.

Medicina y Tortura Hay otras cosas tan absurdas, además, del presunto suicidio, como las declaraciones del Dr. Patricio Silva quien, cuando esto ocurrió, era el Jefe de Urgencia y expresó que habían intentado reanimar al Sr. Tohá pero que no lo habían logrado. Yo entiendo, que si hicieron maniobras de reanimación, ¿para qué lo volvieron a colocar en actitud de suicida? No tenía sentido una situación tan absurda. Ahora, él siendo jefe de urgencia y poco menos que director del hospital en ese momento, sabía que sacaban al preso que estaba a su cuidado ahí, todos los días para torturarlo. El podría haber dicho: no y evitarlo.

SS: ¡Aquí no!

AC: Sin embargo otros médicos tuvieron actitudes dignas. El Dr. Salomón, por ejemplo, en el San Juan de Dios, dijo ““no” al intento de arresto de un médico, soy su Jefe y respondo por él. No acepto que nadie lo saque de aquí”. El podría haber hecho lo mismo por sus pacientes, sobretodo, por sus enfermos. Pero no lo hizo. Y esa declaración absurda, yo pienso que lo va a perder, en definitiva, porque lo hace cómplice, de una situación que es gravísima para la ética médica. Entonces aquí es donde surgen las reflexiones que a usted le interesan, ¿ah?

SS: Si, porque obviamente el relato que usted da es muy significativo también porque se trata de una figura pública, de un ex Ministro del Interior, y se trata de ver a la dictadura que está ahí operando hace treinta y nueve a cuarenta años atrás y es realmente impresionante, porque uno siente que es el Estado contra uno y uno está indefenso.

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AC: El Estado con todo su poder.

SS: ¿Una duda, finalmente, antes de la reflexión ética, cuál fue la causa de muerte declarada en este caso?

AC: Por mí, Asesinato por estrangulación y por el Régimen, Suicidio. Desde el punto de vista criminalístico pensé que por lógica había sido el primero en certificar el fallecimiento y su causa, . En eso se generó una confusión en los medios de difusión en el sentido de que. le hice una autopsia. Incluso su esposa Moy de Tohá lo expresó así en un artículo para Chilevisión y yo tuve que enviar otro al diario El Mercurio aclarando que yo no hice autopsia, sino un peritaje criminalístico. Aparece posteriormente en el Mercurio un informe de autopsia practicada por un Profesor de Medicina Legal, el Dr. Vargas (Q.E.P.D), a quién yo admiro, por su valentía al describir que Tohá primero fue estrangulado a mano, describiendo las huellas de los pulgares del estrangulador. Enseguida describe que se le estranguló con un lazo y posteriormente, se simuló el ahorcamiento de la manera como se ha descrito. Esa autopsia no sé en qué momento se hizo ni en qué lugar. Tiene que haber sido necesariamente posterior al informe mío, o sea, que está coincidiendo con el informe criminalístico que entregué a los Ministros. ¿Cómo se atrevió a entregar este informe? ¿Bajo qué condiciones lo hizo? No sé. Me parece muy honesto y ético, con todos los riesgos que implicaba.

SS: Por otro camino se confirmas las tesis, por la vía anatomopatológica.

AC: Se confirma la tesis que José Tohá fue realmente asesinado, que fue llevado a un estado de caquexia primero, en que no podría haberse siquiera defendido, y se deshicieron de él de esa manera.

Nota biográfica El Dr. Alfonso Chelén, médico y socio fundador de la Clínica INDISA realizó un internado en el Hospital Militar. Ha sido académico de la Universidad de Chile. Trabajó para el Ejército de Chile como oficial de Sanidad. Primero como Teniente y luego como Capitán en el regimiento Pudeto y en la V División de Punta Arenas donde creó y dejó organizado un Policlínico de Guarnición Militar que persiste hasta el presente. Cultivó una amistad con el Comandante en jefe del ejército, el General Parada. Renunció a su grado militar en 1969. Nueva Jefatura consideraba que el médico tenía que ser más militar que médico.

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Dr. Alfonso Chelén nos recibió en su casa para realizar esta entrevista en el mes de mayo de 2013.

Gran conversador y de fácil trato. Ha cultivado buenas relaciones al interior de las instituciones en las que trabajó. En un Congreso Médico realizado en Punta Arenas se encuentra con el Profesor Vargas Molinari quien le ofrece un cargo en su Cátedra de Cirugía de la Universidad de Chile, Hospital Clínico José Joaquín Aguirre en 1966. Relata con amargura: “Ahí tuve algunos problemas cuya causa principal fue la envidia y cuando llegó el once de septiembre, todos los que me acusaron, se repartieron las acusaciones pre-elaborada con anticipación. Lo conversé con el fiscal. Le dije que quería un careo con esta gente. No, no se puede.

Pero cómo si estas son falsedades, son mentiras, yo tengo familia, tengo que defender mi honorabilidad. Yo quiero enfrentar a quienes me acusan y por qué me acusan. Entonces me pasó un papel con la lista de mis acusadores. Hoy todos están muertos.”

respuesta fue que no aceptaban “por falta de confianza”. Si no tienen confianza, para que seguir hablando.

Fíjese que éramos once médicos los que estábamos trabajando más dos becados y un interno. Y durante todo ese período operábamos más pacientes que cuando estaban los 75 cirujanos del servicio.

De mi cargo ganado legítimamente por examen ante una Comisión de Profesores fui exonerado en Diciembre de1973. Motivo: alterar la convivencia universitaria.

Yo ingresé en 1973 a la policía de investigaciones. En 1974 fui exonerado también de ella.

A la envidia se suma la alienación política. A través de un nuevo Ministro de salud.el gobierno había aceptado todas las peticiones del Colegio Médico en pleno paro ya prolongado en 1973. La asamblea del Colegio Médico estaba reunida, resolviendo continuar el paro y pedí la palabra, “Si el gobierno aceptó todas las peticiones, ¿porqué no aceptan y vuelven al trabajo?” La

A la Cátedra de Cirugía llegué como Ayudante segundo y en la primera evaluación fui nombrado Profesor Auxiliar de Cirugía. Pronto asumí como Jefe del Equipo de Cirugía endocrina de cuello y Glándula Mamaria.

Además fui Secretario de la Comisión de Docencia del Servicio.

Las dictaduras hacen aflorar lo peor de la especie humana

SS: ¿Cuál ha sido la reflexión acerca de la conducta médica y ética médica en tiempos de crisis?

AC: Patética e inimaginable, irresponsable y sin conciencia de futuro. Yo creo que la ética médica es un valor muy importante y que no debe perderse bajo ninguna circunstancia por muy adversa que sea. Es un valor que tiene trascendencia mas allá de lo personal,

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familiar y social. Ser médico no solo significa cumplir con el enfermo, ser honesto con él, informarle la patología, etc. Sino que involucra muchas otras cosas, como la lealtad y principios superiores de justicia, Yo lo pensé mucho y me dije: “¿qué le dejo de herencia a mis hijos si yo actúo como un cobarde?”. En su desarrollo ésto aplastaría su formación humanista. Pensar en que su padre fue un cobarde en un momento dado, no les va a dejar desarrollarse espiritual ni emocionalmente. Aunque mi decisión termine en forma trágica, yo creo se van a sentir orgullosos de lo que yo pueda hacer en estas circunstancias. Primera cosa, hay una responsabilidad ética en relación a lo médico y una responsabilidad moral también con la familia. Y eso es un valor superior. Se acabó el problema. Me dije “Ubícate Chelén y no cedas. Has sido tan duro en tantas cosas, que en este momento no puedes flaquear” Tengo mil anécdotas en relación a estos principios así es cómo he ido conociendo a las personas y provocando algunos cambios en otras también. Porque son las actitudes valóricas las que pueden provocar algún cambio en las personas y en la sociedad cada día más compleja. Creo que estas conductas son las adecuadas, son honestas, son claras. Que el médico debe ser absolutamente ético, consecuente y responsable en los momentos críticos. Debe ponderar acciones y consecuencias, yo las medí, no me vendí y no me arrepiento de mis decisiones. Por mi familia y por mi profesión no podía dejar impune un hecho que tiene realce social, político, histórico y de justicia. También y muy importante, no dejar pasar las injurias sociales que ha provocado la dictadura.

SS: O sea que hay un rescate valórico, como una especie de llamado que se puede poner en perspectiva histórica, puede tener ribetes de aprendizaje, de educación.

AC: No. Yo le diría que por formación familiar y por la observación de la vida fundamentalmente. Fui el menor de mi familia. Y parece que el hijo menor tiene más facilidad y mayor capacidad para ir analizando y captando las cosas que van sucediendo en su entorno familiar, social y escolar. Es importante, En una organización me pidieron una vez una reseña bibliográfica, y yo dije no, yo puedo dar un testimonio de vida, pero no hacer una biografía. Por ejemplo, en la Escuela Primaria de mi pueblo el problema del bullying era fuerte. Con una madre muy católica, muy religiosa, “justamente en un día como hoy la estaba sepultando” año 1953, nos prohibía defendernos. Debíamos colocar la otra mejilla como Cristo. Entonces acudimos a mi padre con otro hermano, algo mayor, que murió de 16 años, porque la situación se hacía insostenible. Mi padre era un inmigrante Libanés, que llegó a Chile a los catorce años.

Nos miró un instante y nos dijo: ”Hijos míos: que no sepa yo que un hijo mío es cobarde”.-risasFuimos, con mi hermano a sacarle la mugre a todos los matones que nos molestaban. Impusimos respeto. Considero que esa es una pequeña primera experiencia: en la vida hay que hacerse respetar. Comprendí que hay que luchar, e imponer sus valores.

Que no hay que dejarse atropellar, y en la medida que uno exige eso, no atropella a nadie tampoco. Y así van surgiendo, entonces, actitudes humanistas que las merezcan o no las persona, las actúo y pongo en práctica. Me nace hacerlo. Creo que es adecuado actuar de esa manera. Y por eso cuando la gente me pide favores, mientras me están expresando sus motivos yo estoy simultáneamente pensando en cómo resolvérselos. Eso es algo que se aprende, más que nada, por formación.

Mi Padre

AC: De ejemplo, para alguien, claro…o sea si este hombre, este ente social lo hizo, por qué no lo puedo hacer yo…

SS: …de ejemplo…o sea lo sitúa como un antecedente dentro de esa perspectiva histórica.

AC: Claro que sí. Y es que alguien tiene en algún momento que asumir responsabilidades éticas ante la sociedad. En este caso, porque se trataba de un ex ministro y todos estábamos frente a una dictadura que había derrocado un gobierno legítimo, entonces, era importante actuar de esa manera, éticamente.

SS:¿ Y cuáles son los antecedentes éticos de su práctica médica? ¿Usted los recoge de la universidad, de su familia?

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Llega a Santiago desde Buenos Aires. Cruza la cordillera en mula. Llega a Buenos Aires en vapor, 40 días navegando desde el estrecho de Gibraltar. Arriba con dos tíos viejos mayores que después lo dejan abandonado en Santiago.

Partió a Ovalle, porque había una colonia libanesa incipiente. No nos enseñó el árabe, porque su sensación de lejanía era tan grande: “que consideraba que nunca podríamos ir al Oriente”. Sus padres no quisieron que hiciera el Servicio Militar con los turcos. Estaba el Imperio Otomano en ese tiempo controlando la región.

Además porque era el única hombre de la familia. Llegó aquí en el año 1900. Tenía catorce años. La cultura libanesa a uno lo marca fuertemente y la vida de mi padre como ejemplo de rigor, también. Yo tenía cator-

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ce años cuando él murió. Varios gestos de él fueron lecciones para mí. Mi madre por su lado, permitió que mi formación fuese conciliadora entre lo religioso y lo pragmático.

La envidia La envidia es la peor enfermedad del hombre. A mí y a mí señora nos han ocurrido cosas nefastas por la envidia. Mi señora estuvo presa por asegurar de que ganaba Allende. Yo trabajaba en un consultorio en MADECO. Mi hija me llama y me dice: “se llevaron a la mamá”. Imagine la angustia. Pude sacarla a los cinco días solamente por una suerte excepcional.

Partí a buscarla al cuartel de Investigaciones. Aquí vuelvo a palpar la condición humana. Me encontré con un detective que me dice: “Por qué usted defiende tanto a su señora? Su señora está muy comprometida, muy complicada. Esto le puede costar la pega”. Para que vea como se puede corromper el alma de una persona. Yo estaba en Investigaciones todavía. Le pregunté, “¿Y que sabes tú de ella? ¿De qué manera puede estar complicada, si ella solo ha trabajado durante toda la vida? Mira conchetumadre –que me perdone la grabadora- risas- la defiendo en primer lugar porque es mi esposa y la conozco. Porque sé que no está metida en nada y porque es la madre de mis hijos Y si tú le pones una mano encima y yo lo he sabido, te voy a meter todas las balas del revólver que tengo en mi bolsillo, y mi cargo, métetelo por donde quieras”. En la noche del quinto día me acerco a conversar con el director de Investigaciones, para que me la devuelva y pase la noche en su casa con nuestros hijos adolescentes con el compromiso de devolverla al día siguiente para que la sigan interrogando. Qué tontería. Además en el contexto de tener que mantener la normalidad, sin llenarse de odio, no perder la ética ni las buenas costumbres. Cuando voy por el pasillo, se me acerca alguien y me dice: “¿Qué anda haciendo aquí mi cirujano?”. Era el capitán ayudante del Coronel interventor de Investigaciones. Yo lo había conocido en Punta Arenas. Le dije: “Es que me tienen detenida a la Anette”. Anette lo había casado a él en Punta Arenas, porque era jefa de la oficina del registro civil. Me dijo: “No, puede ser. Por qué no me da tiempo hasta mañana para que yo hable con mi Coronel. Pero una cosa, está ella detenida con cinco compañeras de trabajo, también las quiero afuera”.

Al día siguiente me llama y me dice que está todo arreglado, que vaya a buscarlas. Las culpaban de fraude electoral. Logré sacarlas de ahí afortunadamente. Tengo tres hijos. Dos médicos, el mayor y el menor, y una hija fonoaudióloga. Tuve suerte.

A continuación empecé a preocuparme de mi suerte futura, a defenderme. Fui a hablar con el Dr. Spoerer, que era Ministro de Salud de la Junta de GobiernoYo había operado con él. Nos conocíamos del JJ Aguirre. Nos saludamos y le advertí:” No te vengo a pedir nada extraordinario, solo te quiero pedir que como ministro seas justo. Evita la injusticia.

Porque allí hay gente que están acusando a diestra y siniestra y eso no es justo. Todo esto significa que los apresan, los llevan de un lado para otro Yo también tengo abierto un sumario en camino a una exoneración, deseo que no te manches con estas conductas.” Mira –me dijo- no te preocupes porque yo estoy redactando un edicto en que amenazo a quienes acusen faltamente con las penas del infierno. Me alegro dije yo. No lanzó el edicto. Me mostró su furia por lo que se decía en el extranjero, pero no cumplió. No fue digno en ese sentido. Y un día que venía en auto con mi familia por la calle Santa María quedó detenido a mi lado, apenas me vio salió acelerando, actitud que llamó la atención de mis hijos, quienes se preguntaban ,la causa: Respondí , es su conciencia que lo persigue.

Después de mi fracaso con el colega Ministro opté por jugármela con el General Baeza quien se desempeñaba como Director de la Policía de Investigaciones.

Debo hacer presente que él fue el que exigía la renuncia del Presidente Allende el día del golpe. Después de varios intentos logré que me recibiera. Dejó por un instante una conferencia de prensa y aislándose en un rincón me pregunta que quería: “General yo no he nacido para vivir perseguido. Fui exonerado de la Universidad y vivo en inquietud permanente de ser detenido.

Tengo una familia que proteger y si se me considera un peligro público, le pido se me dé la oportunidad de irme del país. Dr. Chelén, yo sé que usted no ha estado metido en nada reprochable”. Llama a la Secretaria y le ordena escribir: “El Dr. Chelén se ha presentado voluntariamente a declarar y se deja constancia de que no hay cargos contra él”. Además me pasó dos números telefónicos para que lo llamara a cualquiera hora del día o de la noche si es que algo me pasara. Empecé a respirar más tranquilo y sin quererlo a comparar la conducta ética de este General con la del colega Ministro. ¿De dónde nace todo esto? De esta ética. Al final no encaja en ningún tipo de relación humana que uno conozca. No encajaba con los colegas ni con nadie. Entonces al final me vi convertido en un francotirador de la medicina. Por suerte tenía bastante clientela y con eso pude educar a mis hijos y sobrevivir. Después, año 1978, se generan nuevas circunstancias en que me querían involucrar. Fui advertido de que en cual-

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Dr. Sergio Sánchez Bustos

quier momento podían detenerme. Nuevas angustia con esa posibilidad. En todos los allanamientos efectuados en el Hospital se me buscaba afanosamente.

Le dejaba instrucciones a mi familia. Me decían que estuviese preparado. Tanto se prolongó ésto, que me fui a Buenos Aires, a la Embajada de Argelia, y me exilié allí, a pasar el temporal, en el año 1978. Se persiguió gente hasta 1990. Allá tuve muy buena acogida y se me destinó a trabajar en un Hospital de la Policía.. Hice buenas migas con los argelinos, pero no tuve buena llegada con la comunidad chilena. Me preguntaron: “¿que se dice de nosotros allá?”. Que podía yo decir, si yo había vivido solo trabajando en mi exilio interno aquí, Se me ocurrió decirles en primer lugar, si ustedes han preparado algo o no para pensar de que manera podemos derrocar a la dictadura. Y qué hacer después de que la dictadura caiga. Y eso les pareció mal.

Me habían dado un departamento, salía de mi trabajo y me iba a caminar por los villorrios, Como a los tres meses fui informado de que todo se había aclarado y que podía volver. Fui a ver al chileno que se desempeñaba como cónsul y no me quiso firmar los papeles autorizando mi salida. Le dije que iba a salir igual del país. Me fui a España y desde allí recorrí varios países de Europa y regresé a Chile como regalo de Pascua, un 24 de Diciembre. Después de cuatro meses en el extranjero volví a la clínica INDISA. También trataron

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de echar de ahí algunos “dignos” colegas. Pero me he mantenido ahí hasta el día de hoy. Yo soy fundador de ella. Éramos cien al comienzo. Noventa y dos médicos, el resto, abogados y dentistas.

Para concluir, debo destacar que por mantener la normalidad, la decencia, el decoro, a pesar de las experiencias vividas, se termina en solitario y aunque uno no lo quiera, con más amigos entre los pacientes que entre los colegas. Es la herencia moral que se puede dejar a los hijos. Un día mi hijo me contó que había tomado una decisión laboral ante un intento de soborno en base a los ejemplos que yo le había dado. “Mi padre nos enseño que debíamos ser siempre honestos y hacer lo correcto”. Hacer lo correcto tiene también una dimensión formativa .Al respecto, recuerdo a un interno con el que operaba, le dije un día, ahora operas tú. No - me dijo- está loco doctor.

Se trataba de una Tiroidectomía. Le guié y cuando terminamos: le pregunto: ¿Fue tan difícil? “Bueno,contestó - así opera cualquiera”. No me olvido de esa frase, porque es la mejor expresión de que uno lo ha hecho bien. He realizado la medicina que he querido.

No me he enriquecido, pero me ha permitido vivir decentemente y educar a mis hijos. De todo lo perdido con la dictadura, lo que más lamento, es que haya truncado mi vida académica.

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Se preferirá tanto resultados de investigaciones y/o experiencias en torno a ámbitos específicos de la Salud Pública, obtenidos con metodología cualitativa o cuantitativa, como reflexiones , experiencias y relatos acerca del área disciplinar y que contribuyan a desarrollar una concepción integral de salud. Se publican también artículos originales en formato ensayo, Notas, Comentarios, Reseñas bibliográficas y Cartas al Editor.

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Numere las referencias en el orden en que se las menciona por primera vez en el texto. Identifíquelas mediante numerales arábigos, colocados () al final de la frase o párrafo en que se las alude. El formato debe ser el mismo de la notación Vancouver, por ejemplo: i. Artículos de revistas Arredondo A., Hernández P., Cruz C. Incorporación de la perspectiva económica en el análisis del sector salud; segunda parte. Cuad Méd Soc (Santiago de Chile). 1993; 34: 33-44. ii Capítulos en libros Mehta SJ. Dolor abdominal. En: Friedman HH, coordinador. Manual de Diagnóstico Médico. 5° edición. Barcelona: Masson; 2004. p. 183-90.

Iii Artículos en formato electrónico Montoya-Aguilar C. Atención primaria en salud. Alma Ata otra vez y la experiencia en Chile. Cuad Méd Soc [revista en internet]* 2008 septiembre. [acceso 03 de enero de 2009]; 48 (3). Disponible en: http://www.colegiomedico.cl/Default.aspx?tabid=767 Se pueden encontrar más detalles en el sitio http://www.icmje.org/

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Cuad Méd Soc (Chile) 2013, 53(3): 195-197

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Estimados Lectores y Suscriptores: El Comité editor de Cuaderno Médico Sociales (CMS), representado por su Director Dr. Sergio Sánchez Bustos, invita a usted y suequipo de profesionales a publicare en la revista de Salud Pública de difusión nacional e internacional, Cuaderno Médico Sociales.

Los Cuaderno Médico Sociales como publicación dependiente del Colegio Médico de Chile, poseen 50 años de historia colaborando con la investigación de Chile, tiempo en el cual ha logrado innumerables aportes a la investigación científica.

Dirigida a autoridades, profesionales, investigadores y estudiantes, esta publicación presenta en cada uno de sus números recientestemas tales como: Promoción y Atención de Salud; Economía de la Salud; Salud Mental; Medio Ambiente; Bases Conceptuales de la Salud Pública y su Evolución, entre otros, tratando de divulgar aquellas experiencias, análisis y resultados de investigaciones que contribuyan a desarrollar una concepción integral de la salud.

Si es de su interés publicar artículos de investigación u obtener mayor información de la revista, lo invitamos a contactarse con nosotros.

Esperando una buena acogida a esta iniciativa, se despiden atentamente,

Comité Editorial Cuaderno Médico Sociales cms@colegiomedico.cl Fono: (56-2) 2429 4169

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