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Eddigit
ABRIL 2021
Revista
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Bogotá D.C. · ISSN: 2390-0830 · Año 6 · Ejemplar No.75 · revista@cristovision.org
Divina Misericordia 11 de abril
¡Felices Pascuas! sí estés triste, así estés bloqueado internamente, deja que la experiencia de Jesús resucitado transforme tu vida. El mismo Señor caminará contigo y te hará ver las cosas de una manera distinta. ¿Quién más que Jesucristo Resucitado puede darte la felicidad y la paz que anhelas? Por eso deja, al que venció la muerte, que se haga presente en tu vida, seguro te la transformará. Bendiciones de pascua. ¡Aleluya !
Padre: Ramón Zambrano Echeverri padreramon@cristovision.org @Padreramonzam Canal: Padre Ramón Zambrano 317 647 9531
María Madre del gran comunicador Venimos con profunda fe y humildad los cristianos del nuevo milenio para poner en tus manos al Canal Cristovisión. Infúndenos sabiduría para usar las nuevas tecnologías al servicio del evangelio que salva y da la auténtica felicidad. Tú, que contemplaste a tu hijo y adoraste cada una de sus palabras y acciones, enséñanos a ver el mundo con los ojos de Jesús. Bendice a todas las personas que colaboran con las obras de comunicación católica a través de la radio, la televisión, la internet y la prensa para que, con valor y perseverancia, no desfallezcan en el llamado que Dios les ha hecho de sembrar la semilla del Reino en el corazón del hombre de hoy. Ayúdanos Madre y Reina de Colombia a acercarnos, a escuchar y a dar esperanza a nuestros hermanos; así construiremos la paz y la reconciliación en nuestro país. Amén.
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Comunión Espiritual
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“Para los cristianos, las lentes que nos permiten descifrar la realidad no pueden ser otras que las de la buena noticia, partiendo de la «Buena Nueva» por excelencia: el «Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios»” (Mc 1,1).
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar. Os amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, venid al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno del todo a Ti.
Director: Monseñor Julio Solórzano Editores: Javier Hernando Aguillón Juan A. García R.
CONSEJO SUPERIOR • Conferencia Episcopal Colombiana • Arquidiócesis de Bogotá • Diócesis de Fontibón • Diócesis de Engativá • Diócesis de Soacha • Diócesis de Zipaquirá • Diócesis de Facatativá • Obispado Castrense • Orden de los Dominicos, Provincia de San Luis Bertrán de Colombia • Instituto Misionero Hijas de San Pablo • Orden Agustinos Recoletos • Sociedad Salesiana Inspectoría de Bogotá
Gerente: Rolfi Rozo Villamizar Director de Comunicaciones: Carlos Andrés Blanco Director CRM: Julián David Molina J. Diseño: Freang Restrepo N. Agradecemos la colaboración en las reflexiones de los evangelios: Padre Andrés Giovanny Macana Daza. A los servicios informativos de: Catholic.net, Vatican.va
Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén
• Corporación Minuto de Dios • Universidad Santo Tomás • Universidad Agustiniana • Comunidad Franciscana Provincia de la Santa Fe • Acción Cultural Popular, ACPO • Congregación de Padres Redentoristas
Portada: Jesús de la Divina Misericordia Inspirado a : Santa Faustina
San Alfonso María de Ligorio
• Padre Ramón Zambrano Echeverri Director General Fundación Cristovisión
Línea de contacto
(571) 747 0710 Calle 18 # 97-61. Fontibón
revista@cristovision.org www.cristovision.co
Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación sin la expresa autorización del Canal Cristovisión. La Revista Cristovisión es una publicación mensual del Canal Cristovisión. Distribución: Cristovisión Copyright © 2020.
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SANTA MISA
Véala en directo: De lunes a jueves : 8:30 a.m., 12:30 m. y 7:00 p.m. Viernes y sábado y domingo: 7:00 p.m. 12:30 m. y 7:00 p.m.
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Abril 2021 Ir al índice
Calendario lecturas de la Santa Misa
Click en la fecha para ver las lecturas, Pág
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6 ¿Que significa el Cirio Pascual? 8 El tiempo de Pascua explicado 12 Catequesis del Papa 14 Preguntas y respuestas sobre nuestra fe 16 Coronilla de la Divina Misericordia 18 Lecturas Santa Misa Abril 22 SAGRADO TRIDUO PASCUAL 25 CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR
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56 Domingo de la Divina Misericordia 62 SAN MARTIN I, papa y mártir 78 SAN ANSELMO, obispo y doctor de la Iglesia 82 SAN JORGE, mártir 82 SAN ADALBERTO, obispo y mártir 86 SAN FIDEL DE SIGMARINGA, presbítero y mártir 94 SAN PEDRO CHANEL, presbítero y mártir
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94 SAN LUIS MARÍA GRIGNION DE MONFORT, presbítero 96 SANTA CATALINA DE SIENA, virgen y doctora de la Iglesia 99 SAN PIO V, papa 102 Santo Rosario 104 Oracional
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Lunes a Sábado 9:00 a 9:30 a.m. y 1:00 a 1:30 p.m. Lunes a Domingo de 4:30 a 5:00 p.m.
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Cirio Pascual?
a palabra “cirio” viene del latín “cereus”, de cera, el producto de la abejas.
El cirio más importante es el que se enciende en la Vigilia Pascual como símbolo de Cristo – Luz, que se sitúa sobre una elegante columna o candelabro adornado. El Cirio Pascual es ya desde los primeros siglos uno de los símbolos más expresivos de la Vigilia. En medio de la oscuridad (toda la celebración se hace de noche y empieza con las luces apagadas), de una hoguera previamente preparada se enciende el Cirio, que tiene una inscripción en forma de cruz, acompañada de la fecha del año y de las letras Alfa y Omega, la primera y la última del alfabeto griego, para indicar que la gracia de Cristo, principio y fin del tiempo y de la eternidad, nos alcanza con fuerza siempre nueva en el año concreto en que vivimos. Menor importancia tiene los granos de incienso que también se puede incrustar en la cera, simbolizando las cinco llagas de Cristo en la Cruz. Este Cirio “para la veracidad del signo, ha de ser de cera, nuevo cada año, único, relativamente grande, nunca ficticio, para que pueda evocar realmente que Cristo es la luz del mundo”.
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En la procesión de entrada de Vigilia se canta por tres veces la aclamación al Cirio: “Luz de Cristo. Demos gracias a Dios”, mientras
progresivamente se van encendiendo los cirios de los presentes y las luces de la iglesia. Luego se coloca el Cirio en la columna o candelero que va a ser su soporte, y se proclama en torno a él, después de insertarlo, el solemne Pregón Pascual.
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¿Qué significa el
Además del simbolismo de la luz, tiene también el de la ofrenda, como cera que se gasta en honor a Dios, espaciando su luz: “acepta, Padre santo, el sacrificio vespertino de esta llama, que la santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda del cirio, obra de las abejas. Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego, ardiendo en llama viva para gloria de Dios...Te rogamos que este cirio, consagrado a tu nombre, arda sin apagarse para destruir la oscuridad de esta noche”. Lo mismo que van anunciando las lecturas, oraciones, cantos, el Cirio lo dice con el lenguaje diáfano de su llama viva. La iglesia, la esposa, sale al encuentro de Cristo, el Esposo, con la lámpara encendida en la mano, gozándose con Él en la noche victoriosa en la que se anuncia – en el momento culminante del evangelio – la gran noticia de su Resurrección. El Cirio estará encendido en todas las celebraciones durante las siete semanas de la cincuentena, al lado del ambón de la Palabra, hasta la tarde del domingo de Pentecostés. Una vez concluido el Tiempo Pascual, conviene que el Cirio se conserve dignamente en el baptisterio, y no en el presbiterio. Durante la celebración del Bautismo debe estar encendido, para encender de él el cirio de los nuevos bautizados. También se enciende el Cirio Pascual, junto al féretro, en las exequias cristianas, para indicar que la muerte del cristiano es su propia Pascua. Así se utiliza el simbolismo de este Cirio en el bautizo y en las exequias, el principio y la conclusión de la vida: un cristiano participa de la luz de Cristo a lo largo de todo su camino terreno, como garantía de su definitiva incorporación a la luz de la vida eterna.
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pascua de resurrección
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pascua de resurrección
Catequesis del Papa
adoramos”, sino que “veneramos y que de mil maneras diferentes nos remiten a Jesucristo”, que es el “único Señor y mediador entre Dios y el hombre”. Después de recordar que también en nuestra vida marcada por el pecado la santidad puede florecer, el Papa dijo:
l Santo Padre afirmó que en las oraciones que encontramos en la Biblia – y que suelen resonar en la liturgia – se ve la huella de historias antiguas, de liberaciones prodigiosas, de deportaciones y tristes exilios, de regresos conmovidos, de alabanzas derramadas ante las maravillas de creación. De este modo – dijo Francisco – esas voces “se difunden de generación en generación, en una relación continua entre la experiencia personal y la del pueblo y la humanidad a la que pertenecemos”. Además, el Obispo de Roma destacó que “en la oración de alabanza, especialmente en la que brota del corazón de los pequeños y los humildes, resuena algo del cántico del Magníficat que María elevó a Dios ante su pariente Isabel”. De la misma manera – prosiguió – sucede con “la exclamación del anciano Simeón que, tomando al Niño Jesús en sus brazos, dijo así:
“Nunca es tarde para convertirse al Señor, bueno y grande en el amor” El Pontífice también recordó que “las oraciones siempre renacen” porque “cada vez que juntamos las manos y abrimos nuestro corazón a Dios, nos encontramos en compañía de santos anónimos y santos reconocidos que rezan con nosotros, y que interceden por nosotros, como hermanos y hermanas mayores que han pasado por nuestra misma aventura humana”. “En la Iglesia no hay duelo que se quede solo, no hay lágrima que se derrame en el olvido, porque todo respira y participa de una gracia común”
“Ahora Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz”
Las oraciones buenas son difusivas Por otra parte, el Papa agregó que las buenas oraciones son “difusivas”, es decir, “se propagan continuamente, con o sin mensajes en las redes sociales”. De manera que puede ser “desde las salas del hospital”, o las diversas reuniones de fiesta y hasta
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Las oraciones siempre renacen
desde esos “momentos en que se sufre en silencio”. “El dolor de cada uno es el dolor de todos, y la felicidad de uno se derrama sobre el alma de los demás”
Por esta razón dijo que no es casual que en las iglesias antiguas las sepulturas estuvieran en el jardín alrededor del edificio sagrado, como para decir que la multitud de los que nos precedieron participa de alguna manera en cada Eucaristía. “Los santos todavía están aquí, no lejos de nosotros; y sus representaciones en las iglesias evocan esa ‘nube de testigos’ que siempre nos rodea” Naturalmente Francisco destacó que los santos “son testigos” que “no
A la vez que puso de manifiesto que el Catecismo explica que los santos “contemplan a Dios, lo alaban y no dejan de cuidar de aquellos que han quedado en la tierra”, puesto que “su intercesión es su más alto servicio al plan de Dios”. Por esta razón “podemos y debemos rogarles que intercedan por nosotros y por el mundo entero”. “Vivimos la comunión en la oración cuando rezamos unos por otros, dijo el Papa, y cuando pedimos y ofrecemos plegarias por diversas necesidades”. Por eso “el primer modo de rezar por alguien es hablarle a Dios de esa persona”. Y si lo hacemos con frecuencia, cada día, “nuestro corazón no se cierra, sino que permanece abierto a los demás”. Mientras, hablando espontáneamente en italiano, Francisco dijo: “Incluso en tiempos de conflicto, una forma de disolver el conflicto, de suavizarlo, es rezar por la persona con la que estoy en conflicto. Y algo cambia con la oración. Lo primero que cambia es mi corazón, es mi actitud. El Señor lo cambia para hacer posible un encuentro, un nuevo encuentro y evitar que el conflicto se convierta en una guerra sin fin”
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Cuando rezamos, nunca lo hacemos solos
Especial para la Revista Cristovisión Pbro. Omar Benítez Lozano
¿Cómo saber que la Iglesia católica no es de origen humano? Si fuera de origen humano, los fundadores serían los apóstoles. Pero ¿quiénes eran los apóstoles, como para pensar que ellos se plantearan y estuvieran en capacidad de esa Fundación? ¿Sería lógico pensar que hubieran podido emprender una obra semejante a doce hombres pobres, ignorantes, que habían pasado su vida en los lagos y en los ríos dedicados a la pesca? Ni siquiera habían entrado alguna vez en una ciudad, ni habían participado en debates públicos. ¿Entonces, cómo iban a pensar en recorrer toda la tierra? Al leer sobre sus vidas, como ellos no disimularon nada, sin escondieron sus defectos, nos enteramos que eran, además, pusilánimes y cobardes... Por eso es evidente que, si no hubieran visto a Cristo resucitado y si no hubieran tenido una prueba irrefutable de su poder ni hubieran recibido gracias especiales, no se habrían
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expuesto a un riesgo tan grave. Por otro lado, cuando algo es de origen humano, está sujeto a los errores de los hombres o es acomodaticio a las circunstancias. Y suele suceder que tendamos a mostrarnos sin defectos o a colocarnos en un pedestal o a pretender un liderazgo con culto a la personalidad, etc. Y no fue esa la actitud de los apóstoles. En cambio, una garantía de que es de origen divino es que el espíritu fundacional no surge de ellos: les viene de otro. Y hay otros “motivos de credibilidad”, que ya hemos considerado en otro momento: la fuerza de los mártires y la coherencia de su testimonio por amor a Cristo y a la Iglesia, ¡hasta llegar a dar la vida!; su admirable propagación, su eminente santidad, su inagotable fecundidad en todo tipo de bienes, su unidad y su solidez.
¿Creer en Dios o en la religión no es como creer en Papa Noel o en el Ratoncito Pérez? Es verdad que los niños suelen creer en Papa Noel y en el Ratoncito Pérez, pero cuando van creciendo y teniendo mayor uso de razón, más madurez intelectual, van abandonando esas creencias. En cambio, la fe en Dios y en Jesucristo tiende a llegar después, no antes, y se va haciendo más fuerte conforme se madura intelectualmente; no es algo que se abandona como si fuera algo infantil. Los niños creen en Dios, pero no pueden comprender el significado y la profundidad de esas verdades hasta que se hacen mayores. Desarrollan plenamente su fe a medida que crecen. En este proceso, desechamos algunas ideas que consideramos mitos
infantiles y, en cambio, acogemos otras como realidades adultas, razonables. De hecho, muchos conversos, muchas de esas personas que se han encontrado con Dios, con la fe, en edades maduras, no han sido personas tontas ni infantiles, sino personas que han puesto a trabajar la cabeza, que se han cuestionado cosas, que han profundizado, y han terminado por encontrarse con la verdad y con Dios. La sola razón nos muestra que equiparar el cristianismo a mitos, inventos y otras realidades por el estilo, no da para un debate serio.
¿Jesucristo no pudo ser una especie de fanático que se hubiera inventado todo? Si así fuera, habría sido o un verdadero genio o un personaje muy extraño. Porque ¿cómo se podría explicar en un fanático el haber encarnado en su propia vida, con una exactitud impresionante, dieciocho siglos de profecías sobre Él? Porque en Jesús se cumplieron más de doscientas profecías. Además, de las distintas interpretaciones que se pudieran haber hecho a esas profecías, ¿no se le ocurrió sino elegir las más difíciles y desagradables? ¿A quién, si fuera un fanático, se le hubiera ocurrido inventarse algo que hiciera de él una víctima? En aquella época, continuamente surgían en Israel supuestos mesías que se presentaban como libertadores victoriosos. Es que si un hombre se inventa algo, procura que sea algo que a él le favorezca. Naturalmente, esos
supuestos mesías y sus seguidores fueron eliminados en poco tiempo por la potencia dominante del momento. Sus doctrinas les sobrevivieron muy poco tiempo. Además, no se sabe de uno solo de esos casos en que quisieran representar el papel de la profecía del “Siervo doliente” de Isaías, es decir, llegar a morir de una manera tan cruel y tan infame en aquellos tiempos, como era la cruz.
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nuestra fe.
CORONILLA DE LA DIVINA
MISERICORDIA
alabras de Jesús Misericordioso a Santa Faustina sobre la coronilla y cómo rezarla
El viernes 13 de septiembre de 1935, el Señor le reveló a santa Faustina un poderoso medio para obtener la misericordia de Dios para el mundo. Ella lo describió así:
En la noche, cuando estaba en mi celda, vi un Ángel que era el ejecutor de la justicia de Dios. Estaba vestido con una túnica brillante, su cara gloriosamente iluminada y una nube bajo sus pies. En sus manos tenía truenos y relámpagos. Cuando vi las señales de la
ira divina, con las cuales cierto país de la tierra sería castigado de una manera particular, imploraba al Ángel, pero noté enseguida que mis plegarias eran impotentes contra la ira de Dios... En el mismo momento vi a la “Santísima Trinidad”, que irradiaba Majestad y Santidad incomparables. Al mismo tiempo oí interiormente palabras, con las cuales empecé a implorar fervorosamente por la salvación del mundo. Y ¡Oh milagro! el Ángel era impotente contra esta oración y no podía ejecutar el justo castigo. Las palabras con las que imploraba la misericordia de Dios eran las siguientes:
“Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amadísimo Hijo y Señor Nuestro Jesucristo por nuestros pecados y los pecados del mundo entero. Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. “Cada vez que entres en la capilla, inmediatamente recita la oración que te enseñé ayer”. “Reza incesantemente esta coronilla que te he enseñado. Quienquiera que la rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte”. “A las almas que recen esta coronilla, Mi misericordia las envolverá en vida y especialmente a la hora de la muerte”. “Oh, qué gracias más grandes concederé a las almas que recen esta coronilla; las entrañas de Mi misericordia se enternecen por quienes rezan esta coronilla”. “Escribe: cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador misericordioso”.
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Esta es la coronilla que Jesús le pidió a santa Faustina introducir a su comunidad y al mundo entero. En 1936, el Padre Miguel Sopocko hizo imprimir esta corona (en la Editorial Cebolski en Cracovia) en el reverso de la estampa con la imagen de la Divina Misericordia que Eugenio Kasimierwsko pintó.
Cómo Rezar la Coronilla 1
P A DRE NU E S TRO
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A V E M A RÍ A
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CRE DO
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GL ORI A
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Decir después
Cuentas del rosario correspondientes al AVEMARÍA:
V. Por su dolorosa Pasión.
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Decir después
Cuentas del rosario correspondientes al
R. Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
PADRENUESTRO :
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y de los del mundo entero.
ORACIÓN FINAL Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero. Oh sangre y agua que brotaron del Corazón de Jesús como manantial de misericordia para nosotros, En Ti Confío.
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Lecturas Santa Misa
Abril Ritos iniciales
Antífona de entrada En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. El Señor esté con ustedes. Y con tu espíritu.
O bien:
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes. Y con tu espíritu. Hermanos: Para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor. Dios Todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén.
Señor ten piedad
Pasión del Señor 2 de Abril Viernes Santo 18
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
GLORIA
Gloria a Dios en el Cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te da-
El misal que ofrecemos es una guía para recitar todas las oraciones de la Misa, desde los Ritos Introductorios hasta la Bendición final. mos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
Oración colecta
Amén. LITURGIA DE LA PALABRA PRIMERA LECTURA Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Segunda lectura Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. ALELUYA O CANTO EVANGELIO El Señor esté con ustedes. Y con tu espíritu. Lectura del santo Evangelio según san N. Gloria a ti, Señor.
Acabado el Evangelio: Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
CREDO Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre,
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Ordinario de la Misa
• LITURGIA EUCARÍSTICA • Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida. Bendito seas por siempre, Señor. Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación. Bendito seas por siempre, Señor. Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y suyo, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
Oración sobre las ofrendas Amén.
Plegaria eucarística
El Señor esté con ustedes. Y con tu espíritu. Levantemos el corazón. Lo tenemos levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Es justo y necesario.
• Prefacio •
En verdad es justo y necesario, es nuestro
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deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado. Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor. En cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, Él extendió sus brazos en la Cruz, y así adquirió para ti un pueblo santo. Por eso, con los Ángeles y los Santos, proclamamos tu gloria, diciendo: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo. Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que se conviertan para nosotros en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, nuestro Señor. El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada, tomó pan, dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo:
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo:
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA. Este es el Sacramento de nuestra fe.
Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús! Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación y te damos gracias, porque nos haces dignos de servirte en tu presencia. Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra; y con el Papa N., con nuestro Obispo N., y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección por la caridad. Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron con la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia; admítelos a contemplar la luz de tu rostro. Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo San José, los Apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar sus alabanzas Por Cristo, con Él y en Él, a Ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.
RITO DE COMUNIÓN Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, viva-
mos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo. Tuyo es el Reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor. Señor Jesucristo, que dijiste a tus Apóstoles: “La paz os dejo, mi paz os doy”, no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos”. Amén. La paz del Señor esté siempre con ustedes. Y con tu espíritu. (DENSE FRATERNALMENTE LA PAZ.)
• CORDERO DE DIOS • Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz. Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
A n t íf on a C o m u ni ón Oración después de la Comunión Amén.
RITO DE CONCLUSIÓN
El Señor esté con ustedes. Y con tu espíritu. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes. Amén. Pueden ir en paz. Demos gracias a Dios.
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todos se inclinan, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
SAGRADO TRIDUO PASCUAL
El Triduo Sagrado de Pascua es el punto culminante de todo el Año Litúrgico, comienza con la misa vespertina del Jueves Santo o de la Cena del Señor, tiene su centro en la Vigilia Pascual y se acaba con las Visperas del domingo de Resurrección.
Feria
Primera lectura. Libro del Éxodo 12.1-8.11-14 En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: «Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: “El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido. Esa noche comeréis la
carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor. Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis: cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta al Señor, ley perpetua para todas las generaciones.”» V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 115 R/. El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo ¿Cómo pagaré al Señor / todo el bien que me ha hecho? / Alzaré la copa de la salvación, / invocando su nombre. R/. Mucho le cuesta al Señor / la muerte de sus fieles. / Señor, yo
soy tu siervo, / hijo de tu esclava; / rompiste mis cadenas. R/. Te ofreceré un sacrificio de alabanza, / invocando tu nombre, Señor. / Cumpliré al Señor mis votos / en presencia de todo el pueblo. R/.
Segunda lectura, Primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 11,23-26 Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os
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he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo,
tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.» Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que
lo bebáis, en memoria mía.» Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva. V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
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Jueves Santo
Lectura del Santo evangelio según, San Juan 13,1-15 R/. Gloria a ti, Señor Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?» Jesús le replicó: «Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.» Pedro le dijo: «No me lavarás los pies jamás.» Jesús le contestó: «Si no te lavo, no
tienes nada que ver conmigo.» Simón Pedro le dijo: «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.» Jesús le dijo: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.» Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios.» Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.» V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Reflexión del Evangelio
En la solemnidad de hoy recordamos la institución del sacerdocio y de la Eucaristía, dos sacramentos profundamente relacionados entre sí. La Iglesia, siguiendo una tradición de muchos siglos, recomienda durante la Misa en la Cena del Señor el rito del lavatorio de los pies, en continuidad con el evangelio que se proclama en esta celebración. El gesto de Jesús en la última cena se inspira en un detalle de hospitalidad común a muchas culturas orientales, por el uso de las sandalias en los caminos polvorientos de estas tierras. En el Antiguo Testamento
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Jueves · Blanco
Abr
Sin embargo en este especial momento de despedida de sus apóstoles, las palabras del Maestro dan al gesto un significado más profundo. Lavar los pies es manifestación de humildad y de servicio, en cierto sentido anticipa la humillación final de la cruz salvadora que se realizará pocas horas después. Lo primero que Jesús pide a sus discípulos es dejarse lavar los pies por Él. Así como a todos los cristianos nos pide dejarnos servir, dejarnos salvar por el Hijo de Dios sin ningún mérito por nuestra parte. La premisa de cualquier empeño de vida cristiana es recibir la salvación, el perdón de Dios: “Si no te lavo, no tendrás parte conmigo”. El paso siguiente es “lavarnos los pies unos a otros”, que es como una variante del mandamiento del amor, “que os améis unos a otros”. En esa invitación del Señor podemos ver la importancia de cuidar y acompañar el camino de los demás.
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CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR Primera lectura, Libro de Isaías 52,13–53,12
Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho. Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano, así asombrará a muchos pueblos, ante él los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y contemplar algo inaudito. ¿Quién creyó nuestro anuncio? ¿A quién se reveló el brazo del Señor. Creció en su presencia como brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes.
Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca; como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron, ¿quién meditó en su destino? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron. Le dieron sepultura con los malvados, y una tumba con los malhechores, aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación; verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano. Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos. Le daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una muchedumbre. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 30 R/. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu A ti , Señor, me acojo: / no quede yo nunca defraudado; / tú, que eres justo, ponme a salvo. / A tus manos encomiendo mi espíritu: / tú, el Dios leal, me librarás. R/.
espanto de mis conocidos; / me ven por la calle, y escapan de mí. / Me han olvidado como a un muerto, / me han desechado como a un cacharro inútil. R/.
Soy la burla de todos mis enemigos, / la irrisión de mis vecinos, / el
Pero yo confío en ti, Señor, / te digo: «Tú eres mi Dios.» / En tu
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Abrahán insiste en lavarle los pies a los tres viajeros que pasan por su casa (Gn 18,4) y entre los primeros cristianos se valoraba quien, como buenas obras, había “practicado la hospitalidad y lavado los pies a los santos” (1 Tm 5,10).
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Viernes · Rojo
Abr
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, / sálvame por tu misericordia. / Sed fuertes y valientes de corazón, / los que esperáis en el Señor. R/.
Segunda lectura Carta a los Hebreos 4,14-16;5,7-9
Día penitencial. Ayuno y abstinencia.
Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que
nos auxilie oportunamente. Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Lectura del Santo evangelio Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 18,1–19,42 R/. Gloria a ti, Señor C. En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando la patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo: + «¿A quién buscáis?» C. Le contestaron: S. «A Jesús, el Nazareno.» C. Les dijo Jesús: + «Yo soy.» C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez: + «¿A quién buscáis?» C. Ellos dijeron:
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S. «A Jesús, el Nazareno.» C. Jesús contestó: + «Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos» C. Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste.» Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro: + «Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?» C. La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; era Caifás el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo.» Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido
del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada que hacía de portera dijo entonces a Pedro: S. «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?» C. Él dijo: S. «No lo soy.» C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de la doctrina. Jesús le contestó: + «Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo.» C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaban allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo: S. «¿Así contestas al sumo sacerdote?» C. Jesús respondió: + «Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?» C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote. Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron: S. «¿No eres tú también de sus discípulos?» C. Él lo negó, diciendo: S. «No lo soy.»
C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo: S. «¿No te he visto yo con él en el huerto?» C. Pedro volvió a negar, y enseguida cantó un gallo. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en el pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo: S. «¿Qué acusación presentáis contra este hombre?» C. Le contestaron: S. «Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos.» C. Pilato les dijo: S. «Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley.» C. Los judíos le dijeron: S. «No estamos autorizados para dar muerte a nadie.» C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo: S. «¿Eres tú el rey de los judíos?» C. Jesús le contestó: + «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?» C. Pilato replicó: S. «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?» C. Jesús le contestó: + «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.» C. Pilato le dijo:
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mano están mis azares; / líbrame de los enemigos que me persiguen. R/.
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Viernes Santo
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lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos.» Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: S. «No, escribas: “El rey de los judíos”, sino: “Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos.”» C. Pilato les contestó: S. «Lo escrito, escrito está.» C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: S. «No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca.» C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: + «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» C. Luego, dijo al discípulo: + «Ahí tienes a tu madre.» C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo: + «Tengo sed.» C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña
de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: + «Está cumplido.» C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron.» Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús. V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
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según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios.» C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y, entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús: S. «¿De dónde eres tú?» C. Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo: S. «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?» C. Jesús le contestó: + «No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor.» C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban: S. «Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el César.» C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman “el Enlosado” en hebreo Gábbata. Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos: S. «Aquí tenéis a vuestro rey.» C. Ellos gritaron: S. «¡Fuera, fuera; crucifícalo!» C. Pilato les dijo: S. «¿A vuestro rey voy a crucificar?» C. Contestaron los sumos sacerdotes: S. «No tenemos más rey que al César.» C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» que en hebreo se dice Gólgota, donde
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S. «Conque, ¿tú eres rey?» C. Jesús le contestó: + «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.» C. Pilato le dijo: S. «Y, ¿qué es la verdad?» C. Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo: S. «Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?» C. Volvieron a gritar: S. «A ése no, a Barrabás.» C. El tal Barrabás era un bandido. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían: S. «¡Salve, rey de los judíos!» C. Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo: S. «Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa.» C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo: S. «Aquí lo tenéis.» C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: S. «¡Crucifícalo, crucíficalo!» C. Pilato les dijo: S «Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él.» C. Los judíos le contestaron: S «Nosotros tenemos una ley, y
Sábado
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Los evangelistas refieren siete palabras de Cristo en la cruz. Descubrimos en ellas cuanto Dios Padre nos amó hasta librar a su Hijo a la muerte para hacernos hijos en Él. 1. “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.” Cristo muere para salvarnos. Nos invita a obrar el bien y a soportar el sufrimiento. El secreto del perdón es la caridad que comprende la debilidad de los demás, porque uno se sabe lleno del amor de Dios. 2. “En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lc 23,43). Jesús hace ver que la felicidad es estar con él. Como dice Gregorio Nacianceno, “si estás crucificado con él como un ladrón, como el buen ladrón confía en tu Dios”. 3. “Jesús, viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, le dijo a su madre: – Mujer, aquí tienes a tu hijo. Después le dice al discípulo: – Aquí tienes a tu madre” (Jn 19,25-28). La Virgen María está “consintiendo con amor en la inmolación de la víctima engendrada por Ella misma”. No tiene otro hijo que Jesús. Al aceptar su muerte en la cruz, nos recibe a todos como hijas e hijos suyos en san Juan: es Madre de la Iglesia. 4. Toda la tierra se cubrió de tinieblas. Jesús clamó con fuerte voz “Elí, Elí, ¿lemá sabacthaní? – es decir, Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27,46). Son palabras del Salmo Ps 22(21) que acaban llenas de confianza en la bondad de Dios Padre y en la futura expansión de la Iglesia: “Se acordarán y se convertirán al Señor los enteros confines de la tierra; se postrarán en su presencia todas las familias de las naciones” (v. 28). 5. “Tengo sed” (Jn19,28). Desde la Cruz, mira a cada uno, a cada una, en el amor eterno del Padre. Tiene sed de nuestra sed. Y tiene una tremenda sed de enviarnos al Espíritu Santo. 6. “Todo está consumado” (Jn 19,30). Es el cumplimiento. Jesús amó obedeciendo hasta el extremo (cf. Jn 3,34; 13,1). Con la plenitud del Espíritu, su ofrenda al Padre es sin medida. Manifiesta hasta las últimas consecuencias lo que significa ser plenamente Hijo de Dios. 7. “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23,46). A la luz de Jn 19,30 – “Entregó el espíritu”–, la Iglesia ve aquí el don del Espíritu Santo. Una muerte que el amor vencerá. Queda la divinidad unida al santo cuerpo que espera la resurrección. Lo velamos con dolor y esperanza. En las siete palabras de Cristo encontramos el perdón de nuestros pecados, la promesa de estar con Jesús, el don que nos hace de la Virgen como Madre, la oración llena de confianza, la petición, el cumplimiento y el don del Espíritu. “Dar la vida por los demás. Sólo así se vive la vida de Jesucristo y nos hacemos una misma cosa con Él”. Pues “ya sólo hay un único modo de vivir en la tierra: morir con Cristo para resucitar con El, hasta que podamos decir con el Apóstol: no soy yo el que vivo, sino que Cristo vive en mí (Gal 2,20)”. Podemos afirmar: “Ya somos hijos de Dios”; y de Santa María.
NO HAY CELEBRACIÓN LITÚRGICA DIFERENTE A LA LITÚRGIA DE LAS HORAS Se debe advertir a los fieles que hoy es un día de penitencia y recogimiento y se recomienda prolongar el ayuno del viernes santo. La Sagrada Comunión sólo puede darse como viatico.
Bendición del fuego y preparación del Cirio Pascual El sacerdote saluda al pueblo y explica brevemente el sentido de esta vigilia nocturna: Hermanos: en esta Noche Santa, en que nuestro Señor Jesucristo ha pasado de la muerte a la vida, la Iglesia invita a todos sus hijos, diseminados por el mundo , a que se reúnan para velar en oración. Si recordamos así la Pascua del Señor, oyendo su palabra y celebrando sus misterios, podemos esperar tener parte en su triunfo sobre la muerte y vivir con Él siempre en Dios. Seguidamente se bendice el fuego: Oremos, Oh Dios, que por medio de tu Hijo has dado a tus fieles el fuego de tu luz, santifica + este fuego, y concédenos que la celebración de estas fiestas pascuales encienda en nosotros deseos tan santos que podamos llegar con corazón limpio a las fiestas de la eterna luz. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. Bendecido el fuego, un acólito lleva el Cirio Pascual ante el sacerdote, éste, con un punzón graba una cruz en el Cirio. Después traza en la parte superior la letra Alfa, en la parte inferior la letra Omega: y en los ángulos de la cruz los cuatro números del año en curso. Mientras hace estos signos, dice: 1. Cristo ayer y hoy, (Graba el trazo vertical de la cruz.) 2. principio y fin, (Graba el trazo horizontal.) 3. alfa. (Graba la letra Alfa sobre el trazo vertical.) 4. y omega. (Graba la letra Omega debajo del trazo vertical.) 5. Suyo es el tiempo (Graba el primer número del año.) 6. y la eternidad.
(Graba el segundo número del año.) 7. A Él la gloria y el poder, (Graba el tercer número del año.) 8. por los siglos de los siglos. Amén. (Graba el cuarto número del año.) A continuación el sacerdote puede incrustar en el cirio cinco granos de incienso, en forma de cruz, mientras dice: 1. Por sus llagas. 2.Santas y Gloriosas.
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Reflexión del Evangelio
diciendo: La Luz de Cristo, que resucita glorioso, disipe las tinieblas del corazón y del espíritu.
Pregón Pascual Exulten por fin los coros de los ángeles, exulten las jerarquías del cielo, y por la victoria de Rey tan poderoso que las trompetas anuncien la salvación. Goce también la tierra, inundada de tanta claridad, y que, radiante con el fulgor del Rey eterno, se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero. Alégrese también nuestra madre la Iglesia, revestida de luz tan brillante; resuene este templo con as aclamaciones del pueblo. V. El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu. En verdad es justo y necesario aclamar con nuestras voces y con todo el afecto del corazón a Dios invisible, el Padre todopoderoso, y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre la deuda de Adán y, derramando su sangre, canceló el recibo del antiguo pecado. Porque éstas son las fiestas de Pascua, en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles. Ésta es la noche en que sacaste de Egipto a los israelitas, nuestros padres, y los hiciste pasar a pie el mar Rojo. Ésta es la noche en que la columna de fuego esclareció las tinieblas del pecado. Ésta es la noche en que, por toda la tierra, los que confiesan su fe en Cristo son arrancados de los vicios del mundo y de la oscuridad del
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pecado, son restituidos a la gracia y son agregados a los santos. Ésta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo. ¿De qué nos serviría haber nacido si no hubiéramos sido rescatados? ¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y caridad! ¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo! Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor! ¡Qué noche tan dichosa! Sólo ella conoció el momento en que Cristo resucitó de entre los muertos. Ésta es la noche de la que estaba escrito: «Será la noche clara como el día, la noche iluminada por mí gozo.» Y así, esta noche santa ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concordia, doblega a los poderosos. En esta noche de gracia, acepta, Padre santo, este sacrificio vespertino de alabanza que la santa Iglesia te ofrece por rnedio de sus ministros en la solemne ofrenda de este cirio, hecho con cera de abejas. Sabernos ya lo que anuncia esta columna de fuego, ardiendo en llama viva para gloria de Dios. Y aunque distribuye su luz, no mengua al repartirla, porque se alimenta de esta cera fundida, que
elaboró la abeja fecunda para hacer agradable, se asocie a las lumbreras esta lámpara preciosa. del cielo. Que el lucero matinal ¡Que noche tan dichosa en que se lo encuentre ardiendo, ese lucero une el cielo con la tierra, que no conoce ocaso y es Cristo, lo humano y lo divino! tu Hijo resucitado, que, al salir del Te rogarnos, Señor, que este cirio, sepulcro, brilla sereno para el linaje consagrado a tu nombre, arda sin humano, y vive y reina glorioso por apagarse para destruir la oscuridad los siglos de los siglos. de esta noche, y, como ofrenda R. Amén Según una antiquísima tradición, esta es noche de vigilia en honor al Señor. Los fieles deben parecerse a los criados, que con las lámparas encendidas en las manos, esperan el retorno de su Señor, para que cuando llegue los encuentre en vela y los invite a sentarse a su mesa. Tiene como toda celebración litúrgica dos partes centrales: La Palabra, solo que esta vez son más numerosas nueve, en vez de las dos o tres habituales), ofrecemos a nuestros Cristovidentes las tres primeras. El Sacramento, en algunos lugares se celebran, antes de la Eucaristía, los Sacramentos de la iniciación cristiana; el Bautismo y la Confirmación.
Primera lectura. Vio Dios todo lo que había hecho y lo encontró muy bueno. del libro del Génesis: 1, 1-2, 2 En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era soledad y caos; y las tinieblas cubrían la faz del abismo. El espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. Dijo Dios: “Que exista la luz”, y la luz existió. Vio Dios que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas. Llamó a la luz “día” y a las tinieblas, “noche”. Fue la tarde y la mañana del primer día. Dijo Dios: “Que haya una bóveda entre las aguas, que separe unas aguas de otras”. E hizo Dios una bóveda y separó con ella las aguas de arriba de las aguas de abajo. Y así fue. Llamó Dios a la bóveda “cielo”. Fue la tarde y la mañana del segundo día. Dijo Dios: “Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo lugar y que aparezca el suelo seco”. Y así fue. Llamó Dios “tierra” al suelo seco y “mar” a la masa de las aguas. Y vio Dios que era bueno. Dijo Dios: “Verdee la tierra con
plantas que den semilla y árboles que den fruto y semilla, según su especie, sobre la tierra”. Y así fue. Brotó de la tierra hierba verde, que producía semilla, según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla, según su especie. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana del tercer día. Dijo Dios: “Que haya lumbreras en la bóveda del cielo, que separen el día de la noche, señalen las estaciones, los días y los años, y luzcan en la bóveda del cielo para iluminar la tierra”. Y así fue. Hizo Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para regir el día y la menor para regir la noche; y también hizo las estrellas. Dios puso las lumbreras en la bóveda del cielo para iluminar la tierra, para regir el día y la noche, y separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana del cuarto día. Dijo Dios: “Agítense las aguas con un hervidero de seres vivientes y
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3.Nos proteja 4.Y nos guarde 5.Jesucristo nuestro Señor. Amén. El sacerdote enciende el Cirio Pascual con el fuego nuevo
DIFERENTE A LA LITÚRGIA DE LAS HORAS
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NO HAY CELEBRACIÓN LITÚRGICA
mujer los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: “Sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todo ser viviente que se mueve sobre la tierra”. Y dijo Dios: “He aquí que les entrego todas las plantas de semilla que hay sobre la faz de la tierra, y todos los árboles que producen fruto y semilla, para que les sirvan de alimento. Y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a todos los seres que respiran, también les doy por alimento las verdes plantas”. Y así fue. Vio Dios todo lo que había hecho y lo encontró muy bueno. Fue la tarde y la mañana del sexto día. Así quedaron concluidos el cielo y la tierra con todos sus ornamentos, y terminada su obra, descansó Dios el séptimo día de todo cuanto había hecho. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 103 R/. Bendice al Señor, alma mía Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza. Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto. R/.
Desde tu cielo riegas los montes y sacias la tierra del fruto de tus manos; haces brotar hierba para los ganados y pasto para los que sirven al hombre. R/.
Sobre bases inconmovibles asentaste la tierra para siempre. Con un vestido de mares la cubriste y las aguas en los montes concentraste. R/.
¡Qué numerosas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con maestría! La tierra está llena de tus creaturas. Bendice al Señor, alma mía. R/.
En los valles haces brotar las fuentes, que van corriendo entre montañas; junto al arroyo vienen a vivir las aves, que cantan entre las ramas. R/.
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Oración Oremos: Dios todopoderoso y eterno, que en todas las obras de tu amor te muestras admirable, concédenos comprender que la redención realizada por Cristo, nuestra pascua, es una obra más maravillosa todavía que la misma creación del universo. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén. Esta oración se puede sustituir por la siguiente, si se hace la lectura breve: creación del hombre. Oremos: Dios nuestro, que de un modo admirable nos creaste a tu imagen y semejanza y de un modo más admirable todavía nos redimiste, concédenos sabiduría de espíritu, para resistir los atractivos del pecado y poder llegar así a los gozos del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén.
Segunda lectura. El sacrificio de nuestro patriarca Abraham. Lectura del libro del Génesis: 22, 1-18 En aquel tiempo, Dios le puso una prueba a Abraham y le dijo: “¡Abraham, Abraham!”. Él respondió: “Aquí estoy”. Y Dios le dijo: “Toma a tu hijo único, Isaac, a quien tanto amas; vete a la región de Moria y ofrécemelo en sacrificio, en el monte que yo te indicaré”. Abraham madrugó, aparejó su burro, tomó consigo a dos de sus criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el sacrificio y se encaminó al lugar que Dios le había indicado. Al tercer día divisó a lo lejos el lugar. Les dijo entonces a sus criados: “Quédense aquí con el burro; yo iré con el muchacho hasta allá, para adorar a Dios y después regresaremos”. Abraham tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac y tomó en su mano el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos. Isaac dijo a su padre Abraham: “¡Padre!”. Él respondió: “¿Qué quieres, hijo?”. El muchacho contestó: “Ya tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el sacrificio?”. Abraham le contestó: “Dios nos dará el cordero para el sacrificio, hijo mío”. Y siguieron
caminando juntos. Cuando llegaron al sitio que Dios le había señalado, Abraham levantó un altar y acomodó la leña. Luego ató a su hijo Isaac, lo puso sobre el altar, encima de la leña, y tomó el cuchillo para degollarlo. Pero el ángel del Señor lo llamó desde el cielo y le dijo: “¡Abraham, Abraham!”. Él contestó: “Aquí estoy”. El ángel le dijo: “No descargues la mano contra tu hijo ni le hagas daño. Ya veo que temes a Dios, porque no le has negado a tu hijo único”. Abraham levantó los ojos y vio un carnero, enredado por los cuernos en la maleza. Atrapó el carnero y lo ofreció en sacrificio, en lugar de su hijo. Abraham puso por nombre a aquel sitio “el Señor provee”, por lo que aun el día de hoy se dice: “el monte donde el Señor provee”. El ángel del Señor volvió a llamar a Abraham desde el cielo y le dijo: “Juro por mí mismo, dice el Señor, que por haber hecho esto y no haberme negado a tu hijo único, yo te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las estrellas
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revoloteen sobre la tierra las aves, bajo la bóveda del cielo”. Creó Dios los grandes animales marinos y los vivientes que en el agua se deslizan y la pueblan, según su especie. Creó también el mundo de las aves, según sus especies. Vio Dios que era bueno y los bendijo, diciendo: “Sean fecundos y multiplíquense; llenen las aguas del mar; que las aves se multipliquen en la tierra”. Fue la tarde y la mañana del quinto día. Dijo Dios: “Produzca la tierra vivientes, según sus especies: animales domésticos, reptiles y fieras, según sus especies”. Y así fue. Hizo Dios las fieras, los animales domésticos y los reptiles, cada uno según su especie. Y vio Dios que era bueno. Dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine a los peces del mar, a las aves del cielo, a los animales domésticos y a todo animal que se arrastra sobre la tierra”. Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen suya lo creó; hombre y
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todos los pueblos de la tierra, porque obedeciste a mis palabras. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 15 R/. Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti. El Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está en sus manos. Tengo siempre presente al Señor, y con Él a mi lado, jamás tropezaré. R/. Por eso se me alegran el corazón y el alma y mi cuerpo vivirá
tranquilo, porque tú no me abandonarás a la muerte ni dejarás que sufra yo la corrupción. R/. Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua junto a ti. R/.
Oración Oremos: Señor Dios, Padre de los creyentes, que por medio del sacramento pascual del bautismo sigues cumpliendo la promesa hecha a Abraham de multiplicar su descendencia por toda la tierra y de hacerlo el padre de todas las naciones, concede a tu pueblo responder dignamente a la gracia de tu llamado. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén.
Tercera lectura. Los israelitas entraron en el mar sin mojarse. Lectura del libro del Éxodo: 14, 15-15, 1
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: “¿Por qué sigues clamando a mí? Diles a los israelitas que se pongan en marcha. Y tú, alza tu bastón, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los israelitas entren en el mar sin mojarse. Yo voy a endurecer el corazón de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a expensas del faraón y de todo su ejército, de sus carros y jinetes. Cuando me haya cubierto de gloria a expensas del faraón, de sus carros y jinetes, los egipcios sabrán que yo soy el Señor”. El ángel del Señor, que iba al frente de las huestes de Israel, se colocó tras ellas. Y la columna de nubes que iba adelante, también se desplazó y se puso a sus espalda los egipcios. La nube era tinieblas
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para unos y claridad para otros, y así los ejércitos no trabaron contacto durante toda la noche. Moisés extendió la mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este, que secó el mar, y dividió las aguas. Los israelitas entraron en el mar y no se mojaban, mientras las aguas formaban una muralla a su derecha y a su izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución y toda la caballería del faraón, sus carros y jinetes, entraron tras ellos en el mar. Hacia el amanecer, el Señor miró desde la columna de fuego y humo al ejército de los egipcios y sembró entre ellos el pánico. Trabó las ruedas de sus carros, de suerte que no avanzaban sino pesadamente. Dijeron entonces los egipcios:
“Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto”. Entonces el Señor le dijo a Moisés: “Extiende tu mano sobre el mar, para que vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes”. Y extendió Moisés su mano sobre el mar, y al amanecer, las aguas volvieron a su sitio, de suerte que, al huir, los egipcios se encontraron con ellas, y el Señor los derribó en medio del mar. Volvieron las aguas y cubrieron los carros, a los jinetes y a todo el ejército del faraón, que se había metido en el mar para perseguir a Israel. Ni uno solo se salvó.
Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar. Las aguas les hacían muralla a derecha e izquierda. Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios, muertos en la orilla del mar. Israel vio la mano fuerte del Señor sobre los egipcios, y el pueblo temió al Señor y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este cántico al Señor: V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, Éxodo 15 R/. Alabemos al Señor por su victoria. Cantemos al Señor, sublime es su victoria: caballos y jinetes arrojó en el mar. Mi fortaleza y mi canto es el Señor, Él es mi salvación; Él es mi Dios, y yo lo alabaré, es el Dios de mis padres, y yo le cantaré. R/. El Señor es un guerrero, su nombre es el Señor. Precipitó en el mar los carros del faraón y a sus guerreros; ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes. R/. Las olas los cubrieron, cayeron
hasta el fondo, como piedras. Señor, tu diestra brilla por su fuerza, tu diestra, Señor, tritura al enemigo. R/. Tú llevas a tu pueblo para plantarlo en el monte que le diste en herencia, en el lugar que convertiste en tu morada, en el santuario que construyeron tus manos. Tú, Señor, reinarás para siempre. R/.
Enseguida un lector lee la epístola de san Pablo.
EPÍSTOLA Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no morirá nunca. De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos: 6, 3-11 Hermanos: ¿no saben ustedes que todos los que hemos sido incorporados a Cristo Jesús por medio del bautismo hemos sido incorporados a Él en su muerte? En efecto, por el bautismo fuimos sepultados con Él en su muerte, para que, así como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros llevemos una vida nueva. Porque, si hemos estado íntimamente unidos a Él por una muerte semejante a la suya, también lo estaremos en su resurrección. Sabemos
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del cielo y las arenas del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades enemigas. En tu descendencia serán bendecidos
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Abr
Salmo Responsorial, 117 R/. Aleluya, aleluya. Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es eterna. Diga la casa de Israel: “Su misericordia es eterna”. R/. La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es nuestro orgullo. No moriré, continuaré
viviendo, para contar lo que el Señor ha hecho. R/. La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente. R/.
Lectura del Santo evangelio según, Lucas 24, 1 – 12 R/. Gloria a ti Señor El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. Pero encontraron que la piedra había sido retirada del sepulcro, y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. No sabían que pensar de esto, cuando se presentaron ante ellas dos hombres con vestidos resplandecientes. Como ellas temiesen e inclinasen el rostro a tierra, les dijeron: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recordad cómo os habló cuando estaba todavía en Galilea, diciendo: “Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores y sea crucificado, y al
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tercer día resucite. “» Y ellas recordaron sus palabras. Regresando del sepulcro, anunciaron todas estas cosas a los Once y a todos los demás. Las que decían estas cosas a los apóstoles eran María Magdalena, Juana y María la de Santiago y las demás que estaban con ellas. Pero todas estas palabras les parecían como desatinos y no les creían. Pedro se levantó y corrió al sepulcro. Se inclinó, pero sólo vio las vendas y se volvió a su casa, asombrado por lo sucedido. V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti Señor Jesús
Domingo · Blanco
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que nuestro hombre viejo fue crucificado con Cristo, para que el cuerpo del pecado quedara destruido, a fin de que ya no sirvamos al pecado, pues el que ha muerto queda libre del pecado. Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, estamos seguros de que también viviremos con Él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no morirá nunca. La muerte ya no tiene dominio sobre Él, porque, al morir, murió al pecado de una vez para siempre; y al resucitar, vive ahora para Dios. Lo mismo ustedes, considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. Terminada la epístola, todos se ponen de pie y el sacerdote entona solemnemente el Aleluya, que todos repiten. Luego un salmista o un cantor dice el salmo, al que el pueblo responde: Aleluya. Si hace falta, el mismo salmista canta el Aleluya.
Antífona de Entrada Cf. Sal 138, 18. 5-6 He resucitado y aún estoy contigo, aleluya; me cubres con tu mano, aleluya; tu sabiduría es sublime, aleluya, aleluya.
Oración Colecta
Oh, Dios, que en este día, vencida la muerte, nos has abierto las puertas de la eternidad por medio de tu Unigénito, concede, a quienes celebramos la solemnidad de la resurrección del Señor, que, renovados por tu Espíritu, resucitemos a la luz de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura. Libro de Hechos de los Apóstoles 10,34a.37-43 En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. A este lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios
lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a los testigos designados por Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De él dan testimonio todos los profetas: que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados». V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 117 R/. Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo Dad gracias al Señor porque es bueno, / porque es eterna su misericordia. / Diga la casa de Israel: / eterna es su misericordia. R/. «La diestra del Señor es poderosa, / la diestra del Señor es excelsa». /
No he de morir, viviré / para contar las hazañas del Señor. R/. La piedra que desecharon los arquitectos / es ahora la piedra angular. / Es el Señor quien lo ha hecho, / ha sido un milagro patente. R/.
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Sábado · Santo
HERMANOS: Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto; y vuestra
vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos, juntamente con él. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Secuencia
Hoy es obligatorio decir la Secuencia. Los días dentro de la Octava es potestativo. Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua. Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza. Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta. «¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?» «A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja. ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza! Venid a Galilea, allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.» Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda. Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa.
Lectura del Santo evangelio según, San Juan 20,1-9 R/. Gloria a ti, Señor EL primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
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Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían
entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos. V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Antífona de Comunión Ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Aleluya. Así, pues, celebremos con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad. Aleluya, aleluya.
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Segunda lectura Carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3,1-4
Domingo de Pascua
Reflexión del Evangelio
Juan el mismo que sabe ser paciente en el momento de la prueba es el que se mueve con diligencia durante la búsqueda. Una misma es la fuerza que lo sostiene en todas las situaciones: el amor por el Señor. Y ese amor no queda sin recompensa: Dios le concede una gracia especial para leer en los lienzos plegados y en el sudario enrollado el mensaje más luminoso de toda la Historia: ¡Jesús vive! Pero Juan no es el único que corre en la mañana del Domingo de Pascua. Antes que él ha corrido María Magdalena. En ella la fuerza del amor también es muy intensa. El cariño por el Señor hizo que se levantara temprano, de madrugada, para servirlo de una manera totalmente desinteresada. Ella solo ha querido tener un último detalle con Jesús, sin esperar nada a cambio. Y será la primera en contemplar al Señor en su gloria, y anunciar a la Iglesia que Él vive. También Pedro sabe correr. Él ha sido un poco más lento para llegar al sepulcro. No tiene la impaciencia de María Magdalena ni la agilidad de Juan. Pero ha llegado al sepulcro y es el primero en recibir las señales de la Resurrección -los lienzos y el sudario- por más que tarde en creer. Quizá porque la herida que lleva es más profunda: al dolor de la muerte del Maestro se añade el recuerdo de haberlo abandonado durante la Pasión. A pesar de todo, también ha sabido correr. El amor no ha desaparecido: es como una lucecita que tímidamente se va abriendo paso. Para leer las señales que Dios nos da, necesitamos acoger el don de la fe. De nuestra parte podemos poner el afán sincero de buscar al Señor, también cuando parece que se ha ido.
En nuestra línea de contacto 747 0710 puedes solicitar que recojamos tu aporte.
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Domingo de Pascua
Se Reza El Te Deum
Primera lectura. libro de Hechos de los apóstoles 2,14.22-33
El día de Pentecostés, Pedro, poniéndose en pie junto con los Once, levantó su voz y con toda solemnidad declaró: «Judíos y vecinos todos de Jerusalén, enteraos bien y escuchad atentamente mis palabras. Israelitas, escuchad estas palabras: a Jesús el Nazareno, varón acreditado por Dios ante vosotros con milagros, prodigios y signos que Dios realizó por medio de él, como vosotros sabéis, a este, entregado conforme el plan que Dios tenía establecido y provisto, lo matasteis, clavándolo a una cruz por manos de hombres inicuos. Pero Dios lo resucitó, librándolo de los dolores de la muerte, por cuanto no era posible que esta lo retuviera bajo su dominio, pues David dice, refiriéndose a el: “Veía siempre al Señor delante de mí, pues está a mi derecha para que no vacile. Por eso se me alegró el corazón, exultó mi lengua, y hasta mi carne descansará esperanzada.
Porque no me abandonarás en el lugar de los muertos, ni dejarás que tu Santo experimente corrupción. Me has enseñado senderos de vida, me saciarás de gozo con tu rostro”. Hermanos, permitidme hablaros con franqueza: el patriarca David murió y lo enterraron, y su sepulcro está entre nosotros hasta el día de hoy. Pero como era profeta y sabía que Dios “le había jurado con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo, previéndolo, habló de la resurrección del Mesías cuando dijo que “no lo abandonará en el lugar de los muertos” y que “su carne no experimentará corrupción”. A este Jesús lo resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Exaltado, pues, por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, lo he derramado. Esto es lo que estáis viendo y oyendo». V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 15 R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti. / Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios». / El Señor es el lote de mi heredad y mi copa, / mi suerte está en tu mano. R/. Bendeciré al Señor que me aconseja, / hasta de noche me instruye internamente. / Tengo siempre presente al Señor, / con él a mi derecha no vacilaré. R/.
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Por eso se me alegra el corazón, / se gozan mis entrañas, / y mi carne descansa esperanzada. / Porque no me abandonarás en la región de los muertos / ni dejarás a tu fiel ver la corrupción. R/. Me enseñarás el sendero de la vida, / me saciarás de gozo en tu presencia, / de alegría perpetua a tu derecha. R/.
Lectura del Santo evangelio según, San Mateo 28,8-15 R/. Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús salió al encuentro y les dijo: «Alegraos». Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él. Jesús les dijo: «No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán». Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos
sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles: «Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernados, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros». Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy. V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión del Evangelio En este lunes después de Pascua, el Evangelio nos presenta el pasaje de las mujeres que, al ir al sepulcro de Jesús, lo encuentran vacío y ven a un ángel que les anuncia que Jesús ha resucitado. Y mientras ellas corren para dar la noticia a los discípulos, se encuentran con el mismo Jesús que les dice: “Id a anunciar a mis hermanos que vayan a Galilea: allí me verán”. Galilea es la “periferia” donde Jesús inició su predicación, y desde allí partirá de nuevo el Evangelio de la Resurrección, para que sea anunciado a todos, y cada uno pueda encontrarse con Él, el Resucitado, presente y operante en la historia. También hoy Él está con nosotros, aquí en la plaza. Este es el anuncio que la Iglesia repite desde el primer día: ¡Cristo ha resucitado! Y, en Él, por el bautismo, también nosotros hemos resucitado, hemos pasado de la muerte a la vida, de la esclavitud del pecado a la libertad del amor. Esta es la buena noticia que estamos llamados a llevar a los otros en cualquier lugar, animados por el Espíritu Santo. La fe en la resurrección de Jesús y la esperanza que Él nos ha llevado es el don más bello que el cristiano puede y debe ofrecer a los hermanos. A todos y cada uno, por tanto, no nos cansemos de repetir: ¡Cristo ha resucitado! Repitamos las palabras, pero sobre todo con el testimonio de nuestra vida. La feliz noticia de la Resurrección debería manifestarse en nuestro rostro, en nuestros sentimientos y actitudes, en la forma en la que tratamos a los otros.
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LUNES DE LA OCTAVA DE PASCUA
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Lunes · Blanco
Abr
Se Reza El Te Deum
Primera lectura. Hechos de los apóstoles 2,36-41
El día de Pentecostés, decía Pedro a los judíos: «Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías». Al oír esto, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: «¿Qué tenemos que hacer, hermanos?». Pedro les contestó: «Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el
don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos, y para los que están lejos, para cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro». Con estas y otras muchas razones dio testimonio y los exhortaba diciendo: «Salvaos de esta generación perversa». Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 32 R/. La misericordia del Señor llena la tierra La palabra del Señor es sincera, / y todas sus acciones son leales; / él ama la justicia y el derecho, / y su misericordia llena la tierra. R/. Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme, / en los que esteran su misericordia, / para librar sus
vidas de la muerte / y reanimarlos en tiempo de hambre. R/. Nosotros aguardamos al Señor: / él es nuestro auxilio y escudo. / Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, / como lo esperamos de ti. R/.
he subido al Padre. Pero, ande, ve a mis hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro”».
María la Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto». V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión del Evangelio María Magdalena llora, lo ve pero no lo reconoce, se da cuenta de que es Jesús sólo cuando Él la llama por su nombre; los discípulos de Emaús, deprimidos y con sentimientos de derrota, llegan al encuentro con Jesús dejándose acompañar por el misterioso viandante. ¡Cada uno por caminos diferentes! Buscaban entre los muertos al que está vivo, y fue el mismo Señor el que corrigió el rumbo. Y yo, ¿qué hago? ¿Qué camino sigo para encontrar al Cristo vivo? Él estará siempre cerca de nosotros para corregir el rumbo si nosotros nos hemos equivocado. “¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?” Esta pregunta nos hace superar la tentación de mirar hacia atrás, a lo que fue ayer, y nos empuja a avanzar hacia el futuro. Jesús no está en la tumba, él es el Resucitado, el Viviente, el que siempre renueva su cuerpo que es la Iglesia y lo hace andar atrayéndolo hacia Él. “Ayer” es la tumba de Jesús y la tumba de la Iglesia, el sepulcro de la verdad y la justicia; “hoy” es la resurrección perenne a la que nos impulsa el Espíritu Santo, que nos da plena libertad.»
Lectura del Santo evangelio según, Juan 20,11-18 R/. Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: «Mujer, ¿por qué lloras?». Ella contesta: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
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Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?». Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré». Jesús le dice: «¡María!». Ella se vuelve y le dice. «¡Rabbuní!», que significa: «¡Maestro!». Jesús le dice: «No me retengas, que todavía no
Lunes a Viernes 11:50 a.m. a 12:20 p.m. 6:20 p.m. a 6:50 p.m.
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MARTES DE LA OCTAVA DE PASCUA
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Martes · Blanco
Abr
Se Reza El Te Deum
Primera lectura. libro de los Hechos de los apóstoles 3,1-10
En aquellos días, Pedro y Juan subían al tempo, a la oración de la hora nona, cuando vieron traer a cuestas a un lisiado de nacimiento. Solían colocarlo todos los días en la puerta del templo llamada «Hermosa, para que pidiera limosna a los que entraban. Al ver entrar en el templo a Pedro y a Juan, les pidió limosna. Pedro, con Juan a su lado, se quedó mirándolo y le dijo: «Míranos». Clavó los ojos en ellos, esperando que le darían algo. Pero Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en nombre de
Jesucristo Nazareno, levántate y anda». Y agarrándolo de la mano derecha lo incorporó. Al instante se le fortalecieron los pies y los tobillos, se puso en pie de un salto, echó a andar y entró con ellos en el templo por su pie, dando brincos y alabando a Dios. Todo el pueblo lo vio andando y alabando a Dios, y, al caer en la cuenta de que era el mismo que pedía limosna sentado en la puerta Hermosa del templo, quedaron estupefactos y desconcertados ante lo que le había sucedido. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 104 R/. Que se alegren los que buscan al Señor Dad gracias al Señor, invocad su nombre, / dad a conocer sus hazañas todos los pueblos. / Cantadle al son de instrumentos, / hablad de sus maravillas. R/. Gloriaos de su nombre santo, / que se alegren los que buscan al Señor. / Recurrid al Señor y a su poder, / buscad continuamente su rostro. R/.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo; / hijos de Jacob, su elegido! / El Señor es nuestro Dios, / él gobierna toda la tierra. R/. Se acuerda de su alianza eternamente, / de la palabra dada, por mil generaciones; / de la alianza sellada con Abrahán, / del juramento hecho a Isaac. R/.
Lectura del Santo evangelio según, San Lucas 24,13-35 R/. Gloria a ti, Señor Aquel mismo día, el primero de la semana, dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos setenta estadios; iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no
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eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?». Ellos se detuvieron con aire entristecido. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió: «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabe lo que ha pasado estos días?».
Él les dijo: «¿Qué». Ellos le contestaron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana la sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron». Entonces él les dijo: «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria». Y, comenzado por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les
explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras. Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista. Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?». Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón». Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión del Evangelio
Meditación del Papa Francisco
El encuentro con Dios en la oración, mediante la lectura de la Biblia y en la vida fraterna les ayudará a conocer mejor al Señor y a ustedes mismos. Como les sucedió a los discípulos de Emaús, la voz de Jesús hará arder su corazón y les abrirá los ojos para reconocer su presencia en la historia personal de cada uno de ustedes, descubriendo así el proyecto de amor que tiene para sus vidas. Qué maravilla ver jóvenes que abrazan la vocación de entregarse plenamente a Cristo y al servicio de su Iglesia. Háganse la pregunta con corazón limpio y no tengan miedo a lo que Dios les pida. A partir de su “sí” a la llamada del Señor se convertirán en nuevas semillas de esperanza en la Iglesia y en la sociedad. No lo olviden: La voluntad de Dios es nuestra felicidad.
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MIÉRCOLES DE LA OCTAVA DE PASCUA
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Miércoles · Blanco
Abr
Se Reza El Te Deum
Primera lectura. libro de los Hechos de los apóstoles 3,11-26
En aquellos días, mientras el paralítico curado seguía aún con Pedro y Juan, todo el pueblo, asombrado, acudió corriendo al pórtico llamado de Salomón, donde estaban ellos. Al verlo, Pedro dirigió la palabra a la gente: «Israelitas, ¿por qué os admiráis de esto? ¿Por qué nos miráis como si hubiéramos hecho andar a este con nuestro propio poder o virtud? El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y de quien renegasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo. Vosotros renegasteis del Santo y del Justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios Jo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello. Por la fe en su nombre, este, que veis aquí y que conocéis, ha recobrado el vigor por medio de su nombre; la fe que viene por medio de él le ha restituido completamente la salud, a la vista de todos vosotros. Ahora bien, hermanos, sé que Jo hicisteis por ignorancia, al igual que vuestras autoridades; pero Dios cumplió de esta manera lo que
había predicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer. Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados; para que vengan tiempos de consuelo de parte de Dios, y envíe a Jesús, el Mesías que os estaba destinado, al que debe recibir el cielo hasta el tiempo de la restauración universal, de la que Dios habló desde antiguo por boca de sus santos profetas. Moisés dijo: “El Señor Dios vuestro hará surgir de entre vuestros hermanos un profeta como yo: escuchadle todo lo que os diga; y quien no escuche a ese profeta será excluido del pueblo”. Y, desde Samuel en adelante, todos los profetas que hablaron anunciaron también estos días. Vosotros sois los hijos de los profetas, los hijos de la alianza que hizo Dios con vuestros padres, cuando le dijo a Abrahán: “En tu descendencia serán bendecidas todas las familias de la tierra”. Dios resucitó a su Siervo y os lo envía en primer lugar a vosotros para que os traiga la bendición, apartándoos a cada uno de vuestras maldades». V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, R/. Señor, dueño nuestro ¡que admirable es tu nombre en toda la tierra! Señor, Dios nuestro, / ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, / el ser humano, para mirar por él? R/. Lo hiciste poco inferior a los ángeles, /lo coronaste de gloria y dignidad, / le diste el mando sobre
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las obras de tus manos. / Todo lo sometiste bajo sus pies. R/. Rebaños de ovejas y toros, / y hasta las bestias del campo, / las aves del cielo, los peces del mar, / que trazan sendas por el mar. R/.
Lectura del Santo evangelio según, San Lucas 24,35-48 R/. Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice: «Paz a vosotros». Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Y él les dijo: «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo». Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
«¿Tenéis ahí algo de comer?». Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: «Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí». Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y les dijo: «Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto». V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión del Evangelio
Meditación del Papa Francisco
Él, la tarde de Pascua, abre la mente de los discípulos al misterio de su muerte y resurrección y les dice: “Ustedes son testigos de todo esto”. Los Apóstoles, que vieron con los propios ojos a Cristo resucitado, no podían callar su extraordinaria experiencia. Él se había mostrado a ellos para que la verdad de su resurrección llegara a todos mediante su testimonio. Y la Iglesia tiene la tarea de prolongar en el tiempo esta misión; cada bautizado está llamado a dar testimonio, con las palabras y con la vida, que Jesús ha resucitado, que Jesús está vivo y presente en medio de nosotros. Todos nosotros estamos llamados a dar testimonio de que Jesús está vivo. Podemos preguntarnos: pero, ¿quién es el testigo? El testigo es uno que ha visto, que recuerda y cuenta. Ver, recordar y contar son los tres verbos que describen la identidad y la misión. El testigo es uno que ha visto, con ojo objetivo, ha visto una realidad, pero no con ojo indiferente; ha visto y se ha dejado involucrar por el acontecimiento. Por eso recuerda, no solo porque sabe reconstruir en modo preciso los hechos sucedidos, sino también porque aquellos hechos le han hablado y él ha captado
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JUEVES DE LA OCTAVA DE PASCUA
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Jueves · Blanco
Abr
Lunes
Bogotá Nuestras Líneas (571) 747 0710 de contacto: 839 8247 AIPE 735 9510 ARMENIA 297 8210 B/NTURA 385 2410 B/QUILLA 605 1514 BARBOSA 605 1514 BELLO 747 0710 BOGOTÁ 697 0710 BUCARAMANGA 239 1770 BUGA 605 1514 C/CABANA 883 7110 CAJICÁ 605 1514 CALDAS 486 9710 CALI 693 2273 CARTAGENA 747 0710 CHÍA 747 0710 COTA 594 9710 CÚCUTA 340 1710 DOSQUEBRADAS 605 1514 ENVIGADO 890 1610 FACATATIVÁ PEREIRA 340 1710 RIONEGRO 605 1514 PTO COLOMBIA 385 2410 SABANETA 605 1514 RIVERA 838 8404 SINCELEJO 276 2652 SANTAMARTA 435 8230 SOLEDAD 385 2410 VILLAVICENCIO 684 9830
FLORIDABLANCA FUNZA GALAPA GIRARDOT GIRARDOT GIRÓN IBAGUÉ ITAGÜÍ JAMUNDÍ LOS PATIOS LA VIRGINIA MANIZALES MADRID MONTERÍA MEDELLÍN NEIVA MOSQUERA PASTO PALMIRA POPAYÁN SOACHA TECHO SOPÓ TULUÁ TOCANCIPÁ TURBACO TUNJA VALLEDUPAR V. DEL ROSARIO
697 0710 747 0710 385 2410 888 9610 605 1514 697 0710 277 1710 605 1514 486 9710 594 9710 340 1710 891 8670 747 0710 789 7410 605 1514 863 0710 747 0710 736 9910 286 8710 836 8190 747 0710 747 0710 871 3610 235 9720 747 0710 693 2273 747 1087 589 3910 594 9710
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El contenido del testimonio cristiano no es una teoría, no es una ideología o un complejo sistema de preceptos y prohibiciones o un moralismo, sino que es un mensaje de salvación, un acontecimiento concreto, es más, una Persona: es Cristo resucitado, viviente y único Salvador de todos. Él puede ser testimoniado por quienes han hecho una experiencia personal de Él, en la oración y en la Iglesia, a través de un camino que tiene su fundamento en el Bautismo, su alimento en la Eucaristía, su sello en la Confirmación, su continúa conversión en la Penitencia.
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el sentido profundo. Entonces el testigo cuenta, no de manera fría y distante sino como uno que se ha dejado poner en cuestión y desde aquel día ha cambiado de vida. El testigo es uno que ha cambiado de vida.
Lunes a Viernes 6:30 a.m. a 7:20 a.m.
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Se Reza el Te DEum
Primera lectura. libro de los Hechos de los apóstoles 4,1-12
En aquellos días, mientras Pedro y Juan hablaban al pueblo, después de que el paralítico fuese sanado, se les presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del templo y los saduceos, indignados de que enseñaran al pueblo y anunciaran en Jesús la resurrección de los muertos. Los apresaron y los metieron en la cárcel hasta el día siguiente, pues ya era tarde. Muchos de los que habían oído el discurso creyeron; eran unos cinco mil hombres. Al día siguiente, se reunieron en Jerusalén los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas, junto con el sumo sacerdote Más, y con Caifás y Alejandro, y los demás que eran familia de sumos sacerdotes, Hicieron comparecer en medio de ellos a Pedro y a Juan y se pusieron a interrogarlos: «¿Con qué poder o en nombre de quién habéis hecho eso vosotros?».
Entonces Pedro, lleno de Espíritu Santo, les dijo: «Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el Nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por este Nombre, se presenta este sano ante vosotros. Él es “la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular”; no hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos». V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 117 R/. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular Dad gracias al Señor porque es bueno, / porque es eterna su misericordia. / Diga la casa de Israel: / eterna es su misericordia. / Digan los fieles del Señor: / eterna es su misericordia. R/. La piedra que desecharon los arquitectos / es ahora la piedra angular. / Es el Señor quien lo ha hecho, / ha sido un milagro
patente. / Éste es el día que hizo el Señor: / sea nuestra alegría y nuestro gozo. R/. Señor, danos la salvación; / Señor, danos prosperidad. / Bendito el que viene en nombre del Señor, / os bendecimos desde la casa del Señor; / el Señor es Dios, él nos ilumina. R/.
Lectura del Santo evangelio según, San Juan 21,1-14 R/. Gloria a ti, Señor
En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:
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Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, apodado el Mellizo; Natanael, el de Caná de Galilea; los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar». Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo». Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?». Ellos contestaron: «No». Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis». La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro: «Es el Señor». Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la
barca, porque rio distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: «Traed de los peces que acabáis de coger». Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: «Vamos, almorzad». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar de entre los muertos. V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión del Evangelio
Meditación del Papa Francisco
Recordémoslo bien todos: no se puede anunciar el Evangelio de Jesús sin el testimonio concreto de la vida. Quien nos escucha y nos ve, debe poder leer en nuestros actos eso mismo que oye en nuestros labios, y dar gloria a Dios. Me viene ahora a la memoria un consejo que San Francisco de Asís daba a sus hermanos: predicad el Evangelio y, si fuese necesario, también con las palabras. Predicar con la vida: el testimonio. La incoherencia de los fieles y los Pastores entre lo que dicen y lo que hacen, entre la palabra y el modo de vivir, mina la credibilidad de la Iglesia. Pero todo esto solamente es posible si reconocemos a Jesucristo, porque es él quien nos ha llamado, nos ha invitado a recorrer su camino, nos ha elegido. Anunciar y dar testimonio es posible únicamente si estamos junto a él, justamente como Pedro, Juan y los otros discípulos estaban en torno a Jesús resucitado, como dice el pasaje del Evangelio de hoy; hay una cercanía cotidiana con él, y ellos saben muy bien quién es, lo conocen. El evangelista subraya que “ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor”. Y esto es un punto importante para nosotros: vivir una relación intensa con Jesús, una intimidad de diálogo y de vida, de tal manera que lo reconozcamos como “el Señor”. ¡Adorarlo!»
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VIERNES DE LA OCTAVA DE PASCUA
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Viernes · Blanco
Abr
Se Reza el Te DEum
Primera lectura. libro de los Hechos de los apóstoles 4,13-21
En aquellos días, los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas, viendo la seguridad de Pedro y Juan, y notando que eran hombres sin letras ni instrucción, estaban sorprendidos. Reconocían que habían sido compañeros de Jesús, pero, viendo de pie junto a ellos al hombre que había sido curado, no encontraban respuesta. Les mandaron salir fuera del Sanedrín y se pusieron a deliberar entre ellos, diciendo: «¿Qué haremos con estos hombres? Es evidente que todo Jerusalén conoce el milagro realizado por ellos, no podemos negarlo; pero, para evitar que se siga divulgando, les prohibiremos con amenazas que
vuelvan a hablar a nadie de ese nombre». Y habiéndolos llamado, les prohibieron severamente predicar y enseñar en el nombre de Jesús. Pero Pedro y Juan les replicaron diciendo: «¿Es justo ante Dios que os obedezcamos a vosotros más que a él? Juzgadlo vosotros. Por nuestra parte no podemos menos de contar lo que hemos visto y oído». Pero ellos, repitiendo la prohibición, los soltaron, sin encontrar la manera de castigarlos a causa del pueblo, porque todos daban gloria a Dios por lo sucedido. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 117 R/. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste Dad gracias al Señor porque es bueno, / porque es eterna su misericordia. / El Señor es mi fuerza y mi energía, / él es mi salvación. / Escuchad: hay cantos de victoria / en las tiendas de los justos R/. «La diestra del Señor es poderosa. / La diestra del Señor es excelsa». / No he de morir, viviré / para contar las
hazañas del Señor. / Me castigó, me castigó el Señor, / pero no me entregó a la muerte. R/. Abridme las puertas de la salvación, / y entraré para dar gracias al Señor. / Esta es la puerta del Señor: / los vencedores entrarán por ella. / Te doy gracias porque me escuchaste / y fuiste mi salvación. R/.
Lectura del Santo evangelio según, San Marcos 16,9-15 R/. Gloria a ti, Señor Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando. Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.
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Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando al campo. También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron. Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no
habían creído a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación». V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión del Evangelio
Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe. (1 Co, 15,14). Desde la primera generación cristiana la Iglesia se reconoce en esta expresión de San Pablo. El Evangelio es la historia de Dios que resucita, no de un dios vencido o derrotado. Dios resucitó y es lo que da sentido a nuestra fe. Nunca es fácil creer en la Resurrección, es tan extraordinaria. Sin embargo, es la piedra angular de nuestra fe: Jesús reprueba a los apóstoles por su falta de fe, y les dice que lleven estas buenas noticias a toda la creación. Le pido a Jesús que me conceda una fe viva en su victoria, y para recibir la gracia de ser yo mismo/a un apóstol de la resurrección. Palabra del Señor
Oración por los enfermos Señor Jesucristo, que para redimir a los hombres y sanar a los enfermos quisiste asumir nuestra condición humana, mira con piedad a N., que está enfermo y necesita ser curado en el cuerpo y en el espíritu. Reconfórtalo con tu poder para que levante su ánimo y pueda superar todos sus males; y, ya que has querido asociarlo a tu Pasión redentora, haz que confíe en la eficacia del dolor para la salvación del mundo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. 55
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SÁBADO DE LA OCTAVA DE PASCUA
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Sábado · Blanco
Abr
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Domingo de la Divina Misericordia
Se reza el Te Deum
La Fiesta de la Divina Misericordia se celebra el domingo siguiente a la Pascua de Resurrección. Esta fiesta fue propuesta por San Juan Pablo II en el año 2000. Sor M. Faustina Kowalska (1905-1938), recibió el mensaje de la misericordia de Dios, que pide por la confianza en Dios y la actitud de misericordia hacia el prójimo. Llama a proclamar y orar por la Divina Misericordia para el mundo, incluyendo la práctica de nuevas formas del culto. La devoción a la Divina Misericordia creció muy rápidamente después de la beatificación (18 de abril de 1993) y canonización (30 de abril de 2000) de Sor Faustina y también debido a las peregrinaciones del Papa Juan Pablo II a Lagiewniki (1997 y 2002). En el año 2000 el Papa Juan Pablo II canonizó a Santa Faustina y durante la ceremonia declaró: “Así pues, es importante que acojamos íntegramente el mensaje que nos transmite la palabra de Dios en este segundo domingo de Pascua, que a partir de ahora en toda la Iglesia se designará con el nombre de ‘Domingo de la Divina Misericordia’”. (Homilía, 30 de abril, 2000). Tanto Benedicto XVI como el Papa Francisco han recomendado esta devoción.
Antífona de Entrada 1 Petr 2, 2 Como niños recién nacidos, ansiad la leche espiritual, no adulterada, para que con ella vayáis progresando en la salvación. Aleluya.
Oración Colecta
Dios de misericordia infinita,que reanimas, con el retorno anual de las fiestas de Pascua,la fe del pueblo a ti consagrado,acrecienta en nosotros los dones de tu gracia,para que todos comprendan mejor qué bautismo nos ha purificado,qué Espíritu nos ha hecho renacery qué sangre nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura libro de los Hechos de los Apóstoles 4,32-35 En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía. Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y Dios los miraba a todos con mucho
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agrado. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
DOMINGO, 2º DE PASCUA, o de la Divina Misericordia Salmo Responsorial, 117 R/. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. / Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia. / Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia. R/. La piedra que desecharon los arquitectos / es ahora la piedra angular. / Es el Señor quien lo ha hecho, / ha sido un milagro patente. / Éste es el día en que
actuó el Señor: / sea nuestra alegría y nuestro gozo. R/. Señor, danos la salvación; / Señor, danos prosperidad. / Bendito el que viene en nombre del Señor, / os bendecimos desde la casa del Señor; / el Señor es Dios, él nos ilumina. R/.
Segunda lectura Primera carta del apóstol san Juan 5,1-6 Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a Dios que da el ser ama también al que ha nacido de él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que
ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre; y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Lectura del Santo evangelio según, San Juan 20,19-31 R/. Gloria a ti, Señor Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.» Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegria al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como
el Padre me ha enviado, así también os envío yo.» Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús.
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Domingo · Blanco
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Abr
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Antífona de Comunión Cf. Io 20, 27 Trae tu mano y métela en el agujero de los clavos: y no seas incrédulo, sino creyente. Aleluya.
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incrédulo, sino creyente.» Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!» Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.» Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.
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Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.» A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.» Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas
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Reflexión del Evangelio Meditación del Papa Benedicto XVI Esta misión de Cristo, este dinamismo suyo continúa en el espacio y en el tiempo, atraviesa los siglos y los continentes. Es un movimiento que parte del Padre y, con la fuerza del Espíritu, lleva la buena noticia a los pobres en sentido material y espiritual. La Iglesia es el instrumento principal y necesario de esta obra de Cristo, porque está unida a Él como el cuerpo a la cabeza. “Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”. Así dice el Resucitado a los discípulos, y soplando sobre ellos, añade: “Recibid el Espíritu Santo”. Dios por medio de Jesucristo es el principal artífice de la evangelización del mundo; pero Cristo mismo ha querido transmitir a la Iglesia su misión, y lo ha hecho y lo sigue haciendo hasta el final de los tiempos infundiendo el Espíritu Santo en los discípulos, aquel mismo Espíritu que se posó sobre él y permaneció en él durante toda su vida terrena, dándole la fuerza de “proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista”; de “poner en libertad a los oprimidos” y de “proclamar el año de gracia del Señor”.
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Primera lectura. Libro de los Hechos de los apóstoles 4,23-31
Feria
En aquellos días, Pedro y Juan, puestos en libertad, volvieron a los suyos y les contaron lo que les habían dicho los sumos sacerdotes y los ancianos. Al oírlo, todos invocaron a una a Dios en voz alta, diciendo: «Señor, tú que hiciste el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos; tú que por el Espíritu Santo dijiste, por boca de nuestro padre David, tu siervo: “¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos planean proyectos vanos? Se presentaron los reyes de la tierra, los príncipes conspiraron contra el Señor y contra su Mesías”. Pues en verdad se aliaron en esta ciudad Herodes y Poncio Pilato con
los gentiles y el pueblo de Israel contra tu santo siervo Jesús, a quien tú ungiste, para realizar cuanto tu mano y tu voluntad habían determinado que debía suceder. Ahora, Señor, fíjate en sus amenazas y concede a tus siervos predicar tu palabra con toda valentía; extiende tu mano para que realicen curaciones, signos y prodigios por el nombre de tu santo siervo Jesús». Al terminar la oración, tembló el lugar donde estaban reunidos; los llenó a todos el Espíritu Santo, y predicaban con valentía la palabra de Dios. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 2 R/. Dichosos los que se refugian en ti, Señor ¿Por qué se amotinan las naciones / y los pueblos planean un fracaso? / Se alían los reyes de la tierra, / los príncipes conspiran / contra el Señor y contra su Mesías: / «Rompamos sus coyundas, / sacudamos su yugo». R/. El que habita en el cielo sonríe, / el Señor se burla de ellos. / Luego les habla con ira, / los espanta con su cólera: / «Yo mismo he establecido
a mi Rey / en Sion, mi monte santo». R/. Voy a proclamar el decreto del Señor; / él me ha dicho: «Tú eres mi hijo: / yo te he engendrado hoy. / Pídemelo: / te daré en herencia las naciones; / en posesión, los confines de la tierra: / los gobernarás con cetro de hierro, / los quebrarás con jarro de loza». R/.
Lectura del Santo evangelio según, Juan 3,1-8
ria a ti, Señor
Había un hombre del grupo de los fariseos llamado Nicodemo, jefe judío. Este fue a ver a Jesús de noche y le dijo:
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con él». Jesús le contestó: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios». Nicodemo le pregunta: «¿Cómo puede nacer un hombre siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?». Jesús le contestó: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu
no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: “Tenéis que nacer de nuevo”; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabemos de dónde viene ni adónde va. Así es todo lo que ha nacido del Espíritu». V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión del Evangelio
Meditación del Papa Francisco El ‘renacer de lo Alto’, renacer del Espíritu que dio vida al primer núcleo de los primeros cristianos, cuando ‘aún no se llamaban así’. Tenían un solo corazón y una sola alma. Una comunidad en paz. Esto significa que en esa comunidad no había lugar para el chismorreo, para las envidias, para las calumnias, para las difamaciones. El amor cubría todo. Para calificar una comunidad cristiana sobre esto, debemos preguntarnos cómo es la actitud de los cristianos. ¿Son mansos, humildes? ¿En esa comunidad hay disputas entre ellos por el poder? ¿Disputas de envidia? ¿Hay chismorreo? No están en el camino de Jesucristo. Esta peculiaridad es muy importante, muy importante, porque el demonio busca separarnos siempre. Es el padre de la división […] Y esto es lo que explicaba Jesús a Nicodemo: este nacer de lo Alto. Porque el único que puede hacer esto es el Espíritu. Esta es obra del Espíritu. La Iglesia la hace el Espíritu. El Espíritu hace unidad. El Espíritu nos empuja hacia el testimonio. El Espíritu te hace pobre, porque Él es la riqueza y hace que tú cuides de los pobres. Que el Espíritu Santo nos ayude a caminar en este camino de renacidos por la fuerza del Bautismo.
R/. Glo-
«Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está
CUENTA DE AHORROS
NO. 10822406357 CONVENIO 38484
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2º Semana de PASCUA – 2ª del Salterio
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Lunes · Blanco
Abr
SAN MARTIN I, papa y mártir
San Martín fue el último Papa martirizado. Nació en Italia, y se distinguió entre los sacerdotes de Roma por su santidad y su sabiduría, que tras condenar la herejía de los monotelitas en el Concilio de Letrán, por orden del emperador Constante II fue arrancado de su sede y enviado a Constantinopla, donde primero quedó encerrado en una dura mazmorra bajo estrecha vigilancia y después fue desterrado. Murió en el año 656.
Feria o Memoria Libre
Primera lectura. libro de los Hechos de los apóstoles 4,32-37 El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma: nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía, pues lo poseían todo en común. Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y se los miraba a todos con mucho agrado. Entre ellos no había necesitados, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero de lo vendido y lo
ponían a los pies de los apóstoles; luego se distribuía a cada uno según lo que necesitaba. José, a quien los apóstoles apellidaron Bernabé, que significa hijo de la consolación, que era levita y natural de Chipre, tenía un campo y lo vendió; llevó el dinero y lo puso a los pies de los apóstoles. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 92 R/. El Señor reina, vestido de majestad El Señor reina, vestido de majestad; / el Señor, vestido y ceñido de poder. R/.
Tus mandatos son fieles y seguros; / la santidad es el adorno de tu casa, / Señor, por días sin término. R/.
Así está firme el orbe y no vacila. / Tu trono está firme desde siempre, / y tú eres eterno. R/.
Lectura del Santo evangelio según, San Juan 3,7b-15 R/.
Gloria a ti, Señor
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu». Nicodemo le preguntó: «¿Cómo puede suceder eso?».
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Le contestó Jesús: «¿Tú eres maestro en Israel, y no lo entiendes? En verdad, en verdad te digo: hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero no recibís nuestro testimonio. Si os hablo de las cosas terrenas y no me creéis, ¿cómo creeréis si os hablo de las cosas
celestiales? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que
ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna». V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión del Evangelio Nicodemo, hombre culto y magistrado judío, sabía por las escrituras que Moisés levantó una serpiente para librar a su pueblo del veneno de las serpientes, pero no llegaba a comprender que Cristo también sería levantado para librar, no ya a un pueblo concreto con un número determinado de personas, sino que libraría a todos los hombres de las picaduras del pecado. Tal vez se acordaría de aquellas palabras que escuchó de Jesús y que no comprendió porque el Padre revela los secretos del reino a quienes Él se los quiere revelar, pero que ahora ante la figura de Cristo muerto, ya lo comprendería con el corazón y no por el conocimiento que le daba su ciencia. Cristo resucitado te pedimos que nos acompañes en estas fiestas pascuales, pero recordando que Cristo tuvo que pasar antes sobre la cruz por amor a mí.
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2º Semana de PASCUA – 2ª del Salterio
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Martes · Blanco o Rojo
Abr
Primera lectura. libro de los Hechos de los apóstoles 5,17-26
En aquellos días, el sumo sacerdote y todos los suyos, que integran la secta de los saduceos, en un arrebato de celo, prendieron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública. Pero, por la noche, el ángel del Señor les abrió las puertas de la cárcel y los sacó fuera, diciéndoles: «Marchaos y, cuando lleguéis al templo, explicad al pueblo todas estas palabras de vida». Entonces ellos, al oírlo, entraron en el templo al amanecer y se pusieron a enseñar. Llegó entre tanto el sumo sacerdote con todos los suyos, convocaron el Sanedrín y el pleno de los ancianos de los hijos de Israel, y mandaron a la prisión para que los trajesen. Fueron los guardias, no los encontraron en la cárcel, y
volvieron a informar, diciendo: «Hemos encontrado la prisión cerrada con toda seguridad, y a los centinelas en pie a las puertas; pero, al abrir, no encontramos a nadie dentro». Al oír estas palabras, ni el jefe de la guardia del templo ni los sumos sacerdotes atinaban a explicarse qué había pasado. Uno se presentó, avisando: «Mirad, los hombres que metisteis en la cárcel están en el templo, enseñando al pueblo». Entonces el jefe salió con los guardias y se los trajo, sin emplear la fuerza, por miedo a que el pueblo los apedrease. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Feria
Salmo Responsorial, 33 R/. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha Bendigo al Señor en todo momento, / su alabanza está siempre en mi boca; / mi alma se gloría en el Señor: / que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.
Contempladlo, y quedaréis radiantes, / vuestro rostro no se avergonzará. / El afligido invocó al Señor, / él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R/.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor, / ensalcemos juntos su nombre. / Yo consulté al Señor, y me respondió, / me libró de todas mis ansias. R/.
El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles / y los protege. / Gustad y ved qué bueno es el Señor, / dichoso el que se acoge a él. R/.
mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios. V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión del Evangelio
Renunciar a algo o a alguien para lograr algo mayor es complejo y doloroso, pero quien lo logre gana algo mayor. Es por ello que Dios entregó a su Hijo. Pero vino un bien mayor, nuestra salvación con su Hijo. Hoy, piensa en ti esto: ¿a qué tienes que renunciar para algo mejor y mayor? Puedes renunciar a una mala compañía, a un defecto que afecte tu vida, una manía que hace sufrir a tus padres a tus hijos o a tu pareja. Anímate a perder pero pensando que vas a ganar. Dios te recuerda que vino a salvarte. Hay veces que la religión es reducida a un cierto tribunal de condena. La religión viene de una palabra latina: «religar». Es lo que te ayuda a ese volver a un Dios que está en tu vida, para ayudarte y reencontrarte con Él y con tigo mismo.
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Lectura del Santo evangelio según, San Juan 3,16-21 R/. Gloria a ti, Señor Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino
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para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios. Este es el juicio: que la luz vino al
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2º Semana de PASCUA – 2ª del Salterio
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Miércoles · Blanco
Abr
Primera lectura. libro de los Hechos de los apóstoles 5,27-33
En aquellos días, los apóstoles fueron conducidos a comparecer ante el Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó, diciendo: «¿No os habíamos ordenado formalmente no enseñar en ese Nombre? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre». Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros
padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. Dios lo ha exaltado con su diestra, haciéndolo jefe y salvador, para otorgar a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que lo obedecen». Ellos, al oír esto, se consumían de rabia y trataban de matarlos.
Feria
El Señor se enfrenta con los malhechores, / para borrar de la tierra su memoria. / Cuando uno
grita, el Señor lo escucha / y lo libra de sus angustias. R/. El Señor está cerca de los atribulados, / salva a los abatidos. / Aunque el justo sufra muchos males, / de todos lo libra el Señor. R/.
Bendita sea tu pureza.
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Lectura del Santo evangelio según, San Juan 3,31-36 R/. Gloria a ti, Señor El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. El que Dios envió habla las palabras
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Ya en esta vida nosotros participamos de la resurrección de Cristo. Si es verdad que Jesús nos resucitará al final de los tiempos, es también verdad que, en un aspecto, ya estamos resucitados con Él. ¡La Vida Eterna comienza ya en este momento! Comienza durante toda la vida hacia aquel momento de la resurrección final ¡Ya estamos resucitados! De hecho, mediante el Bautismo, estamos insertos en la muerte y resurrección de Cristo y participamos de una vida nueva, es decir la vida del Resucitado. Por tanto, en la espera de este último día, tenemos en nosotros una semilla de resurrección, como anticipo de la resurrección plena que recibiremos en herencia. Por eso también el cuerpo de cada uno es resonancia de eternidad, por tanto ha de ser respetado siempre; y sobre todo debe ser respetada y amada la vida de todos los que sufren, para que sientan la cercanía del Reino de Dios, de esa condición de vida eterna hacia la que caminamos. Este pensamiento nos da esperanza. Estamos en camino hacia la resurrección. Esta es nuestra alegría: un día encontrar a Jesús, encontrar a Jesús todos juntos. Todos juntos, no aquí en la Plaza, en otra parte, pero alegres con Jesús. Y este es nuestro destino.»
Salmo Responsorial, 33 R/. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha Bendigo al Señor en todo momento, / su alabanza está siempre en mi boca. / Gustad y ved qué bueno es el Señor, / dichoso el que se acoge a él. R/.
Reflexión del Evangelio
Meditación del Papa Francisco
de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él. V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A Ti, celestial Princesa, Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.
Oración
Comunión Espiritual.
Yo quisiera, Señor, recibirte con aquella pureza, humildad y devoción con que te recibió tu santísima Madre; con el espíritu y fervor de los santos.
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2º Semana de PASCUA – 2ª del Salterio
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Jueves · Blanco
Abr
CUMPLEAÑOS DEL PAPA EMERITO BENEDICTO XVI
Feria
Primera lectura libro de los Hechos de los apóstoles 5,34-42 En aquellos días, un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, respetado por todo el pueblo, se levantó en el Sanedrín, mandó que sacaran fuera un momento a los apóstoles y dijo: «Israelitas, pensad bien lo que vais a hacer con esos hombres. Hace algún tiempo se levantó Teudas, dándoselas de hombre importante, y se le juntaron unos cuatrocientos hombres. Fue ejecutado, se dispersaron todos sus secuaces y todo acabó en nada. Más tarde, en los días del censo, surgió Judas el Galileo, arrastrando detrás de sí gente del pueblo; también pereció, y se disgregaron todos sus secuaces.
En el caso presente, os digo: no os metáis con esos hombres; soltadlos. Si su idea y su actividad son cosa de hombres, se disolverá; pero, si es cosa de Dios, no lograréis destruirlos, y os expondríais a luchar contra Dios». Le dieron la razón y, habiendo llamado a los apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en nombre de Jesús, y los soltaron. Ellos, pues, salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el Nombre. Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, anunciando la buena noticia acerca del Mesías Jesús. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 26 R/. Una cosa pido al Señor: habitar en su casa El Señor es mi luz y mi salvación, / ¿a quién temeré? / El Señor es la defensa de mi vida, / ¿quién me hará temblar? R/. Una cosa pido al Señor, / eso buscaré: / habitar en la casa del Señor / por los días de mi vida; / gozar de la dulzura del Señor, / contemplando
su templo. R/. Espero gozar de la dicha del Señor / en el país de la vida. / Espera en el Señor, sé valiente, / ten ánimo, espera en el Señor. R/.
Lectura del Santo evangelio según, San Juan 6,1-15 R/. Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea, o de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña
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y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: «¿Con qué compraremos panes
para que coman estos?». Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo». Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?». Jesús dijo: «Decid a la gente que se siente en el suelo». Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción
de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda». Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo». Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo. V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión del Evangelio
Meditación del Papa Francisco El que ama conoce a Dios; el que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor. Pero no amor de telenovela. ¡No, no! Amor sólido, fuerte; amor eterno, amor que se manifiesta en su Hijo, que ha venido para salvarnos. Amor concreto; amor de obras y no de palabras. Para conocer a Dios hace falta toda una vida; un camino, un camino de amor, de conocimiento, de amor al prójimo, de amor a los que nos odian, de amor por todos. […] El Señor tuvo compasión de la cantidad de gente que había ido a escucharlo, porque eran ovejas sin pastor, desorientadas. Y hoy mucha gente está desorientada en nuestras ciudades, en nuestros países. Por eso, Jesús les enseña la doctrina y la gente le escucha. Cuando luego se hace tarde y pide que les den de comer, sin embargo, los discípulos responden un poco nerviosos. Una vez más Dios ha llegado primero, los discípulos no habían entendido nada: Así es el amor de Dios: siempre nos espera, siempre nos sorprende. Es el Padre, es nuestro Padre que nos ama tanto, que siempre está dispuesto a perdonarnos. ¡Siempre! No una vez, 70 veces 7. ¡Siempre! Como un padre lleno de amor y para conocer a este Dios, que es amor, debemos subir por el escalón del amor al prójimo, por las obras de caridad, por las obras de misericordia, que el Señor nos ha enseñado. Que el Señor, en estos días en que la Iglesia nos hace pensar en la manifestación de Dios, nos dé la gracia de conocerle por el camino del amor.
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2º Semana de PASCUA – 2ª del Salterio
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Viernes · Blanco
Abr
Primera lectura Libro de los Hechos de los apóstoles 6,1-7
En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, porque en el servicio diario no se atendía a sus viudas. Los Doce, convocando a la asamblea de los discípulos, dijeron: «No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos del servicio de las mesas. Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea; nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de la palabra».
La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo; a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando. La palabra de Dios iba creciendo y en Jerusalén se multiplicaba el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Feria
Salmo Responsorial, 32 R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti Aclamad, justos, al Señor, / que merece la alabanza de los buenos. / Dad gracias al Señor con la cítara, / tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R/. La palabra del Señor es sincera, / y todas sus acciones son leales; / él
Pregunta del presentador: ¿Qué mensaje le quiere decir Francisco a estos cinco chicos que lo escucharon y a todos los miles de niños de todo el mundo que están siguiendo ahora esta comunicación? ¿Qué mensaje les quieres dar a todos? Una cosa que no es mía –Jesús la decía muchas veces–: “No tengan miedo”. Nosotros en mi país tenemos una expresión que no sé cómo la traducirán en inglés: “No se arruguen”. No tengan miedo, vayan adelante, tiendan puentes de paz, jueguen en equipo y hagan el futuro mejor porque acuérdense que el futuro está en las manos de ustedes. Sueñen el futuro volando, pero no olviden la herencia cultural, sapiencial y religiosa que les dejaron sus mayores. Adelante y con valentía. Hagan el futuro.
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Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme, / en los que esperan su misericordia, / para librar sus vidas de la muerte / y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.
Gloria a ti, Señor
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Estén bien alerta cuando hay grupos que buscan la destrucción, que buscan la guerra, que no saben trabajar en equipo. Defiéndanse entre ustedes, como equipo, como grupo, y trabajen fuerte allí. Sé que están trabajando muy bien, y muy bien apoyados. Y el Ministerio de Educación, sé que los apoya. Sigan adelante por este camino de trabajar en equipo y defenderse de aquellos que quieren atomizarlos y quitarles esa fuerza del grupo. Que Dios los bendiga.
ama la justicia y el derecho, / y su misericordia llena la tierra. R/.
Lectura del Santo evangelio según, San Juan 6,16-21 R/. AL oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al mar, embarcaron y empezaron la travesía hacia Cafarnaún. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Habían remado unos veinticinco o treinta estadios, cuando vieron a Jesús que se acercaba
Reflexión del Evangelio
Meditación del Papa Francisco
a la barca, caminando sobre el mar, y se asustaron. Pero él les dijo: «Soy yo, no temáis». Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio adonde iban. V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
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2º Semana de PASCUA – 2ª del Salterio
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Sábado · Blanco
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Antífona de Entrada
Cf. Sal 65, 1-2 Aclamad al Señor, tierra entera; tocad en honor en su nombre, cantad himnos a su gloria. Aleluya.
Oración Colecta
Tu pueblo, oh, Dios, exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu, para que todo el que se alegra ahora de haber recobrado la gloria de la adopción filial, ansíe el día de la resurrección con la esperanza cierta de la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.
Se reza el Te Deum
Primera lectura Libro de los Hechos de los Apóstoles 3,13-15.17-19 En aquellos días, Pedro dijo a la gente: «El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo. Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos
testigos. Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta manera lo que había dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer. Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados.» V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 4 R/. Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor Escúchame cuando te invoco, / Dios, defensor mío; / tú que en el aprieto me diste anchura, / ten piedad de mí y escucha mi oración. R/. Hay muchos que dicen: / «¿Quién
nos hará ver la dicha, / si la luz de tu rostro / ha huido de nosotros?» R/. En paz me acuesto / y en seguida me duermo, / porque tú solo, Señor, / me haces vivir tranquilo. R/.
Segunda lectura Primera carta del apóstol san Juan 2,1-5a Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero. En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos
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sus mandamientos. Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Lectura del Santo evangelio según, San Lucas 24,35-48 R/. Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: «Paz a vosotros.» Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.» Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
Antífona de Comunión
«¿Tenéis ahí algo que comer?» Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.» Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.» V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Lc 24, 35 Convenía que el Mesías padeciera, resucitara de entre los muertos al tercer día y, en su nombre, se proclamara la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos. Aleluya.
Reflexión del Evangelio
El Señor resucitó y va a buscar a sus amigos, para mostrarles que la vida venció la muerte, que nos espera y nos acompañará en el camino siempre que queramos caminar con él. El miedo de los discípulos es expresión de la dificultad que todos tenemos para creer. Nos resulta fácil pensar en la resurrección de forma puramente simbólica, como si fuese un sueño, un recuerdo o una reflexión; pero es el mismo que fue crucificado, que hoy tiene una Vida nueva. El texto se empeña en que tomemos conciencia de lo difícil que fue para los discípulos reconocer a Jesús, lo mismo que para nosotros no es tan sencillo descubrirlo. En el evangelio de San Lucas nos plantea la cuestión fundamental de todo cristiano: ¿Creemos de verdad que Cristo resucitó, o nos acostumbramos a vivir nuestra fe desde los ritos, o de nuestra tradición familiar o social? No se cuestiona que los discípulos no tuvieran fe, sino que, qué estaban entendiendo por fe, tanto así que su temor les supero dando lugar a las dudas. Es un buen ejercicio de oración reflexionar sobre lo que sabemos y creemos de la resurrección de Jesús, ese misterio es la base de nuestra fe. No es un mito o un cuento de hadas, es la mayor muestra de entrega de Dios.
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3ª Semana de PASCUA – 3ª del Salterio
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Domingo · Blanco
Abr
Primera lectura. libro de los Hechos de los apóstoles 6,8-15
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Entonces indujeron a unos que asegurasen: «Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios». Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y,
viniendo de improviso, lo agarraron y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían: «Este individuo no para de hablar contra el Lugar Santo y la Ley, pues le hemos oído decir que ese Jesús el Nazareno destruirá este lugar y cambiará las tradiciones que nos dio Moisés». Todos los que estaban sentados en el Sanedrín fijaron su mirada en él y su rostro les pareció el de un ángel. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Feria
Salmo Responsorial, 118 R/. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor Aunque los nobles se sienten a murmurar de mí, / tu siervo medita tus decretos; / tus preceptos son mi delicia, / tus enseñanzas son mis consejeros. R/. Te expliqué mi camino, y me escuchaste: / enséñame tus
mandamientos; / instrúyeme en el camino de tus mandatos, / y meditaré tus maravillas. R/. Apártame del camino falso, / y dame la gracia de tu ley; / escogí el camino verdadero, / deseé tus mandamientos. R/.
hasta saciaros. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios». Ellos le preguntaron: «Y, ¿qué tenemos que hacer para
realizar las obras de Dios?». Respondió Jesús: «La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado». V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión del Evangelio
Es común que nuestra oración pase por temas materiales: alimento, casa, salud, ropa y un largo etc., que es licito desear, pero no todo lo que queremos lo necesitamos y no todo lo que necesitamos es esencial en el plan de salvación de cada uno de nosotros. Muchas de las cosas materiales que deseamos, no son necesarias para ganarnos el cielo y seguramente nunca las tendremos. En cambio si tendremos muchos momentos que formaran nuestro carácter, nuestra fe, nuestra confianza en Dios y en los demás. Eso sí que resulta esencial para nuestra alma. No busquemos a Dios por el alimento perecedero como lo buscaban las personas que menciona el evangelio. Es claro que nosotros no buscamos a Dios por un alimento material, pues sabemos y experimentamos que ese hay que ganárselo. Pero sí podríamos acercarnos a Cristo buscando alguna ganancia personal. Pidiéndole cosas que en lugar de acercarnos a nuestra santificación nos aleja. Tal vez vemos en Jesús un genio que nos concederá deseos si pronunciamos una fórmula mágica que nosotros llamamos “oración”. Cristo ve nuestras intenciones y sabe porqué le pedimos las cosas, conoce porqué le seguimos y porqué le buscamos.
Lectura del Santo evangelio según, San Juan 6,22-29 R/.
Gloria a ti, Señor
Después de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos. Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan
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después que el Señor había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?». Jesús les contestó: «En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan
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3ª Semana de PASCUA – 3ª del Salterio
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Lunes · Blanco
Abr
Feria
Primera lectura. libro de los Hechos de los apóstoles 7,51–8,1a
En aquellos días, dijo Esteban al pueblo y a los ancianos y escribas: «¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros siempre resistís al Espíritu Santo, lo mismo que vuestros padres. ¿Hubo un profeta que vuestros padres no persiguieran? Ellos mataron a los que anunciaban la venida del Justo, y ahora vosotros lo habéis traicionado y asesinado; recibisteis la ley por mediación de ángeles y no la habéis observado». Oyendo sus palabras se recomían en sus corazones y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijando la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo:
«Veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios». Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos dejaron sus capas a los pies de un joven llamado Saulo y se pusieron a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu». Luego, cayendo de rodillas y clamando con voz potente, dijo: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado». Y, con estas palabras, murió. Saulo aprobaba su ejecución. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 30 R/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu Sé la roca de mi refugio, / un baluarte donde me salve, / tú que eres mi roca y mi baluarte; / por tu nombre dirígeme y guíame. R/. A tus manos encomiendo mi espíritu: / tú, el Dios leal, me
Reflexión del Evangelio
Meditación del Papa Francisco
Además del hambre físico, el hombre lleva en sí otro hambre, un hambre que no puede ser saciado con el alimento ordinario. Es hambre de vida, hambre de amor, hambre de eternidad. Y el signo del maná —como toda la experiencia del éxodo— contenía en sí también esta dimensión: era figura de un alimento que satisface esta profunda hambre que hay en el hombre. Jesús nos da este alimento, es más, es Él mismo el pan vivo que da la vida al mundo. Su Cuerpo es el verdadero alimento bajo la especie del pan; su Sangre es la verdadera bebida bajo la especie del vino. No es un simple alimento con el cual saciar nuestro cuerpo, como el maná; el Cuerpo de Cristo es el pan de los últimos tiempos, capaz de dar vida, y vida eterna, porque la esencia de este pan es el Amor. En la Eucaristía se comunica el amor del Señor por nosotros: un amor tan grande que nos nutre de sí mismo; un amor gratuito, siempre a disposición de toda persona hambrienta y necesitada de regenerar las propias fuerzas. Vivir la experiencia de la fe significa dejarse alimentar por el Señor y construir la propia existencia no sobre los bienes materiales, sino sobre la realidad que no perece: los dones de Dios, su Palabra y su Cuerpo.»
librarás. / Yo confío en el Señor. / Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría. R/. Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, / sálvame por tu misericordia. / En el asilo de tu presencia los escondes / de las conjuras humanas. R/.
Lectura del Santo evangelio según, San Juan 6,30-35 R/. Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, el gentío dijo a Jesús: «¿Y qué signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer”». Jesús les replicó: «En verdad, en verdad os digo: no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino
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que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo». Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de este pan». Jesús les contestó: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás». V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
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3ª Semana de PASCUA – 3ª del Salterio
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Martes · Blanco
Abr
SAN ANSELMO, obispo y doctor de la Iglesia
Nació en el año 1033. Era un genio metafísico que, con corazón e inteligencia, se acercó a los más profundos misterios cristianos: “Haz, te lo ruego, Señor—escribía—, que yo sienta con el corazón lo que toco con la inteligencia”. Sus dos obras más conocidas son el Monologio, o modo de meditar sobre las razones de la fe, y el Proslogio, o la fe que busca la inteligencia. Murió en el año 1109.
Feria o Memoria Libre
Primera lectura. libro de los Hechos de los apóstoles 8,1b-8 Aquel día, se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén; todos, menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y Samaría. Unos hombres piadosos enterraron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Saulo, por su parte, se ensañaba con la Iglesia, penetrando en las casas y arrastrando a la cárcel a hombres y mujeres. Los que habían sido dispersados iban de un lugar a otro anunciando
la Buena Nueva de la Palabra. Felipe bajó a la ciudad de Samaría y les predicaba a Cristo. El gentío unánimemente escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 65 R/. Aclamad al Señor, tierra entera Aclamad al Señor, tierra entera; / tocad en honor de su nombre, / cantad himnos a su gloria. / Decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!». R/. «Que se postre ante ti la tierra entera, / que toquen en tu honor,
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Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día». V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión del Evangelio
Meditación del Papa Francisco
Lo contrario a cumplir la voluntad de Dios comenzó en el Paraíso, con la no obediencia de Adán. Y esa desobediencia ha llevado el mal a toda la humanidad. También los pecados son actos de no obedecer a Dios, de no hacer su voluntad. Sin embargo, el Señor nos enseña que este es el camino, no hay otro. Y comienza con Jesús, sí, en el Cielo, en la voluntad de obedecer al Padre. Pero cumplir la voluntad de Dios «no es fácil». No fue fácil para Jesús que fue tentado en el desierto y en el huerto de los olivos. Tampoco lo fue para algunos discípulos, que lo dejaron porque no entendieron qué quería decir hacer la voluntad del Padre. Tampoco es fácil para nosotros desde el momento que cada día nos presentan en una bandeja muchas opciones. Y así, ¿cómo hago para hacer la voluntad de Dios? Pidiendo la gracia de querer hacerlo. […] Que el Señor nos dé la gracia, a todos, que un día pueda decir de nosotros lo que ha dicho de aquel grupo, de aquella multitud que lo seguía, los que estaban sentado en torno a Él, como hemos escuchado en el Evangelio. Y así hacer la voluntad de Dios nos hace ser parte de la familia de Jesús, nos hace madre, padre, hermana, hermano.
/ que toquen para tu nombre». / Venid a ver las obras de Dios, / sus temibles proezas en favor de los hombres. R/. Transformó el mar en tierra firme, / a pie atravesaron el río. / Alegrémonos en él, que con su poder gobierna enteramente. R/.
Lectura del Santo evangelio según, San Juan 6,35-40 R/. Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás; pero, como os he dicho, me habéis
enviado. Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día.
visto y no creéis. Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha
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3ª Semana de PASCUA – 3ª del Salterio
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Miércoles · Blanco
Abr
Feria
Primera lectura. Libro de los Hechos de los apóstoles 8,26-40
En aquellos días, un ángel del Señor habló a Felipe y le dijo: «Levántate y marcha hacia el sur, por el camino de Jerusalén a Gaza, que está desierto». Se levantó, se puso en camino y, de pronto, vio venir a un etíope; era un eunuco, ministro de Candaces, reina de Etiopía e intendente del tesoro, que había ido a Jerusalén para adorar. Iba de vuelta, sentado en su carroza, leyendo al profeta Isaías. El Espíritu dijo a Felipe: «Acércate y pégate a la carroza». Felipe se acercó corriendo, le oyó leer el profeta Isaías, y le preguntó: «¿Entiendes lo que estás leyendo?». Contestó: «Y cómo voy a entenderlo si nadie me guía?». E invitó a Felipe a subir y a sentarse con él. El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era este: «Como cordero fue llevado al matadero, como oveja muda ante el esquilador, así no abre su boca. En su humillación no se le hizo
justicia. ¿Quién podrá contar su descendencia? Pues su vida ha sido arrancada de la tierra». El eunuco preguntó a Felipe: «Por favor, ¿de quién dice esto el profeta?; ¿de él mismo o de otro?». Felipe se puso a hablarle y, tomando píe de este pasaje, le anunció la Buena Nueva de Jesús. Continuando el camino, llegaron a un sitio donde había agua, y dijo el eunuco: «Mira, agua. ¿Qué dificultad hay en que me bautice?». Mandó parar la carroza, bajaron los dos al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautizó. Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El eunuco no volvió a verlo, y siguió su camino lleno de alegría. Felipe se encontró en Azoto y fue anunciando la Buena Nueva en todos los poblados hasta que llegó a Cesarea. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 65 R/. Aclamad al Señor, tierra entera Bendecid, pueblos, a nuestro Dios, / haced resonar sus alabanzas, / porque él nos ha devuelto la vida / y no dejó que tropezaran nuestros pies. R/. Los que teméis a Dios, venid a escuchar, / os contaré lo que ha
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hecho conmigo: / a él gritó mi boca / y lo ensalzó mi lengua. R/. Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica / ni me retiró su favor. R/.
Lectura del Santo evangelio según, San Juan 6,44-51 R/.
Gloria a ti, Señor
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: «Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado, Y yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo». V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión del Evangelio
Meditación del Papa Francisco
Es necesario tener siempre presente que la Eucaristía no es algo que hacemos nosotros; no es una conmemoración nuestra de aquello que Jesús ha dicho o hecho. No. ¡Es precisamente una acción de Cristo! Es Cristo que actúa ahí, que está sobre el altar. Y Cristo es el Señor. Es un don de Cristo, el cual se hace presente y nos reúne en torno a sí, para nutrirnos de su Palabra y de su vida. Esto significa que la misión y la identidad misma de la Iglesia surgen de allí, de la Eucaristía, y allí toman siempre forma. Una celebración puede resultar también impecable desde el punto de vista exterior. ¡Bellísima! Pero si no nos conduce al encuentro con Jesucristo, corre el riesgo de no traer ningún alimento a nuestro corazón y a nuestra vida. A través de la Eucaristía, en cambio, Cristo quiere entrar en nuestra existencia y permearla de su gracia, para que en cada comunidad cristiana haya coherencia entre liturgia y vida. El corazón se llena de confianza y de esperanza pensando en las palabras de Jesús recogidas en el evangelio: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día”. Vivamos la Eucaristía con espíritu de fe, de oración, de perdón, de penitencia, de alegría comunitaria, de preocupación por los necesitados, y por las necesidades de tantos hermanos y hermanas, en la certeza de que el Señor realizará aquello que nos ha prometido: la vida eterna. ¡Así sea!»
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3ª Semana de PASCUA – 3ª del Salterio
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Jueves · Blanco
Abr
SAN JORGE, mártir
Nació en Palestina la tierra de Jesús, cuenta la tradición que el santo era un caballero cristiano que hirió gravemente a un dragón o caimán de un pantano que aterrorizaba a los habitantes de su ciudad. El pueblo asustado se disponía a huir, cuando San Jorge dijo que bastaba con que creyesen en Jesucristo para que el dragón muriese. Por entonces estalló la cruel persecución de Diocleciano y Maximiano; el santo entonces comenzó a alentar a los que vacilaban en la fe, por lo que recibió crueles castigos y torturas y finalmente el emperador mandó a decapitar al santo.
Feria o Memoria Libre
SAN ADALBERTO, obispo y mártir
Nació en el año 959. Obispo de Praga y mártir, aguantó dificultades en bien de aquella iglesia y por Cristo llevó a cabo muchos viajes, trabajando para extirpar costumbres paganas, pero al ver el poco resultado obtenido, se dirigió a Roma donde se hizo monje, pero finalmente, vuelto a Polonia e intentando atraer a la fe a los prusianos, fue asesinado por unos paganos en el año 997.
Primera lectura. Libro de los Hechos de los apóstoles 9,1-20 En aquellos días, Saulo, respirando todavía amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, autorizándolo a traerse encadenados a Jerusalén a los que descubriese que pertenecían al Camino, hombres y mujeres. Mientras caminaba, cuando ya estaba cerca de Damasco, de repente una luz celestial lo envolvió con su resplandor. Cayó a tierra y oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?». Dijo él: «¿Quién eres, Señor?». Respondió: «Soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que tienes que hacer».
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Sus compañeros de viaje se quedaron mudos de estupor, porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo llevaron de la mano hasta Damasco. Allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber. Había en Damasco un discípulo, que se llamaba Ananías. El Señor lo llamó en una visión: «Ananías». Respondió él: «Aquí estoy, Señor». El Señor le dijo: «Levántate y ve a la calle llamada Recta, y pregunta en casa de Judas por un tal Saulo de Tarso. Mira, está orando, y ha visto en visión a un cierto Ananías que entra y le impone las manos para que recobre la vista». Ananías contestó:
«Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus santos en Jerusalén, y que aquí tiene autorización de los sumos sacerdotes para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre». El Señor le dijo: «Anda, ve; que ese hombre es un instrumento elegido por mí para llevar mi nombre a pueblos y reyes, y a los hijos de Israel. Yo le mostraré lo que tiene que sufrir por mi nombre». Salió Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y dijo:
«Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció cuando venías por el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno de Espíritu Santo». Inmediatamente se le cayeron de los ojos una especie de escamas, y recobró la vista. Se levantó, y fue bautizado. Comió, y recobró las fuerzas. Se quedó unos días con los discípulos de Damasco, y luego se puso a anunciar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 116 R/. Ir al mundo entero y proclamad el Evangelio Alabad al Señor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos. R/.
Firme es su misericordia con nosotros, /su fidelidad dura por siempre. R/.
Lectura del Santo evangelio según, San Juan 6,52-59 R/. Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede este darnos a comer su carne?». Entonces Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi
sangre habita en mí y yo en él. Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre». Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún. V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión del Evangelio Sin la fe no llegaremos a Dios, pero nos dice Jesús en este evangelio que no es suficiente la palabra, es necesario el sacramento de la Comunión, sin comulgar no llegaremos a él. Por esa razón es tan importante lugar por vivir el precepto de la confesión y con el alma limpia acudir a la comunión sacramental.
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Viernes · Blanco o Rojo
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Comer el Cuerpo de Cristo, significa saciar nuestra hambre de felicidad que tantas veces buscamos en lugares que lo único que nos traen es vacío y desengaño. Nuestra alma nuestra vida pide alimento y sólo Dios puede saciarlo, lo demás se acaba, se marchita, acaba por no saciarnos. Beber la Sangre de Cristo, participar de la Eucaristía es asistir al único momento aquí en la tierra donde es posible unir lo finito con lo infinito, el tiempo con la eternidad. Pidamos la fe, para que podamos hacer una verdadera experiencia de Cristo, pues uno nunca valorará lo que nunca ha conocido, ni podrá esperar en aquello de lo que nunca ha hecho experiencia.
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SAN FIDEL DE SIGMARINGA, presbítero y mártir
San Fidel fue un capuchino alemán, nacido en Sigmaringa, pequeña ciudad de Suabia, a orillas del Danubio. Vivió entre 1577 y 1622, parte en Alemania, parte en Suiza. Para ambas naciones eran aquéllos unos tiempos movidos, inseguros y tormentosos. San Fidel fue algo así como una obra maestra de Dios para aquellos tiempos y aquellas regiones. Tuvo el carácter del alemán clásico, íntegro en sus costumbres, serio, constante, inflexible, ingenuo. Los biógrafos nos lo presentan maduro desde los años de su juventud, alegre, muy inteligente y sin perder nunca los estribos. Sobre todo, fue siempre hombre de gran corazón lo que, andando el tiempo, fue, sin duda, factor importante para que los ideales y estilo de vida de la Orden franciscana le vinieran como anillo al dedo.
Feria o Memoria Libre
Primera lectura. Libro de los Hechos de los apóstoles 9,31-42 En aquellos días, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba construyendo y progresaba en el temor del Señor, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo. Pedro, que estaba recorriendo el país, bajó también a ver a los santos que residían en Lida. Encontró allí a un cierto Eneas, un paralítico que desde hacía ocho años no se levantaba de la camilla. Pedro le dijo: «Eneas, Jesucristo te da la salud; levántate y arregla tu lecho». Se levantó inmediatamente. Lo vieron todos los vecinos de Lida y de Sarón, y se convirtieron al Señor. Había en Jafa una discípula llamada Tabita, que significa Gacela. Tabita hacía infinidad de obras buenas y de limosnas. Por entonces cayó enferma y murió. La lavaron y la pusieron en la sala de arriba.
Como Lida está cerca de Jafa, al enterarse los discípulos de que Pedro estaba allí, enviaron dos hombres a rogarle: «No tardes en venir a nosotros». Pedro se levantó y se fue con ellos. Al llegar, lo llevaron a la sala de arriba, y se le presentaron todas las viudas, mostrándole con lágrimas los vestidos y mantos que hacía Gacela mientras estuvo con ellas. Pedro, mandando salir fuera a todos, se arrodilló, se puso a rezar y, volviéndose hacia el cuerpo, dijo: «Tabita, levántate». Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó. Él, dándole la mano, la levantó y, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva. Esto se supo por todo Jafa, y muchos creyeron en el Señor. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, R/. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? ¿Cómo pagaré al Señor / todo el bien que me ha hecho? / Alzaré la
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Cumpliré al Señor mis votos / en presencia de todo el pueblo. / Mucho le cuesta al Señor / la muerte de sus fieles. R/.
Señor, yo soy tu siervo, / siervo tuyo, hijo de tu esclava: / rompiste mis cadenas. / Te ofreceré un sacrificio de alabanza, / invocando el nombre del Señor. R/.
Lectura del Santo evangelio según, San Juan 6,60-69 R/. Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, muchos de los discípulos de Jesús dijeron: «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?». Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay algunos de entre vosotros que no creen». Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo:
«Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede». Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?». Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios». V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión del Evangelio Meditación del Papa Francisco A veces, se escucha sobre la santa misa esta objeción: “¿Para qué sirve la misa? Yo voy a la iglesia cuando me apetece, y rezo mejor en soledad”. Pero la eucaristía no es una oración privada o una bonita experiencia espiritual, no es una simple conmemoración de lo que Jesús hizo en la Última Cena. Nosotros decimos, para entender bien, que la eucaristía es “memorial”, o sea, un gesto que actualiza y hace presente el evento de la muerte y resurrección de Jesús: el pan es realmente su Cuerpo donado por nosotros, el vino es realmente su Sangre derramada por nosotros. La eucaristía es Jesús mismo que se dona por entero a nosotros. Nutrirnos de Él y vivir en Él mediante la Comunión eucarística, si lo hacemos con fe, transforma nuestra vida, la transforma en un don a Dios y a los hermanos.
copa de la salvación, / invocando el nombre del Señor. R/.
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3ª Semana de PASCUA – 3ª del Salterio
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Sábado · Blanco o Rojo
Abr
DÍA DEL BUEN PASTOR JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES SACERDOTALES
Antífona de Entrada
Cf. Sal 32, 5-6 La misericordia del Señor llena la tierra, la palabra del Señor hizo el cielo. Aleluya
Oración Colecta
Dios todopoderoso y eterno, condúcenos a la asamblea gozosa del cielo, para que la debilidad del rebaño llegue hasta donde le ha precedido la fortaleza del Pastor. Él, que vive y reina contigo.
Se reza el Te Deum
Primera lectura. Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 4,8-12 En aquellos días, Pedro, lleno de Espíritu Santo, dijo: «Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; pues, quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido en nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre
los muertos; por su nombre, se presenta éste sano ante vosotros. Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos.» V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 117 R/. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular Dad gracias al Señor porque es bueno, / porque es eterna su misericordia. / Mejor es refugiarse en el Señor / que fiarse de los hombres, / mejor es refugiarse en el Señor / que fiarse de los jefes. R/. Te doy gracias porque me escuchaste / y fuiste mi salvación. / La piedra que desecharon los arquitectos / es ahora la piedra
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angular. / Es el Señor quien lo ha hecho, / ha sido un milagro patente. R/. Bendito el que viene en nombre del Señor, / os bendecimos desde la casa del Señor. / Tu eres mi Dios, te doy gracias; / Dios mío, yo te ensalzo. / Dad gracias al Señor porque es bueno, / porque es eterna su misericordia. R/.
Segunda lectura. Primera carta del apóstol san Juan 3,1-2 Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aun no se ha manifestado lo
que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
En aquel tiempo dijo Jesús: «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estragos y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras
ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.»
V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
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4º DOMINGO DE PASCUA – 4ª SEMANA DEL SALTERIO
Lectura del Santo evangelio según, San Juan 10,11-18 R/. Gloria a ti, Señor
Antífona de Comunión
V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Ha resucitado el Buen Pastor, que dio la vida por sus ovejas y se dignó morir por su rebaño. Aleluya.
Reflexión del Evangelio
Jesús no es un pastor cualquiera, sino que es un ¡buen pastor! La imagen del buen pastor viene del libro de Ezequiel en el Antiguo Testamento. Diciendo que es el Buen Pastor, Jesús se presenta como aquel que viene a realizar las promesas de los profetas y las esperanzas del pueblo. El Pastor conoce a sus ovejas y ellas conocen el pastor. Con esto, Jesús dice que en la gente hay una percepción para saber quién es el buen pastor y era lo que los fariseos no aceptaban. Ellos despreciaban las ovejas y pensaban tener la justa mirada para discernir las cosas de Dios. En realidad estaban ciegos. El discurso sobre el Buen Pastor enseña dos reglas para poder curar este tipo bastante frecuente de ceguera: (i) Prestar mucha atención a la reacción de las ovejas, pues ellas reconocen la voz del pastor. (ii) Prestar mucha atención a la actitud de aquel que se dice pastor para ver si le interesa verdaderamente la vida de las ovejas, y si es capaz de dar la vida por las ovejas. Finalmente en una mirada inclusiva y ecuménica Jesús abre el horizonte y dice que hay otras ovejas que no son de este corral pero cuando lo escuchen, se darán cuenta de que él es el pastor y le seguirán.
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Domingo · Blanco
Abr
Feria
Primera lectura. Libro de los Hechos de los apóstoles 11,1-18
En aquellos días, los apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. Cuando Pedro subió a Jerusalén, los de la circuncisión le dijeron en son de reproche: «Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos». Pedro entonces comenzó a exponerles los hechos por su orden, diciendo: «Estaba yo orando en la ciudad de Jafa, cuando tuve en éxtasis una visión: una especie de recipiente que bajaba, semejante a un gran lienzo que era descolgado del cielo sostenido por los cuatro extremos, hasta donde yo estaba. Miré dentro y vi cuadrúpedos de la tierra, fieras, reptiles y pájaros del cielo. Luego oí una voz que me decía: “Levántate, Pedro, mata y come”. Yo respondí: «De ningún modo, Señor, pues nunca entró en mi boca cosa profana o impura”. Pero la voz del cielo habló de nuevo: «Lo que Dios ha purificado, tú no lo consideres profano”. Esto sucedió hasta tres veces, y de un tirón lo subieron todo de nuevo al cielo.
En aquel preciso momento llegaron a la casa donde estábamos tres hombres enviados desde Cesarea en busca mía. Entonces el Espíritu me dijo que me fuera con ellos sin dudar. Me acompañaron estos seis hermanos, y entramos en casa de aquel hombre. Él nos contó que había visto en su casa al ángel que, en pie, le decía: “Manda recado a Jafa y haz venir a Simón, llamado Pedro; él te dirá palabras que traerán la salvación a ti y a tu casa”. En cuanto empecé a hablar, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, igual que había bajado sobre nosotros al principio; entonces me acordé de lo que el Señor había dicho: “Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo”. Pues, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para oponerme a Dios?». Oyendo esto, se calmaron y alabaron a Dios diciendo: «Así pues, también a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida». V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 41 R/. Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo Como busca la cierva corrientes de agua, / así mi alma te busca a ti, Dios mío; / mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: / ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R/. Envía tu luz y tu verdad: / que ellas me guíen / y me conduzcan
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hasta tu monte santo, / hasta tu morada. R/. Me acercaré al altar de Dios, / al Dios de mi alegría, / y te daré gracias al son de la cítara, / Dios, Dios mío. R/.
Lectura del Santo evangelio según, San Juan 10,1-10 R/. Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, dijo Jesús: «En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante». V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión del Evangelio
Meditación del Papa Francisco a los Jóvenes
Quisiera decir una última cosa, una última cosa. Aquí hay muchos jóvenes. Jóvenes, queridos jóvenes, ustedes tienen una especial sensibilidad ante la injusticia, pero a menudo se sienten defraudados por los casos de corrupción, por las personas que, en lugar de buscar el bien común, persiguen su propio interés. A ustedes y a todos les repito: nunca se desanimen, no pierdan la confianza, no dejen que la esperanza se apague. La realidad puede cambiar, el hombre puede cambiar. Sean los primeros en tratar de hacer el bien, de no habituarse al mal, sino a vencerlo con el bien. La Iglesia los acompaña ofreciéndoles el don precioso de la fe, de Jesucristo, que ha «venido para que tengan vida y la tengan abundante». Conéctate y sintonízanos por los siguientes cable-operadores: - Claro: 903. - DirecTv: 353. - ETB: 807. - Tigo- Une: 149. - Movistar: 441.
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4ª Semana de PASCUA – 4ª del Salterio
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Lunes · Blanco
Abr
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Primera lectura. Libro de los Hechos de los apóstoles 11,19-26
En aquellos días, los que se habían dispersado en la persecución provocada por lo de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la palabra más que a los judíos. Pero algunos, naturales de Chipre y de Cirene, al llegar a Antioquía, se pusieron a hablar también a los griegos, anunciándoles la Buena Nueva del Señor Jesús. Como la mano del Señor estaba con ellos, gran número creyó y se convirtió al Señor. Llegó la noticia a oídos de la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción
de la gracia de Dios, se alegró y exhortaba a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño, porque era un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe. Y una multitud considerable se adhirió al Señor. Bernabé salió para Tarso en busca de Saulo; cuando lo encontró, se lo llevó a Antioquía. Durante todo un año estuvieron juntos en aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez los discípulos fueron llamados cristianos. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Feria
Salmo Responsorial, 86 R/. Alabad al Señor, todas las naciones Él la ha cimentado sobre el monte santo; / y el Señor prefiere las puertas de Sión / a todas las moradas de Jacob. / ¡Qué pregón tan glorioso para ti, / ciudad de Dios! R/. «Contaré a Egipto y a Babilonia / entre mis fieles; / filisteos, tirios
y etíopes / han nacido allí». / Se dirá de Sión: «Uno por uno / odos han nacido en ella; / el Altísimo en persona la ha fundado». R/.
4ª SEMANA DE PASCUA – 4ª DEL SALTERIO
Reflexión del Evangelio
Meditación del Papa Benedicto XVI
Jesús que dijo de sí mismo que había venido para que nosotros tengamos la vida y la tengamos en plenitud, en abundancia, nos explicó también qué significa “vida”: “Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo”. La vida en su verdadero sentido no la tiene uno solamente para sí, ni tampoco sólo por sí mismo: es una relación. Y la vida entera es relación con quien es la fuente de la vida. Si estamos en relación con Aquel que no muere, que es la Vida misma y el Amor mismo, entonces estamos en la vida. Entonces “vivimos”. 28. Pero ahora surge la pregunta: de este modo, ¿no hemos recaído quizás en el individualismo de la salvación? ¿En la esperanza sólo para mí que además, precisamente por eso, no es una esperanza verdadera porque olvida y descuida a los demás? No. La relación con Dios se establece a través de la comunión con Jesús, pues solos y únicamente con nuestras fuerzas no la podemos alcanzar. En cambio, la relación con Jesús es una relación con Aquel que se entregó a sí mismo en rescate por todos nosotros. Estar en comunión con Jesucristo nos hace participar en su ser “para todos”, hace que éste sea nuestro modo de ser. Nos compromete en favor de los demás, pero sólo estando en comunión con Él podemos realmente llegar a ser para los demás, para todos.
El Señor escribirá en el registro de los pueblos: / «Éste ha nacido allí». / Y cantarán mientras danzan: / «Todas mis fuentes están en ti». R/.
Lectura del Santo evangelio según, San Juan 10,22-30 R/. Gloria a ti, Señor
Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón. Los judíos, rodeándolo, le preguntaban: «¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente». Jesús les respondió: «Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre,
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esas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno». V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Hora Santa 8:00 a 9:00 a.m.
6:00 a 7:00 a.m.
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Sábado · Morado
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Abr
SAN PEDRO CHANEL, presbítero y mártir
Dedicó su ministerio a atender a campesinos y niños, fue enviado con algunos compañeros a evangelizar Oceanía occidental, llegó a la isla francesa de Futuna (una de las Islas Fiji), donde no había aún comunidad cristiana, y a pesar de las muchas dificultades que encontró, con su singular mansedumbre convirtió a algunos a la fe, entre los cuales estaba el hijo del rey del lugar, el cual, furioso, lo mandó matar, convirtiéndole en el primer mártir de Oceanía, murió en el año 1841.
SAN LUIS MARÍA GRIGNION DE MONFORT, presbítero
Feria o Memoria Libre
Nació en el año 1673. Evangelizó las regiones occidentales de Francia, anunciando el misterio de la Sabiduría Eterna, y fundó dos congregaciones. Predicó y escribió acerca de la Cruz de Cristo y de la verdadera devoción hacia la Santísima Virgen, y, después de convertir a muchos murió en el año 1716.
Primera lectura. Libro de los Hechos de los apóstoles 12,24–13,5a En aquellos días, la palabra de Dios iba creciendo y se multiplicaba. Cuando cumplieron su servicio, Bernabé y Saulo se volvieron de Jerusalén, llevándose con ellos a Juan, por sobrenombre Marcos. En la Iglesia que estaba en Antioquía había profetas y maestros: Bernabé, Simeón, llamado Níger; Lucio, el de Cirene; Manahén, hermano de leche del tetrarca Herodes, y Saulo. Un día que estaban celebrando el culto al Señor y ayunaban, dijo el Espíritu Santo:
«Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado». Entonces, después de ayunar y orar, les impusieron las manos y los enviaron. Con esta misión del Espíritu Santo, bajaron a Seleucia y de allí zarparon para Chipre. Llegados a Salamina, anunciaron la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 66 R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben Que Dios tenga piedad y nos bendiga, / ilumine su rostro sobre nosotros; / conozca la tierra tus caminos, / todos los pueblos tu salvación. R/. Que canten de alegría las naciones, / porque riges el mundo con justicia, /
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Lectura del Santo evangelio según, San Juan 12,44-50 R/. Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, Jesús gritó diciendo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas. Al que oiga mis palabras y no las cumpla, yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis
palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, esa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre». V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión del Evangelio
Sanemos que el Evangelio de Juan es sobre todo teológico, encontramos en sus escritos una explicación profunda de la misión de Jesús entre nosotros, por eso su lectura meditada es tan enriquecedora para nuestra práctica de fe. Creer en Jesús es creer en aquel que le ha enviado. Esta frase puede ser un buen extracto del evangelio de Juan. Creer en Jesús es un modo de contemplar a Dios, ya que él es el enviado del Padre, su rostro visible. En este día la proclamación de Jesús sintetiza su misión salvadora, pues ha venido para «salvar al mundo», pero no por sí mismo sino en nombre del «Padre que me ha enviado y me ha mandado lo que tengo que decir y hablar». Por esta relación con el Padre, Jesús puede afirmar que trae luz al mundo para que quienes crean en él y puedan salir así de la oscuridad y caminar permanentemente en la luz. Creer, ver, implica escuchar sus palabras, no sólo oírlas, sino acogerlas y guardarlas. Jesús es la respuesta a los grandes interrogantes que tiene el ser humano, Él se presenta como la luz que brilla en las tinieblas, y hace que nuestras oscuridades vislumbren su resplandor. Jesús es la luz que aclara el horizonte, ayudando a descubrir el lado luminoso de la oscuridad de la fe.
y gobiernas las naciones de la tierra. R/. Oh, Dios, que te alaben los pueblos, / que todos los pueblos te alaben. / Que Dios nos bendiga; que le teman / todos los confines de la tierra. R/.
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4ª SEMANA DE PASCUA – 4ª DEL SALTERIO
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Miércoles · Blanco y Rojo
Abr
Memoria Obligatoria
SANTA CATALINA DE SIENA, virgen y doctora de la Iglesia
Nació en 1347. A los siete años, consagró su virginidad a Dios a través de un voto privado. A los doce años, su madre y hermana de Santa Catalina intentaron persuadirla para llegar al matrimonio, y así comenzaron a alentarla a prestar más atención a su apariencia. Para complacerlos, ella se vestía de gala y se engalanaba con joyas que se estilaban en esa época. Al poco tiempo, Santa Catalina se arrepintió de esta vanidad. A los quince años de edad, asistía generosamente a los pobres, servía a los enfermos y daba consuelo a los afligidos y prisioneros. Ella prosiguió el camino de la humildad, la obediencia y la negación de su propia voluntad. Reconocida como maestra espiritual, se formó un grupo de discípulos en torno a Catalina. A partir de 1372 fue mediadora en los conflictos civiles y eclesiales en la península italiana. Empezó una amplia producción epistolar. En 1374 fue convocada al Capítulo General de la Orden de Predicadores y se le asignó a fray Raimundo de Capua como acompañante espiritual. Ante el creciente conflicto entre el Papa y las ciudades italianas, Catalina se sumergió en la política. Viajó a Aviñón e instó a Gregorio IX a regresar a Roma. Gracias a su labor, el Papa regresó en enero de 1377. La influencia política y religiosa de Catalina creció significativamente. Profesó un profundoamor por la Iglesia. Se sintió llamada por Dios a denunciar la corrupción y promover una vida apostólica y evangélica. Sufrió al ver la consumación del cisma de occidente tras la muerte de Gregorio IX en 1378. En medio de sus sufrimientos, su constante plegaria era que dichos sufrimientos podían servir para la expiación de sus faltas y la purificación de su corazón. Murió en el año 1380.
Primera lectura. Libro de los Hechos de los apóstoles 13,13-25 Pablo y sus compañeros se hicieron a la mar en Pafos y llegaron a Perge de Panfilia. Juan los dejo y se volvio a Jerusalén; ellos, en cambio, continuaron y desde Perge llegaron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento. Acabada la lectura de la Ley y de los Profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron a unos que les dijeran: «Hermanos, si tenéis una palabra de
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exhortación para el pueblo, hablad». Pablo se puso en pie y, haciendo seña con la mano de que se callaran, dijo: «Israelitas y los que teméis a Dios, escuchad: El Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros padres y multiplicó al pueblo cuando vivían como forasteros en Egipto. Los sacó de allí con brazo poderoso; unos cuarenta años “los cuidó en el desierto”, “aniquiló siete naciones
en la tierra de Canaán y les dio en herencia” su territorio; todo ello en el espacio de unos cuatrocientos cincuenta años. Luego les dio jueces hasta el profeta Samuel. Después pidieron un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, durante cuarenta años. Lo depuso y les suscitó como rey a David, en favor del cual dio testimonio, diciendo: “Encontré a David”, hijo de Jesé, “hombre conforme a mi corazón, que
cumplirá todos mis preceptos”. Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús. Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión antes de que llegara Jesús; y, cuando Juan estaba para concluir el curso de su vida, decía: “Yo no soy quien pensáis, pero, mirad, viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias de los pies”». V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 88 R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor Cantaré eternamente las misericordias del Señor, / anunciaré tu fidelidad por todas las edades. / Porque dijieste: «La misericordia es un edificio eterno», / más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R/. Encontré a David, mi siervo, / y lo he ungido con óleo sagrado; / para
que mi mano esté siempre con él / y mi brazo lo haga valeroso. R/. Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán, / por mi nombre crecerá su poder. / Él me invocará: «Tú eres mi padre, / mi Dios, mi Roca salvadora». R/.
Lectura del Santo evangelio según, San Juan 13,16-20 R/. Gloria a ti, Señor Cuando Jesús terminó de lavar los pies a sus discípulos les dijo: «En verdad, en verdad os digo: el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura:
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4ª SEMANA DE PASCUA – 4ª DEL SALTERIO
“El que compartía mi pan me ha traicionado”. Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy. En verdad, en verdad os digo: el que recibe a quien yo envíe me recibe a mí; y el que me recibe a mí recibe al que me ha enviado». V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión del Evangelio
Una norma de urbanidad en los tiempos del Señor era lavar los pies del viajero, un servicio reservado a los sirvientes. En esa época la forma de viajar era a pie, por caminos pedregosos y polvorientos. Era una buena señal de cortesía aliviar el dolor y resequedad de los pies lavarlos y enjugarlos en aceites, para suavizar las lesiones de las largas caminatas.
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Jueves · Blanco
Abr
La felicidad del discípulo, la felicidad de la discípula consiste en poner en práctica el ejemplo de Jesús, lavar los pies es servir a los demás, servir con alegría. Sólo el testimonio fiel, convincente y alegre de los discípulos puede mostrar al mundo que, en la persona de Jesús, en su enseñanza, en su cercanía a los pobres, en su misericordia para con los pecadores, en su promesa de felicidad, en su fidelidad a su Padre, en su pasión, en su muerte y en su resurrección está la palabra definitiva de Dios para el mundo.
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SAN PIO V, papa
De la Orden de Predicadores, que, elevado a la sede de Pedro, se esforzó con gran piedad y tesón apostólico en poner en práctica los decretos del Concilio de Trento acerca del culto divino, la doctrina cristiana y la disciplina eclesiástica, promoviendo también la propagación de la fe. Murió en Roma en el año 1572.
Primera lectura. Libro de los Hechos de los apóstoles 13,26-33 En aquellos días, cuando llegó Pablo a Antioquía de Pisidia, decía en la sinagoga: «Hermanos, hijos del linaje de Abrahán y todos vosotros los que teméis a Dios: a nosotros se nos ha enviado esta palabra de salvación. En efecto, los habitantes de Jerusalén y sus autoridades no reconocieron a Jesús ni entendieron las palabras de los profetas que se leen los sábados, pero las cumplieron al condenarlo. Y, aunque no encontraron nada que mereciera la muerte, le pidieron a Pilato que lo mandara ejecutar. Y, cuando cumplieron todo lo que estaba escrito de él, lo bajaron del
madero y lo enterraron. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos. Durante muchos días, se apareció a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo. También nosotros os anunciamos la Buena Noticia de que la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús. Así está escrito en el salmo segundo: “Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy”». V. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial, 2 R/. Tu eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy
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En este evangelio que precede los días de la pasión y muerte, nuestro Señor se hace servidor de los demás, en el trabajo aparentemente más humilde, pero que tanto bien causa a quienes se presta, un detalle aparentemente pequeño, pero que muestra que Jesús no olvida ningún detalle de nuestra vida. Sano enfermos, alimentó hambrientos, revivió muertos, y hasta lavó y suavisó los pies de sus amigos. Por eso Pedro que al principio no quiere que Jesús haga ese oficio tan bajo y humilde, al ser reprendido por el Señor, pide que no lave solo sus pies, sino su cuerpo entero. Del Señor nos fiamos como Pedro y aunque como él, le fallemos confiamos en su cariño y en su palabra para llegar a al casa del Padre.
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Viernes · Blanco
Abr
«Yo mismo he establecido a mi Rey / en Sión, mi monte santo». / Voy a proclamar el decreto del Señor; / él me ha dicho: «Tú eres mi Hijo: / yo te he engendrado hoy. R/. Pídemelo: / te daré en herencia las naciones, / en posesión, los confines
de la tierra: / los gobernarás con cetro de hierro, / los quebrarás como jarro de loza». R/. Y ahora, reyes, sed sensatos; / escarmentad, los que regís la tierra: / servid al Señor con temor, / rendidle homenaje temblando. R/.
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Jueves
4ª SEMANA DE PASCUA – 4ª DEL SALTERIO
yo voy, ya sabéis el camino». Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Jesús le responde: «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí». V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús
Santa Misa
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En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde
La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. Ir al Misal
Lectura del Santo evangelio según, San Juan 14,1-6 R/. Gloria a ti, Señor
juan 14, 27
Feria o Memoria Libre
Reflexión del Evangelio
Meditación del Papa Francisco
Hoy me quiero centrar en la acción que el Espíritu Santo realiza en la guía de la Iglesia y de cada uno de nosotros a la Verdad. Jesús mismo dice a sus discípulos: el Espíritu Santo “les guiará en toda la verdad”, siendo él mismo “el Espíritu de la Verdad”. Vivimos en una época en la que se es más bien escéptico con respecto a la verdad. Benedicto XVI ha hablado muchas veces de relativismo, es decir, la tendencia a creer que no hay nada definitivo, y a pensar que la verdad está dada por el consenso general o por lo que nosotros queremos. Surge la pregunta: ¿existe realmente “la” verdad? ¿Qué es “la” verdad? ¿Podemos conocerla? ¿Podemos encontrarla? Aquí me viene a la memoria la pregunta del procurador romano Poncio Pilato cuando Jesús le revela el sentido profundo de su misión: “¿Qué es la verdad?”. Pilato no llega a entender que “la” Verdad está frente a él, no es capaz de ver en Jesús el rostro de la verdad, que es el rostro de Dios. Y sin embargo, Jesús es esto: la Verdad, la cual, en la plenitud de los tiempos, “se hizo carne”, que vino entre nosotros para que la conociéramos. La verdad no se aferra como una cosa, la verdad se encuentra. No es una posesión, es un encuentro con una Persona.
EN DIRECTO:
De lunes a jueves : 8:30 a.m., 12:30 m. y 7:00 p.m. Viernes y sábado y domingo: 7:00 p.m. 12:30 m. y 7:00 p.m. 100
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Oracional La oración cristiana es una relación de Alianza entre Dios y el hombre en Cristo. Es acción de Dios y del hombre; brota del Espíritu Santo y de nosotros, dirigida por completo al Padre, en unión con la voluntad humana del Hijo de Dios hecho hombre. Catecismo de la Iglesia Católica, n.º 2564 Oración del Enfermo Señor Jesús, Te agradezco por el don de la vida. Tú conoces las personas y las circunstancias que me han formado ya sea física como emocional y espiritualmente. Ellas, y las más íntimas experiencias de mi mente y de mi corazón, me han hecho la persona que soy ahora. Perdóname, Señor, por todas las veces que he fallado, por mis fallos contra mi mismo y los demás. Al mismo tiempo, perdono a todos los que han fallado de alguna manera y me han herido. Ayúdame a ver que mi enfermedad tiene una parte muy importante en mi vida. Ella me ayudará a ser plenamente la persona que Tu quieres que yo sea. No permitas que yo pierda o desperdicie lo que Tu quieres hacer conmigo para hacer completa mi vida en esta tierra y para preparar mi vida contigo en el Cielo. Ahora yo no puedo orar de la manera que quisiera (estoy adolorido, cansado, confundido…). Te pido que aceptes cada respiro como un acto de amor y de confianza en Ti. Tu eres mi Salvador. Yo quiero descansar sobre tu amante Corazón en la seguridad y en la paz, como un niño en los brazos de su padre. Yo se que Tú no me abandonarás. Te amo, mi Señor, quisiera amarte como la Virgen Santísima, te amó.
Acto de Fe
¡Señor mío Jesucristo!, creo que verdaderamente estás dentro de mí con tu Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, y lo creo más firmemente que si lo viese con mis propios ojos.
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Acto de Adoración
¡Oh Jesús mío!, te adoro presente dentro de mí, y me uno a María Santísima, a los Angeles y a los Santos para adorarte como mereces.
A Jesús Crucificado
Mírame, ¡oh mi amado y buen Jesús!, postrado en tu presencia: te ruego, con el mayor fervor, imprimas en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza, caridad, verdadero dolor de mis pecados y firmísimo propósito de jamás ofenderte; mientras que yo, con el mayor afecto y compasión de que soy capaz, voy considerando y contemplando tus cinco llagas, teniendo presente lo que de Ti, oh buen Jesús, dijo el profeta David: “Han taladrado mis manos y mis pies y se pueden contar todos mis huesos.” (Salmo 21, 17-18)
Aceptación de la Enfermedad (2) Señor Jesús, la enfermedad ha llamado a la puerta de mi vida: una experiencia dura, una realidad difícil de aceptar. No obstante, te doy gracias por esta enfermedad: me ha hecho tocar con la mano la fragilidad y la precariedad de la humana existencia. Ahora miro todo con otros ojos: lo que soy y lo que tengo no me pertenece, es un don tuyo. He descubierto qué quiere decir depender, tener necesidad de todo y de todos, no poder hacer nada solo. He vivido la soledad y la angustia, también el afecto y la amistad de tantas personas. ¡Señor!, aunque me es difícil, repito: “¡Hágase tu voluntad!”. Te ofrezco mis sufrimientos y los uno a los de Cristo Crucificado. Bendice las personas que me asisten y las que sufren por mí. Amén.
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Al Espíritu Santo
¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro; ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, dime que debo hacer, ordéname. Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y aceptar todo lo que permitas que me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad.
Custodio y padre de vírgenes San José, a cuya fiel custodia fueron encomendadas la misma inocencia Cristo Jesús y la Virgen de las vírgenes María. Por estas dos queridísimas prendas, Jesús y María, te ruego y te suplico me alcances que, preservado de toda impureza, sirva siempre con alma limpia, corazón puro y cuerpo casto a Jesús y a María. Amén.
Comunión Espiritual
Yo quisiera, Señor, recibiros con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los Santos. Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre y la cooperación del Espíritu Santo, mediante tu muerte diste vida al mundo: líbrame por la recepción de tu Sacrosanto Cuerpo y Sangre de todas mis culpas y de todo mal. Concédeme que yo siempre cumpla fielmente tus mandamientos y no permitas que jamás me separe de Ti. Amén.
De la mañana.- Ofrecimiento de sí mismo
Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer. Vos me lo disteis; a Vos, Señor, lo torno; todo es vuestro, disponed a toda vuestra voluntad. Dadme vuestro amor y gracia, que esto me basta.
A la Virgen - Acordaos
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes!, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. ¡Oh Madre de Dios!, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.
A la Virgen. Bendita sea tu Pureza
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.
Para antes de la Misa a la Santísima Virgen. Oh Madre de piedad y de misericordia, Santísima Virgen María, yo miserable e indigno pecador en ti confío con todo mi corazón y mi afecto; acudo a tu piedad para que, así como estuviste junto a tu dulcísimo Hijo, clavado en la cruz, también te dignes estar con clemencia junto a mí miserable pecador, y junto a todos los sacerdotes que aquí y en toda la santa Iglesia van a celebrar hoy, para que, ayudados con tu gracia, ofrezcamos una hostia digna y aceptable en la presencia de la suma y única Trinidad. Amén
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De Entrega a Dios
Padre, me pongo en tus manos, haz de mí lo que quieras, sea lo que sea, te doy las gracias. Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo, con tal que tu voluntad se cumpla en mí, y en todas tus criaturas. No deseo nada más, Padre. Te confío mi alma, te la doy con todo el amor de que soy capaz, porque te amo. Y necesito darme, ponerme en tus manos sin medida, con una infinita confianza, porque Tú eres mi Padre.
Acto de contrición
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amen.
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Para después de la Misa a San José
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