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PenĂŠlope Marina Colasanti

manda saludos


Marina Colasanti, con todas las letras


Nombre completo: Marina Colasanti Fecha y lugar de nacimiento: 26 de septiembre de 1937, en Asmara (Eritrea) Lugares donde ha vivido: África (Eritrea y Libia), Italia, Río de Janeiro Profesiones que ha ejercido: Periodismo (redactora, editora, cronista), artes plásticas (grabadora, pintora, ilustradora), televisión (editora, entrevistadora, presentadora) Géneros literarios que ha desarrollado: Cuento, crónica, novela, poesía, ensayo, literatura infantil Obras principales: Una idea toda azul (1979), Ruta de colisión (1993), Ana Z., ¿a dónde vas? (1993)


Biografía


Marina Colasanti nació en Asmara, capital de Eritrea (África), en 1937. Después de pasar la primera infancia en el continente africano, vivió en Italia y, en 1948, llegó a Brasil, donde se radicó. Siendo adolescente llegó a ser una figura destacada en los medios culturales y artísticos cariocas, conviviendo con poetas de vanguardia de la década de 1950, compositores de bossa nova y otras personalidades. Tras estudiar en la Escuela Nacional de Bellas Artes se dedicó durante algún tiempo al grabado, exclusivamente. Luego se interesó por el periodismo, ejerciendo labores como redactora, editora, cronista e ilustradora. Paralelo a esto, trabajó en publicidad y televisión.


Su primer libro, Yo solita, fue lanzado en 1968 y, desde entonces, entre literatura infantil, juvenil y adulta, ha publicado más de cuarenta títulos, muchos de ellos ganadores de importantes premios literarios en América Latina. Recibió el Premio Jabuti en 1993 con Entre la espada y la rosa; en 1994, con Ruta de colisión y Ana Z., ¿a dónde vas?, y en 1997, con Yo lo sé, pero no debería. A lo largo de los años ha desarrollado un sólido trabajo como traductora. La obra de Marina Colasanti ha tenido la atención de los críticos, no solo de Brasil, también de otros países; buena parte de sus libros han sido publicados en España, Argentina, Francia, Portugal, México, Colombia y Estados Unidos. Con lectores de las más diversas edades, ha conquistado, sin duda, un lugar privilegiado entre las figuras más representativas de la literatura brasileña contemporánea.


Entrevista


La autora tiene la palabra La siguiente entrevista fue hecha especialmente para este libro. En ella, Marina Colasanti habla un poco de las historias de Penélope manda saludos y de su relación con los lectores. Para comenzar, una curiosidad: ¿cómo nacieron los cuentos del libro Penélope manda saludos? Cada cuento nace de manera distinta. Hice un viaje y regresé con dos de ellos. Asistí a una conferencia en japonés —yo no hablo japonés— de un ilustrador. Proyectaba algunas imágenes de sus ­dibujos. En


una esquina de uno de ellos vi una ficha de dominó. Una amiga me dijo que había alquilado una casa. El cuento nace de una palabra, de una imagen, de un sonido, de un deseo de hacerlo nacer. O del deseo del cuento de suceder. El radar encendido capta presencias en las profundidades. ¿Diría usted que existe una clara intención crítica en las diversas historias de Penélope manda saludos? No lo pretendo. Por el contrario. Para mí, la crítica directa, evidente, empobrecería las historias. Cuando digo que tengo una intención crítica, hablo de una postura, de mi postura como autora, la de alguien que mira el mundo críticamente. ¿Prefiere alguno de los cuentos que aparecen en el libro? Me gustan todos, cada uno por un motivo diferente. Uno, porque me sorprende; otro, porque me permite caminar por sitios que me encantan; un tercero, porque me lleva al interior de otra persona. Cada cuento es para mí mucho más de lo que está escrito, lleno de un antes y un después, lleno de vigas que ni siquiera se ven.


En el cuento “Alguien gana ese juego”, el narrador simula imparcialidad al seleccionar ciertas cosas. El color marrón de la sala, por ejemplo. Con eso crea un clima de complicidad cuyo efecto es un vínculo mayor con el lector. ¿Cómo ve usted el uso de este tipo de recursos? ¿Por qué cree que simula? Yo no estaba simulando. Tenía una escena frente a mí, en mi imaginario, tan claro e intenso como lo real. El color de esa escena era marrón. Podría haber sido más explícita, haber dicho que era un marrón intenso como el de un Rembrandt o un marrón Van Dyck, pero eso habría sido excesivamente pedante. La palabra marrón, además, me resulta antipática. E hice la advertencia. ¿Y la participación del lector en la historia? En cuanto al hecho de dejar ciertas elecciones al lector, de dirigirme directamente a él, de hacerlo entrar físicamente en la trama, es una expansión de un estilo utilizado en Ana Z., ¿a dónde vas?, que me convierte en un narrador no omnisciente, en un narrador que entrega su historia para remover, un narrador que reconoce, y usa, la complicidad con el lector.


CaracterĂ­sticas de la obra La realidad es un velo


Marina Colasanti se hizo lectora por medio de grandes obras como la IlĂ­ada, Don Quijote, Orlando furioso y

Pinocho. Sin hablar de los cuentos de hadas, que poblaron su infancia, y de la literatura fantĂĄstica, su lectura preferida, entre todas. El sentido del encantamiento que los grandes maestros de la literatura buscaban parece haber fascinado a la joven lectora y haber permanecido en la Marina escritora. Tal vez, desde los primeros contactos con la magia literaria, vio que es posible atar ese velo con el que nos habituamos a presentir el mundo y bajo el que descubrimos Una idea toda azul.


Al trabajar en sus textos géneros tan diversos como la crónica, el cuento, la novela y la poesía, Marina siempre se cuestiona sobre la idea de que la realidad sea una sola, única y previsible. En la obra de la autora, lo cotidiano sirve de prólogo, o de disfraz, para atraer al lector a sobrepasar los límites entre la realidad y la fantasía. En Marina Colasanti, la realidad es un velo cuya superficie puede ser circunscrita línea a línea. En los textos de la autora es notable el cuidado con el que trabaja la forma, la búsqueda de una palabra precisa, la construcción de las frases o la manera de contar las historias. Marina siempre es exigente en la formulación de la poesía del texto —aun cuando este se presente en prosa—. En un lenguaje sin alardes, la metáfora surge suavemente y permanece, tensionando la lectura. En muchos casos, la autora huye de las convenciones narrativas, llegando a transgredir los límites del narrador tradicional y a reinventar sus atribuciones, siempre con el objetivo de buscar el mejor efecto para la narración y causar mayor impacto en el lector. La originalidad es la marca principal de su peculiar dirección narrativa, que se acompaña de la búsqueda de lo esencial, de la precisión, de la obsesión por la palabra. “Muchas de las veces en que


las cazo (las palabras), estas desaparecen. La palabra correcta es un tesoro precioso, siempre raro. Una palabra repentina y suelta, saboreada en la boca, es mejor que un caramelo”. Por eso sus textos son tan seductores, y no logramos despegar los ojos ni desenganchar el espíritu. Debe darse por satisfecha la autora que un día declaró su pretensión literaria: “Llegar, con el máximo de economía, al máximo resultado. Entrar, como de soslayo, a un tema y, con unos cuantos toques, voltearlo de cabeza. Me alegra llegar de manera concisa al meollo de las cosas”. Por otro lado, esa misma Marina, que tan a gusto se siente entre los cuentos de hadas y las historias fantásticas, debate de manera contundente lo cotidiano de su ciudad y del mundo en sus crónicas, profundizando en temas como la violencia urbana, las desigualdades sociales y la degradación ambiental. Es otra faceta de esta gran escritora. Pero, coexistiendo con esa contundencia, hay una elegante delicadeza. Marina no es una autora de extremos ni de ir dando tumbos. Sus textos, en cualquier género, fluyen sin necesidad de ostentación. Al leerlos, nos volvemos cómplices de esta escritora de grandes poderes. Y leer a Marina Colasanti es siempre una oportunidad de ampliar, o aun de cambiar, nuestra comprensión del mundo.


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