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El momento de aprovechar las oportunidades existentes
La apuesta por la electromovilidad es el camino para alcanzar un planeta más limpio y sustentable. Se trata de un camino sin retorno: así y todo, se plantean desafíos por delante, como el acceso a cantidades ingentes de minerales y metales para poder cumplimentar con el objetivo net zero, en tiempo y en forma. Es, ni más ni menos, que una carrera contrarreloj.
¿Es posible alcanzar las metas propuestas? La oferta de algunos minerales como el cobre y el litio es, en cierta forma, una incógnita. Un informe publicado por Wood Mackenzie en 2021 afirma que “se requerirán de 19 MT adicionales de cobre para alcanzar las métricas de 2050, lo que lleva a una nueva mina Escondida por año, durante los próximos 20 años.”
Mientras tanto, en el caso del litio, Benchmark Minerals pronostica una demanda de 2,3 MT de LCE (carbonato de litio equivalente) para 2030, lo que proyectado a 2040 se traduce en un déficit de 3,3 MT de LCE.
Si a ello sumamos el caso de las tierras raras y el cobalto, entre otros minerales críticos, bien vale preguntarse: ¿Están dadas las condiciones para cumplimentar las metas a 2040 o 2050? La intención y voluntad de cambio existen, así como las políticas para su implementación, pero tal vez no sería suficiente atento al desbalance entre oferta y demanda.
En este sentido, y considerando el panorama, es preciso poner en valor la riqueza del subsuelo argentino. Por cuanto al metal rojo, importantes proyectos de cobre están localizados a lo largo de la cordillera de Los Andes; Chile y Perú concentran más del 35% de la oferta mundial, países que últimamente experimentan problemas políticos que atentan contra su tradicional status de destinos mineros por excelencia. Si se considera el potencial cuprífero y la situación de los países nombrados, Argentina podría aprovechar esa ventaja comparativa.
Y, si nos referimos al litio, Argentina ha sido el país que más supo aprovechar el envión que experimenta el mineral alojado en los salares del NOA con la puesta en marcha de diferentes proyectos, así como la ampliación de centros productivos existentes, sumado a una vertiginosa carrera en la cual diferentes emprendimientos han recorrido satisfactoriamente la cadena de valor.
Si conocemos la riqueza del subsuelo nacional, y observamos la arena mundial respecto a la demanda proyectada para las próximas décadas, ¿qué sería necesario para que Argentina pueda materializar las inversiones? Ni más ni menos que sostener y respetar a rajatabla el marco legal producto de la Ley de Inversiones Mineras y complementarias, el cual permitió que Argentina se convirtiera en uno de los destinos de inversión más destacados.