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Humedales… ¿Glaciares 2.0?

En los últimos días de septiembre se tomó conocimiento de la intención de algunos diputados de avanzar con un proyecto de Ley de Humedales. Con el mismo espíritu restrictivo de la Ley de Glaciares, se violaría nuevamente la autonomía de las provincias de momento que son las propietarias de los recursos del subsuelo. El espíritu del proyecto de Ley de Humedales inicia con un error de base: no se toman en consideración especificaciones técnicas respecto a qué es y qué no es un humedal. La minería no pone en riesgo los humedales porque existen leyes que hacen referencia específica a vegas y recursos hídricos, y hay casos donde la afectación puede ser recuperada. Así y todo, el proyecto cuenta con un perfil netamente prohibitivo.

Pero este proyecto de ley no apunta únicamente al sector minero, incluyendo al subsector del litio, sino también a las arenas de fracking y agroindustria, los principales complejos exportadores, verdaderos generadores de divisas tan necesitadas por la República Argentina. En este sentido, la sanción de una norma como la del proyecto de algunos diputados está dirigida a prohibir toda actividad económica.

Argentina atraviesa un momento de extremos desafíos: en este contexto es necesario activar aquellas industrias que generan valor. En el caso puntual de la minería, se trata del cuarto complejo exportador de Argentina, con importante incidencia económica en las provincias andinas y la región Patagónica. En esta línea es la única actividad sostenible y sustentable en regiones extremadamente áridas, a través de la contratación de mano de obra y proveedores de bienes y servicios locales, desarrollo de las comunidades circundantes, a la vez de cuidar y preservar la salud de las personas y del medioambiente con los más altos estándares.

Es necesario que impere el sentido común y el conocimiento sabiendo de las fallas técnicas del proyecto de Ley de Humedales, así como su intención prohibitiva de actividades industriales. En un año preelectoral, algunos sectores pueden buscar algún capital político, por pequeño que sea, a través de este tipo de proyectos de ley, ya conocidos desde la época de la Ley de Glaciares.

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