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“San Juan es un ambiente muy amigable para las inversiones”
El análisis de Marcelo Agulles respecto a la vida útil de Gualcamayo, complejidades cambiarias, y los programas de puertas abiertas a las comunidades.
En qué situación se encuentra Gualcamayo y hacia dónde se dirigen?
Gualcamayo es una mina que entró en construcción en 2007 y en producción en 2009, es decir que estamos hablando ya de más de 15 años de trabajo intenso, generando muchos puestos de trabajo sobre todo jachalleros que fue una característica desde siempre de Minas Argentinas de priorizar trabajo local. Es decir que de ser una mina planificada inicialmente para 7 u 8 años ya hemos duplicado la vida de la mina, teniendo en cuenta que en 2018 los dueños anteriores venden con un cierre programado para 2020, pero quienes compran cambian la visión del negocio y se invierte de manera intensiva en exploración, alargando la vida de la mina. Hoy tenemos un horizonte de producción para todo 2023, y con ganas de convertir recursos en reservas para estirar la vida de la mina mucho más allá aún.
La situación no es fácil, San Juan es un contexto que ayuda mucho al desarrollo de la minería, pero está inserto en un país con dificultades que encierra distintas cuestiones. El tema del dólar es un desafío que tenemos aquellos que producimos y exportamos, por cada US$10 dólares que exportamos, importamos US$1, pero eso que exportamos, a nosotros nos ingresa en dólar oficial, y ese dólar que se paga en importación tiene complicaciones burocráticas y una inflación en dólares. Por eso, la ecuación económica empieza a complicarse y mucho.
¿Y en la balanza que pesa más? Teniendo en cuenta que San Juan es una buena plaza para invertir pero la Argentina genera contratiempos...
San Juan es un ambiente muy amigable para las inversiones, por ende se convierte en una muy buena plaza. Se cuenta con seguridad jurídica, un gobierno que acompaña, que escucha, que ayuda y que entiende, además de un contexto social que quiere minería e incluso pide por más minería. Pero hay cuestiones de la macroeconomía que no colaboran a transmitir confianza hacia el exterior.
En Gualcamayo estamos trabajando proyectos que tal vez permitan extender la vida de la mina por una década más, pero para eso vamos a necesitar tiempo, talento y recurso humano, pero también capital porque deberíamos hacer prácticamente otro Gualcamayo. Para ingresar ese capital debemos transmitir confianza a esos inversores, y eso puede ser una dificultad: debemos explicarle que la inversión que harán en la Argentina será rentable y que podrán llevarse esa renta porque ellos son del exterior como gran parte de los inversionistas del sector. Esa es la dificultad, el cuello de botella que no permite el despegue definitivo para que la Argentina deje de ser un potencial para convertirse en una realidad como productor y exportador minero.
¿Cuáles son las claves de la empresa que le han permitido no sólo afianzar la licencia social en Jáchal sino también amalgamarse a la comunidad?
Creo que nos ha funcionado ser una empresa de puertas abiertas, a nuestra oficina de Jáchal va cualquier persona a presentar un CV, o llevar una propuesta, o también a consultar quienes somos, qué hacemos y cómo trabajamos. Pero también contamos con un programa muy intensivo de visitas a la mina, este año hemos tenido prácticamente 5 visitas por mes, es decir todos los viernes estamos llevando un grupo de personas a que vea cómo se trabaja y bajo qué normas trabajamos. Es decir, los tres factores: Puertas abiertas a la comunidad para sumarse al proyecto; transparencia contando, informando, comunicando sin miedo como mineros orgullosos que somos; y finalmente buscando impacto positivo con lo que genera la mina en la comunidad que nos ha recibido de brazos abiertos como es Jáchal.