“Tengo ganas de…” intenta demostrar, de una forma divertida, el crecimiento del niño, su experiencia en un mundo nuevo, sus pensamientos y miedos. Como adultos parte de la vida de los niños, debemos protegerlos y acompañarlos en este proceso de crecimiento, de desarrollo del cuerpo, del descubrimiento de cosas nuevas y tratar de evitarles situaciones incomodas, especialmente en edades tempranas.