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Edita: CEDER Merindades
Realiza: Soleta PRO 09500 Medina de Pomar BURGOS
www.soletasendas.com
Director: José Ángel Varona Bustamante Consejo de redacción: Iván Varona Ruiz José Ramón García Sánchez-Montañez José Román Miguel Martínez Juan Gonzalo Miguel Martínez Representantes CEDER Merindades en el consejo de redacción: José Antonio López Marañón Javier Mardones Gómez Marañón
Francisco Moral Zafra Asesor científico: José Ángel Andrés Abad Diseño y maquetación: Iván Varona Ruiz Cartografía: MJGC José Román Miguel Martínez Archivo fotográfico: Soleta PRO Colaboradores: Mª Nieves Ruiz Berasategui Ignacio Sáez Hidalgo Ana Irazabal Escribano Ricardo Pereda Peña Imprime: Imprenta García QUEDA PROHIBIDA LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL SIN AUTORIZACIÓN ESCRITA DEL
CEDER MERINDADES.
Depósito Legal: BU.453-2010
PARALELO Número 7 - ABRIL 2014
SUMARIO
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El arte en Las Merindades UN REPORTAJE QUE NOS DESCUBRE ALGUNAS DE LAS JOYAS RETABLÍSTICAS DE ESTE TERRITORIO. SON, EN SU MAYOR PARTE, OBRAS ANÓNIMAS DE AUTORES CON NOMBRE Y APELLIDOS QUE MERECEN NUESTRO RECONOCIMIENTO. INVESTIGANDO EN ALGUNOS
LIBROS FÁBRICA PARROQUIALES E INDAGANDO EN LA ESCASA BIBLIOGRAFÍA EXISTENTE, LOS AUTORES HAN COMBINADO EL RIGOR DE LO CIENTÍFICO CON LA SENSIBILIDAD DEL BUEN OBSERVADOR. DE
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DESTINO: SYDNEY, “20 000 kILóMEtRoS MÁS ALLÁ”. LA ÁGIL PLUMA DE FERNANDO NOS TRASLADA TODO LO LEJOS QUE PODEMOS VIAJAR SIN ABANDONAR EL GLOBO TERRÁQUEO.
UNA EXPERIENCIA DIFERENTE A CUANTAS ESTAMOS ACOSTUMBRADOS. AUSTRALIA SÍ ES DIFERENTE.
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Árboles que encantan Las Merindades. LLAMAN LA ATENCIÓN DE QUIEN SE TOPA CON ELLOS.
SON SUPERVIVIENTES Y COMO TALES NOS HABLAN DEL PASADO. ROBLES, TEJOS, ENCINAS, EN ALGUNOS CASOS TIENEN NOMBRE PROPIO Y GOZAN DEL CARIÑO Y LA ESTIMA DE LA GENTE QUE CRECIÓ A SU ALREDEDOR. SON ÁRBOLES TESTIGO Y AUNQUE PROBABLEMENTE NO SEAN MILENARIOS, NO SE LES PUEDE NEGAR EL ENCANTO DE SU ANTIGÜEDAD. HAYAS...
secciones
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Pensamiento Las imágenes sagradas
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Actualidad
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Reportaje
Antonio Machado Puentes de Las Merindades
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Senderismo PRC-BU 37 Hayal de Quintanilla Ruta BTT La ruta de los Monteros GR 1006 (II)
EDITORIAL Una de las características del arte es su universalidad. Esa característica contiene en sí misma un sinfín de contenidos y matices. Todos los seres humanos, sean del origen que sean, del país que sean o de la religión que profesen, tienen la capacidad de admirar una obra de arte. Y en parte esa capacidad nos hace más humanos. Podríamos definir la capacidad de contemplación estética como una de las más propias y exclusivas del ser humano. Por eso, cuando observamos las obras de arte que custodian nuestras iglesias, esos retablos que expresan la cultura de todo un pueblo y la esencia de su religiosidad, no podemos dejar de emocionarnos. Es muy probable que a muchos de nosotros nos hayan pasado desapercibidos o los hayamos ignorado, sin embargo, al margen de otro tipo de
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PARALELO
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LAS MERINDADES La Toscana Perugia Lago Trasimeno Split Sarajevo Berkovitsa Majachkalá Karatau Almaty Bisket Mori Barkol Lago Painner Changchun Ussuriysk
Artem Asahikawa Sapporo Bandom Oregón Idoho Wyoming Sioux Falls Michigan Lago Michigan Toronto Lago Ontario Portland A Coruña Oviedo
consideraciones, este arte nos comunica con lo trascendente. Y, en tanto que manifestación simbólica, es una constante del ser humano desde que se hizo consciente de su propia existencia. El reportaje que de los retablos de Las Merindades plantea Paralelo 43 pretende no dejar indiferente a nadie. Apunta un compromiso. Con el arte y con el propio territorio. Un compromiso necesario, cuya inexistencia nos parecería imperdonable. Es un compromiso con nuestra propia historia. Desde que el hombre es hombre, también los árboles han sido considerados símbolos sagrados. Mitología y naturaleza de la mano en el segundo reportaje que planteamos en este séptimo número de Paralelo 43. Y también, en cierta medida, un retazo de historia.
Esos grandes árboles que salpican nuestra geografía constituyen, en esencia, los testigos de un pasado en el que nuestro territorio estuvo densamente poblado de arbolado. Y en la sesión internacional viajaremos lejos, lo más lejos que se puede ir. Lo haremos de la mano y la pluma de Fernando Barrado, quien tenía en Sydney uno de sus objetivos. Objetivo cumplido. Y además, en esta su revista, Paralelo 43, pretendemos animar a realizar la segunda parte de la Ruta de los Monteros que nos lleva desde Medina de Pomar a Frías a través de parajes y pueblos que seguramente para muchos puedan resultar grandes desconocidos a pesar de estar… ahí mismo. Como siempe, esperamos cumplir con las expectativas.
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Pensamiento LAS
José Ramón García Sánchez-Montañez
imágenes
sagradas I.- Del logos al imaginario Desde que Aristóteles se refirió al ser humano como “el animal que tiene logos”, la filosofía clásica vinculó la actividad intelectual con la “razón o pensamiento”, entendiéndolos como una actividad contemplativa, abstracta y categorial, productora de conceptos e ideas que se integran en teorías con el fin de representar lo real. Kant propuso el carácter constructivo de estas representaciones, pero no dejaban de ser construcciones de una razón entendida al modo tradicional. Las imágenes mentales no eran sino un paso previo a la posterior conceptualización y categorización, auténtico momento productivo del conocimiento. En el s. XIX tanto Nietzsche como Cassirer se van a encargar de deconstruir esta tradición, y en nuestros días será Gilbert Durand quien sitúe en el centro de la reflexión filosófica el Imaginario, no la Razón, como instancia de acceso a la realidad. Frente a la Razón abstracta y representacionalista clásica, Nietzsche verá en la organización psicofísica humana el auténtico órgano de conocimiento humano, pues es la que produce los esquemas de interpretación que nos permiten acceder a lo real. El lenguaje es, en este sentido, un elemento crucial. Con él construimos una imagen de la realidad a través de la transfiguración metafórica de la experiencia; es decir, es en el lenguaje donde lo real adquiere sentido, y lo hace en forma de imágenes. Esta imagen no es otra cosa que una ficción, un simulacro necesario para la supervivencia, decía Nietzsche. Nuestra mentira, aquella en la que vivimos, la creación fantasiosa que posibilita la supervivencia.
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También Cassirer trastocó los planteamientos tradicionales al interpretar las estructuras cognoscitivas de la Razón como formas simbólicas. Según él, los seres humanos accedemos a lo real a través de los símbolos, es decir, mediante la creación de sentidos que nos permiten construir imágenes de lo real. De esta forma, la realidad se convierte en una construcción simbólica, una configuración imaginaria de sentido en forma de imagen simbólica. Hoy en día es Gilbert Durand quien de forma definitiva ha deconstruido el racionalismo cognoscitivo tradicional sustituyendo el papel que jugaba la Razón, en cuanto que facultad con la que supuestamente nos veníamos representando lo real, por el del Imaginario. Denuncia cómo el pensamiento occidental tradicional ha devaluado ontológicamente la imagen y psicológicamente la imaginación. Frente a esa tradición, considera que el Imaginario sería el substrato básico y fundamental de la vida mental a partir del cual el ser humano elabora su interpretación del mundo. Durand no establece un antagonismo radical entre racionalidad e imaginación, sino que retrotrae el concepto de Razón al de Imaginario. Establece una diversidad de modos mediante los que el Imaginario se representa la realidad a través de imágenes, entre ellos los puramente conceptuales y racionales.
II.- La imagen como símbolo Siguiendo los planteamientos anteriores, podríamos decir que el ser humano, más que el animal racional apuntado por la tradición, sería un animalfantástico constructor de imágenes de lo real. Nos representamos la realidad a través de imágenes. El repertorio del Imaginario humano incluye desde las imágenes perceptivas más elementales (visuales, táctiles, auditivas, gustativas, olfativas, sinestésicas), hasta las más complejas imágenes mentales (conceptos e ideas, recuerdos, fantasías...), pasando por las imágenes artísticas (relatos, dibujos, pinturas, esculturas, fotografías, cine, video...). Sin esa construcción imaginaria no cabría acceso alguno a la realidad, porque toda representación de lo real supone la configuración imaginaria de la experiencia. Percepciones, conceptos, ideas, recuerdos, teorías, fantasías... no son otra cosa que imágenes mediante las que ordenamos y estructuramos nuestra relación con el entorno, construyendo así un relato con sentido más allá del puro caos del devenir. Lo que llamamos realidad no deja de ser más que un relato imaginario que instituye sentido donde no lo hay. La realidad es siempre imaginaria. Siempre, ya se trate de la rosa que contemplo y huelo, o de los gigantes contra los que arremetía don Quijote. El repertorio del Imaginario humano es amplísimo, pero todas las imágenes tienen algo en común: su carácter simbólico. En la antigua Grecia, sýmbolon era cada una de las dos partes en que se dividía una moneda, medalla o documento que
en el futuro podía servir como señal de reconocimiento: el donante se quedaba con una parte y la otra era entregada a otra persona en signo de amistad, alianza o pacto de hospitalidad. El receptor o sus herederos podrían utilizar su parte en el futuro uniéndola con la otra mitad, como señal de la antigua relación con el donante, para lo cual se lanzaban conjuntamente ambas partes y se comprobaba si encajaban. Es por esto que el carácter simbólico de toda imagen hace referencia a la fractura, escisión o dislocación que la constituye: existe una separación, brecha o desencaje entre su aspecto manifiesto (parte simbolizante) y aquello que le falta (lo simbolizado). Precisamente, el sentido de toda imagen en cuanto que símbolo es aquello hacia lo que apunta y remite, es decir, lo simbolizado en ella. El drama de la imagen consiste en que se poseen ciertas formas, figuras, trazos... que abren un horizonte de sentido, pero no se dispone de las claves precisas de significación que suturen su herida originaria y constituyente. En toda imagen queda inscrito un sentido, pero también un abismo significativo; alberga siempre un espacio secreto y misterioso, sagrado y trascendente. Por ello, toda imagen requiere de una interpretación que acote cierto significado, a sabiendas de que siempre permanecerá viva e inconclusa, abierta y esquiva, en permanente demanda de intérprete.
LAS IMÁGENES SAGRADAS
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En cierto modo toda imagen es sagrada, pues siempre mantiene un halo misterioso, trascendente y de total alteridad. El hecho de que nos representemos conscientemente la realidad mediante ellas no deja de ser milagroso. ¡La realidad misma es un milagro! Efectivamente, la oscuridad de la nada muestra la luz del ser. Es el milagro del acontecimiento del sentido. Y es quizá en el Imaginario donde haya que buscar la respuesta a la pregunta fundamental de la Metafísica: ¿por qué el ser y no más bien la nada?
III.- Iconografía del Misterio Pese a la sacralidad de toda imagen, desde la noche de los tiempos hemos venido construyendo un tipo de imágenes especialmente sagradas: aquellas que simbolizan no un sentido u otro, sino que pretenden simbolizar el sentido en sí mismo, absoluto, aquel al que remite todo posible sentido parcial y relativo. Se trata de las imágenes con las que la humanidad ha venido representándose lo divino. La divinidad constituye el Misterio último al que apunta todo horizonte humano de sentido. Encarna la tragedia más radical y profunda del hombre en tanto que referente de una religación final y plena de sentido que se demora. De ahí que la experiencia de lo divino haya sido descrita a menudo como mysterium tremendum et fascinans. La fenomenología de la religión pone de manifiesto que, pese a la diversidad sociocultural de la iconografía de esa realidad misteriosa que es la divinidad, existen una serie de aspectos casi universales. Se trata de una realidad trascendente, viva y activa, ontológicamente suprema y axiológicamente perfecta, santidad augusta que constituye el origen y destino último del hombre. A lo largo de la historia cada pueblo ha concretado estas características de forma particular y variada (en nuestra tradición cristiana, por ejemplo, Dios es imaginado como un padre amoroso y comprensivo dispuesto a perdonar y acoger a sus hijos), pero el hecho religioso, entendido en sentido amplio como reconocimiento del Misterio y esperanza de salvación en él, es connatural al hombre. Múltiples representaciones, por tanto, de una misma realidad eterna y perfecta. La polémica sobre la posibilidad y conveniencia de representar lo divino parece también una constante de la humanidad. En muchas religiones sigue estando prohibido incluso nombrar a los dioses. A lo largo de la historia han aparecido infinidad de
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representaciones de su misteriosa e inefable trascendencia, desde la más abigarrada multiplicación de nombres y figuras, hasta la total ausencia de formas y el silencio más absoluto. Hoy en día el cristianismo es la única de las tres grandes religiones monoteístas que permite la representación antropomórfica de lo divino y admite el culto a imágenes sagradas. Pero esto no siempre fue así.
IV.- Iconografía cristiana Es hacia la segunda mitad del siglo II cuando empiezan a aparecer pinturas en las catacumbas con temas del Antiguo y del Nuevo Testamento (sacrificio de Isaac, Daniel entre los leones, Jonás y la ballena, adoración de los Magos, Bautismo...) junto con otros símbolos menos narrativos (el crismón, formado por la superposición de las dos primeras letras de Cristo en griego, X y P; el pez como símbolo eucarístico o como anagrama de Cristo; el ancla simbolizando la cruz o la esperanza...). No será hasta el año 300 cuando los cristianos hayan construido un universo simbólico propio, el cual encontrará en el Concilio de Nicea del 325 su formulación oficial.
Pero el debate sobre la licitud de las imágenes sagradas cristianas permanecerá presente prácticamente hasta la modernidad. Muestra de la sutileza del mismo es la carta que el papa San Gregorio Magno (540-604) envío a Sereno, obispo de Marsella, para condenar la destrucción de imágenes que éste había llevado a cabo en su diócesis. En ella aparecen los argumentos en defensa de las imágenes que se repetirán una y otra vez hasta el Concilio
de Trento (1545-63). San Gregorio Magno alaba a Sereno por haber prohibido la adoración de las imágenes, pero reprueba su destrucción, pues sirven para enseñar a los ignorantes lo que realmente se debe adorar por medio de la imagen: “Lo que los doctos pueden leer con su inteligencia en los libros, lo ven los ignorantes con sus ojos en los cuadros”. En el Concilio de Trento se justificará y aprobará este carácter didáctico de las imágenes. Dar cuenta de algunos de los momentos de la polémica es una labor tediosa, pero puede ayudarnos a comprender la profundidad del asunto. En la Iglesia Occidental, más abierta a la cristianización del paganismo, la discusión no fue tan encarnizada. Sin embargo, en la Iglesia Oriental Bizantina las reacciones fueron muy virulentas. En el 717 subía al trono León III, y en el 726 prohibió el culto a las imágenes y ordenó su destrucción, llegando en el 730 a establecer la pena capital para sus adoradores. Pero en el Concilio de Nicea II (787) se volvió a permitir el culto, distinguiendo entre ídolos e iconos: el culto a las imágenes es lícito siempre y cuando se venere lo que ellas representan, no la imagen misma, lo cual sería idolatría. No obstante, León V inaugura un nuevo período iconoclasta en el Concilio de Santa Sofía de 815. Después de idas y venidas, el Concilio de Stoglav de 1551 validará la iconografía llegando a considerarla como un tipo de sacerdocio.
fecta, a la representación de su naturaleza humana. Donde la controversia ha alcanzado su más profunda dimensión ha sido en lo referente a la representación de Dios mismo, porque “a Dios nadie le ha visto jamás: el único Hijo, que está en el seno del Padre, lo ha contado” (Juan 1,18). Dios nunca deja de ser un misterio para el hombre. Poco es lo que creemos saber o, más bien, sabemos que creemos sobre Él: único Dios verdadero, llamado Yahveh; Padre (o papá) omnipotente, amantísimo y misericordioso, que creó el cielo y la tierra; concibió por obra y gracia del Espíritu Santo un único hijo, Jesucristo, que murió en la cruz, resucitó al tercer día y subió a los cielos, donde se encuentra sentado a la derecha del Padre, desde donde ha de venir a juzgar a vivos y muertos. No mucho más podemos decir: “nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo” (Mateo, 11, 27). Debemos reconocer humildemente nuestra ignorancia y poner nuestra voluntad en manos del Señor, con la plena seguridad y confianza que sólo proporciona la fe. Quizá haya sido Escoto Eriúgena (siglo IX) quien mejor haya expresado nuestra precaria situación en relación con el conocimiento de Dios mediante la enunciación de las vías positiva y negativa de aproximación a la realidad divina, inspiradas en Pseudo-Dionisio Areopagita: en sentido positivo, podríamos atribuir a Dios las perfecciones de las criaturas (bondad, verdad, justicia...); en sentido negativo, habría que negarlas por insuficientes (supra-bondad, supra-verdad, supra-justicia...). Santo Tomás (siglo XIII), máximo representante de la filosofía cristiana, volvió a retomar el sentido negativo de la teología al considerar que nuestro conocimiento de Dios no refleja su naturaleza: “Deus non habet essentiam, quia essentia sua non est aliud quam suum esse”. Es probable que la mejor representación que podamos hacernos de Dios sea el silencio: la esperanza silenciosa de la atenta escucha. El silencio de la serenidad y alegría que transmite la compañía de Jesús: “Yo estoy con vosotros hasta el fin de los tiempos” (Mateo, 28,20).
En toda esta discusión, la clave de la posible representación de Cristo ya la dio tempranamente Eusebio de Cesarea (263-340): si bien no es posible representar su naturaleza divina, los artistas pueden intentar aproximarse, aunque de forma imper-
Llegado el momento veremos a Dios cara a cara, seremos Uno con el Sentido. Hasta que llegue ese día, conocemos el camino que conduce a la luz: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a tí mismo” (Mateo, 22,37-39).
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GALERÍA
DE LAS
MERINDADES
Montaña pasiega burgalesa. Olympus E-3. 14-55@12 ISO 400 F8 V 2 segundos Fotografía: Iván Varona Ruiz
in memoriam
Machado ANTONIO
El pasado 22 de Febrero se cumplió el 75 aniversario de la muerte en el exilio de don Antonio Machado. Quizá la muerte humana más digna sea aquella que es coherente con la propia vida. Machado murió como vivió, “ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar”. En uno de sus bolsillos, su último verso, que setenta y cinco años después aún hoy grita desde Collioure a los oídos sordos de una España rota: “Estos días azules y este sol de la infancia”.
Al leer a Machado sentimos que su poesía está viva y su tiempo parece seguir siendo el nuestro. Y esto es así porque a pesar de entender la poesía como “el diálogo del hombre con su tiempo”, su objetivo siempre fue captar “lo eterno humano”. Por eso tenemos la impresión de que el diálogo sigue abierto. Nosotros lo sabemos bien, tanto los que escuchan como los que no quieren oír, pues expresó como nadie lo que Castilla sigue diciéndonos. Supo ver “los universales del sentimiento” bajo el fluir de las gentes y paisajes castellanos. Lo que el poeta canta, nos dice, “son signos del tiempo, y al par, revelaciones del ser en la conciencia”. La poesía no es “la palabra por su valor fónico, ni el color, ni la línea, ni un complejo de sensaciones, sino una honda palpitación del espíritu”. Se trata, por tanto, de lo universal en lo particular, lo eterno en el devenir, y, cómo no, de lo humano en lo castellano. Un sevillano de bien, bueno “en el buen sentido de la palabra bueno”, supo reflejar la imagen del alma castellana en el espejo del espíritu humano. “Mas busca en tu espejo al otro, al otro que va contigo”. Frente a las tierras castellanas “buscó el alma humana”, dijo Salinas. Y exclamará el andaluz: “me habéis llegado al alma. ¿O acaso estábais en el fondo de ella?” A pesar de lo mucho que se empeñe la demagogia nacionalista de aquí o de allá, somos mediaciones de lo humano, siempre transversales y fronterizos, no cerrados sino abiertos, desenraizados por rizomáticos; somos... seres humanos. No es el egocentrismo independentista lo que nos da identidad, sino la relación con los otros; no el ensimismamiento sino la alteridad. “El ojo que ves no es ojo porque tú lo veas; es ojo porque te ve”. ¿Y qué vio el ojo del poeta en Castilla? Probablemente lo más terrible de la condición humana: “un
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C astilla
en verso
trozo de planeta por donde cruza errante la sombra de Caín”. “La envidia de la virtud hizo a Caín criminal. ¡Gloria a Caín! Hoy el vicio es lo que se envidia más”. “La codicia de los campos ve tras la muerte la herencia; no goza de lo que tiene por ansia de lo que espera”. “Mucha sangre de Caín tiene la gente labriega, y en el hogar campesino armó la envidia pelea”. En fin, Castilla se encuentra, como todo lo humano, “siempre por desenclavar”. ¿Quién me presta una escalera...? ¡Parece que está difícil! “La España de charanga y pandereta” no oye: “–Nuestro español bosteza. ¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío? Doctor, ¿tendrá el estómago vacío? –El vacío es más bien en la cabeza.” Bueno, siempre nos queda acogernos a “la ley de la vida, que es vivir como se puede”.
La saeta ¡Oh, la saeta, el cantar al Cristo de los gitanos, siempre con sangre en las manos, siempre por desenclavar! ¡Cantar del pueblo andaluz, que todas las primaveras anda pidiendo escaleras para subir a la cruz! ¡Cantar de la tierra mía, que echa flores al Jesús de la agonía, y es la fe de mis mayores! ¡Oh, no eres tú mi cantar! ¡No puedo cantar, ni quiero a ese Jesús del madero, sino al que anduvo en el mar!
ACTUALIDAD
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Texto de Carmen Ortiz Linares y José Ángel Varona Bustamante Fotografía de José Ángel Varona Bustamante
ARTE SACRO en Las Merindades
Parroquia de San Nicolás. El Almiñé.
Iglesia conventual de Santa Clara. Medina de Pomar.
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Parroquia de Santa Cruz. Medina de Pomar.
El término retablo procede del latín retro tabula altaris, lo que viene a significar tabla de detrás del altar. El retablo constituye una de las mayores aportaciones españolas a la historia de arte. Su origen tiene lugar al final de la Edad Media y con el tiempo llegó a convertirse en uno de los principales medios de la Iglesia para trasladar su doctrina. Durante las últimas décadas ha surgido una respetuosa conciencia que ha reconocido su gran valor patrimonial. Y, aunque muchos de ellos han sufrido los avatares históricos de los siglos XIX y XX, de sus guerras y desamortizaciones y del afán modernizador que limpió muchas iglesias de mobiliario litúrgico y eliminó irreversiblemente muchas de estas obras, aún podemos disfrutar de verdaderas obras de arte que ponen de manifiesto su valor iconográfico y religioso. Ni son todos los que están ni están todos los que son. Pero un territorio con tanta tradición cristiana no puede mantenerse ajeno a la simbología que emana de la religión y con la que, de uno u otro modo, se ha pretendido evangelizar a lo largo de los siglos. Como en todo lugar, los símbolos afloran en toda y cada una de las épocas y períodos históricos. Surgen de la necesidad intrínseca que tiene el ser humano de buscar respuestas a sus preguntas más trascendentales. A través de ellas, de esos símbolos, el hombre encuentra su sentido vital. Es posible que ésa sea la causa de la proliferación de elementos simbólicos en todas las iglesias y en todos los tiempos. Paralelo 43 ha seleccionado una serie de obras de arte custodiadas en algunas de las iglesias de Las Merindades atendiendo a criterios estéticos, de conservación o de accesibilidad. No son todos pero nos facilitan una demostración de la calidad artística que encontramos en este territorio y que en muchas ocasiones resulta absolutamente desconocida.
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"He de confesar que llevo sólo unos pocos años interesándome en la retablística. Fue cuando fotografié por primera vez el retablo de Torres, un pequeño pueblo próximo a Medina de Pomar. Lo había visto decenas de veces por motivos familiares pero nunca me había fijado en aquellas tablas pintadas hasta que llamaron mi atención en la pantalla de mi ordenador" –le comenté a Carmen cuando le propuse realizar este reportaje. Meses más tarde, la exposición Monacatus nos brindó una sensacional oportunidad de estudiar el efecto de las luces sobre los dorados y cromados, y sobre la policromía en general. Viendo los resultados, el tema nos acabó por apasionar. Fotografiar obras de arte tiene su dimensión artística y no es tan sencillo como pudiera parecer a priori. Existen multitud de factores técnicos que es preciso tener en consideración. La suma de todos ellos convierte este tipo de fotografía en un verdadero reto. De este modo, cuando nos planteamos este reportaje, todos esos factores nos sacudieron con fuerza: las perspectivas, líneas de fuga, paralelismos y reflejos... En fin, que reproducir las antiguas pinturas que narran las historias y la esencia del cristianismo se nos antojaba como un capricho para el que iba ser necesaria una importante dedicación. Nuestras inquietudes en el campo de la historia y del arte nos habían mantenido informados de la existencia de algunos retablos de verdadero interés y gran calidad artística. Con la inestimable colaboración de varios sacerdotes responsables de sus respectivas parroquias, nos fue sencillo elaborar un plan a partir del que comenzar a trabajar. Al ya citado retablo de Torres se fueron sumando otros: Bisjueces, Horna, Medina de Pomar, Moneo, Cebolleros, Villanueva la Blanca, Arroyuelo, Cadiñanos, Pradilla de Hoz de Arreba, Quintanilla del Rebollar, Valpuesta, Herrán…, hasta que hubo que poner un límite. Quizá un punto y seguido.
Una vez establecidos cuáles, faltaba el cómo. Ya que en Paradelo 43 tratamos de estar en constante evolución, consideramos que la mejor forma sería dando absoluta prioridad a las imágenes y su estructura. Ahora, en este séptimo número de nuestra revista, presentamos los resultados. Éste de los retablos es un tema complejo, entre otras causas, por la generalizada falta de documentación y porque la mayor parte de los estudios se limitan a meros aspectos formales. Por todo ello, para la realización de este reportaje, hemos consolidado un equipo de trabajo multidisciplinar. La búsqueda de la escasa bibliografía existente o de los datos que la pudieran suplir ha constituido un ímprobo trabajo. Llevábamos tiempo trabajando sobre el tema cuando la prensa diaria comenzó a informar sobre la rehabilitación de determinados retablos de Las Merindades: el de El Almiñé, el de Horna, el de Cebolleros… Entonces supimos que había llegado el momento de sacar a luz tanta belleza, tanta y tan inédita. Se trata de un reportaje especialmente complicado, ya que a las dificultades inherentes a sus localizaciones, la documentación existente, cuando la hay, es compleja y en ocasiones para eruditos. En la mayor parte de los casos se limita a informes redactados por las empresas restauradoras y se ciñen a cuestiones técnicas, estado de materiales y fórmulas rehabilitadoras. Lejos de desear enmendar la plana a ninguno de ellos, y con la mayor modestia, nos planteamos la posibilidad de crear una especie de ruta que nos permita mostrar, de un solo vistazo, toda una selección de retablos, de gran calidad artística, que hasta ahora no ha recibido, a nuestro juicio, el trato que se merece.
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MaNiFESTadoR de la
El retablo es, sin duda, una de las contribuciones más sobresalientes del arte español al arte universal, pues es en estas tierras y en el vecino Portugal donde alcanza su mayor desarrollo. Quizá el elemento más interesante que aporta el retablo sea que consiste en una perfecta síntesis de diversas artes, como son la arquitectura, la escultura y la pintura, cuyo concurso se hace necesario para el desarrollo del mismo. Desde sus inicios, y más pasado el tiempo cuando alcanza gran desarrollo, el retablo se vio como un medio de transmisión de ideas e historias religiosas, dado que la población de aquellos siglos, hablamos del XV, XVI, XVII…, era fundamentalmente iletrada; además todas esas ideas e historias iban envueltas en un aura formal triunfalista que reforzaba las creencias de los fieles. En un principio fueron elementos accesorios del altar pero con el tiempo fueron tomando mayor presencia y convirtiéndose en marcos solemnes de unas celebraciones religiosas no menos solemnes. La contrarreforma vio en los retablos un magnifico medio de propaganda religiosa debido sobre todo a sus características altamente pedagógicas: se buscaba que las imágenes no fueran confusas en su mensaje y desaparecieron las simbologías clásicas para dejar sitio a los santos. Algunos de los retablos que encontramos en esta comarca fueron financiados por la Iglesia, bien por iniciativa parroquial, por mandato de los visitadores, por cofradías, órdenes religiosas u hospitales, o también por las altas jerarquías eclesiales. En el primero de los casos los mayordomos de la parroquia tenían que obtener la correspondiente licencia para proceder a su ejecución so pena de excomunión. Cuando se trataba de los visitadores, eran ellos los que ordenaban a las fábricas la ejecución del correspondiente retablo de la iglesia. A partir del
Concilio de Trento en 1563, aparece la figura del veedor, como encargado de dar el visto bueno a las obras a realizar, comprobando celosamente que se seguían las directrices de Trento. En el proceso de promoción artística destacan los miembros de los cabildos catedralicios de forma individual y particular, como los canónigos. Era habitual que financiaran sus propios enterramientos en sus localidades natales pagando la construcción de capillas funerarias, altares, retablos… Junto a los canónigos fue muy habitual que párrocos o beneficiados ayudaran con donativos y limosnas a las labores de construcción de retablos y capillas fundando capellanías para su mantenimiento, teniendo que asegurar para ello unos ingresos perpetuos, probablemente a través de rentas agrarias. También financiaron estas obras retablísticas religiosas de órdenes femeninas. Un ejemplo cercano lo tenemos en Santa Clara de Medina de Pomar, donde existió un retablo que actualmente se encuentra en manos privadas y que fue financiado por Doña Leonor de Velasco, abadesa del mismo, en el siglo XV. Es un retablo dedicado a la Pasión, en el cual aparece ella misma en la calle central en posición orante vestida de abadesa y arrodillada frente a Cristo atado a la columna. Varios obispos destacaron en la promoción artística de nuestra comarca. Es el caso del retablo de la capilla del obispo de la Fuente, que se encuentra en el interior de la iglesia de San Saturnino de Moneo, y que fue contratado en 1588 con Juan de Anchieta (en palabras del gran escultor Juan de Juni “el mejor escultor que podía suplirle a él en la obra del retablo de Medina de Rioseco”) por el testamentario del fallecido obispo de Pamplona don Pedro de la Fuente por un importe de doscientos cincuenta ducados.
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Este retablo está dedicado a San Pedro y sigue unas condiciones y trazas dadas por el propio obispo. En este retablo se distinguen perfectamente dos manos: la parte inferior corresponde a Anchieta mientras que el resto es ya de un romanista menos seguro, más imitativo y artesanal. La obra se adscribe al movimiento manierista en su fase romanista y se compone de sotabanco, banco, lo cual se comprometió a hacer Anchieta, cuerpo principal y ático, y una distribución en tres calles. Por su calidad escultórica destacan la imagen de San Pedro arrepentido y varios relieves con episodios de la vida de San Pedro ubicadas a ambos lados del sagrario (liberación de San Pedro y Quo Vadis). El cuerpo central presenta un grupo del Calvario y las figuras de San Juan Bautista y San Pablo a los lados. En el ático se sitúa el Padre Eterno, pinturas de apóstoles y diversos escudos de D. Pedro de la Fuente.
ático
calle lateral
entrecalle
calle central
entrecalle
calle lateral
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cuerpo
primer cuerpo
casa
banco sotabanco
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No todos los retablos fueron financiados por la Iglesia. Algunos comitentes fueron laicos. La alta nobleza fue la promotora más interesante debido a que elevada capacidad económica, y en nuestra comarca de Las Merindades tenemos uno de los ejemplos más sobresalientes como es el caso de la Casa de los Velasco. Los Velasco ejercieron labores de patronazgo artístico sobre aquellos lugares a los que se sentían especialmente vinculados, siendo uno de los ejemplos más destacados el del convento de Santa Clara de Medina de Pomar, donde existen varios ejemplos de destacados retablos como el de la cabecera actual o altar mayor. Ésta se amuebla con tres retablos de estilo rococó entre los que destaca por su calidad el central datado en 1774 y cuyo tabernáculo sirve de ejemplo de cómo éstos a veces se convierten en un punto focal prioritario dentro del retablo, y de cómo no sólo servían para custodiar la sagrada forma sino que se utilizaban como expositores de la misma. En ellos se paralizaban todas las miradas y a veces, como en el caso que nos ocupa, se recurría a ciertas argucias escenográficas para aumentar la atracción visual hacia el mismo, como en el caso del Manifestador de la Paloma.
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También dentro de Santa Clara sobresale el retablo de la capilla de la Inmaculada Concepción, perteneciente a la primera fase del Renacimiento, valioso sobre todo por sus esculturas, atribuidas a Felipe Bigarny. Sobre todas ellas destaca la figura de la Virgen con el Niño que preside el retablo desde una mandorla radiante central. En todas la figuras destaca la belleza idealizada sobre la expresión. Se puede incluir dentro del patronazgo artístico de los Velasco el retablo de la iglesia de San Andrés de Torres de Medina, que según los estudios realizados por el profesor Aurelio Barrón García, perteneciente a la Universidad de Cantabria, parece indudable que procede de la capilla mayor del convento de Santa Clara. García Sainz de Baranda ya afirmó que este retablo no pudo ser realizado para la iglesia, por ser de época posterior a las pinturas. Por la presencia (en el guardapolvos) de las cruces de San Andrés, patrón de los Velasco, podía proceder de la iglesia de Santa María del Salcinar de Medina. Dedujo que había sido donado a Torres al renovar el retablo de dicha iglesia en el s. XVIII, por los Velasco, pues éstos también habían donado el antiguo retablo que había en el Salcinar. Sin embargo, durante la restauración del mismo en 1980 aparecieron las armas de Velasco y de Solier, correspondientes al matrimonio formado por Juan Fernández de Velasco con María Solier. Juan Fernández de Velasco (1368-1418) comenzó y financió la renovación de la iglesia de Santa Clara, concluida durante el gobierno de su hijo el Buen Conde de Haro, pretendiendo sobre todo construir un panteón digno del prestigio y poder alcanzado por el linaje de su familia. Con 16 años se hizo cargo del linaje y señorío del padre adquiriendo el oficio de Merino Mayor de la Merindad de Castilla Vieja, Camarero Mayor y su peso fue aumentando en los primeros años del s. XV, llegándole a dejar en testamento el rey Enrique III la tenencia y crianza del futuro rey Juan II, entonces de un año de edad. En 1414 hizo testamento en Villadiego y ordenó en el mismo ser enterrado en la iglesia de Santa Clara, panteón de la familia, en el centro de la capilla frente a un altar que él mismo mandaba instalar y adornar con un retablo de pinturas “entre el altar de Santa María y el de Santa Clara do me y mando enterrar”. Junto a él estaría el bulto de su esposa doña María Solier, la cual al hacer testamento en 1435 optó por ser enterrada en el centro
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de su señorío en el convento de San Francisco de Villalpando, señorío del que había sido desposeída por su propio hijo don Pedro Fernández de Velasco Buen Conde de Haro. Continuando con el retablo, Juan F. de Velasco, dejó también fijada la iconografía que debía tener el mismo “en mentad del dicho retablo la ymagen de la Santísima Trinidad con su fijo et de la otra parte una ymagen de Santa Catalina e otra de Sant Xhristoval….” Aunque la iconografía básica la dictó Juan, sospechamos que también intervino su hijo don Pedro, quien modificó más tarde el sentido el retablo al hacerlo presidir por la Crucifixión, la cual habría sustituido a las figuras de la Trinidad mandadas instalar por su padre, y además adornó todo el borde con las cruces de San Andrés en sustitución de las armas de su madre. Hay otras cláusulas del testamento de Juan que ayudan a comprender la presencia de algunas imágenes más en el retablo de Torres, como por ejemplo que pedía ser enterrado con el hábito de Santo Domingo, a cuya orden dominica confiesa devoción y a la que pertenecía su primo y aliado político Sancho Rojas, obispo de Palencia y al poco obispo de Toledo. También profesaba especial devoción a Santa Catalina, cuyo nombre coincide con la reina madre Catalina de Lancaster a la que le unía un gran afecto. También aparece San Pedro, cuyo nombre llevó su padre, su heredero y uno de sus hermanos, y hay que pensar que este retablo debía presidir una capilla-panteón concebida para el linaje y cobijar los restos mortales del promotor junto con sus padres y sus herederos. A modo de anécdota vamos a referir que entre las figuras de este retablo hay un par de personajes relacionados directamente con los promotores. Así, en la tabla de San Jerónimo hay un joven vestido con ropa nobiliaria portando una carta en las manos que podría simbolizar al joven Pedro, futuro Buen Conde De Haro. Y en el banco en la escena de la Traición de Judas, Cristo es abrazado por un personaje con ropas de militar noble y bonete de llamativo nudo lateral seme-
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jante al que luce Juan F. de Velasco en su sepultura de Santa Clara, y de la que queda parte en dicho museo. El resultado final es un brillante retablo, lo cual se corresponde con lo solicitado por el comitente en su testamento, que pedía emplear “muy buenos y finos colores”. La abundancia de oro es una referencia directa al lujo, a la riqueza y al poder, y repercute en la valoración del linaje por parte de los receptores y asistentes a las honras y ceremonias en memoria de los Velasco que se celebraban en la capilla. Respecto al autor del retablo, debido a su importancia italogótica se le ha relacionado con maestros del foco toledano (donde estaba de obispo el primo de Juan, don Sancho Rojas) y del catalo-aragonés, así como con maestros relacionados con Burgos, notable centro pictórico en las primeras décadas del s. XV, pero lo cierto es que no se le ha encontrado relación con ningún autor concreto, por lo que nos encontramos ante la obra de un nuevo maestro desconocido que realizó una obra de un gran valor. Otro de los financiados por las propias parroquias a iniciativa propia es el retablo mayor de la iglesia de San Andrés Apóstol de Horna, una iglesia que cuenta con otros cuatro retablos. El más importante ocupa la cabecera de la iglesia. En el se funden dos artes: arquitectura, por la que se podría afirmar que se trata de una obra clasicista, y escultura, de la que diríamos que pertenece a un retablo romanista. Podría fecharse a principios del s. XVII. En los libros de fábrica de la parroquia aparecen varias referencias a este retablo. En las cuentas realizadas el primero de septiembre de 1658 aparecen 66 reales que costó componer el retablo de la capilla mayor, que se demolió como consta… De los escultores de Arroyuelo y de los más gastos que hizo en colocar los…en el capitel, clavazón y capitel que todo montó… (Libro de Fábrica 1639-1752, fol. 32). En 1665 se cita un frontal de pincel que se hizo para el Altar Mayor y que costó 6 ducados. (Libro de Fábrica 16391752, pág. 50).
En otro momento se hace referencia a los maestros que trabajaron en él: “Recibimos nosotros, Juan Banzabulez y Luis Belsol Atiros, de pintar y retocar retablos, 180 reales de vellón, de mano de don Felipe Fernández, cura beneficiado de este lugar de Horna…, que es la cantidad que nos conformamos, y por así ser verdad aber recibido dicha cantidad, lo firmo yo, 3 de noviembre de 1777...” Por su forma se puede decir que se trata de un retablo políptico. Consta de un banco o predela con representaciones de los evangelistas en los plintos de las columnas, cosa que ocurre muy a menudo. Se cree que está en relación con el hecho de que los apóstoles eran considerados pilares y soporte de la iglesia universal. En el centro del primer cuerpo aparece el sagrario, que es posterior al resto del retablo y que en su conjunto parece un pequeño retablo formado por tres cuerpos. En el inferior presenta una puerta junto con su cerraja. Según los libros de cuentas de 1810 costó 20 reales. A ambos lados de la puerta se encuentran San Pablo y San Pedro. En la creencia popular, éste se convirtió en el Portero del Paraíso, por la tradición de las llaves, normalmente dos. Cuando aparecía con tres, simbolizaba el triple poder que tenía sobre el cielo, la tierra y el infierno. A la derecha del Sagrario aparece un relieve que representa la Anunciación, escena enmarcada en una arquitectura clásica, coronada por un arco con un ángel, personaje que se repite constantemente por todo el retablo teniendo un valor más ornamental que devocional, como ocurre en otros retablos a partir del s. XVII, que se vieron poblados de ángeles, querubines, cabezas de serafines, ángeles adheridos a las columnas, ángeles de cortejo de la Virgen y de otros santos...
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A la izquierda el relieve de la Adoración de los pastores, igualmente enmarcado por pilastras estriadas, arco de medio punto, con decoración de cueros recortados en el interior… Sobre la escena un tutti. Se aprecia cierto movimiento debido, sobre todo, a la acumulación de muchos personsajes. En el segundo cuerpo aparece una escultura de San Andrés en la calle central, por ser éste el lugar más destacado es donde aparece el titular del templo. Es la única escultura exenta del retablo. De estilo barroco. A su derecha el Martirio de San Andrés, que aparece atado a una cruz en forma de aspa. Y a la izquierda una escena del Juicio de Jesús. Todos los relieves tienen como característica el realismo en una anatomía que muestra con perfección una tensión y expresividad. También la ropa de los personajes repite los mismos caracteres en todos los relieves. En ambas escenas aparecen cuatro clavos dorados en la parte superior de cada escena, lo mismo que en la escena de la Piedad, que se encuentra en la prolongación de la calle central. Coronando el retablo se encuentra la escultura del Calvario. En la base de la Cruz aparece una calavera. Simboliza la colina del Gólgota sobre la que Jesús fue crucificado y cuyo nombre en arameo significa calavera. A partir de la edad media fue habitual representar una calavera al pie de la cruz. El conjunto del Calvario, posee un gran valor artístico y posiblemente fuera realizado por el mismo artista que hizo el resto de las representaciones. Durante la restauración realizada en el verano del año 2012 se descubrieron, detrás de su estructura, unas pinturas renacentistas, posiblemente del s. XVII, que muestran figuras humanas de perfil. Entre ellas destaca la figura del crucificado flanqueado por la Virgen con la luna a un lado y al otro San Juan.
Además de la nobleza, en bastantes templos parroquiales y monasterios existen capillas con retablos financiados por élites locales que los utilizaban como medio de exhibición de poder en sus lugares de última morada. Podemos poner como ejemplo el magnífico retablo de la iglesia de San Pedro, de Villanueva la Blanca, donde no tenemos constancia de enterramientos de ninguna familia, pero sí de la donación del mismo, que está dedicado a Cristo Crucificado.
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En las proximidades de Horna se localiza el pueblo de Bisjueces. En el interior de su iglesia se halla el retablo de San Juan Bautista, que entraría dentro del grupo de los iniciados a instancia de la propia fábrica. Según la documentación existente esta iglesia tuvo un primitivo retablo, datado en torno a 1600. A finales del s. XVIII se encontraba en muy malas condiciones, por lo que los mayordomos de la fábrica, Juan Alonso de Celada, cura y beneficiado de la misma, y Melchor Díaz Incinillas, decidieron sustituirlo por otro. Después de obtener el permiso del arzobispado, contrataron la ejecución del mismo con Bernardo de San Miguel, vecino de Ajo de la Merindad de Trasmiera y arquitecto (no es de extrañar la presencia de artistas cantabros en esta zona, ya que es conocida la influencia que desde el s. XVI hasta el XVIII tuvieron en toda Castilla, País Vasco y la Rioja) y con Juan Rojo vecino de Manzanedo, quien pertenecía a un grupo de maestros muy activos asentados en ese valle. Se sabe que el tracista de la obra fue Bernardo de San Miguel, quien, junto a sus oficiales, realizó también las tareas de ensamblaje, mientras Juan Rojo se ocupó de las esculturas. Actuaron como fiadores de este proyecto Ventura Ruiz de la Peña, vecino de Quisicedo, y Mateo Fernández, vecino de Manzanedo. Una de las condiciones del contrato era el aprovechamiento del antiguo tabernáculo, que perteneció a un retablo de estilo romanista. Para su construcción se utilizó madera de nogal, y el coste de los trabajos fue de 15 350 reales, incluyendo la reparación de dos retablos colaterales del mismo templo. Parece que se finalizó el día de Navidad de 1777. El momento en que se realizó este retablo fue de gran evolución estética: por un lado, el Neoclasicismo está penetrando lentamente y, por otro, la estética barroca sigue perviviendo, sobre todo en entornos rurales como éste. En 1777, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid consiguió, por medio de un decreto firmado por Floridablanca, la obligatoriedad de que todos los edificios públicos tuvieran que remitir sus proyectos a la Academia para que fueran aprobados y así evitar “...una afrenta al Rey en afearle sus ciudades y Reino, a la Religión, en llenar los Templos de objetos indecorosos y ridiculos”. Esta circular se envió a los obis-
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pos y tuvo una respuesta desigual: en la práctica, su aplicación se realizó en los grandes templos, mientras que las pequeñas fábricas rurales no cumplieron con el trámite, por lo que las formas tardobarrocas pervivieron en muchos lugares hasta casi el fin del siglo. Este retablo se define por sus caracteres tardobarrocos. Consta de un gran banco que se levanta sobre un zócalo de piedra, el banco queda roto en el centro donde se ubica el tabernáculo primitivo, que tiene forma de torre, y en cuyo centro, en el primer cuerpo, aparece la puerta del sagrario con un relieve muy abigarrado de la Última Cena. A los laterales, el Prendimiento y el Camino del Calvario, y a ambos lados dos magnificas esculturas de San Pedro y San Pablo. En el segundo cuerpo, una figura de Cristo en el centro con la bola del mundo y a los lados un Ecce Homo y un Flagelado. Todo ello de gran calidad. El cuerpo principal se divide en cinco calles, las dos extermas tienen perfil plano, mientras que las tres centrales tienen forma cóncava, lo que genera
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gran sensación de movimiento. Las calles se separan entre sí por columnas estriadas, decoradas con grandes rocallas en su fuste, salvo en los extremos que son pilastras. Las esculturas de bulto redondo que conforman el programa iconográfico se encuentran en nichos rematados por veneras, y apoyadas en peanas, todo ello con gran proliferación de decoración. Este programa debió de responder más a las devociones personales de los promotores, y que al significado propio de las diferentes figuras. El remate se adapta perfectamente al testero plano del templo, y se articula en tres calles, la central plana y las laterales también con forma cóncava.
René Jesús Payo Herranz, autor de un estudio sobre este retablo, cree que la imagen del titular, San Juan Bautista, es una pieza reaprovechada, pues presenta rasgos propios de la primera mitad del s. XVII. Encima, en el remate, se encuentra la talla de la Asunción de la Virgen, en la que María aparece elevada al cielo por un grupo de ángeles. Flanqueando a la Virgen, en el lado del evangelio, se encuentra la imagen de San Ambrosio, al cual se le suele representar, como en este caso, con indumentaria papal, con báculo y un libro en su mano izquierda, aunque como atributo personal contará con el látigo de tres nudos, símbolo de su lucha contra el arrianismo, y el panal con abejas, que alude a un episodio de su infancia que cuenta que un panal apareció milagrosamente en su boca. En el lado de la epístola se alza la imagen de San Bernardo de Claraval, que pudiera provenir del cercano Monasterio de Rioseco, ya que sus rasgos no encajan con el resto de las tallas de este retablo. San Bernardo inició la Reforma Cisterciense y fue uno de los personajes más frecuentes del arte de la Contrarreforma. Una escena muy popular dentro del ciclo iconográfico de este santo será la conocida como lactancia de San Bernardo.
En ese mismo cuerpo, pero en el lado de la epístola, está la talla de San Jerónimo. El león aparece a sus pies. Sujeta con ambas manos una talla de un crucifijo, objeto de meditación al que el santo dirige su mirada. A su lado la imagen de San Lorenzo, representado con hábito de diácono, portando en su mano derecha una parrilla que simboliza su martirio.
Junto a la imagen del titular, en el lado del evangelio, se halla la talla de San Marcos, identificada por el libro que lo define como evangelista y por el león que se encuentra a sus pies. Sus ropajes, como los de la mayor parte de las tallas, tienen plegados nerviosos y rugosos, caracteres sumamente barroquistas. Junto a esta imagen se encuentra la de San Agustín, considerado uno de los padres de la Iglesia. Porta como atributos propios de su función el libro, el báculo y la maqueta de la iglesia. Mientras que su atributo personal es un corazón llameante entre sus manos.
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Calvario.
Otro de los retablos más interesantes de Las Merindades se localiza en Arroyuelo, localidad cercana a Trespaderne. En este pueblo se alza la iglesia de San Nicolás de Bari, dominando las llanuras cerealísticas que se extienden a sus pies. En su amplio interior destaca un retablo romanista de gran calidad que fue realizado por los escultores Rodrigo de La Haya y Antonio de Elejalde, y por el pintor Juan de Cea entre los años 1574 y 1576. El retablo fue promovido por el obispo de Burgos, don Domingo de Arroyuelo, natural de esta localidad y cuyas armas aparecen a ambos lados del Calvario, las mismas queñ adornan su sepulcro de la Capilla de los Condestables de la catedral de Burgos.
Escudos del obispo don Domingo de Arroyuelo.
Presentación del niño Jesús en el templo.
Natividad de la Virgen.
El retablo está estructurado en dos cuerpos y tres calles sobre un banco en el que están tallados los cuatro evangelistas. Las dos calles externas se encuentran bastante deterioradas por el inexorable paso del tiempo. Se trata de pinturas con la representación de diferentes momentos de la vida de San Nicolás de Bari y de la Virgen.
San Nicolás de Bari.
Las esculturas del banco fueron realizadas por Rodrigo de la Haya, en el marco de un romanismo inicial, caracterizado por figuras demasiado alargadas, rostros con perfil heleno y complexión anatómica.
Entierro de San Nicolás y el milagro del del maná. Se cuenta que de su cuerpo inerte brotó un milagroso licor que curaba los males de quienes lo usaban.
La Caridad de San Nicolás. Dote de las tres doncellas: un noble no tenía dote para sus tres hijas que se vieron obligadas a prostituirse. Enterado San Nicolás, todas las noches les daba una bola de oro a cada una de ellas con lo que pudieron salvarse.
Virgen sedente con el niño.
San Lucas. San Juan. San Mateo. San Marcos.
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Cornelis Cort, famoso grabador del siglo XVI, que reprodujo obras de múltiples artístas, entre ellas las de Tiziano, y uno de los que mayor influjo ejercieron en la pintura española de la época, impuso su estampa como modelo en la pintura del nacimiento de la Virgen que aparece en Arroyuelo. Cornelis fue un grabador de buril sobre cuyas obras los pintores no tenían más que aplicar el color.
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Rodrigo de La Haya intervino también de una manera decisiva en el retablo de la colegiata de Santa María de Valpuesta, en esta ocasión junto con su hermano Martín. Fue él quien terminó el retablo mayor de la catedral de Burgos que su hermano dejó inacabado. En el de Valpuesta, donde también participó Felipe de Vigarny, destacan las doce tallas correspondientes a los doce apóstoles. Aunque el actual retablo fue modificado a comienzos del siglo XIX, su calidad salta a la vista. Los investigadores adjudican a los hermanos de La Haya el banco y el primer cuerpo, aunque el
apostolado es atribuido generalmente a Felipe de Vigarny. No obstante, debieron de intervenir en su ejecución otros autores de su escuela, incluso su propio hijo Gregorio Pardo. Destacan, además de los apóstoles, las figuras del banco, escenas que parecen inspiradas en pinturas o grabados, y que se refieren a la biografía de la Virgen y a la infancia de Cristo.
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Para continuar con este extraordinario viaje a través del arte sacro de Las Merindades, merece la pena centrarse unos instantes en la magnífica iglesia de San Cipriano y San Cornelio, de Cebolleros, en cuyo interior se custodia uno de los más vistosos retablos de la comarca. El retablo, compuesto en el primer tercio del siglo XVI, se adapta a la tipología burgalesa que arraigó en los comienzos del renacimiento español sobre las escuelas generadas por Siloé y Vigarny, de cuyos talleres salieron destacados entalladores que vivieron a la sombra de sus maestros. Sobre un banco con las habituales representaciones de los evangelistas, otras cuatro tablas muestran, en el primer cuerpo, a San Sebastián, San Bartolomé, Santiago y San Roque. Sobre estos se hallan San Lorenzo, San Juan Bautista, San Juan Evangelista y San Huberto. En el centro, presidiendo el retablo, se encuentran los patrones del pueblo, San Cipriano y San Cornelio, junto a la asunción de la Virgen y al Calvario de Cristo. Algunos autores ven en los bajorrelieves del banco y en las figuras del Sagrario la influencia de Diego de Siloé, pero en realidad los únicos datos confirmados son los correspondientes a la autoría de las pinturas, realizadas por un desconocido Antonio de Siloé, probablemente emparentado con el anterior. Calvario
El retablo de San Pelayo, de Cadiñanos fue donado por la familia Medina-Rosales hacia 1540. De estilo manierista puro, está estructurado en cuatro cuerpos y cinco calles albergando pintura y escultura y rematado por un ático con el Calvario. En su conjunto, el retablo narra los episodios de la Pasión de Cristo (esquema a la derecha).
Lavatorio
Cruz a Cuestas
Piedad
Santo Entierro
Resurrección
Cristo ante Pilatos
Flagelación
s. Pelayo
Coronación
Ecce Homo
Santa Cena
Oracion del Huerto
Beso de Judas
San Mateo
San Juan
Cristo Crucificado
Conduc- Cristo ción y ante primer Herodes escarnio San Lucas
San Marcos
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El retablo de San Nicolás de la iglesia parroquial de El Almiñé se elaboró hacia el año 1530, con una factura propia de la época renacentista. La decoración a candelieri, con fondo de color blanco, hace del retablo una obra singular. No obstante, aún presenta un carácter gótico acentuado, propio de las obras realizadas en momentos de transición. Este carácter se aprecia tanto en la composición como en las formas, especialmente en las aletas laterales que aportan un enmarque propio del gótico. En cuanto a las formas sobresale el arco conopial que corona la Dormición de la Virgen, las formas planas del relieve de La Piedad, situada en el banco y la Coronación de la Virgen. El conjunto está realizado en madera de nogal, dorada y estofada con gran gusto. Como viene siendo frecuente, en la predela de la composición se alzan los cuatro evangelistas, ocupando las bases de sus columnas. Alternan con la misa de San Gregorio y la Piedad. El primer cuerpo está presidido por la imagen de San Nicolás, sentado y bendiciendo, con los tres niños que resucitó a sus pies, metidos en una cuba. A ambos lados se destacan los mediorelieves representativos de su ordenación episcopal y su viaje a Jerusalén, cuando, enfurecido el mar, los marinos tiran al agua fardos y toneles, mientras el Santo, desde el castillo de popa, calma la tempestad. El segundo cuerpo muestra, en el centro, la imagen de la Virgen en su ascensión a los cielos, sostenida y coronada por los ángeles. En las calles laterales se representan la Visitación de Nuestra Señora y su Dormición. En el ático, como es constumbre, se representa el Calvario, con la Santísima Virgen y San Juan, y a sus lados, en medios puntos, se destacan los bustos de San Pedro y San Santiago. Termina con un remate triangular, adornado con el busto del Padre Eterno.
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destino:
a U S T R a L i a
Texto y fotografĂas de Fernando Barrado
a U S T R a L i a
La pausada vida de los antípodas. VEINTICINCO HORAS DE VUELO CON UN PAR DE ESCALAS Y DOS ANOCHECERES A BORDO ES EL MEJOR ESCENARIO DE LOS POSIBLES PARA DEJARSE CAER POR EL LUGAR DONDE EL AGUA DE LOS SUMIDEROS GIRA AL REVÉS, O DONDE CUESTA ENCONTRAR UN COCHE CON LA CAJA DE CAMBIOS MANUAL.
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TRAS
LA FRONTERA
L
a mezcla perfecta entre un amstelodamés simpático, un norteamericano hospitalario y un educado inglés: así es el carácter de una ciudad sin terremotos, casi desprovista de delincuencia, compuesta de una pequeña city de rascacielos rodeada de infinitos barrios de unifamiliares victorianos primorosamente ajardinados a diez minutos de espacios naturales de ensueño, tiburones de verdad y extraordinarios miradores para el avistamiento de cetáceos.
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En realidad, la capital financiera y humana de Nueva Gales del Sur es una profunda y ramificada bahía que hace las veces de gran vía de la vieja colonia penitenciaria y que hunde sus raíces en los detritus de un imperio decadente. De ese estatus multirracial y abierto a mil manifestaciones ha brotado precisamente el principal valor de la Sydney del presente: una sociedad fresca, extraordinariamente abierta a los cambios y receptiva con cualquier cultura que se acerca a su cálido abrazo, más cerca quizá de lo que sería recomendable del gran agujero en la capa de ozono.
La ciudad del pescado rabiosamente fresco de Doyles on the beach, en Watson’s bay, llena de fusiones de cocina oriental, admite al viajero con la mejor de sus sonrisas; lo encamina a cualquiera de las numerosas casas de huéspedes con un transporte público envidiablemente organizado, lo pasea por inacabables parques urbanos boscosos como el Centennial y lo asoma literalmente a los más sorprendentes monumentos, tal que un Harbour bridge que uno mismo puede escalar hasta la bandera. Puede auparse el visitante igualmente a la azotea de las edificaciones más empingorotadas y sentirse volando por unos momentos desde la AMP Tower o desde la plataforma giratoria del restaurante SUMMIT mientras el ritmo tímidamente frenético de la ciudad de cuatro millones de almas late a los pies. Los mil y un encuadres de bodegón financiero del CBD aparecen sucesivamente desde las áreas de ocio de Darling harbour hasta la Opera house cuyo enfurruñado arquitecto nunca llegó a ver terminada.
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A horcajadas del futurista monorraíl elevado, por la animada China town o los tranquilos reales jardines botánicos, la urbe presenta mil facetas transidas de ocres y óleos en tonos pastel británicos. Es una Nueva York de andar por casa, con una naturaleza exótica en La Perouse en forma de flores acampanadas, retorcidos acantilados de arenisca o extraños mamíferos rebuscando en la basura al final de cada barrio; con quizá el mejor parque zoológico del planeta y playas salvajes, sin circunscribirse a la mítica Bondi beach, de olas del mayor interés para quienes gustan de cogerlas a tabla. Merece la pena acercarse de excursión hasta las Blue Mountains o hasta el parque olímpico que la puso en el mapa el último año del siglo pasado; o hasta las primeras construcciones de los colonos fundadores, en la aldea de Parramatta. Los distintos barrios de la ciudad están articulados por los mil entrantes de la bahía y enlazados a cualquier hora por quejumbrosos ferries verdes y amarillos que van y vienen dejándose acosar por las gaviotas más hambrientas que uno pueda imaginar.
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No es fácil resumir la orquesta de matices que llena los sentidos del que se acerca por primera vez a la ciudad más poblada de Australia. Venir al menos tres semanas compensa los sinsabores de un viaje inacabable, de duración extrema, que suele hacerse desde España con dos escalas, vía Frankfurt-Singapur o Londres-Bangkok. Lo primero que llama la atención, después de los taxis de hilarantes publicidades en sus maleteros con spoiler, es que el sol pica en el cuello incluso en el invierno austral, que la gente se desenvuelve sin prisas ni empujones por el centro y que aman y protegen a sus minorías raciales.
La comida, que se parece mucho a la canaria, prima los productos del mar preparados de forma muy sencilla y sabrosa, y da entrada con especial preferencia a las maneras japonesas de cocinar. Para moverse por el área metropolitana, en un par de días puede uno hacerse un verdadero experto sin tener que memorizar los números de los autobuses, siempre de tres cifras, que aluden a los sectores y subsectores hacia los que se dirigen. La frecuencia y calidad de los servicios te pueden hacer conocer los más escondidos rincones de la comarca y enlazar con el siguiente destino sin nada de largas
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esperas y con fidelidad a los horarios y frecuencias de paso. Como ocurre en la mayor parte de las grandes ciudades turísticas hay habilitado para el que se acerca a Sydney un pass que sirve para acceder ventajosamente a la mayor parte de las atracciones combinadamente con el transporte durante siete días. Y también recorridos panorámicos en autobús como el Sydney Explorer. Igualmente, existen bonos de diez viajes (TravelTen) para moverse en los barcos y autobuses. La más cara sin duda de ellas (casi 300 €) pero del todo recomendable es poder integrarse en un grupo de escalada para al-
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canzar el punto más alto del puente del puerto, icono de la ciudad y del país entero. Uniformados de gris para no distraer la circulación y con arneses encarrilados a las barandillas se hace un largo y minucioso recorrido por la historia, construcción y entresijos de una de las mayores obras de ingeniería de todos los tiempos, y aún hoy el segundo puente de arco inverso más ancho del mundo. Si lo que uno quiere son acantilados vírgenes y paseos en soledad, South Reef o Lady Bay en South Head es el lugar de elección, o al otro lado de la bocana de la bahía, North head, en Manly, desde
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donde pueden avistarse cada pocos minutos en temporada enormes ballenas con sus crías.
costa norte de la ciudad. Uno no llega a saber si es más hermoso el lugar o todos los que se atraviesan hasta llegar allí.
La variedad zoológica, mucho más allá de canguros y koalas dormilones, es asombrosa en el Taronga zoo. Admiran las colecciones vivas de arácnidos e insectos y de ecosistemas polares.
Tres vidas no son suficientes para visitarlo todo. Si puedes, pásate unos días por Sydney antes de que se termine la tuya. Vuelos baratos, teniendo en cuenta que es una vuelta al mundo, por unos novecientos euros ida y vuelta hay todos los días.
La experiencia de sentirse más de un tercio de día por delante de nuestros amigos y familiares, llamarles por teléfono desde el futuro y saber que España está ahí abajo, mirando hacia el suelo… sólo es comparable a los magníficos atardeceres en la lejana y solitaria Palm beach, en la
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Y no dejes de despedirte de la ciudad dándote un capricho a la mesa del Bennelong dentro del edificio de la ópera, contemplando el skyline nocturno de Circular quay. No lo olvidarás jamás.
¡Algunos datos! Extensión: 7 686 849 km2 Población: 22 000 000 habitantes Capital: Canberra Densidad de población: 2,5 hab/km2. Idioma oficial: inglés.
El 1% de su territorio es agua. No tiene fronteras en tierra. Moneda: Dólar australiano (AUD). PIB per cápita: 68 916 $ = 54 667 € (22 598 € en España)
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Roble de Robledo de las Pueblas
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Texto de José Ángel Varona Bustamante Fotografías de José Ángel Varona Bustamante y José Román Miguel Martínez
Aún quedan rincones por descubrir. Y si no fuera así tendríamos la obligación de imaginárnoslos. El hombre que no ansía conocer rompe la larga tradición de la humanidad. La
facultad de conocer es la que le hace ser diferente del resto de seres vivos. De ahí la gran humanidad de importantes exploradores, investigadores y demás mentes inquietas.
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Roble de la Vía. Robledo de las Pueblas.
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El bosque de Las Merindades apenas deja de crecer. Año tras año extiende sus dominios sobre su extenso territorio. El despoblamiento rural y la disminución en la presión de las actividades del monte, especialmente las ganaderas, contribuye positivamente a ello. Se puede comprobar sencillamente comparando fotos aéreas que se distancien apenas treinta años en el tiempo. Esta expansión, que quizá tenga otros componentes que también la favorezcan, permite afirmar que Las Merindades constituyen un territorio eminentemente forestal. Hasta hace bien poco, apenas unas décadas, en su mayor parte este territorio estaba ocupado por tierras de labor que, como anillos simétricos, se extendían alrededor de los pueblos. Más allá era el ganado el que se ocupaba de ramonear todo atisbo de árbol o arbusto. Así era difícil que la vegetación se consolidara. Y cuando lo hacía, las necesidades más imperiosas del hombre acababan por arrasar los montes. Leña, carbón vegetal y madera fueron materias de primerísima necesidad hasta hace apenas un par de décadas. Luego llegó el popular butano, la luz y el gasóleo. Y con ellos un respiro para nuestros bosques. Si uno es buen observador, en sus paseos por la montaña podrá reconocer infinidad de testimonios que avalan esta evolución; desde restos de cabañas de pastores hasta infinidad de eras de carboneo. Todo ello ha quedado impreso en la memoria colectiva de los habitantes de esta comarca. Cuando se visitan sus pueblos, los rostros de sus ancianos vecinos expresan todos aquellos usos y costumbres con cierta melancólica indiferencia. Como si cada una de las arrugas de su piel fuera como cada uno de los anillos que miden la edad de los árboles. Es como si mirasen con incredulidad el devenir de los tiempos. Así son Las Merindades, un territorio con la esencia que otorga el paso de los años a los lugares que enraízan su historia en las más profundas y remotas tradiciones.
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Es en este sentido en el que los bosques nos devuelven todo aquello que el hombre les consumió: al tocón talado le brota otro árbol, cuando no dos, tres o cuatro. Y cuando el más fuerte crece, marginando a los otros, grita su poderío y recuerda indefectiblemente a sus antepasados. No es de extrañar que el hombre antiguo que, anclado su tierra, estaba tan arraigado a las tradiciones ancestrales, sintiera admiración por el árbol, incluso que le rindiera culto. El árbol sagrado permanece en su inconsciente, generación tras generación, quién sabe si porque, al igual que el agua, era imprescindible para su vida. Y sin embargo, a punto estuvo de acabar con él. Tuvieron mucho que ver las necesidades del naciente sistema industrial, y montes como el del Gurdieta, los de Ordunte, de la Peña, o la céntrica sierra de la Tesla, estuvieron literalmente arrasados. Incontables fumarolas delataban en la lejanía la presencia de las carboneras donde se recocía la leña, todo un cuadro costumbrista que nunca fue pintado, al menos que nosotros conozcamos. Y así, hoy las profundidades de aquellos bosques ocultan, custodian y salvaguardan las esencias de este territorio. Son ellos, sus helechos, los líquenes, los testigos más fiables de la calidad ambiental de estas tierras. Ellos regulan, gota a gota, el agua que convierte en fértiles las tierras que riega. Quizá rendirles homenaje debería de continuar siendo una tradición. Y este es, al menos en parte, el objetivo de este reportaje: rendir un merecido reconocimiento a nuestros árboles. Los que aparecen fotografiados en estas páginas son tan solo un sutil testimonio del pasado. Los fotógrafos de Paralelo 43 han centrado sus objetivos en aquellos ejemplares más conocidos, bien por hallarse en las proximidades de las poblaciones o bien por su especial singularidad. Entre los
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primeros se puede hablar del que ha dado en llamarse Castaño Milenario de Quintanilla de Sotoscueva (curiosamente el nombre se lo puso hace años un colaborador de esta revista), o los conocidos robles de Robredo de las Pueblas. Otros, como los Tejos de la Horadada, son especialmente singulares. Algo similar ocurre con los castaños de San Zadornil. Quedan otros árboles que por su simbología histórica también merecen un lugar en estas páginas. Son las míticas encinas, tejos y moreras bajo cuya fronda se desarrollaron los concejos que rigieron nuestros pueblos. Las más conocidas son
Monte Gurdieta. Valle de Losa.
sin duda la encina de Sotoscueva (cuyo ejemplar actual es meramente rememorativo) o la de Quecedo, donde según la tradición se reunía el concejo de Valdivielso. Todos estos árboles parecen darnos una idea de cómo debió de ser nuestro paisaje pretérito. Quizá dentro de cientos de años... Conocemos decenas de árboles que bien sea por su tamaño o por sus rarezas podrían ocupar las páginas de este reportaje. Sin embargo, este no pretende constituirse como un inventario de árboles de Las Merindades. Solamente, como en Paralelo 43 es ha-
bitual, deseamos poner la miel en los labios. Multitud de castaños y robles (algunos de ellos con nombres propios) salpican las merindades de Sotoscueva y Valdeporres. Algunos acebos y tejos sobresalen en el valle de Mena. También hay buenos ejemplares en Losa. Tobalina conserva buenos ejemplares de quejigos. Incluso un sugerente y solitario fresno pasa inadvertido junto al arco de oriente de Medina de Pomar. En realidad, es como si en el subconsciente de todos nosotros estuviera señalada la admiración hacia los árboles. Su búsqueda puede constituir un sugerente reto que alentamos desde esta revista.
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Tejos de la Horadada. Parque Natural de Montes Obarenes - San Zadornil.
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Allá en tiempos que fueron, y el alma han llenado de santos recuerdos, de mi tierra en los campos hermosos, la riqueza del pobre era el fuego, que al brillar de la choza en el fondo, calentaba los rígidos miembros por el frío y el hambre ateridos del niño y del viejo. De la hoguera sentados en torno, en sus brazos la madre arrullaba al ingante robusto; daba vuelta, afanosa la andana en sus dedos nudosos, al huso, y al alegre fulgor de la llama, ya la joven la harina cernía, o ya desgranaba con su mano callosa y pequeña, del maiz las mazorcas doradas. Y al amor del hogar calentándose en invierno, la pobre familia campesina, olvidaba la dura condición de su suerte enemiga: y el anciano y el niño, contentos en su lecho de paja dormían, como duerme el polluelo en su nido cuando el ala materna le abriga. Bajo el hacha implacable, ¡cuán presto en tierra cayeron encinas y robles!; y a los rayos del alba risueña, ¡qué calva aparece la cima del monte! Los que ayer fueron bosques y selvas de ageste espesura, donde envueltas en dulce misterio al rayar el día flotaban las brumas, y brotaba la fuente serena entre flores y musgos oculta, hoy son áridas lomas que ostentan deformes y negras sus hondas cisuras.
Ya no entonan en ellas los pájaros sus canciones de amor, ni se juntan cuando mayo alborea en la fronda que se quedó de sus robles desnuda. Sólo el viento al pasar trae el eco del cuervo que grazna, del lobo que aulla. Rosalía de Castro De su poema Los Robles
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Las Merindades
PUENTES Texto y fotografía de José Ángel Varona Bustamente
D
ESDE EL PRIMER NÚMERO DE PARALELO 43, Y DE ESO HACE YA MáS DE DOS AñOS, INSISTIMOS EN EL CARáCTER TRANSICIONAL DE ESTE TERRITORIO DEL NORTE DE BURGOS. TRANSICIóN ENTRE DOS REALIDADES BIOGEOGRáFICAS NETAMENTE DIFERENTES Y TAMBIÉN ENTRE DOS REALIDADES SOCIOECONóMICAS COMPLETAMENTE DISTINTAS. ESE CARáCTER SE CONCRETA EN UN MOSAICO DE SINGULARIDADES QUE CONVIERTEN A LAS MERINDADES EN UN LUGAR ENORMEMENTE RICO DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA DIVERSIDAD LO QUE SE REFLEJA EN MULTITUD DE ASPECTOS QUE AFECTAN A LA COTIDIANIDAD DE CUANTOS EN ELLAS HABITAMOS. PERO ES, A NUESTRO JUICIO, DESDE UN PUNTO DE VISTA HISTóRICO-GEOGRáFICO DESDE DONDE ESTAS CUALIDADES MEJOR QUEDAN REFLEJADAS.
Puente Nuevo. Monte Gurdieta. Valle de Losa.
Podemos afirmar que el elevado índice de precipitaciones que afecta al extremo septentrional de la provincia genera un gran número de torrentes, arroyos y ríos que vierten sus aguas a la principal arteria fluvial de la región: el río Ebro que, a su vez, cruza diagonalmente Las Merindades.
Por otro lado, la ubicación de estas tierras, entre la meseta y la costa cantábrica hace de ellas unas tierras de paso obligado para las relaciones comerciales entre ambas esferas socioeconómicas. De ese modo, aunque pueda parecer excesivamente simplificado, se hizo precisa la construcción de numerosos puentes con el objeto de sortear las dificultades y peligros que presentaban para el tránsito los vados de los ríos.
Ésta es, a muy grandes rasgos, la explicación más elemental del porqué de tantos puentes. No debemos olvidar la importancia estratégica de estas tierras a lo largo de la historia. Pero no todos son grandes puentes. Efectivamente, los de Frías, Trespaderne, Puente Arenas, Mijangos, Moneo, Medina de Pomar o Pesquera tienen una antigüedad que les otorga una especial significación histórica.
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El puente sobre el río Nela de Trespaderne fue construido a finales del siglo XII y constituye un magnífico ejemplo de arquitectura civil románica. Según algunas fuentes, en 1187 ya estaba construido. “Por él se pasaba desde las Castillas a los puertos de Bilbao, Castro-Urdiales y Laredo...
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La utilización del arco como elemento estructural portante ha permitido que los puentes hayan llegado hasta nuestros días en buen estado, después de sortear las enormes y periódicas crecidas a que nuestros ríos se ven sometidos año tras año. Por otro lado y aunque algunos llevan el apellido romano en su nombre, no parece que ninguno tenga sus orígenes en la época romana. Así es, al menos, en los casos de Medina de Pomar, Quincoces de Yuso y Agüera.
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Al igual que el resto de reportajes que ofrece Paralelo 43, no pretende ser éste un inventario exhaustivo de los puentes de Las Merindades, sino más bien una ventana abierta a los paisajes que protagonizan y a los caminos que los cruzan. Lejos de los aspectos más técnicos, nos interesan los aspectos más humanos y, si cabe, estéticos de todos los recursos de que gozan estas tierras.
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Otros, como los de la Horadada y Quintanilla de Pienza se justifican ante el aumento de las necesidades viarias. Y otros muchos son pequeĂąos puentes, de carĂĄcter local, construidos para sustituir antiguos e inestables pontones o vados que en ĂŠpocas de aguas altas eran insalvables o peligrosos.
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Junto al actual puente de Quincoces de Yuso, sobre el río Jerea, se halla el conocido Puente Romano que, por supuesto no es romano. De hecho, a principios del siglo XVII los vecinos del pueblo se refieren a él como un puente de madera sobre cepas de piedra. Una riada acabó con él y su reconstrucción se realizó íntegramente en piedra. Sin embargo, la habitual escasez de fondos no lo hizo posible hasta 1763. Su ejecución costó 38 384 reales.
PUENTES DE LAS MERINDADES
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A travĂŠs de l os
ojos del art Ăsta
Desde la lejanía, el puente de Mijangos, sobre el río Nela, abre numerosas puertas a las elucubraciones. A pesar de que en la actualidad está afectado por múltiples modificaciones que lo afean, no faltan historiadores que, aun considerando medieval lo principal de la fábrica que se conserva, hallan sus orígenes en las necesidades de los ejércitos romanos durante las Guerras Cántabras. Lo cierto es que Mijangos aparece tempranamente en la historia de Las Merindades.
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El de Frías es, sin duda, el puente más conocido de Las Merindades, y uno de los más bellos de España. Su torre nos recuerda la importancia del control de los puentes en tiempos históricos. El “pontazgo” permitía, entre otras cosas, financiar su mantenimiento.
PPETRÓLEO UENTES DE EN L LAS AS MERINDADES
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MERINDAD DE SOTOSCUEVA RED DE SENDEROS DEOJO GUAREÑA P
37 U B R-
CAMINANDO
CAMINANDO CAMINANDO
95 95
A
PESAR DE SU DÉBIL RELACIóN CON LA
O JO G UAREñA
SIGLO LA INSTALACIóN DE UNA SERIE DE
PROPIAMENTE
MOLINOS EóLICOS SOBRE LAS CIMAS DE
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ESTOS MONTES CONTRIBUYó A LA AMPLIA -
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CIóN
CUEVA DE
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EL EDIFICIO DE LAS ANTIGUAS ESCUELAS
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NALMENTE REDUCIDA , DEL RECORRIDO .
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ADVERTIR DE QUE A PRINCIPIOS DE ESTE
CHAS EL MíTICO Y DEMONIZADO LOBO?
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PR -
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Con total seguridad, en nuestra caminata no veremos lobo alguno. Sólo la casualidad, del todo remota, nos premiaría con tal obsequio. Por el contrario, si prestamos atención, podremos observar su rastro o quizá sus excrementos… En este sentido, cabe añadir que, según numerosas fuentes, el oso fue poblador de estos montes, especialmente de los que se extienden hacia el oeste. Fue hasta hace apenas un siglo. Este sendero de pequeño recorrido, que exige cierta dosis de esfuerzo, nos introduce en las últimas estribaciones de la cordillera Cantábrica, al sur de los que fueran los glaciares de menor altitud de Europa, y que culminan en los 1717 m del Castro Valnera. Los rebollos y las hayas que dominan los bosques, densos y extensos bajo los que transitan los caminos responden a unas condiciones climáticas de estricto carácter oceánico, con un índice de precipitaciones que se sitúa por encima de los dos mil litros anuales por metro cuadrado. Mientras, las cumbres próximas, de alrededor de 1500 m de altitud, permanecen bajo el dominio de las nieblas. Como si de un pequeño detalle de un gran cuadro se tratase, la iglesia de El Rebollar, en su tiempo perteneciente a la orden de San Juan de Jerusalén, delata la presencia activa de esta orden hospitalaria, vinculada al camino de Santiago, y avala las teorías de quienes piensan que el valle de Sotoscueva fue recorrido por una primitiva ruta jacobea. Para mayor deleite de los admiradores de la tradición, Quintanilla del Rebollar dispone de los que quizás sean mejores ejemplos de la arquitectura popular de la comarca. Todo ello en un magnífico estado de conservación.
CAMINANDO
P
de d a d n Meri
va e u c s Soto
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Pk 4,5 Por la derecha, una repoblación de pinos acompaña al sendero en esta dura ascensión que culmina centenares de metros más arriba cuando el PR alcanza la importante pista forestal que recorre longitudinalmente de este a oeste toda la ladera de los llamados montes del Somo, desde las proximidades de Espinosa de los Monteros hasta Quisicedo.
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Km 0 Desde el aparcamiento de la casa del parque, en la periferia de Quintanilla del Rebollar, una senda se dirige al pueblo y llega a las proximidades de su singular fuente pública.
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Pk 0
Pk 0,2 El recorrido continúa por la carretera, entre muros y viviendas. Pasa por delante de la Posada Real y sale en dirección a El Rebollar.
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Pk 0,5 Una estrecha y poco transitada carretera que conduce a dicho lugar avanza entre prados y pastizales cercados.
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En el correspondiente cruce, el sendero gira a la izquierda. La pista se interna en un sombrío pinar que poco más arriba da paso a un frondoso hayedo; es el que los lugareños denominan Ayal de Quintanilla. Pequeños pero numerosos humedales y turberas contribuyen a la formación de torrentes que aguas abajo conforman el río Ulemas. Abedules, serbales, acebos y enormes escobas saturan un sotobosque impenetrable, refugio del jabalí.
Pk 0,7 Poco antes de llegar al pequeño y entrañable pueblo de El Rebollar, el sendero abandona la carretera para continuar con una pista agraria que sale a su derecha. Para llegar al Rebollar es necesario continuar por la carretera hacia el norte.
Durante un largo trecho, la pista plenamente integrada, se convierte en un plácido y sosegado paseo durante el que, con un poco de suerte y si se mantiene silencio, la fauna nos deparará agradables sorpresas.
Pk 0,8 Casi de inmediato, en la siguiente
Wpt 10 Pk 6,6 Finalmente el PR llega a un im-
Wpt 4
Wpt 5
bifurcación, el PR toma el ramal de la izquierda mientras la pista que desciende por la derecha continúa en dirección a la carretera comarcal que discurre por el fondo del valle. El camino discurre entre una pequeña mancha de rebollos y praderas.
Pk 1,3 Un nuevo cruce de pistas marca un cambio de rumbo del recorrido. En este punto, el PR gira hacia el norte y cruza las vías del ferrocarril La Robla - Bilbao. Pocos metros más allá aparece el pequeñísimo pueblo de Herrera de Redondo, uno de los núcleos de población más recónditos y desconocidos del valle de Sotoscueva.
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Pk 1,6 El recorrido continúa por el otro
lado del pueblo con un definido rumbo norte y se interna en el monte. Allí mismo comienza un prolongado ascenso entre la conocida como dehesa de Herrera.
Pk 3,8 El camino no tiene pérdida y tras un pronunciado giro hacia el oeste llega a una pista que procede de El Rebollar. Al entrar en contacto con este nuevo camino, el sendero retoma el rumbo norte y acentúa su pendiente, convirtiendo en exigente el esfuerzo necesario para proseguir la caminata.
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portante cruce de pistas. La que asciende conduce a través del collado de la Zurruzuela a las proximidades de Las Machorras. No obstante, el PR toma el ramal de la izquierda e inicia un suave y prolongado descenso hacia el refugio del pico del Ángel, una instalación propiedad de la Consejería de Medio Ambiente de la junta de Castilla y León.
Wpt 11 Pk 8,2 No obstante, el PR no llega hasta dicho refugio y unos centenares de metros antes, a la entrada de un nuevo pinar, abandona la pista hacia el sur por un pendiente cortafuegos.
Wpt 12 Pk 8,9 Junto a un grupo de robles y hayas el sendero abandona el cortafuegos y gira a la izquierda por un camino que toma rumbo sureste.
Wpt 13 Pk 10,4 Una cabaña, que queda a la derecha del camino señala la proximidad de Quintanilla del Rebollar. Poco después, un puente permite cruzar sobre el ferrocarril citado anteriormente y llegar al aparcamiento de la Casa del Parque donde, cerrado el círculo, se da por finalizado el recorrido.
Wpt 14 Pk 11
El sendero descrito en esta revista nos recuerda nostálgicamente al primer número de su edición, con el ferrocarril de La Robla como protagonista. Sus pitidos, que se oyen desde todo el valle, avisan de su lento avance entre la espesura del bosque.
A pesar de la señalización del itinerario, es recomendable tomar precauciones. El recorrido se desarrolla en una zona de baja montaña en la que cualquier inclemencia metereológica (tormenas, niebla...) puede provocar un aumento de la dificultad.
MID E 3 h 45 min 463 m desnivel de bajada 465 m distan. horizontal 11 km tipo de recorrido circular horario
desnivel de subida
Condiciones de primavera a otoño. Horario según criterio MIDE. En época las condiciones climáticas pueden ser adversas y dificultarse el recorrido.
PR-BU 37 HAYAL DE QUINTANILLA
2 severidad del medio natural 2 orientación del itinerario 2 dificultad desplazamiento cantidad esfuerzo 3 Si es usted usuario de GPS puede descargarse los tracks desde la web: www.soletasendas.com/descargas
MIDE (Método para la Información De Excursiones) es un sistema de comunicación entre excursionistas para valorar y expresar las exigencias técnicas y físicas de los recorridos. Su objetivo es unificar las apreciaciones sobre la dificultad de las excursiones para permitir a cada practicante una mejor elección. El MIDE ha sido concebido como una herramienta para la prevención de accidentes en excursiones por el medio natural. El método permite clasificar en libros, guías, topoguías, oficina de turismo... los recorridos, para que cada persona elija conforme a sus capacidad y gustos. www.euromide.info
CAMINANDO
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ruta
de los
Monteros
SEGUNDA ETAPA
ESPINOSA - OñA
MEDINA DE POMAR FRíAS
GR 1006
EN MEDINA DE POMAR SE INICIA LA SEGUNDA ETAPA DE ESTA RUTA DE LOS MONTEROS O GR 1006. LO HACE DONDE FINALIZ贸 LA ANTERIOR, PROCEDENTE DE ESPINOSA DE LOS MONTEROS, EN EL PARQUE MUNICIPAL DE VILLACOBOS, UN SINGULAR PARAJE SITUADO A ORILLAS DEL R铆O TRUEBA Y CONVERTIDO EN LA MAYOR ZONA DE EXPANSI贸N Y OCIO DE LA LOCALIDAD.
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EN
BTT
El GR 1006 inicia su andadura aguas abajo del parque por medio de un paseo rodeado de alisos y adecuado para el uso de peatones. Por él, llega al barrio de San Miguel, integrado en el entramado urbano de la ciudad para, después de cruzar bajo un túnel la carretera nacional 629, continuar por el paseo de la Virgen. Superado el pequeño campus escolar y deportivo, la ruta llega a la popular Chopera, otro de los parques medineses, situado junto a la iglesia de Nuestra Señora del Salcinar, una de las muchas iglesias con las que Medina de Pomar contó antiguamente. De camino, el casco antiguo de Medina de Pomar, con su Alcázar de los Condestables y su iglesia de Santa Cruz ofrece una interesante panorámica.
Poco antes de llegar a la iglesia, la ruta se desvía por la izquierda para cruzar el río Trueba mediante un puente que da acceso a la urbanización de Villacomparada, también conocida como las Medinas ya que todas sus calles llevan el nombre de una de ellas. En el otro extremo del puente, ante una rotonda, la ruta gira hacia la derecha y se posiciona en paralelo al río, concretamente en la calle Medina del Campo. Antes de llegar a las eras de Villacomparada, la ruta entra en el pueblo por la calle de la Iglesia, pasa por delante del templo y continúa junto a un histórico e interesante canal de regadío.
BTT LA RUTA DE LOS MONTEROS 105
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El camino cruza dicho canal y se dirige hacia una chopera próxima. A su entrada se halla una bifurcación en la que el sendero opta por el ramal de la derecha. Un camino pedregoso se introduce entre el arbolado. Pronto llega un nuevo cruce junto a un embalsamiento de las aguas del canal del río Salón. A su derecha se localiza un antiguo filtro verde con el que se depuraron las aguas residuales de Medina de Pomar hasta la construcción de su depuradora. La ruta continúa de frente y cruza bajo las antiguas vías del ferrocarril Santander-Mediterráneo. Muy poco después el sendero se dirige hacia la izquierda para aproximarse entre la espesura que flanquea el camino a Bustillo, uno de los lugares históricamente aforados. Al salir a un camino de mayor porte que procede de la localidad, toma rumbo, por la derecha, hacia Moneo. Después de cruzar por la zona de huertas y fincas de regadío, se inicia una pista de concentración parcelaria por la que va a transitar hasta las proximidades de este pueblo. Pero antes de llegar, el sendero ignora en primer lugar un ramal que regresa a Bustillo por la izquierda y otro por la derecha, que se aproxima a Paralacuesta. Con Moneo ya a la vista, la ruta de los Monteros realiza un quiebro para llegar a la ermita de Nuestra Señora de Cantarranas. De modo que en primer lugar gira a la izquierda y posteriormente antes de cruzar las vías lo hace a la derecha para llegar a la ermita de tan curioso nombre.
De frente, el camino se introduce en el pueblo por su zona meridional, dejando a la derecha el ramal que conduce a la estación del abandonado ferrocarril Santander – Mediterráneo y poco más allá ignora el camino que llega al puente sobre el río Nela que permite acceder a los pueblos ubicados en las laderas de la sierra de la Tesla. La ruta de los Monteros, en su objetivo de llegar a Pradolamata, circula en paralelo al ya citado ferrocarril que, en este tramo, estaba trazado por una trinchera de grandes dimensiones. A la llegada de dicho pueblo, el camino llega al cementerio, situado en un pequeño otero, desde donde alcanza el pequeño pueblo de inmediato. A la altura de su iglesia, el camino parte hacia el sur (por la derecha) y se aproxima al río Nela. Juntos avanzan un largo trecho hasta que la ruta vuelve a salir a la plataforma del reiterado ferrocarril. Comienza un tramo de cierta incomodidad. El balasto no es el suelo más propicio para caminar o circular en bicicleta, pero no existe opción alguna que permita evitar su tránsito. No obstante, el entorno es de gran belleza. En este tramo el sendero puede sorprendernos. Finalmente, la traza del ferrocarril llega a la carretera que desde Nofuentes conduce a Urria y al resto de los pueblos ubicados en la ladera septentrional de
BTT LA RUTA DE LOS MONTEROS 107
la Tesla. Pocos metros más allá se localiza la estación de Nofuentes, desde donde el sendero conduce al centro de la población, marcando un pronunciado cambio de rumbo. En Nofuentes, pasado el edificio que alberga el Ayuntamiento de la merindad de Cuesta-Urria, el sendero gira la izquierda y llega, callejeando, a la fuente de San Juan, en cuyas proximidades gira a la izquierda para tomar el camino de Arroyuelo. Apenas unos metros más allá aparece una gravera. Una vez sobrepasada se inicia, por la izquierda, el camino de los Rebollicos que permite llegar a la carretera de Villapanillo, donde el sendero gira a la izquierda, dando comienzo un tramo de asfalto.
Varios centenares de metros más allá lo abandona por la derecha por medio de un camino sin apenas referencias que conduce a las fuentes de Villapanillo, en cuyas proximidades enlaza con una pista procedente de Arroyuelo y que conduce, sin duda alguna, a dicho pueblo. A la altura de la iglesia de Arroyuelo (ver artículo de retablos en este mismo número), el sendero gira a izquierda abandonando la carretera. Pronto en el primer cruce el camino continúa de frente ignorando el que sale a la derecha. Manteniendo el rumbo la Ruta de los Monteros llega a la carretera que conduce de Trespaderne a Arciniega, prácticamente frente al cruce que da acceso a la localidad de Cadiñanos. A la altura de la iglesia de dicha localidad, el sendero gira a la izquierda y pasa ante las ruinas del grandioso palacio de los Ordoño Rosales. Unos metros más allá un puente permite cruzar el río Jerea. Al otro lado gira a la derecha y toma el camino que aguas abajo discurre paralelo al río. Por él continuará un largo trecho hasta Virués. La ruta sale a la carretera de Santotís, junto a un nuevo puente sobre el río Jerea. De Virués a Bascuñuelos la Ruta de los Monteros transita durante un largo trecho por la carretera y no es hasta esta última localidad cuando gira en dirección a Quintana María. En las proximidades de Bascuñuelos, el sendero sale a la pista que de Lozares lleva a Quintana María. Muy pronto, en un nuevo cruce, en esta ocasión con una pista que procede de Lomana, nuestra ruta sigue de frente para llegar a Quintana María, donde conecta con el GR 85. No obstante, ambos senderos se separan pronto lo que, por otra parte, y teniendo en cuenta que ambos conducen a Frías, genera un circuito circular muy interesante. En esta localidad, después de cruzar la carretera de Trespaderne a Puentelarrá, el GR 1006 se separa del 85 y gira por el ramal de la izquierda y
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llega a un cruce de pistas en los que continúa de frente. Poco más allá y después de ignorar otro cruce, el sendero llega a las proximidades de Santocildes en donde el GR gira a la derecha. Casi de inmediato, el camino cruza sobre el canal de Cillaperlata y llega a la altura de un vertedero donde vuelve a coincidir con el GR 85.
Como se puede observar, esta segunda etapa de la Ruta de los Monteros es de muy compleja descripción debido a que en su mayor parte transita entre tierras de labor, con numerosos cruces, pueblos, etc.
De frente, ambos llegan a la carretera de Frías, junto al camping y enfrente del magnífico puente medieval que da entrada a la ciudad. Frías aparece al otro lado, sobre el altozano en el que se yergue uno de los castillos más sugerentes de la península Ibérica.
Esta segunda etapa de la Ruta de los Monteros transita en su mayor parte entre campos de cultivo que se extienden sobre las llanuras cerealísticas de Medina de Pomar, Cuesta-Urria y Trespaderne. Lejos de constituir una monotonía, el paisaje es sumamente cambiante, lo que hace del itinerario un recorrido sugerente. Nada tiene que ver con realizar el recorrido durante un tórrido mes de julio, en el que los amarillos casi son excluyentes, con hacerlo durante los verdes meses de primavera. Se podría afirmar apelando al tópico que cualquier parecido es pura coincidencia.
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Es por ello por lo que, una vez más, recomendamos que se haga uso del GPS para su realización. Como siempre, podrá descargarse el track correspondiente en la página www.soletasendas.com.
GR 1 006
DATOS TÉCNICOS (IBP) IBP es una puntuación que valora el grado de dificultad de una ruta, en este caso de BTT. Se obtiene tras analizar los datos obtenidos mediante el GPS. A partir de esa información se calculan las distancias recorridas en los diferentes tramos de subidas y bajadas (1%, 5%, 10%...). Se computa su porcentaje sobre el total, metros totales ascendidos, descendidos, kilómetros totales, etc. Al aplicar una fórmula matemática estandarizada se obtiene una puntuación entre 0 e infinito que es totalmente objetiva. El índice IBP es útil para conocer el grado de dificultad de diferentes rutas al ser comparadas entre sí. www.ibpindex.com
Información general Distancia total Desnivel de subida acumulado Desnivel de bajada acumulado Altitud máxima Altitud mínima
29,6 km 319 m 352 m 627 m 539 m
Subidas Entre el 1 y el 5% Entre el 5 y el 10% Entre el 10 y el 15% Entre el 15 y el 30% Entre el 30 y el 50% Errores de track Total* Ratio de subida
Km 7,292 1,913 0,033 0 0 0 9,23
% del total 24,56 6,44 0,11 0 0 0 31,11 3,46
Bajadas Entre el 1 y el 30% Entre el 30 y el 50% Errores de track Total* Ratio de bajada
Km 10,31 0 0 10,31
% del total 34,72 0 0 34,72 3,42
Observaciones
Normalmente subida a pie Descartados en IBP y perfil Tras corregir errores
Observaciones Normalmente bajada a pie Descartados en IBP y perfil Tras corregir errores
* El total no ha de coincidir necesariamente con la suma de los parciales tras la corrección de errores.
Llano Desniveles del 1%
Km 10,143
% del total 34,16
Observaciones
Tiempos Tiempo total Tiempo llaneando Tiempo subiendo Tiempo bajando Tiempo parado
hh:mm:ss 2:54:07 0:32:35 0:41:00 0:58:23 0:42:09
Observaciones
Velocidades Velocidad media Velocidad máxima
Km/h 14,07 44,6
Observaciones no utilizados para el cáculo del IBP Descontado tiempo parado Sostenida varios puntos del track
IBP 112
PARALELO
24 43
no utilizados para el cáculo del IBP
Velocidad inferior a 1 km/h o distancia entre dos puntos 0 m.
Dado que el IBP es un concepto comparativo, indicamos aquí el de la Maratón Alpina Medinesa de Medina de Pomar, para que pueda servir como referencia.
68,01
INFORMACIóN TURíSTICA de Medina de Pomar www.medinadepomar.org
HORARIOS ABRIL, MAYO Y JUNIO MUSEO HISTóTICO DE LAS MERINDADES ALCÁzAR DE LOS CONDESTABLES Martes a viernes: 12:00 a 14:00 y 16:30 a 18:30 Sábado: 11:00 a 14:00 y 16:30 a 18:30 Domingo: 11:00 a 14:00 Festivos: 23/4 - 1/5 - 15/5: de 11:00 a 14:00 y de 16:30 a 18:30 VISITAS gUIADAS Martes a viernes a las 12:00 y 16:30 Sábado a las 11:00 y 16:30 y domingos a las 11:00 Festivos 23/4 - 1/5 - 15/5 - a las 11 y a las 16:30
MONASTERIO DE SANTA CLARA Todas las visitas son guiadas.
CENTRO DE INTERPRETACIóN DEL ROMÁNICO EN LAS MERINDADES ERMITA DE SAN MILLÁN
HORARIOS
Todas las visitas son guiadas.
Martes a sábado: 11:30 - 12:30 - 17:30 - 18:30
En abril está abierto en Semana Santa.
Domingo: 11:30 - 12:30
Mayo y junio: Viernes y sábados: 13:00 a 14:30 y de 18:00 a 19:00
Teléfono: 947 19 01 60 E-mail: monasteriodesantaclara@hotmail.com
Festivos: 1 y 15 de mayo: visita guiada a las 19:00 22 de mayo cerrado
22 de mayo cerrado
Semana Santa 2014 - del jueves 17, al lunes 21 de abril HORARIOS SEMANA SANTA
HORARIOS SEMANA SANTA
HORARIOS SEMANA SANTA
De 11:00 a 14:00 y de 16:30 a 19:30
Jueves Santo: 11:30 - 12:30 Viernes Santo: 18:30 Sábado: 11:30, 12:30, 17:30, 18:30. Domingo: 11:30, 12:30.
De 13:30 a 14:30 y de 18:30 a 19:30
VISITAS gUIADAS A las 12:00 y 17:00
Teléfono: 947 19 01 60 E-mail: monasteriodesantaclara@hotmail.com
Martes 22: cerrado
INFORMACIóN TURíSTICA de Frías www.ciudaddefrias.es - 947 35 80 11
HORARIO DEL
CASTILLO
Y OFICINA DE TúRISMO Martes a sábado: 11:00 a 14:00 y 16:00 a 20:00 Domingo: 11:00 a 15:00 Lunes cerrado última entrada al castillo 20 minutos antes del cierre. Precio: Entrada individual: 1,50€ grupos +20 pax.: 1,30€ grupos +50 pax.: 1€ (Se agradece reserva previa para grupos)
RUTA POR LA CIUDAD (INCLUYE ENTRADA A LA IgLESIA Y CASTILLO) Necesario reserva previa. Duración aproximada: 75 min. grupo mínimo 15 personas. Recorrido: Calle del Mercado, casas colgadas, iglesia de San Vicente Martir, lagar de los Tobalina y castillo del siglo XII. Precio: Entrada individual: 4€
PRÓXIMO
NÚMERO
PARQUES NAtURALES DE LAS MERINDADES. ojo GUAREñA, MoNtE SANtIAGo, MoNtES oBARENES - SAN ZADoRNIL Y HoCES DEL ALto EBRo Y RU-
DRóN SON LOS CUATRO ESPACIOS PROTEGIDOS EN LAS MERINDADES Y UN PERFECTO REFLEJO DE SU DIVERSIDAD. BOSQUES, CUEVAS, FAUNA Y FLORA, TRADICIÓN Y CULTURA SE DAN LA MANO Y SE MUESTRAN EXTRAORDINARIAMENTE VINCULADAS A UN TURISMO CADA VEZ MÁS RESPETUOSO Y CONCIENCIADO.
TAMBIÉN... DEStINo: ÁFRICA AUStRAL. POR
PRIMERA VEZ
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ASOMBROSO COTINENTE AFRICANO.
SE ASOMA AL
UN
VIAJE TO-
TALMENTE RECOMENDABLE PARA AQUELLAS PERSONAS QUE ESTÉN DISPUESTAS A DEJAR A UN LADO LAS COMODIDADES QUE NOS HA INCORPORADO LA TECNOLOGÍA Y QUE QUIERAN DESCUBRIR Y DISFRUTAR DE LA NATURALEZA.
Y... EREMItoRIoS en las Merindades. EL SACRIFICIO QUE QUIENES TALLARON ESTAS MAGNÍFICAS CUEVAS ARTIFICIALES NO DEBE PASAR INADVERTIDO EN NUESTROS DÍAS. EL ALTO VALLE DEL EBRO CUENTA CON UNA ELEVADA CANTIDAD DE EREMITORIOS ENTRE LOS QUE SE ENCUENTRAN ALGUNOS DE LOS MÁS CONOCIDOS DE LA
PENÍNSULA IBÉRICA.