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artes y oficios
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ORFEBRERÍA
Esta obra es un compendio de las distintas formas básicas y novedosas de trabajar no sólo los metales nobles sino también cualquier otro material susceptible de ser manipulado en un taller de orfebrería.Tras unos primeros capítulos dedicados a las técnicas de platería, Kum Boo, grabado a buril, baños electrolíticos y fundición y estampación artesanales, se incluye un apartado sobre las piedras preciosas, prestando especial atención a la talla de gemas.
ORFEBRERÍA Carles Codina
ORFEBRERÍA
A O ORFEBRERIA
La obra se complementa con un interesante capítulo relacionado con el concepto, la imagen y la fotografía de la joyería, en el cual cuatro reconocidos joyeros explican su proceso creativo, entre otros
La técnica y el arte de trabajar los metales y tallar las gemas explicados con rigor y claridad
aspectos, y con un último capítulo de ejercicios paso a paso de gran utilidad tanto para el que se inicia en el amplio mundo de la orfebrería como para el más experimentado profesional.
ISBN 978-84-342-2409-4
www.parramon.com
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colección artes y oficios
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INTRODUCCIÓN, 6 Orfebrería Dirección editorial: María Fernanda Canal Ayudante editorial y archivo iconográfico: Mª Carmen Ramos Textos y coordinación: Carles Codina. También han colaborado en los textos Javier García Bonilla y J. Sánchez-Lafuente en “Piedras preciosas” y “La talla de piedras preciosas”, Bagués, Ricard Domingo, R. Puig Cuyás y Joaquim Capdevila en “Cuatro conceptos de creación”, Ricard Domingo en “Imagen y empresa” y Joan Soto en “La fotografía en joyería”. Realización de los ejercicios: Carles Codina. También han colaborado: Pilar Cotter, Silvia Walz, Maike Barteldres, Xavier Doménech, Xavier Ines Monclús, Joaquim Benaque, Hans Leicht, Juan José López, Estela Guitart, Salima Saïd El Hadj, Oukali Saliha, Jesús P. Matamoros, Bernd Munsteiner, Joan Ferré y Raimundo Amorós. Diseño de la colección: Josep Guasch Maquetación y compaginación: Josep Guasch Fotografías: Nos & Soto. Imágenes de algunas piedras preciosas de Jordi Vidal. Ilustraciones: Juan Carlos Martínez Tercera edición: enero 2005 © Parramón Ediciones, S. A. Ronda de Sant Pere, 5, 4ª planta 08010 Barcelona www.parramon.com
TÉCNICAS DE PLATERÍA, 8 La platería, 10 Recursos y procedimientos, 18 Diferentes trabajos de construcción con soldadura, 20 Trabajos con hilo, 25 Pasar un collar, 28 Platino, 30
Sum
Dirección de producción: Rafael Marfil ISBN: 84-342-2409-7 Depósito legal: NA-3.197-2004 Impreso en España
TÉCNICAS ESPECIALES, 32 Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra mediante cualquier medio o procedimiento, comprendidos la impresión, la reprografía, el microfilm, el tratamiento informático o cualquier otro sistema, sin permiso escrito de la editorial.
Kum Boo, 34 Grabado a buril, 38 Baños electrolíticos y acabados mecánicos del metal, 44
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FUNDICIÓN Y ESTAMPACIÓN ARTESANALES, 48 Técnicas de fundición alternativas, 50 Preparación de modelos para fundir, 60 Estampación del metal, 65
GEMAS, 72 Piedras preciosas, 74 La talla de piedras preciosas, 84 Un tallador: Bernd Munsteiner, 88
ario
CONCEPTO E IMAGEN, 94 Cuatro conceptos de creación, 96 Imagen y empresa, 100 La fotografía en joyería, 104
PASO A PASO, 114 Juego de café, 116 Anillos cuadrados, 128 Prisma, 134 Pendientes, 138 Esclava, 142 Broches, 150 Brazalete cabila, 152 GLOSARIO, 158 BIBLIOGRAFÍA Y AGRADECIMIENTOS, 160
GALERÍA, 108
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Platino l platino posee múltiples utilidades en la industria química, eléctrica y aeroespacial. Dado que su punto de fusión es bastante elevado, 1772 0C, y se expande ligeramente al calentarse, su proceso de trabajo resulta algo peculiar. Se trata de un metal no tan utilizado como el oro o la plata, con el que suelen realizarse piezas de alta joyería. Ello es debido a que se trata de un metal escaso que alcanza un alto precio en el mercado y cuya excelente ductilidad y maleabilidad lo hacen apto para toda técnica de conformado, trefilado y forja. El platino posee un color plateado claro y un peso específico de 21,45 quilates, más denso que el oro, siendo inerte y resistente a la corrosión, aunque puede diluirse muy lentamente en agua regia. Un metal que una vez pulido posee un brillo de excelente calidad que lo hacen ideal para engarzar piedras preciosas, en especial el diamante. El platino, junto con el rodio, el paladio, el osmio, el iridio y el rutenio, pertenece al denominado grupo de metales del platino. Según su utilidad en la industria, puede alearse con otros metales de su mismo grupo, aunque en joyería se liga usualmente con iridio o rutenio para favorecer su dureza y durabilidad, ya que el platino puro es blando, y bastan unas pocas milésimas de otro material para endurecerlo y mejorar sus propiedades mecánicas.
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Anillo de platino realizado por Jörg Munsteiner que cuenta con una aguamarina de 14,54 quilates tallada por Bernd Munsteiner y un berilo amarillo de 1,26.
Fundición del botón de platino Debido a su alta temperatura de fundición, el platino debe fundirse en hornos de inducción especialmente cuando se trata de una gran cantidad; sin embargo, en la mayoría de ocasiones el joyero artesanal funde pequeñas cantidades del mismo con un soplete de gas propano y oxígeno. Este tipo de soplete debe armarse con una boquilla o dardo especial que posea 12 orificios de salida y una adecuada regulación de la presión. Para fundirlo hay que utilizar unas gafas protectoras oscuras con un filtro adecuado y una mascarilla filtrante. El crisol debe ser de alumina blanco especial para platino, donde sólo se fundirá platino, pues cualquier resto de oro, por pequeño que sea, puede influir negativamente en la maleabilidad del platino. Para fundirlo no se utilizará fundente y debe emplearse una llama ligeramente oxidante. Para su fundición es imprescindible partir de metales puros, una pureza del 99,95 %. También debe ser puro el metal utilizado en su aleación. La proporción adecuada en que se debe ligar la aleación incluye un 95,2 % de platino puro, siendo aconsejable utilizar como liga el iridio o el rutenio; en todo caso, es preferible adquirir una liga para platino ya preparada en un proveedor de metales preciosos. El platino puede encontrarse en forma de lámina o de pequeños cubos así como en forma de esponja de platino. Esta última es un polvo grisáceo algo verde que posee una excelente pureza, pero que es necesario fundir previamente y después laminar en forma de plancha para preparar correctamente la aleación. Si no se funde previamente, esta esponja
puede alcanzar pérdidas o mermas que oscilen entre el 0,2 y el 0,5 %, provocando que el porcentaje de platino ligado sea más bajo que el permitido por la ley de metales preciosos. Una forma posible de proceder es fundir la esponja y después laminar el metal hasta dejarlo con un espesor muy fino, coger una pequeña lámina del mismo y enrollar el iridio o la liga adquirida en su interior, fundir el conjunto y seguidamente forjarlo y laminarlo. A continuación, se funde el grueso del platino en lámina previamente cortado en pequeños trozos para lograr una mejor fundición. Una vez fundido se añade el botón que tenemos preparado con la liga de iridio, procurando agitar el metal con la misma presión del soldador de oxígeno. El platino se funde utilizando un dardo de 12 salidas hasta que la aleación quede bien fundida. Seguidamente, es necesario enfriar un poco el botón hasta que cambia el color, y después con una varilla de acero se le da la vuelta a éste y se vuelve a fundir de nuevo, puesto que una segunda fundición resulta aconsejable en la mayoría de ocasiones.
Es frecuente fundir a partir de esponja de platino resultante de procesos de afinado y recuperación, y muy alta en pureza. Las gafas protectoras y la mascarilla son imprescindibles, así como un dardo de 12 salidas y un crisol apropiado.
Al fundirse el platino tiene un comportamiento distinto al del oro, la masa parece flotar y debe mezclarse con la presión de una llama ligeramente oxidante.
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Técnicas de platería
Forjado del botón El platino resulta difícil de colar en una lingotera, y tampoco es aconsejable, pues requiere un correcto e intenso proceso de forjado previo que logre un perfecto compactado del metal. Un buen forjado es imprescindible para conseguir una buena calidad de metal y un excelente brillo en el proceso de pulido. Tras una segunda fundición hay que dejar enfriar el botón dentro del mismo crisol y, cuando cambie el color, éste se saca con una varilla; una vez decapado, se ha de forjar el botón. El botón se forja agarrando fuertemente con unas pinzas paralelas y golpeando con un martillo pesado y plano hasta lograr una forma cuadrada o rectangular en función del objetivo deseado, plancha o hilo. Durante este proceso de forja se generan algunas escamas longitudinales y pequeñas aberturas que deben refundirse mediante el soldador de oxígeno con una boquilla de una sola salida o dardo; una vez refundido se continúa el proceso de forjado. El proceso de refundido y forjado conviene realizarlo unas veces, incluso si no se han producido escamas, pues el platino requiere una gran compresión de su estructura interna. El botón, una vez correctamente forjado, se puede laminar o trefilar en el laminador, recociendo siempre a partir de un 50 % de reducción en laminador o máquina de trefilar. El recocido puede realizarse con el soldador de mesa, teniendo la precaución de alcanzar un color naranja y mantenerlo un mínimo de 15 segundos en función del grueso de metal que posean las piezas.
Soldadura del platino El platino se suelda con soldadura de platino a alta temperatura, pero sus uniones conllevan unos requisitos especiales: deben prepararse de modo que absorban el metal de la unión, para lo cual se marcarán surcos con una lima basta o con la sierra, a fin de preparar una unión resistente. Las soldaduras suelen prepararse a distintos grados, sin mezclarse ni confundirse con la soldadura de oro blanco. En los trabajos en que se desee unir platino y oro, habrá que conocer muy bien las propiedades de los metales que se desea soldar, pues se trata de metales con distintos comportamientos y cuyas uniones requieren una preparación adecuada.
1. El botón se forja amarrándolo fuertemente por un extremo con unos alicates y golpeándolo en un tas con un martillo plano. En la medida que el botón alcance la forma rectangular se irá girando y golpeando por todos sus costados. 2. El proceso de refundido y vuelta a forjar es aconsejable realizarlo unas tres veces, refundiendo ligeramente cada una de las caras del lingote.
3. El proceso de forjado continúa hasta lograr un lingote cuadrado o rectangular como se aprecia en este caso. 4. Durante este proceso conviene desengrasar antes de recocer e incluso sumergir la pieza en una disolución de ácido clorhídrico al 10 o 20 % antes de recocer, con el fin de eliminar restos de hierro y materiales que al laminar o forjar puedan adherirse a la superficie.
5. El lingote también se ha forjado en cada una de sus aristas, siendo éste el resultado. A partir de este lingote compactado se puede laminar y trefilar en los diferentes laminadores.
6. Si el forjado es correcto se podrá alcanzar un perfecto trefilado y lograr un metal de excelente calidad y maleabilidad.
1. La soldadura del platino requiere una preparación y un tratamiento adecuados, así como su pulido, resultando en especial delicadas las uniones entre platino y oro. En la imagen se muestra una unión de platino previamente rayada por el interior de la futura unión.
Plata 730 Platino 270 Plata 667 Platino 333 Plata 226 Platino 620
Paladio 154
Baja Media Alta
2. Una vez ajustada la unión y aplicada la soldadura en forma de pallón se suelda; en esta ocasión, una llama oxhídrica puede resultar adecuada.
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Técnicas de fundición alternativas
Fundición con cascarilla cerámica El siguiente proceso tiene su origen en un método de fundición utilizado en la fabricación de armas durante los años 60 y que ha sido adaptado y perfeccionado técnicamente con el fin de mejorar su procedimiento y asegurar una correcta fundición que permita realizar intricados trabajos en metal. Por medio de esta técnica es posible obtener objetos de orfebrería de gran precisión y belleza; se trata de una técnica de origen escultórico que en esta ocasión ha sido adaptada a un ámbito tan amplio e interdisciplinario como la orfebrería artística. Resulta una propuesta muy interesante, ya que se consigue fundir una gran variedad de piezas con un coste muy reducido y una excelente calidad. Pero todavía es más interesante observar cómo Pilar Cotter efectúa este proceso partiendo de unos materiales tan simples y básicos, pues ella misma realiza el crisol, la cera de fundición, un horno a partir de un bote viejo de pintura y el soplete. Con todo ello consigue un conjunto capaz de superar una temperatura de 1000 0C y fundir hasta 2 kg de bronce con absoluta precisión y seguridad. Un proceso, en definitiva, enriquecedor que ayuda a entender cómo y de qué manera funciona un proceso de fundición fundamentado en la cera perdida.
Materiales Como cualquier método fundamentado en la cera perdida, se empieza por la preparación de un tipo de cera blanda que sea fácil de modelar al tacto y que al mismo tiempo pueda ser eliminada sin problemas en el proceso de descerado previo a la fundición. Para realizar la cera se funde primero en un bote limpio un 10 % de colofonia. Cuando ésta se derrita, se añade la parafina en un 20 %, sobre el total, y, finalmente, se derrite la cera virgen en un 70 % del total hasta alcanzar una pasta uniforme. Se vierte la cera sobre una superficie limpia y lisa, por ejemplo, sobre una plancha de metal, ligeramente humedecida. Una vez fría la cera, se modelan diferentes objetos para fundir y separar el resto de la cera no utilizada con el fin de verterla con posterioridad en el interior del molde de escayola y realizar el crisol de moloquita. Para efectuar el crisol se realiza primero un molde de escayola partido en dos mitades, de modo que encajen entre sí y que, al mismo tiempo, permita su abertura por la mitad. Su realización es muy sencilla, se parte de una forma interior hecha en barro o arcilla de modelar y se reviste la superficie de la misma con un grueso de dos o tres centímetros de escayola. Junto con este material se adquiere sílice coloidal, goma laca, algo de grafito y moloquita en tres tipos de grano: fino, medio y grueso. Para conocer cuánto metal debe colocarse en el crisol para fundir las piezas de cera preparadas, se pesan éstas. Después, se multiplica su peso por cien y se dobla el resultado obtenido. Seguidamente, se colocan en el extremo exterior del zueco de cera. Es muy importante doblar el peso, ya que este exceso realiza una función de empuje imprescindible para un correcto colado del metal en el interior del hueco que han dejado las piezas de cera una vez eliminadas. Por ejemplo; si tenemos 50 g de piezas de cera, el resultado final será: 50 g 100 = 500 g 2 = 10.000 g
䉳 La fundición con cascarilla cerámica adaptada por Pilar Cotter, por sus características y tipo de cera utilizado, permite obtener resultados de enorme plasticidad. Mesilla obra de Pilar Cotter.
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䉱 1. Se atan las dos mitades del molde de escayola y se vierte la cera en su interior, moviéndolas de forma que la cera líquida se esparza uniformemente por las paredes interiores y procure un grueso de 5 o 6 mm.
䉱 2. Una vez se tiene suficiente cera enfriada en las paredes se vierte la sobrante en el interior del bote. Repitiendo esta acción dos o tres veces se alcanza un grueso de entre 3 y 4 mm, necesarios para continuar. Es importante que la cera esté correctamente fundida, limpia y no presente burbujas de aire que podrían ocasionar desperfectos posteriores.
䉲 3. Se abre el molde y se extrae la cera en forma de zueco; luego se recortan las rebabas con un cuchillo.
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Fundición y estampación artesanales
䉳 5. Crisol preparado para empezar la fase de estucado. Su diseño es obra de Juan Carlos Alvadalejo, catedrático de la Universidad de La Laguna (Tenerife, España).
䉱 4. Se modelan las piezas que uno desee y se sueldan en el extremo o parte alta del crisol. Las piezas se unen al zueco con la ayuda de diversos bebedores en forma de hilo redondo de cera, dimensionados en función del diámetro de la pieza. Estos bebedores deben ser lo más rectos y cortos posible, sin ángulos innecesarios o demasiado forzados.
䉴 6. Una vez preparado se da una capa espesa de goma laca diluida en alcohol; se deja secar y, acto seguido, se estuca.
䉳 7. Se prepara ahora la papilla mezclando la moloquita de grano más fino con la sílice coloidal hasta obtener una consistencia de yogur; también se añade a la mezcla un 10 % de grafito para obtener un fácil desmoldado de la pieza de bronce una vez fundida. 䉴 8. Se espolvorea moloquita de grano medio hasta cubrir la superficie y se deja secar. Luego se prepara una segunda papilla sin grafito, se impregna con ella la superficie y se estuca con una mezcla de moloquita de grano grueso y medio; una vez seca, se aplica una tercera capa con la segunda papilla, la cual se cubre con moloquita de grano grueso. Entre capa y capa se deja secar entre 5 y 8 horas.
El descerado y la fundición Una vez secas las tres capas de papilla con diferentes granos de moloquita, se elimina la cera del interior del crisol, operación que se realiza con un potente soldador de gas propano. Para efectuar el descerado se calienta el interior del horno, sin el crisol, a una temperatura de unos 600 0C, se levanta seguidamente la campana y se introduce el crisol en el interior, donde se deja hasta eliminar la cera y hasta que la cascarilla cambie del color oscuro, generado por el hollín, a uno blanco claro. Se introduce el fuego del soldador por la base abierta de la campana, colocada sobre la rejilla, y se aplica directamente sobre el crisol. Una vez que se retira éste ya descerado se deja enfriar y, seguidamente, se aplican dos últimas capas de papilla sin grafito estucada con moloquita de grano grueso sobre su superficie. Si una vez descerado el crisol se observa alguna grieta, se tapa con un poco de manta cerámica empapada en papilla ligera, sin contenido de grafito. Se aplica y se estuca encima con grano mixto y, a continuación, se aporta calor con el soplete hasta que endurezca por completo.
El mismo horno se prepara ahora para fundir. Se cubre la rejilla metálica, que será la base de la campana, con diversos ladrillos refractarios. Encima de éstos se coloca una tira de manta cerámica, sobre la cual, a su vez, se ha esparcido una capa de moloquita gruesa para conseguir un correcto ajustado de la base de la campana a la plataforma de fundido. La boquilla del soplete es ahora introducida por un orificio practicado con este fin en un lateral de la campana. A continuación, se calienta el horno con el crisol de moloquita y el metal en su interior. Cuando el metal está fundido, con unas pinzas de fuego se levanta, inclinando el crisol hacia el extremo donde están las piezas, hasta que el metal las inunde por completo; se mantiene en esta posición durante unos minutos, hasta que el metal enfríe. 䉴 1. Para fundir cómodamente y con seguridad es necesario construir un horno y una estructura de hierro que sirva de soporte. En la imagen, Pilar Cotter, Jaime Díaz y Carles Codina antes de empezar las tareas de construcción en el taller de este último.
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Prisma n la siguiente propuesta se presenta un interesante objeto colgante realizado por completo en oro amarillo de 18 quilates, en un intento por consolidar algunos de los aspectos tratados con anterioridad. El proceso se inicia con una rica textura obtenida con la ayuda de un papel de cocina; se trata de una superficie delicada que no puede ser limada ni esmerilada, ya que cualquier raya no podrá eliminarse más adelante. Construir con esta textura conlleva un importante condicionante que determinará el posterior proceso de construcción de la pieza, así como su acabado final; con estas premisas se aprenderá a biselar una lámina y se enseñará a atar correctamente una pieza con alambre para soldar, al tiempo que se aprenderá a soldar una pieza de esta complejidad. Un aspecto que cabe destacar es el hecho de preparar nosotros mismos una herramienta para biselar. En un taller de joyería es frecuente tener que construir una herramienta que no existe pero que resulta necesaria para determinada función. En realidad, se puede realizar a partir de aceros especiales; sin embargo, en muchas ocasiones el joyero modifica viejas limas o alicates y les proporciona un nuevo uso.
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䉴 1. Es posible conseguir muchas y variadas texturas superficiales a partir de los materiales más insólitos. Una forma de obtener una superficie rica e interesante es laminar una lámina de oro previamente recocida junto a una hoja de papel de cocina; el papel puede ser duro, texturado, incluso el papel de aluminio sirve; en este caso se ha utilizado un papel de cocina texturado de uso común. 䉱 2. Si se quiere conseguir una superficie uniforme debe procurarse que el papel no se arrugue al laminar. De cualquier modo, también se pueden obtener interesantes resultados laminando un papel en extremo arrugado. 䉳 3. Una vez laminado el metal hasta alcanzar un grueso de 0,6 mm, se debe recocer y decapar de nuevo. De esta manera se consigue una bella textura, pero al mismo tiempo una superficie delicada que puede perderse por completo al ser soldada o golpeada. Cualquier raya o defecto no podrá ya limarse ni esmerilarse sin dejar señales en la textura, un defecto que resultará visible en la pieza acabada.
䉴 4. A partir de este momento la construcción y manipulación debe efectuarse de un modo sumamente delicado y específico. Se aplana la lámina, evitando los golpes que puedan marcarla; por tanto, en vez de martillos de acero se emplean mazas de nailon o de plástico.
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Paso a paso
䉳 6. Con unos alicates se dobla el extremo y con diversas limas o una muela fina se proporciona un perfil triangular adecuado al ángulo de corte que se precisa.
䉱 5. Para soldar los diferentes planos se debe doblar la lámina realizando biseles interiores. Esto exige fabricar una herramienta específica que ayude a doblar la arista de forma viva y sin dejar rastro en la superficie. Para realizar la herramienta se toma una lima vieja y se recuece su extremo con el soplete, dejando que se enfríe lentamente encima del ladrillo para soldar. El objetivo es destemplar el extremo para darle la forma adecuada y volver a ganar el temple; así se puede cortar el bisel por el interior de la plancha.
䉳 7. Para conseguir el ángulo de corte correcto es preciso utilizar diversos tipos de muela; primero se empieza con una de basta, luego se continúa con una más fina y, finalmente, se frota la herramienta en la piedra de Arkansas hasta conseguir el ángulo de corte deseado.
䉳 8. Finalizada la forma, se calienta de nuevo el extremo hasta alcanzar un rojo anaranjado y se introduce bruscamente en agua fría para renovar el temple.
䉲 9. Perfil de corte de la herramienta.
䉱 10. Se recuadran las dos láminas con la ayuda de un ángulo de acero, limando cada lado hasta ajustar el rectángulo.
䉳 11. Con una regla metálica se marca primero una línea a modo de guía con la cual se inicia el bisel. Después, se coloca la punta de la herramienta en el extremo más alejado y se ejerce presión arrastrando la herramienta hacia el propio cuerpo; la regla metálica permite conseguir un corte recto y controlado. Se realiza diversas pasadas hasta profundizar el corte al máximo.
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Esta obra es un compendio de las distintas formas básicas y novedosas de trabajar no sólo los metales nobles sino también cualquier otro material susceptible de ser manipulado en un taller de orfebrería.Tras unos primeros capítulos dedicados a las técnicas de platería, Kum Boo, grabado a buril, baños electrolíticos y fundición y estampación artesanales, se incluye un apartado sobre las piedras preciosas, prestando especial atención a la talla de gemas.
ORFEBRERÍA Carles Codina
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La obra se complementa con un interesante capítulo relacionado con el concepto, la imagen y la fotografía de la joyería, en el cual cuatro reconocidos joyeros explican su proceso creativo, entre otros
La técnica y el arte de trabajar los metales y tallar las gemas explicados con rigor y claridad
aspectos, y con un último capítulo de ejercicios paso a paso de gran utilidad tanto para el que se inicia en el amplio mundo de la orfebrería como para el más experimentado profesional.
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