MISA DE INICIO DEL CURSO COFRADE. 2013. S.I.CATEDRAL DE BAEZA “Reaviva el don de Dios porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde” Tomemos estas palabras de San Pablo a Timoteo como providenciales en este comienzo del Curso Cofrade. Un comienzo siempre es un Kairós, es decir, un tiempo nuevo, una renovación profunda, una nueva oportunidad. Si no lo hacemos desde el Espíritu podemos caer en la rutina de siempre, en lo desabrido que lleva al cansancio y a la superficialidad. Queridos hermanos Cofrades nada de eso en nosotros. Debemos sentir en esta tarde la llamada de Dios que nos dice por boca de San Pablo, el intrépido misionero de los gentiles: “Toma parte en los duros trabajos del Evangelio (…) y vive con fe y amor en Cristo Jesús”. Así debemos comenzar. Sabiendo que la tarea no es fácil. Encontramos tropiezos y dificultades. A veces entre nosotros mismos, provocadas por nuestras debilidades y pecados. Encontramos la dureza del propio ambiente que a pesar de la crisis, aun no ha reflexionado suficientemente y sigue dando su corazón a las cosas materiales más que a Dios, sin darse cuenta en su inconsciencia que una sociedad, una cultura sin Dios es una sociedad y una cultura condenada a la desdicha. donde siempre sale perjudicado el propio genero humano en relación a su dignidad como persona. Nadie dijo que el Evangelio fuese fácil, nadie dijo que los trabajos del evangelio fuesen sencillos y placenteros, precisamente porque nuestro Dios se nos presenta en una cruz, sufriendo muerte ignominiosa. En ocasiones podemos experimentar las palabras del profeta Habacuc: ¿hasta cuando clamaré Señor sin que me escuches? Podemos sentir esa soledad en medio de un mundo que orilla a Dios y a los justos que quieren vivir de la fe.
Frente a la dificultad podemos experimentar nuestra debilidad y esa debilidad nos lleva a gritar junto a los apóstoles de todos los tiempos: “Señor, auméntanos la fe”. Nada podemos sin el Señor hermanos. Su imagen en el centro de nuestras cofradías y hermandades, su imagen sobre nuestros hombros y costales es para recordarnos una y otra vez que sin el Señor no somos nada. No es cuestión sólo de sentimiento cristiano y cofrade, porque el sentimiento es como el viento, a veces es solano, otras es abrego, pero cambia de dirección. Es cuestión, como bien decía el Salmo 94 de corazón: “Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor, no endurezcáis vuestro corazón” La fe entra por el oído. La escucha frecuente de la palabra, guardándola como precioso don y depósito en nuestro interior con la ayuda del Espíritu Santo que se nos ha dado. Palabra de vida que da vida, Palabra de Dios que pone palabras en nuestra boca, Palabra tajante como espada de doble filo que entra hasta los tuétanos. Las imágenes, imágenes son y tienen su lenguaje propio, pero si además le ponemos la propia voz de aquel que representan, entonces hermanos míos, la imagen se convierte en un vehículo mas rápido aun y eficaz. Recuerdo en el curso pasado las horas de Lectio Divina con los jóvenes cruceros junto a sus titulares, uniendo en la intimidad de la noche imagen, palabra, reflexión, silencio. Es el agua fina que cala la tierra y la prepara para dar fruto. Escuchar la voz del Señor y apoyándonos en ella saltar a la misión de la Iglesia como decía San Pablo: “No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor”. El otro día, en la Asamblea de comienzo de curso os presentaba las líneas de acción de nuestra diócesis para este curso pastoral. En ellas estamos
todos implicados, este año, en trabajar a favor de las distintas vocaciones cristianas, especialmente el sacerdocio. Debe estar presente este objetivo común diocesano en todas nuestras acciones cofrades, especialmente en las oraciones de petición porque así nos lo pide el mismo Señor Jesús: Rogad al dueño de la mies que envíe obreros a la mies. En vuestros ratos de oración, cultos y encuentros, en este año siempre una oración por las vocaciones, especialmente al sacerdocio. Y que participéis en las acciones que se irán preparando orientadas a todos, pero incidiendo en jóvenes y niños principalmente. Todo el trabajo que realicemos en la humildad y disposición que nos ha pedido el Señor: “siervos inútiles somos, hemos hecho lo que debemos hacer”. El honor y la gloria siempre para nuestro Dios. Ponemos todas nuestras acciones y proyectos en las benditas manos de la Virgen María, en su amoroso corazón y en su poderosa intercesión. Que ella, la Reina y Madre de las Cofradías ruegue al Señor por nosotros. Os animo a todas las Cofradías y Hermandades a integraros vivamente en vuestras comunidades parroquiales, a trabajar codo a codo con vuestros párrocos y a coordinar la acción pastoral cofrade con la acción pastoral general de la parroquia. Es mucho lo que hay que hacer pero somos muchos los que tenemos la posibilidad de llevarlo a buen puerto. Que tengáis un fructífero año pastoral. Que así sea.