MISA DE MEDIA NOCHE TIEMPO DE NAVIDAD AÑO DE LA FE
El tiempo de adviento ha terminado y comenzamos en esta noche Santa el tiempo de Navidad. La preparación, la espera de las cuatro semanas de Diciembre nos llevan hasta la puerta de Belén donde nos ha nacido un niño que es el mismo Dios que se ha hecho hombre en las entrañas purísimas de la Virgen María. La Madre María nos lo muestra junto al esposo José como el tesoro más precioso, como el regalo mas divino. En sus rostros felices y luminosos se refleja toda la luz de nuestros pueblos y ciudades en navidad, toda la luz de los hogares, todos los rostros de esperanza y felicidad, al menos en estos días de navidad. Queridos hermanos, nosotros nos acercamos en esta noche de noche buena, para contemplar el misterio de la encarnación, para contemplar atónitos hasta que punto puede llegar el amor de Dios, que siendo grande, eterno, inmenso, cambia tan gran condición, por la humana llena de frío y debilidad. Eso no ocurre entre nosotros. El que sube ya no quiere bajar, el que sube desde lo hondo olvida pronto su origen. Si preguntas a Dios el porqué de su comportamiento, no dudes en que escucharás esta respuesta: “porque te quiero”. Para que no te pierdas hijo mío he venido yo mismo a rescatarte, a conducirte de nuevo a la casa de la que nunca te debías de haber ido. Y así esta Vigilia de Navidad nos llevará a otra Vigilia, la de Resurrección, cuando se consume el rescate, el perdón, la búsqueda y salvación del hombre con la gloriosa Pasión, Muerte y Resurrección de este niño Dios que hace honor al nombre que le puso el ángel Gabriel: Jesús, que significa Dios Salvador.
El 11 de octubre el Papa Benedicto nos convocó al Año de la Fe y en esta noche de Navidad yo os pido que confesemos la Fe con plena conciencia, sabiendo muy bien lo que decimos: Creo en Jesucristo. Creer nos dice el Papa en su carta Porta Fidei no es solo un acto vocal e intelectual, es decir saber decirlo y entender lo que uno dice. Creer tiene que ir acompañado de las obras, de la vida de cada día, ejerciendo la caridad con todos, especialmente con los más desvalidos. Creer implica también celebrar la Fe con mis hermanos en el seno de la Madre Iglesia. Por tanto, en esta noche santa significa Creer en Jesucristo, Celebrar a Jesucristo Palabra viva y Pan de vida, Amar a Jesucristo en cada persona porque lo que hicisteis a uno de estos a mí me lo hicisteis, dice el Señor. Precisamente esta noche y mañana, Cáritas nos pide compartir con los demás y son hoy tantas las necesidades que tenemos que socorrer la Iglesia. Hay que decirlo alto y claro, gracias a las Familias que socorren a sus miembros y gracias a la Iglesia en sus diversas instituciones de Caridad, la situación de muchos de nuestros hermanos no es más penosa de lo que es. Junto al año de la Fe, este 2012 nos trajo otra gran alegría y fue el doctorado de San Juan de Ávila. El maestro de santos, el sacerdote santo, el hombre de Dios y baezano con los baezanos en los años que vivió entre nosotros. San Juan de Ávila también nos invita esta noche a acercarnos al Niño Dios con palabras hermosas y bien sentidas que yo quiero reproducir. Al santo le llama la atención que a Jesús lo pusieron en un pesebre entre pajas y nos dice así: “Señora Madre, mas que todas las madres tiernas ¿porqué quitaste al Niño de tus brazos y lo pusiste en un pesebre? ¿No estaba más caliente y más cómodo en tus brazos que en el pesebre duro? ¿Porqué lo quitas de tus pechos y lo pones en el pesebre?
¿Por qué en un pesebre? Para condenar mis regalos y mis vestidos ¿Hay lugar más bajo para un niño chiquito que un pesebre, y después de hacerse grande, una cruz? Te pusiste en lugar tan bajo para decir a los hombres que se engañan en buscar riquezas, honras, regalos en la tierra. Si ves a Cristo en el pesebre, ¿no te da vergüenza de ensalzarte y buscar grandezas? Vamos todos al pesebre. Cuando nace, al pesebre, cuando muera, a la cruz.” Queridos hermanos, deseo para todos que no nos separemos de Cristo Jesús ni en el pesebre ni en la cruz, ni en la vida y mucho menos a la hora de la muerte, porque esta vida es un gran adviento que nos prepara para el encuentro definitivo y eterno con el Dios de la Vida, Dios del Amor. Mientras tanto caminamos, peregrinamos y no solos. Cristo ayer, Cristo hoy, Cristo siempre ha sido y será. A pesar de nuestros fallos y debilidades, a pesar de nuestros muchos pecados, no perdamos el cimiento, el ancla, la base sólida de nuestra vida. No nos bajemos de la barca de Pedro, que es la de Cristo, y con la fuerza del Santo Espíritu luchemos por convertir nuestra vida, por fortalecer nuestra fe, por purificar nuestras obras, como decía también San Juan de Ávila: “Mas vale delante de Dios un corazón de verdad que tantas ofrendas sin corazón”. Os deseo de corazón, un feliz tiempo de navidad, un feliz encuentro con el Señor en el pesebre y en la cruz, un año de Fe que sea una gracia y una bendición para cada uno de nosotros, para nuestra comunidad parroquial y para nuestra Iglesia. Que Dios os bendiga hermanos. Y que así sea.