Papa santamarta septiembre 2013

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HomilĂ­as Diarias del Papa Francisco Santa Marta. Roma

MES DE SEPTIEMBRE, 2013


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta

No asesinemos al prójimo con chismes y habladurías 02 de septiembre de 2013

Donde está Dios no hay odio, envidia, celos ni tampoco los chismes o habladurías que 'asesinan' a los hermanos. El encuentro de Jesús con sus compatriotas de Nazaret, como lo narra el evangelio de hoy. Una de las partes más dramáticas del evangelio en donde se puede ver cómo es nuestra alma, y como el viento puede hacerla girar hacia una parte o hacia otra. En Nazaret todos esperaban a Jesús. Querían encontrarlo porque habían escuchado lo que Jesús había hecho en Cafarnaún y los milagros. Y cuando inicia la ceremonia le piden al huésped que lea el libro. Jesús lo hace y lee el libro del profeta Isaías que era un poco la profecía sobre Él y por ello concluye la lectura diciendo: «Hoy se cumple esta escritura que habéis escuchado». Después de una primera reacción positiva, alguno movido por la polilla de la envidia comenzó a decir: ¿Dónde estudió éste? ¿No es el hijo de José? Y nosotros conocemos a toda su familia, ¿y en qué universidad estudió?. Entonces pretendían que le hiciera un milagro: solamente después habrían creído. Ellos querían el espectáculo, pero Jesús no era un artista. Jesús no hizo milagros en Nazaret y subrayó la poca fe de quien pedía el espectáculo. Entonces comenzaron a empujarlo para tirarlo por un barranco por celos, por envidia. Pero no se trató de un evento de hace dos mil años atrás: Esto sucede cada día, cada vez que se acoge a alguien hablando bien el primer día y después siempre menos hasta llegar a la habladuría, casi hasta desollarlo. Quien en una comunidad habla contra un hermano acaba por querer asesinarlo. El apóstol Juan nos dice esto: quien en su corazón odia a su hermano es un homicida y añadió: Nosotros estamos acostumbrados a los chismes, a las habladurías y muchas veces transformamos a nuestras comunidades y también a nuestra familia en un infierno en donde 2


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta se manifiesta esta forma de criminalidad que lleva a asesinar al hermano y a la hermana con la lengua. Para que haya paz en una comunidad en una familia o en un país, en el mundo, tenemos que empezar a estar con el Señor. Porque donde está el Señor no hay envidia, no hay criminalidad, no hay celos, hay hermandad. Pidamos esto al Señor: nunca asesinar al prójimo con nuestra lengua y estar con el Señor, como estaremos todos nosotros en el cielo.

La luz de Jesús no se impone, es humilde 03 de septiembre de 2013

La luz del mundo es una luz artificial que nos hace soberbios y orgullosos'. Invitó a pedir el discernimiento del demonio disfrazado de ángel Donde está Jesús hay humildad, amabilidad y amor. La diferencia de la luz tranquila de Jesús que llega a nuestro corazón y la luz del mundo, una luz artificial que nos hace soberbios y orgullosos. 'Vosotros hermanos no sois de las tinieblas, sois todos hijos de la luz'. Esta luz no ha sido querida por el mundo. Jesús ha venido para salvarnos del pecado, su luz nos salva de las tinieblas. Se puede conocer todo, se puede tener ciencia de todo y de esta luz sobre las cosas. Pero la luz de Jesús es otra cosa. No es una luz de la ignorancia, ¡no!, es una luz de conocimiento y sabiduría, pero es diferente de la luz del mundo. La luz que nos ofrece el mundo es una luz artificial, fuerte -quizás más fuerte es la de Jesús ¡eh!- fuerte como los fuegos artificiales, como el flash de las fotografías. Sin embargo la luz de Jesús es una luz suave, es una luz tranquila, es una luz de paz, es como la luz en la noche de Navidad; sin pretensiones. La luz de Jesús no hace espectáculo, es una luz que viene al corazón. También ha advertido que es verdad que el diablo muchas veces viene disfrazado de ángel de la luz: a él le gusta imitar a Jesús y se simula bueno, nos habla tranquilamente, como ha hablado a Jesús 3


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta después del ayuno en el desierto. Por esto invito a pedir la sabiduría del discernimiento para conocer cuándo es Jesús que nos da la luz y cuándo es el demonio disfrazado de ángel de la luz. Así mismo la luz de Jesús podemos conocerla porque es una luz humilde, no es una luz que se impone: es humilde. Además de ser una luz que te ofrece la Cruz. Si nosotros en nuestra luz interior somos hombres mansos, escuchamos la voz de Jesús en el corazón y miramos sin miedo la Cruz: esa es la luz de Jesús. Cómo distinguir la luz de Jesús de la falsa: Siempre donde está Jesús hay humildad, mansedumbre, amor y Cruz. Debemos por tanto ir detrás de Él sin miedo, seguir su luz porque la luz de Jesús es bella y hace bien. Jesús no necesita un ejército para expulsar los demonios, no necesita de la soberbia, no necesita de la fuerza, del orgullo. ¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen. Esta es una palabra humilde, mansa, con mucho amor; es una palabra que nos acompaña en los momentos de Cruz. Pidamos al Señor que nos de hoy la gracia de su Luz y nos enseñe a distinguir cuándo la luz es de Él y cuándo es una luz artificial, hecha por el enemigo, para engañarnos.

Para cada cristiano Jesús tiene una promesa y una misión 05 de Septiembre de 2013 Cuando viene el Señor “temo que pase y yo no me de cuenta”. Con esta cita de San Agustín, el Papa Francisco comenzó su homilía de la Misa celebrada esta mañana en la capilla de la Casa de Santa Marta. El Papa reflexionó sobre los modos recurrentes con que Cristo se manifiesta en la vida de un cristiano, ofreciendo apoyo y encomendado a cada uno una tarea. Una promesa que consuela, una petición de generosidad, una misión que cumplir. Así Jesús se hace presente en la vida de un cristiano. Jamás desiste de esta triple modalidad. Lo afirmó Francisco al recordar el episodio del Evangelio en el que Cristo se muestra a Pedro, Santiago y Juan con el signo de la pesca milagrosa. 4


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta Ante todo, explicó el Papa, Jesús tranquiliza a Pedro, que ha quedado sorprendido por aquel signo, prometiéndole que lo hará “pescador de hombres”. Después lo invita a dejar todo para seguirlo, y, en fin, le encomienda una misión. En el caso de los Apóstoles –observó el Papa– “el Señor pasó por su vida con un milagro”. Pero “no siempre –prosiguió el Obispo de Roma– Jesús pasa ante nosotros o dentro de nosotros con un milagro”, y sin embargo –dijo– “se hace sentir siempre”: “Cuando el Señor viene a nuestra vida, cuando pasa por nuestro corazón, siempre te dice una palabra y también esta promesa: ‘¡Ve adelante... ánimo, no temas, porque tú harás esto!’. Es una invitación a la misión, una invitación a seguirlo a Él. Y cuando sentimos este segundo momento, vemos que hay algo en nuestra vida que no va, que debemos corregir y lo dejamos, con generosidad. O incluso si hay en nuestra vida algo bueno, pero el Señor nos inspira a dejarlo, para seguirlo más de cerca, como ha sucedido aquí: estos han dejado todo, dice el Evangelio. ‘Y arrastradas las barcas a la tierra, dejaron todo: ¡barcas, redes, todo! Y lo siguieron’”. Sin embargo, el Papa Francisco aseguró que Jesús no pide que se deje todo por un fin que permanece oscuro a quien ha elegido seguirlo. Al contrario, el objetivo es declarado inmediatamente y es un objetivo dinámico: “Jesús jamás dice ‘¡Sígueme!’, sin decir la misión. ¡No! ‘Sígueme y yo te haré esto’. ‘Sígueme, para esto'. ‘Si tú quieres ser perfecto, deja y sigue para ser perfecto’. Siempre la misión. Nosotros vamos por el camino de Jesús para hacer algo. No es un espectáculo ir por el camino de Jesús. Vamos detrás de Él, para hacer algo: es la misión”. Promesa, petición, misión. Estos tres momentos – dijo hacia el final de su homilía el Papa Francisco – no tienen que ver sólo con la vida activa, sino también con la oración. Mientras tanto – afirmó – “una oración sin una palabra de Jesús y sin confianza, sin promesa, no es una buena oración”. Segundo, es bueno pedir a Cristo estar listos a dejar algo y esto predispone al tercer momento, porque no hay oración en la que Jesús no inspire “algo que hacer”: “Es una verdadera oración cristiana sentir al Señor con su Palabra de consuelo, de paz y de promesa; tener el valor de despojarnos de algo que nos impide ir rápidamente en su seguimiento y tomar la misión. Esto no quiere decir que después no haya tentaciones. ¡Habrá tantas! Pero, mira, Pedro pecó gravemente, renegando a Jesús, pero después el Señor 5


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta lo perdonó. Santiago y Juan... pecaron de afán de hacer carrera, queriendo ir más alto, pero el Señor los perdonó”. Ser cristiano significa tener la alegría de pertenecer totalmente a Cristo, “único esposo de la Iglesia”, e ir al encuentro con Él igual que se va a una fiesta de bodas. Así que la alegría y la conciencia de la centralidad de Cristo son las dos actitudes que los cristianos deben cultivar en la cotidianidad. Lo recordó el Papa Francisco en la homilía de la misa que celebró el viernes 6 de septiembre, por la mañana, en la capilla de la Domus Sanctae Marthae. La reflexión del Santo Padre partió del episodio evangélico propuesto por la liturgia, en el que el evangelista Lucas narra la confrontación entre Jesús, los fariseos y los escribas por el hecho de que los discípulos que están con Él comen y beben mientras los demás hacen ayuno (Lucas5, 33-39). El Pontífice explicó lo que Jesús, en su respuesta a los escribas, quiere hacer entender. Él se presenta como esposo: “Él es el esposo. La Iglesia es la esposa. Y en el Evangelio —precisó el Papa— muchas veces esta imagen vuelve: las vírgenes prudentes que esperan al esposo con las lámparas encendidas; la fiesta que hace el padre por las bodas del hijo”. Con su respuesta a los escribas, como especificó el Pontífice, “el Señor dice que cuando hay esposo no se puede ayunar, no se puede estar triste. El Señor aquí hace ver la relación entre Él y la Iglesia como bodas”. De aquí “el motivo más profundo por el que la Iglesia custodia tanto el sacramento del matrimonio. Y lo llama sacramento grande porque es precisamente la imagen de la unión de Cristo con la Iglesia”. Así que, cuando se habla de bodas, “se habla de fiesta, se habla de alegría; y esto indica a nosotros, cristianos, una actitud”: cuando encuentra a Jesucristo y comienza a vivir según el Evangelio, el cristiano debe hacerlo con alegría. Una alegría “porque hay una gran fiesta”. El cristiano es fundamentalmente alegre. Para hacer aún más eficaz la imagen, el Papa recordó el episodio del milagro de Jesús en las bodas de Caná. “Si no hay vino, no hay fiesta. Imaginemos acabar aquellas bodas bebiendo té o zumo... No funciona. Y la Virgen pide el milagro”. Y así es la vida cristiana, caracterizada precisamente por esta “actitud, alegre, alegre de corazón”.

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Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta Naturalmente, añadió el Pontífice, “hay momentos de cruz, momentos de dolor, pero está siempre ese sentido de paz profunda. ¿Por qué? La vida cristiana se vive como fiesta, como las bodas de Jesús con la Iglesia”. Y aquí el Santo Padre recordó cómo los primeros mártires cristianos afrontaban el martirio como si fueran a las bodas; también en aquel momento tenían el corazón alegre. Por lo tanto, la primera actitud del cristiano que encuentra a Jesús, repitió el Papa, es semejante a la de la Iglesia que se une como esposa a Jesús. “Y al final del mundo —continuó— será la fiesta definitiva, cuando la nueva Jerusalén se vista como una esposa”. Para explicar la segunda actitud, el Santo Padre recordó la parábola de las bodas del hijo del rey (Mateo 22, 1-14; Lucas 14, 16-24). “Algunos —evocó— estaban tan ocupados en los asuntos de la vida que no podían ir a esa fiesta. Y el Señor, el rey, dijo: id a los cruces de los caminos y traed a todos, los viajeros, los pobres, los enfermos, los leprosos y también los pecadores, traed a todos. Buenos y malos. Todos están invitados a la fiesta. Y la fiesta empezó. Pero después el rey vio a uno que no tenía vestido nupcial. Cierto, nos surge preguntarnos: 'padre, ¡pero cómo!: ¿son traídos de los cruces de los caminos y después se pide vestido nupcial? ¿Qué significa esto?'. Es sencillísimo: Dios nos pide sólo una cosa para entrar en la fiesta, la totalidad”. El Papa Francisco aclaró: “El esposo es el más importante; el esposo llena todo. Y esto nos lleva a la primera lectura (Colosenses1, 15-20), que nos habla fuertemente de la totalidad de Jesús. Primogénito de toda la creación, en Él fueron creadas todas las cosas y fueron creadas por medio de Él y en vista de Él; porque Él es el centro de todas las cosas. Él es también la cabeza del cuerpo que es la Iglesia. Él es principio. Dios le ha dado la plenitud, la totalidad para que en Él sean reconciliadas todas las cosas”. Esta imagen permite entender, prosiguió el Santo Padre, que Él es “todo”, es “único”: es “el único esposo”. Y, por lo tanto, si la primera actitud del cristiano “es la fiesta, la segunda actitud es reconocerle como único. Y quien no le reconoce no tiene el vestido para ir a la fiesta, para ir a las bodas”. Si Jesús nos pide este reconocimiento es porque Él como esposo “es fiel, siempre fiel. Y nos pide la fidelidad”. No se puede servir a dos señores: “O se sirve al Señor —recordó el Papa— o se sirve al mundo”. 7


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta Así pues, es tal “la segunda actitud cristiana: reconocer a Jesús como el todo, como el centro, la totalidad”, aunque existirá siempre la tentación de rechazar esta “novedad del Evangelio, este vino nuevo”. Es necesario por ello acoger la novedad del Evangelio, porque “los odres viejos no pueden llevar el vino nuevo”. Jesús es el esposo de la Iglesia, que ama a la Iglesia y que da su vida por la Iglesia. Él organiza una gran “fiesta de bodas. Jesús nos pide la alegría de la fiesta. La alegría de ser cristianos”. Pero nos pide también ser totalmente suyos; sin embargo si mantenernos actitudes o hacemos cosas que no se corresponden con este ser totalmente suyos, “no pasa nada: arrepintámonos, pidamos perdón y vayamos adelante” —concluyó—, sin cansarnos de “pedir la gracia de ser alegres”.

Jesús, nos hace ver la relación entre Él y la Iglesia como una boda En Santa Marta, el santo padre habla de la alegría de ser cristianos y de la tentación de echar la novedad del evangelio en odres viejos 06 de septiembre de 2013

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Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta El matrimonio o la tentación de echar la novedad del Evangelio en odres viejos. Éstas son algunas de las ideas que han estado al centro en la homilía del papa Francisco Santa Marta de hoy. "Cuando está el esposo no se puede ayunar, no se puede estar triste", ha recordado el santo padre. Hablando sobre el Evangelio de hoy, ha subrayado también que el Señor vuelve a menudo sobre esta imagen del esposo. Jesús, ha dicho, nos hace ver la relación entre Él y la Iglesia como una boda. "Pienso que este es precisamente el motivo más profundo por el que la Iglesia custodia tanto el sacramento del matrimonio y lo llama Sacramento grande, porque es precisamente la imagen de la unión de Cristo con la Iglesia". Por eso Francisco se ha detenido sobre dos actitudes que el cristiano debería tener en estas bodas: sobre todo "la alegría, porque es una gran fiesta". Ha explicado que "el cristiano es fundamentalmente alegre. Y por esto al final del Evangelio, cuando llevan el vino, cuando habla del vino, me hace pensar en las bodas de Caná: y por esto Jesús ha hecho ese milagro; por eso la Virgen, cuando se ha dado cuenta que no había más vino, porque si no hay vino no hay fiesta... Imaginaba terminar las bodas, bebiendo el té o el zumo: no funciona.... es fiesta y la Virgen pide el milagro. Y así es la vida cristiana. La vida cristiana tiene esta actitud alegre, alegre de corazón". Del mismo modo, ha señalado el papa que hay momentos de cruz, momentos de dolor, "pero siempre hay esa paz profunda de la alegría, porque la vida cristiana se vive como fiesta, como las bodas de Jesús con la Iglesia". La segunda actitud que el cristiano debe tener se encuentra en la parábola de las bodas del hijo del rey. Ha explicado el papa: "A nosotros nos viene la idea: 'pero, padre, ¿cómo es posible?' Se han encontrado en los cruces de las calles y se les pide que vayan con vestido de fiesta? Esto no funciona...¿Qué significa esto? ¡Es muy simple! Dios solamente nos pide una cosa para entrar en esta fiesta: la totalidad. El esposo es el más importante, ¡el esposo llena todo!" Sobre la figura de Jesús, Francisco ha añadido que es también la cabeza del Cuerpo de la Iglesia; Él es principio. Y Dios le ha dado a Él la plenitud, la totalidad, porque en Él se reconcilian todas las cosas. Y ha insistido el papa, que si la primera actitud es la fiesta la segunda es reconocerle a Él como el Único. Así mismo ha recordado que no se pueden servir a dos patrones: o se sirve a Dios o se sirve al mundo. 9


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta Finalizando ha hablado sobre la tentación de echar el vino nuevo en odres viejos; "Los odres viejos no pueden llevar el vino nuevo. Y la novedad del Evangelio. Jesús es el esposo, el esposo que se casa con la Iglesia, el esposo que ama la Iglesia, que da su vida por la Iglesia". Y para concluir recuerda que si "tenemos algo que no es de Él, arrepentirse, pedir perdón e ir adelante. Que el Señor nos de, a todos nosotros, la gracia de tener siempre esta alegría, como si fuésemos de boda. Y también tener esta fidelidad que el único esposo es el Señor".

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Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta

Mucho más que optimismo es la esperanza del cristiano La esperanza es un don del Espíritu Santo. La tuvo la Virgen María, en su corazón desde el viernes por la noche hasta la madrugada del domingo 09 de septiembre de 2013 La virtud de la esperanza - quizá menos conocida que la de la fe y de la caridad - no debe confundirse nunca con el optimismo humano, que es una actitud más humoral. Para un cristiano, la esperanza es Jesús mismo, es su fuerza para liberar y rehacer cada nueva vida. Así lo afirmó esta mañana el papa Francisco, en su homilía en la misa presidida en la Casa Santa Marta y preció que que la esperanza es "un regalo" de Jesús, y que la esperanza es Jesús mismo, o sea tiene su "nombre". Y precisó que la esperanza no es aquella de quien ve “el vaso medio lleno”, porque aquello es simplemente "optimismo", y el “optimismo es una actitud humana que depende de muchas cosas". La homilía del papa Francesco de esta mañana se centró desde el comienzo en esta distinción al interpretar la lectura de la Carta a los Colosenses, donde Pablo escribe: 'Cristo en vosotros, esperanza de la gloria'. Sin embargo, afirma el papa, la esperanza es una "virtud humilde" si se la compara con la fe y caridad. Por eso puede suceder que se confunda con un estado de ánimo sereno. "Pero la esperanza es algo más, no es optimismo. La esperanza es un don del Espíritu Santo y por esta razón Pablo dirá: ‘Nunca decepciona’. La esperanza no defrauda , ¿por qué? Porque es un regalo que nos ha dado el Espíritu Santo. Pero Pablo nos dice que la esperanza tiene un nombre. La esperanza es Jesús. El papa recordó que “no podemos decir : 'Tengo esperanza en la vida, espero en Dios' , si uno no dice: 'Espero en Jesús, en Jesús Cristo, persona viva, que ahora está en la Eucaristía, que está presente en su Palabra'”. Del evangelio , el papa Francisco recoge una segunda idea del día. Cuando Jesús cura el sábado la mano paralizada de un hombre, lo que provocó la condena por parte los escribas y fariseos. Con su milagro, dice el papa, “Jesús libera la mano de la enfermedad y demuestra 11


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta a los 'estrictos' que el suyo 'es el camino de la libertad'”. "Libertad y esperanza van de la mano: donde no hay esperanza no puede haber libertad", dijo el papa Francisco. Y agrega: "Jesús libera de la enfermedad, del rigor y de la mano paralizada de aquel hombre; recupera la vida de estos dos, las hace de nuevo": "Jesús , la esperanza, rehace todo. Es un milagro constante. No sólo hizo milagros de curación, sino tantas cosas: estas eran solo signos, señales de lo que está haciendo ahora, en la Iglesia. El milagro de volver a rehacer todo: lo que Él hace en mi vida, en tu vida, en nuestras vidas. Reconstruir. Y Él rehace la razón de nuestra esperanza. Es Cristo, quien vuelve todas las cosas de la Creación más marvillosas, es la razón de nuestra esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Él es fiel. Él no puede negarse a sí mismo. Esta es la virtud de la esperanza". Y aquí, el papa Francisco detiene una mirada en particular a los sacerdotes. "Es un poco triste --admite-- cuando uno encuentra un sacerdote sin esperanza", mientras que es agradable encontrar a uno que llega al final de la vida, "no con optimismo, pero con esperanza". "Este sacerdote --continúa-- se une a Jesucristo, y el pueblo de Dios tiene necesidad de que los sacerdotes den este signo de esperanza, vivamos esta esperanza en Jesús, que lo rehace todo": "El Señor, que es la esperanza de la gloria, que es el centro, que es la totalidad, nos ayude en este camino: dar esperanza, tener tener pasión por la esperanza. Y, como he dicho, no siempre es optimismo sino es aquello que la Virgen María, en su corazón, tuvo en la oscuridad más grande: desde el viernes por la noche hasta la madrugada del domingo. Esa esperanza: ella la tenía. Y aquella esperanza rehizo todo. Que el Señor nos dé esta gracia".

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Cristianos sin temor vergüenza o triunfalismo 10 de Septiembre de 2013 Hoy en el mundo hay “muchos cristianos sin resurrección”. A ellos el Papa Francisco, durante la misa que celebró en la mañana de este martes 10 de septiembre en Santa Marta, ha dirigido la invitación a reencontrar el camino para ir hacia Jesús resucitado dejándose “tocar por Él, por su fuerza”, porque Cristo “no es una idea espiritual”, sino que está vivo. Y con su resurrección “ha vencido el mundo”. Comentando las lecturas de la liturgia del día, el Pontífice recordó algunos pasajes de la carta a los Colosenses, en la que san Pablo habla de la figura de Jesús descrito como “la totalidad, el centro, la esperanza, porque es el esposo”. En el pasaje del día (2, 6-15) el apóstol define a Cristo como “el vencedor”, quien “ha vencido sobre la muerte, sobre el pecado, sobre el diablo”. El mensaje paulino contiene por ello una invitación a caminar en el Señor resucitado, bien arraigados y edificados en Él, en su victoria, firmes en la fe. Jesús es “quien vence, es el resucitado”. Y sin embargo -advirtió el Papa- a menudo “nosotros no lo oímos, no escuchamos bien”, mientras que la resurrección de Jesús “es precisamente el punto 13


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta clave” de nuestra fe. El Pontífice se refirió en particular a esos “cristianos sin el Cristo resucitado”, los que “acompañan a Jesús hasta la tumba, lloran, le quieren mucho”, pero no son capaces de ir más allá. Y al respecto identificó tres categorías: los temerosos, los vergonzosos y los triunfalistas. Los primeros -explicó- “son aquellos de la mañana de la resurrección, los de Emaús que se marchan porque tienen miedo”; son “los apóstoles que se encierran en el Cenáculo por temor a los judíos”; son incluso “las buenas mujeres que lloran”, como la Magdalena en lágrimas “porque se han llevado el cuerpo del Señor”. Por lo demás, “los temerosos son así: temen pensar en la resurrección”. Y también los apóstoles, ante Jesús que se apareció en el Cenáculo, “se asustaron, temiendo ver a un fantasma”. La segunda categoría es la de los “vergonzosos, para quienes confesar que Cristo ha resucitado da un poco de vergüenza en este mundo tan avanzado en las ciencias”. Para el Papa Francisco es a ellos en quienes piensa Pablo cuando alerta: “Cuidado con que nadie os envuelva con teorías y con vanas seducciones de tradición humana, fundadas en los elementos del mundo y no en Cristo”. En la práctica, se trata de esos cristianos que distorsionan la realidad de la resurrección: para ellos “existe una resurrección espiritual, que hace bien a todo el mundo, una bendición de vida”; pero en el fondo “les da vergüenza decir que Cristo, con su carne, con sus llagas, ha resucitado”. Finalmente, el tercer grupo es el de los cristianos que, en lo íntimo, “no creen en el resucitado y quieren hacer ellos una resurrección más majestuosa” que la de Jesús. El Pontífice les definió “los triunfalistas”, en cuanto que “tienen un complejo de inferioridad” y asumen “actitudes triunfalistas en su vida, en sus discursos, en su pastoral y en la liturgia”. Para el Papa Francisco entonces es necesario recuperar la conciencia de que Jesús es el resucitado. Y por esto los cristianos están llamados “sin temor, sin miedo y sin triunfalismo” a contemplar “su belleza”, a meter el dedo en las llagas y la mano en el costado del resucitado, de ese “Cristo que es el todo, la totalidad; Cristo que es el centro, Cristo que es la esperanza”, porque es el esposo es el vencedor. Y “un vencedor -añadió- rehace toda la creación”.

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Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta Refiriéndose al pasaje del Evangelio de Lucas (6, 12-19), el Santo Padre evocó la imagen de Jesús entre la multitud de hombres y mujeres que llegaban “a oírle y a los que curaba de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados”. Por ello “toda la gente trataba de tocarle, porque salía de Él una fuerza que curaba”. En esto el Papa Francisco ve la premisa de la victoria final de Cristo, quien “sana todo el universo”, es “su resurrección”. He aquí por qué, como concluyó, es necesario redescubrir la belleza de ir hacia el resucitado, dejándose tocar por Él, por su fuerza. Al inicio de la celebración el Papa recordó al arzobispo Peter Paul Prabhu, nuncio apostólico, fallecido en la noche del 9 al 10 de septiembre en la clínica Pío XI, y que tenía su residencia precisamente en la Domus Sanctae Marthae en el Vaticano.

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Para amar al enemigo: contemplar la pasión de Jesús y la dulzura de María El papa Francisco en Santa Marta. Pedir esta gracia de perdonar, de no odiar al prójimo, de no hablar mal contra el vecino 12 de septiembre de 2013 “La humanidad sufriente" de Jesús y la "dulzura" de María. Estos son los dos "polos" que el cristiano debe observar para vivir lo que pide el Evangelio. Así lo afirmó el papa Francisco este jueves durante la homilía de la misa celebrada en la Casa Santa Marta. El Evangelio es exigente, le pide "cosas fuertes" a un cristiano: la capacidad de perdonar, la magnanimidad, el amor a los enemigos... Solo hay una manera de ser capaz de ponerlo en práctica: "meditar en la Pasión, la humanidad de Jesús” e imitar el comportamiento de su Madre. Y es justamente a la Virgen, de quien hoy la Iglesia celebra el "Santo Nombre", el papa Francisco ha dedicado el primer pensamiento de la homilía. Un tiempo, dijo, la fiesta de hoy se llamaba el "dulce Nombre de María". Después la definición ha cambiado, "pero en la oración --observó--, se ha mantenido la dulzura de su nombre": "Necesitamos hoy de la dulzura de la Virgen para entender estas cosas que Jesús nos pide, ¿verdad? Debido a que esta son cosas no fáciles de vivir. Amen a sus enemigos, hagan el bien, presten sin esperar nada... Si alguien te pega en una mejilla, preséntale también la otra, a quien toma tu manto no le niegues la túnica... Son cosas fuertes, ¿no? Pero todo esto, a su manera, fue experimentado por la Virgen María: es la gracia de la mansedumbre, la gracia de la apacibilidad". Incluso san Pablo, en su Carta a los Colosenses de la liturgia del día, invita a los cristianos a revestirse de "sentimientos de ternura, de bondad, de humildad, de mansedumbre", de tolerancia y perdón mutuo. Y aquí, comentó el papa Francisco, "nuestra pregunta brota de inmediato: pero, ¿cómo puedo hacer esto?, ¿cómo me preparo para hacerlo?, ¿qué debo estudiar para hacer esto?". La respuesta, dijo el papa, "es clara": "Nosotros, con nuestro esfuerzo, no podemos hacerlo. Solamente una gracia puede hacerlo en nosotros". Y esta gracia, agregó, pasa a través de un camino preciso: 16


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta "Piensa sólo en Jesús, si nuestro corazón, si nuestra mente está con Jesús --el ganador, aquel que ha vencido a la muerte, el pecado, al diablo, a todo-- podremos hacer esto que el mismo Jesús nos pide y que nos lo pide el apóstol Pablo: la mansedumbre, la humildad, la bondad, la ternura, la dulzura, la magnanimidad. Si no miramos a Jesús, si no estamos con Jesús no podemos hacer esto. Es una gracia, es la gracia que proviene de la contemplación de Jesús". En particular, dijo el santo padre, hay un aspecto particular de la vida de Jesús a la que debe dirigirse la contemplación del cristiano: su Pasión, su "humanidad sufriente" Y surayó: "Es así que a partir de la contemplación de Jesús, de nuestra vida escondida con Jesús en Dios, que podemos llevar adelante estas actitudes, estas virtudes que el Señor nos pide. No hay otra manera". "Pensar en su silencio manso: este será tu esfuerzo; Él hará el resto; Él hará todo lo que falta. Pero tienes que hacer lo siguiente: Ocultar tu vida en Dios con Cristo. Esto se hace con la contemplación de la humanidad de Jesús, de la humanidad doliente. Hay otra manera: no hay ninguna otra. Es la única. Con el fin de ser buenos cristianos, hay que contemplar la humanidad de Jesús y la humanidad sufriente. Para dar testimonio, para poder dar este testimonio, hay eso. Para perdonar, contempla el sufrimiento de Jesús. Para no odiar a tu prójimo contempla el sufrimiento de Jesús. Para no hablar mal contra el vecino, contempla el sufrimiento de Jesús. El único. Oculta tu vida con Cristo en Dios: este es el consejo que nos da el Apóstol. Es el consejo para ser humilde, manso y bueno, generoso, tierno".

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Las habladurías matan a Dios y al prójimo 'Las murmuraciones van siempre en en una dimensión de criminalidad. No hay habladurías inocentes' 13 de septiembre de 2013 "¿Por qué miras la paja en el ojo de tu hermano y no te das cuenta de la viga que está en el tuyo?" El papa Francisco ha recordado estas palabras de Jesús en su homilía de Santa Marta de esta mañana. El santo padre ha observado que Jesús, después de hablar de la humildad, hoy nos habla en las lecturas "de esa actitud de odio hacia el prójimo, de ese convertirse en juez del hermano". Y a este punto, ha afirmado que Jesús "dice una palabra fuerte: hipócrita". "Los que viven juzgando al prójimo, hablando mal del prójimo, son hipócritas, porque no tienen la fuerza, el valor de mirar a sus propios defectos". Y señala, que "quien tiene odio en su corazón contra el hermano es un homicida... También el apóstol Juan, en su primera Carta, lo dice claro: El que odia a su hermano camina en las tinieblas; quien juzga a su hermano, camina en las tinieblas", ha explicado el papa Francisco. Y ha añadido "cada vez que nosotros juzgamos a nuestros hermanos en el corazón y peor aún es cuando hablamos de esto con los otros, somos cristianos homicidas". A continuación ha señalado que "un cristiano homicida...no lo digo yo ¿eh?, lo dice el Señor. Y sobre este punto, no hay lugar para las sombras. Si tu hablas mal de hermano, matas al 18


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta hermano. Y nosotros, cada vez que lo hacemos, imitamos ese gesto de Caín, el primer homicida de la historia". Francisco también ha recordado que en estos tiempos en los que se habla de guerras y se pide tanto la paz, "es necesario un gesto nuestro de conversión". Y por eso advirtió que "las murmuraciones van siempre en una dimensión de criminalidad. No hay habladurías inocentes”. Citando al apóstol Santiago ha recordado que la lengua es para alabar a Dios “pero cuando usamos nuestra lengua para hablar mal del hermano o de la hermana, la usamos para matar a Dios”, porque es “la imagen de Dios en el hermano”. Alguno, constató el papa, podría decir que una persona se merezca las habladurías y sobre eso exhortó: “¡Pero anda, reza por él! ¡Anda, haz penitencia por ella! Y luego, si es necesario, hablale a aquella persona para que pueda remediar el problema. Pero ¡no, decirlo a todos!’. Pablo fue un pecador fuerte, y dice de sí mismo: ‘Antes era un blasfemo, un perseguidor y un violento. Pero fui tratado con misericordia’. Quizás ninguno de nosotros blasfemia – quizás. Pero si alguno de nosotros murmura, ciertamente es un perseguidor y un violento". Para finalizar pidió "para nosotros, para la toda Iglesia, la gracia de la conversión de la criminalidad de las habladurías al amor, a la humildad, a la mansedumbre, a la docilidad, a la magnanimidad del amor hacia el prójimo”. Solo con oración y las lágrimas se puede penetrar en el gran misterio de la Cruz.

Cristo se alzó en ella solo después de abajarse 14 de septiembre de 2013 El misterio de la Cruz es un gran misterio para los seres humanos, al cual solo puede aproximarse en la oración y en las lágrimas: esto es lo que ha dicho la mañana del sábado el papa durante la misa celebrada en Santa Marta, el día en que la Iglesia celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz . En el misterio de la Cruz --dijo el papa en la homilía--, encontramos la historia del hombre y la historia de Dios, sintetizados por los Padres de la Iglesia en la comparación entre el árbol del conocimiento del bien y del mal, en el Paraíso, y el árbol de la Cruz: 19


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta "Ese árbol había hecho tanto mal y este árbol nos lleva a la salvación, a la salud. Perdona aquel mal. Este es el camino de la historia del hombre: un camino para encontrar a Jesucristo, el Redentor, que da la vida por amor. En efecto, Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de Él. Este árbol de la Cruz nos salva, a todos nosotros, de las consecuencias de ese otro árbol, donde comenzó la autosuficiencia, el orgullo, la soberbia de querer conocer –nosotros--, todo, según nuestra mentalidad, de acuerdo con nuestros criterios, incluso de acuerdo a la presunción de ser y de llegar a ser los únicos jueces del mundo. Esta es la historia del hombre: desde un árbol a otro". En la cruz está también "la historia de Dios" --dijo el papa Francisco-- "para que podamos decir que Dios tiene una historia”. Es un hecho que, "Dios ha querido asumir nuestra historia y caminar con nosotros": se ha abajado haciéndose hombre, mientras nosotros queremos alzarnos, y tomó la condición de siervo, haciéndose obediente hasta la muerte en la Cruz, para levantarnos: "¡Dios hace este camino por amor! No hay otra explicación: solo el amor hace estas cosas. Hoy miramos la Cruz, historia del hombre e historia de Dios. Miremos esta Cruz, donde se puede probar aquella miel de aloe, aquella miel amarga, la dulzura amarga del sacrificio de Jesús. Pero este misterio es tan grande, que nosotros solos no somos capaces de ver bien este misterio, no tanto para entender --sí, entender..., sino sentir profundamente la salvación de este misterio. En primer lugar, el misterio de la Cruz. Solo se puede entender un poco de rodillas, en la oración, pero también a través de las lágrimas: son las lágrimas las que nos acercan a este misterio". "Sin llorar, un llanto en el corazón –enfatizó Francisco--, no se podrá “jamás comprender este misterio". Y "el llanto del arrepentido, el llanto del hermano y de la hermana que ven tanta miseria humana" y la ven en Jesús, pero "de rodillas y llorando" y "nunca solos, nunca solos!". "Para entrar en este misterio, que no es un laberinto pero se parece un poco, siempre tenemos necesidad de la Madre, de la mano de la mamá. Que ella, María, nos haga escuchar cuán grande y cuán humilde es este misterio; tan dulce como la miel y tan amargo como el aloe. Que sea ella la que nos acompañe en este viaje, no puede hacerlo nadie más que nosotros mismos. ¡Alguien debería hacerlo! Con la madre, llorando y de rodillas" .

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Los católicos no desinteresarse de la política 16 de septiembre de 2013 La humildad y el amor son dos elementos esenciales para quien gobierna, y los ciudadanos sobre todo si son católicos, no pueden desinteresarse de la política. Es lo que dijo el papa Francisco durante la misa de la mañana del lunes en Santa Marta, invitando a rezar también por las autoridades. El evangelio del centurión que le pide con humildad y confianza la curación del siervo y la epístola de san Pablo a Timoteo con la invitación a orar por los gobernantes, han dado pie al papa para reflexionar sobre el servicio de la autoridad. Quien gobierna –afirma Francisco "debe amar a su pueblo", porque "un gobernante que no ama, no puede gobernar: al máximo podrá disciplinar, poner un poco de orden, pero no gobernar". El papa piensa en David "y cómo amaba a su pueblo", por lo que después del pecado del censo dice al Señor que no lo castigue al pueblo sino a él. Por lo tanto, "las dos virtudes de un gobernante" son el amor por la gente y la humildad. "¡No se puede gobernar sin amor al pueblo y sin humildad! Y cada hombre, cada mujer que debe tomar posesión de un servicio público, debe hacerse estas dos preguntas: ‘¿Amo yo a mi pueblo, para servirle mejor? ¿Soy humilde y escucho a los otros, los diferentes puntos de vista, para elegir el mejor camino?’. Si no se hacen estas preguntas, su gobierno no va a ser bueno. El gobernante, hombre o mujer, que ama a su pueblo es un hombre y una mujer humilde". Por otro lado, san Pablo exhorta a los gobernados a elevar oraciones "para todos los que están en el poder, para que puedan llevar una vida tranquila y apacible”. Los ciudadanos no pueden desinteresarse de la política: "Ninguno de nosotros puede decir: ‘Pero yo no tengo nada que ver con esto, ellos son los que gobiernan...’. No, no, yo soy responsable de su gobierno y tengo que hacer lo mejor para que gobiernen bien y debo hacer lo mejor por participar en la política como pueda. La política --dice la Doctrina Social de la Iglesia-- es una de las formas más elevadas de la caridad, ya que es servir el bien común. Yo no puedo lavarme las manos, ¿eh? ¡Todos tenemos que dar algo!". Hay un hábito –explica el papa--, que consiste en solamente hablar mal de los gobernantes y chismear acerca de "las cosas que no van bien", y añade que "y si escuchas los 21


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta programas de televisión, solo golpean, golpean; lees el periódico y atacan... siempre lo malo, ¡siempre en contra!". Tal vez, "el gobernante es sí, un pecador, al igual que David lo era, pero tengo que contribuir con mi opinión, con mi palabra, incluso con mi correción", porque "¡todos debemos participar del bien común!". Y si "tantas veces hemos oído: ‘un buen católico no debe inmiscuirse en la política’ esto no es cierto, esa no es una buena vía" advirtió. "Un buen católico se entromete en la política, dando lo mejor de sí, para que el gobernante pueda gobernar. Pero, ¿qué es lo mejor que podemos ofrecerles a los gobernantes ? ¡La oración! Es eso que Pablo dice: ‘Oración por todos los hombres y para el rey, y para todos los que tienen autoridad’. ‘Pero, padre, esa es una mala persona, debe irse al infierno...’. ‘Ora por él, ora por ella, para que pueda gobernar bien, ¡para que ame a su pueblo, para que sirva a su pueblo, para que sea humilde!’. ¡Un cristiano que no ora por sus gobernantes no es un buen cristiano!. ‘Pero, padre, ¿cómo orar por este? Es una persona que no está bien...’. ‘¡Reza para que se convierta!'. Pero orar... Y esto no lo digo yo, lo dice san Pablo, la Palabra de Dios". Por lo tanto --concluye el papa, "demos lo mejor de nosotros mismos, ideas, sugerencias, lo mejor; pero sobretodo lo mejor es la oración. Oremos por los gobernantes, para que gobiernen bien, para que lleven a nuestro país, a nuestra nación hacia adelante y también al mundo, que haya paz y bien común".

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La Iglesia es una madre valiente que lleva a sus hijos al encuentro con Jesús Palabras del papa este martes en Santa Marta. 'No hay un camino de vida, no hay perdón, no hay reconciliación fuera de la madre Iglesia 17 de septiembre de 2013 La Iglesia tiene el coraje de una mujer que defiende a sus hijos para llevarlos al encuentro con su Esposo. Es lo que ha dicho la mañana del martes el papa Francisco en la misa celebrada en la Casa Santa Marta. El papa tomó el ejemplo del encuentro de Jesús con la viuda de Naim para hablar sobre la dimensión de la "viudez" de la Iglesia que, según dijo, camina en la historia buscando el encuentro con el Señor. Jesús tiene la “capacidad de sufrir con nosotros, de estar cerca de nuestros sufrimientos y hacerlos suyos”. El papa Francisco ha desarollado su homilía a partir del encuentro de Jesús con la viuda de Naim, de la que habla el Evangelio de hoy. El papa recordó que Jesús se compadeció de esta viuda que había perdido a su hijo. Y precisó: "sabía lo que significaba una mujer viuda en ese tiempo". El santo padre recordó también que "el Señor tiene un amor especial por las viudas, y las cuida". Leyendo este 23


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta pasaje del Evangelio, dijo, "pienso también que esta viuda es un icono de la Iglesia, porque también la Iglesia es en cierto sentido una viuda": "El Esposo se ha ido y Ella camina en la historia con la esperanza de hallarlo, de encontrarse con Él. Y Ella será la esposa definitiva. Pero mientras tanto Ella, la Iglesia, ¡está sola! El Señor no está visible. Tiene una cierta dimensión de viudez... Me hace pensar en la viudez de la Iglesia. Esta Iglesia valiente, que defiende a sus hijos, como la viuda que iba donde el juez corrupto para defender, defender y finalmente ganó. ¡Nuestra Madre Iglesia es valiente! Tiene el coraje de una mujer que sabe que sus hijos son suyos, y debe defenderlos y llevarlos al encuentro con su Esposo". El papa reflexionó sobre algunas figuras de viudas en la Biblia, en especial sobre la viuda macabea valiente con siete hijos que son martirizados por no renegar de Dios. La Biblia, subrayó, dice de esta mujer que hablaba a los hijos "en dialecto, en la primera lengua". Además, anotó, nuestra madre Iglesia nos habla en dialecto, en "aquel lenguaje de la verdadera ortodoxia que todos entendemos, aquella lengua del catecismo" que "nos da la fuerza para seguir adelante en la lucha contra el mal": "Esta dimensión de la viudez de la Iglesia, que camina a través de la historia, con la esperanza de encontrar a su Esposo... ¡Nuestra Madre Iglesia es así! Es una Iglesia que, cuando es fiel, sabe llorar. Cuando la Iglesia no llora, algo no está bien. ¡Llora por sus hijos y ora! Una Iglesia que avanza y hace crecer a sus hijos, les da la fuerza y los acompaña hasta la última despedida para dejarlos en las manos de su Esposo, y que al final también Ella encontrará. ¡Esta es nuestra Madre Iglesia! Lo veo en esta viuda que llora. ¿Y que le dice el Señor a la Iglesia? "No llores. Yo estoy contigo, yo te acompaño, yo te espero allá, en la boda, la última boda, aquella del cordero. ¡Deténte, este hijo tuyo que estaba muerto, ahora vive!". Y esto, continuó, "es el diálogo del Señor con la Iglesia". Ella defiende a los hijos, pero cuando ve que los hijos están muertos llora, y el Señor le dice: Estoy contigo y tu hijo está conmigo". Como le dijo al muchacho en Naim que se levante de su lecho de muerte, añadió el papa, muchas veces Jesús también nos dice que nos levantemos "cuando estamos muertos por el pecado y vamos a pedir perdón". Y entonces, ¿qué hace Jesús “cuando nos perdona y cuando nos restituye la vida?": nos devuelve a nuestra Madre. "Nuestra reconciliación con Dios no se agota en el diálogo 'Tú, yo y el sacerdote que me da el perdón'; termina cuando Él nos restituye a nuestra madre. Allí termina la 24


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta reconciliación, porque no hay un camino de vida, no hay perdón, no hay reconciliación fuera de la madre Iglesia. Y así, al ver a esta viuda, me vienen estas ideas así sueltas… Pero veo en esta viuda el ícono de la viudez de la Iglesia que está en camino para encontrar a su Esposo. Quiero pedirle al Señor la gracia de confiar siempre en esta 'mamá' que nos defiende, nos enseña, nos hace crecer y nos habla en dialecto".

No se puede servir a Dios y al dinero" 20 de septiembre de 2013 En la homilía de esta mañana en la Casa de Santa Marta, el santo padre ha subrayado que el dinero enferma el pensamiento y la fe y nos hace ir por otro camino. Y ha recordado 25


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta que la idolatría al dinero, esconde males como la vanidad y el orgullo que nos hacen "maniacos de cuestiones ociosas". Francisco ha afirmado que "no se puede servir a Dios y al dinero" y ha desarrollado su homilía tomando las palabras de san Pablo sobre la relación entre "el camino de Jesucristo y el dinero". Por eso, el santo padre ha indicado que hay algo "en la actitud de amor hacia el dinero que nos aleja de Dios". Es más, ha dicho, "la codicia del dinero, de hecho, es la raíz de todos los males". Ha continuado en su homilía explicando que "el dinero también enferma el pensamiento y la fe y la hace ir por otro camino. Estas palabras ociosas, discusiones inútiles... Y va más adelante... Esto da lugar a las envidias, las peleas, las calumnias, las malas sospechas, los conflictos de hombre corruptos en la mente y privados de la verdad, que consideran la religión como fuente de ingresos. 'Yo soy católico, voy a misa, porque eso me da un status. Me miran bien... Pero por debajo hago mis negocios ¿no?, amo el dinero'. Y aquí dice una palabra, que la encontramos muy frecuentemente en los periódicos: 'Hombres corruptos en la mente'. ¡El dinero corrompe! No hay salida", aseveró el santo padre. Por eso, Francisco señala que "no se puede servir a Dios y al dinero" y ha reiterao que "no se puede: ¡o uno u otro! Y esto no es comunismo ¿eh? ¡Esto es evangelio puro! !Estas son las palabras de Jesús!" Ha explicado que el dinero te ofrece un cierto bienestar al inicio pero que después te sientes algo importante y llega la vanidad. "Y de la vanidad se va a la soberbia, al orgullo. Hay tres peldaños: la riqueza, la vanidad y el orgullo", ha indicado Francisco. También ha recordado que el demonio toma siempre este camino de tentaciones: "la riqueza, para sentirte suficiente; la vanidad, para sentirte importante; y, al final, el orgullo, la soberbia: es precisamente su lenguaje, la soberbia". Así mismo, ha señalado que 'cuando uno hace una acción por el dinero' se peca contra el primer mandamiento 'pecas de idolatría' porque "el dinero se convierte en ídolo y tú das culto". Para finalizar ha recordado las palabras de san Pablo que dice que se debe tender "a la justicia, a la piedad, a la fe, a la caridad", Y también a la paciencia, "contra la vanidad y el orgullo" y "a la humildad". Por eso, Francisco ha afirmado que este es "el camino de Dios, no el del poder idolátrico que puede darte el dinero".

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'Es

la mirada de Jesús la que nos cambia la vida'

21 de septiembre de 2013 Sesenta años atrás en un 21 de septiembre como hoy, fecha del evangelista san Mateo, Jorge Mario Bergoglio decidió seguir su vocación sacerdotal. Quizás movido por este hecho al comentar el relato de la conversión del evangelista, el santo padre se detuvo en el poder de la mirada de Cristo, capaz de cambiar para siempre la vida de aquel sobre quien se posa. “Una mirada que lleva a crecer, a ir adelante; que alienta porque hace sentir que Él te quiere”; que da el valor necesario para seguirle. Precisamente como ocurrió para el recaudador de impuestos que se convirtió en su discípulo: “Para mí es un poco difícil entender cómo Mateo pudo oír la voz de Jesús”, que en medio de muchísima gente dice “sígueme”. Es más, el obispo de Roma no está seguro de que el llamado haya oído la voz del Nazareno, pero tiene la certeza de que “sintió en su corazón la mirada de Jesús que le contemplaba. Y aquella mirada es también un rostro” que le cambió la vida. "Nosotros decimos: le convirtió”. Después hay otra acción descrita en la escena: “En cuanto oyó en su corazón aquella mirada, él se levantó y lo siguió”. Por esto el santo padre hizo notar que “la mirada de Jesús nos levanta siempre; nos eleva”, nos alza; nunca nos “deja ahí” donde estábamos antes de encontrarle. Ni tampoco quita algo: “Nunca te abaja, nunca te humilla, te invita a alzarte”, y haciendo oír su amor da el valor necesario para poderle seguir. He aquí entonces el interrogante que pone el santo padre: “Pero ¿cómo era esta mirada de Jesús?”. La respuesta es: “No era una mirada mágica”, porque Cristo “no era un especialista en hipnosis”, sino algo muy distinto. Basta pensar en “cómo miraba a los enfermos y los curaba” o en “cómo miraba a la multitud que le conmovía, porque la sentía como ovejas sin pastor”. Y el santo padre explica que para tener una respuesta al interrogante inicial es necesario reflexionar no sólo en “cómo miraba Jesús”, sino también en “cómo se sentían mirados” los destinatarios de aquellas miradas. Porque, explicó, “Jesús miraba a cada

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Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta uno” y “cada uno se sentía mirado por Él”, como si llamara a cada uno por su proprio nombre. Por esto la mirada de Cristo “cambia la vida”. A todos y en toda situación. También añadió el Papa Francisco- en los momentos de dificultad y de desconfianza. Como cuando pregunta a sus discípulos: ¿también vosotros queréis iros? Lo hace mirándoles “a los ojos y ellos han recibido el aliento para decir: no, vamos contigo”; o como cuando Pedro, tras haber renegado de Él, encontró de nuevo la mirada de Jesús “que le cambió el corazón y le llevó a llorar con tanta amargura: una mirada que cambiaba todo”. Y finalmente está “la última mirada de Jesús”, aquella con la que, desde lo alto de la cruz, “miró a su mamá, miró al discípulo”: con aquella mirada “nos dijo que su mamá era la nuestra: y la Iglesia es madre”. Por este motivo “nos hará bien pensar, orar sobre esta mirada de Jesús y también dejarnos mirar por Él”. El papa Francisco volvió a la escena evangélica, que prosigue con Jesús sentado a la mesa con publicanos y pecadores. “Se corrió la voz y toda la sociedad, pero no la sociedad 'limpia', se sintió invitada a aquel almuerzo”, comentó el santo padre, porque “Jesús les había mirado y esa mirada sobre ellos fue como un soplo sobre las brasas; sintieron que había fuego dentro”; y experimentaron también “que Jesús les hacía subir”, les alzaba, “les devolvía a la dignidad”, porque “la mirada de Jesús siempre nos hace dignos, nos da dignidad”. Y el papa identificó una última característica en la mirada de Jesús: la generosidad. Es un maestro que come con la suciedad de la ciudad, pero que sabe también cómo “bajo aquella suciedad estaban las brasas del deseo de Dios”, deseosas de que alguno las “ayudara a prenderse fuego”. Y esto es lo que hace precisamente “la mirada de Jesús”: entonces como hoy. “Creo que todos nosotros en la vida -dijo el Papa Francisco- hemos sentido esta mirada y no una, sino muchas veces. Tal vez en la persona de un sacerdote que nos enseñaba doctrina o nos perdonaba los pecados, tal vez en la ayuda de personas amigas”. Y sobre todo “todos nosotros nos encontraremos ante esa mirada, esa mirada maravillosa”. Por esto vayamos “adelante en la vida, en la certeza de que Él nos mira y nos espera para mirarnos definitivamente. Y esa última mirada de Jesús sobre nuestra vida será para siempre, será eterna”. Para hacerlo se puede pedir ayuda en la oración a todos “los santos que fueron 28


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta mirados por Jesús”, a fin de que “nos preparen para dejarnos mirar en la vida y nos preparen también para esa última mirada de Jesús”.

Es la mirada de Jesús la que nos cambia la vida Se cumplen los 60 años de su decisión de hacerse sacerdote 21 de septiembre de 2013 Quizás movido por este hecho al comentar el relato de la conversión del evangelista, el santo padre se detuvo en el poder de la mirada de Cristo, capaz de cambiar para siempre la vida de aquel sobre quien se posa. “Una mirada que lleva a crecer, a ir adelante; que alienta porque hace sentir que Él te quiere”; que da el valor necesario para seguirle. 29


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta Precisamente como ocurrió para el recaudador de impuestos que se convirtió en su discípulo: “Para mí es un poco difícil entender cómo Mateo pudo oír la voz de Jesús”, que en medio de muchísima gente dice “sígueme”. Es más, el obispo de Roma no está seguro de que el llamado haya oído la voz del Nazareno, pero tiene la certeza de que “sintió en su corazón la mirada de Jesús que le contemplaba. Y aquella mirada es también un rostro” que le cambió la vida. "Nosotros decimos: le convirtió”. Después hay otra acción descrita en la escena: “En cuanto oyó en su corazón aquella mirada, él se levantó y lo siguió”. Por esto el santo padre hizo notar que “la mirada de Jesús nos levanta siempre; nos eleva”, nos alza; nunca nos “deja ahí” donde estábamos antes de encontrarle. Ni tampoco quita algo: “Nunca te abaja, nunca te humilla, te invita a alzarte”, y haciendo oír su amor da el valor necesario para poderle seguir. He aquí entonces el interrogante que pone el santo padre: “Pero ¿cómo era esta mirada de Jesús?”. La respuesta es: “No era una mirada mágica”, porque Cristo “no era un especialista en hipnosis”, sino algo muy distinto. Basta pensar en “cómo miraba a los enfermos y los curaba” o en “cómo miraba a la multitud que le conmovía, porque la sentía como ovejas sin pastor”. Y el santo padre explica que para tener una respuesta al interrogante inicial es necesario reflexionar no sólo en “cómo miraba Jesús”, sino también en “cómo se sentían mirados” los destinatarios de aquellas miradas. Porque, explicó, “Jesús miraba a cada uno” y “cada uno se sentía mirado por Él”, como si llamara a cada uno por su proprio nombre. Por esto la mirada de Cristo “cambia la vida”. A todos y en toda situación. También añadió el Papa Francisco- en los momentos de dificultad y de desconfianza. Como cuando pregunta a sus discípulos: ¿también vosotros queréis iros? Lo hace mirándoles “a los ojos y ellos han recibido el aliento para decir: no, vamos contigo”; o como cuando Pedro, tras haber renegado de Él, encontró de nuevo la mirada de Jesús “que le cambió el corazón y le llevó a llorar con tanta amargura: una mirada que cambiaba todo”. Y finalmente está “la última mirada de Jesús”, aquella con la que, desde lo alto de la cruz, “miró a su mamá, miró al discípulo”: con aquella mirada “nos dijo que su mamá era la nuestra: y la Iglesia es madre”. Por este motivo “nos hará bien pensar, orar sobre esta mirada de Jesús y también dejarnos mirar por Él”. 30


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta El papa Francisco volvió a la escena evangélica, que prosigue con Jesús sentado a la mesa con publicanos y pecadores. “Se corrió la voz y toda la sociedad, pero no la sociedad 'limpia', se sintió invitada a aquel almuerzo”, comentó el santo padre, porque “Jesús les había mirado y esa mirada sobre ellos fue como un soplo sobre las brasas; sintieron que había fuego dentro”; y experimentaron también “que Jesús les hacía subir”, les alzaba, “les devolvía a la dignidad”, porque “la mirada de Jesús siempre nos hace dignos, nos da dignidad”. Y el papa identificó una última característica en la mirada de Jesús: la generosidad. Es un maestro que come con la suciedad de la ciudad, pero que sabe también cómo “bajo aquella suciedad estaban las brasas del deseo de Dios”, deseosas de que alguno las “ayudara a prenderse fuego”. Y esto es lo que hace precisamente “la mirada de Jesús”: entonces como hoy. “Creo que todos nosotros en la vida -dijo el Papa Francisco- hemos sentido esta mirada y no una, sino muchas veces. Tal vez en la persona de un sacerdote que nos enseñaba doctrina o nos perdonaba los pecados, tal vez en la ayuda de personas amigas”. Y sobre todo “todos nosotros nos encontraremos ante esa mirada, esa mirada maravillosa”. Por esto vayamos “adelante en la vida, en la certeza de que Él nos mira y nos espera para mirarnos definitivamente. Y esa última mirada de Jesús sobre nuestra vida será para siempre, será eterna”. Para hacerlo se puede pedir ayuda en la oración a todos “los santos que fueron mirados por Jesús”, a fin de que “nos preparen para dejarnos mirar en la vida y nos preparen también para esa última mirada de Jesús”.

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El sacramento no es un rito mágico, sino el encuentro con Jesús que nos espera 24 de septiembre de 2013 Jesús nos espera siempre, esta es la humildad de Dios. Es lo que dijo el papa Francisco en la misa de esta mañana en la Casa Santa Marta. El papa, quien se inspiró en el salmo "Vamos alegres a la casa del Señor", subrayó que el sacramento no es un ritual mágico, sino un encuentro con Jesús, que nos acompaña en la vida. El papa Francisco se inspiró en el salmo de hoy, recitado después de la primera lectura, para detenerse sobre la presencia del Señor en nuestra vida. Una presencia que acompaña. En la historia del Pueblo de Dios, observó el papa, hay "buenos momentos que dan alegría", y también momentos malos "de dolor, de martirio, de pecado": "Y sea en los momentos malos, como en los buenos tiempos, una cosa es siempre la misma: ¡el Señor está allí, nunca abandona a su pueblo! Porque el Señor, aquel día del pecado, del primer pecado, ha tomado una decisión, hizo una elección: hacer historia con su pueblo. Y Dios, que no tiene historia, porque es eterno, ha querido hacer historia, caminar cerca de su pueblo. Pero más aún: convertirse en uno de nosotros, y como uno de nosotros, caminar con nosotros, en Jesús. Y esto nos habla de la humildad de Dios". He aquí, pues, que la grandeza de Dios --añadió, es su humildad: "Ha querido caminar con su pueblo". Y cuando su pueblo "se alejaba de Él por el pecado, con la idolatría", "Él estaba allí" esperando. Y también Jesús –continuó, viene con "esta actitud de humildad”. Él quiere "caminar con el pueblo de Dios, caminar con los pecadores; incluso caminar con los soberbios". El Señor, dijo, ha hecho mucho "para ayudar a estos corazones soberbios de los fariseos": 32


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta "Humildad. Dios siempre está listo. Dios está a nuestro lado, Dios camina con nosotros, es humilde, siempre nos espera. Jesús siempre nos espera. Esta es la humildad de Dios. Y la Iglesia canta con alegría esta humildad de Dios que nos acompaña, como lo hicimos con el Salmo. "Vamos alegres a la casa del Señor': vamos con alegría porque Él nos acompaña, Él está con nosotros. Y el Señor Jesús, incluso en nuestra vida personal nos acompaña: con los sacramentos. El sacramento no es un ritual de magia: se trata de un encuentro con Jesucristo, nos encontramos con el Señor. Es Él quien está al lado de nosotros y nos acompaña". Jesús se hace "compañero de camino". "También el Espíritu Santo –añadió, nos acompaña y nos enseña todo lo que no sabemos, en el corazón" y "nos recuerda todo lo que Jesús nos enseñó". Y así "nos hace sentir la belleza del buen camino". "Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo -dijo el papa Francisco, son compañeros de camino, hacen la historia con nosotros". Y esto --continuó, la Iglesia lo celebra "con gran alegría, incluso en la Eucaristía", con la "cuarta oración eucarística", donde "se canta el amor tan grande de Dios que ha querido ser humilde, que ha querido ser compañero de viaje de todos nosotros, que ha querido también Él hacerse historia con nosotros". "Y si Él entró en nuestra Historia, entremos también nosotros un poco en la historia de Dios, o por lo menos pidámosle la gracia de dejar escribir nuestra historia por Él: que Él escriba nuestra historia. Es algo seguro".

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Para conocer a Jesús hay que leer sobre Él, rezarle y caminar a su lado En la homilí­a de Santa Marta, el santo padre ha afirmado que a Jesús no se le puede conocer en "primera clase", sino en la vida cotidiana 26 de septiembre de 2013 El papa Francesco ha desarrollado su homilía en torno a la pregunta que Herodes hace a Jesús. Un interrogativo, ha dicho el papa "que en realidad se hacen todos los que encuentran a Jesús", una pregunta "que se puede hacer por curiosidad" o se "puede hacer por seguridad". Así mismo, ha observado que leyendo el Evangelio vemos que "algunos comienzan a sentir miedo de este hombre, porque les puede llevar a un conflicto político con los romanos". 34


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta Ha añadido que "no se puede conocer a Jesús sin tener problemas. Y yo diría: 'pero si tu quieres tener un problema, ve por el camino de conocer a Jesús. No uno, ¡tendrás muchos! ¡Pero es el camino para conocer a Jesús! ¡No se puede conocer a Jesús en primera clase! A Jesús se le conoce en el andar cotidiano de todos los días. No se puede conocer a Jesús en la tranquilidad, ni si quiera en la biblioteca... ¡Conocer a Jesús!" Del mismo modo ha explicado que se puede conocer a Jesús en el catecismo porque éste nos enseña muchas cosas sobre Jesús. "Debemos estudiarlo, debemos aprenderlo", ha matizado el santo padre. Así, ha continuado, "conocemos al Hijo de Dios, que ha venido para salvarnos; entendemos toda la belleza de la historia de la Salvación, del amor del Padre, estudiando el Catecismo". A este punto, ha preguntado por cuántos han leído el Catecismo de la Iglesia Católica desde que se publicó hace 20 años. "Sí, se debe conocer a Jesús en el Catecismo. Per no es suficiente conocerlo con la mente: es un paso", ha proseguido Francisco. Por eso ha afirmado que es necesario conocerlo en el diálogo con Él, hablando con Él, en la oración, de rodillas. "Si tu no rezas, si tu no hablas con Jesús, no lo conoces. Tu sabes cosas de Jesús, pero no vas con ese conocimiento que te da el corazón en la oración", ha dicho Francisco. Al conocimiento de Jesús a través del catecismo y la oración ha añadido una tercera vía: el discipulado, "ir con Él, caminar con Él". Por eso, ha matizado Francisco "es necesario conocer a Jesús con el lenguaje de la acción". Para concluir ha afirmado que "no se puede conocer a Jesús sin involucrarse con Él, sin apostar la vida por Él. Cuando tanta gente - también nosotros - se hace esta pregunta '¿quién es este?' la Palabra de Dios nos responde: '¿tú quieres conocer quién es este?' A lo que el santo padre ha respondido: "lee lo que la Iglesia te dice de Él, hablar con Él en la oración y anda su camino con Él".

El verdadero cristiano no evita la cruz y lleva las humillaciones con alegría y paciencia 35


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta El santo padre en la homilía de Santa Marta alerta también de la "tentación del bienestar espiritual" que impiden amar a Cristo con todo nuestro ser 27 de septiembre de 2013 "La capacidad de llevar con alegría y paciencia las humillaciones es la prueba para entender si se es cristiano". Lo ha dicho el papa Francisco esta mañana en la homilía de Santa Marta y ha advertido sobre las "tentaciones del bienestar espiritual" que impiden amar a Cristo con todo nuestro ser. También ha hablado del peligro de la tibieza, de una fe hecha de cálculos y pasos retenido, está siempre detrás de la esquina. El punto de partida en la homilía ha sido el Evangelio de Lucas en el fragmento en el que Jesús pide primero a los discípulos, quién dice la gente qué es Él y qué dicen ellos. El papa ha afirmado que también se dirige a nosotros esta pregunta y ha enumerado una serie de respuestas en las cuales se asoma la esencia de una fe que estaba madura a medias. "¿Para ti quién soy yo? El dueño de esta empresa, un buen profeta, un buen maestro, uno que te hace bien al corazón? - lo que también es 'todo verdad'. ¿Soy uno que camina contigo en la vida, que te ayudar a ir adelante, a ser un poco bueno? Sí, es verdad, pero no termina ahí", ha afirmado el papa. Por eso ha explicado que "ha sido el Espíritu Santo el que ha tocado el corazón de Pedro para que pueda decir quién es Jesús". El papa ha recordado que la reacción de Pedro cuando Jesús les pide que no lo revelen y les anuncia la Pasión, muerte y la Resurrección, está descrita en el Evangelio de san Mateo, "Pedro se asusta, se escandaliza". Y a esto se ha referido como la "tentación del bienestar espiritual". "Tenemos todo: tenemos la Iglesia, tenemos a Jesucristo, los sacramentos, a la Virgen, todo, un buen trabajo para el Reino de Dios. (...) Pero no basta el bienestar espiritual sino hasta un cierto punto. Como aquel joven que era rico: quería ir con Jesús, pero hasta un cierto punto. Falta esta última unción del cristiano, para ser cristiano de verdad: la unión de la cruz, la unción de la humillación", ha subrayado el papa. Y ha preguntado a los presentes: "¿Soy un cristiano de cultura y de bienestar? ¿Soy un cristiano que acompaña al Señor hasta la cruz? El signo es la capacidad de llevar la humillación".

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Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta El santo padre ha advertido que el escándalo de la Cruz continúa bloqueando a muchos cristianos. "La verificación si un cristiano es un verdadero cristiano es su capacidad de llevar con alegría y con paciencia las humillaciones; y como esto es algo que a nadie le no gusta... hay muchos cristianos que, mirando al Señor, piden humillaciones para parecerse a Él. Esta es la elección: o cristianos de bienestar - que irán al Cielo ¿eh?, seguro te salvarás ¿eh? - o cristiano cerca de Jesús, por el camino de Jesús".

Pedir la gracia de no huir de la Cruz 28 de septiembre de 2013 El papa en la homilía de Santa Marta, haciendo referencia al Evangelio del día en el que Jesús anuncia a los discípulos su pasión, ha invitado a pedir la gracia de no huir de la Cruz. "El Hijo del hombre va a ser entregado a las manos de los hombres", a estas palabras de Jesús se ha referido el papa para decir que "congelan a los discípulos que pensaban en un camino triunfal. Palabras que "se mantenían misteriosas para ellos porque no entendían el sentido" y "tenían miedo de interrogarlo sobre este argumento". En palabras del papa "tenían miedo de la Cruz, tenían miedo de la Cruz. El mismo Pedro, después de esa confesión solemne en la región de la Cesarea de Felipe, cuando Jesús dice esto otra vez, reprendía al Señor: '¡No, nunca, Señor! ¡Esto no!' Tenía miedo de la Cruz, pero no solo los discípulos, no solo Pedro, ¡el mismo Jesús tenía miedo de la Cruz! Él no podía engañarse, Él sabía. Tanto era el miedo de Jesús que esa tarde del jueves sudó sangre; tanto era el miedo de Jesús que casi dijo lo mismo que Pedro, casi... 'Padre, aparta de mí este cáliz. ¡Se haga tu voluntad!' ¡Esta era la diferencia!". Ha subrayado el papa que la Cruz nos da miedo también en la obra de evangelización, pero está la "regla" que "el discípulo no es más grande del Maestro. Está la regla que no hay redención sin la efusión de la sangre", no hay obra apostólica fecunda sin la Cruz. Por eso Francisco ha afirmado que "quizá nosotros pensamos, cada uno de nosotros puede pensar: 'Y a mí, ¿a mí qué me sucederá? ¿Cómo será mi Cruz?' No sabemos. No sabemos, ¡pero estará! Debemos pedir la gracia de no huir de la Cruz cuando venga: con miedo ¡eh! ¡Eso es verdad! Eso nos da miedo. Pero seguir a Jesús termina allí. Me vienen a 37


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta la mente las últimas palabras que Jesús ha dicho a Pedro, en esa coronación pontificia en el Tiberiades: '¿me amas? ¡alimenta! ¿me amas? ¡alimenta!.... pero las últimas palabras eran esas: 'te llevarán donde no quieres ir. La promesa de la Cruz". Para finalizar su homilía el santo padre lo ha hecho con una oración a María: "muy cercana a Jesús, en la Cruz, era su madre, su mamá. Quizá hoy, el día que nosotros la rezamos, será bueno pedirle la gracia no de quitar el miedo - eso debe venir, el miedo de la Cruz... - sino la gracia de no asustarse y huir de la Cruz. Ella estaba allí y sabe como se debe estar cerca a la Cruz".

En una Iglesia sin memoria, el peligro es volverse funcionarios Sería la Iglesia de la lucha por el poder, de los celos entre los bautizados. 'Paz y alegría: ¡este es el aire de la Iglesia!' 30 de septiembre de 2013 No una organización ni una programación perfecta, sino “paz y alegría” son el signo de la presencia de Dios en la Iglesia. Esto fue lo que dijo el papa Francisco la mañana del lunes en la misa celebrada en Santa Marta. Comentando las lecturas del día, explicó que los discípulos fueron entusiastas, preparaban programas, planes para la futura organización de la Iglesia naciente, discutían sobre quién era el más grande e impedían hacer el bien en el nombre de Jesús a los que no pertenecían a su grupo. Pero Jesús los sorprende, moviendo el centro de la discusión sobre la organización a los niños: "Porque el que sea el más pequeño entre todos ustedes --les dijo Jesús-- es el más grande!". Así, indica el papa, en la lectura del profeta Zacarías se habla de 38


Predicación diaria del Papa Francisco en Santa Marta los signos de la presencia de Dios: no "una buena organización" ni "un gobierno que avanza, todo limpio y perfecto", sino de los ancianos que habitan en las calles y de los niños que juegan. El riesgo es descartar tanto a los ancianos como a los niños. Y dura es la advertencia de Jesús hacia los que escandalizan a los más pequeños: "El futuro de un pueblo está aquí, en los ancianos y en los niños. ¡Un pueblo que no se ocupa de sus ancianos y de sus niños no tienen futuro, porque no tendrá memoria y no tendrá promesa! ¡Los ancianos y los niños son el futuro de un pueblo! ¿Cuánto es común dejarlos de lado, no? A los niños, tranquilizarlos con un caramelo, con un juego: ‘Hazlo , hazlo, vamos, vamos’. Y al anciano no le permiten que hable, prescinden de su consejo: "Son viejos, pobres...". Los discípulos no comprendían: "Lo entiendo, los discípulos --dijo el papa-- querían eficacia, querían que la Iglesia siga adelante sin problemas y esto puede convertirse en una tentación para la Iglesia: ¡la Iglesia del funcionalismo! ¡La Iglesia bien organizada! ¡Todo bien pero sin memoria y sin promesa! Esta Iglesia así, no avanzará: será la Iglesia de la lucha por el poder, será la Iglesia de los celos entre los bautizados, y muchas otras cosas que están allí cuando no hay memoria ni promesa". Por lo tanto, la "vitalidad de la Iglesia" no está dada por los documentos y reuniones "para planificar y hacer bien las cosas": estas son realidades necesarias, pero no son "el signo de la presencia de Dios": "El signo de la presencia de Dios es esto, así dice el Señor: 'Los ancianos y las ancianas se sentarán de nuevo en las plazas de Jerusalén, cada uno con su bastón en la mano, a causa de sus muchos años. Las plazas de la ciudad se llenarán de niños y niñas, que jugarán en ellas'. El juego nos hace pensar en la alegría: es la alegría del Señor. Y estos ancianos, sentados con un bastón en la mano, calmados, nos recuerdan la paz. Paz y alegría: ¡este es el aire de la Iglesia!".

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